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Asociación Española 
de Psicología Clínica 
y Psicopatología
 Revista de Psicopatología y Psicología Clínica Vol. 19, N.º 1, pp. 63-76, 2014
www.aepcp.net ISSN 1136-5420/14
PREVENCIÓN DE LA DEPRESIÓN EN NIÑOS Y ADOLESCENTES: 
REVISIÓN Y REFLEXIÓN
ÓSCAR SÁNCHEZ-HERNÁNDEZ1, F. XAVIER MÉNDEZ1 Y JUDY GARBER2
1Facultad de Psicología, Universidad de Murcia, España
2Department of Psychology, Vanderbilt University, Nashville (Tennessee), USA
Resumen: En este artículo se describen los principales programas de prevención de la depresión 
en niños y adolescentes, analizando las conclusiones deri vadas de las más recientes re visiones 
cualitativas y cuantitativas. Se detallan las características de las intervenciones que han conseguido 
mayores efectos, así como algunas limitaciones de los estudios. Por último se realizan algunas re-
flexiones y sugerencias de cara a futuras in vestigaciones, remarcando la necesidad de realizar 
mayores inversiones en intervenciones preventivas por sus beneficios en el bienestar de la población 
y como medida de ahorro económico. 
Palabras clave: Prevención; depresión; revisión; niños; adolescentes.
Prevention of depression in children and adolescents: Review and reflection
Abstract: This article describes the principal programs aimed at preventing depression in children 
and adolescents, and discusses f indings from the latest quantitati ve and qualitative reviews. 
Characteristics of interventions with the largest effect sizes are outlined and some limitations of 
these studies are noted. Finally, directions for future research are suggested, particularly the need 
for more investment in preventive interventions, in view of their benef its for the well-being of 
the general population and as a measure of economic savings.
Keywords: prevention; depression; review; children; adolescents.
PREVENCIÓN DE LA DEPRESIÓN 
INFANTIL Y ADOLESCENTE
Beddington et al. (2008) señalan en su estu-
dio que, para alcanzar el progreso económico y 
social, se tiene que tener en cuenta la riqueza 
mental de las naciones, es decir , potenciar la 
salud mental de los ciudadanos. Según la Orga-
nización Mundial de la Salud la depresión se 
convertirá en 2020 en la se gunda causa de in-
capacidad en el mundo, sólo por detrás de las 
enfermedades isquémicas, mientras que en 
2000 ocupaba el cuar to lugar (véase http://
www.who.int/topics/depression/en/). Por otra 
parte, un estudio realizado en seis países eu-
Recibido: 1 marzo 2013; aceptado: 22 octubre 2013.
Correspondencia: Óscar Sánchez-Hernández, Univer-
sidad de Murcia, Facultad de Psicología,Campus de 
Espinardo, 30100 Espinardo, Murcia, España. Correo-e: 
oscarsh@um.es
ropeos reveló que España es donde se re gistró 
la mayor frecuencia de personas con ansiedad 
y depresión (King et al., 2008). Además, los 
niños y los adolescentes con depresión son los 
que presentan una mayor probabilidad de no ser 
detectados, por lo que es necesario invertir es-
fuerzos para apoyar la prevención, la detección 
temprana y el tratamiento de la depresión. 
La prevalencia puntual de la depresión ma-
yor en la pob lación infantil general no suele 
sobrepasar los siguientes valores: 0,5% para los 
menores de 6 años, 2,5% para los niños de 6 a 
12 años y 6,5% para los adolescentes a par tir 
de 13 años (Méndez et al., 2001). Es por tanto 
debido a su prevalencia, a su papel como uno 
de los principales factores de riesgo de suicidio 
(Bustamante y Florenzano, 2013) y a su reper-
cusión sobre la estructura familiar y social que, 
la prevención de la depresión inf anto-juvenil, 
se considera de gran importancia, no sólo para 
el sistema sanitario, sino también para la socie-
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 Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2014, Vol. 19 (1), 63-79 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
64 Óscar Sánchez-Hernández, F. Xavier Méndez y Judy Garber
dad (Ferreira et al., 2013). Las inter venciones 
preventivas se han clasifi cado en tres tipos se-
gún la población diana (Mrazek y Hagger ty, 
1994). La prevención universal abarca a todos 
los miembros de una pob lación defi nida, por 
ejemplo una zona geográfi ca o una etapa de 
desarrollo. Por el contrario, la prevención diri-
gida se centra en grupos particulares: la preven-
ción selectiva, en los que tienen un riesgo su-
perior a la media de presentar el trastor no y la 
prevención indicada, en los que manifi estan 
síntomas o signos de un trastorno (nivel subclí-
nico).
En este trabajo se pretende hacer una re vi-
sión sobre la efi cacia de las intervenciones des-
tinadas a la prevención de la depresión en niños 
y adolescentes. En primer lug ar, se describen 
los estudios centrales de los principales grupos 
de investigación en torno a este campo. Poste-
riormente se refl exiona sobre la efi cacia de estas 
intervenciones, en base a las últimas revisiones 
cualitativas y cuantitativas, terminando con 
unas refl exiones al respecto. En el procedimien-
to seguido para realizar esta revisión se utiliza-
ron las palabras clave «prevention» y «depres-
sion» unidas por el operador booleano «AND» 
en EBSCO HOST y se seleccionaron las bases 
de datos PsycINFO, ERIC, PsycARTICLES y 
Medline. Se utilizaron los limitadores: fecha de 
publicación (2005-2013) y edad (0-24 años). 
Las revisiones sistemáticas y los meta-aná-
lisis se consideran actualmente como las mejo-
res herramientas para sintetizar las pr uebas 
científi cas respecto a qué tratamientos, inter -
venciones o programas de prevención deberían 
aplicarse para un determinado problema psico-
lógico (Sánchez Meca y Botella, 2010). Se de-
cidió escoger las últimas revisiones cualitativas 
y cuantitativas (meta-análisis) para determinar 
el estado de la cuestión. Las revisiones cuanti-
tativas, debido a su mayor nivel de cuantifi ca-
ción y rigor, son los tipos de re visión que nos 
ofrecen las evidencias más válidas sobre un 
problema (Cooper, 2010). También se describen 
las investigaciones que han puesto a prueba los 
principales programas de prevención de depre-
sión en niños y adolescentes. 
