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Fedra

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Fedra
Acto primero
Arranca in media res, con Hipólito cazando en el bosque e invocando a Diana, su patrona (él es hijo de Antíope, una amazona, y hereda su consagración a la diosa). Procesión y sacrificio de las presas (contraste con estoicismo: el bosque aparece como un campo de batalla, es un intruso y violador). Después Fedra se está quejando de que no puede refrenar sus pasiones y de que Teseo se fue. La nodriza (que es una figura estoica en general), le dice que se deje de joder con el capricho. Fedra, contesta que su pasión es culpa de Cupido, pero la nodriza le dice que los dioses no tienen injerencia contra la fuerza de la razón. La nodriza: “Quiere poder lo que no puede, quien puede demasiado”. (Sententiae habitual en los textos de Séneca: máximas breves que sintetizan o inician un desarrollo temático, o bien se organizan dialécticamente en un diálogo contrapuntístico de dos personajes. No es un recurso puramente formal sino que entraña un concepto filosófico sutilmente concentrado). También que como tiene plata y está al pedo, tiene tiempo de pensar boludeces. Le dice que tenga cuidado con Teseo cuando vuelva (temor al poder de los reyes), y Fedra ni cargo porque asume que está muerto (había ido al infierno y ningún mortal salía vivo de ahí, salvo él). Fedra flasha que si Teseo vuelve le va a permitir estar con Hipólito. A eso la nodriza le dice que ponele, pero que hay que ver qué opina Hipólito, porque es re silvestre y casto, no le va a dar bola. Fedra ve en todos lados posibilidad y la nodriza lo niega; con ésto llega a la conclusión de que para evitar un mal mayor se puede suicidar y ya (lo cual es una tergiversación de los principios estoicos, porque el suicidio es válido en caso de que sea para resolver conflictos externos, no conflictos internos). 
Coro: canto a Venus que marca la influencia enorme de Cupido y su poder sobre los hombres y los demás dioses. “Y el odio muere cuando el amor manda: a sus fuegos ceden las antiguas iras”. Alusión a la madrastra cruel (Fedra) que perdura desde la cultura grecolatina hasta los cuentos tradicionales. 
Acto segundo
Comienza con la nodriza describiendo los rasgos físicos de la pasión como los síntomas de una enfermedad (literalmente flamis insanis, llamas insanas). Casi una depresión: llanto desconsolado por las noches y estar lagrimeando todo el tiempo, palidez, moverse como un fantasma por todos lados. Después, Fedra abandona sus lujos (se pone ropa crota, se suelta el pelo) para irse a cazar con Hipólito al bosque. La nodriza hace una plegaria a Diana para que “cambie las tristes amenazas de los vaticinios” y luego invoca a Venus para que ablande a Hipólito (en contraste de la plegaria de él al principio de la obra, donde pide exactamente lo contrario para sí mismo); expresa también que el ayudar a Fedra es un “crimen encomendado”. Así justifica sus actos, pese a que considera nefasto el amor de Fedra por Hipólito; actúa por temor al poder monárquico. 
Entonces, cuando se lo cruza, le dice a Hipólito que se relaje, que se ponga en pedo y que no sea tan gorra porque tiene todas las posibilidades para disfrutar y no lo hace, que es joven, que viva la vida y le hace la cabeza para que piense que es un reprimido (proposición anti-estoica). Hipólito, le contesta con un discurso sobre la Edad de Oro basado en la virtus; habla del campo y la vida rústica y sencilla como ejemplares. Caracterización de los tiempos antiguos rurales por oposición a lo que ocurre en la ciudad: en la vida sencilla del campo no hay crímenes ni codicia, ni envidia; la segunda parte presenta la vida antigua en su aspecto positivo, con un paisaje arcádico, un “lugar delicioso”, en el que la naturaleza es pródiga; la tercera parte retoma la caracterización negativa, enumerando lo que no existía y finaliza la descripción de la vida antigua. La cuarta parte: cuadro de la decadencia que se produce con la ruptura del “pacto” universal y la quiebra de la armonía cósmica; contraposición de los tiempos actuales en los que reinan los vicios y la locura. Degeneración de los valores que culmina en el mayor de todos los males: la mujer, a quien le dedica una vehemente condena. La misoginia de Hipólito arruina sus declaraciones estoicas (odio a la mujer como furor)[footnoteRef:1]. [1: La exacerbación de su odio hacia las mujeres quiebra la apathía (ausencia de emociones, dominio racional).] 
