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Sistema nervioso y osteopatía Sistema nervioso y osteopatía Nervios periféricos, meninges craneales y espinales, y sistema nervioso vegetativo Con 507 figuras Daniel Dierlmeier Título original: Nervensystem in der Osteopathie Autor: Daniel Dierlmeier Copyright de la edición original: © 2015, Karl F. Haug Verlag Publicado según acuerdo con Karl F. Haug Verlag in MVS Medizinverlage GmbH & Co. KG, Stuttgart, Alemania Traducción: Ute Fischbach Corrección del texto: Aurora Zafra Fotografías: Thomas Möller Dibujos: Angelika Brauner Diseño de la cubierta: David Carretero Edición: Lluís Cugota © 2017, Editorial Paidotribo Les Guixeres C/ de la Energía, 19-21 08915 Badalona (España) Tel.: 93 323 33 11 – Fax: 93 453 50 33 http://www.paidotribo.com E-mail: paidotribo@paidotribo.com Primera edición ISBN: 978-84-9910-669-4 ISBN EPUB:978-84-9910-726-4 http://www.paidotribo.com BIC: MXH Diseño de maqueta y preimpresión: Editor Service, S.L. Diagonal, 299 – 08013 Barcelona Para Therese Prólogo El cuerpo humano es una máquina impulsada por una fuerza invisible denominada vida. Para que funcione armónicamente, ¡la sangre, los nervios y las arterias han de poder trabajar libremente desde el principio hasta el final! Andrew Taylor Still¹ Una neurona sin función es una neurona muerta. El sistema nervioso humano está constituido por 10 mil millones de neuronas. Las investigaciones han podido demostrar que el sistema nervioso conserva su plasticidad (capacidad de adaptación) hasta edades muy avanzadas, e incluso puede producirse una neoformación de neuronas. Sin embargo, estas también mueren si no están en conexión con otras neuronas. En cierto sentido, la célula dispone de un programa de «suicidio» si no puede cumplir con su función. Y solo ejecuta su misión a través de las vías aferentes y eferentes. A este nivel, se pone en evidencia claramente la trascendencia de los principios osteopáticos: «La estructura genera la función, y a la inversa». Conexión entre el cerebro y el organismo. Las ramas terminales de los nervios llegan a todos los tejidos y a todas las células del organismo. El camino desde la primera neurona en el cerebro hasta los efectores en la periferia, pasando por los diferentes «relés» (conmutadores), se realiza sin apenas pér-dida de tiempo. El potencial de acción generado en el cerebro se convierte en el mismo segundo en una realidad corporal, aunque esto solamente puede ocurrir si las vías nerviosas están libres, es decir, no se encuentran bajo presión o sufren alguna lesión. Si la conducción en los tejidos del organismo no es óptima, estos ya no pueden cumplir con las exigencias del día a día, lo que puede constituir la base de una disfunción. Además, los nervios están constituidos en un 50 % por tejido conectivo, el cual, debido a su elevada proporción de colágeno, apenas admite distensión. Por ello, es perfectamente factible que una lesión del nervio ciático sea el desencadenante de una cefalea. Los problemas a nivel de la médula ósea y de las meninges pueden muy bien ser la causa de una ciática. El principio holístico de la osteopatía queda reflejado en el sistema nervioso, porque la lesión de un nervio puede influir negativamente en una estructura corporal remota. El osteópata solo será capaz de encontrar la causa de un trastorno aplicando conceptos y exploraciones integrales. Fuerza de autocuración. En su concepto de Triune Man, la unidad triple diferenciada del ser humano (cuerpo, mente y alma), Andrew Taylor Still ya reconoció la importancia del sistema nervioso y de otras vías de conducción. Por lo tanto, la «farmacia de Dios», la fuerza de autocuración, depende tanto del flujo libre de la sangre y la linfa como del suministro de «fuerza nerviosa» al organismo. En general, los nervios transcurren junto con las correspondientes arterias y venas, de forma que el tratamiento de los haces nerviosos también puede aliviar lesiones en el sistema vascular. Significación especial de la osteopatía. Gracias al tratamiento del sistema nervioso, el osteópata es capaz de cerrar el círculo entre el mundo interno y el externo (cerebro y organismo). Las técnicas osteopáticas clásicas liberan las limitaciones de la movilidad de articulaciones, músculos y fascias, para que puedan volver a funcionar. Si un nervio se estira o comprime durante un período prolongado, se puede modificar la capa de aislamiento entre las fibras nerviosas. En consecuencia, se desencadenan potenciales de acción a este nivel. Estos impulsos anormales se procesan en el sistema nervioso central y generan alteraciones de la tonicidad (posturas de protección y compensaciones). Esta relación es muy importante para el osteópata, quien valora la estática e influye en la cadena de causaefecto. A través del tratamiento del nervio, se puede restaurar la conducción correcta en las estructuras y volver a integrarlas dentro de los procesos funcionales normales, evitando así lesiones a largo plazo. Daniel Dierlmeier 1. Andrew Taylor Still (Lee County, Virginia, 1828-1917), médico estadounidense, considerado el padre de la osteopatía. (N. del E.) Índice Dedicatoria Prólogo SECCIÓN I · Los fundamentos 1 Introducción Clasificación del sistema nervioso Sistema nervioso central y sistema nervioso periférico Sistema nervioso voluntario y sistema nervioso involuntario Tejido conductor de impulsos y tejido de apoyo 2 Sistema nervioso central La médula espinal y sus segmentos Cambios durante el crecimiento Estructura de un segmento de la médula espinal Estructura de un nervio espinal Cualidades de un nervio espinal Porciones de un nervio espinal Relación entre sensibilidad y motricidad Localización del ganglio espinal en el agujero intervertebral Septos o tabiques intermeníngeos y leptomeníngeos Riego sanguíneo de los cuernos dorsal y ventral Ligamento longitudinal posterior Sensibilidad de los nervios periféricos Meninges encefálicas o craneales Sistema membranoso Meninges espinales Duramadre espinal Aracnoides espinal Piamadre espinal Fijación del sistema nervioso central Vainas de tejido conectivo de los nervios periféricos 3 Sistema nervioso vegetativo Estructura jerárquica Primer centro del sistema nervioso autónomo Segundo centro del sistema nervioso autónomo Tercer centro del sistema nervioso autónomo Sistema nervioso somático y sistema nervioso vegetativo Vías de comunicación Efectos del simpático y del parasimpático en los diferentes órganos Trastornos vegetativos Trastornos del sistema nervioso vegetativo Trastornos en la zona de los segmentos vertebrales Trastornos en la zona de los troncos simpáticos Resumen 4 Mecanismos patológicos Mecanismos de protección arterial y venosa Conexiones vasculares arteriales Mecanismo valvular venoso Transportes anterógrado y retrógrado Consecuencias de las lesiones neurales Condiciones de presión dentro de los tejidos nerviosos Mecánica patológica de los gradientes de presión alterados Mecánica neural Tejido conectivo de un nervio Patología por presión en un nervio Alargamiento de los nervios en la periferia Alteraciones del conducto espinal en movimiento 5 Exploración neurológica Estrategia de exploración Prueba de la sensibilidad Examen de los músculos y los reflejos Diagnóstico diferencial 6 Tratamiento Movilización de los nervios Efectos y objetivos del tratamiento Palpación y terapia manual Técnicas Técnica de listening (‘escucha visceral’) Desplazamiento transversal Estiramiento longitudinal a través de la palanca corta Estiramiento longitudinal a través de la palanca larga Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes Drenaje Automovilización Fundamentos Principios del tratamiento Posicionamiento Estrategia terapéutica en patologías agudas y crónicas Esquema del tratamiento Integración de los métodos terapéuticos SECCIÓN II · La práctica 7 Plexo cervical Plexo cervical Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de lassuperficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio occipital mayor Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio occipital menor Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio frénico Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas 8 Plexo braquial Plexo braquial Introducción Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio dorsal de la escápula Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio subclavio Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio supraescapular Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervios pectoral medial y pectoral lateral Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio subescapular Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio torácico largo Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio toracodorsal Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio axilar Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio musculocutáneo Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio mediano Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio radial Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio cubital Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio cutáneo braquial medial Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio cutáneo antebraquial medial Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas 9 Plexo lumbar Plexo lumbar Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio subcostal Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio iliohipogástrico Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio ilioinguinal Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio genitofemoral Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio cutáneo femoral lateral Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio femoral Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio obturador Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas 10 Plexo sacro Plexo sacro Introducción Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio glúteo superior Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio glúteo inferior Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio cutáneo femoral posterior Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio ciático Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas Nervio pudendo Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas 11 Meninges espinales y craneales (encefálicas) Duramadre Introducción Palpación y movilización directa Prueba de tensión Tratamiento de las superficies adyacentes, túneles y fascias Ejercicios realizados por el paciente (autoejercicios) Relaciones osteopáticas 12 Sistema nervioso vegetativo Introducción Primer centro Técnicas Segundo centro Técnicas del simpático Técnicas del parasimpático. Porción craneal Técnicas del parasimpático. Porción sacra Tercer centro Técnicas del simpático Técnicas del simpático. Tronco simpático lumbar Técnicas del simpático. Tronco simpático sacro Parasimpático Tratamiento de los órganos cervicales Tratamiento de los ganglios Tratamiento del mediastino con los órganos correspondientes Tratamiento de los órganos de la zona abdominal umbilical Tratamiento de los órganos de la pelvisSECCIÓN III · Anexos Recopilación de autoejercicios (ejercicios realizados por el paciente) Mirada al cielo (plexo cervical) Flexión de la cabeza (nervio occipital mayor) Flexión de la cabeza con tracción en el cuero cabelludo (nervio occipital mayor) Flexión de la cabeza (nervio occipital menor) Flexión de la cabeza con tracción en el cuero cabelludo (nervio occipital menor) Automovilización en decúbito supino (nervio frénico) Respiración abdominal (nervio frénico) Estiramiento de la nuca con movimiento de los brazos (plexo braquial) Autoejercicio indirecto (nervio dorsal de la escápula) Círculos del hombro con estiramiento de la nuca (nervio subclavio) Rotación interna del hombro con estiramiento de la nuca (nervio supraescapular) Posición de portero con estiramiento de la nuca (nervios pectorales mediales y laterales) Movimientos circulares del hombro, opción indirecta (nervio subescapular) Decúbito lateral sobre un rulo (nervio torácico largo) Posición de rezo (nervio toracodorsal) Círculos con las manos (nervio axilar) Impulso del brazo con marcha nórdica (nervio musculocutáneo) Bailarín (nervio mediano) Mirada al codo (nervio radial) Saludar (nervio cubital) Jugar al tenis (nervio cutáneo braquial medial) Saludar con ventosas (nervio cutáneo antebraquial medial) Pierna colgando (plexo lumbar) Apoyo lumbar (nervio subcostal) Basculación de la pelvis (nervio cutáneo femoral lateral) Pierna colgando (nervio femoral, rama infrarrotuliana) Estocada (nervio safeno) Con una pierna cruzada (nervio obturador) Circunducción de la cadera (plexo sacro) Rodilla contra la frente (nervio glúteo superior) Rodilla contra la frente (nervio glúteo inferior) Sentado con las piernas estiradas y rulo debajo de la rodilla (nervio cutáneo femoral posterior) Extensor de la rodilla en decúbito supino (nervio ciático) Suelo de la pelvis y enrollar (nervio pudendo) Disparar la pelota hacia atrás (duramadre) Flexión completa (duramadre) Vela plegada (duramadre) Automovilización sobre una toalla enrollada (segundo centro, técnicas del simpático) Créditos de las imágenes Bibliografía Índice alfabético SECCIÓN I Los fundamentos 1 Introducción 2 Sistema nervioso central 3 Sistema nervioso vegetativo 4 Mecanismos patológicos 5 Exploración neurológica 6 Tratamiento 1 Introducción El sistema nervioso, con sus muchos millones de neuronas, es una estructura sumamente compleja. Para poder «comprenderlo», es necesario aplicar una clasificación sistemática precisa. Las posibilidades presentadas constituyen una reducción de la complejidad natural de este sistema para ayudar al lector a acceder más fácilmente al diagnóstico, el tratamiento y la integración del sistema nervioso. Clasificación del sistema nervioso Sistema nervioso central y sistema nervioso periférico De forma tradicional, el sistema nervioso se clasifica en función de su localización: sistema nervioso central (SNC) y sistema nervioso periférico (SNP). En el SNC se engloban esencialmente el encéfalo y la médula espinal, con los correspondientes nervios espinales o raquídeos. La frontera ficticia está formada por la cubierta ósea (cráneo y conducto vertebral). Todo lo que se sitúa fuera del cráneo óseo o del conducto vertebral se denomina SNP. Esto abarca a los plexos nerviosos (p. ej., el plexo cervical), los nervios periféricos clásicos (p. ej., el nervio femoral), así como los pares craneales a partir del punto que emergen del hueso craneal (p. ej., el nervio trigémino). En función de dónde se sitúa una lesión, se producen diferentes signos clínicos. Mediante la exploración, el terapeuta puede averiguar con facilidad y rapidez si se trata de una lesión de la porción central o periférica del sistema nervioso (capítulo 5). Sistema nervioso voluntario y sistema nervioso involuntario El sistema nervioso se clasifica, además, según su función. El sistema nervioso voluntario, también denominado sistema nervioso somático, posee una parte central y una periférica. Inerva exclusivamente la musculatura estriada, a la que otorga un tono específico. A través de numerosos receptores, recibe las informaciones de los receptores del aparato locomotor. Entre ellos se encuentran los receptores de las cápsulas articulares, los receptores de músculos y tendones, los receptores cutáneos y los receptores de temperatura. La función del sistema nervioso voluntario reside en el control voluntario (e involuntario) del aparato locomotor. Entre sus funciones también se encuentran el desarrollo de posturas de protección corporal y las compensaciones. El sistema nervioso vegetativo (autónomo o involuntario) se forma evolutivamente en estadios más precoces, por lo que está menos diferenciado. También posee una porción central y una periférica. Controla los órganos del organismo, y de ellos recibe aferencias informativas. El sistema nervioso vegetativo es mucho más resistente y se ve afectado con menor frecuencia por patologías. En caso de que, en la exploración de un paciente, se observen lesiones en el sistema nervioso voluntario y en el involuntario, han de considerarse más relevantes las lesiones del sistema nervioso involuntario (capítulo 3). Tejido conductor de impulsos y tejido de apoyo Entre los tejidos conductores del impulso nervioso se encuentran las prolongaciones de las neuronas, denominadas axón y dendritas. Estos tejidos conductores constituyen la mitad del nervio; la otra mitad del nervio la forman otros tejidos, como el tejido de apoyo. Al igual que en otros tejidos de sostén, estos tejidos de apoyo son en su mayoría colágeno, y proporcionan al nervio una capacidad de carga mecánica muy elevada. Los estudios en cadáveres demuestran la gran resistencia de los nervios; por ejemplo, el nervio ciático ha soportado una carga de 115 kg antes de romperse [5]. Por lo tanto, el tejido de apoyo puede absorber fuerzas enormes. A la par, el sistema nervioso ha de ser muy elástico para poder cumplir con la función de movimiento del sistema esquelético. Solo para flexionar el brazo, es necesario que el nervio cubital rodee todo el codo. Durante una intervención quirúrgica en un paciente en decúbito prono, Cavafy [6] pudo estirar el nervio ciático 15,7 cm por encima de la superficie cutánea. Esto demuestra la impresionante capacidad de despliegue del sistema nervioso. El aumento de longitud se debe a las propiedades del colágeno, que se dispone en pliegues y se expande durante una extensión. En este hecho se fundamenta la propensión a las lesiones. La formación de puentes (de hidrógeno y sulfato) impide el despliegue y, por tanto, la movilidad del nervio. En consecuencia, en estos casos, el terapeuta ha de restaurar la movilidad para evitar más daños (véase el apartado «Mecánica neural» en el capítulo 4). 