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LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS EN TIEMPOS
DE LA LLEGADA DE ORELLANA
José Barletti
Febrero de 1992
A los 450 años del Descubrimiento Español del Río Amazonas
(Los errores gráficos se explican porque se trata de la transcripción del libro publicado)
PRESENTACIÓN
Hace 450 años, el 12 de febrero de 1542, una expedición española dirigido por
Francisco de Orellana llegó a la desembocadura del rió Napo en el Amazonas. Se trataba del
“descubrimiento español” del monarca del los ríos. Para los pueblos indígenas, sin embargo
el descubrimiento se había llevado a cabo miles de años antes. Cuando llegaron los invasores
europeos hacia tiempo que habían pueblos establecidos y existían redes de intercambio a lo
larga y ancho de la Amazonía.
En 1942, hace 50 años, se conmemoró el IV centenario de este acontecimiento y con
este motivo, en Lima, Raúl Porras Barrenechea impulsó la Expedición Amazónica y en la
Revista Mercurio Peruano se publicaron varios artículos sobre el pasado amazónico , así como
el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima.
En el hermano país del Ecuador el IV Centenario fue ocasión para llevar a cabo un
conjunto de actividades. Entre ellas su Ministerio de Educación publicó, por primera vez en
América, la Relación escrita por fray Gaspar de Carvajal, quien fuera capellán de la
expedición iniciada en el Qosqo por Gonzalo Pizarro y culminada por Orellana. Años después,
en 1958 la Municipalidad de Quito público por segunda vez la Relación. Ambas ediciones
contienen importantes estudios introductorios. Sin bien es cierto que ellas ayudan a la mejor
compresión del documento histórico también establecen, implícita o explícitamente, la ligazón
de los hechos narrados con la reivindicación sobre territorio del Amazonas.
Cabe recordad que la conmemoración del IV Centenarios se llevo a cabo dos semanas
después de la firma del Protocolo de Río de Janeiro. Precisamente la reivindicación
ecuatoriana tiene como uno de sus soportes la tesis de que la expedición partió de Quito.
 Ello daría derecho al actual Ecuador a los territorios amazónicos.
Sin embargo la realidad histórica es muy diferente, ya que la expedición a El Dorado partió a
Qosqo, como partieron también de allí las “entradas” a Madre de Dios, al Río de la Plata y a
Chile.
Gonzalo Pizarro, en su recorrido desde el Qosqo, así como se reabasteció en Quito también lo
hizo antes en otros lugares como en Huancayo y así se le fue uniendo gente , aunque es
evidente que fue mayor el número de los incorporaron en Quito, dada la cercanía de la tierra de
El Dorado y la Canela. Entre ellos estuvo Francisco de Orellana que era el gobernador de
Guayaquil, Como es sabido, cuando éste llegó a Quito, ya había partido Gonzalo Pizarro al que
dió alcance en Zumaco.
Ecuador no puede, pues, argüir derecho a la Amazonía con el asunto de la expedición
. Pero tampoco tiene sentido llevar actuales problemas de demarcación territorial a una
realidad política muy diferente, cual era estos tiempos, la que el dominio español en América
del Sur tenía unidad y su centro estaba en Lima.
A las dos ediciones ecuatorianas de la Relación de Fray Gaspar de Carvajal se suman
dos hechos de España, una en México, otra en los Estados Unidos y una ultima en Colombia.
Hasta la fecha no había ni una sola edición peruana. Ya que es tiempo que esta tarea
pendiente se lleve a la práctica y que vaya precedida por un conjunto de estudios que
contribuyan a la relectura de esta importante crónica amazónica desde perspectivas distintas:
Geográfica, arqueológica, lingüística, etológica, demográfica e histórica. De esta manera se
podría superar científicamente los entrampamientos que se han producido en torno a este
documento histórico, primero por las consecuencias que tuvo la llamada ”traición de Orellana y
posterior mente a los asunto fronterizos entre Perú y Ecuador. Sólo así la Relación de Carvajal
podrá contribuir a la reconstrucción del pasado de los pueblos amazónicos y específicamente
de la situación existente al momento de la invasión.
Las invasiones sobre el pasado que se vienen efectuando son un instrumento para los
pueblos indígenas que, organizadamente, están tomando en sus manos la construcción de su
propio futuro sobre la base de la comprensión científica de su pasado de su presente. Al
mismo tiempo estos estudios tienen que estar orientados a que se vayan derrumbando los
sólidos muros del racismo que impiden que la población mestiza se dé cuenta de rol que ya
están jugando los pueblos indígenas en el desarrollo de la Amazonía y que, por otro lado, no
permitan que se produzca la unidad de todos aquellos que tienen interés histórico en forjar una
región equilibrio ecológico, de la justicia y de la solidaridad
El presente trabajo busca restar los aportes etnográficos de la Relación de fray Gaspar
de Carvajal recogido las interrogantes que la narración sugiere y motivar al lector para el
estudio de Arqueología Amazónica. La crónica amazónica todavía no es suficiente valorada y
constituye una veta en la reconstrucción del pasado cuando se produce su relectura a la luz de
la investigaciones.
Primero trataré sobre la persona de Carvajal y su obra, luegó sobre la expedición y los
problemas que ésta plantea a la investigación, para finalmente entrar a ver lo referente a los
indígenas amazónicos: el tamaño de los pueblos, su identificación, sus niveles de organización,
la producción, las redes de intercambio y finalmente la comunicación verbal con los pueblos “
visitados”
Iquitos, febrero de 1992
José Barletti Pasquale
 1.- EL AUTOR Y SU OBRA
FRAY GASPAR DE CARVAJAL
Se podría señalar tres trabajos que destacan entre las biografia del fray dominico: El
primer lugar la elaborada por fray Juan Meléndez ( 1935:339-352),cargando de alabanzas
hacia el hermano de religión y que busca salir al frente de la acusación de deslealtad que, a
pesar de haber transcurrido más de un siglo, seguía deslizándose contra el padre Carvajal
Pizarro. Las otras dos biografías son el resultado de indagaciones y han sido hechas por el
bibliógrafo chileno José Toribio de Medina ( Carvajal 1894: XIV-XLV) y por Raúl Porras
Barrenechea ( 1986: 132-135).
En cuanto a su lugar de nacimiento, hay acuerdo en que se trata de Trujillo de
Extremadura, pero en lo toca a la facha, Medina señala 1504 y Porras 1500. Ambos aducen
propias declaraciones de fray Gaspar: Sería 1504 porque en 1579 en una información de
servicio rendida por Francisco de Valverde en Lima afirmó que tenía 75 años. Sería en 1500
porque en varias declaraciones testimoniales ( Porras no señala cuáles son) dice tener 38
años en 1538 y 58. Ante el vació documental que nos deja Porras tendríamos que quedarnos
con el dato e Toribio de Medina.
No se mencionada la fecha de ingreso de Orden de Santo Domingo. Su paso al Perú
es puesto en 1534 por Meléndez, en 1537 por Medina y en 1538 por Porras. Los dos últimos
señalan documentos probatorios. Su venida respondía a un pedido que el Obispo Valverde, el
de la captura de Atahualpa, había hechos al Padre General Dominico para que se enviara
diez religiosos desde España, Vinieron ocho, uno de ellos Carvajal, quien, según Medina, ya
era Vicario Provincial en Lima en 1538 y le toco defender el derecho del asilo del convento en
un pleito cuyos “autores existen en el Archivo de Indias”. Hay coincidencia en que se unió a
Gonzalo Pizarro cuando venía del Qosqo para tomar posesión de la gobernación de Quito y en
su participación en la expedición a la Tierra Dorada y la Canela. Las divergencias surgen en la
apreciación en la conducta del frayle ante la decisión de Orellana de seguir río abajo. El padre
Meléndez narra un incidente que no tiene respaldo documental. Dice que fray Gaspar y
Hernán Sánchez de Vargas se opusieron a la decisión de Orellana y fueron castigado por él
dejándolos abandonados temporalmente en la orilla del río. Medina dice que se trata de
absurdo y Porras de un ingenuidad. Ambas calificaciones se complementan por Orellana.
Porras acusa: “En su crónica fray Gaspar trató de cohonestar la conducta de Orellana
aduciendo que la corriente era muy fuerte y que no pudieron subir en un año lo que habían
bajado en tres días, por la furia del agua “ ( Porras 1986: 133) . Medina exculpa: “ A Carvajal y
otro religioso que con ellos iba, quizás por las consideraciones debidas a su estado sacerdotal
se le dio también un lugar a bordo... Carvajal siguió la suerte de Orellana, desempeño con
entereza y exactitud de las funciones de su sagrado ministerio” . ( Carvajal 1894: XIX).
A toda luces estamos ante el gran telón de fondo que haya detrás de la expedición
iniciada por Gonzalo Pizarro, culminada por Orellana y relatada por Carvajal, es decir, el debate
sobre la “ traición de Orellana “.
Durante el viaje Carvajal fue herido dos veces, una en el muslo y otra en la cara
ocasionándole la pérdida de un ojo. No era con seguridad, un capellán que se escondiera en
los combates con los indígenas:
“.... y como estábamos todos cansado del mucho pelear y
descuidados, pensamos que teníamos las
 espaldas seguras...”
( Carvajal 1944: 26)
Al terminar el viaje en la isla de Cubagua, en septiembre de 1542, regreso a Lima
después de descansar. Orellana fue a Santo Domingo, donde entregó información a
Hernández de Oviedo y luegó se dirigió a España. Este Cronista de Indias se lamenta de no
haber conocido al autor de la Relación:
“ Y he deseado ver aquel religioso fray Gaspar de Carvajal de la
Orden de la Orden de los Predicadores, questa relación escribió;
y estos caballeros hidalgos me dijeron que se avía quedado a
descansar en las isla de la Margarita; é digo que holgara de verle
é de conocerle mucho; porque me parece que éste tal es digno
de escribir cosas de3 Indias, é que debe ser creído en virtud de
aquellos dos flechacos, de los cuales el uno le quitó o quebró el
ojo; e con aquel solo, demás de lo que su autoridad é persona
merece, que muchos, según afirman los que le han tratado,
creería yo más que a los que con dos ojos é sin entenderse ni
entenderse qué cosa son las Indias, ni haber venido a ellas.”
