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Te-órico N-8

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Lic. Horacio Martinez
Desarrollos del Psicoanálisis 2008
Teórico #8
Pensaba comenzar esta clase haciendo algunas referencias a un texto que figura en 
nuestra bibliografía como complementario a este tema. Es un texto que escribió Héctor 
López denominado “La operación de separación. El Complejo de Castración en 
psicoanálisis”
En ese Texto Héctor López plantea poder pensar a la castración como una estructura 
dándole con este nombre el sentido que Lacan le da al término estructura que supone una
combinación de elementos que permanecen invariables a lo largo del tiempo y que a su 
vez no son observables sino que lo que uno puede observar, en todo caso, es el resultado 
de la operación de esa estructura que es lo que comúnmente solemos llamar “fenómeno”.
Por lo tanto López propone distinguir lo que sería el nivel estructural donde ubica a la 
castración y el nivel más fenoménico que sería el complejo de Edipo.
El complejo de Edipo entendido entonces como una versión subjetiva, podríamos decir así,
de la estructura de la castración.
Cuando digo versión subjetiva quiero decir: el relato que cada quien puede contar de los 
efectos que esta estructura de la castración tuvo sobre sí mismo.
Por eso en gral tanto Freud como Lacan le han dado a esta versión subjetiva nombres 
emparentados con la dimensión de la ficción. Freud llamó a eso la novela familiar del 
neurótico. La novela familiar, es decir, esa suerte de historia novelada que todos nos 
contamos y les contamos a quien tenga ganas de oírnos acerca de lo que podríamos 
llamar nuestro propio mito -de dónde provenimos, cómo fueron esa relaciones, qué cosas 
se transmitieron, qué afectos provocaron- 
Lacan llamaba a eso el mito individual del neurótico, dándole también una estructura de 
ficción que se va componiendo con los elementos particulares, singulares de la historia de 
cada uno, pero que en esos elementos singulares y particulares lo que cada uno hace es 
entretejer una trama donde se da cuenta de los efectos del comp de castración.
López da una definición lo mas elemental posible de esa estructura que es la siguiente: 
¡ En la castración se trataría de un pasaje desde una dependencia necesaria del niño como
objeto imaginario que ocupa el lugar de lo que le falta a la madre a su sujeción al padre”. 
Un movimiento, diríamos, que va de la madre al padre pero con algunas pequeñas 
diferencias en la medida en que en relación a la madre, la ubicación que tenemos dice 
López , repitiendo lo que ya había dicho Lacan y Freud, la posición que tenemos en 
relación a la madre es una posición de objeto. Y aclara, objeto imaginario que ocupa el 
lugar de lo que le falta a la madre, de allí, de esa posición de partida en la cual todo 
individuo se coloca en esta estructura tenemos que pasar no a la libertad, no es que la 
intervención del padre nos libera sino que pasamos a otra sujeción que está en relación 
con el padre entendido como significante. Este padre entendido como significante lo van a
encontrar en los textos lacanianos nombrado de dos formas, una posibilidad es que 
aparezca como padre simbólico y desde la perspectiva lacaniana vamos a tener que poder 
distinguir al padre simbólico de un padre real y un padre imaginario, pero aquél al que nos
vamos a sujetar, aquel del cual va a provenir esa legalidad que de alguna manera ordena 
este pasaje de la madre al padre es el padre simbólico al que también Lacan llama 
Nombre del Padre y más concretamente bajo este nombre queda claro que se trata de un 
significante, es decir, de un elemento nuevo que ingresa en el orden simbólico.
Una primera aclaración entonces de ahora en adelante es aquella que nos lleva a pensar 
que cuando empecemos a trabajar la estructura del comp de castración tenemos que 
entender que estos términos madre y padre no están remitiendo necesariamente a los 
personajes de la novela familiar.
En principio y si estamos hablando de una estructura son funciones de la estructura que 
podríamos haber llamado x e y por ejemplo o alpha y beta.
Si de todas maneras tanto Freud como Lacan prefieren llamarlas madre y padre es casi 
imposible evitar la confusión entre esto que llamamos el padre simbólico y la persona que 
ejerce la función del padre. Pensemos que por más que lleven estos nombres de lo que 
estamos hablando concretamente son de funciones que pueden ser, en el contexto de 
cada comp de Edipo, ocupado por distintos personajes que son aquellos entonces que 
luego en el relato que hagamos de eso formarían parte de nuestra novela familiar.
Esta novela familiar es la que Freud escuchaba en el relato de sus pacientes y es a partir 
de esa novela familiar que Freud construye la noción de comp de Edipo. No fue a partir de
la observación directa de los niños sino que eso fue un momento posterior a la teorización
freudiana y sobre todo de corroboración. En ese contexto de corroboración es que nace el 
caso de Juanito. Un acaso que le llega a Freud como una suerte de informe acerca del 
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despliegue de la sexualidad infantil en un niño de 4 años y donde Freud intenta, entre 
otras cosas, corroborar cómo opera esta estructura del comp de castración.
