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ETICADEONTOLIGIA RESUMEN PROPIO

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MÓDULO 1
ANÁLISIS GENEALÓGICO E HISTÓRICO DEL DISCURSO ÉTICO. 
En primer lugar consideramos importante comenzar nuestro estudio acerca de la
Ética preguntándonos por su genealogía (de donde viene).
Para los griegos la Ética consistía fundamentalmente en la búsqueda de la
vida buena o la felicidad.
Para los modernos, y de acuerdo con los postulados de Immanuel Kant, la
Ética se ocupaba de todo aquello vinculado con nuestros deberes u
obligaciones, independientemente de la felicidad o placer.
Para la filosofía anglosajona contemporánea, el campo de la Ética se reduce
al estudio del lenguaje moral.
¿SON LO MISMO ÉTICA Y MORAL? ¿CUÁLES SON SUS DIFERENCIAS?
Aunque ambas comparten una etimología común y solemos utilizar ambos términos
como sinónimos, en el plano de la Filosofía debemos diferenciarlos. 
Maliandi utiliza el término Ética para referirse a la “tematización sobre el ethos”,
mientras que con el termino Moral se refiere a lo tematizado (el ethos en sí
mismo).
¿QUÉ ES EL ETHOS?
Maliandi, “usa la palabra ‘ethos’ para aludir al conjunto de actitudes,
convicciones, creencias morales y formas de conducta, sea de una persona
individual o de un grupo social”. 
Para Maliandi el ethos es un fenómeno ineludible de la vida humana y que forma
parte de la llamada “facticidad normativa”. 
FACTICIDAD NORMATIVA
Desde que nacemos hasta que morimos nuestra vida está sometida a innumerables
normas de distinto tipo. A diferencia de los animales, que sólo pueden obedecer a
sus instintos, los seres humanos tenemos voluntad y libertad, podemos hacer, como
sostiene Bauman (2007), las cosas de otro modo, y en este sentido somos
productores de cultura.
Los elementos del ETHOS son la NORMAS y los VALORES: 
Las NORMAS son “reglas y expectativas sociales a partir de las cuales
una sociedad regula la conducta de sus miembros” 
Los VALORES son los “modelos culturalmente definidos con los que las
personas evalúan lo deseable y que sirven de guía para la vida en sociedad”.
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La FACTICIDAD NORMATIVA, esta expresada en normas y valores, es un hecho
fácil de verificar en nuestra vida diaria, como así también lo es en sus diversas
maneras de juzgar una misma conducta como buena o mala, correcta o incorrecta,
dependiendo del contexto social y cultural de que se trate. Así, por ejemplo, en la
antigüedad se consideraba a un eructo una buena costumbre, un símbolo de
satisfacción frente a los alimentos consumidos, mientras que hoy esa costumbre
está prácticamente erradicada y mal vista en ciertos círculos sociales. Lo mismo
ocurre con ciertas prácticas sexuales vigentes durante la Edad Media, como los
cinturones de castidad o el derecho de pernada del señor; estos ejemplos citados
nos sirven para demostrar cómo las normas sociales y los valores que las sustentan
pueden ir variando de una sociedad a otra y de un momento histórico a otro. 
De la pluralidad fáctica del ethos surgen la duda y la reflexión, sostiene Maliandi
(2009). Cuando se advierte que no todos opinan unánimemente sobre lo que se
“debe hacer”, surge la duda, la pregunta básica acerca de ¿qué se debe hacer?, y
–en caso de que se obtenga para ello alguna respuesta- la de ¿por qué se lo debe
hacer? Con este tipo de preguntas se inicia lo que llamamos ética filosófica, que
representa la continuación sistemática de la tematización espontánea, que procura
explicitar (“reconstruir”) los principios que rigen la vida moral, es decir, se intenta
fundamentar las normas.
Acerca de las diferencias entre el DISCURSO ÉTICO y el DISCURSO MORAL,
podríamos decir que: 
la MORAL nos brinda una respuesta a la pregunta ¿qué debo hacer? Sobre
la base de las costumbres, normas y valores vigentes en una sociedad en un
momento determinado de su historia 
la ÉTICA reflexiona acerca de los fundamentos de la Moral, es decir, procura
dar respuesta a la pregunta ¿por qué debo obedecer?
En el esfuerzo reflexivo de la Ética por fundamentar las normas y valores morales; el
discurso ético busca no sólo afirmar, consolidar, sostener y legitimar nuestros
principios morales, sino también cuestionar, develar y esclarecer tales
principios. Es por ello que la reflexión ética es inseparable de la crítica. 
Los autores Guariglia y Vidiella (2011) distinguen las fronteras entre la Ética y la
Moral apelando a la diferenciación conceptual entre MORAL POSITIVA,
MORALIDAD Y MORAL CRÍTICA.
Entienden por MORAL POSITIVA al conjunto de preceptos y reglas de
conducta que afectan a un grupo humano determinado.
Entienden por MORALIDAD a nuestra capacidad para juzgar acerca de la
adecuación o no de una acción determinada a la concepción moral del grupo. 
La MORAL CRÍTICA comprenden el conjunto de principios y normas
universalmente válidos a partir del cual juzgamos dichas conductas. Es decir
que la moral crítica, a diferencia de la moral positiva, sería aquella que apela
a ciertos criterios objetivos y universalmente válidos y que exceden los
marcos restrictivos de las distintas morales positivas.
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Aranguren (1994) distingue entre MORAL VIVIDA Y MORAL PENSADA. 
MORAL VIVIDA es lo que hasta aquí hemos llamado moral a secas o moral
positiva.-
MORAL PENSADA sería equivalente a la Ética como reflexión acerca de lo
moral.
Veamos la diferencias con un ejemplo. En septiembre de 2013 la noticia de una
niña yemení de 8 años que habría muerto en su noche de bodas causó un gran
revuelo internacional y puso en cuestionamiento la validez de esta costumbre
y sus fundamentos. La noticia fue desmentida luego por las autoridades de Yemen,
según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se calcula que cada día se casan
39.000 niñas menores de 18 años. 
Esto abre el interrogante desde el punto de vista ético acerca de la moralidad de
este tipo de práctica; sobre todo si tomamos como criterio, por ejemplo, los derechos
universales de los niños y niñas, y no los fundamentos culturales y religiosos de
Yemen que sustentan sus prácticas. Dicho en otros términos:
Desde el punto de vista de la moral positiva, se trata de una práctica
correcta, ligada a costumbres ancestrales y con fundamento religioso.
desde el punto de vista ético, en cambio, podemos cuestionar la validez de
estos fundamentos teniendo en cuenta los derechos universales de niños y
niñas.
LA ÉTICA es aquella disciplina filosófica “que trata de reflexionar sobre nosotros
mismos, es decir, mirarnos a nosotros mismos, nuestras prácticas y costumbres más
arraigadas con una actitud crítica. 
Cuando nos preguntamos sobre algo, desde el punto de vista de la Ética,
deberemos pasar del nivel prereflexivo del ethos al nivel reflexivo. 
 En el NIVEL PREREFLEXIVO, nos dice Maliandi (2009), “nos encontramos
con la normatividad pura, no cuestionada aún, la conducta ajustada a
determinadas normas, simplemente y las maneras de juzgar tal conducta,
especialmente cuando ésta se aparta de aquellas normas”. 
 En el NIVEL REFLEXIVO, nos encontramos con el esfuerzo racional y
sistemático por esclarecer qué es el ethos y explicitar cuáles son sus
fundamentos. Maliandi (2009) afirma que la Ética es la encargada de realizar
una reconstrucción normativa, ya que se trata del esfuerzo sistemático por
explicitar un saber pre-teórico o pre-filosófico que toda persona ya posee por
el simple hecho de constituirse como un ser racional.
LA ÉTICA parte de un tipo de saber pre-reflexivo, el saber moral, y como éste ya
es parte del ethos, la Ética con su tematización reconstruye al ethos.
Los seres racionales, conocemos de manera intuitiva cómo debemos comportarnos
en sociedad: ¿qué sentido tiene la Ética? ¿Vale la pena este esfuerzo reflexivo?
Maliandi apelando a Kant responde que SI, dado que “el saber ingenuo del deber
puede ser víctima por parte de las naturales inclinaciones”.
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LA RAZÓN no sólo cumple una función teórica, que es el conocer el mundo de los
fenómenos, sino también práctica, ya quenos ayuda a determinar cómo nos
debemos comportar en sociedad. Es por ello que el ámbito propio de la Ética es el
de la “filosofía práctica”.
¿En qué sentido la Ética es normativa y práctica a la vez?
La ÉTICA NORMATIVA es “la búsqueda de los fundamentos de las normas y
valoraciones” y corresponde al segundo nivel de reflexión ética, luego de la reflexión
moral (que es pre-filosófica). La Ética es normativa sólo de un modo indirecto, ya
que ella misma no prescribe las normas morales sino sólo reflexiona acerca de ellas.
Dicho en términos de Hartmann (citado por Maliandi, 2009) “la Ética no establece
los principios éticos, sino que ayuda a descubrirlos”.
En el siglo IV a. C. Aristóteles ubicaba a la Ética entre las ciencias prácticas junto
a la Economía y la Ciencia Política, diferenciándolas de las ciencias teóricas, entre
ellas la Metafísica, la Física y la Matemática.
Las ciencias prácticas son aquellas que:
Se preocupan por el hombre, en su capacidad de autoconocimiento o como
fuente de acción;
Su método es el dialéctico (parte de premisas que forman parte de la opinión
común de los hombres acerca de la acción y busca mejorarla por medio de la
argumentación); y
Su propósito es mejorar la acción o praxis (practica u oposición a lo teorico).
Las ciencias teóricas son aquellas que:
Tienen como objeto las cosas que no cambian o cuyo principio de cambio se
encuentra en ellas mismas;
Su método es el análisis de los principios o causas de estas cosas; y
Su propósito es el conocimiento demostrativo o teórico.- 
Podríamos concluir que la Ética tiene tres funciones primordiales:
1. Aclarar qué es el ethos, indagando acerca de su estructura general, es decir,
aquello que es común a los distintos tipos de ethos.
