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1328 © 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos EPIDEMIOLOGÍA, 1328 Factores de riesgo para la enfermedad arterial periférica, 1328 Fisiopatología de la enfermedad arterial periférica, 1329 Factores que regulan el aporte de sangre, 1329 Estructura del músculo esquelético y función metabólica, 1330 MANIFESTACIONES CLÍNICAS, 1330 Síntomas, 1330 Hallazgos físicos, 1331 Categorización, 1332 VALORACIÓN DE LA ENFERMEDAD ARTERIAL PERIFÉRICA, 1332 Medición de la presión segmentaria, 1332 Índice tobillo-brazo, 1332 Prueba de ejercicio en cinta continua, 1333 Registro del volumen del pulso, 1333 Ecografía Doppler, 1334 Ecografía dúplex, 1334 Angiografía por resonancia magnética, 1335 Angiografía por tomografía computarizada, 1335 Angiografía con contraste, 1335 PRONÓSTICO, 1335 TRATAMIENTO, 1335 Modificación de los factores de riesgo, 1335 Abandono del hábito tabáquico, 1336 Tratamiento de la diabetes, 1336 Control de la presión arterial, 1337 Tratamiento antiagregante, 1337 TRATAMIENTO DE LOS SÍNTOMAS Y PREVENCIÓN DE EPISODIOS VASCULARES EN LAS EXTREMIDADES, 1338 Entrenamiento físico, 1338 Abandono del hábito tabáquico, 1339 Farmacoterapia para mejorar la claudicación, 1339 Tratamiento antitrombótico, 1340 Angioplastia transluminal percutánea y endoprótesis, 1340 Cirugía arterial periférica, 1340 VASCULITIS, 1341 TROMBOANGITIS OBLITERANTE, 1341 ARTERITIS DE TAKAYASU Y ARTERITIS DE CÉLULAS GIGANTES, 1342 DISPLASIA FIBROMUSCULAR, 1342 SÍNDROME DE ATRAPAMIENTO DE LA ARTERIA POPLÍTEA, 1343 ISQUEMIA AGUDA DE EXTREMIDADES, 1343 ATEROEMBOLIA, 1345 Manifestaciones clínicas, 1345 BIBLIOGRAFÍA, 1346 DIRECTRICES, 1347 64 Enfermedad arterial periférica MARC P. BONACA Y MARK A. CREAGER La enfermedad arterial periférica (EAP) generalmente hace referencia a la obstrucción aguda o crónica de las arterias que irrigan las extremida- des inferiores o superiores que, en caso de ser grave, produce isquemia distal y pérdida potencial de tejido.1 Es causada habitualmente por ateroesclerosis, pero la EAP también puede ser producto de trombosis, embolia, vasculitis, displasia fibromuscular o atrapamiento. El término enfermedad vascular periférica es menos específico debido a que agrupa un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que incluye otros trastornos ateroescleróticos, como la enfermedad de la arteria renal o la de la arteria carótida, así como vasculitis, vasoespasmo, trombosis venosa, insuficiencia venosa y trastornos linfáticos. La EAP ateroesclerótica se correlaciona fuertemente con el riesgo de episodios cardiovasculares adversos mayores (ECAM) debido a que se asocia frecuentemente con ateroesclerosis coronaria y cerebral.1 Los pacientes con EAP y enfermedad sintomática cerebrovascular o coronaria concomitante se encuentran en riesgo particularmente alto. Los pacientes con EAP también tienen morbilidad por las extremidades, incluidas claudicación intermitente, isquemia de extremidades crónica crítica, isquemia de extremidades aguda y pérdida de tejido.2,3 La mor- bilidad por extremidades impacta la calidad de vida e independencia y, en sus formas graves, se asocia con incremento de la mortalidad.4 La EAP está subdiagnosticada, y la utilización de tratamientos indicados es baja.5 Como una manifestación de ateroesclerosis asociada con riesgo cardiovascular incrementado, los cardiólogos manifiestan un creciente interés en su diagnóstico y manejo. Los clínicos que tratan pacientes con EAP no solo deben ser hábiles en la aplicación de estrategias para reducir el riesgo isquémico sistémico, sino que también deben saber cómo caracterizar la gravedad de la enfermedad en las extremidades y el uso de tratamientos que optimicen la función y reduzcan la pérdida de tejido. Este capítulo aporta un marco de referencia para el diagnóstico y manejo de pacientes con EAP. EPIDEMIOLOGÍA La prevalencia de la EAP varía de acuerdo con la población estudiada, el método diagnóstico utilizado y si los síntomas son incluidos para derivar estimaciones. La mayoría de los estudios epidemiológicos han utilizado mediciones no invasivas, el índice tobillo-brazo (ITB), para diagnosticar EAP. El ITB es la razón entre la presión arterial sistólica del tobillo y el brazo (v. más adelante). La prevalencia de la EAP basada en valores anómalos de ITB se encuentra en rangos del 6% entre personas de 40 años o más hasta el 15-20% entre las de 65 años o más.6,7 La EAP afecta a 8-10 millones de individuos en EE. UU. y a más de 200 millones de personas en el mundo.8 La prevalencia de la EAP es mayor en hombres que en mujeres en la mayoría de los estudios. Si se toma en consideración el número total de mujeres y hombres en la población de EE. UU., sin embargo, hay más mujeres que hombres con EAP.9 La raza negra tiene una mayor prevalencia de la EAP que los caucásicos no hispánicos.10 Existen cuestionarios específicamente diseñados para obtener sínto- mas de claudicación intermitente que pueden servir para la valoración de la prevalencia de enfermedad sintomática en estas poblaciones. En términos generales, la prevalencia estimada de claudicación es del 1-4,5% en una población mayor a 40 años.1,6 La prevalencia e incidencia de la claudicación se incrementa con la edad y es mayor en hombres que en mujeres en la mayoría de los estudios10 (fig. e64-1). Las estimaciones varían por edad y sexo, pero generalmente indican que del 10 al 30% de los pacientes con EAP presentan claudicación. La incidencia de isquemia crítica de extremidades (ICE) es de aproximadamente 22 casos por cada 100.000 por año, afectando al 1-2% de los pacientes con EAP.1,11 Existe menos información disponible respecto a la prevalencia e incidencia de isquemia aguda de extremidades (IAE), con estimaciones entre pacientes con EAP sintomática de aproximadamente el 1-2% por año.3,12 La incidencia de amputación va de 112 a 250 por millón por año. Factores de riesgo para la enfermedad arterial periférica Los factores de riesgo bien conocidos modificables asociados con ateroesclerosis coronaria también contribuyen con ateroesclerosis de la circulación periférica (v. capítulo 45). Los factores de riesgo más fuertemente asociados con mayor riesgo de EAP son tabaquismo y diabetes mellitus (DM); dislipidemia, hipertensión, enfermedad renal crónica e inflamación, medida por la concentración de proteína C reactiva (CRP), también se asocian con riesgo aumentado de EAP (tabla 64-1). Datos de múltiples estudios observacionales indican un incremento del doble hasta el cuádruple en la prevalencia de EAP en fumadores actuales en comparación con no fumadores, asociándose el cese del Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1329 En ferm ed ad arterial p eriférica 64 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . hábito con mejores resultados.13,14 Existe una relación dosis-respuesta entre la exposición durante la vida a cigarrillos y la incidencia de EAP sintomática. En el Women’s Health Study, la hazard ratio para la incidencia de EAP sintomática en fumadores de más de 15 cigarrillos por día fue de 17 (intervalo de confianza al 95% [IC], 11-27); el riesgo disminuyó después del cese del hábito tabáquico.13 Los pacientes con DM habitualmente presentan EAP extensa y grave, y una mayor propensión a calcificación arterial.15 El síndrome metabólico también se asocia con EAP.16 El compromiso de las arterias femorales y poplíteas recuerda a aquel en las personas no diabéticas, pero la enfermedad distal que afecta las arterias tibiales y peroneas ocurre con mayor frecuencia. Entre los pacientes con EAP, los pacientes diabéticos son más propensosque los pacientes no diabéticos a presentar ICE o sufrir una amputación.15 Las anomalías en el metabolismo de los lípidos se asocian con EAP. Las elevaciones del colesterol total o unido a lipoproteínas de baja densidad (LDL) aumentan el riesgo de EAP y claudicación en la mayoría de los estudios. La hipertrigliceridemia predice riesgo de EAP cuando se considera como una variable independiente, pero su efecto disminuye cuando se considera en el contexto de otras fracciones de lípidos.11,17 Además, la hipertensión aumenta el riesgo de EAP de 1,3 a 2,2 veces.17,18 El riesgo de desarrollar EAP y claudicación intermitente aumenta progresivamente con el número de factores de riesgo. La biopatología de la EAP involucra inflamación, como lo hace la ateroesclerosis en otros lechos tisulares.19 Altas concentraciones de fibrinógeno están asociadas con un riesgo aumentado de desarrollar EAP, probablemente por reflejo de una inflamación incrementada más que por un efecto procoagulante. Los niveles de moléculas de adhesión leucocítica y las características de la agregación leucocito-plaqueta se correlacionan con el desarrollo y la extensión de la EAP.20,21 Los niveles de CRP, monocitos y lipoproteína asociada a fosfolipasa A2 en sangre periférica se asocian independientemente con EAP, compatible con un rol de inmunidad innata e inflamación crónica en su patogenia.19,22 Por el contrario, la bilirrubina plasmática, un antioxidante endógeno con propiedades antiinflamatorias, se asocia con una prevalencia reducida de EAP. La inflamación aporta el vínculo mecánico entre muchos de los factores de riesgo comunes de ateroesclerosis y el proceso fisiopatológico en la pared arterial que lleva a la EAP. Fisiopatología de la enfermedad arterial periférica La claudicación intermitente resulta de un desequilibrio en el aporte- demanda de oxígeno (O2) análogo a