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1078 Atlas de cirugía ginecológica SECCIÓ N 6 fracaso del tratamiento. Las tasas de estenosis y PID son muy bajas. Los fracasos del trata- miento para CIN II son de 6 a 10% (Benedet, 1981, 1987; Jacob, 2005; Ostergard, 1980). Además, Jobson y Homesley (1984) repor- taron retracción de la unión pavimentosa- cilíndrica (zona de transición) en el conducto endocervical después de la crioterapia en las pacientes. En su estudio, la vigilancia posope- ratoria reveló que esa retracción produjo una tasa de 47% de estudio colposcópico anormal subsiguiente, que a menudo requirió valora- ción con métodos más cruentos. No se han vinculado complicaciones de infecundidad y del embarazo con esta modalidad de trata- miento (Weed, 1978). ■ Preparación de la paciente En forma ideal la crioterapia se realiza después de concluir la menstruación, lo que disminuye la posibilidad de un embarazo y permite la cicatrización cervicouterina antes del siguiente periodo menstrual. Si se hace antes de la menstruación, el edema posoperatorio puede bloquear el fl ujo menstrual e intensifi car los cólicos. Antes de la criocirugía deberá confi r- marse por palpación bimanual que la anatomía ginecológica sea normal. Si hay posibilidad de embarazo, las pruebas de cuantifi cación de hCG-β deben preceder al tratamiento. TRANSOPERATORIO ■ Instrumentos La crioterapia por lo general requiere un tan- que de gas refrigerante y un dispositivo para crioterapia, un tubo conector, una válvula de presión y la criosonda. El óxido nitroso es el gas refrigerante de uso más frecuente, aunque también se ha empleado dióxido de carbono. Un tanque de 10 kg es sufi cientemente grande para aportar gas bajo la presión necesaria de 10 kg para enfriar los tejidos en forma adecuada. Por el contrario, los tanques más pequeños tal vez no generen presiones sostenidas y pueden ocultar información de una zona de conge- lamiento sufi cientemente grande. El gas se transporta a través de un tubo colector dentro del cañón del dispositivo para crioterapia y después hacia la punta de la criosonda. Surcos circunferenciales dentro del tallo de la crio- sonda permiten que se ajuste de manera segura en la posición al extremo del dispositivo para crioterapia. Se individualiza la selección de la sonda apropiada, pero debe cubrir la zona de trans- formación y la lesión. Por ese motivo, las criosondas tienen diferentes tamaños y formas (fig. 41-26.1). Por ejemplo, las sondas con frente plano se usan para lesiones localizadas en el exocérvix. La ventaja de esta forma es que tiene menor tendencia a impulsar la unión pavimentosa-cilíndrica resultante hacia el con- (Creasman, 1984). Los estudios muestran que debe evitarse un solo periodo de congelación por las altas tasas de recurrencia de la displa- sia en el primer año posterior al tratamiento con este método (Creasman, 1984; Schantz, 1984). Las indicaciones específi cas y las tasas de éxito a largo plazo de la crioterapia se revi- san en el capítulo 29 (p. 753). En general, la crioterapia es apropiada para las neoplasias intraepiteliales cervicouterinas epidermoides (CIN, cervical intraepithelial neoplasia) que no se extienden más allá de 5 mm en el con- ducto endocervical, que no abarcan más de dos cuadrantes de ectocérvix y no se vinculan con una exploración insatisfactoria de colposcopia o un estudio de citología glandular anormal. Además, la criocirugía no es la preferida para el tratamiento del CIN 3 por la mayor frecuen- cia de persistencia del cáncer después del tra- tamiento y la falta de una muestra histológica para excluir la posibilidad de cáncer invasor oculto (Martin-Hirsch, 2010). Por último, la cirugía y otras técnicas de ablación no se recomiendan para mujeres con CIN y virus de inmunodefi ciencia humana (VIH) por el índice tan elevado de fracaso (Spitzer, 1999). PREOPERATORIO ■ Valoración de la paciente En Estados Unidos las mujeres son objeto de valoración colposcópica e interpretación histo- patológica de biopsias cervicouterinas antes de la crioterapia. Se analizó un método terapéu- tico de “ver y tratar” en el cual en lugar de