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Sistema Nervioso y Osteopatías - Dierlmeier

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Sistema	nervioso	y	osteopatía
Sistema	nervioso	y	osteopatía
Nervios	periféricos,	meninges	craneales	y	espinales,
y	sistema	nervioso	vegetativo
Con	507	figuras
Daniel	Dierlmeier
Título	original:	Nervensystem	in	der	Osteopathie
Autor:	Daniel	Dierlmeier
Copyright	de	la	edición	original:	©	2015,	Karl	F.	Haug	Verlag
Publicado	según	acuerdo	con	Karl	F.	Haug	Verlag	in	MVS	Medizinverlage
GmbH	&	Co.	KG,	Stuttgart,	Alemania
Traducción:	Ute	Fischbach
Corrección	del	texto:	Aurora	Zafra
Fotografías:	Thomas	Möller
Dibujos:	Angelika	Brauner
Diseño	de	la	cubierta:	David	Carretero
Edición:	Lluís	Cugota
©	2017,	Editorial	Paidotribo
Les	Guixeres
C/	de	la	Energía,	19-21
08915	Badalona	(España)
Tel.:	93	323	33	11	–	Fax:	93	453	50	33
http://www.paidotribo.com
E-mail:	paidotribo@paidotribo.com
Primera	edición
ISBN:	978-84-9910-669-4
ISBN	EPUB:978-84-9910-726-4
http://www.paidotribo.com
BIC:	MXH
Diseño	de	maqueta	y	preimpresión:	Editor	Service,	S.L.	Diagonal,	299	–	08013
Barcelona
Para	Therese
Prólogo
El	cuerpo	humano	es	una	máquina	impulsada	por	una	fuerza	invisible
denominada	vida.	Para	que	funcione	armónicamente,	¡la	sangre,	los	nervios	y
las	arterias	han	de	poder	trabajar	libremente	desde	el	principio	hasta	el	final!
Andrew	Taylor	Still¹
Una	neurona	sin	función	es	una	neurona	muerta.	El	sistema	nervioso
humano	está	constituido	por	10	mil	millones	de	neuronas.	Las
investigaciones	han	podido	demostrar	que	el	sistema	nervioso	conserva	su
plasticidad	(capacidad	de	adaptación)	hasta	edades	muy	avanzadas,	e
incluso	puede	producirse	una	neoformación	de	neuronas.	Sin	embargo,
estas	también	mueren	si	no	están	en	conexión	con	otras	neuronas.	En	cierto
sentido,	la	célula	dispone	de	un	programa	de	«suicidio»	si	no	puede	cumplir
con	su	función.	Y	solo	ejecuta	su	misión	a	través	de	las	vías	aferentes	y
eferentes.	A	este	nivel,	se	pone	en	evidencia	claramente	la	trascendencia	de
los	principios	osteopáticos:	«La	estructura	genera	la	función,	y	a	la
inversa».
Conexión	entre	el	cerebro	y	el	organismo.	Las	ramas	terminales	de	los
nervios	llegan	a	todos	los	tejidos	y	a	todas	las	células	del	organismo.	El
camino	desde	la	primera	neurona	en	el	cerebro	hasta	los	efectores	en	la
periferia,	pasando	por	los	diferentes	«relés»	(conmutadores),	se	realiza	sin
apenas	pér-dida	de	tiempo.	El	potencial	de	acción	generado	en	el	cerebro	se
convierte	en	el	mismo	segundo	en	una	realidad	corporal,	aunque	esto
solamente	puede	ocurrir	si	las	vías	nerviosas	están	libres,	es	decir,	no	se
encuentran	bajo	presión	o	sufren	alguna	lesión.	Si	la	conducción	en	los
tejidos	del	organismo	no	es	óptima,	estos	ya	no	pueden	cumplir	con	las
exigencias	del	día	a	día,	lo	que	puede	constituir	la	base	de	una	disfunción.
Además,	los	nervios	están	constituidos	en	un	50	%	por	tejido	conectivo,	el
cual,	debido	a	su	elevada	proporción	de	colágeno,	apenas	admite	distensión.
Por	ello,	es	perfectamente	factible	que	una	lesión	del	nervio	ciático	sea	el
desencadenante	de	una	cefalea.	Los	problemas	a	nivel	de	la	médula	ósea	y
de	las	meninges	pueden	muy	bien	ser	la	causa	de	una	ciática.	El	principio
holístico	de	la	osteopatía	queda	reflejado	en	el	sistema	nervioso,	porque	la
lesión	de	un	nervio	puede	influir	negativamente	en	una	estructura	corporal
remota.	El	osteópata	solo	será	capaz	de	encontrar	la	causa	de	un	trastorno
aplicando	conceptos	y	exploraciones	integrales.
Fuerza	de	autocuración.	En	su	concepto	de	Triune	Man,	la	unidad	triple
diferenciada	del	ser	humano	(cuerpo,	mente	y	alma),	Andrew	Taylor	Still	ya
reconoció	la	importancia	del	sistema	nervioso	y	de	otras	vías	de	conducción.
Por	lo	tanto,	la	«farmacia	de	Dios»,	la	fuerza	de	autocuración,	depende
tanto	del	flujo	libre	de	la	sangre	y	la	linfa	como	del	suministro	de	«fuerza
nerviosa»	al	organismo.	En	general,	los	nervios	transcurren	junto	con	las
correspondientes	arterias	y	venas,	de	forma	que	el	tratamiento	de	los	haces
nerviosos	también	puede	aliviar	lesiones	en	el	sistema	vascular.
Significación	especial	de	la	osteopatía.	Gracias	al	tratamiento	del	sistema
nervioso,	el	osteópata	es	capaz	de	cerrar	el	círculo	entre	el	mundo	interno	y
el	externo	(cerebro	y	organismo).	Las	técnicas	osteopáticas	clásicas	liberan
las	limitaciones	de	la	movilidad	de	articulaciones,	músculos	y	fascias,	para
que	puedan	volver	a	funcionar.	Si	un	nervio	se	estira	o	comprime	durante
un	período	prolongado,	se	puede	modificar	la	capa	de	aislamiento	entre	las
fibras	nerviosas.	En	consecuencia,	se	desencadenan	potenciales	de	acción	a
este	nivel.	Estos	impulsos	anormales	se	procesan	en	el	sistema	nervioso
central	y	generan	alteraciones	de	la	tonicidad	(posturas	de	protección	y
compensaciones).	Esta	relación	es	muy	importante	para	el	osteópata,	quien
valora	la	estática	e	influye	en	la	cadena	de	causaefecto.	A	través	del
tratamiento	del	nervio,	se	puede	restaurar	la	conducción	correcta	en	las
estructuras	y	volver	a	integrarlas	dentro	de	los	procesos	funcionales
normales,	evitando	así	lesiones	a	largo	plazo.
Daniel	Dierlmeier
1.	Andrew	Taylor	Still	(Lee	County,	Virginia,	1828-1917),	médico
estadounidense,	considerado	el	padre	de	la	osteopatía.	(N.	del	E.)
Índice
Dedicatoria
Prólogo
SECCIÓN	I	·	Los	fundamentos
1	Introducción
Clasificación	del	sistema	nervioso
Sistema	nervioso	central	y	sistema	nervioso	periférico
Sistema	nervioso	voluntario	y	sistema	nervioso	involuntario
Tejido	conductor	de	impulsos	y	tejido	de	apoyo
2	Sistema	nervioso	central
La	médula	espinal	y	sus	segmentos
Cambios	durante	el	crecimiento
Estructura	de	un	segmento	de	la	médula	espinal
Estructura	de	un	nervio	espinal
Cualidades	de	un	nervio	espinal
Porciones	de	un	nervio	espinal
Relación	entre	sensibilidad	y	motricidad
Localización	del	ganglio	espinal	en	el	agujero	intervertebral
Septos	o	tabiques	intermeníngeos	y	leptomeníngeos
Riego	sanguíneo	de	los	cuernos	dorsal	y	ventral
Ligamento	longitudinal	posterior
Sensibilidad	de	los	nervios	periféricos
Meninges	encefálicas	o	craneales
Sistema	membranoso
Meninges	espinales
Duramadre	espinal
Aracnoides	espinal
Piamadre	espinal
Fijación	del	sistema	nervioso	central
Vainas	de	tejido	conectivo	de	los	nervios	periféricos
3	Sistema	nervioso	vegetativo
Estructura	jerárquica
Primer	centro	del	sistema	nervioso	autónomo
Segundo	centro	del	sistema	nervioso	autónomo
Tercer	centro	del	sistema	nervioso	autónomo
Sistema	nervioso	somático	y	sistema	nervioso	vegetativo
Vías	de	comunicación
Efectos	del	simpático	y	del	parasimpático	en	los	diferentes	órganos
Trastornos	vegetativos
Trastornos	del	sistema	nervioso	vegetativo
Trastornos	en	la	zona	de	los	segmentos	vertebrales
Trastornos	en	la	zona	de	los	troncos	simpáticos
Resumen
4	Mecanismos	patológicos
Mecanismos	de	protección	arterial	y	venosa
Conexiones	vasculares	arteriales
Mecanismo	valvular	venoso
Transportes	anterógrado	y	retrógrado
Consecuencias	de	las	lesiones	neurales
Condiciones	de	presión	dentro	de	los	tejidos	nerviosos
Mecánica	patológica	de	los	gradientes	de	presión	alterados
Mecánica	neural
Tejido	conectivo	de	un	nervio
Patología	por	presión	en	un	nervio
Alargamiento	de	los	nervios	en	la	periferia
Alteraciones	del	conducto	espinal	en	movimiento
5	Exploración	neurológica
Estrategia	de	exploración
Prueba	de	la	sensibilidad
Examen	de	los	músculos	y	los	reflejos
Diagnóstico	diferencial
6	Tratamiento
Movilización	de	los	nervios
Efectos	y	objetivos	del	tratamiento
Palpación	y	terapia	manual
Técnicas
Técnica	de	listening	(‘escucha	visceral’)
Desplazamiento	transversal
Estiramiento	longitudinal	a	través	de	la	palanca	corta
Estiramiento	longitudinal	a	través	de	la	palanca	larga
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes
Drenaje
Automovilización
Fundamentos
Principios	del	tratamiento
Posicionamiento
Estrategia	terapéutica	en	patologías	agudas	y	crónicas
Esquema	del	tratamiento
Integración	de	los	métodos	terapéuticos
SECCIÓN	II	·	La	práctica
7	Plexo	cervical
Plexo	cervical
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	lassuperficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	occipital	mayor
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	occipital	menor
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	frénico
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
8	Plexo	braquial
Plexo	braquial
Introducción
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	dorsal	de	la	escápula
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	subclavio
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	supraescapular
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervios	pectoral	medial	y	pectoral	lateral
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	subescapular
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	torácico	largo
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	toracodorsal
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	axilar
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	musculocutáneo
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	mediano
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	radial
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	cubital
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	cutáneo	braquial	medial
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	cutáneo	antebraquial	medial
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
9	Plexo	lumbar
Plexo	lumbar
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	subcostal
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	iliohipogástrico
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	ilioinguinal
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	genitofemoral
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	cutáneo	femoral	lateral
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	femoral
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	obturador
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
10	Plexo	sacro
Plexo	sacro
Introducción
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	glúteo	superior
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	glúteo	inferior
