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FACTORES CLIMÁTICOS

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FACTORES CLIMÁTICOS
Además de los efectos de la radiación solar y sus variaciones, el clima siempre está bajo la influencia de la compleja estructura y composición de la atmósfera y de los mecanismos por los que esta y los océanos transportan el calor. Así pues, elementos climáticos como las temperaturas y las precipitaciones varían de unas zonas a otras en función de varios factores relacionados con el reparto vertical y horizontal del aire. Estos factores influyen unos sobre otros, y los principales son: la latitud, la altitud, la distancia a masas de agua de cierta extensión, la vegetación, los suelos y el ser humano. 
		•	El factor latitud en el clima
1. Influencia en las temperaturas. La influencia de la latitud en la temperatura es muy grande. El ángulo de incidencia de los rayos solares determina la cantidad de calor que recibe una superficie. La latitud y la curvatura terrestre determinan ese ángulo. La zona intertropical (entre ambos trópicos) es la que recibe mayor cantidad de calor porque los rayos solares inciden más perpendicularmente sobre ella. A medida que nos alejamos del ecuador, los rayos solares inciden con mayor oblicuidad sobre la superficie terrestre. 
En el solsticio que tiene lugar en el mes de junio, los rayos solares llegan muy verticales al trópico de Cáncer y, aunque el ecuador celeste del planeta la Tierra está más alejado del Sol, empieza el verano en el hemisferio norte, que coincide con el comienzo del invierno en el hemisferio sur. En el solsticio de diciembre, los rayos solares llegan muy verticales al otro trópico, el de Capricornio, y entonces es cuando empieza el verano en el hemisferio sur y el invierno en el hemisferio norte.
Los rayos solares, al ser curva la Tierra, tienen que calentar mayor superficie cuanto más hacia los polos caen (el mismo haz de rayos tiene que extenderse y distribuirse por mayor superficie terrestre) y, como consecuencia, el Sol calienta menos al alejarse de las zonas tropicales. Así pues, las temperaturas son más elevadas en el ecuador y descienden progresivamente hacia los polos. En general, cuanto mayor es la latitud, más frío hace, es decir, en las latitudes altas hace menos calor que en las latitudes medias y bajas.
2. Influencia en las precipitaciones. Las precipitaciones se distribuyen de forma desigual en el planeta debido a la latitud. Las áreas próximas al ecuador, que son más cálidas y tienen grandes cantidades de vapor de agua, registran más lluvias que las zonas templadas y las regiones polares. Estas últimas presentan escasa cantidad de vapor de agua y bajos niveles de evaporación. 
		•	El factor altitud en el clima
La altitud influye en las temperaturas y las precipitaciones. La temperatura varía en la troposfera: decrece unos 0,5-0,6 °C por cada 100 m de ascenso en cualquier lugar de la Tierra, es decir, la temperatura suele ser más baja en las zonas montañosas que en las llanuras costeras. Sin embargo, las precipitaciones son más abundantes en las zonas más elevadas, como las sierras, y tienden a ser mayores en las laderas de barlovento de las montañas.
		•	El factor continentalidad en el clima
La continentalidad o distancia de un lugar terrestre a una gran masa de agua (océano, mar, gran lago) es un factor fundamental para definir un clima, pues la lejanía de las grandes masas de agua dificulta que llegue aire húmedo a algunas regiones, que, como consecuencia, muestran menos precipitaciones y una elevada amplitud térmica. La oscilación o amplitud térmica hace referencia a la diferencia entre los valores máximos y mínimos de temperatura de una zona; se mide en grados como la temperatura, puede ser anual o diaria y sus valores aumentan en el interior de los continentes y en las latitudes alejadas del ecuador.
