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Reseña
El objeto 
de la psicología: 
el alma como 
cultura encarnada
Juan Diego Lopera Echavarría, 
Horacio Manrique Tisnés, Marda 
Ucaris Zuluaga Aristizábal 
y Jennifer Ortiz Vanegas (2010). 
Medellín. 
Centro de Investigaciones Sociales 
y Humanas (CISH) Universidad de 
Antioquia. Editorial Universidad 
de Antioquia
Continuando el trabajo que hizo posible la aparición de los libros Relaciones psicología 
- psicoanálisis: un estado del arte (2007) y El método analítico (2010), publicados por 
el Centro de Investigaciones Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia, el 
Grupo de investigación “El método analítico y sus aplicaciones en las ciencias sociales 
y humanas”, del Departamento de Psicología de esa casa de estudios, se dio a la tarea 
de emprender un nuevo reto investigativo que pretendía hacer un aporte riguroso a 
la discusión sobre el objeto de estudio de la psicología. Como uno de los resultados 
de ese propósito vio la luz el libro El objeto de la Psicología: El alma como cultura 
encarnada, con la autoría de Juan Diego Lopera Echavarría, Horacio Manrique Tisnés, 
Marda Ucaris Zuluaga Aristizábal y Jennifer Ortiz Vanegas.
Con la alusión al tema muy bien recogido en el título de la obra, El objeto de la psi-
cología, los autores nos sorprenden gratamente en virtud de retomar valientemente 
una controversia que ya algunos psicólogos habían dado por desgastada; sin embargo, 
la mayor sorpresa surge de la propuesta que el grupo de investigación desarrolla al 
final del texto y que se anuncia en el subtítulo: el alma como cultura encarnada, pues 
en dicha propuesta radica el más importante aporte del trabajo, ya que después de 
un largo recorrido y análisis documental que le da legitimidad, el grupo declara que 
el objeto de la psicología en general es uno para todas las escuelas y posturas: el 
alma, entendida como cultura encarnada, o sea, como la resultante de la conjunción 
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entre el organismo biológico de nuestra 
especie y fuerzas que lo intervienen y lo 
impactan, las cuales devienen de las 
instituciones sociales mediatizadas 
por el lenguaje. 
Apuntalados en la referencia 
etimológica del término psi-
cología, la tarea propiamente 
dicha se inaugura rastreando 
con desparpajo y seriedad 
los desarrollos que las dis-
tintas concepciones de la 
noción de alma han tenido 
en Occidente; desparpajo 
por el hecho de retomar una 
conversación que algunos 
han visto como infecunda o 
superada, pero que permite a 
los autores lograr finalmente 
confirmar, de forma tácita, el 
común apotegma aplicado a mu-
chos de nuestros saberes, referido 
al hecho de que “avanzamos en la 
medida en que retrocedemos”, pero 
desparpajo sobre todo por aplicar seme-
jante esfuerzo en retomar el concepto de 
alma, actualmente proscrito por muchas co-
rrientes en psicología; y seriedad, en la aplicación 
del método de investigación que eligen deliberadamente 
y por el rigor en la presentación de los resultados del trabajo.
Como punto de partida para acercarse al concepto de alma, el texto diferencia dos 
tipos de psicologías, provenientes de dos aspiraciones filosóficas claramente delimi-
tadas, aunque no necesariamente excluyentes, unas que aspiran a la construcción 
de sistemas gnoseológicos sobre su objeto, es decir, a la configuración de teorías 
válidas, objetivas y generales, susceptibles de contrastación y verificación, que 
son denominadas epistémicas, que se vincularían al paradigma de la ciencia y de la 
cual la corriente conductista, y las actuales corrientes cognitivas serían ejemplos; y 
otras, las denominadas psicologías ascéticas, que no aspiran a acceder a la verdad 
desde el conocimiento general, sino desde el cultivo y el cuidado del alma en un 
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proceso de trasformación o ascesis subjetiva en sentido amplio, vinculadas a una 
tradición espiritual y que privilegian el despliegue del ser, la expansión de la cons-
ciencia, la autorrealización y la constitución de sí, de la cual puede ser ejemplo la 
psicología humanista. Con esa diferenciación, fundamental y constante en toda la 
obra, se obtiene otro de los grandes aportes del libro, que consiste en establecer 
un puente de discusión y aproximación entre la ciencia y la dimensión espiritual, 
mostrando que no necesariamente son caminos opuestos y que posiblemente ambas 
tiendan a un despliegue del ser. 
