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La prensa del proceso- Malharro-U 5 doc

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Los grandes medios gráficos en la Argentina y su política editorial durante 1976-1983
Malharro Martín y Lopez Gijsberts, Diana.
La prensa del proceso
El 24 de marzo de 1976 se produjo el golpe de Estado que la prensa gráfica argentina venía
anunciando, diarios y revistas habían contribuido a crear consenso sobre la necesidad del
derrocamiento de la presidenta María Estela Martínez de Perón.
La Junta Militar, a poco de asumir, instauró la censura en los medios de comunicación, en
principio por 48 horas y luego estableció penas a los medios que informaran sobre el
terrorismo de Estado, la actividad de grupos subversivos, sobre toda actividad política y en
particular la información sobre “los desaparecidos”.
Los medios o periodistas que intentaron eludir la censura y cuestionar al gobierno de facto,
sufrieron intimidaciones, secuestros y asesinatos, así como clausuras en el caso de
publicaciones y diarios. Pero de todas formas la prensa gráfica se mostró obsecuente y fue
cómplice del régimen militar respaldando sus políticas y ocultando sus crímenes sin perder
oportunidad de alabar al gobierno. Mucho se ha debatido sobre las alternativas reales que
tenía la prensa en el clima de terror en que se desempeñaba, de vencer la censura y dar a
conocer lo que ocurría en el país. Hubieron casos de periodistas que en estos años se
alejaron de la profesión para evitar la complicidad con el régimen y otros se las ingeniaron
para denunciar el terrorismo de Estado, demostrando de esta manera que si era posible
confrontarlos en los medios. Por el contrario la mayoría de los medios gráficos fueron
funcionales al gobierno militar.
La difusión del discurso legitimador de la dictadura
Una vez en el poder el gobierno militar se encargó de legitimar su interrupción en la vida
democrática remarcando en sus discursos públicos que se estaba en una guerra contra la
subversión y la penetración marxista en todos los ámbitos de la sociedad. Eran grandes
enemigos que debían eliminar porque querían desintegrar la Republica y destruir la moral
cristiana y occidental.
Los diarios difundieron los discursos militares, reforzaron la idea del peligro subversivo y
la actitud salvadora de los militares. Diario La Nación, La Prensa y Clarín eran los
difusores oficiales de todas las actividades militares, los medios no cuestionaron la
intervención militar e informaron sin criticar la prohibición de libros, el despido y arresto
de docentes sindicados como marxistas, la clausura de medios, etc.
Según integrantes del gobierno de facto, se estaba en una guerra que abarcaba los ámbitos;
educativo, cultural y social entre otros, ellos pretendían ganar en todos los frentes
avasallando y reprimiendo las actividades que no coincidieran con los ideales de ser
argentino que representaba a los militares.
Los diarios informaban discursos pronunciados por los funcionarios del poder, leyes
prohibitorias o disposiciones del ministerio de educación; como recomendaciones para los
directores de establecimientos escolares.
A pesar de la complicidad mediática, la Junta Militar impuso la censura y fijó pautas de lo
que se podía o no informar. La Secretaría de Estado de Prensa y Difusión elaboró un
comunicado denominado “Principios y Procedimientos para ser seguidos por los medios de
comunicación” se aconsejaba:
▪ Publicar informaciones chequeadas por fuentes y nunca de carácter sensacionalista.
▪ No entrar en campos que no son de debate público por sus efectos sobre una
audiencia que no está educada o porque ellos son inapropiados por su edad física y
mental
▪ Eliminar las palabras obscenas o imágenes vulgares
▪ Uso correcto del lenguaje nacional
▪ Prohibir la propaganda subliminal
▪ Eliminar la opinión de personas que no están calificadas o no tienen autoridad
especifica para dar su opinión sobre asuntos de interés público. Esto incluye
entrevistas o encuestas en la calle.
El 24 de marzo de 1976 implantaba la censura por un periodo de tiempo no definido. Pero
al 26 el gobierno comunico que había decidido levantar la censura. La postura conciliadora
con la censura aplicada por el gobierno militar se dio por la actitud de los medios gráficos,
La Junta Militar mantenía frecuentes reuniones con los directivos de los medios nacionales,
extranjeros y representantes de gremios periodísticos. Los diarios informaban sobre estos
encuentros elogiando y remarcando la amabilidad del presidente, la buena disposición y las
garantías dadas en cada encuentro respecto a la libertad de prensa. Esas reuniones eran
aprovechadas también por el gobierno militar para definir que debía ser el periodismo.