( Hernández de Oviedo 1945: 160)
Cabe preguntarse por razones que tuvo Carvajal para no ir con Orellana a Santo
Domingo. Porras y Medina señalan motivaciones diversas y que concuerdan con sus
respectivos puntos de vista sobre la conducta asumida por religioso ante la actitud de Orellana.
Así, el primero ve que era necesario que Carvajal viajara de inmediato a Lima para ponerse
bien con Gonzalo Pizarro. En ese contexto ubica las dos cartas “ de sumisión y pleitesía” que
escribiera al Conquistador. Hernández con audacia surgiere que fue Orellana quien envío al
padre Carvajal de regresó al Perú para justificarse ( Carvajal 1955: 32). Por su parte, Medina
señala como razón el alto cargo que fray Gaspar desempeñaba y que lo obligaba a tomar su
lugar en los graves conflictos que se estaban produciendo entre los invasores españoles en
Lima y en los Andes. De hecho hay varias pruebas del rol mediador que jugó en las Guerras
Civiles, Cabía sin duda, una doble motivación en la decisión de regreso a Lima.
Hasta su muerte, ocurrida en Lima en 1584, ocupó diversos cargos religiosos en varios
lugares.
LA RELACION DE GASPAR DE CARVAJAL
En 1894 Medina decía:
 “Si bien escrita sin arte, es el reflejo fiel de sus propias
impresiones y de lo que presenció y el único documento que
hasta ahora se conoce de aquel memorable suceso”.
( Carvajal 1894: XXIX)
Era la primera vez que se publicaba la Relación de Gaspar de Carvajal, después de
350 años de haber sido escrita. Sin embargo, sobre ola expedición de Orellana, años antes,
1851, había salido a la luz la versión de Gonzalo Hernández de Oviedo y desde antes había
referencia parciales como las de López de Gómara, Agustín de Zárate, Antonio de Herrera,
Cieza de León, Toribio de Ortiguera Gracilazo de la Vega, La Condamine, Jiménez de la
Espada Maroni, Prescott. También habían relatado el viaje autores americanos, principalmente
ecuatorianos.
Carvajal redactó su Relación en los años 40 del siglo XVI. El título completo es como
sigue:
“Relación que escribió fray Gaspar de Carvajal , frayle de
la Orden de Santo Domingo de Guzmán, del nuevo
descubrimiento del famoso Río Grande que descubrió por
muy gran ventura el Capitán Francisco de Orellna
descubrió su nacimiento hasta salir a la mar, con
cincuenta y siete hombres que trajo consigo y se echó a
ventura por el dicho río y por el nombre del Capitán que le
descubrió se llamó Río de Orellana”.
Existe hoy en día dos copias manuscrita de la Relación de Carvajal. Una de ellas es del
Duque de T´Serclaes de Tilly, que Ballesteros supone contemporáneo al autor ( Carvajal 1944:
7) y la otra está contenida en la Colección Muñoz. En esta última hay “lagunas”, una de ellas
extensa. La edición mexicana de la Relación de Carvajal utiliza este último manuscrito y Jorge
Hernández Millares, quien hace la introducción, dice lo siguiente:
“ En esta copia falta la parte de la Relación que se refiere a
la llegada de los expedicionarios al río Coca, donde se
construyó el bergantín... es decir, toda la parte relativa a la
supuesta “ traición” de Orellana. Esta copia podría fallarse en
el siglo XVII, posiblemente en sus postrimerías a juzgar por
la letra... Al publicar este documento hemos llenado la
laguna... tomando la parte que falta de las transcripción de
don Juán ( sic) Toribio Medina, quien utilizo una copia
perteneciente al Duque de T´Serclaes de Tilly que era la
única completa que existía, esta entonces inédita... Nuestro
manuscrito (el de la Colección Muñoz), en su redacción,
ortografía y otras características parece una copia más
antigua que la utiliza por Medina. Su encanto principal reside
el la sencillez del relato, sin adornos literarios
embarazosos... Muchas de tales discrepancias( entre ambos
manuscrito) son debidas, sin duda, a deficiencias de los
copistas, en unos casos; en otros nos atrevemos a suponer
que son glosas añadidas posteriormente a lo escrito por el
autor”.
( Carvajal 1955:28-35)
La edición de Medina de 1894 fue reeditada en 1994, también en España, sin la
voluminosa y erudita introducción y solamente con las notas. En 1958 en Quito se publicó la
versión de Medina con una introducción de Roberto Paez en la que liga la negación de la “
traición” de Orellana con su imperativo nacionalista.
“ Tenemos que conocer cómo se han ido construyendo los
fundamentos de la nacionalidad y aporte que hemos dado con
nuestros hombres y nuestros recursos al descubrimiento y
utilización de la tierras de América “
(Carvajal 1958:III)
El trabajo de Medina fue traducido al ingles en 1934 y se imprimió en Nueva Your: La
biblioteca Nacional de Colombia hizo lo propio en 1942. En este ultimo caso era una forma de
afirmar, por la vida de la historia, su reciente llegada a las orillas de Amazonas. Diez años
después antes se había producido la Toma de Leticia.
Además de la Relación de Carvajal en sus dos manuscrito existe otro relato sobre la
expedición de Gonzalo Pizarro y Francisco de orellana. Se trata de la versión de Gonzalo
Fernández ( o Hernández) de Oviedo, el Cronista de Indias, incluida en su “ Historia General y
Natural de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano”. En la edición completa de 1851,
salió a la luz por primera vez la tercera parte, cuyo capitulo XXIV
“... tracta de un maravilloso acontecimiento(el descubrimiento
del Amazonas)... Sugund lo escribió... fray Gaspar de Carvajal,
que a todo se halló presente su persona...
(Hernández de Oviedo 1945: 104)
Medina dice que Oviedo la “ Adobó a su gusto” ( Carvajal 1944: 7), es decir, que le hizo
agregados y comentarios de su propia cosecha. El mismo cronista de Indias lo reconoce:
“... además de lo que escribió como testigo de vista un devoto
frayle... yo he sabido después en esta cibdad de Santo
Domingo del mesmo capitán Francisco de Orellana e otros con
él vinieron. Las cuales el dicho frayle no escribió en su
relación, porqueno se acordó, o no le paresció que se debía
ocupar en ellas; y decirlo hé como desde capitán é de sus
consortes lo entendí...”
( Hernández de Oviedo 1851: IV, 384)
Medina concluye que ambos trabajos: la Relación de carvajal y el relato de Oviedo, se
complementan recíprocamente. Raúl Porras Barrenechea llega a una conclusión semejante
cuando, de su puño y letra, escribe lo siguiente al final de la introducción de Antonio Ballesteros
a la edición de 1994:
“ Hay variantes de importancia entre este texto (el de Carvajal)
y de Oviedo, Basta cotejarlos. Esto fue lo que sostuvo. Los dos
textos, el de Oviedo y el de Medina ( Carvajal) son auténticos.
Tan auténticos el uno como el otro. Son dos versiones escritas
por el mismo autor sobre un diario de apuntes”.
(Carvajal 1944: 8)
Sucede de que Porras tenía en su biblioteca particular la edición de 1944 y como era
de su propiedad hizo muchas anotaciones, valiosísimas por cierto, principalmente en lo que
toca a las diferencia que iba encontrando entre el texto de Carvajal que tenía entre manos y el
de Oviedo. Hoy este ejemplar se encuentra en la Colección Porras Barrenechea de la
Biblioteca Nacional (PB 560815). En la introducción, Ballestero hace hace referencia a una
conversación que sostuvo con Porras, en la que nuestros historiador habría sostenido que
existía otro manuscrito con variantes de importancia. Como se puede ver en la anotación que
hemos transcrito, no fue eso lo que quiso decir.
En 1942 el Ministerio de educación del ecuador publicó por primera vez en América la
Relación de Carvajal que incluía tanto la versión de Medina como la de Oviedo con un estudio
crítico del descubrimiento hecho por Raúl Reyes y Reyes.
Con relación a Oviedo, Medina dice que éste escribió el 22 de enero de 1543, una carta
al Cardenal Bembo, que estaba en Italia, contándole el “fausto acontecimiento” (el
descubrimiento del Amazonas) (Carvajal 1894: XXXVIII).LA carta, supone Medina, se habría
perdido y sólo existiría una extracta dado por Ramusio.
El asunto ha quedado aclarado por Eugenio Asensio en el artículo que publicó en 1949 en la
Revista en Indias, en el que presenta la indicada misiva, fechada el 20 de enero y no el 22,
cuyo manuscrito se encuentra en la Biblioteca Vaticana. La transcripción de Asensio utiliza el
texto de la Biblioteca Vaticana le falta dos o tres lineas inferiores. Ramusio la Había publicado
por primera vez en 1556 y de ella se hicieron repetidas tiradas.
“Esta carta refrescaba reminiscencias clásicas caras a los
hombres del Renacimiento...No es por lo tanto sorprendente
que la imprenta italiana la estampase repetidas veces”
( Asensio 1949: 575)
Habría una relación sobre la expedición escrita por el mismo Orellana. Medina da por
hecho su existencia. Se basa en “ fragmento de textos oficiales”, como “el memorial de Juan
de Samano, en una carta el que vino del Perú( Orellana)...”. También cita López de Gómorra y
a Herrera, quienes habrían visto la “ Relación” de Orellana, para concluir afirmando:
“...tenemos establecido de manera explícita que Orellana
presentó en el Consejo de Indias una larga relación que hoy
aparecen los archivos. ¿Estaría esta relación basada en los
apuntes del padre Carvajal?. Es muy probable, sin bien no
podemos menos de creer que fuera distinta de las dos que
conocemos del religioso dominico, y que a las líneas generales
trazadas por éste, Orellana añadiese sus propias
observaciones y personales impresiones.”
