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Alonso – La Tribuna Nacional y Sud-América
Tensiones ideológicas en la construcción de la “Argentina moderna” 1880
La década de 1880 tuvo dos revoluciones. La de junio de 1880, por el partido perdedor en las
elecciones presidenciales, bajo el argumento de que aquellas habían sido ilegítimas por una
imposisión de una liga de gobernadores, se había impedido el verdadero ejercicio de la expresión
popular. Y la de julio de 1890 por el mismo grupo, aliado ahora a otros opositores, para justificar el
alzamiento. Las dos revoluciones de finales de siglo en argentina comparten ciertos rasgos
interpretativos. Como el choque de fuerzas políticas sociales e ideológicas rivales, y han sido
signadas como el comienzo de una nueva etapa. La primera y ayudada por el esto por el discurso
emanado desde el mismo gobierno que asumió en octubre de 1880 ha sido vista como el comienzo
de la Argentina moderna, iniciación marcada por la consolidación del partido oficial, Partido
Autonomista Nacional (PAN) por el fortalecmiento del Estado Nacional, por el rápido crecimiento
económico y por un consenso ideológico. La revolución de 1890 y ayudada por los discursos de sus
protagonistas ha sido señalada como el momento germinal del sistema partidario de la Argentina, el
inicio de la formación de partidos modernos que lograrían la victoria en 1916.
Entre 1880 y 1916 hay fricciones en el partido de gobierno con dificultades encontradas por sus
dirigentes que querían mantenerlo unido. El sistema hegemónico, no era compacto y sistemático, y
mostró grietas en su historia. Integrantes del gobierno y de la administración pública reflejaron las
distancias y diferencias ideológicas que convivían entre ellos. Las divergencias y discrepancias
emergieron a partir de 1890 entre el gobierno y sus opositores y entre los mismos hombres de
gobierno.
En 1880 las rivalidades ideológicas dentro del pan se concentran en las luchas por los espacios de
poder dentro del partido y dentro de la política nacional. En términos ideológicos la década de 1880
estuvo marcada por la homogeneidad, salvando debates ideológicos.
La Argentina había alcanzado un acuerdo alto alrededor de la Constitción de 1853, sus preceptos
eran aceptados por todos los partidos de los años 80 y no había significativas disidencias sobre
temas como la inmigración o el modelo económico. Las discrepancias se focalizaban en las distintas
formas de interpretar y aplicar los principios constitucionales dentro de un credo liberal que era
comparitdo por todos los sectores políticos. Además, luego de la derrota electoral y militar de 1880,
el mitrismo declaró abstención electoral y se atrincheró detrás de La Nación, junto con La Prensa.
Una franja del autonomismo porteño que pertenecía al PAN se apartó de él en 1883 y aunque
comenzó una campaña opositora en El Nacional, no organizouna agrupación partidaria para
disputar en las elecciones. Los católicos fundaron diarios propios y se organizaron en una
agrupación partidaria pero se abstuvieron de la competencia electoral. Los hilos opositores y otros
que se desprendieron del PAN organizaron una alianza contra la candidatura de Juárez Celman en
1886, pero luego de las elecciones se disolvieron. Protagonizaron luego la revolución de 1890
La desarticulación de los opositores y su abstención partidaria han fundamentado una visión de
homogeneidad ideológica, pero no percibieron que la desmovilización no puede ser interpretada
como aceptación pasiva del nuevo orden. Estos grupos concentraron su oposición en la prensa
partidaria, desde la cual hicieron conocer sus objeciones. Otra razón por la que perdura la idea de
homogeneidad radica en que durante la década del 80 se consolidó un poder único y activo, del
PAN, que permitió mantener su rol fundamental en la política hasta 1916. Pero dentro del partido
existían una serie de tensiones que impactaron la política de esos años.
Roquismo y Juarismo se ven representados por La Tribuna Nacional y Sud-América. En clásicos
estudios estos discursos han sido presentados como intercambiables, para caracterizar las idead de
toda la década, anulando sus diferencias. Si uno se focaliza en los discursos sobre política e
instituciones de ambos diarios se ve que en aspectos centrales se presentaban fuertes tensiones y sus
discursos llegaron a ser antagónicos. Las discrepancias se encuentran entre gobierno y oposición y
entre los dos principales grupos del partido de gobierno. Había una fuerte competencia
interpartidaria entre roquistas y juaristas.