2 Sistema nervioso central El sistema nervioso central, que consta del encéfalo y la médula espinal, está mucho mejor protegido frente a lesiones que el sistema nervioso periférico. El encéfalo está rodeado por el cráneo óseo, mientras que la médula espinal está envuelta por la columna vertebral ósea. La médula espinal y sus segmentos Las vértebras de la columna vertebral, colocadas una encima de otra, coincidiendo en su agujero vertebral, forman el denominado conducto vertebral. En la figura 2.1, se muestra la posición y la clasificación de los segmentos de la médula espinal en el conducto vertebral. En los diferentes segmentos de la columna, el conducto vertebral presenta distintas formas y diámetros. Esto se debe, por un lado, a los distintos grados de movilidad de cada una de las regiones y, por otro, a los diversos diámetros de la médula espinal ( figura 2.2): • El conducto vertebral en la zona de la columna cervical (CC) posee una luz especialmente amplia. Esto se debe, por ejemplo, al hecho de que, en esta zona, la médula espinal es compacta y aún dispone de todas las vías nerviosas. Figura 2.2. Diámetro del conducto vertebral. Figura 2.1. Posición y clasificación de los segmentos dela médula espinal en relación con el conducto vertebral (en visión lateral derecha) [23]. • Hacia la columna dorsal (CD), el conducto vertebral se estrecha. • A nivel de la columna lumbar (CL), el conducto vuelve a ensancharse o, al menos, se mantiene igual de ancho. Por su parte, la médula espinal también se ensancha a nivel de la CC y de la CL, y forma las denominadas intumescencias, o engrosamientos. La intumescencia cervical se extiende desde C1 hasta D1, mientras que la intumescencia lumbar abarca de D10 a L2. Las intumescencias se forman por la salida masiva de vías para la inervación de las extremidades. A estos niveles, los nervios que emergen por estas vías se encuentran más o menos rodeados de mielina, por lo que requieren un mayor espacio. La gran movilidad de las extremidades exige una mayor ductilidad en la CC y la CL, en comparación con la CD (véase el apartado «Alteraciones del conducto espinal en movimiento» en el capítulo 4). En estas regiones, el sistema nervioso ha de disponer de mucha más movilidad. • Apunte osteopático Las lesiones vertebrales y de los discos intervertebrales, así como las limitaciones de la movilidad del sistema nervioso que frecuentemente las acompañan, tienen una mayor repercusión en la zona de la columna cervical (CC) y la columna lumbar (CL) que en la columna dorsal (CD). Es imprescindible que, en caso de lesión de un nervio, el terapeuta controle posibles lesiones en el correspondiente segmento vertebral y elimine los probables bloqueos vertebrales para volver a restituir la capacidad de deslizamiento del nervio. A nivel del agujero magno (foramen magnum), el encéfalo deviene en médula espinal compacta. La transición entre el encéfalo y la médula espinal se denomina bulbo raquídeo (médula oblongada u oblonga). El bulbo raquídeo se encuentra aproximadamente a la altura de la región de occipucio-atlas-axis (región OAA). Esta región merece una atención especial, ya que a este nivel se sitúan el centro circulatorio y algunos de los núcleos de los pares craneales. Cambios durante el crecimiento En el adulto, la médula espinal no ocupa toda la longitud del conducto vertebral. En cambio, en el lactante, la longitud del conducto vertebral todavía se corresponde aproximadamente con la de la médula espinal ( figura 2.3). El motivo es que, en los primeros años de vida, la columna vertebral ósea crece más rápidamente que la médula espinal. Esto da la apariencia de que la médula espinal sube por el conducto vertebral, el denominado ascenso de la médula espinal. Figura 2.3. Proyección de la médula espinal y del saco dural en la columna vertebral, que depende de la edad y de la constitución (visión ventral). La médula espinal compacta termina, de promedio, a la altura del disco L1/L2 con el denominado cono medular. A partir de esta altura, en el conducto vertebral solo se encuentran las fibras terminales que, en conjunto, se conocen como cauda equina ( figura 2.4). De ello resulta que solo en unos cuantos niveles se produce una salida horizontal del nervio raquídeo de la médula espinal para llegar al correspondiente agujero intervertebral. Por ejemplo, la médula espinal de S1 se sitúa aproximadamente a la altura de D9/D10; por lo tanto, la raíz de S1 ha de recorrer un trayecto considerable por el conducto vertebral para llegar al primer agujero sacro [13]. Figura 2.4. Cauda equina en el conducto vertebral (vista dorsal) [24]. • Apunte osteopático Debido al recorrido de las fibras nerviosas, una hernia discal (prolapso de un disco intervertebral) no afecta las fibras situadas por encima de la misma. Por ejemplo, una hernia lateral entre L4 y L5 afecta el quinto nervio lumbar, pero no el cuarto; una hernia lateral situada entre L5 y S1 solo afecta el primer nervio sacro, pero no el quinto nervio lumbar [19]. Estructura de un segmento de la médula espinal Un segmento de la médula espinal se subdivide en sustancia blanca y sustancia gris ( figura 2.5). La sustancia blanca está formada por las vías ascendentes y las descendentes, que están más o menos mielinizadas y tienen un aspecto más claro. Las neuronas propiamente dichas se sitúan en la sustancia gris y forman el cuerno (o asta) ventral, dorsal y lateral. En el cuerno ventral, se encuentran las neuronas motoras y, en el dorsal, las sensitivas, que recogen las aferencias de la periferia. El cuerno lateral está formado por neuronas simpáticas o parasimpáticas (visceromotoras). Por ello, solo se encuentra un cuerno lateral en los segmentos de la médula espinal en los que hay porciones del sistema nervioso vegetativo (capítulo 3). • Apunte osteopático El cuerno anterior de la sustancia gris está situado muy cerca del disco intervertebral y del cuerpo de la vértebra, por lo que podría correr un gran riesgo en muchas patologías (hernia discal, aplastamiento vertebral, etc.). Sin embargo, en la realidad, ocurre justo lo contrario: se ve mucho más frecuentemente afectada la sensibilidad (véase el apartado placa del techoplaca del techoplaca alarplaca alarzona de las neuronassustancia blancacuerno dorsalzona de lasvegetativassustancia blancacuerno lateralneuronasvegetativasplaca basalcuerno ventralplaca basalplaca del suelocanal centralplaca del suelo «Relación entre la sensibilidad y la motricidad» más adelante, en este mismo capítulo). Figura 2.5. Médula espinal del adulto. Estructura de un nervio espinal El nervio espinal se forma a partir de dos raíces nerviosas: la raíz ventral (filete radicular anterior) y la raíz dorsal (filete radicular posterior; figura 2.6). En latín se denomina radix, que significa ‘raíz, rama o ramo’. En medicina, cuando se usa el término raíz, o radix, se suele entender a menudo el nervio espinal. En total, a derecha e izquierda salen 31 nervios espinales de la columna vertebral ósea a través de los correspondientes agujeros intervertebrales ( figura 2.7). La raíz dorsal consiste íntegramente en fibras sensitivas, que llevan las informaciones de la periferia al cuerno dorsal. La raíz ventral consiste mayoritariamente (95 %) en fibras motoras. Llevan los impulsos del cuerno ventral hacia la periferia para inervar, por ejemplo, un músculo esquelético. Cabe mencionar que el 5 % de las fibras sensitivas se encuentran en la zona de la raíz ventral. Estas fibras son responsables de la sensibilidad al dolor en caso de lesiones. Debido a esta autoprotección, se puede afirmar: ¡No hay nervios puramente motores en el organismo! Ambas ramas se unen para formar el nervio espinal que se encuentra en el agujero intervertebral. A este nivel también se sitúa el ganglio espinal. Cualidades de un nervio espinal Un nervio espinal lleva toda la información del correspondiente segmento. En consecuencia, posee cualidades visceromotoras, somatomotoras, viscerosensibles y somatosensibles. Dicho en otras palabras, inerva una porción de la piel, los huesos, los órganos, los músculos, etc., o devuelve los estímulos nerviosos de estas zonas ( tabla. 1.1). De este modo, el terapeuta puede extraer conclusiones en cuanto a la raíz nerviosa dañada (capítulo 5). Porciones de un nervio espinal El nervio espinal tiene una longitud de aproximadamente 1 cm y, justo después de su salida del agujero intervertebral, se divide en las tres porciones siguientes ( tabla 1.1): • Rama ventral (anterior). • Rama dorsal (posterior). • Rama meníngea. Figura 2.6. Estructura de un segmento de la médula espinal, así como de un nervio espinal, desde ventral y craneal [24]. Figura 2.7. Nervios espinales y pares craneales (vista ventral) [23]. Relación entre sensibilidad y motricidad En el organismo humano, se encuentran muchos indicios de que la motricidad está mucho mejor protegida que la sensibilidad. A la inversa, cabe partir de la base de que, en general, puede reconocerse una patología incipiente por los déficits sensitivos antes de que, a medida que avanza, se manifiesten déficits musculares. • Apunte osteopático En las exploraciones neurológicas se realizan pruebasde sensibilidad, con las que puede comprobarse si realmente hay un déficit en la conducción de estímulos en el sistema nervioso. Si no se observan hallazgos sensitivos, solo se continuará con la exploración neurológica si realmente hay sospechas fundamentadas a partir de la anamnesis. Los déficits motores sin déficits sensitivos existen, pero son muy raros. En opinión de los autores, esta mayor protección se desprende de la evolución: la motricidad es más importante para la supervivencia que la sensibilidad. Hemos de disponer de una motricidad funcional para poder luchar, defendernos, huir y conseguir alimentos. Localización del ganglio espinal en el agujero intervertebral El ganglio espinal se sitúa junto con el nervio espinal en el agujero intervertebral. Consiste en sustancia gris (neuronas). El ganglio espinal es el conmutador de la sensibilidad ( figura 2.8). A su nivel se sitúa la primera neurona sensitiva en la que se produce el primer filtro de la información. Tabla 1.1. Ramas de los nervios espinales, con