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ENFERMEDAD VASCULAR PERIFÉRICA Enfermedad vascular periférica Todos los derechos reservados por: � 2008 Editorial Alfil, S. A. de C. V. Insurgentes Centro 51–A, Col. San Rafael 06470 México, D. F. Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57 e–mail: alfil@editalfil.com www.editalfil.com ISBN 978–968–9338–10–9 Dirección editorial: José Paiz Tejada Editor: Dr. Jorge Aldrete Velasco Revisión editorial: Berenice Flores, Irene Paiz Revisión técnica: Dra. Angélica Camacho Hernández Ilustración: Alejandro Rentería Diseño de portada: Arturo Delgado–Carlos Castell Impreso por: Publidisa Mexicana, S. A. de C. V. Calz. Chabacano 69, Col. Asturias 06850 México, D. F. Mayo de 2008 Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores. Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información pro- porcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cui- dadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alte- ración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y apli- cación de cualquier parte del contenido de la presente obra. www.editalfil.com VI (Anexo)Enfermedad vascular periférica Cardiovascular en Cardiopatías Congénitas. Miembro del equipo de Terapia En- dovascular, Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”. Capítulo 6 Doctor José Luis Criales Cortés Radiólogo. Director del Centro CT Scanner del Sur. Miembro de número de la Academia Nacional de Medicina. Capítulo 3 Doctor Félix Damas de los Santos Cardiólogo intervencionista. Departamento de Hemodinámica, Instituto Nacio- nal de Cardiología “Ignacio Chávez”. Apéndice Doctor Guering Eid Lidt Cardiólogo intervencionista y endovascular periférico. Coordinador del Equipo de Terapia Endovascular, Departamento de Hemodinámica del Instituto Nacio- nal de Cardiología “Ignacio Chávez”. Profesor asociado de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista, UNAM. Miembro titular de la Sociedad Mexicana de Cardiología. Vocal titular del Consejo Mexicano de Cardiología. Ex secretario de la Sociedad de Cardiología Intervencionista de México. Ex secretario de la So- ciedad Latinoamericana de Cardiología Intervencionista. Miembro de la Socie- dad Internacional de Especialistas Endovasculares (ISES). Miembro de la Aso- ciación Europea de Intervenciones Percutáneas Cardiovasculares (EAPCI), rama de la Sociedad Europea de Cardiología. Capítulos 1, 2, 4, 5, 6, 10, 14, 16, 17, Apéndice Doctor José Antonio García Montes Cardiólogo intervencionista en cardiopatías congénitas. Profesor asociado del curso de Cardiología Intervencionista en Cardiopatías Congénitas, UNAM. De- partamento de Hemodinámica, Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chá- vez”. Capítulo 7 Doctor Jorge Gaspar Hernández Cardiólogo intervencionista. Profesor titular del curso de Hemodinámica y Car- diología Intervencionista, UNAM. Miembro de la Academia Nacional de Medi- cina. Jefe del Departamento de Hemodinámica, Instituto Nacional de Cardiolo- gía “Ignacio Chávez”. Capítulo 20 Doctor Efraín Gaxiola López Cardiólogo intervencionista. Jefe de Hemodinámica, Instituto Cardiovascular de Guadalajara. Hospital de Especialidades Jardines de Guadalupe, Guadalajara, Jal. Capítulo 10 VIIColaboradores Doctor Héctor González Pacheco Cardiólogo. Subjefe del Departamento de Urgencias y Cuidados Coronarios, Ins- tituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”. Medico adscrito, Unidad de Cuidados Coronarios, Hospital Médica Sur. Profesor adjunto del posgrado de Cardiología Clínica. Capítulo 16 Doctor Hugo Gutiérrez Leonard Cardiólogo intervencionista. Jefe de Cardiología, Hospital Central Militar. Capítulo 17 Doctor Orlando Henne Otero Cardiólogo intervencionista. Miembro titular de la Sociedad Mexicana de Car- diología. Hospital General “Dr. Juan Graham Casasús”, Villahermosa, Tab. Apéndice Doctor Hermes Ilarraza Lomelí Cardiólogo. Jefe del Departamento de Rehabilitación, Instituto Nacional de Car- diología “Ignacio Chávez”. Profesor de la cátedra de Cardiología, UNAM. Capítulo 18 Doctor Sergio J. Nájar López Cardiólogo intervencionista. Director, Instituto Cardiovascular de Guadalajara. Jefe de Cardiología, Hospital Bernardette, Guadalajara, Jal. Capítulo 19 Doctor Juan Manuel Palacios Rodríguez Cardiólogo intervencionista. Director del Programa Académico en Intervencio- nismo Coronario y Periférico, Unidad Médica de Alta Especialidad 34, IMSS. Profesor titular del curso de Hemodinámica, UMAE 34, Monterrey, N. L. Capítulo 12 Doctor Tomás Pulido Zamudio Departamento de Cardiopulmonar, Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”. Profesor de Medicina, Universidad La Salle y UNAM. Capítulo 16 Doctor Samuel Ramírez Marroquín Cirujano cardiovascular. Profesor titular del curso universitario de Malformacio- nes Congénitas del Corazón, UNAM. Jefe del Departamento de Cirugía Cardio- vascular en Cardiopatías Congénitas. Miembro del equipo de Terapia Endovas- cular, Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”. Capítulo 6 X (Contenido)Enfermedad vascular periférica SECCIÓN III. ENFERMEDAD DE LA AORTA 6. Tratamiento endovascular de patología de aorta torácica descendente 107. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Guering Eid Lidt, Samuel Ramírez Marroquín, Jorge Cervantes Salazar 7. Tratamiento endovascular de coartación aórtica en el adulto 131. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . José Antonio García Montes, Carlos Zabal Cerdeira 8. Genómica, proteómica y farmacogenómica en el aneurisma de la aorta abdominal 145. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . José Luis Assad Morell, Christian Assad Kottner 9. Reparación endovascular de los aneurismas de la aorta abdominal infrarrenal 173. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . José Luis Assad Morell 10. Enfermedad obstructiva de la aorta abdominal infrarrenal 207 Gustavo A. Rubio Argüello, Efraín Gaxiola López, Guering Eid Lidt 11. Enfermedad obstructiva aortoiliaca 221. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . José Ramón Azpiri López 12. Enfermedad renovascular. Perspectivas actuales en el diagnóstico y tratamiento endovascular 251. . . . . . . . . . . . . . . . . Juan Manuel Palacios Rodríguez SECCIÓN IV PATOLOGÍA ARTERIAL INFRAINGUINAL 13. Claudicación intermitente. Diagnóstico y tratamiento 273. . . . . José Antonio Velasco Bárcena 14. Enfermedad arterial infrainguinal 287. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Guering Eid Lidt 15. Insuficiencia arterial aguda 311. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . José Antonio Velasco Bárcena SECCIÓN V. MISCELÁNEOS 16. Intervencionismo en la tromboembolia pulmonar aguda masiva. Fragmentación y aspiración 327. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Julio Sandoval Zárate, Guering Eid Lidt, Héctor González Pacheco, Tomás Pulido Zamudio XII (Contenido)Enfermedad vascular periférica XIV (Introducción)Enfermedad vascular periférica cación intermitente o el moderno tratamiento del paciente con tromboembolia pulmonar masiva son parte esencial del ejercicio clínico del cardiólogo con for- mación universal y moderna. El libro Enfermedad vascular periférica está formado por cinco secciones que proporcionan de manera secuencial la información necesaria desde la relevancia epidemiológica hasta el diagnóstico y el tratamiento, de acuerdo a los segmentos vasculares afectados. Cada capítulo del libro analiza el tópico correspondiente desde la etiología, la fisiopatología y el diagnóstico clínico complementado con métodos de imagen y las alternativas de tratamiento. Como parte fundamental del libro se describen las diferentes técnicas de reparación endovascular, con un aná- lisis equilibrado de los beneficios y riesgos, indicaciones y contraindicaciones. El último capítulo del libro emite un condensado de las recomendaciones rea- lizadas por las diferentes asociaciones médicas en relación a los requisitos, habi- lidades técnicas y cognitivas necesarias para el entrenamiento en cardiología intervencionista y endovascular periférica. El editor y los colaboradores esperamos que este libro con enfoque multidisci- plinario permita al médico internista, así como al cardiólogo clínico e interven- cionista, ampliar su conocimiento de la enfermedad arterial periférica y su