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Historia de América Latina

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INTRODUCCIÓN A LA 
HISTORIA DE AMÉRICA 
LATINA DEL SIGLO XX
Renzo Ramírez Bacca
Colección Ensayos
Facultad de Ciencias de la Educación
Colección Maestría en Historia
2020
Reservados todos los derechos
Ramírez Bacca, Renzo
Introducción a la historia de América Latina del siglo XX / Renzo Ramírez Bacca - 
Pereira: Editorial Universidad Tecnológica de Pereira, 2020
237 páginas (Colección Maestría en Historia - Colección Ensayos)
ISBN: 978-958-722-449-8
e-ISBN: 978-958-722-450-4
1. América Latina - Historia 2. América Latina - Condiciones sociales 3. América 
Latina - Política y gobierno 4. América Latina - Relaciones internacionales 
5. América Latina - Historia económica 6. América Latina - Revoluciones
CDD. 980.9
© Renzo Ramírez Bacca
©Universidad Tecnológica de Pereira
Primera edición, 2020
ISBN: 978-958-722-449-8
e-ISBN: 978-958-722-450-4
Universidad Tecnológica de Pereira
Vicerrectoría de Investigaciones, Innovación y Extensión
Editorial Universidad Tecnológica de Pereira
Pereira, Colombia
Coordinador editorial:
Luis Miguel Vargas Valencia
luismvargas@utp.edu.co
Teléfono 313 7381 
Edi�cio 9, Biblioteca Central “Jorge Roa Martínez”
Cra. 27 No. 10-02 Los Álamos, Pereira, Colombia
www.utp.edu.co
Montaje y producción:
Christian Javier Niño Posada, cjnino@utp.edu.co
Maestría en Historia / Universidad Tecnológica de Pereira
Imagen de portada:
Elaboración propia del autor
Impresión y acabados: 
Gráficas Olímpica
Pereira 
El presente texto es inspirado en mi labor como profesor de Historia 
de América Latina, por lo cual agradezco a los estudiantes de la 
Universidad Nacional de Colombia que compartieron mis lecciones, 
ejercicios y requerimientos en los últimos años. Tuve la fortuna de 
compartir con estudiantes de diferentes niveles del pregrado de la carrera 
de economía, ciencia política e historia. En tal sentido fueron siempre 
mi referente, fuente de inspiración y motivación. Gracias a todos ellos. 
El manuscrito no hubiera sido posible sin el respaldo del Consejo 
de Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad 
Nacional de Colombia - Sede Medellín (Colombia). El cuerpo colegiado 
y la institución avalaron mi propuesta para un periodo sabático de seis 
meses, tiempo en el cual pude rastrear, consultar y leer la documentación 
escogida, pero en especial, concentrarme en la escritura del texto. 
Especial agradecimiento al Comité Asesor de la Maestría en Historia 
de la Universidad Tecnológica de Pereira (Colombia) por su aval 
académico y por proponer la edición del presente libro ante el Consejo de 
Facultad de Ciencias de Educación de la misma universidad. Asimismo, 
a los pares anónimos que leyeron el trabajo, y al Dr. John Jaime Correa 
por su lectura crítica y sugerencias al manuscrito.
El autor
San Sebastián de Palmitas, 12 de mayo de 2020
Agradecimientos
Contenido
Prólogo .......................................................................................... 11
Primera parte: Latinoamericanística ................................... 15
Capítulo uno: Latinoamericanísta europea y 
anglosajona: Una mirada panorámica .............................. 17
Introducción .................................................................................... 19
Antecedentes .................................................................................... 19
Oteando al Nuevo Mundo desde Europa ............................... 19
Enfocando desde las nacientes disciplinas ............................. 21
Miradas desde la coyuntura y la institucionalización ................. 26
Las entreguerras ......................................................................... 30
La posguerra mundial ............................................................... 31
Revolución Cubana y Guerra Fría ........................................... 34
En el ocaso de los grandes paradigmas ................................... 43
Segunda parte: Economía .......................................................... 49
Capítulo dos: A modo de introducción ............................ 51
Algunas teorías ................................................................................ 53
Territorio y población ..................................................................... 55
Urbanización, poblamiento y desarrollo económico ................. 58
Capítulo tres: Experiencias y fases 
socio-económicas .................................................................... 61
Antecedentes y crecimiento primario exportador ...................... 63
Caso argentino ........................................................................... 65
Primera Guerra Mundial (1914-1918) ................................... 68
Caso mexicano ........................................................................... 70
Crecimiento orientado hacia dentro (1930-1945) ...................... 72
Gran Depresión (1929-1939) ................................................... 72
Segunda Guerra Mundial (1939-1945) ................................... 76
Era cepalina (1945-1960) ............................................................... 77
Raúl Prebisch y la Comisión Económica para 
América Latina (CEPAL) .......................................................... 77
Integración y pensamiento económico latinoamericano 
versus la crisis de la industrialización por sustitución de 
importaciones .................................................................................. 79
Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y el 
Pacto de Mercado Común Andino ......................................... 81
El caso cubano y la revolución socialista ..................................... 81
Experimentación y liberación económica: países del 
Cono Sur .......................................................................................... 83
Caso chileno: la era de reforma versus Chicago Boys ........... 84
Caso brasileño ............................................................................ 87
Década perdida (años 80) y colapso del socialismo cubano ..... 88
Colapso socialista cubano y apertura económica 
(1990-1993) ................................................................................ 88
Neoliberalismo global e industria �nanciera .............................. 90
Caso mexicano (1982-1994) .................................................... 90
Comportamiento brasileño ...................................................... 93
Tercera parte: Sociedad y política ........................................ 97
Capítulo cuatro: Reformismo agrario ............................ 99
Problemática: a modo de introducción ...................................... 101
Agrarismo mexicano (1910-1958) .............................................. 105
Reforma agraria cubana (1959-1963) ......................................... 107
Reformismo agrario latinoamericano y la Alianza para el 
Progreso (1961) ............................................................................. 109
Caso chileno (1962-1973): «[...] la tierra a quienes la 
trabajan» 110
Reformismo agrario militar peruano (1969-1974) ................... 112
Capítulo cinco: Populismo histórico ............................. 117
Introducción .................................................................................. 119
Movimiento peronista argentino ................................................ 122
Capítulo seis: Dictaduras militares ............................... 131
Introducción .................................................................................. 133
Conceptualización y caracterización .......................................... 134
Estado Burocrático-Autoritario en Argentina (1976-1983) .... 140
Caso chileno (1973-1990) ............................................................ 146
Capítulo siete: Revoluciones ............................................ 155
Introducción .................................................................................. 157
Revolución cubana ........................................................................
160
Capítulo ocho: Relaciones interamericanas ............... 173
Introducción .................................................................................. 175
Antecedentes .................................................................................. 176
Tendencias en el proyecto de unidad ......................................... 182
Organización de Estados Americanos (OEA) durante la 
Guerra Fría ..................................................................................... 183
El caso de Guatemala .............................................................. 186
El caso de Cuba ........................................................................ 188
Tendencias reformistas ................................................................. 190
Reflexiones finales: Pensar Latinoamérica ...................... 193
Referencias ................................................................................. 201
Lista de Tablas
Tabla 1. Población en América Latina (1900-2000) .............................. 59
Tabla 2. Población nacida en el exterior (Argentina, 1869-2001) ....... 67
Tabla 3. Leyes de reforma agraria en el siglo XX ................................. 103
Tabla 4. Dictadores en Latinoamérica y el Caribe (siglo XX) ............ 137
Tabla 5. Revoluciones latinoamericanas (siglo XX) ............................ 160
Lista de Figuras
Figura 1. Hemisferio occidental .............................................................. 56
Figura 2. América Latina y el Caribe ...................................................... 57
Figura 3. Inmigrantes italianos en Argentina en 1918 ......................... 66
Figura 4. Crisis del 29. Bar ayudando con comida a los 
desempleados ........................................................................................ 73
Figura 5. Textileras en Colombia ............................................................ 74
Figura 6. John Maynard Keynes. Feasting with panthers: Keynes ....... 76
Figura 7. Raúl Prebisch ............................................................................. 78
Figura 8. Juan Domingo Perón .............................................................. 122
Figura 9. Evita Perón ............................................................................... 125
Figura 10. Jorge Rafael Videla Oath ...................................................... 145
Figura 11. Miembros de la Junta Militar, 1973 .................................... 148
Figura 12. Fidel Castro y el «Che» Guevara ......................................... 162
Abreviaturas
AAA Alianza Anticomunista Argentina 
AL América Latina 
ALyC América Latina y el Caribe 
CAP Cooperativas Agrarias de Producción
CEME Centro de Estudios Miguel Enríquez
CEPAL Comisión Económica para América Latina
CNC Confederación Nacional Campesina 
DINA Dirección de Inteligencia Nacional
ELN Ejército de Liberación Nacional 
ERP Ejército Revolucionario del Pueblo
EE. UU. Estados Unidos 
INDEC Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República 
Argentina 
INRA Instituto Nacional de Reforma Agraria 
FARC Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
FAO Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la 
Agricultura 
FMI Fondo Monetario Internacional 
FPMR Frente Patriótico Manuel Rodríguez
OEA Organización de Estados Americanos 
OECD Organisation for Economic Co-operation and Development
OLAS Organización Latinoamericana de Solidaridad
ONU Organización de Naciones Unidas 
PIB Producto Interno Bruto 
RCMRE Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores
SAIS Sociedades Agrícolas de Interés Social
TIAR Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
UNISEF Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
URSS Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
Historiar América Latina es un ejercicio complejo, pues se trata de un objeto de estudio en construcción permanente y con 
diversas posibilidades de teorización. El primer acercamiento puede 
hacerse a partir de la delimitación de ciertos marcos temporales (pre-
colombino, conquista, virreinato y republicano), los cuales identi�can 
el comienzo y �n lineal de un proceso histórico determinado. Sin 
embargo, Latinoamérica es diversa y compleja, a lo cual puede 
agregarse la tradición individualista e internacionalista del historiador 
en el momento de ofrecer su comprensión u horizonte interpretativo. 