2. Fundamentar las normas mediante argumentos racionales.
3. Aplicar “a los distintos ámbitos de la vida social los resultados de las dos
primeras”
A estas tres funciones también podríamos agregar una cuarta: 
4. “aclarar lo mejor posible el sentido y el uso del lenguaje moral” Maliandi,
sostiene que dicha función le corresponde a la Metaética.
En su intento por aclarar qué es el ethos, Maliandi identifica dos dicotomías: 
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1. Las INTRAÉTICAS: la “dicotomía deontoaxiológica (horizontal)” y la
“dicotomía axiológica (vertical)” 
2. Las EXTRAÉTICA: la “dicotomía ontodeóntica”
La DIMENSIÓN DEONTOAXIOLÓGICA comprende las normas y valores y busca
dar respuestas a dos preguntas esenciales para la Ética “¿qué debemos hacer? y
¿qué es lo valioso en sí mismo?”. Las normas y los valores son dos de los
componentes esenciales del ethos y es tarea de la Ética fundamentar esas normas y
valores. A su vez, éstos también han dado lugar a dos corrientes teóricas: 
1. La Deontología (o Ética del deber) de Kant 
2. La ética material de los valores , representada por autores como Hartmann y
Scheler.
La DIMENSIÓN AXIOLÓGICA tiene como característica distintiva que separa lo
mejor de lo peor (jerarquía) y lo positivo de lo negativo (polaridad axiológica). La ley
por la cual a todo valor positivo se le opone un valor negativo (disvalor). 
La ONTODEÓNTICA da cuenta de la bipolaridad entre lo ético y lo extráetico. De
esta dimensión destacaremos la oposición entre el carácter normativo, prescriptivo y
evaluativo del discurso ético, frente al carácter descriptivo o neutral del discurso de
la ciencia.
Guariglia y Vidiella (2011), sostienen que desde un punto de vista lingüístico, la
Ética, se ocupa primordialmente de proposiciones descriptivas, prescriptivas y
evaluativas o valorativas. 
 las proposiciones descriptivas, expresan propiedades universales y pueden
ser comprobadas empíricamente. 
 las proposiciones prescriptivas, no describen un objeto o acción, sino que
determina el modo a seguir. Es decir, “imponen que se realice o que se deje
de realizar la acción que se enuncia”.
 las proposiciones evaluativas o valorativas expresan valoraciones o
evaluaciones y “reflejan siempre la valoración o punto de vista del hablante
con respecto a un estándar de valores”.
LA REFLEXIÓN ÉTICA. EL SENTIDO DE SUS NIVELES
Si seguimos a Maliandi (2009), podemos identificar cuatro niveles de reflexión ética
que se diferencian entre sí por el tipo de pregunta que intentan responder:
En el Nivel 1 encontramos la REFLEXIÓN MORAL que responde a la
pregunta “¿Qué debo hacer?”
El Nivel 2 es el de la ÉTICA NORMATIVA que responde a las preguntas
“¿Por qué debo obedecer?” o “¿cuál es el fundamento de la moral?”
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En el Nivel 3 encontramos la METAÉTICA que responde a preguntas del tipo
“¿Está bien planteada la pregunta anterior?, o bien: “¿Qué carácter tiene
una expresión lingüística como ´debo hacer X´?” 
E el Nivel 4 encontramos la ÉTICA DESCRIPTIVA, la cual responde a
preguntas como “¿cree A que debe hacer X?
Los niveles para Maliandi (2009) no tiene que ver con una relación jerárquica entre
ellos, sino más bien que sus diferencias están relacionadas con el grado de
normatividad presente en cada uno de ellos.
NIVEL 1: LA REFLEXIÓN MORAL
En el primer nivel, nos encontramos con la normatividad pura, aún no cuestionada
por la razón. Es lo que Maliandi llama el “ethos prereflexivo”, el cual trata sobre el
conjunto aún no tematizado de creencias, normas o valores morales.
La reflexión moral, nos dice Maliandi (2009), es propia del moralista, es decir, de
aquel que pretende persuadirnos acerca de lo que debemos hacer o dejar de hacer.
Según dicho autor no debemos confundir moralina con reflexión moral, ya que
esta última supone un esfuerzo, aunque espontáneo y asistemático, por reflexionar
sobre el ethos. 
NIVEL 2: LA ÉTICA NORMATIVA
En este segundo nivel, abandonamos el ethos prereflexivo y pasamos de la
reflexión moral al esfuerzo sistemático y metódico por fundamentar o criticar las
normas y valores morales.
La É tica normativa supone un esfuerzo por tematizar el ethos, mediante
explicitaciones, problematizaciones, investigaciones, teorizaciones, ordenaciones o
sistematizaciones, meditaciones y discusiones. 
Cuando indagamos acerca de los fundamentos de nuestros principios morales o nos
cuestionamos acerca de la validez de ciertas prácticas, costumbres o valores como,
por ejemplo, las bodas por conveniencia, el matrimonio heterosexual o ciertas
prácticas sexuales medievales, hemos avanzado desde el nivel prereflexivo del
ethos y la mera reflexión moral al nivel de la Ética normativa. 
Los criterios de la Ética normativa, para valorar como correcta o incorrecta una
conducta o práctica, no son los criterios restrictivos de las morales positivas,
circunscriptas a un determinado grupo social, profesional, étnico o religioso, sino que
apelamos a ciertos principios y normas universalmente válidos.
NIVEL 3: METAÉTICA
El ethos posee también una dimensión semiótica o lingüística. Cuando hablamos
de la semiosis del ethos estamos haciendo referencia al lenguaje específico en el
cual se expresan las normas y los valores. Es por ello que para reflexionar sobre
ese lenguaje debemos utilizar un metalenguaje. Para Brandt, las funciones de la
Metaética son dos:
1. “establecer el método correcto para fundamentar los enunciados ético-
normativos”.
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2. “establecer el significado de los términos y enunciados éticos”.
La Metaética guarda una íntima relación con los otros dos niveles de reflexión, en
tanto intenta establecer los criterios para juzgar la validez de los enunciados
morales y de los ético-normativos. Pero también se diferencia o se distancia de
ambos en la medida en que se trata de un tipo de saber exógeno al ethos y que
pretende una neutralidad valorativa de la cual los otros dos niveles carecen.
Si comparamos el nivel de la reflexión moral con la Metaética, las principales
diferencias que aparecen entre ellas son que la reflexión ética es netamente
normativa, es decir, examina las propias creencias morales desde adentro del
ethosy es un tipo de reflexión espontánea o asistemática (y por tanto,
prefilosófica), mientras que la Metaética, en cambio, es un tipo de reflexión
filosófica que examina estrictamente el lenguaje moral desde fuera del ethos
y posee una pretensión de neutralidad valorativa del cual la reflexión moral
carece.
NIVEL 4: ÉTICA DESCRIPTIVA
La reflexión ético-descriptiva es propia de disciplinas como la Antropología, la
Sociología y la Psicología. La finalidad de este nivel de reflexión no es orientar
nuestro recto obrar, ni discutir acerca de los fundamentos de nuestras normas y
valores, sino simplemente describir aquello que se observa, en lo que la gente
cree o deja de creer, pero no se emiten juicios sobre esas creencias ni se
exponen las creencias propias del investigador.
La Ética descriptiva describe las creencias de un individuo o grupo social sin
participar en ella, es decir, desde afuera, posicionándose como un
observador neutral. Su intención no es dirigir la acción ni resolver dilemas
morales situacionales, sino simplemente ofrece una descripción científica lo
más certera posible acerca de las creencias de ese individuo o grupo social.
LA AUTONOMÍA COMO UN PROBLEMA DE REFLEXIÓN ÉTICA
Es muy importante para la reflexión ética la cuestión de la voluntad autónoma del
hombre. La Ética no tendría ningún sentido si los hombres no fuéramos libres para
decidir qué hacer y qué no hacer y si no fuéramos autónomos, es decir, autores de
nuestras propias normas.
Inmanuel Kant, filósofo del siglo XVIII considerado por muchos “el padre de la ética
moderna”. Sostuvo que la persona humana como ser racional no está sometida a la
ley de la causalidad que rige al mundo de los fenómenos, “sino que puede
determinarse a actuar según una ley que emana de su propia razón, dicho en otros
términos, la persona posee una voluntad autónoma. La autonomía de la
voluntad constituye, según Kant, el principio supremo de la moralidad”.
De acuerdo con el autor, la razón no sólo quiere saber qué son las cosas, sino cómo
deberíamos comportarnos. Si todos nos dejáramos guiar por la razón no haría falta
ningún principio exterior a nosotros mismos que nos dijera cuál debería ser nuestra
pauta de acción.
Para Kant, la razón ordena nuestras inclinaciones y motivaciones según un ´a priori´
que es el deber. La ley moral es la ley del deber por el deber mismo. El deber es
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incondicionado (imperativo categórico) y formal, porque prescribe la forma, pero no
el contenido particular de la acción. En otros términos, el valor moral de una acción
no depende de sus resultados, sino que deriva de un principio incondicionado,
oriundo de la razón que se impone a la voluntad con fuerza de ley.
La universalidad de la Moral lleva consigo la igualdad de todos los individuos en
tanto que sujetos morales, y la autonomía de cada uno de éstos implica su
dignidad. De allí que un segundo imperativo categórico sea aquel que manda
“considerar siempre al ser humano como un fin y nunca sólo como un medio.