( Carvajal 1894: XXXIV)
Las observaciones de Medina se vería reforzada con el texto de Cristóbal de Acuña en
su “ Nuevo Descubrimiento del Gran Río Amazonas”, escrito en 1693, quien en dos partes
señala que “SEGÚN ORELLANA” el río tiene” mil ochocientos leguas”. ( Acuña 1986: 48,59).
De la misma manera, aunque de forma más explícita, La Condamine dice:
“ Se equivocan los geógrafos que han hecho del Amazonas y
del Marañon dos ríos diferentes...YA QUE EL MISMO
ORELLANA DICE EN SU RELACIÓN, que él encuentra a las
amazonas bajando el Marañon” .
(La Condamine 1783: 9-10)
No se puede descartar, pues, la existencia de una relación hecha por el mismo
Orellana. La argumentación de Medina tiene asidero y responde a un razonamiento lógico . En
estos tiempos de descubrimiento de manuscritos es posible que aparezca el que nos ocupa.
El bibliógrafo chileno Medina, en su edición de 1894, publica documentos de gran valía
que complementan la Relación de Carvajal. Allí están la carta de Gonzalo Pizarro al Rey,
escrita desde Tomebamba el 3 de septiembre de 1542 y la de Orellana al Consejo de Indias en
Valladolid el 7 de junio de 1543. Sin embargo, lo más notable son los cincos documentos
elaborados por el escribano Francisco de Isásaga, miembro de la expedición. El mismo
Orellana lo había nombrado para esta función el 4 de enero de 1542, en pleno viaje, “ en el
pueblo de Aparia”, en el río Napo (Carvajal 1894:96) y lo primero que hace es registrar la toma
de posición del pueblo de Aparia, el pueblo de Irimara “y en todos los demás caciques que han
venido de paz”. Un segundo documento de se día es aquel en que el personal de Orellana le
pide siga río abajo. En un tercer escrito, del día siguiente, Orellana ordena que se devuelva lo
que se había quitado a los indígenas y en el cuarto, del 9 de enero, toma posición “en once
caciques”. Finalmente figura el del 1 de marzo en el cual se consigna que el personal nombra a
Orellana “su capitán y le pide que no regrese. Juran todos ante el misal.
En el anexo publicado por Medina se encuentra probanzas, informaciones de méritos y
servicios, la parte de la “ Jornada del Río Marañon” de Toribio de Ortiguera (1585) que trata
sobre el viaje( capitulo XV), varios documentos afirmados por Orellana y la interesante relación
de Francisco de Guzmán.
Se puede asumir la conclusión a que arriba Porras Barrenechea en lo que toca a la
obra del padre Carvajal:
“ Debe suponerse, pues, que fray Gaspar de Carvajal llevó un
diario de la expedición en el que anotaba las fechas de los
acontecimientos , las notas más saltantes de éstos o sus juicios
o emociones personales. A base de éstos redactaría la versión
qu ellevo Orellana a España y que copió Oviedo ( en Santo
Domingo) y con los mismos apuntes redactaría más
descansadamente en Lima, una versión, que por hallarse cerca
de la influencia de Gonzalo ( Pizarro), presenta, quizás,
mayores excusas y disculpas sobre la desleal actitud de
Orellana”.
( Porras 1986: 134-135)
2.- LA EXPEDICIÓN
Se han varios esfuerzos por construir el itinerario seguido primero al mando de
Gonzalo Pizarro y luego de Orellana. Entre los más serios se encuentra el de Marcos Jiménez
de la Espada, editor de las Relaciones Geográficas de Indias, quien hizo el recorrido desde
Quito hacia la selva en el siglo pasado y del cual toma Medina el material para establecer la
ruta seguida aunque discrepando con él ( Carvajal 1894: LXIV-CLXII). Otros trabajos de
reconstrucción de trayecto han sido hechos por Raúl Reyes y Reyes ( Carvajal 1942), jorge
Hernández Millares ( Carvajal 1955), Roberto Paez ( Carvajal 1958), Ladislao Gil Munilla (
1955), Humberto Pérez de la Ossa ( 1935). Hay otras referencias, que no han podido ser
ubicados.
Gonzalo Pizarro, en su tramo final , sale de Quito a fines de febrero de 1541 con unos
4,000 indios y 220 españoles . Avanza unas 30 leguas hasta Zumaco donde siente su “real”, su
campamento. Se une Orellana. Al cabo de 70 días de ir a pie por el bosque la avanzada
encuentra los árboles de la canela y también ” indios salvajes”. Gonzalo sigue con su gente
unas 20 leguas por la orilla hasta llegar a un río grande. Allí ordena construir un bergantín. A
este lugar la llaman Barco. Navegan 43 jornadas y llegan hasta un gran despoblado. Se
produce la separación de Orellana con 57 hombres. Una primera etapa de 9 días termina el 1
de enero de 1542 en que se encuentran en “ Aparia el menor”. Se quedan allí un mes
construyendo el segundo bergantín. Parten el 2 de febrero y a 20 leguas pasan frente a la sede
de Aparia el menor ( al pasar laboca del río Curaray.)
El 12 de febrero llegan al Amazonas en la versión de Hernández de Oviedo está la
siguiente narración:
“Se juntaron dos ríos con el río de nuestra navegación y eran
grandes, en especial el que entró a la mano diestra, como
veníamos el agua abaxo: el cual deshacía e señoreaba todo el
otro río e parecía que le consumía en sí; porque venía tan
furioso e con tan grand avenida, que era cosa de mucha grima
y espanto ver tanta palicada de árboles e madera seca como
traía, que pusiera grandísimo temor mirarle desde la tierra,
cuanto más andando por él”
( Hernández de Oviedo 1944: 116)
Después de 15 días llegan a territorio de “ Aparia el grande”.
Allí construyen otro bergantín ( se quedan 57 días). El 24 de abril reinician el viaje. Estos
lugares estarían por la actual frontera entre el Perú y Brasil. El 12 de mayo están en territorio
Machiparo y libran combate. A los pocos días pasn por Omaguas y luego por dominios del “
señor Paguana”. El 3 de junio estarían en la boca del Río Negro y el 10 en la del Madeira ( Río
Grande). El 24 de junio Carvajal es herido. Se encontraría un poco arriba de la boca del
Tapajos . Alrededor del 20 se dedican 18 están a arreglar las naves. Reinician el viaje el 8 de
agosto. El 24 están en la boca del Amazonas. El 26 inician el último trmo por el mar, llegando
entre el 9 y 11 de septiembre a la isla de Cubagua.
Hay vario problemas geográficos que no están resueltos debido a lo cruzado de la
información proporcionada por Carvajal y por Gonzalo Pizarro. Cada uno trata de justificar sus
propias posiciones. El punto más oscuro es aquel hasta donde llegó Pizarro y desde donde se
separó Orellana. Los cálculos de Medina parecen pocos más arriba de la desembocadura en el
Coca. Se habría determinado para la construcción del bergantín en el río Napo más debajo de
la desembocadura del Aguarico. Al parecer los estimados de Jiménez de la Espada estaban
influenciados por la tesis de la traición de la cual es defensor y por la carta de Gonzalo Pizarro
y la realidad concreta.
Las “Noticia Auténticas” del padre Maroni contienen una descripción muy minuciosa,
hecha dos siglos después, del trayecto desde Quito hasta la parte media del río Napo. Hace
referencia a caminos alternativos que se utilizaban antiguamente ( Maroni 1988: 113-120).
Acuña proporciona datos más granearles (1986: 69-72). Este tipo de información puede servir
de base para un trabajo por la expedición. ( Maroni 1988: 113-120).
En la relación de Carvajal existe varias referencias a la “ tierra adentro”, a las
poblaciones alejadas de las orillas, principalmente cuando pasan por lo que hoy es territorio
brasilero, en las cercanías a los ríos Yarua, Purus, Medeira, que llegan desde los Andes de
Bolivia, territorio de los Moxos. Algo semejante sucede alrededor de las desembocadura de los
ríos Tapajos, Xingú y Tocantis que tienen comunicación con la cuenca del Río de la Platal.
Un tema de discusión gira en torno a las circunstancias y motivaciones de la
expedición. Para Porras étas fue parte de un plan general elaborado por Francisco Pizarro en
1539, que consistía en enviar varias expediciones desde el Qosqo. Había que ocupar a los
soldados después de la Guerra de Salinas. De esta manera mandó a Pedro de Candia a Madre
de Dios, a Diego de Rojas al Río de plata, a Gonzalo Pizarro a la región de El Dorado o País de
la Canela y a Pedro de Valdivia a Chile. Todos ellas se organizaron y equiparon en el Qosqo y
partieron de esa ciudad.
Al respeto, Gil munilla Hace el siguiente comentario:
“Afirmar que Gonzalo Pizarro partiendo del Cuzco, con
hombres, pertrechos y dinero del Perú, fue a la conquista de la
Amazonía es querer demostrar demasiado, como se apreciaría
leyendo al P. Carvajal, a Oviedo, a Cieza, a todos los cronistas
de la empresa, porque los aprestos para la entrada de Pizarro
tuvieron lugar en Quito. El descubrimiento del Amazonas no
debe invocarse como titulo de acceso a un determinado
territorio, a favor de una determinada nacionalidad moderna”
(Gil 1954: 112-113)
Estando de acuerdo en la parte final de lo dicho por Gil Munilla, no puede dejarse de
lado las argumentaciones de Porras, entre las cuales está el testimonio de Pedro Cieza de
León, el llamado “príncipe de los cronistas”:
“ E como Gonzalo Pizarro viese el mandamiento de Marques y
el despacho que él enviaba, con alguna gente se partió por el
camino real de la ribera para ir a Quito, con determinación de
hacer la entrada en la Canela, de la cual se tenía mucha noticia
de que había gran riqueza”.
