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RESUMEN TEMA 04

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HISTORIA DEL MUNDO
CONTEMPORÁNEO
TEMA 4
La restauración, el congreso de Viena y las
Revoluciones liberales (1815-1848)
HISTORIA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO
TEMA 4
En octubre de 1813 el triunfo de los ejércitos coaligados contra las tropas napoleónicas en la
Batalla de las naciones ocasionó la invasión de Francia y la derrota de Napoleón. La Europa unida
bajo el dictamen de Metternich, canciller de Austria, restauró en Francia la Monarquía Borbónica en
la figura de Luis XVII.
La Restauración se basaría en la vieja ideología de la alianza entre el trono y el altar y llevarían a
Europa a una nueva época protagonizada por las Revoluciones Liberales de 1820, 1830 y 1848.
Restauración de la Monarquía
Las potencias vencedoras que consiguieron la rendición de Napoleón, pretendieron terminar con la
situación creada por la Revolución Francesa y el imperio napoleónico mediante la Restauración de
los principios monárquicos del antiguo Régimen, es decir, del absolutismo. EL 30 de mayo de 1814
se firmó la primera paz de París, comenzando desde entonces la reconstrucción de Europa.
Las potencias europeas lograron que Luis XVII subiera al trono francés, como continuación de su
hermano Luis XVI, ejecutado en 1792. En España se produjo en mayo de 1814 la vuelta al trono de
Fernando VII, el monarca borbónico derrocado por Napoleón.
Mientras se estaba celebrando el Congreso de Viena, Napoleón logró escaparse de Elba, regresó a
París y restauró su imperio durante cien días. Para lograr derrotarlo se formó una última coalición
entre las potencias de Rusia, Austria, Prusia y Gran Bretaña, al mando de duque de Wellington,
héroe de la Guerra de independencia de España, que causó la definitiva derrota de Napoleón en la
llanura belga de Waterloo, en junio de 1815. El emperador francés fue deportado a la isla atlántica
de Santa Elena, donde murió en Mayo de 1821.
Los monarcas absolutos del continente europeo buscaron regresar a la etapa anterior a la
Revolución francesa, esto iba a significar la supresión de las medidas sociales, políticas y
económicas dictadas por los ideales revolucionarios del siglo XVIII. De esta manera los monarcas
recuperarían su anterior poder, se les devolverían a la nobleza y al clero sus privilegios.
La ideología principal de la Restauración sostenía cuatro principios políticos:
Legitimidad: significaba que tendrían acceso al poder aquellos a los que Dios, por medio de la
herencia, había elegido.
Absolutismo: el monarca al obtener su poder de Dios, no debía someterse al control de los hombres
y por tanto, quedaba rechazada la idea de una constitución; ademas no se reconocía el principio de
soberanía nacional, propagado por la Revolución francesa.
Equilibrio: sostenía que ningún país europeo debería destacar por encima de otros.
Intervencionismo: por el que todas las potencias se comprometían a intervenir en aquellos
territorios que perteneciendo a otra potencia, sufrieran movimientos populares que pusieran en
peligro los otros principios señalados. Esto condujo a un sistema de alianzas y foros de discusión:
los congresos.
El congreso de Viena, la nueva Europa y la Santa Alianza
Después de todos los trastornos causados por las guerras napoleónicas, casi ciento cincuenta
personajes políticos reclamaban la restitución de sus dominios, se congregaron en Viena bajo la
dirección de las potencias vencedoras: Austria, Gran Bretaña, Prusia y Rusia. El congreso se
inauguró el 1 de octubre de 1814 y se mantuvo hasta el 8 de junio de 1815, momento de la firma del
acta final.
La habilidad política de los ministros negociadores de Inglaterra, Rusia, Austria y Prusia, e incluso
Francia, la gran derrotada, anuló la participación de los demás estados como España, Portugal o
Napóles. Gran Bretaña envió como delegado a Castlereagh; sus intereses eran el mantenimiento
del equilibrio continental y el libre acceso al mediterráneo con el fin de aumentar los mercados
exteriores en beneficio de Inglaterra.
