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Resumen de Desarrollo 1 - DIB Final

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Universidad del Salvador
Facultad de Psicología y Psicopedagogía
PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO I
CATEDRA: DIB
ALUMNO: ALDERETE ALEXIS
AÑO: 2º
ALDERETE ALEXIS
II Jornadas Nacionales: Desarrollo y estructura en la dirección de la cura.
Autor: Jacques Alain Miller
La relación de los psicoanalistas con el niño ha sido dominada por la perspectiva del desarrollo, la 
preocupación por el establecimiento de la cronología, la definición del inconsciente como permanencia del
niño en el hombre. Hay un carácter determinante de los primeros meses o años de vida del ser humano, 
para su vida entera.
Lo nuevo introducido por Lacan, describe dos oposiciones en el desarrollo del sujeto:
1) Desarrollo Vs. Historia: Formula que los estados instintuales son ya organizados en 
subjetividad cuando se vive. Y supone un sujeto que puede dar sentido y varios sentidos. Así el 
mismo hecho objetivo, puede recibir sentidos distintos según los sujetos. De manera tal que no hay
una maduración, un proceso igual para todos y que se diferencia según los sujetos. No es 
decir que no hay nada de maduración del organismo, pues la hay. Pero oponer desarrollo e historia,
es decir que el proceso mismo incluye un Sujeto, en el sentido que subjetiva, que cada dato 
objetivo o cada hecho influye un Sujeto. En tanto da sentido a lo ocurrido. Lo distinto está en esa 
donación de sentido en una cierta independencia del significante y del significado. Freud 
realmente trataba de obtener datos fechados, y Lacan muestra que lo más importante es el aprés 
coup (Se dice de la dimensión de la temporalidad y causalidad específica de la vida psíquica que 
consiste en el hecho de que hay impresiones o huellas mnémicas que pueden no adquirir todo su 
sentido, toda su eficacia, sino en un tiempo posterior al de su primera inscripción).
2) Desarrollo y Estructura: Lacan no hacía el niño cuando se dirigía a un niño. Lo tomaba como un 
sujeto de pleno ejercicio. Se dirigía con mucho respeto a los niños y ellos respondían con dignidad,
con una postura de responsabilidad muy notable. Ejemplo de la hija de Jacques Alain Miller: En el 
momento que mi hija debía leer, a Lacan le parecía muy curiosa la relación entre escritura y 
dibujo, y se tomó el tiempo en descifrar la inscripción en chino a esa chica de tres años, y el 
resultado fue que años después, mi hija aprendió el chino, y habla el chino. Lacan reafirma que el 
niño, en cierto modo sabe todo lo que hay que saber. El niño tiene manejo anticipado de 
estructuras gramaticales muy complejas del lenguaje. Es decir que poco a poco los elementos 
se ponen en su lugar, no de un solo golpe, pero el sistema estructural los organiza por anticipación.
Desde el punto de vista del inconsciente, si se toma la fórmula freudiana de que éste no conoce el tiempo 
puede pensarse que el inconsciente no conoce el niño tampoco. Así el niño sería una denominación 
cronológica y cuando uno es partidario de la perspectiva estructuralista, no se puede sostener que el niño 
existe.
Pero creo que no debemos permitir a la perspectiva estructuralista disolver el niño. Que debemos 
recuperar un concepto operativo del niño, y que eso es un trabajo a hacer. 
Con respecto al espacio, distinguimos entre el espacio métrico donde hay distancias que se pueden medir,
y el espacio topológico, definido por el hecho de que la distancia no cuenta. Es un espacio no métrico. 
Del mismo modo hay que distinguir la cronología, que es como el tiempo métrico, y el tiempo lógico que 
es muy distinto. 
Creo que el hecho de que nos separemos del punto de vista del desarrollo, no significa que el factor 
tiempo no sea tomado en cuenta. Y el hecho de que ya los elementos estén en la estructura, no impide que
el encuentro del sujeto con esos elementos tenga una variable, contingencia o por lo menos una 
indeterminación en este encuentro. Creo que el tiempo lógico que pertenece a la dimensión significante 
de la estructura debe ser complementado con el tiempo lógico al nivel del objeto pequeño a. Hay un 
factor temporal en la libido, para tomar la palabra freudiana, porque hay desplazamiento de la libido.
Definición del Niño: Es el sujeto cuya libido no se ha desplazado de los objetos primarios. 
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ALDERETE ALEXIS
No voy a decir que es una excelente definición, pero en la libido no es indiferente el factor temporal. Es 
por eso que la perspectiva del desarrollo se ha introducido a propósito de la libido misma.
Por supuesto es con el niño que se pone en evidencia la primacía de la relación del sujeto al discurso del 
Otro. Y es en la relación con el niño que podemos casi asistir en lo real, a la manera según la cual el sujeto
surge de la masa de los significantes del Otro.
Del símbolo y de su función religiosa
Autor: Jacques Lacan
Lo que media en la experiencia analítica real es algo que es del orden de la palabra y el símbolo, y que en 
otro lenguaje se llama un acto de fe. Lacan va a consagrar su arte y su talento a todo lo que un 
psicoanalista puede decir acerca del simbolismo en general. Se tratará entonces, de lo que un psicoanalista 
puede decir del símbolo, en relación con su función religiosa.
Les recuerdo en efecto que el símbolo tiene quizá esencialmente un valor de relación. Término general de 
sujeto a sujeto. En razón de la función del conflicto social, el símbolo puede ser un cripto-lenguaje.
Su función de lenguaje, lo que el señor Mircea Eliade nos ha evocado a propósito del símbolo, porque 
decir que es un prelenguaje, quiere decir muy exactamente que tiene la función del lenguaje.
Una cuestión se plantea a propósito del símbolo, la de saber cuál es su función relacional. Es una suerte de
enigma.
Él recordó que una de las definiciones oficiales, concretas, del término “símbolo” en la lengua griega 
remite a la tésera quebrada cuya reunión constituye justamente lo que estamos buscando, el valor 
relacional del símbolo.
Hablar del valor universal del símbolo. Hay que subrayar que al introducir la noción de universal, 
introducimos una ambigüedad. Decir que el símbolo es universal es un dato de hecho, pero es también 
decir que es universalizante, es decir que constituye como tal un universo. 
Desde cualquier borde que tomemos la experiencia del símbolo, siempre se trata a fin de cuentas de la 
noción de reunión.
Donde se muestra la función creadora, fundadora del símbolo, es en la Palabra.
Se trata de la palabra precisamente en la medida en que ella establece y funda entre los sujetos una 
relación que no toma justamente a los dos sujetos tal como son para juntarlos.
La función fundadora de la palabra en la relación interhumana ha sido descuidada. Es por no haber 
reconocido la originalidad, yo diría absoluta, del nivel en el que funciona por lo que nos hallamos ante 
toda suerte de ambigüedades.
De ningún modo lo social está marcado por la función de la palabra, ella está impresa allí. 
Lo mismo ocurre con el uso de la noción del inconsciente como colectivo. Qué significa el inconsciente 
colectivo, no sé absolutamente nada de él, si no es definirlo como el discurso sin significación. El 
discurso insensato en la medida en que vincula en su vibración general a quienes son sus soportes.
El inconsciente colectivo, es lo que todo el mundo cuenta, historias de vizconde, (Alusión a una famosa 
canción francesa cuya primera estrofa dice: “Cuando un vizconde/encuentra a otro vizconde, / ¿qué es lo 
que se cuentan? / Historias de vizcondes”.) ¿No?
¿Qué es la palabra? La primera cosa a señalar es lo que introduce en el mundo la palabra en su función 
simbólica.
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Antes de la palabra, no tenemos nada en absoluto, es la nada, el caos, y el espíritu de Dios quizá flotando 
sobre las aguas. A partir de la palabra, algo surge en el mundo que es nuevo, y que introduce en él 
transformaciones poderosas.
“En el comienzo era la acción”, la acción humana por excelencia es precisamente la palabra.
¿Pero hay necesidad de ir tan lejos para saber que la acción y la palabra son lo mismo, cuando es así cadavez que hacemos algo y que nuestro saber es idéntico a nuestra acción?
Una cosa es saber lo que uno hace, y otra es detenerse para saberlo. En ese momento se hace la distinción 
entre el saber y la acción. Cuanto más humana es una acción, más integrada está a la función de la palabra,
y más esta detención es fuente de vértigo mortal.
El drama del psicoanálisis es el de ser una acción humana tan fundadora, tan integrada a la acción misma 
de la palabra, que entraña una responsabilidad suprema, total, casi intolerable para quienes son sus 
soportes.
San Agustín, hizo señalamientos sobre la palabra al subrayar su valor de signo, pero pisotea cosas que no 
son menos preciosas. Se equivocarían por completo si creyesen que la palabra está hecha para servir de 
signo, siendo que, en su esencia, ella tiene por función operar el reconocimiento del sujeto por el sujeto.
La palabra es función de reconocimiento, y es en el interior de esta función donde opera para categorizar, 
polarizar, ordenar. Ella atrae hacia sí funciones de conocimiento que son de una naturaleza diferente, pero 
que son penetradas hasta el fondo por su función de reconocimiento.
La palabra se ordena en la dimensión de la verdad, en la medida en que la verdad es otra cosa que la 
realidad. La palabra introduce una dimensión diferente en la realidad, que es la de la verdad.
Cuando esta verdad resulta concernir a objetos que interesan a todo el mundo y que llegado el momento 
entran como medios en la función de reconocimiento, se trata entonces de verificar la palabra en las cosas.
Si ustedes reflexionan sobre ello, la verificación de la palabra no tiene más que dos modos posibles: 
1) La continuación del discurso, en la medida en que la palabra puede encontrarse en contradicción 
consigo misma.
2) O bien lo que llamamos comúnmente la experiencia.