sus territorios de inervación Rama y cualidades Rama ventral • somatomotora • visceromotora • somatosensible • viscerosensible Rama dorsal • somatomotora • visceromotora • somatosensible Rama meníngea (nervio recurrente, nervio sinovertebral o nervio de Luschka) • visceromotora • somatosensible Figura 2.8. Deducción embriológica de la atribución topográfica funcional en un segmento de la médula espinal [23] . En todas las patologías en las que se estrecha el agujero intervertebral (p. ej., la estenosis a causa de una osteocondrosis, artrosis facetaria, hernia discal, inflamación del disco intervertebral o bloqueos), no solo se ejerce presión sobre el nervio espinal (axones y dendritas), sino también en el ganglio espinal (neuronas sensibles). Por ello, cabe esperar que los síntomas clínicos empiecen con dolores, parestesias y sensación de entumecimiento. Figura 2.9. Meninges de la médula espinal en un corte transversal a nivel de una vértebra cervical (vista craneal) [24]. Septos o tabiques intermeníngeos y leptomeníngeos Las trabéculas subaracnoideas entre la duramadre y la piamadre son pronunciadas sobre todo en la zona posterior ( figura 2.9), mientras que, en la zona ventral, están muy poco acentuadas o incluso están ausentes. Esta circunstancia es especialmente relevante en las víctimas de un accidente tráfico debido a las grandes aceleraciones que se producen en las colisiones. Si, por ejemplo, una persona sufre un síndrome de latigazo, la médula espinal puede impactar fácilmente contra la pared posterior del conducto espinal o raquídeo. Esto puede dar lugar a lesiones del cuerno dorsal y provocar síntomas sensitivos. Por el contrario, el movimiento hacia delante queda impedido en gran medida por las fuertes trabéculas posteriores, que protegen el cuerno ventral y la motricidad frente a lesiones por aceleración. Riego sanguíneo de los cuernos dorsal y ventral El cuerno dorsal está irrigado por las dos arterias espinales posteriores, mientras que la arteria espinal anterior, de mayor calibre, irriga el cuerno ventral ( figura 2.10). Las microembolias o la arterioesclerosis (p. ej., por diabetes) cierran más rápidamente las arterias de calibre pequeño, pese a tratarse, como en este caso, de dos arterias, por lo que los trastornos circulatorios producen lesiones más graves en la sensibilidad que en la motricidad. Figura 2.10. Riego sanguíneo de los segmentos de la médula espinal [24]. Ligamento longitudinal posterior El conducto vertebral está revestido por plexos venosos que vierten su sangre en la vena espinal, que retorna al corazón. El plexo venoso vertebral interno anterior se sitúa en la parte ventral del conducto vertebral y es más voluminoso que el plexo vertebral interno posterior, que se sitúa en la cara dorsal del conducto vertebral ( figura 2.11). De este modo, el cuerno ventral (y, en consecuencia, la motricidad) está mejor protegido, por ejemplo, frente a lesiones por aceleración. Esto podría suponer un inconveniente en los fenómenos de congestión venosa. Si, a causa de una congestión, aumenta prolongadamente la presión en el abdomen y llega a ser superior a la del conducto vertebral, la sangre venosa queda estancada en el conducto vertebral. En condiciones normales, esta congestión afectaría el cuerno ventral. Sin embargo, esto no ocurre así gracias a la función de protección del ligamento longitudinal posterior. Este ligamento aísla el plexo venoso cerebral interno anterior de la médula espinal y procura que, en caso de congestión, el plexo no pueda extenderse. Por lo tanto, una congestión solo se manifestará en el cuerno dorsal y en la zona de la vena espinal en el agujero intervertebral (ganglio espinal). Esto da lugar a que los fenómenos de congestión provoquen con más frecuencia parestesias y sensación de entumecimiento que trastornos motores. Figura 2.11. Venas epidurales en los conductos sacro y lumbar, según Nieuwenhuys (vista ventral) [24]. Sensibilidad de los nervios periféricos Los nervios periféricos, que suelen ser nervios mixtos, están constituidos por fibras motoras, sensitivas y vegetativas. Las fibras sensitivas (aferentes), que se sitúan más bien en la zona externa del nervio, forman los denominados nervi nervorum, que hacen que las vainas de tejido conectivo del nervio sean sensibles ( figura 2.12). Figura 2.12. Inervación del tejido conectivo del nervio [26]. La ventaja de ello es que se percibe casi inmediatamente una compresión incipiente o cualquier otra lesión. Además, de este modo, en caso de lesiones progresivas o crónicas, primero se ven afectadas las fibras sensibles y, mucho más tarde, las fibras nerviosas motoras situadas más internamente. Meninges encefálicas o craneales Las meninges constituyen el tejido de soporte del encéfalo. En la parte más externa y adherida directamente a través de suturas al cráneo óseo se encuentra la duramadre cerebral ( figura 2.13). Se trata de la capa más resistente, capaz de compensar una fuerza mayor. La duramadre apenas es extensible, y entre ella y el cráneo queda a lo sumo un espacio capilar. • Apunte osteopático En el niño, la duramadre está completamente adherida al cráneo. Con el crecimiento del cráneo, que se produce sobre todo en la zona de las suturas, la duramadre se desprende del hueso craneal, aunque queda adherida por las suturas. Es decir, en cierto sentido las suturas «tiran» de la duramadre. Esto subraya una vez más la gran importancia de la movilidad de las suturas para el crecimiento del cráneo, así como el valor que tiene el movimiento craneosacro libre para todo el sistema nervioso. Probablemente debido a las adherencias entre la duramadre y el cráneo después de meningitis o lesiones craneales, aparecen signos de hipomovilidad de la duramadre. Más internamente se sitúa la siguiente capa, la aracnoides. Su distribución recuerda la tela de una araña. Esta capa es muy fina y translúcida, por lo que es evidente que carece de importancia en la transmisión de fuerzas. La capa más interna es la piamadre cerebral. Anatómicamente, esta capa apenas es separable de la superficie encefálica compacta, y a veces se considera como capa externa del encéfalo. La piamadre es la meninge vascularizada y se adapta perfectamente a todos los surcos y todas las elevaciones de la corteza cerebral. En la figura 2.14, se muestran las trabéculas entre la duramadre cerebral y la piamadre cerebral, la cual es directamente adyacente al encéfalo. En el denominado espacio subaracnoideo se encuentra el líquido cefalorraquídeo (LCR), que rodea el encéfalo y procura que las trabéculas no sean sometidas a tracción. La simple pérdida de unos pocos mililitros de LCR provoca que el peso del encéfalo (alrededor de 1,5 kg) ejerza una tracción más o menos pronunciada en las trabéculas. Estas trabéculas poseen una importante inervación nociceptiva, por lo que la tracción da lugar a un intenso dolor de cabeza. En este contexto, se entiende el procedimientoclínico en una punción lumbar. Figura 2.13. Encéfalo in situ, con retirada parcial de la duramadre (vista superior izquierda) [24]. Figura 2.14. Incorporación de las meninges en la calota (parte superior de la bóveda craneal) (vista frontal) [24]. Después de una extracción de LCR, los pacientes han de permanecer varias horas acostados para que el orificio producido por la punción se cierre completamente. Si se incorporan demasiado pronto, no se podría cerrar bien (presión por la columna de líquido), lo que daría lugar a una pérdida constante de LCR, con la consiguiente disminución de la presión, que irritaría las trabéculas. Sistema membranoso A partir de la duramadre se forma el sistema membranoso: las hoces encefálicas. Las siguientes tres hojas surgen sin solución de continuidad de la duramadre: • Hoz del cerebro. Divide el cerebro en dos mitades. • Hoz del cerebelo. Separa las dos mitades del cerebelo. • Tienda del cerebelo. Separa el cerebelo del cerebro. El diafragma de la silla es la parte de la duramadre que pasa por encima de la silla turca en la base del cerebro. Separa la hipófisis de las partes cerebrales basales ( figura 2.15). Figura 2.15. Septos durales (vista oblicua, izquierda ventral) [24]. Meninges espinales Las meninges encefálicas pasan directamente a las meninges espinales en la zona del agujero magno. Sin embargo, hay importantes diferencias. Duramadre espinal La duramadre espinal es la capa meníngea más externa con la estructura más recia y resistente. Sus fibras colágenas poco elásticas transcurren longitudinalmente y en capas. Por ello, tiene una gran fuerza axial y una pequeña fuerza transversal. Está formada por dos hojas. La hoja externa se encuentra adherida al agujero magno. En el conducto vertebral solo está fijada indirectamente a través de los manguitos de la duramadre en el agujero intervertebral. La duramadre espinal termina en el conducto sacro, junto con la aracnoides, a nivel de S3, en el denominado saco dural. Aracnoides espinal La aracnoides espinal es una membrana muy sensible y fina, constituida por fibras colágenas que están dispuestas en forma de rejilla o entramado; estas fibras permiten algo de extensión y compresión. Tiene una función de protección. El espacio subaracnoideo se sitúa entre la aracnoides espinal y la piamadre espinal; contiene el LCR, que principalmente es responsable de la nutrición y también tiene una