( Porras 1942 a: 117)
En la realidad, en cada momento se ha producido un desplazamiento del tema de
interés en lo que toca a la expedición de Orellana. Durante mucho tiempo ha girado en torno a
la “ traición” y a raíz del conflicto peruano ecuatoriano, desde hace siglo y medio, la
argumentación de ambos lados se centra en el punto de partida o preparación de la expedición.
Con relación a las motivaciones de Orellana: Gil Munilla hace una propuesta aceptable:
“ Hay que admitir , como indudable, que lo imaginativo añadía
estímulos a proseguir la marcha río abajo, pero de ninguna
manera acepta que son ellos los únicos determinantes de la
navegación. Un gran descubrimiento, por fantásticos que se
presente a los ojos de cualquier conquistador americano, no
podría obsesionarles hasta tal punto que se perdiese la idea
ser necesario enterar al Emperador de su nuevo hallazgo, para
obtener en propiedad la nueva parcela de tierra, que llenaba las
aspiraciones” feudatarias” del español en América, en el
periodo que estudiamos”.
(Gil 1853: 116)
Semejante es la opinión de Prescott:
“En este terrible dilema, una idea iluminó su mente que fue
lanzar el barco al río de las Amazonas y bajar por él hasta su
desembocadura. De este modo se prometía visitar las ricas y
populosas naciones que según los indios cubrían sus orillas,
salir al grande océano, pasar a las islas inmediatas y volver a
España a reclamar la gloria y el galardón del descubrimiento”.
( Prescott 1853: 116)
En torno a la leyenda de las mujeres amazonas, el padre Maroni, en el siglo XVIII,
establece un principio que bien puede aplicarse a la búsqueda de El Dorado o otros portentos
en la Amazonía.
“Todos las demás noticias y relaciones que citan a su favor
otros autores se fundan en tradiciones de indios, que tienen por
costumbre, en hablando con gente española, REPONDER A
SUS PREGUNTAS, NO HAY LOQUE CONOCEN SER
VERDAD, SINO LO QUE LES PARECE HA DE GUSTAR DE
OIR AL QUE PREGUNTA, CONFORME ME HE ENSEÑADO
NO POCAS VECES LA EXPERIENCIA... entre todas las
naciones de Marañon la más diestra en fabricar mentiras es la
de los Omaguas”,
(Maroni 1988: 93)
Algo de esto es lo que sucede decir Franklin Pease, cuando enfatiza en que algunos de
los llamados” mitos americanos o andinos” son en realidad “mitos mediterráneos, mito
europeos”.
En algunos casos la experiencia misionera , que conllevaba una relación muy estrecha
con los pueblos indígenas amazónicos y que exigía largo desplazamiento a través de los ríos,
fue permitiendo que se esclareciera el choque de concepto geográficos: lo que se creía y lo
que era.
La crónica amazónica, que viene siendo rescatada y estudiada, permite dos tipos
opuestos de aproximación a la realidad: Por un lado puede asumirse enteramente lo escrito y
hurgar a partir de ello y por otro lado, se puede tomar distancia frente al cronista acusándolo de
tener una lectura ideologizada de la realidad. Algo de esto último hay en la apreciación de
André Meracel D`Ans:
“Carvajal redactó su relato con le evidencia preocupación de
disculpar a su amo...Para este fin el mejor método consistía en
insistir sobre la hazaña cumplida demostrando hábilmente
cómo el viaje de Orellana había producido el doble efecto de
abrir inmensos territorios a la corona española a la vez que
había llevado a incontables almas de infieles a la rebelión del
cristianismo. Gaspar de Carvajal aportó a esta apología de
Orellana todos los recursos de su talento e imaginación...”
(D`Ans1976: II,I)
 Otra es la opinión de Thomas Myers, quién hace una importante reflexión sobre la
crónica amazónica , en su artículo sobre la reconstrucción de los patrones comunales de
asentamientos antes de la invasión española:
“...ni Lowie ni Steward parece haber tomado en cuenta
acertadamente el sentido de la diferencia entre los relatos de
los pueblos del Bosque Tropical en los siglos XVI y XVII... y
aquellos de fines del XIX y comienzos del XX QUIZAS
PORQUE SIMPLEMENTE CREÍAN QUE LAS FUENTES
TEMPRANAS NO ERAN CONFIABLES PORQUE HABIAN
SIDO ESCRITA POR AVENTUREROS CEGADOS POR LA
CODICIA DEL ORO, O POR MISIONEROS QUE SACABAN
VENTAJA DE SUSU DESMESURADAS ESPECTACTIVAS...
EL ANÁLISIS DE ESTAS FUENTES INICIALES CONLLEVAN
UNA IMAGEN BASTANTE DIFERENTE A LA PRESENTADA
POR O: BSEVADORES POSTERIORES... Una distinción
topológica del mismo estilo se da entre las culturas del bosque
tropical de los de los siglos XVI y XVII y los indígenas actuales”.
(Myers 1981: 34-35)
El interés el la crónica amazónica tiene hoy un eje: la reconstrucción del pasado de los
pueblos indígenas entre el hombre y la naturaleza. Esto exige un trabajo de relectura y de
compulsa con otras fuentes, así de retomar los aportes de los distintas disciplinas científicas .
3.- LOSPUEBLOS INDÍGENAS AMAZÓNICOS EN LA RELACION DE CARVAJAL
Anota Porras que en la Relación “ Los datos etnográficos son siempre esquivos” (
1986: 135)
“La descripción de estos pueblos tiene siempre la vaguedad y
lejanía producida por el paso furtivo de la expedición en periplo
fluvial.
(Ibidem)
Cuatro décadas atrás el mismo Porras había opinado de la siguiente manera:
“...con solo un ojo vio más que todos los etnógrafos y
naturalistas de posteriores y prosaicas épocas de positivismo.
Del relato de Carvajal surge una geografía humana maravillosa
con ciudades de doscientas leguas, cuya desaparición posterior
hubiera entristecido a las casas y leyendas fabulosas como las
de los grandes señores Omaguas, Aparia, Machifaro y, sobre
todo la de las belicosas Amazonas que se instalan para
siempre en la toponimia fluvial de América.”
¿Qué logran expresar esos ” datos esquivos”?. Cabría preguntarse por el tamaño de los
pueblos por su tipos de asentamientos, por la identidad de los pueblos “visitados”, por su
organización y por su lengua “ que Orellana entendía”.
3.1 EL TAMAÑO DE LOS PUEBLOS
Carvajal lo mide unas veces por el número de habitantes y otras por la extensión del
asentamiento o de la zona de “ dominio” territorial. Así, con relación a los Machiparo anota que “
tiene muchas y muy grandes poblaciones que juntan de pelea cincuenta mil hombres de edad
de treinta hasta setenta” ( 1944:24) y que “tanto tardamos en salir de la población de este gran
señor llamado Machiparo, que al parecer de todos duró más de ochenta leguas” (P.29).
Cuando pasan por elseñorío y tierra de Omagua “por ser los pueblos tantos y grandes y haber
tanta gente, no quiso el Capitán tomar puerto “ y cuenta que fueron “caminando por esta tierra
más de cien leguas” (pp.30-31). La provincia de`Picotas duraba sesenta leguas (p.35) y la de
San Juan cincuenta leguas (p.39).
El cronista algunas veces habla de “barrio” lo que , implícitamente , se contrapone a un
asentamiento lineal.
La determinación del volumen poblacional tiene que ver con el nivel de concentración,
con la densidad demográfica. Al cabo de dos siglos el padre Maroni decía:
“No ha habido tampoco nación... que viva toda junta a modo de
uno o más pueblos... suelen vivir en cosas o rancherías
aportadas la unan de la otra muchas leguas y aun jornadas de
camino... Esto es lo que acontece principalmente con los indios
que viven tierra adentro, que son los más, pues lo que
llamamos indios de río, como son los Cinibos , Omaguas,
Yurimaguas, que vivían en Islas, los hallaron nuestros
misioneros poblados en unos como barrio”
El padre Acuña en viaje del capitán Texeira, en 1639, se refería a la concentración:
“Están tan continuadas estas naciones, que de los últimos
pueblos de las unas, en muchas de ellas se oyen labrar los
palos en las otras”
 (Acuña 1986: 60)
Parecía que estamos ante una información fantasiosa. Es difícil imaginar que pueda
haber disminuido tanto la población. Por eso Myers señala que
“...Tradicionalmente se explicaban las difencia ignorándolas o
con la explicación de que las crónicas antiguas eran
mentirosas. Por eso, la mayoría de estudio sobre las culturas
amazónicas empiezan con la idea de que las culturas
indígenas actuales son casi iguales a las que existían al inicio
del contacto europeo. Así Steward y Faron estiman que la
población selvática llegó a unos dos millones de personas en el
tiempo del contacto; con una densidad de unas 0.6 personas
por milla cuadrada (0.23 personas por kilómetro cuadrado)”
(Myers 1988: 63)
Myers muestra otras estimaciones más generosas como la Denevan que elevan hasta
6`800.00 la población aborigen en la cuenca amazónica y en cuanto a la densidad reconoce las
diferencia entre las diversas zonas, siendo la mayor de 14.6 para la cuenca inferior y
estableciendo un promedio de 0.7.
Denevan de quien toma información Myers, en su artículo sobre la población aborigen
de la Amazonía en 1942, señala las limitaciones del trabajo realizado por Steward:
“ Sus cálculos son extremadamente bajos por varias razones,
algunas reconocidas por él mismo. En primer lugar...
generalmente usó datos históricamente relativamente tardíos, la
mayor parte posterior a 1650, no tomando en cuenta así el
declive inicial que con frecuencia fue rápida y muy significativo .