Un poco a la inversa de la propuesta de Héctor López que decía que el comp de castración
es un movimiento que va de la sujeción de la madre a la sujeción al padre, vamos a hacer
un recorrido inverso empezando por el padre y concluyendo con la madre, tal como en 
principio lo encontramos como nociones trabajadas en la obra freudiana.
Para situar sobre todo esa dimensión del padre simbólico en la obra freudiana nosotros 
vanos a hacer referencia a un texto de Freud en particular que se llama Tótem y Tabú.
Es un texto que escribe en 1911/12 y es uno de sus primeros textos de envergadura que 
busca hacer una suerte de aplicación de los principios psicoanalíticos a un contexto 
cultural, porque concretamente los objetivos de ese texto de Freud lo que buscan es tratar
de situar el origen de la religiosidad, de los sentimientos religiosos y de la moral en los 
seres humanos. Pero no en cada ser humano particular sino en la humanidad en general. 
Cómo la humanidad comenzó a tener sentimientos religiosos, cómo la humanidad 
comenzó a tener lo que Freud llamó una conciencia moral, es decir una serie de juicios y 
de términos que operan en nuestro psiquismo y. por ej,. nos impide realizar ciertas 
acciones o nos hace sentir culpables si las realizamos.
Por lo tanto ya no estamos a nivel de la novela familiar, no estamos a nivel del mito 
individual sino que estamos a nivel de lo que podríamos llamar el mito colectivo y de 
alguna manera lo que uno podría encontrar como conclusión es que los sentimientos de 
religiosidad y los sentimiento morales nacen de una estructura que es idéntica al complejo
de Edipo y que a su vez, entonces, podríamos afirmar que a través del complejo de Edipo 
que se repite de generación en generación la sociedad inserta en cada sujeto una 
instancia moral, no necesariamente religiosa, aunque la religiosidad podría nacer de allí, 
pero en principio sí un instancia moral.
Uds. tiene para leer fragmentos del último capítulo de Tótem y Tabú donde Freud trabaja 
más en detalle el tema del totemismo y recurre al totemismo como una de las primeras 
organizaciones sociales que fueron estudiadas por los antropólogos y por lo tanto con la 
expectativa de estudiar de lo que podríamos pensar fue algo así como la primera 
organización social que se dio en los seres humanos y que entonces estaría en el límite 
entre lo que podríamos considerar humanidad y que en general los antropólogos han 
llamado cultura y que de ese límite para atrás lo que tendríamos es el campo de la 
naturaleza.
Como si uno dijera más atrás de ese tipo de organizaciones con lo que nos encontramos 
es con organizaciones animales, muchas de las cuales siguen vigentes en la actualidad, 
peor no están articuladas por ninguna regla. Lo que encontramos en cualquier 
organización humana es la existencia de reglas que regulan las relaciones. Básicamente 
dos tipos derelaciones regulan esas reglas, las relaciones entre los individuos entre sí y 
las relaciones de los individuos con el Dios. Por eso van a encontrar que Freud dice que la 
organización totémica es una organización que sostiene preceptos a la vez sociales y 
religiosos, preceptos que buscan regular las relaciones de cada uno con el Dio y preceptos
que buscan regular las relaciones de cada uno entre sí.
¿Por qué se llaman a estas organizaciones totémicas? Porque los grupos humanos están 
organizados por clanes totémicos que responden a un principio generador que es un 
tótem.
El tótem es un antepasado o lo que ese grupo considera un antepasado, que proviene del 
campo de la naturaleza, es un animal; pero ese animal es considerado como el 
antepasado de esa organización humana. Por eso podemos pensar que está como en ese 
punto de frontera, esa primera comunidad se organiza como una comunidad que se 
reconoce como heredera, por ejemplo, del tigre. El tigre, ese animal totémico les va a dar 
el nombre, no sólo es el antepasado de todos sino que, en la medida en que 
pertenecemos al clan del tigre, todos llevamos como nombre el término tigre.
En nuestras costumbres nosotros lo llamaríamos apellido más que nombre, es aquello que 
distingue no al sujeto particular, sino a la casta de la que proviene.
El tótem tiene esta función de antepasado que nos ad un nombre y cierto vínculo de 
filiación. De alguna manera todos se reconocen herederos de ese tótem, de alguna 
manera es tótem opera como si fuera el padre de todo este clan.
Al lado de la existencia de este tótem hay una serie de prescripciones que son los tabúes, 
es decir, prohibiciones que en relación al tótem varían pero mayoritariamente suponen dos
grandes cuestiones: el respeto y la reverencia que hay que tener por ese animal que es 
antepasado nuestro -lo cual quiere decir que para el clan de los tigres el tigre es un animal
venerado, no se lo puede cazar, no se puede estar en presencia de él y sobre todo esta 
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prohibición que recae sobre el hecho de dar muerte al antepasado y aún más, de comer la
carne del antepasado.
