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MILLONARIOS Historias de 10 empresas de internet españolas vendidas por millones de euros Sergio Rodríguez Aguilar © 2017, Sergio Rodríguez Aguilar. Todos los derechos reservados. Diseño de portada: Kane Melegatti Índice 1. Introducción 2. Lecciones aprendidas 3. Tuenti 4. LetsBonus 5. Toprural 6. Wuaki TV 7. Milanuncios 8. Trovit 9. La Nevera Roja 10. Akamon 11. Privalia 12. Ticketbis 1. Introducción En los últimos años se han producido diversas ventas millonarias de empresas de internet en España. Hasta 2010, sin embargo, los casos de éxito en el sector eran limitados y había que estar a los típicos ejemplos estadounidenses: los Google, los Amazon y los Facebook. El entorno en el que estos surgieron poco tiene que ver con la idiosincrasia española, que se caracteriza por un ecosistema emprendedor y tecnológico menos desarrollado y un mercado interno de tamaño medio. Por suerte, la venta de Tuenti, en verano de 2010, inauguró una sucesión de operaciones remarcables e historias de éxito dignas de contar. Saber qué hicieron bien y mal estos emprendedores hasta lograr que sus empresas fueran adquiridas por millones de euros nos brinda una oportunidad de aprendizaje única que no quería dejar pasar. Alentado por la curiosidad, me propuse recopilar los casos de 10 empresas en las que concurrieran tres requisitos: que fueran españolas, que se circunscribieran al mundo de internet y que hubieran sido vendidas por más de 10 millones de euros. Utilizar la venta como hito de referencia para elaborar los casos tenía la ventaja de delimitar el análisis en el tiempo y de otorgar cierta perspectiva, por lo que me pareció un ángulo adecuado. Más allá de estos criterios, no obstante, he de reconocer que la selección de las startups [I] fue arbitraria, basada en mera intuición o inclinación personal. Por orden de fecha en la que se culminó el exit [II], las empresas que escogí fueron: Tuenti (agosto de 2010), LetsBonus (enero de 2011), Toprural (abril de 2012), Wuaki TV (junio de 2012), Milanuncios (febrero de 2014), Trovit (octubre de 2014), La Nevera Roja (febrero de 2015), Akamon (noviembre de 2015), Privalia (abril de 2016) y Ticketbis (mayo de 2016). Elegir 10 empresas significa que, a mi pesar, otros tantos casos interesantes se han quedado fuera; me refiero a ausencias notables como las de BuyVip, SinDelantal o Idealista. El trabajo en este manual se prolongó durante más de un año, en el que, incluso, la lista de compañías objeto de análisis cambió varias veces, en parte porque algunas de las operaciones de compraventa ocurrieron a mitad de camino, en 2016. Escribo estas líneas en los primeros compases de 2017, justo en la semana en la que se ha confirmado la venta de Social Point, estudio de videojuegos competidor de Akamon y también con sede en España, por nada menos que 230 millones de euros. La lista se sigue ampliando, lo cual debe ser motivo de alegría. Este libro es, sobre todo, para aquellos que tengan interés por hacer cosas en el sector digital; o, dicho más genéricamente, para todo aquel que quiera iniciarse en un campo excitante y que tiene sus propias coordenadas: emprendedores y empresarios, inversores, profesores y estudiantes universitarios. En mi propio caso, empecé a emprender antes de la venta de Tuenti en 2010 y debo admitir que, desde luego, muchos de los aspectos que recojo en estas páginas hubieran sido de enorme ayuda en aquel entonces; pero, claro, las características de la industria estaban siendo diseñadas y, como decía antes, es ahora cuando tenemos la oportunidad de estudiarlas. Para terminar esta introducción, he de advertir que el análisis realizado tiene distintas limitaciones. En primer lugar, se basa en información secundaria, esto es, no tengo ni he tenido relación directa con las empresas objeto de estudio. De haber optado por este camino se hubiera convertido en un proyecto colosal y difícil de abarcar en un tiempo razonable. Esto ha supuesto renunciar a un mayor nivel de detalle, si bien sobre la mayoría de las empresas existía abundante información disponible públicamente. Mi labor ha sido la de recopilar cientos de artículos de prensa, horas de video y los respectivos estados financieros, contrastar lo publicado hasta ahora y dotarlo de una narrativa común, en forma de casos. En segundo lugar, y en relación con la primera limitación, la propia naturaleza de las compañías evaluadas, todas ellas no cotizadas, hace que la información financiera que estaban obligadas a publicar no fuera tan completa como sería deseable, y en ocasiones adolece de cierta falta de claridad. 2. Lecciones aprendidas Este epígrafe iba a ser el último capítulo del libro, a modo de conclusiones una vez expuestos cada uno de los 10 casos. Pero no podía dejar lo importante para el final. Al contrario, hay una serie de patrones compartidos que conviene tener presente desde el principio. Una muestra de 10 empresas no permite hacer grandes generalizaciones empíricas, aunque es suficiente para, al menos, invitar a la reflexión. Como veremos, la realidad desmiente algunos de los mitos y leyendas sobre el emprendimiento y constata otros. Grado de innovación Todas las ideas que dieron lugar a estas 10 startups eran copias de otras ya en funcionamiento. Tuenti copió a Facebook, LetsBonus a Groupon o La Nevera Roja a Just Eat. Es más, la mayoría de los emprendedores reconocen abiertamente que copiaron a otros: no pasa nada, no era cuestión de inventar. La innovación estuvo en cómo adaptaron esos modelos previamente existentes a España y otros mercados, y en el aprendizaje y elementos de diferenciación que fueron desarrollando a medida que ejecutaban. En este sentido, los casos paradigmáticos son los de Ticketbis y Privalia, que fueron compradas por las empresas a las que copiaron. La ejecución del modelo de negocio y el encaje entre producto y mercado en un momento determinado fueron mucho más decisivos que la idea en sí. Tiempo hasta lograr el exit Si tenemos en cuenta los 10 casos analizados, el tiempo medio transcurrido desde su constitución como empresa hasta la venta es de unos cinco años y medio, como puede verse en el cuadro 2.1. Ajustando esta cifra para reflejar que proyectos como Milanuncios, Akamon o Wuaki TV tuvieron un recorrido significativo antes de su formalización como sociedades mercantiles, el tiempo medio asciende a los siete años. Por consiguiente, hablar de «pelotazo» o éxito inmediato y fruto de la pura fortuna sería una falacia: los promotores de cada una de estas compañías dedicaron años de su vida a construirlas. El exit que más tardó en producirse fue el de Toprural, que fue vendida a los 12 años; el que menos, el de LetsBonus, que llegó en apenas un año. Además, lo habitual fue que los fundadores acordaran permanecer en la empresa tras la venta para garantizar la transición en su gestión. Rentabilidad frente a crecimiento Solo tres empresas tuvieron beneficios contables de manera consistente antes de ser vendidas: Toprural, Milanuncios y Trovit, todas ellas en el sector de los anuncios clasificados, cada una con sus propios matices. Otras dos, Akamon y Privalia, alternaron ejercicios con pérdidas y beneficios, mientras que las cinco restantes arrojaron pérdidas sistemáticamente. En algunos casos, como los de Tuenti o La Nevera Roja, los números rojos acumulados antes del exit llegaban a las decenas de millones de euros. El cuadro 2.2 recoge el resultado después de impuestos de cada una de las startups en el año anterior al de su venta; como puede observarse,la mitad de ellas arrojaban pérdidas financieras en aquel ejercicio. Dicho de otra manera, la rentabilidad no es requisito para conseguir una venta millonaria. A menudo, el crecimiento, medido en tráfico de usuarios y facturación, fue más importante que el hecho de que la empresa ganara o perdiera dinero. Podemos hablar de «pérdidas sostenibles» para aludir a esta forma de incurrir en pérdidas recurrentes con la finalidad de acelerar el crecimiento, escenario que solo es posible mientras se disponga de capital suficiente para seguir invirtiendo y tal crecimiento no se detenga. Este patrón se observa con claridad en sectores «de carrera corta», en los que adquirir el mayor número de usuarios en el menor tiempo posible es esencial para competir. Valgan los ejemplos del sector de los cupones de descuento, donde operaba LetsBonus, o el de la comida a domicilio, con La Nevera Roja; ambas se lanzaron a una carrera de sprint y, cuando el crecimiento cesó, se vieron inmersas en procesos de ajuste y concentración. Lo bueno para sus promotores e inversores es que vendieron justo a tiempo, antes de que su expansión se detuviera. Motor de crecimiento Todas y cada una de las startups encontraron su motor de crecimiento, es decir, hubo al menos una palanca que les permitió darse a conocer entre su público objetivo, ya fuera el tráfico gratuito a través de buscadores, la publicidad en Facebook o los anuncios en televisión, entre otros tantos. El aprovechamiento de estos canales de marketing estuvo relacionado con el momento. Por ejemplo, el crecimiento orgánico de las páginas web de clasificados fue posible durante una determinada ventana temporal en la que la competencia por ocupar las primeras posiciones en Google era menor. Es interesante también ver cómo, a veces, unas palancas funcionaron en la etapa inicial, pero no en