1.3 PRESUPUESTOS EPISTEMOLÓGICOS Y ANTROPOLÓGICOS DEL
DISCURSO ÉTICO: SOBRE LOS MÉTODOS FILOSÓFICOS IMPLICADOS
EN LA REFLEXIÓN ÉTICA
Kant planteaba ya en el siglo XVIII que la humanidad se ha formulado tres preguntas
fundamentales a las que intentó responder por medio de los filósofos:
1. ¿Qué puedo saber y qué no? A esta pregunta trata de contestar la
Epistemología, que es la disciplina encargada del estudio de las condiciones
de posibilidad del conocimiento y de su proceso en sí;
2. ¿Qué me es permitido hacer y qué no? A esta pregunta pretende contestar
la Ética como reflexión acerca del actuar humano.
3. ¿Qué me cabe esperar y qué no? A esta pregunta respondería la
metafísica.
LOS PRESUPUESTOS EPISTEMOLÓGICOS Y ANTROPOLÓGICOS
La relación entre el ser y el conocimiento es una “relación opaca”, ya que nuestro
conocimiento acerca de nosotros mismos es un conocimiento indirecto, al que sólo
podemos acceder por medio de los símbolos y demás objetos culturales sobre los
que nos proyectamos, como en un espejo.
La respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ética? estará condicionada por la manera en
que respondamos, a su vez, a las preguntas: ¿Puede el hombre conocerse a sí
mismo? ¿existe realmente el conocimiento moral?
Respecto de la pregunta ¿Qué es la Ética?, encontramos en el campo de la Filosofía
dos posturas extremas: 
1. por un lado, aquella que afirma el conocimiento directo del ser humano sobre
sí mismo, expresada por Descartes en su famosa frase “Pienso, luego existo
(cogito, ergo sum)”. 
2. Y, por el otro, encontramos aquella que niega absolutamente tal posibilidad
de conocimiento como en el caso de Nietszche, quien relativiza todo
conocimiento objetivo a los intereses del sujeto que conoce y su voluntad de
poder. “Para Nietzsche, el conocimiento sería la manifestación de los
intereses de la vida, de modo que lo único que importa en cada caso es cómo
se manifiestan esos intereses de la vida o de la voluntad del poder”
En el caso del conocimiento moral, podemos identificar también dos grandes
grupos de teorías, que vamos a denominar, siguiendo a Guariglia y Vidiella (2011), 
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1. EL COGNITIVISMO MORAL: sería aquel que concibe el ámbito moral como
un ámbito más del conocimiento humano, cuyos enunciados pueden ser
verdaderos o falsos
2. EL NO COGNITIVISMO: afirma que no hay conocimiento moral posible y su
fundamentación puede seguir dos líneas: 
una METODOLÓGICA en la que podemos distinguir entre el no
cognitivismo empirista y semántico
otra PSICOLÓGICA.
David Hume es el principal exponente de la postura NO COGNOTIVISTA
EMPIRISTA. Quien dice que nuestras distinciones morales (sobre lo bueno y lo
malo, lo correcto y lo incorrecto) no derivan de la razón, sino de nuestros
sentimientos y pasiones. Esta postura suele denominarse también como
emotivismo , sostiene que la moralidad de nuestros actos no tiene que ver con un
juicio intelectual acerca de los mismos, sino con los sentimientos de aprobación o
desaprobación que ciertos actos despiertan en nosotros. 
La postura NO COGNITIVISTA SEMÁNTICA , representada por los seguidores del
Círculo de Viena, como Carnap y Wittgenstein. Sostiene que los únicos términos del
lenguaje con sentido son los términos descriptivos, propios del lenguaje de la
ciencia, ya que sólo de ellos podemos afirmar su verdad o falsedad, en tanto
términos referidos a hechos empíricamente comprobables en el mundo. 
Wittgenstein sostiene que, dado que los valores no están en el mundo, no es
posible hablar de ellos, sino sólo tener una experiencia “mística”. Dicho en otros
términos, la belleza y la bondad no son hechos empíricos que se puedan ver o tocar
por sí mismos, es decir, exceden los límites del lenguaje.
Un representante contemporáneo de la corriente semántica es el Ch. Stevenson que
distingue dos clases de significados: el descriptivo y el emotivo”. 
El significado descriptivo es la representación que un enunciado produce
en el oyente o lector, como, por ejemplo, cuando se dice ´esto es un árbol´. 
El significado emotivo provoca en el oyente o lector un estado de ánimo
que lo induce a realizar o dejar de realizar una determinada acción. Por
ejemplo, cuando se afirma ´fumar es malo´.
La CORRIENTE NO COGNITIVISMO PSICOLÓGICO Se refiere a cierta
interpretación de la ética aristótelica, según la cual la moral no es totalmente ajena a
la razón, pero destaca su aspecto pedagógico antes que intelectual. De acuerdo con
esta interpretación, la virtud moral no puede ser considerada simplemente una de las
tantas formas de conocimiento. En otros términos, el conocimiento de qué es la
justicia no nos convierte inmediatamente en justos, sostiene Aristóteles, sino que
para ello es preciso, además, forjar nuestro carácter, es decir, educar nuestraspasiones por medio de las costumbres vigentes o ethos. 
En síntesis, si bien Aristoteles no niega el aspecto intelectual del conocimiento
moral, destaca que la Ética es un tipo de conocimiento práctico que pretende
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enseñarnos a obrar moralmente. De allí que un aspecto importante de la ética sea
enseñarnos a forjar en nosotros ciertos buenos hábitos que nos acerquen a las
virtudes.
Un representante moderno de esta corriente es el neoaristotélico MacIntyre quien
destaca que la virtud “es una cualidad humana adquirida, cuya posesión y ejercicio
tiende a hacernos capaces de lograr aquellos bienes que son internos a la práctica”.
La fiolosofía moral de MacIntyre es conocida también como comunitarista, destaca
que el bien moral es definido por la comunidad en la práctica. Dicho en otros
términos, sólo puedo responder a las preguntas ¿qué debo hacer? o ¿cómo debo
comportarme? ¿qué es el bien?. De esta manera, el autor opone al yo individual
propio de las teorías racionalistas de la modernidad el yo comunitario, un yo
enraizado en su comunidad.
Entre las posturas que admiten el conocimiento moral, también vamos marcar dos
diferencias fundamentales. 
El cognitivismo absoluto , representado por Platón sostiene que el hombre
puede alcanzar un conocimiento absoluto de la Idea 
El cognitivismo crítico , dentro del cual distinguimos, a su vez, dos grandes
corrientes: 
1. las teorías éticas teleológicas y 
2. las teorías éticas deontológicas. 
Teorias Eticas teleológica podemos encontrar teorías diferentes como. el
eudemonismo, el hedonismo y el utilitarismo.
Aristóteles afirma que todos los seres tienden a un fin; ese fin era la felicidad
o eudemonía.
Epicuro, representantes de la corriente hedonista, afirma también que todas
nuestras acciones tienden a la felicidad, pero entendía por tal la ausencia de
dolor (en el plano físico) y la conservación de un alma tranquila (en el plano
espiritual). Para ello, era necesario eliminar el miedo a los dioses de la polis,
la muerte o la fatalidad por medio de la ataraxia o ausencia de turbación.
Representantes de la filosofía moderna como J. Bentham, J. Mill, J. Stuar Mill
y H. Sidgwick. Hacen referencia al utilitarismo diciendo que es la corrección
de una acción evaluada en función de una utilidad.- 
Teorías éticas deontológicas se diferencian de las anteriores ya que no hacen
énfasis en el fin de la acción moral, sino en el cumplimiento del deber por el deber
mismo. Dicho en otros términos, para las teorías deontológicas si cumpliéramos una
obligación moral sólo como un medio para alcanzar un fin (por ejemplo evitar ser
sancionados socialmente) o por las utilidades que tal acción me reporte (por
ejemplo, prestigio, reconocimiento o valoración social) entonces esa acción no es
moralmente buena, sino simplemente una acción interesada, dado que, de modo
estratégico y deliberado, me comporto de determinada manera para conseguir un
resultado. 
LOS MÉTODOS FILOSÓFICOS IMPLICADOS EN LA REFLEXIÓN ÉTICA
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Así como no hay una única manera de definir qué es la Ética, tampoco existe un
único método filosófico, para llevar a cabo la reflexión ética.
Siguiendo a Maliandi (2009), podemos identificar cinco métodos filosóficos
empleados por la Ética:
1. EL MÉTODO FENOMENOLÓGICO
2. EL MÉTODO ANALÍTICO
3. EL MÉTODO DIALÉCTICO
4. EL MÉTODO TRASCENDENTAL
5. EL MÉTODO HERMENÉUTICO
EL MÉTODO FENOMENOLÓGICO E. Husserl se propone describir los fenómenos
tal como se dan a la conciencia, es decir, libres de todo supuesto, prejuicio o teoría
previa, que pueda condicionar la mirada del observador. De allí la famosa frase que
ha caracterizado a este método “a las cosas mismas”. Dicho en otros términos,
quien opera fenomenológicamente busca despejar el campo de la observación de
todo lo que no es esencial para quedarse con lo esencial, el dato puro. Para ello es
necesario una forma de reducción o lo que Husserl llamó la epojé o abstención de
todo juicio. En términos de Maliandi (2009), “el espectador fenomenológico se
abstiene del juicio, no porque crea que ningún juicio puede ser verdadero, sino
porque se coloca antes de todo juicio, antes de toda toma de posición”.
EL MÉTODO ANALÍTICO podemos definirlo apelando a la segunda regla del
método de Descartes, según la cual el método analítico consiste en “dividir
cada dificultad en tantas partes como fuera conveniente para resolverla”.
El método analítico es indispensable para la Ética normativa, ya que la
tematización del ethos supone descomponer, ordenar y sistematizar cada una
de sus partes complejas.
EL MÉTODO DIALÉCTICO utilizado por autores como Platón, Aristóteles, los
estoicos o los escépticos. La formulación más famosa es la relizada por W.
Hegel, quien lo aplica a la evolución de la idea. Hegel entiende que la realidad
es un puro devenir y que el devenir ocurre por medio de la superación de los
contrarios. Para Hegel toda tesis tiene su contrario que es la antítesis, y de la
confrontación de ambas surgirá necesariamente una síntesis que luego se
convertirá en una nueva tesis para continuar el ciclo sucesivamente. 
