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S E C C IÓ N X V I CAPÍTULO 233 Características generales del sistema endocrino © E ls ev ie r. Fo to co p ia r s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . 1925 CONCEPTO DE HORMONA Para que un óvulo fecundado se transforme en un individuo adulto, para que este se desarrolle, se reproduzca, se adapte a los cambios del medio y sobreviva a los agresores externos, es preciso que su cuerpo cambie y se adapte. Esta adaptación de millones de células, ordenada y simultáneamente, la llevan a cabo las hormonas. Las hormonas son mensajeros químicos destinados a la comunicación intercelular sis- temática y organizada. Además del sistema endocrino, el otro gran sistema de señalamiento es el nervioso. La misión de este es lograr cambios muy rápidos (milisegundos, segundos) y focalizados; puede lograr que un músculo dado se contraiga en milisegundos, mientras que el resto quedan inmóviles. El sistema endocrino produce cambios lentos (minutos, meses) y generalizados; el exceso de glucocorticoides produce una miopatía en todos los músculos. El término endocrino significa secreción interna, es decir, secreción de sustancias biológicamente activas hacia el interior del cuerpo. His- tóricamente, la Endocrinología surgió como el estudio de la secreción por glándulas de sustancias que, tras circular en el plasma, activan o inhiben otros tejidos a distancia; por esta razón, la Endocrinología clínica está muy basada en el estudio de las glándulas endocrinas. Sin embargo, hoy día sabemos que muchos otros tejidos no glandulares segregan hormonas; así, el tejido adiposo, los músculos, el estómago, el intestino y el riñón, entre otros, son capaces de segregar hormonas de forma ordenada. También se sabe que no todas las hormonas son transportadas a distancia, que algunas son segregadas para regular las células vecinas (secreción paracrina), que otras son capaces de actuar sobre la propia célula que las libera (secreción autocrina) y que algunas son segregadas por neuronas (secreción neuroendocrina), tanto para actuar cerca como a distancia de su lugar de secreción. Estructuralmente, las hormonas suelen ser péptidos o proteínas. Se sintetizan en la célula como precursores y ulteriormente son reducidos a su forma final antes de su secreción. En el plasma pueden circular unidas a proteínas pero, en general, al ser hidrosolubles no necesitan transportador. Otra clase de hormonas son esteroideas y liposolubles, por lo que circulan unidas a proteínas transportadoras. Un grupo especial de hormonas son los análogos de los aminoácidos o las ami- nas bioactivas que pueden ser segregadas por neuronas en el espacio intersináptico para regular otras neuronas (neurotransmisores) o a la circulación y ser consideradas neurohormonas, como la dopamina. Otras, como la adrenalina y la noradrenalina, son liberadas tras la estimulación neuronal de las glándulas que las sintetizan. En ocasiones, estos aminoácidos son modificados, forman parte de una proteína y después son liberados de esta, como ocurre con las hormonas tiroideas y la tiroglobulina. Algunas neuronas liberan hormonas peptídicas a la circulación, como ocurre en la neurohipófisis. En definitiva, el concepto de hormona no lo otorga la estructura del mensaje ni de la célula emisora, sino el modus operandi del compuesto activo. UNIÓN HORMONA-RECEPTOR Tras su secreción y su ulterior circulación, las hormonas tienen que unirse selectivamente a sus receptores localizados en las células diana. Estos son proteínas de membrana para las hormonas peptídicas o nucleares para las esteroideas y tiroideas. Lo que hace específico el mensaje es el hecho de que la célula que lo reciba tenga los recepto- res adecuados. Esto hace que una membrana celular dada responda exclusivamente al mensaje para el cual ha sido diseñada con su dotación de receptores e indica también que, una vez emitido el mensaje, la localización de la glándula secretora es indiferente. La unión de la hormona al receptor debe ser altamente específica y de gran afinidad para mantener la eficacia del sistema. Tras la unión de la hormona al receptor, este experimenta un cambio conformacional y activa una cadena de señales intracelulares (hormonas proteicas) o el genoma (hormonas esteroideas) para desen- cadenar la acción biológica. Para que tenga lugar una acción hormonal se deben mantener en correcto funcionamiento cinco pasos: a) la secreción de la hormona; b) su circulación sin alteración estructural y sin aclaramiento; c) su unión al receptor específico molecularmente intacto; d) el estado intacto del sistema de señalamiento intracelular o de activación genómica, y e) la degradación final de la señal para evitar una acción mantenida en el tiempo. REGULACIÓN POR RETROALIMENTACIÓN (FEEDBACK) NEGATIVA El sistema endocrino intenta mantener estable el funcionamiento corporal (homeostasis). Si una hormona se segrega porque una situa- ción ha perturbado el sistema, la secreción cesa al desaparecer la señal perturbadora. Sin embargo, cuando la acción hormonal debe ser man- tenida, la célula secretora necesita conocer la eficacia de su acción. En estas ocasiones, la hormona secretada actúa sobre la célula que la ha liberado para regular su propia secreción. Si sus concentraciones son insuficientes, la célula aumenta la secreción hormonal, y sucede lo contrario si son excesivas. Este mecanismo recibe el nombre de feedback negativo o retroalimentación negativa. Cuando la glándula en consideración segrega una hormona que libera a su vez otra hormona distinta en un tejido periférico, esta hormona final es la encargada de la regulación mediante el mecanismo de retroalimentación. CLASIFICACIÓN DE LAS ENDOCRINOPATÍAS Clásicamente, la Endocrinología clínica ha sido una disciplina orien- tada hacia el «nivel de la señal», es decir, hacia el estudio de la produc- ción hormonal para conocer si esta era excesiva o insuficiente. Con el tiempo se ha observado que la concentración de una hormona depende también de otros factores como el nivel de reserva de la glándula, su aclaramiento metabólico en la circulación periférica y el nivel de respuesta del receptor y del señalamiento intracelular. Estos hechos deben tenerse en cuenta al elaborar la clasificación clínica de las endo- crinopatías, que contempla los grupos siguientes: a) enfermedades por acción hormonal insuficiente; b) enfermedades por acción hormonal excesiva, y c) enfermedades por efecto de la masa glandular o secue- las. Cabe destacar que muchas enfermedades endocrinas se deben a mutaciones genéticas. Enfermedades por acción hormonal insuficiente Son enfermedades generadas por una producción hormonal deficiente por el tejido o la glándula secretores. La situación extrema es la eli- minación total de la glándula, pero también se pueden producir por la secreción insuficiente debida a la existencia de un tejido secretor © 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Características generales del sistema endocrino F. F. CASANUEVA FREIJO 233 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.booksmedicos.org 2255 H ipopituitarism o CAPÍTULO 402 CUADRO 4021 Causas de hipopituitarismo a Propias del desarrollo/estructurales Defecto del factor de transcripción Displasia/aplasia hipofisaria Masa congénita en sistema nervioso central, encefalocele Síndrome primario de silla vacía Trastornos hipotalámicos congénitos (displasia septo-óptica, síndrome de Prader-Willi, Laurence-Moon-Biedl y Kallmann) Traumáticas Ablación quirúrgica Daño por radiación Lesiones craneoencefálicas Neoplásicas Adenoma hipofisario Masa parasillar (germinoma, ependimoma, glioma) Quiste de Rathke Craneofaringioma Hamartoma hipotalámico, gangliocitomaMetástasis en hipófisis (de carcinoma de mama, pulmón o colon) Linfoma y leucemia Meningioma Infiltrantes/inflamatorias Hipofisitis linfocítica Hemocromatosis Sarcoidosis Histiocitosis X Hipofisitis granulomatosa Anticuerpos contra el factor de transcripción Vasculares Apoplejía hipofisaria Vinculadas con embarazo (infarto con diabetes; necrosis posparto) Enfermedad drepanocítica Arteritis Infecciosas Micóticas (histoplasmosis) Parasitarias (toxoplasmosis) Tuberculosis Por Pneumocystis carinii a La insuficiencia trófica hormonal es consecuencia de compresión o destrucción hipofisaria por lo común en forma seriada: hormona del crecimiento > hormona foliculoestimulante > hormona luteinizante > hormona estimulante de la tiroides > hormona adrenocorticotró- pica. Durante la niñez, el retraso del crecimiento suele ser el signo inicial, y en los adultos lo constituye el hipogonadismo. Mecanismos de acción hormonal J. Larry Jameson Éste es un capítulo electrónico que se encuentra disponible en http://www.mhhe.com/harrison19e CLASES DE HORMONAS Las hormonas pueden dividirse en cinco tipos principales: 1) derivados de aminoácidos, como dopamina, catecolamina y hormona tiroidea; 2) neuro- péptidos pequeños, como hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), hormona liberadora de tirotropina (TRH), somatostatina y vasopresina; 3) proteínas grandes, como insulina, hormona luteinizante (LH) y hormo- na paratiroidea (PTH); 4) hormonas esteroideas, como cortisol y estróge- nos sintetizados a partir de precursores con base de colesterol, y 5) derivados de vitamina, como retinoides (vitamina A) y vitamina D. Diver- sos factores de crecimiento peptídicos, la mayor parte de los cuales tiene efecto local, comparten acciones con las hormonas. Como regla, los deri- vados de aminoácidos y las hormonas peptídicas interactúan con recepto- res en la membrana superfi cial celular. Los esteroides, hormonas tiroideas, vitamina D y retinoides son liposolubles e interactúan con receptores in- tracelulares nucleares, aunque muchos también lo hacen con receptores