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SOCIAL 2015. MÓDULO 4 Baz, La intervención grupal finalidades y perspectivas para la investigación. Resumen: desarrollan una noción de intervención grupal, que se considera como una práctica que se sustenta en una tarea crítica permanente sobre sus fundamentos conceptuales, premisas y realidades. La autora reflexiona sobre la potencialidad de la intercención grupal para aprender a mirar los procesos de la subjetividad y para ofrecer espacios alternativos de reconstitución del sentido de la experiencia. Introducción: La cuestión de la intervención grupal abre un abanico de interrogantes, de similar manera que toda noción de 'lo grupal' supera la simple idea de agrupamientos que responden a criterios cuantitativos o de índole práctica. La intervención grupal exige: Las formas grupales de intervención psicosocial se desenvuelven en esa paradoja de sostén e incertidumbre, de resistencia y deseo, de aperturas y de encierros. La intervención grupal empezó a tener más relevancia en México, a partir de la década del 70. Más allá de la heterogeneidad de discursos teóricos que han nutrido estas prácticas (dinámicas de grupos, enfoque humanistas, psicodramático, operativo y psa, etc) vale la pena destacar que los sentidos que conllevan estas prácticas y el lugar social que ocupan han ido variando con el cambio de condiciones sociales y los perfiles de subjetividad prevalentes en el mundo contemporáneo. En este plano hay una variación sensible que va de las aspiraciones de cambio social desde la acción colectiva, de los proyectos utópicos y los ideales sociales que se verificaban en los años 60 y 70, a la crisis del proceso identificatorio y las condiciones de la grupalidad, que tal, como lo argumenta Castoriadis, tiene que ver con las grandes dificultades para que la sociedad logre 'forjarse una representación de sí misma a la que pueda afirmar o valorizar' o bien para 'engendrar un proyecto de transformación social al que pueda adherirse o por el que quiera luchar', y que en opinión de muy distintos especialistas, caracterizan las condiciones de subjetividad prevalentes a fines del siglo XX. Estas condiciones no pueden ser rechazadas si queremos comprender la inserción de la intervención grupal en un ámbito social donde la grupalidad como dimensión de la experiencia se encuentra tensionada y en alguna medida 'deshabitada'. Las prácticas grupales enfrentan el desafío de ser recreadas en su sentido de alternativas reales para pensar y accionar 'de otra manera' en el campo psicosocial, o simplemente acomodarse como recursos de aplicación de las disciplinas 'psi'. Esclarecimiento de la noción de intervención grupal: La autora define 'lo grupal' e 'intervención' por separado. La idea de 'LO GRUPAL' remite a distintas significaciones, de las cuales considera 4 muy básicas: 1. Lo grupal como ámbito de la experiencia humana → Plano empírico. 'como ámbito de la experiencia humana' hace referencia a lo grupal como dimensión empçirica que es constitutiva de la fundación de la subjetividad; es decir, todos los seres humanos, somos 'grupales'. Miembros pertenecientes o referidos invariablemente a grupalidades, esta condición nos dota de una multiplicidad de identidades que se dirimen a lo largo de la vida en el trazo singular de cada trayecto vital. Podemos reconocer que la relación con nuestros semejantes, es una fuente importante de tensiones y retos que vamos resolviendo en forma más o menos precaria. Habría que pensar que lo grupal, esa dimensión de el otro, los otros, que son también de alguna manera una parte de sí mismo, aspecto fundante de la condición humana, es esencialmente enigmático, es decir, no se accede a él por vía de una lectura ingenua, en cambio, nos confronta e interroga y demanda el estar abiertos a la utilización creativa de un reservorio inmenso de la experiencia que es patrimonio de cada uno de nosotros. 2. Lo grupal como campo de saber → Plano teórico. Lo grupal como una línea de investigación y conocimiento científico, como un campo problemático que ha sido reconocido como pertinente para ser abordado por distintas disciplinas. Al profesional: una apuesta por el potencial de formas colectivas de interrogación y tránsito subjetivo, por definición abiertas a la creación y al engendramiento de nuevos sentidos relativos a la temporalidad, la historia, los vínculos y las instituciones que regulan el intercambio social Al participante: Le demanda el abrirse a un espacio de experiencia que así como le brinda contención, le impone un desafío. SOCIAL 2015. La constitución de este campo aparece vinculado a la organización industrial del trabajo y abordajes colectivos en la educación y psicoterapia, correlativamente a los desarrollos teóricos de la ps. Social, psa, pedagogía, etc. Este desarrollo del tema ha derivado en un despliegue conceptual y metodológico a cerca de cómo se concibe a lo grupal, cómo se lo piensa y sistematiza y cómo se ha intentado su estudio, a través de metodologías y procedimientos. El resultado ha sido una multiplicidad de discursos y NO una organización conceptual unificada (típico de las cs. Sociales) por lo que resulta siempre necesario, como ejercicio crítico ineludible, interrogar a toda teorización o práctica grupal desde sus premisas y supuestos epistemológicos y desde su confrontación empírica. Más allá de eso, hay que resaltar que la cuestión grupal ha desbordado cualquier reducto restringido en una perspectiva disciplinaria, formando parte, de una u otra manera, de los debates cruciales que hoy alimentan el pensamiento sobre la vida social. 