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Cómo gestionar la relación con tu superior serie management en 2 Minutos Actualiza rápidamente tus competencias profesionales básicas. Tanto si buscas un curso intensivo como si solo pretendes repasar brevemente tus conocimientos, la SERIE MANAGEMENT EN 20 MINUTOS te ayudará a encontrar justo lo que necesitas, es decir, un conocimiento fundamental para profesionales ambiciosos o futuros ejecutivos. Cada uno de los libros es una breve y práctica introducción que te permitirá repasar una amplia variedad de temas indispensables para la gestión de negocios, y que, además, te ofrece los consejos (sencillos, útiles y fáciles de aplicar) de los académicos más prestigiosos. Títulos de la colección: Cómo crear un plan de negocio Cómo gestionar tu tiempo Cómo dirigir reuniones de trabajo Finanzas básicas Cómo ser más productivo Cómo mantener una conversación difícil Cómo gestionar la relación con tu superior Cómo realizar presentaciones Cómo colaborar virtualmente Management Tips Cómo liderar equipos virtuales Cómo dirigir reuniones virtuales serie management en 2 Minutos Cómo gestionar la relación con tu superior Crea lazos más fuertes Fija expectativas claras Promociona tus ideas Reverté Management (REM) Barcelona · México Harvard Business Review Press Boston, Massachusetts Cómo gestionar la relación con tu superior SERIE MANAGEMENT EN 20 MINUTOS Managing up 20 MINUTE MANAGER SERIES Copyright 2016 Harvard Business School Publishing Corporation All rights reserved. © Editorial Reverté, S. A., 2022 Loreto 13-15, Local B. 08029 Barcelona – España revertemanagement@reverte.com Edición en papel ISBN: 978-84-17963-37-8 Edición ebook ISBN: 978-84-291-9674-0 (ePub) ISBN: 978-84-291-9675-7 (PDF) Editores: Ariela Rodríguez / Ramón Reverté Coordinación editorial y maquetación: Patricia Reverté Traducción: Genís Monrabà Bueno Revisión de textos: Mª del Carmen García Fernández Digitalización: Reverté-Aguilar La reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, queda rigurosamente prohibida, salvo excepción prevista en la ley. Asimismo queda prohibida la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público, la comunicación pública y la transformación de cualquier parte de esta publicación sin la previa autorización de los titulares de la propiedad intelectual y de la Editorial. # 68 Introducción El primer paso para cultivar una relación productiva y mutuamente beneficiosa con tu superior debes darlo tú, la persona a su cargo. En principio te puede parecer desalentador, pero es que el arte de «gestionar la relación con tu superior» (managing up, en inglés) se puede aprender. Este libro te permitirá: Comprender las prioridades y compromisos de tu jefe. Comunicar tus necesidades y objetivos con claridad y diplomacia. Construir una relación sobre la base de un objetivo común. Establecer un tono positivo para la relación. Gestionar tus expectativas y las de tu superior. Conducir de forma correcta las negociaciones y manejar los desacuerdos. Reforzar la relación a lo largo del tiempo. Evaluar y ajustar vuestra relación. Contenido Qué significa saber gestionar la relación con tu superior Qué supone gestionar la relación con tu superior ¿Por qué es útil saber gestionar la relación con tu superior? Conoce a tu superior (y conócete a ti) Roles Fortalezas y debilidades Estilos de trabajo Motivaciones Fija expectativas Descubre lo que tu jefe espera de ti Marca tus propias expectativas Descubre tus límites La comunicación con tu superior Cómo escuchar y observar de forma adecuada Cómo presentar los problemas y las oportunidades Cómo mostrarte en desacuerdo con tu superior Cómo negociar con tu superior Reafirmar tu credibilidad Identifica las prioridades Comunicar de forma estratégica Cómo hacer un seguimiento de la relación Para saber más Fuentes Índice Cómo gestionar la relación con tu superior Qué significa saber gestionar la relación con tu superior Qué significa saber gestionar la relación con tu superior Cuando preguntas a un amigo cómo le va en el trabajo y te contesta: «Cuando empecé a llevarme bien con mi jefe, las cosas mejoraron», te estremeces y piensas que se refiere a ser políticamente correcto, renunciar a sus principios o dejarse manipular. Por fortuna, si lo haces bien, gestionar la relación con tu superior no implica ninguna de esas cosas. Es evidente que puede ser delicado, pero no tiene por qué suponer ningún tipo de sometimiento o pleitesía. Se trata solo de un enfoque que te permite trabajar con tu jefe para cumplir los objetivos comunes. El propósito principal es lograr una relación mutuamente beneficiosa, y este libro te ofrece las pautas para conseguirlo. Qué supone gestionar la relación con tu superior Aunque no estés al mando necesitas generar un tono positivo y productivo para relacionarte con tu jefe. Y esto requiere ciertas habilidades: Conocerte bien y conocer a tu superior. Sopesar las expectativas de ambos. Escuchar de forma activa. Comunicarte con claridad y empleando «tu propia voz». Negociar con tacto. Supervisar la relación conforme evoluciona. Retocar lo que no funcione. Es posible que pienses: pero ¿por qué no puedo relajarme y dejar que mi jefe se ocupe de todo? ¿Acaso no es el gestor y se supone, por tanto, que tiene que gestionarlo todo? Pues no, aferrarse a esta lógica nunca ha ayudado a nadie. Además, te perderías los beneficios que te presentamos en este libro. ¿Por qué es útil saber gestionar la relación con tu superior? Esta habilidad te ayudará a obtener los recursos y el apoyo necesarios para hacer mejor el trabajo que te exigen tanto tu jefe como tu empresa. Tú, tu superior y la compañía son elementos interdependientes; reconocer este hecho es la única forma de cultivar una relación fuerte y de confianza que te permitirá hacer bien tu trabajo. Además, esta relación proporcionará a ambos la seguridad necesaria para resolver los problemas, en lugar de simplemente hablar de ellos o de ignorarlos. De esta forma, ambas partes quedarán más satisfechas. Veamos un ejemplo: Sam es el nuevo director y tiene un estilo de trabajo organizado. Él sustituyó a alguien con un enfoque más informal e intuitivo. Carla, una de sus empleadas, sabía que gestionar la relación con su superior sería fundamental. Cuando le preguntó a Sam cómo prefería recibir la información y las novedades, este le contestó que le gustaba revisar los informes antes de discutirlos, porque así las reuniones serían breves y estarían mejor organizadas. De modo que Carla, antes de reunirse con Sam, le enviaba los antecedentes y el orden del día. ¿Cuál fue el resultado? Está claro: reuniones muy productivas y una más eficaz resolución de problemas que mejoró el rendimiento de todo el equipo. La incorporación de Sam fue fluida, y él y Carla desarrollaron enseguida una relación laboral amistosa y sólida. Compara la experiencia de Carla con la de Larry, otro subordinado de Sam: Larry pensaba que el estilo de Sam era demasiado controlador. No le interesaba mucho descubrir lo que era importante para Sam, por eso nunca pedía instrucciones. Rara vez proporcionaba información antes de las reuniones y solía sorprenderse por las preguntas de su jefe cuando se sentaban a hablar. En consecuencia, los encuentros entre ambos eran más largos y no lograban sacarles tanto partido como a los que Sam tenía con Carla. Por tanto, Sam se sentía frustrado y atribuía los retrasos en los proyectos a la incompetencia