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INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX Renzo Ramírez Bacca Colección Ensayos Facultad de Ciencias de la Educación Colección Maestría en Historia 2020 Reservados todos los derechos Ramírez Bacca, Renzo Introducción a la historia de América Latina del siglo XX / Renzo Ramírez Bacca - Pereira: Editorial Universidad Tecnológica de Pereira, 2020 237 páginas (Colección Maestría en Historia - Colección Ensayos) ISBN: 978-958-722-449-8 e-ISBN: 978-958-722-450-4 1. América Latina - Historia 2. América Latina - Condiciones sociales 3. América Latina - Política y gobierno 4. América Latina - Relaciones internacionales 5. América Latina - Historia económica 6. América Latina - Revoluciones CDD. 980.9 © Renzo Ramírez Bacca ©Universidad Tecnológica de Pereira Primera edición, 2020 ISBN: 978-958-722-449-8 e-ISBN: 978-958-722-450-4 Universidad Tecnológica de Pereira Vicerrectoría de Investigaciones, Innovación y Extensión Editorial Universidad Tecnológica de Pereira Pereira, Colombia Coordinador editorial: Luis Miguel Vargas Valencia luismvargas@utp.edu.co Teléfono 313 7381 Edi�cio 9, Biblioteca Central “Jorge Roa Martínez” Cra. 27 No. 10-02 Los Álamos, Pereira, Colombia www.utp.edu.co Montaje y producción: Christian Javier Niño Posada, cjnino@utp.edu.co Maestría en Historia / Universidad Tecnológica de Pereira Imagen de portada: Elaboración propia del autor Impresión y acabados: Gráficas Olímpica Pereira El presente texto es inspirado en mi labor como profesor de Historia de América Latina, por lo cual agradezco a los estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia que compartieron mis lecciones, ejercicios y requerimientos en los últimos años. Tuve la fortuna de compartir con estudiantes de diferentes niveles del pregrado de la carrera de economía, ciencia política e historia. En tal sentido fueron siempre mi referente, fuente de inspiración y motivación. Gracias a todos ellos. El manuscrito no hubiera sido posible sin el respaldo del Consejo de Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín (Colombia). El cuerpo colegiado y la institución avalaron mi propuesta para un periodo sabático de seis meses, tiempo en el cual pude rastrear, consultar y leer la documentación escogida, pero en especial, concentrarme en la escritura del texto. Especial agradecimiento al Comité Asesor de la Maestría en Historia de la Universidad Tecnológica de Pereira (Colombia) por su aval académico y por proponer la edición del presente libro ante el Consejo de Facultad de Ciencias de Educación de la misma universidad. Asimismo, a los pares anónimos que leyeron el trabajo, y al Dr. John Jaime Correa por su lectura crítica y sugerencias al manuscrito. El autor San Sebastián de Palmitas, 12 de mayo de 2020 Agradecimientos Contenido Prólogo .......................................................................................... 11 Primera parte: Latinoamericanística ................................... 15 Capítulo uno: Latinoamericanísta europea y anglosajona: Una mirada panorámica .............................. 17 Introducción .................................................................................... 19 Antecedentes .................................................................................... 19 Oteando al Nuevo Mundo desde Europa ............................... 19 Enfocando desde las nacientes disciplinas ............................. 21 Miradas desde la coyuntura y la institucionalización ................. 26 Las entreguerras ......................................................................... 30 La posguerra mundial ............................................................... 31 Revolución Cubana y Guerra Fría ........................................... 34 En el ocaso de los grandes paradigmas ................................... 43 Segunda parte: Economía .......................................................... 49 Capítulo dos: A modo de introducción ............................ 51 Algunas teorías ................................................................................ 53 Territorio y población ..................................................................... 55 Urbanización, poblamiento y desarrollo económico ................. 58 Capítulo tres: Experiencias y fases socio-económicas .................................................................... 61 Antecedentes y crecimiento primario exportador ...................... 63 Caso argentino ........................................................................... 65 Primera Guerra Mundial (1914-1918) ................................... 68 Caso mexicano ........................................................................... 70 Crecimiento orientado hacia dentro (1930-1945) ...................... 72 Gran Depresión (1929-1939) ................................................... 72 Segunda Guerra Mundial (1939-1945) ................................... 76 Era cepalina (1945-1960) ............................................................... 77 Raúl Prebisch y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) .......................................................... 77 Integración y pensamiento económico latinoamericano versus la crisis de la industrialización por sustitución de importaciones .................................................................................. 79 Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y el Pacto de Mercado Común Andino ......................................... 81 El caso cubano y la revolución socialista ..................................... 81 Experimentación y liberación económica: países del Cono Sur .......................................................................................... 83 Caso chileno: la era de reforma versus Chicago Boys ........... 84 Caso brasileño ............................................................................ 87 Década perdida (años 80) y colapso del socialismo cubano ..... 88 Colapso socialista cubano y apertura económica (1990-1993) ................................................................................ 88 Neoliberalismo global e industria �nanciera .............................. 90 Caso mexicano (1982-1994) .................................................... 90 Comportamiento brasileño ...................................................... 93 Tercera parte: Sociedad y política ........................................ 97 Capítulo cuatro: Reformismo agrario ............................ 99 Problemática: a modo de introducción ...................................... 101 Agrarismo mexicano (1910-1958) .............................................. 105 Reforma agraria cubana (1959-1963) ......................................... 107 Reformismo agrario latinoamericano y la Alianza para el Progreso (1961) ............................................................................. 109 Caso chileno (1962-1973): «[...] la tierra a quienes la trabajan» 110 Reformismo agrario militar peruano (1969-1974) ................... 112 Capítulo cinco: Populismo histórico ............................. 117 Introducción .................................................................................. 119 Movimiento peronista argentino ................................................ 122 Capítulo seis: Dictaduras militares ............................... 131 Introducción .................................................................................. 133 Conceptualización y caracterización .......................................... 134 Estado Burocrático-Autoritario en Argentina (1976-1983) .... 140 Caso chileno (1973-1990) ............................................................ 146 Capítulo siete: Revoluciones ............................................ 155 Introducción .................................................................................. 157 Revolución cubana ........................................................................ 160 Capítulo ocho: Relaciones interamericanas ............... 173 Introducción .................................................................................. 175 Antecedentes .................................................................................. 176 Tendencias en el proyecto de unidad ......................................... 182 Organización de Estados Americanos (OEA) durante la Guerra Fría ..................................................................................... 183 El caso de Guatemala .............................................................. 186 El caso de Cuba ........................................................................ 188 Tendencias reformistas ................................................................. 190 Reflexiones finales: Pensar Latinoamérica ...................... 193 Referencias ................................................................................. 201 Lista de Tablas Tabla 1. Población en América Latina (1900-2000) .............................. 59 Tabla 2. Población nacida en el exterior (Argentina, 1869-2001) ....... 67 Tabla 3. Leyes de reforma agraria en el siglo XX ................................. 103 Tabla 4. Dictadores en Latinoamérica y el Caribe (siglo XX) ............ 137 Tabla 5. Revoluciones latinoamericanas (siglo XX) ............................ 160 Lista de Figuras Figura 1. Hemisferio occidental .............................................................. 56 Figura 2. América Latina y el Caribe ...................................................... 57 Figura 3. Inmigrantes italianos en Argentina en 1918 ......................... 66 Figura 4. Crisis del 29. Bar ayudando con comida a los desempleados ........................................................................................ 73 Figura 5. Textileras en Colombia ............................................................ 