importancia biomecánica para la médula espinal. El LCR forma un amortiguador hidráulico. Piamadre espinal La piamadre espinal es la capa más profunda de tejido conectivo y posee muchos vasos sanguíneos. Termina en el filum terminal, en la parte posterior del cóccix, y está unida a la duramadre a través del ligamento denticulado. • Observación Las lesiones de nutación del sacro dan lugar a un aumento de la tracción de la duramadre espinal ( figura 2.4). En función del grado tensional, la tensión puede llegar a las cavidades craneales y causar irritaciones de las estructuras encefálicas. Fijación del sistema nervioso central El sistema nervioso central posee conexiones externas (hacia el conducto vertebral y el cráneo óseo), así como conexiones internas (de meninge a meninge). Estas conexiones son necesarias para que el sistema nervioso sea insensible, en gran medida, a las alteraciones de la posición (gravedad o traumatismo por aceleración): • Conexiones externas de la duramadre – Suturas del cráneo. – Hoja externa con adherencia al agujero magno. – Conducto sacro a nivel de la S3. – Mediante el correspondiente manguito de la duramadre, indirectamente en el agujero intervertebral. • Conexiones internas de la duramadre – Ligamento denticulado. Estos ligamentos son estructuras planas que van desde la médula espinal hacia la duramadre. Tienen una orientación frontal ( figura 2.9). Estabilizan lateroexternamente la médula espinal e impiden las lesiones de la médula espinal por aceleraciones laterales. – Septos intermeníngeos y leptomeníngeos. Algunas de las fibras del músculo recto posterior menor de la cabeza ( figura 11.3) atraviesan la membrana atlantooccipital y conectan la duramadre espinal a la altura de C2. Este músculo forma parte de la musculatura suboccipital. Este grupo muscular posee un gran número de fibras musculares intrahusales. Por consiguiente, esta musculatura (por los numerosos husos musculares) es más un «medidor de tensiones» que un músculo de trabajo en sentido estricto. La musculatura suboccipital es más reactiva que activa. Además de ejercer efectos en las articulaciones craneales, el músculo recto posterior menor de la cabeza puede tirar de la duramadre en caso de una contracción. Esto puede dar lugar a una cranealización de la médula espinal o a que esta se mantenga en una posición craneal. • Observación Estas relaciones han de tenerse en cuenta sobre todo en la movilización del nervio ciático o en los tratamientos de la duramadre lumbar, dado que los segmentos inferiores del sistema nervioso solo podrán conseguir una movilidad completa con una caudalización suficiente de la médula espinal. El músculo puede sufrir espasmos, sobre todo en un traumatismo del sistema nervioso. Cuando esta situación perdura en el tiempo, pueden producirse cambios estructurales, dado que el aumento del tono influye negativamente en el riego sanguíneo. El espasmo tiene una gran importancia en el momento del traumatismo, así como en la «fase de curación», ya que reduce o elimina completamente la movilidad de los nervios (extraneural) en las zonas de las articulaciones craneales. Se trata de una función de protección frente a «lesiones» del bulbo raquídeo y los núcleos de los pares craneales situados a este nivel. • Apunte osteopático Debido a esta función de protección, un espasmo en esta región siempre debe tratarse después de la fase aguda, ¡nunca antes! Además, es recomendable eliminar las limitaciones del movimiento del sistema nervioso situadas a nivel distal antes de resolver el espasmo. Vainas de tejido conectivo de los nervios periféricos El tejido conectivo de los nervios periféricos tiene la función de proteger las vías nerviosas frente a cualquier injerencia nociva. Asimismo, el tejido conectivo ha de posibilitar el deslizamiento de los axones entre sí. Esto es importante en las zonas en las que el nervio pasa por encima de articulaciones, para que no se comprima. Si pensamos en una pista de atletismo de tartán, el atleta situado más al exterior ha de recorrer una mayor distancia que el situado más hacia el interior. Algo similar ocurre con las diferentes fibras del nervio. Para poder cumplir con estas exigencias, el tejido conectivo ha de estar formado por diferentes capas ( figura 2.16): Figura 2.16 Estructura de un nervio periférico [23]. • El endoneuro rodea todos los axones y reviste los espacios que hay entre ellos. Por tanto, sirve como amortiguación entre los axones y permite su deslizamiento. • Varios axones juntos forman el denominado fascículo, que está rodeado por el perineuro. El perineuro es la capa más compacta. En cierta manera equivaldría a la duramadre del sistema nervioso central. Además, el perineuro no solo tiene fibras de dirección proximaldistal, sino que también posee muchas en disposición circular. Las fibras protegen el nervio frente a dobleces y roturas, sobre todo en aquellas zonas en las que este ha de pasar por encima de las articulaciones (se podría decir que guardo un parecido con la cubierta metálica alrededor del flexo o manguera de la ducha). • Entre los diferentes fascículos se encuentra el epineuro interno, y alrededor de todo el nervio, el epineuro externo. El epineuro interno también cumple funciones de amortiguación y deslizamiento, mientras que el externo hace que el nervio pueda soportar cargas en dirección longitudinal. • El mesoneuro es una capa adicional de tejido conectivo laxo que conecta el nervio con el tejido circundante. Puede desarrollar adherencias y acortamientos cuando el nerviotranscurre por un tejido inflamado. Las capas del tejido conectivo de los nervios periféricos se consideran como una continuación del tejido conectivo del sistema nervioso central y de la médula espinal. Sin embargo, no se trata de una transición directa de estas capas. En la zona del epineuro se encuentra un gran número de células mastoideas. Estas células desempeñan un papel crucial en las lesiones, dado que liberan histamina, heparina y serotonina con efectos vasodilatadores. Si se produce en el nervio un daño mecánico por compresión, solo es una cuestión de tiempo que se forme un edema intraneural [26]. 3 Sistema nervioso vegetativo Un tema importante en osteopatía es su influencia en el sistema nervioso vegetativo o autónomo. Lamentablemente, a menudo el tratamiento se centra en un único órgano y en sus superficies de contacto. En consecuencia, el terapeuta solo adquiere una noción fragmentada del conjunto. Es importante saber que el sistema nervioso vegetativo es una estructura con una organización jerárquica estricta que se inicia en el centro de regulación superior (hipotálamo) y envía órdenes a través de las vías simpáticas y parasimpáticas que finalmente llegan al órgano efector. Con demasiada frecuencia, el terapeuta no tiene una idea clara del efecto de su intervención. El tratamiento orgánico es al mismo tiempo una movilización de las fibras nerviosas vegetativas. El terapeuta no influye en el sistema nervioso en una «determinada dirección» ni provoca una función específica. Más bien elimina las lesiones del sistema nervioso, con lo que procura que las señales lleguen sin interferencia al efector. El hipotálamo, como centro de regulación superior, está perfectamente dotado para reconocer las necesidades del organismo y reaccionar inmediatamente para mantener en todo momento el equilibrio (homeostasia). En general, podemos decir que en esta regulación participan los sistemas principales del organismo: 1. Regulación de corazón, circulación y presión arterial. 2. Regulación de la temperatura. 3. Regulación de la digestión. 4. Regulación del equilibrio hídrico y electrolítico. 5. Regulación del sistema hormonal. Tabla 3.1. Estructura jerárquica del sistema nervioso vegetativo o autónomo Centro Simpático Parasimpático Primer centro Hipotálamo Hipotálamo Segundo centro Cuerno lateral de la médula espinal (C8-L2) Bulbo raquídeo (nervio vago), cuerno lateral de la médula espinal (S2-S4) Tercer centro Tronco simpático, ganglios paravertebrales Cerca del órgano, en el órgano o dentro del órgano La intervención terapéutica del osteópata posibilita que el sistema nervioso central acceda al órgano efector sin interferencias. Por otra parte, las vías nerviosas liberadas después del tratamiento pueden volver a conducir con fluidez las aferencias al hipotálamo y comunicarle una imagen correcta de las necesidades actuales. Un ejemplo sería la rápida regulación de la presión arterial en las extremidades inferiores al cambiar de la posición de decúbito a la bipedestación. Si no hubiera esta regulación inmediata, la sangre bajaría a las piernas y el paciente se marearía. Por lo tanto, con el tratamiento del sistema vegetativo, se recupera la capacidad de regulación, por lo que puede entenderse como un apoyo a la autoayuda o, según el principio osteopático, como una estimulación de la autocuración. A continuación se describen los diferentes niveles jerárquicos para que el terapeuta pueda decidir de forma rápida y pragmática qué segmentos del sistema vegetativo se encuentran afectados. Estructura jerárquica En la tabla 3.1 se presenta un breve resumen de la estructura jerárquica del sistema vegetativo. Primer centro del sistema nervioso autónomo La parte central del sistema nervioso autónomo, el primer centro, es parte integral e integradora del sistema