Eso está reglamentariamente prohibido. Si pasamos ahora a lo que serían las reglas 
sociales que se desprenden del tótem, la primera que ya está dada por el hecho de que 
todos derivamos del tótem, en tanto él es como nuestro padre primogénito, la primera 
que se deriva de allí es que todos los integrantes del tótem son hermanos entre sí, hay 
una constitución de una fratría, una hermandad, y en la medida en que todos somos 
hermanos entre sí, rige entre los integrantes de ese clan totémico la prohibición del 
incesto. No podemos casarnos, siendo varones, con las mujeres perteneciente a es clan 
totémico.
Esto supone que existan distintos clanes y que como luego lo va a estudiar muy 
detenidamente Lévi Strauss se imponga como necesario el intercambio de mujeres entre 
los clanes para posibilitar los lazos de alianza.
Luego lo que también hay que reglamentar es el modo en que hereditariamente se 
transmite la pertenencia a uno u otro clan totémico 
Quiero decir concretamente que si yo soy del cal del tigre no me puedo casar con ninguna
mujer tigre y tengo que ir a buscar mujer al clan de los osos supongamos.
Ahora si tenemos hijos, un tigre con un oso, ¿esos hijos qué van a ser? ¿tigres u osos?. 
Ahí es donde aparece este tema que también Freud describe allí de la herencia patrilineal 
o matrilineal. Si es por el lado del padre o por el lado de la madre que se hereda la 
pertenencia al clan.
Imaginemos cualquiera de los dos casos, supongamos que se hereda por la vía paterna, 
esto quiere decir por ejemplo que si yo soy tigre y mi mujer es oso, mis hijos van a ser 
tigres. Si en algún enfrentamiento o en laguna guerra yo fallezco y tengo hijos varones, mi
hijo varón no se puede casar con sus hermanas de sangre porque también son del mismo 
clan, pero sí podría casarse con mi ex mujer que es oso. Lo que quiero decir con esto es 
que cuando hablamos de alguna regla de prohibición del incesto no tenemos que pensarla
en los términos en los que suponemos que el incesto opera entre nosotros. Nosotros 
calificaríamos de incestuosa una relación entre el hijo y su madre, pero el incesto no 
delimita en todas las comunidades un tipo de vínculo prohibido, que sea siempre el 
mismo. Para que uno diga que hay una regla de prohibición del incesto lo que tiene que 
existir es algún tipo de vínculo que se prohíba. Pero cuál es ese vínculo depende de cómo 
se organiza cada comunidad.
Entonces, repito, en las comunidades totémicas, no es que no haya prohibición del 
incesto, lo que pasa es que el modo en que se prohíbe tiene que ver con esta organización
por clanes que es distinta a la organización familiar que nosotros mantenemos en nuestra 
sociedad y en la actualidad.
Freud se detiene en la prohibición del incesto y va trabajando los argumentos que dan los 
antropólogos de la época que el cita en su texto acerca de la existencia de esta 
prohibición y de por qué es necesario que exista en toda comunidad humana una ley de 
prohibición del incesto, cosa que en el campo de la naturaleza no existe como tal.
Por qué se daría este hecho de que siempre que encontramos una comunidad humana por
más primitiva que la consideremos, de todas maneras tiene alguna regla de prohibición 
del incesto o mejo dicho tienen señaladas ciertas relaciones como prohibidas.
Freud va rebatiendo uno a uno los argumentos de los distintos antropólogos del mismo 
modo en que se van a encontrar que unos casi 40 años después lo hace Lévi Strauss en 
esos primeros capítulos de su texto Las estructuras elementales del parentesco.
El mismo análisis y la misma discusión que da Freud en Tótem y tabú, la vuelve a dar Lévi
Strauss.
Concretamente lo que Freud concluye es lo siguiente, “la ley no prohíbe sino aquello que 
los hombres serian capaces de realizar bajo el impulso de sus instintos”.
Es decir que si del lado de la cultura nosotros encontramos siempre la prohibición del 
incesto, del lado de la naturaleza, del lado de los instintos, tenemos que suponer la 
existencia de un instinto que no repararía ante la posibilidad de ese vínculo sexual si no 
estuviera regulado por esta regla.
Esta es la misma hipótesis que sostiene Lévi Strauss. Lo que él va a decir es que no sólo 
existe una relación íntima entre la cultura y la prohibición del incesto, en el sentido más 
amplio que le quieran dar, lo que él dice concretamente en las primeras páginas de su 
libro es por más primitiva que sea una organización humana siempre encontramos alguna 
regla de prohibición del incesto y si pasamos este margen y entramos en la naturaleza por
más organizada que esté una comunidad animal nunca tiene una regla de prohibición del 
incesto.
Pero Lévi Strauss da un paso más y dice no que hay una íntima relación entre cultura y 
prohibición del incesto sino que una cosa depende de la otra.
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Es decir que la cultura depende de la existencia de la prohibición del incesto o, al revés, 
que la existencia de la regla de prohibición del incesto crea el campo de la cultura.