Creemos fácilmente que, en la experiencia manipulamos verdaderamente lo real. Fabricamos metáforas en
las que nos transformamos en seres provistos de toda suerte de palmas, dando la vuelta al tronco de los 
árboles y a las piedras. Evoco a los experimentadores. Ellos saben muy bien que no pueden verificar nada 
en la experiencia si no han sabido dar a las cosas un alcance significativo, es decir, elegir previamente 
referencias, elevadas así a la función de signos.
La función humana introduce en el mundo una gran perturbación fundamental, que es un nuevo registro, 
un nuevo orden, el de la palabra y la verdad.
Lo simbólico está ahí, y lo real está ahí, y el hombre está en el medio.
Ejemplo: Lo que muestra qué es esencialmente una palabra es la palabra que se da. La traducción de la 
palabra que se da, pues bien, es fides.
La palabra que se da es, por ejemplo, esta cosa absolutamente insensata que está constituida por este acto 
delirante que consiste en decir a una mujer, “Tú eres mi mujer”
No lograrán salir del aprieto si intentan reducir eso al esquema moderno de lo que se llama la ciencia de la
comunicación, que se caracteriza principalmente por el estudio, en lo verbal, de lo que, muy precisamente,
no comunica nada. Es absolutamente imposible dar su lugar a la palabra “Tú eres mi mujer” en la ciencia 
de la comunicación.
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Cuando el hombre olvida que es el portador de la palabra, ya no habla. Es en efecto lo que pasa: la 
mayoría de la gente no habla, repite, no es en absoluto lo mismo. Cuando el hombre ya no habla, él es 
hablado.
El síntoma neurótico no es un signo, sino una palabra, estructurada como un lenguaje, con estas dos 
funciones esenciales, el significante – o sea el soporte material, el vocablo que estoy emitiendo bajo la 
forma articulada, mediante la cual me hago entender – en su relación con la significación.
El síntoma es en el orden científico una cosa única, en la medida en que está sobredeterminado. Y es el 
lenguaje, pues él entraña dos cadenas paralelas, que son el sentido y la forma, por una parte están la 
gramática, las leyes de la retórica, y por otra parte lo que ustedes quieren decir, el empleo de las palabras, 
y luego la significación única de cada frase.
El Síntoma como tal es un Lenguaje, definido por su Estructura. El síntoma de un sujeto particular es 
una palabra, palabra amordazada, inconsciente para el sujeto. El modo de abordaje psicoanalítico consiste 
en elaborarla mediante la particularidad de la historia de este sujeto, y es en eso en lo que hay que fijarse 
para conocer a la vez el sentido y los límites de la acción analítica.
Lo que quiere decir con inconsciente el santo varón que introdujo este nombre en el asunto es que el sujeto
hablante, en tanto, hablante, supera y rebasa en mucho al sujeto consciente. El sujeto habla, aunque de ello
no sepa absolutamente nada. Ese es el sentido, el único sentido que puede tener lo que Freud llama 
“pensamientos inconscientes”. He ahí lo que quiere decir que el síntoma es una palabra.
El símbolo existe dentro de su mundo de símbolos. No podría existir absolutamente solo. No hay un 
símbolo. El número es el símbolo por excelencia. Les indico eso al pasar, este es el único punto donde 
el significante y el significado llegan a reunirse de un modo tan curioso que se tornan, hablando con 
propiedad, indiscernibles.
El síntoma es en sí palabra, en la medida en que es algo del discurso concreto, en los límites, igualmente 
concretos, del sujeto. Pero es no obstante una palabra, porque es un lenguaje asumido por un sujeto. Es lo 
que constituye la diferencia entre la palabra y el lenguaje. En el síntoma, en el hecho del síntoma, uno 
puede considerar que el hombre es hablado. En el síntoma, el hombre no es el agente de la palabra. Se 
habla para otro sujeto.
Curso de Lingüística General
Autor: Ferdinand de Saussure
Naturaleza del signo lingüístico
La lengua, reducida a su principio esencial, es una nomenclatura, esto es, una lista de términos que 
corresponde a otras tantas cosas.
Los términos implicados en el signo lingüístico son ambos psíquicos y están unidos en nuestro cerebro por
un vínculo de asociación. 
Lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre, sino un Concepto y una Imagen Acústica 
(Para Saussure la lengua es esencialmente un depósito, una cosa recibida de fuera. La imagen acústica es 
por excelencia, la representación natural de la palabra, en cuanto hecho de lengua virtual, fuera de toda 
realización por el habla). La imagen acústica no es el sonido material, sino su huella psíquica, la 
representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es sensorial, y si llegamos a
llamarla “material” es solamente en este sentido y por oposición al concepto.
Las palabras de la lengua materna son para nosotros imágenes acústicas, hay que evitar el hablar de los 
“fonemas” de que están compuestas. Hablando de sonidos y de sílabas de una palabra, evitaremos el 
equívoco, con tal que nos acordemos de que se trata de la imagen acústica.
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El signo lingüístico es, una entidad psíquica de dos caras, que puede representarse por la siguiente figura. 
Concepto (arriba)/Imagen acústica (abajo)
Signo: Es la combinación del concepto y de la imagen acústica. Están íntimamente unidos y se reclaman 
recíprocamente. Designa el conjunto
Reemplazamos el término signo por los términos Concepto e Imagen Acústica respectivamente con 
Significado y Significante; estos dos últimos términos tienen la ventaja de señalar la oposición que los 
separa. En cuanto al término signo, si nos contentamos con él es porque, no sugiriéndonos la lengua usual 
cualquier otro, no sabemos con qué reemplazarlo.
El signo lingüístico así definido posee dos caracteres primordiales.
Primer Principio: Lo arbitrario del signo
Entendemos por signo el total resultante de la asociación de un significante con un significado, podemos 
decir más simplemente: El signo lingüístico es arbitrario.
Ejemplo: La idea de sur no está ligada por relación alguna interior con la secuencia de sonidos s-u-r que le
sirve de significante; podría estar representada tanperfectamente por cualquier otra secuencia de sonidos.
El símbolo tiene por carácter no ser nunca completamente arbitrario; no está vacío: hay un rudimento de 
vínculo natural entre el significante y el significado. El símbolo de la justicia: la balanza, no podría 
reemplazarse por otro objeto cualquiera, un carro, por ejemplo.
La palabra arbitrario necesita también una observación. No debe dar idea de que el significante depende 
de la libre elección del hablante, queremos decir que es inmotivado, es decir, arbitrario con relación al 
significado, con el cual no guarda en la realidad ningún lazo natural.
Dos objeciones que se podrían hacer a este primer principio:
1) Se podría uno apoyar en las onomatopeyas (Palabras que tienen sonidos que se asemejan a lo que 
significa) para decir que la elección del significante no siempre es arbitraria.
2) Las exclamaciones, dan lugar a observaciones análogas y no son más peligrosas para nuestra tesis. 
Se tiene la tentación de ver en ellas expresiones espontáneas de la realidad, dictadas como por la 
naturaleza.
Segundo Principio: Carácter lineal del significante
El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve en el tiempo únicamente y tiene los 
caracteres que toma del tiempo: 
A) Representa una extensión.
B) Esa extensión es mensurable en una sola dimensión; es una línea.
Este principio es evidente, pero parece que siempre se ha desdeñado el enunciarlo, sin duda porque se le 
ha encontrado demasiado simple; sin embargo es fundamental y sus consecuencias son incalculables. 
Todo el mecanismo de la lengua depende de ese hecho. Por oposición a los significantes visuales (señales 
marítimas, por ejemplo), que pueden ofrecer complicaciones simultáneas en varias dimensiones, los 
significantes acústicos no disponen más que de la línea del tiempo; sus elementos se presentan uno tras 
otro; forman una cadena. 
Significación del Saussurismo
Bachelard ha señalado que plantear el problema del conocimiento científico en términos de obstáculos, se 
conoce en contra de un conocimiento anterior. “La noción bachelardiana de obstáculo epistemológico es 
inestimable para situar el punto de partida negativo de la investigación de Saussure. 
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Se trata de la concepción de la lengua como nomenclatura, es decir como un repertorio de nombres que 
corresponderían puntualmente a otras tantas cosas ya dadas. Las diferentes lenguas no harían más que 
repetir variadamente esa idéntica operación en virtud de la cual un conjunto de ideas preexisten a las 
palabras y son su referente invariable. 
Dos problemas se desprenden entonces de esta situación: 
A) El lenguaje sólo sería, una nomenclatura de objetos, entre otras razones porque no siendo la norma 
que un signo lingüístico corresponda a un objeto definido por los sentidos, no podría convertirse 
este caso en el tipo mismo del lenguaje. 
B) Designado el objeto por su nombre, uno y otro conformarían un todo que se transmitiría en el 
tiempo, sin que hubiera que prever distorsiones, lo que es contrario a la realidad histórica; ésta 
muestra alteraciones no sólo del lado del nombre sino también de la idea. 
De los dos problemas, es el segundo el que Saussure identifica como el impedimento más grave para 
desentrañar la verdadera naturaleza del signo lingüístico. Considerar al signo como una entidad unitaria, 
lo que constituía el obstáculo epistemológico principal que retardaba el establecimiento de una ciencia de 
la lengua.
Cuestiones epistemológicas
Aspira a encontrar “los datos elementales sin los cuales todo vacila, todo es arbitrariedad e 
incertidumbre”. Las crisis de crecimiento del pensamiento dice el primero “implican una refundición total 
del sistema del saber” Canguilhem, combate la concepción que reduce la historia de las ciencias a ser una 
especie de museo de los errores de la razón humana en el que los momentos significativos se explican por 
la contingencia o la sucesión de azares. Sino una historia de la formación, la deformación y la 
rectificación de los conceptos científicos.
La “ruptura epistemológica” comienza por impugnar globalmente el status precientífico de la disciplina y 
se preocupa por hallar los “datos elementales”. “Sería preciso adoptar un punto de partida fijo y bien 
definido”. Pero dado que en lingüística “es falso admitir un solo hecho como definido en sí mismo”, el 
mismo punto de partida es problemático. Lo que Saussure llama su “profesión de fe en materia 
lingüística” consiste en afirmar que “en otros dominios es posible hablar de las cosas desde uno u otro 
punto de vista. 