Tiempo después, K. Marx, discípulo de Hegel, aplicará este mismo método ya
no a la idea absoluta sino al estudio del mundo material, de allí que su método
sea conocido como materialismo dialéctico. 
EL MÉTODO HERMENÉUTICO puede ser definido como “el arte de interpretar los
textos”. Dilthey contribuyó al desarrollo de este método a través de la distinción entre
las ciencias explicativas y las ciencias comprensivas. Para Dilthey, la comprensión
es el método más adecuado para las ciencias históricas del hombre, en
contraposición con los procedimientos explicativos de las ciencias naturales. 
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Heidegger abandona la concepción herméutica de Dilthey, entendida como el arte
de comprender las conexiones de sentido para proponer una “hermenéutica de la
facticidad”. Heidegger defiende la tesis de que todo gira sobre la hermenéutica de la
existencia. Para el autor toda nuestra existencia aparece dentro de un contexto de
significado, que es relevante para nuestra acción y al cual podemos acceder sin
dificultades.
H. Gadamer máximo representante de la hermenéutica contemporánea- hará
hincapie en la “historicidad del comprender”. Para el autor, la comprensión está
siempre ligada al intérprete y a la particular situación histórica de éste, por lo tanto,
está condicionada por el prejuicio o precomprensión.
Aplicada al estudio del ethos, la hermenéutica implica que no podemos analizar o
describir al ethos como un objeto de la ciencia, sino que debemos comprenderlo
desde su particular horizonte de sentido, esto es “interpretar las pretensiones de
obligatoriedad contenidas en cada ethos particular”.
EL MÉTODO TRASCENDENTAL creado por Kant en el siglo XVIII, no trata de
indagar cuál es el origen de nuestro saber, como ocurría con el empirismo y el
racionalismo clásicos, sino de fundamentarlo, de dar razón de él. Para K. O. Apel, el
método consiste en preguntar acerca de las condiciones de la argumentación moral
y apela a dos criterios o reglas de la fundamentación: 
1. que lo fundamentado no pueda ser negado cometiendo una contradicción
pragmática 
2. que lo fundamentado no pueda ser fundamentado sin que se cometa en ese
intento un “círculo lógico”.
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MÓDULO 2
¿QUÉ ES LA CULTURA?
Siguiendo a Macionis y Plummer, definiremos a la cultura como “el conjunto de
valores, creencias, actitudes y objetos materiales que constituyen el modo de
vida de una sociedad”. En esta conceptualización se distinguen los elementos
tangibles e intangibles de la cultura. 
Un poema, una escultura, una presa hidráulica o un edificio serían elementos
tangibles que constituyen la cultura material de una sociedad. 
Mientras que sus valores, creencias, las ideas, las percepciones del mundo
constituyen la cultura no material.
La Sociología ha creado el término choquecultural para representar la
“incapacidad de interpretar adecuadamente el significado de los símbolos que se
emplean en una sociedad distinta de la nuestra”.
La discusión acerca de la coexistencia de diversas culturas se ha vuelto prioritaria
para la Ética. El problema no es la diversidad cultural en sí, sino los problemas
derivados de la diversidad, tales como la preponderancia de unas culturas sobre
otras (cultura dominante), la asimilación directa, la marginación y la exclusión de
ciertas culturas. En el plano de la Ética estos problemas pueden dar lugar a dos
posiciones contrapuestas: 
por un lado, el fundamentalismo, que sería la pretensión de imposición por
la fuerza de una única cultura. 
y, por el otro, el relativismo moral, que niega la posibilidad de arribar a
unos principios éticos comunes. 
Frente a estas dos posiciones extremas afirmaremos en esta lectura la necesidad
una ética intercultural que sirve como canal de diálogo y encuentro entre las
diversas culturas.
HACIA UNA ÉTICA INTERCULTURAL
Si bien es cierto que las distintas culturas han estado en contacto desde tiempos
antiguos, estos intercambios se hicieron todavía mucho más intensos gracias a los
avances científico-tecnológicos, generando transformaciones de fondo en la vida
cotidiana de la gran mayoría de los habitantes del planeta.
En sólo pocos años las sociedades han quedado interconectadas gracias al avance
de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Con el intercambio cultural entre las distintas sociedades, creció la xenofobia
(miedo al extranjero) y la heterofobia (miedo al diferente). 
13
Bauman señala que “la tolerancia cultural se suele ejercer a la distancia.
Cuando esa distancia se ve amenazada por la afluencia constante de inmigrantes en
sociedades cada vez más multiculturales, el miedo al otro se convierte en un
sentimiento cada vez más extendido y las sociedades comienzan a tomar medidas
que buscan preservar la pureza de su raza y de su propio sistema cultural.
El problema se agrava aún más en los Estados multiétnicos, donde no sólo
conviven distintas culturas, sino también diferentes etnias “que poseen no solo un
sentido racial, sino también distintas cosmovisiones que piden respeto y apoyo para
mantener y transmitir su forma de vida”.
El problema multicultural hace referencia al “conjunto de fenómenos que se derivan
de la difícil convivencia en un mismo espacio social de personas que se identifican
con diversas culturas”.
La ÉTICA INTERCULTURAL es entendida como aquella que nos “invita a un
diálogo entre diversas culturas, de forma que respeten sus diferencias y vayan
dilucidando conjuntamente qué consideran irrenunciable para construir desde
todas ellas una convivencia más justa y feliz” (Cortina).
De acuerdo con esta concepción, el debido respeto a cada cultura no es un principio
incondicional o válido de manera irrestricta, sino que significa, intentar comprender
cada cultura en sí misma y en lo que nos aporta para comprender la cultura propia.
Cortina señala cuatro tareas fundamentales para la ética intercultural:
1. Permitir, dentro de un mismo Estado, la adhesión a identidades
culturales diversas.
2. Rechazar los argumentos discriminatorios.
3. Practicar el respeto activo hacia las identidades elegidas por las personas.
4. Comprender las otras culturas como elemento indispensable para
comprender la cultura propia.
En síntesis, optar por una ética intercultural supone privilegiar una racionalidad
hermenéutica, admitiendo que ni la identidad personal ni la de las culturas se
definen en singularidad, sino más bien en su presencia plural en la relación con
otros.
DE LA TOLERANCIA AL RESPETO ACTIVO: 
APORTES DE LA ÉTICA DEL DISCURSO
De acuerdo con Maliandi (2009), la ética del discurso de Apel es un intento de
mediación entre la filosofía trascendental kantiana y los nuevos recursos de la
semiótica (Ciencia que estudia los diferentes tipos de signos). 
La ética apeliana es una ética en dos niveles.
En el primer nivel, se intenta aportar una fundamentación última por medio de
la reflexión pragmática trascendental, consistente en la explicitación de una
norma básica o meta norma , la cual exige que los conflictos de intereses se
14
resuelvan por medio del intercambio de argumentos, es decir,
discursivamente. 
El segundo nivel es el de los discursos prácticos a los que la norma básica
remite y en los que se procura la fundamentación de normas situacionales
mediante el consenso. 
“La ética de Apel es de ‘dos niveles’, porque comprende, por un lado, el ‘nivel’
de las condiciones normativas de la fundamentación de normas y por otro, el
‘nivel’ de las normas mismas, a las que trata de fundamentar”.
Apel distingue tres grandes paradigmas de la tolerancia de los cuales se deriva, a su
vez, el reconocimiento de los derechos subjetivos a la libertad religiosa, de opinión y
de expresión. 
1. La primera sería el resultado de las luchas por la separación entre la Iglesia y
el Estado, y 
2. las segundas surgen de la oposición al Estado secular.
3. el tercer caso consiste en aquel que exige, además de los otros dos, “el
reconocimiento de la automanifestación libre de las variadas formas de vida
sociocultural que se dan en la sociedad multicultural.
Cortina distingue entre: 
Tolerancia pasiva que sería aquella “predisposición a no inmiscuirse en los
proyectos ajenos por simple comodidad”
Tolerancia activa que sería aquella “predisposición a respetar los proyectos
ajenos que pueden tener un valor aunque no los compartamos”. 
AVATARES DE LA FUNDAMENTACIÓN ÉTICA: 
CONFLICTIVIDAD Y CONVERGENCIA EN TIEMPOS DE INDUSTRIA
CULTURAL
Entre los avatares de la fundamentación ética tendremos: 
1. Las posiciones que niegan la posibilidad de una fundamentación ética,
como es el caso del RELATIVISMO MORAL, EL ESCEPTICISMO Y EL
NIHILISMO; 
2. Las posiciones que admiten la fundamentación etica, las que, a su vez,
clasificaremos, siguiendo a Maliandi (2009), en FUNDAMENTACIONES
METAFÍSICAS Y EMPÍRICAS.
3. Una alternativa crítica a todas ellas, denominada LA ÉTICA CONVERGENTE.
Él RELATIVISMO MORAL , de acuerdo con Maliandi (2009), la principal
característica de esta corriente filosófica es la confusión entre la vigencia fáctica de
las normas morales y su validez. Se cree que las normas morales son válidas, es
decir, que deben respetarse, donde y cuando efectivamente se las respeta. Un
15
ejemplo clásico en este sentido son los sofistas griegos quienes creían que las
normas sociales son meras convenciones humanas y, por lo tanto, sólo son válidas
para el propio grupo social. Protágoras, uno de los más célebres sofistas, lo
expresaba de la siguiente manera: “el hombre es la medida de todas las cosas”. En
síntesis, si bien el relativismo no niega la validez a la cual identifica con la vigencia
fáctica, sí rechaza que sea posible una fundamentación ética sobre la base de un
criterio universal.
Una forma moderna de este relativismo es el subjetivismo, corriente según la cual
la validez de las normas morales depende de las creencias personales del sujeto de
la acción moral, en tanto agente y juez de la misma. 