de Larry. Así que en las evaluaciones de rendimiento Larry no obtuvo un feedback positivo ni optó a ningún ascenso. Como vemos, los esfuerzos de Carla beneficiaron a todas las partes implicadas: a Sam, al equipo y a ella misma. Pero no saber gestionar la relación con tu superior tiene más consecuencias aparte de perder esos beneficios. Como ilustra el caso de Larry, puede ser una apuesta arriesgada: negartea conocer las preferencias de tu jefe y no hacer nada por adaptarte a ellas quizá genere equívocos sobre tus habilidades y tu dedicación al trabajo. Sin embargo, «sintonizar» con tu superior no es lo único que debes hacer para evitar problemas como los de Larry y obtener recompensas como las de Carla. También tienes que conocerte y saber manejar vuestras diferencias. Y eso es lo que veremos a continuación. Conoce a tu superior (y conócete a ti) Conoce a tu superior (y conócete a ti) Saber gestionar la relación con tu superior es un proceso constante. Para ello, necesitas observar y tener la voluntad de ajustar tu comportamiento a diario. Aunque, una vez hayas creado una relación sólida y de confianza, cultivarla será más sencillo y requerirá menos tiempo. El primer paso para llegar a esa relación ideal es identificar cuál es la situación profesional y personal de cada uno, es decir, la tuya y la de tu jefe. Roles Más allá de las obligaciones mutuas, tu función en la empresa y las personas a las que debes rendir cuentas son distintas de la función y de las personas a las que debe rendir cuentas tu jefe. Es decir, cada cual debe mantener sus respectivas relaciones y cumplir con sus responsabilidades. Reconocer esta realidad te ayudará a entender su punto de vista. Además, para comprender sus prioridades y las presiones a las que le someten, también es esencial compararlas con las tuyas. Así pues, identifica los puntos de solapamiento o conflicto mediante un esquema: ver la situación de forma gráfica puede revelar problemas ocultos y también oportunidades para colaborar con tu superior. Por ejemplo, busca opciones para ayudar a tu jefe en su labor con su propio superior. Pregunta cómo puedes colaborar y haz sugerencias. Supongamos que le viene bien una mano extra en un proyecto con un plazo de entrega muy ajustado. En ese caso, puedes proponerle asumir tú ciertas tareas de ese proyecto que sean compatibles con tus habilidades e intereses. De este modo harás un trabajo más cualificado, tu jefe lo sacará adelante y a lo largo del proyecto le demostrarás ―no solo de palabra― que tus objetivos y los suyos van de la mano. Aun así, las diferencias de poder pueden hacer que algunos subordinados, en especial quienes también tienen gente a su cargo, se comporten de forma poco profesional. Los expertos en gestión John Gabarro y John Kotter destacan dos tipos de reacciones problemáticas a la autoridad: Contradependencia: aparece cuando de modo inconsciente tienes algún resentimiento hacia tu superior o, incluso, lo ves como una especie de «enemigo institucional». Los subordinados contradependientes pueden empezar a discutir (sobre todo con jefes autoritarios) solo por el placer de pelearse. Dependencia: surge cuando no verbalizas el malestar o cualquier objeción ante la situación en la que tu responsable toma una mala decisión. Los subordinados dependientes se angustian en lugar de expresar sus opiniones. Si te reconoces en uno de estos perfiles, ten en cuenta que tu reacción natural a la autoridad tal vez esté dañando la relación con tu superior. Luego, piensa cómo podrías comportarte de forma más constructiva. Puedes tomar como ejemplo el caso anterior: ayudarle te permitirá trabajar con mayor eficiencia y te ofrecerá la oportunidad de participar en proyectos estimulantes. Fortalezas y debilidades Una vez descubras los puntos fuertes de tu superior serás capaz de hallar formas de trabajar en conjunto que te permitan sacar lo mejor de ambos. También puedes observar cómo utiliza esas fortalezas para luchar por los objetivos del equipo y de la empresa, y promover a tu vez su consecución entre tus colegas. Los jefes aprecian, y a menudo premian, ese tipo de apoyo. Aunque seas plenamente consciente de lo que te hace a ti ser buen profesional, quizá identificar los puntos fuertes de tu superior no te resulte sencillo. Tal vez tengas que observar primero cómo trabaja para cumplir sus objetivos y cómo interactúa con los demás. También puedes obtener información valiosa si hablas con quienes le conocen mejor, sobre todo si acabas de empezar a trabajar con él. Después de este pequeño ejercicio de investigación, anota tus fortalezas y las de tu superior, y halla las diferencias y los puntos en común. Estos últimos ―por ejemplo, que ambos sean personas analíticas y que confíen en los datos― pueden fomentar la complicidad y fortalecer la relación. Y las diferencias no tienen por qué ser un problema, sino una oportunidad para complementar las habilidades de tu superior. Es posible que te lamentes por los defectos de tu superior o estos te generen frustración. Pero darse cuenta de ello supone anticipar el problema. Por eso reconocer sus debilidades es clave para alcanzar los objetivos comunes. Así que descubre también los puntos débiles de tu superior y ofrécele ayuda. Por ejemplo, si le cuesta mucho cumplir los plazos, identifica los obstáculos que suele encontrar; si son de tu competencia, ofrécete para llevar a cabo esas tareas. En caso contrario, muestra tu buena disposición para servir de apoyo. Incluso un recordatorio la semana antes de una fecha límite puede ser de gran ayuda. Y, en este sentido, una breve conversación en persona será más útil que la fría alarma de una agenda electrónica. También debes, por supuesto, centrarte en tus debilidades. Para construir una relación productiva has de saber cuándo apoyarte en tu jefe, no solo al contrario. Y si tus puntos débiles coinciden en ciertas áreas con los suyos tal vez sean puntos de «conexión emocional» y, en la práctica, pueden revelar que ambos necesiten apoyo externo. Estilos de trabajo Como hizo Carla en nuestro ejemplo anterior, pregunta a tu superior cómo le gusta trabajar. Es básico conocer sus preferencias («Pásate por mi oficina en lugar de enviarme un correo electrónico») y sus singularidades («Las novedades de este proyecto deben llegarme todos los jueves a mediodía»). Quizá tu superior no piense que deba trasmitir su forma de trabajar o su enfoque, porque asume que son obvios. Pero, en tal caso, tampoco le importará responder a unas cuantas preguntas al respecto. En la Tabla 1 se presentan algunas en este sentido y las acciones relacionadas. En realidad, el mero hecho de preguntar ya demuestra tu interés por hacer las cosas bien, así como tu capacidad de previsión y tu compromiso. Por muy presuntuoso que parezca, también es importante que le aclares tu estilo de trabajo, por razones prácticas y de transparencia. Pero no olvides la diferencia de poder de la que hablábamos antes: tienes que mantenerte en disposición de modificar tu enfoque para que el estilo de interacción sea adecuado. Así, si predicas con el ejemplo, es posible que tu superior también adapte su comportamiento a tus intereses. Tabla 1 Preguntas y acciones sobre el estilo de trabajo Preguntas ¿Para los informes prefieres un estilo formal o informal? ¿Cómo te gusta procesar la información? ¿Cómo describirías tu estilo de gestión? ¿Cómo abordas los problemas y los conflictos? Fuente: adaptado de Liz