Saussure impondrá la primacía del punto de vista como criterio metodológico consciente del trabajo 
lingüístico. Se combate en dos frentes: contra el reduccionismo (que esfuma la especificidad del objeto 
propio) y contra la subordinación de una disciplina a otras (las que comienzan a constituirse temen el 
expansionismo de las ya consolidadas).
Lengua y Lenguaje
El lenguaje es siempre un objeto doble, cuyas dos partes se suponen recíprocamente. El juego de las 
dualidades opositivas atraviesa todo el campo del lenguaje, enfrentando: lo articulatorio y lo acústico; el 
sonido y el sentido. Cada uno de los términos de los diferentes pares sólo vale por su oposición al otro. 
El lenguaje y la escritura no se fundan en una relación natural de las cosas. En ningún momento hay 
relación alguna entre cierto sonido sibilante y la forma de la letra S. Una institución sin analogía. La 
teoría saussureana trata de explicar de qué modo el lenguaje, como capacidad universal, genera una 
pluralidad de lenguas, cuya variedad histórica remite al principio central de la construcción conceptual 
de Saussure: La Arbitrariedad del Signo Lingüístico.
Consolida una ruptura epistemológica con la lingüística de su tiempo: La Lengua es desglosada 
enteramente del lenguaje; si bien es una parte “esencial” de éste, “un producto social de la facultad del 
lenguaje”, el aspecto teóricamente decisivo es su definición “una totalidad en sí y un principio de 
clasificación. Lo natural al hombre es: 
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“La facultad de constituir una lengua, es decir un sistema de signos distintos que corresponde a
ideas distintas”
El “Significado” en la terminología saussureana, es un dato prelinguístico y la lengua una simple 
nomenclatura en la que la arbitrariedad sólo opera en la forma externa. 
La lengua de Saussure, es “Un sistema de puros valores que nada determina fuera del estado 
momentáneo de sus términos”
 La Lengua: “No es una función del sujeto hablante [sino] el producto que el individuo registra 
pasivamente”, 
 El Habla: “En cambio, es un acto individual de voluntad y de inteligencia”, una “practica” que 
contribuye a incrementar el “tesoro” de la lengua. Sería una “concesión” hecha al factor individual.
Hay un lugar para una conciencia lingüística.
La lengua, que es social en su esencia e independientemente del individuo… la otra, secundaria, tiene por 
objeto la parte individual del lenguaje, es decir el habla. El habla es la que hace evolucionar a la lengua.
Arbitrariedad del signo
“El enlace que se establece entre las cosas preexiste, en este dominio, a las cosas mismas, y sirve para 
determinarlas”. Cada término lingüístico, es un miembro, “un articulus donde una idea se fija en un 
sonido y un sonido pasa a ser el signo de una idea”. “El enlace de la idea y el sonido es radicalmente 
arbitrario”.
La arbitrariedad del signo es la piedra angular de la lingüística de Saussure y la base de sustentación de 
su programa semiológico. La “arbitrariedad” de las lenguas se debe a que sólo una convención permite 
reducir a unidades las diferentes articulaciones y los diferentes sentidos. 
La lengua es un conjunto de articulaciones, de límites que introducen discontinuidad en la masa de las 
realizaciones fónicas y en la masa de las significaciones; nada definido, estable o fijo preexiste a las 
operaciones de la lengua; pensamientoy sonido son, antes de su mediación, “dos masas amorfas”. La 
lengua es un sistema de valores puros en el que la identidad de cada unidad sólo deriva de su oposición 
a las demás unidades del sistema. Cada término del sistema lingüístico asume un valor que se define por 
las relaciones que mantiene con todos los demás términos. 
El Valor Lingüístico, en él se cifra tanto el carácter “sistémico” de la lengua como el principio de la 
arbitrariedad del signo, tiene, tanto como este un aspecto conceptual y un aspecto material. Desde el punto
de vista material lo que importa en la palabra “no es el sonido mismo, sino las diferencias fónicas que 
permiten distinguir a esa palabra de todas las demás, pues son ellas las que llevan la significación”. De 
modo que “arbitrario y diferencial son dos cualidades correlativas”. Saussure afirma: no hay ideas dadas 
de antemano, sino valores que emanan del sistema. Su más exacta característica es la de ser lo que los 
otros no son, lo que implica que el contenido de un concepto estará fijado por lo que está fuera de él. 
La Faz Material y la Faz Conceptual del signo recibieron los nombres respectivos de Significante y 
Significado, Saussure subraya la radical arbitrariedad del signo lingüístico, pues significado y significante
se comportan como “organizadores” y “discriminadores” de la sustancia comunicada y de la sustancia 
comunicante.
La linealidad del significante lingüístico está en la base del funcionamiento mismo del sistema de la 
lengua. En el discurso, las palabras contraen entre sí cierto tipo de relaciones llamadas sintagmáticas. El 
sintagma es una combinación de las palabras más o menos rígida, más o menos abierta; en el primer caso,
se trata de formas regulares que Saussure recomienda atribuir a la lengua; en el segundo, de 
combinaciones libres pertenecientes al habla.
De la arbitrariedad del signo, se desprenden dos atributos opuestos: 
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 Su mutabilidad en el curso del tiempo.
 La estabilidad del sistema en el tiempo. 
Historia y sistema
La conformación propia de cada significado y de cada significante sólo depende de que los demás 
significados o significantes que coexisten con él en el mismo sistema lo delimiten de ese modo y no de 
otro. Es decir que todo el valor del signo depende, a través del sistema de las contingencias históricas de la
sociedad, pues el valor lingüístico es fundamentalmente social e histórico. 
Saussure propone dos lingüísticas, que se oponen tanto en su método como en sus principios:
1) Lingüística Sincrónica (Se ocupará de los aspectos estáticos, el sistema en equilibrio). Se basa en 
una sola perspectiva, la de los hablantes; para determinar una realidad lingüística es “necesario y 
suficiente” averiguar en qué medida existe ésta para la conciencia de los sujetos hablantes.
2) Lingüística Diacrónica (Se encarga de estudiar las evoluciones y sus distintas fases, las 
alteraciones del sistema). La perspectiva es doble; por un lado, prospectiva: siguiendo “la 
verdadera marcha de los acontecimientos”. Por otro, retrospectivamente; se parte de una forma 
dada para remontar el curso del tiempo en busca de la forma más antigua que la haya podido 
producir.
“La lengua es un sistema de puros valores que nada determina fuera del estado momentáneo de sus
términos”.
El enfoque estático preconizado por Saussure está destinado a aplicarse a ese “estado momentáneo”, al 
momento de equilibrio.
Materia y tarea de la lingüística
Autor: Ferdinand de Saussure
La materia de la lingüística está constituida en primer lugar por todas las manifestaciones del lenguaje 
humano, ya se trate de pueblos salvajes o de naciones civilizadas, teniendo en cuenta, no solamente el 
lenguaje correcto y la “lengua culta”, sino todas las formas de expresión.
Serán tareas de la lingüística:
1) Hacer la descripción y la historia de todas las lenguas que estén a su alcance, lo que equivale a 
hacer la historia de las familias de lenguas y a reconstruir, en la medida de lo posible, las lenguas 
madres de cada familia.
2) Buscar las fuerzas que intervienen de manera permanente y universal en todas las lenguas y extraer
las leyes generales a las que se pueden reducir todos los fenómenos particulares de la historia.
3) Delimitarse y definirse a sí misma.
El lenguaje es un hecho social. Las relaciones de la lingüística con la psicología no son tan difíciles de 
determinar. En todo caso es imposible que exista confusión entre las dos disciplinas: Lo esencial de la 
lengua, es ajeno al carácter fónico del signo lingüístico.
Objeto de la lingüística
El fenómeno lingüístico presenta permanentemente dos caras que se corresponden, cada una de las cuales 
sólo vale por la otra. Por ejemplo:
1) Las sílabas que se articulan son impresiones acústicas percibidas por el oído, pero los sonidos no 
existirían sin los órganos vocales. Por lo tanto no se puede reducir la lengua al sonido, ni separar al
sonido de la articulación bucal.
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2) Pero admitamos que el sonido sea algo simple: ¿Es el sonido el que hace el lenguaje? No, pues no 
es más que el instrumento del pensamiento y no existe por sí mismo. El sonido, unidad compleja 
acústico-vocal, forma a su vez con la idea una unidad compleja, fisiológica y mental. Y eso no es 
todo, ya que:
3) El lenguaje tiene un aspecto individual y un aspecto social, y no se puede concebir el uno sin el 
otro. Además:
4) En cada instante implica a la vez un sistema establecido y una evolución.
La lengua, es en sí misma una totalidad y un principio de clasificación. La lengua es algo adquirido y 
convencional, que debería subordinarse al instinto natural en lugar de tener preeminencia sobre él. No está
probado que la función del lenguaje, tal como se manifiesta cuando hablamos, sea enteramente natural, es 
decir que nuestro aparato vocal esté hecho para hablar como nuestras piernas para caminar. 
Lugar de la lengua en los hechos de lenguaje
Supongamos que un concepto dado desencadena en el cerebro una imagen acústica correspondiente: es un 
fenómeno enteramente psíquico, seguido a su vez de un proceso fisiológico: el cerebro transmite a los 
órganos de la fonación un impulso correlativo a la imagen.
El aspecto ejecutivo está fuera de la cuestión, pues la ejecución nunca está hecha por la masa; siempre es 
individual, y el individuo siempre la controla; la llamaremos “El Habla”.
Al separar la lengua del habla, separamos al mismo tiempo: 
1) Lo social de lo individual.
2) Lo esencial de lo accesorio y más o menos accidental.
Es un mal método partir de las palabras para definir las cosas.