la angina en pacientes con angina estable. El impedimento en la capacidad de aporte de O2 asociado a disfunción en la extracción de O2 y la utilización en la zona muscular provocan dolor isquémico a través de la activación de receptores senso- riales locales por acumulación de lactato y otros metabolitos (fig. 64-1). Los pacientes con claudicación intermitente pueden presentar una única o múltiples lesiones oclusivas en las arterias que irrigan la extremidad. El flujo sanguíneo y el consumo de O2 por parte de la pierna son normales en reposo, pero las lesiones obstructivas limitan el flujo sanguíneo y el aporte de O2 durante el ejercicio, tanto que las necesidades metabólicas del músculo durante el ejercicio sobrepasan el aporte de O2 y nutrientes disponibles. Pacientes con isquemia crítica de extremidades típicamente presentan múltiples lesiones oclusivas, de tal modo que incluso el aporte de sangre en reposo no alcanza las necesidades nutricionales de la extremidad, lo que lleva a dolor en reposo y pérdida tisular. Factores que regulan el aporte de sangre El flujo a través de una arteria está directamente relacionado con la presión de perfusión e inversamente relacionado con la resistencia vas- cular (v. capítulo 57). La estenosis reduce el flujo a través de la arteria (fig. 64-2), como se describe en la ecuación de Poiseuille: = ∆ π η r l Q P 8 4 donde ∆P es el gradiente de presión a través de la estenosis, r es el radio residual del lumen, η es la viscosidad de la sangre y l es la longitud del vaso afectada por la estenosis. A medida que la gravedad de una lesión este- nótica aumenta, el flujo cae progresivamente. El gradiente de presión a través de la estenosis se incrementa de un modo no lineal, enfatizando así la importancia de una estenosis a tasas elevadas de flujo sanguíneo. Habitualmente, existe un gradiente de presión arterial en reposo si la estenosis reduce el diámetro del lumen en más del 50% debido a que a medida que se desarrolla flujo distorsionado, se pierde energía cinética. Una estenosis que no causa un gradiente de presión en reposo puede causar uno durante el ejercicio cuando el flujo sanguíneo se incremente debido al aumento del gasto cardíaco y la disminución de la resistencia vas- cular. Consecuentemente, a medida que el flujo a través de una estenosis se incrementa, la presión de perfusión distal cae. Debido a que la demanda metabólica del músculo en ejercicio sobrepasa su aporte sanguíneo, los metabolitos locales (incluidos adenosina, óxido nítrico [NO], potasio [K+]) e hidrógeno iónico [H+]) se acumulan y los vasos de resistencia periférica se dilatan. Por tanto, la presión de perfusión cae más debido a que la estenosis limita el flujo. Además, la presión intramuscular aumenta durante el ejercicio y puede superar la presión arterial distal a una oclusión e inte- rrumpir el flujo sanguíneo. El flujo a través de vasos sanguíneos colaterales habitualmente puede satisfacer las necesidades metabólicas en reposo del tejido músculo esquelético, pero no es suficiente durante el ejercicio. Las anomalías funcionales en la reactividad vasomotora también pueden interferir en el flujo sanguíneo. Los pacientes con ateroesclerosis periférica presentan una capacidad reducida vasodilatadora tanto de los vasos de conducción como los de resistencia. Normalmente, las arterias se dilatan en respuesta a estímulos farmacológicos o bioquímicos, como acetilcolina, serotonina, trombina y bradicinina, así como en respuesta a la tensión de cizallamiento (shear stress) inducida por incrementos en el flujo sanguíneo. Esta respuesta vasodilatadora resulta de la liberación de sustancias biológicamente activas desde el endotelio, particularmente NO. La relajación vascular de un vaso de conducción que ocurre después de un estímulo de flujo, como aquel inducido por el ejercicio, puede facilitar el aporte de sangre a los músculos en ejercicio en personas sanas. Las arterias femorales ateroescleróticas y los vasos de resistencia de las pantorrillas de pacientes con EAP presentan vasodilatación dependiente de endotelio alterada en respuesta al flujo o estímulos farmacológicos. Este fallo en la vasodilatación puede prevenir un incremento en el aporte nutritivo de sangre al músculo en ejercicio debido a que el NO derivado del endotelio puede contribuir al flujo sanguíneo hiperémico después de un estímulo isquémico. Q=∆Pπr48ηl TABLA 64-1 Razones de posibilidades de enfermedad arterial periférica en personas con factores de riesgo FACTOR DE RIESGO RAZONES DE POSIBILIDADES (IC AL 95%) Tabaquismo 4,46 (2,25-8,84) Diabetes mellitus 2,71 (1,03-7,12) Hipertensión 1,75 (0,97-3,13) Hipercolesterolemia 1,68 (1,09-2,57) Hiperhomocisteinemia 1,92 (0,95-3,88) Insuficiencia renal crónica 2 (1,08-3,7) Resistencia a la insulina 2,06 (1,1-4) Proteína C reactiva 2,2 (1,3-3,6) Datos derivados de reportes del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES): Selvin E, Erlinger TP. Prevalence of and risk factors for peripheral arterial disease in the United States: results from NHANES, 1999–2000. Circulation 2004;110:738; Pande RL, Perlstein TS, Beckman JA, Creager MA. Association of insulin resistance and inflammation with peripheral arterial disease: NHANES, 1999–2004. Circulation 2008;118:33; O’Hare AM, Glidden DV, Fox CS, Hsu CY. High prevalence of peripheral arterial disease in persons with renal insufficiency: results from NHANES, 1999–2000. Circulation 2004;109:320; y Guallar E et al. Confounding of the relation between homocysteine and peripheral arterial disease by lead, cadmium, and renal function. Am J Epidemiol 2006;163:700.) FIGURA 64-1 Mecanismos de las limitaciones funcionales en la enfermedad arterial periférica (EAP). (Modificado de Bonaca MP, Creager MA. Pharmacological treatment and current management of peripheral artery disease. Circ Res 2015;116:1579-98.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización.Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1330 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S AT ER O ES CL ER Ó TI CA S VII Las anomalías en la microcirculación también contribuyen a la fisiopatología de la ICE. Los pacientes con isquemia grave de extremidades presentan un número reducido de capilares cutáneos perfundidos. Otras causas potenciales de perfusión capilar disminuida en la ICE son la deformabilidad reducida de los eritrocitos, la adhesividad incrementada de leucocitos, la agregabilidad plaquetaria, el fibrinógeno, la trombosis microvascular, la vasoconstricción excesiva y el edema intersticial. La pre- sión intravascular también puede disminuir debido a dilatación arteriolar precapilar secundaria a la liberación local de metabolitos vasoactivos.23 Estructura del músculo esquelético y función metabólica El examen electrofisiológico e histopatológico ha hallado evidencia de desnervación axonal parcial del músculo esquelético en piernas afectadas por EAP. Las fibras de tipo I de oxidación lenta se hallan preservadas, pero las fibras de tipo II glucolíticas rápidas se pierden en el músculo esquelético de los pacientes con EAP. La pérdida de las fibras de tipo II se correlaciona con la disminución de la fuerza muscular y la reducida capacidad de ejercicio. En el músculo esquelético distal a la EAP, el cambio a metabolismo anaeróbico ocurre antes durante el ejercicio y persiste más tiempo después del ejercicio. Los pacientes con claudicación presentan una liberación incrementada de lactato y acumulación de acilcarnitinas durante el ejercicio y cinética de desaturación de O2 enlentecida, indicadores de metabolismo oxidativo inefectivo.23 Además, la actividad respiratoria mitocondrial y los tiempos de recuperación de fosfocreatina y trifosfato de adenosina (ATP) están retrasados en los músculos de las pantorrillas en pacientes con EAP, como se puede valorar después del ejercicio submáximo en la resonancia magnética (RM) por espectroscopia de 31P.23a MANIFESTACIONES CLÍNICAS Síntomas Los síntomas cardinales de la EAP incluyen dolor de extremidad con el ejercicio (claudicación intermitente) o en reposo. El término claudicación deriva del latín claudicare, «cojear». La claudicación intermitente se refiere a un dolor, molestia, sensación de fatiga u otro malestar que ocurre en el grupo muscular afectado con el ejercicio, particularmente la marcha, y que remite con el reposo. La localización del síntoma con frecuencia se relaciona con el sitio de la estenosis más proximal. La claudicación glútea, de la cintura o los muslos ocurre típicamente en pacientes con obstrucción de las arterias aorta e ilíacas. La claudicación de las panto- rrillas es causada por estenosis de las arterias femorales o poplíteas. El músculo gastrocnemio (gemelos) consume más oxígeno durante la marcha más que cualquier otro grupo de músculos de la pierna y es por ello por lo que causa los síntomas más frecuentemente reportados por los pacientes. La claudicación de los tobillos o pie ocurre en pacientes con enfermedad de las arterias tibiales y peroneas. De manera similar, las estenosis de las arterias subclavias, axilares o braquiales pueden causar claudicación del hombro, el bíceps o el antebrazo, respectivamente. Los síntomas deberían resolverse varios minutos después del cese de esfuerzo. El dolor episódico en la pantorrilla o el muslo que ocurre durante el reposo, como los calambres nocturnos, no debe confundirse con claudicación y no son síntomas de EAP. La anamnesis obtenida de personas que refieren claudicación debe detallar la