hacer una biopsia durante la colposcopia por una citología cervicouterina anormal, se ini- cia tratamiento de inmediato (Dainty, 2005; Numnum, 2005). Sin embargo, este método, en particular en el contexto de poca dispo- nibilidad de recursos, tiene utilidad máxima cuando se vincula con procedimientos de resección, no de ablación total. ■ Consentimiento informado Aunque las complicaciones de la crioterapia son raras, deberá asesorarse a las mujeres en cuanto a los cambios posoperatorios y riesgos quirúrgicos esperados. Puede persistir una secreción vaginal acuosa y un goteo transva- ginal hemático durante varias semanas des- pués del tratamiento. Por fortuna son raras las hemorragias intensas (Denny, 2005). Los cólicos abdominales son frecuentes, pero por lo general desaparecen en las primeras 24 h. Rara vez las mujeres experimentan una reac- ción vasovagal durante el tratamiento y sólo se requieren medidas de sostén. En la criocirugía puede haber efectos a corto y largo plazos. Los riesgos incluyen estenosis del cuello uterino, enfermedad pélvica infl a- matoria (PID, pelvic infl ammatory disease) y 41-26 Tratamiento de las lesiones preinvasoras ectocervicales CRIOTERAPIA CERVICOUTERINA La crioterapia es un método de ablación uti- lizado para eliminar las lesiones intraepitelia- les del cuello uterino. En este método se usa gas comprimido para alcanzar temperaturas extremadamente bajas que necrosan el epitelio cervicouterino. En teoría, conforme el gas se expande aleja el calor de su entorno. En este caso el calor se retira del epitelio cervicoute- rino. La criosonda de plata o cobre está rodeada por una funda, lo que permite la conducción del frío extremo a través de la superfi cie del cuello uterino. Cuando se usa óxido nitroso la temperatura de la sonda puede alcanzar –65°C. Ocurre la muerte celular a –20°C (Ferris, 1994; Gage, 1979). Conforme se enfría el epitelio cervicoute- rino se forma una capa de hielo en expansión, llamada zona de congelamiento, desde el tejido que está en contacto con la criosonda y crece de manera circunferencial hacia afuera hasta rebasar sus bordes. La zona de congelamiento donde las temperaturas disminuyen por debajo de –20°C se denomina zona letal, que se extiende desde el centro de la criosonda hasta un punto 2 mm por fuera del borde externo de la zona de congelamiento. Fuera de este punto de 2 mm, las temperaturas hísticas son más altas y la necrosis puede ser incompleta. La zona de congelamiento en expansión aumenta en profundidad y en circunferencia durante el tratamiento. Si bien no pueden observarse sus dimensiones, se calcula la pro- fundidad de la zona de congelamiento como equivalente a la dispersión lateral respecto del borde de la criosonda. Para tratar la afectación de las criptas glandulares endocervicales de casi todas las lesiones es sufi ciente una profundidad de 5 mm (Anderson, 1980; Boonstra, 1990a). Por ese motivo, cuando se realiza crioterapia se deja que la zona de congelamiento crezca hasta alcanzar la marca de 7 mm distal al borde de la sonda, lo que asegurará la creación de una profundidad de congelación de 7 mm con una zona letal de 5 mm y una de 2 mm de muerte hística indeterminada (Ferris, 1994). Muchos cirujanos utilizan un método de doble congelación para la crioterapia donde el tiempo defi ne el proceso más bien que las dimensiones de la zona de congelamiento. Se administra gas refrigerante durante tres minutos para crear la zona de congelamiento. Más tarde se deja que el tejido se descongele durante cinco minutos, momento en el que se hace una segunda congelación de tres minutos 41_Chapter_41_Hoffman_4R.indd 107841_Chapter_41_Hoffman_4R.indd 1078 06/09/13 22:1406/09/13 22:14 GINECOLOGÍA������������������������������������������������� SECCIÓN 6 ATLASDE CIRUGÍA GINECOLÓGICA������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 41. CIRUGÍAS PARA TRASTORNOS GINECOLÓGICOS BENIGNOS������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 41-26: TRATAMIENTO DE LAS LESIONES PREINVASORAS (...)�������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������
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