Los Caracteres de la Lengua:
1) Es un objeto bien definido en el conjunto heterogéneo de los hechos del lenguaje. Se la puede 
localizar en la porción determinada del circuito donde una imagen auditiva se asocia a un 
concepto. Es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que por sí solo no puede ni crearla 
ni modificarla; sólo existe en virtud de una especie de contrato establecido entre los miembros de 
la comunidad.
2) La lengua, es un objeto que se puede estudiar separadamente. Hemos dejado de hablar las lenguas 
muertas, pero podemos muy bien asimilarnos a su organismo lingüístico.
3) Es de naturaleza homogénea: es un sistema de signos en el que lo esencial se reduce a la unión del 
sentido y de la imagen acústica, y donde las dos partes del signo son igualmente psíquicas.
4) La lengua, tanto como el habla, es un objeto de naturaleza concreta, lo que constituye una gran 
ventaja para el estudio. Los signos lingüísticos no son abstracciones; las asociaciones ratificadas 
por el consenso colectivo, cuyo conjunto constituye la lengua, son realidades que tienen su sede en
el cerebro.
Lugar de la lengua en los hechos humanos. La semiología.
 La lengua, puede clasificarse entre los hechos humanos, mientras que el lenguaje no. 
 Es una institución social.
 Es un sistema de signos que expresan ideas, y en eso es comparable a la escritura, al alfabeto de los
sordomudos,a los ritos simbólicos, a las formas de cortesía, a las señales militares, etc. Sólo que es
el más importante de esos sistemas.
Semiología: Una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social. Nos enseñaría en
qué consisten los signos, y cuáles son las leyes que los rigen. Es solo una parte de esa ciencia general y las
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leyes que descubra la semiología se aplicarán a la lingüística; ésta quedara así vinculada a un dominio bien
definido en el conjunto de los hechos humanos. 
El punto de vista del psicólogo, estudia el mecanismo del signo en el individuo; es el método más fácil, 
pero no lleva más allá de la ejecución individual y no aborda el signo, que es esencial por naturaleza. 
El estudio del lenguaje abarca dos partes: 
1) Esencial: Tiene como objeto la lengua, que es social en su esencia e independiente del individuo; 
este estudio es únicamente psíquico.
2) Secundaria: Tiene como objeto la parte individual del lenguaje, es decir, el habla, incluida la 
fonación, y es psicofísica.
La lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos; pero ésta es necesaria
para que la lengua se establezca; históricamente, el hecho de habla es siempre anterior. Es el habla la que 
hace evolucionar a la lengua: las impresiones recibidas al oír a los demás modifican nuestros hábitos 
lingüísticos.
La lengua existe en la colectividad bajo la forma de una suma de marcas depositadas en cada cerebro, más 
o menos como un diccionario cuyos ejemplares, idénticos, se distribuyeran entre los individuos.
El habla es la suma de lo que las personas dicen, y comprende: 
1) Combinaciones individuales, que depende de la voluntad de los hablantes.
2) Actos de fonación igualmente voluntarios, necesarios para la ejecución de esas combinaciones. 
Hay dos sistemas de escritura:
1) El Ideográfico: La palabra está representada por un signo único y ajeno a los sonidos de que se 
compone. Este signo se refiere al conjunto de la palabra, y por esa vía, indirectamente, a la idea 
que expresa. El ejemplo clásico de este sistema es la escritura china.
2) El Fonético: Busca reproducir la serie de sonidos que se suceden en la palabra. Las escrituras 
fonéticas son silábicas o alfabéticas, es decir basadas en los elementos irreductibles del habla.
La causa de los niños
Autor: Francoise Dolto
El cuerpo disfrazado.
Entre los siglos XV y XVIII, el niño disfrazado de adulto es una constante de la pintura. No solo afecta 
al traje, también se confunde el físico. 
Los niños muestran comportamientos y actitudes de “personas mayores”. Sólo se distinguen por la talla. 
Las chiquillas aparecen como verdaderas mujeres, y hasta llevan el mismo traje que su madre. Son 
“Modelos Reducidos” de su progenitora. 
Hasta el siglo XVIII, el cuerpo del niño está completamente sepultado bajo su ropa. Lo que distingue a los
chiquillos de las niñas son los botones delanteros, nada más. Y los niños de ambos sexos tienen algo en 
común, las cintas. Antes de llevar calzón, el hombre adulto vistió una camisa. Poco a poco descubrirá sus 
piernas y se pondrá calzas. Pero el niñito no está autorizado a ello. Se le pone el vestido llevado por el 
adulto, dos o tres siglos antes. En los retratos de familia los niños llevan vestidos de cintas sueltas, eso los 
distingue de los enanos adultos.
¿Por qué estas cintas? Philippe Ariés se pregunta si no serán una especie de secuela, de residuo de las 
mangas sueltas del vestido medieval. Por atrofia, esas mangas flotantes habrían acabado en cintas. Lo cual
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ALDERETE ALEXIS
tendería a probar que en el siglo XVII aún no se ha inventado nada en materia de vestimenta infantil. Al 
niño se le hace llevar lo que el adulto usaba en otros tiempos.
Hay otra explicación: Estas cintas serían un resabio de las riendas. Cuando los niños empezaban a 
caminar, se los tenía sujetos, como se lleva de las riendas a caballos. Y cuando eran más pequeños aun, se 
los enganchaba a la pared para quitarlos del alcance de las ratas o para que estuvieran más al calor, el calor
que se desprendía del fogón alto en la sala de estar. También se los dejaba suspendidos cuando los 
mayores se marchaban a trabajar.
De la Edad Media a la Época Clásica: El cuerpo del niño es verdaderamente encarcelado, ocultado. Sólo
se lo descubre para zurrarlo, para golpearlo. Cuando los pintores italianos o flamencos representan al niño 
desnudo, es un angelote; se lo utiliza como símbolo. Ante la Iglesia el bebé desnudo seguirá siendo 
oficialmente un símbolo.
Lo corriente era tener muchos hijos; ya que muchos morían. Madame de Sévigné dice: “He perdido dos 
nietas…” No es el caso de “reencontré diez”. Actitud comparable también en Montaigne, quien comenta 
haber perdido dos hijos como quien dice: “He perdido a mis dos perros o a mis dos gatos”, con idéntica 
indiferencia: Tal pérdida forma parte de los sucesos corrientes.
En el texto, Montaigne ni siquiera dice que “Han Muerto” o “Fallecido”, dice que ha perdido objetos. No
habla de ellos como de individuos que habrían cesado de vivir.
Antes de 1789, el aprendizaje sigue siendo el rito de pasaje: Nacimiento del Niño-Individuo. Se lo 
reconoce como sujeto del verbo “hacer” a partir del momento en que se lo coloca en casa ajena como 
alguien capaz de realizar un trabajo útil. Pero entonces se lo trata como a una máquina de producir, 
puesto que se le puede azotar hasta reventarlo, matarlo (el correctivo paterno puede llegar a la muerte).
La representación del niño pequeño, aun en la pintura clásica, muestra a las claras que su cuerpo no es 
considerado por lo que es realmente, sino por lo que la sociedad quiere ocultar de la infancia. Su cuerpo
es un instrumento de la decoración religiosa, el niño es el bibelot tutelar, el pequeño genio que escolta a 
santas y santos. Los muñecos barrocos tienen caritas de amor.
La evolución del maternado en las escenas en que el niño está en la cuna o en brazos de un mayor, se 
observa una única actitud no convencional, en un cuadro donde el recién nacido de la familia es maternado
por su hermana mayor. Ya no se trata de la madre y el niño estereotipados. La hermana grande retozona se
divierte con su hermanito, no se siente observada por el ojo de la sociedad. Actitud lúdica que se ve tan 
solo una vez en toda la exposición.
En la pintura del siglo XVIII, el niño, vestido siempre como un pequeño adulto, se desprende un poco sin 
embargo del marco familiar, del obligado retrato de familia. Se lo descubre en la naturaleza, jugando en 
grupo con los animales. Hay que esperar el siglo XIX para que aparezca él solo en traje de colegial con 
actitudes de niño. El niño se ha vuelto un ser humano dotado de afectividad. 
Hasta el siglo presente, falocracia mediante, se impuso la falsa idea según la cual las niñas, frente a los 
chavales, sólo experimentan su diferencia sexual como una falta de pene. ¿En qué momentos de sus 
evoluciones chicas y chicos descubren su identidad sexual?
Entre los 28 y los 30 meses el bebé de sexo masculino descubre la erección del pene disociada de la 
micción, momento que despierta al conocimiento de su identidad de varón. Las chicas descubren su 
identidad sexual interesándose por los “botones” de sus senos y por el “botón” de su sexo, semejantes al 
tacto, y tocándolos. La masturbación de esta zona erógena es el signo más indiscutible del momento de su 
historia en que tienen la revelación de la gran diferencia.
No cabe duda de que es el contacto mamario el que despierta en las niñas la conciencia de no ser del sexo 
opuesto, mucho antes de ver a un hermanito o primo desnudo en la playa o en el baño. Es un error de los 
hombres haber pensado que las niñas, no poseyendo pene, no sienten la existencia de su sexo, asociado 
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ALDERETE ALEXIS
por ellas de entrada al placer independiente de la necesidad y ligado al deseo, mientras que en los chicos el
placer eréctil peniano está ligado al placer de aliviar una necesidad.
Un chico puede mirar el sexo de unachica sin reparar en la diferencia, hasta los 2 años y medio. La 
erección cesa. ¿Volverá? ¿Perderá él su pene eréctil? Este miedo no es sino una proyección más tardía de 
la angustia de castración primitiva
La Angustia de Castración obedece al hecho de que, para tragar, trituramos. Hay una representación 
inconsciente de este hecho. Es una angustia de partición que se fija en particular a aquello que “rebasa” 
las partes protrusivas del cuerpo. Para que todo el ser del niño prosiga su evolución éste tiene que tener 
conciencia de preservar la integridad de su cuerpo.