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	cutáneo	femoral	posterior
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	ciático
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
Nervio	pudendo
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
11	Meninges	espinales	y	craneales	(encefálicas)
Duramadre
Introducción
Palpación	y	movilización	directa
Prueba	de	tensión
Tratamiento	de	las	superficies	adyacentes,	túneles	y	fascias
Ejercicios	realizados	por	el	paciente	(autoejercicios)
Relaciones	osteopáticas
12	Sistema	nervioso	vegetativo
Introducción
Primer	centro
Técnicas
Segundo	centro
Técnicas	del	simpático
Técnicas	del	parasimpático.	Porción	craneal
Técnicas	del	parasimpático.	Porción	sacra
Tercer	centro
Técnicas	del	simpático
Técnicas	del	simpático.	Tronco	simpático	lumbar
Técnicas	del	simpático.	Tronco	simpático	sacro
Parasimpático
Tratamiento	de	los	órganos	cervicales
Tratamiento	de	los	ganglios
Tratamiento	del	mediastino	con	los	órganos	correspondientes
Tratamiento	de	los	órganos	de	la	zona	abdominal	umbilical
Tratamiento	de	los	órganos	de	la	pelvisSECCIÓN	III	·	Anexos
Recopilación	de	autoejercicios	(ejercicios	realizados	por	el	paciente)
Mirada	al	cielo	(plexo	cervical)
Flexión	de	la	cabeza	(nervio	occipital	mayor)
Flexión	de	la	cabeza	con	tracción	en	el	cuero	cabelludo	(nervio	occipital	mayor)
Flexión	de	la	cabeza	(nervio	occipital	menor)
Flexión	de	la	cabeza	con	tracción	en	el	cuero	cabelludo	(nervio	occipital	menor)
Automovilización	en	decúbito	supino	(nervio	frénico)
Respiración	abdominal	(nervio	frénico)
Estiramiento	de	la	nuca	con	movimiento	de	los	brazos	(plexo	braquial)
Autoejercicio	indirecto	(nervio	dorsal	de	la	escápula)
Círculos	del	hombro	con	estiramiento	de	la	nuca	(nervio	subclavio)
Rotación	interna	del	hombro	con	estiramiento	de	la	nuca	(nervio	supraescapular)
Posición	de	portero	con	estiramiento	de	la	nuca	(nervios	pectorales	mediales	y
laterales)
Movimientos	circulares	del	hombro,	opción	indirecta	(nervio	subescapular)
Decúbito	lateral	sobre	un	rulo	(nervio	torácico	largo)
Posición	de	rezo	(nervio	toracodorsal)
Círculos	con	las	manos	(nervio	axilar)
Impulso	del	brazo	con	marcha	nórdica	(nervio	musculocutáneo)
Bailarín	(nervio	mediano)
Mirada	al	codo	(nervio	radial)
Saludar	(nervio	cubital)
Jugar	al	tenis	(nervio	cutáneo	braquial	medial)
Saludar	con	ventosas	(nervio	cutáneo	antebraquial	medial)
Pierna	colgando	(plexo	lumbar)
Apoyo	lumbar	(nervio	subcostal)
Basculación	de	la	pelvis	(nervio	cutáneo	femoral	lateral)
Pierna	colgando	(nervio	femoral,	rama	infrarrotuliana)
Estocada	(nervio	safeno)
Con	una	pierna	cruzada	(nervio	obturador)
Circunducción	de	la	cadera	(plexo	sacro)
Rodilla	contra	la	frente	(nervio	glúteo	superior)
Rodilla	contra	la	frente	(nervio	glúteo	inferior)
Sentado	con	las	piernas	estiradas	y	rulo	debajo	de	la	rodilla	(nervio	cutáneo
femoral	posterior)
Extensor	de	la	rodilla	en	decúbito	supino	(nervio	ciático)
Suelo	de	la	pelvis	y	enrollar	(nervio	pudendo)
Disparar	la	pelota	hacia	atrás	(duramadre)
Flexión	completa	(duramadre)
Vela	plegada	(duramadre)
Automovilización	sobre	una	toalla	enrollada	(segundo	centro,	técnicas	del
simpático)
Créditos	de	las	imágenes
Bibliografía
Índice	alfabético
SECCIÓN	I
Los	fundamentos
1	Introducción
2	Sistema	nervioso	central
3	Sistema	nervioso	vegetativo
4	Mecanismos	patológicos
5	Exploración	neurológica
6	Tratamiento
1	Introducción
El	sistema	nervioso,	con	sus	muchos	millones	de	neuronas,	es	una	estructura
sumamente	compleja.	Para	poder	«comprenderlo»,	es	necesario	aplicar	una
clasificación	sistemática	precisa.	Las	posibilidades	presentadas	constituyen	una
reducción	de	la	complejidad	natural	de	este	sistema	para	ayudar	al	lector	a
acceder	más	fácilmente	al	diagnóstico,	el	tratamiento	y	la	integración	del	sistema
nervioso.
Clasificación	del	sistema	nervioso
Sistema	nervioso	central	y	sistema	nervioso	periférico
De	forma	tradicional,	el	sistema	nervioso	se	clasifica	en	función	de	su
localización:	sistema	nervioso	central	(SNC)	y	sistema	nervioso	periférico
(SNP).	En	el	SNC	se	engloban	esencialmente	el	encéfalo	y	la	médula	espinal,
con	los	correspondientes	nervios	espinales	o	raquídeos.	La	frontera	ficticia	está
formada	por	la	cubierta	ósea	(cráneo	y	conducto	vertebral).	Todo	lo	que	se	sitúa
fuera	del	cráneo	óseo	o	del	conducto	vertebral	se	denomina	SNP.	Esto	abarca	a
los	plexos	nerviosos	(p.	ej.,	el	plexo	cervical),	los	nervios	periféricos	clásicos	(p.
ej.,	el	nervio	femoral),	así	como	los	pares	craneales	a	partir	del	punto	que
emergen	del	hueso	craneal	(p.	ej.,	el	nervio	trigémino).	En	función	de	dónde	se
sitúa	una	lesión,	se	producen	diferentes	signos	clínicos.	Mediante	la	exploración,
el	terapeuta	puede	averiguar	con	facilidad	y	rapidez	si	se	trata	de	una	lesión	de	la
porción	central	o	periférica	del	sistema	nervioso	(capítulo	5).
Sistema	nervioso	voluntario	y	sistema	nervioso
involuntario
El	sistema	nervioso	se	clasifica,	además,	según	su	función.	El	sistema	nervioso
voluntario,	también	denominado	sistema	nervioso	somático,	posee	una	parte
central	y	una	periférica.	Inerva	exclusivamente	la	musculatura	estriada,	a	la	que
otorga	un	tono	específico.	A	través	de	numerosos	receptores,
recibe	las	informaciones	de	los	receptores	del	aparato	locomotor.	Entre	ellos	se
encuentran	los	receptores	de	las	cápsulas	articulares,	los	receptores	de	músculos
y	tendones,	los	receptores	cutáneos	y	los	receptores	de	temperatura.	La	función
del	sistema	nervioso	voluntario	reside	en	el	control	voluntario	(e	involuntario)
del	aparato	locomotor.	Entre	sus	funciones	también	se	encuentran	el	desarrollo
de	posturas	de	protección	corporal	y	las	compensaciones.
El	sistema	nervioso	vegetativo	(autónomo	o	involuntario)	se	forma
evolutivamente	en	estadios	más	precoces,	por	lo	que	está	menos	diferenciado.
También	posee	una	porción	central	y	una	periférica.	Controla	los	órganos	del
organismo,	y	de	ellos	recibe	aferencias	informativas.	El	sistema	nervioso
vegetativo	es	mucho	más	resistente	y	se	ve	afectado	con	menor	frecuencia	por
patologías.
En	caso	de	que,	en	la	exploración	de	un	paciente,	se	observen	lesiones	en	el
sistema	nervioso	voluntario	y	en	el	involuntario,	han	de	considerarse	más
relevantes	las	lesiones	del	sistema	nervioso	involuntario	(capítulo	3).
Tejido	conductor	de	impulsos	y	tejido	de	apoyo
Entre	los	tejidos	conductores	del	impulso	nervioso	se	encuentran	las
prolongaciones	de	las	neuronas,	denominadas	axón	y	dendritas.	Estos	tejidos
conductores	constituyen	la	mitad	del	nervio;	la	otra	mitad	del	nervio	la	forman
otros	tejidos,	como	el	tejido	de	apoyo.	Al	igual	que	en	otros	tejidos	de	sostén,
estos	tejidos	de	apoyo	son	en	su	mayoría	colágeno,	y	proporcionan	al	nervio	una
capacidad	de	carga	mecánica	muy	elevada.	Los	estudios	en	cadáveres
demuestran	la	gran	resistencia	de	los	nervios;	por	ejemplo,	el	nervio	ciático	ha
soportado	una	carga	de	115	kg	antes	de	romperse	[5].	Por	lo	tanto,	el	tejido	de
apoyo	puede	absorber	fuerzas	enormes.
A	la	par,	el	sistema	nervioso	ha	de	ser	muy	elástico	para	poder	cumplir	con	la
función	de	movimiento	del	sistema	esquelético.	Solo	para	flexionar	el	brazo,	es
necesario	que	el	nervio	cubital	rodee	todo	el	codo.	Durante	una	intervención
quirúrgica	en	un	paciente	en	decúbito	prono,	Cavafy	[6]	pudo	estirar	el	nervio
ciático	15,7	cm	por	encima	de	la	superficie	cutánea.	Esto	demuestra	la
impresionante	capacidad	de	despliegue	del	sistema	nervioso.	El	aumento	de
longitud	se	debe	a	las	propiedades	del	colágeno,	que	se	dispone	en	pliegues	y	se
expande	durante	una	extensión.	En	este	hecho	se	fundamenta	la	propensión	a	las
lesiones.	La	formación	de	puentes	(de	hidrógeno	y	sulfato)	impide	el	despliegue
y,	por	tanto,	la	movilidad	del	nervio.	En	consecuencia,	en	estos	casos,	el
terapeuta	ha	de	restaurar	la	movilidad	para	evitar	más	daños	(véase	el	apartado
«Mecánica	neural»	en	el	capítulo	4).
2	Sistema	nervioso	central
El	sistema	nervioso	central,	que	consta	del	encéfalo	y	la	médula	espinal,	está
mucho	mejor	protegido	frente	a	lesiones	que	el	sistema	nervioso	periférico.	El
encéfalo	está	rodeado	por	el	cráneo	óseo,	mientras	que	la	médula	espinal	está
envuelta	por	la	columna	vertebral	ósea.
La	médula	espinal	y	sus	segmentos
Las	vértebras	de	la	columna	vertebral,	colocadas	una	encima	de	otra,
coincidiendo	en	su	agujero	vertebral,	forman	el	denominado	conducto	vertebral.
En	la	figura	2.1,	se	muestra	la	posición	y	la	clasificación	de	los	segmentos	de	la
médula	espinal	en	el	conducto	vertebral.
En	los	diferentes	segmentos	de	la	columna,	el	conducto	vertebral	presenta
distintas	formas	y	diámetros.	Esto	se	debe,	por	un	lado,	a	los	distintos	grados	de
movilidad	de	cada	una	de	las	regiones	y,	por	otro,	a	los	diversos	diámetros	de	la
médula	espinal	(	figura	2.2):
•			El	conducto	vertebral	en	la	zona	de	la	columna	cervical	(CC)	posee	una	luz
especialmente	amplia.	Esto	se	debe,	por	ejemplo,	al	hecho	de	que,	en	esta	zona,
la	médula	espinal	es	compacta	y	aún	dispone	de	todas	las	vías	nerviosas.
Figura	2.2.	Diámetro	del	conducto	vertebral.
Figura	2.1.	Posición	y	clasificación	de	los	segmentos	dela	médula	espinal	en
relación	con	el	conducto	vertebral	(en	visión	lateral	derecha)	[23].
•			Hacia	la	columna	dorsal	(CD),	el	conducto	vertebral	se	estrecha.
•			A	nivel	de	la	columna	lumbar	(CL),	el	conducto	vuelve	a	ensancharse	o,	al
menos,	se	mantiene	igual	de	ancho.
Por	su	parte,	la	médula	espinal	también	se	ensancha	a	nivel	de	la	CC	y	de	la	CL,
y	forma	las	denominadas	intumescencias,	o	engrosamientos.	La	intumescencia
cervical	se	extiende	desde	C1	hasta	D1,	mientras	que	la	intumescencia	lumbar
abarca	de	D10	a	L2.	Las	intumescencias	se	forman	por	la	salida	masiva	de	vías
para	la	inervación	de	las	extremidades.	A	estos	niveles,	los	nervios	que	emergen
por	estas	vías	se	encuentran	más	o	menos	rodeados	de	mielina,	por	lo	que
requieren	un	mayor	espacio.
La	gran	movilidad	de	las	extremidades	exige	una	mayor	ductilidad	en	la	CC	y	la
CL,	en	comparación	con	la	CD	(véase	el	apartado	«Alteraciones	del	conducto
espinal	en	movimiento»	en	el	capítulo	4).	En	estas	regiones,	el	sistema	nervioso
ha	de	disponer	de	mucha	más	movilidad.