74 Figura 6. John Maynard Keynes. Feasting with panthers: Keynes ....... 76 Figura 7. Raúl Prebisch ............................................................................. 78 Figura 8. Juan Domingo Perón .............................................................. 122 Figura 9. Evita Perón ............................................................................... 125 Figura 10. Jorge Rafael Videla Oath ...................................................... 145 Figura 11. Miembros de la Junta Militar, 1973 .................................... 148 Figura 12. Fidel Castro y el «Che» Guevara ......................................... 162 Abreviaturas AAA Alianza Anticomunista Argentina AL América Latina ALyC América Latina y el Caribe CAP Cooperativas Agrarias de Producción CEME Centro de Estudios Miguel Enríquez CEPAL Comisión Económica para América Latina CNC Confederación Nacional Campesina DINA Dirección de Inteligencia Nacional ELN Ejército de Liberación Nacional ERP Ejército Revolucionario del Pueblo EE. UU. Estados Unidos INDEC Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina INRA Instituto Nacional de Reforma Agraria FARC Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FAO Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FMI Fondo Monetario Internacional FPMR Frente Patriótico Manuel Rodríguez OEA Organización de Estados Americanos OECD Organisation for Economic Co-operation and Development OLAS Organización Latinoamericana de Solidaridad ONU Organización de Naciones Unidas PIB Producto Interno Bruto RCMRE Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores SAIS Sociedades Agrícolas de Interés Social TIAR Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca UNISEF Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia URSS Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas Historiar América Latina es un ejercicio complejo, pues se trata de un objeto de estudio en construcción permanente y con diversas posibilidades de teorización. El primer acercamiento puede hacerse a partir de la delimitación de ciertos marcos temporales (pre- colombino, conquista, virreinato y republicano), los cuales identi�can el comienzo y �n lineal de un proceso histórico determinado. Sin embargo, Latinoamérica es diversa y compleja, a lo cual puede agregarse la tradición individualista e internacionalista del historiador en el momento de ofrecer su comprensión u horizonte interpretativo. Por tal motivo, una delimitación temporal para su compresión no es su�ciente; ya sea por la particularidad geográ�ca de los casos regionales o nacionales, el variopinto étnico y cultural, el impacto de fenómenos externos en sus diversos procesos, la temporalidad misma que es cambiante desde una perspectiva historiográ�ca; y, asimismo, por el potencial multidisciplinario e internacional —especialmente europeo y estadounidense—, que tiene América Latina como objeto de estudio. Entonces, cualquier intento de síntesis requiere de ciertas advertencias sobre sus límites y alcances. En tal sentido, el contenido de este texto se limita a una comprensión concreta sobre América Prólogo Latina en el siglo XX, inspirada inicialmente en calidad de historiador y luego como profesor-investigador visitante y viajero en diferentes escenarios europeos y americanos. Pero, en especial, gracias al ejercicio de enseñanza de la historia latinoamericana dirigido a estudiantes de pregrado de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín. Es válido señalar que el presente texto se enfoca en ciertos problemas o fenómenos históricos, que pueden considerarse representativos de la región durante el siglo XX. No es un resultado de investigación macro de archivos con fuentes primarias; pero, en cambio, se inspira en lecturas de diversos textos resultados de investigación, documentación o�cial, libros de texto, artículos de prensa, reseñas y documentos audiovisuales y sonoros. Nos quedan pendientes otros fenómenos que merecen atención en una futura entrega; estos, relacionados con la cultura, la religión, el medio ambiente, el narcotrá�co, la migración, entre otros. La intención no es apoyarnos en etiquetas particulares al ideario geopolítico y cultural —relación o no—, de España y Portugal. Asimismo, desde una perspectiva social, no nos centraremos en visiones indigenistas, eurocentristas o anglosajonas. Nos apoyaremos en lo posible en una mirada procesal sobre determinados fenómenos históricos buscando desarrollar una perspectiva latinoamericanista. La crítica de fuentes, metodológicamente, subyace en la narrativa a partir de la confrontación de datos y su comprensión en el contexto histórico de cada caso o fenómeno observado, sin olvidar que las limitaciones del género ensayístico hacen implícita dicha técnica. La temporalidad de los casos, puesta en un enfoque histórico, puede hacer ver a estos como limitados o incompletos debido a que, en algunos, es solo una escena o muestra representativa; y en otros, perdieron las características iniciales que fueron objeto de atención inicial. A modo de ejemplo, el «populismo histórico» de mediados del siglo XX, di�ere de los neopopulismos de �nales de la centuria; las relaciones interamericanas son distintas de lo que fueron antes de la Segunda Guerra Mundial o lo que signi�caron durante y después de la Guerra Fría. Asimismo, las revoluciones en la región, sin duda, no permiten trabajarse del mismo modo, con igual profundidad, pues dependen del impacto del caso y de qué tanto se ha investigado previamente. Visto del anterior modo, se comprende por qué estudiar la Revolución cubana se hace más relevante —debido a su impacto, universalidad y atención prestada por la latinoamericanística occidental—, que otras como la 12 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX mexicana, nicaragüense, entre otras. En tal sentido, la escogencia de los casos, los límites temporales del análisis y la observación de los fenómenos históricos no son casuales o super�ciales; su profundidad y atención en el tiempo responde a factores y limitaciones propias de un trabajo de esta naturaleza. Respecto de la perspectiva teórica de la narrativa, es válido advertir que se trata de un trabajo especialmente empírico con un enfoque histórico-comprensivo. En tal sentido, cada dato es un elemento potencial de análisis micro-, más no de teorización generalizante. No se tiene la intención de teorizar en torno a resultados previos y tampoco mirar, de modo diferente, las líneas y comprensiones diversas y complejas que se han ofrecido sobre Latinoamérica, se trata en cambio de aproximarnos y comprender este acumulado historiográ�co logrado en el siglo XX. Esta es una guía para estudiantes y docentes interesados en la Historia de América Latina del siglo XX. Está dirigida también a un público amplio interesado en lograr una aproximación y fundamentación comprensiva. Es también una invitación a consultarla como una herramienta de trabajo y de lectura con miras a lograr una versión sucinta sobre ciertas problemáticas y casos de la historia económica, social, política y diplomática. Iniciemos entonces con una lectura historiográ�ca de la latinoamericanística occidental, en otras palabras, con una comprensión sobre las distintas miradas realizadas desde los ámbitos europeo y anglosajón durante los últimos tiempos. 13 Renzo Ramírez Bacca Primera parte Latinoamericanística Capítulo uno Latinoamericanísta europea y anglosajona: Una mirada panorámica 1 Introducción Esta parte ofrece una comprensión historiográ�ca derivada de distintas representaciones en torno a Latinoamérica. La pregunta esencial es: ¿Cuáles son las experiencias y principales hitos en los estudios sobre América Latina? Una cuestión que implica remontarse a los antecedentes que datan de los tiempos de la Conquista y los virreinatos, para luego considerar la fase republicana y llegar al �nal del siglo XX. Interesa resaltar algunos contextos socio-políticos que permitan considerar experiencias sobre las formas de historiar, de modo especial, desde el espectro europeo y anglosajón. Es básicamente una síntesis de la historiografía latinoamericanística, pero ofrece al tiempo una visión panorámica que considera los cambios en las concepciones sobre el sub-continente a través del tiempo. Antecedentes Oteando al Nuevo Mundo desde Europa Las primeras miradas europeas respecto del hemisferio occidental o Nuevo Mundo se apoyan en los cronistas españoles y portugueses, que podemos tipi�carlos del siguiente modo: El primero, compuestos por descubridores, soldados, sacerdotes o funcionarios que fueron protagonistas y participaron de los procesos del descubrimiento y la conquista; y, el segundo, por representantes de la historia o�cial, que manejaron gran información desde sus despachos, especialmente desde el Consejo de Indias, creado en 1524 (Fernández López 2020). Empezando a ser nombrados en 1526, los cronistas de Indias fueron los encargados o�ciales y retrataron el mundo prehispánico, sus ciudades, además de sus relatos sobre la geografía, el paisaje, la fauna y la �ora. Esas miradas se dieron desde lo que se puede denominar «cultura occidental»1. Fueron obras que no siempre se publicaron en su tiempo, incluso en la actualidad, se procuran publicar algunas de estas por su carácter inédito. Los círculos de difusión fueron reducidos e incluso se utilizaron por otros cronistas posteriormente. Sin embargo, debemos advertir que también existieron cronistas indígenas —descendientes no pocos de la nobleza aborigen— y mestizos, pero sus escritos no fueron reconocidos y difundidos en su tiempo. En conjunto, ambos grupos abarcaron aspectos propios del descubrimiento y la conquista, y la historia de los virreinatos. Es una escritura que acentúa las identidades de los virreinatos respecto de la metrópolis (España) y que surge en los siglos XVI y XVII. En oposición al anterior género y en concordancia con ciertos experimentos �losó�co-naturales, el modo de comprender el Nuevo Mundo empieza a reorientarse, mostrando a América como un continente joven con fauna y �ora «inferiores». Hay que recordar al naturalista y cosmólogo francés Georges-Louis Leclerc Bu�on (1707- 1788), uno de los cientí�cos predecesores de las teorías evolucionistas. En sus estudios sobre los fósiles y la comparación de sus anatomías concluiría que la tierra había sufrido diferentes cambios, sin precisar temporalidades sobre dichos cambios (Bu�on [1749] 1853). También tenemos a Cornelius de Pauw (1739-1799), holandés de gran autoridad en su tiempo y experticia sobre las Américas y el origen de sus pueblos. Nunca estuvo en el «nuevo continente», pero sus miradas etnológicas e «investigaciones �losó�cas» fueron bien recibidas por los europeos de �nales del siglo XIX (Pauw 1768, 1774, 1788). Los textos de Bu�on (1853), entre otros cientí�cos, exploradores y naturalistas, llegaron a ciertas conclusiones. Una de ellas es que los nativos americanos eran 1 El término «cultura occidental» se asocia al conjunto manifestaciones �losó�cas, artísticas, literarias, y tradiciones político-legales europeas y espacios extra-europeos que se relacionan con el viejo continente por fenómenos de inmigración, colonización e in�uencia cultural. 