trata- miento. A mi familia, a mis amigos y a mis maestros. Al Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez” por ser parte fundamental de este proyecto. E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � 1 Conceptos generales: enfermedad arterial periférica Guering Eid Lidt INTRODUCCIÓN La enfermedad arterial periférica (EAP) se define como todo proceso patológico que causa obstrucción en el flujo (aterotrombosis) o dilataciones aneurismáticas que pueden poner en riesgo diferentes segmentos arteriales, a excepción de las arterias coronarias e intracraneales.1 Puede afectar los vasos supraaórticos, la aorta torácica y abdominal, los vasos viscerales y parietales de la aorta y las arte- rias de los miembros pélvicos. La presentación puede ser clínica o subclínica y se asocia con un riesgo alto de eventos cardiovasculares y cerebrovasculares, in- cluidos la muerte, el infarto del miocardio (IM) y la enfermedad vascular cere- bral.1–5 La causa principal es la aterosclerosis, la enfermedad sistémica, que afecta diferentes territorios vasculares, proceso conocido como panarteriopatía obs- tructiva. Cuando se afecta un segmento arterial, el riesgo para eventos cardiovas- culares se incrementa en otros territorios vasculares. Los pacientes con enferme- dad arterial periférica tienen tres veces más riesgo de sufrir un evento vascular cerebral y cuatro veces más de padecer IM.5 La EAP es un problema crítico de salud pública por su naturaleza deletérea y elevada prevalencia.1 Definiciones El concepto enfermedad vascular periférica comprende la patología arterial y la venosa, a diferencia del término enfermedad arterial periférica, que se emplea 3 6 (Capítulo 1)Enfermedad vascular periférica FACTORES DE RIESGO La edad, el historial familiar, los niveles elevados de lípidos, el tabaquismo, la hipertensión arterial sistólica y diastólica, y la diabetes mellitus (DM) son los fac- tores de mayor riesgo para enfermedad cerebrovascular, aórtica, renal y de miem- bros pélvicos. Dentro de estos factores para enfermedad aterotrombótica vascu- lar, el tabaquismo y la diabetes son los factores de riesgo más poderosos, sobre todo para desarrollar enfermedad arterial obstructiva y claudicación intermiten- te.19–21 La diabetes es un gran factor de riesgo en mujeres y varones, y se asocia con enfermedad tibial y fibular. El tabaquismo está asociado con enfermedad aor- toiliaca y en la aorta abdominal distal.19 Diabetes Alrededor de 20 a 30% de los pacientes con EAMP tienen diabetes mellitus. La presencia de DM aumenta el riesgo de claudicación intermitente 3.5 veces en los varones y 8.6 veces en las mujeres. El grado de control de los diabéticos es un factor de riesgo independiente de EAMP; por cada 1% de incremento en los nive- les de hemoglobina glucosilada, el riesgo de EAMP aumenta 28%.22 Síndrome metabólico La prevalencia de síndrome metabólico (SM) en pacientes con enfermedad arte- rial periférica es de 58%.23 Se ha documentado una relación entre un ITB < 0.6, elevados niveles de proteína C reactiva (PCR) y SM, lo cual puede ser útil para identificar a los pacientes con alto riesgo de desarrollar complicaciones cardio- vasculares.24 El impacto negativo de los niveles de PCR en la probabilidad de EAMP en adultos con SM y diabetes mellitus es relevante. Los pacientes con SM y diabetes tienen altas probabilidades de padecer EAMP (OR 4.8, IC 95%, 1.4 a 16.1), al igual que si se observa la asociación de SM más PCR elevada (OR 3.9, IC 95%, 1.1 a 14.6); sin embargo, la mayor probabilidad se establece cuando el paciente diabético tiene la PCR elevada (OR 8.6, IC 95%, 2.2 a 34.0).25 En los pacientes con EAMP el SM se asocia con un mayor deterioro de la circulación arterial periférica, claudicación intermitente y consumo de oxígeno a nivel de los músculos de miembros pélvicos.26 Los nuevos factores de riesgo son la lipoproteína (a), la apolipoproteína (apo) A–1, la apoB–100, la proteína C–reactiva de alta sensibilidad, el fibrinógeno y la homocisteína.20 Los factores de riesgo genéticos han despertado un especial 7Conceptos generales: enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � interés, puesto que los genes que influyen en la enfermedad vascular periférica contribuyen a la inflamación, los factores hemostáticos, la dislipidemia, la hiper- tensión, la diabetes, la homocisteína y la obesidad. Se requieren más estudios para definir la importancia de estos genes en el campo de la aterosclerosis que compromete el lecho arterial periférico.19,21 Los factores genéticos son funda- mentales en pacientes con síndrome de Marfan y aneurismas heredofamiliares.10 FISIOPATOLOGÍA: INFLAMACIÓN Y REMODELACIÓN VASCULAR La etiología de la EAP es inflamatoria (aortoarteritis), debida a enfermedad del tejido conectivo; es un componente hereditario, congénito y postraumático, y so- bre todo es aterosclerótica. El proceso de aterosclerosis incluye trastornos de los lípidos, activación pla- quetaria, trombosis, disfunción endotelial, inflamación, estrés oxidativo, activa- ción de las células de músculo liso, trastornos en el metabolismo de la matriz ce- lular, remodelación y factores genéticos. Es más probable que la activación plaquetaria y la trombosis ocurran en sitios de ruptura o erosión de placas, lo cual se asocia la mayoría de las veces con eventos vasculares agudos. La disfunción endotelial de estos pacientes se manifiesta por una atenuada vasodilatación arte- rial relacionada con una disminución en la biodisponibilidad de óxido nítrico y un incremento en los niveles de la angiotensina II, lo cual compromete el flujo sanguíneo. El proceso inflamatorio desencadenado por múltiples factores condi- ciona inestabilidad y mayor probabilidad de ruptura de la placa. El exceso en la liberación de radicales libres de oxígeno y las células de músculo liso tiene un papel importante en este proceso. El desarrollo de la placa ateromatosa va segui- do de un proceso de remodelación para favorecer una adecuada permeabilidad luminal, los vasa vasorum se desarrollan y la circulación colateral progresa para minimizar el daño isquémico. El desarrollo de una estenosis hemodinámica- mente significativa reduce el flujo distal y condiciona isquemia; la respuesta clí- nica va desde claudicación en algunos territorios vasculares hasta EVC en otros.5,27,28 Es importante remarcar que la disfunción endotelial es el proceso pa- tológico más temprano en la aterosclerosis. El daño endotelial y exposición de componentes subendoteliales resulta en activación plaquetaria, migración de leucocitos, acumulación de lípidos y formación de la placa. La capa fibrosa esta- ble no complicada se rompe y se convierte en inestable por exposición de sustan- cias trombogénicas proagregatorias, como el factor tisular. La progresión de la placa puede dar lugar a fenómenos trombóticos o embólicos.29 Esta enfermedad degenerativa tiene una fase de desarrollo silente hasta la edad mediana, pero en la edad adulta se observa una marcada progresión. Es más grave 9Conceptos generales: enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � comparado con ITB > 0.9 (OR 3.0, IC 95%, 2.2 a 16.4).31 Existe una asociación e incremento de riesgo para eventos cardiovasculares mayores en pacientes con marcadores de inflamación elevados e ITB anormal. Diabetes Los pacientes diabéticos tienen un estado metabólico proaterogénico condicio- nado sobre todo por un incremento en la inflamación y alteraciones en diferentes tipos celulares. En pacientes diabéticos se han documentado niveles elevados de proteína C reactiva (PCR) con efecto procoagulante y capacidad inhibitoria de la síntesis de óxido nítrico por las células endoteliales. La diabetes incrementa la producción de endotelina–1, que es un potente vasoconstrictor que aumenta el crecimiento de las células del músculo liso y su migración. Estos mecanismos asociados con su deterioro en la capacidad fibrinolítica contribuyen al potencial trombogénico de la diabetes.22 Remodelación vascular En condiciones normales la perfusión adecuada de los segmentos vasculares in- dividuales está garantizada por la capacidad de los vasos sanguíneos, en particu- lar de las arterias, para adaptar el diámetro, la estructura y la composición de la pared arterial relacionada con el flujo y los estímulos mecánicos, modelando o remodelando