La distribución de continentes y océanos produce un efecto muy importante en la variación de temperatura. Los océanos (agua: un líquido) se calientan y enfrían más lentamente que los continentes (tierra: un sólido). Las zonas costeras presentan temperaturas moderadas mientras que el interior de los continentes sufre grandes contrastes o amplitudes térmicas, es decir, una elevada continentalidad. Se dice que el mar regula las temperaturas de las zonas costeras porque suaviza tanto las frías como las cálidas. 
El mar es fuente de humedad y por eso el litoral recibe más precipitaciones que el interior de los continentes. No obstante, existen notables diferencias entre unas fachadas marítimas y otras en función de los vientos dominantes (alisios en latitudes bajas, vientos del Oeste en latitudes medias) y de las corrientes oceánicas, ya sean frías o cálidas.
		•	Otros factores climáticos
Otros factores que modifican las temperaturas y las precipitaciones son: el viento, que influye en función de si procede de zonas oceánicas o húmedas (amplitud térmica baja) o sopla desde regiones áridas (amplitud pronunciada); la vegetación, que origina mayores precipitaciones y un aumento de la humedad, pues las plantas retienen el agua entre sus raíces y la bombean desde el suelo hasta las hojas, expulsándola en forma de vapor; las ciudades, que producen calor por la quema de combustibles en los automóviles, los hogares, las industrias, etc. (ese calor produce notables aumentos de temperatura y por eso se habla de microclimas urbanos); y el ser humano, que, por su parte, puede influir en el clima, tanto a través de la alteración de medio natural (deforestación, construcción de grandes embalses…), como por la emisión de contaminantes y productos químicos, como el dióxido de carbono desprendido diariamente a la atmósfera, que puede provocar un calentamiento global del planeta.
		ESCALAS CLIMÁTICAS
A la hora de estudiar el clima planetario también se puede hacer una distinción en función de la escala: el término macroclima hace referencia a una región extensa, como por ejemplo, un país; mesoclima, a una más pequeña, como una provincia; y microclima, a un área de menor tamaño, como una ciudad. Así, se puede especificar que un buen microclima para cultivar plantas es el que hay al abrigo de grandes árboles de sombra, o se puede hablar del mesoclima regional que caracteriza un sistema montañoso y que difiere del macroclima general de la zona. Por ejemplo, las mesetas de la península Ibérica presentan un macroclima caracterizado por escasas precipitaciones e inviernos secos y fríos o muy fríos, con veranos secos y calurosos; sin embargo, en la cadena montañosa que las separa, el sistema Central, el mesoclima es diferente, fresco en verano y húmedo en invierno.
		TIPOS DE CLIMAS
Muchos climatólogos han establecido sus propias clasificaciones climáticas, entre las que cabe destacar la de Wladimir Köppen, una clasificación empírica dada a conocer por primera vez en 1918 y sometida posteriormente a varias revisiones. Köppen y su colaborador Geiger definieron seis grandes grupos de climas, asociados a la vegetación, a los que designaron mediante letras mayúsculas: A (tropical), B (subtropical), C (templado), D (frío), E (polar) y H (montaña). Estos grupos se subdividían a su vez en función del régimen pluviométrico y de las temperaturas, también señalados mediante letras, en este caso minúsculas, que unidas a las anteriores especificaban la variedad climática de un espacio determinado dentro de cada categoría principal. Así, por ejemplo, un clima tipo Csa indica que se trata de un clima templado con veranos secos y calurosos e inviernos húmedos y suaves, es decir, lo que se conoce como un clima mediterráneo.
A continuación, se exponen los principales tipos de clima del planeta considerando los valores, siempre aproximados, de la temperatura y las precipitaciones. Cada tipo de clima se refleja en la vegetación, la fauna, los asentamientos humanos y las actividades económicas de la zona.
		1.	Clima ecuatorial
Es característico de las regiones de latitudes bajas, localizadas fundamentalmente entre los 10º N y 10º S. La temperatura y la humedad son altas y constantes a lo largo del año. La temperatura media del mes más frío supera los 18 ºC, yla temperatura media anual se sitúa por encima de los 25 ºC. Las precipitaciones anuales sobrepasan los 1.500 mm e incluso, en algunas áreas, los 3.000 milímetros. La duración del día y de la noche es muy similar.