Segundo, Steward tenía una desconfianza general. Tercero,
con mucha frecuencia utilizó un área demasiado amplia para
una población tribal dada, ocasionando así que la densidad
resultante fuera mucho menos que la debida. Cuarto...hizo una
búsqueda muy incompleta de literatura antigua...finalmente, las
bajas densidades de población dadas...a diferentes zonas de la
Amazonía no sirven para explicar la existencia de numerosas
aldeas grandes reportadas por primeros viajeros, la elaborada
cerámica conocida en muchos asientos arqueológicos, ni los
logros organizacionales, agrícolas ni materiales de los pueblos
del oriente boliviano documentados históricamente”.
(Denevan 1980: 4-5)
De todas manera, Myers concluye que la evidencia histórica es escasa en lo que al
tamaño de las poblaciones y que el cálculo se hace más difícil por la distribución muy irregular y
en su mayor parte muy dispersa. De ahí que establece una metodología consistente en
recurrir a la información que pueda proporcionar el estudio de los patrones de subsistencia y
recursos. Una zonificación ecológica le permite una mayor aproximación y llegada al estimado
de 6`800,00 para toda la cuenca.
Tanto Denevan como Myres y en general todos los autores que hacen referencia a la
población indígena amazónica, concuerdan en que las peste introducidas por los europeos han
constituido el factor principal de despoblamiento.
“Antes de la entrada de Orellana en 1542, habían por los
menos cuatros brotes de peste en las márgenes del Amazonas
( 1504, 1522, 1526-7 y 1531). Es probable que la peste llegara
al centro de la cuenca amazónica donde habitaban las
poblaciones mayores. Entre el viaje de Orellana y el de Pablo
de Orsua 1561, se dieron cinco epidemias más en las misiones
jesuitas del Brasil ( 1522, 1558, 1560, 1562 y 1563)... Ya sea
desde el norte, sur, este u oeste, estas peste pudieron ser
introducidas en la Amazonía por medio de las cuales
intercambiaban por toda la Amazonía una gran variedad de
productos especializados”.
 
(Myers 1988: 63-64)
Myres afirma que la misma expedición de Orellana fue portadora de epidemias.
Recuerda que los viajeros descansaron juntos con la población en algunos lugares y que el
cronista menciona la abundancia de mosquito (posible vectores). Además seis españoles
murieron en Aparia el menor, en el Napo. Anota que esto no quiere decir que hayan contagiado
la enfermedad causante de la muerte, “pero es muy probable que estos hombresexpusieran a
los nativos a las males andinos o europeos, contra los cuales los selváticos no tenían
inmunidad “ (Ibidem)
Considerando las peste durante los cien primeros años. Denevan establece que habría
que tener en cuenta un factor (3.5) para el cálculo de la población de la costa brasilera y para el
Bajo Amazonas.
“ Así, por ejemplo, el estimado misional de 15,000 Omaguas a
lo largo del Amazonas central en 1641, puede incrementarse a
52,500 al tiempo del viaje de Orellana en 1542”
( Denevan 1980: 12)
Parece, pues que la observación de Carvajal en cuanto al volumen y concentración
poblacional no peca de exagerada. Los trabajos reseñados son los primeros intentos de
compulsar las Crónicas misioneras con los datos de la Arqueología, de la Antropología, de la
ecología. En la misma línea van los trabajos de Myres relativos a los tipos de asentamientos.
La lectura corrida de la Relación de Carvajal resulta chocante para aquél que ha viajado
un poco por nuestra Amazonía. Se requiere mucha imaginación para retroceder cuatro siglos.
Porras lo hace:
“La impresión general que se obtiene del relato del qpadre
Carvajal es la de la travesía por tierras densamente pobladas
en las riberas del rio, de las que surgen infatigablemente
escuadrilla de canoas indígenas y nubes de flechas que se
clavan en las bardas del navío, mientras suena pifanos y
atambores y, en la tierra cercana ,danzan los indios al son de
ritmo de pasadillas”
(Porras 1986: 136)
3.2. LA IDENTIFICACIÓN DE LOS PUEBLOS
En la Relación unas veces se utiliza el nombre del “señor” (Aparia, Machiparo, Omagua
Panguana). Otra veces la denominación surge de algún rasgo resaltante, por ejemplo, Picotas
(p. 34), debido a la presencia de cráneos sobre estacas que ven en la orilla del río. También se
les identifica por el nombre del río que desemboca en la zona, como es el caso de la llamada
provincia de San Juan (p.39), posiblemente del río tapajós.
Aquí son esquivos los datos etnográficos. Después de Carvajal sean continuado
asignando nombres diversos a los pueblos indígenas amazónicos. Poco a poco, con el correr
de los siglos los grupos sobrevivientes van rescatando el nombre por el cual deben ser
reconocidos por lis demás, es decir, el equivalente en su lengua a “ gente de este lugar”
Es cierto por los tanto, que fray Gaspar “ no es explícito cuando se refiera al nombre de
los indígenas de la ribera de estos ríos”. (Casanova 1980: 77). Pero tampoco puede serlo. Se
trata de un viaje fugaz y sin antecedente conocidos.
Cuando se revisa las crónicas misioneras uno encuentra abundante información sobre
pueblos indígenas en lo que toca a su ubicación, pero la confusión se produce por ola migración
voluntaria o forzosa que se ha producido principalmente a partir de la invasión. De ahí que
sean importantes los trabajos que se vienen haciendo sobre migraciones de cada pueblo. Por
ejemplo de este tipo con los Yagua aunque sólo logra remontarse hasta fines del siglo XVII.
(Chaumeil 1981).
El pueblo que más debate ha ocasionado entre los estudiosos de la Relación de
Carvajal es el de Aparia. Medina presenta la propuesta de Jiménez de la Espada. Quien
establece relación entre Irimara, Omagua, y Aparia. Los primeros se encuentran “ por el río
Napo o de Santa Ana los límites superiores al desagüé del Coca”. Indica que el padre Fritz
había conocido y tratado a un Irimara que residía un poco más debajo de la junta del Napo y
del, Marañon, Jiménez de la Espada menciona el documento redactado por Francisco de
Isásaga ( Carvajal 1894: 96 en el cual se llama pueblo de Aparia, o sea del curaca que lo regía,
e incluso hace derivar la palabra de dos voces Omagua: “abba”, padre, patriarca, señor y “aria”,
arian, ariana.” Porque conviene saber que los Omaguas, pobladores de las orillas del Napo
comprendido entre el Coca y el Aguarico, según el padre Fritz apellidábase, aún a fines del
siglo XVII Arianas”. También hace referencia a “otro jesuita”, el de las “Noticias auténticas” (
Ahora sabemos que se trata de Maroni), quien asegura que a principios del siglo XVII vivían
unos indios Arinas en las cabeceras del Tiputini. En el esfuerzo de establecer la demarcación
entre Aparia el menor y Aparia el grande, coloca al río Curaray en medio, concluyendo que el
pueblo de Aparia, donde desembarcó Orellana, debía caer muy cerca de las juntas del Coca.
(Carvajal 1894: LXXXVIII-XC)
Medina discrepa en cuanto a la ubicación:
“Lejos de creer que el pueblo de Aparia caía hacia las juntas del
Coca, deducimos que el centro etnográfico en que radicaban
sus pobladores eran precisamente aguas arriba y aguas abajo
del Curaray, o sea, por el norte hasta la confluencia del Napo
con el Aguaruna y por el sur u poco más debajo de las juntas
del Napo con el Marañon. El centro debería ser el Curaray”.
(Carvajal 1894: XC-XCI)
La apreciación de Medina tiene concordancia con el dato de que el “señor” Aparia vivía
en la desembocadura del Curaray en el Napo. Orellana quiere detenerse allí porque ha sido
invitado, pero no puede hacerlo porqu hay una palizada y encuentro de corrientes de agua. El
único lugar que tiene esa características es la boca del Curaray. Más arriba, el Aguarico, no
ocasiona este fenómeno.
Es evidente que la argumentación en uno u otro sentido tiene mucho que ver con que
uno está a favor y el otro en contra de la tesis de la “traición”. Para Jiménez de la Espada le es
muy importante colocar lo más arriba posible el desembarco en Aparia para demostrar así que
Orellana tenía posibilidades de regresar hasta donde estaba Gonzalo Pizarro. Esto lo hace
notar Gil Munilla:
“Jiménez de la Espada se fija en la de Pizarro (carta al rey
desde Tomebamba y relación del descubrimiento) sobre las
juntas de los dos ríos...El erudito americanista dice que tales
juntas no pueden ser otras que las del Coca-Napo. Así, Aparia
Menor...debía caer un cierto ”cuando” más allá de la confluencia
citada...El primer poblador de Aparia Menor
Ymara...pertenecerían a los Omaguas encontrados por Pizarro
en el lugar donde construyó el bergantín...Como era
fundamental demostrar que los Omaguas han habitado en
Barco, acude Jiménez de la Espada al testimonio del padre
Fritz, en cuyo tiempo los Arianas u Omaguas poblaban del
Coca al Aguarico...No hace falta notar lo discutible de tal
afirmación. De aquí y de suponer que Aparia Mayor está en el
Curaray...y que este río dista del Coca 6 leguas, aservación
desprovista Menor en las proximidades de la confluencia del
Coca y Napo
(Gil 1954: 248-249)
Al respecto, la referencia de Maroni sobre el reciente establecimiento de los Omaguas,
es muy precisa:
“Una jornada corta más debajo de Tiriri sale a mano derecha el
río, o por mejor decir riacho,Tipuetine, en cuyas cabeceras
viven hoy unos Omaguas o Arianas, que son al presente los
piratas desde río, en que andan ejecutando a cada paso cruele
matanzas“
(Maroni 1988: 118)
El misionero, en otra parte de su obra, trata de establecer la forma en que los Omagua
han llegado a esos lugares:
“Con ocasión del alzamiento de los Icaguates que mataron al
capitan Juan Palacios, es muy verosimil que los españoles de
Baeza y quixos llevarían para arribar los Omaguas que vivían
cerca de Aguarico y los poblarían en las juntas del río Sunu,
según tradición que conservan hasta el dìa de hoy los vecinos
de Santa Rosa (está escribiendo en el primer tercio del siglo
XVII)...desde Sunu, habiendo alzado también ellos y muerto a
su encomendero, parte se retiraron a las cabeceras del
Tipuetini...y parte se dejaron ir río abajo hasta encontrarse con
la fuerza de su nación, que vivía en las islas del
Marañon...Consta aun que hay algunos Omaguas... para
arribar, hacia la quebrada de Eno O Quebeno... hasta donde se
extendían antiguamente sus tierras”.
