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GINECOLOGIA (861)

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840 Oncología ginecológica
SECCIÓ
N
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general no lo hacen. Al contrario, al parecer son lesiones solita-
rias nuevas (Zhang, 2006). Sin embargo, a menudo se encuentran 
cerca de un leiomioma. Apoyando esta teoría, los leiomiosarcomas 
tienen vías moleculares que son defi nidas para los leiomiomas o el 
miometrio normal (Quade, 2004; Skubitz, 2003).
Los tumores del estroma endometrial presentan aberraciones 
cromosómicas heterogéneas (Halbwedl, 2005). Sin embargo, el 
patrón de los rearreglos no es aleatorio y a menudo participan los 
brazos de los cromosomas 6p y 7p (Micci, 2006). Se sospecha que 
se pierde alguna función de los genes supresores de tumores. Sin 
embargo, se han estudiado muy pocos casos como para generar una 
hipótesis (Moinfar, 2004).
Los carcinosarcomas uterinos son neoplasias bifásicas y mono-
clonales compuestas por elementos del estroma y epiteliales malig-
nos, mezclados pero defi nidos (D’Angelo, 2010; Wada, 1977). El 
componente sarcomatoso se deriva del elemento carcinomatoso, 
que constituye la fuerza motriz (McCluggage, 2002). Varios facto-
res de riesgo equivalen a los que se observan en el carcinoma endo-
metrial, por lo que quizá estos tumores comparten una patogenia 
similar. Sin embargo, su diversidad morfológica sugiere diversas 
vías potenciales. Tanto los componentes de carcinoma como los de 
sarcoma se cree que se originan de una célula progenitora epitelial 
común. La adquisición de diversas mutaciones genéticas, incluidos 
defectos en p53 y genes de reparación de desequilibrios del DNA 
bastan para desencadenar la tumorigénesis (Liu, 1994). Estos 
defectos moleculares incipientes son compartidos por ambos com-
ponentes conforme el tumor sufre su diferenciación carcinomatosa 
y sarcomatosa. De ahí en adelante, los defectos moleculares adqui-
ridos serán discordantes entre ambos componentes (Taylor, 2006). 
Esta evolución genética y la diferenciación ulterior son paralelas en 
los diversos fenotipos observados en estos tumores (Fujii, 2000).
DIAGNÓSTICO
 ■ Signos y síntomas
Al igual que en el cáncer endometrial, el síntoma más frecuente 
de los sarcomas y carcinosarcomas uterinos es la hemorragia vagi-
nal anormal (Gonzalez-Bosquet, 1997). También es frecuente el 
dolor pélvico o abdominal. De manera específi ca, hasta 33% de 
las mujeres describe una molestia signifi cativa como resultado de 
la expulsión de coágulos, crecimiento uterino rápido o prolapso 
de un pólipo sarcomatoso a través del cuello uterino borrado (De 
Fusco, 1989). Además, presentan una secreción abundante y fétida 
y con frecuencia síntomas digestivos y genitourinarios. Es impor-
tante señalar que los leiomiomas degenerativos con necrosis simu-
lan todos estos signos y síntomas.
Con el crecimiento rápido, el útero sale de la pelvis hasta la por-
ción media o superior del abdomen (fig. 34-1). Afortunadamente, 
la frecuencia de malignidad en estos casos es muy reducida (<0.5%) 
y por lo general se trata de leiomiomas benignos (Leibsohn, 1990; 
Parker, 1994). Si bien los leiomiosarcomas uterinos tienden a 
crecer con cierta rapidez, no existen criterios para defi nir lo que 
constituye un crecimiento signifi cativo. A pesar de estos cuadros a 
menudo dramáticos, muchas mujeres con sarcomas y carcinosar-
comas uterinos manifi estan pocos síntomas fuera de hemorragia 
vaginal anormal y un útero aparentemente normal en la explora-
ción física.
 ■ Muestras endometriales
La sensibilidad de una biopsia endometrial o de consultorio o de 
una dilatación y legrado para detectar elementos sarcomatosos es 
menor que para los carcinomas endometriales. De manera especí-
fi ca, sólo 25 a 50% de las mujeres con leiomiosarcomas sintomáti-
cos recibe un diagnóstico preoperatorio correcto. Esta incapacidad 
para obtener una muestra precisa del tumor quizá es resultado del 
origen de estas neoplasias en el miometrio, en lugar del endome-
trio. Asimismo, los nódulos y sarcomas del estroma endometrial 
no siempre se detectan con una biopsia de Pipelle, principalmente 
cuando la neoplasia es intramural (Yang, 2002). Para las mujeres 
con carcinosarcomas, la obtención de una muestra permite con 
más frecuencia llegar al diagnóstico correcto, pero en muchos casos 
sólo se observan las características carcinomatosas. Lo contrario 
también es verdad y ocasionalmente se sospecha de un carcinosar-
coma uterino con base en los hallazgos de la biopsia endometrial, 
pero no se observan características sarcomatosas en la muestra de 
la histerectomía.
Cavidad
endometrial
Anexos
Cuello
uterino
BA
Anexos
FIGURA 34-1. Leiomiosarcoma. A. Fotografía transoperatoria del cuerpo uterino. B. Fotografía de la pieza quirúrgica una vez cortada a la mitad 
pero que sigue unida en el fondo. La otra mitad de la pieza yace arriba de la línea blanca punteada y fuera del campo de visión. Este tumor grande 
se ubica a la derecha de la cavidad endometrial. Exhibe necrosis central que se observa como restos amorfos amarillos con los bordes del tumor. 
(Fotografías proporcionadas por la Dra. Martha Rac.)
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	SECCIÓN 4 ONCOLOGÍA GINECOLÓGICA����������������������������������������������������������������������������������������������������������������
	34. SARCOMA UTERINO�������������������������������������������������������������������������
	DIAGNÓSTICO�������������������������������������������������

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