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Latinoamérica: 5 razones para fortalecer la integración regional
Un nuevo estudio del Banco Mundial alienta a la región a profundizar el comercio intrarregional para mejorar la competitividad.
La región de América Latina y el Caribe observa con interés la idea de convertirse en un vecindario de puertas abiertas.
Las bondades de la integración comercial, según los expertos, podrían ser clave para un futuro con crecimiento positivo y sostenible. Así lo establece un nuevo informe insignia del Banco Mundial “Mejores Vecinos: Hacia una renovación de la integración económica en América Latina” el cual analiza el cambio del entorno mundial y resume las ventajas de convertirse en una región abierta e integrada comercialmente.
Pero el concepto no es nuevo para la región; existieron y existen cada vez más iniciativas para fortalecer las economías regionales. De hecho, antes del año 2000, el país promedio latinoamericano mantenía acuerdos comerciales preferenciales con cerca de cuatro socios regionales, mientras que para 2013 esta cifra se elevó a cerca de 10.
Sin embargo, estos no siempre demostraron una gran apertura hacia una real integración regional.
En el mundo, la mitad de los flujos comerciales ocurren entre socios regionales. Sin ir más lejos, en la UE15 + (Unión Europea 15 ampliada) y la región de Asia Oriental y el Pacífico, las exportaciones intrarregionales representaron el 60% y el 50% del comercio total, respectivamente. En el otro extremo, regiones como Asia Meridional, África Subsahariana y Oriente Medio y Norte de África, las exportaciones intrarregionales significaron un escaso 10% a un 15% del comercio total.
A pesar de los esfuerzos latinoamericanos por integrase comercialmente, el volumen de las exportaciones intrarregionales en relación a las exportaciones totales se han mantenido a través de los años en un promedio del 20%.
Esta gráfica da cuenta de la incidencia de las exportaciones intrarregionales con respecto al total de las exportaciones en el año 2014: 
Pero ¿Por qué América Latina debe fortalecer la integración comercial? Según el estudio, estas son algunas razones:
1. Es una fórmula ya probada. El impulso actual hacia la integración regional ha sido influenciado por el éxito de la región de Asia Oriental y el Pacífico, donde el comercio intrarregional y las exportaciones al resto del mundo han aumentado significativamente los ingresos. A primera vista, esto sugiere que perseguir acuerdos políticos formales para fortalecer los lazos económicos dentro de la región podría impulsar el crecimiento en Latinoamérica y Caribe.
2. Es clave para mejorar la conectividad. Una mayor integración regional podría impulsar políticas que mejoren la calidad de la infraestructura y conectividad. En la actualidad, los costos logísticos de la región están dentro de los más altos del mundo. Los obstáculos geográficos hacen que la región enfrente costos mayores que otras regiones. De hecho, la calidad de las rutas de transporte es relativamente pobre con respecto al resto del mundo: casi el 70% de las carreteras no están pavimentadas, un porcentaje bastante alto en comparación con Asia Oriental y el Pacífico y Medio Oriente y Norte de África (menos del 30%).
3. El gusto está en la diferencia. El estudio establece que mientras más diversos son los países que pactan acuerdos comerciales, más se pueden complementar y mayores son las ganancias, ya sea comprando o vendiendo productos que componen una misma cadena de valor o intercambiando tecnología, conocimientos y talentos. Una integración más profunda entre pequeños y grandes países de Sudamérica, Centroamérica y México sería mucho más beneficiosa.
4. Menores costos aduaneros y menos barreras. Bajar las barreras arancelarias es otra manera de abrirse a la regionalización. De esta manera, se podría facilitar la capacidad de la región para conectarse entre los países, ser más eficientes y mejorar el aprendizaje mutuo.
5. La integración regional es clave para integrarse al mundo. Una estrategia comercial puede hacer una región mucho más eficiente y poderosa. Permite compartir conocimientos; tener tarifas más competitivas entre los socios que abaraten el costo de los productos; generar más negocios; y, en última instancia, ser económicamente más competitiva con el resto del mundo. Una regionalización abierta permite que el intercambio de bienes clave para la competitividad regional como la electricidad y el transporte terrestre, sean mucho menos costosos.
En conclusión, se necesita una región competitiva para hacer una economía competitiva. El desafío ahora está en crear una agenda conjunta que lleve a mayores ganancias para toda la región, concluye el estudio. Mira lo que opinan los expertos en esta transmisión del lanzamiento del informe.
Para profundizar la integración productiva es necesario avanzar en la simplificación y armonización de reglas de origen, para permitir que se puedan comerciar insumos intermedios necesarios para la producción y que, al mismo tiempo, los bienes intermedios o finales producidos a partir de ellos sigan gozando de las preferencias arancelarias de los acuerdos comerciales existentes. Para esto, un primer paso es evitar reglas de origen muy estrictas y al mismo tiempo permitir la acumulación de origen entre acuerdos”, señaló René Orellana Halkyer, gerente regional para México y Centroamérica de CAF.