de membrana o proteínas de señalización intracelular. Hipófisis anterior: fisiología de las hormonas hipofisarias Shlomo Melmed, J. Larry Jameson Éste es un capítulo electrónico que se encuentra disponible en http://www.mhhe.com/harrison19e La adenohipófi sis también es conocida con frecuencia como “glándula matriz ” pues es, junto con el hipotálamo, la que organiza la compleja fun- ción reguladora de muchas otras glándulas endocrinas. La adenohipófi sis produce seis hormonas importantes: 1) prolactina (PRL, prolactin), 2) hormona del crecimiento (GH, growth hormone), 3) hormona adrenocor- ticotrópica (ACTH, adrenocorticotropic hormone), 4) hormona luteinizan- te (LH, luteinizing hormone), 5) hormona foliculoestimulante (FSH, follicle-stimulating hormone) y 6) hormona estimulante de la tiroides (TSH, thyroid-stimulating hormone). La secreción de las hormonas hipofi sarias es pulsátil y refl eja el estímulo ejercido por un conjunto de factores libera- dores hipotalámicos específi cos. Cada una de estas hormonas hipofi sarias provoca respuestas específi cas en otros tejidos glandulares periféricos. A su vez, las hormonas secretadas por estas glándulas periféricas regulan la función de la hipófi sis por retroalimentación a nivel del hipotálamo y de la misma hipófi sis. Los tumores hipofi sarios causan síndromes que se ca- racterizan por exceso en la producción de hormonas. La defi ciencia hor- monal puede ser hereditaria o adquirida y afortunadamente, existen tratamientos efi caces para los distintos síndromes tanto por exceso como por defi ciencia de las hormonas hipofi sarias. Sin embargo, el diagnóstico de estos síndromes suele ser difícil, por lo que hay que resaltar la impor- tancia de reconocer las manifestaciones clínicas sutiles y así llevar a cabo los estudios de laboratorio correspondientes. En el capítulo 404 se descri- ben los trastornos de la hipófi sis posterior o neurohipófi sis. Hipopituitarismo Shlomo Melmed, J. Larry Jameson La producción inadecuada de hormonas de la adenohipófi sis origina los signos y síntomas del hipopituitarismo. La disminución de la producción de una o más de las hormonas trófi cas de la adenohipófi sis es consecuencia de trastornos hereditarios; más a menudo el hipopituitarismo del adulto es adquirido y refl eja los efectos compresivos de tumores o las consecuen- cias de traumatismos locales, infl amaciones o daños vasculares en la hipó- fi sis o el hipotálamo. Dichos trastornos también pueden disminuir o anular la síntesis o la secreción de hormonas hipotalámicas; como resulta- do surge insufi ciencia hipofi saria (cuadro 402-1). CAUSAS PROPIAS DEL DESARROLLO Y GENÉTICAS DEL HIPOPITUITARISMO Displasia hipofi saria Este trastorno puede originar aplasia, hipoplasia o desarrollo ectópico de la hipófi sis. El desarrollo hipofi sario sigue la migra- ción de células en la línea media desde la bolsa de Rathke nasofaríngea, razón por la cual los trastornos en la línea media de cráneo y cara pueden 401e 400e 402 2256 Endocrinología y m etabolism o PARTE 16 acompañarse de displasia hipofi saria. La insufi ciencia hipofi saria adquiri- da en el recién nacido también puede provenir de traumatismo obstétrico que incluye hemorragia craneal, asfi xia y parto en posición de nalgas. DISPLASIA SEPTOÓPTICA La disfunción hipotalámica y el hipopituitarismo pueden ser consecuencia de disgenesia de la membrana pelúcida o del cuer- po calloso. Los niños afectados presentan mutaciones en el gen HESX1 que participa en el desarrollo inicial del prosencéfalo ventral. Los pequeños con tales problemas presentan combinaciones variables de paladar hendi- do, sindactilia, deformidades de los oídos, hipertelorismo, hipoplasia del nervio óptico, microfalo y anosmia. La disfunción hipofi saria origina dia- betes insípida, defi ciencia de hormona del crecimiento (GH) y talla baja y, en ocasiones, defi ciencia de la hormona estimulante de la tiroides (TSH, thyroid stimulating hormone). Mutaciones del factor histoespecífi co Algunos factores de transcripción histoespecífi cos hipofi sarios, como Pit-1 y Prop-1, son indispensables para que acaezca el desarrollo y la función comprometidas de líneas celulares de la adenohipófi sis diferenciadas. Las mutaciones de Pit-1 dominantes autosómicas o recesivas originan defi ciencias combinadas de GH, prolac- tina (PRL, prolactin) y TSH. El cuadro inicial por lo común incluye defi - ciencia del crecimiento y grados variables de hipotiroidismo. La hipófi sis tiene aspecto hipoplásico en las imágenes de resonancia magnética (MRI, magnetic resonance imaging). Prop-1 es expresado en los comienzos del desarrollo hipofi sario y al parecer es necesario para la función de Pit-1. Las mutaciones del gen PROP-1 de tipo familiar y esporádico originan defi ciencia combinada de GH, PRL, TSH y gonadotropina. Más de 80% de los pacientes con dichas anomalías presentan retraso del crecimiento; en la vida adulta todos muestran defi ciencias de TSH y gonadotropinas, y un pequeño número más adelante termina por mostrar defi ciencia de hormona adrenocortico- trópica (ACTH, adrenocorticotropic hormone). A causa de la defi ciencia de gonadotropina, los pacientes no inician la pubertad de manera espontá- nea. En algunos casos, la hipófi sis parece agrandada en las MRI. Las muta- ciones del gen TPIT originan defi ciencia de ACTH que se acompaña de hipocortisolismo. Disfunción hipotalámica que afecta el desarrollo SÍNDROME DE KALLMANN El síndrome de Kallmann es consecuencia de defi ciencias en la síntesis de hormona liberadora de gonadotropina en el hipotálamo (GnRH, gonado- tropin-releasing hormone) y se acompaña de anosmia o hiposmia por age- nesia o hipoplasia del bulbo olfativo (cap. 411). De forma clásica, el síndrome también puede incluir acromatopsia, atrofi a del nervio óptico, ceguera nerviosa, paladar hendido, irregularidades de riñones, criptorqui-dia y trastornos neurológicos, como los movimientos en espejo. La prime- ra causa genética se identifi có en el gen KAL ligada a X, cuyas mutaciones impiden la migración embrionaria de las neuronas GnRH desde la placoda olfativa hipotalámica hasta el hipotálamo. Con base en estudios ulteriores, se han identifi cado como mínimo una docena de otras alteraciones genéti- cas además de las mutaciones de KAL, que causan defi ciencia aislada de GnRH. Se han descrito mecanismos recesivos autosómicos (p. ej., GPR54, KISS1) y dominantes (p. ej., FGFR1) y hay una lista cada vez mayor de ge- nes que originan defi ciencia de GnRH (GNRH1, PROK2, PROKR2, CH7, PCSK1, FGF8, NELF, WDR11, TAC3 y TACR3). Algunos pacientes presen- tan mutaciones digénicas. Los signos clínicos acompañantes además de la defi ciencia de GnRH varían con base en la causa genética. La defi ciencia de GnRH impide la evolución y culminación en la pubertad. El cuadro inicial en varones es el de retraso de la pubertad y signos hipogonadales notables que incluyen microfalo, tal vez como consecuencia de bajas concentracio- nes de testosterona durante la lactancia. En las mujeres, el cuadro inicial es amenorrea primaria e insufi ciencia del desarrollo sexual secundario. El síndrome de Kallman y otras causas de defi ciencia congénita de GnRH se caracterizan por niveles bajos de hormona luteinizante (LH, lutei- nizing hormone) y hormona foliculoestimulante (FSH, follicle-stimulating hormone), además de concentraciones pequeñas de esteroides sexuales (testosterona o estradiol). En casos esporádicos de defi ciencia de gonado- tropina aislada, el diagnóstico se torna una situación de exclusión, después de eliminar otras causas identifi cadas de disfunción hipotalámica-hipofi sa- ria. La administración repetitiva de GnRH restaura las respuestas hipofi sa- rias normales de gonadotropina, lo cual orienta hacia la posibilidad de un defecto hipotalámico en tales pacientes. El tratamiento a largo plazo de varones con gonadotropina coriónica humana (hCG, human chorionic gonadotropin) o testosterona restaura el desarrollo puberal y el surgimiento de características sexuales secunda- rias; las mujeres pueden tratarse de forma típica con estrógenos y proges- tágenos. También es posible recuperar la fecundidad con la administración de gonadotropinas o por el uso de una bomba de goteo portátil para intro- ducir de forma pulsátil GnRH en plano subcutáneo. SÍNDROME DE BARDETBIEDL Se trata de un trastorno heterogéneo genético muy raro que se caracteriza por retraso psíquico, alteraciones renales, obe- sidad y hexadactilia, braquidactilia o sindactilia. La diabetes insípida cen- tral puede ser parte del trastorno o no. En 75% de los varones y 50% de las mujeres afectadas se advierte defi ciencia de GnRH. La degeneración reti- niana comienza en los inicios de la niñez y casi todos los pacientes termi- nan por mostrar ceguera a los 30 años. Se han identifi cado numerosos subtipos de este síndrome (BBS, Bardet-Biedl syndrome), y cuando menos en nueve loci diferentes hay ligamiento genético. Algunos de los loci codi- fi can genes que intervienen en la función basal de cilios corporales, y ello pudiera explicar las diversas manifestaciones clínicas. MUTACIONES DE LEPTINA Y SU RECEPTOR La defi ciencia de leptina o su receptor originan una amplia gama de anomalías hipotalámicas que incluyen hi- perfagia, obesidad e hipogonadismo central (cap. 415e). La disminución de la producción de GnRH en estos pacientes origina síntesis y liberación disminuidas de FSH y LH hipofi sarias. SÍNDROME DE PRADERWILLI Se trata de un síndrome en un gen vecino que es consecuencia de deleción de las copias del gen SNRPN con sellado, el gen NECDIN y posiblemente otros genes en el cromosoma 15q. El síndrome de Prader-Willi comprende entre sus componentes, el hipogonadismo hi- pogonadotrópico, la hiperfagia-obesidad, la hipotonía muscular crónica, el