distancia, velocidad, e inclinación de marcha que precipiten la claudicación. Dicha valora- ción de línea de base sirve para evaluar discapacidad y provee una medición inicial cualitativa con la cual determinar estabilidad, mejoría o deterioro a lo largo de los encuentros subsiguientes con el paciente. La EAP puede provocar limitaciones funcionales más allá de aquellas causadas por dolor. Los pacientes con EAP caminan más lentamente y presentan menor resistencia a la marcha que los pacientes con EAP.24 Se pueden emplear múltiples cuestionarios para valorar la presencia y la gravedad de la claudicación. El Rose Questionnaire fue desarro- llado inicialmente para diagnosticar tanto angina como claudicación intermitente en encuestas epidemiológicas. Explora acerca de si el dolor se desarrolla en ambas pantorrillas al caminar y si el dolor ocurre en reposo, durante la marcha a un paso habitual o apurado, o en la marcha en pendiente. Se han desarrollado varias modificaciones de este cuestionario, incluidos el Edinburgh Claudication Questionnaire y FIGURA 64-2 Fisiopatología de la claudicación intermitente. En arterias sanas (arriba), el flujo es laminar, y la función endotelial es normal; por tanto, el flujo sanguíneo y el aporte de oxígeno se ajustan a la demanda metabólica muscular en reposo y durante el ejercicio. El metabolismo muscular es eficiente y provoca estrés oxidativo bajo. En contraste, en la enfermedad arterial periférica (abajo), la estenosis arterial genera flujo alterado, y la pérdida de la energía cinética produce una caída en la presión a través de la estenosis. Los vasos colaterales poseen alta resistencia y compensan de manera parcial la estenosis arterial. Además, la función endotelial se encuentra alterada, lo que se traduce en una mayor pérdida de la función vascular. Estos cambios limitan la respuesta de flujo sanguíneo al ejercicio y producen un desajuste de aporte de oxígeno respecto a la demanda metabólica muscular. Cambios en el metabolismo del músculo esquelético comprometen aún más la generación eficiente de fosfatos de alta energía. El estrés oxidativo, resultado de la oxidación ineficiente, compromete aún más la función endotelial y el metabolismo muscular. ITB, índice tobillo-brazo. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1331 En ferm ed ad arterial p eriférica 64 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . el San Diego Claudication Questionnaire,24 que son más sensibles y específicos que el diagnóstico de claudicación intermitente de un clínico basado en la distancia caminada, la velocidad de marcha y la naturaleza de los síntomas. Otro instrumento validado, el Walking Impairment Questionnaire, hace una serie de preguntas y deriva un puntaje de resultado basado en la distancia caminada, velocidad de marcha y naturaleza de los síntomas.23,25,26 Los síntomas que se parecen a claudicación de las extremidades ocasionalmente son resultado de causas no ateroescleróticas de obs- trucción arterial (tabla 64-2), incluidos la embolia arterial; vasculi- tis como la tromboangitis obliterante, la arteritis de Takayasu y la arteritis de células gigantes; la coartación de aorta; la displasia fibromuscular; la irradiación; la endofibrosis de la arteria ilíaca externa, y la compresión extravascular como resultado de atrapamiento arterial o un quiste de la adventicia (v. capítulo 94). Múltiples causas no vasculares del dolor de piernas durante el ejercicio deben considerarse en el diagnóstico diferencial de claudicación intermitente. La radiculopatía lumbosacra producto de enfermedad articular degenerativa, la estenosis espinal y hernias discales pueden causar dolor en glúteos, cadera, muslos, panto- rrillas o pie durante la marcha, habitualmente después de distancias muy cortas o incluso solo al estar de pie. Este síntoma ha sido llamado seudoclaudicación neurógena. La enfermedad espinal lumbosacra y la EAP afectan preferentemente a la población anciana y, por tanto,pueden coexistir en el mismo individuo. Cambios posicionales en los síntomas o atenuación del dolor durante la marcha con inclinación hacia delante, como con los carros de compra, son sugestivos de una causa neurógena más que de síntomas vasculares. La artritis de las caderas y las rodillas también provoca dolor en las piernas con la marcha. Típicamente, el dolor es localizado en la articulación afectada y puede ser inducido durante el examen físico por palpación y maniobras de rango de movimiento. El síndrome compartimental del ejercicio ocurre más frecuentemente en deportistas con grandes músculos de la pantorrilla; la presión tisular aumentada durante el ejercicio limita el flujo microvascular y provoca dolor u opresión en la pantorrilla. Los síntomas mejoran tras el cese del ejercicio. Raramente, desórdenes del músculo esquelético como miositis pueden causar dolor de piernas durante el ejercicio. La enfermedad de almacenamiento de glucógeno de tipo V, también conocida como síndrome de McArdle, en el cual la fosforilasa del músculo esquelético es deficiente, puede causar síntomas que imitan la claudicación de la EAP. Los pacientes con insuficiencia venosa crónica a veces refieren molestia en las piernas durante el ejercicio, un trastorno llamado claudicación venosa. La hipertensión venosa durante el ejercicio aumenta la resistencia arterial en la extremidad afectada y limita el flujo sanguíneo. En el caso de la insuficiencia venosa, la elevada presión extravascular causada por un edema intersticial disminuye aún más la perfusión capilar. El edema periférico, la pigmentación por estasis venosa y ocasionalmente las varicosidades venosas demostradas en el examen físico pueden aportar indicios para esta inusual causa de dolor de piernas durante el ejercicio. Los síntomas y la pérdida de tejido tienen lugar en reposo en pacientes con ICE. Típicamente, los pacientes se quejan de dolor o parestesias en el pie o dedo gordo de la extremidad afectada. Este malestar empeora con la elevación de la pierna y mejora al bajarla, como podría anticiparse por el efecto de la gravedad en la presión de perfusión. El dolor puede ser particularmente intenso en sitios de fisuras, ulceración o necrosis de la piel. Frecuentemente, la piel es muy sensible, e incluso el peso de la ropa de cama o sábanas provoca dolor. Los pacientes suelen sentarse al borde de la cama para dejar sus piernas colgando para aliviar el malestar. En contraste, los pacientes con neuropatía pueden experimentar poco o nada de dolor a pesar de la presencia de isquemia grave. La ICE y la isquemia crítica digital pueden ser producto de oclusiones arteriales por una variedad de etiologías, aparte de la ateroesclerosis, incluidos trastornos como la tromboangitis obliterante, vasculitis como el lupus eritematoso sistémico (LES) o la esclerodermia, el vasoespasmo, la embolia ateromatosa y la oclusión arterial aguda secundaria a trombosis o embolia (v. más adelante). La artritis gotosa aguda, traumatismos y la neuropatía sensorial como la causada por la DM, radiculopatías lumbosacras y el síndrome de dolor regional complejo (conocido previamente como «distrofia simpática refleja») pueden causar dolor de pie. Las úlceras de pierna también ocurren en pacientes con insuficiencia venosa o neuropatía sensorial, particular- mente aquella relacionada con diabetes. Estas úlceras parecieran ser diferentes a aquellas causadas por EAP. La úlcera de la insuficiencia venosa se localiza habitualmente cercana al maléolo medial y tiene un borde irregular y base rosada con tejido de granulación. En general, estas producen dolores más leves que aquellas causadas por EAP. Las úlceras neurotróficas se presentan en sitios de presión o trauma, habitualmente en la planta del pie. Estas úlceras son profundas, frecuen- temente infectadas, y generalmente no dolorosas debido a la pérdida de la sensibilidad. Hallazgos físicos Un examen cardiovascular completo incluye palpación de los pulsos periféricos, inspección de las extremidades, incluidos los pies, y aus- cultación de las arterias accesibles en busca de soplos. Las anomalías en el pulso y la presencia de soplos aumentan la probabilidad de EAP.23,24 Los pulsos fácilmente palpables en individuos sanos incluyen el braquial, radial y humeral en los miembros superiores y el femoral, poplíteo, dorsal pedio y tibial posterior en los miembros inferiores. La aorta también puede ser palpada en personas delgadas. Un pulso disminuido o ausente indica presión disminuida desde una estenosis más proximal. Por ejemplo, un pulso femoral derecho normal con pulso femoral izquierdo ausente sugiere la presencia de estenosis de la arteria iliofemoral izquierda. Un pulso de la arteria femoral normal con pulso poplíteo ausente indicaría una estenosis en la arteria femoral superficial o arteria poplítea proximal. Un pulso poplíteo palpable con ausencia de pulsos pedio dorsal o tibial posterior indica enfermedad de las arterias tibial anterior y posterior, respectivamente. Los soplos habitualmente son un signo de velocidad de flujo sanguíneo acelerada y alteraciones del flujo en sitios de estenosis. Debe utilizarse un estetoscopio para auscultar la fosa supraclavicular e infraclavicular en busca de evidencia de estenosis de la arteria subclavia; el abdomen, los flancos y la pelvis en busca de evidencia de estenosis de la aorta y sus ramas, y la región inguinal en busca de evidencia de estenosis de la arteria femoral. Se puede inducir palidez en las plantas de los pies de algunos pacientes con EAP con la