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TEORÍA DE LA CRÍTICA
PRÁCTICOS
Eje: relación maestrxs-discípulxs (Derridá). Lx discípulx aspira portar la voz de lx maestrx, busca un acercamiento y distanciarse al mismo tiempo. Deseo parricida: se propone matar a lxs xadres. 
Apuntes de clase
Los Libros (años 70) // Punto de Vista (años democráticos: 80 y 90)
Las revistas remiten a dos épocas de la crítica, separadas por la dictadura. Sin embargo, comparten las mismas firmas/autores. En los 70, tradición selectiva (Williams). En los 80 hacen una autocrítica acorde a la construcción liberal democrática: reformulación teórica (canon, modos de lectura) de estxs intelectuales.
Viñas: Destacado como intelectual comprometido, relaciona la literatura con la política.
Piglia, Sarlo, Altamirano: Discípulxs de Viñas en tanto marxistas literarixs.
Contorno: “Vieja crítica”
· Modernización. Autonomía de la crítica. Marxismo de lx sujetx.
· Literatura realista y de denuncia. Análisis del CONTENIDO, no retórico.
Los libros (1969-1976): “Nueva crítica”
· Continúa un estructuralismo marxista, pero menos contenidista. 
· Propone un enfoque en lo formal propio del discurso literario. Critica al realismo: desconfianza del valor referencial.
En un momento de relevancia social de la literatura, el proyecto se inserta en el mercado editorial con el afán de intervenirlo (renovación bibliográfica, giro lingüístico). Con la universidad intervenida, propone una actualización y renovación teórica por fuera de lo institucional. Esto constituye su configuración identitaria: viene para llenar un vacío/ausencia/inquietud, para crear un espacio/materialidad; se postula como una crítica que viene a desacralizar y condenar a la literatura. Tiene un carácter polifónico (polémico interno y externo) y heterogéneo (en tanto coexisten diversos grupos: inmanentismo, nacionalismo cultural, etc). 
Marxismo literario: conciben la ideología como una falsa conciencia, un velo que encubre las relaciones sociales de producción. La ideología es la visión de mundo de una clase que se impone sobre las otras para garantizar la reproducción y conservación del orden. 
Influencia de Barthes: realismo = grado cero, es el género propio de la burguesía llegando al poder. En él se concibe al “lenguaje transparente” (iluminismo) pero se reproduce una visión del mundo burguesa. Desde esta perspectiva, no hay lenguaje que escape a la ideología. Por lo tanto, se propone construir un lenguaje que evidencie la dominación para transformarla. Realizan una crítica ideológica, un desmontaje del objeto para desnaturalizar el método por el cual la ideología dominante se vuelve una naturalización universal. Por eso, buscan sofisticar las herramientas de análisis para desmontar cómo funciona el poder y transformarlo. Actualización teórica al servicio de la transformación del mundo. Crítica ideológica en tanto busca desmontar el modo de transmisión de la ideología dominante.
Panesi (1985 -democracia-): análisis de la encuesta de Lafforgue en la revista Latinoamericana
Discurso crítico: dos operaciones: la reivindicación de la cultura popular frente al discurso académico sostenedor de la “alta cultura” y concepto teórico del “discurso de la dependencia”. Rasgo antiimperialista: lucha por la liberación. 
Axiomas (principio ideológico fundamental: el estrechamiento de las distancias):
1. No hay distancia entre lucha política y cultural. Hacer crítica es hacer política.
2. Latinoamericanismo. La latinoamericanización de Los libros no pasa por la difusión del boom, sino por el mercado (patrocinada por avisos editoriales latinoamericanos), la vanguardia (narrativa exaltada: alquimia esotérica parisina) y la política (privilegiada respecto de la literatura o cultura latinoamericana: los críticos literarios se convierten en viajeros crónicos de Indias y analizan la realidad social de los países que visitan).
3. Cultura popular = fuerza revolucionaria. Revalorización positiva por su “clarividencia” (territorio de apropiación y campo de batalla). Crítico: acercamiento y mediación (posición iluminista), popularización del discurso.
4. Ampliación del objeto: Extensión de las fronteras más allá de la literatura. Prolongación hacia otros objetos discursivos aledaños (motivación política: desarmar los sutiles mecanismos de producción ideológica de las clases dominantes). Certeza “técnica”: la crítica se experimenta a sí misma como sitio privilegiado desde el cual se produce la desconstrucción ideológica de cualquier otro discurso (semiología estructural).
5. Incomodidad conceptual frente a los “modelos” como sinónimos de dependencia cultural o de europeísmo. Paradoja: modelo de la quimaine litteraire.