retraso mental y la diabetes mellitus del adulto (cap. 83e). Múltiples defectos somáticos también pueden afectar el cráneo, los ojos, los oídos y los pies. Se han señalado casos de disminución de vasopresina y oxitocina por parte de los núcleos productores de ambas hormonas, del hipotálamo. La defi ciencia de la síntesis de GnRN la sugiere la observación de que el tratamiento con GnRH por tiempo prolongado permite que se recupere la liberación de LH y FSH de la hipófi sis. HIPOPITUITARISMO ADQUIRIDO El hipopituitarismo puede producirse por traumatismo accidental o neu- roquirúrgico; problemas vasculares como apoplejía; neoplasias hipofi sa- rias o hipotalámicas, craneofaringiomas, linfomas o metástasis de tumores; enfermedades infl amatorias como la hipofi sitis linfocítica; trastornos infi l- trantes como la sarcoidosis, la hemocromatosis (cap. 428) y la tuberculosis o la radiación. Un número cada vez mayor de pruebas sugiere que las personas con lesión encefálica que incluye traumatismos por deportes de contacto, he- morragia subaracnoidea y radiación, presentan hipopituitarismo transito- rio y necesitan vigilancia endocrinológica a largo plazo intermitente, porque en 25 a 40% de ellos se presentará en algún momento disfunción hipotalámica o hipofi saria permanente. Trastornos infi ltrantes hipotalámicos Los trastornos en cuestión, que inclu- yen sarcoidosis, histiocitosis X, amiloidosis y hemocromatosis, con fre- cuencia afectan fascículos neuronales y neuroquímicos, hipotalámicos e hipofi sarios. Como consecuencia, la diabetes insípida se manifi esta en la mitad de los pacientes con esos trastornos. Surge retraso del crecimiento si antes de la pubertad hay disminución de la secreción de GH. También son comunes el hipogonadismo hipogonadotrópico y la hiperprolactinemia. Lesiones infl amatorias Se observa a veces daño hipofi sario y disfunción ulterior en la secreción de dicho órgano, con infecciones locales crónicas como tuberculosis y micosis por oportunistas vinculados al sida, y en la sífi lis terciaria. Otros cuadros infl amatorios como los granulomas y las sarcoidosis pueden generan las manifestaciones de un adenoma hipofi sa- rio. Las lesiones de este tipo pueden originar daño extenso de hipotálamo e hipófi sis, que culmina en defi ciencia de hormonas trófi cas. Radiación craneal La radiación del cráneo puede originar a la larga dis- funciones de hipotálamo e hipófi sis en particular en niños y adolescentes, porque son más susceptibles a mostrar lesión después de radiación tera- péutica total del encéfalo, la cabeza y el cuello. El desarrollo de alteraciones hormonales guarda relación neta con las dosis de radiación y el intervalo cronológico después de terminar la radioterapia. Se sabe que 33% de los pacientes termina por presentar insufi ciencia hormonal después de una mediana de dosis de 50 Gy (5 000 rads) dirigidos a la base del cráneo. El hipopituitarismo se desarrolla en un lapso de cinco a 15 años, y suele refl e- jar el daño hipotalámico y no la destrucción primaria de células hipofi sa- rias. En esos casos, es variable el perfi l de pérdidas hormonales, pero la más común es la defi ciencia de GH, a la que le sigue en frecuencia la de gonadotropina y ACTH. Cuando se corrobora la defi ciencia de una o más 2257 H ipopituitarism o CAPÍTULO 402 hormonas, es probable que haya disminución de la reserva de otras más. Sobre tal base, hay que valorar de forma continua la función de la adeno- hipófi sis a largo plazo en personas que han recibido radiación, y empren- der medidas de reposición si se juzgan apropiadas (véase adelante). Hipofi sitis linfocítica La hipofi sitis linfocítica se presenta más a menudo en puérperas y su cuadro inicial incluye hiperprolactinemia con signos de una masa notable en hipófi sis en la MRI, que suele provocar un adenoma con incremento mínimo de las concentraciones de PRL. La insufi ciencia hipofi - saria causada por la infi ltración linfocítica difusa puede ser transitoria o per- manente, pero obliga a la valoración y al tratamientoinmediatos. En contados casos, se han descrito defi ciencias aisladas de hormonas hipofi sarias, lo cual sugiere un proceso autoinmunitario selectivo orientado a tipos específi cos celulares. Muchos de los pacientes manifi estan síntomas de efectos expansi- vos y progresivos con cefalea y perturbaciones de la vista. Suele haber acele- ración de la velocidad de eritrosedimentación. La MRI puede ser idéntica a la de un adenoma hipofi sario, razón por la cual hay que pensar en la posibi- lidad de hipofi sitis en una puérpera con diagnóstico reciente de una masa hipofi saria, antes de emprender alguna intervención quirúrgica innecesaria. El proceso infl amatorio por lo común muestra resolución después de varios meses de tratamiento con glucocorticoides y es posible restaurar la función hipofi saria, con base en la magnitud del daño. Apoplejía hipofi saria Los problemas hemorrágicos intrahipofi sarios origi- nan daño notable de la hipófi sis y estructuras sillares vecinas. La apoplejía hipofi saria surge a veces de manera espontánea en caso de un adenoma pre- existente; en la fase puerperal o posparto (síndrome de Sheehan) o junto con diabetes, hipertensión, anemia drepanocítica o choque agudo. La hiperpla- sia de la hipófi sis que se manifi esta por lo general en el embarazo, agrava el riesgo de hemorragia e infarto. La apoplejía es una situación de urgencia endocrinológica que puede originar un cuadro grave de hipoglucemia, hipotensión y choque, hemorragia del sistema nervioso central (SNC) y la muerte. Entre los síntomas agudos pueden estar cefalea intensa con signos de irritación meníngea, cambios en ambos ojos, oft almoplejía y, en casos graves, colapso cardiovascular e inconsciencia. En la CT o MRI de la hipófi - sis pueden identifi carse signos de hemorragia intratumoral o sillar con des- viación del infundíbulo hipofi sario y compresión del tejido de la hipófi sis. Los pacientes sin pérdida manifi esta de la vista ni defi ciencia de la con- ciencia se pueden observar y tratar con medidas conservadoras que inclu- yan dosis elevadas de glucocorticoides; los que muestran pérdida visual, parálisis de pares craneales o inconsciencia, todas ellas signifi cativas o progresivas, necesitan descompresión quirúrgica urgente. La recuperación de la vista después de cirugía en la silla turca guarda relación inversa con el tiempo que ha transcurrido después del problema agudo. Por tanto, la oft almoplejía grave o las defi ciencias visuales son indicaciones para la ci- rugía inmediata. El hipopituitarismo es común después de la apoplejía. Síndrome de silla vacía El síndrome de silla vacía parcial o aparentemente total, suele detectarse de manera accidental en MRI y a veces se acompaña de hipertensión intracraneal. Los pacientes por lo común muestran fun- ción hipofi saria normal, lo cual denota que la franja vecina de tejido fun- ciona totalmente. No obstante, el hipopituitarismo puede surgir en forma insidiosa. Las masas en la hipófi sis pueden presentar infarto asintomático e involución con presencia de síndrome total o parcial de silla vacía, en que el líquido cefalorraquídeo (LCR) llena la hernia dural. En contadas ocasio- nes surgen adenomas hipofi sarios pequeños pero funcionales dentro de la franja de tejido hipofi sario normal y no siempre son identifi cables en MRI. CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO Las manifestaciones clínicas del hipopituitarismo dependen de la defi cien- cia hormonal y la magnitud de la escasez hormonal. La defi ciencia de GH origina trastornos del crecimiento en los niños y originará una composi- ción corporal irregular en los adultos (véase adelante). La defi ciencia de gonadotropina origina trastornos menstruales e infecundidad en mujeres, y en varones disminución de la función sexual, infecundidad y desapari- ción de las características sexuales secundarias. La defi ciencia de THS y ACTH suele presentarse en etapa ulterior en la evolución de la insufi ciencia hipofi saria. La defi ciencia de TSH ocasiona retraso del crecimiento en ni- ños y signos de hipotiroidismo en niños y en adultos. La forma secundaria de la insufi ciencia suprarrenal causada por escasez de ACTH origina hipo- cortisolismo con conservación relativa de la producción de mineralocorti- coides. La defi ciencia de PRL origina insufi ciencia de la lactancia. Si las lesiones afectan la neurohipófi sis, la poliuria y la polidipsia refl ejan la pér- dida de la secreción de vasopresina. En personas con daño hipofi sario de vieja fecha, los estudios epidemiológicos corroboran el incremento de la cifra de mortalidad, más bien por un aumento en la frecuencia de enferme- dades cardiovasculares y cerebrovasculares. La radiación de la cabeza o el cuello hecha con anterioridad es un factor determinante de las mayores ci- fras de mortalidad en sujetos con hipopituitarismo, en particular enferme- dad cerebrovascular. ESTUDIOS DE LABORATORIO El diagnóstico bioquímico de insufi ciencia hipofi saria se hace al demos- trar concentraciones pequeñas de las hormonas hipofi sarias trófi cas res- pectivas en el marco de niveles bajos de las hormonas liberadoras. Por ejemplo, las cantidades pequeñas de tiroxina libre en el marco de un nivel bajo o inapropiadamente normal de TSH sugieren hipotiroidismo secun- dario. De forma similar, la baja concentración de testosterona sin incre- mento de las gonadotropinas sugiere hipogonadismo hipogonadotrópico. Se necesitan a veces pruebas de estimulación para valorar la reserva hipo- fi saria (cuadro 402-2). Cabe recurrir a las respuestas de GH a la hipoglu- cemia inducida por insulina, l-dopa, hormona liberadora de hormona del crecimiento (GHRH, growth hormone releasing hormone) o péptidos libe- radores de hormona del crecimiento (GHRP, growth hormone-releasing peptide) para valorar la reserva de GH. La administración de hormona li- beradora de corticotropina (CRH, corticotropin-releasing hormone) induce la liberación de ACTH y la administración de ACTH sintética (cosintropi- na [tetracosactida]) induce la liberación de cortisol por suprarrenales como indicador indirecto de la reserva de ACTH hipofi saria (cap. 406). La reserva de ACTH se valora con mayor certeza al medir las concentracio- nes de ACTH y cortisol durante la hipoglucemia inducida por insulina. Sin embargo, es necesario realizar con gran cautela dicha prueba en pa- cientes en quienes se sospeche insufi ciencia suprarrenal porque tienen mayor susceptibilidad a la hipoglucemia y la hipotensión. Está contraindi- cada la administración de insulina para inducir hipoglucemia en personas con arteriopatía coronaria activa o cuadros convulsivos diagnosticados. TRATAMIENTO HIPOPITUITARISMO La administración de hormonas como procedimiento de reposición, entre otras, glucocorticoides, hormona tiroidea, esteroides sexuales, hormona de crecimiento y vasopresina, por lo común es inocua y sin complicaciones. Los regímenes terapéuticos que remedan la produc- ción fisiológica de hormonas permiten que se conserve la homeostasis clínica satisfactoria. En el cuadro 402-3 se incluyen esquemas posoló- gicos eficaces. Las personas que necesitan glucocorticoides de reposi- ción requieren ajustes cuidadosos de dosis durante situaciones de estrés, como serían enfermedades agudas, métodos odontológicos, traumatismos y hospitalización aguda. TRASTORNOS DEL CRECIMIENTO Y DEL DESARROLLO Maduración del esqueleto y crecimiento somático La lámina epifi saria, para su maduración, depende de diversos estímulos hormonales que incluyen GH, factor de crecimiento similar a la insulina (IGF, insuline-like-growth factor), esteroides sexuales, hormona tiroidea, factores de crecimiento paracrinos y citocinas. El proceso que induce el crecimiento también nece- sita de otros factores como energía calórica, aminoácidos, vitaminas y oli- gominerales, y consumo de cerca de 10% de la porción energética normal. La desnutrición entorpece la actividad de condrocitos e intensifi ca la resis- tencia a GH y aminora las concentracionescirculantes de IGF-1 e IGFBP3. La rapidez de crecimiento lineal de huesos es muy grande en la lactan- cia y depende de la hipófi sis. La velocidad media de crecimiento se acerca a 6 cm/año en etapas ulteriores de la niñez y por lo común permanece dentro de límites particulares de un esquema de percentiles estandariza- dos. A mitad de la pubertad se producen cifras máximas de crecimiento cuando la edad ósea es de 12 años (niñas) o 13 años (varones). El desarro- llo sexual secundario se acompaña de incremento de nivel de esteroides sexuales que ocasiona cierre progresivo de la lámina epifi saria. La edad ósea se retrasa en individuos con todas las formas de defi ciencia verdadera de GH y defectos del receptor de GH, lo cual ocasiona disminución de la acción de dicha hormona. La talla baja puede observarse como consecuencia de defectos consti- tutivos intrínsecos del crecimiento o por factores extrínsecos adquiridos que lo imposibilitan. En términos generales, el retraso de la edad ósea en un niño con talla baja sugiere algún trastorno hormonal o sistémico, en tanto que la edad ósea normal en un niño de talla baja muy probablemen- te proviene de displasia genética del cartílago o un trastorno de la lámina epifi saria (cap. 427). 2258 Endocrinología y m etabolism o PARTE 16 CUADRO 4022 Pruebas para valorar suficiencia hipofisaria Hormona Prueba Muestras de sangre Interpretación Hormona de crecimiento (GH) Prueba de tolerancia a la insulina: insulina simple (0.05-0.15 U/kg/IV) Prueba de GHRH: 1 μg/kg IV Prueba de L-arginina: 30 g/IV durante 30 min Prueba de L-dopa: 500 mg VO –30, 0, 30, 60, 120 min para medición de glucosa y GH 0, 15, 30, 45, 60, 120 min para estu- dio de GH 0, 30, 60, 120 min para estudio de GH 0, 30, 60, 120 min para estudio de GH Glucosa <40 mg/100 mL; GH debe ser >3 μg/L Respuesta normal, GH >3 μg/L Respuesta normal, GH >3 μg/L Respuesta normal, GH >3 μg/L Prolactina Prueba de TRH: 200-500 μg/IV 0, 20 y 60 min para estudio de TSH y PRL Prolactina normal, >2 μg/L en incremento >200% de la cifra inicial ACTH Prueba de tolerancia a la insulina: insulina simple (0.05-0.15 U/kg IV) –30, 0, 30, 60, 90 min para estudio de glucosa y cortisol Glucosa <40 mg/100 mL En el cortisol el aumento debe ser >7 μg/100 mL o >20 μg/100 mL Prueba de CRH: 1 μg/kg de CRH ovina IV a las 8:00 horas 0, 15, 30, 60, 90, 120 min para estudio de ACTH y cortisol Incrementos de ACTH basal dos a cuatro veces y puntos máximos a 20-100 pg/mL Concentraciones de cortisol >20-25 μg/100 mL Prueba de metirapona: metirapona (30 mg/ kg) a la medianoche 11-desoxicortisol y cortisol plasmáti- cos a las 8:00 horas; también se puede medir ACTH Cortisol plasmático, <4 g/100 mL para asegurar una res- puesta adecuada La respuesta normal en lo que toca a 11-desoxicortisol es >7.5 μg/100 mL o ACTH >75 pg/mL Prueba de estimulación estándar con ACTH: ACTH 1-24 (tetracosactida), 0.25 mg IM o IV 0, 30, 60 min para estudio de cortisol y aldosterona Respuesta normal correspondiente a cortisol >21 g/100 mL respuesta de aldosterona >4 ng/100 mL por arriba de la cifra inicial Prueba con dosis bajas de ACTH: ACTH 1-24 (tetracosactida), 1 μg IV 0, 30, 60 min para estudio del corti- sol El cortisol debe ser >21 g/100 mL La prueba de estimulación con ACTH durante tres días consiste en la administración IV de 0.25 mg de ACTH 1-24 durante 8 h cada día Cortisol >21 g/100 mL TSH Pruebas de función basal de tiroides: T4, T3, TSH Prueba de TRH: 200-500 μg IV Mediciones basales 0, 20, 60 min para estudio de TSH y PRLa Las concentraciones bajas de hormona tiroidea libre en el marco de niveles de TSH que no aumentaron de forma adecuada denotan insuficiencia hipofisaria TSH debe aumentar >5 mU/L salvo que hayan aumen- tado las concentraciones de hormona tiroidea LH, FSH LH, FSH, testosterona, estrógenos Prueba de GnRH: GnRH (100 μg/IV) Mediciones iniciales 0, 30, 60 min para estudio de LH y FSH Las cifras basales de LH y FSH deben aumentar en las posmenopáusicas Las concentraciones bajas de testosterona en el marco de LH y FSH bajos denotan insuficiencia hipofisaria En casi todos los adultos la LH debe aumentar 10 UI/L y la FSH, 2 UI/L Las respuestas normales son variables Múltiples hormonas Prueba combinada de adenohipófisis GHRH (1 g/kg), CRH (1 μg/kg), GnRH (100 g), TRH (200 μg) IV –30, 0, 15, 30, 60, 90, 120 min para estudio de GH, ACTH, cortisol, LH, FSH y TSH Las respuestas de hormonas liberadoras individuales o en combinación deben aumentar en el contexto de cifras basales de la hormona de la glándula en estudio y tal vez no sean siempre diagnósticas (consúltese el texto) a La respuesta de PRL provocada denota integridad de células lactotrópicas. Abreviaturas: T3, triyodotironina; T4, tiroxina; TRH, hormona liberadora de tirotropina. Respecto a otras abreviaturas, consúltese el texto. Defi ciencia de GH en niños DEFICIENCIA DE GH La defi ciencia aislada de GH se caracteriza por talla baja, microfalo, mayor cantidad de grasa, voz de tono agudo y propensión a la hipoglucemia por una acción relativamente no antagonizada de insulina. Se observan mecanismos familiares de he- rencia cuando menos en 33% de estas personas y pudieran ser dominantes autosómicos, recesivos o ligados a X. Alrededor de 10% de los niños con defi ciencia de GH posee mutaciones en el gen GH-N que incluyen delecio- nes y muy diversas mutaciones puntuales. Las mutaciones en los factores de transcripción Pit-1 y Prop-1 que controlan el desarrollo de células so- matotropas originan defi ciencia de GH en combinación con otras defi - ciencias de hormonas hipofi sarias y que se manifi estan únicamente en la vida adulta. Debe plantearse el diagnóstico de defi ciencia idiopática de GH (IGHD, idiopatic GH defi ciency), sólo después de haber descartado riguro- samente defectos moleculares identifi cados. MUTACIONES DEL RECEPTOR DE GHRH Las mutaciones recesivas en el gen del receptor de GHRH en personas con enanismo profundo y proporcionado, se acompañan de niveles basales bajos de GH en quienes es imposible es- timular por la administración exógena de GHRH, GHRP o hipoglucemia inducida por insulina y también hipoplasia adenohipofi saria. El síndrome ejemplifi ca la importancia del receptor de GHRH en la proliferación de células somatotropas y reactividad hormonal. INSENSIBILIDAD A GH Este trastorno se origina por defectos de la estructura o la señalización del receptor de GH. Las mutaciones homocigotas o hete- rocigotas del receptor mencionado se acompañan de insensibilidad parcial o completa de GH e insufi ciencia del crecimiento (síndrome de Laron). El diagnóstico se basa en las concentraciones normales o altas (GH) con dis- minución en los niveles circulantes de proteína de unión a la GH (GHBP, GH-binding protein) y bajos de IGF-I. En contadas ocasiones también se identifi can defi ciencias de IGF-I, del receptor de IGF-I o de las señales de la misma hormona. Las mutaciones en el gen STAT5B culminan en inmu- nodefi ciencia y también anulación de las señales de GH, lo cual ocasiona talla baja y concentraciones normales o mayores de GH y menores de IGF-I. En contadas ocasiones, los anticuerpos circulantes contra el receptor de GH originan insensibilidad periférica a dicha hormona. TALLA BAJA NUTRICIONAL La privación calórica y la desnutrición, la diabetes no controlada y la insufi ciencia renal crónica representan causas secunda- rias de la anulación de la función del receptor de GH. Las alteraciones en cuestión también estimulan la producción de citocinas proinfl amatorias que exacerban el bloqueo de la