realización de una maniobra en la cual el pie es elevado por encima del nivel del corazón y los músculos de la pantorrilla son ejercitados por dorsi- flexión y flexión plantar repetida del tobillo. Las piernas después son colocadas de manera que queden colgando, y se mide el tiempo hasta la aparición de hiperemia por rubor evidente y distensión venosa. Cada una de estas variables depende de la tasa de flujo sanguíneo, el cual en cambio refleja la gravedad de la estenosis y la adaptación de los vasos colaterales. TABLA 64-2 Diagnósticos diferenciales de dolor de pierna durante el ejercicio Causas vasculares Ateroesclerosis Trombosis Embolia Vasculitis Tromboangitis obliterante Arteritis de Takayasu Arteritis de células gigantes Coartación de aorta Displasia fibromuscular Irradiación Endofibrosis de la arteria ilíaca externa Compresión extravascular Atrapamiento arterial (p. ej., atrapamiento de la arteria poplítea, síndrome de salida torácica) Quistes adventicios Causas no vasculares Radiculopatía lumbosacra Artritis degenerativa Estenosis espinal Hernia de disco Artritis Cadera, rodillas Insuficiencia venosa Miositis Enfermedad de almacenamiento de glucógeno de tipo V (síndrome de McArdle) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1332 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S AT ER O ES CL ER Ó TI CA S VII Las piernas de los pacientes con enfermedad aortoilíaca crónica pueden exhibir atrofia muscular. Signos adicionales de isquemia crónica de bajo grado incluyen pérdida del vello, uñas del pie dis- tróficas, engrosadas y frágiles, piel suave y brillosa, y atrofia de la grasa subcutánea de las almohadillas digitales. Pacientes con isquemia grave de extremidades presentan piel fría y también pueden hallarse petequias, cianosis o palidez persistente, rubor al erguirse, edema pedio producto del ortostatismo prolongado, fisuras cutáneas, ulceración o gangrena. Las úlceras causadas por EAP presentan típicamente una base pálida con bordes irregulares y habitualmente comprometen las puntas de los dedos o el talón del pie, o se desarrollan en sitiosde presión (fig. 64-3). Estas úlceras varían en tamaño y pueden ser pequeñas desde 3 a 5 mm. Categorización La clasificación de los pacientes con EAP depende de la gravedad de los síntomas y las alteraciones detectadas en el examen físico. La categorización de las manifestaciones clínicas de la EAP ayuda a caracterizar el riesgo y aporta una base para el tipo y la intensidad de la intervención terapéutica. Fontaine describió un esquema ampliamente utilizado que clasifica a los pacientes en uno de cuatro estadios, que van desde asintomático hasta ICE (tabla 64-3). Múltiples sociedades profesionales vasculares han adoptado la escala de Rutherford, una clasificación contemporánea más descriptiva que comprende pacientes asintomáticos, tres grados de claudicación y tres grados de ICE que van desde solo dolor en reposo a pérdida tisular mayor23,24,27 (tabla 64-4). VALORACIÓN DE LA ENFERMEDAD ARTERIAL PERIFÉRICA Los pacientes con signos o síntomas sugestivos de EAP deberían realizarse estudios para confirmar el diagnóstico y caracterizar la distribución y gravedad de la enfermedad. En pacientes con factores de riesgo, los clínicos deben estar atentos a la presencia de síntomas atípicos, realizar un examen físico vascular y estudios en aquellos con anamnesis o exploración sugestivas de EAP. Medición de la presión segmentaria La medición de presión arterial sistólica (PAS) a lo largo de segmentos secuenciales de cada extremidad es una de las medidas no invasivas más simples para aseverar la presencia y gravedad de estenosis en las arterias periféricas. En las extremidades inferiores, los manguitos neumáticos se colocan en las porciones superiores e inferiores de muslo, pantorrilla, por encima del tobillo, y a veces sobre el área metatarsiana del pie. De manera similar, para los miembros superiores, los manguitos neumáticos se colocan en la parte superior del brazo sobre el bíceps, en el antebrazo por debajo del codo y en la muñeca. La PAS se mide en cada segmento respectivo del miembro primero inflando el manguito neumático a presiones suprasistólicas y después determinando la presión a la cual hay presencia de flujo sanguíneo durante el desinflado del manguito. La aparición de flujo es valorada con la colocación de un transductor de ecografía Doppler sobre una arteria distal al manguito. En las extremidades inferiores, es más conveniente posicionar el transductor Doppler en el pie sobre la arteria tibial pos- terior, ya que transcurre inferior y posterior al maléolo medial, o sobre la arteria pedia en el dorso del arco metatarsiano. En las extremidades superiores el transductor Doppler puede colocarse sobre la arteria braquial en la fosa antecubital o sobre las arterias radial y cubital en la muñeca. La contracción ventricular izquierda imparte energía cinética a la sangre, la cual se mantiene a lo largo de los vasos de gran y mediano calibre. La PAS puede ser mayor en los vasos más distales que en la aorta y los vasos proximales debido a la amplificación y reflejo de las ondas de presión arterial (PA). Una estenosis puede causar pérdida de la energía de presión debido al aumento de las fuerzas friccionales y la alteración del flujo en el sitio de la estenosis. Aproximadamente el 90% del área transversal debe estrecharse antes de que se desarrolle un gradiente de presión. En vasos más pequeños como las arterias ilíacas y femorales, una disminución del 70 al 90% del área transversal causará un gradiente de presión de reposo suficiente para disminuir la PAS distal a la estenosis. Si se tiene en consideración la precisión de este método no invasivo y la variabilidad de la PA incluso durante períodos cortos, un gradiente de PA superior a 20 mmHg entre manguitos sucesivos es generalmente utilizado como evidencia de estenosis arterial en las extremidades inferiores, mientras que un gradiente de 10 mmHg entre manguitos indica estenosis secuenciales en las extremidades superiores. La PAS en los dedos de los pies y manos es aproximadamente el 60% de la PAS de los tobillos y muñecas, respectivamente, debido a que la presión disminuye aún más en los vasos distales más pequeños. La figura 64-4 aporta ejem- plos de mediciones de PA segmentarias en la pierna de un paciente con claudicación de pantorrilla izquierda. En la pierna derecha, no hay gradientes de presión entre las partes superior e inferior del muslo o entre la pantorrilla y el tobillo. En la pierna izquierda, los gradientes de presión entre las partes superior e inferior del muslo, entre la parte inferior del muslo y la pantorrilla, y entre la pantorrilla y el tobillo indican estenosis de las arterias femoral superficial y poplítea y en las arterias tibioperoneas. Índice tobillo-brazo La determinación de ITB es una aplicación simplificada de las medicio- nes de PA segmentaria que puede ser utilizada fácilmente en la cabecera. FIGURA 64-3 Úlcera arterial típica. Es una úlcera discreta, circunscrita y necrosada localizada en el primer dedo del pie. TABLA 64-3 Clasificación de Fontaine de la enfermedad arterial periférica ESTADIO SÍNTOMAS I Asintomático II Claudicación intermitente IIa Indoloro, claudicación caminando > 200 m IIb Indoloro, claudicación caminando < 200 m III Dolor en reposo y nocturno IV Necrosis, gangrena TABLA 64-4 Categorías clínicas de isquemia crónica de extremidades GRADO CATEGORÍA DESCRIPCIÓN CLÍNICA 0 Asintomático I 1 Claudicación leve 2 Claudicación moderada 3 Claudicación grave II 4 Dolor isquémico en reposo 5 Pérdida tisular menor: úlcera no curada, gangrena focal con úlcera pedia difusa III 6 Pérdida tisular mayor que se extiende por encima del nivel transmetatársico, pie funcional no rescatable Modificado de Rutherford RB, Baker JD, Ernst C, et al. Recommended standards for reports dealing with lower extremity ischemia: revised version. J Vasc Surg 1997;26:517. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1333 En ferm ed ad arterial p eriférica 64 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Este índice es la razón entre la PAS medida en el tobillo y la PAS medida en la arteria braquial.28 Se infla un manguito neumático colocado alrededor del tobillo a presiones suprasistólicas y subsecuentemente se desinfla, mientras que la aparición de flujo se detecta con un transductor de ecografía Doppler colocado sobre las arterias pedia y tibial posterior, denotando así la PAS del tobillo. La PAS braquial puede evaluarse de manera rutinaria con un estetoscopio para escuchar el primer ruido de Korotkov o con un transductor Doppler para escuchar la aparición de flujo durante el desinflado del manguito. El rango ITB normal es de 1 a 1,4. Un valor de ITB de 0,91 a 0,99 es borderline, y un ITB de 0,9 o menos es anómalo.28,29 Un ITB de 0,9 o inferior posee una especificidad del 83 al 99% y una sensibilidad del 69 al 73% en la detección de estenosis superiores al 50%.28 La sensibilidad de un ITB menor a 1 se acerca al 100%. El ITB se usa habitualmente para estimar la gravedad de la EAP. Los pacientes con síntomas de claudicación de pierna presentan habitualmente un ITB que va de 0,5 a 0,8, y los pacientes con ICE presentan habitualmente un ITB inferior a 0,5. Un ITB bajo se asocia con menor distancia caminada y menor velocidad. Menos del 40% de los pacientes cuyo ITB es inferior a 0,4 pueden completar la prueba de marcha de 6 min.24,30 En pacientes con ulceraciones cutáneas, una PAS de tobillo menor a 55 mmHg predice