En primer lugar se describen las estructura 
de los programas preventivos propuestos por los 
principales grupos de investigación en torno a 
este campo (véase Gladstone y Beardslee, 2009; 
Sutton, 2007) y seguidamente la efi cacia de los 
programas preventivos, fi nalizando con las con-
siguientes refl exiones en base a lo expuesto. 
ESTRUCTURA DE LOS PROGRAMAS 
PREVENTIVOS
En la Tabla 1 se resumen los programas para 
prevenir la depresión en la infancia y adolescen-
cia. Tres son de orientación cognitivo-conductual, 
uno interpersonal y otro integra ambos enfoques 
teóricos. Las intervenciones, dirigidas a niños y 
adolescentes de 8 a 17 años, comprenden una 
media de 11 sesiones (rango: 8-15), con una 
duración promedio de 12 horas (rango: 6-18). Se 
desarrollan en sesiones grupales, incluyen tareas 
para casa y se aplican por profesionales de la 
salud (psicólogos, enfermeros, consejeros, etc.,) 
y/o de la educación (maestros, orientadores, etc.), 
con sendas excepciones: el programa Interperso-
nal Psychoterapy se inicia con dos sesiones indi-
viduales, el programa Resourceful Adolescent no 
utiliza tareas para casa y el pro grama Problem 
Solving for Life es impartido por profesores es-
pecífi camente formados.
EFICACIA DE LOS PROGRAMAS 
PREVENTIVOS
El estudio de la efi cacia de los ensayos rea-
lizados con estos programas se expone en la 
Tabla 2. El Penn Resiliency Program (PRP; 
Gillham et al., 1990) es el programa de preven-
ción de la depresión para jóvenes más amplia-
mente evaluado (Guillham, Brunwasser y Fre-
res, 2008). Se basa, especialmente, en el 
fomento del optimismo entendido como estilo 
explicativo, dada su relación con la depresión 
(Sanjuán, Magallares, González y Pérez-García, 
2013). En un meta-análisis que estudia la efi ca-
cia del PRP, especialmente con la sintomatolo-
gíadepresiva, realizado por Brunwasser, Gill-
ham y Kim (2009) se identifi caron 17 estudios 
sobre 2.498 participantes. Se encontraron prue-
bas de que el PRP reduce signifi cativamente los 
síntomas depresivos a través de, al menos, 1 año 
después de la intervención.
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 Prevención de la depresión en niños y adolescentes 65
Los análisis de subgrupos mostraron que los 
efectos PRP fueron signifi cativas en una o más 
evaluaciones de seguimiento y que estos efectos 
del PRP tienden a ser mayores en intervenciones 
dirigidas que universales y cuando los líderes del 
grupo eran miembros del equipo de investigación 
creadores del PRP frente a otros líderes de la 
comunidad que llevaron a cabo la inter vención 
(aunque estas dos últimas diferencias no fueron 
estadísticamente signifi cativas). El PRP se mos-
tró efectivo tanto en participantes de sintomato-
logía depresiva elevada (puntuación en CDI ma-
yor o igual a 13) como en los que presentaban 
sintomatología depresiva baja. También se mos-
tró efectivo tanto en los niños como en las niñas.
Los datos limitados (dado el bajo número 
de estudios) no mostraron evidencia de que el 
PRP es superior a las condiciones de atención 
placebo. Los análisis preliminares sugieren que 
los efectos del PRP sobre los trastornos depre-
sivos pueden ser menores que los referidos en 
un meta-análisis más amplio de los programas 
de prevención de la depresión de los adoles-
centes mayores y adultos (Cuijpers et al., 
2008). Los autores plantearon que in vestiga-
ciones futuras deberían examinar si los efectos 
del PRP sobre los síntomas depresi vos dan 
lugar a benefi cios clínicamente signifi cativos 
para sus participantes (es decir, sobre diagnós-
ticos clínicos), si el programa es rentable, si las 
habilidades cognitivo-conductuales median los 
efectos del programa, y si PRP es efi caz cuan-
do se implementa en las condiciones del mun-
do real.
Tabla 1. Programas preventivos
Programa Autores Población Objetivos Procedimientos Sesiones
Penn 
Resiliency 
Program 
(PRP)
Gillham, 
Jaycox, 
Reivich, 
Seligman y 
Silver
(1990)
Niños y 
adolescentes
8 – 15 años
– Sustituir pesimismo por optimis-
mo
– Potenciar toma de decisiones 
estratégicas
– Desarrollar habilidades sociales
– Entrenamiento atribu-
cional
– Resolución de proble-
mas 
– Habilidades sociales
12 
sesiones 
de 90 
minutos
Coping with 
Stress Course 
(CWSC)
Clarke, 
Hawkins, 
Murphy, 
Sheeber, 
Lewinsohn y 
Seeley 
(1995)
Adolescentes
13 – 17 años
– Refutar pensamientos desadap-
tados
– Afrontar estados de ánimo nega-
tivos
– Alcanzar acuerdos con padres y 
compañeros
– Vencer la pasividad
– Desarrollar habilidades sociales
– Reestructuración cog-
nitiva
– Relajación
– Resolución de con-
flictos
– Actividades agrada-
bles
– Habilidades sociales 
15 
sesiones 
de 45 
minutos
Problem 
Solving for 
Life
(PSFL)
Spence, 
Sheffield y 
Donovan
(2003)
Adolescentes
13 – 15 años
– Refutar pensamientos desadap-
tados
– Enfrentar adecuadamente los 
problemas
– Reestructuración cog-
nitiva
– Resolución de proble-
mas
8 
sesiones 
de 45-50 
minutos
Interpersonal 
Psychotherapy 
– Adolescent 
Skills Training
(IPT-AST)
Young y 
Mufson 
(2003)
Niños y 
adolescentes
11 – 16 años
– Afrontar transiciones vitales
– Resolver disputas interpersona-
les
– Superar déficit interpersonales
– Habilidades de comu-
nicación
– Habilidades sociales
10 
sesiones 
de 90 
minutos
Resourceful 
Adolescent 
Program – 
Adolescents 
(RAP-A)
Shochet, 
Dadds, 
Holland, 
Whitefield, 
Harnett y 
Osgarby
(2001)
Adolescentes
12 –15 años
– Refutar pensamientos desadap-
tados
– Enfrentar adecuadamente los 
problemas
– Promover armonía con padres y 
compañeros
– Evitar conflictos con padres y 
compañeros
– Reestructuración cog-
nitiva
– Resolución de proble-
mas
– Habilidades de comu-
nicación
– Habilidades sociales
11 
sesiones 
de 40-50 
minutos
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66 Óscar Sánchez-Hernández, F. Xavier Méndez y Judy Garber
 Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2014, Vol. 19 (1), 63-79 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
Tabla 2. Estudios de la eficacia de los programas preventivos)
Estudio 
y programa
Muestra1
Diseño2 y duración 
del seguimiento
Resultados significativos3 y tamaños del efecto4
Cardemil et al. 