20 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX inferiores a los de norte y occidente de Europa, en parte por el clima y la geografía del Hemisferio occidental. Asimismo, se destaca el escritor francés Guillaume �omas François Raynal (1713-1796) cuyos aportes a la historia política y �losó�ca de las Indias, en particular, sobre el establecimiento del comercio en las dos Indias, (la del sur y la del norte de América) incluyeron aspectos sociales, religiosos, comerciales, esclavistas, y de igual modo apreciaciones sobre la Revolución norteamericana desde la perspectiva del enciclopedismo francés. La discusión sobre las diferencias entre el viejo y el nuevo mundo estuvieron en el orden del día durante la Ilustración. En Europa se empezó a tener conciencia de estas diferencias a partir de la dicotomía: inferioridad o superioridad, que se apoyaba en las conjeturas en torno a las causales provenientes desde la geografía, el clima y la raza (Gerbi 1960). Ello marca un derrotero: se empieza a ver a América, no como un continente homogéneo, por el contrario, varias Américas, diversas entre sí, según lo advierte Patricio Hidalgo Nuchera (2005). Enfocando desde las nacientes disciplinas Durante el siglo XIX se institucionalizan nuevas ciencias y disciplinas en el ámbito universitario y académico2. En las primeras décadas, se dieron ciertas experiencias que inciden posteriormente en el modo de comprender a los pueblos americanos. Puede advertirse que en sus inicios la historia y representaciones del continente estaba en manos de expedicionarios, viajeros, la escuela histórica de la geografía y la etnología. Un ejemplo de esos tiempos son los alemanes Alexander Freiherr Von Humboldt (1769-1859) y Karl Ritter (1779-1859). Ambos son considerados los fundadores de la geografía moderna y por lo cual esta adquiere importancia como metodología de estudio3. Humboldt se interesa por cuestiones históricas que repercuten en círculos liberal- republicanos (Pietschmann 2000, 27), resultado de su labor como expedicionario cientí�co en la llamada América meridional en 1799 —una excepción en los tiempos pre-independentistas para un europeo 2 Hay que advertir que no pocos trabajos fueron escritos, en la intencionalidad de exponer diversos aspectos sobre el subcontinente, entre los siglos XVI-XIX. Curtis Wilgus (1942) resalta un buen número autores para los casos del Brasil, México, Florida, América Central, Tierra Firme, Perú, La Plata y West Indies durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Adicional a los anteriores, también referencia historiadores ocupados sobre Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Cuba, Santo Domingo y Haiti, Puerto Rico, Colombia, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Argentina y Uruguay durante el siglo XIX. 3 Humboldt y Ritter también coincidieron en su oposición a la esclavitud y su comercio. 21 Renzo Ramírez Bacca y que resultaba gratuita para la Corona española—. El proyecto dejó varios resultados, es el caso del manuscrito impreso Cristóbal Colón y el descubrimiento de América: historia de la geografía del nuevo continente ([1892] 1914) y su Ensayo político sobre el reino de la Nueva España (1799-1804) ([1811] 1966). No por otra razón a Humboldt se le conoció como «el descubridor cientí�co del Nuevo Mundo» en el siglo XX (Ortega y Medina, 1988, 674); es quien redescubre a América, a través de la Historia, superando los mitos de «El Dorado» y la «leyenda negra» anti-hispánica, como advierten Hans-Joachim König y Dagmar Kusche (1994, 692); una mirada que no fue seguida por la escuela historicista germana y tampoco en los tiempos recientes, puesto que la obra del cientí�co alemán se ve desde una mirada regional, estrictamente nacionalista en algunos países latinoamericanos, y en otros como una mirada totalizadora sobre el mundo hispanoamericano, según Juan Ortega y Medina (1988, 673). Respecto de Ritter fueron varios sus aportes; por ejemplo, su interés por explicar las relaciones del hombre y el medio físico, poniendo acento en la vida social y los procesos históricos, lo que lo convierte en un precursor de la interpretación geográ�ca de la Historia. Propuso aprender de las relaciones entre diferentes formas de materia y las áreas geográ�cas individuales. Hizo del método comparativo un modo para explicar fenómenos naturales, se acercó al concepto de paisaje, las relaciones entre la naturaleza y los elementos de la civilización y la cultura. Intentó demostrar la in�uencia de la naturaleza en el hombre, promoviendo el desarrollo de la geopolítica. Se interesó por la población humana de un área especí�ca, y consideraba que el hombre in�uye en el espacio en el cual vive, y, a su vez, es «educado» por las ventajas y obstáculos que ofrece ese espacio. Su atención también se orientó al desarrollo cultural de cada área, y por ende se convirtió en un fundador del estudio histórico de las regiones (Encyclopedia.com 2019). Sin embargo, en su obra, considerada incompleta, Die Erdkunde im Verhältniss zur Natur und zur Geschichte des Menschen [Earth Science in Relation to Nature and the History of Man] ([1817–1818] 1822–1859), contribuyó sólo para los casos de África y Asia. La geografía y la geología eran consideradas una misma área de estudio hasta 1820. Fueron los aportes de Humboldt y Ritter los que inspiraron para que América fuera vista desde la óptica de la geografía histórica regional moderna, la cual se orientó a la exploración del globo terrestre y la ocupación europea de territorios, e incluso comenzó a 22 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX llamársele Geografía Humana y Antropología (Ortega y Medina 1988, 676). La otra óptica, en la cual se inscribió, fue la Geografía Estadístico- Política que empezaba a desarrollarse y llegaba a lo sumo hasta la Independencia; y la tercera, en consideración de Horst Pietschmann (2000), fue la historia de la población indígena que se dio más desde una perspectiva etnológica (26-27)4. Sin embargo, había en cambio una tendencia a integrar de manera general el proceso, pero este fracasa. ¿Por qué razón? De una parte, porque en Europa prevaleció durante mucho tiempo la mirada negativa de inferioridad sobre el indígena y el Nuevo Mundo y especialmente en la zona indio-ibérica, que dejaron los ya mencionados Bu�on y Pauw, y que en el caso alemán retomó el �lósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831). Es más, se señaló que la única opción de desarrollo civilizatorio solo sería posible en Norteamérica. Es el comienzo de una doble imagen: la del Norte y la del Sur, que prevalece en la actualidad. Una imagen que nunca se apoyó en estudios empíricos y que in�uyó en el pensamiento, interés y posteriores estudios realizados por historiadores y geógrafos sobre América Latina durante todo el siglo XIX, según lo advierte König y Kusche (1994, 692-693). Por un lado, porque la Historia, con el liderazgo de Leopoldo von Ranke (1795- 1886) en la Universidad de Berlín a partir de 1825, empieza a ofrecer un sentido cientí�co a las comprensiones sobre el pasado, las cuales se centraron principalmente en los problemas de formación del Estado alemán. Fueron pocas las investigaciones históricas sobre las sociedades latinoamericanas realizas por alemanes durante el siglo XIX. Estas solo se limitaron principalmente a la �gura de Simón Bolívar en el contexto de los procesos de separación y emancipación de los virreinatos, y la constitución de las repúblicas; un interés que crece con una forma diferente de estudiarlo solo a �nales de la centuria (König y Kusche 1994, 694-695). Por otro lado, porque con la creación de los nuevos Estados nacionales en Latinoamérica y el ocaso de los regímenes monárquicos, se identi�can historiadores que participan en la reconstrucción del pasado como parte de su lucha política. El ejemplo cercano lo vemos en el historiador y político neogranadino José Manuel Restrepo Vélez (1781- 1863), nombrado como secretario del Interior y Relaciones Exteriores 4 En cualquier caso, fue el maestro Vidal de la Blache (1845-1918), quien recibió la in�uencia de Ritter y Humboldt y también del pensamiento de Ratzel sobre la geografía humana, el cual propuso la idea de hacer descripciones regionales y muestra a los paisajes como resultado de la in�uencia humana en los elementos naturales; todo en el marco de factores económicos, sociales y políticos, le da importancia al trabajo del hombre fuera de los límites de la re�exión geográ�ca. 23 Renzo Ramírez Bacca del Libertador, con su obra Historia de la Revolución de la República de Colombia (1858 [1827]) e Historia de la Nueva Granada (1836): La primera considerada obra inaugural de la historiografía republicana, la cual contribuyó a resaltar elementos patrióticos y una visión de nación en el siglo XIX; una participación muy discutida que conlleva a revisar esa historia politizada, y frecuentemente radical y bipartidista (liberal o conservadora) en el siglo XX. Sin embargo, su aporte no prejuzga el valor cultural de los nuevos Estados, cuyo contexto, siguiendo a Pietschmann (2000), se enmarca en el triunfo político del liberalismo y el constitucionalismo, la recepción del positivismo, el historicismo, la institucionalización de la educación, la ciencia y la Historia —vista como una nueva ciencia—, y por lo cual se crean ciertas circunstancias favorables para la creación de las llamadas historias nacionales (25). El �n de los virreinatos y la creación de las nacientes repúblicas de corte liberal permiten evidenciar además fenómenos particulares a procesos de industrialización, libre comercio y especialización exportadora, en los cuales es relevante el papel de Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos. Los modelos de una universidad de investigación y otra profesionalizante, pero en especial la institucionalización de nuevas ciencias, también permiten que el Nuevo Mundo pueda verse de otra manera. Hay una mayor apertura y apropiación del sub-continente. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, desde Alemania, el continente fue nuevamente un objeto de estudio de la Escuela histórica de la Geografía y la Etnología, y de exploradores cientí�cos como el alemán, discípulo de Humboldt, Alfred Hettner (1859-1941) (König y Kusche 1994, 697). Sin desconocer que la literatura o los relatos producidos por viajeros (algunos pintores, otros cientí�cos o diplomáticos) fue de gran aceptación en los medios europeos5. Todos ellos contribuyeron a crear un imaginario y representación sobre el conjunto de las nacientes repúblicas. Asimismo, surgen en Europa los llamados americanistas, asignación orientada a investigadores especialistas de diferentes disciplinas como la etnología, la arqueología y de diversas ramas de la antropología. Estos se organizan luego en la Societé des Américanistes en París (Francia) en 1895, presentando sus resultados preliminares y avances de investigación sobre las sociedades y culturas amerindias en diversos congresos en Europa y América6. También, aparecen los 5 Para una comprensión sobre los relatos de viajeros sobre Latinoamérica como fuente de información ver Mörner (1992, 193-240). 6 Los antecedentes sobre el interés por el Nuevo Mundo y los pueblos amerindios pueden veri�carse en el marco de las experiencias del Museo de Historia Natural de París a comienzos del 24 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX altamericanistas con un enfoque interdisciplinario en el que convergen la arqueología, la �lología, la historia y la etnología. Estos se ocuparán de la historia antigua de los pueblos precolombinos desde una perspectiva «aislacionista» o «difusionista». Estos se diferencian de los iberoamericanistas los cuales corresponden a la historia del conjunto de países americanos que formaron parte los reinos de España y Portugal. A �nales del siglo XIX surge un movimiento cultural «indianista»7; de ello surge la noción de indoamérica que tuvo eco en los países de fuerte in�uencia indígena, según lo señala Pietschmann (2000, 31). Las diferentes miradas y términos sobre el hemisferio van a identi�car, en dichas corrientes, una lucha ideológica y, en el menor de los casos, distintas visiones geo-políticas. Recordemos el papel dominante de algunas potencias europeas. Un ejemplo es la popularización del término «América Latina», hecha por Napoleón III (1808-1873) durante su mandato como emperador (1852-1870), acepción que fue utilizada por latinoamericanos residentes en Francia8. Uno de ellos, el escritor colombiano José María Torres Caicedo, en 1857, acuñaría el término «América Latina» en su poema «Las dos Américas» por lo que, a juicio de Carlos Marichal (2015, 708), es el verdadero padre del término. El país galo inicia la distinción, asimismo en información o�cial estadística, entre las américas del norte y del sur, la cual se extenderá por lo menos hasta la Primera Guerra Mundial (Streckert 2012, 183). En la comprensión de Pietschmann (2000), esta tiene una connotación de rechazo a la referenciación tradicional ibérica y de ampliación de su herencia, al considerar la incidencia de su tradición romance y latina en Europa, y marcar la diferencia entre la Europa germana, anglosajona y protestante; pero, en especial, contra la extensión de los Estados Unidos (30-31); fenómeno que se evidencia al iniciar la expansión del imperialismo norteamericano al sur de su frontera. siglo XIX. Sobre sus orígenes, se puede consultar a David Browman (1998, 8-19). 7 En palabras de Carlos Arcos Vázquez e Ivett Reyes-Guillén (2015): el indianismo, puede considerarse, de un parte «como una forma de manifestación de la temática indígena en literatura y pintura, asociada a formas de representación que establecía una expresión folklórica, exótica o idílica del mundo indígena, [pero de otra parte], es también una ideología reivindicativa, es la búsqueda, el reencuentro y la identidad con nuestra historia» (137). 8 La población estimada de «suramericanos y mexicanos» era de 2311, cerca de un 40 % respecto al grupo total que incluye a norteamericanos con 5777 hacia 1876. Los brasileños (32 %) constituyeron el grupo más importante de viajeros suramericanos, seguido de argentinos, mexicanos, chilenos y colombianos, hacia 1892. Esto explica por qué a los suramericanos se les identi�caba como «brasileños» en Paris. Ya a comienzos del siglo XX constituían un grupo importante en cuanto su inversión y consumo como visitantes en la sociedad parisina. Al respecto, ver Streckert (2012; 185, 192-193). 25 Renzo Ramírez Bacca De hecho, en Estados Unidos de América, se empieza a dar cierto interés por la Historia de América Latina, en particular, sobre el lado suroeste hispano-mexicano desde �nales del siglo XIX y principios del XX. Tomas Skidmore (1998) advierte que el trabajo pionero y clásico de William Prescott (1796-1859) sobre la conquista de México y Perú son un referente importante, razón por la cual este es considerado el primer historiador cientí�co norteamericano (106). La cercanía limítrofe (pero en especial la importancia política, económica y militar) de la frontera mexicana y el sur estadounidense ayudan a comprender dicho interés, del cual no escapa el tema de la Independencia y la �gura de Simón Bolívar. Es comprensible que frente al desconocimiento que se tenía sobre la región, el interés inicial fuera conocer los orígenes coloniales y el proceso de transformación en repúblicas. Así, tal como lo advierte David Bushnell (1923-2010), el caso excepcional que centraron durante mucho tiempo la atención de los historiadores norteamericanos lo constituye la Independencia mexicana y destaca, a su vez, a William Spence Robertson (1872-1955), biógrafo de Francisco de Miranda y autor de varios textos sobre la época de la emancipación», como el más importante sobre el tema de la «independencia hispanoamericana» (Bushnell 2004, 259-260). Miradas desde la coyuntura y la institucionalización Latinoamérica evidencia durante el siglo XX diferentes eventos de orden económico, político, social y militar que pueden caracterizarse como fenómenos que impactaron sus dinámicas de desarrollo y, por ende, las miradas del mundo académico europeo, anglosajón y latinoamericano. Alan Knight (1997) lo asume desde la evidencia del impacto de la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial, la hegemonía estadounidense en el hemisferio, a lo que se puede agregar la Guerra Fría y la denominada Segunda Globalización (722). De igual modo, es un referente importante para la Historia occidental y del continente mismo el impacto de la Revolución mexicana, la Revolución cubana, las dictaduras del Cono Sur y ciertos fenómenos de populismo, entre otros hechos que despertaron el interés académico y abrieron nuevas líneas de investigación en la latinoamericanística. En la ruta lineal de comienzos de siglo y siguiendo el caso norteamericano, se destaca Herbert Eugene Bolton (1870-1953), considerado historiador pionero de la frontera hispano-americana. Este autor inicia una recopilación sistemática de fuentes y bibliografía, 26 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX y publica grandes estudios monográ�cos sobre la Historia Colonial de Nueva España y los territorios comprendidos entre California y Florida (McKanna 1979). Fue una gran autoridad en su tiempo y quien creó la conocida teoría de Bolton. Se diferenció de su mentor Frederick Jackson Turner (1861-1932), quien propuso el concepto «frontera» para entender la historia de los Estados Unidos. Aquel argumentó que la historia de los Estados Unidos no es posible comprenderla si no se tiene en cuenta la historia de otras naciones americanas. En otras palabras, para entender su historia se requiere de una mirada holista. Bolton contribuyó con sus textos sobre historia de las Américas y sus exploraciones, y traducciones al inglés de diarios de soldados y sacerdotes españoles; ello estimuló su escritura sobre el «periodo colonial» español, especialmente a partir del concepto spanish borderlands y la teoría de Bolton. Este autor, durante las primeras décadas del siglo veinte, motivó la extensión del conocimiento sobre la Historia de América. Asimismo, consideró que la Historia europea no puede aprenderse sin conocer la historia de las Américas. Bolton también participa del debate entre la unidad y diversidad de América, y ve en su historia a una «Gran América», por lo cual es el artí�ce de la Teoría Continental, lo que signi�ca ver una unidad histórica en el continente (Bolton 1933, 448-474)9. Su apuesta partió de la crítica a las historias nacionalistas europeas con las cuales se pretendía generalizar una Historia europea; experiencia que consideraba no debía repetirse para el caso del hemisferio occidental. Los anteriores aportes a la Historia latinoamericana en los Estados Unidos coinciden con una política norteamericana abierta de intervención en la cuenca del Caribe y una política hemisférica hacia los países ubicados al sur del río Bravo. Finalizada la Primera Guerra Mundial, inicia una in�uencia predominantemente norteamericana que es importante en la vida política, económica y militar de la región. Surgen también revistas especializadas respaldadas por gremios nacionales de historiadores profesionales. Es el caso de Hispanic American Historical Review aprobada en 1916. El primer número se pública dos años más tarde con el título Ibero-American Historical Review10, gracias al respaldo de la American Historical Association, que estaba bajo la presidencia de John Franklin Jameson (1859-1937). El proyecto es considerado 9 Este texto es debatido por Lewis Hanke ([1963] 1964, versión en castellano). Sin embargo, es Edmundo O’Gorman (1906-1995) quien primero reaccionó ante la teoría de Bolton (Hidalgo Nuchera 2005, 409). 