Los periódicos eran el medio esencial mediante el cual cada partido político o fracción relevante
propagaba sus ideas. La prensa partidaria era una forma especial de hacer política, un esfuerzo por
imponer una representación determinada de la sociedad y de su gobierno, compitiendo contra
representaciones rivales. Los dirios formaban una esfera de debate y diálogo que se entablaba entre
ellos.
Por ideología Alonso entiende una vaga asociación de ideas destinadas a generar apoyo, a definir
proyectos, a promover e imponer un punto de vista, las ideologías apelan a la nesecidad del hombre
por comprender su pasado, presente y porvenir, y por jerarquizar valores cuya promoción, defensa u
objeción dan cierto significado a sus acciones. Los periódicos fueron el medio para difundir
ideologías y competir en la lucha por la jerarquización de valores, creaciñon de identidades y la
distribución de roles. Fueron los principales instrumentos de la administración de Roca (80-86) y de
Jiárez Celman (86-90) para construir la legitimidad de sus gobiernos.
La Tribuna Nacional y la construcción de la legitimidad del gobierno de Roca
La Tribuna Nacional, 2 de octubre de 1880, salió días antes de la asunción de Roca. Su director,
Olegario Andrade, fue condicípulo de Roca en el Colegio de Concepción del Uruguay. La Tribuna
Nacional fue financiada por créditos del Banco Nacional, por el sistema de accionistas entre
simpatizantes y amigos de confianza y principalmente por los suscriptores del gobierno nacional y
de los gobiernos provinciales. El diario insistía que no era la voz oficial del gobierno, que este tenía
otros medios formales para hacer conocer su labor. Se presentaba a su mismo como la voz del
roquismo, como instrumento político del presidente y de su círculo íntimo. El gobierno no se
responzabilizaba por los contenidos del diario, y sus miembros tenían en La Tribuna Nacional la
oportunidad de escribir, de asentar sus ideas de forma anónima y de defenderse directamente del
desprestigio de opiniones de la prensa opositora. El diario pertenecía a Roca, y él impartía
directivas sobre su contenido.
Por medio del diario el gobierno construyó una imagen para sí mismo, explicití sys objetivos y se
defendió de adversarios. Se decía que Argentina había entrado en una nueva era. La Tribuna
Nacional, ya desde un comienzo, anunció que los signos de progreso eran irrebatibles, con la
construcción de vías férreas, puentes y caminos, por todo el territorio. Para el discurso del
roquismo, el progreso económico más que un fin en sí mismo era el medio para alcanzar los
beneficios individuales, sociales, políticos e institucionales. Su punto de partida era una concepción
pesimista de la naturaleza humana, común del pensamiento europeo del siglo XVIII, también en
EEUU, el hombre se encuentra constituido por pasiones. Y existen pasiones “domadoras” y
pasiones “salvajes”, y un buen gobierno, libertad y crecimiento económico dependían de que se
domen las pasiones salvajes. Las pasiones eran vistas por el diario como el lado oscuro del ser
humano, en contraste con los intereses conservadores, elapego a la ley y el respeto a la autoridad. El
perfeccionamiento de las cualidades individuales resultante de la búsqueda por satisfacer el interés
individual teníefectos políticos positivos en el tipo de instituciones que los individuos eligen para
gobernarse. El diario repetía que el gobierno había logrado domar las pasiones destructivas de la
política mediante el desarrollo de los intereses conservadoresasociados a la industria y al progreso
material. Que llevaría al progreso moral, y porque a través del desarrollo económico se construye la
civilización.
Según el diario el estandarte de la administración de Roca era la paz alcanzada. También
determinada por el desarrollo material. Las guerras civiles y rebeliones anteriores habían sido
causada por el malestar, la despoblación, miseria y la falta de trabajo. El gobierno había derrotado la
anarquía por el desarrollo de las fuerzas productivas.
A través de este discurso, el gobierno construyó un andamiaje ideológico que definía una jerarquía
de valores sobre los cuales fundamentó sus acciones y construyó su identidad. Roca tenía urgencia
de darle legitimidad a su gobierno. La Tribuna Nacional también lanzó una campaña para difundir
que el Presidente ejercía su gobierno con un total apego a la constitución de 1853. Sin embargo el
periódico no podía apelar a la legitimidad del origen del gobierno. La naturaleza de las prácticas
electorales de la época obligaron al diario a poner acento solamente en la legitimidad del ejercicio
del presidente, sin insistir en su origen. Había por aquellos días vicios y violaciones que hicieron
que las elecciones mantuvieran una dualidad, ya que legitimaban y desleitimaban a la vez. El acto
electoral ponía en manos de los victoriosos el argumento de haber sido elegidos por el pueblo, los
vicios de dicho acto ponían en manos de los perdedores para expresar que la voluntad del pueblo
había sido violada.