Por tal motivo, una delimitación temporal para su compresión no es 
su�ciente; ya sea por la particularidad geográ�ca de los casos regionales 
o nacionales, el variopinto étnico y cultural, el impacto de fenómenos 
externos en sus diversos procesos, la temporalidad misma que es 
cambiante desde una perspectiva historiográ�ca; y, asimismo, por el 
potencial multidisciplinario e internacional —especialmente europeo y 
estadounidense—, que tiene América Latina como objeto de estudio. 
Entonces, cualquier intento de síntesis requiere de ciertas 
advertencias sobre sus límites y alcances. En tal sentido, el contenido 
de este texto se limita a una comprensión concreta sobre América 
Prólogo
Latina en el siglo XX, inspirada inicialmente en calidad de historiador 
y luego como profesor-investigador visitante y viajero en diferentes 
escenarios europeos y americanos. Pero, en especial, gracias al ejercicio 
de enseñanza de la historia latinoamericana dirigido a estudiantes 
de pregrado de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la 
Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín.
Es válido señalar que el presente texto se enfoca en ciertos problemas 
o fenómenos históricos, que pueden considerarse representativos de la 
región durante el siglo XX. No es un resultado de investigación macro de 
archivos con fuentes primarias; pero, en cambio, se inspira en lecturas 
de diversos textos resultados de investigación, documentación o�cial, 
libros de texto, artículos de prensa, reseñas y documentos audiovisuales 
y sonoros. Nos quedan pendientes otros fenómenos que merecen 
atención en una futura entrega; estos, relacionados con la cultura, la 
religión, el medio ambiente, el narcotrá�co, la migración, entre otros. 
La intención no es apoyarnos en etiquetas particulares al ideario 
geopolítico y cultural —relación o no—, de España y Portugal. 
Asimismo, desde una perspectiva social, no nos centraremos en 
visiones indigenistas, eurocentristas o anglosajonas. Nos apoyaremos 
en lo posible en una mirada procesal sobre determinados fenómenos 
históricos buscando desarrollar una perspectiva latinoamericanista. 
La crítica de fuentes, metodológicamente, subyace en la narrativa 
a partir de la confrontación de datos y su comprensión en el contexto 
histórico de cada caso o fenómeno observado, sin olvidar que las 
limitaciones del género ensayístico hacen implícita dicha técnica. 
La temporalidad de los casos, puesta en un enfoque histórico, puede 
hacer ver a estos como limitados o incompletos debido a que, en algunos, 
es solo una escena o muestra representativa; y en otros, perdieron 
las características iniciales que fueron objeto de atención inicial. A 
modo de ejemplo, el «populismo histórico» de mediados del siglo XX, 
di�ere de los neopopulismos de �nales de la centuria; las relaciones 
interamericanas son distintas de lo que fueron antes de la Segunda 
Guerra Mundial o lo que signi�caron durante y después de la Guerra 
Fría. Asimismo, las revoluciones en la región, sin duda, no permiten 
trabajarse del mismo modo, con igual profundidad, pues dependen del 
impacto del caso y de qué tanto se ha investigado previamente. Visto del 
anterior modo, se comprende por qué estudiar la Revolución cubana 
se hace más relevante —debido a su impacto, universalidad y atención 
prestada por la latinoamericanística occidental—, que otras como la 
12
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
mexicana, nicaragüense, entre otras. En tal sentido, la escogencia de 
los casos, los límites temporales del análisis y la observación de los 
fenómenos históricos no son casuales o
super�ciales; su profundidad y 
atención en el tiempo responde a factores y limitaciones propias de un 
trabajo de esta naturaleza.
Respecto de la perspectiva teórica de la narrativa, es válido advertir 
que se trata de un trabajo especialmente empírico con un enfoque 
histórico-comprensivo. En tal sentido, cada dato es un elemento potencial 
de análisis micro-, más no de teorización generalizante. No se tiene la 
intención de teorizar en torno a resultados previos y tampoco mirar, de 
modo diferente, las líneas y comprensiones diversas y complejas que se 
han ofrecido sobre Latinoamérica, se trata en cambio de aproximarnos 
y comprender este acumulado historiográ�co logrado en el siglo XX. 
Esta es una guía para estudiantes y docentes interesados en la Historia 
de América Latina del siglo XX. Está dirigida también a un público 
amplio interesado en lograr una aproximación y fundamentación 
comprensiva. Es también una invitación a consultarla como una 
herramienta de trabajo y de lectura con miras a lograr una versión 
sucinta sobre ciertas problemáticas y casos de la historia económica, 
social, política y diplomática.
Iniciemos entonces con una lectura historiográ�ca de la 
latinoamericanística occidental, en otras palabras, con una comprensión 
sobre las distintas miradas realizadas desde los ámbitos europeo y 
anglosajón durante los últimos tiempos.
13
Renzo Ramírez Bacca
Primera parte
Latinoamericanística
Capítulo uno
Latinoamericanísta 
europea y anglosajona:
Una mirada panorámica
1
Introducción
Esta parte ofrece una comprensión historiográ�ca derivada de distintas representaciones en torno a Latinoamérica. La pregunta 
esencial es: ¿Cuáles son las experiencias y principales hitos en los 
estudios sobre América Latina? Una cuestión que implica remontarse 
a los antecedentes que datan de los tiempos de la Conquista y los 
virreinatos, para luego considerar la fase republicana y llegar al �nal 
del siglo XX. Interesa resaltar algunos contextos socio-políticos que 
permitan considerar experiencias sobre las formas de historiar, de modo 
especial, desde el espectro europeo y anglosajón. Es básicamente una 
síntesis de la historiografía latinoamericanística, pero ofrece al tiempo 
una visión panorámica que considera los cambios en las concepciones 
sobre el sub-continente a través del tiempo. 
Antecedentes 
Oteando al Nuevo Mundo desde Europa
Las primeras miradas europeas respecto del hemisferio occidental 
o Nuevo Mundo se apoyan en los cronistas españoles y portugueses, 
que podemos tipi�carlos del siguiente modo: El primero, compuestos 
por descubridores, soldados, sacerdotes o funcionarios que fueron 
protagonistas y participaron de los procesos del descubrimiento y la 
conquista; y, el segundo, por representantes de la historia o�cial, que 
manejaron gran información desde sus despachos, especialmente 
desde el Consejo de Indias, creado en 1524 (Fernández López 2020). 
Empezando a ser nombrados en 1526, los cronistas de Indias fueron los 
encargados o�ciales y retrataron el mundo prehispánico, sus ciudades, 
además de sus relatos sobre la geografía, el paisaje, la fauna y la �ora. 
Esas miradas se dieron desde lo que se puede denominar «cultura 
occidental»1. Fueron obras que no siempre se publicaron en su tiempo, 
incluso en la actualidad, se procuran publicar algunas de estas por su 
carácter inédito. Los círculos de difusión fueron reducidos e incluso se 
utilizaron por otros cronistas posteriormente. Sin embargo, debemos 
advertir que también existieron cronistas indígenas —descendientes no 
pocos de la nobleza aborigen— y mestizos, pero sus escritos no fueron 
reconocidos y difundidos en su tiempo. En conjunto, ambos grupos 
abarcaron aspectos propios del descubrimiento y la conquista, y la 
historia de los virreinatos. Es una escritura que acentúa las identidades 
de los virreinatos respecto de la metrópolis (España) y que surge en los 
siglos XVI y XVII. 
En oposición al anterior género y en concordancia con ciertos 
experimentos �losó�co-naturales, el modo de comprender el Nuevo 
Mundo empieza a reorientarse, mostrando a América como un 
continente joven con fauna y �ora «inferiores». Hay que recordar al 
naturalista y cosmólogo francés Georges-Louis Leclerc Bu�on (1707-
1788), uno de los cientí�cos predecesores de las teorías evolucionistas. 
En sus estudios sobre los fósiles y la comparación de sus anatomías 
concluiría que la tierra había sufrido diferentes cambios, sin precisar 
temporalidades sobre dichos cambios (Bu�on [1749] 1853). También 
tenemos a Cornelius de Pauw (1739-1799), holandés de gran autoridad 
en su tiempo y experticia sobre las Américas y el origen de sus pueblos. 
Nunca estuvo en el «nuevo continente», pero sus miradas etnológicas 
e «investigaciones �losó�cas» fueron bien recibidas por los europeos 
de �nales del siglo XIX (Pauw 1768, 1774, 1788). Los textos de Bu�on 
(1853), entre otros cientí�cos, exploradores y naturalistas, llegaron a 
ciertas conclusiones. Una de ellas es que los nativos americanos eran 
1 El término «cultura occidental» se asocia al conjunto manifestaciones �losó�cas, artísticas, 
literarias, y tradiciones político-legales europeas y espacios extra-europeos que se relacionan con el 
viejo continente por fenómenos de inmigración, colonización e in�uencia cultural.
20
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
inferiores a los de norte y occidente de Europa, en parte por el clima y 
la geografía del Hemisferio occidental. Asimismo, se destaca el escritor 
francés Guillaume �omas François Raynal (1713-1796) cuyos aportes 
a la historia política y �losó�ca de las Indias, en particular, sobre 
el establecimiento del comercio en las dos Indias, (la del sur y la del 
norte de América) incluyeron aspectos sociales, religiosos, comerciales, 
esclavistas, y de igual modo apreciaciones sobre la Revolución 
norteamericana desde la perspectiva del enciclopedismo francés.