3. Lo grupal como nivel de análisis en la práctica científica → Plano metodológico. Apuntamos a un recorte metodológico para observar, comprender y actuar sobre ciertos procesos de la realidad social. 4. Lo grupal referido a ciertos dispositivos de intervención e investigación → Plano técnico. Nos coloca frente a una psicología que tiene una capacidad operativa, de acción a la vez que de investigación de las problemáticas psicosociales que son de su competencia. Sin embargo, lo grupal no puede reducirse al terreno técnico, sino que su fuerza radica en la tarea de desarrollo teórico, como exigencia imprescindible que fundamenta su direccionalidad y sentido Perspectiva adoptada ante la intervención grupal: ubico la intervención grupal, como punto de partida en el campo de la subjetividad, en tanto campo teórico que pone de relieve la necesidad de problematizar la grupalidad, y en términos amplios, el vínculo colectivo, y de esta manera abordar los retos de la comprensión de la experiencia humana, la cultura y la sociedad, en forma tal que puedan superarse los viejos reduccionismos y las persistentes antinomias que han poblado el pensamiento social, tales como las de individuo/sociedad y subjetivo/objetivo. Las nociones de subjetividad y sujeto, nos colocan ante los procesos de creación de sentido y ante el estatuto de la condición humana, que es el pasaje de la naturaleza a la cultura, mundo social histórico que consiste en tramas de significación desde las cuales se teje la experiencia humana. Sujeto → sostén viabilizado por las grupalidades que dan forma a la vida social: hablar de sujeto es hablar de vínculo colectivo. Entonces, la SUBJETVIDAD, se gesta en esa paradoja donde la función de sujetación, contención y sostén que provee el tejido social, es condición imprescindible de la subjetivación, proceso de diferenciación sin el cual no entenderíamos la creación de la cultura e instituciones. La dimensión de lo colectivo contiene varios planos: -registro simbólico, que nos funda como humanos, campo de la regulación transindividual por excelencia representado por el lenguaje. - otros planos constituidos por las instituciones, que constituyen el campo normativo, y por el territorio de la intersubjetividad, de la grupalidad propiamente dicha, del intercambio. Toda singularidad,definida por procesos de diferenciación e individuación, está tejida desde dimensiones de lo colectivo de gran complejidad. Por ellos nos representamos a la subjetividad como la situación irremediablemente conflictiva de la condición humana, como la convergencia tensa de múltiples procesos heterogéneos. Es un avance del pensamiento social ubicar al sujeto como una 'construcción social' (por ende deducir que toda singularidad es portadora de la cultura que la ha conformado) pero hay que añadir que el sujeto no está nunca constituido en forma definitiva; por el contrario, pensamos que la subjetividad expresa, un balance continuo -dinámico y vulnerable- en ese posicionamiento que es la relación del sujeto consigo mismo, con otros y con el mundo. Todo este devenir subjetivo reposa en la historia inscrita desde las vicisitudes pulsionales jugadas en las grupalidades que nos dieron en el sostén primario (familia) y en el vínculo social. Pensamos en una inestabilidad radical en esa experiencia sostenida por el vínculo social, inestable en el sentido de que es vulnerable y se altera constantemente, como emergente de las vicisitudes pulsionales estrechamente ancladas de los procesos sociales: la vida humana como una alteración continua, como una experiencia de cambios, de pérdidas y de finitud. Modelo de intervención grupal: elementos principales que constituyen el esquema de trabaja con el que abordamos la intervención grupal: - FINALIDAD: trabajo con un modelo de intervención que pretende promover las condiciones para que colectivos diversos (grupos, organizaciones, comunidades) construyan miradas nuevas que sean esclarecedoras de SOCIAL 2015. los procesos de la subjetividad que se verifican en los aconteceres de la VC; esto apunta a transformaciones en los posicionamientos subjetivos y a la apropiación de mejores recursos de inteligibilidad de los vínculos que tejen las tramas simbólicas e intersubjetivas que los sostiene. La experiencia, en sus planos singular y colectiva, puede ser resignificada y comprendida de nuevas maneras. Es el desarrollo de una mirada reflexiva sobre los procesos de la subjetividad, en una recuperación de los propios procesos de los integrantes de un grupo, donde está anudada la historia personal y la colectiva. A esto le llamamos 'aprendizaje grupal', desde la premisa de que el grupo es un lugar privilegiado para propiciarlo. - HIPÓTESIS TEÓRICA: sostiene la acción de intervención es la invisibilidad relativa que mantienen los procesos que nos constituyen como sujetos, muchos de ellos provenientes de dimensiones icc. Por ello, no dudamos en concebir nuestra tarea como una de formación -supone gestar condiciones de aprendizaje a partir de la elaboración de la subjetividad- formación que requiere un campo de experiencia que debe ser recorrido. Esta experiencia es la participación en proceso grupal, experiencia que al ir desplegando las formas de subjetivación que nos van construyendo constituye el material de los procesos de aprendizaje. - PREMISAS: el proceso grupal se establece con dos criterios básicos: 1. construcción del ámbito grupal. 