pobre curación de la úlcera. Los registros de PA de la pierna no son fiables en pacientes con vasos calcificados, como puede ocurrir en aquellos con DM o insuficiencia renal. El infladodel manguito neumático no puede comprimir el vaso calcificado; el transductor Doppler consecuentemente indica flujo sanguíneo continuo, incluso cuando la presión excede los 250 mmHg. Un ITB superior a 1,4 indica una arteria no compresible, y el test no es informativo para la confirmación o exclusión de EAP. En este caso, un índice dedo-brazo (IDB) puede ser informativo, con una ratio de 0,7 o superior que refleje presión de perfusión normal. Prueba de ejercicio en cinta continua La prueba de ejercicio en cinta continua, o ergometría, puede utilizarse para la evaluación del significado clínico de la estenosis arterial periféri- ca y aportar evidencia objetiva de la capacidad de marcha del paciente. El tiempo de aparición de claudicación es cuando se desarrollan los primeros síntomas de claudicación, y el tiempo de marcha pico ocurre cuando el paciente ya no puede continuar caminando debido al intenso malestar en la pierna. Esta medida estandarizada y más objetiva de la capacidad de marcha suplementa la anamnesis del paciente y aporta una valoración cuantitativa de la discapacidad del paciente, así como una métrica para la monitorización de las intervenciones terapéuticas. Los protocolos de ergometría utilizan una cinta continua motorizada que incorpora velocidades fijas o progresivas y ángulos de inclinación. Una prueba con carga de trabajo fija habitualmente mantiene un grado constante del 12% y una velocidad de 2,4 a 3,2 km/h. Un protocolo progresivo, o gradual, típicamente mantiene una velocidad constante de 3,2 km/h, mientras que la inclinación aumenta gradualmente un 2% cada 2-3 min. Los resultados de la prueba ergométrica repetida presentan mejor reproducibilidad con protocolos progresivos que con inclinación constante. La prueba ergométrica puede determinar si la estenosis arterial contribuye a los síntomas del paciente de dolor de pierna con el esfuerzo. Durante el ejercicio, el flujo sanguíneo a través de la estenosis se incrementa a medida que la resistencia vascular cae en el músculo ejercitado. De acuerdo con la ecuación de Poiseuille, descrita previamente, el gradiente de presión a lo largo de la estenosis sufre un incremento directamente proporcional al flujo. Por tanto, la PAS de tobillo y brazo es medida durante condiciones de reposo antes del ejercicio en cinta continua, dentro de 1 min de ejercicio, y repetidamente hasta que se restablezcan los valores basales. Normalmente, el incremento de PA que ocurre durante el ejercicio debe ser el mismo en extremidades superiores e inferiores, con mantenimiento de un ITB de 1 o superior. En presencia de estenosis arterial periférica, sin embargo, el ITB disminuye debido a que el incremento de la PA observado en el brazo no se condice con un incremento comparable en el tobillo. Un descenso del ITB del 25% o más después del ejercicio en un paciente cuya capacidad de marcha está limitada por claudicación es considerada diagnóstica e implica EAP como causa de los síntomas del paciente. Esta prueba de provocación debe considerarse en pacientes con factores de riesgo y síntomas sugestivos de claudicación vascular, pero con ITB normal en reposo, como puede ocurrir en aquellos con enfermedad proximal.31 Registro del volumen del pulso El registro del volumen del pulso ilustra gráficamente el cambio volumétrico en un segmento de la extremidad que ocurre con cada pulso. Los instrumentos de pletismografía, que utilizan típicamente medidores de tensión o manguitos neumáticos, pueden traducir cambios volumétricos de la extremidad, los cuales pueden verse en un registrador gráfico. Estos transductores, colocados estratégicamente a lo largo de la extremidad, registran el volumen del pulso en sus diferentes segmentos, como el muslo, la pantorrilla, el tobillo, la región metatarsiana y los dedos del pie o la parte superior del brazo, el antebrazo y los dedos de la mano. La curva de volumen del pulso depende de la PA local y de la distensibilidad parietal, y se asemeja a la forma de onda de la PA. Consiste en una espiga empinada sistólica que asciende rápidamente hasta un pico, una muesca dicrota y una pendiente de caída cóncava que cae gradualmente hasta la línea de base. La curva de la onda de pulso cambia distal a la estenosis, con pérdida de la muesca dicrota, una tasa de ascenso más lenta, un pico más redondeado y un descenso más lento. La amplitud se hace menor con el incremento de la gravedad de la enfermedad, y la onda de pulso puede que no sea registrable en absoluto en una extremidad críticamente isquémica. El análisis segmentario de la onda de pulso puede indicar la localización de una estenosis arterial, la cual probablemente resida en la arteria entre un registro de volumen normal y anómalo. La onda de volumen del pulso también aporta información acerca de la integridad del flujo sanguíneo cuando las mediciones de la PA no puedan ser obtenidas con precisión debido a vasos no compresibles. FIGURA 64-4 Mediciones de presión segmentarias en un paciente con claudicación intermitente de la pantorrilla izquierda. Existe un gradiente de presión entre los manguitos de los muslos superior e inferior, el muslo superior y la pantorrilla, y la pantorrilla y el tobillo, compatible con enfermedad multisegmentaria con afectación de las arterias femoropoplíteas y tibiales. El índice tobillo-brazo (ITB) izquierdo es de 0,56, con lo que es anómalo. Las mediciones de presión segmentaria y el ITB de la pierna derecha son normales. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1334 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S AT ER O ES CL ER Ó TI CA S VII Ecografía Doppler Los sistemas Doppler de onda continua y pulsada transmiten y reciben señales de ultrasonido de alta frecuencia. El cambio de frecuencia Dop- pler causado por el movimiento de los eritrocitos varía directamente con la velocidad del flujo sanguíneo. Típicamente, el cambio de frecuencia percibido es de entre 1 y 20 kHz y está dentro del rango audible para el oído humano. Por tanto, la colocación de un transductor Doppler a lo largo de una arteria permite al examinador escuchar la presencia de flujo sanguíneo y el vaso permeable. El procesado y registro gráfico de las señales Doppler permite un análisis más detallado de los componentes de frecuencia. Los instrumentos Doppler pueden utilizarse con o sin imágenes de escala de grises para evaluar la presencia de estenosis en una arteria. El transductor Doppler se posiciona a un ángulo aproximado de 60° sobre la arteria femoral común, femoral superficial, poplítea, pedia y tibial pos- terior. La forma de onda Doppler normal consta de tres componentes: un componente rápido de flujo anterógrado durante la sístole, un flujo reverso transitorio durante la diástole precoz y un componente anterógrado lento durante la diástole tardía. La forma de onda Doppler se altera si el transductor se posiciona distal a una estenosis arterial y se caracteriza por desaceleración del flujo sistólico, pérdida del flujo reverso diastólico precoz y frecuencias pico disminuidas. Las arterias en una extremidad con isquemia crítica pueden no mostrar ningún cambio en la frecuencia Doppler. Como con los registros del volumen del pulso, el cambio de una forma de onda Doppler normal a anómala a medida que la arteria es examinada más distalmente sugiere la localización de una estenosis. Ecografía dúplex La ecografía dúplex aporta medios directos no invasivos para la valora- ción tanto de las características anatómicas de las arterias periféricas como la significancia funcional de estenosis arterial. La metodología incorpora imagen de ecografía en modo B en escala de grises, medi- cionesde velocidad por Doppler pulsado y codificación cromática de la información de los cambios Doppler (fig. 64-5). Los escáneres ecográficos en tiempo real emiten y reciben ondas de sonido de alta frecuencia, típicamente en un rango de 2 a 10 MHz, para construir una imagen. Las propiedades acústicas de la pared vascular difieren de las del tejido circundante, lo que permite ponerla en imágenes fácilmente. Una placa ateroesclerótica puede estar presente y ser visible en las imágenes de escala de grises. Los sistemas de Doppler de onda pulsada emiten haces de ultrasonido en momentos precisos y, por tanto, pueden obtener muestras de la onda de ultrasonido reflejada a profundidades específicas que permiten al examinador determinar la velocidad de las células sanguíneas dentro del lumen de la arteria. Al posicionar el haz de Doppler pulsado a un ángulo conocido, el examinador puede calcular la velocidad del flujo sanguíneo de acuerdo con la siguiente ecuación: Df 2VFcos /C= θ donde Df es la variación de frecuencia, V es la velocidad, F es la frecuencia del sonido transmitido, θ es el ángulo entre el sonido transmitido y el vector de velocidad, y C es la velocidad de sonido y tejido. Para mediciones óptimas, el ángulo del haz de Doppler pulsado debe ser menor a 60°. Con Doppler color, la información del cambio de frecuencia dentro del campo completo muestreado por el haz de ultrasonido puede ser superpuesto en la imagen de escala de grises. Este abordaje aporta una muestra compuesta en tiempo real de la velocidad del flujo dentro del vaso. La ecografía dúplex asistida por color es un método efectivo de localización de estenosis arterial periférica (fig. 