•	Apunte	osteopático
Las	lesiones	vertebrales	y	de	los	discos	intervertebrales,	así	como	las
limitaciones	de	la	movilidad	del	sistema	nervioso	que	frecuentemente	las
acompañan,	tienen	una	mayor	repercusión	en	la	zona	de	la	columna	cervical
(CC)	y	la	columna	lumbar	(CL)	que	en	la	columna	dorsal	(CD).	Es
imprescindible	que,	en	caso	de	lesión	de	un	nervio,	el	terapeuta	controle	posibles
lesiones	en	el	correspondiente	segmento	vertebral	y	elimine	los	probables
bloqueos	vertebrales	para	volver	a	restituir	la	capacidad	de	deslizamiento	del
nervio.
A	nivel	del	agujero	magno	(foramen	magnum),	el	encéfalo	deviene	en	médula
espinal	compacta.	La	transición	entre	el	encéfalo	y	la	médula	espinal	se
denomina	bulbo	raquídeo	(médula	oblongada	u	oblonga).	El	bulbo	raquídeo	se
encuentra	aproximadamente	a	la	altura	de	la	región	de	occipucio-atlas-axis
(región	OAA).	Esta	región	merece	una	atención	especial,	ya	que	a	este	nivel	se
sitúan	el	centro	circulatorio	y	algunos	de	los	núcleos	de	los	pares	craneales.
Cambios	durante	el	crecimiento
En	el	adulto,	la	médula	espinal	no	ocupa	toda	la	longitud	del	conducto	vertebral.
En	cambio,	en	el	lactante,	la	longitud	del	conducto	vertebral	todavía	se
corresponde	aproximadamente	con	la	de	la	médula	espinal	(	figura	2.3).	El
motivo	es	que,	en	los	primeros	años	de	vida,	la	columna	vertebral	ósea	crece	más
rápidamente	que	la	médula	espinal.	Esto	da	la	apariencia	de	que	la	médula
espinal	sube	por	el	conducto	vertebral,	el	denominado	ascenso	de	la	médula
espinal.
Figura	2.3.	Proyección	de	la	médula	espinal	y	del	saco	dural	en	la	columna
vertebral,	que	depende	de	la	edad	y	de	la	constitución	(visión	ventral).
La	médula	espinal	compacta	termina,	de	promedio,	a	la	altura	del	disco	L1/L2
con	el	denominado	cono	medular.	A	partir	de	esta	altura,	en	el	conducto
vertebral	solo	se	encuentran	las	fibras	terminales	que,	en	conjunto,	se	conocen
como	cauda	equina	(	figura	2.4).	De	ello	resulta	que	solo	en	unos	cuantos	niveles
se	produce	una	salida	horizontal	del	nervio	raquídeo	de	la	médula	espinal	para
llegar	al	correspondiente	agujero	intervertebral.	Por	ejemplo,	la	médula	espinal
de	S1	se	sitúa	aproximadamente	a	la	altura	de	D9/D10;	por	lo	tanto,	la	raíz	de	S1
ha	de	recorrer	un	trayecto	considerable	por	el	conducto	vertebral	para	llegar	al
primer	agujero	sacro	[13].
Figura	2.4.	Cauda	equina	en	el	conducto	vertebral	(vista	dorsal)	[24].
•	Apunte	osteopático
Debido	al	recorrido	de	las	fibras	nerviosas,	una	hernia	discal	(prolapso	de	un
disco	intervertebral)	no	afecta	las	fibras	situadas	por	encima	de	la	misma.	Por
ejemplo,	una	hernia	lateral	entre	L4	y	L5	afecta	el	quinto	nervio	lumbar,	pero	no
el	cuarto;	una	hernia	lateral	situada	entre	L5	y	S1	solo	afecta	el	primer	nervio
sacro,	pero	no	el	quinto	nervio	lumbar	[19].
Estructura	de	un	segmento	de	la	médula	espinal
Un	segmento	de	la	médula	espinal	se	subdivide	en	sustancia	blanca	y	sustancia
gris	(	figura	2.5).	La	sustancia	blanca	está	formada	por	las	vías	ascendentes	y	las
descendentes,	que	están	más	o	menos	mielinizadas	y	tienen	un	aspecto	más
claro.	Las	neuronas	propiamente	dichas	se	sitúan	en	la	sustancia	gris	y	forman	el
cuerno	(o	asta)	ventral,	dorsal	y	lateral.
En	el	cuerno	ventral,	se	encuentran	las	neuronas	motoras	y,	en	el	dorsal,	las
sensitivas,	que	recogen	las	aferencias	de	la	periferia.	El	cuerno	lateral	está
formado	por	neuronas	simpáticas	o	parasimpáticas	(visceromotoras).	Por	ello,
solo	se	encuentra	un	cuerno	lateral	en	los	segmentos	de	la	médula	espinal	en	los
que	hay	porciones	del	sistema	nervioso	vegetativo	(capítulo	3).
•	Apunte	osteopático
El	cuerno	anterior	de	la	sustancia	gris	está	situado	muy	cerca	del	disco
intervertebral	y	del	cuerpo	de	la	vértebra,	por	lo	que	podría	correr	un	gran	riesgo
en	muchas	patologías	(hernia	discal,	aplastamiento	vertebral,	etc.).	Sin	embargo,
en	la	realidad,	ocurre	justo	lo	contrario:	se	ve	mucho	más	frecuentemente
afectada	la	sensibilidad	(véase	el	apartado	placa	del	techoplaca	del	techoplaca
alarplaca	alarzona	de	las	neuronassustancia	blancacuerno	dorsalzona	de
lasvegetativassustancia	blancacuerno	lateralneuronasvegetativasplaca
basalcuerno	ventralplaca	basalplaca	del	suelocanal	centralplaca	del	suelo
«Relación	entre	la	sensibilidad	y	la	motricidad»	más	adelante,	en	este	mismo
capítulo).
Figura	2.5.	Médula	espinal	del	adulto.
Estructura	de	un	nervio	espinal
El	nervio	espinal	se	forma	a	partir	de	dos	raíces	nerviosas:	la	raíz	ventral	(filete
radicular	anterior)	y	la	raíz	dorsal	(filete	radicular	posterior;	figura	2.6).	En	latín
se	denomina	radix,	que	significa	‘raíz,	rama	o	ramo’.	En	medicina,	cuando	se
usa	el	término	raíz,	o	radix,	se	suele	entender	a	menudo	el	nervio	espinal.
En	total,	a	derecha	e	izquierda	salen	31	nervios	espinales	de	la	columna	vertebral
ósea	a	través	de	los	correspondientes	agujeros	intervertebrales	(	figura	2.7).
La	raíz	dorsal	consiste	íntegramente	en	fibras	sensitivas,	que	llevan	las
informaciones	de	la	periferia	al	cuerno	dorsal.
La	raíz	ventral	consiste	mayoritariamente	(95	%)	en	fibras	motoras.	Llevan	los
impulsos	del	cuerno	ventral	hacia	la	periferia	para	inervar,	por	ejemplo,	un
músculo	esquelético.	Cabe	mencionar	que	el	5	%	de	las	fibras	sensitivas	se
encuentran	en	la	zona	de	la	raíz	ventral.	Estas	fibras	son	responsables	de	la
sensibilidad	al	dolor	en	caso	de	lesiones.	Debido	a	esta	autoprotección,	se	puede
afirmar:	¡No	hay	nervios	puramente	motores	en	el	organismo!	Ambas	ramas	se
unen	para	formar	el	nervio	espinal	que	se	encuentra	en	el	agujero	intervertebral.
A	este	nivel	también	se	sitúa	el	ganglio	espinal.
Cualidades	de	un	nervio	espinal
Un	nervio	espinal	lleva	toda	la	información	del	correspondiente	segmento.	En
consecuencia,	posee	cualidades	visceromotoras,	somatomotoras,
viscerosensibles	y	somatosensibles.	Dicho	en	otras	palabras,	inerva	una	porción
de	la	piel,	los	huesos,	los	órganos,	los	músculos,	etc.,	o	devuelve	los	estímulos
nerviosos	de	estas	zonas	(	tabla.	1.1).	De	este	modo,	el	terapeuta	puede	extraer
conclusiones	en	cuanto	a	la	raíz	nerviosa	dañada	(capítulo	5).
Porciones	de	un	nervio	espinal
El	nervio	espinal	tiene	una	longitud	de	aproximadamente	1	cm	y,	justo	después
de	su	salida	del	agujero	intervertebral,	se	divide	en	las	tres	porciones	siguientes	(
tabla	1.1):
•			Rama	ventral	(anterior).
•			Rama	dorsal	(posterior).
•			Rama	meníngea.
Figura	2.6.	Estructura	de	un	segmento	de	la	médula	espinal,	así	como	de	un
nervio	espinal,	desde	ventral	y	craneal	[24].
Figura	2.7.	Nervios	espinales	y	pares	craneales	(vista	ventral)	[23].
Relación	entre	sensibilidad	y	motricidad
En	el	organismo	humano,	se	encuentran	muchos	indicios	de	que	la	motricidad
está	mucho	mejor	protegida	que	la	sensibilidad.	A	la	inversa,	cabe	partir	de	la
base	de	que,	en	general,	puede	reconocerse	una	patología	incipiente	por	los
déficits	sensitivos	antes	de	que,	a	medida	que	avanza,	se	manifiesten	déficits
musculares.
•	Apunte	osteopático
En	las	exploraciones	neurológicas	se	realizan	pruebasde	sensibilidad,	con	las
que	puede	comprobarse	si	realmente	hay	un	déficit	en	la	conducción	de
estímulos	en	el	sistema	nervioso.	Si	no	se	observan	hallazgos	sensitivos,	solo	se
continuará	con	la	exploración	neurológica	si	realmente	hay	sospechas
fundamentadas	a	partir	de	la	anamnesis.	Los	déficits	motores	sin	déficits
sensitivos	existen,	pero	son	muy	raros.
En	opinión	de	los	autores,	esta	mayor	protección	se	desprende	de	la	evolución:	la
motricidad	es	más	importante	para	la	supervivencia	que	la	sensibilidad.	Hemos
de	disponer	de	una	motricidad	funcional	para	poder	luchar,	defendernos,	huir	y
conseguir	alimentos.
Localización	del	ganglio	espinal	en	el	agujero
intervertebral
El	ganglio	espinal	se	sitúa	junto	con	el	nervio	espinal	en	el	agujero
intervertebral.	Consiste	en	sustancia	gris	(neuronas).
El	ganglio	espinal	es	el	conmutador	de	la	sensibilidad	(	figura	2.8).	A	su	nivel	se
sitúa	la	primera	neurona	sensitiva	en	la	que	se	produce	el	primer	filtro	de	la
información.
Tabla	1.1.	Ramas	de	los	nervios	espinales,	con	sus	territorios	de	inervación
Rama	y	cualidades
Rama	ventral	•	somatomotora	•	visceromotora	•	somatosensible	•	viscerosensible
Rama	dorsal	•	somatomotora	•	visceromotora	•	somatosensible
Rama	meníngea	(nervio	recurrente,	nervio	sinovertebral	o	nervio	de	Luschka)	•	visceromotora	•	somatosensible
Figura	2.8.	Deducción	embriológica	de	la	atribución	topográfica	funcional	en	un
segmento	de	la	médula	espinal	[23]	.
En	todas	las	patologías	en	las	que	se	estrecha	el	agujero	intervertebral	(p.	ej.,	la
estenosis	a	causa	de	una	osteocondrosis,	artrosis	facetaria,	hernia	discal,
inflamación	del	disco	intervertebral	o	bloqueos),	no	solo	se	ejerce	presión	sobre
el	nervio	espinal	(axones	y	dendritas),	sino	también	en	el	ganglio	espinal
(neuronas	sensibles).	Por	ello,	cabe	esperar	que	los	síntomas	clínicos	empiecen
con	dolores,	parestesias	y	sensación	de	entumecimiento.