El Reporte de Economía y Desarrollo de CAF identifica que, para lograr una mayor inserción regional y global, se debe actuar sobre tres áreas específicas: la facilitación del comercio, la infraestructura física y la integración productiva. A su vez resalta que la integración económica de América Latina es un factor clave para el desarrollo regional.
Introducción 
Venezuela ha mostrado una vocación para la integración regional de larga data. La Constitución de 1961 ya la comprometía a promover, favorecer y consolidar la integración latinoamericana y caribeña. En ese mismo año el país se hizo miembro de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc); en 1973 se incorporó al Pacto Andino, organismo que posteriormente se convirtió en la Comunidad Andina (CAN) y en 1994, junto con Colombia y México, conformó el Grupo de los Tres (G3). Todos estos acuerdos de integración regional tenían como eje principal los acuerdos comerciales.
Con la llegada de Hugo Chávez a la presidencia la política de integración regional experimenta dos cambios significativos. Primero, Chávez introduce una interpretación holística de la integración al abarcar no sólo el ámbito económico, como se había hecho hasta la fecha, sino el político, el militar y el social. Además, la política pasa a jugar el papel principal en la estrategia a seguir. Segundo, los esfuerzos de integración se dirigen al Cono Sur y el Caribe. En julio de 2004 Venezuela es aceptada como miembro asociado del Mercado Común del Sur (Mercosur) y en diciembre de ese mismo año se hace miembro fundador de la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN), que posteriormente será denominada Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). El primer cambio condujo a la salida de Venezuela de la CAN, lo cual es un evento extraordinario si se consideran los avances logrados en este acuerdo de integración, así como los fuertes vínculos históricos y comerciales existentes entre Colombia y Venezuela.
El objetivo de este trabajo es, mediante una investigación documental, analizar las causas y los efectos de las políticas de integración regional de Venezuela. Para comenzar, se presenta el marco teórico. En las siguientes secciones se analiza la participación de Venezuela en la CAN, particularmente en lo relativo a las relaciones comerciales con Colombia; el Mercosur, el ALBA y Unasur. Finalmente se ofrecen las conclusiones, siendo una de las principales que la voluntad política es una variable fundamental para explicar la manera como se ha integrado el país con la región.
Conclusiones
La política es una variable fundamental que permite explicarlos procesos de integración regional de Venezuela. La decisión de Carlos Andrés Pérez y Cesar Gaviria de relanzar la CAN convirtió a Colombia en el principal destino de las exportaciones venezolanas no tradicionales, al tiempo que Venezuela se convirtió en el primer destino de las exportaciones no tradicionales de Colombia. Posteriormente, el enfrentamiento ideológico de Hugo Chávez con los gobiernos de Colombia y Estados Unidos resultó en la salida de Venezuela de la CAN y el G3.
Hasta 1998 el ámbito económico de la integración tuvo mayor relevancia, siendo la promoción de las exportaciones no tradicionales su principal objetivo. Chávez le dio prioridad al ámbito político y decidió utilizar la integración regional como un mecanismo para impulsar su ideología izquierdista y de confrontación con Estados Unidos. Apoyado en los cuantiosos recursos producto de la subida de los precios del petróleo creó el ALBA, afectó los tradicionales vínculos con Colombia, su socio comercial natural, y disminuyó las compras a Estados Unidos, al tiempo que favorecía las importaciones provenientes de Argentina, Brasil y China, países con gobiernos más afines a su ideología. La introducción del debate ideológico ha tenido efectos negativos en la unidad de los países sudamericanos.
Desafortunadamente, el énfasis en la política se ha hecho en detrimento de la economía, y la integración regional no se ha aprovechado para diversificar las exportaciones y fortalecer la industria doméstica. Por el contrario, la política de integración regional se ha llevado a cabo a espaldas de los empresarios, hecho que marca una diferencia notable con las estrategias de países como Brasil, Colombia y Chile, cuyos empresarios son tomados en cuenta en las negociaciones de acuerdos regionales. A casi cien años del descubrimiento del primer yacimiento de petróleo, Venezuela registra una alta dependencia de los ingresos petroleros, que han exacerbado el consumo de bienes importados y contagiado el país con la enfermedad holandesa.
Por último, el tratamiento bilateral ha jugado un papel fundamental como potenciador o limitante de la participación de Venezuela en los esquemas de integración regional. En la CAN fue determinante la relación Venezuela-Colombia, con Mercosur lo ha sido aquella entre Venezuela y Brasil y con el ALBA la relación Venezuela-Cuba.