El ESCEPTICISMO MORAL. El escepticismo niega que podamos afirmar algo como
real, ya que siempre se tiene un equilibrio de razones a favor o en contra de un
determinado argumento y, por lo tanto, debemos suspender todo juicio acerca de si
conocemos realmente algo.
Una forma moderna de escepticismo es la representada por Nietzsche, quien
relativiza todo conocimiento objetivo al tipo de sujeto de conocimiento. Para este
autor existen dos tipos de negadores de la moralidad: 
1. los que niegan que los hombres obren realmente por motivos morales (o sea,
los que ven en la moralidad una forma de engaño) y 
2. los que niegan que los juicios morales se apoyen en verdades (o sea, los queven en tales juicios una forma de error).
Para Maliandi (2009), el escepticismo es insostenible, por un lado, porque de
acuerdo con sus propios argumentos es imposible sostener algo como verdadero,
pero además por las incongruencias que acarrea, ya que, al igual que el relativismo,
no es capaz de distinguir entre los argumentos dogmaticos y autoritarios contra los
cuales el relativismo y el escepticismo se expresan de las propuestas razonadas y
razonables de fundamentación de la Ética.
EL FALIBILISMO MORAL es aquella concepción filosófica que sólo admite una
validez provisoria de la moral. De acuerdo con Maliandi (2009), un primer
antecedente de esta corriente lo encontramos en Descartes quien sostiene que, ante
la ausencia de una evidencia metafísica como fundamento de la moral, debemos
recurrir a fundamentos provisorios y, por lo tanto, falibles.
Un ejemplo moderno de este FALIBILISMO lo encontramos en el RACIONALISMO
CRÍTICO, representado por autores como K. Popper y H. Albert. 
POPPER, sostiene que todo trabajo científico riguroso debe proceder no buscando
evidencias que permitan comprobar nuestras hipótesis sino más bien su refutación o
falsación. Dicho en otros términos, el procedimiento científico no es otra cosa que
una sistematización de nuestra capacidad racional de aprender mediante el ensayo
y el error. Por lo tanto, las verdades a las que arribamos son siempre provisorias, es
decir, son verdaderas hasta que se demuestre lo contrario. 
ALBERT, es uno de los principales críticos de la teoría del discurso de Apel y de los
autores hermenéuticos. Albert sostiene que la fundamentación última de la ética
propuesta por Apel desemboca en un triple callejón sin salida, conocido como el
trilema de Münchhasen: “la necesidad de optar por un regreso infinito, un círculo
16
lógico (petittio principii) o una interrupción arbitraria de la exigencia de
fundamentación al llegar a un determinado punto (dogmatización)”.
Si bien el falibilismo, junto con el relativismo y el escepticismo, tiene a su favor el
hecho de buscar argumentos para acabar con el dogmatismo y el autoritarismo,
tampoco está exento de críticas.
Entre las posiciones que afirman la posibilidad de fundamentación de la ética,
podemos diferenciar entre aquellas que aportan FUNDAMENTOS METAFÍSICOS de
los EMPÍRICOS. 
FUNDAMENTOS METAFÍSICOS encontramos, por un lado, la FUNDAMENTACIÓN
TEOLÓGICA (de theos=Dios y logos=estudio). Este tipo de fundamentación de la
moral era corriente en la filosofía antigua y medieval, y consiste en apelar a la
voluntad divina para fundamentar la obligatoriedad de las normas morales. 
Otro intento de FUNDAMENTACIÓN METAFÍSICA es el realizado por la ÉTICA
MATERIAL DE LOS VALORES, cuyos máximos representantes son M. Scheler y N.
Hartmann, entre otros. Esta teoría que se desarrolló durante el siglo XX fue uno de
los intentos más importantes por superar el formalismo kantiano pero, sin embargo,
fue perdiendo valor por las críticas recibidas a su intento por fundamentar la moral
en el intuicionismo de los valores. 
FUNDAMENTOS EMPÍRICOS aquí encontramos dos corrientes filosóficas
estrechamente vinculadas: EL HEDONISMO Y EL UTILITARISMO. Sin embargo,
también estas teorías fracasan en su intento por fundamentar la moral. Tres de los
argumentos que refutan su validez son:
1. Que los principios éticos no pueden derivarse de la experiencia;
2. Que cualquier intento por fundamentar la ética a partir de recursos extraéticos
incurre en una incoherencia lógica;
3. Que todo intento por fundar el deber moral en la experiencia acaba
refutándolo, ya que es fácil corroborar empíricamente que las acciones
contrarias al deber son las más frecuentes.
Dentro de la CORRIENTE HEDONISTA podríamos diferenciar, a su vez: 
el HEDONISMO EGOÍSTA (esto es, la búsqueda de la felicidad individual) del
 HEDONISMO SOCIAL (basado en el sentimiento moral). 
Ambas concepciones fueron refutadas por Kant (1967) en su Fundamentación de la
metafísica de las costumbres. En el primer caso porque la evidencia empírica
confirma que el bien obrar no suele coincidir con el bienestar individual pero,
además, y fundamentalmente, porque el hedonismo egoísta tergiversa el sentido de
la moralidad, haciendo indiferenciables las razones de la virtud y del vicio. 
Otro intento de fundamentación empírica lo encontramos en la ÉTICA
EVOLUCIONISTA. Esta concepción de la Ética hunde sus raíces en los aportes de
Darwin y Lamarck acerca de la transformación de las especies y el origen no
17
humano del hombre. Su aplicación al campo ético se debe a los trabajos de H.
Spencer (1820-1903) quien sostiene que los conceptos morales evolucionan desde
la preferencia de virtudes guerreras en los Estados primitivos hacia el bienestar
social propio de los Estados industriales. 
El fracaso de los intentos metafísicos y empíricos de fundamentar la Ética conduce a
Maliandi (2009) a elaborar una propuesta superadora denominada ÉTICA
CONVERGENTE que intenta ser una mediación entre la fundamentación ética
pragmático-trascendental propuesta por K-O Apel y la ética material de los valores
propuesta por Hartmann. 
La ética convergente es una ética principista, en el sentido que apela a la
fundamentación ética como “mostración de principios”. La ética convergente
apela a un conjunto de principios denominados por Maliandi como principios
cardinales. Esos principios son: 
 UNIVERSALIDAD-INDIVIDUALIDAD (conflictividad sincrónica) se
corresponden con la dimensión de fundamentación de la razón;
 CONSERVACIÓN-REALIZACIÓN (conflictividad diacrónica). se
corresponden con la dimensión crítica.
De acuerdo con Maliandi (2009), “estos cuatro principios rigen las decisiones y
acciones morales cualificables y se fundamentan por vía de la reflexión pragmático-
trascental”.
El PRINCIPIO DE UNIVERSALIZACIÓN es tomado por Maliandi (2009) de la ética
del discurso en su versión apeliana, mientras que su opuesto, el PRINCIPIO DE 
INDIVIDUALIZACIÓN, es extraído de los aportes realizados por Hartmann en el
marco de la ética materia de los valores. Particularmente de este último, Maliandi
(2009) toma la noción de la inevitabilidad de los conflictos de valores. La
propuesta de una ética convergente es precisamente el intento por buscar criterios
para resolver o minimizar esos conflictos, reconociendo que nunca serán totalmente
erradicables. Los conflictos pueden ser de distinto tipo: los hay políticos,
económicos, sociales, ecológicos, culturales, entre muchos otros.
En el caso de los conflictos éticos, estos suelen presentarse como un
antagonismo entre normas morales, ya sean estas normas situacionales o bien
normas más generales, como los principios éticos.
En este sentido podemos diferenciar dos tipos de estructuras conflictivas:
1. Sincrónica: entre el principio de universalización y la individualización.
2. Diacrónica: entre el principio de conservación y el de realización.
En síntesis, la ética convergente propone una fundamentación ética
apriorística, basada en la metodología pragmático-trascedental de Apel que
consiste en reconocer la exigencia de resolver los conflictos por medio de
discursos prácticos
2.2. PRINCIPALES PROBLEMAS ÉTICOS: 
PROBLEMÁTICA NORMATIVA, METAÉTICA Y APLICADA
18
La complejidad del ethos, determina una gran diversidad de problemas éticos.
Maliandi los clasifica en:
1. PROBLEMAS DE LA ÉTICA NORMATIVA, 
2. PROBLEMAS DE LA METAÉTICA
3. PROBLEMAS DE LA ÉTICA APLICADA.
PROBLEMAS DE LA ÉTICA NORMATIVA
La Ética normativa es aquel nivel de la reflexión ética que se ocupa de la
fundamentación de las normas y valores morales. Procura responder a la pregunta:
¿por qué debo obedecer los preceptos morales? 
La Ética normativa ha intentado resolver el problema de la fundamentación dedos
maneras: 
1. por medio de la FUNDAMENTACIÓN DEONTOLÓGICA o 
2. por medio de la FUNDAMENTACIÓN TELEOLÓGICA.
La FUNDAMENTACIÓN DEONTOLÓGICA es aquella que sostiene que el
fundamento de la moral se encuentra en la mostración de ciertos principios que son
válidos a priori. Por lo tanto, el carácter moral de una acción se encuentra en el
cumplimiento de ciertos principios, independientemente de sus consecuencias. En
otros términos, una acción será moralmente buena siempre que las intenciones del
agente lo sean, con independencia de las consecuencias efectivas que se deriven
del obrar.
La FUNDAMENTACIÓN TELEOLÓGICA O CONSECUENCIALISTA. Según esta
postura, las acciones morales son buenas o malas no porque así lo establezca
ningún principio, sino por sus consecuencias. El ejemplo más claro de una
fundamentación de este tipo lo encontramos en el cálculo moral propuesto por J.