10 Ver página o�cial del Hispanic American Historical Review en https://read.dukeupress.edu/ hahr. La revista cuenta con el apoyo de la Duke University Press desde 1926. 27 Renzo Ramírez Bacca el más antiguo y el principal órgano de los especialistas profesionales norteamericanos en Historia de América Latina y su inicio representó el crecimiento de la subdisciplina en Norteamérica. Lewis Hanke (1905-1993), otro historiador norteamericano que trabaja el periodo colonial de la América española, es editor fundador del Handbook of Latin American Studies en 193611, el cual se constituye en el primer instrumento bibliográ�co conocido en Norteamérica. El Handbook se convierte en un referente importante para los investigadores latinoamericanistas, y el desarrollo de colecciones y librerías sobre América Latina en el mundo entero. Asimismo, organiza una guía de fuentes hispanoamericanas para el estudio de los virreinatos en México y Perú (1535-1700) en colaboración con Gunnar Mendoza y Celso Rodríguez (Tanodi 1987). Hanke (1964) también participaría en el debate sobre la unidad o diversidad de América, y se apoya en la idea de una América diversa (383-422). No por otra razón este autor es considerado el padre del área de los estudios latinoamericanos en los Estados Unidos12. También, hay que advertir que el primer auge de publicaciones sobre Latinoamérica se da en los años treinta, en el contexto de la política del «buen vecino» del presidente Franklin D. Roosevelt (1882-1945), quien impulsó dichos estudios (Bushnell 2004, 261). Además, se contaba con el programa interdisciplinario sobre Latinoamericana de la Foundation Rockefeller, fundada en 1913 por John D. Rockefeller, Frederick Taylor Gates y John D. Rockefeller Jr. En ese periodo, se destacan las propuestas de Bolton, pero también de Edward Gaylord Bourne (1860-1908), Arthur P. Whitaker (1895-1979) y Frank Tannebaum (1893-1969) (Skidmore 1998, 106). Mientras tanto, en América Latina, nos recuerda Sergio Bagú (1996), la Historia era un terreno de cultivo de la tradición con una función legitimadora y limitada al pasado nacional. La multiplicidad de las cátedras universitarias, y la fundación de academias y centros de 11 Ver página o�cial del Handbook of Latin American Studies en http://lcweb2.loc.gov/hlas/ 12 Tomas Skidmore (1998) señala que luchó contra la leyenda negra en torno a la caricatura de los conquistadores españoles y ofreció en cambio una interpretación causal en torno la lucha de España contra el etnocentrismo anglosajón (109). Además, hizo énfasis en el elemento pro- indianista en la tradición española. En plena Guerra Fría -1967-, Hanke señala que la enseñanza de la historia de América Latina no debe ser utilizada como una acción política particular o política económica de los Estados Unidos en América Latina y, por ende, la Historia no debe ser una disciplina «objeto de 'crisis'», por el contrario, debe ser considerada objeto de estudio, así como un importante segmento de la historia mundial. El debate estuvo abierto en los Estados Unidos, más aún cuando lo propuesto por Hanke consistía en tomar en cuenta la disciplina para formar mejores ciudadanos y no especialistas. 28 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX historia, son síntomas de la trascendencia del pensamiento positivista (ya adquirido en el siglo XIX, considerado el Siglo de la Historia), el cual podría denominarse neopositivismo historiográ�co (55-56). Los historiadores con vocación autodidacta buscaron cierta identidad de lo nacional con tinte patriótico y acontecimental. Asimismo, persiguieron una conciencia histórica que les permitiera afrontar nuevos fenómenos de modernización, traducidos en el crecimiento urbano, en cierta especialización agro-exportadora —identi�cada en las primeras décadas del siglo XX—, y en nuevas divisiones político-administrativas internas. Entender esas nuevas con�guraciones, no era posible sin contextualizar la historia nacional con fenómenos de la historia universal e incluso sin considerar la dualidad aborigen y europea de sus raíces. En este enfoque, es válido aclarar, rea�rmando a Pietschmann (2000), se mantenía la tendencia a ver la historia latinoamericana como una prolongación de la europea (26). En este contexto, lo positivo radica en el inicio de un desarrollo unitario, basado particularmente en el «periodo colonial». Esta es una teoría expuesta tiempo después por Francisco Morales Padrón (1923-2010), a quien se le conoce por «la tesis de que la historia de América es parte de la de Occidente» (Hidalgo Nuchera 2005, 410)13; en parte, porque se evidencian fenómenos históricos más amplios como la colonización, el imperialismo y distintas fases del capitalismo que se desprenden del mundo anglosajón e hispánico (2005, 410). Sin embargo, tampoco era la teoría dominante, pues también estaba la postura de Germán Arciniegas (1900-1999) sobre la «tesis de las cuatro Américas», fundada a partir de la evidencia de cuatro áreas culturales: indoespañola, portuguesa (Brasil), inglesa (Estados Unidos) y franco- inglesa (Canadá) (408). La temporalidad del periodo colonial, común para los países de la región, contribuirá a evidenciar ciertas fases de organización de los imperios coloniales (en especial el ibérico), y las raíces de los procesos independentistas y de la formación de los estados-nación. En términos generales, hasta 1945, y según Bagú (1996), el «fenómeno político es concebido como la lucha por el poder estatal central, por parte de los historiadores, aunque se encuentran excepciones notables en autores cuya preocupación se orienta a lo económico, social y cultural para anunciar los nuevos objetos de la investigación» (56). 13 Partidarios son también Roberto Fernández Retamar y Enrique Semo; cf. Morales Padrón (1954, 21-38; 1972, 21-22). 29 Renzo Ramírez Bacca Las entreguerras El Panamericanismo —orientación a ver una América unida, con el protagonismo norteamericano, para enfrentar la in�uencia externa—, representa el �n del aislamiento rooseveltiano como interés principal de los estadounidenses entre 1939 y 1946. Aquel constituye una estrategia, propuesta en el marco del enfrentamiento a las amenazas de la Alemania nazi; este condensa la tendencia y el esfuerzo por agrupar a una América Latina, por buscar un alineamiento continental durante la Guerra Fría (1947-1991). Este enfoque, en cierta medida, contribuye a la creación de cierta producción de escaso valor cientí�co y se orientó a un pasado reciente. También, se destacó la O�ce of the Coordinatior of Inter-American A�airs, encabezada por Nelson Rockefeller (1940- 1944), la cual fue orientada a labores propagandísticas e intercambios artísticos, culturales y académicos. Entre tanto, la Hispanic American Review mantuvo criterios de calidad en la selección de publicaciones de resultados de investigación. Retomando la experiencia germana, solo en el periodo de las entreguerras, los historiadores empiezan a reconsiderar su interés sobre la historia del imperio colonial español. Aunque geógrafos y etnólogos como Otto Quelle (1879-1959), Karl-Heinrich Panhorst (n.d.) y George Friederici (1866-1947) ofrecieron otras contribuciones (König y Kusche 1994, 698-699). En el caso de España, la guerra civil impulsó la emigración de no pocos intelectuales, historiadores y estudiantes, cuya actividad fue intensa en los últimos años de la República (1934-1936). Lo anterior conllevó a consecuencias en el desarrollo de los estudios sobre Latinoamérica en décadas posteriores. No obstante, surgen revistas especializadas como Ibero América o Hispanoamérica. Además, durante el régimen de Francisco Franco (1939-1975), se crean cátedras y cursos sobre América Latina en las principales universidades, aunque favoreciendo el concepto de «Hispanoamérica». Asimismo, se crea el Instituto de Cultura Hispánica14. En las primeras décadas del régimen franquista, se dieron tendencias a limitar el acceso a las fuentes primarias, a potenciar la visión ideológica del régimen, y a otorgar al Estado y a la política 14 Luego, se conoció como Centro Iberoamericano de Cooperación e Instituto de Cooperación Iberoamericana. En la actualidad, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) es el principal instrumento de cooperación exterior que posee España. No obstante, la institución ha sido promotora de lineamientos y políticas interesantes. Por ejemplo, se ha orientado hacia la Historia, la Historia del Arte y la Etnohistoria: sus temas de investigación son la expansión española y la época de los trabajos cientí�cos. 30 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX económica