Figura	2.9.	Meninges	de	la	médula	espinal	en	un	corte	transversal	a	nivel	de	una
vértebra	cervical	(vista	craneal)	[24].
Septos	o	tabiques	intermeníngeos	y	leptomeníngeos
Las	trabéculas	subaracnoideas	entre	la	duramadre	y	la	piamadre	son
pronunciadas	sobre	todo	en	la	zona	posterior	(	figura	2.9),	mientras	que,	en	la
zona	ventral,	están	muy	poco	acentuadas	o	incluso	están	ausentes.
Esta	circunstancia	es	especialmente	relevante	en	las	víctimas	de	un	accidente
tráfico	debido	a	las	grandes	aceleraciones	que	se	producen	en	las	colisiones.
Si,	por	ejemplo,	una	persona	sufre	un	síndrome	de	latigazo,	la	médula	espinal
puede	impactar	fácilmente	contra	la	pared	posterior	del	conducto	espinal	o
raquídeo.	Esto	puede	dar	lugar	a	lesiones	del	cuerno	dorsal	y	provocar	síntomas
sensitivos.	Por	el	contrario,	el	movimiento	hacia	delante	queda	impedido	en	gran
medida	por	las	fuertes	trabéculas	posteriores,	que	protegen	el	cuerno	ventral	y	la
motricidad	frente	a	lesiones	por	aceleración.
Riego	sanguíneo	de	los	cuernos	dorsal	y	ventral
El	cuerno	dorsal	está	irrigado	por	las	dos	arterias	espinales	posteriores,	mientras
que	la	arteria	espinal	anterior,	de	mayor	calibre,	irriga	el	cuerno	ventral	(	figura
2.10).
Las	microembolias	o	la	arterioesclerosis	(p.	ej.,	por	diabetes)	cierran	más
rápidamente	las	arterias	de	calibre	pequeño,	pese	a	tratarse,	como	en	este	caso,
de	dos	arterias,	por	lo	que	los	trastornos	circulatorios	producen	lesiones	más
graves	en	la	sensibilidad	que	en	la	motricidad.
Figura	2.10.	Riego	sanguíneo	de	los	segmentos	de	la	médula	espinal	[24].
Ligamento	longitudinal	posterior
El	conducto	vertebral	está	revestido	por	plexos	venosos	que	vierten	su	sangre	en
la	vena	espinal,	que	retorna	al	corazón.	El	plexo	venoso	vertebral	interno
anterior	se	sitúa	en	la	parte	ventral	del	conducto	vertebral	y	es	más	voluminoso
que	el	plexo	vertebral	interno	posterior,	que	se	sitúa	en	la	cara	dorsal	del
conducto	vertebral	(	figura	2.11).	De	este	modo,	el	cuerno	ventral	(y,	en
consecuencia,	la	motricidad)	está	mejor	protegido,	por	ejemplo,	frente	a	lesiones
por	aceleración.	Esto	podría	suponer	un	inconveniente	en	los	fenómenos	de
congestión	venosa.
Si,	a	causa	de	una	congestión,	aumenta	prolongadamente	la	presión	en	el
abdomen	y	llega	a	ser	superior	a	la	del	conducto	vertebral,	la	sangre	venosa
queda	estancada	en	el	conducto	vertebral.
En	condiciones	normales,	esta	congestión	afectaría	el	cuerno	ventral.	Sin
embargo,	esto	no	ocurre	así	gracias	a	la	función	de	protección	del	ligamento
longitudinal	posterior.	Este	ligamento	aísla	el	plexo	venoso	cerebral	interno
anterior	de	la	médula	espinal	y	procura	que,	en	caso	de	congestión,	el	plexo	no
pueda	extenderse.	Por	lo	tanto,	una	congestión	solo	se	manifestará	en	el	cuerno
dorsal	y	en	la	zona	de	la	vena	espinal	en	el	agujero	intervertebral	(ganglio
espinal).	Esto	da	lugar	a	que	los	fenómenos	de	congestión	provoquen	con	más
frecuencia	parestesias	y	sensación	de	entumecimiento	que	trastornos	motores.
Figura	2.11.	Venas	epidurales	en	los	conductos	sacro	y	lumbar,	según
Nieuwenhuys	(vista	ventral)	[24].
Sensibilidad	de	los	nervios	periféricos
Los	nervios	periféricos,	que	suelen	ser	nervios	mixtos,	están	constituidos	por
fibras	motoras,	sensitivas	y	vegetativas.
Las	fibras	sensitivas	(aferentes),	que	se	sitúan	más	bien	en	la	zona	externa	del
nervio,	forman	los	denominados	nervi	nervorum,	que	hacen	que	las	vainas	de
tejido	conectivo	del	nervio	sean	sensibles	(	figura	2.12).
Figura	2.12.	Inervación	del	tejido	conectivo	del	nervio	[26].
La	ventaja	de	ello	es	que	se	percibe	casi	inmediatamente	una	compresión
incipiente	o	cualquier	otra	lesión.	Además,	de	este	modo,	en	caso	de	lesiones
progresivas	o	crónicas,	primero	se	ven	afectadas	las	fibras	sensibles	y,	mucho
más	tarde,	las	fibras	nerviosas	motoras	situadas	más	internamente.
Meninges	encefálicas	o	craneales
Las	meninges	constituyen	el	tejido	de	soporte	del	encéfalo.	En	la	parte	más
externa	y	adherida	directamente	a	través	de	suturas	al	cráneo	óseo	se	encuentra
la	duramadre	cerebral	(	figura	2.13).	Se	trata	de	la	capa	más	resistente,	capaz	de
compensar	una	fuerza	mayor.	La	duramadre	apenas	es	extensible,	y	entre	ella	y
el	cráneo	queda	a	lo	sumo	un	espacio	capilar.
•	Apunte	osteopático
En	el	niño,	la	duramadre	está	completamente	adherida	al	cráneo.	Con	el
crecimiento	del	cráneo,	que	se	produce	sobre	todo	en	la	zona	de	las	suturas,	la
duramadre	se	desprende	del	hueso	craneal,	aunque	queda	adherida	por	las
suturas.	Es	decir,	en	cierto	sentido	las	suturas	«tiran»	de	la	duramadre.	Esto
subraya	una	vez	más	la	gran	importancia	de	la	movilidad	de	las	suturas	para	el
crecimiento	del	cráneo,	así	como	el	valor	que	tiene	el	movimiento	craneosacro
libre	para	todo	el	sistema	nervioso.
Probablemente	debido	a	las	adherencias	entre	la	duramadre	y	el	cráneo	después
de	meningitis	o	lesiones	craneales,	aparecen	signos	de	hipomovilidad	de	la
duramadre.
Más	internamente	se	sitúa	la	siguiente	capa,	la	aracnoides.	Su	distribución
recuerda	la	tela	de	una	araña.	Esta	capa	es	muy	fina	y	translúcida,	por	lo	que	es
evidente	que	carece	de	importancia	en	la	transmisión	de	fuerzas.
La	capa	más	interna	es	la	piamadre	cerebral.	Anatómicamente,	esta	capa	apenas
es	separable	de	la	superficie	encefálica	compacta,	y	a	veces	se	considera	como
capa	externa	del	encéfalo.	La	piamadre	es	la	meninge	vascularizada	y	se	adapta
perfectamente	a	todos	los	surcos	y	todas	las	elevaciones	de	la	corteza	cerebral.
En	la	figura	2.14,	se	muestran	las	trabéculas	entre	la	duramadre	cerebral	y	la
piamadre	cerebral,	la	cual	es	directamente	adyacente	al	encéfalo.
En	el	denominado	espacio	subaracnoideo	se	encuentra	el	líquido	cefalorraquídeo
(LCR),	que	rodea	el	encéfalo	y	procura	que	las	trabéculas	no	sean	sometidas	a
tracción.	La	simple	pérdida	de	unos	pocos	mililitros	de	LCR	provoca	que	el	peso
del	encéfalo	(alrededor	de	1,5	kg)	ejerza	una	tracción	más	o	menos	pronunciada
en	las	trabéculas.
Estas	trabéculas	poseen	una	importante	inervación	nociceptiva,	por	lo	que	la
tracción	da	lugar	a	un	intenso	dolor	de	cabeza.	En	este	contexto,	se	entiende	el
procedimientoclínico	en	una	punción	lumbar.
Figura	2.13.	Encéfalo	in	situ,	con	retirada	parcial	de	la	duramadre	(vista	superior
izquierda)	[24].
Figura	2.14.	Incorporación	de	las	meninges	en	la	calota	(parte	superior	de	la
bóveda	craneal)	(vista	frontal)	[24].
Después	de	una	extracción	de	LCR,	los	pacientes	han	de	permanecer	varias
horas	acostados	para	que	el	orificio	producido	por	la	punción	se	cierre
completamente.	Si	se	incorporan	demasiado	pronto,	no	se	podría	cerrar	bien
(presión	por	la	columna	de	líquido),	lo	que	daría	lugar	a	una	pérdida	constante
de	LCR,	con	la	consiguiente	disminución	de	la	presión,	que	irritaría	las
trabéculas.
Sistema	membranoso
A	partir	de	la	duramadre	se	forma	el	sistema	membranoso:	las	hoces	encefálicas.
Las	siguientes	tres	hojas	surgen	sin	solución	de	continuidad	de	la	duramadre:
•			Hoz	del	cerebro.	Divide	el	cerebro	en	dos	mitades.
•			Hoz	del	cerebelo.	Separa	las	dos	mitades	del	cerebelo.
•			Tienda	del	cerebelo.	Separa	el	cerebelo	del	cerebro.
El	diafragma	de	la	silla	es	la	parte	de	la	duramadre	que	pasa	por	encima	de	la
silla	turca	en	la	base	del	cerebro.	Separa	la	hipófisis	de	las	partes	cerebrales
basales	(	figura	2.15).
Figura	2.15.	Septos	durales	(vista	oblicua,	izquierda	ventral)	[24].
Meninges	espinales
Las	meninges	encefálicas	pasan	directamente	a	las	meninges	espinales	en	la
zona	del	agujero	magno.	Sin	embargo,	hay	importantes	diferencias.
Duramadre	espinal
La	duramadre	espinal	es	la	capa	meníngea	más	externa	con	la	estructura	más
recia	y	resistente.	Sus	fibras	colágenas	poco	elásticas	transcurren
longitudinalmente	y	en	capas.	Por	ello,	tiene	una	gran	fuerza	axial	y	una	pequeña
fuerza	transversal.	Está	formada	por	dos	hojas.	La	hoja	externa	se	encuentra
adherida	al	agujero	magno.	En	el	conducto	vertebral	solo	está	fijada
indirectamente	a	través	de	los	manguitos	de	la	duramadre	en	el	agujero
intervertebral.	La	duramadre	espinal	termina	en	el	conducto	sacro,	junto	con	la
aracnoides,	a	nivel	de	S3,	en	el	denominado	saco	dural.
Aracnoides	espinal
La	aracnoides	espinal	es	una	membrana	muy	sensible	y	fina,	constituida	por
fibras	colágenas	que	están	dispuestas	en	forma	de	rejilla	o	entramado;	estas
fibras	permiten	algo	de	extensión	y	compresión.	Tiene	una	función	de
protección.
El	espacio	subaracnoideo	se	sitúa	entre	la	aracnoides	espinal	y	la	piamadre
espinal;	contiene	el	LCR,	que	principalmente	es	responsable	de	la	nutrición	y
también	tiene	una	importancia	biomecánica	para	la	médula	espinal.	El	LCR
forma	un	amortiguador	hidráulico.
Piamadre	espinal
La	piamadre	espinal	es	la	capa	más	profunda	de	tejido	conectivo	y	posee	muchos
vasos	sanguíneos.	Termina	en	el	filum	terminal,	en	la	parte	posterior	del	cóccix,
y	está	unida	a	la	duramadre	a	través	del	ligamento	denticulado.
•	Observación
Las	lesiones	de	nutación	del	sacro	dan	lugar	a	un	aumento	de	la	tracción	de	la
duramadre	espinal	(	figura	2.4).	En	función	del	grado	tensional,	la	tensión	puede
llegar	a	las	cavidades	craneales	y	causar	irritaciones	de	las	estructuras
encefálicas.
