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757Lesiones preinvasoras de la porción inferior del aparato genital femenino CA P ÍTU LO 2 9 persona al aplicar la crema debe hacerlo con guantes protectores. Las mujeres en quienes se planea utilizar este tratamiento necesitan orientación minuciosa, medidas anticonceptivas efi caces según sea necesario, su consentimiento para utilizar el fármaco “fuera de las indicaciones del fabricante” y la vigilancia minuciosa en busca de infl amación y úlceras excesivas que pueden culminar en cicatrices de vagina o vulva y pérdida de la función. Radioterapia. Es escasa la utilidad de la radioterapia en caso de VaIN de alta malignidad. Conlleva un riesgo signifi cativo de com- plicaciones graves y será mejor reservarla para casos escogidos. En una revisión de 136 casos de carcinoma vaginal in situ, se utilizó la radioterapia en 27 pacientes y se observó un índice de curación de 100%. Sin embargo, 63% de ellas terminaron por mostrar compli- caciones signifi cativas como estenosis, adherencias, úlcera, necrosis de la vagina y formación de fístulas (Benedet, 1984). Además, la radiación entorpece cualquier interpretación de tipo citológico, colposcópico e histológico. La recidiva de la enfermedad obliga a menudo a emprender cirugía radical. ■ Pronóstico En un estudio de 132 mujeres tratadas de VaIN de alta maligni- dad, la extirpación y la ablación con láser de CO2 generaron índices similares de curación, de 69%. Se logró la cura con la aplicación de crema de 5-fl uorouracilo en 46% de los casos (Rome, 2000). Las mujeres con cualquier grado de neoplasia vaginal necesitan vigi- lancia por largo tiempo, porque son signifi cativos la persistencia y el índice de recidiva en el caso de enfermedad de alta malignidad. En la actualidad no se cuenta con directrices basadas en pruebas científi cas en la vigilancia de VaIN después del tratamiento. Dicha vigilancia debe incluir obtención de muestras para realizar el estu- dio citológico vaginal y la práctica de vaginoscopia unos dos meses después de completar el tratamiento. La vigilancia ininterrumpida con la práctica de estudios citológicos periódicos con vaginoscopia a intervalos de 6 a 12 meses o sin ella durante varios años, cons- tituye una estrategia prudente. Después se necesita la práctica de métodos de detección citológica cada año, por largo tiempo. LESIONES PREINVASORAS DE LA VULVA ■ Incidencia El cáncer de la vulva es raro. De modo específi co, la incidencia en 2006 en Estados Unidos comprendió menos de 3 a 5% de todos los cánceres en el aparato genital femenino y menos de 0.5% de todas las neoplasias en mujeres. Se sabe que 90% de los cánceres de vulva son escamosos y en algunos casos surge en forma lenta, inicialmente con cambios epiteliales precancerosos llamados neo- plasia intraepitelial vulvar (VIN) (fig. 29-18). Sin embargo, VIN no es análogo obligadamente con CIN, porque la vulva no tiene una zona de transformación, es un órgano queratinizado y VIN no evoluciona con tanta frecuencia hasta llegar a la enfermedad de alta malignidad y el cáncer. El estudio que identifi có tendencias en la incidencia de car- cinoma vulvar in situ detectó un incremento de 411% de 1973 a 2000; dicha tendencia fue particularmente notable en mujeres más jóvenes y al parecer guardó relación con la mayor incidencia de infecciones de transmisión sexual, como las causadas por HPV (Howe, 2001). Jones et al. (2005) señalaron que la mediana de edad de mujeres con VIN disminuyó de 50 a 39 años desde 1980. y el número de las lesiones, la actividad sexual de la paciente, la longitud de la vagina, la radioterapia previa, modalidades terapéu- ticas utilizadas en mujeres con VaIN recurrente y experiencia del clínico. Al seleccionar una modalidad terapéutica hay que conside- rar siempre posibles efectos adversos de la misma en la calidad de la vida como dolor, difi cultad en el coito y