2. aprendizaje como proceso, tensionado siempre por tendencias contradictorias. La lectura de la experiencia se realiza desde una concepción de: Proceso → que se traduce metodológicamente en la consideración de los momentos grupales de inicio, desarrollo y cierre, desde la pregunta ¿cómo aborda el grupo su tarea?). Organización → el funcionamiento del grupo como un sistema. Emergentes → el contenido del discurso grupal como metáforas de los núcleos y dilemas subjetivamente significativos. También distingue entre: método, técnicas y estrategias. - método: Pichón Riviere 'ayudar al grupo a pensar'. Por pensar entendemos un movimiento por el cual un grupo se abre a un mundo de posibilidades y logra comprender los procesos que lo atraviesan desde nuevas perspectivas, aprendizaje que le permite operar sobre el mundo con mejores recursos. El método (el 'como' de la intervención grupal) se actualiza con 3 estrategias básicas: a. propiciando que se pongan en manifiesto las concepciones, prejuicios, emociones, mitos y valores con los cuales los integrantes del grupo se aproximan al campo grupal y a la tarea propuesta. b. señalando y favoreciendo la modificación de distintos obstáculos epistemológicos y epistemofílicos. (certezas, espereotipos, disociaciones) c. interrogando sobre la tarea manifiesta (¿para qué están juntos?), como forma de enlace de las vicisitudes grupales al proceso de elaboración de la experiencia. El método se sustenta de dos condiciones técnicas: -La instalación del dispositivo → el dispositivo despliega roles diferenciados (coordinación e integrantes) y encuadre de trabajo (las reglas básicas y las constantes de tiempo, espacio y tarea.) -Nivel de análisis → apunta a sostener una mirada estrictamente grupal, apelando al sentido grupal de toda participación o emergente. - La estrategia diseñada para cada intervención grupal depende de la evaluación de la demanda, de la tarea a realizar y del proceso mismo, así como de las situaciones de tipo práctico. Cuando los dispositivos grupales son utilizados con fines de investigación la estrategia depende del diseño. Con respecto al dispositivo, es un analizador del proceso grupal que establece condiciones y límites de visibilidad que deben ser tomados en cuenta. Aplicación del modelo: El modelo presentado es caracterizado por su PLASTICIDAD para abordar diversas demandas y situaciones. Esta plasticidad es correlativa a la capacidad de escuchar la demanda, de mirar el proceso y de anteder las condiciones específicas que se presentan; en cambio, lo que permanece invariable es el método que, es la noción que el coordinador tiene de su función, de la finalidad de su trabajo y las formas de llevarlo a cabo. Reflexiones finales: al valor de contención que tienen los espacios grupales, a sus potencialidades terapéuticas -de transformación no sólo del sufrimiento individual sino como reconstitución del sentido de las experiencias colectivas- debe añadirse su riqueza como estrategia formativa, como sustento de la tarea educativa en el sentido amplio del término, y su utilidad para la inv. Como dispositivos que posibilitan la producción de materiales susceptibles de múltiples miradas analíticas. Las prácticas de intervención grupal, para superar una simple intención voluntarista, tendrían que ir de la SOCIAL 2015. mano con el desarrollo del conocimiento, de la inv. En el campo de la grupalidad, y acompañarse de una mirada crítica tanto de los dispositivos de intervención como de los procesos de formación del operador grupal. En esta perspectiva, no dudamos en destacar, así como se está verificando a nivel social una tendencia a la individualización, de conformismo y reforzamiento de las tendencias disolutivas de la grupalidad, la apuesta por prácticas que tienen potencialidad para sacudir los fundamentos de 'ir siendo sujetos' ante el devenir social, resultan altamente pertinentes como alternativas de la acción psicosocial. Berger, P. y Luckman, T. La sociedad como realidad objetiva - Internalización de la realidad a. Socialización primaria La sociedad existe como realidad tanto objetiva como subjetiva. Dichos aspectos reciben su justo reconocimiento si la sociedad se entiende en términos de un continuo proceso dialéctico compuesto de tres momentos: externalización, objetivación e internalización. No debe concebirse como si ocurriesen en una secuencia temporal: los tres caracterizan simultáneamente a la sociedad y a cada sector de ella. Lo mismo puede afirmarse del miembro individual de la sociedad, que externaliza simultáneamente su propio ser y el mundo social y lo internaliza como realidad objetiva. Estar en sociedad es participar en su dialéctica. El individuo no nace miembro de la sociedad:nace con una predisposición hacia la sociedad y luego llega a ser miembro de una sociedad. En la vida de todo individuo existe realmente una secuencia temporal, en cuyo curso el individuo es inducido a participar en la dialéctica de la 3 sociedad. El punto de partida de este proceso lo constituye la internalización: la aprehensión o interpretación inmediata de un acontecimiento objetivo en cuanto expresa significado, o sea, en cuanto es una manifestación de los procesos subjetivos de otro que, se vuelven subjetivamente significativos para mí. Su subjetividad me resulta objetivamente accesible y llega a serme significativa, haya o no congruencia entre sus procesos subjetivos y los míos. La congruencia total entre los dos significados subjetivos y el conocimiento recíproco presupone la significación. La internalización constituye la base para la comprensión de los propios semejantes y para la aprehensión del mundo en tanto realidad significativa y social. Esta aprehensión no resulta de las creaciones autónomas de significados por individuos aislados, sino que comienza cuando el individuo “asume” el mundo en el que