(2007) PRP
N = 168; Universal
M= 11,12 (DT = 0,94)
50% chicas
ECA. G.EXP vs G.C. 
24 meses
Postest: Si (r = 0,27). CDI
Seguimiento: Si (r = 0,19). 
Nota: Solo en muestra latina pero no 
significativos en muestra afroamericana 
Chaplin et al. 
(2006)
PRP
N = 208; Universal
M= 12,16 (DT = 0,94)
49% chicas
ECA. G.Mixto vs G. 
Chicas vs G.C. 
12 meses 
Postest: Si para G. Chicas vs G.C. (r = - 0,47). Si 
para G. Mixto vs G.C. (r = - 0,29). CDI. 
Seguimiento: La baja tasa de respuesta limita los 
análisis
Gillham (1994; 
Estudio 2) 
PRP
N = 108; Universal
M= 14,06
47% chicas
ECA. G.N (sólo 
niños) vs G. NP 
(niños y padres) vs 
G.C. 
6 meses 
Postest: Si para G.N. vs G.C. (r = 0,25). No para 
G.NP. vs G.C. (r = 0,03); CDI. 
Seguimiento: No para G.N. vs G.C. (r = 0,21). 
No para G.NP. vs G.C. (r = - 0,07)
Gillham y Reivich 
(1999)
PRP
N = 118; Dirigida
G.EXP (11,36; 0,70) 
G.C. (11,38; 0,55). 46% 
chicas
Diseño mixto. PRP (3 
versiones) vs Control. 
36 meses 
Seguimiento 2,5 años: No (0,18). CDI
Seguimiento 3 años: No (0,24)
Gillham, Hamilton, 
et al. (2006)
PRP
N = 271; Dirigida
M= 11,5
53% chicas
ECA. G.EXP vs G.C.
24 meses 
Postest: No (r = 0,02). CDI. 
Seguimiento: No (r = 0,10) 
Gillham, Reivich, 
et al. ( 2006)
PRP
N = 44; Dirigida
M= 11,4
30% chicas
ECA. PRP (niños + 
padres) vs G.C.
12 meses 
Postest: No (r = - 0,06). CDI. 
Seguimiento: Si a los 6 y 12 meses (r = - 0,18)
Gillham et al. 
(2007)
PRP
N = 696; Universal
M= 12,13 (DT = 1,03)
46% chicas
ECA. PRP vs. 
Intervención 
alternativa (PEP) vs. 
G. C.
36 meses
Postest: No para PRP vs G.C. (r = 0,04). No para 
PEP vs G.C. (r = 0,04). CDI. 
Seguimiento: No para PRP vs G.C. (r = 0,05). No 
para PEP vs G.C. (r = 0,04). 
Miller (1999)
PRP
N = 56; Encarcelados
G.EXP (16,3; 1,12) G.C. 
(17,2; 0,81). 4% chicas 
Aleatorizado por 
centros 
G.EXP vs G.C.
Postest.
Postest: No (r = 0,07). CDI. 
Pattison y Lynd-
Stevenson (2001)
PRP
N = 66; Universal
M= 10,44 (DT = 0,69)
52% chicas
G.C. no aleatorizado. 
PRP vs PRP orden 
inverso vs G. Placebo 
vs G.C. 8 meses
Postest: No para PRP vs G.Placebo (r = - 0,06). 
No para PRP vs G.C. (r = 0,05). CDI. 
Seguimiento: No para PRP vs G.Placebo (r = 
0,15). No para PRP vs G.C. (r = 0,31). 
Nota: 1. En la descripción de la muestra se detalla número de participantes (N), tipo de prevención (universal y/o dirigida), media de edad 
en años (M) y desviación típica (DT), y porcentaje de chicas. Cuando no se infor ma de la media ni de la desviación típica de la edad de 
los participantes es porque no se informa en el citado estudio de estos datos. 2. Se detalla si es un ensa yo controlado aleatorio, con indi-
viduos asignados al azar a cada condición (ECA) o no, así como los g rupos del diseño ( G. EXP. = Grupo experimental; G.C. = Grupo 
control). 3. Referido a sintomatología depresiva, detallando el instrumento de evaluación utilizado. 4. Se utilizó como índice del tamaño 
del efecto el coefi ciente de correlación r basados en Stice et al. (2009). La inter pretación de los tamaños del efecto según Cohen (1988) 
se corresponde con los criterios de bajo (r = 0,10), medio (r = 0,30) y alto (r = 0,50). Se informa del tamaño del efecto del último segui-
miento. Cuando había varios seguimientos se promedió el tamaño del efecto; PRP = Penn Resiliency Program; CDI = Children’s Depres-
sion Inventory; G.N.= Grupo sólo niños; G.NP = Grupo niños y padres; PEP = Penn Enhancement Program.
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 Prevención de la depresión en niños y adolescentes 67
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Tabla 2. Estudios de la eficacia de los programas preventivos (Continuación)
Estudio 
y programa
Muestra
Diseño y duración del 
seguimiento
Resultados significativos y tamaños del efecto
Quayle et al. (2001)
PRP
N = 47; Universal
M= 11,5 
100% chicas
ECA. G.EXP vs G.C. 
6 meses
Postest: No (r = - 0,30). CDI
Seguimiento: Si (r = 0,32)
Roberts et al. 
(2003, 2004) 
PRP
N = 189; Dirigida
M= 11,89 (DT = 0,33)
50% chicas
Aleatorizado por 
escuelas. G.EXP vs 
G.C. 
30 meses
Postest: No (r = 0,02). CDI
Seguimiento: No (r = 0,03)
Shatte y Seligman, 
(1997) 
PRP
N = 152; Universal
M= 12,7 (DT = 0,7)
47% chicas
ECA. PRP vs 
intervención 
alternativa (PEP) vs 
control. 
12 meses
Postest: No para PRP vs G.C. (r = 0,09). No para 
PEP vs G.C. (r = 0,21). CDI. 