Los antiimperialistas (nac-pop) acusan de “cientificistas”, “dependientes” y “extranjerizantes” a quienes incorporan conceptos teóricos foráneos. Hay un dilema de compatibilizar el rigor interno con la exigencia de participar en una misión política ineludible. La crítica literaria se convirtió en autorreflexión, metacrítica y autocuestionamiento. O el puro formalismo que se agota en su propia inmanencia, o el populismo que vive de sus más caras ilusiones… La contradicción aparece como la única fuerza posible en el único campo posible: el de la producción ideológica de lecturas. Tironeo entre la ideología y la seducción de los modelos. 
Las vacilaciones contradictorias señalan la existencia de un nuevo ideal para la crítica: integrar el doble afán de rigor metodológicamente penetrante y de militancia esclarecedora. Contradicciones que reproducen todo el proceso ideológico de la década del sesenta. 
Los libros (1969-1976): “nueva crítica”
· Primer tramo: crítica literaria abierta al contacto con otros discursos y saberes que expresan la modernidad -> psicoanálisis, marxismo, estructuralismo, maoísmo…
· Segundo tramo: pierde peso el proyecto de “crítica política de la cultura” y desaparece en una politización final -> pérdida de lo específico
Ambición por influir en el flujo de los acontecimientos sociales, ilusión de un cambio radical en las estructuras de poder. Busca intervenir en el mercado editorial latinoamericano a través de un discurso informativo-descriptivo y de un discurso crítico con fundamento materialista. Triple intervención:
1. En el mercado: divulgando material específico, patrimonio de grupos restringidos
2. En la idea acerca de la literatura: quitándole la sacralidad burguesa
3. En los códigos de lectura: desmontando su base ideológica
Enemiga de Primera plana (propulsora del boom latinoamericano): ataca el código de la verosimilitud realista, vehículo de la ideología burguesa.
La década del setenta incorpora al terreno de la producción literaria rasgos de la teoría; el discurso literario y crítico interactúan formando una dupla productiva, lxs narradorxs alternan sus lugares como críticos y como fabricantes de ficción. La hinchazón teórica no desdeña fuertes elementos de la cultura popular, se nutre de ella con un gesto de revaloración.
La especialización del discurso crítico sólo pudo efectuarse a través de las diferenciaciones y el trazado de campos conceptuales que proveyó la teoría: Los libros apostó a esta ola cientificista. Es “estructuralista” de una manera peculiar, no se contrapone ni a su apetencia científica ni a su ideología. Dos fracciones coexisten belicosamente: populistas y cientificistas. Los dos sectores comparten el ímpetu por expandir los alcances de la crítica. Los libros busca una coherencia unificadora en el discurso crítico a través de una crítica de la crítica. A partir del número veintiocho las notas sobre literatura ya no tendrán mucho espacio, sino que se indagarán los postulados que mueven lxs críticxs, que cruzan sus trabajos y se juzgan con implacable fuerza inquisitorial.
El número veintiocho lanza un programa retrospectivo de sus aportes, sus convicciones críticas, sus prejuicios. Si el proyecto originario se refería a la crítica de libros, ahora la consigna “una crítica política de la cultura” responderá a dos necesidades que el medio intelectual parece sentir: la militancia y lavoluntad de develar los mecanismos de producción social de las ideologías. El aporte de Los libros reside en el hecho de haber sido un espacio de discusión crítica especializada puesto en contacto con el gran público, lo que desplazaba del ámbito de la universidad la reflexión acerca de los métodos y alcances del discurso crítico. El discurso de la dependencia actuó como impulsor de una reflexión más atenta sobre la cultura popular.
También se evidencian las imposiciones de rigor y coherencia frecuentemente empeñadas en un ademán cientificista; una visión de un horizonte de exigencias metodológicas. Las deseadas homogeneidad y coherencia ideales no se plasmaron en obras-faro, sino más bien en esfuerzos y actitudes desperdigados. Las tres actitudes críticas cambiantes que se proyectan en la actualidad son:
1. Una vigorosa y tradicional línea sociológica de postulados contornistas (Punto de vista)
2. Una populista que insiste en la reivindicación de ciertos textos y nombres en el afán de subrayar la línea opuesta a la cultura liberal dominante
3. Una que no abandona el énfasis intratextual, su inmanencia
La crítica argentina vivió pendiente de sí misma, vigilando sus presupuestos, acechando su accionar e instituyendo programas teóricos. La conciencia de esta autonomía se manifestó en las encuestas (Lafforgue, Prietto) que investigaron sus condiciones, reafirmando el papel que tuvieron estas revistas en la conformación de un discurso autónomo. Fines de la década del cincuenta: autonomía crítica. Décadas sucesivas: visión de conjunto acerca de sus límites, alcances, funciones y problemas.