64-6). Las arterias normales presentan flujo laminar, siendo la mayor velocidad en el centro de la arteria. La imagen en color correspondiente es habitual- mente homogénea con matiz e intensidad relativamente constantes. En presencia de una estenosis arterial, la velocidad del flujo sanguíneo se incrementa a lo largo del lumen estrechado. A medida que la velocidad se incrementa, hay una progresiva desaturación del color, y la alteración del flujo distal a la estenosis causa cambios en el matiz y el color. Las mediciones de velocidades de Doppler pulsado se pueden hacer a lo largo de la longitud de la arteria y particularmente en áreas de alteraciones de flujo sugeridas por las imágenes color. Un incremento del doble o más en la velocidad pico sistólica en el sitio de una placa ateroesclerótica indica una estenosis del 50% o más (v. fig. 64-6). Un incremento del triple en la velocidad sugiere una estenosis del 75% o más. Una arteria ocluida no genera señal Doppler. La ecografía dúplex posee aproximadamente una especificidad del 89 al 99% y una sensi- bilidad del 80 al 98% para la detección de sitios de estenosis arterial.32 La medición de velocidades pico sistólicas secuenciales permite la evaluación de reestenosis de endoprótesis o injertos de derivación periféricos y determina la necesidad de considerar reintervención con el fin de preservar la permeabilidad del vaso. Df=2VFcosθ/C FIGURA 64-5 Ecografía dúplex de la arteria femoral común (CFA) y su bifurcación en las arterias femorales superficial (SFA) y profunda. La imagen superior muestra una imagen en escala de grises normal de la arteria en la que la íntima no está engrosada y el lumen está ampliamente permeable. La imagen inferior es un registro de la velocidad del pulso Doppler tomada de la arteria femoral superficial. El perfil trifásico es aparente, la envoltura es delgada y la velocidad pico sistólico se encuentra dentro de los límites normales. FIGURA 64-6 Ecografía dúplex de la arteria ilíaca externa. La imagen superior es una imagen en color de la arteria en la que se observan heterogeneidad y desaturación de color, indicativas de un flujo de alta velocidad a través de una estenosis. La imagen inferior es un registro de la velocidad de pulso Doppler tomada de la arteria ilíaca externa derecha. La velocidad pico de 350 cm/s es elevada. Estas características son compatibles con una estenosis significativa. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1335 En ferm ed ad arterial p eriférica 64 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Angiografía por resonancia magnética La angiografía por resonancia magnética (ARM) puede ser utilizada para visualizar de modo no invasivo la aorta y las arterias periféricas (v. capítulos 17 y 66). La resolución de la anatomía vascular con ARM con realce con gadolinio se aproxima a la de la angiografía de sustracción digital (ASD) con contraste convencional (fig. e64-2). Un metaanálisis de 32 ensayos que compararon ARM con ASD intraarterial halló una sensibilidad del 95% y una especificidad del 96% para la detección de lesiones estenóticas segmentarias y lesiones oclusivas.33 Actualmente la ARM tienen mayor utilidad en la evaluación de pacientes sintomáticos como ayuda en la toma de decisiones antes de la intervención quirúrgica o en pacientes con riesgo de complicaciones renales, alérgicos u otras durante la angiografía convencional. Angiografía por tomografía computarizada Los escáneres de tomografía computarizada (TC) utilizan tecnología multidetector para obtener imágenes transversales (v. capítulo 18). Esto permite obtener imágenes de las arterias periféricas con excelente resolución espacial durante un período de tiempo relativamente corto y con una cantidad reducida de material de radiocontraste (fig. 64-7). Las reconstrucciones de imágenes en tres dimensiones permiten la rotación para optimizar la visualización de la estenosis arterial. Comparado con la angiografía con contraste convencional, la sensibilidad y la especificidad para estenosis mayores al 50% u oclusión reportada para angiografía por tomografía computarizada (ATC) utilizando tecnología multidetector son del 95 y el 96%, respectivamente.34 La ATC ofrece ventajas sobre la ARM debido a que puede realizarse en pacientes con prótesis intravasculares, clips metálicos, y marcapasos, aunque presenta la desventaja de requerir material de radiocontraste y radiación iónica. Angiografía con contraste La angiografía convencional puede ser de ayuda en la evaluación de la anatomía arterial previa a un procedimiento de revascularización. Es aún de utilidad ocasional cuando el diagnóstico es dudoso. Los laboratorios de angiografía más modernos emplean técnicas de sus- tracción digital después de la administración intraarterial de material de contraste para aumentar la resolución. La inyección de material de contraste en la aorta permite la visualización de las arterias aorta e ilíacas, y la inyección de material de contraste en el segmento iliofemoral de la pierna involucrada permite la óptima visualización de las arterias femoral, poplítea, tibial y peronea (fig. 64-8). PRONÓSTICO Los pacientes con EAP presentan un riesgo aumentado de episodios adversos cardiovasculares (CV), así como pérdida de la extremidad y deterioro en la calidad de vida2,7 (figs. 64-9 y e64-3). Dichos pacientes frecuentemente presentan enfermedad arterial coronaria (EAC) y enfer- medad cerebrovascular.35 Los pacientes con un ITB anómalo presentan una probabilidad del doble al cuádruple respecto a los que tienen un ITB normal de tener antecedentes de infarto de miocardio (IM), angina, insuficiencia cardíaca congestiva o isquemia cerebrovascular.36 La EAC angiográficamente significativa ocurre en aproximadamente el 60 al 80% de los pacientes con EAP, y del 15 al 25% de los pacientes con EAP presentan estenosis arterial carotídea significativa, detectada por ecografía dúplex. En el registro Reduction of Atherothrombosisfor Continued Health (REACH), el 62% de los pacientes con EAP tenían enfermedad coronaria o cerebrovascular, o ambas. La especificidad de un ITB anómalo para predecir futuros episodios CV es aproximadamente del 90%.28 El riesgo de muerte por causas CV se incrementa de 2,5 a 6 veces en pacientes con EAP, y su tasa de mortalidad anual es del 4,3 al 4,9%.17,36 Los pacientes con EAP e IM previo tienen un pronóstico CV particularmente pobre, con riesgo a 3 años de muerte CV, IM, o accidente cerebrovascular (ACV) cercano al 20%, que refleja un incremento del 60% en el riesgo relativo de aquellos con IM previo pero sin EAP37,38 (fig. e64-4). Aquellos con la EAP más grave presentan el mayor riesgo de muerte, y la mortalidad se correlaciona con el descenso del ITB (fig. 64-10).7 Aproximadamente el 25% de los pacientes con ICE mueren dentro de 1 año, y la tasa de mortalidad a 1 año en pacientes sometidos a amputación por EAP puede ascender al 45%.39 El empeoramiento de los síntomas se desarrolla en aproximada- mente el 25% de los pacientes con claudicación, y al cabo de 3 años, aproximadamente el 20% requerirá una intervención para mejorar la perfusión de la extremidad inferior (v. figs. 64-9 y e64-3). Además, la pérdida de morbilidad ocurre con mayor frecuencia en pacientes con EAP que en aquellos sin EAP, incluso en pacientes sin síntomas clásicos de claudicación.24 Tanto el tabaquismo como la DM predicen independientemente progresión de la enfermedad.15,40 Aquellos con DM tienen una probabilidad al menos 12 veces mayor de amputación que las personas no diabéticas.7 El riesgo de pérdida de la extremidad es mayor en pacientes con EAP e ICE en los cuales la revascularización ha fracasado o no es factible y se aproxima al 40% a los 6 meses.11 TRATAMIENTO El tratamiento de la EAP se dirige a la reducción de la morbilidad y mortalidad CV, así como a mejorar la calidad de vida al disminuir los síntomas de claudicación, la eliminación del dolor en reposo y la preservación de la viabilidad de la extremidad. Por ello, entre las consideraciones terapéuticas están la modificación de los factores de riesgo por alteraciones en el estilo de vida y la utilización de tratamiento farmacológico para reducir el riesgo de episodios CV adversos, como IM, ACV y muerte, así como disminuir la morbilidad de la extremidad. Los síntomas de claudicación pueden mejorar con farmacoterapia o rehabilitación con ejercicio. El manejo óptimo de la ICE habitualmente comprende intervenciones intravasculares o reconstrucción quirúr- gica para mejorar el aporte de sangre y mantener la viabilidad de la extremidad. La revascularización puede ayudar a algunos pacientes con síntomas invalidantes de claudicación que persiste a pesar del tratamiento con ejercicio y farmacoterapia.1 Modificación de los factores de riesgo La terapia de disminución de lípidos reduce el riesgo de episodios CV (v. capítulos 45 y 48). El Heart Protection Study halló que la terapia de disminución de lípidos con simvastatina redujo el riesgo de episodios adversos CV un 25% en pacientes con ateroesclerosis, que abarcó más de 6.700 pacientes con EAP.41 El conjunto de resultados de 17 ensayos halló que la terapia de disminución de lípidos redujo el riesgo de episodios CV en pacientes con EAP un 26%.41 Las directrices recientes respecto a la disminución de lípidos recomiendan tratamiento con estatina de alta o moderada intensidad en todos los pacientes con EAP, dependiendo de la edad.42,43 Los inhibidores de la proproteína convertasa subtilisina/kexina FIGURA 64-7 Angiografía por tomografía computarizada (ATC) en un paciente con oclusión completa de la aorta y ambas arterias ilíacas. Las arterias femorales comunes han sido reconstruidas. (Por cortesía de 3D and Image Processing Center of Brigham and Women’s Hospital, Boston.