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906 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 Tidy et al. (1995) revisaron 100 pacientes con coriocarcinoma gestacional no molar y encontraron que 62 casos se presentaron después del nacimiento de un lactante vivo, seis a continuación de un nacimiento vivo precedido por un embarazo molar y 32 en seguida de un aborto no molar. La hemorragia vaginal fue el síntoma más frecuente en todos los grupos. Por tal razón, debe valorarse la presencia de hemorragia anormal durante más de seis semanas después de un embarazo con una prueba de β-hCG para descartar una nueva gestación o GTN (Soper, 2004). Cuando se diagnostica un coriocarcinoma después del naci- miento de un lactante vivo, casi siempre se descubre que el emba- razo antecedente no había llegado a término normal. Por ejemplo, Rodabaugh et al. (1998) encontraron en un estudio que en 89% de los casos la gestación precedente había terminado en el nacimiento de un lactante vivo sin complicaciones. Sin embargo, la hidropesía era una complicación notable en los fetos restantes. En ocasiones se diagnostica durante un parto un coriocarcinoma inesperado en una placenta de apariencia por lo demás normal. No obstante, es más frecuente que el diagnóstico se retrase durante meses por las manifestaciones sutiles de la enfermedad. Al fi nal, la mayoría de las pacientes se presenta con metrorragia y concentraciones altas de la β-hCG (Lok, 2006). Los coriocarcinomas siguientes a emba- razos de término tienen un índice de mortalidad mucho más alto que la GTN después de abortos no molares, que en ocasiones se deben al retraso típico del diagnóstico (Tidy, 1995). En dos estu- dios retrospectivos separados se publicó un índice de mortalidad de 14% en 44 mujeres con diagnóstico de coriocarcinoma después de un embarazo de término (Lok, 2006; Rodabaugh, 1998). Más de 50% de quienes se presentaron con metástasis cere- brales o tumores trofoblásticos en el sitio placentario tuvo un embarazo de término previo (Feltmate, 2001; Newlands, 2002). La frecuencia de estas características de alto riesgo también ayuda a explicar el peor pronóstico del coriocarcinoma después de un embarazo de término. Tumor trofoblástico en el sitio placentario Este tumor consiste sobre todo en trofoblastos intermedios en el sitio placentario y es una variante rara de GTN con comporta- miento único. Estas neoplasias pueden seguir a cualquier tipo de embarazo, pero se desarrollan más a menudo después de una ges- tación normal (Papadopoulos, 2002). Por lo general, las pacientes tienen hemorragia irregular durante meses o años después de un embarazo y el diagnóstico no se considera hasta que se obtiene una muestra endometrial (Feltmate, 2001). Estos tumores tienden a infi ltrar nada más el interior del útero, se diseminan sólo en etapas avanzadas de la enfermedad y producen concentraciones bajas de la β-hCG. Es interesante que un porcentaje alto de la subunidad β libre (>30% de la hCG total) es útil para la diferenciación de otras formas de GTN, si los resultados de la biopsia endometrial son dudosos (Cole, 2008; Harvey, 2008). Cuando este tumor se disemina, el patrón es similar al del coriocarcinoma gestacio- nal, desarrollando con frecuencia metástasis en los pulmones, el hígado o la vagina (Baergen, 2006). La histerectomía es el princi- pal tratamiento para el tumor trofoblástico del sitio placentario no metastásico debido a su relativa insensibilidad a la quimioterapia, aunque hay informes de procedimientos que conservan la fertilidad en pacientes muy motivadas (Feltmate, 2001; Machtinger, 2005; Papadopoulos, 2002; Pfeff er, 2007). El tumor trofoblástico del sitio placentario metastásico tiene un pronóstico mucho peor que los otros tipos más frecuentes de sidades coriónicas. Al principio los coriocarcinomas gestacionales invaden el endometrio y el miometrio, pero tienden a desarrollar metástasis sistémicas tempranas por vía sanguínea (fig. 37-9). Aunque la mayoría de casos se desarrolla después de la evacua- ción de un embarazo molar, tales tumores también pueden apare- cer raramente después de una gestación no molar. Por otra parte, los coriocarcinomas “no gestacionales” ováricos primarios origina- dos de células germinales, aunque poco comunes, tienen apariencia histopatológica idéntica y se distinguen en parte por ausencia de cualquier embarazo previo (cap. 36, pág. 884) (Lee, 2009). El coriocarcinoma gestacional se desarrolla en cerca de uno de cada 30 000 embarazos no molares. Dos tercios de estos casos siguen a embarazos de término y la tercera parte aparece des- pués de un aborto espontáneo o de la interrupción del embarazo. FIGURA 37-8. Micrografía de un coriocarcinoma. Los rasgos histológicos característicos incluyen una proliferación citotrofoblástica anormal cu- bierta por sincitiotrofoblasto. Estos tumores tienen numerosos vasos sanguíneos; nótese la sangre abundante en el fondo. (Contribución fo- tográfica de la Dra. Raheela Ashfaq.) FIGURA 37-9. Imagen por tomografía computarizada (CT) de un corio- carcinoma que invade el útero. 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90637_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 906 06/09/13 22:0306/09/13 22:03
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