Se trata, va a decir él, de una regla que no es una regla natural que supone una 
construcción simbólica pero que de manera peculiar y a diferencia de las reglas simbólicas 
es universal. Porque van a ver que en esto primeros capítulos también lo que Lévi Strauss 
trabaja es esta idea, en general las cosas de la naturaleza son universales pero no se 
organizan como leyes simbólicas y las cosas de la cultura se organizan como reglas 
simbólicas pero no son universales. Cada comunidad tiene la suya y, sin embargo, la 
prohibición del incesto es como la única que está en cualquier comunidad humana, es 
universal, pero no podemos decir que surge de la naturaleza, es algo que los humanos 
han construido. Y nosotros podríamos agregar, con todo lo que hemos trabajado hasta 
ahora en torno alo simbólico desde la perspectiva lacaniana que como toda regla simbólica
es arbitraria.
Se acuerdan ustedes de esa noción que Saussure había propuestoy que veíamos al 
principio de la cursada, de la arbitrariedad del signo. La lengua como una institución 
humana se sostiene de signos que suponen una relación entre elementos que sin embargo
es absolutamente arbitraria, no proviene tampoco de la naturaleza , no hay nada en la 
naturaleza que nos lleve a llamar agua al agua y piedra a la piedra, eso es una unión 
absolutamente arbitraria.
Entendamos que con la prohibición del incesto pasa exactamente lo mismo y no 
cometamos los mismos fursios que tanto Freud como Lévis Strauss después se dedican a 
cuestionar de los antropólogos y etnólogos de su época; es decir, suponer que hay algo 
natural que genera, por ejemplo, como dicen algunos autores, que el horror frente a la 
posibilidad de un vínculo incestuoso. Ningún perro o elefante o pez tiene horror por 
mantener un vínculo sexual con lo que podríamos considerar nosotros un pariente cercano
porque no tiene idea de lo que es un pariente cercano porque solo podemos establecer la 
existencia del parentesco a partir de un universo simbólico, pero si establecemos un 
parentesco a través de un universo simbólico, y como todo universo simbólico construye 
relaciones arbitrarias, lo que termina siendo prohibido es algo absolutamente arbitrario.
No es más incestuosa la madre que la hermana o que la tía naturalmente porque no hay 
nada natural en esto. Esto es simbólico y por lo tanto arbitrario. Pero al igual que como 
ocurre en la lengua, una vez que eso simbólico empieza a operar ya nadie puede modificar
eso. Yo no puedo convencer a nadie de que como es arbitraria que mi madre esté 
prohibida como objeto sexual entonces me acuesto con mi madre y listo. Así como no 
puedo llamar piedra al agua, tampoco puedo infringir esa ley por más arbitraria que 
resulte.
Freud quiere dar un paso más en su texto Tótem y Tabú y quiere pensar por qué se 
instaló esta regla. Digamos que en este punto es el último autor que se pregunta por tales
cosas. Ya uds leyeron en La instancia de la letra que Lacan decía que no tiene sentido 
preguntarse por el origen de la lengua ni por el origen de ninguna cosa porque no hay 
nada en el origen que explique por qué se dio esa arbitrariedad y no cualquier otra.
No vamos a ganar nada yendo al origen de la lengua y tratando de averiguar por qué la 
primera vez que alguien mencionó la palabra agua para señalar al agua hizo eso y no otra 
cosa.
Pero Freud que pertenece a otra generación de autores insiste en esta pregunta por el 
origen y para responderse a esa pregunta construye lo que luego tanto Lévi Strauss como 
Lacan vana llamar un mito. Un mito porque funcionaría al mismo nivel que la novela 
familiar de cada neurótico, el relato que me cuento para tratar de entender cómo esta 
estructura arbitraria operó en mi.
Esto sería lo mismo pero a nivel de la comunidad humana, cómo por primera vez una 
regla comenzó a regir las conductas de los que hasta ese momento eran animales.
Para construir su mito Freud recurre a dos cosas, por un lado a cierto tipo de organización
de los animales que había sido descripta fundamentalmente por Darwin, que es una de las
fuentes de referencia más fiables para Freud en ese momento y que mostraban en la 
naturaleza organizaciones donde había un macho dominante que mantenía para sí un 
conjunto de hembras con las cuales mantenía relaciones e iba teniendo hijos y que 
expulsaba de este grupo a cualquier otro macho que intentara sacarle alguna de las 
hembras. Inclusive diríamos en la medida en que tenían hijos y esos hijos eran varones, 
llegados a la edad de procrear también los expulsaba. Este formato de organización 
animal uno lo puede corroborar aún hoy día en muchas de las series que se pasan en 
televisión sobre la vida en comunidad de grandes especies animales como los 
orangutanes, los chimpancés, incluso los lobos marinos.
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Los machos siguen peleando entre sí y aquel que mata al otro se queda con las hembras y
de ese modo más o menos se sostiene esta organización.
Y al lado de esto lo Freud suma para construir su mito es la existencia de algunas 
costumbres en las comunidades totémicas que es lo que aparece como el banquete 
totémico o la comida totémica que supone un día situado en el calendario como una fiesta
especial, día en el cual la comunidad que tiene al tigre como tótem y por lo tanto como 
antepasado no sólo tiene el derecho sino la obligación de salir a cazarlo, matarlo y 
comerlo entre todos. Sería la lógica de la fiesta en el sentido de un solo día en el cual está
permitido lo que el resto de los días está prohibido. Pero que esté permite supone dos 
cosas, eso obligatorio hacerlo y es obligatorio que todos participen, nadie de la comunidad
puede quedar exento de ese crimen.