La elección de 1886 fue la primera a la que no le siguió un levantamiento. Era por la incapacidad
momentánea de la oposición de alzarse. La debilidad de la oposición retrasó el levantamiento para
1890, cuando estuvieron listos para llevarlo a cabo.
La Nación montó una campaña articulada sobre el eje de la representación, por un lado el Partido de
la Libertad, que sostenía un programa de libertad de sufragio y la de un gobierno que se imponía
por un monopolio de maquinaria electoral. La Tribuna Nacional no entró en debate con La Nación
sobre la legitimidad de la elección de Roca, para no reabrir tensiones. Roca propulsó una política de
conciliaciñon con los opositores, y nombró en su gabinete hombres de otras tradiciones políticas. La
Tribuna Nacional no negó la extistencia de vicios que siempre existieron, ya que en Argentina no
había una tradición de sufragio libre. La responsabilidad no recaía sobre el gobierno, sino sobre los
gobiernos que habían transcurrido desde Rosas hasta la fecha, formados por hombres que ahora
denunciaban a Roca y no habían tomado medidas para garantizar el voto efectivo. Las denuncias y
exageraciones proveían para los roquistas de la prensa opositora, que buscaba aparecer como la
única depositaria del derecho y representante de la opsinión, y falseaban la conciencia pública
exagerando los defectos del gobierno. Para La Tribuna la fuente del mal era la falta de educación
del pueblo y en los partidos políticos. La solución no estaba en modificar las leyes, porque los
fraudes no eran consecuencia de éstas. La solución estaba en erradicar la causa de fraude, educando
a los cuidadanos, y para ellos se necesitaba progreso económico. “Paz y Administración”
significaban serenar las costumbres políticas y poner fin a la tradición en la que la victoria se
convertía en crimen en manos de los derrotados. El gobierno utilizó el diario para generar
legitimidad del ejercicio, basandose en el progreso material y sus efectos multiplicadores.
La estrategia de La Tribuna Nacional sobre el tema de la prensa fue doble. Se dedicó a remarcar que
la libertad de expresión era un derecho y ésta era respetada por el gobierno, hasta la oposición lo
reconoció que la libertad de prensa era un derecho vigente. Por otro lado, el diario enunció sus
propias ideas sobre el tema de la prensa y su rol en el sistema republicano, En la república que el
diario decía visionar la prensa aborda cuestiones generales, económicas, financieras, políticas o
sociales. Para el diario la prensa opositora no contribuía en la discusión general de asuntos públicos.
Esa prensa podía incitar a la revolución y de ser así sus dirigentes serían penados por la ley. E
insistieron que no estaba en los planes del gobierno ni en sus principios aplicar límites o
restricciones a la libertad de prena.
La jerarquía de los valores del roquismo colocaba a la política y a los partidos políticos en un
escalor por debajo de la paz y del crecimiento económico. Para el diario, Argentina y los países
latinoamericanos testimoniaban lo que ocurre cuando pasiones políticas se desbordan. Si éstas
habían sido destruidas era por los efectos del progreso.
Resaltaban ciertos puntos. A pesar de la naturaleza de la oposición el gobierno nacional llevaba a
cabo una política de libertad y tolerancia. Y, si bien, el gobierno de Roca llamaba a calmar las
pasiones partidaria y le asignaba a los partidos un rol más modesto que en la historia pasada, no
debía concluirse por ello que ansiaba la desaparición de los partidos, que era una condición de la
vida libre. Lo que Tribuna reclamaba era que los partidos políticos debían adaptarse a los nuevos
tiempos. La experiencia de países como Inglaterra mostraba que los partidos opositores tenían un
rol de controladores y fiscalizadores de gobirno y como promotores de ideas y proyectos para el
país.
En un principio el diario hizo llamados de pacificación. A partir de 1885, aunque seguía buscando
templar las discusiones públicas reafirmaría con mayor frecuencia el rol fundamental de los partidos
en el sistema republicano.