(Maroni 1988:220)
De lo expuesto se pudría deducir que los Arianas eran un pueblo Omagua, que Aparia
es el nombre del “señor”, con el que Carvajal designa al grupo y que en tiempos de expedición
no se habían extendido hasta el Cosanga, donde Gonzalo Pizarro indica haberlocontactado.
En cuanto al denominación Omagua, los estudiosos la usan unas veces para designar a
todo el pueblo tupi y otras a una parte.
André Marcel D´Ans anota:
« Aquellos pueblos tupi- guaraníes (omaguas, cocamas,
cacamillas, Yurimaguas, maynas) contribuyeron la última
avanzada de la Expansión de su grupo lingüístico por todo el
curso del Amazonas. Entre ellos y los demás pueblos ribereños
tupi-guaranies establecidos más abajo, no se constata ninguna
solución de continuidad... las culturas ribereñas demuestran
una verdadera continuidad a medida que uno remota el curso
de los ríos...”
(D`Ans 1976: 38))
Omaguas es uno de los pueblos más mencionados en la crónica de los jesuitas, que,
como se sabe, desarrollaron su actividad en la parte norte de la Amazonía.
“La principal y más numerosa destas naciones, a quien
antiguamente tenían mucho las demás, es la de los Omaguas,
oriundos probablemente de los Tupinambas del Barsil, como lo
da a entender su idioma, que poco se diferencia del que los
portugueses llaman Leguas General o de los Tupinambas, y
según dicen, se extiende a muchas naciones del Brasil.
(Maroni 1988: 304)
Prosigue el padre Maroni con un recuentro de sus costumbres, su organización, su
región, su producción. El padre Uriarte llama a los Omaguas “La flor de los Marañones” (
1986:24) y dice que predomina la legua de este pueblo (2259, uqe es diversa en toda la región
(389).
Gonzáles Ruiz considera a los Omaguas como uno de los grupo Tupi:
“Los Tupís fueron las tribus más civilizadas del Brasil, pero no
llegaron a conocer los metales, si se exceptúa los Omaguas,
por el contactos con la poderosa civilización Quechua...Como
grupos típicos de la familia Tupi citaremos los Cocamas y los
Oamguas...Los Omaguas ...habitaban desde el Napo hasta el
Putumayo en el siglo XVI, Orellana los consideraba inteligentes
y valerosos”.
El padre Espinoza apunta:
“La denominación Omagua puede originarse de om-awa “ver
gente”, que está atenta, atisbando, gente espía, nombre que
pudieron darle susu vecinos y parientes, los Kakama, y que les
está muy bien por ser gente dispersa por las islas y oírlas del
Amazonas y por su vecindad con éstos, con los cuales debieron
tener algunos chaques bélicos...Todos esto no deja de ser
suposición de tantas”.
(Espinoza Ruíz 1942: 59)
Mercie ( 1985:51) cita a Lathrap ( 1970: 150) y señala que para la fase Napo, por el
Aguarico y el Tiputini, las fachas de ocupación van de 1100 a1700:
“Tiene su origen en los proto - Cocama u Omagua. La
lingüística también señala una migración río arriba... a partir del
Amazonas central. A la llegada de los blancos, el idioma Omagua
denominaba la cuenca del Amazónica, desde la boca del Napo hasta la
de Yuruá,... en el tiempo del descubrimiento , según Metranux, los
tiempos Omaguas estaban en plena expansión. Anualmente los grupos
guerreros, siguiendo los ríos alcanzaban regiones atacando pueblos...”
Finalmente, con relación a los Omaguas, hoy quedan rasgos de la Reducción Jesuítica
San Joaquín de Omagua que en sus orígenes estaba ubicada en las cercanías de Pevas y fue
trasladada a un lugar entre Nauta y Tamshiyacu. Cerca de allí, tierra adentro de Porvenir, está
San Salvador de Omagua, donde parece que realmente quedó la Reducción ya que se
recuerda la existencia de una gran campana de bronce que luego se la llevaron a San Joaquín.
En este lugar, hasta hace algunos años, solamente hablaban el “omagüino “ unos cuantos
ancianos.
Chaumeil, en la primera edición en francés de su libro sobre las migraciones Yagua (
1997), mencionó la posibilidad de que este pueblo fuera el denominado Aparia por carvajal e
incluso intentó una etimología del término Aparia en lengua Yagua.- Posteriormente, en la
primera edición castellana de 1981, hace precisiones muy importantes:
“ A la luz de las crónicas del siglo XVI, el contacto entre
Orellana y los Pebas-Yagua no aparece tan evidente como la
habíamos surgido en esta obra. Las oírlas y las islas del
Amazonas, entre el Putumayo y el Napo, estaban
principalmente pobladas por grupos Tupi (Omagua), llegados
de la costa brasilera en una época anterior a la conquista. En su
momentos expansionistas de carácter mesiánico, los Tupi muy
posiblemente empujaron a su paso a la poblaciones ribereñas
hacia el interior de las tierras. No obstante, la existencia de
relaciones bilaterales de intercambio que dan atestiguadas
claramente para la zona considerada entre los asentamientos
Tupi ribereños y los poblaciones interfluviales entre los cuales
podrían figurar los Peba- Ygua, entre otras.”
( Chaumeil 1981: 209)
Betty Meggers trata de establecer evidencias culturales para determinar la distribución
de los pueblos amazónicos desde la antigüedad y señala tres tipos de limitaciones para lograr
este objetivo:
“Vasta áreas se desconocen arqueológicamente, cientos de
idiomas permanecen sin ser clasificados debido a una
inadecuada información, o han sido categorizados sobre la
base de unas cuantas palabras; son pocos los estudios
etnográficos detallados y con frecuencia se limitan a un aspecto
parcial de la cultura”
(Meggers 1983: 16-17)
Señaladas las limitaciones, intenta distribuciones lingüísticas etnográficas y
arqueológicas para luego aplicar el “modelo biogeográfico a la evidencia cultural”. Ya antes, con
su esposo Clifford Evans (1981), había establecido “algunas consideraciones teóricas” para la
reconstrucción de la Pre-historia amazónica sobre la misma base, aplicándose a los Tupi –
guariní. En lo que toca a las migraciones de estos pueblos, dice:
“Los primeros exploradores europeos del litoral brasileño que
indagaron de indios Tupi- guaraní la razón de sus migraciones,
fueron informados que éstos estaban en busca de un paraíso
terrestre “donde no habían ningún sufrimiento , donde los picos
cavarían el suelo sin ayuda y donde los cestos serían
milagrosamente llenos sin que ninguno levantara la mano”
(Metraux 1927: Migraciones historiques des Tupi – guaraní).
Como los sitios arqueológicos Tupiguaraní del litoral están
siempre en lugares de bosque, implica haber sido tan
preferido”.
(Meggers 1981: 24-25)
En cuanto a los otros grupos mencionado en la Relación de Carvajal, los Machiparo no
son nombrados en las crónicas misioneras. Porras Barreachea, cuando trata sobre las primeras
entradas amazónicas, relata la de Alonso de Mercadillo en 1538 a los Chupechos, en la que 25
de sus hombres se internaron en una provincia muy rica de oro y poblada de indios que se
llamaban Machifalo. Toma esa información de Jiménez de la Espada y ubica a ese pueblo entre
las desembocaduras del Napo y del Putumayo, “mas cerca de está ultima”. (Porras 1942 –a:
115).
3.3 LOS NIVELES DE ORGANIZACIÓN
La Relación deja la sensación de encontrarse ante pueblos muy organizados, con
dominios señoriales:
“...y así que llegaron, le dijeron (a Orellana) que ellos eran
principales y vasallos de Aparia y que por su mandato venían a
nos traer de comer...”
(Carvajal 1944: 19)
“...y saltó el señor en tierra, y con él muchos principales y
señores que lo acompañaban, y pidió licencia al Capitán para
ser asentar...”
(Op. Cit. 20)
Parecería que el padre Maroni corroborara esta impresión
“Los Omaguas se Precian de haber tenido siempre, aún antes
de ser cristianos, una como especie de policía (civilización) y
gobierno de vivienda muchas de ellos vida sociable, mostrando
bastante sujeción y obediencia a sus principales curacas...”
(Maroni 1988: 306)
Lumbreras cita a Betty Meggers:
“En su libro sobre la Amazonía describe a los Omaguas y
Tapajós que llegaron a organizarse al nivel de “Señoríos” :
“Cada aldea tenia un jefe y todas las aldeas en una provincias
estaban unidas bajo un alto jefe...El jefe Omaguas de fines del
siglo XVIII era llamado Tururucari, que quiere decir ‘dios’. Su
domino se extendía a lo largo del río por más de 100 leguas y
era obedecido universalmente con gran sumisión... Al lado
opuesto de la escala social de los jefes...esclavos...eran usados
para el trabajo agrícola y asuntos domésticos...”(AmazoníaAldine. Ney York 1971)
(Lumbreras 1981: 9-10)
Una opinión extremadamente opuesta presenta Thomas Myres:
“Con seguridad no existía ninguna unidad política supra-local
excepto bajo la circunstancia muy inusuales y de poca duración
y mucho menos nada que se parezca a un estado”.