Simpson, «Why Managing Up Matters», Harvard Management Update, 4 de agosto de 2002. Motivaciones En el corazón de cada trabajador, desde alguien recién llegado hasta un CEO, está aquello que le impulsa a hacer una buena labor. Identificar lo que motiva a tu superior es determinante para llevar de la mejor manera la relación entre ambos. A veces es muy sencillo. Por ejemplo, si tu jefe tiene un especial compromiso con la reducción de costes, podrías reducir o eliminar los gastos innecesarios en los departamentos o equipos a tu cargo. Sin embargo, algunas motivaciones no son tan evidentes. Tal vez a tu superior le guste ver las cosas desde una perspectiva global mientras deja que su equipo se ocupe de los detalles. Si es tu caso, no te entretengas mucho al comunicarle los avances; solo explícale con brevedad lo que has hecho y cómo ha influido en el desarrollo del proyecto. En cambio, si a tu superior le interesan los detalles puedes informarlede tu trabajo mediante ejemplos. De este modo no se aburrirá con una explicación demasiado genérica. Asimismo, durante las reuniones es bueno que des a conocer tus motivaciones. De este modo podrá asignarte tareas atractivas y ponerte en contacto con personas que te inspiren. Por ejemplo, infórmale cuando surja un proyecto que te interese; así es posible que te encargue el tipo de trabajo que te estimula. Fija expectativas Fija expectativas Tener unas expectativas claras es esencial para generar una relación productiva con cualquier persona, y tu jefe no es una excepción. Aunque toda relación se basa en concesiones mutuas, es mejor que des la máxima consideración a las prioridades de tu superior; al fin y al cabo, es quien está al cargo. Descubre lo que tu jefe espera de ti Esa persona quiere que asumas tus responsabilidades, rindas y cumplas objetivos. Sin embargo, no puedes hacer nada de lo anterior hasta que no entiendas cómo define esas responsabilidades y qué indicadores utiliza para medir tus progresos. Pregúntale, pues, que espera de ti. Si no expresa sus expectativas con claridad, trata de ponerlas por escrito y enséñale esas notas para asegurarte de que le has entendido. Luego programa una reunión de seguimiento o solicita feedback por escrito, lo que prefiera tu superior. Además es crucial que cada cierto tiempo revises, junto a tu jefe, las expectativas, por si han cambiado. Cada trabajo ―y cada relación entre jefe y subordinado― es distinta. Pero la mayoría de los jefes esperan que sus subordinados muestren alguna combinación de los siguientes comportamientos: Proponer ideas. Consiste en que hagas sugerencias creativas para innovar o mejorar. Si tienes una idea, atrévete a compartirla en lugar de guardártela para ti. Organizar al personal a tu cargo. Es decir, coordina el trabajo de equipo, fomenta la camaradería, redacta evaluaciones de rendimiento útiles y específicas, promueve el desarrollo profesional de tu personal, intervén cuando alguien se retrase y gestiona las crisis con habilidad y paciencia. Y, cuando haga falta que tu jefe oiga malas noticias sobre alguien del equipo, comunícaselas. Colaborar con tus compañeros. En otras palabras, trabajar en equipo para cumplir los objetivos de tu superior y salvar cualquier diferencia con tus colegas, con el único objetivo de sacar el trabajo adelante. Liderar iniciativas. Puedes hacerlo ofreciéndote a participar en proyectos interdisciplinares, en especial los de corte más innovador. En esos casos, explica con claridad por qué tu participación se ajusta a las expectativas que tu jefe ha depositado en ti. Mantenerte al día en cuanto a las tendencias de tu sector, la evolución del mercado, los avances tecnológicos y otros eventos que puedan afectar al éxito de la empresa. Y aplicar esos conocimientos a tu trabajo. Fomentar tu propio crecimiento. Busca oportunidades de desarrollo profesional. Puedes apuntarte a cursos y obtener algún título, aunque no tiene por qué ser siempre así; también puedes exponerte a nuevas ideas, conocer gente nueva o aceptar tareas que te supongan un reto, de cara a mejorar lo que aportas a tu equipo y a la empresa. No rendirte nunca. En otras palabras, mantén una actitud positiva incluso en los momentos difíciles. Eso inspirará y motivará a tus subordinados, tus colegas y tu jefe. Al final, el valor otorgado a cada comportamiento depende en exclusiva de tu superior. Por eso, orienta tus esfuerzos hacia sus expectativas y su estilo de trabajo. Marca tus propias expectativas Para cumplir sus expectativas debes fijar tus propios objetivos, y que estos sean ambiciosos pero realistas. A su vez, esto supone identificar y compartir tus necesidades (y las de tu equipo), así como respetar los límites que establece tu superior a tus peticiones. Mantened una reunión en persona para hablar de este tema, y solicítale feedback. Si te expresas con claridad tu petición no resultará ambigua, sino que definirás los aspectos factibles y demostrarás a tu superior que tu enfoque es consciente. Si vuestras expectativas no coinciden, intenta negociar una solución que funcione para ambas partes. (Ver «Cómo negociar con tu superior», más adelante en este libro). Por otro lado, también debes fijar expectativas realistas para quienes pueden ayudarte a cumplir los objetivos de tu superior: tu equipo, responsables de otros departamentos, la clientela, los proveedores, los colaboradores externos y otras personas dentro o fuera de la empresa. Cuando trabajes con más gente en tu área de influencia, pregúntate lo siguiente: ¿Qué piensan de mi jefe y del trabajo que estoy haciendo para él o ella? ¿Qué objetivos de mi jefe pueden ayudarme a cumplir? ¿Cuál es la mejor forma de explicarles esos objetivos? ¿Cómo puedo convencerles para que me echen una mano? ¿Qué problemas puedo ayudarles a resolver a cambio? Es probable que no tengas autoridad sobre la mayoría de las personas que te rodean, del mismo modo que no la tienes sobre tu superior. Por eso te recomendamos que emplees con tus colaboradores algunas de las técnicas que ya hemos visto que son útiles para gestionar la relación con tu jefe, como proponer ideas y soluciones, dar feedback y buscar puntos de vista comunes. Así mismo, quizá para cumplir los objetivos y satisfacer las expectativas de tu superior debas ceder el control a terceras personas. Esto implica delegar tareas (incluso algunas que conllevan una gran responsabilidad) o hallar formas creativas para compartir las responsabilidades con tus subordinados, tus colegas o tu jefe. Gestionar la relación con tu superior supone llevar a cabo esta coordinación interpersonal de forma constante. Sin embargo, como verás a continuación, todo tiene un límite. Descubre tus límites Independientemente de que se hayan establecido expectativas comunes entre tu jefe y tú, hay aspectos del trabajo que no es posible controlar. Y, cuando esto ocurra y no haya un terreno común, la mayoría de las veces serás tú quien tenga que dar un paso atrás. Pero cuanto mejor desarrolles tu habilidad para relacionarte con tu superior, habrá más oportunidades para el acuerdo y los compromisos que tengas que cumplir te parecerán menos molestos. A medida que la relación se fortalezca, tendrás menos necesidad de esforzarte; aunque, en realidad, esa obligación nunca desaparecerá por completo, igual que las diferencias potenciales con tu superior. Así que recuerda estas limitaciones básicas: Tengo influencia sobre mi superior, pero en última instancia es esa persona