El proceso de integración latinoamericana y caribeña ha tomado décadas; ha sido un largo proceso cuya evolución tiene avances y retrocesos, sin que se pueda aún concretar el sueño de lograr la unidad de América. La integración ha tenido que superar situaciones difíciles, como la desigualdad, la pobreza, el cambio climático, la seguridad alimentaria, la justicia, la democracia, la participación ciudadana, la corrupción, entre otras; pero sus logros se pueden constatar en la constitución de órganos de coordinación, mecanismos, normas jurídicas, instancias para la solución de los conflictos y alianzas, con la finalidad de alcanzar consensos en temas económicos, comerciales, de mercado, aduaneros, arancelarios, migratorios, ambientales, culturales y más recientemente abarcando distintos problemas comunes.
Los procesos de integración muestran una evolución compleja, pero hay que encontrar el camino común para el futuro, producir los cambios en los órganos, mecanismos y normativas, que no representen duplicidad de esfuerzos; las múltiples instancias generan un sinnúmero de acuerdos y dificulta la sostenibilidad.
Se pretende una integración que genere oportunidades de desarrollo para los pueblos, el bienestar social, la paz, la justicia y la democracia.
La integración debe convertirse en un espacio privilegiado para el diálogo y acuerdos políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales; así como para la defensa de la democracia; ser una caja de resonancia de las necesidades de las personas, en donde se adopten estrategias coherentes y sostenibles, que concreten los esfuerzos tanto comerciales, económicos y sociales, como de apertura de mercados, zonas de libre comercio, uniones aduaneras, eliminación de restricciones arancelarias, políticas fiscales, monetarias, acuerdos sociales, culturales, marcos normativos y mecanismos de coordinación suprarregional.
1) EVOLUCIÓN DE LA INTEGRACIÓN A NIVEL INTERAMERICANO
América Latina, bajo el pensamiento bolivariano a procurado mantener una identidad y consolidar la integración que le permita en mejores condiciones enfrentar a las grandes potencias económicas y políticas que han mantenido la hegemonía en la región. Desde 1889 se promueve la Primera Conferencia Panamericana, como espacio de relaciones de carácter gubernamental suprarregional en la que se tiene el control ideológico y político; que evoluciona a lo que hoy es la Organización de Estados Americanos (oea).
Durante los años 50, el desarrollo de las industrias nacionales requiere de nuevos mercados, se transforma la dinámica comercial con las alianzas entre los países del continente, de manera que en los años 60 y 70, la política exterior permite alcanzar un mayor desarrollo económico a lo interno de los países.
El auge del pensamiento bolivariano y las aspiraciones de autonomía de los Estados Latinoamericanos y Caribeños, da surgimiento a los primeros sistemas integracionistas como la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (alalc), El Mercado Común Centroamericano (mcca), El Pacto Andino y La Comunidad del Caribe (caricom); para continuar en su avance en aspectos económicos, comerciales y de los mercados.
En los años 80 y 90, se avanza con la creación del Mercado Común del Sur (mercosur), la Asociación de Estados del Caribe (aec), la Comunidad Andina de Naciones (can), el Sistema de Integración Centroamericana (sica), el Mercado Común Caribeño (mcc) y y durante el siguiente periodo surgen las iniciativas del Área de Libre Comercio de las Américas (alca), Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (alba) y la Unión de Naciones Suramericanas (unasur).
La integración se ha enfrentado distintos escenarios y problemas: políticas neoliberales, el consenso de Washington que promueve en los Estados privatizaciones, la reducción del sector público y en las inversiones sociales, la globalización, las crisis políticas, corrupción, desigualdad social, inseguridad, pobreza y la violación de derechos humanos.
Las desigualdades sociales y las asimetrías entre los países en los distintos sistemas, ha sido uno de los elementos disonantes para que los resultados puedan impactar de la misma forma los mercados y la economía de los países. En base a esta situación, países de menor desarrollo económico exigen tener un trato especial y diferenciado (De la Mora y Rodríguez, 2011).
Cada proceso integracionista deja lecciones importantes, aprendizajes y avances, no obstante, la población no comprende en qué medida son necesarios y hasta qué punto impactan su calidad de vida, donde la poca información del trabajo que cada uno realiza, ha sido un factor negativo.
Integración latinoamericana
Integración latinoamericana (o latinoamericanismo) es un movimiento político y social que aboga por una estrecha coordinación, relación, asociación y cooperación entre los países de América Latina, desde México hasta Argentina y Chile, acorde a sus similitudes políticas, sociales, económicas, culturales, religiosas, lingüísticas, ideológicas y geográficas, entre otras.1
Consiste en un conjunto de acciones cuya finalidad es consolidar la comunicación de los países mediante una unión económica y política, abogando por una estrecha coordinación, compartiendo sus soberanías nacionales y cediendo parte de sus atribuciones de gobierno (en mayor o menor medida, dependiendo del grado de supranacionalidad) a organismos internacionales, como es el caso de la Unión Europea.