Otro tema central fue el sistema federal. El Nacional y La Nación denunciaban una violación del
sistema federal y la ausencia de autonomías provinciales, por el montaje de una liga de
gobernadores que controlaba las provincias y a un Poder Ejecutivo que había centralizado el poder.
La Tribuna Nacional sostuvo que el principio que regía la relaciñon de Roca con las provincias era
el de self-goverment. Había una abstención del Presidente de utilizar la abstención feeral para
revertir situaciones adverdad en las provincias. Sostenían que Roca tenía consideración por la
soberanía política provincial. Pero el Presidente interfería en asuntos provinciales y optaba por
hacerlo con otros medios. Por ejemplo en 1882, el Presidente se dirige a Corrientes para mediar
entre partes y llegar a un acuerdo. La doctrina de La Tribuna Nacional en materia federal se
susentaba en un doble frente. El primero era constitucional: ante quejas de la oposición por la
centralización de poder operada durante la década, el diario subraya que el vigor del gobierno
estaba contemplado en la Constitución. El segundo frente estaba en la defensa del uso de la
influencia personal del Presidente como sustituto de las viejas formas de intervención federal o la
agitación revolucionaria del gobierno. Roca trocaba viejas formas intervencionistas del gobierno
nacional por una forma más personal y directa.
Sud-América
El editorial roquista pautó públicamente la política que debía seguir Juárez, que tenía planes propios
y éstos fueron elaborados, expresados y construidos a través de su propio emprendimiento gráfico:
Sud-América. Aparece el 5 de mayi de 1884, con una redacción política encabezada por Carlos
Pellegrini, Gallo, Sáenz Peña y redacción de López y Groussac. Fue fundado para derrotar a Dardo
Rocha durante su administración, oponente de Juárez en las elecciones. El diario reproducía sus
discursos y políticas, se encargaban de defender a su líder de la prensa opositoria. Sud-América
sostenía su propia visión sobre el papel de la prensa: discuten, ilustran las cuestiones, las examinan
desde su punto de vista y de acuerdo con sus pasiones, para fomar opinión, no para representarla. Su
contenido fue menos reflexivo y mñas batallador que sos semejantes. Agudizó antagonismos y
ahondó rupturas.
Hay varias paradojas del diario, hay un contraste entre el poder con el que el Presidente comenzó su
administración y el aislamiento político que lo obligó a renunciarantes de cumplir los años en el
gobierno. En un principio las prédicas de paz propias de La Tribuna fuero continuadas con la
reproducción de frases como “un gobierno de paz es un gobierno de progreso”, avanzada la década,
ya en 1887 las fórmulas conocidas fueron desplazadas por expresiones más extremas. De las
columnas sobre el progreso publicadas por Sud-América se destaca exageración, entusiasmo,
soberbia y la idea de que Argentina se encontraba encauzada y que jasya la oposición tendría que
aceptarlo.
De los contrastes entre Roca y Juárez y sus diarios hay que reparar la forma en que ambos
interpretaron conceptos clave dentro de las prácticas políticas, principalmente el rol de la prensa, de
los partidos políticos y del sistema federal. Juárez se aisla de la oposición y del sector roquista del
PAN.
Los temas de La Tribuna Nacional se encontraban notoriamente ausentes en Sud-América. Por
ejemplo, el tema del sistema representativo y el fraude electoral. Había sido la principal bandera de
La Nación y El Nacional y un tema central en los debates a los que La Tribuna había dedicado
muchas columnas. Sud-América optó por ignorar el tema del gobierno representativo. Tampoco el
tema de la prensa fue un punto de reflexión. La Tribunadejó sentada su postura sobre las garantías
de libertad de prensa sostenidas por el gobierno de Roca. Sud-América optó por lanzarse contra
“Don Bartolo”, pero nunca hubo reflexiones verdaderas sobre la naturaleza de la prensa, real como
ideal. Pero la diferencia más marcada en la forma en que ambos diarios abordaron el tema radicó en
las soluciones contra la prensa facciosa. Tribuna dejaba esto en manos del progreso que
transformaría la prensa opositora. Sud-América defendía su limitación por la ley. En Córdoba se
había presentado un proyecto de Ley de Imprenta para terminar con la prensa facciosa. El ministro
recomendaba que se hiciese un proyecto similar en el Congreso de la Nación, para imponerla a
nivel nacional.