La angustia de castración del chiquillo no se expresa únicamente en el miedo de que caiga su pene, sino 
también por la aprensión ante toda idea de mutilación como la de perder los dedos. La chica de menos de 
3 años, ante el pene de un chaval puede suponer que ella ha tenido uno, y siente también ese temor de un 
nuevo menoscabo en su integridad física.
Nadie resuelve nunca la angustia de castración. Es lo que alimenta nuestro sentimiento de la muerte.
Lo no dicho prolonga peligrosamente el equívoco del incesto. Lo importante es decirle a un chaval
que no puede ocupar el lugar del padre y que hay relaciones de pareja entre sus padres a las que no
puede aspirar y que él conocerá a su vez una mujer que no será su madre.
La prohibición del incesto debe ser explicitada en respuesta a la “pregunta muda” que no deja de repetirse 
bajo diversas formas y que tantas madres no saben oír. Una niña que se masturba las puntas de los senos 
plantea la “pregunta muda”. Y también se trata de ésta si coge el bolso y los zapatos de mamá y se pasea 
diciendo: ¿Cómo es que me haré mujer si soy chata y no tengo colita como los chavales? Todo niño puede
seguir divirtiéndose imitando a niños y adultos del otro sexo siempre que esto sea un juego, no un 
proyecto.
No se explica esta diferencia a los niños. Así como las necesitan para comprender por qué no se deben 
tocar los enchufes, necesitan palabras que aclaren las contradicciones entre la tentación que seduce al 
espíritu y su peligroso cumplimiento.
Sexualidad infantil: El muro de silencio
¿Daremos o no información sexual en el marco escolar?
Los inspectores quienes veían un solo remedio para calmar los ardores de la prepubertad. Una única 
medida se impone: La fatiga mental y física expulsará las fantasías asociadas a las pulsiones genitales, los 
lazos afectivos y sensuales entre niños o entre niños y adultos, heterosexuales u homosexuales. El medio 
para explotar el trabajo del hombre es utilizar su energía, o sustraerla.
¿En qué consiste la educación cívica de los niños? Guiar a un ciego por la calle; ceder el asiento a una 
anciana; saber cómo se vota… Así se imparte la educación cívica… pero no ha habido educación en la 
dignidad del cuerpo y en el sentido de la nobleza del cuerpo en todas sus partes, y uno no sabe cómo 
ocuparse del propio cuerpo, en lo que respecta a su mantenimiento, a su crecimiento, al respeto de sus 
ritmos; hay descompensación y, con ellos, desviación de las fuerzas humanas.
Actualmente hay dos aberraciones en el sistema educativo que hacen que el adolescente no pueda hallar 
ese acuerdo con su cuerpo: 
 Los ejercicios físicos están enteramente centrados en la competición, y no en el descubrimiento del
propio cuerpo o en el placer lúdico. 
 El lenguaje abstracto, muy conceptualizado desde los ocho años, no es lo que puede ayudar a un 
niño a vivir en acuerdo con su cuerpo.
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ALDERETE ALEXIS
La memoria del adulto borra todo lo que correspondió al período preedípico. Por eso le dio tanto trabajo a 
la sociedad aceptar la sexualidad infantil. En los siglos precedentes sólo las nodrizas la conocían. Los 
padres, la ignoraban. Las nodrizas la conocían porque vivían en un mismo nivel con los niños, a diferencia
de los padres. Cuando Freud habló de la masturbación infantil, los adultos pusieron el grito en el cielo, 
pero las nodrizas decían: “Pues claro que sí… todos los niños.” Entonces, ¿Por qué no lo habían dicho? 
Porque para la mayoría de los adultos, los niños eran como animalitos de compañía o de cría.
El niño comprendía que quien tenía derechos sobre la madre era el que concebía los hijos, y que a él su 
inmadurez sexual le hacía ser suplantado por parte de la madre. El padre, o un sustituto del padre, seguían 
obligándolo a promocionarse durante todo el transcurso de la vida genital, fecunda, de las mujeres, porque
él no era ni capaz de ser un bebé, ni tampoco capaz de tener niños. Pero lo asombroso es que las 
chiquillas, desde los catorce años, eran objetos sexuales de vejetes. 
Sin duda alguna hay una represión mucho mayor en nuestra sociedad que en tiempos pasados. 
“El niño y la vida familiar en el antiguo régimen”
Autor: Philippe Ariés
Prólogo
Dos tesis:
1) En la antigua sociedad tradicional, no podía representarse bien al niño ni al adolescente. La 
duración de la infancia se reducía al período de su mayor fragilidad, la cría del ser humano no 
podía valerse por sí misma. En cuanto lograba desenvolverse sin ayuda se incorporaba al mundo 
adulto. El bebé se convertía pronto en un humano joven. Durante sus primeros años eran 
considerados “cositas graciosas” y para ellos eran reservados mimoseos. Los adultos no se afligían 
por la muerte de los niños.
2) Pretende demostrar el nuevo espacio ocupado por el niño y la familia en la sociedad industrial
Siglo XVII, la escuela sustituyó al aprendizaje como medio de educación, y como consecuencia cesó el 
aprendizaje por contacto directo con los adultos.
Las familias se interesaban por el estudio de los hijos. El niño sale del anonimato y la familia se organiza 
en torno a él.
Anteriormente la vida del niño se consideraba con la misma ambigüedad con que se considera al feto en 
nuestros días. Esto explica la persistencia del infanticidio tolerado (practicado secretamente o simulado). 
Tanto la vida física como la espiritual del niño interesaban poco.
A cada época parece corresponderle una edad privilegiada y una periodicidad particular de la vía humana: 
 Juventud al siglo XVII.
 Infancia al siglo XIX.
 Adolescencia al siglo XX.
Breve contribución a la historia de los juegos.
A comienzos del siglo XVII aún no había diferencias entre estratos sociales. La vida de Luis XIII, 
ejemplifica cómo y cuáles eran los juegos de los niños en esa época.
Los juguetes típicos de la primera infancia eran el caballo de madera y el molinete. El canto y la música 
eran de importancia. Al año y medio Luis XIII tocaba el violín. Cuando tenía un año y diez meses tocaba 
el tamboril y se le enseñaba a hablar haciéndoles repetir sílabas separadamente para luego decir palabras.
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ALDERETE ALEXIS
“Se observa la precocidad con que se enseña la música y la danza a los hombrecitos de esa época,
explica la frecuencia, de los niños que hoy llamaríamos prodigios, como el niño Mozart”
A los dos años y siete meses jugaba con soldaditos a hacer acciones de guerra. Con cinco años jugaba con 
muñecas, tiraba al arco, jugaba a las cartas y a los juegos de mayores (pelota con raqueta y juegos de 
sociedad). A los seis años jugaba al ajedrez, a los oficios, a la comedia (se trataba de juegos de 
adolescentes y de adultos); cantaba, tocaba el violín y el laúd.
“En esa época la separación no era tan rigurosa como hoy en día, entre los juegos reservados a los
niños y los juegos practicados por los adultos. Los mismos juegos eran comunes a ambos”
A los siete años se consideraba que era el final de la infancia. Se ponía la educación a cargo de los 
adultos, quienes se esforzaban por hacer que los niños dejaran los juegos, principalmente el de las 
muñecas. Seguían asistiendo a la comedia y se incentivaba a los niños para que se interesaran en cabalgar, 
usar armas, cazar y en juegos de azar. Era la edad fijada por la literatura moralista y pedagógica de época 
para que los niños entraran en la escuela y en la vida.
Los lleva a imitar conductas de los adultos: el caballo era el medio principal de transporte y tiro(y de allí 
el caballito de madera como juguete), y el molino de viento era un elemento común en ese tiempo.
Las muñecas y las figuras en miniaturas (hoy en día exclusivas del terreno de la infancia) representaban en
la antigüedad a personas y cosas de la vida cotidiana. 
La diversión era de suma importancia en la vida social del Antiguo Régimen (Previo a la Revolución 
Francesa, en que el régimen de gobierno era monárquico).
 Los adultos jugaban a juegos que hoy en día consideramos de niños
 El trabajo era una actividad que ocupaba menos horas al día. Tenía otro sentido y menos 
importancia. Los juegos y diversiones eran el medio central para estrechar vínculos sociales.
 Los niños participaban activamente de fiestas hasta altas horas de la noche.
 Los juegos, la música y la danza reunían a toda la colectividad y mezclaban a las edades de actores
y espectadores.
Durante los siglos XVII y XVIII se despertó un interés, preservar la moralidad del niño y en educarlo 
prohibiéndole los juegos clasificados en lo sucesivo como nocivos y recomendándoles los buenos. 
En la primera mitad del siglo XVII se distingue entre:
1) Los juegos de Sociedad. 
2) Los juegos de Ejercicio (de ingenio y de conversación): Pelota, vilorta.
3) Los juegos de Azar (comunes a toda clase de personas y son practicados por lacayos y señores): 
diálogos rimados, juegos de poemas.
Estos juegos de niños son también de los adultos de las clases medias populares, “como se trata de juegos 
de niños, sirven igualmente a las personas rústicas cuyo entendimiento no está mucho más desarrollado en
este tema”. Se parte de un estado social en el que los mismos juegos eran comunes a todas las edades y a 
todas las condiciones. Hay una relación entre el sentimiento de la infancia y el sentimiento de clase.
Capitulo II: “El descubrimiento de la infancia”
Hasta el siglo XVII el arte medieval no conocía la infancia o no trataba de representársela, porque en esa 
sociedad no había lugar para ella. La imagen de la infancia no tenía interés ni realidad.
En las pinturas de los siglos XI, XII y principios del XIII se hallan ejemplos de tal explicación: Se pintan a
los niños como adultos de menor talla, se dibuja la musculatura de un adulto en el cuerpo de los niños. 