La región, de 20 038 800 kilómetros cuadrados (7 737 000 millas cuadradas), cuenta con más de 650 000 000 habitantes (2019) repartidos en 20 estados soberanos y 7 territorios dependientes, en los que se habla principalmente el españoly portugués.
Etapas históricas
Siglo XIX
Finalizada la primera fase de la lucha de la independencia en las colonias españolas de América, hubo varios intentos de confederación entre las nuevas repúblicas, como la Gran Colombia (1819-1831), las Provincias Unidas del Centro de América (1823-1824), la República Federal de Centro América (1824-1839) y la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), pero todas fracasaron por la propia naturaleza de la crisis de la independencia y consecuentemente con las pugnas políticas, las guerras civiles, las intervenciones extranjeras y el recelo de las clases gobernantes a perder el poder.
Así, no se pudo llevar a cabo el proyecto federativo que el Libertador Simón Bolívar promovió en 1826 en el Congreso de Panamá, el primero de una serie de congresos de unión y confederación latinoamericana que tienen lugar infructuosamente a lo largo del siglo xix: congreso de Lima (1847-1848), congreso de Santiago de Chile (1856-1857) y segundo congreso de Lima (1864-1865).2
Estados Unidos aprovechó la falta de éxito de estos intentos de integración latinoamericanos para convocar en 1889 en Washington la Primera Conferencia Panamericana, dando lugar a la creación en 1890 de la Unión Panamericana, bajo el control de Estados Unidos y la congregación de México.
Siglo xx
Las Conferencias Panamericanas, impulsadas por Estados Unidos, van conformando en la primera mitad del siglo xx un sistema de cooperación comercial y técnico de los países de América, así como la creación de una legislación y diplomacia hemisférica dentro del llamado «sistema interamericano», encarnado en la Organización de Estados Americanos (OEA), heredera de la Unión Panamericana de 1890, que se crea en la Conferencia Panamericana de Bogotá en 1948.
Desmarcándose del control ejercido por Estados Unidos sobre la OEA, los países latinoamericanos elaboraron organismos de integración propios, entre los que destacan la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI, 1960-1980) o el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA, 1975), y organizaciones intergubernamentales como la Comunidad Andina de Naciones (CAN, 1969) y el Mercado Común del Sur (Mercosur, 1991).
Siglo XXI
La creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA, 2004) fomenta proyectos de unidad en América Latina. En este marco se han concretado acuerdos energéticos, económicos, políticos, culturales y sociales. Uno de los principales defensores del proyecto fue el entonces presidente venezolano Hugo Chávez.
Otros líderes que han demostrado esfuerzos para la integración regional e internacional y el refuerzo de la integración interna de latinoamericana y el Caribe son Néstor Kirchner y Cristina Fernández (Argentina), Michelle Bachelet (Chile), Evo Morales (Bolivia), Fidel Castro (Cuba), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Daniel Ortega (Nicaragua), Rafael Correa (Ecuador) y José Mujica (Uruguay). Dichos esfuerzos han desembocado en la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR, 2008) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC, 2010)
Factores
Identidad 
Los estados de América Latina comparten, en mayor o menor medida, períodos históricos similares: conquista, colonización e independencia. Tras la independencia la mayoría de los países tuvieron inestabilidad política que terminó en gobiernos autoritarios de tendencia conservadora. Luego de luchas no siempre pacíficas se impusieron gobiernos liberales durante gran parte del siglo xix. El siglo xx vio aparecer en todos los países las clases medias y las luchas sociales de los marginados en contra de las oligarquías gobernantes. Tras la Primera Guerra Mundial hubo dictaduras militares o gobiernos populistas. Durante los años 1960 surgieron grupos guerrilleros y nuevas dictaduras militares orientadas desde la Escuela de las Américas y en los años 1990 un proceso inverso de surgimientos de democracias. Estos y otros procesos comunes (como las migraciones) dejan a los latinoamericanos la noción de pertenecer a la misma Patria Grande.
Idioma
La mayoría de esta región está integrada por países de habla hispana, mientras que una minoría lo conforman países o territorios de habla portuguesa (Brasil), inglesa (Belice, Bahamas, etc.), francesa (Haití, Guyana Francesa) y neerlandesa (Surinam). Cuando una gran cantidad de países hablan un mismo idioma, más fáciles se llevan a cabo las relaciones diplomáticas, económicas y políticas, ya que los dialectos en común facilitan el entendimiento.

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