transcripción de señales mediadas por GH. Los niños con estos trastornos de manera típica presentan signos de talla baja adquirida y concentraciones normales o altas de GH y bajos de IGF-I. TALLA BAJA PSICOSOCIAL La privación emocional y social ocasiona retraso del crecimiento que se acompaña de adquisición tardía del habla, hiperfa- giadiscordante y una respuesta menor a GH administrada. El entorno propicio permite que se recuperen los índices de crecimiento. CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO En la práctica clínica, a menudo el médico atiende casos de talla baja; la deci- sión de valorar a estos niños obliga a contar con juicio clínico y también datos 2259 H ipopituitarism o CAPÍTULO 402 CUADRO 4024 Características de la deficiencia de hormona de crecimiento en el adulto Clínicas Deficiente calidad de vida Disminución de la energía e impulso Concentración deficiente Autoestima baja Aislamiento social Cambios de la composición corporal Mayor masa de grasa corporal Depósito central de grasa Incremento de la proporción y circunferencia abdominal/circunferencia coxofemoral Disminución de la masa magra corporal Menor capacidad de ejercicio Menor captación máxima de O2 Deficiente función cardiaca Disminución de la masa muscular Factores cardiovasculares de riesgo Estructura y función deficientes del corazón Perfil irregular de lípidos Disminución de la actividad fibrinolítica Aterosclerosis Obesidad abdominal Estudios de imagen Hipófisis: masa o daño estructural Huesos: menor densidad mineral ósea Abdomen: adiposidad abdominal en exceso Estudios de laboratorio GH provocado <3 ng/mL IGF-I e IGFBP3 bajos o normales Incremento de colesterol de LDL Pueden surgir al mismo tiempo deficiencias de la reserva de gonadotro- pina, TSH, ACTH o estas dos últimas Abreviaturas: LDL, lipoproteína de baja densidad. Respecto a otras abreviaturas, consúltese el texto CUADRO 4023 Hormonoterapia de remplazo en hipopituitarismo de adultos a Deficiencia de hormona trófica Remplazo hormonal ACTH Hidrocortisona (10-20 mg antes del mediodía; 5-10 mg des- pués del mediodía) Acetato de cortisona (25 mg antes del mediodía; 12.5 mg después del mediodía) Prednisona (5 mg antes del mediodía) TSH L-Tiroxina (0.075-0.15 mg al día) FSH/LH Varones Gel de testosterona (5-10 g/día) Parche cutáneo de testosterona (5 mg/día) Enantato de testosterona (200 mg/IM cada dos semanas) Mujeres Estrógeno conjugado (0.65-1.25 mg cada día durante 25 días) Progesterona (5-10 mg cada día) los días 16 a 25 Parche cutáneo de estradiol (0.025-0.1 mg cada semana); agregar progesterona los días 16-25 si el útero está intacto En caso de fecundidad: gonadotropinas de menopáusi- cas, gonadotropina coriónica humana GH Adultos: somatotropina (0.1-1.25 mg/SC cada día) Niños: somatotropina (0.02-0.05 mg/kg al día) Vasopresina Desmopresina intranasal (5-20 g dos veces al día) Vía oral: 300-600 μg cada día a Es necesario individualizar todas la dosis para pacientes particulares y deben valorarse de nuevo durante lapsos de estrés, cirugía y embarazo. Las necesidades de varones y mujeres en cuanto a fecundidad deben tratarse de acuerdo con lo expuesto en los capítulos 411 y 412. Nota: Para otras abreviaturas, véase el texto. y antecedentes familiares. Es importante la valoración integral de la talla baja si la altura del paciente >3 desviaciones estándar (SD) por debajo de la media correspondiente a edad y si hubo desaceleración de la rapidez de crecimiento. La maduración del esqueleto se valora mejor al medir la edad ósea radiológi- ca que se basa más bien en el grado de fusión de la lámina epifi saria de los huesos del carpo. La talla fi nal se puede anticipar con el uso de escalas estan- darizadas (Bayley-Pinneau o Tanner-Whitehouse), o se calcula al agregar 6.5 cm (niños) o restar 6.5 (cm) niñas de la talla media de los padres. ESTUDIOS DE LABORATORIO La secreción de GH es pulsátil y la defi ciencia de la hormona se valora mejor al explorar la respuesta a estímulos provocadores que incluyen ejer- cicio, hipoglucemia inducida por insulina y otros métodos farmacológicos que incrementan por lo general la concentración de la hormona a >7 μg/L en niños. Las mediciones de GH aleatorias no permiten diferenciar a los niños sanos de aquéllos con defi ciencia verdadera de GH. Antes de em- prender pruebas, hay que asegurar que la reposición de hormonas supra- rrenales y tiroideas sea la adecuada. Las concentraciones de IGF-I respecto a edad y sexo no son lo sufi cientemente sensibles y específi cas para confi r- mar el diagnóstico, pero a veces son útiles para confi rmar la defi ciencia de GH. Por medio de MRI de hipófi sis, se pueden identifi car lesiones com- presivas hipofi sarias o defectos estructurales. Es necesario emprender análisis moleculares en busca de mutaciones identifi cadas, por ejemplo, cuando permanece indetectable la causa de la talla baja o cuando signos clínicos adicionales sugieren un origen genético. TRATAMIENTO TRASTORNOS DEL CRECIMIENTO Y DEL DESARROLLO La administración de GH obtenida por bioingeniería (0.02 a 0.05 mg/kg al día por vía subcutánea [SC]), como técnica de reposición, permite recuperar la velocidad de crecimiento en niños con deficiencia de hor- mona de crecimiento, a razón de 10 cm/año, aproximadamente. Si se corrobora la presencia de insuficiencia hipofisaria habrá que corregir las deficiencias hormonales acompañantes, y en particular los de este- roides suprarrenales. La administración de GH muestra eficacia mode- rada para acelerar el crecimiento en niños con el síndrome de Turner e insuficiencia renal crónica. En pacientes con insensibilidad a GH y retraso de crecimiento por mutaciones en el receptor de dicha hormona, el tratamiento con IGF-I deriva al receptor disfuncional de GH. DEFICIENCIA DE GH EN EL ADULTO AGHD El trastorno en cuestión suele producirse por daño adquirido de células somatotropas de hipófi sis o células hipotalámicas. La defi ciencia adquiri- da de hormonas hipofi sarias sigue un perfi l típico en el cual la pérdida de la reserva adecuada de GH permite anticipar defi ciencias hormonales ul- teriores. El orden seriado de pérdida de hormonas es: GH → FSH/LH → TSH → ACTH. Es importante repetir en la vida adulta las pruebas en pa- cientes en quienes se hizo el diagnóstico de defi ciencia de GH de comien- zo en la niñez, para corroborar el diagnóstico. CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO Los signos clínicos de AGHD incluyen cambios en la composición corpo- ral, metabolismo de lípidos y calidad de vida, así como disfunción cardio- vascular (cuadro 402-4). Los cambios de la composición corporal son frecuentes e incluyen menor masa corporal magra, mayor cantidad de grasa con depósitos selectivos en vísceras intraabdominales, y mayor pro- porción cintura/cadera. También se identifi can a veces hiperlipidemia, disfunción de ventrículo izquierdo, hipertensión y mayores concentracio- nes de fi brinógeno en plasma. Aminora el contenido de minerales en hue- sos y como consecuencia aumenta las cifras en fracturas. Las personas pueden presentar aislamiento social, depresión y difi cultad para conservar empleos provechosos. El hipopituitarismo del adulto se acompaña de un incremento de tres veces en las cifras de mortalidad cardiovascular en comparación con testigos de edad y sexo iguales, situación que puede de- pender de defi ciencia de GH, porque los pacientes de los estudios en cues- tión recibieron hormonas hipofi sarias para remplazar las defi cientes. ESTUDIOS DE LABORATORIO La AGHD es un cuadro raro y a la luz de la naturaleza inespecífi ca de los síntomas clínicos que presenta, hay que escoger con gran cuidado a indi- viduos que son adecuados para estudios, con base y criterio perfectamente defi nidos. Con escasas excepciones, la práctica de estudios se limitará a pacientes con los siguientes factores predisponentes: 1) cirugía de hipófi - 2260 Endocrinología y m etabolism o PARTE 16 Antecedentes de alteraciones hipofisarias Presencia de signos clínicos GH provocada <3 μg/L Tratar con GH 0.1-0.3 mg/día Descartar contraindicaciones Ajustar las dosis de GH en sentido ascendente hasta 1.25 mg/día Cuantificar IGF-I después de 1 mes Sin respuesta Respuesta 6 meses Interrumpir Rx Medir en forma seriada los niveles de IGF-I TRATAMIENTODE LA DEFICIENCIA DE GH DEL ADULTO sis; 2) tumor o granuloma hipofi sario o hipotalámico; 3) antecedentes de radiación del cráneo; 4) signos radiológicos de una lesión en la hipófi sis; 5) niños que necesitan remplazo de GH, y en contadas ocasiones, 6) concen- traciones bajas e inexplicadas de IGF-I en niños de edad y sexo igualados. La transición de la adolescencia con defi ciencia de GH a la vida adulta obliga repetir las pruebas para corroborar la defi ciencia posterior de la hormona en la etapa adulta. Incluso 20% de los pacientes que habían sido tratados por defi ciencia de GH infantil, al repetir los estudios ya como adultos, presentó insufi ciencia relacionada con GH. Una proporción signifi cativa (cerca de 25%) de adultos que presentan de- fi ciencia verdadera de GH tiene concentraciones de IGF-I más bajas de lo normal. De este modo, como ocurre en la valoración de la defi ciencia de GH en niños, las mediciones válidas de IGF-I igualadas en cuanto a edad y sexo permiten contar con un índice útil de respuestas terapéuticas, aunque no son lo sufi cientemente sensibles para fi nalidades diagnósticas. El estudio más validado para diferenciar a los pacientes con sufi ciencia hipofi saria, de aque- llos con AGHD es la hipoglucemia inducida por insulina (0.05 a 0.1 U/kg). Después de la disminución de la glucosa a 40 mg/100 mL casi todas las per- sonas presentan manifestaciones neuroglucopénicas (cap. 420); en término de 40 min se produce la liberación máxima de GH y persiste alta