Bentham, según el cual una acción será moral si proporciona la mayor felicidad para
el mayor número de personas. Esta fórmula fue cuestionada por J. S. Mill, para
quien el criterio cuantitativo es insuficiente para determinar los actos morales. Según
Mill, existen también cualidades de placer, es decir, unos placeres que son
preferibles a otros. Esta distinción da lugar a la diferenciación entre: 
 el utilitarismo del acto, que sería el mero cálculo de las posibles
consecuencias de una acción determinada,
 el utilitarismo de la regla, que es aquel que “toma en cuenta las
consecuencias, que, a largo plazo, se derivan del prestigio o desprestigio de
las reglas según las cuales se efectúan las acciones”.
La diferenciación entre deontologismo y consecuencialismo puede formularse
mediante la oposición entre: 
 ÉTICA DE LA CONVICCIÓN es aquella que prescribe o prohíbe
determinadas acciones incondicionadamente como buenas o malas, es decir,
19
sin tener en cuenta las condiciones en que deban realizarse u omitirse ni las
consecuencias de la acción u omisión. 
 ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD, es aquella que manda tener siempre en
cuenta las circunstancias y las consecuencias previsibles de toda acción u
omisión. “Esta responsabilidad incluye la necesidad de resistir el mal con la
fuerza, para evitar que el mal triunfe”. 
Un segundo problema que se le plantea a la ÉTICA NORMATIVA es acerca del
ORIGEN DE LO MORAL, el cual podría formularse mediante las siguientes
preguntas: ¿de dónde salen los principios morales? O ¿dónde residen? Aquí
también las respuestas posibles son dos: EL HETERONOMISMO Y EL
AUTONOMISMO.
El HETERONOMISMO postula que los fundamentos que legitiman una acción
como moral se encuentran necesariamente fuera del sujeto, es decir, son
externos a la voluntad. Un ejemplo de esto lo encontramos en las distintas
éticas religiosas según las cuales el fundamento de la Moral se encuentra en
Dios a través de la revelación y el magisterio.
El AUTONOMISMO, por el contrario, postula que una acción para ser moral
debe tener su origen en la voluntad libre del hombre, no sometida a ninguna
fuerza externa que no sea la ley que ella misma se dicta por medio de la
razón. Dicho en otros términos, para el autonomismo, los principios morales
provienen del propio sujeto de la acción moral. Un claro ejemplo lo
encontramos en la ética kantiana y su defensa de libertad y la dignidad
humana.
Un tercer problema vinculado con la ÉTICA NORMATIVA es el de la
APLICABILIDAD de las normas morales. Suponiendo que las normas morales son
efectivamente aplicables, la Ética normativa debe dar respuesta a las preguntas ¿en
qué extensión lo son? y ¿pueden o no aplicarse siempre? Aquí las respuestas son:
EL CASUISMO Y EL SITUACIONISMO.
1. Para el CASUISMO todas las normas morales, si son válidas, tienen que
aplicarse a todo acto particular. Dicho en otros términos, los principios
morales deberían prever todos los casos posibles. 
2. Para el SITUACIONISMO, en cambio, dado que las situaciones son siempre
distintas, no puede haber normas válidas para todos. En este sentido, las
normas morales sólo pueden proporcionar “una orientación prima face” 
Vinculado al problema de la aplicabilidad de las normas morales, encontramos el
problema de la RIGUROSIDAD es decir, si las normas morales son válidas, ¿esto
significa que deben aplicarse siempre o existen márgenes de flexibilidad? Las
respuestas posibles son también dos.
El RIGORISMO los principios morales deben cumplirse sin excepción y de
manera incondicionada, es decir, cualquiera sea la situación o las
circunstancias de la acción moral. Para esta postura sólo pueden existir
acciones claramente buenas o malas y el deber moral es obrar bien siempre.
20
El LATITUDINARISMO, en cambio, el cumplimiento de las normas morales
es flexible. Hay ciertos casos de incumplimiento que deben ser tolerados. De
acuerdo con Maliandi (2009), existen dos formas de latitudinarismo: 
1. el indiferentismo, según el cual las acciones no sólo pueden ser buenas o
malas, sino también las hay indiferentes; y 
2. el sincretismo, que reconoce que algunas acciones pueden ser a la vez
buenas y malas.
PROBLEMAS DE LA METAÉTICA
La Metaética es aquel nivel de reflexión que se ocupa de analizar la semiosis
(estudios de signos) del ethos, y guarda una íntima relación con los otros dos niveles
(la reflexión moral y la Ética normativa) en tanto intenta establecer los criterios para
juzgar la validez de los enunciados morales y de los ético-normativos.
Para el neopositivismo sólo las proposiciones descriptivas, es decir, aquellas de las
que se puede predicar su verdad o falsedad, tienen sentido, descartando de este
modo las proposiciones metafísicas y éticas.
Podemos dividir las posibles respuestas a este problema en dos grandes grupos:
LAS TEORÍAS COGNITIVISTAS Y LAS TEORÍAS NO COGNITIVISTAS. 
Las TEORÍAS COGNITIVISTAS son aquellas que sostienen la analogía entre las
proposiciones descriptivas y las normativas. Dentro de ellas, encontramos una
diferenciación, siguiendo la clasificación propuesta por Maliandi (2009), entre las
teorías definicionistas y las no definicionistas5.
Las teorías cognitivistas definicionistas son aquellas que, “de manera
expresa o implícita, admiten que términos éticos pueden ser definidos, y que
precisamente esa definibilidad es prueba de que tienen sentido”.
Las teorías no definicionistas encontramos el intuicionismo, según el cual
nuestros juicios morales están basados en propiedades no naturales que
captamos directamente por medio de la intuición. 
Las TEORÍAS NO COGNITIVISTAS, a su vez, encontramos las siguientes corrientes
teóricas: el imperativismo, el emotivismo , el prescriptivismo y el
polifuncionalismo. 
El imperativismo: los juicios morales son imperativos disfrazados. En este
sentido, cuando alguien dice, por ejemplo: “matar es malo”, en realidad está
queriendo significar “no mates”. 
El emotivismo : afirma que los términos y enunciados éticos expresan los
sentimientos de quienes los emplean.
El prescriptivismo postula que los juicios morales son prescripciones
universalizables.
El polifuncionalismo, defendido por autores como Nowell-Smith y Warnock,
afirma que no es necesario reducir la función de los términos éticos a un solo
21
tipo, sino que éstos pueden cumplir múltiples funciones como prescribir,
aconsejar, condenar, entre otros.
PROBLEMAS DE LA ÉTICA APLICADA
La ÉTICA APLICADA es, una actividad interdisciplinaria que comprende
disciplinas como la bioética, la ética empresarial, la ética del medio
ambiente, la ética jurídica, la política, entre muchas otras. De ellas, dos son
las que han alcanzado mayor relevancia desde la década del setenta del siglo
XX y a las que vamos a referirnos principalmente en este apartado: la bioética y
la ética de la empresa.
La BIOÉTICA según Van RensselaerPotter, es importante destacar que por el
avance de las nuevas tecnologías terapéuticas y la ingeniería genética, los
diagnósticos prenatales o las técnicas de reproducción asistida, por citar sólo
unos ejemplos, se planteaban situaciones inéditas que, en muchos casos, no
podían resolverse con las normas morales tradicionales. Por estos nuevos
desafíos, Potter afirmo, que habría necesidad de crear una nueva ciencia de la
supervivencia que habría de servir de puente hacia el futuro de la humanidad.
“La humanidad necesita urgentemente de una nueva sabiduría que le
proporcione ‘el conocimiento de cómo usar el conocimiento’ para la
supervivencia del hombre y la mejora de la calidad de vida”.
La Comisión Nacional para la Protección de los Sujetos Humanos (EEUU)
publicó un informe conocido como Informe Belmont, que señala:
“Las directrices que se deben seguir en experimentación con humanos y establece
las normas para la protección de individuos que participan en experimentaciones
biomédicas basados en tres principios: autonomía, beneficencia y justicia”. A
estos tres principios se les agrega, poco tiempo después, el principio de no-
maleficencia:
 PRINCIPIO DE AUTONOMÍA: se refiere a la potestad que posee todo ser
humano para decidir sobre su propia vida en tanto ser racional y consciente
de sí mismo, con la capacidad ontológica de diferenciar entre el bien y el mal
y las acciones que mejor lo acerquen a cumplir sus deseos.
 PRINCIPIO DE BENEFICENCIA : este principio se matiza con el anterior de
respeto hacia la autonomía del paciente y supone que toda experimentación
con organismos vivos o con el ambiente debería realizarse legítimamente
para mejorar la calidad de vida de los sujetos.
 PRINCIPIO DE JUSTICIA: consiste en el reparto equitativo de las cargas y
los beneficios en el ámbito del bienestar, evitando la discriminación en el
acceso a la salud por motivos de raza, religión, económicos, sociales, entre
otros.
 PRINCIPIO DE NO MALEFICENCIA: este principio consiste, principalmente,
en no producir daño al paciente. Los avances de la ciencia y la tecnología han
generado una gran cantidad de técnicas que pueden producir serios daños o
riesgos para el paciente o sujeto de experimentación. Este principio nos
obliga a hacer un balance de los riesgos y beneficios posibles, entendiendo
por riesgo a toda posibilidad de daño físico, psicológico o moral.
22
La ÉTICA EMPRESARIAL O ÉTICA DE LOS NEGOCIOS . De acuerdo con Cortina
(2000), el objetivo de la ética empresarial es “analizar el campo de intersección
entre ética y acción empresarial, buscar una integración entre criterios éticos y
económicos, esto es, síntesis innovadoras que recojan esta intersección. Para la
autora el bien interno de la actividad empresarial (es decir, su fin específico) es la
satisfacción de las necesidades humanas, pero paralelamente a éste lo es también
“el desarrollo al máximo de las capacidades de sus colaboradores, metas ambas
que no podrá alcanzar si no es promocionando valores de libertad, igualdad y
solidaridad desde el modo específico en que la empresa puede y debe hacerlo”.
