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Parasitosis emergentes en entornos de cambio ambiental

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Parasitosis emergentes en entornos de cambio ambiental 
Las parasitosis emergentes en entornos de cambio ambiental son un desafío 
creciente para la salud pública en todo el mundo. El cambio ambiental puede crear 
condiciones propicias para la propagación de parásitos y vectores de 
enfermedades, así como alterar los ecosistemas y las interacciones entre los 
humanos, los animales y el medio ambiente. Algunas de las parasitosis 
emergentes en estos entornos incluyen: 
Malaria: El cambio ambiental, como la deforestación, la urbanización y el cambio 
climático, puede influir en la distribución y la densidad de los mosquitos vectores 
de la malaria, así como en la transmisión de la enfermedad. La alteración de los 
hábitats naturales y la creación de criaderos de mosquitos en áreas urbanas y 
periurbanas pueden aumentar el riesgo de transmisión de la malaria a nuevas 
poblaciones. 
Leishmaniasis: El cambio ambiental, como la deforestación, la urbanización no 
planificada y la alteración de los hábitats naturales, puede influir en la distribución 
de los vectores de la leishmaniasis, como los flebótomos, y aumentar el contacto 
humano con estos vectores. Esto puede llevar a un aumento en la incidencia de la 
leishmaniasis cutánea y visceral en áreas previamente no endémicas. 
Esquistosomiasis: El cambio ambiental, como la construcción de represas y 
sistemas de riego, puede crear hábitats acuáticos adecuados para los caracoles 
vectores de la esquistosomiasis. La irrigación agrícola con agua contaminada y el 
uso de aguas estancadas para actividades recreativas pueden aumentar el riesgo 
de transmisión de la enfermedad en áreas previamente no endémicas. 
Toxoplasmosis: El cambio ambiental, como la urbanización y la contaminación 
ambiental, puede influir en la distribución de los parásitos responsables de la 
toxoplasmosis y aumentar el contacto humano con estos parásitos. La 
contaminación del suelo y del agua con heces de gatos infectados y la ingesta de 
alimentos contaminados pueden aumentar el riesgo de infección en entornos 
urbanos y periurbanos. 
Enfermedad de Lyme: El cambio ambiental, como el calentamiento global y la 
deforestación, puede influir en la distribución y la abundancia de las garrapatas 
vectores de la enfermedad de Lyme. La expansión de las poblaciones de ciervos y 
roedores, que son reservorios de la bacteria causante de la enfermedad, y la 
fragmentación de hábitats naturales pueden aumentar el riesgo de transmisión de 
la enfermedad en áreas previamente no endémicas. 
Para abordar las parasitosis emergentes en entornos de cambio ambiental, es 
fundamental implementar estrategias de vigilancia epidemiológica, control 
vectorial, educación comunitaria y manejo ambiental adecuadas. La colaboración 
entre autoridades de salud, científicos, ambientalistas y comunidades locales es 
esencial para prevenir la propagación de estas enfermedades y proteger la salud 
pública en todo el mundo.

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