El método de investigación propuesto y acogido por los autores, no solo en este 
trabajo sino en los anteriores desarrollos y que además le ha dado su identidad al 
grupo de investigación, su misión y denominación, es el método analítico, aplicado 
en este contexto de manera concreta a las ciencias sociales y humanas, el cual 
podría enunciarse aquí en una atrevida síntesis, como la aplicación del método 
científi co al análisis de un discurso, ya sea la palabra, hablada o escrita, las artes, 
las costumbres, los sistemas axiológicos, los juegos lingüísticos y, en general, a 
cualquier tipo de construcción signifi cante. 
El método analítico se sirve de procesos claramente delimitados, aunque no nece-
sariamente secuenciales: entender, criticar, contrastar, e incorporar es claramente 
observable en la manera como el texto está construido y en la redacción de cada 
acápite. De manera muy grosera y superfi cial podría decirse que en el proceso de 
entender se funda la posibilidad de interpretar lo expresado, captar el sentido 
del texto, las palabras elegidas, el estilo y su valor signifi cativo del discurso. En 
el proceso de criticar, por su parte, se pretende entre muchas otras cosas, com-
parar partes del texto entre sí y de éstas con otros textos, buscando coherencias 
o incoherencias, contradicciones internas y/o externas, y cambios de estilo y de 
posición frente a determinados aspectos; a su vez el proceso de contrastación se 
ofrece como la ocasión para un movimiento dialéctico entre la teoría y la expe-
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riencia, la práctica y el experimento, buscando 
conocer la consistencia de la teoría, su validez 
y sus efectos prácticos; mientras que en el pro-
ceso de incorporar, el investigador hace suyo, 
asimila, hace cuerpo el saber que se construye 
en la aplicación del método en su globalidad y 
se expresa en actitudes del propio investigador 
en su modo de ser y de estar en el mundo. De-
jando en claro que los procesos pueden darse 
en ocasiones de manera lineal, pero que la 
mayoría de la veces los procesos se permean, 
complementan, retroalimentan, de suerte que 
por ejemplo, el entender puede hacerse com-
pletamente en el momento de criticar y que lo 
incorporado sea reevaluado en un momento de 
contrastación posterior.
Los autores muestran además la manera en que 
este método es compatible con el método her-
menéutico, concretamente el propuesto por H. 
G. Gadamer, como la interacción de un sujeto 
con otro o con un texto. 
El otro aporte de este trabajo, no menor que los 
anteriormente expresados, radica en el hecho 
de que lo más interesante de la aplicación del 
método analítico por parte de Juan Diego Lopera 
y su equipo de investigación, no consiste tanto 
en el hecho de haber incorporado ellos mismos 
unos conocimientos que luego fueron presenta-
dos en el libro, sino que el texto en cuanto tal es 
una muestra de la aplicación de dicho método, 
su construcción es la mejor ilustración de cómo 
el método es empleado; en efecto, el lector 
puede percatarse permanentemente del ir y 
venir de los procesos enunciados anteriormente, 
lo cual además hace posible que quien accede 
al libro tenga la sensación de estar frente a una 
redacción construida por un solo y único autor.