La discusión sobre las diferencias entre el viejo y el nuevo mundo 
estuvieron en el orden del día durante la Ilustración. En Europa se 
empezó a tener conciencia de estas diferencias a partir de la dicotomía: 
inferioridad o superioridad, que se apoyaba en las conjeturas en torno 
a las causales provenientes desde la geografía, el clima y la raza (Gerbi 
1960). Ello marca un derrotero: se empieza a ver a América, no como un 
continente homogéneo, por el contrario, varias Américas, diversas entre 
sí, según lo advierte Patricio Hidalgo Nuchera (2005).
Enfocando desde las nacientes disciplinas
Durante el siglo XIX se institucionalizan nuevas ciencias y disciplinas 
en el ámbito universitario y académico2. En las primeras décadas, se 
dieron ciertas experiencias que inciden posteriormente en el modo 
de comprender a los pueblos americanos. Puede advertirse que en sus 
inicios la historia y representaciones del continente estaba en manos 
de expedicionarios, viajeros, la escuela histórica de la geografía y la 
etnología.
Un ejemplo de esos tiempos son los alemanes Alexander Freiherr 
Von Humboldt (1769-1859) y Karl Ritter (1779-1859). Ambos son 
considerados los fundadores de la geografía moderna y por lo cual 
esta adquiere importancia como metodología de estudio3. Humboldt 
se interesa por cuestiones históricas que repercuten en círculos liberal-
republicanos (Pietschmann 2000, 27), resultado de su labor como 
expedicionario cientí�co en la llamada América meridional en 1799 
—una excepción en los tiempos pre-independentistas para un europeo 
2 Hay que advertir que no pocos trabajos fueron escritos, en la intencionalidad de exponer 
diversos aspectos sobre el subcontinente, entre los siglos XVI-XIX. Curtis Wilgus (1942) resalta 
un buen número autores para los casos del Brasil, México, Florida, América Central, Tierra Firme, 
Perú, La Plata y West Indies durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Adicional a los anteriores, 
también referencia historiadores ocupados sobre Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Cuba, Santo 
Domingo y Haiti,
Puerto Rico, Colombia, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Argentina y 
Uruguay durante el siglo XIX.
3 Humboldt y Ritter también coincidieron en su oposición a la esclavitud y su comercio.
21
Renzo Ramírez Bacca
y que resultaba gratuita para la Corona española—. El proyecto dejó 
varios resultados, es el caso del manuscrito impreso Cristóbal Colón y el 
descubrimiento de América: historia de la geografía del nuevo continente 
([1892] 1914) y su Ensayo político sobre el reino de la Nueva España 
(1799-1804) ([1811] 1966). No por otra razón a Humboldt se le conoció 
como «el descubridor cientí�co del Nuevo Mundo» en el siglo XX 
(Ortega y Medina, 1988, 674); es quien redescubre a América, a través 
de la Historia, superando los mitos de «El Dorado» y la «leyenda negra» 
anti-hispánica, como advierten Hans-Joachim König y Dagmar Kusche 
(1994, 692); una mirada que no fue seguida por la escuela historicista 
germana y tampoco en los tiempos recientes, puesto que la obra del 
cientí�co alemán se ve desde una mirada regional, estrictamente 
nacionalista en algunos países latinoamericanos, y en otros como una 
mirada totalizadora sobre el mundo hispanoamericano, según Juan 
Ortega y Medina (1988, 673). 
Respecto de Ritter fueron varios sus aportes; por ejemplo, su interés 
por explicar las relaciones del hombre y el medio físico, poniendo 
acento en la vida social y los procesos históricos, lo que lo convierte 
en un precursor de la interpretación geográ�ca de la Historia. Propuso 
aprender de las relaciones entre diferentes formas de materia y las 
áreas geográ�cas individuales. Hizo del método comparativo un modo 
para explicar fenómenos naturales, se acercó al concepto de paisaje, 
las relaciones entre la naturaleza y los elementos de la civilización 
y la cultura. Intentó demostrar la in�uencia de la naturaleza en el 
hombre, promoviendo el desarrollo de la geopolítica. Se interesó por la 
población humana de un área especí�ca, y consideraba que el hombre 
in�uye en el espacio en el cual vive, y, a su vez, es «educado» por las 
ventajas y obstáculos que ofrece ese espacio. Su atención también se 
orientó al desarrollo cultural de cada área, y por ende se convirtió en 
un fundador del estudio histórico de las regiones (Encyclopedia.com 
2019). Sin embargo, en su obra, considerada incompleta, Die Erdkunde 
im Verhältniss zur Natur und zur Geschichte des Menschen [Earth Science 
in Relation to Nature and the History of Man] ([1817–1818] 1822–1859), 
contribuyó sólo para los casos de África y Asia. 
La geografía y la geología eran consideradas una misma área de 
estudio hasta 1820. Fueron los aportes de Humboldt y Ritter los que 
inspiraron para que América fuera vista desde la óptica de la geografía 
histórica regional moderna, la cual se orientó a la exploración del globo 
terrestre y la ocupación europea de territorios, e incluso comenzó a 
22
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
llamársele Geografía Humana y Antropología (Ortega y Medina 1988, 
676). La otra óptica, en la cual se inscribió, fue la Geografía Estadístico-
Política que empezaba a desarrollarse y llegaba a lo sumo hasta la 
Independencia; y la tercera, en consideración de Horst Pietschmann 
(2000), fue la historia de la población indígena que se dio más desde 
una perspectiva etnológica (26-27)4. Sin embargo, había en cambio una 
tendencia a integrar de manera general el proceso, pero este fracasa. 
¿Por qué razón?
De una parte, porque en Europa prevaleció durante mucho tiempo la 
mirada negativa de inferioridad sobre el indígena y el Nuevo Mundo y 
especialmente en la zona indio-ibérica, que dejaron los ya mencionados 
Bu�on y Pauw, y que en el caso alemán retomó el �lósofo Georg 
Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831). Es más, se señaló que la única 
opción de desarrollo civilizatorio solo sería posible en Norteamérica. Es 
el comienzo de una doble imagen: la del Norte y la del Sur, que prevalece 
en la actualidad. Una imagen que nunca se apoyó en estudios empíricos 
y que in�uyó en el pensamiento, interés y posteriores estudios realizados 
por historiadores y geógrafos sobre América Latina durante todo el 
siglo XIX, según lo advierte König y Kusche (1994, 692-693). Por un 
lado, porque la Historia, con el liderazgo de Leopoldo von Ranke (1795-
1886) en la Universidad de Berlín a partir de 1825, empieza a ofrecer 
un sentido cientí�co a las comprensiones sobre el pasado, las cuales se 
centraron principalmente en los problemas de formación del Estado 
alemán. Fueron pocas las investigaciones históricas sobre las sociedades 
latinoamericanas realizas por alemanes durante el siglo XIX. Estas solo 
se limitaron principalmente a la �gura de Simón Bolívar en el contexto 
de los procesos de separación y emancipación de los virreinatos, y la 
constitución de las repúblicas; un interés que crece con una forma 
diferente de estudiarlo solo a �nales de la centuria (König y Kusche 1994, 
694-695). Por otro lado, porque con la creación de los nuevos Estados 
nacionales en Latinoamérica y el ocaso de los regímenes monárquicos, se 
identi�can historiadores que participan en la reconstrucción del pasado 
como parte de su lucha política. El ejemplo cercano lo vemos en el 
historiador y político neogranadino José Manuel Restrepo Vélez (1781-
1863), nombrado como secretario del Interior y Relaciones Exteriores 
4 En cualquier caso, fue el maestro Vidal de la Blache (1845-1918), quien recibió la in�uencia de 
Ritter y Humboldt y también del pensamiento de Ratzel sobre la geografía humana, el cual propuso 
la idea de hacer descripciones regionales y muestra a los paisajes como resultado de la in�uencia 
humana en los elementos naturales; todo en el marco de factores económicos, sociales y políticos, 
le da importancia al trabajo del hombre fuera de los límites de la re�exión geográ�ca.
23
Renzo Ramírez Bacca
del Libertador, con su obra Historia de la Revolución de la República 
de Colombia (1858 [1827]) e Historia de la Nueva Granada (1836): La 
primera considerada obra inaugural de la historiografía republicana, la 
cual contribuyó a resaltar elementos patrióticos y una visión de nación 
en el siglo XIX; una participación muy discutida que conlleva a revisar 
esa historia politizada, y frecuentemente radical y bipartidista (liberal 
o conservadora) en el siglo XX. Sin embargo, su aporte no prejuzga 
el valor cultural de los nuevos Estados, cuyo contexto, siguiendo a 
Pietschmann (2000), se enmarca en el triunfo político del liberalismo 
y el constitucionalismo, la recepción del positivismo, el historicismo, 
la institucionalización de la educación, la ciencia y la Historia —vista 
como una nueva ciencia—, y por lo cual se crean ciertas circunstancias 
favorables para la creación de las llamadas historias nacionales (25). 
El �n de los virreinatos y la creación de las nacientes repúblicas de corte 
liberal permiten evidenciar además fenómenos particulares a procesos 
de industrialización, libre comercio y especialización exportadora, 
en los cuales es relevante el papel de Inglaterra, Francia, Alemania y 
Estados Unidos. Los modelos de una universidad de investigación y 
otra profesionalizante, pero en especial la institucionalización de nuevas 
ciencias, también permiten que el Nuevo Mundo pueda verse de otra 
manera. Hay una mayor apertura y apropiación del sub-continente. 