		2.	Clima tropical
Es propio de las regiones tropicales. Las temperaturas medias mensuales son elevadas y bastante uniformes a lo largo del año, siendo la media anual superior a los 20 ºC. El régimen térmico varía entre 3º y 10º, mayor en el interior y menor en las áreas costeras. Las precipitaciones oscilan entre los 400 y los 1.000 mm anuales, aunque la variedad de clima monzónico alcanza valores muy superiores. Alternan las estaciones secas y lluviosas. En función de la distribución estacional de las precipitaciones y de la cantidad se distinguen las variedades siguientes: sudanés (precipitaciones entre 750 y 1.100 mm, y se distinguen tres estaciones, una seca y fresca, otra seca y calurosa, y otra, lluviosa), subecuatorial (dos estaciones lluviosas y dos secas), saheliense (precipitaciones entre 400 y 750 mm, con una larga estación seca) y monzónico (estación lluviosa de gran intensidad que alterna con otra seca).
		3.	Climas desérticos
Propios de las áreas áridas, se caracterizan por la escasez o ausencia de precipitaciones. Se distinguen dos importantes variantes: el clima desértico cálido, con una temperatura media anual elevada, en torno a los 20 ºC, una fuerte oscilación térmica (puede alcanzar los 20º) y precipitaciones inferiores a los 200 mm, y el clima desértico costero, que presenta una temperatura media anual alta aunque inferior a los 20 ºC, menor oscilación térmica (en general por debajo de los 10º) y precipitaciones insignificantes, por debajo de los 100 mm anuales. Además de estos desiertos propios de la zona cálida o tropical, existen otros tipos en la zona templada resultado de la degradación de los climas propios de sus latitudes o que presentan una estación fría. Aquí cabría hablar de los desiertos continentales, donde el elemento condicionante del régimen termopluviométrico, además de las altas presiones, es la continentalidad, que acentúa la aridez y la oscilación térmica diaria.
		4.	Climas templados
Bajo este epígrafe se aúnan una gran variedad de climas que tienen en común el hecho de contar con unas temperaturas estivales más elevadas que en invierno. Los climas templados se clasifican en:
		a.	Clima mediterráneo
Este tipo de clima se da particularmente en los países ribereños del mar Mediterráneo, de ahí su denominación, aunque se han establecido varios subtipos en relación con la distancia a las masas oceánicas. También se da en la costa meridional de Australia, en el suroeste de Sudáfrica, en California y en las estrechas áreas costeras de Chile central, donde los Andes actúan como barrera climática. En sentido amplio, define el clima de las regiones costeras occidentales de los continentes comprendidas dentro de la zona de las latitudes medias de la Tierra (entre los 30º y los 45º, aproximadamente). Se caracteriza por veranos cálidos, secos y soleados, e inviernos suaves y húmedos. Las temperaturas medias anuales varían entre los 12 ºC y los 18 ºC, y la oscilación térmica anual está comprendida entre los 10º y los 15º por lo general. El promedio de precipitaciones se sitúa entre los 400 y los 700 mm, concentradas en el invierno (régimen irregular), ya que durante el verano el clima está sujeto a la presencia de anticiclones subtropicales, y en el invierno, a las depresiones de la atmósfera.
		b.	Clima chino
Este clima presenta una temperatura media ligeramente superior a la del mediterráneo, lo mismo que la oscilación térmica anual, que supera los 15º. El promedio de precipitaciones sobrepasa los 1.000 mm, concentradas en el periodo estival, que contrasta con la sequedad del invierno.
