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Controversias diagnósticas en Policitemia Vera, Trombocitemia Esencial y Mielofibrosis Dr. Carlos Besses Hospital del Mar-IMIM La Policitemia Vera (PV) es una neoplasia mieloproliferativa crónica caracterizada por una eritrocitosis absoluta ocasionada por la expansión clonal de una célula hematopoyética pluripotente. Un 95% de pacientes presentan la mutación JAK2V617F y un 3% mutaciones en el exón 12 del gen JAK2. Estas mutaciones determinan una activación constitutiva de vías de señalización intracelular que se traduce en una proliferación predominante de la serie eritroide pero también de las series granulocítica y megacariocítica (panmielosis). Los criterios diagnósticos actuales de PV según la OMS 2017 incluyen la biopsia medular (BMO) como criterio fundamental (mayor), junto a otros dos: aumento de la hemoglobina (Hb) (>16,5g/dL en hombres, >16,0g/dL en mujeres), o del hematocrito (Hcto) (>49% en hombres, >48% en mujeres) o de la masa eritrocitaria (>25% del valor normal calculado) y presencia de la mutación JAK2V617F u otra mutación en el exón 12 del gen JAK2. Estos nuevos criterios suponen un cambio sustancial en la práctica clínica, pues en los criterios de 2008 la BMO era uno de los tres criterios “menores” junto al crecimiento endógeno de colonias eritroides y la disminución de la eritropoyetina, siendo este último el mayor utilizado en la práctica clínica por su facilidad de obtención y sensibilidad diagnóstica. En consecuencia, la propuesta diagnóstica actual implica la realización sistemática de BMO a todos los pacientes con sospecha clínica de PV a excepción de aquellos que la OMS 2017 infiere como portadores de eritrocitosis absoluta por presentar Hb >18,5 g/dL o Hcto>55,5% en el caso de hombres o Hb>16,5 g/dL o Hcto>49,5% en mujeres, mutación en el gen JAK2 y disminución de la eritropoyetina. La justificación de los cambios en las cifras de Hb y en la incorporación de la BMO como criterio mayor se fundamentan en el concepto de PV enmascarada (masked). Esta denominación se originó a través de la observación de que un 40-45% de todos los pacientes con PV que no cumplían los criterios diagnósticos de hemoglobina establecidos por la OMS 2008 (Hb>18,5g/dL en hombres, >16,5g/dL en mujeres) presentaban, no obstante, un aumento de la masa eritrocitaria demostrado por métodos isotópicos. Un estudio cooperativo internacional de expertos en neoplasias mieloproliferativas estableció, en base a pacientes diagnosticados de PV por las características morfológicas de la BMO, dos hechos principales: 1. Que la histología de la PV enmascarada presentaba las mismas características morfológicas que la PV manifiesta (overt PV), es decir, aquella forma que presentaba criterios de Hb de 2008 y, 2. Que los valores de Hb y Hcto que permitían distinguir los pacientes con PV enmascarada de los pacientes con Trombocitemia Esencial (TE) diagnosticados ambos por criterios histológicos, eran los valores de Hb que se han incorporado actualmente en 2017. Así, las características histológicas y los valores de Hb y Hcto de los criterios actuales permitirían teóricamente discriminar la PV enmascarada, que debuta en general con mayor trombocitosis que la PV manifiesta, de la TE. Por dichos motivos, la BMO ha sido instaurada como un elemento fundamental para realizar el diagnóstico de PV. La principal controversia de los criterios 2017 radica en la reproducibilidad y exactitud de la BMO como elemento clave del diagnóstico de PV en aquellos pacientes con sospecha clínica de la enfermedad y cifras de Hb y/o Hcto inferiores a las propuestas por la OMS 2017 como marcadores indirectos (surrogates) de una eritrocitosis absoluta: Hb >18,5 g/dL o Hcto >55,5% en hombre o Hb>16,5 g/dL o Hcto >49,5% en mujeres. Diversos estudios han analizado la reproducibilidad diagnóstica de la BMO en la PV con resultados variables. En general, los proponentes de su inclusión como criterio diagnóstico hallan un alto grado de concordancia cuando muestras histológicas examinadas de forma centralizada y ciega por expertos hematopatólogos son clasificadas correctamente en una gran mayoría de casos. Otros autores, no han conseguido reproducir la sensibilidad diagnóstica de las diversas características histológicas asignadas a la PV, aun aplicando de forma sistemática parámetros morfológicos estandarizados, pues se ha demostrado una importante variación interobservador. En conclusión, parece