Este es el contexto de cosas de las cuales Freud se va a agarrar para construir lo que 
podríamos llamar el mito de la horda primitiva.
Es decir un conjunto de seres todavía animales que no tienen ninguna regla que 
determine las conductas entre sí.
Lo que Freud imagina es que esto está funcionando, hay un macho dominante que es el 
que tiene a todas las hembras para sí y expulsa a los otros machos, hasta ahí lo que ven 
viene funcionando la naturaleza Freud supone los siguientes movimientos estos machos se
asocian entre sí, primera cuestión presupone cierto principio de inteligencia, “si somos 
varios lo vamos a vencer más fácil”, paso siguiente van a matarlo, pero no solo lo matan 
sino también se lo comen. Ahora luego de haberlo matado entre todos y haberlo comido le
sobreviene un afecto que no podemos suponer que exista en el reino de la naturaleza y 
que Freud llama culpa retrospectiva. Después de haberlo matado porque se lo merecía, 
después de haberlo comido porque estaría rico resulta ser que todos se sienten culpables 
de lo que han hecho. Aparece la idea de culpa que ya es una idea que tenemos que 
anotar como perteneciente al campo de la cultura y no de la naturaleza, pero es 
retrospectiva como dice Freud, porque ya cometí el crimen, pero de alguna manera sería 
como la primera vez que un acto de esa naturaleza es catalogado como crimen por 
alguien que hasta el momento en que lo cometió pertenecía al reino animal.
A partir de la culpa lo que aparece entonces es una forma de expiación de la culpa y esa 
forma de expiación va a suponer dos prohibiciones, estos machos se prohíben ocupar el 
lugar del muerto y por lo tanto y concomitantemente se prohíben a cualquiera de las 
hembras del muerto. Ya allí tenemos entonces funcionando una primera comunidad que 
podríamos calificar de humana que tiene dos grandes cimientos uno que ya lo estuvimos 
pensando mucho es la prohibición del incesto, esas mujeres que eran las mujeres 
deseadas ahora son las mujeres prohibidas y en segundo lugar la construcción de lo que 
podríamos llamar un símbolo vacío que justamente es el lugar del muerto. Cuando yo digo
está prohibido ocupar el lugar del muerto estoy trazando simbólicamente la existencia de 
un lugar que nadie puede ocupar. Vieron como pasa a veces en ciertas familias que se 
muere el abuelo y la silla en la que se sentaba el abuelo a la mesa no la ocupa nadie. 
Volvemos a encontrar los mismos elementos que siempre encontramos en lo simbólico es 
absolutamente arbitrario, el abuelo se podía sentar ahí, acá o cada día en un lugar 
distinto, no es que esta silla porque fue donde se sentó la última vez tenga con él un 
vínculo especial pero entre todos creamos un símbolo por el cual la silla en tanto que vacía
representa la memoria del muerto.
En las religiones contemporáneas esto se representa de distintas formas, Freud lo trabaja 
bastante en un texto que se llama “Moisés y la religión monoteísta” el impacto que tiene 
para el pueblo judío el hecho de que le Dios no se pueda representar de ninguna manera. 
En contraposición a una costumbre muy tradicional de la religión católica, la religión judía 
no tiene imágenes y por lo tanto se trata de un Dios que se le presentifica al creyente 
como un puro vacío de representación, en la sinagoga no hay nada querepresente al 
Dios, ningún símbolo, salvo este vacío de representación.
Ahora bien del lado católico que tenemos las iglesias atestadas de imágenes, sin embargo 
hay algo que se parece mucho como ritual a la comida totémica, que justamente es la 
celebración que está en el centro de la misa católica y que supone comerse al muerto. la 
misa es una especie de celebración en la cual recordamos un crimen del cual nos hacemos
culpables y expiamos ese crimen de una manera horrorosa comiéndonos al muerto.
Si lo piensan en estos términos- y no quiero herir ninguna susceptibilidad religiosa-, vuelve
a aparecer con mucha brutalidad esta idea de lo arbitrario de cualquier representación 
simbólica, cómo se las arregla un cristiano para acallar la culpa que siente festejando el 
crimen que cometió y del cual se quiere desvincular. El recuerdo de ese crimen lo hace 
más bueno, y lo hace salir de esa celebración con un sentimiento de pertenecer a una 
comunidad porque está recordando eso que aparentemente opera en el origen y que de 
hecho permite instituir la comunidad. Si no lo hubiéramos matado entre todos, si no nos lo
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hubiéramos comido y si no hubiéramos sentido culpa después, nuca hubiéramos sido 
humanos. Es un poco lo que este relato freudiano nos dice. 
