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Arte y mercado: artistas y profesionales PIERRE BOURDIEU: “Flaubert analista de Flaubert” y “La conquista de la autonomía. La fase crítica de emergencia del campo” Al preguntarse por la génesis del campo literario, Bourdieu dice que Flaubert, al igual que Baudelaire, contribuyó mucho a la constitución del campo literario como un campo aparte, sujeto a sus propias leyes. Bourdieu señala que, desde mediados del siglo XIX, los escritores y los artistas comienzan a sentir desprecio y rechazo ante la figura del burgués. Es que muchos industriales y comerciantes de esa época eran nuevos ricos sin cultura dispuestos a hacer triunfar en toda la sociedad los poderes del dinero y su visión del mundo profundamente hostil a los asuntos del intelecto. El campo literario y artístico se constituye como tal en y por oposición al mundo “burgués”. El desarrollo de la prensa es indicio de una expansión sin precedentes del mercado de bienes culturales, unido a una porción creciente de jóvenes sin fortuna, procedentes de las clases medias o populares de la capital o las provincias, que acuden a París para probar suerte en las carreras de escritor o artista. Si bien estos jóvenes bohemios aspiran a vivir del arte constituyen un ejército de reserva intelectual directamente sometido a las leyes del mercado y obligados a ejercer una segunda profesión. Pero la bohemia no sólo se opone al mundo burgués sino a todas las instituciones de la sociedad. Por eso Baudelaire, al presentar su candidatura a la Academia francesa, está realizando un acto contrario al sentido común y, al mismo tiempo, definiendo el nomos que fundaría un nuevo campo autónomo. Al fundar una nueva legitimidad, Baudelaire se rebela contra todos los poderes y todas las instituciones, empezando por las literarias. Se enfrenta al desaliño característico de los bohemios vistiendo con la elegancia de un dandi. El principal objetivo de estas acciones provocativas era afirmar la independencia del artista. Frente a la expansión del arte comercial burgués y del arte social, se define una tercera posición: la del “arte por el arte”, proclamando la separación del arte y la moral. Los partidarios del arte social rechazaron el arte egoísta de los defensores del arte por el arte, exigiendo a la literatura que cumpliera una función social o política. La propia estética de Baudelaire encuentra su origen en la doble ruptura que lleva a cabo y que se manifiesta en una especie de exhibición permanente de singularidad paradójica: su dandismo no sólo reflejaba un propósito por asombrar, ostentar diferencia o placer por escandalizar, sino que se trata de una postura ética y estética volcada íntegramente hacia una cultura del yo y hacia la exaltación de capacidades sensibles e intelectuales. La preocupación por alejarse de todos los lugares comunes impone la negativa a someterse a las aspiraciones del público. Y lo que es más, la revolución simbólica mediante la cual los artistas se liberan de la demanda burguesa al negarse a reconocer cualquier otro amo que no sea su arte tiene el efecto de hacer que desaparezca el mercado. Es que no pueden vencer al “burgués” en la lucha por el dominio del sentido sin anularlo al mismo tiempo como cliente potencial. A diferencia de los productores mercenarios de literatura comercial como Eugenio Sue, los auténticos integrantes de este nuevo campo tendrán que aceptar todas las consecuencias del hecho de que sólo pueden contar con una remuneración necesariamente diferida. El artista sólo puede triunfar en el ámbito simbólico perdiendo en el ámbito económico. Por eso Bourdieu dice que el campo literario se trata de un mundo económico al revés o un mundo antieconómico. Es Flaubert quien, en su novela La educación sentimental, asume las contradicciones y problemas presentes en el campo literario en el que se inscribe. Divido entre el mundo del arte y los negocios, el personaje Frederic se muestra indeciso, sin invertir en ninguno de los dos campos. Es que, desde el punto de vista de los negocios, el juego del arte es un juego de “quien pierde gana”. En ese mundo económico invertido no cabe conquistar el dinero y los honores. El amor por el arte es un amor loco desde el punto de vista burgués. El bovarismo propio de Frederic se rige por el principio de la impotencia para tomarse en serio lo real, es decir, los envites de los juegos llamados serios. Flaubert saca partido de lo que le imponía a Frederic como destino: el rechazo a las determinaciones sociales, tanto de aquellas que corresponden a una posición social como los distintivos propiamente intelectuales como la pertenencia a un grupo literario o una revista. Aquí radica la tantas veces evocada relación autobiográfica entre Flaubert y su personaje Frederic. El hechizo de la obra literaria se debe a que habla de las cosas más serias sin exigir, a diferencia de la ciencia, que se la tome completamente en serio. No obstante, el hecho de que ciertos personajes de su novela La educación sentimental hagan referencia a otros personajes de novela constituye una alusión a la historia interna del género que señala el acceso de la novela a la reflexividad que constituye una de las manifestaciones más importantes de la autonomía de un campo. Las reglas de arte. Génesis. Parte de marcar y justificar una diferencia entre arte artístico y arte comercial. Así va a plantar la génesis del campo literario, afirmando que éste es una campo histórica// construido. Dirá que fue a partir del 1840 por el peso del dinero se creo un arte comercial, directamente sometido a las aspiraciones del público, definido como “arte burgués”, vinculado con la clase dominante, por su estilo de vida, por su sistema de valores, que le proporcionará importantes beneficios materiales (el teatro la mas rentable de las actividades literarias) y también beneficios simbólicos. Frente a este, se opone el “arte social”, de corriente realista, que rechazan el arte “egoísta” de los partidarios del arte por el arte y que exigen de la literatura una función social y política. Y frente a estos dos se opondrá una tercera posición que va “inventando” el “arte por el arte”. Opuesta al arte burgués. Bourdieu elige como metodología una novela clásica de Flaubert. Bourdieu dirá que este autor contribuyo mucho a la formación del campo literario como un mundo aparte (campo autónomo sujeto a sus propias leyes). Es así que se produce a partir de entonces una subordinación estructural, que se impone de forma desigual a los diferentes autores según su posición en el campo. Así en este campo se producen relaciones de fuerza entre los agentes (cuerpos que puedan entrar en él) que los comparamos con un juego, en donde: las posesiones de los agentes (capital simbólico, es decir cultural, económico, social, etc) constituyen el capital de cada agente y que impondrán tanto la manera de jugar (reglas, pertenecientes a cada campo, y que pierden su efecto fuera de él) como el éxito del mismo. Particularmente, éste CAMPO es un campo en donde las relaciones de fuerza se dan entre el polo del poder económico y político, y el polo del prestigio intelectual y artístico. Digamos se produce una relación INVERTIDA. El juego del arte es, desde los negocios, un juego de “quien pierde gana”. La ley fundamental de este juego paradójico es que no carece de interés ser desinteresado. O sea: Reglas del CAMPO ARTISTICO Prestigio ECONOMICO (+) SIMBOLICO (-) ECONOMICO (-) SIMBOLICO (+) Denominará a esto mundo económico al revés.
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