fases posteriores. Así se observa en el caso de La Nevera Roja, que «quemó» unos canales y encontró otros nuevos a medida que avanzaba (ver capítulo 9). El cuadro 2.3 resume los principales motores de crecimiento usados por las diferentes empresas. Internacionalización y sede de operaciones Puede pensarse que para lograr una venta millonaria es preciso que la empresa se internacionalice, asegurando su presencia en diversos países, a ser posible en mercados relevantes y ocupando una posición de liderazgo en ellos. Pues bien, de las 10 compañías seleccionadas, cuatro se centraron exclusivamente en España, mientras que las otras seis sí que salieron fuera, con menor o mayor intensidad. En este apartado sobresalen Ticketbis y Trovit, que consiguieron establecerse en 47 y 39 países, respectivamente. En ningún caso Estados Unidos fue el destino preferente, y rara vez el Reino Unido. Latinoamérica y los países del Sur de Europa, incluso Asia, fueron los núcleos de expansión internacional. En cuanto a dónde fijaron estos proyectos su sede de operaciones, cinco se instalaron en Madrid; cuatro, en Barcelona; y uno, en Bilbao. Lo normal es pensar que, al tratarse de negocios digitales, son actividades que pueden realizarse desde cualquier parte. Sin embargo, la concentración de casos de éxito en Madrid y Barcelona no parece casualidad: contactos, financiación y profesionales de talento no se encuentran disponibles por igual en el resto de España. Diversificación La mayoría de las startups analizadas solo fueron capaces de hacer una cosa bien. En cuanto intentaron diversificar, escapando de su ámbito de actividad principal, la estrategia no funcionó. Le pasó a Ticketbis, cuando se adentró en el mercado primario de entradas para eventos; a Privalia, cuando lanzó Privalia Travel o moda sin descuento; a Toprural, cuando sacó sus planes de escapadas; o a Tuenti, cuando incorporó servicios de geolocalización. La excepción que confirma la regla fue LetsBonus, que sí que logró diversificar su facturación al añadir las líneas de viajes y boutique. Perfil demográfico de los emprendedores No hay un arquetipo del emprendedor perfecto, aunque se observan determinados aspectos dignos de atención. De entre las 10 empresas consideradas, solo en un caso hubo una mujer co-fundadora: Marta Esteve, que fundó Toprural junto con François Derbaix. En ninguno de los supuestos encontramos a una mujer que fuera CEO (Chief Executive Officer). La mayoría de los proyectos estuvieron liderados por emprendedores de nacionalidad española, con las excepciones de Tuenti y Toprural, donde encontramos a extranjeros afincados en España (el estadounidense Zaryn Dentzel, en el caso de Tuenti, y el belga François Derbaix, en el de Toprural). El rango de edad de los promotores oscila entre los 20 y 50 años (si bien no he podido confirmar la edad exacta de todos ellos). Respecto a formación, a pesar de ser proyectos en internet, sus impulsores principales rara vez fueron ingenieros informáticos. A menudo la iniciativa la tuvieron perfiles orientados a negocio, que luego reclutaron a socios o trabajadores con conocimientos de tecnología. En cinco de los 10 proyectos, los promotores principales se conocieron cuando trabajaban en consultoras estratégicas o en banca de inversión, o alguno de ellos trabajó previamente en dichos sectores. La creencia de que para lograr un exit de éxito se requiere a un equipo de fundadores es una falacia. Miguel Vicente (LetsBonus) o Ricardo García (Milanuncios) emprendieron en solitario y fueron incorporando trabajadores a medida que fue necesario. Cuando existieron varios co-fundadores, con frecuencia estos tenían un perfil similar. Al hilo de lo anterior, el típico ejemplo es el de dos consultores que dejan su trabajo para montar un nuevo negocio. De esta manera, la supuesta diversidad y complementariedad de habilidades y conocimientos que suele enunciarse como factor de éxito tampoco tiene demasiado sustento empírico. Seguramente el alineamiento de valores y personalidades de los fundadores fue más determinante, aunque tampoco aquí pueden extraerse conclusiones, puesto que en varios de los proyectos también surgieron discrepancias entre aquellos y, aun así, culminaron un exit satisfactorio. Por último, la literatura sobre emprendimiento suele recomendar que haya un único CEO, a fin de asegurar un liderazgo bien definido. Esta característica no se cumplió en los supuestos de Ticketbis y La Nevera Roja, donde varios de los emprendedores compartieron la condición de CEO. Los compradores y el precio de venta Solo uno de los compradores fue de origen español: Telefónica, que compró Tuenti. En el resto de casos el comprador fue un grupo extranjero que buscaba afianzar su posición de liderazgo en un determinado ámbito de actividad, ya fuera dentro de España o en un sentido más amplio. Por eso, conviene resaltar que todas las empresas analizadas fueron líderes en uno o varios de los mercados en los que competían, atendiendo al menos a una de las métricas clave en estos, como tráfico web, facturación o beneficios. El precio de venta pagado por el comprador siempre fue la combinación de una suerte de elementos, que confluyeron con diferente intensidad en cada caso, a saber: crecimiento, rentabilidad, interés de otros posibles compradores, múltiplos de operaciones similares en el sector, liquidez disponible en el mismo, eliminación de la empresa vendedora como competidor, etc. En agregado, el valor de venta total generado por estas 10 empresas puede estimarse en más de mil millonesde euros, como se desprende del cuadro 2.4; casi la mitad de este valor hay que otorgarlo a Privalia, vendida a la francesa Vente-Privée. El cuadro 2.4 recoge asimismo los múltiplos de la venta respecto a facturación y beneficio netos, utilizando como referencia datos correspondientes al año anterior al de la venta de cada empresa. Como puede comprobarse, los mayores múltiplos se pagaron por compañías con una relativa baja facturación y que se encontraban en pérdidas, como Wuaki TV y La Nevera Roja. Los competidores La historia de cada una de estas empresas es también la de sus competidores. Algunos corrieron similar suerte y su trayectoria culminó en exit, como fueron los casos de BuyVip y SinDelantal; pero otros muchos no lograron la supervivencia, como sucedió con Youzee o Keteke. En ocasiones, la rivalidad entre competidores fue precisamente el germen de la ulterior adquisición; así ocurrió cuando Telefónica compró Tuenti tras el fracaso de su red social, la mencionada Keteke; o cuando Segundamano, propiedad del grupo Schibsted Classified Media, se hizo con Milanuncios al darse por vencida en la lucha por el tráfico web. La realidad es que los modelos de negocio en internet suelen necesitar de una gigantesca masa crítica de usuarios para ser rentables, de modo que tienden al monopolio o al oligopolio: no hay espacio para todos. Salvo excepciones, la tecnología y la consecución de financiación no fueron las claves del éxito, sino más bien requisitos para poder competir con ciertas garantías. Las fuentes de diferenciación estuvieron relacionadas con el marketing y las estrategias seguidas para implementar el modelo de negocio. Financiación e inversores Solo tres de las compañías evaluadas necesitaron nula o escasa financiación procedente de inversores, y ello porque su ámbito de actividad era el de los anuncios clasificados, donde pudieron crecer orgánicamente y sin acometer un gasto excesivo en marketing. En los otros siete casos, la financiación obtenida osciló entre los 2,4 y 174 millones de euros, como muestra el cuadro 2.5. Si ponemos nombre y apellidos a los inversores, algunos participaron en varios de los proyectos objeto de estudio, como Luis Martín Cabiedes, en Privalia y Trovit; Bonsai Venture Capital, en Toprural, Wuaki TV y Akamon; Axon Partners, en Wuaki TV, Akamon y La Nevera Roja; y La Caixa, en La Nevera Roja y Privalia. Los inversores fueron casi siempre españoles, con la excepción de Privalia, que acudió a fondos extranjeros para completar rondas de financiación de mayor tamaño. Hasta aquí las conclusiones que pueden extraerse del conjunto de empresas evaluadas. No podemos hablar de verdades absolutas ni de fórmulas mágicas para el éxito, sino de aspectos que se repitieron en varias de ellas y que merecen especial atención. Nos sumergimos a continuación en los diferentes casos, cada uno de los cuales narra la historia de cómo surgió el proyecto en cuestión y qué hicieron sus valedores hasta lograr una venta millonaria. Cada caso es casi un cuento empresarial, con su principio, su final y sus propios personajes. 