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, desde Alemania, el 
continente fue nuevamente un objeto de estudio de la Escuela histórica de 
la Geografía y la Etnología, y de exploradores cientí�cos como el alemán, 
discípulo de Humboldt, Alfred Hettner (1859-1941) (König y Kusche 
1994, 697). Sin desconocer que la literatura o los relatos producidos 
por viajeros (algunos pintores, otros cientí�cos o diplomáticos) fue de 
gran aceptación en los medios europeos5. Todos ellos contribuyeron a 
crear un imaginario y representación sobre el conjunto de las nacientes 
repúblicas. Asimismo, surgen en Europa los llamados americanistas, 
asignación
orientada a investigadores especialistas de diferentes 
disciplinas como la etnología, la arqueología y de diversas ramas de la 
antropología. Estos se organizan luego en la Societé des Américanistes 
en París (Francia) en 1895, presentando sus resultados preliminares 
y avances de investigación sobre las sociedades y culturas amerindias 
en diversos congresos en Europa y América6. También, aparecen los 
5 Para una comprensión sobre los relatos de viajeros sobre Latinoamérica como fuente de 
información ver Mörner (1992, 193-240).
6 Los antecedentes sobre el interés por el Nuevo Mundo y los pueblos amerindios pueden 
veri�carse en el marco de las experiencias del Museo de Historia Natural de París a comienzos del 
24
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
altamericanistas con un enfoque interdisciplinario en el que convergen 
la arqueología, la �lología, la historia y la etnología. Estos se ocuparán 
de la historia antigua de los pueblos precolombinos desde una 
perspectiva «aislacionista» o «difusionista». Estos se diferencian de los 
iberoamericanistas los cuales corresponden a la historia del conjunto de 
países americanos que formaron parte los reinos de España y Portugal. 
A �nales del siglo XIX surge un movimiento cultural «indianista»7; de 
ello surge la noción de indoamérica que tuvo eco en los países de fuerte 
in�uencia indígena, según lo señala Pietschmann (2000, 31).
Las diferentes miradas y términos sobre el hemisferio van a identi�car, 
en dichas corrientes, una lucha ideológica y, en el menor de los casos, 
distintas visiones geo-políticas. Recordemos el papel dominante de 
algunas potencias europeas. Un ejemplo es la popularización del 
término «América Latina», hecha por Napoleón III (1808-1873) durante 
su mandato como emperador (1852-1870), acepción que fue utilizada 
por latinoamericanos residentes en Francia8. Uno de ellos, el escritor 
colombiano José María Torres Caicedo, en 1857, acuñaría el término 
«América Latina» en su poema «Las dos Américas» por lo que, a juicio 
de Carlos Marichal (2015, 708), es el verdadero padre del término.
El país galo inicia la distinción, asimismo en información o�cial 
estadística, entre las américas del norte y del sur, la cual se extenderá 
por lo menos hasta la Primera Guerra Mundial (Streckert 2012, 183). 
En la comprensión de Pietschmann (2000), esta tiene una connotación 
de rechazo a la referenciación tradicional ibérica y de ampliación de su 
herencia, al considerar la incidencia de su tradición romance y latina 
en Europa, y marcar la diferencia entre la Europa germana, anglosajona 
y protestante; pero, en especial, contra la extensión de los Estados 
Unidos (30-31); fenómeno que se evidencia al iniciar la expansión del 
imperialismo norteamericano al sur de su frontera.
siglo XIX. Sobre sus orígenes, se puede consultar a David Browman (1998, 8-19).
7 En palabras de Carlos Arcos Vázquez e Ivett Reyes-Guillén (2015): el indianismo, puede 
considerarse, de un parte «como una forma de manifestación de la temática indígena en literatura 
y pintura, asociada a formas de representación que establecía una expresión folklórica, exótica 
o idílica del mundo indígena, [pero de otra parte], es también una ideología reivindicativa, es la 
búsqueda, el reencuentro y la identidad con nuestra historia» (137).
8 La población estimada de «suramericanos y mexicanos» era de 2311, cerca de un 40 % 
respecto al grupo total que incluye a norteamericanos con 5777 hacia 1876. Los brasileños (32 
%) constituyeron el grupo más importante de viajeros suramericanos, seguido de argentinos, 
mexicanos, chilenos y colombianos, hacia 1892. Esto explica por qué a los suramericanos se 
les identi�caba como «brasileños» en Paris. Ya a comienzos del siglo XX constituían un grupo 
importante en cuanto su inversión y consumo como visitantes en la sociedad parisina. Al respecto, 
ver Streckert (2012; 185, 192-193).
25
Renzo Ramírez Bacca
De hecho, en Estados Unidos de América, se empieza a dar cierto 
interés por la Historia de América Latina, en particular, sobre el lado 
suroeste hispano-mexicano desde �nales del siglo XIX y principios del 
XX. Tomas Skidmore (1998) advierte que el trabajo pionero y clásico de 
William Prescott (1796-1859) sobre la conquista de México y Perú son 
un referente importante, razón por la cual este es considerado el primer 
historiador cientí�co norteamericano (106). La cercanía limítrofe (pero 
en especial la importancia política, económica y militar) de la frontera 
mexicana y el sur estadounidense ayudan a comprender dicho interés, 
del cual no escapa el tema de la Independencia y la �gura de Simón 
Bolívar. Es comprensible que frente al desconocimiento que se tenía 
sobre la región, el interés inicial fuera conocer los orígenes coloniales 
y el proceso de transformación en repúblicas. Así, tal como lo advierte 
David Bushnell (1923-2010), el caso excepcional que centraron durante 
mucho tiempo la atención de los historiadores norteamericanos lo 
constituye la Independencia mexicana y destaca, a su vez, a William 
Spence Robertson (1872-1955), biógrafo de Francisco de Miranda 
y autor de varios textos sobre la época de la emancipación», como el 
más importante sobre el tema de la «independencia hispanoamericana» 
(Bushnell 2004, 259-260). 
Miradas desde la coyuntura y la institucionalización
Latinoamérica evidencia durante el siglo XX diferentes eventos de 
orden económico, político, social y militar que pueden caracterizarse 
como fenómenos que impactaron sus dinámicas de desarrollo y, 
por ende, las miradas del mundo académico europeo, anglosajón y 
latinoamericano. Alan Knight (1997) lo asume desde la evidencia del 
impacto de la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión, la Segunda 
Guerra Mundial, la hegemonía estadounidense en el hemisferio, a lo que 
se puede agregar la Guerra Fría y la denominada Segunda Globalización 
(722). De igual modo, es un referente importante para la Historia 
occidental y del continente mismo el impacto de la Revolución mexicana, 
la Revolución cubana, las dictaduras del Cono Sur y ciertos fenómenos 
de populismo, entre otros hechos que despertaron el interés académico 
y abrieron nuevas líneas de investigación en la latinoamericanística. 
En la ruta lineal de comienzos de siglo y siguiendo el caso 
norteamericano, se destaca Herbert Eugene Bolton (1870-1953), 
considerado historiador pionero de la frontera hispano-americana. 
Este autor inicia una recopilación sistemática de fuentes y bibliografía, 
26
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
y publica grandes estudios monográ�cos sobre la Historia Colonial de 
Nueva España y los territorios comprendidos entre California y Florida 
(McKanna 1979). Fue una gran autoridad en su tiempo y quien creó la 
conocida teoría de Bolton. Se diferenció de su mentor Frederick Jackson 
Turner (1861-1932), quien propuso el concepto «frontera» para entender 
la historia de los Estados Unidos. Aquel argumentó que la historia de los 
Estados Unidos no es posible comprenderla si no se tiene en cuenta la 
historia de otras naciones americanas. En otras palabras, para entender 
su historia se requiere de una mirada holista. Bolton contribuyó con sus 
textos sobre historia de las Américas y sus exploraciones, y traducciones 
al inglés de diarios de soldados y sacerdotes españoles; ello estimuló 
su escritura sobre el «periodo colonial» español, especialmente a partir 
del concepto spanish borderlands y la teoría de Bolton. Este autor, 
durante las primeras décadas del siglo veinte, motivó la extensión del 
conocimiento sobre la Historia de América. Asimismo, consideró que 
la Historia europea no puede aprenderse sin conocer la historia de 
las Américas. Bolton también participa del debate entre la unidad y 
diversidad de América, y ve en su historia a una «Gran América», por 
lo cual es el artí�ce de la Teoría Continental, lo que signi�ca ver una 
unidad histórica en el continente (Bolton 1933, 448-474)9. Su apuesta
partió de la crítica a las historias nacionalistas europeas con las cuales se 
pretendía generalizar una Historia europea; experiencia que consideraba 
no debía repetirse para el caso del hemisferio occidental. 
Los anteriores aportes a la Historia latinoamericana en los 
Estados Unidos coinciden con una política norteamericana abierta de 
intervención en la cuenca del Caribe y una política hemisférica hacia 
los países ubicados al sur del río Bravo. Finalizada la Primera Guerra 
Mundial, inicia una in�uencia predominantemente norteamericana que 
es importante en la vida política, económica y militar de la región. Surgen 
también revistas especializadas respaldadas por gremios nacionales de 
historiadores profesionales. Es el caso de Hispanic American Historical 
Review aprobada en 1916. El primer número se pública dos años más 
tarde con el título Ibero-American Historical Review10, gracias al respaldo 
de la American Historical Association, que estaba bajo la presidencia 
de John Franklin Jameson (1859-1937). El proyecto es considerado 
9 Este texto es debatido por Lewis Hanke ([1963] 1964, versión en castellano). Sin embargo, 
es Edmundo O’Gorman (1906-1995) quien primero reaccionó ante la teoría de Bolton (Hidalgo 
Nuchera 2005, 409).
10 Ver página o�cial del Hispanic American Historical Review en https://read.dukeupress.edu/
hahr. La revista cuenta con el apoyo de la Duke University Press desde 1926.