un papel protagónico. En realidad, los investigadores no tenían mucha libertad y preferían ocuparse de épocas alejadas y menos comprometidas. No obstante, la Casa Velásquez, una institución de investigadores, fue un escenario de intercambio y apoyo a historiadores interesados en la historia colonial latinoamericana. En Sevilla, el Archivo de Indias ha sido de gran importancia para las investigaciones históricas y un espacio de consulta obligada para centenares de doctorandos e investigadores latinoamericanos15. En cualquier caso, a mediados de siglo, anglosajones (especialmente estadounidenses) e iberoamericanos se dieron a la tarea de debatir sobre la diversidad o la unidad de América Latina (cf. Hidalgo Nuchera 2005, 407-421). En un escenario donde la historiografía hispanoamericana sufre la incidencia de un mundo perturbado, impactado por la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, esta última apartó prácticamente toda la actividad investigativa de los historiadores, obstaculizó los contactos y los intercambios, los cuales solo después de la posguerra se reanudaron lentamente. A tal punto que la Historia de América Latina, como sub-disciplina, empieza adquirir fuerza solo en el periodo de la post-guerra. La posguerra mundial Como lo señala Bagú (1996), entre 1945-1975 se diferencian los elementos historia-ciencia, historia-técnica e historia-profesión. Se crean nuevas condiciones en los historiadores, pero también una dependencia. En este periodo tiene lugar la subordinación profesional hacia las instituciones académicas y docentes. De esta índole, el Estado contribuye a acentuar la importancia de la técnica y a atenuar el horizonte apolítico dentro del cual el historiador actúa y a veces se de�ne. Estas condiciones incidieron en el modo de pensar sobre el pasado (1996, 56). Emerge la Escuela de Berkeley sobre Historia Demográ�ca de América Latina en la Universidad de California con la participación de historiadores como Woodrow Wilson Borah (1912-1999), un interesado en la geografía e historia que le da un carácter interdisciplinario a su formación, y quien trabaja un proyecto de historia demográ�ca colonial mexicana con Sherburne F. Cook (1896-1974) (Vásquez 2000, 3-5; Klein 2000, 1-3). Hay también una tendencia a la creación o consolidación de programas de historia; pero, de igual modo, al fortalecimiento de la Historia de 15 Para un balance, cf. Calderón Quijano (1987). 31 Renzo Ramírez Bacca América Latina en Europa (Pietschmann 2000, 23). La producción, organización y acumulados bibliográ�cos que resultan es también un efecto de recuperación que es ascendente a partir de 1955, lo cual no se mani�esta en los países latinoamericanos. Lo anterior no escapa de ciertas características y particularidades de la latinoamericanística: falta de recursos, ausencia de problemáticas ambiciosas y nuevas escuelas, entre otras. Los temas y épocas de atención principal siguieron siendo la Independencia y la Colonia, y la preocupación era dotar al gran público y el hispanoamericanismo de buenos manuales o libros de texto. Recordemos que las corrientes historiográ�cas más importantes en el siglo XX fueron en particular las derivadas de la Escuela Francesa de los Annales y el Marxismo. En el caso de Francia, varios de sus historiadores contribuyeron a la comprensión de la historia latinoamericana y a una amplia difusión de la misma. Uno de ellos es François Chevalier (1914- 2012) quien es un mexicanista y especialista sobre los países andinos. Recibió apoyo de Marc Bloch y del etnólogo Paul Rivet en su orientación inicial hacia el Archivo de Indias, y luego en la práctica de campo para conocer el medio geográ�co y humano del caso mexicano. Le precedieron en su aventura otros franceses como Robert Ricard (1990- 1984), Jacques Soustelle (1912-1990) y Guy Stresser Peán (1913-2009) (Marichal 1990, 37-42). En los años cincuenta es un historiador social y económico in�uyente que se destaca por la originalidad de los temas, y su interés por los cambios y las problemáticas, especialmente en México y Perú, aún muy desconocidas en su tiempo. Le da importancia al trabajo de campo para entender ciertos fenómenos que no siempre se pueden comprender desde los archivos, así como a la interdisciplinaridad y el comparatismo para rendir cuenta de un acontecimiento («Reseña ¿Quién…?» 2011). Asimismo, pueden mencionarse obras de amplia vulgarización a mediados de siglo como los aportes de los historiadores franceses Pierre Chaunu (1923-2009) y Jean Descola (1909-1981)16. En Alemania, pasada la Segunda Guerra Mundial, puede considerarse a Richard Konetzke (1897-1980) y Hermann Kellenbenz (1913-1990), según Köning y Kusche (1994), como los fundadores de la investigación y la enseñanza de la Historia de América Latina en Alemania; aportaron a la historia del periodo colonial y también a las relaciones económicas entre Alemania y América Latina (699). Konetzke, un historiador interesado en su trabajo de campo y en la identi�cación de fuentes para 16 Ver trabajos representativos como Chaunu (1949) o Descola (1954, obra traducida como Los conquistadores del imperio español en 1959). 32 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX la historia demográ�ca y social hispanoamericana (Ramos 1997, 7-9), también aportó a la formación de hispanistas y latinoamericanistas, centrado en Colonia a partir de 1954 (Mörner 1997, 1). Junto con Kellenbenz crean Historia de Estado, Economía у Sociedad de América Latina, conocido como el Jahrbuch, uno de los anuarios más importantes en el campo latinoamericanista internacional, según lo señala Magnus Mörner (1997). También, al igual que los historiadores de la época, se preocupó por la publicación de colecciones de materiales primarios, los cuales motivaron la hispanoamericanística en las nuevas generaciones de historiadores (1-2). Magnus Mörner (1924-2012) muestra, además, que se puede vulgarizar sin rebajar el tema latinoamericano en Escandinavia, en 1957. En dicho año, publica su libro Latin Amerika, Kulturländernas Historia, de trecientas cincuenta páginas, con mapas y cuyo contenido en un poco más de la cuarta parte del texto versa sobre el período colonial y precolonial, y el resto sobre los siglos XIX y XX. En esos años, no habría equivalentes en Europa, al mostrarse su libro como un texto cómodo y bien hecho, en el cual las páginas consagradas al período precolombino dan muestra de agudeza. Mörner (1954) se daría a conocer en el ámbito francés y europeo con su estudio consagrado al Paraguay colonial. Es un texto que se encuentra por fortuna en inglés y castellano. Allí, la caracterización que ofrece el historiador se apoya en los antecedentes prehispánicos, el proceso de colonización y sus consecuencias, la migración europea y africana, la creación de una sociedad multiétnica, el proceso de urbanización, las económicas de exportación y las grandes propiedades, y los cambios políticos sufridos a través del tiempo17. El historiador sueco colaboró en el Ibero Amerikanska Bibliotekt och Institutet vid Handelshogskolan18 (el cual se a�rmaba como centro de publicaciones y donde trabajó como bibliotecario en 1951, para luego ser su director entre 1957 y 1965) y en la Göteborgs Universitet, donde enseñó Sverker Arnoldsson (1908-1959)19, a quien se le debe el trabajo 17 Se trata de «Las características de Latinoamérica en el contexto de la historia universal» (1998), publicado en una traducción de Eva Aguirre. 18 El instituto apoyaría las publicaciones de la correspondencia del naturalista sueco Eberhard Manek af Rosenschold en castellano; el informe del mismo Mörner sobre el mestizaje en la historia iberoamericana; el estudio de Berndt Arne Björnberg (1908-1983) sobre poblaciones indígenas y cooperativismos; sobre caudillos y militares de Mörner; y, del mismo modo, un estudio del escritor venezolano Rómulo Gallegos. 19 Historiador político del siglo XVII, primero y luego brillante hispanista. Arnoldsson se había consagrado cada vez más a la historia hispanoamericana. La escuela hispanoamericanista sueca se a�rma inicialmente en la etnología para luego orientarse en la historia. Cf. Mörner (1960, 72-74). 33 Renzo Ramírez Bacca sobre la leyenda negra anti-hispánica, publicado post mortem y que haría época porque explica los orígenes y evoluciones de la propaganda anti-hispánica (Arnoldsson 1960, 3). Su activismo en medio de los historiadores ibero-americanistas, como lo recuerda Jose�na Zoraida Vásquez (2013), lo llevó a ser uno de los fundadores de la Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos en 1975 y de la Nordic Association of Latin American Studies en 1973 (1389). La institucionalidad del gremio latinoamericanista en el continente europeo es la impronta que re�eja lo que se venía desarrollando en décadas anteriores, pues es evidente que a comienzos de los años 60 ya se contabilizaban miles de títulos, entre libros, notas y artículos, que, si mal pudieron ser repetitivos en sus contenidos, pueden considerarse como el primer gran boom latinoamericano en Europa20. Revolución cubana y Guerra Fría La Revolución cubana, iniciada en 1959, es un referente histórico en el mundo occidental. Los cambios generados en la isla y el impacto que tienen estos en el hemisferio reaniman el interés por estudios sobre el área en el ámbito mundial, al tiempo que América Latina se convierte un escenario de disputa y atención de las potencias mundiales21. La política norteamericana orientada hacia la región se denominará Alianza para el Progreso —programa propuesto por el gobierno de John F. Kennedy (1961-1963), cuya intención era convertir a Latinoamérica en un mundo moderno—, para contrarrestar los efectos políticos de la Revolución; mientras la Unión Soviética establecerá un programa de apoyo y colaboración, en cooperación con el bloque de países socialistas, para implementar el sistema socialista en la isla. En el anterior contexto, se inicia, entre otros, un proceso reformista orientado al sector agrario que permitiría un auge de textos sobre la cuestión agraria, las estructuras agrarias, haciendas y latifundios, y estudios sobre el café y la caña de azúcar; lo cual, de cierto modo, tiene relación con el auge de la historia económica y social latinoamericana. Siguiendo a Pieschmann (2000), es un contexto histórico en el cual Latinoamérica adquiere gran importancia tanto para los países en Europa y Norteamérica como para los investigadores. El con�icto este-oeste, la explosión demográ�ca y la urbanización mani�esta a 20 Un trabajo que aborda las grandes líneas del momento es el de Chaunu (1965). 