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1336 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S AT ER O ES CL ER Ó TI CA S VII de tipo 9 (PCSK9) han mostrado prometedores resultados preliminares en la reducción del riesgo CV en pacientes con ateroesclerosis y están bajo investigación los episodios CV en ensayos grandes que incluyen pacientes con EAP sintomáticos.44 Abandono del hábito tabáquico Se carece de ensayos prospectivos que examinen los beneficios del cese del hábito tabáquico, pero la evidencia observacional muestra inequívo- camente que el fumar cigarrillos incrementa el riesgo de ateroesclerosis y sus secuelas clínicas. Los no fumadores con EAP presentan menores ta- sas de IM y mortalidad que aquellos que han fumado o continúan fuman- do, y los pacientes con EAP que abandonan el hábito tabáquico tienen aproximadamente el doble de tasa de supervivencia a 5 años con respecto a aquellos que continúan fumando. Además del consejo médico frecuente, las intervenciones que promueven efectivamente el cese del tabaquismo incluyen terapia de reemplazo de nicotina, bupropión y vareniclina.14,41 Tratamiento de la diabetes El tratamiento intensivo de la diabetes disminuye el riesgo de episodios microangiopáticos como neuropatía y retinopatía (v. capítulo 51), pero la mayoría de fármacos hipoglucemiantes no han mostrado reducción de episodios macrovasculares.45 En múltiples ensayos, el control de glucosa intensivo frente a la terapia estándar no ha reducido el riesgo isquémico asociado con mortalidad incrementada.45 El seguimiento a largo plazo de pacientes del United Kingdom Prospective Diabetes FIGURA 64-8 Angiograma de un paciente con claudicación incapacitante de pantorrilla izquierda. A. La aorta y las arterias ilíacas comunes bilaterales están permeables. B. La arteria femoral superficial izquierda presenta múltiples lesiones estenóticas (flechas en la izquierda). La estenosis significativa del tronco tibioperoneo izquierdo y de la arteria tibial posterior izquierda (flechas en la derecha) está presente. FIGURA 64-9 Tasas de episodios en pacientes con EAP a 4 años del registro REACH. ACV, accidente cerebrovascular; IM, infarto miocárdico; Revasc. perif., revascularización arterial periférica. (Modificado de Kumbhani DJ, Steg PG, Cannon CP, et al. Statin therapy and long-term adverse limb outcomes in patients with peripheral artery disease: insights from the REACH registry. Eur Heart J 2014;35:2864-72.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1337 En ferm ed ad arterial p eriférica 64 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . síntomas de extremidad inferior en la EAP, una revisión sistemática que incluyó seis estudios de tratamiento con β-bloqueantes no halló impedimento significativo en la capacidad de marcha.53 Por tanto, en caso de estar clínicamente indicado por otras enfermedades, estos fármacos no deben ser negados en pacientes con EAP. Tratamiento antiagregante Existe una gran evidencia que apoya la utilización de antiagregantes para reducir el riesgo isquémico en pacientes con ateroesclerosis (v. capítulo 93). El metaa- nálisis Antithrombotic Trialists’ (ATT) Collaboration de más de 9.000 pacientes con EAP sintomática mostró una reducción del 23% en muerte vascular, IM o ACV con monoterapia antiagregante.54 Aunque los hallazgos habitualmente son tomados como evidencia que apoya la utilización de ácido acetilsalicílico (AAS), los ensayos incluyeron varias clases de antiagregantes (p. ej., AAS, tienopiridinas, dipiridamol,picotamida). Los beneficios fueron con- trarrestados por un incremento del 60% en sangrado mayor extracraneal. Además, cualquier conclusión respecto al tratamiento con AAS de este análisis no puede ser extrapolada a pacientes con EAP sintomática. Tanto el ensayo Prevention of Progression of Arterial Disease And Diabetes (POPADAD) como el Aspirin for Asymptomatic Atherosclerosis (AAA) no hallaron diferencias en resultados CV con AAS a largo plazo en pacientes por lo demás sanos con un ITB anómalo, pero sin síntomas de EAP.55,56 Un metaanálisis que abarcó 18 ensayos aleatorizados y reunió 5.269 pacientes con EAP (incluidos pacientes asintomáticos) halló que el AAS no reduce el riesgo de mortalidad CV o IM frente a placebo.41,56 El ensayo Clopidogrel versus Aspirin in Patients at Risk of Ischemic Events (CAPRIE) comparó el clopidogrel con el AAS en la reducción de episodios isquémicos en pacientes con IM reciente, ACV isquémico reciente o EAP. En general, el clopidogrel redujo la muerte vascular, el IM o el ACV un 8,7% frente al AAS.41,56 De manera notable, dentro de los 6.452 pacientes del subgrupo EAP, el tratamiento con clopidogrel pareció asociarse a una reducción mayor del riesgo relativo del 23,8%. Recien- temente, en el ensayo Examining Use of Ticagrelor in PAD (EUCLID), el ticagrelor, un potente inhibidor P2Y12, no redujo la muerte CV, el IM o el ACV frente al clopidogrel en pacientes con EAP sintomática, incluso en aquellos con revascularización periférica previa.57,58 En conjunto, estos datos demuestran que la monoterapia antiagregante reduce el riesgo CV en pacientes con EAP sintomática, pero posee beneficio incierto en aquellos con un ITB marginalmente bajo y asintomáticos. La eficacia del tratamiento con dos o más antiagregantes en la EAP ha sido estudiada en múltiples ensayos. El ensayo Clopidogrel for High Atherothrombotic Risk and Ischemic Stabilization, Management, and Avoidance (CHARISMA) evaluó la adición del clopidogrel al AAS (tratamiento antiagregante doble [TAAD]) frente al AAS solo en pacientes con EAC, enfermedad cerebrovascular o EAP establecida, así como en pacientes con múltiples factores de riesgo. En general, el TAAD no produjo beneficio significativo sobre el AAS, aunque un análisis post hoc sugirió beneficio en aquellos con enfermedad CV esta- blecida, particularmente IM previo.41 El ensayo TRA2°P-TIMI 50 estudió el vorapaxar, inhibidor selectivo del receptor activado por proteasa 1 (PAR-1), además del AAS y/o el clopidogrel, en pacientes estables con ateroesclerosis establecida. El PAR-1 se localiza en las plaquetas, el endotelio y el músculo liso vascular. En general, vorapaxar redujo el riesgo de IM, ACV y muerte CV, pero se asoció con un incremento de sangrado de moderado a grave.59,60 El beneficio fue mayor en pacientes con IM o EAP, mientras que hubo daño general en pacientes con ACV previo. En el ensayo Prevention of Cardiovascular Events in Patients with Prior Heart Attack Using Ticagrelor Compared to Placebo on a Back- ground of Aspirin (PEGASUS-TIMI 54) el agregado del ticagrelor, 60 mg, al AAS generó una reducción del 5,2% del riesgo absoluto en muerte Study (UKPDS) con DM de tipo 2, sin embargo, halló que el tratamiento intensivo se asoció a una reducción del 15% de IM, lo que sugiere un legado glucémico positivo en pacientes con diabetes de diagnóstico reciente y sin episodios CV previos.46 Estudios recientes han demostrado que ciertos hipoglucemiantes pueden reducir el riesgo CV en pacientes con ateroesclerosis. En el ensayo EMPA-REG, el inhibidor de cotrans- portador sodio-glucosa 2 (SGLT2) empagliflocina redujo la mortalidad por todas las causas un 32% en pacientes con DM 2 con riesgo de episodios CV incrementado, que abarcó más de 600 pacientes con EAP.47 Las observaciones de tasas incrementadas de amputación de pie y pierna en estudios en curso con un fármaco relacionado, sin embargo, indican precaución y precisa mayor estudio respecto a riesgo de extremidades en pacientes con EAP.48 Los análogos del péptido similar glucagón (GLP) 1 liraglutida y semaglutida mejoraron los resultados macrovasculares en pacientes con DM 2 tanto con enfermedad CV establecida o con riesgo CV aumentado.49,50 La selección de fármacos específicos puede reemplazar los objetivos de glucosa en poblaciones de alto riesgo donde solo el tratamiento a objetivos más bajos se ha asociado con daños.45 Control de la presión arterial El tratamiento antihipertensivo reduce el riesgo de ACV, EAC y muerte vascular (v. capítulos 46 y 47). En pacientes con EAP, la intensidad del tratamiento antihipertensivo debe considerar los beneficios de la reducción de riesgo de episodios CV y el potencial de exacerbar los síntomas en las extremidades. Aunque múltiples estudios han sugerido que el control intensivo de la PA (frente a control moderado de la PA) reduce los episodios CV en pacientes diabéticos con EAP, los datos respecto a los objetivos específicos son mixtos.15 Un análisis post hoc del International Verapamil-SR/Tandolapril Study halló que la EAP se asociaba con mayor riesgo isquémico, pero pareció haber una relación en forma de J entre PAS y episodio, sugiriendo que pacientes con EAP puedan requerir objetivos específicos.51 En el ensayo SPRINT, una PAS objetivo de 120 mmHg o menos resultó en reducción significativa de episodios CV, pero los resultados específicos de pacientes con EAP no fueron reportados.52 No hay estudios comparativos de antihipertensivos específicos en pacientes con EAP, pero los hallazgos de varios ensayos clínicos apoyan la utilización de inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (ECA) y antagonis- tas del receptor de angiotensina (ARA) en pacientes con ateroesclerosis, incluso aquellos con EAP. En el estudio Heart Outcomes Prevention Evaluation (HOPE), el inhibidor de la ECA ramipril disminuyó el riesgo de muerte vascular, IM o ACV un 22%, con un 44% que presentaban EAP.41 Otros inhibidores de la ECA, así como los ARA, han mostrado beneficios similares.41 Aunque en teoría los β-bloqueantes pueden empeorar los FIGURA 64-10 Asociación de índice tobillo-brazo (ITB) con mortalidad por todas las causas en un metaanálisis de 16 estudios de cohorte. (Tomado de Fowkes FG, Murray GD, Butcher I, et al. Ankle brachial index combined with Framingham Risk Score to predict cardiovascular events and mortality: a meta-analysis. JAMA 2008;300:197.