27
Renzo Ramírez Bacca
el más antiguo y el principal órgano de los especialistas profesionales 
norteamericanos en Historia de América Latina y su inicio representó 
el crecimiento de la subdisciplina en Norteamérica. 
Lewis Hanke (1905-1993), otro historiador norteamericano que 
trabaja el periodo colonial de la América española, es editor fundador 
del Handbook of Latin American Studies en 193611, el cual se constituye 
en el primer instrumento bibliográ�co conocido en Norteamérica. 
El Handbook se convierte en un referente importante para los 
investigadores latinoamericanistas, y el desarrollo de colecciones y 
librerías sobre América Latina en el mundo entero. Asimismo, organiza 
una guía de fuentes hispanoamericanas para el estudio de los virreinatos 
en México y Perú (1535-1700) en colaboración con Gunnar Mendoza 
y Celso Rodríguez (Tanodi 1987). Hanke (1964) también participaría 
en el debate sobre la unidad o diversidad de América, y se apoya en la 
idea de una América diversa (383-422). No por otra razón este autor es 
considerado el padre del área de los estudios latinoamericanos en los 
Estados Unidos12.
También, hay que advertir que el primer auge de publicaciones sobre 
Latinoamérica se da en los años treinta, en el contexto de la política del 
«buen vecino» del presidente Franklin D. Roosevelt (1882-1945), quien 
impulsó dichos estudios (Bushnell 2004, 261). Además, se contaba con 
el programa interdisciplinario sobre Latinoamericana de la Foundation 
Rockefeller, fundada en 1913 por John D. Rockefeller, Frederick Taylor 
Gates y John D. Rockefeller Jr. En ese periodo, se destacan las propuestas 
de Bolton, pero también de Edward Gaylord Bourne (1860-1908), 
Arthur P. Whitaker (1895-1979) y Frank Tannebaum (1893-1969) 
(Skidmore 1998, 106). 
Mientras tanto, en América Latina, nos recuerda Sergio Bagú 
(1996), la Historia era un terreno de cultivo de la tradición con una 
función legitimadora y limitada al pasado nacional. La multiplicidad 
de las cátedras universitarias, y la fundación de academias y centros de 
11 Ver página o�cial del Handbook of Latin American Studies en http://lcweb2.loc.gov/hlas/
12 Tomas Skidmore (1998) señala que luchó contra la leyenda negra en torno a la caricatura 
de los conquistadores españoles y ofreció en cambio una interpretación causal en torno la lucha 
de España contra el etnocentrismo anglosajón (109). Además, hizo énfasis en el elemento pro-
indianista en la tradición española. En plena Guerra Fría -1967-, Hanke señala que la enseñanza de 
la historia de América Latina no debe ser utilizada como una acción política particular o política 
económica de los Estados Unidos en América Latina y, por ende, la Historia no debe ser una 
disciplina «objeto de 'crisis'», por el contrario, debe ser considerada objeto de estudio, así como un 
importante segmento de la historia mundial. El debate estuvo abierto en los Estados Unidos, más 
aún cuando lo propuesto por Hanke consistía en tomar en cuenta la disciplina para formar mejores 
ciudadanos y no especialistas.
28
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
historia, son síntomas de la trascendencia del pensamiento positivista 
(ya adquirido en el siglo XIX, considerado el Siglo de la Historia), el 
cual podría denominarse neopositivismo historiográ�co (55-56). Los 
historiadores con vocación autodidacta buscaron cierta identidad de lo 
nacional con tinte patriótico y acontecimental. Asimismo, persiguieron 
una conciencia histórica que les permitiera afrontar nuevos fenómenos 
de modernización, traducidos en el crecimiento urbano, en cierta 
especialización agro-exportadora —identi�cada en las primeras décadas 
del siglo XX—, y en nuevas divisiones político-administrativas internas. 
Entender esas nuevas con�guraciones, no era posible sin contextualizar 
la historia nacional con fenómenos de la historia universal e incluso sin 
considerar la dualidad aborigen y europea de sus raíces. En este enfoque, 
es válido aclarar, rea�rmando a Pietschmann (2000), se mantenía la 
tendencia a ver la historia latinoamericana como una prolongación de 
la europea (26). En este contexto, lo positivo radica en el inicio de un 
desarrollo unitario, basado particularmente en el «periodo colonial». 
Esta es una teoría expuesta tiempo después por Francisco Morales 
Padrón (1923-2010), a quien se le conoce por «la tesis de que la historia 
de América es parte de la de Occidente» (Hidalgo Nuchera 2005, 410)13; 
en parte, porque se evidencian fenómenos históricos más amplios 
como la colonización, el imperialismo y distintas fases del capitalismo 
que se desprenden del mundo anglosajón e hispánico (2005, 410). Sin 
embargo, tampoco era la teoría dominante, pues también estaba la 
postura de Germán Arciniegas (1900-1999) sobre la «tesis de las cuatro 
Américas», fundada a partir de la evidencia de cuatro áreas culturales: 
indoespañola, portuguesa (Brasil), inglesa (Estados Unidos) y franco-
inglesa (Canadá) (408). 
La temporalidad del periodo colonial, común para los países de la 
región, contribuirá a evidenciar ciertas fases de organización de los 
imperios coloniales (en especial el ibérico), y las raíces de los procesos 
independentistas y de la formación de los estados-nación. En términos 
generales, hasta 1945, y según Bagú (1996), el «fenómeno político es 
concebido como la lucha por el poder estatal central, por parte de los 
historiadores, aunque se encuentran excepciones notables en autores 
cuya preocupación se orienta a lo económico, social y cultural para 
anunciar los nuevos objetos de la investigación» (56).
13 Partidarios son también Roberto Fernández Retamar y Enrique Semo; cf. Morales Padrón 
(1954, 21-38; 1972, 21-22).
29
Renzo Ramírez Bacca
Las entreguerras
El Panamericanismo —orientación a ver una América unida, con el 
protagonismo norteamericano, para enfrentar la in�uencia externa—, 
representa el �n del aislamiento rooseveltiano como interés principal 
de los estadounidenses entre 1939 y 1946. Aquel constituye una 
estrategia, propuesta en el marco del enfrentamiento a las amenazas de 
la Alemania nazi; este condensa la tendencia y el esfuerzo por agrupar 
a una América Latina, por buscar un alineamiento continental durante 
la Guerra Fría (1947-1991). Este enfoque, en cierta medida, contribuye 
a la creación de cierta producción de escaso valor cientí�co y se orientó 
a un pasado reciente. También, se destacó la O�ce of the Coordinatior 
of Inter-American A�airs, encabezada por Nelson Rockefeller (1940-
1944), la cual fue orientada a labores propagandísticas e intercambios
artísticos, culturales y académicos. Entre tanto, la Hispanic American 
Review mantuvo criterios de calidad en la selección de publicaciones de 
resultados de investigación. 
Retomando la experiencia germana, solo en el periodo de las 
entreguerras, los historiadores empiezan a reconsiderar su interés sobre 
la historia del imperio colonial español. Aunque geógrafos y etnólogos 
como Otto Quelle (1879-1959), Karl-Heinrich Panhorst (n.d.) y George 
Friederici (1866-1947) ofrecieron otras contribuciones (König y Kusche 
1994, 698-699). 
En el caso de España, la guerra civil impulsó la emigración de no pocos 
intelectuales, historiadores y estudiantes, cuya actividad fue intensa en 
los últimos años de la República (1934-1936). Lo anterior conllevó a 
consecuencias en el desarrollo de los estudios sobre Latinoamérica 
en décadas posteriores. No obstante, surgen revistas especializadas 
como Ibero América o Hispanoamérica. Además, durante el régimen 
de Francisco Franco (1939-1975), se crean cátedras y cursos sobre 
América Latina en las principales universidades, aunque favoreciendo 
el concepto de «Hispanoamérica». Asimismo, se crea el Instituto de 
Cultura Hispánica14. En las primeras décadas del régimen franquista, se 
dieron tendencias a limitar el acceso a las fuentes primarias, a potenciar 
la visión ideológica del régimen, y a otorgar al Estado y a la política 
14 Luego, se conoció como Centro Iberoamericano de Cooperación e Instituto de Cooperación 
Iberoamericana. En la actualidad, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el 
Desarrollo (AECID) es el principal instrumento de cooperación exterior que posee España. No 
obstante, la institución ha sido promotora de lineamientos y políticas interesantes. Por ejemplo, se 
ha orientado hacia la Historia, la Historia del Arte y la Etnohistoria: sus temas de investigación son 
la expansión española y la época de los trabajos cientí�cos.
30
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
económica un papel protagónico. En realidad, los investigadores no 
tenían mucha libertad y preferían ocuparse de épocas alejadas y menos 
comprometidas. No obstante, la Casa Velásquez, una institución de 
investigadores, fue un escenario de intercambio y apoyo a historiadores 
interesados en la historia colonial latinoamericana. En Sevilla, el Archivo 
de Indias ha sido de gran importancia para las investigaciones históricas 
y un espacio de consulta obligada para centenares de doctorandos e 
investigadores latinoamericanos15.
En cualquier caso, a mediados de siglo, anglosajones (especialmente 
estadounidenses) e iberoamericanos se dieron a la tarea de debatir sobre 
la diversidad o la unidad de América Latina (cf. Hidalgo Nuchera 2005, 
407-421). En un escenario donde la historiografía hispanoamericana 
sufre la incidencia de un mundo perturbado, impactado por la Guerra 
Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, esta última apartó 
prácticamente toda la actividad investigativa de los historiadores, 
obstaculizó los contactos y los intercambios, los cuales solo después de 
la posguerra se reanudaron lentamente. A tal punto que la Historia de 
América Latina, como sub-disciplina, empieza adquirir fuerza solo en el 
periodo de la post-guerra.