Les leo unas frases del final del texto “Las estructuras elementales del parentesco” de un 
capítulo que uds no tienen como bibliografía. Capítulo en el cual Lévi Strauss hace una 
lectura crítica de este planteo freudiano, este texto es del año 1949, por eso decía es 
aproximadamente unos 30 años posterior a Tótem y Tabú. Dice aquí Lévi Strauss: Freud 
explica con éxito, no desde el origen de la civilización sino desde su presente y al salir en 
busca del origen de una prohibición no logra explicar por cierto por qué el incesto es 
conscientemente condenado sino como se lo desea inconscientemente. Da una primera 
vuelta, él dice Freud cree y mira hacia el pasado para explicar lo primero que pasó, pero 
en realidad se confunde. Él está explicando o imaginando el pasado tratando de explicar 
su presente. Por qué hoy día nos regimos por una ley de prohibición del incesto y en 
realidad dice Lévis Strauss no es que demuestre por qué prohibimos el incesto sino lo que 
demuestra porque uno sigue deseando el incesto. Por qué el incesto sigue funcionando en
el inconsciente como un deseo insatisfecho. Sigo leyendo: Se dijo y se repitió lo que hace 
a Tótem y Tabú inaceptable como interpretación de la prohibición del incesto y de su 
origen, gratuidad de la hipótesis de la horda de lo machos y el asesinato primitivo, círculo 
vicioso que hace nacer el estado social de procedimientos que lo suponen, sin embargo, 
como todos los mitos el que presenta Tótem y Tabú con tanta fuerza dramática implica 
dos interpretaciones: el deseo de la madre o de la hermana, el asesinato del padre y el 
arrepentimiento de los hijos sin duda no corresponden a un hecho o a un conjunto de 
hechos que ocupan en la historia un lugar determinado”. (Está descartando que el mito dé
cuenta de un origen cierto y real de la humanidad) “Pero traducen, tal vez, bajo forma 
simbólica un sueño a la vez perdurable y antiguo y el prestigio de ese sueño, su poder 
para modelar los pensamientos de los hombres a pesar de ellos proviene precisamente del
hecho de que los actos que evoca jamás fueron realizados porque la cultura se opuso a 
ellos siempre y en todas partes. Las satisfacciones simbólicas a las que se inclina según 
Freud la nostalgia del incesto no constituyen entonces la conmemoración de un 
acontecimiento. Son otra cosa y más que eso, son la expresión permanente de un deseo 
de desorden o más bien de contraorden. La fiesta desempeña la vida social al revés no 
porque antaño fue tal sino porque jamás fue así y no podrá ser jamás de otro modo”.
Me interesaba leérselos por un lado para ver cómo autores ajenos al psicoanálisis critican, 
pero a la vez rescatan cierta potencia de esta construcción freudiana y sobre todo en el 
caso de Lévi Strauss me parece que se apoya en ella para decir que no puede haber 
humanidad sin prohibición del incesto y que entonces lo que Freud construye como mito 
no es algo que ocurrió sino algo que nunca pudo haber ocurrido justamente porque una 
vez que empezó a haber cultura hubo prohibición. Y sin embargo si es posible construir 
este mito y si este mito encuentra representaciones en la religiosidad y encuentra eco en 
las historias particulares de cada sujeto es porque la existencia de la cultura con sus leyes 
arbitrarias crean, podríamos decir así, un deseo que es como dice Lévi Strauss, el deseo 
de contraorden, el deseo de desorden, el deseo de que alguna vez esta ley no existiera o 
el deseo de que cada tanto esa ley pudiera dejar de funcionar por un ratito. Un deseo que
estaría como enquistado en los seres humanos de poder volver aunque fuera por un rato 
al estado de naturaleza. Como ven con todos estos elementos que hemos puesto en 
juego, el Edipo freudiano crece, adquiere magnitud que se aleja de esa tontería, como 
dice Lacan, del nenito que la quiere mucho o no tanto a la mamá. No es eso en última 
instancia lo que el psicoanálisis llama complejo de Edipo, porque eso no es más que la 
expresión individual de esta estructura que es la estructura en la cual todo ser humano 
tiene que insertarse.
Para terminar con este tema y poder hablar un poco del campo maternal, lo último que les
pido es que vinculemos este padre simbólico, este significante del Nombre del Padre con 
este padre muerto que surge del mito de Tótem y Tabú. Que lo vinculemos quiere decir 
que en principio pensemos que es una denominación que puede aplicarse de uno a otro. 
Dicho en otros términos, que en lenguaje lacaniano podemos llamar al padre muerto de la
horda primitiva un padre simbólico y a la inversa para empezar a entender la semana que 
viene qué es el padre simbólico en Lacan, que como yo les decía es una función, todavía 
queda más claro que es una función en la medida en que se trata del padre muerto, por lo
tanto de ninguna manera puede ser mi propio padre. Es un símbolo y un símbolo que está
en relación con este vació, con la posibilidad de ocupar un lugar que yo no puedo ocupar.
Vamos a introducirnos brevemente en la dimensión maternal, que tal como yo les leía en 
la cita inicial del texto de Héctor López, para pensar la estructura de la castración es el 
primer punto. Lo que vamos a empezar a preguntarnos tiene que ver con eso que H. 