Las tensiones entre Tribuna y Sud-Amércia se encuentran en sus tratamientos hacia opositores y
derivan de concepciones diferentes sobre el rol de los partidos políticos y la política. Tribuna trató
estos temas de forma extensa en su diario, partiendo de la concepción de la naturaleza humana y
defendiendo el progreso. Sud-América se dedicó a ridiculizar a sus oponentes, como Dardo Rocha o
la Iglesia Católica. Tampoco intentó atenuar tensiones entre BS AS y el interior. El Partido Nacional
era defendido por Sud-América como una organización compuesta or una juventud ilustrada de la
República, por hombres liberales y progresistas. Tribuna pedía un redimensionamiento del
protagonismo de los partidos, Sud-América pedía su desaparición. La ausencia de oposición
organizada era la mejor evidencia de que la población se había apartado de la mala senda y había
buscado en la labor reproductiva la satisfacción de sus necesidades. Esto era positivo según Juárez
porque si había disidencias la solución se hallaba dentro del mismo partido, y esto no afectaría la
política general de la República. Había una idea de unicato. La doctrina de partido único fue crucial
para definir las relaciones dentro del PAN. Era dentro del mismo en el que el Presidente insistía en
definir lealtades, ya que los límites de su poder tanían base potencial dentro del mismo partido. La
oposición de unos pocos periódicos no era una amenaza. Dentro del partido el roquismo era la única
fuerza política que podía imponer ciertos límites al poder único. Eliminar el roquismo significaba
eliminar el único limite al ejercicio del poder.
La dinámica dentro del PAN, generó roces entre los líderes, tensiones que aumentaron en las
elecciones presidenciales de 1886, ya que roca evitó darle a Juárez su apoyo desde un principio.
Cuando llega al poder Juárez exige lealtad explícita al presidente de los miembros de su partido- La
pena por no hacerlo era la remoción de sus cargos. Hasta 1888 Roca y su diario aguantaron las
embestidas de los juaritas. Para Roca el PAN era un instrumento para implementar su política de
orden y era de total prioridad mantener su unidad.
A pesar de las tensiones, La Tribuna defendió públicamente la política del gobierno juarista, pero el
tema de la jefatura provocó una fisura. Juárez se convierte en jefe de partido, ello es criticado por
Tribuna. Sud-América recordó que en la tradición del país siempre el presidente había sido jefe de
su partido.
Juárez buscaba unamidad del poder, con el PAN como único partido. Si bien en la presidencia de
Roca también había solo un partido organizado, él había permitido que se desarrollara en sus filas
una dinámica interna de competencia entre líneas rivales- Juárez tenía ideas ligadas a la doctrina del
unicato. Sud-América tenía una definición propia del sistema federal (1888). Para entonces el
gobernador de Tucumán había sido removido de su puesto por ser antijuarista, así como también el
gobernador de Córdoba. La Tribuna condena los episodios, pero nunca rompe abiertamente con el
gobierno hasta 1889 cuando un conflicto en Mendoza enfrentó a las dos fracciones del partido. La
doctrina juarista en materia federal era una extensión de sus concepción de jefe único, los
gobernadores eran agentes naturales del presidente. Debía haber sumisión de los gobiernos
provinciales al Poder Ejecutivo, esto garantizaría orden en el ejercicio de gobierno.
Los sucesos de Mendoza que rompieron la relación de Tribuna con el gobierno hicieron que Juárez
corte las suscripciones al periódico roquista, y lo obliga a cerrar.
Conclusiones
La revolución de 1890 no fue el mero resultado de enfrentamiento entre gob y opo, sino también
entre tensiones ideológicas entre las líneas internas del PAN.
Roquismo: progreso era un medio para alcanzar una serie de beneficios, que erradicarían los males
sociales, institucionales y políticos. Para Tribuna el poder de Roca era ejercido dentro de los límites
de la Constitución. Demandaban el eclipse de la política.
Juarismo: progreso reducido a la materialidad, a los contabilizable, el progreso era el fin en si
mismo. Requería una concentración de poder absoluto, centralizado e ilustrado. Sud-América
ignora el tema de la representación y del fraude, quería limitar la libertad de prensa y sostuvo las
bondades del partido único. El sist federal era un sistema unitario de administraciones provinciales.
Demandaban la erradicación de la política, reducirla a administración.
Los diarios no eran vehículo de reflexiones, eran herramientas de gobierno, medios para legitimar
su acción. Los diarios partidarios difundían, jerarquizaban y contraponían principios en constante
diálogo.

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