La posguerra mundial 
Como lo señala Bagú (1996), entre 1945-1975 se diferencian los 
elementos historia-ciencia, historia-técnica e historia-profesión. Se 
crean nuevas condiciones en los historiadores, pero también una 
dependencia. En este periodo tiene lugar la subordinación profesional 
hacia las instituciones académicas y docentes. De esta índole, el Estado 
contribuye a acentuar la importancia de la técnica y a atenuar el horizonte 
apolítico dentro del cual el historiador actúa y a veces se de�ne. Estas 
condiciones incidieron en el modo de pensar sobre el pasado (1996, 56). 
Emerge la Escuela de Berkeley sobre Historia Demográ�ca de 
América Latina en la Universidad de California con la participación de 
historiadores como Woodrow Wilson Borah (1912-1999), un interesado 
en la geografía e historia que le da un carácter interdisciplinario a su 
formación, y quien trabaja un proyecto de historia demográ�ca colonial 
mexicana con Sherburne F. Cook (1896-1974) (Vásquez 2000, 3-5; Klein 
2000, 1-3).
Hay también una tendencia a la creación o consolidación de programas 
de historia; pero, de igual modo, al fortalecimiento de la Historia de 
15 Para un balance, cf. Calderón Quijano (1987).
31
Renzo Ramírez Bacca
América Latina en Europa (Pietschmann 2000, 23). La producción, 
organización y acumulados bibliográ�cos que resultan es también un 
efecto de recuperación que es ascendente a partir de 1955, lo cual no 
se mani�esta en los países latinoamericanos. Lo anterior no escapa de 
ciertas características y particularidades de la latinoamericanística: falta 
de recursos, ausencia de problemáticas ambiciosas y nuevas escuelas, 
entre otras. Los temas y épocas de atención principal siguieron siendo la 
Independencia y la Colonia, y la preocupación era dotar al gran público 
y el hispanoamericanismo de buenos manuales o libros de texto. 
Recordemos que las corrientes historiográ�cas más importantes en el 
siglo XX fueron en particular las derivadas de la Escuela Francesa de los 
Annales y el Marxismo. En el caso de Francia, varios de sus historiadores 
contribuyeron a la comprensión de la historia latinoamericana y a una 
amplia difusión de la misma. Uno de ellos es François Chevalier (1914-
2012) quien es un mexicanista y especialista sobre los países andinos. 
Recibió apoyo de Marc Bloch y del etnólogo Paul Rivet en su orientación 
inicial hacia el Archivo de Indias, y luego en la práctica de campo 
para conocer el medio geográ�co y humano del caso mexicano. Le 
precedieron en su aventura otros franceses como Robert Ricard (1990-
1984), Jacques Soustelle (1912-1990) y Guy Stresser Peán (1913-2009) 
(Marichal 1990, 37-42). En los años cincuenta es un historiador social y 
económico in�uyente que se destaca por la originalidad de los temas, y 
su interés por los cambios y las problemáticas, especialmente en México 
y Perú, aún muy desconocidas en su tiempo. Le da importancia al trabajo 
de campo para entender ciertos fenómenos que no siempre se pueden 
comprender desde los archivos, así como a la interdisciplinaridad y 
el comparatismo para rendir cuenta de un acontecimiento («Reseña 
¿Quién…?» 2011). Asimismo, pueden mencionarse obras de amplia 
vulgarización a mediados de siglo como los aportes de los historiadores 
franceses Pierre Chaunu (1923-2009) y Jean Descola (1909-1981)16.
En Alemania, pasada la Segunda Guerra Mundial, puede considerarse 
a Richard Konetzke (1897-1980) y Hermann Kellenbenz (1913-1990), 
según Köning y Kusche (1994), como los fundadores de la investigación 
y la enseñanza de la Historia de América Latina en Alemania; aportaron 
a la historia del periodo colonial y también a las relaciones económicas 
entre Alemania y América Latina (699). Konetzke, un historiador 
interesado en su trabajo de campo y en la identi�cación de fuentes para 
16 Ver trabajos representativos como Chaunu (1949) o Descola (1954, obra traducida como Los 
conquistadores del imperio español en 1959).
32
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
la historia demográ�ca y social hispanoamericana (Ramos 1997, 7-9), 
también aportó a la formación de hispanistas y latinoamericanistas, 
centrado en Colonia a partir de 1954 (Mörner 1997, 1). Junto con 
Kellenbenz crean Historia de Estado, Economía у Sociedad de América 
Latina, conocido como el Jahrbuch, uno de los anuarios más importantes 
en el campo latinoamericanista internacional, según lo señala Magnus 
Mörner (1997). También, al igual que los historiadores de la época, se 
preocupó por la publicación de colecciones de materiales primarios, los 
cuales motivaron la hispanoamericanística en las nuevas generaciones 
de historiadores (1-2).
Magnus Mörner (1924-2012) muestra, además, que se puede 
vulgarizar sin rebajar
el tema latinoamericano en Escandinavia, en 1957. 
En dicho año, publica su libro Latin Amerika, Kulturländernas Historia, 
de trecientas cincuenta páginas, con mapas y cuyo contenido en un 
poco más de la cuarta parte del texto versa sobre el período colonial y 
precolonial, y el resto sobre los siglos XIX y XX. En esos años, no habría 
equivalentes en Europa, al mostrarse su libro como un texto cómodo y 
bien hecho, en el cual las páginas consagradas al período precolombino 
dan muestra de agudeza. Mörner (1954) se daría a conocer en el ámbito 
francés y europeo con su estudio consagrado al Paraguay colonial. Es 
un texto que se encuentra por fortuna en inglés y castellano. Allí, la 
caracterización que ofrece el historiador se apoya en los antecedentes 
prehispánicos, el proceso de colonización y sus consecuencias, la 
migración europea y africana, la creación de una sociedad multiétnica, 
el proceso de urbanización, las económicas de exportación y las grandes 
propiedades, y los cambios políticos sufridos a través del tiempo17.
El historiador sueco colaboró en el Ibero Amerikanska Bibliotekt och 
Institutet vid Handelshogskolan18 (el cual se a�rmaba como centro de 
publicaciones y donde trabajó como bibliotecario en 1951, para luego 
ser su director entre 1957 y 1965) y en la Göteborgs Universitet, donde 
enseñó Sverker Arnoldsson (1908-1959)19, a quien se le debe el trabajo 
17 Se trata de «Las características de Latinoamérica en el contexto de la historia universal» 
(1998), publicado en una traducción de Eva Aguirre.
18 El instituto apoyaría las publicaciones de la correspondencia del naturalista sueco Eberhard 
Manek af Rosenschold en castellano; el informe del mismo Mörner sobre el mestizaje en la historia 
iberoamericana; el estudio de Berndt Arne Björnberg (1908-1983) sobre poblaciones indígenas y 
cooperativismos; sobre caudillos y militares de Mörner; y, del mismo modo, un estudio del escritor 
venezolano Rómulo Gallegos.
19 Historiador político del siglo XVII, primero y luego brillante hispanista. Arnoldsson se había 
consagrado cada vez más a la historia hispanoamericana. La escuela hispanoamericanista sueca se 
a�rma inicialmente en la etnología para luego orientarse en la historia. Cf. Mörner (1960, 72-74).
33
Renzo Ramírez Bacca
sobre la leyenda negra anti-hispánica, publicado post mortem y que 
haría época porque explica los orígenes y evoluciones de la propaganda 
anti-hispánica (Arnoldsson 1960, 3). Su activismo en medio de los 
historiadores ibero-americanistas, como lo recuerda Jose�na Zoraida 
Vásquez (2013), lo llevó a ser uno de los fundadores de la Asociación 
de Historiadores Latinoamericanistas Europeos en 1975 y de la Nordic 
Association of Latin American Studies en 1973 (1389).
La institucionalidad del gremio latinoamericanista en el continente 
europeo es la impronta que re�eja lo que se venía desarrollando en 
décadas anteriores, pues es evidente que a comienzos de los años 60 ya 
se contabilizaban miles de títulos, entre libros, notas y artículos, que, 
si mal pudieron ser repetitivos en sus contenidos, pueden considerarse 
como el primer gran boom latinoamericano en Europa20.
Revolución cubana y Guerra Fría
La Revolución cubana, iniciada en 1959, es un referente histórico en 
el mundo occidental. Los cambios generados en la isla y el impacto que 
tienen estos en el hemisferio reaniman el interés por estudios sobre el 
área en el ámbito mundial, al tiempo que América Latina se convierte un 
escenario de disputa y atención de las potencias mundiales21. La política 
norteamericana orientada hacia la región se denominará Alianza para 
el Progreso —programa propuesto por el gobierno de John F. Kennedy 
(1961-1963), cuya intención era convertir a Latinoamérica en un mundo 
moderno—, para contrarrestar los efectos políticos de la Revolución; 
mientras la Unión Soviética establecerá un programa de apoyo y 
colaboración, en cooperación con el bloque de países socialistas, para 
implementar el sistema socialista en la isla. En el anterior contexto, se 
inicia, entre otros, un proceso reformista orientado al sector agrario que 
permitiría un auge de textos sobre la cuestión agraria, las estructuras 
agrarias, haciendas y latifundios, y estudios sobre el café y la caña de 
azúcar; lo cual, de cierto modo, tiene relación con el auge de la historia 
económica y social latinoamericana.
Siguiendo a Pieschmann (2000), es un contexto histórico en el 
cual Latinoamérica adquiere gran importancia tanto para los países 
en Europa y Norteamérica como para los investigadores. El con�icto 
este-oeste, la explosión demográ�ca y la urbanización mani�esta a 
20 Un trabajo que aborda las grandes líneas del momento es el de Chaunu (1965).
21 La Alianza para el Progreso es iniciada por la administración John F. Kennedy en 1961 con el 
�n de establecer una mayor cooperación y asistencia económica, política y social con los países de 
la región; �naliza en 1970.