Seguimiento: Si a los 8 meses, pero no a los 12 
meses, para PRP vs G.C. (r = 0,21). No para PEP 
vs G.C. (r = 0,17).
Yu y Seligman 
(2002)
PRP
N = 220; Dirigida
M= 11,8 (DT = 1,69)
45% chicas
ECA. G.EXP vs G.C. 
6 meses
Postest: Si (r = 0,12). CDI
Seguimiento: Si (r = 0,18)
Clarke et al. (1995)
CWSC
N = 150; Dirigida
M= 15,03 (DT = 0,7)
70% chicas
ECA. G.EXP vs G.C. 
18 meses
Postest: Si (r = 0,18). CES-D
Seguimiento: No (r = -0,02). Sin embargo, redujo 
significativamente el riesgo de aparición de la 
depresión durante 18 meses de seguimiento.
Clarke et al. (2001)
CWSC
N = 94; Dirigida
G.EXP (14,4; 1,4) G.C. 
(14,75; 1,5). 28% chicas
ECA. G.EXP vs G.C. 
24 meses
Postest: Si (r = 0,22). CES-D
Seguimiento: Si en seguimiento a 12 meses (r = 
0,16). También, redujo significativamente el 
riesgo de aparición de la depresión durante 12 
meses de seguimiento.
Garber et al. (2009)
CWSC
N = 316; Dirigida
M= 14,8
59% chicas
ECA. G.EXP vs G.C. 
9 meses
Postest: Si (r = 0,14). CES-D
Seguimiento: Reducción significativa del riesgo 
de aparición de la depresión durante 9 meses de 
seguimiento
Horowitz et 
al.(2007)
IPT-AST
N = 380; Universal
M= 14,43 (DT = 0,7)
54% chicas
ECA. TCC vs TIP vs 
G. C. 
6 meses
Postest: Si para TCC vs G.C. (r = 0,19). Si para 
TIP vs G.C. (r = 0,16). CES-D
Seguimiento: No para TCC vs G.C. (r = 0,06). 
No para TIP vs G.C. (r = 0,02).
Las dos intervenciones experimentales no 
difirieron una de otra.
Young, Mufson y 
Davies (2006)
IPT-AST
N = 41; Dirigida
M= 13,4 (DT = 1,2)
85% chicas
ECA. IPT-AST vs 
G.C. de orientación 
escolar. 
6 meses
Postest: Si (r = 0,61). CES-D
Seguimiento: Si (r = 0,45). Reducción del riesgo 
de inicio de depresión marginalmente 
significativa durante los 6 meses de seguimiento.
Young, Mufson y 
Gallop (2010)
IPT-AST
N = 57; Dirigida
M= 14,51 (DT = 0,76)
60% chicas
ECA. IPT-AST vs 
G.C. de orientación 
escolar. 
18 meses
Postest: Si (r = 0,31). CES-D
Seguimiento: No (r = 0,28)
Nota: PRP = Penn Resiliency Program; ECA = Asignación aleatoria individual; G. EXP. = Grupo experimental; G.C. = Grupo control; 
CDI = Children’s Depression Inventory; PEP = Penn Enhancement Program; CWSC = Coping with Stress Course; CES-D = Center for 
Epidemiological Studies Depression Scale; IPT-AST = Interpersonal Psychotherapy-Adolescent Skills Training; TCC =Terapia cognitivo-
conductual; TIP = Terapia interpersonal.
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68 Óscar Sánchez-Hernández, F. Xavier Méndez y Judy Garber
 Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2014, Vol. 19 (1), 63-76 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
Tabla 2. Estudios de la eficacia de los programas preventivos (Continuación)
Estudio 
y programa
Muestra
Diseño y duración del 
seguimiento
Resultados significativos y tamaños del efecto
Sheffield et al. 
(2006)
PSFL
N = 2479; U+I
M= 14,34 (DT = 0,45)
% chicas1
Aleatorizado por 
escuelas 
U vs UI vs I vs G.C
12 meses
Postest: No para UI vs I vs G.C (r = 0,10). No 
para U vs G.C. (r = 0,07). CES-D, CDI
Seguimiento: No para UI vs I vs G.C (r = 0,02). 
No para U vs G.C. (r = 0,05).
Spence et al. (2005)
PSFL
N = 1500; Universal
G.EXP (12,8; 0,54) G.C. 
(12,90; 0,53). 53% chicas
Aleatorizado por 
escuelas 
G.EXP vs G.C. 
1,2,3 y 4 años
Postest: No (r = 0,19). BDI
Seguimiento: No (r = - 0,01)
Merry et al. (2004)
RAP-A
N = 392; Universal
M= 14,2
52% chicas
ECA. RAP-A vs 
control placebo. 
18 meses
Postest: Si (r = 0,12). RADS
Seguimiento: No (r = 0,05)
Shochet et al. 
(2001)
RAP-A
N = 260; Universal
M= 13,5 (DT = 0,54)
53% chicas
No aleatorizado. 
RAP-Adolescentes vs 
RAP-F vs G.C. 10 
meses.
Postest: Si para RAP-A vs G.C. (r = 0,22). Si 
para RAP-F vs G.C. (r = 0,21). CDI
Seguimiento: Si para RAP-A vs G.C. (r = 0,15). 
No para RAP-F vs G.C. (r = 0,10)
Beardslee et 
al.(2007)
Selectiva2 Padres 
deprimidos
N = 121; Selectiva
M= 11,6
43% chicas
ECA. Intervención 
psicoeducativa vs 
grupo de lectura. 1, 2 
y 4,5 años
Postest: No. SADS-L
Seguimiento: No (r = 0,00)
Gwynn y Brantley 
(1987). Selectiva. 
Padres divorciados
N = 60; Selectiva
M= 12,1
50% chicas
No aleatorizado. G.
EXP vs G.C.
No seguimiento
Postest: Si (r = 0,21). CDI
Roosa et al. (1989). 
Selectiva.. Padres 
alcohólicos
N = 81; Selectiva
M= 10,3
50% chicas
ECA . G.EXP vs G.C.
No seguimiento
Postest: No (r = 0,14). CDI
Sandler et al. 
(1992). Selectiva.. 
Muerte parental.
N = 72; Selectiva
M= 12,39 (DT = 3,19).
49% chicas
ECA . G.EXP vs G.C.
No seguimiento
Postest: No (r = - 0,02). CDI
Seligman et al. 
(1999) Selectiva. 