para mantener la estabilidad respecto del flujo y la tensión. La re- modelación vascular puede ser negativa o positiva, y ambas pueden ser apropia- das o inapropiadas. El ejemplo clásico de remodelación negativa, apropiada o fi- siológica es el cierre del conducto arterioso. Los ejemplos de remodelación negativa inapropiada son la aterosclerosis, la reestenosis, la enfermedad de los hemoductos venosos, la enfermedad vascular posterior al trasplante cardiaco y la hipertensión arterial sistémica o pulmonar. La remodelación vascular positiva apropiada ocurre en las etapas tempranas de aterosclerosis, en la formación de circulación colateral compensatoria y durante el embarazo (alargamiento o creci- miento de los vasos sanguíneos que perfunden el útero grávido). El desarrollo de aneurisma en la aorta abdominal es un excelente ejemplo de excesiva remodela- ción adaptativa. El incremento en el estrés de roce o contacto puede llevar a una adaptación anormal con dilatación de los vasos sanguíneos. Este proceso implica la degradación de la matriz extracelular de la pared de los vasos por las metalo- proteinasas 2 y 9 (MP), que pueden ser estimuladas por los niveles elevados de colesterol, inflamación o estrés oxidativo. La respuesta vascular apropiada al in- cremento de flujo y estrés de roce puede ser alterada por el daño vascular. La exten- 10 (Capítulo 1)Enfermedad vascular periférica sión y las características de la respuesta vascular al daño son mediadas a nivel de la pared de los vasos sanguíneos, y dependen de las características genéticas indivi- duales y los factores de riesgo.32,33 TERRITORIOS VASCULARES ESPECÍFICOS El cayado de la aorta y los vasos supraaórticos Los vasos supraaórticos se originan del cayado o arco aórtico, que mide entre 4 y 5 cm de longitud y es la continuación de la aorta ascendente. Emerge a la altura del ángulo esternal, en plano posterior al esternón, y termina en el disco interver- tebral T4–T5, donde se convierte en la aorta torácica. De la cara posterior del ca- yado emergen tres arterias importantes: el tronco arterial braquiocefálico, la arte- ria carótida primitiva o común izquierda, y la tercera rama, que es la arteria subclavia izquierda34–35 (figura 1–2). El tronco braquiocefálico (TBC) tiene una longitud y posición variables. En 7 a 27% de los casos la arteria carótida común izquierda emerge del TBC y en ocasiones puede originar la arteria tiroidea.34,36 La arteria carótida común derecha se origina del TBC y casi no proporciona ramas importantes; sin embargo, puede originar la arteria vertebral, la tiroidea superior, la faríngea ascendente, la tiroidea inferior y las occipitales. Esta arteria es más corta que la carótida común izquierda (9.5 vs. 14 cm). La mayoría de las veces la bifurcación carotídea se localiza a nivel de C3–C5 y el ángulo formado entre la carótida interna (ACI) y la externa (ACE) es de 53 � 20�. El ensancha- miento de la bifurcación, denominado bulbo carotídeo, se extiende desde la por- ción distal de la carótida común hasta el segmento proximal de la ACI y se carac- teriza por un patrón complejo de flujo que predispone a la formación de placas ateromatosas, en especial en la pared posterolateral. Las principales ramas de la ACE son la tiroidea superior, la lingual, la facial, la faríngea ascendente, la occipi- tal, la auricular posterior, la temporal superficial y su rama terminal, la arteria maxilar.36 La ACI se divide en cuatro partes: el segmento cervical, que es extracraneal y se extiende desde la bifurcación carotídea hasta el canal carotídeo; el segmento petroso, que cursa el canal carotídeo presentando un trayecto vertical (1 cm) y un trayecto horizontal hasta alcanzar la porción apical de la porción petrosa del hueso temporal; la porción cavernosa, que está rodeada de estructuras venosas y constituye la porción proximal del sifón carotídeo, que proporciona tres peque- ñas ramas (tronco meningohipofisiario, tronco inferolateral y arteria capsular de McConnell); y el segmento intradural o cisternal, que proporciona tres ramas 11Conceptos generales: enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � Figura 1–2. Vasos supraaórticos. Arteria comunicante anterior Arteria basilar Arteria carótida externa Arteria carótida interna Arteria tiroidea superior Arteria tiroidea común Arteria subclavia Tronco braquiocefálico Arteria cerebral Arteria comunicante posterior media Arteria cerebral anterior Arteria carótida externa Arteria carótida interna Arteria carótida común Arteria vertebral importantes: la arteria oftálmica, la comunicante posterior y la coroidea anterior. Las ramas terminales de la ACI son las arterias cerebral anterior, la cerebral media, la coroidea anterior y la comunicante posterior.34,36 Las arterias vertebrales (AV) casi siempre son asimétricas y en 60% de los ca- sos son de dominancia izquierda y en 20% de dominancia derecha. La arteria de- recha se origina del TBC y la izquierda de la arteria subclavia ipsilateral. La arte- ria vertebral está compuesta por cuatro segmentos: el segmento 1 (V1), que incluye la porción ostial hasta el foramen transverso; el V2, que asciende dentro del foramen transverso; el V3, que comprende desde la emergencia del foramen transverso y el trayecto horizontal hasta C1; y el V4, que es el segmento intradural que cursa por el foramen magnum y se une con la AV contralateral para formar la arteria basilar.34,36 Las obstrucciones significativas del tronco braquiocefálico y de arterias sub- clavias causan 17% de los síntomas de la enfermedad cerebrovascular extracra- 12 (Capítulo 1)Enfermedad vascular periférica neal. La incidencia de lesiones obstructivas de la arteria subclavia es de 0.5 a 2%, y la mayoría son ateromatosas, como parte de la enfermedad arterial multivascu- lar.37 Otras etiologías incluyen displasia fibromuscular, posradiación, arteritis de Takayasu y otras enfermedades inflamatorias. El síndrome de robo de subclavia (flujo inverso en la arteria vertebral) puede causar insuficiencia vertebrobasilar; la obstrucción de la arteria subclavia se puede manifestar como isquemia aguda o claudicación al esfuerzo. En los pacientes con cirugía de revascularización co- ronaria, la presencia de estenosis proximal de la arteria subclavia se puede asociar con síndrome de robo coronario, con una prevalencia de 0.5 a 1.1%. Algunas ma- nifestaciones clínicas similares ocurren a nivel distal en pacientes con derivacio- nes extraanatómicas o axilofemorales.37 La arteria subclavia derecha nace en el tronco braquiocefálico y proporciona la arteria vertebral derecha que se dirige ha- cia la axila, donde se convierte en arteria axilar y continúa a partir de ésta hacia las arterias humeral, radial y cubital, para terminar en el arco palmar superficial y profundo. La arteria subclavia izquierda se origina del cayado de la aorta y de ésta nacen la arteria vertebral izquierda y la axilar, que emite ramas similares a las del lado contralateral (figura 1–3). La obstrucción a nivel de la arteria vertebral se relaciona casi siempre con datos clínicos de insuficiencia vertebrobasilar (IVB). Los mecanismos responsa- bles de la IVB son hemodinámicos y embólicos; estos últimos influyen en 30% de los casos. Las lesiones estenóticas son casi siempre secundarias a aterosclero- sis y 90% se concentran en el origen de la arteria vertebral, condicionando sínto- mas en 40% de los casos.34,38 La localización más común de la aterosclerosis cerebrovascular sintomática incluye el origen de la arteria carótida interna, la porción intracavernosa de la ar- teria carótida interna, el primer segmento de la arteria cerebral media, el origen y la porción distal de la arteria vertebral y el segmento medio de la arteria basi- lar.34,36 El desarrollo de una placa en la región de la bifurcación carotídea se corre- laciona con la presencia de factores de riesgo como dislipidemia, diabetes melli- tus y mayor riesgo de padecer eventos cardiovasculares. Se estima que la tercera parte de los infartos cerebrales están relacionados con embolismo arteria–arteria, relacionado a su vez con enfermedad aterosclerótica carotídea. AORTA TORÁCICA Y ABDOMINAL La aorta torácica ascendente (diámetro 2.2 a 3.8 cm) mide cerca de 5 cm de longi- tud, se inicia a nivel de la válvula semilunar aórtica y termina a nivel del ángulo