34
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
mediados del siglo XX constituyen un terreno abonado para abordar 
el continente desde nuevos enfoques y una nueva realidad histórica. 
Pero, en igual sentido, dicho antagonismo tiene gran in�uencia desde el 
punto de vista de la modernidad técnica y el dinamismo económico; la 
solidaridad, respecto a las sociedades étnico-culturalmente diferentes; y 
el abastecimiento de las necesidades básicas sociales en amplios estratos 
de la población. Es en este contexto que surgen grandes movimientos 
políticos, y escuelas cientí�cas de ambos lados (23-24).
Por ejemplo, un rasgo del medio norteamericano es el establecimiento 
de los History Departments, cátedras y centros interdisciplinarios de 
estudios latinoamericanos. Hay una gran producción sobre Historia 
de América Latina en inglés. La etiqueta «Latino-América» empieza 
a utilizarse después de la Segunda Guerra Mundial, en vez de 
«Iberoamérica» que se usaba antes en el medio anglosajón. El avance 
de la sub-disciplina se evidencia en las conferencias organizadas por 
la American Historical Association. También, se observa un manejo 
puramente mecánico de las grandes bibliografías periódicas como 
el Handbook of Latin American Studies. En cualquier caso —y no 
obstante algunas observaciones críticas que se pueden plantear en 
torno al medio universitario, los procesos de formación y desarrollo de 
la latinoamericanística, en los años sesenta—, los estudios son fuertes 
como área en el campo de la investigación y la docencia.
En esos años, John Jonson se destaca por defender y promover la 
democracia en América Latina, y por explicar cómo se da la Revolución 
cubana. Este autor utiliza el término «sector», en vez del concepto 
«clase», y tiene aversión contra el marxismo. Su libro Political Change 
in Latin America ganó el premio Bolton, señala Skidmore (1998, 
110). Adicional, advierte que la tipi�cación de los latinoamericanitas 
se diferencia en un antes y un después de la Revolución cubana, por 
ello agrupa a los estudiosos, algunos como «radicales», otros como 
«integracionistas» (111-117).
En el mismo escenario norteamericano, llega el segundo boom en los 
años 70, en el marco de un fenómeno global que se caracteriza por la 
simpatía y solidaridad hacia Latinoamérica, donde se destaca, como ya 
se mencionó, el impacto de la Revolución cubana y el liderazgo de Fidel 
Casto en un contexto de la Guerra Fría. No obstante, la caracterización 
principal para entender la historia latinoamericana son los libros de 
textos que, según Bushnell (2004), «no son sólo ellos en �n de cuentas la 
fuente más leída» (263); un formato que, de igual modo, se utilizó con 
35
Renzo Ramírez Bacca
una intencionalidad similar en la Unión Soviética.
Hay que advertir que el área latinoamericanista no fue del todo 
prioritaria en las universidades de Estados Unidos, si se le compara con 
las de África y Asia, y respecto a los apoyos para asuntos de cooperación 
e investigación. En el ambiente aun prevalecían juicios de valor
sobre la 
«inferioridad» del sub-continente heredados de la vieja escuela europea 
(Skidmore 1998, 107). América Latina era considerada parte del llamado 
Tercer Mundo, un concepto que surge en los años 50 y que trató de 
refutar sin éxito Magnus Mörner (1998) de modo tardío, pues al �nal se 
adoptó como etiqueta para caracterizar a los países latinoamericanos, 
africanos y asiáticos hasta el �n de la Guerra Fría (135).
En cualquier caso y de acuerdo con �omas Bender y Mauricio 
Tenorio Brillo (2000), los que estudian la Historia de los Estados 
Unidos, son considerados como los Americanist y constituyen el 
grupo mayoritario. Además, se dividen entre ellos y el resto, aunque se 
tratase de una historia que ha tenido fuertes rasgos de parroquialismo 
y nacionalismo, pero que de todos modos recibiría la in�uencia de la 
historia social inglesa, en especial de E. P. �omson (1924-1993) en los 
años 70 y 80 (73).
Mientras tanto en Europa, durante la década 1960, factores 
económicos y políticos in�uyeron en el incremento de estudios sobre 
América Latina. La revolución de Fidel Casto y la imagen romántica 
de Ernesto «Che» Guevara crean un gran impacto, a pesar de no ser 
comparable con la guerra de Vietnam, en las nuevas generaciones. Los 
jóvenes se hicieron políticamente importantes en los regímenes de 
Europa Oriental. El incremento de una tendencia anti-americanista en 
América Latina y un descenso gradual de la hegemonía norteamericana, 
permitió una apertura mínima de inversiones europeas en el Continente.
El marxismo, como concepción, se empieza a valorar para la 
comprensión de los procesos históricos de Iberoamérica. En los países 
de Europa del Este, es la base teórica, aunque adquiere rasgos ortodoxos 
y dogmáticos. En Francia, resalta la visión estructuralista, criticada por 
la casi anulación del hombre en la historia. Y, en el mundo anglosajón 
(Gran Bretaña y Estados Unidos), se da una variable social y empírica en 
donde se destacan André Gunder Frank (1929-2005), el ya mencionado 
E. P. �ompson, Eric Hobsbawm (1917-2012), Charles Wright Mills 
(sociólogo) (1916-1962) y Oscar Lewis (antropólogo) (1914-1970) 
cuyas obras tuvieron gran impacto en América Latina. En Alemania, 
se destaca también Manfred Kossok (1930-1999), quien trabajó bajo la 
36
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
orientación de Walter Marcov (1909-1993) y Konetzke, no solo por la 
rigurosidad investigativa sino también por su enfoque marxista sobre las 
relaciones socio-económicas entre la época colonial y la emancipación 
(cf. Guerra Vilaboy 1994, 361-372).
Sin embargo, el grupo que comanda la Historia de América Latina 
en Europa estaba en Francia. La educación francesa se caracteriza por 
su alta y tradicional calidad. El grupo principal giraba alrededor de la 
Escuela de los Annales. En los años sesenta y comienzos de los setenta, 
hay un gran número de programas sobre la historia del continente. 
Algunos de los autores más representativos son Marcel Bataillon (1895-
1977), Pierre Chaunu (1923-2009), François Chevalier (1914-2012) y 
Fréderic Mauro (1921-2001).
En el Reino Unido, los estudios se intensi�caron también en la década 
1960. En contraste con sus colegas franceses, los americanistas británicos 
han estado considerablemente organizados. En dicho territorio, se 
destaca la labor de Robert Arthur Humprheys (1907-1999), fundador 
del Institute of Latin American Studies en Londres. La información sobre 
su per�l de docencia, proyectos de investigación y publicaciones son de 
fácil acceso. Una gran parte de estos americanistas colabora de manera 
extraordinaria en los intercambios que existen con los Estados Unidos, 
el cual logró atraer a un gran número de americanistas británicos. 
También, relucen otros centros y revistas tales como Cambridge Latin 
American Studies, Journal of Latin American Studies y Society of Latin 
American Studies. Los británicos tienen poca simpatía con los debates 
ideológicos y teóricos, pero ofrecen un amplio número de estudios 
empíricos y un predominio de la Historia. No sobra remarcar la ya 
mencionada y determinada in�uencia de la historia social británica y de 
los considerados historiadores radicales que ya mencionamos y que se 
identi�can como marxistas en todo el continente. En esa dirección, John 
Huxtable Elliott (1930- ) y Raymond Carr (1919-2015) son conocidos 
por sus trabajos sobre la historia de España.
Retomando el caso germano habría que recordar la existencia de la 
República Federal Alemana y la República Democrática Alemana entre 
1949 y 1990. Las investigaciones históricas profesionales, en la parte 
occidental, empiezan a darse solo en los años sesenta, en donde prevaleció 
cierta exclusión de lo que se creaba en Alemania Oriental. Sin embargo, 
con el liderazgo de Mörner y desde la Asociación de Historiadores 
Latinoamericanistas Europeos (AHILA), fundada formalmente en 1978, 
se hicieron esfuerzos por superar la barrera frente a la Europa Oriental 
37
Renzo Ramírez Bacca
que incluía además de la Alemania Oriental, otros países de esta parte 
del continente (Giraudo 2008)22.
En la Alemania Occidental —propiamente en Colonia— se crea 
hacia 1956 el Departamento Ibérico y Latinoamericano del Seminario 
de Historia con la in�uencia de Richard Konetzke (König y Kusche 1994, 
700). También se consolidan iniciativas gremiales como la Asociación 
Alemana de Investigación sobre América Latina en 1965 que convoca 
a un congreso anual desde 1999, entre otras actividades que realiza23. 
Asimismo, se estable en las ciencias históricas, como un saber, la Historia 
de América Latina española y portuguesa con tendencia a incluir la 
región del mar Caribe en la universidades (König y Kusche 1994, 700). 
El Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas, conocido como Anuario 
de Historia de América Latina (JbLA)24, es una de las publicaciones 
más relevantes al destacarse por contribuciones que no eran del todo 
conocidas en la historiografía occidental; por ejemplo, sobre demografía 
peruana y migraciones europeas en el siglo XIX. La revista fue fundada 
en 1964 por Konetzke y Hermann Kellenbenz (1913-1990) con el 
título Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtscha� und Gesellscha� 
Lateinamerikas. En la actualidad, se destaca por publicar trabajos 
inéditos sobre historia colonial y contemporánea de América Latina 
en español, portugués, inglés y alemán. En la Universidad de Berlín, 
en 1970, se crea el Instituto Latinoamericano y, en la misma ciudad, se 
ubica el Instituto Iberoamericano de la Fundación Cultural Prusiana, 
cuyos antecedentes remontan a 1920, con su Iberoamerikanisches Archiv. 