López llamaba el deseo de la madre y concretamente un lugar de objeto de ese deseo en 
el que se va a alojar inicialmente todo niño. Cuando digo todo niño no estoy hablando de 
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varones nada más, todo hijo o hija. La perspectiva que ahora vamos a recorrer en este 
punto no marca distinciones ni diferencias para el varón o para la mujer. La pregunta que 
podríamos usar para arrancar este pequeño viaje que vamos a hacer sería la siguiente: 
¿Cómo podemos imaginar qué hace una mujer para desear ser madre? Otra vez vamos a 
decir que el psicoanálisis no sostiene que la maternidad y el deseo de tener un hijo 
provenga del campo de la naturaleza, el psicoanálisis no sostiene nada parecido a la 
existencia de un instinto maternal sino que por el contrario va a sostener y a tratar de 
demostrar que el término madre es un término simbólico y que este deseo de ser madre 
es un deseo que debe construirse en el campo simbólico. Si uds recuerdan en el texto más
acabado que tiene Freud sobre el tema de la pulsión que es Pulsiones y destinos de 
pulsión, en ese texto y hablando concretamente del objeto de la pulsión Freud va a decir 
que es lo mas variable que tiene la pulsión y que incluso, mal que nos pese, puede no 
existir.
La pulsión puede hallar su satisfacción sin que eso esté mediado por un objeto. Si la 
pulsión no tiene objeto y puede satisfacerse con cualquier objeto o con ningún objeto y 
Freud está hablando estrictamente de la pulsión sexual, mal podríamos decir que existe un
instinto maternal, no hay nada en la pulsiónsexual humana que lleve a una satisfacción 
vinculada con la maternidad. Eso hay que construirlo y por eso la pulsión tiene que pasar, 
como va a decir Lacan, por el desfiladero del significante. Es el significante el que le va a 
dar a las pulsiones humanas sus objetos. Se los va a dar como lo puede dar el universo 
simbólico arbitrariamente. Pudo haber sido así o de cualquier otra manera.
Uds tienen para trabajar esto, dos textos, uno se llama La organización genital infantil y el
otro se llama La sexualidad femenina.
Simplemente les digo para ubicarlos que hay un primer gran texto de Freud acerca de la 
organización sexual que son los Tres ensayos para una teoría sexual que escribe en 1905. 
La organización genital infantil que es de 1923 tiene como subtítulo un agregado a los 
Tres ensayos, es decir, que es como una vuelta de tuerca más que quiere darle Freud al 
tema de el modo en que se organiza la sexualidad en la primera infancia.
Por su parte el texto sobre la sexualidad femenina surge como respuesta de Freud a un 
debate que se da a lo largo de la década del 20 y fundamentalmente entre analistas 
mujeres, las primeras que empiezan a aparecer y que discuten entre ellas, pero también 
con Freud, la preeminencia que Freud le había dado en su teoría a la noción de falo.
Entonces para poder responder aunque sea aproximadamente a esta pregunta de ¿cómo 
se construye el deseo de madre? necesitamos introducir esta noción porque va a ser la 
noción central en torno a la cual tenemos que pensar.
Para decirlo de una manera un tanto dogmática podríamos intentar establecer relaciones 
entre el complejo de Edipo y el complejo de castración tal y como están planteadas en los 
textos freudianos. Yo hoy comencé la clase con una cita de Héctor López que estaba 
basada en los recorridos lacanianos y que dice que la castración es la estructura y el Edipo
es la versión singular de esa estructura que cada quien se cuenta y le cuenta al analista.
Freud sin embargo veía una diferencia entre complejo de Edipo y complejo de castración y
para marcar esa diferencia podríamos anotar muy sintéticamente cuál sería el objetivo 
primordial de cada uno de estos dos complejos.
Y podríamos decir que el complejo de Edipo lo que aporta es una primera elección de 
objeto para la pulsión sexual. En un campo sexual que no está organizado, que no tiene 
objeto y que puede encontrar satisfacciones autoeróticas, lo que hace el complejo de 
Edipo, tanto para el niño como para la niña, es permitirle una primera elección de objeto. 
Vincular esa sexualidad con un objeto. Mientras que la castración lo que aporta está 
íntimamente ligado con la diferencia de los sexos porque Freud sostiene que todo niño y 
toda niña mantienen en su pensamiento la idea de que existe un solo sexo y que en algún
momento descubren que hay dos y que ese descubrimiento tiene un efecto traumatizante.
Ese trauma de la diferencia de los sexos es lo que Freud denomina complejo de 
castración. Lo denomina así porque la percepción de la diferencia de los sexos tanto para 
el varón como para la mujer van a traer como consecuencia la instauración del juicio de la
castración.
Es decir que, si hay alguien que posee pene y yo descubro que no lo poseo concluyo que 
fui privada de eso. Y si yo poseo pene y supongo que todos lo tienen y descubro que hay 
gente que no lo tiene supongo que a esa gente la han privado de eso. Dicho en otros 
términos, la castración instala un juicio en torno a la diferencia de los sexos que 
podríamos calificar de juicio falaz, es un juicio mentiroso porque en realidad no logra 
establecer una real diferencia entre los sexos. Es como si un niño supusiera que sólo 
puede haber seres de piel blanca y el primer día que ve a una persona que tiene la piel de
otro color supone entonces que lo pintaron, por ejemplo.