incluso hasta 2 h. Alrededor de 90% de los adultos sanos presenta respuestas de GH >5 μg/L; la AGHD se defi ne por una respuesta máxima de GH a la hipoglu- cemia <3 μg/L. A pesar de que la hipoglucemia inducida por insulina es inocua si se realiza bajo supervisión apropiada, no está indicada en sujetos con diabetes, cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular, epilepsia o en ancianos. Otros estudios con estimulación comprenden la administra- ción intravenosa (IV) de arginina (30 g), GHRH (1 μg/kg), GHRP-6 (90 μg) y glucagón (1 mg). Con las combinaciones de estas técnicas, se puede indu- cir la secreción de GH en personas que no reaccionan a una sola prueba. TRATAMIENTO DEFICIENCIA DE GH DEL ADULTO Una vez que se corrobora de forma inequívoca el diagnóstico de AGHD puede estar indicada la reposición de la hormona de crecimiento. Entre las contraindicaciones a tal medida están la presencia de una neoplasia activa, hipertensión intracraneal y diabetes no controlada, con retino- patía. La dosis inicial de 0.1 a 0.2 mg/día debe ajustarse a la alza (hasta un máximo de 1.25 mg/día) para conservar las concentraciones de IGF-I en límites intermedios de lo normal correspondiente a testigos de igual edad y sexo (fig. 402-1). Las mujeres necesitan dosis mayores que los varones, y los ancianos, dosis menores de GH. Las medidas de sostén con GH a largo plazo conservan los niveles normales de IGF-I y se acom- pañan de cambios persistentes en la composición corporal (por ejem- plo incrementos de la masa magra corporal y menor grasa del cuerpo). Aumenta el colesterol de lipoproteínas de alta densidad, pero es posible que el colesterol total y las concentraciones de insulina no cambien de forma importante. La densidad de minerales de la columna lumbar au- menta, pero tal respuesta es gradual (>1 año). Muchos individuos se percatan de una mejoría notable de la calidad de vida cuando se valo- ran con cuestionarios estandarizados. El efecto de reposición de GH en las cifras de mortalidad en personas con deficiencia de tal hormona es tema de investigaciones prospectivas a largo plazo. En promedio, 30% de los pacientes presenta un cuadro reversible, que depende de las dosis, e incluye retención de líquidos, artralgias y síndro- me de túnel carpiano e incluso 40% muestra mialgias y parestesias. Los individuos que reciben insulina necesitan vigilarse con gran cuidado de forma seriada en cuanto a ajustes de dosis, dado que la GH es una poten- te hormona contrarreguladora de la acción de la insulina. Los individuos con diabetes mellitus tipo 2 presentan en un inicio mayor resistencia a la insulina. Sin embargo, el control glucémico suele mejorar con la pérdida sostenida de grasa abdominal, vinculada con el remplazo de GH a largo plazo. Rara vez se producen cefalea, hipertensión intracraneal, hiperten- sión y acúfenos. Están en fase de valoración en programas de vigilancia a largo plazo la reaparición del tumor hipofisario y la progresión de lesio- nes cutáneas y de otros tumores. Hasta la fecha al parecer no es conside- rable el desarrollo de estos posibles efectos secundarios. DEFICIENCIA DE ACTH CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO La insufi ciencia suprarrenal secundaria es consecuencia de la concentra- ción defi ciente de ACTH de la hipófi sis. Se caracteriza por fatiga, debili- dad, anorexia, náusea, vómito y en ocasiones hipoglucemia. A diferencia de la insufi ciencia suprarrenal primaria, el hipocortisolismo que acompa- ña a la defi ciencia hipofi saria por lo regular no surge de manera simultá- nea con hiperpigmentación ni con defi ciencia de mineralocorticoides. La defi ciencia de ACTH por lo regular proviene de la abstinencia de glucorticoides después de la supresión del eje hipotálamo-hipófi sis-supra- rrenal (HPA, hypothalamic-pituitary-adrenal axis) después del tratamiento. La defi ciencia aislada de ACTH se presenta a veces después de ablación quirúrgica de un adenoma hipofi sario que secreta ACTH que suprimió el eje HPA; el fenómeno en cuestión de hecho sugiere una curación quirúr- gica. El efecto compresivo de otros adenomas hipofi sarios o lesiones silla- res puede ocasionar defi ciencia de ACTH, por lo común en combinación con defi ciencias de otras hormonas de la hipófi sis. La defi ciencia parcial de ACTH puede afl orar en presencia de alguna enfermedad médica o quirúr- gica aguda, en que el hipocortisolismo de importancia clínica refl eja dis- minución de la reserva de ACTH. En contadas ocasiones, las mutaciones en los genes TPIT o POMC originan defi ciencia primaria de ACTH. DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO Las concentraciones inadecuadamente bajas de ACTH en el marco de ni- veles de cortisol pequeños son un signo característico de la disminución de la reserva de ACTH. Las concentraciones basales bajas del cortisol séri- co se acompañan de menores respuestas de cortisol a la estimulación de ACTH y deterioro de la respuesta de cortisol a la hipoglucemia inducida por insulina o a la prueba con metirapona o CRH. Para una descripción de estudios sugestivos de ACTH consúltese el capítulo 406. TRATAMIENTO DEFICIENCIA DE ACTH La reposición de glucocorticoides mejora casi todos los signos de la deficiencia de ACTH. La dosis diaria total de hidrocortisona como forma de remplazo no debe exceder 25 mg al día en dos o tres fracciones. La prednisona (5 mg todas las mañanas) tiene acción más prolongada y menos efectos mineralocorticoides que la hidrocortisona. Algunos ex- pertos recomiendan usar dosis de mantenimiento menores en un inten- to de impedir los efectos cushingoides adversos. Habrá que aumentar varias veces la dosis durante periodos de enfermedad aguda o estrés. DEFICIENCIA DE GONADOTROPINA El hipogonadismo es el signo inicial más común del hipopituitarismo de adultos, incluso si también hay defi ciencia de otras hormonas de la hipófi - sis. Suele anticipar la presencia de lesiones hipotalámicas e hipofi sarias que disminuyen la producción o la llegada de GnRH a través del infundí- bulo. Como se señala adelante, el hipogonadismo hipogonadotrópico es un signo inicial común de hiperprolactinemia. El hipogonadismo hipogonadotrópico aislado (IHH, isolated hypogona- dotropic hypogonadism) forma parte de diversos trastornos hipofi sarios congénitos o adquiridos (cap. 411). Entre los defectos hipotalámicos que se acompañan de defi ciencia de GnRH están el síndrome de Kallmann y mutaciones en más de una docena de genes que regulan la migración, el FIGURA 4021.Tratamiento de la deficiencia de la hormona del crecimiento del adulto (GH). IGF, factor de crecimiento similar a la insulina; Rx, tratamiento. 2261 CAPÍTULO 403 Síndrom es de tum ores adenohipofisarios CUADRO 4031 Manifestaciones de las tumoraciones anormales de la silla turca a Estructura afectada Impacto clínico Hipófisis Hipogonadismo Hipotiroidismo Deficiencia del crecimiento e hiposomatotropismo del adulto Hipoadrenalismo Quiasma óptico Pérdida de la percepción del rojo Hemianopsia bitemporal Defecto campimétrico superior o bitemporal Escotoma Ceguera Hipotálamo Regulación anómala de la temperatura Trastornos del apetito y de la sed Obesidad Diabetes insípida Trastornos del sueño Disfunción conductual Disfunción autonómica Seno cavernoso Oftalmoplejía con ptosis o diplopía o sin ellas Insensibilidad de la cara Lóbulo frontal Trastorno de la personalidad Anosmia Cerebro Cefalea Hidrocefalia Psicosis Demencia Convulsiones hilarantes a Conforme se expande la tumoración intrasillar, en primer lugar comprime el tejido hipofisa- rio del interior de la silla para después invadir en sentido dorsal a través de la duramadre y elevar el quiasma óptico o desplazarlo en sentido lateral hacia el seno cavernoso. Las erosio- nes óseas son raras, al igual que la compresión directa del encéfalo. Los microadenomas presentan cefalea como manifestación inicial. desarrollo y la función de GnRH (véase antes). Las mutaciones en GPR54, DAX1, kisspeptina y el receptor de GnRH y los genes de las subunidades LHβ o FSHβ también originan defi ciencias de gonadotropinas hipofi sa- rias. Las formas adquiridas de defi ciencia de GnRH que originan hipogo- nadismo surgen en relación con anorexia nerviosa, estrés, inanición, ejercicio extremo, pero también pueden ser idiopáticos. El hipogonadismo hipogonadotrópico como parte de tales trastornos puede revertirse cuan- do se elimina el estímulo agresor o hay reposición calórica. CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO En premenopáusicas, el hipogonadismo hipogonadotrópico se presenta al inicio en la forma de disminución de la función ovárica que origina oligo- menorrea o amenorrea, infecundidad, disminución de las secreciones vagi- nales, menor libido y atrofi a de mamas. En varones adultos hipogonadales la insufi ciencia testicular secundaria se acompaña de disminución de la li- bido y de la potencia, infecundidad, menor masa muscular y debilidad, re- ducción de la proliferación de cabello en la barba y vello corporal, testículos blandos y en forma característica, arrugas faciales fi nas. En las mujeres y en los varones hipogonadales sin tratamiento se desarrolla osteoporosis. ESTUDIOS DE LABORATORIO El hipogonadismo se acompaña de niveles de gonadotropina sérica bajos o inapropiadamente normales en el marco de concentraciones bajas de hor- monas sexuales (testosterona en varones y estradiol en mujeres). La secre- ción de gonadotropina es pulsátil y, por ello, para que las valoraciones sean válidas, se necesita repetir las mediciones o utilizar muestras séricas de va- rios donantes. Los varones tienen un menor recuento de espermatozoides. La administración de 100 μg de GnRH estimula a las células gonado- trópicas para secretar LH (cuyo punto máximo se logra en término de 30 min) y FSH (cuya etapa