Para definir una ética de la empresa es necesario tener en cuenta:
 Cuál es su fin específico o bien interno de la organización;
 Averiguar los medios adecuados para producir ese bien y qué valores es
necesario incorporar para alcanzarlo;
 Indagar qué hábitos habrá de ir adquiriendo la organización y sus miembros
para incorporar esos valores y forjar su carácter;
 Discernir qué relación debe existir entre las demás actividades y
organizaciones de su entorno;
 Ser capaz de diferenciar entre los bienes internos y los externos a ellas;
 Conocer cuáles son los valores de la moral cívica de la sociedad en la que
la organización está inserta; y
 Qué derechos reconoce esa sociedad a las personas, es decir, cuál es la
conciencia moral alcanzada por esa sociedad (Cortina, 2000).
EL CONCEPTO ANTIGUO Y EL CONCEPTO MODERNO DE FELICIDAD
Para los griegos, la felicidad o eudemonía estaba vinculada a la vida buena y ésta,
a su vez, a la vida virtuosa. Recordemos que en la ética aristotélica el bien se refiere
al fin hacia el cual todas las cosas tienden a la felicidad. Para aclarar qué entiende
por felicidad, Aristóteles comienza por distinguir los tres estilos de vida que se
suelen identificar con el término griego eudemonía: 
1. la vida hedónica , que la identifica con el placer; 
2. la vida política , entregada al bien de la comunidad; y 
3. la vida teorética o contemplativa , propia de aquel que se dedica
exclusivamente a la búsqueda del conocimiento, para concluir que sólo en la
vida contemplativa alcanza el hombre su perfección.
Para los filósofos modernos la felicidad no puede durar la vida entera, como
proponía Aristóteles, sino que es primordialmente transitoria, es decir que ella se
reduce a ciertos momentos esporádicos. Por otro lado, la felicidad se identifica con
un estado exclusivamente psicológico y, por tanto, subjetivo y relativo a quien lo
siente. 
23
LA PARADOJA DE LA FELICIDAD
Pese a que tanto la visión antigua como la visión moderna reconocen la necesidad
de disponer una cierta cantidad de bienes económicos y culturales para alcanzar la
felicidad, los estudios empíricos han demostrado que el nivel de rentas por sí mismo
es insuficiente para explicar el grado de felicidad o satisfacción que posee un
individuo. Concretamente Guariglia y Vidiella (2011) mencionan un estudio que
parece demostrar que una vez superado un cierto nivel de renta per cápita
promedio, por más que los ingresos se dupliquen o tripliquen, este mayor nivel de
renta no incide en el nivel de felicidad declarado por los individuos, el cual se
mantiene estable. Este hecho ha sido denominado la paradoja de la felicidad.
En síntesis, más allá de cómo cada uno conciba la felicidad, la intuición y los estudio
empíricos, parecen demostrar que sin la satisfacción asegurada de cierto nivel
elemental de nuestras necesidades básicas no podríamos llevar a cabo ningún ideal
de vida buena. Sin embargo, una vez asegurado ese mínimo bienestar, el
incremento constante de los ingresos y las riquezas materiales no necesariamente
va acompañado de una vida más feliz.
24
MÓDULO 3
Podemos entender a la RACIONALIDAD HERMENÉUTICA como la Interpretación
a partir de la razón. 
LAS VIRTUDES son aquellos hábitos o modos del carácter que nos acercan al
bien, “hacen a la capacidad de dominio que permite al que las posee encauzar
sus deseos y pasiones y relacionarse con el placer y el dolor de un modo
adecuado”.
La naturaleza de la virtud es la de ser un término medio entre dos extremos, el
exceso y el defecto.
ARISTÓTELES nos aporta la siguiente definición: “LA VIRTUD es un hábito
selectivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, determinado
por la recta razón y por aquello por lo cual decidirá el hombre prudente”.
Las virtudes se distinguen en ÉTICAS Y DIANOÉTICAS. 
Las VIRTUDES ETICAS : son aquellas cualidades relativas a nuestro
carácter. Entre ellas, Aristóteles menciona la fortaleza, la templanza, la
liberalidad, la magnificencia, la justicia y la equidad. 
Las VIRTUDES DIANOÉTICAS son aquellos hábitos relativos a la parte
racional o cognitiva del hombre, como ser EL NOUS, LA EPISTEME, LA
SOFÍA, LA TÉJNE Y LA PHRÓNESIS. 
 EL NOUS , traducido comúnmente como intuición, es la captación de
los primeros principios. 
 LA EPISTEME O CIENCIA consiste en el desarrollo de las
conclusiones que se siguen de los principios.
 LA SOFÍA O SABIDURÍA surge de la unión de las otras dos, y
equivale a lo que llamamos hoy filosofía o cosmovisión.
Estas tres virtudes (EL NOUS, LA EPISTEME Y LA SOFÍA) son propias de la razón
teórica y su regla correcta esel silogismo teórico. 
25
La TÉJNE Y LA PHRÓNESIS, en cambio, son propias del ámbito de la razón
práctica y su regla es el silogismo práctico. 
Aristóteles llamaba: 
 PRAXIS O ACTUACIÓN , a la virtud requerida para actuar correctamente 
 PHRÓNESIS O PRUDENCIA es la virtud que permite, alcanzar la sabiduría
práctica. (comprender)
La RAZÓN PRÁCTICA es aquella que provee la regla correcta para realizar, buenas
elecciones, elecciones virtuosas , hecho que sólo ocurrirá cuando el deseo se
ajuste a lo que dicta la razón. 
Aristóteles lo expresa de la siguiente manera:
Lo que en el pensamiento son la afirmación y la negación son en el deseo la
persecución y la huída. La virtud moral es una disposición relativa a la elección y la
elección es un deseo deliberado, el razonamiento tiene que ser verdadero y el deseo
recto para que la elección sea buena, y tiene que ser lo mismo lo que la razón diga y
lo que el deseo persiga.
Podemos definir a la PRUDENCIA como “aquella facultad deliberativa (…) que
realiza las inferencias correctas para elegir los medios más adecuados en
vistas al fin deseado” 
Así como en el silogismo teórico de las dos premisas se extrae una conclusión, en
el caso del silogismo práctico de la premisa mayor y la menor extraemos la acción.
El silogismo práctico conecta mediante un esquema lógico una premisa
mayor, que expresa la voluntad o intención del agente, con una premisa
menor, que establece el método más apropiado para alcanzarlo. En tanto que
la conclusión es la acción que se sigue de lo anterior mediante la forma de
necesidad práctica.
Guariglia y Vidiella (2011) nos aportan el siguiente ejemplo:
Juan quiere ir a Mar del Plata con su auto (premisa mayor).
A menos que llene el tanque del auto no podrá llegar a Mar del Plata (premisa 
menor).
Tiene que buscar una estación de servicio para cargar nafta (y la busca) 
(conclusión).
Aristóteles llama a la premisa mayor - medio del bien, porque le presenta al
agente un fin al que puede llegar como algo conveniente para él; mientras que a la
premisa menor - medio de lo posible, porque conduce la reflexión a las
circunstancias particulares de la acción y lo que está al alcance del agente para
lograr el estado de cosas que desea. En tanto que la deliberación es el
procedimiento mediante el cual el agente examina minuciosamente los distintos
aspectos de la circunstancia en la que está por actuar, proyecta una meta a alcanzar
y hace un balance de las ventajas y perjuicios que tal acción le reportará como de
sus propias capacidades para llevarla a cabo. 
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Encontramos, entonces, una superposición entre la deliberación y el silogismo
práctico, ya que la deliberación conduce el procedimiento de análisis de la situación
y sólo cesa cuando el agente ha obtenido la premisa menor del silogismo práctico,
para pasar a la acción.
H. G. Gadamer explica la hermenéutica por medio de la ética aristotélica, porque
ambas -ética y hermenéutica- incluyen el problema del conocimiento aplicado. Así, la
deliberación no sólo contribuye a determinar los medios más adecuados para
alcanzar ciertos fines, sino que también establece lo que debe ser y lo que no, lo
justo y lo injusto.
Al retomar la cuestión de la prudencia o virtud de la racionalidad práctica
podríamos afirmar, junto a García (2006), que se trata de una auténtica virtud
hermenéutica, puesto que por medio de ella se conjuga el conocimiento de lo que
es correcto con la experiencia moral.
La PHRÓNESIS, como modo de ser racional, verdadero y práctico en relación con lo
que es bueno para el hombre, se ubica de esta manera, en el plano de la vida
práctica por medio de la deliberación en lo concreto de cada momento y en la
comprensión de la experiencia del mundo.
De acuerdo con la autora, el proceder hermenéutico puede compararse con las
máximas del sentido común kantiano. Ellas son:
a) pensar de acuerdo con uno mismo; 
b) pensar sin prejuicios
c) colocarse o imaginarse en el lugar del otro o pensar extensivo”.
El hecho de ponerse en el lugar del otro contribuye al diálogo intercultural, ya que
al interrogarnos sobre cómo juzgar una determinada acción como buena o mala,
correcta o incorrecta, será necesario no sólo tener en cuenta nuestras idiosincrasias
individuales y nuestras propias razones para juzgar o evaluar una acción de acuerdo
con normas particulares, sino también intentar comprender la justificación de las
razones del otro, en condiciones de simetría y respeto mutuo.
PARADIGMAS DE APLICABILIDAD
La principal dificultad en la aplicación de las normas morales reside en el contraste
entre su contenido general y el carácter concreto y particular de cada situación
conflictiva. 
Para García (2006) “lo que es general es imperfecto en cuanto a que requiere de
interpretación y de juicio con respecto a las circunstancias particulares” 
Para explicar la aplicación de los principios éticos, Maliandi apela a la noción de
paradigmas de aplicabilidad para sintetizar criterios complejos con los que se
procura aplicar normas generalestt a situaciones concretas. Estos paradigmas son:
1. PARADIGMA DE LA AUTORIDAD : es propio de las morales tradicionales, en
especial de aquellas de base teológica. Es una forma de casuismo, (una parte
del derecho, la teología moral u otras ciencias que se dedica al estudio de
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casos prácticos concretos) en los que puede aplicarse un principio general de
manera incondicionada.