Entra Fedra en escena, Hipólito la trata re bien, le dice “madre”[footnoteRef:2], luego de que la sostiene porque ella se había desmayado. Fedra se niega a hablar de lo que la aqueja pero es consciente de su crimen en marcha: “honestos hace a ciertos crímenes el éxito”. Intercambio breve, Fedra muy intensa le larga un “llámame o hermana o esclava”[footnoteRef:3], y que va a aceptar todas sus órdenes porque “no es propio de las mujeres proteger el gobierno de las ciudades”[footnoteRef:4]. A todo esto, vuelve a dar por muerto a Teseo, e Hipólito le dice que ojalá que regrese, pero que si no “yo mismo supliré para ti el lugar de mi padre”. Fedra finalmente habla de su deseo, de que le gustaba Teseo de joven, el de Hipólito ahora; éste se indigna, se espanta de gustarle a Fedra, pide a Júpiter que interceda. Fedra apela al concepto de herencia maldita para atajarse: “queremos aquello de lo que se debe huir, pero no tengo poder sobre mí misma”. Hipólito vuelve a invocar a Diana, su protectora, como diosa que guía su mano al apuntarle con un arma a Fedra, y la ofrece como sacrificio. Se arrepiente y huye tirando la espada. [2: Afecto no erótico, fundado en el respeto de los deberes familiares.] [3: Rechaza el apelativo de madre. Hermana (sororem): igualdad de situaciones y edades, o esclava (servitium): tópico tradicional amatorio de la poesía elegíaca de la época de Augusto (Catulo).] [4: Principio de la cultura grecolatina: las mujeres por su tendencia proclive a lo irracional no pueden gobernar. El sabio estoico debe involucrarse en la política para salvaguardar el Estado y la justicia.] 
La nodriza cierra la escena, discurso que puede dividirse en tres partes con distintos destinatarios; la primera es una breve deliberación consigo misma (“alma mía, por qué te detienes inerte”) en la que toma la rápida decisión de guiar el rumbo de las acciones salvaguardando el honor de Fedra; la segunda es un llamado a los ciudadanos para vengar el falso ultraje de Hipólito; la tercera se dirige a Fedra incorporándola al engaño. Lo inculpan de una violación a punta de espada, con el arma que revoleó como prueba incriminatoria. Vuelve Teseo. 
Coro: responde a la situación anterior, canta la belleza del joven que huye, reflexión del peligro y la caducidad de la belleza por el paso implacable del tiempo. Coro como testigo privado, que conoce el delito de Fedra y la inocencia de Hipólito. 
Acto tercero
Vuelve Teseo del infierno. La nodriza le cuenta que Fedra se quiere matar, así que Teseo le pregunta cara a cara. Fedra sentencia que “si se dice la causa de una muerte, su fruto perece”, Teseo amenaza con azotar y encadenar a la nodriza hasta que cuente qué le pasa a Fedra. Habla, invocando a Júpiter y a Febo, sus ancestros, a quienes pone de testigos de su falsa acusación y le muestra la espada de Hipólito como prueba incriminatoria, poniendo a unos esclavos de testigos de su huida. Teseo, triple invocación –Piedad, Júpiter y Neptuno-, ciclo emocional: 
1) estupor y conmoción al descubrir la supuesta hipocresía y maldad de Hipólito 
2) a Hipólito con progresiva ira, amenazando con perseguirlo con su venganza
3) invocación a Neptuno, soberano del mar, para que cause la muerte de Hipólito, que según la acusación, ha profanado la casa paterna y ultrajado a la figura tutelar, falta de pietas. 
Coro: aborda las preguntas filosóficas que Séneca responde en sus diálogos y tratados filosóficos; la Naturaleza y Júpiter, indisolublemente asociados, garantizan el orden cósmico y natural, pero en el mundo de los seres humanos rige la Fortuna y parece reinar el desorden: los buenos reciben castigos y los malvados quedanimpunes. Séneca introduce calma a través de la reflexión, en medio de dos escenas de fuerte dramatismo: el pedido de venganza y el relato de su cumplimiento. 
Acto cuarto
Aparece un mensajero trayendo malas noticias: a Hipólito lo atacó un bicho salido del mar. Séneca es gráfico con respecto a la descripción de la muerte de Hipólito[footnoteRef:5]: los caballos se le retobaron y lo arrastraron desfigurándolo. Termina por desmembrarse tanto que para cuando el mensajero llega, todavía no se encontraron todos los cachos de Hipólito. Teseo se arrepiente de haberlo maldecido. [5: Exageración de lo horrible.] 
Coro final: retoma el tema de la Fortuna; su mudanza es dramática en los ricos y felices. 
Acto quinto
Teseo se encuentra con Fedra en crisis. Ella hace una denuncia pública para expiar a Hipólito de sus culpas y que se lo honre post-mortem. Teseo recibe los cachos de Hipólito después de que Fedra se suicida con la espada[footnoteRef:6] (en escena). A Hipólito le hacen un funeral, a Fedra no. [6: Decide morir para liberarse del pathos y mantener la dignidad (fama y castidad). Fedra confiesa su crimen, es víctima de sí misma, sella su muerte con la verdad.]

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