De Diego: análisis de Los libros en diálogo con los postulados de Panesi
Los libros plantea una serie de novedades en el campo que tendrán una vasta influencia en los años posteriores:
1. El origen y desarrollo de una nueva crítica: nombres que ocuparán un lugar central en los ochenta y los noventa.
2. La presencia privilegiada de textos literarios de reciente aparición: contaminación entre un discurso crítico más preocupado por la elaboración formal de su escritura y una producción literaria proclive a incorporar en sus ficciones los reclamos de la nueva crítica. Crisis de un modo de concebir a la literatura como representación del mundo social, “ingenuamente realista”.
3. La actualización teórica abierta a saberes diversos (marxismo, psicoanálisis, estructuralismo, semiología) y la sofisticación discursiva que generan la ilusión de cientificidad de la práctica crítica sustentada en la seguridad en el manejo de sus instrumentos (marcar diferencias con la generación anterior).
4. La presencia de una suerte de crítica de control o “crítica de la crítica” para mantener los instrumentos de análisis aceitados: los colaboradores son alternativamente sujeto y objeto del discurso crítico.
La editorial inicial de la revista funciona como una declaración de principios. En “La creación de un espacio” se traza como objetivo “llenar un vacío”, una “ausencia inquietante”, por lo que se presenta, a priori, como un proyecto radicalmente nuevo. 
También es novedoso que no se define a la crítica como una práctica, sino como un “espacio”, “terreno” (influencia estructuralista). Además, no se la adjetiva, se habla de crítica “a secas”; su objeto es la ideología, se amplía a la “totalidad del pensamiento”.
Allí donde hay “vacío”, “ausencia”, “silencio” habla la ideología. ¿Cómo leer lo político en la ausencia? En la forma: lo lingüístico es político, “todo lenguaje está cargado de ideología”. “Toda vez que la ideología se explicita engaña”; el enemigo de la nueva crítica se identifica en el realismo, en la literatura “ingenuamente realista”. La nueva crítica completa la demolición del canon realista invirtiendo su concepción: si antes era el “vehículo más apropiado para la transmisión de ideas y la denuncia de males sociales”, ahora se funda sobre una “ingenua concepción de la representación y, por ende, sólo puede consolidar una ideología burguesa”. Una ideología verdaderamente transgresora y revolucionaria debe buscarse en los textos que denuncian y cuestionan los modos realistas de representación. 
Cinco axiomas que caracterizan al discurso crítico de los setenta (Panesi):
1. Hacer crítica es hacer política
2. Estrechamiento de las distancias entre cultura argentina y latinoamericana
3. Acercamiento de la “alta” cultura impuesta por las clases dominantes y la popular
4. La extensión de las fronteras de la crítica literaria hacia otros objetos discursivos
5. La incomodidad conceptual frente a los modelos foráneos (dependencia cultural)
“Las tensiones en Los libros condensan todo el proceso ideológico de la década de los sesenta”.
1. Respecto a la relación crítica-política: Panesi postula un evidente “tironeo entre la ideología y la seducción de los modelos (…) Se intentaba una crítica integradora, que respondiera al doble afán de rigor metodológicamente penetrante y de militancia esclarecedora”. 
En los números 26 y 29, Los libros llena el que parece ser un requisito insoslayable para las revistas culturales argentinas: fijar su posición frente a Borges (Rosa) y Arlt (Piglia). Lo hace exhibiendo el “doble afán”/”tironeo”: Marx, Barthes, Balzac, Flaubert.
4. La mirada sobre los medios de comunicación de masas será un objetivo más proclamado que efectivamente realizado, con una valoración negativa de los productos más que de los medios; es perceptible la desconfianza generalizada acerca de lo que pueden producir. Sin embargo, nadie niega la importancia de los medios, está siempre presente el imperativo: hay que ocuparse de ellos.
5. Problema recurrente: cómo conjugar la fascinación por los modelos (marxismo althusseriano, nouvelle critique, psicoanálisis lacaniano, antropología estructural) con el discurso de la dependencia. Estos nuevos instrumentos hacen posible una “crítica política de la cultura”, pero se trata de modelos importados; hacer uso de ellos ¿es una herramienta de liberación o es una profundización de la dependencia cultural? La respuesta es la adaptación: hay que saber adaptar esos modelos a nuestra realidad de países subdesarrollados y dependientes y filtrar el contrabando ideológico. “El importante avance metodológico ocurrido en este campo en el siglo XX facilita nuevas herramientas y es función de la actual crítica argentina adaptar esos elementos a nuestra propia cultura (…) la tremenda dificultad es que tenemos conciencia de la inutilidad de copiar métodos europeos o yanquis para nuestra crítica de la cultura liberal que nos domina”. Sensación ambigua de fascinación y rechazo.
Actitudes de la crítica surgidas en esos años y sus proyecciones en la actualidad (Panesi): 
1. Sociológica
2. Populista (en la cita del modelo fundan un criterio de autoridad, un embanderamiento)
3. Intratextual
La crítica política derivaba de un dogma aplicado: el cumplimiento riguroso de la “línea” maoísta.