Desde una perspectiva diacrónica, aunque no 
necesariamente histórica en el sentido de ate-
nerse rígidamente a referencias cronológicas, en 
la primera parte el texto ilustra con exquisitez 
las distintasaspiraciones de signifi cación que el 
concepto de alma ha tenido desde la antigüedad, 
partiendo de las representaciones primitivas has-
ta las clásicas de Sócrates, Platón y Aristóteles, 
para posteriormente presentar con detalle algu-
nas propuestas posteriores a este último fi lósofo 
y que son aquellas que permitieron a los griegos 
y pueblos de su infl uencia directa, encontrar un 
sentido distinto a la vida que se había reducido 
por causa del sometimiento, la esclavitud y la 
desesperanza a algo que simplemente debía so-
portarse; estos desarrollos fueron de naturaleza 
ascética, buscando el cultivo y la trasformación 
del alma que aportaba el camino del encuentro 
íntimo, la actitud frente al sufrimiento y la vida, 
el cultivo de la virtud, como formas de alcanzar la 
vida buena, la eudaimonía; así pues, se analizan 
los aportes de pensadores distintos y posturas 
disímiles que hacen parte de las tradiciones 
conformadas por los estoicos, los epicúreos, los 
escépticos y los cínicos. 
Más adelante, el lector se sumerge en el análisis 
de los inicios de la tradición médica del alma 
como órgano y de los primeros desarrollos en 
anatomía y fi siología; se encuentra luego en 
la exploración de la propuesta cristiana del 
cuerpo como continente del alma, la cual debe 
ser purifi cada y cultivada para el encuentro 
con Dios, a partir de las enseñanzas de Jesús y 
de las interpretaciones de san Agustín y santo 
Tomás. La lectura lo pondrá en presencia de 
la concepción dominante del alma en la Edad 
Media, para entrar posteriormente en una con-
cepción “laica” del alma gracias a los aportes de 
Descartes y al arribo de la modernidad con las 
propuestas empiristas de T. Hobbes, J. Locke, 
G. Berkeley, D. Hume.
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En la segunda parte del libro se tiene como marco contextual 
el advenimiento señorial y positivo de la ciencia y su infl uencia 
en la psicología y el impacto que sobre ella tiene el método 
inductivo e hipotético deductivo, la matematización y el ex-
perimento, devenidos de las ciencias naturales. En la búsque-
da de la legitimidad científi ca y el reconocimiento del estatus 
de ciencia, las psicologías epistémicas hicieron que el objeto 
de estudio se considerara alejado de la concepción de alma 
y que éste fuera abordado desde la experiencia inmediata y 
la conducta, al tiempo que las psicologías más ascéticas se 
ocuparon del objeto ligado a la noción de alma pero vinculada 
al estudio de la vida psíquica y al alma inconsciente.
El alma como “cultura encarnada” es una idea que se desa-
rrolla con base en la distinción entre la constitución de lo 
psíquico a partir de los procesos de sujetación e ingreso al 
orden cultural (estructuración); el producto de ese proce-
so de sujetación, invocado bajo múltiples designadores, 
tales como la personalidad, mente, carácter, entre otros 
(estructura); y las expresiones, manifestaciones, conductas, 
elecciones, etc. de esa estructura (los efectos). Con esa 
distinción como telón de fondo, la propuesta propiamente 
dicha empieza a hacerse manifi esta en la tercera parte del 
libro: el monismo dialéctico. Adentrándose en los concep-
ciones contemporáneas del objeto en las distintas corrientes 
(conducta, comportamiento, lo psíquico, el Yo, la mente), el 
texto logra introducir en profundidad los asuntos atinentes 
al monismo-dualismo y a superar la mutua exclusión entre 
esas concepciones, entendiendo el alma como cuerpo o carne 
culturizada. 
En un estilo claro y fl uido, libre de afectaciones e imposturas, 
los autores logran poner a consideración un texto diferente, 
estimulante a la refl exión y a la discusión sobre un tema ac-
tual y pertinente, que no solo muestra la solvencia que otorga 
un trabajo investigativo serio, sino también la creatividad 
para hacer propuestas académicas arriesgadas. 
Francisco López Gallego, Psc., Ph.D.
Decano Escuela de Administración 
Docente Pregrado en Psicología EAFIT
Universidad EAFIT. Colombia.

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