esternal, donde se convierte en el arco aórtico que continúa hasta el disco inter- vertebral T4–T5, en el que se origina la aorta torácica descendente (ATD) con un 13Conceptos generales: enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � Figura 1–3. Sistema arterial de miembro torácico. Vertebral Tronco tirocervical Carótida común Torácica interna Subclavia Arteria torácica Toracoacromial Torácica lateral Subescapular Colateral cubital interior Colateral cubital superior Codo Interósea común Interósea dorsal Cubital Interósea palmar Arco palmar profundo Arco palmar superior Digitales Radial Radial recurrente Cervical profunda Supraescapular Axilar Circunfleja humeral posterior Circunfleja humeral anterior Humeral Humeral profunda (mamaria) superior diámetro promedio de 2.5 cm, que se aproxima a la línea media y anterior a la columna vertebral, y termina a nivel del plano diafragmático (hiato aórtico), en T12–L1. Los vasos que se derivan de la ATD son las ramas viscerales que inclu- yen las ramas destinadas al pericardio, las bronquiales, las esofágicas medias y las mediastínicas, y las ramas parietales, como las arterias intercostales posterio- res y las aórticas, subcostales y diafragmática superior.34,35 Las patologías más frecuentes encontradas a nivel de la aorta torácica son la coartación de la aorta, la persistencia del conducto arterioso, los aneurismas, las disecciones, las úlceras penetrantes, la aortoarteritis y las alteraciones del tejido conectivo. La aorta abdominal (con un diámetro promedio de 1.5 a 2.5 cm) se inicia a ni- vel del diafragma (T–12) y termina a nivel de la segmentación principal aortoilia- ca; proporciona tres ramas anteriores o ventrales principales, el tronco celiaco, 15Conceptos generales: enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � Figura 1–5. Arterias mesentérica superior y mesentérica inferior. Arteria marginal Arteria cólica media Arteria cólica derecha Arteria mesentérica superior Arteria mesentérica inferior Arteria cólica izquierda Ramas sigmoideas Arteria ileocólica Arteria rectal Arteria iliaca Arteria rectal media Arteria rectal inferior de Drummond superior interna La patología más frecuente a nivel de la aorta abdominal se divide en lesiones obstructivas, aneurismáticas, úlceras penetrantes y aortoarteritis. ARTERIAS RENALES Las arterias renales son ramas parietales pares derecha e izquierda que nacen de la cara lateral de la aorta abdominal (L2) a 10 mm en el plano inferior a la arteria mesentérica superior. La arteria renal derecha es más larga e inferior que la izquierda y ambas irrigan los riñones, las suprarrenales y los uréteres.34 La enfermedad primaria de las arterias renales comprende las arterias renales mayores y la enfermedad secundaria generalmente involucra a las arterias renales pequeñas o lesiones vasculares intrarrenales. Las dos causas de enfermedad prima- ria de las arterias renales son la aterosclerosis y la displasia fibromuscular, y los dos síndromes clínicos asociados son la nefropatía isquémica y la hipertensiva.39 De todos los casos, 90% son secundarios a aterosclerosis y normalmente com- prometen el segmento ostial y proximal de la arteria renal principal y la aorta peri- rrenal. En los pacientes con EAR por aterosclerosis � 60% el grado de estenosis progresa en 51% de ellos a oclusión total en 3 a 16%, y 21% desarrollan atrofia renal a 18 meses de seguimiento.39 La displasia fibromuscular (DFM) origina 10% de las lesiones estenóticas re- nales, mientras que dentro del grupo de DFM predomina el compromiso de la 16 (Capítulo 1)Enfermedad vascular periférica capa media en 90% de los casos. Dicha displasia compromete casi siempre el ter- cio distal de las arterias y las ramas secundarias. La progresión de la DFM a lesión focal y el incremento de la gravedad de la estenosis o del aneurisma se da en 37% de los pacientes. La DFM medial rara vez se relaciona con disección o trombosis, a diferencia de los tipos intimal y periarterial.39,40 El manejo endovascular, considerado en la actualidad como el método de elec- ción para eliminar la EAR, se emplea fundamentalmente en el tratamiento de la nefropatía isquémica y de la hipertensiva. ENFERMEDAD ARTERIAL OBSTRUCTIVA DE MIEMBROS PÉLVICOS La definición de EAP técnicamente incluye afecciones que condicionan obstruc- ción en el flujo de las arterias carótidas extracraneales, en los miembros torácicos y en las arterias mesentéricas y renales; sin embargo, el término de enfermedad arterial de miembros pélvicos (EAMP) evita la confusión y es más apropiado. Los segmentos anatómicos involucrados funcionalmente se dividen en tracto de entrada del flujo, como el segmento iliofemoral, y el segmento de salida del flujo, que comprende el trayecto arterial femoropoplíteo e infrapoplíteo con el tronco tibioperoneo y las arterias tibial anterior, posterior y peronea.2,4 La arteria tibial anterior proporciona la arteria pedia, que se continúa con la dorsal del metatarso y las interóseas dorsales. La unión distal de ramas de las arterias tibial anterior y posterior forma las arterias plantares interna y externa, que se continúan con las arterias del arco plantar y las interóseas plantares (figuras 1–6 y 1–7). La EAMP es una condición progresiva que se caracteriza por estenosis y oclu- siones en las arterias de los miembros pélvicos, y puede ser sintomática o asinto- mática. La EAMP sintomática varía de la claudicación intermitente a la isquemia crítica de las extremidades que puede terminar en amputación cuando se le da un manejo inadecuado.4 Se estima que cerca de 27 millones de personas de Europa y EUA padecen EAMP; constituye una enfermedad mal tratada y subdiagnosticada, que se consi- dera un problema crítico de salud pública. Las estimaciones epidemiológicas ac- tuales señalan que 16% de la población de 55 años de edad o más tiene EAMP, con reportes de prevalencia de EAMP asintomática hasta de 20%. El programa PARTNERS (PAD Awareness, risk and treatment: New resources for survival) estableció que la prevalencia de la EAMP en la población de pacientes mayores de 70 años de edad o mayores de 50 años con otras comorbilidades (tabaquismo y diabetes) es de 29%.18 Los pacientes con EAMP sintomática tienen un índice de supervivencia acumulado de 22% a los 15 años, a diferencia de los pacientes 18 (Capítulo 1)Enfermedad vascular periférica Figura 1–8. Índice de supervivencia a 10 años en pacientes con o sin enfermedad arte- rial periférica. Normal Asintomático Sintomático Gravemente sintomático 100 75 50 25 0 0 2 4 6 8 10 12 Años Ín di ce d e su pe rv iv en ci a % asintomáticos, en quienes alcanza 78% (figura 1–8).6,41 La claudicación intermi- tente es la manifestación clínica más común en presencia de enfermedad obstruc- tiva arterial a nivel de miembros pélvicos. Los sitios primarios que condicionan Figura 1–9. Índice tobillo–brazo. Síntomas. Normal Claudicación Dolor–reposo Úlcera Isquemia aguda 1.2 1.0 0.8 0.6 0.4 0.2 0 Ín di ce to bi llo –b ra zo 19Conceptos generales: enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � Cuadro 1–1. Riesgo de eventos cardiovasculares a cinco años de acuerdo con el índice tobillo–brazo Eventos (%) > 1.1 N = 538 1.1 a 1.01 N = 478 1.0 a 0.91 N = 278 0.90 a 0.71 N = 198 < 0.70 N = 90 P IM no fatal 4 5 5 7 9 0.06 EVC no fatal 1 2 3 3 3 0.02 IM fatal 2 3 4 6 10 < 0.001 EVC fatal 1 1 1 1 6 0.14 Muerte CV 4 4 6 8 21 < 0.001 Muerte no CV 7 7 5 9 13 0.19 Muerte total 11 10 11 16 34 < 0.001 CV: cardiovascular; EVC: enfermedad vascular cerebral; IM: infarto del miocardio. claudicación intermitente son: femoropoplíteo en 80 a 90% de los casos y tibial y peroneal en 40 a 50%; en 30% el riesgo de la aorta distal y las arterias iliacas es causa de los síntomas.29 La manera más eficaz de documentar objetivamente la presencia y gravedad de la EAMP es mediante la medida del ITB2 (figura 1–9). El riesgo de eventos cardiovasculares mayores a cinco años se incrementa de ma- nera significativa en presencia de un ITB < 0.9 (cuadro 1–1).42 La EAMP es un indicador potente de enfermedad aterotrombótica sistémica. Debido a que la EAMP y la enfermedad arterial coronaria y cerebrovascular son todas manifestaciones de aterosclerosis, estas condiciones coexisten muchas ve- ces. Las pruebas señalan que cerca de 60% de los pacientes con EAMP tienen una enfermedad significativa en la circulación coronaria y cerebral, y alrededor de 40% de los pacientes con enfermedad coronaria o cerebral tienen EAMP.6 El estudio de la enfermedad arterial periférica incluye el conocimiento de los procesos patológicos obstructivos y aneurismáticos que ponen en riesgo los dife- rentes territorios arteriales, pero que forman parte de un solo árbol arterial. La medicina vascular forma una parte importante dentro de los recursos académicos del cardiólogo clínico. REFERENCIAS 1. 