3. Tuenti 3.1. Breve historia Zaryn Dentzel se crió en Santa Bárbara, California. Hijo de padres hippies y trotamundos (su padre era ebanista y construía carruseles; su madre se dedicaba a la pintura), a los 15 años, en 1998, se marchó a España con un programa de intercambio para aprender el idioma y sumergirse en la cultura del país. Su destino no fueron ni las europeas Madrid o Barcelona ni las playas mediterráneas, como él se imaginaba. Aterrizó en Cabeza del Buey, un pueblo pequeño, de unos 5.000 habitantes, en la provincia de Badajoz. Allí empezó a aprender español al calor del brasero, mientras veía documentales de La 2. A los pocos meses, buscando un entorno más dinámico, consiguió mudarse a Mijas, en Málaga, donde conoció a Adeyemi Ajao (en cuya casa residió) y a Félix Ruiz, futuros fundadores de Tuenti. Esta fue su primera etapa en España, que duró alrededor de un año [1]. De vuelta a Estados Unidos, tras su paso por la universidad y después de haber realizado unas prácticas en Naciones Unidas, inició, junto con un grupo de amigos, una red social de movimientos políticos, Essembly. El problema de esta plataforma era que, para que los usuarios crearan sus causas políticas, primero tenían que dar de alta su perfil. Dentzel y los suyos estaban intentando construir dos cosas al mismo tiempo, a cual más compleja: una red de campañas políticas, más una red de identidades o perfiles que permitiera aquellas. El proyecto no cuajó, pese a que consiguieron 30.000 o 40.000 usuarios. Essembly se reconvirtió en una de las primeras aplicaciones para Facebook, llamada Causes, con la entrada en la empresa del célebre Sean Parker, fundador de Napster y a la sazón presidente de Facebook. Como reconoce Dentzel, «la idea original de Tuenti surgió de algo que salió mal, de un fracaso. El de Essembly, una red social de las pioneras, que estaba centrada en las luchas políticas y sociales (…)» [2]. En un momento en el que diversas redes sociales crecían rápidamente en Estados Unidos, el joven norteamericano se dio cuenta de que lo que tenía sentido era buscar otro mercado donde la competencia fuera menor. España podía ser el lugar perfecto. Era hora de retomar el contacto con Ruiz y Ajao. También se unió al proyecto Joaquín Ayuso de Paul (hijo del entonces director general del Grupo Ferrovial, Joaquín Ayuso García), para encargarse de la programación de la primera versión de la web, que provisionalmente denominaron Whoiswho [3]. En estos primeros compases, Dentzel orquestaba el proyecto en remoto: «como yo todavía vivía en Estados Unidos, estaba todo el rato atendiendo llamadas y e- mails, montándolo todo a distancia, planificando las cosas sentado en un Starbucks al otro lado del mundo, dibujando en un papel y tomando café. Venía de vez en cuando: en Semana Santa estuve quince días en Madrid para hablar con los inversores y hacer alguna prueba en Marbella con la plataforma de test (…)» [4]. Dentzel se instaló definitivamente en Madrid en el verano de 2006. Era la oportunidad de crear la red de identidades digitales de la que Essembly había carecido; una red social donde los usuarios tuvieran a sus amigos de verdad y pudieran compartir información relevante de manera fácil. La primera oficina de la que dispusieron estaba frecuentada por cucarachas y no paraban de beber Red Bull para mantenerse despiertos y seguir trabajando. Hasta aquí la versión oficial sobre los orígenes de Tuenti, que es la que detalla Dentzel en su libro autobiográfico El futuro lo decides tú. Empero, el relato de Ajao y Ayuso es bien distinto y apunta a que la idea parte de Ajao, no de Dentzel. Según el mismo Ajao, «la idea de Tuenti surgió en mi último año de universidad, a principios de 2005, cuando estaba haciendo un intercambio en Atlanta en la Universidad de Emory. Recuerdo cuando alguien me enseñó Facebook por primera vez, durante una fiesta de Halloween. Yo era muy amigo de Félix Ruiz desde el colegio, le llamé al día siguiente y le dije: “Aquí hay una cosa que se llama Facebook, creo que puede ser muy interesante. A ti te va a encantar porque te dedicas a todos estos temas de relaciones públicas, discotecas y tal, y además conozco a un programador que se llama Joaquín que creo que nos puede ayudar. Cuando vuelva a España hablamos”» [5]. A su regreso a España tras la estancia en Atlanta, Ajao cuenta que se reunió con Ruiz y Ayuso para arrancar el proyecto entre los tres. Comenzaron desarrollando un prototipo, cuya programación fue realizadaal completo por Ayuso, como CTO (Chief Technical Officer); Ruiz era el responsable de marketing y se encargaba de captar usuarios y de explicarles el producto; y Ajao dirigía las operaciones, incluyendo la interfaz de la plataforma, y buscó financiación utilizando sus contactos. Él mismo ha afirmado que «cuando ya tuvimos 5.000 personas usándolo, empezamos con una financiación de friends and family [III] y luego ya fui a levantar capital. Si Joaquín comenzó a programar en enero, conseguimos el primer cheque en Semana Santa. Los dos primeros inversores serios fueron Francisco Ortiz, que conocíamos de Marbella, y luego Carlos Dexeus, de cuyo hijo era amigo al coincidir en ICADE. Posteriormente, durante los ocho o nueve meses iniciales en los que estuvimos los tres trabajando sin parar, llegó el momento de ir a una ronda de financiación más grande (…) En verano conseguimos levantar medio millón de euros gracias a inversores como Bernardo Hernández (que había sido profesor de Ajao en ICADE), Rodolfo Carpentier (…) Unos meses después ya se incorporaron al proyecto Kenny Bentley y Zaryn Dentzel; el primero, como director de producto y, el segundo, ya como CEO cuando yo me incorporé a trabajar full time en McKinsey» [6]. Ayuso abunda en este último punto. «A Zaryn –según cuenta- se le ofreció venir a fundar el proyecto allá por Semana Santa de 2006 cuando estuvo con nosotros en Marbella de vacaciones ayudándonos a captar usuarios en las discotecas de Puerto Banús. Pero lo rechazó para seguir su proyecto Essembly (…) Zaryn vino con la deficiencia de liderazgo que teníamos al irse Adeyemi (éramos unos pipiolos). Los inversores iniciales propusieron a una persona (que es la persona a la que se le ocurrió el nombre de Tuenti) de CEO que no funcionó, y entre todos decidimos convencer a Zaryn para que se viniera a ayudar. Bernardo fue clave en este aspecto, porque él fue el que nos ayudó en la transición. Zaryn aceptó pero solamente en calidad de consultor y por un mes. Fue después de volver a USA y un mes allí cuando conseguimos convencerle para que se viniera a liderar el proyecto. Entre Adeyemi, Félix, Bernardo y yo conseguimos que se viniera a dirigir el proyecto. Desde ese momento hasta dos años después, todo fue de maravilla, con todos los roces típicos de una startup» [7]. El CEO interino al que se refiere Ayuso, según se desprende del Registro Mercantil, fue Antonio Robert, que previamente había trabajado en eBay Spain. Recapitulemos. Si tanto Dentzel como Ajao parecen atribuirse la concepción de Tuenti, ¿quién tuvo la iniciativa original? Volviendo a consultar el Registro Mercantil, el hecho de que Ajao conste como el primer presidente de Tuenti dota de cierta veracidad a esta segunda versión, la no oficial (Tuenti se constituyó en Madrid, en abril de 2006, bajo la denominación social de Whoiswho Technologies SL, que más tarde cambió por Tuenti Technologies SL). El propio Dentzel reconoce en su libro que en una época estuvo «medio liado con Essembly» y considera que ello le hizo «perder demasiado tiempo» [8]. También dice que la historia de Tuenti es incluso «mucho más agresiva que la de Facebook», aludiendo a la película La red social, que narra los agitados comienzos de la red de Mark Zuckerberg [9]. En realidad, más allá de las desavenencias que pudieran surgir entre los socios, ambas historias son más bien complementarias, al margen del dato sobre a quién asignar la idea de arrancar el proyecto, que difiere entre una y otra versión. Este quedará quizás como uno de los grandes misterios de internet en España [10]. Podemos hallar un punto de compromiso afirmando que, en una primera etapa, Dentzel estuvo colaborando y en estrecho contacto con los demás, pero desde Estados Unidos, por lo que fue Ajao el que llevó las riendas, en especial impulsando la creación del primer prototipo y consiguiendo financiación. Posteriormente, cuando Ajao decidió incorporarse a McKinsey, Dentzel fue quien asumió el liderazgo de la empresa, aportando una clara idea respecto a cómo debía ser la plataforma, que fue reprogramada usando una tecnología diferente, y la capacidad de imprimir su visión a largo plazo. Pese a estos orígenes algo turbulentos, Tuenti se hizo viral y creció de forma exponencial. Ruiz, como responsable de marketing, tuvo una contribución decisiva, como veremos en el epígrafe 3.4.2, y sobre ello sí que hay unanimidad de opiniones. En los años 2008 y 2009, Tuenti estuvo en la lista Google Zeitgeist de palabras más buscadas en España y en todo el mundo [11]. En octubre de 2011, casi un año después de que Telefónica se hiciera con la mayoría del capital de Tuenti, la red social rebasó los 12 millones de usuarios. Servía cerca de 40.000 millones de páginas vistas al mes y sus miembros, cada día, subían casi cuatro millones de fotos, intercambiaban 200 millones de mensajes y reproducían seis millones de videos. El tiempo medio de conexión por usuario era de 100 minutos. Con estas cifras, mareantes, no es de extrañar que el 15 por ciento de todo el tráfico web en España pasara por Tuenti [12]. 