		c.	Clima oceánico o atlántico
Es el clima característico de las regiones comprendidas dentro de la zona de latitudes medias de la Tierra sujetas a la influencia oceánica. La proximidad del mar determina una amplitud térmica anual en general pequeña y unas precipitaciones importantes (1.000-2.000 mm) y bien distribuidas a lo largo del año, es decir, regulares, aunque el máximo se sitúa en la estación invernal. La temperatura media depende de la latitud, aunque se puede establecer en torno a los 10 ºC; los inviernos presentan unas temperaturas moderadas y en verano son frescas.
		d.	Clima continental
Este clima es propio de las regiones del interior de los continentes. Se caracteriza por una relativa escasez de precipitaciones, sobre todo en invierno, debido a la distancia que las separa de las áreas de influencia marítima, y por una notable amplitud térmica estacional (que puede alcanzar hasta los 60º), con unas temperaturas estivales bastante altas que contrastan fuertemente con los inviernos fríos. La temperatura media anual es inferior a los 10 ºC. Las precipitaciones oscilan entre los 300 y los 700 mm de promedio, y se producen principalmente en verano. Se pueden distinguir varios tipos: el siberiano (el más extremado, con una temperatura media inferior a los 0 ºC, una oscilación térmica que puede alcanzar los 60º y precipitaciones inferiores a los 200 mm anuales concentradas en el periodo estival); el manchuriano (con un temperatura media inferior a los 10 ºC, oscilación térmica en torno a los 40º y precipitaciones, concentradas en el periodo estival, que superan los 500 mm); y el ucraniano (con unas características térmicas similares al anterior, aunque la temperatura media es ligeramente más baja y la amplitud un poco superior, y unas precipitaciones comprendidas entre los 300 y los 400 mm anuales).
		5.	Clima polar
Clima propio de aquellas regiones que presentan una temperatura media mensual y anual por debajo de los 0 ºC, amplitudes térmicas superiores a los 30º y precipitaciones insignificantes que se producen en forma de nieve. En estas regiones, cubiertas por la nieve durante la mayor parte del año, el tipo de suelo característico es el permafrost.
		6.	Clima de alta montaña
La alta montaña presenta características climáticas que no aparecen en las tierras bajas que la rodean. Por eso es un fenómeno azonal, es decir, que no está determinado por las zonas latitudinales sino que la altitud es el factor determinante y por ello se localiza en cualquier lugar del globo. En estas zonas la temperatura disminuye con la altitud, mientras que aumentan las precipitaciones, al menos hasta un cierto nivel altimétrico. La montaña, en este sentido, altera las características de la zona climática en la que se sitúa. Por este motivo, no se pueden establecer unos rasgos con validez universal que lo definan, aunque sus variedades climáticas son fácilmente reconocibles, como el clima alpino. Presenta unas temperaturas invernales negativas y unas estivales positivas, aunque la temperatura media anual se establece en torno a los 0 ºC; la oscilación térmica es inferior a los 20º y las precipitaciones, más abundantes en verano que en invierno, superan los 1.000 mm anuales. Este clima de alta montaña es el que predomina, por ejemplo, en la cordillera andina.
Por último, como se mencionó con anterioridad, tienen lugar cambios microclimáticos causados por la acción antrópica. Así, por ejemplo, en las ciudades se forman las denominadas ‘islas de calor’ durante la noche: la temperatura es más alta porque los edificios y el asfalto desprenden el calor acumulado durante el día. También la contaminación atmosférica de los núcleos urbanos provoca un aumento de la nubosidad media, modifica el régimen de lluvias, altera la circulación de los vientos y disminuye la radiación solar y la transparencia del aire.
		7.	Clasificación climática ligada a la vegetación
Los dos parámetros meteorológicos en los que se basa la clasificación anterior no son suficientes para satisfacer la necesidad de una descripción climática exacta y universal. La vegetación, por su parte, ofrece una referencia importante, sobre todo en casos como el de la selva, o cinturón ecuatorial de bosque tropical húmedo, con temperaturascálidas y lluvias durante la mayor parte del año; la sabana, cálida y con una marcada estacionalidad; y la tundra, fría, con escasas precipitaciones y veranos cortos.