Estilo explicativo 
negativo
N = 231; Selectiva
1º universidad
52% chicas
ECA. G.EXP vs G.C.
1, 2 y 3 años
Postest: Si (r = 0,18). BDI
Seguimiento: Si (r = 0,07)
Nota: 1. Muestra universal: 54%; Muestra alto riesgo: 69%; 2. Debido a que las muestras selectiva tienden a ser diversas, las intervencio-
nes han sido más variadas que los programas de prevención universales o indicados ya que suelen centrarse en analizar otros resultados, 
además de reducir la depresión. PSFL = Problem Solving for Life; U+I = Universal vs Universal e indicado vs Indicado; U = Universal; 
UI = Combinado (Universal e indicado); I = Indicado; G. EXP. = Grupo experimental; G.C. = Grupo control; CES-D = Center for Epide-
miological Studies Depression Scale; CDI = Children’s Depression Inventory; BDI = Beck Depression Inventory; RAP-A = Resourceful 
Adolescent Program-Adolescents; RAP-F = Resourceful Adolescent Program–Family; SADS-L = Schedule for Affective Disorders and 
Schizophrenia-Lifetime Version.
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 Prevención de la depresión en niños y adolescentes 69
© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2014, Vol. 19 (1), 63-79
Clarke y sus colaboradores realizaron el 
primer ensayo clínico aleatorio de pre vención 
de la depresión en adolescentes (Clark e et al., 
1995) con el Coping with Str ess Course 
(CWSC; Clarke et al., 1995). Los resultados de 
los ensayos han demostrado que una inter ven-
ción cognitivo-conductual grupal relativamente 
breve puede tener efectos signifi cativos en la 
reducción de episodios reales de la depresión 
mayor, en adolescentes con alto riesgo para los 
trastornos depresivos. Sería conveniente reali-
zar futuros trabajos de investigación con el pro-
grama de Clarke y colaboradores con la fi nali-
dad de tener ma yor conocimiento sobre el 
mantenimiento a lo lar go del tiempo de los 
benefi cios derivados de la intervención preven-
tiva (Gladstone, 2009). En este sentido, una 
reciente investigación sobre el efecto de la in-
tervención en el seguimiento a 33 meses del 
estudio de Garber et al.(2009), refl eja que en 
los adolescentes con alto riesgo para los tras-
tornos depresivos que recibieron el pro grama, 
continuaba el efecto preventivo de forma esta-
dísticamente signifi cativa en comparación con 
el grupo de atención habitual, sin embargo, este 
efecto sólo se producía en los adolescentes cu-
yos padres no estaban deprimidos en la evalua-
ción de la línea base, por lo que este factor debe 
de ser tenido en cuenta para futuros estudios 
(Beardslee et al, 2013)
Los estudios sobre la efi cacia del Interper-
sonal Psychotherapy-Adolescent Skills Training 
(IPT-AST; Young y Mufson, 2003) refl ejan una 
reducción inmediata de los síntomas de depre-
sión y una mejora en el funcionamiento general. 
Sin embargo, los benefi cios de la IPT-AST no 
son consistentes más allá de los 6 meses de 
seguimiento, lo que sugiere que los efectos 
preventivos del programa, en su formato actual, 
son limitados. Se requieren futuros estudios 
para examinar si las sesiones de refuerzo alar -
gan los efectos a lar go plazo de la IPT-AST, 
como ya plantearon Horowitz et al. (2007). 
Estos autores también sugieren los posib les 
benefi cios de combinar este método con los 
enfoques cognitivo-conductual más tradiciona-
les en la prevención de la depresión en jóvenes. 
El Problem Solving for Life (PSFL; Spence 
et al, 2003) ha sido implementado en interven-
ciones preventivas universales en grandes mues-
tras de Australia por sus creadores (Spence, 
Sheffi eld, y Donovan, 2003, 2005). Los estudios 
fueron notables por el amplio tamaño de las 
muestras, el uso de diagnósticos, la exploración 
de los múltiples resultados, y la longitud del 
seguimiento, aunque no se hallaron resultados 
signifi cativos en la prevención de la sintomato-
logía depresiva. Teniendo en cuenta estos resul-
tados los autores concluyeron que las interven-
ciones universales pueden no ser óptimas para 
la prevención de la depresión en la juv entud. 
Ciertos factores podrían haber limitado poten-
cialmente el tamaño del efecto de la inter ven-
ción en este estudio: las sesiones se impar tían 
en amplios grupos de participantes, con sólo 
ocho sesiones de 45 a 50 minutos, los monitores 
de los talleres fueron los propios maestros, y el 
desgaste signifi cativo de la muestra (alrededor 
del 30% de abandono escolar durante los 12 
meses de seguimiento). Jane-Llopis et al. (2003) 
en su meta-análisis informa de mayores efectos 
de las intervenciones que había más de ocho 
sesiones, de duración de entre 60 y 90 minutos 
y en las que se contaba con profesional de la 
salud a la hora de impar tir el programa. No 
obstante, Spence et al. (2005) citó otros trabajos 
(Shatté, 1996) en los que no se encontró dife-
rencia respecto a que la intervención preventiva 
sea impartida por maestros o por psicólo gos 
clínicos entrenados resaltando que el ni vel de 
entrenamiento en las técnicas cognitivo-conduc-
tuales no explicarían la pérdida de los benefi -
cios a largo plazo de las intervenciones. Por otra 
parte en este mismo estudio (Shatté, 1996) tam-
poco se encuentran efectos a lar go plazo al 
aplicar una intervención de más duración (24 
horas en 12 sesiones). Destacar que en el estu-
dio de Sheffi eld et al. (2006) se produjo una 
mejora en los participantes de todas las condi-
ciones del estudio (los que recibieron la inter -
vención y los que no) que no quizás no permitió 
ver las diferencias entre grupos. 