Todo esto sugiere que en la vida cotidiana, y no solo en el mundo de la estética, la infancia era una época 
de transición que pasaba fugazmente y de la cual se perdía rápidamente el recuerdo.
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ALDERETE ALEXIS
A finales del siglo XIII los hombres de tamaño reducido son reemplazados por niños caracterizados por 
una expresión particular. Aparecen varios tipos de niños:
 El Ángel: Representado bajo la apariencia de un hombre o adolescente joven.
 El Niño Jesús o la Virgen Niña: Representa el sentimiento cautivador de la pequeña infancia se 
reserva al Niño Jesús hasta el siglo XIV.
 El Niño Desnudo: Aparece en la época gótica. Esta joven desnudez es introducida al principio en 
razón de alegorías de la muerte y del alma. El alma está representada por un niñito desnudo y en 
general asexuado.
Durante el siglo XIV, y especialmente en el XV, estos tipos de niños medievales evolucionarán. El artista 
comienza a recalcar los aspectos sensibles, graciosos, ingenuos de la pequeña infancia: El niño buscando 
el pecho de su madre, o disponiéndose a abrazarla, a acariciarla: El niño jugando, comiendo su papilla, o 
siendo envuelto en pañales. Estos rasgos de realismo sentimental tardan en extenderse fuera de la pintura 
religiosa.
De estas escenas de costumbres de la época, en las cuales aparecen los niños entre sus protagonistas, 
pueden extraerse dos ideas: 
1) Demuestra que los niños compartían con los adultos la vida cotidiana.
2) Interés de la gente por la infancia y su aspecto pintoresco y gracioso.
En el siglo XV surgen dos nuevos tipos de representación: 
 El Retrato: A nadie se le ocurría conservar la imagen de un niño: Si es que había nacido y se 
había hecho hombre, la infancia era un pasaje sin importancia, no necesario de guardar en la 
memoria; si el niño moría, no se pensaba que algo desaparecido tan pronto fuera digno de 
recuerdo. Se piensa que la costumbre del País Vasco, de enterrar al niño muerto sin bautismo 
en la casa, corresponde a la actual costumbre de enterrar a los animales domésticos en el 
jardín. La aparición del retrato del niño muerto en el siglo XVI prueba que ya no se lo considera 
como una pérdida inevitable, a la vez que marca un momento de gran importancia en la historia de 
los sentimientos. En el siglo XVII la gran novedad será la representación del niño solo y por sí 
mismo o en grupos de niños. La costumbre de las familias de poseer retratos de sus hijos cuando 
pequeños, comienza en el siglo XVII y continúa en el siglo XIX y hasta nuestros días con la 
fotografía. 
 El Putto (El niño desnudo): En el siglo XVI, los niños desnudos irrumpen en la pintura y pasan a
ser un motivo decorativo repetido. Nadie se imaginaba al niño histórico (de los retratos), incluso
chiquitín, en la desnudez del putto (niño mitológico y decorativo) hasta el siglo XVII.
“La evolución de la infancia”
Autor: Lloyd demause
La reconstrucción de la situación “Padre-Hijo” en otras épocas como base para examinar la historia de 
la infancia en occidente. Los historiadores suponían que la historia “seria” debía estudiar los 
acontecimientos públicos, no privados.
El autor propone una teoría psicogénica de la historia, la cual plantea que la fuerza central del cambio 
histórico no es la tecnología ni la economía, sino los cambios psicogénicos de la personalidad resultantes 
de interacciones entre padres e hijos. Esta teoría implica 5 hipótesis:
1) La evolución de las relaciones paternofiliales constituye una causa independiente del cambio 
histórico. Capacidad de sucesivas generaciones de padres para regresar a la edad psíquica de sus 
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ALDERETE ALEXIS
hijos y pasar por las ansiedades de esa edad en mejores condiciones en esta segunda vez que en su 
propia infancia.
2) “Presión generacional” en favor del cambio psíquico es espontánea y se produce 
independientemente del cambio social y tecnológico.
3) La historia de la infancia es una serie de aproximaciones entre niño y adulto en la que cada 
acortamiento de distancia psíquica provoca nueva ansiedad.
4) La historia supone una mejora general de la puericultura; cuanto más se retrocede en el tiempo 
menos eficiencia muestran los padres en satisfacer las necesidades de desarrollo del niño.
5) La estructura psíquica ha de transmitirse de generación en generación a través del conducto de la 
infancia, las prácticas de crianza de los niños de una sociedad son la condición misma de la 
transmisión y desarrollo de todos los demás elementos culturales.
El autor considera que:
La infancia resulta generalmente idealizada por los biógrafos. Se estudia el contenido formal de la 
educación, y se elude el contenido emocional.
Ariés sostiene que el niño tradicional era feliz porque podía mezclarse libremente con personas de 
diversas clases y edades, y que en los comienzos de la época moderna se “inventó” un estado especial 
llamado infancia que dio origen a la concepción tiránica de la familia, la cual privó a los niños de libertad.
Principios psicológicos de la historia de la infancia: Reacciones proyectivas y de inversión
Un adulto cuando se encuentra con un niño dispone de tres reacciones:
1) Puede utilizar al niño como vehículo para la Proyección de los contenidos de su propio 
inconsciente (Reacción Proyectiva).
2) Puede utilizar al niño como Sustituto de una figura adulta importante en su propia infancia 
(Reacción de Inversión).
3) Puede experimentar Empatía respecto de las necesidades del niño y actuar para satisfacerlas 
(Reacción Empática).
Las reacciones proyectiva e inversiva se daban a veces simultáneamente produciendo un efecto de “doble 
imagen”.
El autor dice que antes del siglo XVIII no se han encontrado descripciones de situaciones de empatía:
“No era la capacidad de amarlo que les faltaba a los padres, sino la madurez afectiva necesaria
para ver al niño como una persona distinta de sí mismo”
En otras épocas se consideraba que:
 En el niño renacía la madre.
 El niño se convertía en padre y madre de sus padres.
 En el niño renacía el abuelo.
Las reacciones proyectivas explican ciertos modos de crianza: Abandono, Lactancia, y Empañadura. 
Ejemplos:
1) Hasta el siglo XVIII el niño de familias adineradas pasaba sus primeros años en casa de una ama 
de cría.
2) La forma de abandono más extrema y antigua es la venta de niños.
3) Otra forma de abandono era utilizar a los niños como rehenes políticos y como prendas por deudas.
4) Se enviaba a los niños a vivir con familias que los educaban hasta los 17 años.
5) La entrega de niños a otras personas era bastante frecuente hasta el siglo XIX.
6) Como resultado de la crianza proyectiva, era menos prolongada la lactancia.
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ALDERETE ALEXIS
7) Empañadura: La sujeción se consideraba necesaria porque el niño estaba tan lleno de peligrosas 
proyecciones de los adultos que si se le dejaba suelto se creía que se sacaría los ojos, se arrancaría 
las orejas, se rompería las piernas.
8) Una vez liberado el niño de sus vendas continuaban imponiéndosele trabas físicas: A veces se lo 
ataba a sillas para que no gateara.
Control de la Evacuación, Disciplina y Sexo:
Antes del siglo XVIII no hay datos sobre el control de la evacuación en los primeros meses de vida del 
niño. Con anterioridad al siglo XVIII los medios para relacionarse con el interior del cuerpo del niño eran 
el enema y la purga.
El niño era una víctima incidental de los malos tratos corporales y la manipulación sexual, respondían a un
medio de defensa del adulto. El cristianismo introdujo la “inocencia” del niño en la edad media, 
reforzando la idea de que los niños ignoraban por completo toda noción de placer y de dolor. Estos abusos
físicos y sexuales producían en el niño graves efectos psicológicos y físicos.
Periodización de las relaciones paterno-filiales:
La evolución psicogénica sigue en diferentes padres, y parecen haberse quedado detenidos en modelos 
históricos anteriores.
Seis tipos de aproximaciones entre padres e hijos, a medida que, generación tras generación, los padres 
superaban sus ansiedades y podían de a poco ir comprendiendo a sus hijos y satisfacer sus necesidades:
1) Infanticidio (Siglo IV): Las ansiedades de los padres sobre los hijos se resolvían matándolos. A 
quienes se les perdonaba la vida, la reacción proyectiva era la predominante y el carácter concreto 
de la inversión se manifestaba en la difusión de la práctica de la sodomía con el niño.
2) Abandono (Siglos IV al XIII): Los padres aceptaron que el niño tenía un alma, la única manera de 
defenderse del peligro de sus proyecciones era el abandono. El niño seguía estando lleno de 
maldad y por eso se le azotaba. La inversión disminuyó.
3) Ambivalencia (Siglos XIV al XVII): El niño seguía siendo recipiente de proyecciones peligrosas, 
y la tarea de los padres era moldearlo.
4) Intrusión (Siglo XVIII): Reducción considerable de la proyección, casi desaparición de la 
inversión. Como el niño resultaba menos peligroso era posible la empatía y surgió la pediatría.
5) Socialización (Siglo XIX hasta mediados del XX): A medida que las proyecciones fueron 
disminuyendo, la crianza de un hijo no consistió tanto en dominar su voluntad como en formarlo y
socializarlo.
6) Ayuda (comienza a mediados del siglo XX): El niño sabe mejor que el padre lo que necesita e 
implica la participación de ambos padres en el desarrollo de la vida del niño. Empatía
Conclusión: Cada generación nace en un mundo de objetos carentes de sentido que solo adquieren su 
significado si el niño recibe un determinado tipo de crianza. La teoría psicogénica ha de permitir saber por
qué la organización social, las formas políticas y la tecnología cambian en determinados momentos y 
direcciones y no en otros.
¿Qué es un niño?
Autor: Patrick Valas
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ALDERETE ALEXIS
En el curso de la historia, la definición del niño se modificó en función de las ideologías, cualesquiera 
hayan sido sus variaciones, ellas tienen un punto común que no es tanto la edad como la referencia al 
trabajo.
