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818 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 prevenir el cáncer endometrial, pero ciertamente es mejor que el estrógeno sin oposición (Allen, 2010; Karageorgi, 2010; Lacey, 2005). Los factores menstruales y reproductivos a menudo se relacionan con cáncer endometrial siempre que hay anovulación o cuando hay duración prolongada de ciclos menstruales sin interrupción. Por ejemplo, la menarca a edad temprana y menopausia a edad avanzada se relacionan con un riesgo mayor (Wernli, 2006). Por lo general, las mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos carecen de ovulación, por lo que tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer endometrial (Fearnley, 2010; Pillay, 2006). También el ambiente es un factor que se ha vinculado con el cáncer endometrial de varias formas. Las mujeres de sociedades occidentales y desarrolladas tienen una incidencia mucho mayor (Parkin, 2005). Las variables obvias de confusión en estas pobla- ciones, como la obesidad y la paridad baja, explican gran parte de tal efecto. Sin embargo, otra explicación podría ser la posible función etiológica de la alimentación, sobre todo el contenido dietético alto de grasa animal (Goodman, 1997). Las poblaciones inmigrantes tienden a asumir los riesgos de las poblaciones nativas en una o dos generaciones, lo que resalta la importancia de los factores ambientales (Liao, 2003). La edad avanzada es otro factor de riesgo para el desarrollo de cáncer endometrial, con una incidencia máxima en el octavo dece- nio de edad. En general, cerca de 80% de los diagnósticos se hace en mujeres posmenopáusicas mayores de 55 años (Schottenfeld, 1995). Menos de 5% de estos cánceres se desarrolla en menores de 40 años de edad. Otro factor de riesgo importante para el cáncer endometrial son los antecedentes heredofamiliares. El cáncer endometrial es la mani- festación más frecuente fuera del colon en el cáncer colorrectal hereditario sin pólipos (HNPCC, hereditary nonpolyposis colorectal cancer), también conocido como síndrome de Lynch (Hemminki, 2005). Este síndrome autosómico dominante es resultado princi- palmente de mutaciones en los genes de reparación de desigualda- des MLH1 y MSH2 (Bansal, 2009). La mutación en uno de estos genes impide la reparación de las desigualdades de las bases, que a menudo se generan durante la multiplicación del DNA. La inac- tividad de este sistema de reparación de desigualdades del DNA provoca mutaciones que fomentan la carcinogénesis. Los porta- dores de esta mutación tienen un riesgo de 40 a 60% de padecer cáncer endometrial. Entre las mujeres enfermas, el riesgo de cáncer endometrial excede el del cáncer colorrectal (Aarnio, 1999; Delin, 2004; Dunlop, 1997). Sin embargo, menos de 5% de los cán- ceres endometriales son atribuibles a HNPCC (Hampel, 2006). En general, la mayor parte de los casos familiares se desarrolla en mujeres premenopáusicas (Gruber, 1996). Las portadoras de las mutaciones BRCA1 y BRCA2 también tienen un riesgo un poco mayor, pero sólo por el tratamiento fre- cuente con tamoxifeno para cánceres mamarios previos (Beiner, 2007; Th ai 1998). Por lo común, estas mutaciones predisponen a las mujeres al cáncer mamario y ovárico, no al endometrial. El tamoxifeno incrementa entre dos y tres veces más el riesgo de padecer cáncer endometrial por su efecto estrogénico moderado “sin oposición” sobre el endometrio (cap. 27, pág. 705). El riesgo también aumenta en forma lineal con la duración del tratamiento y la dosis acumulativa (van Leeuwen, 1994). La mayor parte de los datos sugiere que los cánceres endometriales que se desarrollan en pacientes que reciben tamoxifeno tienen la misma distribución de etapa, grado y pronóstico que en las no usuarias (Fisher, 1994). El aumento en el riesgo de dicha neoplasia ocurre casi de manera exclusiva en posmenopáusicas (Fisher, 1998). A menos que se identifi que que una paciente tiene un riesgo elevado de padecer cáncer endometrial, la vigilancia endometrial sistemática ha care- cido de efi cacia para incrementar la detección oportuna de este cáncer en las mujeres que utilizan tamoxifeno (American College of Obstetricians and Gynecologists, 2006). Ciertas enfermedades concomitantes como diabetes mellitus, hipertensión y colecistopatías, se asocian con mayor frecuencia con el cáncer endometrial (Morimoto, 2006; Soliman, 2005). En general, éstas son secuelas frecuentes de la obesidad y un ambiente propicio para el exceso crónico de estrógenos. Los anticonceptivos orales combinados (COC, combination oral contraceptive) durante un periodo mínimo de un año confi eren un riesgo entre 30 y 50% menor de padecer cáncer endometrial, que se extiende durante 10 a 20 años (Dossus, 2010; Stanford, 1993). CUADRO 33-1. Factores de riesgo para cáncer endometrial Factores que influyen en el riesgo Riesgo relativo estimadoa Obesidad 2–5 Síndrome de ovarios poliquísticos >5 Uso prolongado de dosis altas de estrógenos en la menopausia 10–20 Menarca a edad temprana 1.5–2 Edad avanzada de menopausia natural 2–3 Antecedente de infertilidad 2–3 Nuliparidad 3 Irregularidades menstruales 1.5 Residencia en Norteamérica o el norte de Europa 3–18 Nivel educativo o medio socioeconómico alto 1.5–2 Caucásicas 2 Edad avanzada 2–3 Dosis acumulativas altas de tamoxifeno 3–7 Antecedente de diabetes, hipertensión o enfermedad vesicular 1.3–3 Uso prolongado de COC a dosis altas 0.3–0.5 Tabaquismo 0.5 a El riesgo relativo depende del estudio y del grupo de referencia utili- zado. COC, anticonceptivos orales combinados. Con autorización de Brinton, 2004. 33_Chapter_33_Hoffman_4R.indd 81833_Chapter_33_Hoffman_4R.indd 818 06/09/13 21:5706/09/13 21:57
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