21 La Alianza para el Progreso es iniciada por la administración John F. Kennedy en 1961 con el �n de establecer una mayor cooperación y asistencia económica, política y social con los países de la región; �naliza en 1970. 34 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX mediados del siglo XX constituyen un terreno abonado para abordar el continente desde nuevos enfoques y una nueva realidad histórica. Pero, en igual sentido, dicho antagonismo tiene gran in�uencia desde el punto de vista de la modernidad técnica y el dinamismo económico; la solidaridad, respecto a las sociedades étnico-culturalmente diferentes; y el abastecimiento de las necesidades básicas sociales en amplios estratos de la población. Es en este contexto que surgen grandes movimientos políticos, y escuelas cientí�cas de ambos lados (23-24). Por ejemplo, un rasgo del medio norteamericano es el establecimiento de los History Departments, cátedras y centros interdisciplinarios de estudios latinoamericanos. Hay una gran producción sobre Historia de América Latina en inglés. La etiqueta «Latino-América» empieza a utilizarse después de la Segunda Guerra Mundial, en vez de «Iberoamérica» que se usaba antes en el medio anglosajón. El avance de la sub-disciplina se evidencia en las conferencias organizadas por la American Historical Association. También, se observa un manejo puramente mecánico de las grandes bibliografías periódicas como el Handbook of Latin American Studies. En cualquier caso —y no obstante algunas observaciones críticas que se pueden plantear en torno al medio universitario, los procesos de formación y desarrollo de la latinoamericanística, en los años sesenta—, los estudios son fuertes como área en el campo de la investigación y la docencia. En esos años, John Jonson se destaca por defender y promover la democracia en América Latina, y por explicar cómo se da la Revolución cubana. Este autor utiliza el término «sector», en vez del concepto «clase», y tiene aversión contra el marxismo. Su libro Political Change in Latin America ganó el premio Bolton, señala Skidmore (1998, 110). Adicional, advierte que la tipi�cación de los latinoamericanitas se diferencia en un antes y un después de la Revolución cubana, por ello agrupa a los estudiosos, algunos como «radicales», otros como «integracionistas» (111-117). En el mismo escenario norteamericano, llega el segundo boom en los años 70, en el marco de un fenómeno global que se caracteriza por la simpatía y solidaridad hacia Latinoamérica, donde se destaca, como ya se mencionó, el impacto de la Revolución cubana y el liderazgo de Fidel Casto en un contexto de la Guerra Fría. No obstante, la caracterización principal para entender la historia latinoamericana son los libros de textos que, según Bushnell (2004), «no son sólo ellos en �n de cuentas la fuente más leída» (263); un formato que, de igual modo, se utilizó con 35 Renzo Ramírez Bacca una intencionalidad similar en la Unión Soviética. Hay que advertir que el área latinoamericanista no fue del todo prioritaria en las universidades de Estados Unidos, si se le compara con las de África y Asia, y respecto a los apoyos para asuntos de cooperación e investigación. En el ambiente aun prevalecían juicios de valor sobre la «inferioridad» del sub-continente heredados de la vieja escuela europea (Skidmore 1998, 107). América Latina era considerada parte del llamado Tercer Mundo, un concepto que surge en los años 50 y que trató de refutar sin éxito Magnus Mörner (1998) de modo tardío, pues al �nal se adoptó como etiqueta para caracterizar a los países latinoamericanos, africanos y asiáticos hasta el �n de la Guerra Fría (135). En cualquier caso y de acuerdo con �omas Bender y Mauricio Tenorio Brillo (2000), los que estudian la Historia de los Estados Unidos, son considerados como los Americanist y constituyen el grupo mayoritario. Además, se dividen entre ellos y el resto, aunque se tratase de una historia que ha tenido fuertes rasgos de parroquialismo y nacionalismo, pero que de todos modos recibiría la in�uencia de la historia social inglesa, en especial de E. P. �omson (1924-1993) en los años 70 y 80 (73). Mientras tanto en Europa, durante la década 1960, factores económicos y políticos in�uyeron en el incremento de estudios sobre América Latina. La revolución de Fidel Casto y la imagen romántica de Ernesto «Che» Guevara crean un gran impacto, a pesar de no ser comparable con la guerra de Vietnam, en las nuevas generaciones. Los jóvenes se hicieron políticamente importantes en los regímenes de Europa Oriental. El incremento de una tendencia anti-americanista en América Latina y un descenso gradual de la hegemonía norteamericana, permitió una apertura mínima de inversiones europeas en el Continente. El marxismo, como concepción, se empieza a valorar para la comprensión de los procesos históricos de Iberoamérica. En los países de Europa del Este, es la base teórica, aunque adquiere rasgos ortodoxos y dogmáticos. En Francia, resalta la visión estructuralista, criticada por la casi anulación del hombre en la historia. Y, en el mundo anglosajón (Gran Bretaña y Estados Unidos), se da una variable social y empírica en donde se destacan André Gunder Frank (1929-2005), el ya mencionado E. P. �ompson, Eric Hobsbawm (1917-2012), Charles Wright Mills (sociólogo) (1916-1962) y Oscar Lewis (antropólogo) (1914-1970) cuyas obras tuvieron gran impacto en América Latina. En Alemania, se destaca también Manfred Kossok (1930-1999), quien trabajó bajo la 36 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX orientación de Walter Marcov (1909-1993) y Konetzke, no solo por la rigurosidad investigativa sino también por su enfoque marxista sobre las relaciones socio-económicas entre la época colonial y la emancipación (cf. Guerra Vilaboy 1994, 361-372). Sin embargo, el grupo que comanda la Historia de América Latina en Europa estaba en Francia. La educación francesa se caracteriza por su alta y tradicional calidad. El grupo principal giraba alrededor de la Escuela de los Annales. En los años sesenta y comienzos de los setenta, hay un gran número de programas sobre la historia del continente. Algunos de los autores más representativos son Marcel Bataillon (1895- 1977), Pierre Chaunu (1923-2009), François Chevalier (1914-2012) y Fréderic Mauro (1921-2001). En el Reino Unido, los estudios se intensi�caron también en la década 1960. En contraste con sus colegas franceses, los americanistas británicos han estado considerablemente organizados. En dicho territorio, se destaca la labor de Robert Arthur Humprheys (1907-1999), fundador del Institute of Latin American Studies en Londres. La información sobre su per�l de docencia, proyectos de investigación y publicaciones son de fácil acceso. Una gran parte de estos americanistas colabora de manera extraordinaria en los intercambios que existen con los Estados Unidos, el cual logró atraer a un gran número de americanistas británicos. También, relucen otros centros y revistas tales como Cambridge Latin American Studies, Journal of Latin American Studies y Society of Latin American Studies. Los británicos tienen poca simpatía con los debates ideológicos y teóricos, pero ofrecen un amplio número de estudios empíricos y un predominio de la Historia. No sobra remarcar la ya mencionada y determinada in�uencia de la historia social británica y de los considerados historiadores radicales que ya mencionamos y que se identi�can como marxistas en todo el continente. En esa dirección, John Huxtable Elliott (1930- ) y Raymond Carr (1919-2015) son conocidos por sus trabajos sobre la historia de España. Retomando el caso germano habría que recordar la existencia de la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana entre 1949 y 1990. Las investigaciones históricas profesionales, en la parte occidental, empiezan a darse solo en los años sesenta, en donde prevaleció cierta exclusión de lo que se creaba en Alemania Oriental. Sin embargo, con el liderazgo de Mörner y desde la Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos (AHILA), fundada formalmente en 1978, se hicieron esfuerzos por superar la barrera frente a la Europa Oriental 37 Renzo Ramírez Bacca que incluía además de la Alemania Oriental, otros países de esta parte del continente (Giraudo 2008)22. En la Alemania Occidental —propiamente en Colonia— se crea hacia 1956 el Departamento Ibérico y Latinoamericano del Seminario de Historia con la in�uencia de Richard Konetzke (König y Kusche 1994, 700). También se consolidan iniciativas gremiales como la Asociación Alemana de Investigación sobre América Latina en 1965 que convoca a un congreso anual desde 1999, entre otras actividades que realiza23. Asimismo, se estable en las ciencias históricas, como un saber, la Historia de América Latina española y portuguesa con tendencia a incluir la región del mar Caribe en la universidades (König y Kusche 1994, 700). El Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas, conocido como Anuario de Historia de América Latina (JbLA)24, es una de las publicaciones más relevantes al destacarse por contribuciones que no eran del todo conocidas en la historiografía occidental; por ejemplo, sobre demografía peruana y migraciones europeas en el siglo XIX. La revista fue fundada en 1964 por Konetzke y Hermann Kellenbenz (1913-1990) con el título Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtscha� und Gesellscha� Lateinamerikas. En la actualidad, se destaca por publicar trabajos inéditos sobre historia colonial y contemporánea de América Latina en español, portugués, inglés y alemán. En la Universidad de Berlín, en 1970, se crea el Instituto Latinoamericano y, en la misma ciudad, se ubica el Instituto Iberoamericano de la Fundación Cultural Prusiana, cuyos antecedentes remontan a 1920, con su Iberoamerikanisches Archiv. En la actualidad, edita la revista Iberoamericana25, en cooperación con el Instituto de Estudios Latinoamericanos en Hamburgo y la Editorial Iberoamericana en Frankfurt y Madrid. Mientras tanto, en la Alemania Oriental la historia latinoamericana era considerada como una asignatura con pocos profesores y estudiantes. Sin embargo, el predominio eran las contribuciones desde la sociología, la arqueología y la etnología, las cuales de cierto modo despertaban cierta solidaridad con los pueblos indígenas americanos. La experiencia más importante estaba en la Universidad de Leipzig que estaba inmersa 22 Cf. con el balance sobre aportes historiográ�cos en Pietschmann (2005, 13). 