En el primer ensayo en el que se pone a 
prueba el Resourceful Adolescent Program-
Adolescents (RAP-A; Shochet et al., 2001) dos 
de las tres medidas de autoinforme de sintoma-
tología depresiva fueron signifi cativamente me-
nores en el grupo de tratamiento que en el gru-
po de control en el postest y a los 10 meses de 
seguimiento (Shochet et al., 2001). P or otra 
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 Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2014, Vol. 19 (1), 63-79 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
parte, utilizando los puntos de corte de los sín-
tomas de depresión para establecer grupos (ni-
vel clínico, subclínico y saludable), la interven-
ción RAP dio índices más bajos de estudiantes 
en el nivel clínico en el se guimiento. Sin em-
bargo, un problema importante con este estudio 
fue que los grupos de control e intervención no 
se asignaron al azar: la primera cohor te sirvió 
como grupo control, y al año siguiente la se-
gunda cohorte fue el grupo de intervención. En 
otro estudio realizado por Mer ry, McDowell, 
Wild et al. (2004) los participantes fueron asig-
nados de forma aleatoria a un g rupo de inter-
vención RAP-Kiwi o a un g rupo de atención 
placebo. El grupo de intervención RAP-Kiwi 
presentó de forma signifi cativa menos sintoma-
tología depresiva en el postest (pero no a los 18 
meses de seguimiento) comparado con el grupo 
de atención placebo. 
En la Tabla 2 también se describen las inter-
venciones selectivas dirigidas hacia individuos 
de elevado riesgo de depresión que se han cen-
trado en función de los factores familiares, tales 
como el divorcio (Gwynn y Brantle y, 1987; 
Wolchik et al, 1993), muer te de los padres 
(Sandler et al, 1992), depresión de los padres 
(Beardslee et al ., 1997) o alcoholismo de los 
padres (Roosa et al., 1989) y también sobre los 
factores ambientales, tales como la pobreza 
(Cardemil, Reivich, y Seligman, 2002) o las 
características personales como un estilo co g-
nitivo negativo (Seligman, Schulman, DeRubeis 
y Hollon, 1999). Debido a que las muestras 
selectiva tienden a ser diversas, las intervencio-
nes han sido más variadas que los programas de 
prevención universales o indicados ya que sue-
len centrarse en analizar otros resultados, ade-
más de reducir la depresión. Sin embargo, exis-
te cierta similitud entre los estudios ya que en 
la mayoría han utilizado algún tipo de técnicas 
cognitivo-conductuales. Estos programas de 
intervención selectiva también han tendido a ser 
Tabla 3. Principales resultados de los estudios metaanalíticos
Autores (año)
Nº
estudios
Resultados principales
Horowitz y 
Garber (2006)
30 
estudios
1. La prevención dirigida es más efectiva que la universal al finalizar el programa.
2. La prevención dirigida es más efectiva que la universal en el seguimiento.
3. El tamaño del efecto de la prevención dirigida tiende a ser entre bajo y moderado, 
tanto al finalizar el programa como en el seguimiento. En las intervenciones univer-
sales el promedio del tamaño del efecto no llegó a la significación práctica.
Stice et al. 
(2009)
47 
estudios
1. El promedio de los tamaños del efecto de los síntomas depresi vos de pretest al 
postest y del pretest al seguimiento fueron de magnitud baja.
2. Los efectos más grandes surgieron de los programas dirigidos (selectivos e indicados) 
destinados a participantes de alto riesgo, muestras con más mujeres, muestras con 
adolescentes mayores, programas con una duración más corta y que incluían activi-
dades para casa e impartidos por profesionales (versus maestros).
3. Las características del contenido de la intervención (por ejemplo, un enfoque en la 
formación de resolución de problemas o la reducción de co gniciones negativas) y 
su diseño (por ejemplo, el uso o no de asignación aleatoria y la evaluación median-
te entrevistas estructuradas o sin ellas) era independiente de los tamaños del efecto.
Merry et al. 
(2011)
53 
estudios
1. Se halló una reducción signif icativa del riesgo de tener un trastorno depresivo tras 
la intervención y en los seguimientos a los 3, 9 y 12 meses. No hubo e videncia de 
la eficacia continuada a los 24 meses pero si evidencia limitada de la eficacia a los 
36 meses. 
2. No se halló evidencia de la eficacia (en los pocos estudios hallados) al comparar las 
intervenciones con los controles de atención placebo. 
3. Los autores concluyen que la persistencia de los resultadossugiere un efecto real 
producido por las inter venciones preventivas y no un efecto placebo y que, por 
tanto, hay suficiente evidencia para afirmar que los programas de prevención de la 
depresión, dirigidos y universales, pueden prevenir la aparición de los trastor nos 
depresivos.
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 Prevención de la depresión en niños y adolescentes 71
© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2014, Vol. 19 (1), 63-79
implementados con grupos más pequeños que 
los utilizados en los programas universales y , 
por lo tanto, los estudios han in volucrado a 
menos participantes. Para una mayor informa-
ción sobre estas intervenciones véase Gladsto-
ne y Beardslee (2009). 
En las Tablas 3 y 4 se describe brevemente 
los principales resultados y conclusiones pro-
venientes de las revisiones sistemáticas cuanti-
tativas o meta-analíticas y cualitativas. 
Horowitz y Garber (2006) realizaron la pri-
mera revisión meta-analítica sobre la pre ven-
ción de la depresión en la infancia y adolescen-
cia. Sugieren para futuras in vestigaciones 
incluir análisis de los moderadores (edad, géne-
ro etc.) y la hipótesis de los mediadores (estilo 
cognitivo, habilidades sociales, etc.) , diseño de 
programas multi-componentes dado la variedad 
de factores que producen la depresión, progra-
mas que tengan en cuenta el desarrollo, género 
y cultura de los participantes, incluir seguimien-
tos más prolongados (mínimo un año), y el uso 
de múltiples medidas y métodos para e valuar 
tanto síntomas y diagnósticos de depresión.
Stice et al. (2009) en su revisión metaanalí-
tica resumen los efectos de los pro gramas de 
prevención de la depresión en jóvenes estudian-
do las variables asociadas a mayores efectos 
como las características de los par ticipantes, 
tipo de intervención, características de los mo-
nitores que imparten la intervención y el diseño 
de la investigación. 
En un reciente meta-análisis de Mer ry y 
colaboradores (2011), los autores concluy en 
que existe sufi ciente evidencia para afi rmar que 
los programas de prevención de la depresión, 
dirigidos y universales, pueden prevenir la apa-
rición de los trastornos depresivos.
En la revisión cualitativa de Sutton (2007) 
se señala que requieren atención para futuras 
investigaciones la implementación de sesiones 
de refuerzo, el uso de análisis estadísticos apro-
piados, la evaluación de múltiples variables de 
resultado (diferentes medidas de depresión 
etc.), el aumento de los factores de protección, 
y la exploración de los mediadores y modera-
dores de los efectos de las intervenciones.
