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739Lesiones preinvasoras de la porción inferior del aparato genital femenino CA P ÍTU LO 2 9 tancia para que surja la neoplasia cervicouterina. Los comporta- mientos agravan el riesgo de contagio de una infección por HPV oncógeno. Durante muchos años, las pruebas epidemiológicas vincularon el comportamiento sexual con el inicio temprano de la actividad de este tipo, múltiples compañeros sexuales y promiscui- dad del varón de la pareja, con neoplasia cervicouterina (Buckley, 1981; de Vet, 1994; Kjaer, 1991). Tabaquismo. En la actualidad se ha confi rmado que el cáncer cervicouterino es una neoplasia vinculada con el tabaquismo; lo anterior vale específi camente para los cánceres escamosos aunque no es tanta la certeza de la relación que priva con el adenocar- cinoma y el cáncer cervicouterino adenoescamoso (International Agency for Research on Cancer, 2004). El tabaco también agrava los riesgos de enfermedad cervicouterina preinvasora, y dicha rela- ción persiste incluso después de hacer ajustes en cuanto a la posi- tividad de HPV y el estado socioeconómico bajo (Bosch, 2002; Castle, 2004; Plummer, 2003). El tabaquismo actual, el número mayor de cajetillas/años de uso y el tabaquismo para la fecha de la menarquia se han asociado con neoplasias cervicouterinas (Becker, 1994). La posibilidad biológica de un vínculo entre el tabaquismo y las neoplasias cervicouterinas, queda reforzada por algunos pun- tos como: 1) el moco cervicouterino de las fumadoras contiene carcinógenos y es mutágeno; 2) las alteraciones genéticas del tejido cervicouterino de las fumadoras son similares a las identifi cadas en las neoplasias de otros sitios vinculadas con el tabaquismo; 3) el riesgo depende de la dosis y aumenta con la duración y la cantidad de tabaco usado, y 4) el riesgo reduce al interrumpir el tabaquismo (U.S. Department of Health and Human Services, 2004). Deficiencias alimentarias. Los datos no son concluyentes pero defi ciencias de algunas vitaminas en alimentación como A, C, E, beta caroteno y ácido fólico pueden alterar la resistencia celular a la infección por HPV y con ello inducir la persistencia de la infec- ción vírica y de la neoplasia cervicouterina (Paavonen, 1990). Sin embargo, en Estados Unidos, el hecho de que no exista asociación entre las defi ciencias alimentarias y la enfermedad del cuello ute- rino pudiera refl ejar el estado nutricional relativamente sufi ciente incluso de mujeres de bajos ingresos (Amburgey, 1993). Factores médicos de riesgo Hormonas exógenas. Los datos de estudios que vinculan a la neoplasia cervicouterina con las hormonas exógenas son antagó- nicos y llenos de puntos de confusión como sería el incremento de la actividad sexual y el número de pruebas de Papanicolaou de detección sistemática en las usuarias. Aún más, en términos generales, los cánceres de células epiteliales no reciben la infl uencia de factores hormonales. El mayor análisis de estudios epidemio- lógicos realizados hasta la fecha por el International Collaboration of Epidemiological studies of Cervical Cancer (2007) permitieron concluir que existe un mayor riesgo de cáncer cervicouterino en mujeres que utilizaban corrientemente los anticonceptivos orales combinados (COC, combination oral contraceptives), que depende de la duración de uso. Aún más, el riesgo relativo casi se duplicó a los cinco años de uso de tales productos. El riesgo aumentado dis- minuyó al dejar la usuaria de emplear COC y el riesgo volvió al de las mujeres no usuarias 10 años después de interrumpir el uso. Por esas razones Th e International Agency for Research on Cancer (2007) clasifi ca a los COC como carcinógenos para los humanos. Entre los mecanismos posibles por los cuales dichos fármacos podrían infl uir mas de detección sistemática y prevención de cáncer cervicouterino (cuadro 29-2). El riesgo de neoplasia cervicouterina guardó una relación de mayor peso con la infección genital persistente de HPV de tipo HR y la edad mayor de la mujer (Ho, 1995; Kjaer, 2002; Remmink, 1995; Schiff man, 2005). Se han planteado otros fac- tores de riesgo demográfi co, conductual y médico de menor peso para la aparición de neoplasias cervicouterinas. Edad En Estados Unidos, la mediana de edad en que se diagnostica el cáncer cervicouterino es de 48 años, aproximadamente 10 años después de que lo hacen CIN (National Cancer Institute, 2011). Existe mayor posibilidad de que una infección por HPV en muje- res ancianas sea persistente y no transitoria. La ancianidad también permite la acumulación de mutaciones que pueden culminar en la transformación celular maligna. Como aspecto adicional, las menores necesidades de atención prenatal y anticonceptiva, hacen que sea menos frecuente el acceso de las ancianas a programas de prevención de cáncer cervicouterino. Factores conductuales de riesgo En el cuadro 29-2 (Brinton, 1992; Suris, 1999) se incluyen los factores conductuales de riesgo que se identifi can con mayor cons- CUADRO 29-2. Factores de riesgo de neoplasia cervicouterina Factores demográficos de riesgo Etnia (países latinoamericanos, minorías de Estados Unidos) Estado socioeconómico bajo Edad cada vez mayor (senectud) Factores conductuales de riesgo Comienzo temprano de relaciones sexuales Múltiples compañeros sexuales Varón cónyuge o compañero que ha tenido múltiples compañeras sexuales Tabaquismo Deficiencias alimentarias Factores médicos de riesgo Infección cervicouterina por virus de papiloma humano de alto riesgo Hormonas exógenas (anticonceptivos orales combinados) Paridad Inmunodepresión Cribado inadecuado CUADRO 29-1. Evolucion natural de las neoplasias intraepiteliales cervicouterinas Regresión (%) Persistencia (%) Progresión a CIS (%) Progresión hasta la invasión (%) CIN 1 57 32 11 1 CIN 2 43 35 22 5 CIN 3 32 <56 — >12 CIN, neoplasia intraepitelial cervicouterina; CIS, carcinoma in situ. Con autorización de Ostor, 1993. 29_Chapter_29_Hoffman_4R.indd 73929_Chapter_29_Hoffman_4R.indd 739 06/09/13 21:4906/09/13 21:49
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