El niño será aquel que no trabaja, que incluso no puede, no debe trabajar. Pero dado que se considera que 
su saber no vale nada, se denominará a este ponerlo en aprendizaje. El susodicho niño no podría 
valederamente hacer un contrato social porque no se lo considera como comprometido por su palabra. 
Palabra infantil que da testimonio del rechazo a comprometerse en el mundo del trabajo para un adulto, es 
una referencia de Lacan.
De acuerdo al código napoleónico, cuyos herederos somos, es definido como niño, el que no trabaja. 
Con el discurso del Amo, cada quién es definido por su ser social como ciudadano, como un individuo. El 
sujeto cabal es el individuo, a nivel del cual se realiza la coalescencia entre el enunciado y la enunciación, 
es lo que expresa el “nadie puede ignorar la ley”
Llegamos ahora a la persona, cuya etimología remonta a persona, máscara. La máscara con la que se 
reviste el actor en la antigüedad le permite representar un personaje tipificado. Lo trágico, lo cómico. Su 
deseo y su goce están en juego.
Si el yo [moi] es el doblete imaginario del sujeto, la persona va más allá y Lacan no evacuó este término 
de su enseñanza. La persona es el sujeto correlacionado con su goce, ella puede ser remitida entonces al 
fantasma. La persona es como el individuo un falso ser, pero a la inversa su definición toma en cuenta, 
aunque a la vez la enmascare, la división del sujeto entre el significante y lo real del goce.
Cuando Lacan define junto a lo trágico, a lo cómico o al héroe, otros tipos humanos, lo hace siempre, me 
parece, en referencia a la persona tal como acabamos de esbozar aquí su definición.
Con Freud
El desarrollo de un ser que se realiza siguiendo el orden de maduración del cuerpo - la roca de lo biológico
sigue siendo para Freud su manera de referirse a lo real como límite - no solo distingue al niño del adulto 
en torno a la pubertad biológica realizada, sino que también en relación a ella define los estados del sujeto 
(infancia, latencia, pubertad, adolescencia, madurez), que son referidos de todos modos a los momentos 
cruciales del movimiento de la estructura que se incorpora según la diacronía del desfiladero edípico.
En la asunción del complejo de castración en el varón y de la Penis-Neid en la niña, a través del Edipo, se 
traza para Freud el límite más seguro entre el niño y el adulto a través de los reordenamientos estructurales
del período de latencia y de la pubertad.
Con Lacan 
Se esforzará sobre todo en acentuar las relaciones del desarrollo con la estructura. Lacan articuló su 
sincronía en la metáfora paterna, lo que lo lleva a alejarse de toda noción de psicogénesis.
En él la incorporación de la estructura es mucho más precoz el Otro del lenguaje preexiste al sujeto,
determinando la palabra desde antes de su nacimiento, no sólo su estatuto, sino también la llegada
al mundo de su ser biológico.
Situará en dos momentos genéticos de importancia desigual la incorporación de la estructura: 
 El estadio del espejo.
 Juego del Fort-Da. Este último da testimonio de un punto de inseminación del orden simbólico.
Aborda con Juanito, el problema difícil y no resuelto del surgimiento del orgasmo con sus efectos de 
conmoción en el niño. En 1966 precisa que el niño no dispone del acto sexual, que debe ser entendido aquí
en el sentido de relación sexual, no habiendo aún anunciado Lacan que “no hay proporción-relación 
sexual” o bien “no hay acto sexual” enunciados que surgirán recién más tarde.
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ALDERETE ALEXIS
El estadio del espejo sigue siendo una referencia central donde encontrar los argumentos de este debate. 
Del estadio del espejo resulta que:
 Desde el punto de vista del adulto, el niño es un fantasma, el de un ser que es amado o que habría 
debido serlo, deseadoo no. Pero es así mismo un ser que puede ser dominado, presa ideal de todas 
las tentativas de domesticación de su goce: Desde el punto de vista del niño, el adulto 
representa un ideal de dominio.
 A partir de la estructura ya incorporada, es este el estadio en el que se cristalizan las 
identificaciones yoicas del sujeto, constituyentes de los ideales de la persona, cuya posición sexual 
se regulará en el desfiladero edípico.
Pasa, a partir de su valor imaginario inicial al valor simbólico para devenir fixión de un real propio al 
sujeto en su definición de axioma. Sólo indicamos así las diferentes elaboraciones de Lacan que articulan 
las relaciones del sujeto con el Otro, encontrando a través de ellas a las operaciones de alienación 
separación que son su culminación conceptual más segura en el desarrollo de la lógica del fantasma, 
siendo elaborado el objeto “a” que permite el reordenamiento de la economía de los goces.
El niño o el adulto son tipos de personas, que evidentemente “hace falta tiempo” para pasar del uno al 
otro.
“El niño no es una persona grande”. Nos falta aún para ser más precisos distinguir al niño del adulto en 
torno a cuatro puntos:
1) A Nivel del Significante: El niño es un hablanteser, dividido por el significante. Va del niño que 
habla, pasando por el momento de estructura que constituye para él el descubrimiento de la 
castración materna, para llegar al punto de aprendizaje de la escritura.
2) A Nivel del Goce: El niño no dispone del acto sexual. No teniendo acceso al goce sexual que pasa 
por la puesta en acto del deseo del Otro. Debe contentarse con un goce puramente masturbatorio. 
3) A Nivel de la Historia: La maduración biológica del cuerpo es un rasgo distintivo difícil de evitar,
pero nosotros apuntamos a lo que llamaré esquemáticamente “La experiencia de la vida”
4) A Nivel del Acto: Que el niño sea definido en el discurso del amo por no poder disponer de los 
medios para sostener su acto no quiere decir, que no pueda plantearlo.
Un niño puede entrar en el acto analítico condicionado por la ubicación en su lugar del sujeto supuesto al 
saber. 
Infancia e Historia: Destrucción de la experiencia y origen de la historia
Autor: Giorgio Agamben
Infancia y lengua
La teoría de la infancia, como original dimensión histórico-trascendental del hombre, adquiere todo su 
sentido sólo si se la pone en relación con las categorías de la ciencia del lenguaje.
Distinción formulada por Benveniste entre lo semiótico y lo semántico, de la que constituye un desarrollo 
coherente.
Mientras que la distinción saussuriana entre lengua y habla suele entenderse simplemente como distinción 
entre lo colectivo y lo individual, entre la “sinfonía” y su “ejecución” en la fonación, la distinción 
benvenisteana es más compleja y se aproxima más bien al problema que Saussure plantea dramáticamente 
en un manuscrito inédito, el pasaje de la lengua al discurso: “La lengua no existe sino con miras al 
discurso”
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ALDERETE ALEXIS
¿En qué momento y gracias a qué operación, a qué juego que se establecería entre ellos, a qué 
condiciones, esos conceptos formarán el discurso?
Lo llevan a distinguir en el lenguaje una doublé signifiance, es decir, dos modos de significación discretos 
y contrapuestos: 
 Semiótico: Designa el modo de significación que es propio del Signo lingüístico y que lo 
constituye como unidad. En virtud del análisis pueden ser consideradas por separado las dos caras 
del signo, pero en lo que atañe a la significación en una unidad y sigue siendo una unidad. La única
pregunta que el signo suscita es la de su existencia, que se responde con un sí o con un no. Tomado
en sí mismo, el signo es pura identidad para sí, pura alteridad para todos los demás signos… existe 
cuando es reconocido como significante por el conjunto de los miembros de la comunidad 
lingüística. Lo semiótico (el signo) debe ser Reconocido.
 Semántico: Entramos en el modo específico de significación engendrado por el Discurso. Lo 
semántico (el discurso) debe ser Comprendido.
La diferencia entre reconocer y comprender remite a dos facultades mentales distintas: 
 La de percibir la identidad entre lo anterior y lo actual. 
 La de percibir el significado de una enunciación nueva.
No es una suma de signos la que produce el sentido, sino que por el contrario el sentido (lo “intentado”), 
concebido globalmente, es el que se realiza y divide en “signos” particulares, que son las Palabras.
¿Qué separa al discurso de la lengua, o bien qué permite decir en un momento determinado que la lengua 
entra en acción como discurso? Queda eliminado. Benveniste reconoce en efecto que los dos órdenes (lo 
semiótico y lo semántico) permanecen separados y no se comunica, de manera que en teoría nada permite 
explicar el pasaje de uno al otro. “El mundo del signo – escribe- está cerrado. Del signo a la frase no hay 
transición, ni por sintagmación ni de otro modo. Un hiato los separa. La pregunta de Saussure 
simplemente cambia de forma y ahora diría: “¿Por qué el lenguaje humano está constituido así, debiendo 
contener originariamente ese hiato? ¿Por qué hay una doble significación?
“Hiato” entre lo semiótico y lo semántico, entre la pura lengua y el discurso, y de alguna manera lo 
explica, el hecho de que el hombre tenga una infancia (que para hablar necesite despojarse de la infancia 
para constituirse como sujeto en el lenguaje) rompe el “mundo cerrado” del signo y transforma la pura 
lengua en discurso humano, lo semiótico en semántico. 
Hablar un niño
Autor: Alfredo Jerusalinsky
Se torna más cómodo poner en acto el hecho de hablar, cuando vamos a hablar del hablar de un niño.
Se podría, entonces, pensar que aquí tenemos en escena al acto mismo: El hablar del hablar del niño. Es, 
probable, e, inevitable, que cada vez que alguien hable, sin saberlo, hable un niño en él. Que su decir 
tenga presente lo infantil del habla.
Alusión a un discurso en que cada uno de ustedes está preformado, porque todos los que están aquí son 
hablantes y no son hablantes ingenuos, sino que disponen de un decir gobernado por una ciencia, por una 
técnica o por un saber, y cuando así ocurre, todo lo que se escucha tiende a ser decodificado en 
consonancia o en oposición, en convergencia o divergencia con aquello que ya está allí operando.