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1338 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S AT ER O ES CL ER Ó TI CA S VII CV, IM o ACV, con reducciones significativas en la mortalidad CV y por cualquier causa en pacientes con EAP e IM previo.37 El ensayo PRODIGY, el cual investigó la TAAD prolongada después de angioplastia coronaria con endoprótesis, mostró consistentes beneficios en el subgrupo EAP.38 Tratamiento anticoagulante El ensayo Warfarin Antiplatelet Vascular Evaluation (WAVE) comparó la combinación de tratamientos antiagregantes y anticoagulación oral con solo tratamiento antiagregante en pacientes con EAP.61 La anticoagulación con warfarina no redujo el criterio de valoración compuesto de IM, ACV o muerte CV, pero hubo un incremento de más del triple en sangrado con riesgo de vida. Los ensayos que investigaron los anticoagulantes orales no dependientes de la vitamina K en varias dosis, solos o en combinación con tratamiento antiagregante, están en progreso y deberán aportar información respecto a la eficacia y seguridad de esos fármacos en pacientes con EAP. TRATAMIENTO DE LOS SÍNTOMAS Y PREVENCIÓN DE EPISODIOS VASCULARES EN LAS EXTREMIDADES La morbilidad por extremidad afecta de manera adversa la calidad de vida.Las estrategias terapéuticas deberían incluir aquellas medidas que mejoren la capacidad fun- cional, alivio de síntomas, preservación de la viabilidad de la extremidad y reducción del riesgo de pérdida de la extremidad. Entrenamiento físico El entrenamiento físico es la intervención no invasiva más efectiva para la mejoría de síntomas relacionados con la extremidad. Los mecanismos postulados de beneficio incluyen la formación de vasos colaterales y mejoría de la vasodilatación dependiente del endotelio, hemorreología, estructura y metabolismo muscular, y eficiencia de la mar- cha25 (fig. 64-11). El ejercicio incrementa la expresión de los factores angiógenos, particularmente en tejido hipóxico. El entrenamiento físico también mejora la vasodilatación dependiente del endotelio. La mejoría en el flujo sanguíneo de la pantorrilla no se ha demostrado consistentemente en pacientes con claudicación; sin embargo, algunos estudios hallaron que el entrenamiento físico incrementa la densidad capilar en los músculos de la pantorrilla y que este cambio precedió la mejoría en el consumo máximo de O2.62,63 Hasta la fecha, ningún estudio de imágenes ha demostrado un incremento de vasos sanguíneos colaterales después del entrenamiento físico en pacientes con EAP. Gran parte del beneficio del entrenamiento físico resulta posiblemente de cambios en la estructura o función del músculo esquelético, como actividad enzimática mitocondrial incrementada, metabolismo oxidativo y tasa de producción de ATP (v. fig. 64-11). La mejoría en el desempeño físico se asocia con una disminución plasmática y musculoesquelética de la concentración de acilcarnitina de cadena corta, lo que indica mejoría en el metabolismo oxidativo e incremento del consumo pico de O2. Los niveles más altos de actividad física se asocian con mayor área y densidad muscular de la pantorrilla.23,24 El entrenamiento también puede mejorar el desempeño biomecánico y permitir a los pacientes caminar más eficientemente con menor gasto de energía. El entrenamiento físico supervisado incrementa el tiempo máximo de marcha un 50-200%.64 La terapia física es efectiva y durable, con los mejores resultados alcanzados con ejercicio supervisado seguido de programas basados en el hogar (fig. 64-12). El mayor beneficio FIGURA 64-11 Mecanismos que subyacen al beneficio del ejercicio en la EAP. (Modificado de Bonaca MP, Creager MA. Pharmacological treatment and current management of peripheral artery disease. Circ Res 2015;116:1579-98.) FIGURA 64-12 Eficacia relativa del cuidado médico aislado, el ejercicio doméstico, el ejercicio supervisado y la revascularización con endoprótesis en pacientes con EAP. (Modificado de McDermott MM et al. Home-based walking exercise intervention in peripheral artery disease: a randomized clinical trial. JAMA 2013;310:57-65; y Murphy TP et al. Supervised exercise versus primary stenting for claudication resulting from aortoiliac peripheral artery disease: six-month outcomes from the claudication: exercise versus endoluminal revascularization (CLEVER) study. Circulation 2012;125:130-9.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1339 En ferm ed ad arterial p eriférica 64 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . ocurre cuando las sesiones duran al menos 30 min, al menos tres veces por semana durante 6 meses, y cuando la marcha es el modo de ejercicio. El entrenamiento físico en el hogar, cuando está guiado por un monitor que se activa con los pasos, también mejora el tiempo de marcha en pacientes con claudicación65,66 (v. fig. 64-12). El entrenamiento de fortalecimiento de piernas mejora el tiempo de marcha, aunque no tanto como lo hace el entrenamiento con ejercicio en cinta continua.24 La ergometría de brazos también mejora el desempeño en la marcha.67 En el ensayo Claudication Exercise versus Endoluminal Revascularization (CLEVER) de pacientes con estenosis de arteria ilíaca, el entrenamiento físico supervisado mejoró el tiempo medio de marcha más que la intervención intravascular, y ambos fueron más efectivos que el tratamiento médico óptimo; sin embargo, las mediciones respecto a calidad de vida mejoraron más en el grupo de intervención intravascular65 (fig. e64-5). En el ensayo Endovascular Revascularization and Supervised Exercise (ERASE), la combinación de revascularización intravascular y ejercicio en pacientes seleccionados mostró ser superior al ejercicio solo y puede ser considerada como estrategia terapéutica en pacientes seleccionados con enfermedad aortoilíaca o femoropoplítea.68 Las directrices actuales recomiendan que los pacientes con claudicación intermitente se sometan a rehabilitación física supervisada como tratamiento inicial.1,43 Abandono del hábito tabáquico El cese del tabaquismo reduce el riesgo de desarrollar EAP sintomática y reduce la progresión a ICE y amputación en aquellos con EAP.40,41 El tabaquismo previo a la derivación de extremidad se asoció con fallo precoz del injerto, y el cese del tabaquismo reduce este riesgo.69 Farmacoterapia para mejorar la claudicación Tanto la pentoxifilina como el cilostazol están disponibles para el tratamiento de la claudicación en pacientes con EAP (tabla 64-5). La pentoxifilina es un derivado de la xantina con beneficios que se cree son mediados por medio de sus propiedades hemorreológicas, incluida su capacidad para disminuir la viscosidad sanguínea y mejorar la flexibilidad TABLA 64-5 Tratamientos médicos aprobados para pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP) INDICACIONES Tratamiento Mecanismo de acción Ensayos clínicos clave European Medicines Agency European Society of Cardiology FDA ACC/AHA Estatina (efecto de clase) Descenso de colesterol Inhibidor de la HMG-CoA reductasa Heart Protection Study 13% RRR con simvastatina 40 mg/día frente a placebo en mortalidad de cualquier causa, 18% RRR en muerte coronaria Aprobación para EAP basado en subgrupo de 6.748 pacientes, 2.700 tenían EAP sin CI Reducción de ECAM y mortalidad Clase I para la reducción de lípidos con LDL < 2,5 mmol/l, óptimo < 1,8 mmol/l Reducción de ECAM y mortalidad Clase I, NDE A IECA o ARA (efecto de clase) Descenso de la presión arterial y otros efectos vasculares Inhibición del sistema renina-angiotensina HOPE 22% RRR con ramipril 10 mg/día frente a placebo para el compuesto de IM, ACV o muerte CV Aprobado para EAP basado en subgrupo de 4.051 pacientes, 1.725 con «EAP clínica» Reducción de ECAM Clase I para descenso de presión arterial a ≤ 140/90 mmHg Reducción de ECAM Clase I, NDE A para tratamiento antihipertensivo Clase IIa, NDE A para IECA/ARA específicamente Clopidogrel Antiagregante Inhibidor de P2Y12 CAPRIE 8,7% RRR frente al AAS para el compuesto de ACV isquémico, IM o muerte vascular Aprobado para EAP basado en subgrupo de 6.452 pacientes Monoterapia Reducción de ECAM Clase I monoterapia para reducción de riesgo Clase I añadido a AAS después de endoprótesis en extremidades inferiores Monoterapia Reducción de ECAM Clase I, NDE A como monoterapia Clase IIb, NDE B-R, C-LD, añadido a AAS como TAAD Vorapaxar Antiagregante Inhibidor de PAR-1 TRA2P-TIMI 50 20% RRR frente a placebo para el compuesto de IM, ACV o muerte CV Aprobado para EAP basado en subgrupo de 3.787 pacientes Añadido a AAS o clopidogrel Reducción de ECAM, beneficios en extremidades mencionados Aprobado después de las directrices más recientes Añadido a AAS y/o clopidogrel Reducción de ECAM Clase IIb, NDE B-R añadido a AAS y/o clopidogrel Pentoxifilina Disminuye la viscosidad sanguínea Mecanismo
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