3.2. Modelo de negocio El modelo de negocio de Tuenti se basaba en la venta de publicidad como forma de monetizar su gigantesco volumen de visitas. A diferencia de Facebook, que tuvo publicidad prácticamente desde el principio, Tuenti no empezó a generar ingresos hasta final de 2008, esto es, la startup no generó caja alguna durante su primer año y medio de vida [13]. No obstante, esta fue una decisión deliberada, tal y como Dentzel aclaraba: «por ahora no tenemos nada de publicidad, pero no queremos publicidad como hay ahora. No se entiende eso de los banners (…) La publicidad tiene que cambiar como está cambiando internet. Hay que conseguir que la gente no vea los anuncios como algo malo, sino como algo que les puede interesar y lo valoren» [14]. La obsesión del joven CEO era que los anuncios no fueran meros banners y que aportaran valor para el usuario. La ausencia de publicidad al principio fue, además, una forma de preservar la puridad de la red, de proteger su carácter exclusivo. Una ventaja de Tuenti respecto a los soportes publicitarios tradicionales era la capacidad de segmentación, puesto que conocía diversos datos sobre sus usuarios, como género, fecha de nacimiento, provincia o universidad en la que estudiaban. En este contexto, los llamados «eventos patrocinados», campañas segmentadas en las que el anunciante promovía un concurso o sorteo, proponiendo una experiencia, se convirtieron en el principal producto de la red social. Por ejemplo, Tommy Hilfiger promocionó un perfume entre mujeres de 19 a 21 años en distintas ciudades españolas. El 33 por ciento de las usuarias que recibieron la promoción visitaron la web del anunciante, y un 12 por ciento manifestó su interés de compra. El evento patrocinado en cuestión logró tres millones de páginas vistas y generó 1.700 comentarios [15]. Asimismo, determinados anunciantes consiguieron acuerdos más exclusivos. Entre estos destacó Coca-cola, que enviaba una felicitación personal a cada usuario el día de su cumpleaños a través de Tuenti. Más allá de los contratos con grandes cuentas, en febrero de 2012, Tuenti presentó una solución de anuncios dirigida a pymes, para que estas pudieran crear sus propias campañas locales de CPM (Coste Por Mil impresiones). Con esta iniciativa pretendía aprovechar el ingente inventario publicitario que procuraban las páginas de fotos dentro de la red, que canalizaban unas 20.000 millones de páginas vistas al mes [16]. Por otraparte, con objeto de encontrar vías de ingresos alternativas a la estrictamente publicitaria, Tuenti lanzó una serie de servicios que no terminaron de colmar las expectativas. Implementaron un producto de geolocalización, Tuenti Sitios, para que los usuarios pudieran relacionar sus experiencias con espacios físicos; podría monetizarse con descuentos locales, al estilo Groupon. Sin embargo, el proyecto se hizo cada vez más complejo y no funcionó. Tampoco lo hizo Tuenti Videos, que supuso adentrarse en la industria de los contenidos audiovisuales; ofrecía películas a 3,99 euros, precio que los usuarios no estaban dispuestos a pagar. Similar suerte corrió el canal de videojuegos sociales, en el que se podían adquirir Tuenti Créditos con los que comprar bienes virtuales [17]. El modelo de negocio mutó ostensiblemente una vez consumada la entrada de Telefónica en el capital de la startup. En 2010 Tuenti lanzó su operadora móvil virtual (OMV), cuyo objetivo era convertir a los usuarios de la red social en clientes de telefonía, con el pago de la correspondiente tarifa. Expondremos este proceso de cambio en los apartados 3.6 y 3.7. 3.3. Competencia El origen de las redes sociales modernas se encuentra en SixDegrees, nacida en Nueva York en 1997. Fue el primer servicio online que creó un mapa de identidades y relaciones reales entre individuos. Aun cuando el servicio llegó a tener tres millones y medio de usuarios en 1999, se enfrentó a dos limitaciones de difícil solución: por un lado, la conexión a internet en aquel entonces era demasiado lenta para la mayoría de los consumidores; y, por otro lado, la ausencia de cámaras de fotos digitales hacía que la red no contara con imágenes de los usuarios. Era demasiado pronto para que las redes sociales triunfaran. SixDegrees fue vendida y luego cerró, pues nunca alcanzó la rentabilidad. Sus fundadores, con todo, tuvieron la visión de registrar una patente que Facebook compró años después [18]. La estela de SixDegrees fue seguida por Friendster, fundada por Jonathan Abrams, que lanzó la aplicación en febrero de 2003. Tuvo un éxito inmediato y consiguió captar a millones de usuarios, que para registrarse necesitaban ser invitados por otros miembros. Este sistema de invitaciones casaba con los ideales de Abrams, defensor de que los perfiles reflejaran identidades reales. Pero el peor enemigo de Friendster fue Friendster. La página adolecía de graves problemas técnicos que afectaron a su rendimiento y, además, había de luchar contra los perfiles falsos y el spam. El descontento de sus usuarios fue el caldo de cultivo que alentó la aparición de nuevos competidores. MySpace nació seis meses después de Friendster, con una visión alternativa. Destacó por las posibilidades de personalización de los perfiles, la laxitud en cuanto a la veracidad de las identidades de los usuarios y el carácter público de los contenidos. Los grupos de música contribuyeron a su propagación, puesto que utilizaban MySpace para dar a conocer sus trabajos y estar en contacto con sus seguidores. News Corporation la compró en 2005 por 580 millones de dólares. Llegó a ser la red social más popular, con más de 100 millones de usuarios, hasta que Facebook la sobrepasó en abril de 2008 [19]. Creada por Mark Zuckerberg en 2004, cuando estudiaba en la Universidad de Harvard, Facebook fue la red que finalmente supo capitalizar las debilidades de sus rivales y mantener una posición de liderazgo. En sus comienzos, la red fue abriéndose por universidades, siendo necesario un correo electrónico de la correspondiente universidad para poder registrarse. Progresivamente amplió su ámbito a institutos, profesionales y al público en general. Entre los años 2007 y 2008 se puso en marcha Facebook en español, traducido por voluntarios. A finales de 2009, Facebook tenía 350 millones de usuarios en todo el mundo [20]. Otros actores internacionales de renombre fueron Twitter, Linkedin, Hi5, Orkut, Sonico y Google+. En España, junto con las redes sociales mencionadas, cuya presencia era limitada cuando Tuenti hizo aparición en 2006, surgieron plataformas como Unilocus y Nosuni, ligadas al entorno universitario, y Wamba, iniciativa del emprendedor en serie Enrique Dubois. Ninguna alcanzó masa crítica suficiente como para inquietar a Tuenti o Facebook y terminaron cerrando. Sí sobrevivió Patatabrava.com, nacida en 2002 en la Universidad Autónoma de Barcelona, que se especializó en el intercambio de apuntes entre universitarios [21]. Asimismo, si bien terminó en fiasco y fue la crónica de una muerte anunciada, hay que hacer aquí una mención especial a Keteke, que fue la apuesta de Telefónica por posicionarse en el sector de las redes sociales a finales de 2008. Aunque aparentemente Telefónica llegaba con dos años de retraso a un mercado dominado por Tuenti y Facebook, los responsables de Keteke confiaban en que un lanzamiento espectacular y las amplias posibilidades de consumo móvil pronto les situarían como referencia. Tan solo se trataba de convertir a Keteke en el nuevo bar de moda. Tal y como señalaba Ángel Rivera, gerente de Marketing Interactivo Digital y Nuevos Medios de Telefónica, «¿por qué la gente deja de ir al bar de moda y empieza a ir a otro bar? Simplemente porque es más divertido, porque hay más amigos suyos, porque puede comunicarse de una forma más sencilla, porque están las chicas guapas (…) Nuestra ventaja es que nuestros usuarios están conectados en cualquier momento. Y si las redes sociales son las plazas del pueblo trasladadas a internet, se puede decir que Keteke es el bar de moda» [22]. Keteke fue presentada, en noviembre de 2008, como la red social española «del buen rollo». El evento de lanzamiento contó con la presencia de Paris Hilton y tuvo continuidad en diversas campañas de marketing, como el reparto de miles de narices verdes de payaso en distintas universidades. La inversión en Keteke fue de 10 millones de euros [23]. Si Tuenti creció usuario a usuario, lentamente al principio y ampliando el número de miembros de la red de manera paulatina, los responsables de Keteke pensaron que podrían acortar esta etapa inicial de adquisición de masa crítica con un despliegue de comunicación de masas. Telefónica quiso construir una red social «desde arriba hacia abajo», pero no funcionó [24]. A comienzos de 2010, ante la falta de resultados, Keteke quedó reducida a un portal de noticias para jóvenes, rebautizado como Keteke News. En adición a las redes sociales competidoras, la creciente adopción de los smartphones dio lugar a la aparición de aplicaciones móviles que, desde 2010, volvieron a transformar el panorama, o que, como mínimo, obligaron a los actores dominantes a revisar sus estrategias. Sobresalen Whatsapp, en el terreno de la mensajería instantánea, e Instagram, para compartir fotos; ambas empresas fueron adquiridas por Facebook, que pagó por ellas un precio de 19.000 y 1.000 millones de dólares, respectivamente. 