la que está al mando. Mis objetivos son importantes, pero los suyos son prioritarios. Mi superior deposita más expectativas en mí que al revés. Yo tengo que demostrarle más a mi superior que viceversa. Tal vez está lista no te haya sonado bien, pero hay dos cuestiones tranquilizadoras. En primer lugar, es una lista muy corta, así que las posibilidades serán siempre más que los límites. Y, en segundo lugar, puedes ampliar tales posibilidades aprendiendo a gestionar mejor la relación con tu superior. La comunicación con tu superior La comunicación con tu superior Cuando negocias con tu superior has de tener tacto para que la comunicación sea eficaz. Si tus intentos de persuasión son demasiado obvios, es posible que no tengas éxito. Aun así, debes expresar con precisión tus objetivos. Este capítulo te ayudará a moverte por ese terreno pantanoso. Cómo escuchar y observar de forma adecuada A medida que vayas ayudando a tu superior con las actividades cotidianas, trata de identificar los mensajes ocultos tras su discurso y comportamiento. Las palabras y los hechos son relevantes, por supuesto, pero los valores subyacentes lo son incluso más. Afinar el oído y estar ojo avizor pueden marcar la diferencia a la hora de comprender, y no solo catalogar, su estilo de comunicación. Te pedimos ahora que reflexiones sobre esta frase que muchos directivos suelen decir a su equipo: «Mi puerta siempre está abierta». Esta expresión presuntamente inequívoca puede contaren realidad con una gran variedad de significados. A continuación, presentamos tres ejemplos de ello: Rebecca: Cuando dice «mi puerta siempre está abierta», lo dice literalmente. Para fomentar la honestidad y la camaradería, Rebecca quiere que la gente tenga la libertad de reunirse con ella cuando lo crea oportuno. Así, le encanta que un trabajador cualquiera entre en su despacho y le proponga una idea. Además, cuando surge un problema Rebecca quiere enterarse de inmediato, porque entiende que todo el mundo está trabajando en equipo. Por otro lado, no le gusta demasiado que quienes entran a su despacho cierren la puerta tras de sí; de hecho, le preocupa que el resto vea la puerta cerrada y la consideren una hipócrita. Por eso, si tiene que hablar en privado con alguien siempre reserva una sala de reuniones. Raúl: Raúl espera que la gente no se tome su política de puertas abiertas de forma literal. Su despacho está abierto la mayor parte del tiempo, pero cuando hay una entrega inminente lo cierra para concentrarse, sobre todo si tiene que escribir. Raúl quiere que la gente lo vea como alguien accesible, pero también considera que los correos electrónicos y las reuniones de equipo son una vía adecuada para comunicarse con él. Si un miembro del equipo cree que es hipócrita por cerrar la puerta de su despacho de vez en cuando, Raúl pensará que esa persona carece de sentido común. Janice Como todo el mundo en su empresa, Janice trabaja en un cubículo de paredes bajas, así que en realidad no tiene ni puerta. Para ella, «tener la puerta abierta» es solo una metáfora para describir su estilo: no quiere que nadie tema cometer errores, incluso delante de ella. Pero también valora mucho ofrecer un «espacio mental» adecuado para que la gente haga su trabajo con tranquilidad y considere las propuestas con detenimiento antes de actuar. Quiere que sus subordinados compartan ideas innovadoras, pero espera que las presenten por escrito antes de pedir opinión a los demás. En otras palabras, para Janice tener la puerta abierta no significa «responder de inmediato» ni gozar de una excusa para trabajar de forma descuidada. Aunque estas tres interpretaciones de «tener la puerta abierta» son muy distintas, al menos Rebecca, Raúl y Janice ofrecen a su equipo una base sobre la que empezar a trabajar. Porque en realidad algunos directivos ni siquiera tienen una política explícita sobre cómo y cuándo comunicarse con sus empleados. Sea cual sea el estilo de interacción que prefiera tu superior, seguramente necesitarás recabar cierta información para descubrirlo. Empieza preguntándote lo siguiente: ¿Mi jefe es una persona oyente o lectora? Los oyentes quieren escuchar primero la información y luego leerla; los lectores prefieren verla en un informe y luego comentarla contigo. ¿Prefiere recibir todos los detalles o solo una idea general? Si le gustan los detalles, concéntrate en la precisión y la exhaustividad; si prefiere una visión de conjunto, esfuérzate en trasmitir con claridad la idea principal. ¿Cuándo quiere recibir la información? Es posible que tu superior desee saber las novedades en un momento concreto o que tenga diferentes ritmos y plazos para cada proyecto; por ejemplo, informes diarios para los proyectos clave y actualizaciones menos frecuentes para los secundarios. Has de tener claro que cualquier intercambio de información con tu superior repercutirá en la productividad. En este sentido, los siguientes consejos te ayudarán a ser más eficaz: Cuando negocies un plazo de entrega, no dejes nada al azar. Marcad una fecha e incluso, si es pertinente, una hora. En cualquier caso, evita acuerdos ambiguos como «la semana que viene», «cuando pueda» o «cuanto antes mejor». Asume con honestidad qué puedes hacer y qué no. Y, cuando te impliques en un proyecto, identifica los recursos que necesitas para cumplir con tu trabajo. Comparte abiertamente tus objetivos cada vez que te reúnas con tu superior. No dejes de preguntar lo que no entiendas. Y plantea siempre la posibilidad de un seguimiento por si tienes otras dudas más adelante. Cómo presentar los problemas y las oportunidades Una de las responsabilidades de tu superior es afrontar cualquier novedad, sea buena o mala; debe integrar los nuevos problemas y oportunidades en los objetivos previos, la planificación existente y el flujo de trabajo cotidiano. Si sigues estas recomendaciones podrás serle de gran ayuda en ese aspecto: Describe el impacto del problema en términos claros. Indica cómo afecta a tu trabajo y al rendimiento de la empresa. Si lo que se presenta es una oportunidad, destaca sus beneficios potenciales. Luego explica con detalle de qué manera resolver el problema o aprovechar la oportunidad será de ayuda, tanto para ti como para tu jefe, para cumplir los objetivos comunes. Encuentra tu propia solución o el enfoque más adecuado. Propón un plan específico, pero asegúrate de presentar otras opciones. Destaca los pros y los contras de cada cual y justifica por qué te decantas por una en concreto. Explica las consecuencias. Esfuérzate en identificar a quienes tengan algún interés en el asunto y ofrece ejemplos de los riesgos y beneficios potenciales para todas las partes. Del mismo modo, si ya has probado tu solución o enfoque a pequeña escala, presenta los resultados y lo que has aprendido de esa experiencia. Acaba de pulir tu plan. Involucra a tu jefe en el desarrollo de un plan de acción para aumentar las probabilidades de éxito y controlar los posibles riesgos. De este modo, demostrarás tu compromiso en la búsqueda del éxito. Cómo mostrarte en desacuerdo con tu superior Es lógico que cuando te comuniques con tu jefe siempre intentes moverte en un terreno familiar para ambos. No obstante, si no lo hay es fundamental no entrar en pánico ni agachar la cabeza. Quizá pienses que mostrarte en desacuerdo perjudicará la imagen que tu superior tiene de ti o le hará ponerse a la defensiva. Pero la cuestión es que los responsables de tomar