Gladstone y Beardslee (2009) revisa los re-
cientes estudios sobre la prevención de los diag-
nósticos clínicos de la depresión en niños y 
adolescentes. Sugiere para futuras intervencio-
nes centrarse en enfoques dirigidos (inter ven-
ciones selectivas y/o indicadas), estudiar las 
hipótesis de los mediadores, incluir inter ven-
ciones que tengan como objetivo la mejora del 
ambiente familiar, tener en cuenta también los 
factores de riesgo no específi cos (como pobre-
za y maltrato inf antil) para los trastor nos, y 
centrarse en la fase de divulgación de la inves-
tigación en prevención.
Por otra parte, se observa una ausencia de 
estudios españoles en las revisiones tanto cua-
litativas como cuantitativas que se describen en 
este artículo como ya se ha comentado (Sán-
chez-Hernández, 2012). Una e xcepción en 
nuestro país es el estudio de Sánchez-Her nán-
dez (2012) sobre la efi cacia de una novedosa 
propuesta, el Programa Sonrisa (Sánchez-Her-
nández y Méndez, 2009), diseñado en base al 
estudio de los factores de riesgo y factores pro-
tectores de la depresión (como la adaptación a 
formato preventivo de la activación conductual) 
y en el marco teórico de la psicología positiva, 
utilizando técnicas psicológicas con el objetivo 
de fomentar el bienestar y el fl orecimiento per-
sonal (optimismo, educación emocional, curio-
Tabla 4. Principales conclusiones de revisiones cualitativas
Autores (año) Conclusiones principales
Gladstone (2009) Los programas preventivos con más éxito se caracterizan por deri var de los programas de trata-
miento basados en la e videncia para la depresión juv enil (técnicas cognitivo-conductuales y/o 
enfoques interpersonales), estructurados y descritos en manuales, en los que los monitores han 
sido cuidadosamente entrenados mediante protocolos y han evaluado la fidelidad de la intervención
Sutton (2007) Las intervenciones preventivas siempre han mostrado tamaños del efecto bajos pero significativos 
en la prevención a corto plazo de la depresión. Sin embargo, el mantenimiento de los efectos de 
la intervención de forma más prolongada durante el seguimiento de entre 6 meses a 3 años no se 
ha demostrado de forma consistente. Señala que en varios estudios aparecen problemas metodo-
lógicos importantes que deben de tenerse en cuenta.
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72 Óscar Sánchez-Hernández, F. Xavier Méndez y Judy Garber
 Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2014, Vol. 19 (1), 63-79 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
sidad para el cambio positi vo, saboreo, fl ow, 
etc.). El estudio de la efi cacia de la intervención 
proviene de una muestra de 1.212 adolescentes 
procedentes de siete centros educati vos que 
participaron en un estudio descripti vo de la 
sintomatología depresiva en adolescentes. F i-
nalmente participaron 89 estudiantes en el es-
tudio de la efi cacia del Programa Sonrisa. Den-
tro de las características metodológicas a 
destacar estaría la comparación del g rupo ex-
perimental con un grupo control, la asignación 
aleatoria de los par ticipantes a los respectivos 
grupos, el carácter multicéntrico, así como la 
realización de evaluaciones de seguimiento (8 
y 12 meses). Se encontró una reducción signi-
fi cativa de la sintomatología depresiva en el 
grupo experimental en comparación con el gru-
po control, tanto en los auto-infor mes de los 
adolescentes como en los infor mes de los pa-
dres al fi nalizar la intervención, lo que supone 
una novedad respecto a otros estudios. Sin em-
bargo no se hallaron efectos signifi cativos a los 
8 y 12 meses. No obstante, la mejora en disforia 
se mantenía a los ocho meses en los adolescen-
tes varones. También los participantes del gru-
po experimental superaron a los controles cua-
tro meses después de la intervención preventiva 
en bienestar psicológico y, ocho meses después, 
en autoconcepto familiar y creatividad.
REFLEXIONES Y SUGERENCIAS PARA 
FUTUROS ESTUDIOS
1. Las prevenciones dirigidas han demostra-
do mayor efi cacia que las universales, tanto en 
el postest como en las e valuaciones de segui-
miento (Horowitz y Garber, 2006; Stice et al., 
2009). Recientes estudios señalan este efecto 
preventivo tanto en autoinformes como en en-
trevistas diagnósticas (Arnarson y Craighead, 
2011). Se recomienda realizar un adecuado 
reclutamiento de los participantes teniendo en 
cuenta varios factores de riesgo como criterios 
de inclusión (Jaycox et al., 1994; Clarke et al., 
2001) así como realizar entrevistas diagnósticas 
para excluir a aquellos par ticipantes que pre-
senten un trastorno psicológico en el pretest 
(Seligman et al., 2007; Stice et al., 2010; Young 
et al., 2006).
2. Algunos autores recomiendan continuar 
investigando la efi cacia de las inter venciones 
de prevención universal. Señalan la necesidad 
de trabajar con tamaños muestrales adecuados 
para encontrar diferencias estadísticamente sig-
nifi cativas (Cuijpers, 2003; Gillham et al., 2000; 
Muñoz, 1993; Pattison y Lynd-Stevenson, 2001; 
Pössel et al., 2004; Sutton, 2007; Valera-Espín, 
Sánchez-Meca y Marín-Martínez, 2000). Según 
Huppert (2009), a nivel epidemiológico, un 
pequeño cambioen la media de los síntomas 
depresivos de la pob lación puede hacer más 
para mejorar el bienestar y reducir la prevalen-
cia del trastorno que sólo inter venciones de 
tratamiento o preventivas a grupos de riesgo. 
3. Desde el ámbito de la psicología positiva 
se ha señalado que resulta incompleto e valuar 
la depresión sólo con instrumentos sensibles a 
la presencia de elementos ne gativos (tristeza, 
culpa, falta de relaciones sociales, etc.). Se re-
quiere, por tanto, prestar atención a elementos 
positivos (placer, disfrute, alegría, bienestar) y 
en estos aspectos apenas se insiste en la evalua-
ción (Vázquez, Nieto, Hernangómez y Hervás, 
2005; Vázquez, Hernangómez, Nieto y Hervás, 
2006), aunque algunos estudios comienzan a 
incorporarlos (Sánchez-Hernández, 2012; Se-
ligman et al., 2007; Tennat et al., 2007).