ya viven otros. El mundo, una vez “asumido”, puede ser creativamente modificado o hasta recreado. En la forma compleja de la internalización yo “comprendo” el mundo en el que el otro vive, y ese mundo se vuelve mío. No sólo comprendemos nuestras mutuas definiciones de nuestras significaciones compartidas: también las definimos recíprocamente. Existe ahora una continua identificación mutua entre nosotros. No sólo vivimos en el mismo mundo, sino que participamos cada uno en el ser del otro. Solamente cuando el individuo ha llegado a este grado de internalización, puede considerárselo miembro de la sociedad. El proceso ontogenético por el cual esto se realiza se denomina socialización y puede definirse como la inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o en un sector de él. La Socialización Primaria es la primera por la que el individuo atraviesa en la niñez; por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. La Socialización Secundaria es cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad. La socialización primaria suele ser la más importante para el individuo, la estructura básica de toda 3 Para Paulín y Tomasini la inducción deriva de la sociología clásica y “supone ciertas equivalencias entre las normas sociales y las conductas de los individuos, quienes interiorizan reglas y valores de su medio sociocultural y los siguen en sus comportamientos cotidianos.” socialización secundaria debe semejarse a la de la primaria. Todo individuo nace dentro de una estructura social objetiva en la cual encuentra a los otros significantes que están encargados de su socialización y que le son impuestos. Las definiciones que los otros significantes hacen de la situación del individuo le son presentadas a este como realidad objetiva. Él nace dentro de una estructura social objetiva y dentro de un mundo social objetivo. Los otros significantes, que mediatizan el mundo para él, lo modifican en el curso de esa mediatización. Seleccionan aspectos del mundo según la situación que ocupan dentro de la estructura social y también en función de sus idiosincrasias individuales. El mundo social aparece “filtrado” para el individuo mediante esta doble selección. La socialización primaria se efectúa en situaciones de enorme carga emocional. Sin esa adhesión emocional a los otros significantes, el proceso de aprendizaje sería difícil, cuando no imposible. El niño se identifica con los otros significantes en una variedad de formas emocionales; la internalización se produce sólo cuando se produce la identificación. El niño acepta los roles y actitudes de los otros significantes, los internaliza y se apropia de ellos. Y por SOCIAL 2015. esta identificación con los otros significantes el niño se vuelve capaz de identificarse él mismo. El yo es una entidad reflejada porque refleja las actitudes que primero adoptaron para con él los otros significantes; el individuo llega a ser lo que los otros significantes lo consideran. Este proceso entraña una dialéctica entre la autoidentificación y la identificación que hacen los otros, entre la identidad objetivamente atribuida y la que es subjetivamente asumida. El individuo no sólo acepta los roles y actitudes de los otros, sino que en el mismo proceso acepta el mundo de ellos. La identidad se define objetivamente como ubicación en un mundo determinado y puede asumírsela subjetivamente sólo junto con ese mundo. Recibir una identidad comporta adjudicarnos un lugar específico en el mundo. Así como esa identidad es subjetivamente asumida por el niño, también lo es el mundo al que apunta esta identidad. Las apropiaciones subjetivas de la identidad y del mundo social, son nada más que dos aspectos del mismo proceso de internalización, mediatizados por los mismos otros significantes. La socialización primaria crea en la consciencia del niño una abstracción progresiva que va de los “roles” y actitudes de otros específicos, a los “roles” y actitudes en general. En el ejemplo “mamá se enoja conmigo cada vez que derramo la sopa”, la generalidad de la norma se extiende subjetivamente. El paso decisivo viene cuando el niño reconoce que todos (padre, abuela, hermana mayor, etc.) se oponen a que derrame la sopa y la norma se generaliza como “uno no debe derramar la sopa”, en la que “uno” es él mismo como parte de la generalidad que incluye todo aquello de la sociedad significante para el niño. Esta abstracción de los “roles” y actitudes de otros significantes concretos se denomina el otro generalizado. Su formación dentro de la consciencia significa que ahora el individuo se identifica no sólo con otros concretos sino con una generalidad de otros, o sea, con una sociedad. Solamente en virtud de esta identificación generalizada logra estabilidad y continuidad su propia autoidentificación. Ahora tiene una identidad en general que se aprehende subjetivamente en cuanto sigue siendo la misma, no importa qué otros significantes se le presenten. Esta identidad con nueva coherencia incorpora dentro de sí todos los diversos “roles” y actitudes internalizados. La formación dentro de la consciencia del otro generalizado señala una fase decisiva en la socialización. Implica la internalización de la sociedad en cuanto tal y de la realidad objetiva en ella establecida y el establecimiento subjetivo de una identidad coherente y continua. La sociedad, la identidad y la realidad se cristalizan subjetivamente en el mismo proceso de internalización. Esta internalización se corresponde con la internalización del lenguaje. El lenguaje constituye el contenido más importante y el instrumento más importante de la socialización. Se establece