2. PARADIGMA DE LA SITUACIÓN ( POSICIÓN SITUACIONISMO): Este
intenta resolver el problema de la aplicabilidad de las normas morales
apelando a lo que cada situación tiene de única e irrepetible, enfatiza las
dificultades de aplicar normas generales a casos particulares, volviendo tal
aplicabilidad imposible.
3. PARADIGMA DEL RIGORISMO: comparte con el de autoridad su criterio
casuista, pero, a diferencia de aquel, se apoya en la razón para explicitar sus
fundamentos. 
4. PARADIGMA DE LA PROVISIONALIDAD (ACTITUD LATITUDINARISMO ): este
paradigma se opone al rigorismo en tanto enfatiza en la flexibilidad de los
principios éticos. Según Maliandi (2009), lo encontramos en la teoría de los
deberes prima face, según la cual el deber es un principio que reviste
obligatoriedad sólo si no entra en contradicción con otro deber (o deberes).
Este conflicto entre deberes es precisamente lo que era incapaz de reconocer
la teoría de Kant, según la cual sólo se admite el conflicto entre el deber moral
y las inclinaciones naturales.
5. PARADIGMA DE LA RESTRICCIÓN COMPENSADA (CORRESPONSABILIDAD 
EN LA INSTITUCIONALIZACIÓN): al igual que el latitudinarismo, el paradigma
de la restricción compensada admite que los principios morales no siempre
pueden aplicarse en toda circunstancia, pero, a diferencia de aquel, no se
trata de una flexibilización de los principios sino de una restricción a su
aplicación. 
6. PARADIGMA DE LA CONVERGENCIA (INCOMPOSIBILIDAD DE LOS 
ÓPTIMOS) : reconoce que la aplicación de los principios éticos tiene ciertos
límites, pero concibe esta restricción de diferente manera ya que el conflicto
entre principios, en el paradigma convergente, no sólo surge al momento de
su aplicación sino que la conflictividad entre ellos se reconoce como un a
priori, es decir, se parte del supuesto de que los cuatro principios cardinales
(universalidad, individualización, conservación y realización) siempre están en
tensión. En conclusión, la ética convergente entiende los problemas
éticos como manifestaciones específicas de conflictos entre las
tendencias a la universalización, la individualización, la conservación y
la realización, es decir, los cuatro principios cardinales.
3.2. ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS: 
EL PLURI PRINCIPALISMO COMO CONCEPCIÓN. 
¿CONFLICTO O CONCORDANCIA ENTRE PRINCIPIOS?
“La ética contemporánea se ha enfrentado constantemente a un dilemaque ha
buscado superar una y otra vez: presentar sus principios como
universalmente válidos con independencia de que éstos hayan sido
elaborados y expuestos por la filosofía occidental a través de sucesivas etapas
de secularización” (Guariglia y Vidiella, 2011, p. 239).
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ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS
Al intentar construir una conceptualización, podríamos decir que los Derechos
Humanos son aquellos derechos que nos corresponden por nuestra condición
de seres humanos. De allí que tengan una íntima relación con la noción de
dignidad humana.-
En la Constitución de los Estados, no es necesario que tales derechos estén
implícitos, ya les corresponden a las personas por el solo hecho de ser tales.- 
Con la Declaración de las Naciones Unidas implicó el reconocimiento de tales
derechos por la comunidad internacional, obligaba de tomarlos como modelo en la
elaboración de sus propios marcos jurídicos por parte de cada uno de los países
miembros de la organización (ONU).
La Declaración Universal de los Derechos del Hombre aprobada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en 1948 constituye la primera proclamación
internacional en reconocer la envergadura de tales derechos.
En su primera parte, la Declaración (art. 1° al 21°) proclama los derechos
individuales, civiles y políticos, es decir, los derechos llamados de PRIMERA
GENERACIÓN DE DERECHOS. Entre ellos: el respeto a la dignidad de las
personas y su integridad física; el derecho a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión; el derecho a las garantías procesales; a participar en el
gobierno de su país, directa o indirectamente por medio de representantes; entre
otros. Estos derechos tienen sus antecedentes en el movimiento de la ilustración del
cual Kant fue uno de sus representantes.- El Estado tiene la tarea de proteger los
derechos civiles y políticos de sus ciudadanos”.
La SEGUNDA GENERACIÓN DE DERECHOS corresponde a los derechos
sociales, económicos y culturales (Arts. 22° al 27° de la Declaración Universal). Los
derechos sociales son aquellos que el Estado debe garantizar “en lo que se refiere a
un estándar de vida básico y a necesidades esenciales que algunos individuos no
pueden alcanzar por medio de su propio esfuerzo”. En la segunda generación de
derechos se le exige al Estado la intervención positiva para garantizar la satisfacción
de las necesidades básicas (de alimentación, vestimenta, trabajo, salud y acceso a
la educación), ya que sin esas seguridades materiales los derechos civiles y políticos
serían sólo una quimera. 
Estas dos generaciones de derechos fueron luego recogidas por dos tratados
internacionales legalmente vinculantes para los Estados que los han ratificado: el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, aprobados por sendas
Convenciones en 1966 y que entraron en vigor recién en 1976. A diferencia de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, que sólo expresaba “un ideal común”
según reza su preámbulo, los pactos son obligatorios para aquellos países que los
han ratificado. 
La DERECHOS DE TERCERA GENERACIÓN son los derechos de la solidaridad,
los cuales refieren a “un tipo de derechos que no puede ser respetado si no es por
medio de la solidaridad internacional”. Entre ellos: el derecho a la paz y a la
intervención por parte de un poder legítimo mundial en los conflictos armados, en los
genocidios y crímenes contra la humanidad; el derecho a un desarrollo sostenible y
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a un comercio justo; el derecho a un medio ambiente sano, la protección al
consumidor y el derecho de las comunidades tribales y pueblos indígenas a utilizar y
preservar sus recursos y sus tradiciones culturales, entre otros.
Los DERECHOS DE CUARTA GENERACIÓN están directamente relacionados con
las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y aparecen en el
contexto de la revolución tecnológica de fines del siglo XX y principios del siglo XXI.
Entre ellos podemos citar: el derecho de acceso a la informática; al uso del espectro
radioeléctrico y de la infraestructura para los servicios en línea ya sean satelitales o
por cable; el derecho a la formación en nuevas tecnologías; a la autodeterminación
informativa; el habeas data y el derecho a la seguridad digital. Estos derechos
surgen de la necesidad de asegurar a todos los individuos el acceso a las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación en condiciones de igualdad. 
Finalmente, están los DERCECHOS DE QUINTA GENERACIÓN que incluye la
posibilidad de conducta inteligente de software, robots y otros, en la medida en que
estos podrían lesionar derechos humanos considerados básicos. Y los DERECHOS
DE SEXTA GENERACION, que incluiría a los transhumanos o posthumanos, es
decir, a las personas alteradas genética o tecnológicamente.
Las tres últimas generaciones de derechos humanos se han dado en el contexto de
la globalización. De allí que sea importante detenernos a analizar este concepto y su
vinculación con el globalismo ético y jurídico.
En relación a este tema encontramos algunas diferencias:
 Guariglia y Vidiella (2011), restringen la globalización al ámbito económico.
 Maliandi (2004), Para el la globalización no es sólo un proceso económico,
sino también característicamente humano, de modo que la Ética no puede
quedar ajena. De allí que “la necesidad de una Ética de la globalización se
infiere directamente de la evidencia de que se están violando las más
elementales normas de justicia social”
 Sen y Kliksberg (2009), afirman que ha sido el dogmatismo económico el
responsable de que se liberalizaran zonas tan sensibles y riesgosas como el
mercado de capitales, arrastrando con ello al resto de la economía a la crisis
mundial. De allí que sea necesario generar las condiciones que hagan posible
el encuentro entre Ética y Economía. Dicho de otro modo, la Ética no puede
quedar al margen de la Economía, debe orientarla y regularla, dado que los
valores éticos tienen una gran influencia en el funcionamiento de la misma.
Rawls (2000), entiende al derecho de gentes como el conjunto de principios de
justicia aplicable a todos los pueblos. Estos son:
1. Los pueblos son libres e independientes y su libertad e independencia deben
ser respetados por los otros pueblos.
2. Los pueblos deben observar los tratados y compromisos.
3. Los pueblos son iguales y son partes de los acuerdos que los ligan.
4. Los pueblos deben observar el deber de no intervenir.
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5. Los pueblos tienen el derecho de autodefensa pero no el derecho de instigar
la guerra por razones distintas de autodefensa.
6. Los pueblos deben respetar los derechos humanos.
7. Los pueblos deben observar ciertas restricciones estipuladas en la
conducción de la guerra.
8. Los pueblos tienen un deber de asistir a otros pueblos que viven bajo
condiciones desfavorables, las cuales impiden que tengan un régimen político
y social justo o decente.
La propuesta rawlsiana incluye tanto a las sociedades liberales como las no
liberales, siempre que respeten los derechos humanos básicos; como el derecho a
la vida y a seguridad, a la libertad de conciencia, a la propiedad individual, a
las garantías del debido proceso, el derecho de asociación y el derecho a
emigrar. Estos derechos, sostiene el autor, constituyen límites morales al
pluralismo entre los pueblos. Así por ejemplo, el derecho a la guerra se restringe
sólo a los casos de legítima defensa.
EL PLURIPRINCIPALISMO COMO CONCEPCIÓN: ¿CONFLICTO O 
CONCORDANCIA ENTRE PRINCIPIOS?
Etimológicamente, el término PRINCIPIOS alude a los orígenes, el comienzo, lo que
acontece primero en un orden temporal. Sin embargo, es preciso distinguir entre su
uso lógico y el ontológico. 
Desde el punto de vista lógico, sostiene Maliandi (2003) que “un principio

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