estable se produce en los 60 min siguientes). Las respuestas normales varían con las fases del ciclo menstrual, la edad, y el género del paciente. En términos generales, aumentan unas tres veces las concentraciones de LH, en tanto que son menos intensas las respuestas de FSH. En el marco de la defi ciencia de gonadotropina, la respuesta normal de ella a GnRH denota que la función de células gonadotrópicas de hipó- fi sis está intacta y sugiere una alteración hipotalámica. Sin embargo, en caso de no haber respuesta, no es posible diferenciar con certeza las causas hipofi sarias, de las hipotalámicas del hipogonadismo. Por tanto, los méto- dos de valoración de GnRH agregan poco a la información obtenida de la valoración inicial del eje hipotálamo-hipogonadotrópicas en casos de de- fi ciencia aislada de GnRH (como el síndrome de Kallmann). La exploración por medio de MRI de la región sillar y el estudio de otras funciones hipofi sarias están indicados por lo común en individuos con hipogonadismo central corroborado. TRATAMIENTO DEFICIENCIA DE GONADOTROPINA En los varones, se necesita la reposición de testosterona para lograr y conservar el crecimiento y el desarrollo normales de los genitales ex- ternos, de las características sexuales secundarias, del comportamiento sexual masculino y de efectos anabólicos androgénicos que incluyen conservación de la función muscular y de la masa ósea. La testosterona se puede administrar por inyecciones intramusculares (IM) cada una a cua- tro semanas o por medio de parches cutáneos que se sustituyen todos los días (cap. 411). También se cuenta con genes de testosterona. Las inyec- ciones de gonadotropina (hCG o gonadotropina menopáusica humana [hMG]) en un lapso de dos a 18 meses se utiliza para recuperar la fecundi- dad. También es eficaz la administración pulsátil de GnRH (25 a 150 ng/kg cada 2 h) por medio de una bomba de goteo subcutáneo en el tratamien- to de hipogonadismo hipotalámico, si se intenta recuperar la fecundidad. En premenopáusicas, la reposición cíclica de estrógeno y progeste- rona conserva las características sexuales secundarias y la integridad de la mucosa de las vías genitourinarias e impide la osteoporosis pre- matura (cap. 412). La aplicación de gonadotropina se utiliza para indu- cir la ovulación. El crecimiento y la maduración folicular se inician por el uso de hMG o FSH obtenidas por bioingeniería; más adelante se in- yectan hCG u hormona luteinizante humana (hLH, human luteinizing hormone) para inducir la ovulación. Al igual que ocurre en varones, cabe recurrir a la administración pulsátil de GnRH para tratar las causas hipotalámicas de deficiencia de gonadotropina. DIABETES INSÍPIDA Véase el capítulo 404 para el diagnóstico y tratamiento de la diabetes insípida. Síndromes de tumores adenohipofisarios Shlomo Melmed, J. Larry Jameson TUMORACIONES EN HIPOTÁLAMO, HIPÓFISIS Y OTROS SITIOS DE LA SILLA TURCA VALORACIÓN INICIAL DE LAS TUMORACIONES SILLARES Efectos locales compresivos Las manifestaciones clínicas de las lesiones sillares varían de acuerdo con el sitio anatómico de la tumoración y la dirección de su extensión (cuadro 403-1). El diafragma dorsal de la silla turca es el sitio que opone la mínima resistencia a la expansión de tejidos blandos al interior de dicho sitio; como consecuencia, los adenomas hipo- fi sarios suelen extenderse en dirección suprasillar. También puede haber invasión ósea. Las cefaleas son las manifestaciones frecuentes de los tumores intrasi- llares pequeños, incluso si no tienen extensión demostrable en el plano suprasillar. La disposición confi nada de la hipófi sis hace que pequeños cambios de la presión en el interior de la silla turca distiendan la lámina dural; sin embargo, la intensidad de la cefalea casi no guarda relación con el tamaño o la extensión del adenoma. La extensión suprasillar origina pérdida de la vista por diversos mecanis- mos, y de ellos, el más frecuente es la compresión del quiasma óptico, pero en contadas ocasiones se produce por invasión directa de los nervios ópticos o por obstrucción del fl ujo de líquido cefalorraquídeo (LCR), lo cual origina perturbaciones secundarias de la vista. La compresión del infundíbulo hipo- fi sario por una tumoración hormonalmente activa o inactiva en el interior de la silla turca puede comprimir los vasos porta, y con ello interrumpir el transporte de hormonas hipotalámicas y dopamina a la hipófi sis, situación que origina hiperprolactinemia temprana y más adelante pérdida simultá- nea de otras hormonas hipofi sarias. Este fenómeno del “corte infundibular” también puede producirse por traumatismo, esguince cervical con compre- sión del infundíbulopor la apófi sis clinoides posterior o fractura de la base del cráneo. La invasión lateral puede comprimir el seno cavernoso y también 403 2262 Endocrinología y m etabolism o PARTE 16 CUADRO 4032 Métodos de detección inicial de adenomas hipofisarios funcionales Prueba Comentarios Acromegalia Medición de IGF-I en suero Prueba de tolerancia oral a la glucosa, y medición de GH a los 0, 30 y 60 min Interpretar lo referente a IGF-I en relación con testigos de igual edad y sexo Los sujetos sanos deben supri- mir la hormona del creci- miento a <1 g/L Prolactinoma PRL sérica Descartar fármacos Conviene practicar MRI de la silla turca si hay incremento de las concentraciones de PRL Enfermedad de Cushing Cortisol libre en orina de 24 h Dexametasona (1 mg) a las 23:00 horas y medición del cortisol plasmático con sujeto en ayunas a las 8:00 horas Análisis de ACTH Asegurar que es total y precisa la reunión de orina En sujetos sanos, la supresión se manifiesta con <5 g/100 mL Permite diferenciar el adenoma suprarrenal (supresión de ACTH) de ACTH ectópico o enfermedad de Cushing (concentración normal o mayor de ACTH) Abreviaturas: ACTH, hormona adrenocorticotrópica; GH, hormona de crecimiento; IGF-I, fac- tor de crecimiento similar a insulina 1; MRI, imágenes por resonancia magnética; PRL, prolactina. su contenido nervioso, lo cual originará parálisis de los pares craneales III, IV y VI, además de efectos en las ramas oft álmicas y maxilares superiores del V par craneal (trigémino) (cap. 455). El cuadro inicial puede incluir diplo- pia, ptosis, oft almoplejía e hipoestesia en zonas de la cara, según la magnitud del daño nervioso. La extensión al seno esfenoidal denota que la tumoración hipofi saria erosionó el suelo de la silla. Los tumores muy activos rara vez invaden el techo del paladar y originan obstrucción, infección nasofaríngea o fuga de LCR. En contadas ocasiones, la afectación del lóbulo temporal y frontal ocasiona convulsiones nacidas del hipocampo, trastornos de la per- sonalidad y anosmia. La compresión directa del hipotálamo por una tumo- ración invasora hipofi saria puede originar notables secuelas metabólicas que incluyen pubertad prematura o hipogonadismo, diabetes insípida, per- turbaciones del sueño, distermia y trastornos del apetito. Imágenes por resonancia magnética Mediante el empleo de MRI con pon- deración en TI de tipo sagital y coronal antes de administrar gadolinio y después de hacerlo, se logra la visualización precisa de la hipófi sis con defi - nición clara del hipotálamo, el infundíbulo, el tejido hipofi sario y las cis- ternas vecinas suprasillares, el seno cavernoso, los esfenoidales y el quiasma óptico. En sentido vertical, la hipófi sis mide 6 mm en niños y 8 mm en adultos; durante el embarazo y la pubertad puede medir de 10 a 12 mm. La cara superior de la hipófi sis del adulto está aplanada o levemente cóncava, pero en adolescentes y embarazadas tal superfi cie puede ser convexa y refl eja el agrandamiento fi siológico de la glándula. El infundíbulo debe estar en la línea media y ser vertical. La CT se reserva sólo para defi nir la magnitud de la erosión ósea o la presencia de calcifi caciones. La consistencia blanda de la adenohipófi sis es levemente heterogénea en la MRI y la intensidad de la señal recuerda la del parénquima cerebral en la MRI con ponderación en T1 (fi g. 403-1). La densidad del adenoma por lo común es menor que la del tejido normal vecino, en la MRI con pondera- ción en T1, y la intensidad de la señal aumenta con la MRI con ponderación en T2. El elevado contenido de fosfolípidos de la neurohipófi sis hace que surja una “zona brillante en la hipófi sis”. Las tumoraciones sillares se presentan más bien como signos acciden- tales en MRI y muchas son adenomas hipofi sarios (“incidentalomas”). En caso de no haber hipersecreción hormonal, estas pequeñas lesiones intra- sillares se pueden vigilar de manera inocua con MRI, que se realiza cada año y después con menor frecuencia si no hay manifestaciones de mayor proliferación. Se debe considerar la ablación en el caso de macroadenomas identifi cados de forma accidental y de mayor tamaño porque, en prome- dio, 33% de esas tumoraciones adquiere carácter invasivo o causan efectos compresivos locales. Si la hipersecreción hormonal es patente, están indi- cados los tratamientos específi cos que se describen adelante. Si las tumo- raciones rebasan 1 cm de tamaño, habrá que diferenciarlas de las lesiones no adenomatosas. Los meningiomas a menudo se acompañan de hiperos- tosis ósea; los craneofaringiomas pueden estar calcifi cados y por lo regular son hipodensos, en tanto que los gliomas son hiperdensos en la MRI con ponderación en T2. Valoración oftalmológica Las vías ópticas pueden estar contiguas a una tumoración hipofi saria en expansión, razón por la cual hay que realizar una cuantifi cación campimétrica duplicable, y para ello utilizar técnicas peri- metrales en todos los pacientes con tumoraciones sillares que compriman el quiasma óptico (cap. 39). De forma clásica, se observa hemianopsia bitemporal, más intensa en sentido superior. Se produce porque