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Atherosclerosis 1997;131:115– 125. 22 (Capítulo 1)Enfermedad vascular periférica 24 (Capítulo 2)Enfermedad vascular periférica nica angiográfica, pero en 1953 Sven–Ivar Seldinger, mediante la técnica de pun- ción femoral selectiva retrógrada, transformó la angiografía en un método de aplicación universal en el diagnóstico de la enfermedad arterial.1–3 La evaluación de la enfermedad arterial obstructiva periférica requiere la inte- gración adecuada de información y métodos de evaluación fisiológica, anatómi- ca y clínica. PRUEBAS FISIOLÓGICAS Y MEDIDAS DE PRESIÓN Estas pruebas tienen la capacidad fundamental de identificar la presencia de en- fermedad y evaluar su gravedad. La sensibilidad de estas pruebas se incrementa cuando se asocia con medidas de flujo, como el ejercicio, la hiperemia reactiva o la administración de fármacos vasodilatadores. Dentro de las herramientas de diagnóstico vascular no invasivas la medida de presión segmentaria es una de las más importantes.3 Índice tobillo–brazo Esta medida surgió como complemento de la determinación de la presión supra- maleolar bilateral. Este último parámetro debe ser similar, ya que una diferencia en las presiones > 15 mmHg indica que existe una obstrucción o estenosis en la arteria con menor presión. La mayoría de las veces la presión sistólica del maleo- lo excede la del brazo entre 12 y 24 mmHg, y una lesión obstructiva de > 50% reduce la presión maleolar en > 10 mmHg. Para normalizar los valores de la pre- sión sistólica maleolar y la presión aórtica central se divide la presión maleolar entre la presión braquial, lo cual se denomina índice tobillo–brazo (ITB). El pro- medio normal de valor del ITB es de 1.1 y los valores inferiores a 0.9 se conside- ran anormales. Los niveles > 0.5 indican lesiones obstructivas univasculares y los < 0.5 refieren lesiones multivasculares; un comportamiento similar se observa en lesiones obstructivas y oclusivas. En general los valores son menores en pacien- tes con enfermedad aortoiliaca que con enfermedad femoropoplítea o infrapoplí- tea, en las lesiones oclusivas que en las obstructivas y en las lesiones múltiples que en las univasculares. La desviación estándar entre dos determinaciones sepa- radas por minutos es de 5 mmHg y de 8 mmHg entre días. El factor de error más importante es la calcificación arterial, que se encuentra sobre todo en los pacientes diabéticos. Los valores normales en reposo no exclu- yen la posibilidad de EAP y la sensibilidad de la prueba está disminuida en los pacientes diabéticos.2,3 25Diagnóstico de enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � Presión segmentaria Para definir el segmento específico afectado se emplean estas medidas en cuatro regiones anatómicas: infrainguinal, por arriba de la rodilla, por debajo de la rodi- lla y maleolar (manguito de 10 cm de ancho). En general los gradientes entre seg- mentos arteriales no deben ser superiores de 20 a 30 mmHg. Los gradientes > 30 mmHg son sugestivos de obstrucción arterial significativa entre los segmentos; sin embargo, en lesiones oclusivas esta diferencia suele ser mayor de 40 mmHg. Los niveles de presión a nivel infrainguinal que exceden a los del brazo de 15 a 30 mmHg indican obstrucción a nivel iliaco. Los índices > 1.2 se consideran nor- males y los < 0.8 implican oclusiones; los valores entre ambos sugieren lesiones obstructivas. Los gradientes pueden ser horizontales, lo cual implica comparar la diferencia de presión entre un miembro pélvico y otro a nivel del mismo seg- mento; los gradientes > 20 mmHg se consideran significativos. Las limitantes de este método son la presencia de lesiones en miembros pélvicos, la falta de capaci- dad para distinguir entre una lesión arterial intrínseca, una compresión extrínseca y un vasoespasmo, y no detecta lesiones limitantes de flujo o daño a las arterias no axiales, como la femoral profunda. El error técnico más importante es la deter- minación de la presión con manguito de presión muy pequeño, lo cual sobreesti- ma el valor real. Otra medida de presión es el registro a nivel digital, donde los valores normales son inferiores a los registrados a nivel maleolar o braquial; las cifras entre 24 y 40 mmHg menores del valor maleolar se consideran normales (figura 2–1).2,3 Prueba de esfuerzo El principio de esta prueba es reducir la resistencia vascular periférica con el esfuerzo y hacer evidente una lesión asintomática en reposo. El protocolo más empleado consiste en reposo en posición supina durante 20 min; el paciente debe realizar la prueba durante cinco minutos o hasta que presente claudicación o algu- na otra alteración que indique la suspensión de la prueba, en caminadora o en bici- cleta a 3 km/h y 10� de inclinación. Se deben registrar los síntomas, el tiempo de presentación de los síntomas y el grupo muscular más afectado. Después, el pa- ciente debe permanecer en decúbito supino, para registrarle la presión maleolar cada dos minutos hasta que transcurran 10 min desde el final de la prueba o hasta que se recuperen los niveles basales de presión maleolar. Los pacientes sin afecta- ción arterial periférica toleran sin problema más de cinco minutos de esfuerzo, lo cual no ocurre con los pacientes con EAP. Es frecuente que los pacientes con EAP múltiple no tengan presión maleolar perceptible; los minutos siguientes a la prueba y en general las lesiones proximales (aortoiliacas) tienen una respuesta 28 (Capítulo 2)Enfermedad vascular periférica PLETISMOGRAFÍA Es el registro del volumen del pulso y se divide en pletismografía segmentaria y digital. La pletismografía con aire constituye el instrumento estándar que per- mite analizar tanto el contorno del pulso como la amplitud del mismo. El contor- no de un pulso normal se caracteriza por un ascenso rápido, un pico sistólico, un descenso progresivo y una prominente onda dícrota. El patrón del contorno del pulso distal a una obstrucción es la reducción en el pico sistólico, la prolongación del descenso y la desaparición de la onda dícrota. La amplitud del pulso se reduce en presencia de una progresiva y grave lesión obstructiva proximal; sin embargo, existen diferentes factores que afectan o modifican la amplitud del pulso como el tono vasomotor, el volumen latido, el volumen sanguíneo, la presión arterial y el tamaño y posición de las extremidades. Por otro lado, la pletismografía digi- tal refleja el estado fisiológico de todas las arterias proximales, desde la aorta has- ta las arteriolas. Para evitar el vasoespasmo el estudio se debe realizar en un cuar- to con temperatura adecuada y 40% de humedad. El patrón del contorno digital implica un rápido ascenso, meseta y descenso, con una onda dícrota o muesca. Las alteraciones en el descenso, meseta u onda dícrota son expresiones patológi- cas. La calcificación de las arterias en pacientes diabéticos limita la prueba (figu- ra 2–3).2,3 ESTUDIOS DE IMAGEN Ultrasonido Doppler Es un método disponible en la mayoría de los centros de estudio de patología vas- cular y de fácil empleo. La adecuada temperatura del cuarto de exploración y la Figura 2–3. Morfología de onda: volumen de pulso. A. Normal. B. Enfermedad mode- rada. C. Enfermedad obstructiva multivascular. 