decisiones siempre quieren hacerlo con toda la información disponible, así que se supone que también esperan oír voces discrepantes. En realidad, muchas veces lamentan que nadie les dé otros puntos de vista. Cómo lidiar con un jefe tóxico David es un excelente director de proyectos, con un talento especial para generar cuadros de mando. Le gusta su trabajo, pero está frustrado por el estilo represivo y controlador de su responsable, Thaddeus. Este no deja de hablar sobre sus éxitos profesionales pasados (porque su carrera está ahora estancada) y además convoca todo el tiempo innecesarias reuniones de última hora e intenta quedar por encima de sus empleados. Entretanto, David ha conseguido impresionar a Irving (uno de los vicepresidentes ejecutivos de la rama europea de la empresa), que le ha hecho una oferta para un puesto similar al que tiene ahora, sin aumento de sueldo. ¿Qué debe hacer David? Cada experto en gestión consultado recomienda una de estas tres opciones: Mantenerse en su puesto actual. La consultora y autora Gini Graham Scott cree que David debería intentar quedarse donde está. Aceptar el trabajo que le ha ofrecido Irving sería el equivalente a proclamar: «Este es el máximo nivel al que se supone que puedo aspirar». Además, Thaddeus podría considerar ese traslado dentro de la organización como un desprecio personal, y el mal ambiente acompañaría entonces a David a su nuevo puesto. Para afrontar esa mala relación con su jefe, David puede formar una red de apoyo, explorar intereses fuera del trabajo e incluso intentar ―de forma sutil y sin conflictos― que su responsable cambie en ciertos aspectos. Por ejemplo, David podría expresar (en un informe o en una reunión cara a cara) lo que cree que Thaddeus espera de él y presentar algunas propuestas sobre cómo cumplir objetivos. Así pondría el foco del problema en el trabajo y no en la actitud de su jefe. No obstante, si David es incapaz de seguir trabajando para Thaddeus tras intentar mejorar su relación, la mejor solución para élsería buscar nuevas oportunidades fuera de la empresa. Aceptar el traslado. Brad Gilbreath, profesor asociado en la Colorado State University-Pueblo y exdirectivo de recursos humanos, opina que David debería abandonar a Thaddeus y aceptar el trabajo con Irving. La investigación en este ámbito demuestra que el comportamiento de los jefes tóxicos puede provocar depresión, aumento de la tensión arterial y otros problemas de salud. En este caso, trabajar para Thaddeus está afectando claramente al bienestar psicológico de David, y es probable que también a su salud. Buscar una nueva opción. Lauren Sontag, coach de ejecutivos y exdirectora de desarrollo de JPMorgan Chase, afirma que David debería establecer unos límites claros con su jefe. Es posible que le asuste la idea de hablar de lo que le molesta, pero esa conversación podría mejorar de forma drástica el comportamiento de Thaddeus. Dicho esto, quedarse con ese responsable (cuya carrera está estancada) podría ser un callejón sin salida, porque si tu jefe no asciende, probablemente tú tampoco lo hagas. Así que David debería considerar una tercera opción: aprovechar su experiencia en la generación de cuadros de mando para diseñar un nuevo puesto «a su medida»; incluso podría proponer la creación en la empresa de un «centro de excelencia» de cuadros de mando, donde trabajase tanto para Thaddeus como para Irving, y contratar a alguien menos experimentado como ayudante. De este modo satisfaría las necesidades de ambos y al mismo tiempo progresaría en su carrera. Fuente: adaptado de David Silverman, Gini Graham, Brad Gilbreath y Lauren Sontag, «Surviving the Boss from Hell», Harvard Business Review (septiembre de 2009). Para disentir (siempre de forma constructiva) con tu superior, recuerda que debes expresar respeto y comprensión por su punto de vista, y también interés en mejorar los resultados de la empresa. A continuación, te ofrecemos algunas pautas en este sentido: Relaciona tu idea con los objetivos de la empresa y, por supuesto, de tu superior. Esto demostrará que estás motivado para colaborar y lograr objetivos compartidos, no por llevar la contraria. Aporta propuestas con las que tu jefe pueda trabajar, no únicamente objeciones. Puedes proponer: «¿Qué te parece si contactamos con gente del sector que haya utilizado este sistema para ver si tienen los mismos problemas? ¿Te parece bien que haga una lista de contactos? Explica por qué tu idea puede servir para prever obstáculos. Primero identifica esos obstáculos en términos precisos y luego presenta datos que justifiquen que tu propuesta se basa en hechos y no en meras intuiciones. Ofrece distintas soluciones. Las elecciones binarias (tu solución o la mía) suelen generar cierta resistencia. Si sugieres varias posibilidades mostrarás que eres flexible y animarás a tu jefe a responder de la misma manera. Da feedback verbal y no verbal. Usa frases como «Ya veo» o «Sé lo que quieres decir». Asiente con la cabeza o sonríe para indicar que lo has entendido. Evita las expresiones polémicas. Por ejemplo, si a tu superior le molesta que alguien describa una propuesta como «el no va más» o «lo que hará todo el mundo», busca otra forma de presentarla. Sé un espejo para las inquietudes de tu jefe. Por ejemplo, puedes decir algo así como: «Entiendo que te preocupe cómo funcionará este nuevo plan. A mí también al principio, pero cuando investigué un poco me di cuenta de algo importante…». En general, los desacuerdos generan incomodidad, pero si existe una relación de confianza siempre habrá espacio para ellos. De hecho, sortear las diferencias de opinión con éxito y madurez hará la relación aún más fuerte. Además, si creas un vínculo sólido con tu superior las negociaciones posteriores serán mucho más sencillas. Cómo negociar con tu superior Cómo negociar con tu superior Negociar con tu jefe es un auténtico arte. Se trata de convencer a alguien con más autoridad que tú para que vea las cosas desde tu punto de vista y luego tome alguna medida al respecto. Las negociaciones pueden centrarse en la supervisión de proyectos, la obtención de recursos o la aprobación de nuevas ideas, o bien pueden referirse a cuestiones personales, como el equilibrio entre el trabajo y la vida privada o la flexibilidad de horarios. En cualquier caso, siempre necesitarás: Reafirmar tu credibilidad. Identificar prioridades. Comunicar de forma estratégica. Reafirmar tu credibilidad Las negociaciones son más provechosas cuando la otra parte respeta tus opiniones. Si es posible, antes de empezar prepara el terreno para que tu reputación te preceda. Tengas o no esa oportunidad, es recomendable que reafirmes tu credibilidad de forma suave, pero haciendo hincapié en tu fiabilidad y experiencia. Aquí te presentamos algunas pautas de conducta para ganarte la confianza de tu superior en una negociación: Actúa con honestidad. Expresa la convicción de que tu propuesta merece el tiempo y la atención de tu jefe, y manifiesta tu compromiso con ella. Puedes decir: «En realidad, creo en esto porque...». Haz referencia a tu trayectoria. Recuérdale a tu superior los compromisos que ya has cumplido y los resultados positivos que lograste con tu trabajo. Acepta sugerencias. Escucha las inquietudes de tu jefe y piensa cómo puedes incluirlas en tu plan. Pon en primer lugar los intereses de tu superior. Si tu responsable es consciente de que te preocupas por sus objetivos y necesidades, es más probable