4. Horowitz y Garber (2007) señalan en su 
revisión meta-analítica que la depresión es un 
problema complejo y que los programas multi-
componentes son los que parecen ser los más 
efectivos. Es necesario estudiar qué componen-
tes de los programas preventivos de orientación 
cognitivo conductual son los más efecti vos 
(Garber, 2006). Sugieren estudiar la hipótesis 
de los mediadores, es decir , comprobar si las 
técnicas entrenadas (habilidades sociales, en-
trenamiento atribucional, habilidades de reso-
lución de problemas etc) mejoran tras la apli-
cación del programa y comprobar que son estás 
las responsables de las mejoras en la sintoma-
tología depresiva. En este campo también es 
interesante estudiar el efecto de los factores no 
específi cos (Stice et al., 2010) y de las habili-
dades compensatorias aprendidas tras las inter-
venciones (Barber y Derubis, 1989; Pattison y 
Lynd-Stevenson, 2001).
5. En relación al anterior punto, se sugiere 
también el estudio de las variables moduladoras 
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 Prevención de la depresión en niños y adolescentes 73
© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2014, Vol. 19 (1), 63-79
del efecto de las inter venciones preventivas, 
como género, clase social o etnia (Calvete et al., 
2011; Guillham et al., 2006; Marchand , Ng, 
Rohde y Stice, 2010; McLaughlin et al., 2010). 
6. Necesidad de diseñar intervenciones que 
partan de un modelo teórico de la depresión más 
completo, como por ejemplo el de Watson, 
Clark y Carey (1988), donde tengan cabida las 
emociones positivas, los factores protectores y 
otras variables procedentes de la psicolo gía 
positiva (Vázquez, Nieto, Hernangómez y Her-
vás, 2005; Vázquez, Hernangómez, Nieto y 
Hervás, 2006). Los resultados positivos que se 
desprenden de la primera revisión cuantitativa 
meta-analítica, sobre la efectividad de las inter-
venciones de psicología positiva para mejorar 
el bienestar y atenuar los síntomas depresi vos 
(Sin y Lyubomirsky, 2009), avalarían este pun-
to para una reciente re visión del campo véase 
Vázquez, 2013). También cabe destacar la po-
sible aportación de las nuevas terapias alterna-
tivas (p.ej., Miró et al., 2011).
7. Realizar una adecuada e valuación de 
competencias de los monitores para impartir la 
intervención preventiva en cuestión (Gillham, 
Brunwasser y Freres, 2008).
8. Sutton (2007) señala que, en las revisiones 
meta-analíticas, las intervenciones preventivas 
siempre han mostrado tamaños del efecto bajos 
pero signifi cativos en la prevención a corto pla-
zo de la depresión. Sin embar go, el manteni-
miento de los efectos de la intervención de for-
ma más prolongada durante el seguimiento de 
entre 6 meses a 3 años no se ha demostrado de 
forma consistente. Las áreas par ticulares que 
requieren atención incluyen la implementación 
de sesiones de refuerzo así como evaluaciones 
de seguimiento de como mínimo un año (Glads-
tone, 2009; Horowitz y Garber, 2006; Stice et 
al., 2009).
9. La revisión de Calear y Christensen 
(2010) de los programas de tratamiento y pre-
vención de la ansiedad y depresión por Internet, 
en niños y adolescentes, señalan que las nuevas 
tecnologías pueden favorecer los objetivos de 
prevención de los trastor nos psicológicos y la 
promoción del bienestar (Titov et al., 2012).
10. La depresión es un problema complejo, 
por lo que diferentes disciplinas se han acerca-
do a su estudio desde su enfoque particular. Se 
ha demostrado que un estilo de vida saludab le 
como mantener una adecuada alimentación 
(Sánchez-Villegas et al., 2011) o la práctica de 
ejercicio físico (Harvey, Hotopf, Overland y 
Mykletun, 2010) se relacionan con menor sin-
tomatología depresiva. Por tanto la prevención 
de la depresión debería abordarse desde una 
perspectiva multidisciplinar (Mcloughlin y Ku-
bick, 2004).
11. Estudios recientes señalan que las inter-
venciones de prevención de la depresión po-
drían ser una medida efi ciente de ahorro sani-
tario (Mihalopoulos et al., 2011) por lo que es 
necesario invertir en este tipo de medidas.
12. Diversos autores (Spence et al., 2005; 
Weare, 2000) proclaman un enfoque holístico 
y social-estructural de las inter venciones uni-
versales que tenga en cuenta todos los agentes 
relacionados, y que sea parte del plan de estu-
dios de la escuela. Estos autores defi enden que 
no es posible promocionar la salud cambiando 
sólo lo social y el entorno, o sólo las mentes y 
corazones de las personas; es necesario trabajar 
con todos los aspectos (Weare, 2000). También 
subrayan la necesidad de que las intervenciones 
de promoción de la salud mental, emocional y 
social deben aprenderse de forma regular a tra-
vés de toda la vida de los alumnos, empezando 
desde primaria. Se considera que si se quiere 
conseguir un alumnado saludable, al tiempo que 
prevenir problemas como la depresión, violen-
cia, el uso de las drogas, etc., los esfuerzos re-
sultarán más efectivos cuando el entrenamiento 
en habilidades sociales y emocionales se integra 
como un objetivo educativo más, implementado 
desde la primera infancia y desarrollado duran-
te los distintos niveles educativos (Guil y Gil-
Olarte, 2007). Un claro ejemplo de esta pro-
puesta sería el estudio de Stewart y Sun (2007) 
en el que aplicaron un enfoque holístico en una 
intervención de promoción de la resiliencia y 
prevención de la sintomatología depresiva o el 
trabajo propuesto por Collaborative to Advance 
Social and Emotional Lear ning (http://www.
casel.org/) con resultados muy positivos (Pay-
ton et al., 2008).
En resumen, se resalta la necesidad de inver-
tir en intervenciones de prevención de la depre-
sión en jóvenes en general y aumentar las in-
vestigaciones en el ámbito español, en 
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74 Óscar Sánchez-Hernández, F. Xavier Méndez y Judy Garber
 Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2014, Vol. 19 (1), 63-79 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
particular, dados los efectos positi vos a nivel 
personal y social, así como medida efi ciente de 
ahorro sanitario, dada la per tinencia de estas 
estrategias, especialmente en el conte xto de 
crisis económica. 
BIBLIOGRAFÍA
Arnarson, E. O., & Craighead, W. E. (2011). Prevention 
of depression among Icelandic adolescents: A 
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