3.4. Claves del éxito 3.4.1. Especialización Tuenti se especializó en un mercado concreto, España, y en una franja de edad específica, la de los 14 a 25 años [25]. En el proceso de creación de un Facebook a la española, la principal innovación consistió en asumir la privacidad de los usuarios por bandera. En este sentido, una de las claves y factores diferenciales con respecto a otras redes sociales fue que el registro en Tuenti solo podía hacerse por invitación (modelo seguido por Friendster en su momento, como vimos en el epígrafe 3.3). Cada nuevo usuario disponía de unas diez invitaciones, quepodía enviar a sus contactos por correo electrónico. El acceso por invitación dotó a Tuenti de una mayor exclusividad y pureza, a la vez que aseguraba un crecimiento basado en relaciones de amistad reales. En relación con lo anterior, Tuenti no permitía perfiles no reales o no asociados a una persona, mientras que las organizaciones o empresas debían crear una página, no un perfil. Se trataba de recrear las relaciones offline en el mundo online. De este modo, la información compartida por los usuarios ganaba en relevancia, al circunscribirse a un entorno de amigos verdaderos. Para preservar la privacidad de sus usuarios y a diferencia de otras redes, Tuenti no indexaba contenido en buscadores, lo que suponía renunciar al tráfico orgánico proveniente de Google. En cuanto al segmento de edad objetivo, a pesar de que desde la empresa siempre se insistió en que era una plataforma para todos, sin importar la edad, y en que Tuenti procedía de «tu entidad» y no del inglés twenty, lo cierto es que el nombre hacía una clara alusión a la audiencia próxima a los veinte años. La marca ayudó a que los estudiantes universitarios y de instituto se sintieran identificados con el producto y lo adoptaran masivamente. De hecho, la media de edad del usuario de Tuenti estaba entre los 24 y 25 años [26]. La combinación de privacidad y foco en una audiencia joven hicieron que, al menos durante un tiempo, a igualdad de tráfico en España, los miembros de Tuenti mostraran un nivel de actividad mayor que los de Facebook: el usuario medio de Facebook empleaba una hora y 37 minutos al mes en mantener su cuenta, mientras que alguien registrado en Tuenti invertía hasta dos horas y 21 minutos, según datos de Nielsen Online correspondientes a julio de 2008 [27]. 3.4.2. Marketing inicial y obsesión por el usuario La primera versión de Tuenti fue programada en lenguaje .NET. Sirvió para enseñarla a los inversores y realizar pruebas con unos 2.000 usuarios en Marbella, aprovechando los contactos de Ruiz. Luego, reprogramaron la web desde cero entre Ayuso y, sobre todo, Kenny Bentley (este último compañero de Dentzel en Essembly), utilizando esta vez PHP, que consideraban más escalable. La puesta de largo en propiedad de Tuenti tuvo lugar en enero de 2007, con una fiesta en la discoteca Gabana, en Madrid. Aquella primera beta se centraba básicamente en los perfiles de usuarios y en la posibilidad de subir fotos, que podían etiquetarse [28]. El papel de Ruiz en la difusión de Tuenti fue crucial. Gracias a su don de gentes y experiencia como relaciones públicas de discotecas ya atesoraba una red social física, que era cuestión de trasladar al entorno digital. Fue, además, novio de Carla Goyanes, por lo que se codeó con círculos de famosos [29]. Esto no le quita ningún mérito. Ruiz, portátil con módem USB en mano, se recorría las residencias de estudiantes, las universidades y sus cafeterías, registrando a los estudiantes en la página. Sobre todo, buscaba dar de alta a «chicas guapas», haciendo uso de su gracia natural [30]. El resultado era que ciudad que pisaba ciudad que crecía exponencialmente en número de usuarios. Por ejemplo, a principios de 2008, 34.000 estudiantes de la Universidad de Sevilla y 30.000 de la Complutense eran miembros de la red [31]. Otra de las palancas iniciales fueron los acuerdos con discotecas de Madrid, que distribuían sus listas VIP a través de Tuenti [32]. Al principio se registraban entre cinco y 20 usuarios al día, a los que enviaban un correo electrónico personalmente. Según Dentzel, de una u otra forma tuvieron contacto directo con las primeras 5.000 personas que crearon un perfil en Tuenti. Pensaban que cada nuevo usuario era de extraordinaria importancia, dado que, si su experiencia era positiva, invitaría a otros tantos. Intentaron aprender de estos primeros registros tanto como pudieron, escuchando qué les gustaba y qué no [33]. 3.4.3. Gestión del crecimiento A medida que más y más usuarios se unían a Tuenti, lograr que la página no se cayera se convirtió en una auténtica preocupación. Eran conscientes de que los problemas de rendimiento habían causado enormes estragos a plataformas como Friendster, allanando el camino para que Facebook se convirtiera en líder mundial. Que Tuenti funcionara y que lo hiciera con rapidez era cuestión de vida o muerte. En un momento dado, el creciente gasto en servidores estuvo a punto de dejarles en bancarrota, si no es por un préstamo puente de 500.000 euros y, finalmente, la entrada de Qualitas Equity Partners en 2008, que invirtió un total de 18 millones de euros en la compañía (ver apartado 3.5) [34]. En efecto, Tuenti empezó a sufrir caídas desde 2007. Estos problemas llegaron a su máxima expresión en 2008, cuando, a causa de la preocupante lentitud de la página por las noches, en una maniobra desde luego arriesgada, el equipo de Tuenti al completo, de unas 15 personas en aquellas fechas, tuvo que trasladar físicamente el Centro de Procesamiento de Datos (CPD), hasta entonces compartido con Ya.com. Apagaron Tuenti, desmontaron los servidores, los cargaron en palés y los volvieron a montar en un nuevo CPD [35]. Desde las cuatro de la tarde de un viernes hasta las 11 de la mañana del sábado, sin parar. Un segundo problema fue que Hotmail empezó a bloquear los correos con invitaciones de Tuenti. A juicio de Dentzel, era una maniobra de Microsoft, propietaria de Hotmail, para proteger su producto MSN Messenger [36]. Esto obligó a la startup a cambiar el origen de los servidores desde los que se enviaban los correos de invitación a países como Holanda o Estados Unidos, hasta que consiguieron flanquear los bloqueos. 3.4.4. Captación de talento La necesidad hizo que Tuenti se convirtiera en la compañía tecnológica de internet más puntera de España, capaz de gestionar un volumen de datos descomunal. Supo atraer a los mejores, en particular en lo que a ingeniería se refiere. En los comienzos, Dentzel tiró de sus contactos y trajo a compañeros con experiencia de Estados Unidos, como Kenny Bentley, que lideró la programación de Tuenti en PHP. Por su parte, Ajao había sido alumno de Bernardo Hernández, quien invirtió en el proyecto y fue nombrado presidente de Tuenti. Hernández era uno de los emprendedores de internet más reputados en España, después de haber participado en la fundación del portal inmobiliario Idealista.com y de incorporarse a Google España como director de Marketing y Producto en 2005. Junto con la red que aportaron los fundadores e inversores, el crecimiento exponencial de Tuenti contribuyó igualmente a reclutar a personas de gran valía, como Erik Schultink, uno de los primeros programadores en Facebook y CTO en Essembly, luego CTO de Tuenti. También ficharon a Rupert Van Milligen, uno de los primeros trabajadores de Google en Londres, gracias a la mediación de Hernández y Dentzel. Más tarde se unieron profesionales como Alejandro Vázquez-Guillén, procedente de Facebook, quien asumió el puesto de vicepresidente de Desarrollo de Negocio para impulsar la venta de publicidad; o como Sebastian Muriel, que había sido director general de Red.es y que se incorporó a Tuenti como vicepresidente de Desarrollo Corporativo. Tampoco hay que olvidarse de Ícaro Moyano, director de Comunicación, ni de Koro Castellano, directora general. Por otro lado, Tuenti estableció un exigente proceso de selección para encontrar a profesionales con «tuentines». Se decía que Google solo contrataba al 0,2 por ciento de los currículosque recibía, mientras que Tuenti contrataba al 0,4 por ciento [37]. Otras iniciativas para reclutar a los perfiles deseados eran los programas de becas con universidades y el concurso de programación Tuenti Challenge. Incluso, llegaron a abrir una oficina en Barcelona para atraer talento local e internacional [38]. En esta búsqueda insaciable de ingenieros informáticos por España y Europa, hubo quien acusó a la red social de perjudicar al tejido empresarial del sector tecnológico, por pagar sueldos desorbitados. Otras fuentes indican que los salarios de Tuenti eran superiores a la media, aunque no desmesurados, fruto del rápido crecimiento y del importante respaldo financiero obtenido [39]. 3.5. Trayectoria financiera previa al exit Tuenti nunca fue rentable. En una primera etapa de crecimiento exponencial de la red social, desde su fundación hasta 2009, las pérdidas acumuladas se acercaron a los cinco millones de euros. Desde 2010, con la entrada de Telefónica en el capital, hasta 2013, año en el que se consumó el cien por cien de la venta, el número de empleados en plantilla continuó aumentando, como consecuencia del lanzamiento de la operadora móvil y diversos proyectos de innovación, pasando de unas 160 personas a 270. Esto hizo que los gastos de personal pasaran de los apenas dos millones de euros, en 2009, a casi 16 millones de euros, en 2010. Los ingresos, aunque aumentaron, no lo hicieron lo suficiente, por lo que el resultado fueron pérdidas acumuladas que superaban los 60 millones de euros a cierre del ejercicio 2013, como se desprende del cuadro 3.1. Respecto a la composición de los ingresos, si bien hasta 2011 la mayor parte provinieron de la publicidad de la red social, en 2013 más del 75 por ciento de estos eran generados por la operadora móvil, dando cuenta de una transformación radical del modelo de negocio [40]. Inicialmente, Tuenti financió las operaciones con capital semilla de en torno al medio millón de euros, aportado por los propios fundadores e inversores como Hernández, Francisco Ortiz von Bismarck, DAD (incubadora de proyectos de internet presidida por Rodolfo Carpintier) o Altex Partners (Carlos Dexeus y Oscar Moreno). En octubre de 2008, el fondo Qualitas Equity Partners, ligado al Grupo Prisa y dirigido por Borja Pérez, lideró una ampliación de capital por la que invirtió nueve millones de euros a cambio de alrededor del 17 por ciento de Tuenti. En marzo de 2010, Qualitas amplió su participación hasta el 30 por ciento, invirtiendo nueve millones adicionales [41]. Más tarde ya fue Telefónica la encargada de insuflar la tesorería que sostuviera el negocio. 