(Myers 1981:36)
Alejandro Camino establece conclusiones semejantes, aunque no queda claro si se
refiere a la situación actual o a la existencia anteriormente :
“Las etnías de la Amazonía Peruana no constituyen
agrupamiento políticamente organizados en “tribus” bajo forma
de liderazgo alguno
La pertenencia a un grupo etno-lingüístico está referida a la
comunidad de la lengua y la cultura, sin existir a una conciencia
definida sobre la etnía como entidad con límites, organización o
liderazgo alguno...El la cultura tradicional no existe así
concepto “Tribal” entendido por esto una comunidad étnica
políticamente organizada en el sentido tradicional delo
término”.
(Camino 1984: 86)
La posición de André Marcel D’ Ans plantea distinciones que pueden dejar lugar a las
observaciones del padre Carvajal en lo que toca a la organización d los pueblos:
“Para entender mejor la historia de la Amazonía peruana
importa reconocer en todos sus matices aquella oposición que
existe entre las civilizaciones ribereñas y las tribus de la tierra
firme. Aquellos vasallajes, alianzas, simbiosis rencores y
antagonismo, forjados en los transcurso de los siglos pre-
colombiano, han dejado muy claramente marcados sus huellas
en las mentalidades indígenas...los pueblos ribereños por su
volumen demográfico, sus formas de producción y organización
social, estaban mejor armados para resistir el choque de la
civilizacional que iba a representar la llegada del blanco...En
cuanto alos pueblos pre-andinos que ocupaban los lugares de
tránsito entre los Andes y la Amazonía, estaban mucho mejor
que los otros, preparados por su historia pre-colombiana a ver
pasar por su territorio a los emisarios de civilizaciones
diferentes”.
(D’ Ans 1976: 42-43)
En épocas previas a la llagada de la expedición de Orellana había movimiento
poblacional en el Napo y Amazonas. Era un corredor de contactos. Esto suponía un nivel de
organización .
3.4. LA PRODUCCIÓN
Las referencias de Carvajal sobre la producción para satisfacer las necesidades de la
guardan relación con los sistema tradicionales de subsistencia del hombre amazónico. Llama
simplemente la atención las menciones que se hacen del maíz. En la versión de Oviedo se le
nombra los primeros tramos del viaje:
“Así como llagamos a las poblaciones de Aparia fuimos
costeando por buenos pueblos en que hallábamos mahiz y
algún pescado...”
(Hernández de Oviedo 1851: 548)
“Digo que partimos de este asiento (Ymara) e apocábase el
mahiz que este pueblo se avía hallado...”
(op. Cit. 545-546)
“...que se cumplieron nueve días que aviamos salido del real,
llegamos a un pueblo... Irimais, en la cual quiso Dios que
hallemos mucho mahiz...”
(cp.cit. 545)
La Relación de Carvajal no menciona el maíz sino desde su territorio de los Machipero,
al parecer ubicado por la desembocadura del río Putumayo, actual territorio brasilero:
“Así que nos era necesario comer nuestro acostumbrado
manjar, que era yerbas y de cuando en cuando un poco de
maíz tostado”.
(Carvajal 1944:24)
“Hallamos en este pasto (300 leguas abajo Aparia) muy gran
cantidad de bizcocho muy bueno, que los indios hacen de
maíz y de ayuca “.
(cp.cit.30)
“Aquí se halló mucho maíz... de lo que los indios hacen pan
(debajo de Picotas)”.
(cp.cit.36)
“Comíamos el maíz por granos contados (en la boca del
Amazonas)”.
(cp.cit.45)
“Comíamos... unos a medio almuz de maíz tostado y otros a
menos”.
(cp´.cit.46)
Es posible que por los Andes de Quito no se hubiera introducid el maíz, lo que sí habría
sucedido a través de los ríos que están en la margen derecha del Amazonas que llegan de los
Andes bolivianos. La inclusión del maíz por Oviedo desde los inicios de la navegación puede
ser tomado como una ligereza de alguien que, desde las Antillas, ve en el maíz un recurso
normal en la América del Sur. La omisión de Carvajal podría también deberse a un descuido.
La introducción del maíz en la Amazonía viene siendo objeto de investigaciones. Una
de las más recientes es la de Roosevelt (1980).
3.5 LAS REDES DE INTERCAMBIO
La versión de Oviedo introduce el término “rescate “ (trueque) que no aparece en los
textos paralelos de Carvajal:
“ Los indios (de Aparia el grande) venían todos los días del
mundo e nos traían de comer ...por el rescate que el Capitán
les daba...”
(Hernández de Oviedo 1945: 120)
“Porque los indios no faltaron siempre nos traer de comer muy
abundante de la manera que el Capitán se los pedía...”
(Carvajal 1944: 22)
Después de zarpar en el bergantín que había construido en Aparia el grande, llega un
momento en que no hay pueblos. La narración define:
“Desde a pocos días dexaron los indios de rescatar, y en esto
conocimos que estábamos fuera del señorío e población del
cacique Aparia...”
(Hernández de Oviedo 1945: 123)
“Desde a pocos días cesaron los indios y en esto conocimos
que estábamos fuera del señorío y población de aquel gran
señor Aparia”.
(Carvajal 1944: 24)
¿Por qué Carvajal no menciona el “rescate”?. El capitán “ pedía” u ordenaba que su
gente se apodera por la fuerza de aquello que se necesitaba según como viera la actitud de los
indios. No existen tampoco referencia de los bienes que los españoles, en tregarían a los
indios. Es posible que se haya producido algún intercambio y eso no sería raro porque las
investigaciones dan por sentado que antes de la llagada de los españoles existían redes de
intercambio al interior de la Amazonía y de esta región con el mundo andino:
“Es evidente que el río Napo desde la alborada de la
prehistoria fue una de las principales rutas de llegada y salida de razas
que, en incesantes movimientos, precedieron a la llegada del
conquistador español y que dejaron huellas que la investigación
arqueológica ha ido señalando..”
(Mercier 1985: 38)
Thomas P. Myers, en su artículo sobre la redes de intercambio tempranas en la Hoya
Amazónica, es enfático al respecto:
“Pese a que la arqueología de la cuenca amazónica es aún
poco conocida, existe amplia evidencia de un extenso intercambio en
épocas prehistóricas. Ya que las investigaciones continúan, será
posible atar los cabos del record existente. Hasta (ahora) la mejor
evidencia proviene de la distribución de hachas de piedra, objetos de
cobre, adornos de jade y de cerámica. Las fuentes históricas surgieren
la existencia de otros bienes de intercambio aborígenes y algunos de
los mecanismos involucrados en su circulación”.
(Myers 1983:63)
Después de señalar evidencias sobre el intercambio de los objetos mencionados,
concluye:
“Era incuestionable una red indígena porque durante la
expedición de Orellana en 1542 se registró bienes de
intercambio tales como oro, palta, cobre...La Clave del sistema
de intercambio etnohistórico está en los grupos de
comerciantes especializados que viajaban grandes distancias
por el Amazonas y sus afluentes llevando los productos
característicos de un grupo a otros con distinta
especialización...Sólo quince años después del viaje de
Orellana, Juan Salinas llegó a la conclusión que los Piro tenían
conocimientos directos del Cuzco y del Ica, con lo cual se
entendía la existencia de adornos de oro y plata que encontró
entre las tribus del Ucayali... Los pueblos de la selva no podrían
haber subsistido sin las hachas de piedra tan necesarias para
el roce del bosque...”
(cp.cit.68-70)
La existencia del objeto de oro no puede deducirse de la narración de Carvajal. La
expedición tenia objetivos y motivaciones que ya han sido señalados y en ese contexto se
puedan entender las alusiones a metales precioso. Pero Donald Lathrap llega a las mismas
conclusiones siguiendo otro proceso. Estudia la antigüedad y la importancia de las relaciones
de intercambio a larga distancia en la selva ante de la llegada delos europeos y la ve como
una necesidad. Su punto de partida es la constatación de la heterogeneidad del medio
ambiente, vale decir, existencia de muchos ecosistemas dentro de la selva. Esto implica que
“el bosque de acceso inmediato a la comunidad local es siempre deficiente en algunas plantas
y árboles” (Lathrap 1981:31). Se impone, pues , el desarrollo y mantenimiento de relaciones de
intercambio a larga distancia. Por otra lado, este sistema se tuvo que hacer más complejo por
la misma complejidad biológica del bosque tropical. Es en este marco que plantea el rol que le
tocó cumplir a Valdivia en la costa de Ecuador como articulador y también lo referente al
intercambio con los Andes:
“La aparente norma fija del intercambio de la Guayusa (yerba
para brebaje con cafeína)es sólo un indicio de cómo las
relaciones comerciales entre los Andes Centrales y la selva
alcanzaron un alto nivel de intensidad bajo la influencia de la
cultura Tiahuanaco. Zuidema ha encontrado datos mitológicos y
cuasi-histórico que sustenta esta posición “.
(Lathrap 1984:93)
Rosa Fung también de por hecho el intercambio que “desde muy temprano existió entre
la sierra y la selva”, refiriéndose a la zona del Napo. (Fung 1981:109)
En esta perspectiva Fernando Santos (1985: 16-22), al examinar las vistas de Huanuco
distingue una “forma de circulación de bienes escapa al marco institucional del modelo de
control vertical” y que “ daba pie a una vasta red de vínculos económicos que ponían en
contacto a poblaciones y zonas alejadas entre si varios días de camino”.