Fijación	del	sistema	nervioso	central
El	sistema	nervioso	central	posee	conexiones	externas	(hacia	el	conducto
vertebral	y	el	cráneo	óseo),	así	como	conexiones	internas	(de	meninge	a
meninge).	Estas	conexiones	son	necesarias	para	que	el	sistema	nervioso	sea
insensible,	en	gran	medida,	a	las	alteraciones	de	la	posición	(gravedad	o
traumatismo	por	aceleración):
•			Conexiones	externas	de	la	duramadre
–	Suturas	del	cráneo.
–	Hoja	externa	con	adherencia	al	agujero	magno.
–	Conducto	sacro	a	nivel	de	la	S3.
–	Mediante	el	correspondiente	manguito	de	la	duramadre,	indirectamente	en	el
agujero	intervertebral.
•			Conexiones	internas	de	la	duramadre
–	Ligamento	denticulado.	Estos	ligamentos	son	estructuras	planas	que	van	desde
la	médula	espinal	hacia	la	duramadre.	Tienen	una	orientación	frontal	(	figura
2.9).	Estabilizan	lateroexternamente	la	médula	espinal	e	impiden	las	lesiones	de
la	médula	espinal	por	aceleraciones	laterales.
–	Septos	intermeníngeos	y	leptomeníngeos.
Algunas	de	las	fibras	del	músculo	recto	posterior	menor	de	la	cabeza	(	figura
11.3)	atraviesan	la	membrana	atlantooccipital	y	conectan	la	duramadre	espinal	a
la	altura	de	C2.	Este	músculo	forma	parte	de	la	musculatura	suboccipital.	Este
grupo	muscular	posee	un	gran	número	de	fibras	musculares	intrahusales.	Por
consiguiente,	esta	musculatura	(por	los	numerosos	husos	musculares)	es	más	un
«medidor	de	tensiones»	que	un	músculo	de	trabajo	en	sentido	estricto.	La
musculatura	suboccipital	es	más	reactiva	que	activa.	Además	de	ejercer	efectos
en	las	articulaciones	craneales,	el	músculo	recto	posterior	menor	de	la	cabeza
puede	tirar	de	la	duramadre	en	caso	de	una	contracción.	Esto	puede	dar	lugar	a
una	cranealización	de	la	médula	espinal	o	a	que	esta	se	mantenga	en	una
posición	craneal.
•	Observación
Estas	relaciones	han	de	tenerse	en	cuenta	sobre	todo	en	la	movilización	del
nervio	ciático	o	en	los	tratamientos	de	la	duramadre	lumbar,	dado	que	los
segmentos	inferiores	del	sistema	nervioso	solo	podrán	conseguir	una	movilidad
completa	con	una	caudalización	suficiente	de	la	médula	espinal.
El	músculo	puede	sufrir	espasmos,	sobre	todo	en	un	traumatismo	del	sistema
nervioso.	Cuando	esta	situación	perdura	en	el	tiempo,	pueden	producirse
cambios	estructurales,	dado	que	el	aumento	del	tono	influye	negativamente	en	el
riego	sanguíneo.	El	espasmo	tiene	una	gran	importancia	en	el	momento	del
traumatismo,	así	como	en	la	«fase	de	curación»,	ya	que	reduce	o	elimina
completamente	la	movilidad	de	los	nervios	(extraneural)	en	las	zonas	de	las
articulaciones	craneales.	Se	trata	de	una	función	de	protección	frente	a
«lesiones»	del	bulbo	raquídeo	y	los	núcleos	de	los	pares	craneales	situados	a	este
nivel.
•	Apunte	osteopático
Debido	a	esta	función	de	protección,	un	espasmo	en	esta	región	siempre	debe
tratarse	después	de	la	fase	aguda,	¡nunca	antes!	Además,	es	recomendable
eliminar	las	limitaciones	del	movimiento	del	sistema	nervioso	situadas	a	nivel
distal	antes	de	resolver	el	espasmo.
Vainas	de	tejido	conectivo	de	los	nervios	periféricos
El	tejido	conectivo	de	los	nervios	periféricos	tiene	la	función	de	proteger	las	vías
nerviosas	frente	a	cualquier	injerencia	nociva.	Asimismo,	el	tejido	conectivo	ha
de	posibilitar	el	deslizamiento	de	los	axones	entre	sí.	Esto	es	importante	en	las
zonas	en	las	que	el	nervio	pasa	por	encima	de	articulaciones,	para	que	no	se
comprima.	Si	pensamos	en	una	pista	de	atletismo	de	tartán,	el	atleta	situado	más
al	exterior	ha	de	recorrer	una	mayor	distancia	que	el	situado	más	hacia	el
interior.	Algo	similar	ocurre	con	las	diferentes	fibras	del	nervio.	Para	poder
cumplir	con	estas	exigencias,	el	tejido	conectivo	ha	de	estar	formado	por
diferentes	capas	(	figura	2.16):
Figura	2.16	Estructura	de	un	nervio	periférico	[23].
•			El	endoneuro	rodea	todos	los	axones	y	reviste	los	espacios	que	hay	entre
ellos.	Por	tanto,	sirve	como	amortiguación	entre	los	axones	y	permite	su
deslizamiento.
•			Varios	axones	juntos	forman	el	denominado	fascículo,	que	está	rodeado	por	el
perineuro.	El	perineuro	es	la	capa	más	compacta.	En	cierta	manera	equivaldría	a
la	duramadre	del	sistema	nervioso	central.	Además,	el	perineuro	no	solo	tiene
fibras	de	dirección	proximaldistal,	sino	que	también	posee	muchas	en
disposición	circular.	Las	fibras	protegen	el	nervio	frente	a	dobleces	y	roturas,
sobre	todo	en	aquellas	zonas	en	las	que	este	ha	de	pasar	por	encima	de	las
articulaciones	(se	podría	decir	que	guardo	un	parecido	con	la	cubierta	metálica
alrededor	del	flexo	o	manguera	de	la	ducha).
•			Entre	los	diferentes	fascículos	se	encuentra	el	epineuro	interno,	y	alrededor	de
todo	el	nervio,	el	epineuro	externo.	El	epineuro	interno	también	cumple
funciones	de	amortiguación	y	deslizamiento,	mientras	que	el	externo	hace	que	el
nervio	pueda	soportar	cargas	en	dirección	longitudinal.
•			El	mesoneuro	es	una	capa	adicional	de	tejido	conectivo	laxo	que	conecta	el
nervio	con	el	tejido	circundante.	Puede	desarrollar	adherencias	y	acortamientos
cuando	el	nerviotranscurre	por	un	tejido	inflamado.
Las	capas	del	tejido	conectivo	de	los	nervios	periféricos	se	consideran	como	una
continuación	del	tejido	conectivo	del	sistema	nervioso	central	y	de	la	médula
espinal.	Sin	embargo,	no	se	trata	de	una	transición	directa	de	estas	capas.
En	la	zona	del	epineuro	se	encuentra	un	gran	número	de	células	mastoideas.
Estas	células	desempeñan	un	papel	crucial	en	las	lesiones,	dado	que	liberan
histamina,	heparina	y	serotonina	con	efectos	vasodilatadores.	Si	se	produce	en	el
nervio	un	daño	mecánico	por	compresión,	solo	es	una	cuestión	de	tiempo	que	se
forme	un	edema	intraneural	[26].
3	Sistema	nervioso	vegetativo
Un	tema	importante	en	osteopatía	es	su	influencia	en	el	sistema	nervioso
vegetativo	o	autónomo.	Lamentablemente,	a	menudo	el	tratamiento	se	centra	en
un	único	órgano	y	en	sus	superficies	de	contacto.	En	consecuencia,	el	terapeuta
solo	adquiere	una	noción	fragmentada	del	conjunto.	Es	importante	saber	que	el
sistema	nervioso	vegetativo	es	una	estructura	con	una	organización	jerárquica
estricta	que	se	inicia	en	el	centro	de	regulación	superior	(hipotálamo)	y	envía
órdenes	a	través	de	las	vías	simpáticas	y	parasimpáticas	que	finalmente	llegan	al
órgano	efector.	Con	demasiada	frecuencia,	el	terapeuta	no	tiene	una	idea	clara
del	efecto	de	su	intervención.	El	tratamiento	orgánico	es	al	mismo	tiempo	una
movilización	de	las	fibras	nerviosas	vegetativas.
El	terapeuta	no	influye	en	el	sistema	nervioso	en	una	«determinada	dirección»	ni
provoca	una	función	específica.	Más	bien	elimina	las	lesiones	del	sistema
nervioso,	con	lo	que	procura	que	las	señales	lleguen	sin	interferencia	al	efector.
El	hipotálamo,	como	centro	de	regulación	superior,	está	perfectamente	dotado
para	reconocer	las	necesidades	del	organismo	y	reaccionar	inmediatamente	para
mantener	en	todo	momento	el	equilibrio	(homeostasia).	En	general,	podemos
decir	que	en	esta	regulación	participan	los	sistemas	principales	del	organismo:
1.	Regulación	de	corazón,	circulación	y	presión	arterial.
2.	Regulación	de	la	temperatura.
3.	Regulación	de	la	digestión.
4.	Regulación	del	equilibrio	hídrico	y	electrolítico.
5.	Regulación	del	sistema	hormonal.
Tabla	3.1.	Estructura	jerárquica	del	sistema	nervioso	vegetativo	o	autónomo
Centro Simpático Parasimpático
Primer	centro Hipotálamo Hipotálamo
Segundo	centro Cuerno	lateral	de	la	médula	espinal	(C8-L2) Bulbo	raquídeo	(nervio	vago),	cuerno	lateral	de	la	médula	espinal	(S2-S4)
Tercer	centro Tronco	simpático,	ganglios	paravertebrales Cerca	del	órgano,	en	el	órgano	o	dentro	del	órgano
La	intervención	terapéutica	del	osteópata	posibilita	que	el	sistema	nervioso
central	acceda	al	órgano	efector	sin	interferencias.	Por	otra	parte,	las	vías
nerviosas	liberadas	después	del	tratamiento	pueden	volver	a	conducir	con	fluidez
las	aferencias	al	hipotálamo	y	comunicarle	una	imagen	correcta	de	las
necesidades	actuales.
Un	ejemplo	sería	la	rápida	regulación	de	la	presión	arterial	en	las	extremidades
inferiores	al	cambiar	de	la	posición	de	decúbito	a	la	bipedestación.	Si	no	hubiera
esta	regulación	inmediata,	la	sangre	bajaría	a	las	piernas	y	el	paciente	se
marearía.	Por	lo	tanto,	con	el	tratamiento	del	sistema	vegetativo,	se	recupera	la
capacidad	de	regulación,	por	lo	que	puede	entenderse	como	un	apoyo	a	la
autoayuda	o,	según	el	principio	osteopático,	como	una	estimulación	de	la
autocuración.
A	continuación	se	describen	los	diferentes	niveles	jerárquicos	para	que	el
terapeuta	pueda	decidir	de	forma	rápida	y	pragmática	qué	segmentos	del	sistema
vegetativo	se	encuentran	afectados.
Estructura	jerárquica
En	la	tabla	3.1	se	presenta	un	breve	resumen	de	la	estructura	jerárquica	del
sistema	vegetativo.
Primer	centro	del	sistema	nervioso	autónomo
La	parte	central	del	sistema	nervioso	autónomo,	el	primer	centro,	es	parte
integral	e	integradora	del	sistema	nervioso	central.	Se	localiza	en	la	corteza
frontal	premotora	y	en	otras	zonas	de	la	corteza	cerebral,	en	el	tálamo	(parte	más
importante	del	sistema	límbico),	hipocampo,	cerebelo	y	tronco	encefálico.
Sin	embargo,	la	parte	más	importante	es	el	hipotálamo,	que	está	situado	en	la
fosa	craneal	anterior	por	encima	de	la	silla	turca.	Esto	significa	que	el
hipotálamo,	como	coordinador	máximo,	aparte	de	recibir	las	aferencias	de	los
órganos	internos,	también	recoge	las	informaciones	de	numerosos	segmentos	del
encéfalo,	especialmente	del	sistema	límbico,	que	se	ocupa	sobre	todo	de	las
sensaciones	internas	y	de	las	emociones.