que confíe en tus ideas. Actúa con sinceridad. Reconoce siempre las limitaciones de tu propuesta. Si asumes que eres consciente de ellas demostrarás tu realismo y que piensas en cómo evitar los problemas. Y, a continuación, algunos consejos para demostrar tus conocimientos y experiencia: Presenta los resultados de tu investigación. Reúne toda la información posible sobre la idea que quieres proponer, pero luego exponla de forma sucinta. Respalda tu idea solo con los datos más convincentes. Y comenta los posibles contratiempos para mostrar que los has tenido en cuenta. Obtén experiencia de primera mano. Participa en proyectos piloto para profundizar en tus conocimientos, así como en equipos multidisciplinares para ampliar tu experiencia. Luego comparte con tu superior lo aprendido, por escrito o en una reunión. Cita fuentes contrastadas. Haz referencia a las personas con las que has contrastado tus ideas, explica cómo reaccionaron y ofrécele a tu jefe la posibilidad de ponerse en contacto con ellas. Los testimonios de la gente que tu superior tenga en alta estima será de gran ayuda. Ofrece evidencias. Haz tus propios experimentos, sobre todo si no cuentas con experiencia de primera mano. Por ejemplo, puedes probar la iniciativa con tu equipo antes de sugerir a tu jefe replicarla a gran escala. A partir de ahí, con la experiencia y la confianza de tu parte, tendrás muchas posibilidades de éxito en cualquier negociación. Identifica las prioridades Seguro que los posibles temas de negociación con tu superior abarcan un amplio abanico, pero uno de los más comunes es cómo priorizar tus tareas, es decir, qué debes hacer, en qué orden y cuándo. Es evidente que has de trabajar de forma autónoma la mayor parte del tiempo, porque si necesitas supervisión constante puedes llegar a irritar a tu jefe. Sin embargo, cuando te desvíes del rumbo marcado ―es decir, cuando surjan problemas o asumas nuevas responsabilidades― es posible que tengas que renegociar con tu jefe las fechas de entrega, las asignaciones de tiempo y otros detalles de ese tipo. En cualquier caso, nunca esperes a estar a punto de incumplir un plazo para reorganizar tus tareas con tu superior. Como ya hemos comentado, demuestra tu capacidad de previsión y anticípate a los problemas proponiendo alternativas. Cómo negociar las prioridades con tu jefe: Demuéstrale que estás al día de todos los proyectos bajo tu responsabilidad. Incluso si parte de tu propuesta incluye delegar una tarea concreta en otra persona, no le quites importancia. Especifica lo quepuedes y no puedes hacer con el tiempo del que dispones. Propón más de una opción para reestructurar lo que tienes entre manos. Y mantén siempre una actitud abierta y receptiva a las alternativas que te sugiera tu jefe. Pide ayuda para fijar los plazos de las nuevas tareas, de modo que no queden aparcados otros proyectos. Elabora gráficos sencillos en los que se vea con claridad dónde se solapan los calendarios; pueden ser una gran ayuda visual a la hora de trazar nuevos rumbos. Haz seguimiento por correo electrónico para cerrar el acuerdo. Poner por escrito los resultados de la negociación proporcionara, a ti y a tu jefe, un punto de referencia a la hora de implementar los cambios. Ten en cuenta que tu superior es consciente de la importancia de las prioridades. Al fin y al cabo, por el cargo que ostenta debe analizarlas constantemente. Por tanto, demostrarle que tú también piensas en el futuro facilitará las negociaciones, porque verá que entiendes a qué clase de problemas se enfrenta. Comunicar de forma estratégica En cualquier negociación, la persuasión es indispensable. Por eso resulta clave tanto la forma de presentar el mensaje como el propio mensaje. Las siguientes recomendaciones te pueden ser útiles en este aspecto: Evita el lenguaje centrado en el «tú». Intenta usar palabras como «yo», «nosotros» y «ambos» para no parecer que tienes una actitud acusadora. Por ejemplo, puedes decir: «No tengo claro este punto», en lugar de «No te has explicado bien»; o «¿Seremos capaces de cumplir ese calendario?» en lugar de «¿Crees que tus plazos son realistas?». Adopta un enfoque en el que todo el mundo salga ganando. Explica por qué tus ideas no solo te benefician a ti, sino también a tu jefe y a la empresa. Concéntrate en el rendimiento. Por ejemplo, puedes decir: «Si delego la elaboración de estos informes tendré más tiempo para trabajar en la captación de clientes». Muestra una actitud colaborativa. No te limites a «vomitar» un problema a tu jefe y preguntarle qué hacer al respecto. En vez de eso, organiza una reunión para discutir juntos el problema. Es decir, escucha sus ideas y comparte las tuyas. Cuando negocies con tu superior, no concibas esa situación como una discusión sobre algo que quieres conseguir. Al contrario, considéralo una estrategia para hallar una solución que funcione para ambos. No se trata de un toma y daca, sino de trabajar para el beneficio común. Cómo hacer un seguimiento de la relación Cómo hacer un seguimiento de la relación Con independencia de lo buena que sea la relación laboral entre tu jefe y tú, nunca creas que esa relación está garantizada para siempre. Como cualquier otro vínculo significativo entre dos personas, necesita que la cuides y la analices con frecuencia. Estas diez preguntas te ayudarán a valorar los puntos fuertes y débiles de vuestra relación cada cierto tiempo: ¿He asumido la responsabilidad principal de gestionar la relación con mi jefe? ¿Soy consciente de lo que mi jefe espera de mí? ¿Es realista? ¿Es consciente mi jefe de los recursos que necesito para cumplir con esas expectativas? ¿Mi jefe está al corriente del trabajo que he hecho los últimos meses? Si no lo está, ¿cómo puedo remediarlo? ¿Suelo cumplir mis compromisos? Si no es así, ¿cómo puedo corregir esta situación? ¿Cómo es la relación cotidiana con mi jefe? ¿Necesitamos solventar algún problema? ¿Nuestras interacciones (orales y escritas) son fluidas? Si no es así, ¿cómo puedo mejorar nuestra comunicación? ¿Confiamos el uno en el otro? ¿Qué puedo hacer para aumentar su confianza? ¿Apoyo a mi responsable cuando hablo sobre él o ella con mis colegas y al cumplir con las tareas que me encomienda? ¿Qué podría hacer para apoyar a mi superior de una forma más eficaz? Es obvio que las asperezas pueden surgir en cualquier relación; bien, pues suavízalas tan pronto como las detectes. Las evaluaciones periódicas con estas 10 preguntas pueden revelar problemas no tan evidentes, que se agravan cuando no se les presta atención. Es recomendable también que hagas un seguimiento de los avances contando cuántas preguntas plantean algún problema cada vez que analizas la relación. Si ese número aumenta con el tiempo, es posible que haya un conflicto de base en la relación; si disminuye, tal vez la relación se esté fortaleciendo y sea cada vez más productiva. Se trata, en última instancia, de estar alerta, pero sin generar una preocupación excesiva. Ten en cuenta que prestar atención a los signos de retroceso y cortarlos de raíz garantizará el progreso de la relación. Para saber más Libros Harvard Business School Publishing. HBR’s 10 Must Reads on Communication. Boston: Harvard Business Review Press, 2013. Los mejores directivos saben cómo comunicarse de forma persuasiva y clara. No parece una coincidencia, ¿verdad? Si no quieres profundizar demasiado en el tema de la comunicación eficaz, te bastará con leer estos diez