una relación simétrica entre realidad objetiva y la subjetiva. Lo que es “real por fuera” se corresponde con lo que es “real por dentro”. El lenguaje es el vehículo principal de este proceso continuo de traducción en ambas direcciones. Siempre hay más realidad objetiva que la que se actualiza realmente en cualquier consciencia individual, sencillamente porque el contenido de la socialización está determinado por la distribución social del conocimiento. Ningún individuo internaliza la totalidad de lo que se objetiva como realidad en su sociedad. Siempre existen elementos de la realidad subjetiva que no se han originado en la socialización. El individuo se aprehende así mismo como estando fuera y dentro de la sociedad. Esto implica que la simetría que existe entre la realidad objetiva y la subjetiva nunca constituye un estado de cosas estático y definitivo: siempre tiene que producirse y reproducirse in actu. Es como un acto de equilibrio continuo. En la socialización primaria no existe ningún problema de identificación. La sociedad presentaal candidato a la socialización ante un grupo predefinido de otros significantes a los que debe aceptar en cuanto tales. Como el niño no interviene en la elección de sus otros significantes, se identifica con ellos casi automáticamente. El niño no internaliza el mundo de sus otros significantes como uno de los tantos mundos posibles: lo internaliza como el mundo, el único que existe y que se puede concebir. Por esta razón el mundo internalizado en la socialización primaria se implanta en la consciencia con más firmeza que los mundos internalizados en las socializaciones secundarias. Los contenidos específicos que se internalizan en la socialización primaria varían de una sociedad a otra. Es por sobre todo el lenguaje el que debe internalizarse. Con el lenguaje y por su intermedio, diversos esquemas motivacionales e interpretativos se internalizan como definidos institucionalmente. Existe internalización de por lo menos, los rudimentos del aparato legitimador. Hay que ser valiente porque hay que hacerse un hombre de verdad; hay que realizar los rituales porque de otro modo los dioses se encolerizarán. La peculiar calidad de firmeza de la socialización primaria, debe atribuirse, al menos en parte, a la inevitabilidad de la relación del individuo con sus otros significantes del comienzo. La socialización primaria, comporta secuencias de aprendizaje socialmente definidas. A la edad A, el niño debe aprender X, a la edad B, el niño debe aprender Y. Asimismo, la mayoría de los programas tiene que definir las cuestiones en forma diferente según se trate de niñas o niños. Existe una gran variabilidad históricosocial la definición de las etapas de aprendizaje. Lo que todavía se define como niñez en una sociedad puede muy bien definirse como edad adulta en otra. El carácter de la socialización primaria también resulta afectado por las exigencias de acopio de conocimiento que debe transmitirse. Ciertas legitimaciones pueden requerir un grado más alto de complejidad lingüística que otras SOCIAL 2015. para ser comprendidas. La socialización primaria finaliza cuando el concepto de otro generalizado se ha establecido en la consciencia del individuo. A esta altura, ya es miembro efectivo de la sociedad y está en posesión subjetiva de un yo y un mundo. La socialización nunca es total y nunca termina. b. Socialización secundaria No existe ninguna sociedad dentro de las que conocemos, que no posea cierta división del trabajo y cierta distribución social del conocimiento, por lo que, mientras así ocurra, la socialización secundaria se vuelve una necesidad. La socialización secundaria es la internalización de “submundos” institucionales o basados sobre instituciones. Su alcance y su carácter se determinan, pues, por la complejidad de la división del trabajo y la distribución social concomitante del conocimiento. A lo que aquí nos referimos es a la distribución social del “conocimiento especializado”, que surge como resultado de la división del trabajo y cuyos “portadores” se definen institucionalmente. La socialización secundaria es la adquisición del conocimiento específico de “roles”, estando estos directa o indirectamente arraigados en la división del trabajo. La socialización secundaria requiere la adquisición de vocabularios específicos de roles, lo que significa la internalización de campos semánticos, que estructuran interpretaciones y comportamientos de rutina dentro de un área institucional. Los “submundos” internalizados son generalmente realidades parciales que contrastan con el “mundo de base” adquirido en la socialización primaria. Sin embargo, también ellos constituyen realidades más o menos coherentes, caracterizados por componentes normativos y afectivos a la vez que cognoscitivos Los submundos también requieren, por lo menos, los rudimentos de un aparato legitimador, acompañados con frecuencia de símbolos rituales o materiales. Por ejemplo, una diferenciación entre soldados de infantería y de caballería. El lenguaje de la caballería se volverá muy diferente del de la infantería. Un infante enojado profiere blasfemias a sus pies doloridos, mientras que el soldado de caballería tal vez mencionará su trasero en circunstancias similares. Se construye un cuerpo de imágenes y alegorías sobre la base instrumental del lenguaje de la caballería. Se llega a ser un hombre de caballería no sólo cuando se adquiere las habilidades necesarias, sino cuando se vuelve capaz de entender y usar dicho lenguaje. Puede comunicarse con sus compañeros con alusiones muy significativas para ellos pero ininteligibles para los de