Las referencias a las redes de intercambio entre la selva y el mundo andino suelen dar
lugar a que se establezca , para la época del Tahuantinsuyo, una relación unidireccional (de los
Andes hacia la Amazonía) o que se centre la preocupación sólo en ese sentido.
(Camino1977: 125-126; 19984:80; Porras 1942- a: 113-114).
Los trabajos que se vienen realizando enfatizan la autonomía cultural de los pueblos
amazónicos en tiempos prehispánico y el doble movimiento de relación con el mundo andino.
Luis Millones , al tratar sobre los Chiriguano amplia sus reflexiones a los otros grupos
marginales al Tahuantisuyo, particularmente a los pueblos selváticos:
“Los ‘salvajes’ , siempre muestren un rasgo cultural que
disuene con su necesaria ignorancia cultural que tiene que
tratarse de un ‘préstamo cultural ‘,comercioo cualquier clase de
influencia... su nivel cultural fluctúa en razón de su cercanía a
las altas culturas de los Andes... Dentro de la caudalosa
formación renacentista del cronista mestizo (Gracilazo)...ávido
lector de Plutarco, funcionaban los patrones romanos como
esquema de la sociedad de sus abuelos maternos: el imperio
y los bárbaros de la frontera. Nada faltaba para la fantástica
comparación que ha seguido funcionando en la mentalidad de
los investigadores contemporáneos...”
(Millones 1985:14-15)
Parece que la Relación de Carvajal no proporciono ningún dato concluyente sobre el
doble movimiento de influencia cultural entre los Andes y la Amazonía. Quedan sin embargo
pendientes las investigaciones que arrojen más luz y permitan una relectura completa.
4. “ORELLANA ENTENDIA ’’
En la Relación de Carvajal Fray Gaspar afirma que Orellana entendía la lengua de los
pueblos indígenas amazónico:
“Y púsose sobre la barranca del río, en su lengua, que en
alguna manera les entendía, comenzó de fablar con ellos...”
(Carvajal 1944:16)
“Los indios quedaron muy contento de ver el buen tratamiento
que se hacía, y en ver que el Capitán les entendía su lengua,
que no fue poco para que nosotros saliésemos a puerto de
claridad, que, a no la entender tuviéramos por dificultosa
nuestra salida”.
(Cp.cit.19)
“...como lo entendiese, que, como dicho tengo, el entender él
la lengua fue parte, después de Dios, para no nos quedar en el
río, que a no la entender, ni los indios salieron de paz ni
nosotros acertáramos en estas poblaciones”.
(Cp.cit.20)
Oviedo añade su propia cosecha:
“El qual (Orellana) con muchas continuación después que pasó
a estas Indias, siempre, procuró entender las lenguas de los
naturales dellas, e hizo sus abecedarios para su acuerdo; y
dotole Dios de tan buena memoria e gentil natural, y era tan
diestro en la interpretación, que obstante las muchas e
diferencias lenguas que en estas partes hay, aunque no entera
ni perfectamente entendiese a todos los indios, como él
deseaba, siempre por la continuación que en esto tuvo,
dándose a tal exercicio, era en fin entendido y entendía asaz
convenientemente para lo que hacía a nuestro caso”.
(Hernández de Oviedo 1945: 117)
Solamente en una oportunidad carvajal informa sobre la falta de compresión, pero no se
trata del Capitán y es en territorio Omagua:
“Y muchas veces lo indios se ponían a platicar con nosotros, y
como no los entendíamos, no sabíamos lo que nos decían”.
(Carvajal 1944:30)
Ante todo este tipo de datos, se producen dos clases de reaciones contrapuestas:
“Cuando EL cronista Carvajal nos refiere que él capitán
Orellana hablaba a los pueblos de los márgenes del
Amazonasen el lenguaje del Inca, y que estos le entendían,
se comprueba la existencia quechuizante del Imperio”.
(Porras 1942-a:113)
“Gaspar de Carvajal aportó a esta apología de Orellana todos
los recursos de su talento y su y su imigración. Leyendo su
crónica , por ejemplo, uno no puede dejar de maravillarse
acerca del fabuloso don de lenguas que tenía ese Capitán , el
cual en un dos por tres podía aprender a hacer uso de lenguas
más diversas de los pueblos que encontraban en su camino,
con el fin de inmediatamente convencerles para que
reconocieran la autoridad de su Dios y la ley de su rey”.
(D’ Ans 1976-II : 1)
Haciendo justicia Porras, habría que indicar que en 1942, cuando escribió su artículo
“Los Inkas y la Amazonía” y su “Bibliografía amazónica”, no tenido oportunidad de trabajar
ampliamente la Relación de Carvajal, como sí sucedió después de 1944, al salir la segunda
edición de Medina. De la primera de 1894 se había hecho solamente 200 ejemplares. Este
contacto epidérmico con Carvajal, que había tenido hasta 1942, lo habría llevado a suponer la
presencia del quechua en la Amazonía en tiempo del viaje de Orellana, ya que no hay un
mínimo apoyo en ninguna de las versiones de Carvajal.
Cabe anotar, por otro lado, que los textos que afirman que “Orellana entendía “ se
relaciona con Aparia, con Omaguas. Según Maroni ésta no es una lengua dificultosa (1988:
216) y podría ser posibles que entre los indios de la expedición de Gonzalo Pizarro hubiera
algunos que la supieran y que Orellana la aprendiera en sus rudimentos. Habría que tener en
cuenta que la primera vez Carvajal dice que “ en alguna manera les entendía”. Allí, en
Aparia el menor, permaneció un mes mientras construía el bergantín y podía haber sido
oportunidad para mejorar. Cuando llegan a Aparia el grande, Carvajal dice simplemente que “
Orellana les entendía su lengua”, sin poner “en alguna manera”.
Esto puede ser pura especulación y no se conduce con la voluntad de halago que ésta
presenta en el cronista, pero un análisis atento no s permite ver que se trataría de una sola
lengua. Los lengüístas hablan de los Omaguas como “Lengua Franca” hasta el establecimiento
de las misiones jesuitas. En todo caso tubo que existir algún tipo de intermediación verbal en
Aparia , tanto el menor como el grande. En el primer lugar permaneció un mes y en el segundo
lugar 57 días.
En cuanto a la presencia del Quechua en la Amazonía, Juan Marcos Mercier, en su
interesante artículo sobre las tradiciones lenguísticas del Alto Napo, después de seria
argumentaciones respaldadas en abundante referencias bibliográficas, descarta que se hablaba
esta lengua ante de la conquista:
“El Kichwa de los ríos Pastaza, Tigre Napo tiene otro origen
netamente Quiteño, aclimatado a la cuenca Quijos – Alto Napo
llevada al Napo peruano en tiempos del caucho. Con esto no
queremos negar las infiltraciones anteriores debido a la acción
misionera o económica “.
(Mercier 1985: )REFLEXIONES FINALES
La Amazonía es todavía una incognita. No se la comprende. Al mismo tiempo la Amazonía es
un reto y una promesa.
Comprender el presente de esta inmensa región implica conocer e interpretar su
pasado son la base para imaginar y construir su futuro
Hablar de la Amazonía es ante todo hablar de su gente y particularmente de esa quinta
parte de su población que es en gran medida depositaria de la experiencia acumulada durante
decenas de siglos en lo que toca al conocimiento, compresión utilización de su naturaleza. Hoy.
el avance impetuoso de la Federaciones Indígenas Amazónicas hace que éstas se vayan
colocando a la cabeza en cuanto a la propuesta y ejecución de alternativas para el desarrollo
regional. La cultura indígena, por otra parte, está presente de alguna manera en toda la
población de la selva, mal que le pese a más de un racista iquiteño. Hasta hace poco se usaban
despectivamente términos “salvajes” , “incivilizados”, “indios”, para referirse a los herederos
directos de lo que los investigadores vienen llamando “Culturas del Bosque Tropical”, cuyo
desarrollo fue interrumpido a partir de la invasión europea.
La Relación de Carvajal es un testimonio de importancia, no sólo sobre el viaje
expedicionario, sino sobre los pueblos que en esos tiempos creaban cultura en la Amazonía.
Como bien dice Porras Barrenechea, los datos que nos da el fraile sobre la vida de la gente
son esquivos, es decir pocos y confusos .Pero hasta cierto punto son suficientes como para
poder plantearnos interrogantes y para sentirnos motivados a entrar en el mundo de la
Arqueología Amazónica. De esta manera Carvajal se puede convertir en una puerta de ingreso
en lo que toca al conocimiento e interpretación del pasado amazónico anterior a la invasión
española.
Las investigaciones científicas se multiplican: los arqueólogos tratan de interpretar toda
la información que puedan proporcionarles los restos materiales que se vienen hallando. Los
historiadores indagan en los escritos de los primeros españoles que pasaron por la región o se
asentaron en ella, buscando su re-lectura. Los antropólogos y etnólogos intentan reconstruir la
vida de los pueblos antiguos principalmente a partir de la vida presente. Los lingüistas estudian
las características comunes de la lenguas indígenas para tratar de establecer las relaciones
existentes entre los pueblos antiguos y de alguna forma su ubicación en el espacio.
Hay materiales de lectura en el alcance de la mano. La mayor parte, sin embargo, no
esta disponible todavía en la biblioteca de la región. Pablo Macera a hecho una buena
sistematización de la “Arqueología Amazónica” y la ha colocado como un capítulo en su último
texto de Historia del Perú para el segundo año de secundaria. La revisión Amazonía Peruana,
en sus números 7y8, presentan algunos de los estudios que al respecto se están llevando a
cabo. Con muy poco esfuerzo las bibliotecas pueden tener estos trabajos para poner al servicio
de los maestros, alumnos y otra persona interesada.
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RIVIERE DES AMAZONES,chez Jean – Edme Dufour et Philippe Roux , Paris.
1921 RELACION ABREBIADA DE UN VIAJE

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