artículos, producto de la revisión de cientos de artículos del archivo de la Harvard Business Review, a partir del cual hemos seleccionado los más relevantes y clarificadores. Reconocidos expertos como Deborah Tannen, Jay Conger y Nick Morgan te ofrecen en ellos ideas y consejos para: (1) presentar tus ideas con éxito, (2) conectar con el público, (3) ganar credibilidad, (4) inspirar a los demás para que sigan tus ideas, (5) adaptarte a los estilos de toma de decisiones de las partes interesadas, (6) enmarcar los objetivos en intereses comunes y (7) generar consenso y obtener apoyo. Harvard Business School Publishing. HBR Guide to Managing Up and Across. Boston: Harvard Business Review Press, 2013. ¿Tus relaciones laborales parecen funcionar en tu contra? Para cumplir tus objetivos y avanzar necesitas congregar a un grupo que te siga y apoye tus ideas. Pero ¿cómo hacerlo sin la autoridad necesaria? ¿O si tu jefe se interpone en tu camino? ¿O si tienes que hacer malabares con las necesidades de los demás a expensas de las tuyas? Pues aprendiendo a relacionarte mejor con tus superiores, colegas y subordinados (managing up, managing down, managing across). Tu éxito depende de ello, tanto si acabas de empezar como si eres un líder experimentado. Este libro te ayudará: (1) a formar una red de contactos más productiva, (2) a establecer relaciones que te ayuden a cumplir objetivos, (3) a convencer a los responsables de la toma de decisiones para que defiendan tus iniciativas, (4) a colaborar de una manera más eficaz con tus colegas, (5) a relacionarte con jefes nuevos, exigentes o incompetentes, y (6) a navegar por las procelosas aguas de la política de tu empresa. Useem, Michael. Leading Up: How to Lead Your Boss So You Both Win. Nueva York: Three Rivers Press, 2001. Si tu jefe te controla demasiado, carece de competencias en un ámbito concreto o no posee visión a largo plazo… Tranquilidad, no estás en un callejón sin salida. Siempre puedes aprender a mejorar vuestra relación (managing up). En este libro, el autor expone varios ejemplos para demostrarnos cómo se hace; sin ir más lejos, describe cómo un general del Cuerpo de Marines de EE. UU. concilió las prioridades contradictorias de sus seis jefes. De la misma manera que crear una buena relación con tus superiores aporta muchos beneficios, dejarla de lado puede tener consecuencias nefastas, como descubrieron unos alpinistas durante una peligrosa expedición al Everest. Artículos Bossidy, Larry. «What Your Leader Expects of You». Harvard Business Review, abril de 2007 (product #R0704C). El éxito de un equipo depende en gran medida de las relaciones que el jefe mantiene con sus subordinados. Sin embargo, los manuales sobre liderazgo apenas aportan información acerca de lo que se espera de esas relaciones. En este artículo, Larry Bossidy, expresidente y director general de Honeywell, comparte lo que él llama «el pacto del CEO», detallando los comportamientos que un líder debe buscar en su personal y lo que debe esperar a cambio. Los mejores directivos, dice, saben cuándo una situación requiereque tomen cartas en el asunto, y generan ideas, ponen los beneficios a largo plazo por encima de los objetivos a corto plazo, forman líderes entre su gente, anticipan las consecuencias de los acontecimientos externos que pueden afectar a la empresa, se exponen a nuevas personas e ideas, y aceptan encargos que supongan un reto, para así fomentar su propio desarrollo. A cambio, deben ejercer una dirección clara; dar feedback frecuente, específico y actualizado; demostrar honestidad y franqueza, y ofrecer una compensación equitativa a su equipo. Según Bossidy, los ejecutivos que no cuentan con la suerte de tener un jefe así pueden predicar con el ejemplo y actuar de ese modo con sus propios subordinados. El resultado será una mejora del rendimiento del equipo y de la empresa, así como del desarrollo individual. Field, Anne. «Truth or Consequences: Dealing with a Conflict Averse Boss». Harvard Management Communication Letter, abril de 2005 (product #C0504A). Cuando un jefe no puede expresar los problemas de forma directa, el rendimiento de su equipo se resiente. La gente no suele recibir evaluaciones de rendimiento específicas y, por lo tanto, su orientación sobre el desarrollo de sus puntos fuertes o la superación de sus debilidades es imprecisa. En consecuencia, les resulta difícil obtener los recursos necesarios para acabar un proyecto, porque su jefe se niega a dar la cara por ellos. Y su productividad disminuye porque tienen que dedicar una cantidad desmesurada de tiempo y esfuerzo a averiguar lo que su superior piensa sobre ellos. Gracias a este artículo aprenderás algunas estrategias de cara a propiciar las conversaciones necesarias sin que tu superior se agobie. Gabarro, John J. y Kotter, John P. «Managing Your Boss». Harvard Business Review, enero de 2005 (product #R0501J). En este artículo clásico de la HBR, publicado por primera vez en 1980, los autores explican que la relación jefe-directivo se basa en la dependencia mutua. Los jefes necesitan la cooperación, la fiabilidad y la honestidad de sus subordinados; estos (el personal directivo), por su parte, dependen de sus jefes para establecer conexiones con el resto de la empresa, fijar prioridades y obtener recursos clave. Lo lógico, pues, es trabajar para que la relación sea lo más fluida posible. Y con el fin de manejar con éxito la relación con tu jefe es necesario que le conozcas bien y también que te conozcas tú, en particular tus fortalezas y debilidades, tu estilo de trabajo y tus necesidades. Cuando seas consciente de lo que facilita y dificulta la comunicación con tu responsable, entonces podrás tomar medidas para mejorar esa relación. Al final se suele hallar una forma de trabajar colaborativa, que incrementa vuestra productividad y eficacia. Harvard Business School Publishing. «Five Questions About Interviewing Your Prospective Supervisor: With Rich Wellins». Harvard Management Update, octubre de 2004 (product #U0401B). La mayoría de los gerentes de recursos humanos se fijan en la personalidad de los candidatos a un puesto, pero pocos trabajadores tienen en cuenta la de su superior, y mucha gente descubre más tarde que no encaja con esa persona. Wellins describe cómo plantear conversaciones honestas con tus posibles superiores y cómo obtener una imagen clara de sus personalidades. Este proceso es igual de relevante para considerar un traslado interno como para una entrevista en una nueva empresa. Harvard Business School Publishing. «Narcissistic Leaders». Harvard Management Communication Letter, junio de 2000 (product #C0006E) Como señaló Michael Maccoby, muchas empresas están descubriendo ahora que «en esta era de la innovación, no hay nadie que sustituya a los líderes narcisistas». Maccoby se refería a esos visionarios egoístas que tan a menudo dirigen las empresas. Aprender a comunicarse con este tipo de jefes es nada menos que una habilidad de gestión estratégica. Este artículo ofrece algunas pautas para tratar con ese «narcisista furioso» que trabaja a tu lado. Kanter, Rosabeth Moss. «The Cure for Horrible Bosses». Harvard Business Review, octubre de 2011 (product #F1110E). En su columna de la HBR, Kanter sostiene que la mejor manera de contrarrestar los efectos de un jefe horrible es crear una sólida red de colegas en el trabajo. Sasser, W. Earl, Pfeffer, Jeffrey y Falcone, Paul. «Challenge the Boss or Stand Down?». Harvard Business Review, mayo de 2011 (product #R1105M). En este caso práctico ficticio, Tom Green, un joven y agresivo ejecutivo de ventas, ha sido ascendido a especialista en marketing por el vicepresidente de su departamento. Este le ha advertido que tendrá que aprender rápido y trabajar bien con su nuevo jefe, Frank Davis. Pero Tom no encaja con Frank y acaba desafiándolo en medio de una concurrida reunión. Frank empieza a documentar los defectos de Tom, y el vicepresidente del departamento se pone de su parte. Acorralado, Tom debe considerar con mucho cuidado su próximo movimiento. W. Earl Sasser, profesor de la Harvard Business School, presenta el caso, mientras que Jeffrey Pfeffer, de la Universidad de Stanford, y Paul Falcone, de Time Warner Cable, ofrecen su punto de vista como expertos. Podcast HBR.org Meister, Jeanne. «Manage Up and Across with Your Mentor». 