Es particularmente útil considerar ambos factores, clima y vegetación, para conocer la naturaleza de una zona y lo que representa vivir en ella. La influencia del clima en la vegetación natural viene determinada fundamentalmente por las precipitaciones, la temperatura y la luz; de ahí la estrecha relación existente entre la distribución de los regímenes climáticos y de la vegetación. Se pueden distinguir nueve grandes formaciones vegetales o biomas, en función de la vegetación dominante. El bioma I se corresponde con las pluvisilvas tropicales en sentido amplio (cuenca del Amazonas, Centroamérica, Nueva Guinea, cuenca del río Congo, Indonesia, la península de Malaca, Filipinas y la costa oriental de Australia). El bioma II está formado por los bosques y sabanas tropicales (secos o húmedos), que reverdecen con las lluvias; se corresponde con la zona climática tropical con lluvias estivales en ambos hemisferios. El bioma III se asocia con los desiertos y semidesiertos subtropicales (suroeste de los Estados Unidos, franja costera de Perú y Chile, norte y suroeste de África, Arabia, Irán y este de la India). El bioma IV se corresponde con las áreas de bosques mediterráneos esclerófilos, es decir, con las zonas de inviernos lluviosos y veranos secos y cálidos (cuenca mediterránea, centro de Chile, sur de California, sur de África y sur y suroeste de Australia). El bioma V se corresponde con los bosques húmedos de clima templado siempre verdes (este asiático, costa suroriental de Australia, norte de Nueva Zelanda, costa oriental de Sudáfrica, sureste de Brasil y noreste de Argentina y costa suroriental de Estados Unidos hasta Florida). El bioma VI son los bosques caducifolios de la zona templada (parte oriental de Norteamérica, Europa central y occidental, Asia oriental y sur de Chile). EL bioma VII son las estepas y desiertos fríos en invierno (desde el mar Negro hasta el mar Amarillo, Oriente Próximo, la pampa argentina oriental, parte de la Patagonia y pequeñas zonas de Nueva Zelanda). EL bioma VIII o zona de bosques boreales (parte septentrional de Norteamérica y Eurasia, faltando en el hemisferio sur). Y, por último, el bioma IX es la zona de tundra y se extiende circumpolarmente en la región de clima ártico y en el extremo más meridional de Sudamérica. 
		EL CAMBIO CLIMÁTICO
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC) define el cambio climático como: “Un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante periodos de tiempo comparables”. A su vez distingue entre ‘cambio climático’ atribuido a actividades humanas que alteran la composición atmosférica y ‘variabilidad climática’ atribuida a causas naturales.
En 2001, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), dependiente de la ONU y creado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), publicó un informe en el que confirmaba el aumento de la temperatura del planeta más de 0,6 ºC durante el siglo XX. Un estudio de 2004 confirmó que esta subida fue alrededor de 1ºC en el Ártico. Se avisaba en el informe de que este cambio climático global tendrá enormes repercusiones a escala planetaria, como: mayores inundaciones y sequías en todo el mundo; el deshielo de los glaciares polares y alpinos, que provocará la subida del nivel del mar y el anegamiento de zonas costeras; el aumento de la temperatura media de los océanos, o el empobrecimiento de la biodiversidad.
Entre las causas que generan esta alteración climática destacaban en el mencionado informe el incremento de la concentración de gases efecto invernadero en la atmósfera terrestre, como las emisiones de dióxido de carbono (CO2) por la quema de combustibles fósiles (entre otros motivos), de metano proveniente de la agricultura y de clorofluorocarbonos o CFC, que atacan la capa de ozono, y ello ocurre en parte debido a la deforestación. También aludían al aumento de las erupciones volcánicas y la mayor frecuencia del fenómeno de El Niño, que cambian la cantidad de energía solar que alcanza la Tierra, o al smog urbano, entre otras variadas y numerosas causas.

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