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La diferencia de los colores de la piel no es una verdadera diferencia porque estoy 
suponiendo que hay un solo color de piel y el que tiene otro es porque le pasó algo 
porque sino tendría que tener la piel blanca. Aquí es lo mismo. 
Todos tenemos el mismo sexo y si de pronto aparece alguien que es diferente, es 
diferente porque le ha pasado algo, por lo tanto su diferencia supone una operación que 
es lo que el psicoanálisis llama castración.
Esa operación, la castración, recae sobre un objeto que Lacan con mucha precisión califica
de objeto imaginario. Ese objeto imaginario es el falo. Lo llama objeto imaginario en 
primer lugar para desprenderlo del pene, porque en realidad no tiene nada que ver con el 
pene. El falo es esa presuposición de que todo el mundo tiene el mismo sexo y el falo va a
seguir siendo la presuposición de lo que le falta a ese que se presenta en el contexto de la
sexualidad como diferente.
Es un objeto imaginario que está ligado íntimamente con la categoría de falta.
Tan ligado está con la categoría de falta que todas las consecuencias que Freud imagina 
que se desprenden del complejo de la castración son consecuencias negativas, no es que 
el varón dice “Ah yo tengo eso entonces me salvé”, no, porque en la medida en que hay 
seres desprovistos yo aunque tenga podría ser desprovisto alguna vez. El falo es algo que 
se puede perder. Por eso es un objeto imaginario. Como dice Lacan un poco brutalmente 
“nadie anda cortando penes por ahí” no es que los psicoanalistas estás locos e imaginan 
cosas exóticas. Son los seres humanos los que están un poco chiflados e imaginan, 
construyen una categoría de objeto que nada garantiza su permanencia en el cuerpo, eso 
es el falo. Entonces decía Freud, el varón una vez que atraviesa el complejo de castración 
recibe como efecto el temor a la castración, el temor a perder alguna vez el falo. La niña 
que corrobora la falta de ese objeto, recibe como efecto lo que Freud llamaba la envidia 
del pene. Porque no fue provista de eso va a envidiar la presencia de eso en el cuerpo del 
varón y va a odiar a su madre por no haberla provisto de eso.
Pensemos las relaciones entre Edipo y castración desde la perspectiva freudiana en cada 
uno de los sexos. Diríamos que el varón va en este sentido, primero pasa por el complejo 
de Edipo, organiza su sexualidad en trono a un primer objeto que va a ser la madre y 
luego descubre la diferencia de los sexos y vincula la amenaza de castración con su 
elección sexual. Entonces, como dice Freud, sale del Edipo por la castración porque él une
la elección de objeto que ha realizado con la posibilidad de una amenaza de pérdida de su
pene abandona esa primitiva elección de objeto. Mientras que la niña hace el camino 
inverso. Primero atraviesa el complejo de castración, primero corrobora que pertenece al 
campo de los castrados, con este efecto de envidia del pene, con este efecto de odio hacia
la madre, y por lo tanto, con un viraje hacia el padre que es lo que la introduce en el 
complejo de Edipo.
Al nivel de la propuesta freudiana las relaciones Edipo-castración para el varón y para la 
mujer son absolutamente inversas.
El varón primero se “edipisa” y por la castración abandona el Edipo; la niña rimero recibe 
los efectos de la castración y es por eso que se dirige al padre y por lo tanto se “edipisa”.
Se dirige al padre como objeto, al padre porque es poseedor de falo y porque la niña 
realiza allí una extraña ecuación por la cual va hacia el padre en busca del falo pero, 
diríamos, no del falo del padre, sino del falo objeto imaginario faltante.
Va a reclamarle al padre lo que la madre no le dio, por decirlo de alguna manera. Y la 
extraña ecuación que realiza es que este falo le va a ser devuelto por el padre bajo la 
forma de un niño.
Es decir que a través de un embarazo le va a ser devuelto en forma de un niño ese falo 
que ha reconocido como perdido por el complejo de castración. De esta forma llegamos a 
una respuesta exótica, pero la respuesta que la teoría psicoanalítica sostiene en trono a 
por qué una madre desea a un hijo. Desea a un hijo por efecto del complejo de castración
y del complejo de Edipo y desea a un hijo que comoobjeto va adquirir este valor de falo 
imaginario. Entonces esta es la posición que todo niño o niña va a ocupar cuando viene al 
mundo y entra en relación con una madre, con esta función madre.
Si hay una madre en juego, esa madre va a desear que ese niño o va a desear en ese 
niño o va a ver en ese niño un representante de este falo imaginario del que fue castrada 
y con el cual de alguna manera vuelve a completarse.
El niño arranca aquí y, como decía López en la primer cita que usé hoy, tiene que ser 
desalojado de esta posición para poder pasar a la sujeción de aquel padre simbólico 
vinculado con el asesinato del que ya hemos hablado.
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