23 Ver página o�cial de Asociación Alemana de Investigación sobre América Latina en http:// www.adlaf.de/es/ueber-adlaf/praesentation.php. 24 Ver página o�cial del Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas. Anuario de Historia de América Latina en: https://journals.sub.uni-hamburg.de/ojs3/index.php/jbla/about. 25 Ver página o�cial de Iberoamericana en http://journals.iai.spk-berlin.de/index.php/ iberoamericana/index. 38 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX en la tradición de la historia del mundo comparativo, la historia cultural y los métodos interdisciplinarios de Karl Gotthard Lamprech (1856- 1915), cuya experiencia fue inspiradora en la formación del francés Marc Bloch (1886-1944). Resumiendo, había distintas universidades con centros, cátedras e instituciones dedicadas a la historia latinoamericana desde distintas perspectivas temáticas y estudios de caso, en especial, el Imperio español, México, Paraguay, Nicaragua, Cono Sur, Nueva Granada o Colombia; principalmente, en Eichstätt, Leipzig, Bielefeld, Hamburgo, Berlín y Colonia. Como lo consideran König y Kusche (1994), en la actualidad, la historia latinoamericana no hace parte del contexto de la historia universal eurocentrista; por el contrario, es una rama de investigación independiente y está contribuyendo «…a modi�car imágenes, ideas y modos de pensar preconcebidos» que se habían construido en el pasado (715). Sin embargo, se trata de un cuerpo investigativo pequeño y poco preocupado por difundir sus resultados en los países iberoamericanos, según lo advierte Pietschmann (2005, 10). Retomando el caso sueco, tan solo en los años 70 y 80 se da cierto auge a la investigación y a la enseñanza de la historia en institutos de enseñanza secundaria y departamento de estudios hispánicos de la región (AHILA 2004, 16). Mörner logró crear la Sección de Historia de Países del Tercer Mundo en la Escuela de Historia de la Universidad de Gotemburgo, la que desaparece tiempo después de iniciar su periodo de jubilación, y después de ser Director del Instituto de Estudios Ibero- americanos de la Universidad de Estocolmo. En otros países europeos, como Checoslovaquia, fueron las revoluciones anti-estadounidenses de los años 50 y 60 en Guatemala, Bolivia y Cuba las que motivaron la organización de cursos de historia y cultura latinoamericana en la Universidad Carolina, en Praga y la Universidad Universidad Palacký, en Olomouc (Opatrný 2001a, 3). En dicho escenario, se destaca Josef Vincent Polišenský (1915-2001) quien funda y dirige el Centro de Estudios Ibero-Americanos de la Universidad Carolina y el anuario Ibero-americana Pragensia. Este académico adoptó la mirada marxista para el estudio de las estructuras sociales en función de rasgos generales del desarrollo, según lo recuerda Josef Opatrný (2001b, 1). El principio del Centro fue la interdisciplinaridad en la sub-disciplina. El libro Historia de América Latina, resultado de investigaciones de archivo en varios países de Europa y América Latina, fue reconocido especialmente en México y España; este fue un aporte 39 Renzo Ramírez Bacca importante de Polišenský (Opatrný 2001b, 1). Pero fue el cambio de sistema socio-político en 1989 el que trajo un impacto de�nitivo en la iberoamericanística checa y en los discípulos de Polisenský, quienes continuaron en su labor con temas como la migración checa, en especial hacia Argentina y Brasil, y las relaciones económicas con Latinoamérica. También se crea el Departamento de América Latina en el marco del Instituto de los Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Checoslovaquia, donde se desarrolla un interés por las historias del movimiento obrero y los movimientos izquierdistas de Nicaragua, Chile y Cuba, entre otros países (Opatrný 2001a, 379-380). En cualquier caso, la latinoamericanística checa tiene especial potencial en las áreas de Historia y Literatura. En Hungría, se destaca Tibor Wittman (1923-1972), quien fundó el Departamento de Historia de América Latina en la Universidad de Szeged, en 1967. Luego, este se convirtió en Departamento de Humanidades, manteniendo el énfasis en América Latina y la historia de España. En plena Guerra Fría, dicho académico se dedicó al Tercer Mundo con énfasis en América Latina, en especial, Cuba y Bolivia. Esta labor fue continuada por Ádám Anderle (1943-2016) quien creó el Centro de Estudios Históricos de América Latina y organizó el Congreso Europeo de Historiadores Latinoamericanistas en 1987, lo cual representó el referente más grande los latinoamericanistas húngaros. Anderle (2013) sería presidente de la AHILA (365). Precisamente, la década de 1980 fue la de mayor productividad en el área, pero con énfasis en la historia política del siglo XX. De hecho, Anderle recibió el premio por la Casa de las Américas con la obra Movimientos políticos en el Perú, entre las dos guerras mundiales (1985). Después, vendrían años de agotamiento de las temáticas desarrolladas hasta mediados de los noventa. En cualquier caso, se crea la Asociación de los Latinoamericanitas de Hungría en 1990 y sus investigadores seguirán participando en congresos internacionales. Es posible que la debilidad de este caso está en que la obras se publican en húngaro y no son del todo conocidas en otros ámbitos por su poca visibilidad y circulación. Hoy existe una escuela de doctorado con énfasis en historia del mundo hispano (Anderle 2013, 375-376). En Rusia, el interés por los estudios latinoamericanos, aunque esporádico, data de comienzos del siglo XX. Anteriormente, el imaginario de los rusos se apoyó en los ensayos de viajeros, militares y diplomáticos, pero en los años treinta la formación de cuadros cientí�cos marxistas 40 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX para el estudio de América Latina en la Internacional Comunista fue determinante, según Andrei Schelchkov (2017). En realidad, se hacía complejo lograr interpretaciones de la historia regional ante la falta de fuentes �dedignas, el carácter fragmentario de la información y la ideologización del estalinismo, según lo señala Vladímir Davydov (2006). La problemática histórica inicial fue la Guerra de Independencia a cargo de V. Miroshevskii y posteriormente de sus discípulos (Schelchkov 2017, 156). Esta problemática fue decisiva para entender, en los presupuestos marxistas ortodoxos, las revoluciones, los procesos históricos y las condiciones de desarrollo socio-económicas de gran relevancia en Latinoamérica. Varias instituciones se dedicaron a estudiar la región, entre otras, las Universidades Estatales de Moscú y de Leningrado, el Instituto de Relaciones Exteriores; y, más tarde, el Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de la URSS, y el Instituto de Investigación Cientí�ca de la Coyuntura del Ministerio de Comercio Exterior de la URSS. No obstante, fue la Revolución cubana, en especial, las razones políticas, lo que hizo despegar la latinoamericanista soviética a partir de la creación del Instituto de Latinoamérica en 1961 (Davydov 2006, 14-33). Dicha Revolución fue interpretada de diferentes modos con el paso de los años, pero siempre se mantuvo bajos las lógicas de la ideologización, politización y teorización marxista de corte ortodoxo (Schelchkov 2017, 163). En los años setenta, se evidencia una fase de estudios integrales sobre la región. Por su parte, en los años 80 los estudios históricos se centran en las particularidades del desarrollo capitalista, con la con�guración de una visión de «capitalismo dependiente», y otra de «capitalismo de desarrollo intermedio», lo cual permite identi�car estudios sobre historia socioeconómica y los procesos de formación socio-económica en algunos contextos nacionales. Según lo señala Davydov (2017), pese a las limitaciones ideológicas de esos años, se logró una madurez teórica, rompiendo con el determinismo lineal y proponiéndose una visión de «desarrollo multivariante» del desarrollo de los países de la región en el marco común de su perifericidad históricamente determinada (183)26. No obstante, cierto refugio para evitar los temas ideologizados se dio en el área de estudios culturales, �losó�cos, antropológicos y multidisciplinarios, con temas sobre culturas pre-colombinas (aztecas 26 Cf. Davydov (2006). 41 Renzo Ramírez Bacca e incas) y el pensamiento sociocultural latinoamericano, entre otros (Schelchkov 2017, 165-166). Posterior a la perestroika (apertura) de Mijaíl Gorbachov (1985- 1991), siguió una fase caracterizada por el eclecticismo teórico, el subjetivismo derivado de las simpatías
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