3.6. Exit: venta a Telefónica Tras ocho meses de negociaciones internas con los socios y después de coquetear con Vodafone, en agosto de 2010 se confirmó que Telefónica había comprado el 90 por ciento de Tuenti por unos 70 millones de euros [42]. Asumiendo ocho millones de usuarios registrados en el momento de la operación, el precio por usuario fue de unos nueve o 10 euros. El equipo directivo, con Dentzel a la cabeza, conservó el 10 por ciento restante del capital. La llegada de Telefónica implicó que los antiguos socios y varios de los fundadores salieran del accionariado. Hernández, entre satisfecho y melancólico, escribió las siguientes palabras en su blog personal: «ya no soy presidente de Tuenti. Ya no tengo acciones. Ya no hablaré con Zaryn casi todos los días de camino al trabajo en Google. Ya no tendré que pasarme interminables días negociando con accionistas o posibles inversores al menos una vez al año. Ya no tendré excusa para tener 759 amigos de menos de 20 pirulos. Ya no tendré razones para poner mi foto con la camiseta de Tuenti en mi perfil de Facebook: acabo de firmar ante notario el final de una de las aventuras más intensas y más bonitas de mi vida» [43]. Telefónica, visto el fracaso de Keteke, pretendía hacerse de una vez por todas con un hueco en el mundo de las redes sociales y, por supuesto, monetizar su audiencia. Por su parte, Tuenti necesitaba de un socio estratégico que aportara músculo financiero, para así seguir creciendo y hacer frente a la competencia de Facebook. La metamorfosis de Tuenti estaba a punto de comenzar. La compraventa del 10 por ciento de participaciones aún en manos del equipo directivo se materializó en noviembre de 2013, por una cifra no oficial de siete millones de euros [44]. Dentzel continuó como CEO de la compañía hasta enero de 2015, cuando fue relevado por Sebastián Muriel [45]. 3.7. Después del exit: la extinción de Tuenti como red social Si bien los productos de geolocalización, videos o juegos no terminaron de funcionar, como indicamos en el apartado 3.2, el éxito de las aplicaciones móviles, centradas en la mensajería instantánea, puso de relieve que el pilar de Tuenti era la comunicación entre usuarios. Telefónica era el socio perfecto para transformar a Tuenti en una compañía basada en el móvil y, más allá, en una operadora móvil virtual y social. En diciembre de 2010 Tuenti lanzó Tu, servicio con el que entraba a competir como operador de telefonía virtual (después rebautizado como Tuenti Móvil). Durante un tiempo, este y la red social convivieron. La idea era aprovechar las sinergias e innovaciones que procederían de la fusión de ambos servicios. El problema, sin embargo, fue que el trasvase de usuarios de la red social hacia la operadora móvil, anhelado por Telefónica, no tuvo lugar. De hecho, el solapamiento entre uno y otro grupo fue casi inexistente. El usuario medio de Tuenti, de entre 14 a 25 años de edad, no era el cliente típico de la operadora, que se situaba entre los 25 y 35 años. Millones de usuarios utilizaban Tuenti, pero Tuenti Móvil «solo» había logrado 77.500 clientes al cierre de 2012 y 165.000 a final de 2013 [46]. Por poner estas cifras en perspectiva, Pepephone, uno de los principales competidores en el ámbito de la telefonía, tenía más de 400.000 clientes, que gestionaba con una veintena de empleados, por los más de 250 trabajadores de Tuenti. La red social parecía gozar de buena salud a finales de 2012, al menos entre el público adolescente, cuando superó los 15 millones de usuarios registrados y promediaba 10 millones de usuarios activos mensuales, de los cuales seis millones se conectaban desde las aplicaciones móviles [47]. Estos datos, quizás halagüeños, tan solo fueron un espejismo. En enero de 2014, según Global Web Index (GWI), Tuenti había perdido el 58 por ciento de sus usuarios en los seis meses anteriores. La red social se desangraba a un ritmo vertiginoso. Sus miembros, una vez adictos a ella, se hacían mayores y abandonaban Tuenti para mudarse a otras plataformas. La competencia con otras redes globales, como Facebook, Whatsapp o Twitter, era una guerra imposible de ganar. Incluso la privacidad del usuario, antaño elemento diferenciador de la startup española, hubo de difuminarse. A partir de 2011, Tuenti dio la opción de registrarse a través de identificación mediante número de teléfono móvil, sin necesidad de invitación [48]. A la vista de la situación, todos los esfuerzos se fueron centrando en el operador móvil, que desde principios de 2012 había lanzado nuevas y más competitivas tarifas de datos y voz [49]. Finalmente, en febrero de 2016 se filtró la noticia de que Tuenti planeaba cerrar su red social. Caída en desuso, suponía un gasto en servidores y recursos para Telefónica. La plataforma alojaba millones de fotos de usuarios que ya no utilizaban el servicio, de modo quela cuestión se limitaba a cómo posibilitar que estos descargaran sus imágenes (lo que, quizás, ofrecía una última oportunidad para convertirles en clientes de Tuenti Móvil) [50]. Por lo que respecta al equipo inicial de la puntocom, su mutación en un negocio de telefonía hizo que aquel se fuera desmembrando. En 2014 la plantilla se redujo a unas 130 personas y, desde finales de 2016, tras una reorganización interna, Telefónica integró a parte de esta en sus áreas de innovación e I+D [51] (nótese que las pérdidas acumuladas hasta 2015 superaron los 100 millones de euros) [52]. En todo caso, Tuenti fue una cuna de talentos cuyo impacto en el sector tecnológico tiene múltiples ramificaciones. Si la «Paypal mafia» [IV] designa al grupo de fundadores de la empresa de pagos online nacida en San Francisco, algunos aplican el símil para hablar de la «Tuenti mafia» [53]. Ruiz y otros compañeros se unieron a JobandTalent; Ajao fundó y vendió Identified y está involucrado en proyectos de primer orden como Cabify, y también JobandTalent; Ayuso probó suerte con Glass y Kuapay; muchos trabajadores fueron fichados por Spotify, Google, Facebook, Amazon, Atlassian, CartoDB o Fever, y otros crearon empresas como Karumi, Kendo o Youzee. 4. LetsBonus 4.1. Breve historia LetsBonus fue el primer operador de compras colectivas en España y Europa. La compañía fue constituida en octubre de 2009 por Miguel Vicente Verdoy, tras habérselo propuesto a hasta tres amigos, que declinaron participar en el proyecto por no creer en su modelo de negocio [54]. El emprendedor financió el arranque de las operaciones con cien mil euros aportados por él mismo, a través de sus propios ahorros, primero, y con un préstamo personal, poco después. Hay que destacar que Vicente no era un emprendedor novato. Anteriormente había co- fundado una empresa en el sector náutico y otra de head hunting; en esta última, se sirvió de redes profesionales como Linkedin para transformar la cadena de valor tradicional. La idea de crear LetsBonus surgió precisamente por el interés en las redes sociales y en cómo podría utilizarse su potencial en el ámbito de las compras. Vicente observó que diversos proyectos de compras colectivas ya venían gestándose en China y, sobre todo, en Estados Unidos, donde Groupon, a la postre líder internacional, vio la luz en noviembre de 2008. Bajo este nuevo modelo, los usuarios podían suscribirse a la lista de distribución de la plataforma de compras, que a diario les enviaba una selección de descuentos en comercios locales por correo electrónico. De este modo, aquellos podían aprovechar las diferentes ofertas realizando la compra online, tras lo cual recibían el correspondiente cupón de descuento, a canjear en un periodo de unos seis meses [55]. Por cada transacción así efectuada, la plataforma cobraba una comisión. El reto era implantar tal sistema en España y en otros países lo más rápidamente posible, adelantándose a la competencia. LetsBonus inició su actividad en Barcelona; a continuación se extendió a Madrid y a las principales capitales españolas y protagonizó una rápida expansión por Latinoamérica, ganando presencia en más de 300 ciudades [56]. En apenas dos años experimentó un crecimiento frenético (la facturación aumentó un 1.500 por ciento anual en 2011, con crecimientos mensuales del 50 por ciento [57]) y se consolidó como una de las mayores páginas web de comercio electrónico en España. Según las cifras de tráfico auditadas por Nielsen, en septiembre de 2010 LetsBonus se situó como el tercer operador de e-commerce del país y líder en el sector de las compras colectivas, 20 puntos por delante de su principal competidor, Groupon, y solo por detrás de El Corte Ingles y eBay [58]. En un tiempo de récord, LetsBonus llegó a captar a ocho millones de suscriptores y 15.000 comercios colaboradores, con una plantilla de hasta 600 empleados repartida por ocho países. Como ha admitido Vicente, los resultados superaron a sus mejores expectativas: «en el primer año doblamos el primer plan de negocios que hice, y el año pasado (2011) hicimos una facturación que era más del doble de la que yo había previsto en el primer plan de negocios. Casi cuatro veces. Por tanto, yo mismo he quedado sorprendido por la velocidad con la que ha crecido este modelo de negocio y de la buena respuesta del público en general» [59]. 