razonable considerar que, si bien la BMO puede ser un elemento importante como criterio diagnóstico de PV, la heterogeneidad histológica individual, la falta de concordancia diagnóstica observada incluso entre patólogos expertos y la necesidad de una experiencia acreditada en el diagnóstico histopatológico medular, aspecto no siempre presente en todos los Hospitales o Instituciones Sanitarias, imponen una cierta cautela a considerarla como un elemento con características diagnósticas específicas de entidad. Respecto a las controversias diagnósticas en TE, de nuevo, la BMO genera discrepancias como elemento diferenciador entre TE y la forma prefibrótica de la Mielofibrosis Primaria (MFP). Un estudio internacional de 1104 pacientes diagnosticados previamente de TE, evidenció, mediante la revisión centralizada de las BMO obtenidas al diagnóstico, que 891 (81%) fueran clasificadas como TE auténtica (true ET) y 180 (16%) como forma prefibrótica de la MFP. La transformación a mielofibrosis, leucemia aguda y supervivencia global a los 15 años fue del 17%, 12% y 44% para los pacientes con características histológicas de la forma prefibrótica, y del 9%, 2% y 75% para los pacientes con criterios histológicos de TE, respectivamente, sugiriéndose, por tanto, diferentes pronósticos evolutivos según el diagnóstico morfológico de la médula ósea. Las diferencias entre una y otra se basan en un aumento de la celularidad, mayor predomínio de la granulopoyesis y presencia de megacariocitos atípicos o dismórficos en ausencia o con mínima fibrosis, como características de la forma prefibrótica. De esta forma, la OMS 2017 ha establecido la existencia de una forma prefibrótica de la MFP como entidad propia diferente de la TE y de la forma clásica de MFP manifiesta (overt PMF). En contraposición a la propuesta de la OMS 2017, otros estudios no han sido concluyentes para poder diferenciar la TE respecto a la forma prefibrótica en base a las características morfológicas. Desde el punto de vista clínico, la presentación de ambas entidades es similar, pues ambas debutan con trombocitosis aislada como principal característica hematológica. Este hecho supone que al no disponer la forma prefibrótica de marcadores moleculares diferenciados, el diagnóstico se base principalmente en las características morfológicas de la médula ósea. Algunos autores, señalan que los pacientes con forma prefibrótica de MFP muestran cifras de Hb más bajas, mayor leucocitosis y trombocitosis y más frecuencia de esplenomegalia palpable que los pacientes con histología de TE. Un reciente análisis de 109 pacientes con forma prefibrótica y 269 pacientes con TE confirma, aparte de las características anteriormente señaladas, un mayor número de células CD34 circulantes y mayor frecuencia de mutaciones en el gen de la calreticulina (CALR) en los pacientes con histología prefibrótica. En esta serie también se observa en estos pacientes una inferior supervivencia y una mayor evolución a leucemia aguda. Al igual que sucede en la PV, la variabilidad de interpretación diagnóstica entre patólogos, la subjetividad inherente en la interpretación de detalles morfológicos característicos de cada entidad y la experiencia en el examen de la morfología medular, son factores que deben tenerse en cuenta para asignar un diagnóstico basado únicamente en la morfología. Por último, cabe además señalar la dificultad inherente en la gradación de la fibrosis reticulínica. La asignación de un determinado grado debe establecersede acuerdo con una escala estandarizada que se ha consensuado internacionalmente. Aun así, un estudio ha demostrado que la concordancia en el grado de fibrosis según se analizase de forma local o centralizada era únicamente del 56%, con importantes diferencias en infra o sobre-gradación del grado de fibrosis. Conclusiones: 1. La BMO constituye un elemento central en el diagnóstico de la PV, TE y de las formas prefibrótica y manifiesta de la MFP según la clasificación de las neoplasias mieloides de la OMS en 2017, pero existen dudas razonables en cuanto a su exactitud diagnóstica y al papel que debe representar en la práctica clínica diaria. 2. El hematólogo clínico debe conocer en profundidad los criterios histológicos utilizados en el diagnóstico y valorar de forma integrada la información clínica, histológica y molecular. Bibliografía: 1. Alvarez-Larran A, Angona A, Ancochea A et al. 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