El imperio ruso estuvo representado por Noselrode; Rusia era temida por su enorme potencial
militar.
Austria, bajo el emperador Francisco I, tuvo como principal protagonista el canciller Metternich.
Prusia, gobernada por Federico Guillermo III, confió su delegación en el ministro Hardenmberg.
Por último Francia, que tenía como portavoz a Talleyrand, que supo acrecentar al prestigio de su
Nación.
Durante las reuniones del congreso dos aspectos fueron más relevantes:
• Establecer los principios teóricos que rigieron el periodo de la Restauración
• Reorganizar el mapa de Europa
Reorganización de Europa
El principal resultado del Congreso de Viena fue la creación de un nuevo mapa de Europa:
– Inglaterra obtuvo lo que más le interesaba, posiciones marítimas en Malta, las islas Jónicas
y la conservación de Gibraltar. También bases fuera de Europa.
– Austria recibió el norte de la península itálica (el reino lombardo-véneto), y una salida al
mediterráneo al incorporarse las provincias ilíricas.
– Prusia, obtuvo la Renania haciendo frontera con Francia, aunque quedó dividida.
– Rusia consiguió Finlandia. El zar sería también Rey de Polonia.
– Suecia fue recompensada con Noruega.
– Italia fue dividida entre el imperio austriaco del norte, los estados pontificios en el centro y
al sur el reíno de Nápoles-dos sicilias, que se encontraba bajo la dinastía borbónica.
– Francia quedó con los mismos territorios que poseía en 1792, rodeada además por “estados
tapón” para impedir una posible expansión.
En España y Portugal no se hicieron modificaciones sustanciales. Austria y Rusia se configuraron
como las grandes potencias continentales, al lado de Gran Bretaña que consolidaba su expansión
oceánica.
Esta reorganización geopolítica provocó una serie de problemas que mantuvieron un clima de fuerte
tensión en la vida de los europeos durante la mayor parte del siglo XIX, como fueron las rivalidades
acentuadas entre las potencias y el sometimiento de algunos pueblos.
En ninguna de estas naciones se tomaron en cuenta sus intereses y características étnicas y
culturales. Esta situación de desarraigo étnico, histórico y cultural impulsó el desarrollo del
sentimiento nacionalista.
También quedaron conformados dos grandes imperios plurinacionales: el Imperio austriaco ,
donde convivían alemanes, italianos, checos, croatas, eslovenos, húngaros, etc. y el Imperio
Otomano, integrados por turcos, griegos, búlgaros, servios, albaneses, kurdos, etc.
En conclusión, el Congreso de Viena fue la primera conferencia de paz moderna.
La Santa alianza
En el contexto de la “segunda paz de París” en noviembre de 1815, y antes de que se disolviese el
Congreso de Viena, el zar Alejandro I realizó una propuesta particular, la creación de una Santa
Alianza para prevenirse de otra amenaza revolucionaria.
Los puntos principales:
1 – Mantener el orden absolutista en Europa
2 – Defender los principios cristiano
3 – Reprimir por medio de la intervención armada los movimientos liberales y revolucionarios que
en cualquier país podían alterar la situación política de la restauración.
La Santa alianza fue un acuerdo que principalmente llevó a la práctica el canciller austriaco
Metternich. Esta alianza europea, al basarse en la llamada práctica de los congresos, se llevaron a
cabo periódicamente para vigilar que se respetaran los intereses comunes de la Europa de la
restauración. Los Congresos se desarrollaron entre 181 y 1822.
Los principales congresos fueron: el de Aquisgrán, el de Troppau, el de Laibach y el de Verona.
Este último supuso la intervención del ejercito Francés enviado por Luis XVIII a España para
restaurar en el absolutismo a Fernando VII.