0 00 A B C 29Diagnóstico de enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � angulación del transductor (40 a 60�) son requisitos importantes. En general, los vasos profundos se estudian mejor con un transductor de baja frecuencia (3 a 5 MHz) y los vasos superficiales con un transductor de alta frecuencia (10 MHz). Los signos de Doppler normales tienen dos o tres fases, la primera corresponde a la fase de alta velocidad y es el componente sistólico anterógrado de la onda del pulso; la segunda fase se debe a un pequeño flujo retrógrado en la diástole tem- prana; y la tercera fase aparece en la diástole tardía y es consecuencia de un pe- queño flujo anterógrado (figura 2–4).2 Las características de las señales de flujo Doppler varían de acuerdo con la po- sición del transductor: cuando es distal a la lesión las señales de flujo son monofá- sicas. La ausencia de señales de flujo puede ser explicada por velocidades de flujo por debajo del umbral o secundario a oclusión arterial. Cuando la localización es proximal a la estenosis u oclusión las ondas pueden tener un contorno normal, sobre todo si el proceso obstructivo se encuentra muy distal o en presencia de ra- mas con flujo importante. El ultrasonido Doppler (US) puede evaluarse mediante la interpretación audible, el análisis de las formas de onda y el análisis cuantita- tivo y el cualitativo. En este último se emplean con frecuencia dos métodos: el índice de pulsatilidad (IPpp) y el factor damping. El índice se obtiene de la dife- rencia de la frecuencia pico–pico dividida entre la frecuencia media. En procesos obstructivos el índice se reduce en los segmentos inferiores al afectado. El factor damping o FD se obtiene de dividir el IPpp proximal entre el distal.3 La ecocar- diografía, la TC y la imagen por resonancia magnética (IRM) son métodos de imagen de gran utilidad en el estudio de la enfermedad de la aorta torácica, abdo- minal e infrainguinal. ECOCARDIOGRAFÍA Transesofágica Es un método de alta resolución que permite hacer el estudio en la cama del enfermo y es una herramienta importante para la evaluación de los pacientes con patología aguda de aorta torácica (síndrome aórtico agudo) y durante el periodo transopera- torio. El empleo del transductor multiplanar facilita una completa evaluación. El estudio de imagen con este dispositivo incluye el tracto de salida del ventrículo izquierdo, la aorta ascendente, el segmento medio y distal del arco aórtico y la aorta descendente. El empleo de Doppler color es útil en la evaluación de disec- ciones o aneurismas, y para evaluar la aorta ascendente, así como para descartar la presencia de insuficiencia valvular aórtica. Las limitaciones del método son la evaluación incompleta de la aorta ascendente por interposición del bronquio 31Diagnóstico de enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � principal derecho o las deformidades torácicas o anomalías anatómicas, y depen- de de un operador. Las contraindicaciones relativas son: esofagitis grave, varices esofágicas, estenosis esofágica y coagulopatías.4 Transtorácica La sensibilidad y especificidad de la ecocardiografía transtorácica es insuficiente para evaluar la patología de la aorta. Su utilidad radica en que descarta la cardio- patía isquémica y valora el grado de insuficiencia valvular aórtica relacionada.4 TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA La tomografía permite evaluar la aorta en todo su trayecto y las estructuras adya- centes mediastinales, y al mismo tiempo las imágenes seccionales visualizan el lumen aórtico, la pared aórtica y los órganos intraabdominales. El desarrollo de la tomografía en espiral (TC) facilitó la adquisición de imágenes de la aorta entera durante la opacificación máxima con contraste, facilitando la detección de pato- logías como la disección y los aneurismas aórticos. Con esta técnica la movilidad de los artefactos se elimina por completo y las imágenes se pueden obtener en segundos. Los avances tecnológicos relacionados con la adquisición de imágenes libres de movimiento y la adquisición volumétrica se pueden reconstruir en dife- rentes dimensiones, como las tridimensionales que con la administración de me- dio de contraste permiten evaluar los diferentes territorios arteriales. Para realizar un estudio óptimo es necesario emplear de 120 a 150 mL de contraste a una dosis de 3 a 4 mL/seg. La insuficiencia renal es una contraindicación relativa al proce- dimiento, en especial en los pacientes diabéticos con niveles de creatinina > 2 mg/ dL o deshidratación grave. Indicaciones Evaluación preoperatoria de patología de aorta, síndrome aórtico agudo, disec- ciones, aneurismas, trauma torácico, anomalías congénitas y evaluación posope- ratoria o como método de seguimiento. Se emplea como método de diagnóstico diferencial del síndrome aórtico agudo con diferentes patologías (figura 2–5).4 IMAGEN POR RESONANCIA MAGNÉTICA Es uno de los métodos más importantes de evaluación de las estructuras anatómi- cas torácicas y abdominales, y junto con la TC constituyen una parte fundamental 33Diagnóstico de enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � Figura 2–6. Imagen por resonancia magnética. A. Radiografía simple de tórax. B. Angiorresonancia magnética. Aneurisma de arco aórtico y aorta torácica descendente. C. Disección tipo B a través de IRM. D. Navegación endovascular y disección tipo B. A B C D y dificultad para aplicarla en pacientes graves o con múltiples lesiones. Por otro lado, está contraindicada en pacientes con dispositivos intracerebrales (válvu- las), desfibriladores o prótesis intracardiacas. La definición de prótesis endovas- cular (stent) de empleo en el sistema arterial periférico está limitada cuando la composición de la misma consiste en aleaciones (níquel, titanio, cobalto, etc.), porque no se visualizan en su totalidad y la permeabilidad de las mismas puede malinterpretarse.4,5 ANGIOGRAFÍA La angiografía convencional de alta resolución o con sustracción digital (SD) es el método estándar de evaluación previo o durante un procedimiento endovascu- 35Diagnóstico de enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � Figura 2–7. Estenosis ostial de la arteria renal. definir en las proyecciones anteroposterior y oblicua ipsilateral.6,7 La administra- ción de vasodilatadores (nitroglicerina 100 a 300 �g) permite definir con mayor claridad la circulación terminal (tibial posterior, pedia y arco plantar). Un gra- diente > 15 mmHg a nivel iliaco se considera significativo; a nivel femoropoplí- teo o infrapoplíteo no existe un valor bien definido y se emplea el grado de severi- dad o el porcentaje de estenosis (> 50%) (cuadro 2–1). La angiografía de cuatro vasos supraaórticos se emplea para definir el grado de estenosis a nivel del origen de las arterias carótidas, vertebrales, tronco bra- quiocefálico y subclavia izquierda, y permite valorar la integridad del polígono de Willis y la circulación colateral. El primer paso es la angiografía del arco aórtico Cuadro 2–1. Protocolos de angiografía en el sistema arterial periférico Territorio vascular Proyecciones Aorta infrarrenal Aorta suprarrenal Arterias iliacas Arteria iliaca común Arteria iliaca interna Arteria femoral proximal Arteria femoral distal Arteria poplítea Arterias infrapoplíteas (proximal) Arterias infrapoplíteas (distal) Anteroposterior (AP) Anteroposterior Oblicua contralateral de 30 a 45� Oblicua contralateral de 30 a 45� Oblicua ipsilateral 30� Oblicua ipsilateral de 15 a 30� AP–oblicua ipsilateral 15� AP–lateral AP–lateral AP–lateral 36 (Capítulo 2)Enfermedad vascular periférica para definir a qué tipo corresponde y seleccionar el catéter adecuado. Para los arcos aórticos tipo I se recomienda un catéter Judkins� derecho o un Headhunter�; para los tipos II y III son útiles un Vitek� y un Simmons�. La SD de 4 a 6 cuadros/seg (8 mL) en las carótidas y de 3 a 4 cuadros/seg (6 mL) en las arterias vertebrales se recomienda en ausencia de cine de alta resolución. Las proyecciones utilizadas para evaluar la bifurcación carotídea y el segmento proximal son la anteroposte- rior y la oblicua; la lateral incrementa la visualización del sifón carotídeo y la oblicua anterior derecha del tronco braquiocefálico y origen de la carótida dere- cha (figura 2–8). La definición de la circulación intracerebral se incrementa me- diante la proyección Town (anteroposterior con craneal), que permite la evalua- ción de la fase arterial y venosa.6,7,9,10 Existen diferentes métodos de evaluación de la gravedad de estenosis a nivel de las arterias carótidas (figura 2–9). APLICACIONES ESPECIALES Enfermedad carotídea El método de estudio de enfermedad carotídea más empleado es el ultrasonido en modo B y la escala de grises, con la incorporación del color. La sensibilidad del método va de 80 a 100% y la especificidad de 50 a 100%, y depende del opera- dor. Este método es fácil de emplear, accesible y costo–efectivo (cuadro 2–2).11,12 Figura 2–8. Arteria carótida interna con lesión obstructiva. 