Si	somos	conscientes	de	esto,	sabremos	que	el	tratamiento	ya	comienza	desde	el
primer	momento	en	que	saludamos	al	paciente.	Una	«herramienta»	importante
para	un	tratamiento	eficaz	es	el	trato	respetuoso	y	de	confianza	con	el	paciente	y
su	enfermedad.	Si	el	paciente	«se	siente	cómodo	al	ponerse	en	nuestras	manos»
y	espera	mejorar	con	el	tratamiento,	esta	sensación	se	transmite	del	sistema
límbico	al	hipotálamo,	lo	que,	a	su	vez,	tiene	efectos	positivos	(favorecedores	de
la	curación)	en	el	sistema	nervioso	autónomo	y	en	los	órganos	inervados	por	el
mismo.
•	Apunte	osteopático
Desde	el	punto	de	vista	de	la	osteopatía,	es	importante	considerar	todas	las
lesiones	del	sistema	craneosacro	como	relevantes	para	el	hipotálamo.	Cualquier
trastorno	puede	influir	negativamente	en	él.	Las	lesiones	de	la	duramadre
también	pueden	repercutir	negativamente	en	el	hipotálamo	a	través	del	sistema
membranoso	del	cráneo.	En	la	tabla	3.1	se	aprecia	que	el	hipotálamo	es	el
coordinador	superior	de	los	sistemas	nerviosos	simpático	y	parasimpático.	Los
trastornos	que	se	producen	a	este	nivel	pueden	influir	negativamente	en	ambos
sistemas.
Segundo	centro	del	sistema	nervioso	autónomo
El	segundo	centro	se	sitúa	en	el	cuerno	lateral	de	la	médula	espinal,
concretamente	en	el	núcleo	intermediomedial	e	intermediolateral.	El	sistema
nervioso	parasimpático	también	se	denomina	sistema	nervioso	craneosacro,
porque	las	neuronas	de	las	fibras	preganglionares	se	originan	en	estas	regiones
(región	de	occipucio-atlas-axis	(OAA),	S2-S4).	En	consecuencia,	el	sistema
nervioso	simpático	es	el	toracolumbar,	porque	a	este	nivel	(C8-L2)	se	originan
las	fibras	preganglionares.
Las	lesiones	o	los	trastornos	en	un	segmento	vertebral	influyen	en	la	capacidad
de	reacción	de	este	segmento.	Una	lesión	y	la	correspondiente	señal	de	trastorno
(o	el	dolor	concomitante)	dan	lugar	a	un	aumento	de	la	actividad	del	simpático	y
a	un	descenso	de	la	del	parasimpático.
Un	ejemplo	sería	un	bloqueo	a	nivel	de	C8-L2,	que	provoca	un	aumento	del
simpático.	En	consecuencia,	un	bloqueo	de	la	6.a	vértebra	dorsal	puede
desencadenar	una	reducción	de	la	secreción	o	motilidad	gástrica	y,	por
consiguiente,	problemas	digestivos.	Si	la	alteración	se	sitúa	a	nivel	de	la	región
de	occipucio-atlas-axis	(OAA)	y	en	la	articulación	sacroilíaca	(ASI),	se	produce
un	descenso	de	la	actividad	del	parasimpático	que,	a	su	vez,	da	lugar	a	un
aumento	relativo	de	la	del	simpático.	En	relación	con	el	estómago,	una	lesión	de
las	articulaciones	craneales	también	provoca	un	descenso	de	la	secreción	y	la
motilidad	gástrica.
Tercer	centro	del	sistema	nervioso	autónomo
El	tercer	centro	incluye	las	siguientes	estructuras:
•			Tronco	simpático	o	cadena	ganglionar	laterovertebral.	El	sistema	nervioso
autónomo	periférico	posee	dos	cadenas	ganglionares	simpáticas,	los	troncos
dispuestos	paravertebralmente,	que	van	desde	la	base	del	cráneo	hasta	el	cóccix.
•			Ganglios	parasimpáticos.	Los	ganglios	parasimpáticos	se	sitúan	cerca	del
órgano.
Sistema	nervioso	somático	y	sistema	nervioso	vegetativo
En	la	tabla	3.2	se	muestran	las	diferencias	básicas	entre	el	sistema	nervioso
somático	y	el	vegetativo.
Tabla	3.2.	Diferencias	entre	el	sistema	nervioso	somático	y	el	vegetativo
Sistema	nervioso	somático
Sistema	nervioso	voluntario,	mayoritariamente	acciones	voluntarias,	altamente	diferenciado,	responsable	del	aparato	locomotor
Evolución.	Tejido	nervioso	relativamente	«joven»,	presencia	de	fibras	nerviosas	somáticas	solo	en	formas	de	vida	más	desarrolladas
Capacidad	de	acción,	control	específico	de	lamusculatura	estriada
Inervación	de	los	órganos	diana	(musculatura	estriada)	de	una	región	específica,	es	decir,	una	región	de	la	corteza	cerebral/médula	espinal
Vía	más	corta	del	encéfalo	al	órgano	diana	a	través	de	dos	sinapsis
Neurotransmisor	en	las	sinapsis:	acetilcolina	exclusivamente
Vacuolas	presinápticas	con	el	neurotransmisor,	localización	directamente	en	el	órgano	diana,	muy	bien	delimitadas	frente	al	entorno
Fibras	nerviosas.	Mielinización	de	buena	a	muy	buena
Elevada	susceptibilidad	a	lesiones,	poco	potencial	de	curación
Vías	de	comunicación
En	la	figura	3.1	se	muestran	las	vías	de	comunicación	en	el	sistema	nervioso
vegetativo.
Efectos	del	simpático	y	del	parasimpático	en	los	diferentes	órganos
El	simpático	y	el	parasimpático	ejercen	diferentes	efectos	en	los	órganos	(	tabla
3.3).
Figura	3.1.	Sistema	de	conexiones	en	el	sistema	nervioso	vegetativo	[23].
Tabla	3.3.	Efecto	del	simpático	y	del	parasimpático	en	los	diferentes	órganos
Órgano Simpático
Órgano Simpático
Piel Vasoconstricción,	erección	del	vello,	secreción	de	sudor
Ojos Dilatación	pupilar
Glándulas	salivales Reducción	de	la	secreción,	espesamiento	de	la	saliva	(densa)
Corazón Aceleración	de	la	frecuencia	cardiaca	(efecto	cronotrópico	positivo),	acortamiento	del	tiempo	de	transferencia	de	las	aurículas	a	los	ventrículos	(efecto	dromotrópico	positivo),	aumento	de	la	fuerza	muscular/del	latido	(efecto	inotrópico	positivo)
Pulmones	y	bronquios Dilatación	bronquial	y	reducción	de	la	secreción	bronquial,	vasoconstricción
Estómago Vasoconstricción,	activación	del	píloro	(cierre	de	la	salida	del	estómago),	inhibición	del	movimiento	peristáltico	del	estómago
Perista	Itismo	intestinal Disminución	del	peristaltismo.	reducción	de	la	secreción,	contracción	del	esfínter
Hígado Aumento	de	la	glucogenólisis/	gluconeogénesis
Cápsula	esplénica Contracción
Páncreas Disminución	de	la	secreción	de	la	porción	exocrina.	inhibición	de	la	secreción	de	insulina	y	aumento	de	la	secreción	de	glucagón	[16]
Genitales	masculinos Eyaculación
Útero Contracción	o	relajación,	en	función	de	la	situación	hormonal
Arterias Vasoconstricción
Conductos	urinarios Relajación
Vejiga Inhibición	del	músculo	detrusor	vesical,	activación	del	músculo	del	esfínter	uretral
Trastornos	vegetativos
A	nivel	del	sistema	límbico,	las	experiencias,	las	vivencias	y	los	traumatismos
desempeñan	un	papel	muy	importante.	En	este	contexto,	la	confianza	con	el
terapeuta	es	de	suma	importancia.	Las	técnicas	de	liberación	somatoemocional
de	la	osteopatía	craneosacra	tienen	influencia	en	el	sistema	límbico	y,	por
consiguiente,	en	el	hipotálamo.	Cabe	mencionar,	asimismo,	que	el	tratamiento
psicoterapéutico	también	influye	en	el	hipotálamo	a	través	del	sistema	límbico.
Alexander	[1]	ya	describió	en	1950	las	siete	enfermedades	psicosomáticas
(llamadas	holy	seven),	entre	las	que	se	sitúan:	úlcera	gástrica,	colitis	ulcerosa,
hipertensión	esencial,	asma	bronquial,	hipertiroidismo,	artritis	reumatoide	y
neurodermatitis.
Trastornos	del	sistema	nervioso	vegetativo
La	figura	3.2	muestra	la	estructura	del	sistema	nervioso	vegetativo.	Los
trastornos	de	este	sistema	pueden	dar	lugar	a	múltiples	disfunciones:
•			Si	la	causa	se	encuentra	en	el	hipotálamo,	la	consecuencia	son	diversas
disregulaciones	de	todo	el	sistema	vegetativo,	sin	una	tendencia	simpática	o
parasimpática	clara	y	sin	ninguna	participación	psicoemocional	evidente.	Sin
embargo,	los	niveles	de	regulación	dependen	también	de	instancias	superiores.
En	consecuencia,	una	alteración	duradera	del	hipotálamo	puede	desencadenar
asimismo,	a	la	larga,	un	trastorno	psicoemocional.
Figura	3.2.	Estructura	del	sistema	nervioso	vegetativo	[23].
•			Las	lesiones	del	bulbo	raquídeo	repercuten	sobre	todo	en	los	centros
respiratorio	y	circulatorio.	Aquí	se	sitúan	las	porciones	superiores	del
parasimpático.	Los	síntomas	ocasionados	por	lesiones	a	nivel	del	bulbo	raquídeo
son	de	diversa	índole,	aunque	todos	tienen	en	común	un	aumento	de	actividad
del	simpático.	Dado	que	el	nervio	vago	(	tabla	3.4)	inerva	todos	los	órganos
hasta	el	punto	de	Cannon-Böhm,	cada	uno	de	los	órganos	hasta	este	nivel	puede
reaccionar	con	un	incremento	del	tono	simpático.	(El	punto	de	Cannon-Böhm,	o
flexura	cólica	izquierda,	se	halla	en	el	borde	entre	las	áreas	de	irrigación	de	las
arterias	mesentéricas	superior	e	inferior).
•			Las	lesiones	de	la	médula	espinal	alteran	alguno	de	los	complejos	orgánicos
descritos	en	la	tabla	3.4.	Por	ejemplo,	una	lesión	en	D6-D9	afecta	la	función	de
los	órganos	infradiafragmáticos	en	forma	de	un	aumento	del	tono	simpático.	Los
trastornos	en	el	propio	órgano	(órgano	efector)	tienen	una	máxima	influencia	en
el	tercer	centro	del	parasimpático.