4.2. Modelo de negocio Para analizar el modelo de negocio de LetsBonus es preciso remontarse a los orígenes de la estadounidense Groupon. Andrew Mason, su fundador, comenzó poniendo en marcha una web llamada The Point, que organizaba a grupos de personas para defender causas sociales y cívicas. Su éxito estaba siendo moderado y The Point no terminaba de cuajar. En una ocasión, sin embargo, un grupo de usuarios adoptó como causa la de ahorrar dinero, pues uniéndose podían aumentar su poder de negociación y conseguir mejores precios. Esta idea, en un primer momento descartada por no ser parte del core business de The Point [60], llevó a Mason a pivotar y crear Groupon, que formuló las características básicas de las compras colectivas por internet: descuentos diarios para los suscriptores y acceso a estos para los comercios locales, sin costes fijos. A imagen y semejanza de Groupon, el modelo de negocio de LetsBonus se definía por la dualidad representada por consumidores finales y comercios. Por un lado, los consumidores se suscribían al newsletter de LetsBonus, de modo que, cada día, recibían al menos un correo electrónico con las ofertas más destacadas en su localidad, con descuentos sorprendentes de hasta un 70 por ciento. El carácter temporal de las campañas, cuya duración solía ser de unas 24 horas, fomentaba además la compra por impulso y su propagación mediante boca-oreja y redes sociales. Las categorías de producto fueron evolucionando, e incluían gastronomía, belleza, cuidado personal, espectáculos, viajes y escapadas, formación o productos de electrónica, entre otras. A diferencia de servicios de tipo directorio, LetsBonus hacía una tarea de prescripción, puesto que seleccionaba y comunicaba un conjunto de ofertas a sus clientes. En otras palabras, LetsBonus seguía una estrategia de tipo push, esto es, se encargaba de llevar las promociones a los clientes proactivamente, sobre todo mediante correos electrónicos y redes sociales, sin esperar a que estos buscaran un determinado producto. De otro lado, los comercios eran los que abastecían de contenido a la plataforma. Es aquí donde, quizás, la propuesta de valor de LetsBonus pudiera resultar menos obvia: ¿por qué un determinado local o marca habría de conceder un descuento del 30, del 50 o del 70 por ciento? Vicente ha explicado que lo más difícil fue «convencer a los primeros comercios de que confiasen en nosotros. Íbamos puerta a puerta proponiéndoles que hicieran descuentos del 50 por ciento y que, además, nos diesen una comisión» [61]. Dicha comisión oscilaba entre el 30 y el 50 por ciento de los ingresos que el comercio generase con la oferta. La clave respecto a los negocios locales estuvo en que LetsBonus supo definirse como una atractiva herramienta de publicidad: brindaba acceso a una amplia base de datos de clientes potenciales segmentada por ciudades, en 24 horas y sin gastos fijos. Según la propia compañía, llegar a una base de datos como la suya mediante medios tradicionales podía entrañar desembolsos próximos a 300.000 euros, sin certeza sobre su retorno [62]. El modelo de compras colectivas eliminaba esta inversión fija, que se transformaba en un coste variable porcada unidad vendida con descuento. Tampoco hay que olvidar que, a pesar de la rebaja en el precio y de la comisión a cargo de la plataforma, los comercios recibían una inyección de tesorería en pocos días, como resultado de las ventas generadas. Asimismo, el carácter fugaz de las campañas evitaba que las marcas devaluaran sus servicios, puesto que los clientes entendían que se trataba de una promoción específica. Al defender las bondades del modelo para los comercios, Vicente señalaba diversas estadísticas de interés [63]: aproximadamente el 50 por ciento de los comercios habían realizado más de una campaña con LetsBonus, es decir, se observaba una cierta repetición y fidelización en el uso de este nuevo canal de marketing; en torno al 30 por ciento de los usuarios que adquirían cupones se convertían en clientes más allá de la promoción y, por tanto, proyectaban la rentabilidad para el comercio en el largo plazo; por último, estimaba un 25 por ciento de consumo extra en el momento de usar los cupones, como resultado, por ejemplo, de contratar un masaje en el spa o consumir bebidas adicionales en el restaurante. 4.3. Competencia En un primer momento, las barreras de entrada en el sector eran bajas, en especial desde el punto de vista tecnológico. La misma Groupon empezó con un simple sitio web en Wordpress y enviando cupones en formato pdf manualmente. Como consecuencia, las copias de Groupon proliferaron a gran velocidad en los distintos mercados. España no fue una excepción. A LetsBonus se sumaron otros competidores nacionales como Grupalia (que contó con una inversión de casi 40 millones de euros procedentes de los fundadores de Privalia, Caixa Capital Risk, Nauta Capital, General Atlantic, Index Ventures e Insight Venture Partners), Offerum (respaldada por Cabiedes y Bonsai Venture Capital, que invirtieron dos millones de euros), Planeo (lanzada por Grupo Prisa) y Ofertix, entre otros. Por su parte, Groupon presumió de ser la compañía tecnológica que más rápidamente crecía de la historia e, incluso, rechazó una oferta de compra de Google por importe de 6.000 millones de dólares. Su expansión fue salvaje: entre 2009 y 2010 contrató a 10.000 personas y se estableció en 45 países. En noviembre de 2011 salió a bolsa, recaudando 700 millones de dólares, con una valoración de casi 13.000 millones de dólares. Fue la mayor OPV (Oferta Pública de Venta) de una empresa en internet desde la realizada por Google en 2004 [64]. El desembarco de Groupon en España se produjo en la primera mitad de 2010. Lo hizo a través de CityDeal, clon nacido en Alemania que adquirió en mayo de aquel mismo año por unos 100 millones de dólares [65]. Como campaña de lanzamiento, demostrando su poder financiero y de marketing, compró medio millón de entradas de cine, que ofertó en su web a un euro [66]. El efecto inmediato de la llegada de Groupon-CityDeal fue el de impulsar el crecimiento de la demanda de forma drástica; pero, a la par, obligaba a sus imitadores a encontrar aspectos diferenciadores para poder competir. Según Vicente, por cierto, Groupon planteó la posibilidad de adquirir LetsBonus antes de la compra de CityDeal, aunque la oferta fue rechazada, por producirse demasiado temprano [67]. 4.4. Claves del éxito 4.4.1. Creación de un círculo virtuoso entre base de datos de suscriptores y comercios locales El lanzamiento de LetsBonus en Madrid, su segunda ciudad, alumbró una exitosa campaña de relaciones públicas, logrando presencia en las principales televisiones nacionales y regionales (TVE, Cuatro, Antena 3, Telecinco, Tele Madrid y TV3). La idea de «compras colectivas contra la crisis económica» fue bien acogida por los medios. Esta cobertura permitió que la startup española ganara ventaja antes de la llegada de Groupon-CityDeal, dado que le sirvió para adquirir suscriptores y obtener una mayor credibilidad a la hora de entablar relaciones con los comercios. Al hilo de lo anterior, LestBonus supo aprovechar su condición de primer entrante en el mercado en un doble sentido. En primera instancia, se trataba de adquirir usuarios de forma barata y de construir la mejor base de datos de suscriptores. En segundo lugar, y ofreciendo acceso a esa base de datos segmentada, era cuestión de hacerse con los mejores comercios y posicionarse como marca líder a través de estos. Auspició así un círculo virtuoso entre unos y otros. Hay que añadir también que LetsBonus, para diferenciarse, introdujo un elemento premium en su oferta. Spas en hoteles de cinco estrellas o restaurantes con estrellas Michelin accedieron a trabajar con la plataforma, circunstancia que, a su vez, atrajo a suscriptores de mayor poder adquisitivo, o sea, con un ticket medio superior al de la competencia. Este posicionamiento contrasta con el de Groupon-CityDeal, que vendía entradas de cine o hamburguesas a un euro. De entre todas las campañas con el sello de LetsBonus la más notoria fue «la de los iPad2», en las navidades de 2011 [68]. La promoción, que se agotó en cuestión de horas, ofrecía un iPad 2 por 499 euros, cuando su precio de venta habitual era de 799 euros. Un día antes de la fecha prevista de entrega, la empresa emitió un comunicado en el que anunciaba la cancelación de los pedidos por incumplimiento del proveedor que debía suministrar los iPads. En un primer momento, los clientes afectados recibieron el aviso de LestBonus, así como la devolución del dinero y un bono de 150 euros para gastar en la plataforma. Con todo, el suceso desencadenó la ira de los usuarios y toda una crisis de reputación. Redes sociales, blogs, Meneame, Forocoches y la prensa nacional se hicieron eco de la noticia. Dos días después, tras encontrar un proveedor alternativo, la compañía se comprometió a realizar el envío de todos los iPads, y el mismo Vicente llamó personalmente a parte de los afectados para disculparse, zanjando así la situación. De hecho, LestBonus salió fortalecida de esta crisis, en tanto obtuvo una enorme difusión en los medios de comunicación y consiguió satisfacer a sus clientes, pese a las circunstancias. 