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1110 Atlas de cirugía ginecológica SECCIÓ N 6 forma secundaria con un trócar la aponeurosis y el peritoneo. En el caso del método cerrado se ela- bora una incisión cutánea adecuada al cali- bre y tamaño del trócar, por lo común en el ombligo. La incisión puede ser horizontal o vertical y estar situada dentro del ombligo en un punto central y se le puede realizar con una hoja de bisturí núm. 11 o 15. Los ganchos o las pinzas de Allis facilitarán la eversión del ombligo. Durante la colocación de la aguja de Veress y el trócar, muchos cirujanos recomiendan elevar la pared abdominal ya sea de manera manual o con instrumentos como pinzas de campo (fig. 42-1.19). Los datos de un estudio en que se utilizaron imágenes de tomografía computarizada indicaron que es posible agre- gar incluso 8 cm entre la incisión y el retrope- ritoneo, por medio de la elevación con pinzas de campo (Shamiyeh, 2009). La elevación de la pared abdominal también permite una con- tratensión controlada, que se opone al impulso descendente de la aguja de Veress y más ade- lante del trócar durante la penetración. La aguja de Veress tiene calibre 14 y un obturador con un resorte (fig. 42-1.20). Conforme la aguja entra en contacto con la aponeurosis, retrocede el obturador y la aguja perfora la aponeurosis y el peritoneo. En el momento en que la punta penetra en la cavi- penetración abdominal, el cirujano debe vaciar la vejiga y confi rmar con el anestesiólogo, que en el estómago vacío se ha colocado una sonda orogástrica. La palpación en las zonas comenta- das confi rmará que se obtuvo descomprensión adecuada. El operador también palpa el pro- montorio sacro y la aorta y tendrá que escoger una aguja de Veress de longitud sufi ciente para llegar a la cavidad peritoneal. Por último, una vez revisado y conectado de manera precisa todo el equipo, el cirujano debe confi rmar con el anestesiólogo que se logró la parálisis mus- cular total para evitar movimientos involun- tarios durante la penetración en el abdomen. Insuflación transumbilical con aguja de Veress. El objetivo por alcanzar con esta técnica cerrada es crear en primer lugar un neumoperitoneo con una aguja de calibre 14, mismo que servirá para distender el peri- toneo y aumentar la distancia de las vísceras y estructuras retroperitoneales en relación con el punto de penetración del trócar en la pared abdominal, y con ello aminorar el riesgo de daño por punción durante la introducción del instrumento mencionado. En primer lugar se introduce la punta de la aguja de Veress a tra- vés de la aponeurosis del peritoneo, y de ahí a la cavidad intraabdominal, para lograr la insu- fl ación de dicha estructura con CO2. Una vez generado el neumoperitoneo se puncionan en 2004). Por tal razón, la selección de la entrada se hará después de consideración minuciosa de las variables antes mencionadas. Cada uno de los métodos que se expondrán adelante pueden ser benefi ciosos en situaciones diferentes, pero todos tienen posibles complicaciones y no se ha defi nido cuál de ellos es el más inocuo. ■ Penetración a nivel del ombligo El ombligo es el sitio anatómico más usado para la penetración en el abdomen, aunque otros puntos incluyen el cuadrante superior izquierdo o la zona subxifoidea y con menor frecuencia la vía transuterina y transvaginal. El ombligo es el área preferida para la colo- cación del trócar primario, porque son muy delgadas sus capas subcutánea y preperitoneal en el punto de fusión de la lámina umbilical. De este modo, la vía de acceso transumbilical constituye la distancia más corta a la cavidad abdominal, incluso en personas obesas. Desde el punto de vista estético el hueco del ombligo suele ocultar la cicatriz del acceso umbilical. La penetración por laparoscopia se realiza con las técnicas abierta o cerrada. Con esta última se utilizan una aguja Veress de calibre 14 o el trócar laparoscópico, para perforar la aponeurosis y el peritoneo, y así penetrar en el abdomen. Las técnicas cerradas permi- ten el acceso rápido a la cavidad abdominal con riesgo pequeño de lesión (Bonjer, 1997; Catarci, 2001). Con la técnica de penetración abierta el operador toma la aponeurosis con pinzas de Allis o de Pean y hace una incisión. Hecho lo anterior toma el peritoneo y lo abre. Algunos autores recomiendan un método abierto de penetración como una forma de disminuir los índices de lesión por perforación o punción. Sin embargo los datos de metaanálisis no han señalado que cualquiera de las técnicas que se señalarán sea mejor que las demás (Ahmad, 2008b; Vilos, 2007). Penetración cerrada Preparación de la paciente. Durante la penetración laparoscópica los cirujanos deben valorar en forma apropiada la complexión corporal de la paciente y la relación física que guarda el cuerpo de los operadores, con la talla de la persona en decúbito dorsal. Para disminuir el impulso descendente que surge al colocar la aguja de Veress y los trócares, el cirujano debe ajustar la altura de la mesa, y si es necesario, utilizar un banquito bajo de un escalón. Por debajo del ombligo están la aorta y su bifurcación. Para aprovechar al máximo la distancia entre el instrumento punzante y los vasos mencionados e impedir el daño a ellos, es importante no colocar prematuramente a la persona en posición de Trendelenburg y dejarla en decúbito horizontal. Aún más, para llevar al mínimo la punción visceral durante la A B FIGURA 42-1.19 Introducción del trócar primario. A. Con elevación de la pared anterior del abdomen. B. Sin elevación de la pared anterior del abdomen. 42_Chapter_42_Hoffman_4R.indd 111042_Chapter_42_Hoffman_4R.indd 1110 06/09/13 22:1606/09/13 22:16
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