nervioso central. Se localiza en la corteza frontal premotora y en otras zonas de la corteza cerebral, en el tálamo (parte más importante del sistema límbico), hipocampo, cerebelo y tronco encefálico. Sin embargo, la parte más importante es el hipotálamo, que está situado en la fosa craneal anterior por encima de la silla turca. Esto significa que el hipotálamo, como coordinador máximo, aparte de recibir las aferencias de los órganos internos, también recoge las informaciones de numerosos segmentos del encéfalo, especialmente del sistema límbico, que se ocupa sobre todo de las sensaciones internas y de las emociones. Si somos conscientes de esto, sabremos que el tratamiento ya comienza desde el primer momento en que saludamos al paciente. Una «herramienta» importante para un tratamiento eficaz es el trato respetuoso y de confianza con el paciente y su enfermedad. Si el paciente «se siente cómodo al ponerse en nuestras manos» y espera mejorar con el tratamiento, esta sensación se transmite del sistema límbico al hipotálamo, lo que, a su vez, tiene efectos positivos (favorecedores de la curación) en el sistema nervioso autónomo y en los órganos inervados por el mismo. • Apunte osteopático Desde el punto de vista de la osteopatía, es importante considerar todas las lesiones del sistema craneosacro como relevantes para el hipotálamo. Cualquier trastorno puede influir negativamente en él. Las lesiones de la duramadre también pueden repercutir negativamente en el hipotálamo a través del sistema membranoso del cráneo. En la tabla 3.1 se aprecia que el hipotálamo es el coordinador superior de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático. Los trastornos que se producen a este nivel pueden influir negativamente en ambos sistemas. Segundo centro del sistema nervioso autónomo El segundo centro se sitúa en el cuerno lateral de la médula espinal, concretamente en el núcleo intermediomedial e intermediolateral. El sistema nervioso parasimpático también se denomina sistema nervioso craneosacro, porque las neuronas de las fibras preganglionares se originan en estas regiones (región de occipucio-atlas-axis (OAA), S2-S4). En consecuencia, el sistema nervioso simpático es el toracolumbar, porque a este nivel (C8-L2) se originan las fibras preganglionares. Las lesiones o los trastornos en un segmento vertebral influyen en la capacidad de reacción de este segmento. Una lesión y la correspondiente señal de trastorno (o el dolor concomitante) dan lugar a un aumento de la actividad del simpático y a un descenso de la del parasimpático. Un ejemplo sería un bloqueo a nivel de C8-L2, que provoca un aumento del simpático. En consecuencia, un bloqueo de la 6.a vértebra dorsal puede desencadenar una reducción de la secreción o motilidad gástrica y, por consiguiente, problemas digestivos. Si la alteración se sitúa a nivel de la región de occipucio-atlas-axis (OAA) y en la articulación sacroilíaca (ASI), se produce un descenso de la actividad del parasimpático que, a su vez, da lugar a un aumento relativo de la del simpático. En relación con el estómago, una lesión de las articulaciones craneales también provoca un descenso de la secreción y la motilidad gástrica. Tercer centro del sistema nervioso autónomo El tercer centro incluye las siguientes estructuras: • Tronco simpático o cadena ganglionar laterovertebral. El sistema nervioso autónomo periférico posee dos cadenas ganglionares simpáticas, los troncos dispuestos paravertebralmente, que van desde la base del cráneo hasta el cóccix. • Ganglios parasimpáticos. Los ganglios parasimpáticos se sitúan cerca del órgano. Sistema nervioso somático y sistema nervioso vegetativo En la tabla 3.2 se muestran las diferencias básicas entre el sistema nervioso somático y el vegetativo. Tabla 3.2. Diferencias entre el sistema nervioso somático y el vegetativo Sistema nervioso somático Sistema nervioso voluntario, mayoritariamente acciones voluntarias, altamente diferenciado, responsable del aparato locomotor Evolución. Tejido nervioso relativamente «joven», presencia de fibras nerviosas somáticas solo en formas de vida más desarrolladas Capacidad de acción, control específico de lamusculatura estriada Inervación de los órganos diana (musculatura estriada) de una región específica, es decir, una región de la corteza cerebral/médula espinal Vía más corta del encéfalo al órgano diana a través de dos sinapsis Neurotransmisor en las sinapsis: acetilcolina exclusivamente Vacuolas presinápticas con el neurotransmisor, localización directamente en el órgano diana, muy bien delimitadas frente al entorno Fibras nerviosas. Mielinización de buena a muy buena Elevada susceptibilidad a lesiones, poco potencial de curación Vías de comunicación En la figura 3.1 se muestran las vías de comunicación en el sistema nervioso vegetativo. Efectos del simpático y del parasimpático en los diferentes órganos El simpático y el parasimpático ejercen diferentes efectos en los órganos ( tabla 3.3). Figura 3.1. Sistema de conexiones en el sistema nervioso vegetativo [23]. Tabla 3.3. Efecto del simpático y del parasimpático en los diferentes órganos Órgano Simpático Órgano Simpático Piel Vasoconstricción, erección del vello, secreción de sudor Ojos Dilatación pupilar Glándulas salivales Reducción de la secreción, espesamiento de la saliva (densa) Corazón Aceleración de la frecuencia cardiaca (efecto cronotrópico positivo), acortamiento del tiempo de transferencia de las aurículas a los ventrículos (efecto dromotrópico positivo), aumento de la fuerza muscular/del latido (efecto inotrópico positivo) Pulmones y bronquios Dilatación bronquial y reducción de la secreción bronquial, vasoconstricción Estómago Vasoconstricción, activación del píloro (cierre de la salida del estómago), inhibición del movimiento peristáltico del estómago Perista Itismo intestinal Disminución del peristaltismo. reducción de la secreción, contracción del esfínter Hígado Aumento de la glucogenólisis/ gluconeogénesis Cápsula esplénica Contracción Páncreas Disminución de la secreción de la porción exocrina. inhibición de la secreción de insulina y aumento de la secreción de glucagón [16] Genitales masculinos Eyaculación Útero Contracción o relajación, en función de la situación hormonal Arterias Vasoconstricción Conductos urinarios Relajación Vejiga Inhibición del músculo detrusor vesical, activación del músculo del esfínter uretral Trastornos vegetativos A nivel del sistema límbico, las experiencias, las vivencias y los traumatismos desempeñan un papel muy importante. En este contexto, la confianza con el terapeuta es de suma importancia. Las técnicas de liberación somatoemocional de la osteopatía craneosacra tienen influencia en el sistema límbico y, por consiguiente, en el hipotálamo. Cabe mencionar, asimismo, que el tratamiento psicoterapéutico también influye en el hipotálamo a través del sistema límbico. Alexander [1] ya describió en 1950 las siete enfermedades psicosomáticas (llamadas holy seven), entre las que se sitúan: úlcera gástrica, colitis ulcerosa, hipertensión esencial, asma bronquial, hipertiroidismo, artritis reumatoide y neurodermatitis. Trastornos del sistema nervioso vegetativo La figura 3.2 muestra la estructura del sistema nervioso vegetativo. Los trastornos de este sistema pueden dar lugar a múltiples disfunciones: • Si la causa se encuentra en el hipotálamo, la consecuencia son diversas disregulaciones de todo el sistema vegetativo, sin una tendencia simpática o parasimpática clara y sin ninguna participación psicoemocional evidente. Sin embargo, los niveles de regulación dependen también de instancias superiores. En consecuencia, una alteración duradera del hipotálamo puede desencadenar asimismo, a la larga, un trastorno psicoemocional. Figura 3.2. Estructura del sistema nervioso vegetativo [23]. • Las lesiones del bulbo raquídeo repercuten sobre todo en los centros respiratorio y circulatorio. Aquí se sitúan las porciones superiores del parasimpático. Los síntomas ocasionados por lesiones a nivel del bulbo raquídeo son de diversa índole, aunque todos tienen en común un aumento de actividad del simpático. Dado que el nervio vago ( tabla 3.4) inerva todos los órganos hasta el punto de Cannon-Böhm, cada uno de los órganos hasta este nivel puede reaccionar con un incremento del tono simpático. (El punto de Cannon-Böhm, o flexura cólica izquierda, se halla en el borde entre las áreas de irrigación de las arterias mesentéricas superior e inferior). • Las lesiones de la médula espinal alteran alguno de los complejos orgánicos descritos en la tabla 3.4. Por ejemplo, una lesión en D6-D9 afecta la función de los órganos infradiafragmáticos en forma de un aumento del tono simpático. Los trastornos en el propio órgano (órgano efector) tienen una máxima influencia en el tercer centro del parasimpático. Tabla 3.4. Sistema nervioso vegetativo, segundo centro Segmento Correspondencia Parasimpático Región de occipucio-atlas-axis (núcleo dorsal del nervio vago) Todos los órganos proximales al punto de Cannon-Bóhm ( Sacro órganos pélvicos distales al punto de Cannon-Bóhm ( Simpático D1-D5 Cabeza, cuello, tórax, extremidad superior • Tiroides • Corazón (a través del tronco simpático a los nervio cervicales superior/medio/ inferior y las ramas cardíacas torácicas al ganglio cervical superior [al arco aórtico], al