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_Anatomia con Orientacion Clinica (995)

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FIGURA C6-2.
En todas las pelvis óseas, las espinas isquiáticas se extienden una hacia la
otra, y la distancia interespinosa entre ellas es normalmente la parte más
estrecha del conducto de la pelvis (el paso a través de la apertura superior de la
pelvis, la pelvis menor, y la apertura inferior de la pelvis) que tendrá que
atravesar la cabeza del niño durante el parto (fig. C6-2 B), pero no es una
distancia fija (v. cuadro clínico «Relajación de los ligamentos pélvicos y aumento
de la movilidad articular durante el embarazo»). Durante una exploración pélvica,
si las espinas isquiáticas están lo bastante separadas como para permitir el paso de
tres dedos entre los lados de la vagina, se considera que el ángulo subpubiano es
suficientemente ancho para permitir el paso de una cabeza de tamaño medio de
un feto a término.
Fracturas de la pelvis
En los accidentes con aplastamiento (como cuando cae un objeto pesado
sobre la pelvis, fig. C6-3 A) se produce una compresión anteroposterior de
la pelvis. Este tipo de traumatismo suele producir fracturas de las ramas del
pubis. Cuando la pelvis se comprime lateralmente, los acetábulos y los iliones se
comprimen y aproximan entre sí, y pueden fracturarse.
Las fracturas del anillo óseo pélvico son casi siempre múltiples, o bien una
combinación de fractura y luxación articular. Esto se puede comprobar tratando
de romper una rosquilla sólo por un punto. Algunas fracturas pélvicas se
producen por arrancamientos óseos debidos a los fuertes ligamentos asociados a
las articulaciones sacroilíacas. (Estos ligamentos se muestran en las figs. 6-3 y 6-
4 A.)
Las fracturas pélvicas pueden estar provocadas por traumatismos directos
sobre los huesos de la pelvis, como sucede en un accidente de automóvil (fig. C6-
3 A), o por fuerzas transmitidas a estos huesos desde los miembros inferiores en
las caídas de pie (fig. C6-3 B). Las zonas débiles de la pelvis, que es donde suelen
tener lugar las fracturas, son las ramas del pubis, los acetábulos (o el área
inmediatamente circundante), la región de las articulaciones sacroilíacas y las alas
del íleon.
Las fracturas pélvicas pueden lesionar tejidos blandos, vasos sanguíneos,
nervios y órganos pélvicos. Las fracturas de la región puboobturatriz son
relativamente frecuentes y suelen complicarse, debido a su relación con la vejiga
urinaria y la uretra, que pueden romperse o desgarrarse.
Las caídas de pie o de nalgas desde una escalera de mano alta pueden empujar
la cabeza del fémur a través del acetábulo hasta la cavidad pélvica, y lesionar
vísceras pélvicas, nervios y vasos. En los sujetos menores de 17 años de edad, el
acetábulo puede romperse por el cartílago trirradiado en sus tres porciones
embrionarias (fig. 6-2 C), o pueden desgarrarse los bordes óseos acetabulares.
Relajación de los ligamentos pélvicos y aumento de la movilidad
articular durante el embarazo
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