4.4.2. Crecimiento explosivo en redes sociales en tiempos de crisis El hecho de que la primera categoría que LetsBonus empezó a comercializar fueran planes de ocio resultó determinante. El ocio es un producto esencialmente social, de consumo en pareja o en grupo. Ello facilitó la recomendación de unos usuarios a otros, más aún con descuentos extraordinarios en tiempos de crisis económica, que encontraron un encaje perfecto en las redes sociales. Los planes de LetsBonus se convirtieron en contenido que se compartía y se hacía viral [69]. Este carácter social del ocio fue deliberadamente amplificado por el equipo de marketing, que encontró en los anuncios en Facebook un canal de tracción idóneo, con retornos de inversión extremadamente positivos [70]. 4.4.3. La apuesta por el mercado femenino y el producto como experiencia Como hemos indicado (ver apartado 4.3), Groupon llegó a España en 2010, y lo hizo con el respaldo de notables recursos financieros para conquistar el mercado. Igualmente, surgieron otros tantos competidores nacionales, como Oferum o Grupalia. Ante este panorama, LetsBonus realizó un ejercicio de profunda reflexión estratégica sobre su posicionamiento y, en lugar de dirigirse al público en general, segmentó el mercado a conciencia para centrar todos sus esfuerzos en el sector femenino. En concreto, el grupo objetivo eran mujeres de en torno a 25 y 30 años, urbanas, con poder adquisitivo medio-alto y predisposiciónvital al ocio y las experiencias sociales. Pensaron, además, que ellas eran quienes solían tomar las decisiones de ocio y viajes, patrón que se trasladaría al mundo online. Esta segmentación informó la estrategia comercial de la startup a todos los niveles. Las acciones en redes sociales estuvieron dirigidas a mujeres, con mensajes e imágenes afines. Estos buscaban transmitir experiencias, no solo meras características de producto o descuentos en precio, a menudo con una cierta orientación premium. Las campañas de servicios y productos de belleza fueron abundantes. Incluso, la compañía solo contrató a mujeres para el equipo comercial inicial, para que estas cerraran acuerdos con comercios cuyos productos ellas mismas quisieran comprar. En esta etapa de despegue, el 70 por ciento de los clientes de LetsBonus eran mujeres [71]. 4.4.4. Innovación de modelo de negocio y diversificación LetsBonus no se conformó con los planes de ocio y el modelo puramente a lo Groupon. De modo progresivo introdujo opciones de ventas cruzadas que aumentaron los ingresos por suscriptor y ayudaron a rentabilizar la inversión en base de datos. Dentro de esta estrategia de diversificación, en 2010 lanzó un vertical de viajes y escapadas, convirtiéndose en el primer operador de compras colectivas que creaba una división en dicho ámbito, y más tarde otro de producto físico o boutique (que incluía electrónica, cosméticos, hogar, delicatesen y deporte, entre otras categorías). Los productos se enviaban desde el distribuidor hasta el cliente final, a través de un proveedor logístico, de modo que LetsBonus no almacenaba inventario alguno, al menos en una primera etapa [72]. El reto era conseguir que los clientes pasaran de un vertical a otro, por ejemplo, haciendo que aquellos que consumían productos de belleza también compraran viajes. Al cabo de un año, cada una de las tres divisiones (ocio, viajes y producto físico) representaba un tercio de la facturación total [73]. Como ha afirmado Vicente, «fue como crear dos empresas de alto crecimiento dentro de una empresa de alto crecimiento» [74]. 4.4.5. Rápida internacionalización Una vez que el modelo demostró ser viable, LestBonus se apresuró a escalar, replicando sus ventajas competitivas en el sur de Europa y Latinoamérica. La inversión conjunta en marketing online y offline alcanzó los casi 40 millones de euros en todos los países en 2011 [75]. A falta de barreras o patentes tecnológicas, se trataba de establecerse cuanto antes en el máximo número de mercados para aprovechar las ventajas de primer entrante, esto es, hacerse con los mejores comercios y conseguir suscriptores a bajo coste. Entre junio de 2010 y marzo de 2011, LetsBonus se estableció en cinco países, Italia, Portugal, Argentina, Chile y Uruguay, a los que más tarde añadió México y Colombia. El ritmo de contrataciones acompañó a la fulgurante expansión internacional de la empresa, que requería de equipos locales en los nuevos países. Conseguir que profesionales con talento apostaran por el proyecto fue una de las tareas más difíciles. Vicente habla de «entrevistas a la inversa», en las que él era quien había de convencer al candidato para unirse a LetsBonus [76]. Entre estos fichajes destacaron los de algunos miembros de Atrápalo, en especial de Gemma Sorigué (como directora general de Ventas, previamente con experiencia en Emagister y Atrápalo). Aproximadamente el 50 por ciento del equipo era personal comercial y se estructuraba en torno a managers de ventas por ciudades, que reportaban al country manager respectivo. 4.5. Trayectoria financiera previa al exit Como puede verse en el cuadro 4.1, pese a que la facturación de 2010, con apenas un año de vida, fue superior a los dos millones de euros, las pérdidas del ejercicio se situaron en 1,8 millones de euros, a causa de los gastos en marketing para alimentar el rápido crecimiento. LetsBonus realizó tres ampliaciones de capital antes de la entrada de LivingSocial en enero de 2011, en las que participaron diversos family office [V], incluyendo el ligado al Grupo Pascual [77]. El capital suscrito resultante de estas ampliaciones sucesivas quedó fijado en 1,1 millones de euros, a los que hay que sumar otras aportaciones de socios por importe de 1,5 millones de euros. 4.6. Exit: venta a LivingSocial LivingSocial, en plena pugna con Groupon en diversos mercados y después de haber conseguido 175 millones de dólares de inversión provenientes de Amazon, adquirió una participación mayoritaria en LetsBonus en enero de 2011 [78]. Hasta entonces, LivingSocial se había implantado en Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Irlanda y Australia; ahora buscaba acelerar su expansión internacional mediante una operación que añadía tres nuevos idiomas a su cartera (español, italiano y portugués) y le permitía alcanzar un total de 16 millones de suscriptores en 10 países diferentes [79]. Un año después, en enero de 2012, LivingSocial se hizo con el cien por cien de la compañía [80]. El importe de la venta no fue publicado. La cifra no oficial, recogida en el blog de Carlos Blanco, es de más de 50 millones de euros [81]. La operación también benefició al equipo directivo, que disponía de un plan de stock options [VI]. En septiembre de 2013 LetsBonus anunció que Miguel Vicente había completado su etapa en la empresa, abandonando su presidencia [82]. Desde entonces, Vicente ha impulsado Antai Venture Builder como vehículo para lanzar startups tecnológicas, entre ellas algunas como Cornerjob, Chicplace o, sobre todo, Wallapop (aplicación de compraventa de artículos de segunda mano de la que es co-fundador y co-presidente, candidata a convertirse en uno de los primeros «unicornios» [VII] de origen español). Gemma Sorigué dejó LetsBonus a finales de 2014 y desde entonces ha liderado otra de las compañías nacidas dentro de Antai Venture Builder, Deliberry. 4.7. Después del exit: saturación y consolidación del sector El modelo de las compras colectivas fue un auténtico boom, como hemos visto, pero desde mediados de 2012 entró en un periodo de madurez y decadencia progresiva. Los atractivos descuentos dejaron de ser tan novedosos para los usuarios, cuyas bandejas de entrada estaban saturadas de emails. El cambio de tendencia supuso todo un desafío para los operadores en España y en el plano internacional. Víctima de estas dificultades, las acciones de Groupon cayeron en picado a lo largo de 2012, sin que su valor en bolsa volviera a recuperarse [83]. Mientras tanto, en España, las principales plataformas experimentaron una caída generalizada de los ingresos entre 2013 y 2014 [84]. En estas circunstancias, las empresas de compras colectivas se encontraron ante el reto de evolucionar hacia modelos marketplace o pull (en lugar del modelo push original, altamente dependiente del envío masivo de correos electrónicos), aprovechando los activos creados, y de afrontar un periodo de reestructuraciones internas y consolidación de unas empresas con otras. La contracción del sector también afectó a LetsBonus. Inmersa en una situación delicada, con unas pérdidas operativas que, según publicó La Vanguardia, superaban los 300.000 euros mensuales, en febrero de 2015 LetsBonus anunció que su equipo directivo había completado una maniobra de management buy-out [VIII]. El consejero delegado de la compañía en aquellos momentos, Juan Luis Rico, y el director financiero, Joan Pina, adquirieron el cien por cien de la empresa, que había estado en manos de LivingSocial durante tres años. La operación se confirmó después de que LivingSocial
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