infantería. Puede existir también una variedad de ceremonias y objetos físicos representativos. El carácter de una socialización secundaria como la citada depende del status del cuerpo de conocimiento de que se trate dentro del universo simbólico en conjunto. Existe una gran variabilidad históricosocial en las representaciones que comporta la socialización secundaria. En la mayoría de las sociedades la transición de la socialización primaria a la secundaria va acompañada de ciertos rituales. Los procesos formales de la socialización secundaria se determinan por su problema fundamental: siempre presupone un proceso previo de socialización primaria; debe tratar con un yo ya formado con anterioridad y con un mundo internalizado. Esto presenta un problema, porque la realidad ya internalizada tiende a persistir. Cualesquiera que sean los nuevos contenidos que ahora haya que internalizar, deben, en cierta manera, superponerse a esa realidad ya presente. En la socialización secundaria, las limitaciones biológicas se vuelven cada vez menos importantes en las secuencias del aprendizaje, el cual ahora llega a establecerse en término de la estructura fundacional de ese conocimiento. Mientras que la socialización primaria no puede efectuarse sin una identificación con carga emocional, la mayor parte de la socialización secundaria puede prescindir de esa clase de identificación y proceder efectivamente con la sola dosis de identificación mutua que interviene en cualquier comunicación entre los seres humanos. Es necesario amar a la propia madre pero no a la maestra propia. En la socialización primaria el niño no aprehende a sus otros significantes como funcionarios institucionales, sino como mediadores de la realidad tout court; el niño internaliza el mundo de sus padres como el mundo y no como perteneciente a un contexto institucional específico. En la socialización secundaria suele aprehenderse el contexto institucional. El niño aprehende a su maestro de escuela como funcionario institucional de una manera como nunca aprehendió a sus padres, y comprende el “rol” que desempeña el maestro como representante de significados institucionalmente específicos. Los maestros no tienen porque constituir otros significantes en ningún sentido de la palabra: son funcionarios institucionales con la sola tarea formal de transmitir conocimientos específicos. Los “roles” de la socialización secundaria comportan un alto grado de anonimato, se separan fácilmente de los individuos que los desempeñan, que, por principio, son intercambiables. Esta formalidad y este anonimato se vinculan, por supuesto, al carácter afectivo de las relaciones sociales en la socialización secundaria. El acento de realidad del conocimiento internalizado en la socialización secundaria se SOCIAL 2015. descarta más fácilmente. Se necesitan fuertes impactos biográficos para poder desintegrar la realidad masiva internalizada en la primera infancia, pero éstos pueden ser mucho menores para poder destruir las realidades internalizadas más tarde. El niño vive de buen o mal grado en el mundo tal como lo definen los padres, pero puede dar la espalda con alegría al mundo de la aritmética no bien abandona el salón de clase. Esto posibilita el separar de una parte del yo y surealidad concomitante como algo que atañe sólo a la situación específica del “rol” de que se trata. El individuo establece una distancia entre su yo total y su realidad por una parte, y el yo parcial específico del “rol” y su realidad por la otra. La realidad original de la niñez es el “hogar” y se plantea por sí sola en cuanto tal “naturalmente”. En comparación con ella, todas las realidades posteriores son “artificiales”. Una segunda lengua se adquiere construyendo sobre la realidad establecida de la “lengua materna”. Sin embargo, es raro que una lengua aprendida en la vida posterior alcance la realidad inevitable y autoevidente que posee la primera lengua aprendida en la niñez. Paulín, H. y Tomasini, M. Inducción, apropiación y resistencia. Discusión sobre el concepto de educación en las prácticas educativas Introducción Nos interesa explorar los aspectos del conocimiento práctico puesto en juego por los actores escolares, en la comprensión y el abordaje de las situaciones conflictivas en la escuela. Nos interrogamos por los sentidos que despliegan directivos, docentes y alumnos de la escuela media para categorizar los problemas o situaciones críticas en la relación alumnos y orden normativo escolar. Nos interesa presentar el papel que juegan en las prácticas escolares ciertas concepciones del proceso de socialización y particularmente su impacto en las prácticas disciplinarias y en los modos habituales de abordar los conflictos en el ámbito escolar. Se reconstruyen dos líneas de sentido en torno a la socialización: como inducción social y como interjuego entre la inducción y la resistencia y apropiación. Socialización como inducción social En la sociología clásica hay una tradición que hace prevalecer la idea de socialización como proceso unilateral de inducción social. Supone ciertas equivalencias entre las normas sociales y las conductas de los individuos, quienes interiorizan reglas y valores de su medio sociocultural y los siguen en sus comportamientos cotidianos. Esta concepción está inspirada en Durkheim y Parsons, y en ella supone la equivalencia entre norma social y conducta al modo de: “las reglas rigen nuestros actos”. Es decir, se supone que los individuos interiorizan las normas y valores imperantes en su cultura y las utilizan a modo de instrucción que hay que seguir en la vida cotidiana, sin poner en cuestión el