Tabla	3.4.	Sistema	nervioso	vegetativo,	segundo	centro
Segmento Correspondencia
Parasimpático
Región	de	occipucio-atlas-axis	(núcleo	dorsal	del	nervio	vago) Todos	los	órganos	proximales	al	punto	de	Cannon-Bóhm	(	
Sacro órganos	pélvicos	distales	al	punto	de	Cannon-Bóhm	(	
Simpático
D1-D5 Cabeza,	cuello,	tórax,	extremidad	superior	•			Tiroides	•			Corazón	(a	través	del	tronco	simpático	a	los	nervio	cervicales	superior/medio/	inferior	y	las	ramas	cardíacas	torácicas	al	ganglio	cervical	superior	[al	arco	aórtico],	al	ganglio	cervical	medio	[al	arco	aórtico],	ganglio	cervical	inferior	[aorta	y	corazón],	ganglios	torácicos	1-5	[plexo	cardíaco))	•			Pulmones	(tronco	simpático-plexo	pulmonar-plexo	peribronquial	y	plexo	intramural;	el	relé	se	halla	en	los	ganglios]	cervicales	y	torácicos	D1-D5)	•			Arterias	de	la	extremidad	superior
D6-D9 órganos	del	epigastrio	•			Estómago	(a	través	del	ganglio	celíaco)	•			Hígado	y	vesícula	biliar	(a	través	del	plexo	celíaco)	•			Bazo	•			Páncreas	(a	través	del	tronco	simpático	y	los	nervios	esplácnicos	mayor	y	menor	al	plexo	celíaco)	•			Intestino	delgado	(a	través	del	tronco	simpático	y	los	nervios	esplácnicos	mayor	y	menor	al	órgano)
D10-D12 órganos	del	abdomen	medio	•			Ríñones	(a	través	del	tronco	simpático	y	el	nervio	esplácnico	menor	al	ganglio	celíaco;	el	relé	se	encuentra	en	el	ganglio	celíaco	en	el	plexo	aórticorenal	y	el	uréter,	y	también	en	el	plexo	uretral)	•			Parte	superior	de	los	uréteres	•			Colon	(hasta	el	punto	de	Cannon-Bohm,	a	través	de	los	nervios	esplácnicos	torácicos;	el	relé	está	en	el	plexo	mesentérico	superior)	•			(Intestino	delgado,	porción	distal)	•			(Vejigaparte	de	D12)	•			(Útero	y	ovarios)
L1-L2 órganos	de	la	pelvis	•			Colon	(distal	al	punto	de	Cannon-Bóhm,	a	través	del	plexo	aórtico	abdominal	y	los	nervios	esplácnicos	pélvicos	al	plexo	mesentérico	inferior)	•			Recto	(a	través	del	plexo	hipogástrico	y	los	ganglios	lumbares	del	tronco	simpático	al	relé	en	el	plexo	mesentérico	inferior)	•			Vejiga	(a	través	del	tronco	simpático	y	los	nervios	esplácnicos	lumbares;	el	relé	está	en	el	ganglio	mesentérico	inferior	en	el	plexo	vesical)	•			Útero	y	ovarios	(a	través	del	tronco	simpático,	nervio	esplácnico	menor	y	sacro	al	relé	en	el	plexo	renal,	plexos	mesentéricos	superior	e	inferior,	y	plexo	hipogástrico	inferior	[plexo	uterovaginal])	•			Próstata	(a	través	del	tronco	simpático	y	los	nervios	esplácnicos	lumbares	al	plexo	prostético	[proyecciones	del	plexo	hipogástrico	inferior))	•			Arterias	de	la	extremidad	inferior
En	la	periferia,	el	sistema	nervioso	vegetativo	se	ve	influido	a	diferentes	niveles
(	figura	3.3).	El	nivel	superior	está	constituido	por	el	sistema	límbico	que,	a
través	de	los	centros	en	el	hipotálamo,	el	bulbo	raquídeo	y	la	médula	espinal,
ejerce	una	influencia	eferente	en	los	órganos	efectores	(entre	ellos,	corazón,
pulmones,	intestino,	tono	simpático,	p.	ej.,	para	la	regulación	del	riego	cutáneo).
Las	fibras	del	simpático	llegan,	por	un	lado,	con	las	arterias	y,	por	otro,	con	los
nervios	a	la	periferia	para	controlar,	por	ejemplo,	la	irrigación	sanguínea	y	la
actividad	de	las	glándulas	sudoríparas.	El	nervio	mediano	y	el	nervio	ciático
llevan	la	mayoría	de	las	fibras	vegetativas	[5],	por	lo	que	el	tratamiento	de	los
problemas	vegetativos	de	las	extremidades	ha	de	centrarseen	estos	dos	nervios.
Figura	3.3.	Control	del	sistema	nervioso	vegetativo	periférico	a	través	de	los
centros	superiores	[24].
Trastornos	en	la	zona	de	los	segmentos	vertebrales
La	tabla	3.4	muestra	la	correspondencia	del	parasimpático	y	del	simpático	con
respecto	a	los	segmentos	vertebrales.	Las	alteraciones	en	el	segundo	centro
pueden	entenderse	a	partir	de	estas	correspondencias.
Trastornos	en	la	zona	de	los	troncos	simpáticos
Los	trastornos	en	la	zona	de	los	troncos	simpáticos	se	tratan	tanto	a	través	del
parasimpático	como	del	simpático	o	de	las	estructuras	anexas.
En	la	figura	3.4	se	presenta	un	cuadro	sinóptico.
Tratamiento	del	parasimpático
•			Tratamiento	del	propio	órgano.
Tratamiento	del	simpático
•			Tratamiento	del	tronco	simpático.
•			Para	una	mejor	comprensión	del	tronco	simpático,	puede	subdividirse	en	las
siguientes	porciones	(	tabla	3.5):
–	tronco	simpático	cervical	(tres	ganglios),
–	tronco	simpático	torácico,
–	troncos	simpáticos	abdominales	superior	e	inferior,
–	tronco	simpático	lumbar,
–	tronco	simpático	sacro.
•	Apunte	osteopático
El	páncreas	se	sitúa	en	la	zona	retroperitoneal	cercana	a	la	aorta	y	en	relación
con	los	ganglios	preaórticos	y	prevertebrales.	Los	trastornos	pancreáticos	son
una	importante	causa	de	la	compresión	del	tronco	simpático.
Función	de	un	ganglio
El	ganglio	modula	las	eferencias	y	aferencias	simpáticas.	En	caso	de	lesión	de	un
ganglio,	se	produce	una	hipofunción,	es	decir,	conduce	muy	pocas	señales.	Por
ejemplo,	si	por	un	latigazo	cervical	se	sobredistienden	los	ganglios	cervicales,
estos	pierden	su	movilidad	y	su	función	queda	limitada.
Las	informaciones	que	proceden	del	cuerno	lateral	de	la	médula	espinal	y	que,	a
través	de	la	rama	comunicante	blanca,	llegan	al	ganglio	de	tronco	simpático	del
mismo	nivel	pueden	abandonar	de	nuevo	el	tronco	simpático	al	mismo	nivel,	a
través	de	la	rama	comunicante	gris,	o	bien	a	algunos	niveles	por	encima	o	por
debajo	en	el	tronco	simpático,	tal	y	como	ocurre	en	el	tronco	simpático	cervical,
o	sacro.
Figura	3.4.	Sistema	nervioso	vegetativo,	tercer	centro.
En	la	tabla.	3.5	se	presentan	las	correspondencias	entre	la	salida	por	el	agujero
intervertebral,	el	recorrido	del	tronco	simpático,	la	salida	del	tronco	simpático	y,
finalmente,	la	inervación	del	órgano.
Resumen
En	la	tabla	3.6	se	expone	un	resumen	de	las	repercusiones	de	los	trastornos	en	el
sistema	nervioso	vegetativo.
Tabla	3.5.	Estructura	jerárquica	del	sistema	nervioso	vegetativo	o	autónomo
Tronco	simpático Descripción
Tronco	simpático	cervical
Ganglio	cervical	superior
Localización Masa	lateral	C1-apófisis	transversa	C2	(cara	ventral)
Información	de Cuerno	lateral	C8-D5
Información	a Órganos	cervicales	(esófago,	faringe,	laringe,	traquea,	tiroides),	plexo	cervical,	arteria	vertebral	{parte	superior),	vena	yugular	interna,	arterias	carótidas	externa	e	interna
Ganglios	cervicales	medio	e	mfertor
Localización Apófisis	transversa	C4-CS4C7
Información	de Cuerno	lateral	C8-D9
Información	a Órganos	cervicales	(tiroides,	glándulas	salivales	sublinguales,	solo	ganglio	cervical	medio),	plexo	cardiaco	que	inerva	corazón,	pulmones,	plexo	braquial.	arteria	vertebral	(parte	inferior),	arteria	subclavia	que	irriga	tas	brazos
Troco	simpático	torácico
Localización Cinco	ganglios	en	la	cara	anterior	de	la	cabeza	costal	1-5
Información	de CS-D5	(se	mantiene	a	esta	altura)
Información	a Plexo	cardiaco	{conducto	torácico,	todos	los	órganos	del	mediastino),	nervios	intercostales	1-5.	vasos	sanguíneos	del	entorno
Tronco	simpático	afadowfcial
Tronco	simpático	abdominal	superior
Localización Cuatro	ganglios	en	la	cara	anterior	de	la	cabeza	costal	6-9
Información	de D6-D9	(se	mantiene	a	esta	altura)
Información	a Órganos	inf	radia!ragmáticos.	nervios	intercostales	6-9.	vasos	sanguíneos	del	entorno
Tronco	simpático	abdominal	inferior
Localización Tres	ganglios	en	la	cara	anterior	de	la	cabeza	costal	10-12
Información	de D10-D12	(se	mantiene	a	esta	altura)
Tronco	simpático Descripción
Información	a Ganglio	mesenterico	superior,	nervios	intercostales	10-12,	vasos	sanguíneos	del	entorno
Tronco	simpático	lumbar
Localización Cinco	ganglios	en	la	cara	anterior	de	los	cuerpos	vertebrales
Información	de D10-L2
Información	a Ganglio	mesenterico	inferior,	plexo	lumbar,	arteria	iliaca	que	irriga	las	piernas
Tronco	simpático	sacro
Localización Cuatro	o	cinco	ganglios	en	la	cara	anterior	de	sacro	y	ganglio	impar
Información	de D10-L2
Información	a Plexo	hipogástrico	(órganos	de	la	pelvis),	plexo	sacro,	arteria	iliaca
Tabla	3.6.	Repercusiones	de	los	trastornos	(resumen)
Trastorno	en Simpático
Primer	centro Un	trastorno	en	el	hipotálamo	desencadena	tanto	disregulaciones	simpáticas	como	parasimpáticas.	Todo	el	sistema	orgánico	se	puede	ver	afectado.	Es	posible	que	el	paciente	pase	varias	veces	al	día	de	una	posición	simpática	a	una	parasimpàtica
Segundo	centro El	trastorno	se	sitúa	a	nivel	de	la	región	de	occipucio-atlas-axis	(OAA)	o	del	sacro.	El	tono	parasimpàtico	está	reducido	en	relación	con	el	aumento	del	simpático
Tercer	centro El	trastorno	se	sitúa	en	el	propio	órgano.	La	consecuencia	es	una	reducción	del	tono	parasimpàtico
4	Mecanismos	patológicos
Mecanismos	de	protección	arterial	y	venosa
El	tejido	nervioso	es	uno	de	los	tejidos	mejor	perfundidos	en	el	organismo
humano.	Pese	a	solo	suponer	un	2	%	de	la	masa	corporal,	el	sistema	nervioso
precisa	un	20	%	del	oxígeno	disponible	en	la	sangre	[26].	Además,	el	sistema
nervioso	reacciona	a	la	falta	de	oxígeno	con	mucha	mayor	sensibilidad	que	otros
tejidos	corporales.	Para	poder	garantizar	un	suministro	continuo,	el	organismo
dispone	de	algunos	mecanismos	de	protección.
Conexiones	vasculares	arteriales
Existen	tanto	vasos	extraneurales,	que	suelen	denominarse	como	el	propio
nervio	(p.	ej.,	nervio	femoral	y	vena	femoral),	como	vasos	intraneurales	que
transcurren	paralelamente	al	nervio	(	figura	4.1).
Las	conexiones	entre	los	vasos	se	denominan	barras	en	T,	o	elementos	de
transición,	y	se	caracterizan	por	presentar	un	recorrido	ondulado	(también
reciben	el	nombre	de	espirales,	o	cola	de	cerdo).	Las	barras	en	T	permiten	la
desviación	rápida	de	la	sangre,	en	caso	de	que	una	rama	esté	obstruida	(	figura
4.2):
Figura	4.1.	Riego	sanguíneo	del	nervio:	Vasos	extraneurales	e	intraneurales	y	sus
anastomosis	[26].
Figura	4.2.	a)	Barras	en	T;	b)	tracción	del	nervio;	c)	presión	en	el	nervio.
•			La	tracción	en	el	nervio	provoca	un	estrechamiento	de	los	vasos	extraneurales
e	intraneurales,	así	como	un	ensanchamiento	de	los	vasos	de	conexión.
•			La	presión	en	el	nervio	provoca	un	ensanchamiento	de	los	vasos	extraneurales
e	intraneurales,	así	como	un	estrechamiento	de	los	vasos	de	suministro.