31 de enero de 2013. Jeanne Meister, coautora de The 2020 Workplace: How Innovative Companies Attract, Develop, and Keep Tomorrow’s Employees Today y socia de Future Workplace, que ayuda a las organizaciones a redefinir sus estrategias de aprendizaje empresarial y de gestión del talento, explica cómo tu mentor puede ayudarte a organizar los ascensos y las transiciones. Este podcast presenta distintas estrategias para que tu mentor te ayude a trabajar mejor: desde compartir conocimientos institucionales hasta darte recomendaciones para entender lo que sucede en la dirección de una empresa. Fuentes Fuentes principales Harvard Business School Publishing. Harvard Manage-Mentor. Boston: Harvard Business Publishing, 2002. Harvard Business School Publishing. Pocket Mentor: Managing Up. Boston: Harvard Business School Press, 2008. Otras fuentes consultadas Silverman, David; Scott, Gini Graham; Gilbreath, Brad y Sontag, Lauren. «Surviving the Boss from Hell». Harvard Business Review, septiembre de 2009 (product #R0909B). Simpson, Liz. «Why Managing Up Matters». Harvard Management Update, agosto de 2002 (product #U0208A). Serie Inteligencia Emocional Harvard Business Review Esta colección ofrece una serie de textos cuidadosamente seleccionados sobre los aspectos humanos de la vida laboral y profesional. Mediante investigaciones contrastadas, cada libro muestra cómo las emociones influyen en nuestra vida laboral y proporciona consejos prácticos para gestionar equipos humanos y situaciones conflictivas. Estas lecturas, estimulantes y prácticas, ayudan a conseguir el bienestar emocional en el trabajo. Con la garantía de Harvard Business Review Participan investigadores de la talla de Daniel Goleman, Annie McKee y Dan Gilbert, entre otros Disponibles también en formato e-book Solicita más información en revertemanagement@reverte.com www.reverte.com http://www.reverte.com/contacto/formulario-contacto http://www.reverte.com/ Guías Harvard Business Review En las Guías HBR encontrarás una gran cantidad de consejos prácticos y sencillos de expertos en la materia, además de ejemplos para que te sea muy fácil ponerlos en práctica. Estas guías realizadas por el sello editorial más fiable del mundo de los negocios, te ofrecen una solución inteligente para enfrentarte a los desafíos laborales más importantes. Monografías Michael D Watkins es profesor de Liderazgo y Cambio Organizacional. En los últimos 20 años ha acompañado a líderes de organizaciones en su transición a nuevos cargos. Su libro, Los primeros 90 días, con más de 1.500.000 de ejemplares vendidos en todo el mundo y traducido a 27 idiomas, se ha convertido en la publicación de referencia para los profesionales en procesos de transición y cambio.Las empresas del siglo XXI necesitan un nuevo tipo de líder para enfrentarse a los enormes desafíos que presenta el mundo actual, cada vez más complejo y cambiante. Este libro presenta una estrategia progresiva que todo aquel con alto potencial necesita para maximizar su talento en cualquier empresa. Publicado por primera vez en 1987 El desafio de liderazgo es el manual de referencia para un liderazgo eficaz, basado en la investigación y escrito por Kouzes y Posner, las principales autoridades en este campo. Esta sexta edición se presenta del todo actualizada y con incorporación de nuevos contenidos. ¿Por qué algunas personas son más exitosas que otras? El 95 % de todo lo que piensas, sientes, haces y logras es resultado del hábito. Simplificando y organizando las ideas, Brian Tracy ha escrito magistralmente un libro de obligada lectura sobre hábitos que asegura completamente el éxito personal. Crear un equipo y un entorno donde la gente pueda desarrollar bien su trabajo es el mayor reto de un líder, a quien también se le exige que mejore el rendimiento de su equipo a través de un liderazgo innovador. La Mente del Líder ofrece importantes reflexiones y puntos de vista que nos muestran el camino a seguir para que todo esto suceda. Enfrentar el cambio radical que provocará la IA puede resultar paralizante. Máquinas predictivas muestra cómo las herramientas básicas de la economía nos dan nuevas pistas sobre lo que supondrá la revolución de la IA, ofreciendo una base para la acción de los directores generales, gerentes, políticos, inversores y empresarios Nuestra atención nunca ha estado tan sobrecargada como lo está en la actualidad. Nuestros cerebros se esfuerzan para realizar múltiples tareas a la vez, mientras ocupamos cada momento de nuestras vidas hasta el límite con distracciones sin sentido. Hyperfocus es una guía práctica para manejar tu atención: el recurso más poderoso que tienes para hacer las cosas, ser más creativo y vivir una vida con sentido. Make Time es un manifiesto encantador, una guía amigable que nos ayudará a encontrar la concentración y la energía en nuestro día a día. Se trata de dedicar tiempo a lo realmente importante fomentando nuevos hábitos y replanteando los valores adquiridos fruto de la actividad frenética y de la distracción. La obra de Aaron Dignan es una lectura obligada para todos aquellos interesados por las nuevas formas de trabajo. Un libro del todo transgresor que nos explica exactamente cómo reinventar nuestra forma de trabajar, dejando atrás los clásicos sistemas jerárquicos verticales, y potenciando la autonomía, la confianza y la transparencia. Una alternativa totalmente revolucionaria que ya está siendo utilizada por las startups más exitosas del mundo. Solicita más información en revertemanagement@reverte.com www.reverte.com mailto:revertemanagement@reverte.com https://www.reverte.com Cover Page Cómo gestionar la relación con tu superior Serie Management Portada Créditos Introducción Contenido Qué significa saber gestionar la relación con tu superior Qué supone gestionar la relación con tu superior ¿Por qué es útil saber gestionar la relación con tu superior? Conoce a tu superior (y conócete a ti) Roles Fortalezas y debilidades Estilos de trabajo Motivaciones Fija expectativas Descubre lo que tu jefe espera de ti Marca tus propias expectativas Descubre tus límites La comunicación con tu superior Cómo escuchar y observar de forma adecuada Cómo presentar los problemas y las oportunidades Cómo mostrarte en desacuerdo con tu superior Cómo negociar con tu superior Reafirmar tu credibilidad Identifica las prioridades Comunicar de forma estratégica Cómo hacer un seguimiento de la relación Para saber más Fuentes Serie Inteligencia Emocional Guías Harvard Business Review Monografías Contraportada
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