proceso de construcción social de dichas normas. La socialización como inducción ha sido también un supuesto fuerte de la psicología conductista, pensada en un modelaje de la conducta basado en un esquema de sanciones y gratificaciones y en la proposición de un aprendizaje por imitación a un modelo. Las normas sirven para explicar los patrones de comportamiento en términos de disposiciones adquiridas para actuar de cierta manera. Las prácticas pedagógicas sustentadas desde esta perspectiva han priorizado intervenciones de reforzamiento, compuestas por un conjunto variado de actos exhortativos, confirmativos, correctivos y sancionadores. Lo que implica: 1- el supuesto de la existencia y el conocimiento de las normas por parte de todos los miembros de la escuela 2- las transgresiones de los alumnos 3-la puesta de sanciones 4- la búsqueda de reflexiones de los alumnos por parte de los educadores. Respecto al primer ítem, existen normas que generalmente tipifican conductas reprochables, especificando la sanción correspondiente y son conocidas por los alumnos: “les hago leer las normas. (…) La escuela marca los límites…” (directora). Ante la transgresión se aplica la sanción: “alguno se ha prendido un cigarrillo. Ya le aplicamos la norma…”. Comienza aquí un proceso de interpelación cuyo objetivo es que el alumno tome consciencia, se haga cargo de las consecuencias que le acarrea esa transgresión. El énfasis está puesto en las consecuencias que la sanción acarrea para el sancionado: “pasarle la situación problemática que él que generado a ver cómo la va a resolver. Vos sos consciente?”. Prevalece una línea de sentido en la que se encadena: auna preocupación más centrada en la transmisión que en la apropiación del orden normativo, bpredomina la idea de una norma como instancia de coacción externa a la cual SOCIAL 2015. debe ajustarse el comportamiento y su transgresión da lugar a prácticas correctivas y sancionatorias. Esta perspectiva deja escasas posibilidades de posicionar activamente al alumno en el proceso normativo y disciplinario. Socialización como interjuego de inducción/imposición y apropiación/recreación 1-En las perspectivas de Piaget, Mead o Vigotsky se jerarquiza la actividad constructiva del sujeto en vez de pensar en mecanismos casi automáticos de reproducción de las normas y reglas que rigen los comportamientos. Se encuentra formulado en los planteos teóricos de un paradigma interpretativo en ciencias sociales: los actores descubren el alcance de las reglas en la situación de ponerlas en práctica. Inspirada en los aportes de Garfinkel y Wittgenstein, esta concepción orienta la mirada teórica hacia el terreno de las versiones de uso de las reglas por parte de los actores para interpretar los significados de la construcción social de las normas. 2-El funcionalismo reifica los objetos culturales, a los cuales trata como uno más de los elementos de una situación dada y con ello soslaya aspectos centrales del vida simbólica. La particularidad de las normas y las reglas es que sólo pueden ser entendidas o generadas por vía de la participación en procesos de comunicación y su condición de determinantes de la acción se constituye por medio de la apropiación interpretativa que hacen los actores de los contenidos culturales recibidos. Esto nos permite pensar que la socialización escolar es un espacio de resignificación que las nuevas generaciones hacen o pueden hacer de las normas y valores de una cultura adulta determinada. Ayuda a enfocar la mirada en las posibilidades que las prácticas institucionales ofrecen para que los chicos se apropien significativamente del conjunto normativo, más allá de la conformidad y la obediencia, sino, no habría posibilidad de pensar procesos de transformación. 3-Las perspectivas funcionalistas y culturalistas han definido la socialización como una forma de integración social o cultural unificado, que se sostiene mayormente sobre un condicionamiento y se basan en el supuesto de la unidad del mundo social. Tal supuesto unificador sólo es posible a costa de minimizar el papel de los conflictos y las luchas de poder. En vez de pensar que nos socializamos en un mundo sociocultural homogéneo, es posible sostener que el sentido de las reglas y las estrategias de acción se elaboran en un diálogo conflictivo con otros, en el cual se ponen en juego expectativas y normativas diversas y aun contradictorias. La concepción de la socialización como transmisión cultural de las generaciones adultas a las generaciones jóvenes dificulta pensar los conflictos y crisis de esa cultura y los procesos de transmisión. Recuperamos entonces estas tres ideas que se contraponen al planteo de la socialización únicamente como inducción: 1el papel constructivo y protagónico del sujeto en su actividad cognitiva y emocional en la construcción, reconstrucción y resignificación normativa; 2el papel de los procesos interactivos e intersubjetivos en procesos de relación social con nivel simétrico y asimétrico (pares y adultos), y 3la idea de diversidad de intereses e identidades en el proceso de socialización que ponen el escenario al conflicto como horizonte esperable. Resultan fértiles dos categorías conceptuales: resistencia y apropiación. En cuanto a los procesos de resistencia, evidencia la importancia de las “normas globales” que aparecen en los grupos de alumnos, que son cumplidas en parte por costumbre en parte por un deseo de encajar. Muchas veces estas normasse oponen a las de la escuela. Por ejemplo denunciar a un compañero que copió en un examen o que consume drogas puede considerarse una traición. Las “contranormas” se establecen