También altos miembros de la jerarquía eclesiástica cercanos al gobierno dictatorial
manifestaron públicamente el rol que debía cumplir la prensa. “La iglesia celebro el Día de
los Medios de Comunicación Social.” Decían que la misión de los periodistas era esparcir
la verdad por el mundo hasta los lugares más recónditos.
Mientras millones de personas eran detenidas, secuestradas y desaparecidas, algunos
medios gráficos se atrevieron a informarlo, lo que obligó a la Junta Militar a anunciar penas
a los medios que incurran en esto. Quedaba prohibido informar, comentar, informar o hacer
referencia a hechos subversivos, aparición de cadáveres y muertes de elementos
subversivos etc, a menos que sean informados por fuentes oficiales.
El 5 de junio de 1976 el gobierno endureció mas las condiciones de trabajo de los medios
de comunicación, diciendo que se penaría con prisión, decomiso de materiales y clausura
de locales a todos los que violen la ley.
La prensa extranjera también asumió esa tarea y en su caso se atrevió a sugerir la
responsabilidad militar en ella. El gobierno se encargó de desautorizar a esos medios y
acusarlos de ser parte de una campaña de desprestigio.
La buena relación entre la prensa y la dictadura se mantuvo hasta los años 80, cuando el
inicio de la crisis económica y la presión de organismos internacionales motivó que la
prensa comenzara a otorgar más espacio en sus páginas y a conceder más veracidad a las
denuncias internacionales sobre la violación de los derechos humanos que se cometía en el
país. Las denuncias contra el gobierno militar pasaron a ser tema de tapa y los diarios
comenzaron a transcribir los informes completos sobre violación de derechos humanos que
efectuaban organismos como Amnistía Internacional o el gobierno norteamericano.
La derrota en Guerra de Malvinas, luego de meses de censura para ocultar las muertes y lo
desigual de las fuerzas que se enfrentaban en el Atlántico Sur, marcó el principio del fin de
la dictadura, que meses más tarde anunciaría el llamado a elecciones nacionales.
Los ataques a la libertad de prensa
A pesar de la censura y la legislación que reprimía la libertad de prensa algunos medios
gráficos se atrevieron a cuestionar la política de gobierno militar, a informar sobre el arresto
y desaparición de personas, el hallazgo de cadáveres y otras modalidades de represión. Esto
motivo la reacción inmediata del gobierno dictatorial.
Desde 1976 a 1983 casi un centenar de periodistas desapareció o fueron asesinados y
muchos medios gráficos sufrieron clausuras temporarias o definitivas, Los principales
diarios del país como Clarín, La Nación y La prensa informaron en cada oportunidad las
clausuras aplicadas a diarios y periódicos de la Capital y el Interior, pero sin cuestionar las
medidas que atentaban contra la libertad de prensa. Algunos periódicos censurados fueron
el diario La Mañana, de provincia de Entre Ríos, La Arena de la Pampa y El Independiente
de La Rioja por publicaciones consideradas tendenciosas e insidiosas. También autoridades
militares clausuraron por dos días al diario Crónica de Comodoro Rivadavia por incluir el
testimonio de la madre de un joven subversivo.
Los diarios no manifestaban su repudio ante esos hechos en sus editoriales en algunos casos
se permitían incluir el rechazo o preocupación de entidades periodísticas como la
Asociación de Editores de Periódicos de la Argentina (ADEPA), en unode los informes
anuales de la entidad, remarcaba que debían eliminarse las restricciones de prensa.
Pronto al gobierno militar no le bastó con aplicar clausuras y comenzaron los arrestos, las
desapariciones y asesinatos de periodistas. La mayoría de los diarios informaron estos
hechos empleando un estilo breve, cauto en la selección de palabras, sin repudiar el hecho y
sin vincularlo con el gobierno militar. Entre los periodistas desaparecidos se encontraban
Eduardo Molina y Vedia, Zelmar Michelini periodista de La Opinión y Eduardo Sajón
entre otros. No solo fueron detenidos o secuestrados periodistas argentinos, sino también
corresponsales extranjeros, aunque en estos casos eran siempre liberados luego de unos días
de desaparición o arresto.