38 (Capítulo 2)Enfermedad vascular periférica flujo sanguíneo cerebral y la pulsatilidad de la velocidad de flujo refleja resisten- cia vascular cerebral. Se utiliza en la endarterectomía carotídea para prevenir la hipoperfusión durante el pinzamiento de la arteria, para detectar microembolis- mos y para diagnosticar y tratar el síndrome de hiperperfusión; también es útil para evaluar la reactividad vasomotora de la circulación cerebral mediante el em- pleo de CO2 y para estudiar la autorregulación cerebral; asimismo, permite iden- tificar a los pacientes con reactividad vasomotora anormal, denominada evento vascular inducido por hipoperfusión, e identificar a los pacientes con riesgo de desarrollar daño por reperfusión.13,14 Una de las aplicaciones de interés en la in- tervención carotídea es la detección de microembolizaciones mediante el estudio de las señales microembólicas (MES), las cuales han sido reportadas en una va- riedad de patologías como estenosis carotídea, puentes aortocoronarios, trombo- sis venosa profunda, válvulas protésicas, infarto del miocardio, embolismo gra- so, fibrilación auricular, endarterectomía y angioplastia carotídea.15–18 Morfología de placa en carótidas Con la caracterización de la placa se pretende determinar una relación entre las características de la placa y los síntomas. Para mejorar la capacidad de reproducir la evaluación de la placa se modificó la clasificación de Geroulakos, para norma- lizar la imagen en pixeles y el análisis del contorno de la placa en escala de grises. Esta nueva definición comprende: � Tipo 1. Placa hipoecoica, donde < 15% de los pixeles tienen una escala de grises < 25. � Tipo 2. Sobre todo placas hipoecoicas, en las que de 15 a 50% de los pixeles tienen una escala de grises > 25. � Tipo 3. En especial placas hiperecoicas, donde de 51 a 85% de los pixeles tienen una escala de grises > 25. � Tipo 4. Placas hiperecoicas en las cuales > 85% de los pixeles tienen una escala de grises > 25. � Tipo 5. Calcificación extensa y ventana acústica que imposibilita la visuali- zación o la valoración de la sustancia de la placa. Después de la normalización de las imágenes se describió que la distribución de los eventos neurológicos ipsilaterales se concentran en 90% en las placas tipos 2 y 3. Por otro lado, el empleo de ultrasonido de alta resolución permite diagnosti- car la presencia de placas ulceradas, las cuales se encuentran con mayor frecuen- cia en pacientes con síntomas y placas tipos 1 y 2; sin embargo, no hay pruebas que permitan tomar decisiones clínicas basadas sólo en la presencia de placas ul- ceradas.19 39Diagnóstico de enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � CONTROL POR IMAGEN DE INTERVENCIÓN PERCUTÁNEA Exclusión endovascular de aneurisma de aorta abdominal. El seguimiento en los pacientes con exclusión de aneurisma vía endovascular es un requisito funda- mental para detectar complicaciones. El primer control debe realizarse dentro del primer semestre y después cada año. Los métodos de evaluación por imagen de- ben combinarse para poder evaluar adecuadamente el dispositivo. En el cuadro 2–3 se anotan las recomendaciones aceptadas en la actualidad.20 Vasos supraaórticos El fin de realizar un seguimiento posterior a la terapia endovascular de vasos su- praaórticos es identificar a los pacientes asintomáticos de alto riesgo para esteno- sis recurrente. El ultrasonido es útil en fase inicial para evaluar el proceso de re- modelación del segmento tratado y determinar el incremento en el diámetro del stent en los segmentos proximal, medio y distal. Después de dos meses (fase de remodelación), la importancia radica en detectar criterios de reestenosis. Las pruebas actuales señalan que una velocidad máxima sistólica de 150 cm/seg o menor se correlaciona adecuadamente con lesiones no significativas. El incre- mento de la velocidad sistólica máxima > 80% o del radio ACI:ACC es un criterio importante de reestenosis por ultrasonido y una indicación formal de angiografía convencional. El ultrasonido sirve para diagnosticar insuficiencia vertebrobasilar con robo de subclavia en las arterias subclavias y vertebrales. La IRM es el método de ima- gen de gran aplicación en vasos supraaórticos, porque valora la integridad de los vasos extracraneales e intracraneales, además de que diagnostica los eventos is- quémicos agudos o crónicos.12,20 Cuadro 2–3. Seguimiento posterior al tratamiento endovascular de AAA Parámetros Prueba principal Prueba secundaria Tamaño del AAA TC US, IRM Endofuga TC US, IRM Diámetro del cuello TC IRM Migración segmentaria TC (cortes delgados) IRM Migración de componentes Radiografía de abdomen Fractura Radiografía de abdomen Compresión y angulación Radiografía de abdomen Permeabilidad Examen físico, TC, IRM US, ITB, TC AAA = aneurisma de aorta abdominal; TC = angiotomografía computarizada; US = ultrasonido; IRM = Imagen de resonancia magnética con contraste; ITB = índice tobillo–brazo. 41Diagnóstico de enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � vedad de la enfermedad vascular. La exploración física con la determinación del ITB y las presiones segmentarias, una adecuada evaluación de las características de los pulsos y el empleo racional del US, la TAC y las IRM permitirán establecer el diagnóstico de certeza y planear el tratamiento óptimo de acuerdo con el diag- nóstico establecido. El seguimiento del TEV o quirúrgico debe ser clínico y por imagen, para detectar lesiones obstructivas recurrentes o reestenosis en pacientes asintomáticos o en presencia de claudicación, isquemia aguda o eventos isquémi- cos cerebrales. REFERENCIAS 1. Rose SC: Noninvasive vascular laboratory for evaluation of peripheral arterial occlusive disease: Part I: Hemodynamic principles and tools of the trade. JVIR 2000;11:1107–1114. 2. Rose SC: Noninvasive vascular laboratory for evaluation of peripheral arterial occlusive disease: Part II: Clinical applications: chronic, usually atherosclerotic, lower extremity is- chemia. JVIR 2000;11:1257–1275. 3. 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F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � El tiempo de apnea para la obtención de las imágenes debe ser corto para que el paciente pueda tolerarlo, en especial cuando se trata de personas que no pueden mantener la apnea durante tiempos prolongados. Se ha demostrado que la resolución espacial de las imágenes es mejor en cuan- to se hacen cortes de menor grosor; el grosor ideal para evaluar la aorta y las arte- rias de los miembros inferiores varía entre 1 y 2 mm. Si se utilizan bobinas de cuerpo se obtienen imágenes de buena calidad en la aorta abdominal, en las iliacas y en las femorales; sin embargo, para evaluar la arteria poplítea y la circulación distal del pie se recomienda el uso combinado de una bobina de superficie con arreglo en fase (phase array), lo cual permite obte- ner una alta señal en los vasos periféricos. Las secuencias de sustracción son muy importantes para evitar la señal de las estructuras venosas, que pueden producir imágenes artificiales que dificulten el análisis de las arterias.2–5 A pesar de que se utilice una técnica adecuada pueden presentarse artificios, uno de los cuales es la cobertura inapropiada, que se puede evitar si se controla adecuadamente el volumen de la adquisición de las imágenes; también se han en- contrado imágenes artificiales lineales hipointensas y paralelas a los vasos que simulan la presencia de disecciones y artificios de fase, que son sombras paralelas a la dirección longitudinal del vaso e imágenes hiperintensas relacionadas con el volumen y con el tiempo de inyección del contraste, así como con el tiempo de adquisición y con la apnea. Con el uso de una técnica óptima de ARM se pueden obtener resultados diag- nósticos similares a los obtenidos por la AD. Se ha descrito que cuando se estu- dian lesiones estenóticas hemodinámicamente significativas (mayores de 50%) u oclusiones totales la sensibilidad es de 92% y la especificidad de 97%, según los diferentes autores. Una de las limitaciones de la ARM es que no se puede usar en los casos de estenosis de 50% o menores, las cuales se pueden