Esta	forma	de	conexión	permite	un	alargamiento	y	un	deslizamiento	del	nervio
sin	que	se	produzca	directamente	un	empeoramiento	del	riego	sanguíneo.	Sin
embargo,	la	capacidad	de	alargamiento	es	limitada.	Según	Van	der	Berg	[26],	en
caso	de	un	alargamiento	de	un	8	%	del	nervio,	el	riego	sanguíneo	empeora;	si
asciende	a	un	15	%,	se	interrumpe.
•	Apunte	osteopático
A	menudo,	las	adherencias	de	un	nervio	provocan	que,	en	las	cargas	de	la	vida
cotidiana,	se	alargue	el	nervio,	con	lo	que	se	desencadena	una	isquemia.	Para	la
autocuración,	es	imprescindible	resolver	las	adherencias.
Mecanismo	valvular	venoso
Los	capilares	de	los	vasos	de	suministro	penetran	en	el	perineuro	(véase	el
apartado	«Vainas	de	tejido	conectivo	de	los	nervios	periféricos»	en	el	capítulo	2)
en	dirección	oblicua.	En	caso	de	presión	desde	fuera	(compresión)	o	presión
desde	dentro	(congestión	del	nervio),	la	consecuencia	es	una	constricción	de	los
vasos	sanguíneos.	Esto	tiene	sentido	cuando	el	nervio	atraviesa	un	tejido
infectado	(p.	ej.,	por	una	mordedura	de	una	serpiente).	De	este	modo,	se	evita
hasta	cierto	punto	el	acceso	al	nervio	de	las	toxinas	o	de	otro	tipo	de	sustancias
adversas.	Por	otro	lado,	la	presión	externa	(p.	ej.,	el	músculo	piriforme	en	el
agujero	infrapirifome)	también	puede	constituirla	base	de	una	isquemia.
Además,	el	riego	sanguíneo	puede	verse	limitado	por	una	congestión	dentro	del
nervio.
Las	venas	también	disponen	de	elementos	de	conexión	en	barras	en	T	oblicuas	(
figura	4.3).	Estos	elementos	son	incluso	más	importantes	que	en	las	arterias.	La
presión	externa	o	interna	da	lugar	a	un	retorno	de	la	sangre	venosa.	Dado	que	la
presión	sanguínea	en	las	arteriolas	es	superior	a	la	de	las	vénulas,	en	caso	de
compresión,	la	sangre	arterial	sigue	entrando	durante	más	tiempo	en	el	nervio	de
lo	que	puede	salir	la	sangre	venosa.
Por	lo	tanto,	la	simple	presión	ya	produce	una	congestión.	Según	Van	den	Berg,
es	suficiente	una	presión	de	20-30	mmHg	para	bloquear	el	drenaje	venoso;	a
partir	de	60-80	mmHg	se	produce	una	isquemia	completa	[26].
•	Apunte	osteopático
Deben	eliminarse	tanto	las	compresiones	externas	(tratamiento	de	las	superficies
adyacentes)	como	la	congestión	y	el	retorno	del/al	sistema	nervioso	(drenaje	y
pruebas	de	tensión).
Transportes	anterógrado	y	retrógrado
En	el	tejido	del	sistema	nervioso,	además	de	las	arterias	y	las	venas,	también	hay
otra	vía	de	transporte	para	las	enzimas	y	las	glucoproteínas.	Este	sistema	de
transporte	se	encuentra	en	el	propio	nervio.	Se	trata	de	los	denominados
neurotúbulos.	Las	sustancias	fluyen	desde	la	célula	hasta	la	periferia	(transporte
anterógrado),	así	como	de	la	periferia	en	dirección	a	la	célula	(transporte
retrógrado).
Figura	4.3.	a)	Barras	en	T	oblicuas	de	una	vena;	b)	presión	externa.
El	transporte	anterógrado	puede	tener	una	velocidad	de	4	mm	a	400	mm	al	día,
en	función	de	la	sustancia	transportada.	Se	transportan	rápidamente	sobre	todo
las	enzimas	y	las	glucoproteí-nas,	mientras	que	las	sustancias	necesarias	para	la
regeneración	y	la	conservación	de	la	estructura	celular	de	los	axones	y	las
sinapsis	se	transportan	lentamente.
En	la	bibliografía	se	indican	velocidades	muy	diferentes	para	el	transporte
retrógrado,	que	pueden	ir	desde	1	mm	hasta	3.000	mm	al	día.	A	través	del
transporte	retrógrado,	las	neuronas	reciben	informaciones	(de	tipo	químico)
sobre	el	estado	del	axón	y	la	sinapsis.	Según	Van	den	Berg	[26],	estos	procesos
precisan	energía,	por	lo	que	dependen	del	riego	sanguíneo	del	nervio.
•	Apunte	osteopático
Los	sistemas	de	transporte	informan	por	vía	química	a	las	células	sobre	lesiones
neurales	en	la	periferia.	En	el	transporte	retrógrado	de	1	mm/día,	la	información
tardaría	en	llegar	100	días	a	una	neurona	situada	a	1	m,	para	que	esta	pudiera
reaccionar	químicamente	y,	a	través	del	transporte	anterógrado,	aumentar	el
envío	de	elementos	estructurales	a	la	zona	de	la	lesión.	De	ello	se	deduce	por	qué
se	estiman	períodos	tan	prolongados	para	la	curación	de	los	nervios.
La	presión	sobre	un	nervio	provoca	la	congestión	de	ambos	sistemas	de
transporte,	así	como,	a	la	larga,	del	mismo	nervio	en	ambos	sentidos	partiendo
del	punto	de	compresión.	Esto	explica	por	qué	una	hernia	discal	también	puede
dar	lugar	a	una	ciática	o	por	qué	la	inflamación	neural	que	se	produce	en	el
síndrome	del	túnel	carpiano	afecta	también	en	algún	momento	al	antebrazo.	Por
lo	tanto,	en	la	exploración	de	un	nervio	completamente	inflamado,	el	terapeuta
puede	partir	de	la	base	de	que	hay	que	buscar	la	compresión	primaria
aproximadamente	en	el	centro	de	la	hinchazón.
Los	sistemas	de	transporte	consumen	energía.	El	suministro	sanguíneo	aporta
esta	energía.	La	curación	se	produce	a	través	de	los	sistemas	de	transporte.	Dado
que	la	movilización	nerviosa	mejora	el	suministro	de	sangre,	esa	movilización
favorece	considerablemente	la	curación	del	nervio.
Consecuencias	de	las	lesiones	neurales
Como	consecuencia	de	las	lesiones	neurales	se	producen	una	serie	de	efectos
negativos	que	se	resumen	a	continuación	(	figura	4.4).
La	presión	o	la	compresión	de	un	nervio	pueden	producirse	por	influencias
externas.	Normalmente,	el	nervio	puede	eludir	la	compresión	procedente	del
exterior,	por	ejemplo,	mediante	un	movimiento	de	evitación,	como	el
deslizamiento	del	nervio	ciático	de	la	tuberosidad	cuando	nos	sentamos	sobre
una	base	dura.	El	túnel	por	el	que	pasa	el	nervio	o	las	superficies	adyacentes	por
las	que	transcurre	pueden	comprimir	el	nervio.
A	causa	de	la	compresión,	se	cierran	los	elementos	de	conexión	en	T,	lo	que
inicialmente	da	lugar	a	una	congestión	de	la	sangre	venosa	y,	por	tanto,	a	una
hinchazón	en	el	interior	del	nervio.
Figura	4.4.	Círculo	vicioso	de	las	lesiones	neurales.
Acto	seguido,	la	compresión	provoca	el	bloqueo	del	transporte	anterógrado	y	del
retrógrado.	En	estas	circunstancias,	probablemente	el	nervio	ya	es	doloroso	a	la
palpación.
El	aumento	de	la	congestión	da	lugar	a	una	mengua	en	la	irrigación	de	sangre
arterial,	por	lo	que	se	produce	una	isquemia.	En	consecuencia,	ya	no	llegan	más
nutrientes	para	el	mantenimiento	celular,	con	lo	que	el	nervio	va	perdiendo
capacidad	funcional.	Entonces	se	manifiestan	las	primeras	parestesias	y
sensaciones	de	entumecimiento.
A	causa	de	la	congestión,	la	isquemia	y	la	compresión	aumenta	el	valor	del
dióxido	de	carbono	en	el	sistema	nervioso,	disminuye	el	nivel	de	oxígeno	y	se
acumulan	los	metabolitos	y	los	desechos	metabólicos	en	el	nervio.	Aparte	del
daño	químico	existente,	la	compresión	actúa	como	perjuicio	mecánico.	Todo	ello
lleva	a	una	alteración	de	la	permeabilidad	vascular	en	el	nervio	y	a	la	activación
de	las	células	mastoides	(mastocitos),	que	empiezan	a	liberar	histamina	y
serotonina.	Este	proceso	da	lugar	a	la	inflamación,	con	los	consiguientes	signos
de	enrojecimiento,	hinchazón,	calor,	dolor	y	limitación	de	la	función.	Así,	la
patología	llega	a	su	punto	máximo:	una	inflamación	neural	aguda.
La	inflamación	causa	el	dolor	y,	en	consecuencia,	una	postura	de	protección
desencadenada	por	el	sistema	nervioso	central.	El	tejido	nervioso	se	retrae	y	se
repliega	colágeno	en	el	nervio.	Paralelamente	con	el	dolor,	tras	la	fase	de
exudación	(inflamación,	24-48	horas),	se	presenta	la	fase	de	proliferación	(hasta
28	días),	en	la	que	ya	hay	puentes	de	hidrógeno	(cross	links)	entre	los	pliegues
de	colágeno.	Debido	a	la	adhesión,	el	nervio	es	mucho	menos	móvil	que	antes.
En	consecuencia,	tiene	menos	posibilidades	de	evitar	las	cargas	cotidianas,	lo
que,	a	su	vez,	lo	hace	más	susceptible	a	compresiones.	¡Empieza	nuevamente	el
círculo	vicioso!
•	Apunte	osteopático
En	el	tratamiento,	el	terapeuta	debe	intentar	por	todos	los	medios	romper	este
círculo	vicioso.	De	lo	contrario,	con	cada	paso,	la	patología	va	empeorando	y	ya
no	se	limita	a	nivel	local,	sino	que	avanza	a	lo	largo	del	sistema	nervioso.	Para
poder	cumplir	con	todos	los	movimientos	que	le	exige	el	organismo,	los	nervios
no	deben	sufrir	compresiones.
Condiciones	de	presión	dentro	de	los	tejidos	nerviosos
Los	nervios	atraviesan	numerosos	túneles.	En	general,	se	acompañan	de	las
correspondientes	arterias	y	venas	(	figura	4.5)	que	procuran	la	entrada
continuada	de	oxígeno	y	nutrientes	y	la	salida	de	dióxido	de	carbono	y	de	los
productos	metabólicos	finales.
Estos	transportes	de	entrada	y	salida	del	nervio	se	producen	por	un	«gradiente	de
presión»	que	se	representa	en	la	figura	4.6.	Las	alteraciones	de	este	gradiente	de
presión	dan	lugar	a	patologías.
Figura	4.5.	Condiciones	de	presión	dentro	de	la	estructura	nerviosa	[26].
Figura	4.6.	Gradiente	de	presión	fisiológica	(de	la	presión	arterial	a	la
extraneural).
Mecánica	patológica	de	los	gradientes	de	presión
alterados
A	continuación	se	explican	tres	posibilidades	para	la	aparición	de	patologías.	En
la	práctica,	rara	vez	un	único	factor	es	responsable	del	trastorno	funcional,	sino
que	se	da	un	problema	multifactorial,	es	decir,	una	mezcla	de	los	tres
mecanismos	patogénicos.	Para	poder	efectuar	el	tratamiento,	hay	que	averiguar	a
qué	nivel	predomina	o	es	primaria	la	afectación	del	gradiente	de	presión.
Aumento	de	la	presión	en	el	túnel
Si	aumenta	la	presión	en	el	túnel	por	encima	de	la	presión	en	la	arteria,	la
consecuencia	es	que	no	entra	sangre	oxigenada	en	el	nervio	o	lo	hace	en	un
volumen	insuficiente	(	figura	4.7).	El	resultado	es	una	isquemia,	con

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