cicatrices. Extirpación. Se puede realizar la extirpación local amplia de una lesión unifocal de alta malignidad o la vaginectomía parcial en caso de lesiones multifocales. Hoff man (1992a) observó que 9 de 32 pacientes (28%) con antecedente de histerectomía y VaIN 3, tuvieron cáncer invasor oculto en el manguito vaginal. En esta situación, hay que considerar la extirpación quirúrgica de las lesio- nes de alta malignidad que abarcan la región del manguito vaginal, en particular en cualquier zona de engrosamiento o nódulos en el mismo que sugieren alguna enfermedad invasora oculta. Las técni- cas de extirpación tienen la ventaja de generar una pieza o mues- tra quirúrgica en la cual es posible explorar los bordes del corte y descartar cáncer vaginal invasor. Aún más, la vaginectomía parcial conlleva la máxima cifra de curación y menos recidivas de enferme- dad de alta malignidad (Dodge, 2001). La extirpación local amplia conlleva menor morbilidad que la vaginectomía, pero ambos métodos pueden mostrar como complicación lesión y hemorragia de vejiga o recto. Además, las cicatrices y las estenosis vaginales ulteriores pueden entorpecer el coito vaginal o causar dispareu- nia. Como otra modalidad de extirpación, la técnica con láser de CO2 genera notable daño térmico a la muestra tisular y no se reco- mienda. Igualmente, la LEEP tiene poco control de la profundidad y conlleva un peligro notable de daño térmico en las estructuras subyacentes del aparato reproductor incluidas vejiga e intestinos. Ablación con láser de bióxido de carbono. La ablación con la modalidad mencionada es muy útil para erradicar lesiones multifocales y ocasiona menos cicatrices y pérdida hemática, que las variantes por extirpación. En contadas ocasiones, se observa hemorragia excesiva y daño térmico a la vejiga y el intestino. En la Sección 41-26 (pág. 1081) se presenta una explicación más amplia de las técnicas de láser por ablación. Ablación médica. Antes de emprender el tratamiento médico, como ocurre con cualquier método por ablación, hay que descar- tar la posibilidad de cáncer invasor. Después de ello se podrán tratar sobre bases médicas VaIN 1 o 2 persistente y lesiones de tipo VaIN 3 seleccionadas por medio de la crema de fl uorouracilo al 5% (5-FU) como aplicación que no está incluida en las indica- ciones porque en Estados Unidos la FDA no ha aprobado el uso de dicho fármaco para tal indicación (Krebs, 1989). Su efi cacia no ha sido corroborada en grandes estudios con asignación al azar y las investigaciones con un pequeño número de enfermas ha gene- rado resultados ambivalentes. Los regímenes de tratamiento varían extensamente. Un esquema posológico indica colocar 3 ml de la crema en la bóveda vaginal por medio de un aplicador de plástico cada 48 horas durante 3 días en la primera semana de tratamiento y después una vez a la semana a partir de esa fecha hasta completar 10 semanas. La aplicación de la crema suele generar una robusta reacción infl amatoria que incluye ardor vaginal e irritación vulvar. Para llevar al mínimo la fuga de la crema de 5-FU en la vulva, se aplica mejor en plano intravaginal a la hora de acostarse con la mujer en decúbito que podrá conservarse durante horas. Como aspecto adicional, se puede colocar en la vulva una pomada resis- tente al agua para proteger la zona de los efectos del 5-FU. La 29_Chapter_29_Hoffman_4R.indd 75729_Chapter_29_Hoffman_4R.indd 757 06/09/13 21:4906/09/13 21:49 GINECOLOGÍA������������������������������������������������� SECCIÓN 4 ONCOLOGÍA GINECOLÓGICA���������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 29. LESIONES PREINVASORAS DE LA PORCIÓN INFERIOR (...)���������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� LESIONES PREINVASORAS DE LA VULVA�������������������������������������������������������������������������������������������������������������������
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