El 16 de abril de 1977 los diarios informaron que Jacobo Timerman, director de La
Opinión había sido arrestado por el gobierno. Este estuvo preso hasta septiembre de 1977.
En mayo decidieron intervenir el diario.
En septiembre de 1979 los diarios daban a conocer la expulsión de Jacobo Timerman del
país y su privación de la ciudadanía.
Un periódico que denuncio el terrorismo de estado y sufrió la represión fue el Buenos Aires
Herald, dirigido por Roberto Cox. Este diario dio a conocer detalladamente la desaparición
de personas, el hallazgo de cadáveres, las denuncias de aplicación de torturas y el reclamo
de familiares.
Ya en los 80 la actitud de los medios gráficos cambió y empezaron a criticar el rumbo
económico, a informar ampliamente el tema de la violación de los Derechos Humanos y
asumir una defensa concreta frente a la clausura de medios y agresión a periodistas.
También fueron más duros los informes de ADEPA que hasta ese momento había
mantenido un tono conciliador que no cuestionaba la política represiva.
En junio de 1981 el gobierno militar suspendió la publicidad oficial en el diario La Prensa
en represalia a las críticas efectuadas por el diario de la gestión militar.
En 1982 se reforzará la censura a los medios gráficos, por la guerra de Malvinas. Se dieron
a conocer las pautas que debían seguir los medios para transmitir las instancias del
conflicto bélico. Se intento encubrir la derrota que sufrían las fuerzas militares en el
Atlántico Sur, con la excusa de preservar la seguridad nacional.
En este momento la presión de los medios y las entidades periodísticas obligaron al
gobierno a salir a desmentir las restricciones impuestas. Hubo un cambio rotundo del papel
de los medios en 1982 que causaban irritación en el gobierno militar.
En febrero de 1983 el gobierno denunció la existencia de una campaña mediática.
La información velada
Los diarios efectuaban sus publicaciones aclarando que la denuncia publicada constaba en
determinado juzgado o comisaria como modo de justificarse. Se publicaban noticias de
“desapariciones” en las páginas finales no en las tapas o lugares destacados del diario.
Transcurridos varios meses de gobierno de facto los diarios empezaron a informar los
habeas corpus que se presentaban a la justicia, que superaban el centenar de casos.
Durante la dictadura, los diarios informaron sobre la detención de personas que pasaban a
estar bajo disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Los medios gráficos publicaban las
listas completas de detenidos, información dada por el propio gobierno militar y que solía
aparecer en tapa o en secciones políticas de los diarios. Eran artículos que citaban la fuente
que proporcionaba la nómina y luego transcribía las listas. También se informaban la
cantidad de personas que abandonaban el país. Durante los dos primeros años de dictadura,
la prensa informó también el hallazgo de cadáveres pero sin atribuirlo a la represión del
Estado y en muchos casos responsabilizando a la subversión de estas muertes.
En 1977 comenzaron a agruparse las Madres de Plaza de Mayo y a reclamar por la
aparición de sus hijos. El diario La Prensa será el primero en publicar una solicitada
firmada por Madres. Se informa también sobre las primeras marchas de los familiares de
desaparecidos.
El 19 de enero de 1979 se publicó una solicitada de La Asamblea Permanente por los
Derecho s Humanos, en la que se reiteraba el pedido de esclarecimiento de la situación de
los desaparecidos, firmada por personalidades políticas, eclesiásticas, abogados, escritores,
filósofos. Ya en los años 80 los diarios le darán mas espacio a la denuncia de las
violaciones de derechos humanos. El tema esta más presente en las portadas y tendrá una
cobertura más extensa.
La prohibición y quema de libros
Centenares de libros de las más variadas temáticas y dirigidos a los más diversos públicos
fueron prohibidos e incluso quemados en hogueras. El justificativo: que eran libros de
tendencia marxista, contrarios a la moral occidental cristiana, que no respondían al sentir
nacional, que eran inmorales.
El ministerio del Interior y la Secretaría de Comunicaciones se encargaron de disponer las
prohibiciones, dándole al Correo Central y la Aduana el control de los libros y la
confiscación de aquellas obras de autores prohibidos. Se confeccionaron listas negras para
depuración ideológica contra las personas consideradas peligrosas.
Se encargaron también de controlar y censurar bibliografía empleada en la enseñanza, se
prohibieron textos primarios, de lectura y diccionarios, textos de historia y sociología entre
otros.

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