como un intento de oponerse a la responsabilidad colectiva de la escuela, lo que McLaren llama “resistencia”. Según nuestros propios análisis las manifestaciones de resistencia cobran especificidad en relación a la frecuente oposición al trabajo pedagógico propuesto o impuesto por los educadores y en la recurrencia de los pedidos de sanciones por actos indisciplinados. Los incidentes que se suelen manifestar como indisciplina serían una expresión de malestar y aburrimiento y pueden ser pensados como formas de oposición tanto al régimen de trabajo escolar y a la propuesta pedagógica del docente, así como al trato o relación vincular establecida entre el educador y los alumnos: “los mismos chicos dicen ‘nos aburrimos’, entonces ellos mismos crean un mecanismo de distracción” (directora). Podemos ver que estos incidentes críticos están relacionados con la medida en que el dispositivo de trabajo y la modalidad vincular en el aula logra generar el compromiso y la implicación de los estudiantes. Los fines educativos difícilmente se pueden lograr sin un grado de compromiso de los alumnos, pero sucede que este no puede ser reforzado o impuesto. El humor, la parodia, la subversión aparecen como respuestas a las exigencias de la institución y la autoridad opresiva y como estrategias mediante las cuales los estudiantes hacen frente al aburrimiento o a la enajenación en la escuela. Esta enajenación se vuelve significativa ya que muchos profesores no consideran la participación de los estudiantes SOCIAL 2015. en el proceso disciplinario, sino que se apoyan en medidas de control externo, lo que produce que los alumnos se disocien de la comunidad escolar. La categoría de la apropiación nos permite enfocar la mirada en la actividad de los niños y jóvenes en la internalización de lo social, que es reconstructiva y no meramente reproductiva, y el papel de los adultos de mediación en ese proceso. Dominar el oficio de alumno es aprender las reglas del juego escolar. Si la apropiación de un oficio es un proceso de internalización, del exterior al interior, de lo interpsicológico a lo intrapsicológico implicando un componente de transformación del medio a partir de la reconstrucción de significados, entonces en la apropiación del oficio de alumno, los y las jóvenes van a lograr los saberes y prácticas necesarios para un adecuado desenvolvimiento en su quehacer como alumnos, por intermedio de sujetos mediadores, quienes aportan la experiencia ya acumulada en distintos ámbitos necesarios para el logro de un buen fin. Estos mediadores, que actúan como otros significativos, ayudando a construir el Sí mismo del joven, van a variar de acuerdo al ámbito para el que se requiere su colaboración, es posible distinguir entre personas significativas de orientación general y aquellas que sirven a una situación determinada. En el joven, en su condición de alumno, será entre los pares donde encuentre los otros significativos que le ayuden a comprender y desenvolverse adecuadamente en el medio escolar. El proceso de apropiación implica individualización, es decir, procesos personales, que se dan entramados en procesos mediadores aportados por otros significativos para el sujeto, lo que lleva a entender esta instancia como acción intersubjetiva. El ser alumno incluye las diferentes redes de construcción intersubjetiva de las que se participa en la vida cotidiana. En el proceso de apropiación, cada sujeto confronta los nuevos saberes con aquellos que lo anteceden, rechaza algunos e integra otros. Un punto central en la interrogación es la relación que los agentes educativos tienen con las normas y valores de la escuela. Tenemos que pensar qué espacios institucionales tienen los adultos en la escuela para que los jóvenes se apropien significativamente de esas normas y valores, y si esos espacios permiten que se dé una apropiación significativa, que vaya más allá de la conformidad y obediencia. Además, la calidad del vínculo que los mediadores sostengan con el orden normativo escolar sentará las bases de su condición de “mediador” entre los jóvenes y la institución escolar. Conclusiones En la concepción de socialización que habitualmente se maneja en la práctica social y escolar, se soslaya el lugar de las nuevas generaciones en la resignificación y transformación de lo que las antecede, en el cual se operan procesos de resistencia y apropiación. La pregunta no pasa solamente por los espacios de resistencia y apropiación de los jóvenes con respecto a las normas y valores, sino también por analizar qué espacios de resistencia y apropiación tienen o construyen los adultos. La convivencia escolar se construye en la delicada tensión entre la elaboración de acuerdos regulativos (donde todos quienes forman parte de la escuela sean reconocidos como actores habilitados para tomar parte en los asuntos atinentes a las regulaciones necesarias para la coexistencia) y el reconocimiento de la diversidad de voces, de modo que se dé cabida a un “diálogo conflictivo”, en vez de pensar a la resolución de los problemas desde prácticas de imposición unilateral. La escuela está así posicionada no sólo como una agencia reproductiva, de limitación y obligación sino que tiene como potencia la posibilidad de instalar formatos de deliberación, espacios de socialidad creativa en los cuales se puedan instituir nuevas reglas o recuperar el sentido de las pautas tradicionales, en el marco de las acciones intersubjetivas, en relación a los problemas que enfrenta como organización o que involucra a los diferentes intereses de los grupos que habitan.
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