ganglio cervical medio [al arco aórtico], ganglio cervical inferior [aorta y corazón], ganglios torácicos 1-5 [plexo cardíaco)) • Pulmones (tronco simpático-plexo pulmonar-plexo peribronquial y plexo intramural; el relé se halla en los ganglios] cervicales y torácicos D1-D5) • Arterias de la extremidad superior D6-D9 órganos del epigastrio • Estómago (a través del ganglio celíaco) • Hígado y vesícula biliar (a través del plexo celíaco) • Bazo • Páncreas (a través del tronco simpático y los nervios esplácnicos mayor y menor al plexo celíaco) • Intestino delgado (a través del tronco simpático y los nervios esplácnicos mayor y menor al órgano) D10-D12 órganos del abdomen medio • Ríñones (a través del tronco simpático y el nervio esplácnico menor al ganglio celíaco; el relé se encuentra en el ganglio celíaco en el plexo aórticorenal y el uréter, y también en el plexo uretral) • Parte superior de los uréteres • Colon (hasta el punto de Cannon-Bohm, a través de los nervios esplácnicos torácicos; el relé está en el plexo mesentérico superior) • (Intestino delgado, porción distal) • (Vejigaparte de D12) • (Útero y ovarios) L1-L2 órganos de la pelvis • Colon (distal al punto de Cannon-Bóhm, a través del plexo aórtico abdominal y los nervios esplácnicos pélvicos al plexo mesentérico inferior) • Recto (a través del plexo hipogástrico y los ganglios lumbares del tronco simpático al relé en el plexo mesentérico inferior) • Vejiga (a través del tronco simpático y los nervios esplácnicos lumbares; el relé está en el ganglio mesentérico inferior en el plexo vesical) • Útero y ovarios (a través del tronco simpático, nervio esplácnico menor y sacro al relé en el plexo renal, plexos mesentéricos superior e inferior, y plexo hipogástrico inferior [plexo uterovaginal]) • Próstata (a través del tronco simpático y los nervios esplácnicos lumbares al plexo prostético [proyecciones del plexo hipogástrico inferior)) • Arterias de la extremidad inferior En la periferia, el sistema nervioso vegetativo se ve influido a diferentes niveles ( figura 3.3). El nivel superior está constituido por el sistema límbico que, a través de los centros en el hipotálamo, el bulbo raquídeo y la médula espinal, ejerce una influencia eferente en los órganos efectores (entre ellos, corazón, pulmones, intestino, tono simpático, p. ej., para la regulación del riego cutáneo). Las fibras del simpático llegan, por un lado, con las arterias y, por otro, con los nervios a la periferia para controlar, por ejemplo, la irrigación sanguínea y la actividad de las glándulas sudoríparas. El nervio mediano y el nervio ciático llevan la mayoría de las fibras vegetativas [5], por lo que el tratamiento de los problemas vegetativos de las extremidades ha de centrarseen estos dos nervios. Figura 3.3. Control del sistema nervioso vegetativo periférico a través de los centros superiores [24]. Trastornos en la zona de los segmentos vertebrales La tabla 3.4 muestra la correspondencia del parasimpático y del simpático con respecto a los segmentos vertebrales. Las alteraciones en el segundo centro pueden entenderse a partir de estas correspondencias. Trastornos en la zona de los troncos simpáticos Los trastornos en la zona de los troncos simpáticos se tratan tanto a través del parasimpático como del simpático o de las estructuras anexas. En la figura 3.4 se presenta un cuadro sinóptico. Tratamiento del parasimpático • Tratamiento del propio órgano. Tratamiento del simpático • Tratamiento del tronco simpático. • Para una mejor comprensión del tronco simpático, puede subdividirse en las siguientes porciones ( tabla 3.5): – tronco simpático cervical (tres ganglios), – tronco simpático torácico, – troncos simpáticos abdominales superior e inferior, – tronco simpático lumbar, – tronco simpático sacro. • Apunte osteopático El páncreas se sitúa en la zona retroperitoneal cercana a la aorta y en relación con los ganglios preaórticos y prevertebrales. Los trastornos pancreáticos son una importante causa de la compresión del tronco simpático. Función de un ganglio El ganglio modula las eferencias y aferencias simpáticas. En caso de lesión de un ganglio, se produce una hipofunción, es decir, conduce muy pocas señales. Por ejemplo, si por un latigazo cervical se sobredistienden los ganglios cervicales, estos pierden su movilidad y su función queda limitada. Las informaciones que proceden del cuerno lateral de la médula espinal y que, a través de la rama comunicante blanca, llegan al ganglio de tronco simpático del mismo nivel pueden abandonar de nuevo el tronco simpático al mismo nivel, a través de la rama comunicante gris, o bien a algunos niveles por encima o por debajo en el tronco simpático, tal y como ocurre en el tronco simpático cervical, o sacro. Figura 3.4. Sistema nervioso vegetativo, tercer centro. En la tabla. 3.5 se presentan las correspondencias entre la salida por el agujero intervertebral, el recorrido del tronco simpático, la salida del tronco simpático y, finalmente, la inervación del órgano. Resumen En la tabla 3.6 se expone un resumen de las repercusiones de los trastornos en el sistema nervioso vegetativo. Tabla 3.5. Estructura jerárquica del sistema nervioso vegetativo o autónomo Tronco simpático Descripción Tronco simpático cervical Ganglio cervical superior Localización Masa lateral C1-apófisis transversa C2 (cara ventral) Información de Cuerno lateral C8-D5 Información a Órganos cervicales (esófago, faringe, laringe, traquea, tiroides), plexo cervical, arteria vertebral {parte superior), vena yugular interna, arterias carótidas externa e interna Ganglios cervicales medio e mfertor Localización Apófisis transversa C4-CS4C7 Información de Cuerno lateral C8-D9 Información a Órganos cervicales (tiroides, glándulas salivales sublinguales, solo ganglio cervical medio), plexo cardiaco que inerva corazón, pulmones, plexo braquial. arteria vertebral (parte inferior), arteria subclavia que irriga tas brazos Troco simpático torácico Localización Cinco ganglios en la cara anterior de la cabeza costal 1-5 Información de CS-D5 (se mantiene a esta altura) Información a Plexo cardiaco {conducto torácico, todos los órganos del mediastino), nervios intercostales 1-5. vasos sanguíneos del entorno Tronco simpático afadowfcial Tronco simpático abdominal superior Localización Cuatro ganglios en la cara anterior de la cabeza costal 6-9 Información de D6-D9 (se mantiene a esta altura) Información a Órganos inf radia!ragmáticos. nervios intercostales 6-9. vasos sanguíneos del entorno Tronco simpático abdominal inferior Localización Tres ganglios en la cara anterior de la cabeza costal 10-12 Información de D10-D12 (se mantiene a esta altura) Tronco simpático Descripción Información a Ganglio mesenterico superior, nervios intercostales 10-12, vasos sanguíneos del entorno Tronco simpático lumbar Localización Cinco ganglios en la cara anterior de los cuerpos vertebrales Información de D10-L2 Información a Ganglio mesenterico inferior, plexo lumbar, arteria iliaca que irriga las piernas Tronco simpático sacro Localización Cuatro o cinco ganglios en la cara anterior de sacro y ganglio impar Información de D10-L2 Información a Plexo hipogástrico (órganos de la pelvis), plexo sacro, arteria iliaca Tabla 3.6. Repercusiones de los trastornos (resumen) Trastorno en Simpático Primer centro Un trastorno en el hipotálamo desencadena tanto disregulaciones simpáticas como parasimpáticas. Todo el sistema orgánico se puede ver afectado. Es posible que el paciente pase varias veces al día de una posición simpática a una parasimpàtica Segundo centro El trastorno se sitúa a nivel de la región de occipucio-atlas-axis (OAA) o del sacro. El tono parasimpàtico está reducido en relación con el aumento del simpático Tercer centro El trastorno se sitúa en el propio órgano. La consecuencia es una reducción del tono parasimpàtico 4 Mecanismos patológicos Mecanismos de protección arterial y venosa El tejido nervioso es uno de los tejidos mejor perfundidos en el organismo humano. Pese a solo suponer un 2 % de la masa corporal, el sistema nervioso precisa un 20 % del oxígeno disponible en la sangre [26]. Además, el sistema nervioso reacciona a la falta de oxígeno con mucha mayor sensibilidad que otros tejidos corporales. Para poder garantizar un suministro continuo, el organismo dispone de algunos mecanismos de protección. Conexiones vasculares arteriales Existen tanto vasos extraneurales, que suelen denominarse como el propio nervio (p. ej., nervio femoral y vena femoral), como vasos intraneurales que transcurren paralelamente al nervio ( figura 4.1). Las conexiones entre los vasos se denominan barras en T, o elementos de transición, y se caracterizan por presentar un recorrido ondulado (también reciben el nombre de espirales, o cola de cerdo). Las barras en T permiten la desviación rápida de la sangre, en caso de que una rama esté obstruida ( figura 4.2): Figura 4.1. Riego sanguíneo del nervio: Vasos extraneurales e intraneurales y sus anastomosis [26]. Figura 4.2. a) Barras en T; b) tracción del nervio; c) presión en el nervio. • La tracción en el nervio provoca un estrechamiento de los vasos extraneurales e intraneurales, así como un ensanchamiento de los vasos de conexión. • La presión en el nervio provoca un ensanchamiento de los vasos extraneurales e intraneurales, así como un estrechamiento