sobreestimar e interpretar como estenosis mayores de 50%. En el caso de los procesos estenóti- cos menores de 50% la sensibilidad de la RM es de 70% y la especificidad de 90%, según algunos autores (figuras 3–1 a 3–6).6,7 Otra de las limitaciones que se le han atribuido a la ARM es la dificultad para la evaluación adecuada de las estructuras vasculares más distales. Sin embargo, en estudios comparativos entre la AD y la RM se ha demostrado información adi- cional en los pacientes en los que se estudiaron las estructuras vasculares de los pies con ARM, en comparación con los que se estudiaron con AD. En el estudio de los pacientes con ARM se debe considerar la presencia de va- cíos de señal producidos por la presencia de clips quirúrgicos y stents metálicos, los cuales pueden simular la existencia de una estenosis grave. Los stents de acero producen más artificios que los de nitinol, aunque en ambos casos la evaluación de la luz arterial o de la patencia dentro del stent es difícil de valorar con ARM.8–10 46 (Capítulo 3)Enfermedad vascular periférica Figura 3–1. Angiorresonancia magnética; permite la eva- luación de la aorta distal y de las arterias de los miembros inferiores con excelente resolución espacial. ANGIOTOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA Este método ha evolucionado rápidamente desde los sistemas espirales de un solo detector hasta los actuales equipos de multidetector, que varían de los equipos de cuatro grupos de detectores pasando por los de 16, 64 o más grupos de detectores. La TC más las nuevas generaciones de multidetector permite obtener cortes finos de 3 mm o menos y utilizar reconstrucciones segmentarias interpoladas de cerca de 50%. Teniendo en cuenta que se requieren estudios que cubran grandes longitudes, como de la aorta abdominal a las arterias del pie, con una inyección única de contraste se deben adquirir las imágenes en forma rápida para obtener los estudios en fase arterial. Una de las técnicas recomienda la realización de un bolo de prueba de 15 mm en el lugar elegido para calcular el pico máximo del contraste y determinar así el retraso (delay) en la adquisición. También con los sistemas de TC es posible obtener imágenes con un cálculo automatizado del re- tardo (bolus tracking, smart prep). 48 (Capítulo 3)Enfermedad vascular periférica Figura 3–4. Angiorresonancia magnética; enfermedad aterosclerótica con oclusión de ambas arterias femorales superficiales y llenado distal a expensas de la circulación co- lateral. Para evaluar aún mejor las estructuras vasculares es imprescindible realizar un posproceso de las imágenes adquiridas. La presentación de las imágenes debe ser lo más similar posible a la AD. Con los equipos actuales se obtienen cerca de 700 imágenes en plano axial, que deben reconstruirse con diferentes modalidades, aunque las modalidades que más se emplean hoy en día son la de máxima intensi- Figura 3–5. Angiorresonancia magnética; se aprecia un segmento de estenosis en la porción distal de la arteria femoral derecha. Este método demuestra de manera adecua- da el sitio y la longitud del proceso. 50 (Capítulo 3)Enfermedad vascular periférica Figura 3–7. Angiotomografía computarizada. Reconstrucción con máxima intensidad de proyecciones (MIP), que demuestra la aorta distal y las arterias iliacas y femorales con una adecuada resolución espacial. una técnica alternativa útil y competitiva con la AD para la valoración de la enfer- medad arterial vascular periférica. Hay muchos estudios que comparan ambos métodos y han demostrado que los resultados son muy parecidos en cuanto al diag- nóstico de las lesiones arteriales oclusivas, sobre todo en las que corresponden a estenosis hemodinámicamente significativas. La posibilidad de sobreestimar con ARM las lesiones estenóticas inferiores de 50% podría llevar en ciertos casos a planificar tratamientos de lesiones que no son hemodinámicamente significati- Figura 3–8. Angiotomografía computarizada. Oclusión total de la aorta distal que se ex- tiende a las arterias iliacas; se asocia con una circulación colateral compensatoria. 52 (Capítulo 3)Enfermedad vascular periférica Figura 3–11. Angiotomografía computarizada. Reconstrucción volumétrica (volume rendering) en 3D. Se aprecian ambas arterias femorales superficiales, poplíteas y tron- cos tibioperoneos con una adecuada resolución espacial. La ARM se compara con la AD considerando a esta última como un método de referencia estandard en ausencia de una técnica más precisa; sin embargo, hay que tener en cuenta las limitaciones de la AD. En las lesiones arteriales no concéntricas existen muchas limitaciones provo- cadas por la proyección que se obtiene en la AD que muchas veces muestra un Figura 3–12. Angiotomografía computarizada. Reconstrucción con el sistema de máxi- ma intensidad de proyecciones (MIP). Se aprecian ambas arterias femorales superficia- les, poplíteas y troncos tibioperoneos con una adecuada resolución espacial; hay múlti- ples placas de ateroma calcificadas que no afectan significativamente el calibre arterial. 53Métodos de evaluación por imagen en la enfermedad arterial periférica E di to ria l A lfi l. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. � Figura 3–13. Angiotomografía computarizada. Reconstrucción con el sistema de máxi- ma intensidad de proyecciones (MIP); se aprecian ambas arterias femorales y los tron- cos tibioperoneos; existen placas de ateroma calcificadas a diferentes niveles. único plano. La pregunta en la actualidad es si la ARM está en condiciones de sustituir por completo a la AD en el diagnóstico de la patología arterial periférica y con ello contar con una técnica útil para planificar el tratamiento más adecuado. Hoy en día los equipos de generaciones más nuevas de RM han demostrado que la angiorresonancia es una técnica adecuada para el estudio arterial de los miembros inferiores, porque evita en la mayoría de los casos la realización de una AD. Las ventajas fundamentales de la angiorresonancia radican en que se trata de una técnica no invasiva que no necesita radiación ionizante y en el hecho de que el gadolinio es un medio de contraste menos agresivo que el yodo. Recientemente se han utilizado equipos de mayor campo magnético, con mag- netos de 3 Tesla, y se están empleando también contrastes con una mayor concen- tración que el gadolinio, y quizá esta combinación represente una mejoría signifi- cativa en el uso de esta técnica. La ATC–M constituye un método útil en los pacientes que no son candidatos a una ARM y en los que no se puede practicar una AD. La TC–M tiene ventajas respecto de la ARM, sobre todo en los pacientes que tienen prótesis intraarteria- les, ya que se puede valorar mejor la permeabilidad de las prótesis con minimiza- ción de los artificios, lo cual ocurre también en pacientes con clips quirúrgicos. Uno de los inconvenientes de la ATC es la presencia de calcificaciones, en espe- cial en los troncos distales, que limitan la valoración de la permeabilidad de los vasos tanto en las reconstrucciones de máxima intensidad de proyecciones como en las imágenes originales o en las reconstrucciones volumétricas. La ARM y la TC tienen también la ventaja de que ofrecen información de otros tejidos y órga- 54 (Capítulo 3)Enfermedad vascular periférica nos que no son vasculares, lo cual sirve en patologías obstructivas en los miem- bros inferiores, como en circunstancias donde existe atrapamiento poplíteo pro- ducido por variantes anatómicas en la localización de la arteria poplítea que produce compresión vascular sobre la arteria a expensas de los músculos poste- riores de las piernas. El empleo de equipos de TC con mayor número de detecto- res acorta en gran medida los tiempos de exploración y hace muy prometedor el futuro de la TC en la evaluación de la patología vascular arterial periférica.16–20 REFERENCIAS 1. Thurnher SA, Capelastegui A, Herraiz OF, Dondelinger RF, Gervás C et al.: Safety and effectiveness of single versus triple–dose gadodiamide injection–enhanced MR angiogra- phy of the abdomen: a phase III double–blind multicenter study. Radiology 2001;219:137– 146. 2. 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Los costos por paciente alcanzan los 100 000 dólares, que incluyen costos por atención
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