Podríamos decir que la Europa de la Restauración que surgió del Congreso de Viena, la Europa
de la Santa alianza y, en definitiva, La Europa de los congresos, comenzaría a cuartearse a
mediados de la década delos veinte en ese siglo XIX.
La arbitraria división de Europa y la imposición de soberanos legítimos sobre distintas
nacionalidades y pueblos, traería consigo un resurgimiento del movimiento nacionalista que, unido
al auge del liberalismo llevaría a Europa a una nueva época revolucionaria protagonizada por las
Revoluciones de 1820, 1830 y 1848.
El ciclo revolucionario de 1820
En torno a 1820 se iniciaron en varios países nuevos conflictos revolucionarios. La incitación
revolucionaria fue generalmente promovida por varias sociedades secretas, en su mayor parte
masónicas; la más conocida fue la de los Carbonarios.
España fue el primer país donde se produjo el definitivo levantamiento militar que iba a imponer
un régimen liberal. La revolución la inició en enero de 1820 el Comandante Riego; con el apoyo de
muchos militares y políticos se consiguió que Fernando VII jurara la constitución de 1812. Durante
el llamado trienio liberal se logró una serie de cambios en el régimen monárquico español, aunque
en 1823 esta revolución fue sofocada por las tropas francesas, enviadas por la Santa alianza.
Italia, en junio de 1820, el General Mota levantó en Napóles el ejercito contra el Rey Fernando I de
las dos sicilias y le obligó a otorgar una constitución. También este movimiento revolucionario se
extendió a Sicilia, a Cerdeña y al Piamonte, donde los rebeldes lograron la abdicación del Rey
Víctorio Manuel I y el establecimiento del régimen constitucional.
Portugal promovió una revolución liberal el 24 de agosto. Comenzó en Oporto y pronto se formó
una junta provisional que acordó el regreso desde brasil del Rey Juan VI, quien proclamó y juró una
constitución liberal. En 1823 un golpe militar provocó la disolución de las cortes y la huida del Rey.
El absolutismo fue de nuevo impuesto.
Grecia, por el importante apoyo obtenido de la burguesía y del pueblo griego, consiguió que desde
1821 los movimientos insurrecionales fueran ganando adeptos en Gran Bretaña, Francia y
sobretodo en Rusia, para luchar contra la Turquía y contra la influencia de la Santa alianza.
En la Conferencia de Londres de 1830 se proclamó la Independencia de Grecia. Durante la
lucha por la emancipación griega surgió la cuestión de oriente referida al debilitamiento político
que se estaba produciendo en Turquía.
En Rusia, tras la muerte del zar Alejandro I, re produjo la Revuelta decembrista, iniciada el 26 de
diciembre de 1825. No obstante, esta sublevación fue rápidamente sofocada por el monarca, quien
impuso una dura represión contra los rebeldes.
Todos los movimientos revolucionarios tomaron como modelo político la constitución española de
Cádiz de 1812, aunque casi todos fracasaron, salvo en Grecia, por la falta de apoyo popular y por el
intervencionismo de la Santa Alianza.
Las revoluciones de 1830 y sus consecuencias
La nueva oleada revolucionaria iniciada en París en 1830, rápidamente se extendió por el norte y
centro de Europa.
Los franceses liberales se enfrentaron con el Rey tras suspender la Camera de diputados y todas las
libertades fundamentales: prensa, cultos, enseñanza, etc.
La reacción absolutista de Carlos había provocado una grave crisis política, incrementada por una
crisis agraria y económica. La llamada revolución de julio se inició el 27 y durante tres jornadas
(las tres gloriosas) la mayoría de la población de París se levantó contra Carlos X y le obligó a
abdicar y a huir a Inglaterra. La plebe urbana reclamaba un régimen republicano, mientras que los
burgueses deseaban una monarquía liberal. Esta opción triunfó y se ofreció el trono de Francia al
popular príncipe Luis Felipe De Orleáns, tras prometer la soberanía nacional. En Francia acababa
de triunfar el liberalismo bajo Luis Felipe I, un nuevo Rey burgués y constitucional.