de los vasos de suministro. Esta forma de conexión permite un alargamiento y un deslizamiento del nervio sin que se produzca directamente un empeoramiento del riego sanguíneo. Sin embargo, la capacidad de alargamiento es limitada. Según Van der Berg [26], en caso de un alargamiento de un 8 % del nervio, el riego sanguíneo empeora; si asciende a un 15 %, se interrumpe. • Apunte osteopático A menudo, las adherencias de un nervio provocan que, en las cargas de la vida cotidiana, se alargue el nervio, con lo que se desencadena una isquemia. Para la autocuración, es imprescindible resolver las adherencias. Mecanismo valvular venoso Los capilares de los vasos de suministro penetran en el perineuro (véase el apartado «Vainas de tejido conectivo de los nervios periféricos» en el capítulo 2) en dirección oblicua. En caso de presión desde fuera (compresión) o presión desde dentro (congestión del nervio), la consecuencia es una constricción de los vasos sanguíneos. Esto tiene sentido cuando el nervio atraviesa un tejido infectado (p. ej., por una mordedura de una serpiente). De este modo, se evita hasta cierto punto el acceso al nervio de las toxinas o de otro tipo de sustancias adversas. Por otro lado, la presión externa (p. ej., el músculo piriforme en el agujero infrapirifome) también puede constituirla base de una isquemia. Además, el riego sanguíneo puede verse limitado por una congestión dentro del nervio. Las venas también disponen de elementos de conexión en barras en T oblicuas ( figura 4.3). Estos elementos son incluso más importantes que en las arterias. La presión externa o interna da lugar a un retorno de la sangre venosa. Dado que la presión sanguínea en las arteriolas es superior a la de las vénulas, en caso de compresión, la sangre arterial sigue entrando durante más tiempo en el nervio de lo que puede salir la sangre venosa. Por lo tanto, la simple presión ya produce una congestión. Según Van den Berg, es suficiente una presión de 20-30 mmHg para bloquear el drenaje venoso; a partir de 60-80 mmHg se produce una isquemia completa [26]. • Apunte osteopático Deben eliminarse tanto las compresiones externas (tratamiento de las superficies adyacentes) como la congestión y el retorno del/al sistema nervioso (drenaje y pruebas de tensión). Transportes anterógrado y retrógrado En el tejido del sistema nervioso, además de las arterias y las venas, también hay otra vía de transporte para las enzimas y las glucoproteínas. Este sistema de transporte se encuentra en el propio nervio. Se trata de los denominados neurotúbulos. Las sustancias fluyen desde la célula hasta la periferia (transporte anterógrado), así como de la periferia en dirección a la célula (transporte retrógrado). Figura 4.3. a) Barras en T oblicuas de una vena; b) presión externa. El transporte anterógrado puede tener una velocidad de 4 mm a 400 mm al día, en función de la sustancia transportada. Se transportan rápidamente sobre todo las enzimas y las glucoproteí-nas, mientras que las sustancias necesarias para la regeneración y la conservación de la estructura celular de los axones y las sinapsis se transportan lentamente. En la bibliografía se indican velocidades muy diferentes para el transporte retrógrado, que pueden ir desde 1 mm hasta 3.000 mm al día. A través del transporte retrógrado, las neuronas reciben informaciones (de tipo químico) sobre el estado del axón y la sinapsis. Según Van den Berg [26], estos procesos precisan energía, por lo que dependen del riego sanguíneo del nervio. • Apunte osteopático Los sistemas de transporte informan por vía química a las células sobre lesiones neurales en la periferia. En el transporte retrógrado de 1 mm/día, la información tardaría en llegar 100 días a una neurona situada a 1 m, para que esta pudiera reaccionar químicamente y, a través del transporte anterógrado, aumentar el envío de elementos estructurales a la zona de la lesión. De ello se deduce por qué se estiman períodos tan prolongados para la curación de los nervios. La presión sobre un nervio provoca la congestión de ambos sistemas de transporte, así como, a la larga, del mismo nervio en ambos sentidos partiendo del punto de compresión. Esto explica por qué una hernia discal también puede dar lugar a una ciática o por qué la inflamación neural que se produce en el síndrome del túnel carpiano afecta también en algún momento al antebrazo. Por lo tanto, en la exploración de un nervio completamente inflamado, el terapeuta puede partir de la base de que hay que buscar la compresión primaria aproximadamente en el centro de la hinchazón. Los sistemas de transporte consumen energía. El suministro sanguíneo aporta esta energía. La curación se produce a través de los sistemas de transporte. Dado que la movilización nerviosa mejora el suministro de sangre, esa movilización favorece considerablemente la curación del nervio. Consecuencias de las lesiones neurales Como consecuencia de las lesiones neurales se producen una serie de efectos negativos que se resumen a continuación ( figura 4.4). La presión o la compresión de un nervio pueden producirse por influencias externas. Normalmente, el nervio puede eludir la compresión procedente del exterior, por ejemplo, mediante un movimiento de evitación, como el deslizamiento del nervio ciático de la tuberosidad cuando nos sentamos sobre una base dura. El túnel por el que pasa el nervio o las superficies adyacentes por las que transcurre pueden comprimir el nervio. A causa de la compresión, se cierran los elementos de conexión en T, lo que inicialmente da lugar a una congestión de la sangre venosa y, por tanto, a una hinchazón en el interior del nervio. Figura 4.4. Círculo vicioso de las lesiones neurales. Acto seguido, la compresión provoca el bloqueo del transporte anterógrado y del retrógrado. En estas circunstancias, probablemente el nervio ya es doloroso a la palpación. El aumento de la congestión da lugar a una mengua en la irrigación de sangre arterial, por lo que se produce una isquemia. En consecuencia, ya no llegan más nutrientes para el mantenimiento celular, con lo que el nervio va perdiendo capacidad funcional. Entonces se manifiestan las primeras parestesias y sensaciones de entumecimiento. A causa de la congestión, la isquemia y la compresión aumenta el valor del dióxido de carbono en el sistema nervioso, disminuye el nivel de oxígeno y se acumulan los metabolitos y los desechos metabólicos en el nervio. Aparte del daño químico existente, la compresión actúa como perjuicio mecánico. Todo ello lleva a una alteración de la permeabilidad vascular en el nervio y a la activación de las células mastoides (mastocitos), que empiezan a liberar histamina y serotonina. Este proceso da lugar a la inflamación, con los consiguientes signos de enrojecimiento, hinchazón, calor, dolor y limitación de la función. Así, la patología llega a su punto máximo: una inflamación neural aguda. La inflamación causa el dolor y, en consecuencia, una postura de protección desencadenada por el sistema nervioso central. El tejido nervioso se retrae y se repliega colágeno en el nervio. Paralelamente con el dolor, tras la fase de exudación (inflamación, 24-48 horas), se presenta la fase de proliferación (hasta 28 días), en la que ya hay puentes de hidrógeno (cross links) entre los pliegues de colágeno. Debido a la adhesión, el nervio es mucho menos móvil que antes. En consecuencia, tiene menos posibilidades de evitar las cargas cotidianas, lo que, a su vez, lo hace más susceptible a compresiones. ¡Empieza nuevamente el círculo vicioso! • Apunte osteopático En el tratamiento, el terapeuta debe intentar por todos los medios romper este círculo vicioso. De lo contrario, con cada paso, la patología va empeorando y ya no se limita a nivel local, sino que avanza a lo largo del sistema nervioso. Para poder cumplir con todos los movimientos que le exige el organismo, los nervios no deben sufrir compresiones. Condiciones de presión dentro de los tejidos nerviosos Los nervios atraviesan numerosos túneles. En general, se acompañan de las correspondientes arterias y venas ( figura 4.5) que procuran la entrada continuada de oxígeno y nutrientes y la salida de dióxido de carbono y de los productos metabólicos finales. Estos transportes de entrada y salida del nervio se producen por un «gradiente de presión» que se representa en la figura 4.6. Las alteraciones de este gradiente de presión dan lugar a patologías. Figura 4.5. Condiciones de presión dentro de la estructura nerviosa [26]. Figura 4.6. Gradiente de presión fisiológica (de la presión arterial a la extraneural). Mecánica patológica de los gradientes de presión alterados A continuación se explican tres posibilidades para la aparición de patologías. En la práctica, rara vez un único factor es responsable del trastorno funcional, sino que se da un problema multifactorial, es decir, una mezcla de los tres mecanismos patogénicos. Para poder efectuar el tratamiento, hay que averiguar a qué nivel predomina o es primaria la afectación del gradiente de presión. Aumento de la presión en el túnel Si aumenta la presión en el túnel por encima de la presión en la arteria, la consecuencia es que no entra sangre oxigenada en el nervio o lo hace en un volumen insuficiente ( figura 4.7). El resultado es una isquemia, con
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