Hay que correr el riesgo: que lo que digo sea mal entendido, porque entender bien, en el estricto sentido de
lo que quiero decir, es completamente imposible.
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ALDERETE ALEXIS
No hay modo de resolver el hecho de que cualquier cosa que se diga, en cualquier circunstancia, dé lugar a
un malentendido, quiere decir a un desplazamiento del lugar original en que tal cosa fue dicha. En realidad
precisamente, esto es hablar, y el hablar no tiene otro modo sino éste, no hay ninguna otra posibilidad, el 
malentendido es universal. 
Por más esfuerzo que yo haga de ser estricto y exacto, lo que diga tendrá su versión en cada uno de 
ustedes, y, en el caso de querer comunicarme con ustedes, tendré que correr el riesgo de todas las 
versiones que puedan ser atribuidas a lo que yo digo. Éste es el riesgo que no están dispuesto a correr los 
padres del niño que no habla.
Los padres hacen resistencia a correr el riesgo de una versión diferente de aquello que in strictu sensu 
ellos quisieran decir, y si no se está dispuesto a correr ese riesgo, el otro no es interpelado en la posición 
de quien escucha, lo que implica que queda impedido a hablar, ustedes saben muy bien, valga el ejemplo 
entre nosotros. Que quien no escucha no habla.
El lenguaje es un sistema que preexiste al nacimiento del niño. Esto quiere decir que el niño nace y se 
encuentra con el lenguaje ya hecho y a ese lenguaje él tiene que responder. Este sistema que lo precede se 
vale de signos, pero no en la función de signos. Hay una diferencia entre el signo como tal y aquello que 
compone el sistema del lenguaje.
En el ser humano, nada funciona como puro signo, porque todo resbala de su lugar. La idea de que a 
travésde una sumatoria de signos se puede componer un lenguaje, o sea que por el hecho de sumarse 
signos se llega a un momento en que hay tal cantidad de ellos que el individuo se ve forzado a apelar una 
lógica para ordenarlos, constituye una teoría del lenguaje y de su aprendizaje, que precisamos analizar 
porque, envuelta en un aire de sensatez, racionalidad y verificación científica, introduce de modo sutil una 
deformación decisiva en el problema que nos ocupa.
La función semiótica aparece en el niño, según Jean Piaget, en torno de los 18 a 24 meses de edad. Y si 
bien debemos reconocer las importantes aportaciones realizadas por Piaget en el ámbito del desarrollo de 
los conocimientos físico-matemáticos, en el campo del lenguaje es preciso considerar de modo crítico sus 
propuestas.
1) Porque no resulta posible aceptar tal fecha de nacimiento para la función semiótica, ya que ella 
está manifiestamente presente desde antes; todo lo que se ofrece al niño no le es ofrecido como 
signo de nada, sino que, muy por el contrario, siempre aparece cambiado de lugar. Tal cambio de 
lugar aparece gobernado por otro (un semejante) que, desde una posición privilegiada (la posición 
del Otro Primordial o la madre, como ustedes prefieran), impone al bebé una relación con el objeto
que no está regida ni por la física del objeto, sino por la introducción de una significación.
2) El lenguaje emerge en el niño regido por un saber que no responde al orden del conocimiento, 
siendo precisamente ésta la razón de que los niños hablen de lo que no conocen y, de que en su 
decir esgrimen verdades y que cuya lógica, ni ellos mismos ni los adultos pueden dar cuenta.
Si esa madre no le habla, enseguida pensamos que algo anda mal; si lo cambia y lo abriga pero nunca le 
dice nada, pensamos que algo no está funcionando bien.
Lo curioso es que a pesar de que el bebé no entiende nada de lo que la madre le dice, en este caso 
tenderíamos a pensar que las cosas andan bien. ¿Por qué decimos que está bien si, en verdad, esa madre 
está haciendo algo que el bebé no entiende?
El niño aún no cuenta con su función semiótica para establecer la diferencia entre el decir y el no decir. 
Todavía más: tendríamos que preguntarnos ¿Para qué le habla, si él, de todos modos, no entiende?
La madre le habla, su bebé no entiende, entonces ¿Para qué le habla?, constituye nuestra Primera 
Observación. Nuestra primera pregunta, una pregunta cuya respuesta no se obtiene en el campo de 
ninguna evidencia inmediata sino en el campo del aprés coup del lenguaje.
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Segunda Observación: Cada cosa que el bebé hace, la madre supone allí una significación. Si llora es 
porque tiene hambre: “Me está llamando”. Y si alguien se pone en el lugar de ella intentando imaginar 
cómo el bebé dijo “mamá” – para llamarla - , se depara con que, en realidad, el bebé no dijo nada.
Nada responde a no ser su propia serie significante, y la que pueda evocar, la que pueda responder por eso 
que, desde su bebé, fácticamente, no tiene respuestas. Esta puesta en serie de lo que el bebé hace, es dable 
observar, que no consiste en una serie fija.
Que si el sentido interpretado por la madre es siempre el mismo no habrá una serie de significaciones sino 
una única posible. Dicho de otro modo: para permanecer en el campo del lenguaje la serie precisa ser al 
mismo tiempo estable y variable, o sea, contradictoria y singular, arbitraria pero correspondiente.
Cuando se registran series fijas en su significado, solemos encontrarnos con explicaciones simplificadas 
del tipo de: “Anda mal porque no está acostumbrado a las variaciones”, atribuyendo a la costumbre las 
dificultades de esos bebés para soportar los cambios.
Y cuando se ven ante un nuevo alimento o situación a la que no están acostumbrados en absoluto, lo 
incorporan o enfrentan con relativa calma y, podría decirse que lo hacen con mayor curiosidad que 
resistencia. En este punto J. Piaget avanza un paso cuando considera los hábitos como esquema de 
acción – lo que permitiría la variabilidad del objeto incorporado al hábito.
Lo que la remite al registro puro de lo real – y, por otro lado, desvinculando las vicisitudes del objeto del 
campo del otro social – lo que lo transforma en un objeto autista.
Cuando frente a un hábito, un nuevo significado irrumpe bajo la forma de un nuevo objeto, si el bebé no 
cuenta con un universo de significaciones susceptibles de ser atribuidas al nuevo hecho, aún bajo el 
supuesto – extremadamente dudoso – de que pueda incorporarlo a un esquema de acción sin mediación de 
la posición simbólica de ese objeto, tal incorporación no tendrá la capacidad de ahorrarle su 
extrañamiento.
De ahí que en nuestra segunda observación clínica le otorguemos tanta importancia al hecho de que el 
bebé se encuentre colocado en una senda de significaciones que no estén reducidas al campo de lo real 
sino que se manifiesten en el orden de lo simbólico.
Tercera Observación Clínica: Nada de lo que el bebé hace es tomado como tal sino que es interpretado
como una significación. Esto es lo que hace a una madre decir. “Me llama”. Frente a este hecho podemos
preguntar ¿Qué es eso que llama?
Es una instancia en el campo del lenguaje que la llama. La instancia del sujeto que, en el pequeño gesto 
del niño, queda atribuido como hablando. Porque, ante un grito o un llanto, la madre nos dice “Está 
gritando”. Las madres no son descriptivas frente a lo que ocurre con su bebé, son interpretativas. Lo 
que su bebé hace es tomado con un signo, pero este funciona con la movilidad que caracteriza al 
significante. Una mamá no suele interpretar todo llanto de su bebé como un mero llamado, sino que su 
significación dependerá de en qué posición en la serie está colocado ese llanto.
El llanto o el movimiento del bebé son significantes. Nos permite distinguir que los bebés están en el 
campo del lenguaje aunque no hable.
Sólo a través del lenguaje podrán saber acerca del mundo que les rodea. Ocurre que, su instinto es tan 
deficitario que los deja en la imposibilidad de reconocer el valor de los objetos a no ser por medio de la 
posición simbólica que estos objetos ocupan en su relación con Otro social.
Para hablar, no sólo no es necesario saberlo todo, sino que, muy por el contrario, es precisamente el hecho 
de no saber lo que nos lleva a hablar para tratar de averiguarlo. No se puede predecir el destino de un niño,
precisamente porque nada nos puede asegurar qué lo determinó, qué lugar ocupa en la red del lenguaje y, 
por lo tanto, mucho menos cuál camino, en esa red, recorrerá. Al menos que tropiece con algún suceso 
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crucial que le impusiese un sentido unívoco. Situarle el bien – y, por consecuencia, el mal- de una vez y 
para siempre. Frente a esto el pequeño niño tiene tres alternativas: 
1) Rebelarse y Hacer un Síntoma: En la tentativa de invertir la demanda que el Otro le exige que 
realice de modo directo.
2) Hacer Inhibición: En la tentativa de esterilizar los esfuerzo del Otro para imponerle su sentido.
3) Someterse Haciendo Mimetismo Ecolálico: En la tentativa de calmar al Otro en su furor.
Los niños no hablan por el mero hecho de madurar neurológicamente. Los niños hablan a partir de su 
inscripción como sujetos, que los introdujo, sin que ellos lo supiesen, en una red de saber del que hablan 
sin saberlo.
E.T.: ¿Hacedores de bebés?
Autor: Haydée Coriat
E.T.: Sigla de estimulación temprana, y también sigla de extraterrestre
¿Qué es un bebé? Nos lo preguntamos una y otra vez a lo largo de los años. Trabajamos con bebés, 
hablamos con bebés, y sin embargo hasta hoy no hemos podido responder esta pregunta.
Un bebé tiene padres…; en realidad, sin ellos no existe, ¿O acaso podríamos pensar en un bebé sin papá ni
mamá, sin alguien que realice estas funciones? ¿Y si alguien atendiera sólo su cuerpo? Moriría de 
marasmo. Con el cuerpo sólo no alcanza, es necesario otro elemento. Ese elemento tiene que ver con el 
otro, que lo mira, lo lee, lo habla, lo piensa

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