Durante los siguientes 17 años, Luis Felipe contó con el soporte de un ciclo económico expansivo
durante el que Francia fue accediendo a la Revolución industrial.
En este período aumentaron las diferencias sociales, la burguesía se enriquecía mientras los
proletarios se empobrecían. A partir de 1846 se inició una crisis económica que afectó a todo el
pueblo francés.
Este ocasionó que se organizasen reuniones en los que se discutía la forma de acabar con un
régimen demasiado conservador. Otra revolución estaba en marcha, al de 1848.
Influencia de la Revolución de 1830 en Europa
En Italia, confederación germánica, Polonia y Rusia, las vueltas liberales fueron sofocadas. No así
en Gran Bretaña, donde se publicó la ley de reforma de 1832 para aprobar diversas leyes de
carácter social: se abolió la esclavitud, se liberalizó la educación y el sistema laboral, se reformaron
varias ordenanzas agrícolas, municipales, religiosas y familiares.
Bélgica, país católico, utilizó estos movimientos para conseguir separarse de la Holanda
protestante. Si formó asó el nuevo Reíno de Bélgica. En Junio de 1831, bajo un gobierno
parlamentario, fue elegido Rey de Bélgica, Leopoldo I.
La independencia de Bélgica fue el mayor triunfo de la revolución de 1830.
Otra consecuencia fue la ruptura en dos bloques de la Santa Alianza originada en 1815: un bloque
oriental contrarrevolucionario y absolutista formado por Austria, Prusia y Rusia y otro constituido
por las monarquías constitucionales de Gran Bretaña, Francia, España y Portugal. Estos cuatros
Estados firmaron una cuádruple alianza en abril de 1834. Por este tratado las dos potencias
principales, Inglaterra y Francia, consiguieron el dominio en la península ibérica, imponiendo el
régimen liberal en ambos países del occidente europeo.
Finalizaba la política de injerencia de la Santa Alianza protagonizada por el canciller Metternich,
liquidándose así el sistema de la restauración.
Las revoluciones de 1848 y sus consecuencias
La revolución de febrero de 1848 que se originó en París, cambió los planteamientos políticos y
sociales del siglo XIX. Aparecieron los ideales de carácter democrático y las luchas por establecer
los principios del liberalismo. El movimiento revolucionario, aunque se inició por causas comunes
en la mayoría de los países, no tuvo las mismas repercusiones en los estados en que estalló.
La revolución de 1848 tuvo su mayor impacto en Francia.
A partir de 1848 se reivindicó la abolición del sufragio censitario y se exigió el establecimiento del
universal, la igualdad jurídica y social y la libertad de prensa y de pensamiento.
La conjunción de una crisis económica hizo que los movimientos revolucionarios de 1848 fueran
mucho más extensos, desde el punto de vista geográfico.
Fuerzas liberales, nacionales y sociales impulsaron a la llamada Primavera de los pueblos.
El elemento activo fundamental en este nuevo movimiento revolucionario de 1848 lo volvió a
constituir la burguesía que reivindicaba un papel en el Estado a la medida de su peso en la
economía. Fue precisamente en la Europa occidental, la más avanzada en la industria, donde esta
revolución tuvo mayor intensidad.
Inicio de esta última Revolución del siglo XIX
El 22 de Febrero de 1848 comenzó la definitiva Revolución liberal en Francia. Inmediatamente se
formó un gobierno provisional que proclamó la Segunda República francesa.
En diciembre de 1848 fue elegido presidente de la nueva República Luis Napoleón Bonaparte,
sobrino del derrocado primer emperador francés. Sin embargo, un golpe de Estado en Diciembre de
1851, dirigido por el mismo presidente con el fin de ser reelegido, consiguió convertir a la
República en un Imperio. En Segundo Imperio bonapartista durará case veinte años (1851-1870).
La Revolución de 1848, como la de 1830, se inició en Francia y pronto se extendió a varios países
europeos.