En la actualidad, edita la revista Iberoamericana25, en cooperación con 
el Instituto de Estudios Latinoamericanos en Hamburgo y la Editorial 
Iberoamericana en Frankfurt y Madrid.
Mientras tanto, en la Alemania Oriental la historia latinoamericana 
era considerada como una asignatura con pocos profesores y estudiantes. 
Sin embargo, el predominio eran las contribuciones desde la sociología, 
la arqueología y la etnología, las cuales de cierto modo despertaban 
cierta solidaridad con los pueblos indígenas americanos. La experiencia 
más importante estaba en la Universidad de Leipzig que estaba inmersa 
22 Cf. con el balance sobre aportes historiográ�cos en Pietschmann (2005, 13).
23 Ver página o�cial de Asociación Alemana de Investigación sobre América Latina en http://
www.adlaf.de/es/ueber-adlaf/praesentation.php.
24 Ver página o�cial del Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas. Anuario de Historia de América 
Latina en: https://journals.sub.uni-hamburg.de/ojs3/index.php/jbla/about.
25 Ver página o�cial de Iberoamericana en http://journals.iai.spk-berlin.de/index.php/
iberoamericana/index.
38
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
en la tradición de la historia del mundo comparativo, la historia cultural 
y los métodos interdisciplinarios de Karl Gotthard Lamprech (1856-
1915), cuya experiencia fue inspiradora en la formación
del francés 
Marc Bloch (1886-1944).
Resumiendo, había distintas universidades con centros, cátedras e 
instituciones dedicadas a la historia latinoamericana desde distintas 
perspectivas temáticas y estudios de caso, en especial, el Imperio español, 
México, Paraguay, Nicaragua, Cono Sur, Nueva Granada o Colombia; 
principalmente, en Eichstätt, Leipzig, Bielefeld, Hamburgo, Berlín y 
Colonia. Como lo consideran König y Kusche (1994), en la actualidad, 
la historia latinoamericana no hace parte del contexto de la historia 
universal eurocentrista; por el contrario, es una rama de investigación 
independiente y está contribuyendo «…a modi�car imágenes, ideas y 
modos de pensar preconcebidos» que se habían construido en el pasado 
(715). Sin embargo, se trata de un cuerpo investigativo pequeño y poco 
preocupado por difundir sus resultados en los países iberoamericanos, 
según lo advierte Pietschmann (2005, 10).
Retomando el caso sueco, tan solo en los años 70 y 80 se da cierto 
auge a la investigación y a la enseñanza de la historia en institutos de 
enseñanza secundaria y departamento de estudios hispánicos de la 
región (AHILA 2004, 16). Mörner logró crear la Sección de Historia de 
Países del Tercer Mundo en la Escuela de Historia de la Universidad de 
Gotemburgo, la que desaparece tiempo después de iniciar su periodo 
de jubilación, y después de ser Director del Instituto de Estudios Ibero-
americanos de la Universidad de Estocolmo.
En otros países europeos, como Checoslovaquia, fueron las 
revoluciones anti-estadounidenses de los años 50 y 60 en Guatemala, 
Bolivia y Cuba las que motivaron la organización de cursos de historia 
y cultura latinoamericana en la Universidad Carolina, en Praga y la 
Universidad Universidad Palacký, en Olomouc (Opatrný 2001a, 3). En 
dicho escenario, se destaca Josef Vincent Polišenský (1915-2001) quien 
funda y dirige el Centro de Estudios Ibero-Americanos de la Universidad 
Carolina y el anuario Ibero-americana Pragensia. Este académico 
adoptó la mirada marxista para el estudio de las estructuras sociales 
en función de rasgos generales del desarrollo, según lo recuerda Josef 
Opatrný (2001b, 1). El principio del Centro fue la interdisciplinaridad 
en la sub-disciplina. El libro Historia de América Latina, resultado de 
investigaciones de archivo en varios países de Europa y América Latina, 
fue reconocido especialmente en México y España; este fue un aporte 
39
Renzo Ramírez Bacca
importante de Polišenský (Opatrný 2001b, 1). Pero fue el cambio de 
sistema socio-político en 1989 el que trajo un impacto de�nitivo en 
la iberoamericanística checa y en los discípulos de Polisenský, quienes 
continuaron en su labor con temas como la migración checa, en especial 
hacia Argentina y Brasil, y las relaciones económicas con Latinoamérica. 
También se crea el Departamento de América Latina en el marco del 
Instituto de los Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de 
Checoslovaquia, donde se desarrolla un interés por las historias del 
movimiento obrero y los movimientos izquierdistas de Nicaragua, Chile 
y Cuba, entre otros países (Opatrný 2001a, 379-380). En cualquier caso, 
la latinoamericanística checa tiene especial potencial en las áreas de 
Historia y Literatura.
En Hungría, se destaca Tibor Wittman (1923-1972), quien fundó el 
Departamento de Historia de América Latina en la Universidad de Szeged, 
en 1967. Luego, este se convirtió en Departamento de Humanidades, 
manteniendo el énfasis en América Latina y la historia de España. En 
plena Guerra Fría, dicho académico se dedicó al Tercer Mundo con 
énfasis en América Latina, en especial, Cuba y Bolivia. Esta labor fue 
continuada por Ádám Anderle (1943-2016) quien creó el Centro de 
Estudios Históricos de América Latina y organizó el Congreso Europeo 
de Historiadores Latinoamericanistas en 1987, lo cual representó el 
referente más grande los latinoamericanistas húngaros. Anderle (2013) 
sería presidente de la AHILA (365). Precisamente, la década de 1980 
fue la de mayor productividad en el área, pero con énfasis en la historia 
política del siglo XX. De hecho, Anderle recibió el premio por la Casa de 
las Américas con la obra Movimientos políticos en el Perú, entre las dos 
guerras mundiales (1985). Después, vendrían años de agotamiento de 
las temáticas desarrolladas hasta mediados de los noventa. En cualquier 
caso, se crea la Asociación de los Latinoamericanitas de Hungría en 1990 
y sus investigadores seguirán participando en congresos internacionales. 
Es posible que la debilidad de este caso está en que la obras se publican 
en húngaro y no son del todo conocidas en otros ámbitos por su poca 
visibilidad y circulación. Hoy existe una escuela de doctorado con 
énfasis en historia del mundo hispano (Anderle 2013, 375-376).
En Rusia, el interés por los estudios latinoamericanos, aunque 
esporádico, data de comienzos del siglo XX. Anteriormente, el imaginario 
de los rusos se apoyó en los ensayos de viajeros, militares y diplomáticos, 
pero en los años treinta la formación de cuadros cientí�cos marxistas 
40
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX
para el estudio de América Latina en la Internacional Comunista fue 
determinante, según Andrei Schelchkov (2017).
En realidad, se hacía complejo lograr interpretaciones de la historia 
regional ante la falta de fuentes �dedignas, el carácter fragmentario 
de la información y la ideologización del estalinismo, según lo señala 
Vladímir Davydov (2006). La problemática histórica inicial fue la Guerra 
de Independencia a cargo de V. Miroshevskii y posteriormente de sus 
discípulos (Schelchkov 2017, 156). Esta problemática fue decisiva para 
entender, en los presupuestos marxistas ortodoxos, las revoluciones, los 
procesos históricos y las condiciones de desarrollo socio-económicas de 
gran relevancia en Latinoamérica.
Varias instituciones se dedicaron a estudiar la región, entre otras, 
las Universidades Estatales de Moscú y de Leningrado, el Instituto de 
Relaciones Exteriores; y, más tarde, el Instituto de Economía Mundial y 
Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de la URSS, y el 
Instituto de Investigación Cientí�ca de la Coyuntura del Ministerio de 
Comercio Exterior de la URSS.
No obstante, fue la Revolución cubana, en especial, las razones 
políticas, lo que hizo despegar la latinoamericanista soviética a partir 
de la creación del Instituto de Latinoamérica en 1961 (Davydov 2006, 
14-33). Dicha Revolución fue interpretada de diferentes modos con 
el paso de los años, pero siempre se mantuvo bajos las lógicas de la 
ideologización, politización y teorización marxista de corte ortodoxo 
(Schelchkov 2017, 163).
En los años setenta, se evidencia una fase de estudios integrales sobre 
la región. Por su parte, en los años 80 los estudios históricos se centran 
en las particularidades del desarrollo capitalista, con la con�guración 
de una visión de «capitalismo dependiente», y otra de «capitalismo 
de desarrollo intermedio», lo cual permite identi�car estudios sobre 
historia socioeconómica y los procesos de formación socio-económica 
en algunos contextos nacionales. Según lo señala Davydov (2017), pese 
a las limitaciones ideológicas de esos años, se logró una madurez teórica, 
rompiendo con el determinismo lineal y proponiéndose una visión 
de «desarrollo multivariante» del desarrollo de los países de la región 
en el marco común de su perifericidad históricamente determinada 
(183)26. No obstante, cierto refugio para evitar los temas ideologizados 
se dio en el área de estudios culturales, �losó�cos, antropológicos y 
multidisciplinarios, con temas sobre culturas pre-colombinas (aztecas 
26 Cf. Davydov (2006).
41
Renzo Ramírez Bacca
e incas) y el pensamiento sociocultural latinoamericano, entre otros 
(Schelchkov 2017, 165-166).
Posterior a la perestroika (apertura) de Mijaíl Gorbachov (1985-
1991), siguió una fase caracterizada por el eclecticismo teórico, el 
subjetivismo derivado de las simpatías

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