las fi bras de neuronas ganglionares del lado nasal que cruzan en el quiasma óptico son especialmente vulnerables a la compresión de dicho entrecruzamiento ventral. En ocasiones surge hemianopsia homónima por compresión pos- quiasmática o pérdida monocular del campo temporal por compresión prequiasmática. La invasión de seno cavernoso originará diplopía por pará- lisis del motor ocular común. El diagnóstico oportuno aminora el riesgo de atrofi a óptica, pérdida de la vista y alineación defectuosa de los ojos. Estudios de laboratorio Las manifestaciones iniciales de los adenomas hipofi sarios funcionales (como acromegalia, prolactinomas o síndrome de Cushing), orientarán en la selección de estudios de laboratorio (cuadro 403-2). Sin embargo, en el caso de una tumoración sillar sin manifestacio- nes clínicas netas de exceso hormonal, las investigaciones de este tipo giran alrededor de la identifi cación de la naturaleza del tumor y valoración de la posible presencia de hipopituitarismo. Si con base en los datos de MRI se sospecha la presencia de un adenoma hipofi sario, la valoración hormonal inicial por lo regular incluirá los siguientes estudios: 1) prolactina basal (PRL, prolactin); 2) factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF, insu- lin-like growth factor 1); 3) cortisol libre en orina de 24 h (UFC, urinary free cortisol), la prueba de supresión nocturna con dexametasona oral (1 mg) o ambos métodos; 4) la subunidad α de la hormona foliculoestimulante (FSH, follicle-stimulating hormone) y la hormona luteinizante (LH, luteini- zing hormone), y 5) pruebas de función tiroidea. Pueden estar indicadas valoraciones hormonales adicionales con base en los resultados del conjun- to de pruebas mencionado. Mientras llegan datos de las valoraciones más detalladas de hipopituitarismo, la anamnesis de la función del aparato reproductor femenino, las mediciones de testosterona y las concentracio- nes de cortisol a las 8:00 horas y las pruebas de función tiroidea permitirán identifi car a personas con defi ciencias de hormonas hipofi sarias que nece- sitan hormonoterapia de sustitución, antes de más estudios o cirugías. Valoración histológica Los datos de la tinción inmunohistoquímica de muestras tumorales hipofi sarias obtenidas por vía transesfenoidal confi r- man los estudios clínicos y de laboratorio y permiten el planteamiento del diagnóstico histológico si los resultados de estudios hormonales son equí- vocos y en el caso de tumores clínicamente no funcionales. En ocasiones se necesita la valoración ultraestructural por medio de microscopia elec- trónica para el diagnóstico. FIGURA 4031. Adenoma hipofisario. En la MRI (después de administrar medio de contraste), con ponderación en T1 y de corte coronal se advierte una tumora- ción con contrastehomogéneo (puntas de flecha) en la silla turca y la región suprasillar compatible con un adenoma hipofisario; las flechas pequeñas defi- nen las arterias carótidas. 2263 Síndrom es de tum ores adenohipofisarios CAPÍTULO 403 Quiasma óptico Tumor hipofisiario Plexo venoso del seno cavernoso Esfenoides Seno esfenoidal Legra quirúrgica Tabique nasal III par craneal IV par craneal Arteria carótida interna Tumor hipofisario Seno esfenoidal V par craneal TRATAMIENTO TUMORACIONES HIPOTALÁMICAS, HIPOFISARIAS Y SILLARES DE OTRO TIPO GENERALIDADES El tratamiento adecuado de las tumoraciones en la silla turca obliga a plantear diagnósticos precisos, así como seleccionar mo- dalidades terapéuticas óptimas. Muchos de los tumores de la hipófisis son benignos y de crecimiento lento. Los signos clínicos son consecuen- cia de los efectos compresivos locales y de los síndromes de secreción excesiva o deficiente de hormonas causados directamente por el adeno- ma o que acaecen como consecuencia del tratamiento. Por lo expuesto, estos pacientes necesitan el tratamiento y la vigilancia permanentes. La MRI con gadolinio como medio de contraste para visualizar la hipó- fisis, progresos en la cirugía transesfenoidal y radioterapia estereotáctica (que incluye radioterapia con bisturí de rayo gamma) y nuevos fármacos, han mejorado el tratamiento de tumores hipofisarios. Los objetivos de dichos tratamientos incluyen normalización del exceso de secreción hi- pofisaria; mejoría de síntomas y signos de los síndromes de hipersecre- ción hormonal y disminución de volumen o ablación de grandes masas tumorales con alivio de la compresión a estructuras vecinas. Es impor- tante conservar durante el tratamiento la función residual de la adenohi- pófisis, y a veces se restaura al extirpar la masa tumoral. En circunstancias óptimas hay que evitar la reaparición del adenoma. CIRUGÍA TRANSESFENOIDAL La vía de acceso quirúrgica indicada para la extirpación de tumores hipofisarios es la transesfenoidal y no la trans- frontal, excepto en las tumoraciones suprasillares invasoras ocasiona- les que rodean las fosas frontal o media o los nervios ópticos, o que invaden en sentido retrógrado por detrás de la lámina perpendicular del esfenoides. La microscopia transoperatoria facilita la diferenciación visual entre el tejido adenomatoso y el hipofisario normal y también logra la microdisección de tumores pequeños que tal vez no se puedan identificar con MRI (fig. 403-2). Con la cirugía transesfenoidal también se evita la invasión craneal y la manipulación de tejido encefálico que es necesaria en las vías quirúrgicas subfrontales. Las técnicas endoscó- picas con localización tridimensional transoperatoria también han mejorado la visualización del acceso al tejido tumoral. La experiencia quirúrgica individual es el factor determinante de la eficacia de los re- sultados con las técnicas mencionadas. Además de la corrección de la hipersecreción hormonal, la cirugía hipofisaria está indicada en tumoraciones patológicas que compriman estructuras vecinas. Se necesitan descompresión y ablación quirúrgicas en el caso de una tumoración en expansión que ocasione cefalea persis- tente, defectos campimétricos visuales progresivos, parálisis de pares craneales, hidrocefalia y a veces hemorragia y apoplejía intrahipofisaria. En ocasiones se usan los métodos quirúrgicos transesfenoidales para obtener tejido hipofisario de biopsia y corroborar el diagnóstico histo- lógico. En la medida de lo posible hay que extirpar de manera selectiva la tumoración hipofisaria y manipular o eliminar el tejido normal sólo si son decisivos para una disección eficaz de la lesión. A veces están indi- cadas la hemihipofisectomía no selectiva o la hipofisectomía total si claramente no se identifica alguna masa hipersecretoria, se desarrollan lesiones multifocales o el tejido indemne restante obviamente es necró- tico. Sin embargo, la estrategia anterior incrementa la posibilidad de hipopituitarismo y la necesidad de sustitución hormonal permanente. La cirugía puede revertir los efectos expansivos en el preoperatorio, que incluyen los campimétricos de la vista y el deterioro de la función hipofisaria, particularmente si ellos no son de larga duración. En el caso de tumores grandes invasores es necesario llegar al equilibrio óptimo entre la ablación máxima de la masa tumoral y la conservación de la función adenohipofisaria, en particular para conservar el crecimiento y la función reproductora en pacientes jóvenes. De forma similar, la inva- sión tumoral que rebasa los confines de la silla turca muy pocas veces se puede curar con cirugía y el cirujano debe valorar la proporción de riesgo/beneficio de la ablación tumoral extensa. Efectos secundarios El tamaño del tumor, el grado de invasión y la expe- riencia del cirujano son los factores que rigen en gran medida la inci- dencia de complicaciones quirúrgicas. La cifra de mortalidad quirúrgica se acerca a 1%. En 20% de los pacientes incluso hay diabetes insípida transitoria e hipopituitarismo. En ocasiones se produce diabetes insípi- da permanente, daño de pares craneales, perforación del tabique nasal o alteraciones de la vista incluso en 10% de los pacientes. En 4% de los individuos se advierten fugas de LCR. Entre las complicaciones menos frecuentes están lesión de la arteria carótida, amaurosis, daño hipota- lámico y meningitis. Los efectos secundarios permanentes son raros después de cirugías de microadenomas. RADIACIÓN La radiación se utiliza como modalidad primaria para tratar tumoracio- nes hipofisarias o suprasillares, o más a menudo como complemento de la cirugía o el tratamiento médico. La radiación enfocada con megavol- tajes se logra por medio de la localización precisa con MRI; dicha técnica se utiliza con un acelerador lineal de alto voltaje y arcos rotatorios iso- céntricos precisos. Un factor determinante para la radiación muy exacta es reproducir la posición de la cabeza del sujeto durante múltiples visi- tas y conservar dicha zona en inmovilidad absoluta. Se aplica un total <50 Gy (5 000 rads) en fracciones de 180 -cGy (180 -rads) en un lapso de seis semanas. Con la radiocirugía estereotáctica se aplica una sola dosis grande de energía alta de una fuente de cobalto 60 (bisturí de rayos gamma), acelerador lineal o ciclotrón. No hay certeza de los efectos del uso del bisturí de rayos gamma a largo plazo, pero al parecer son simi- lares a los que se obtienen con la radiación corriente. En algunos cen- tros se dispone del método de haz de protones y con él se aplican dosis concentradas de radiación dentro de una zona localizada. La utilidad de la radioterapia en el tratamiento de tumores hipofisa- rios depende de múltiples factores, entre ellos, la naturaleza del tumor, la edad del paciente y la experiencia quirúrgica y radiológica del espe- cialista. Ante el comienzo relativamente lento de acción, la radioterapia por lo común se reserva para intervenciones posoperatorias. Como complemento de la cirugía, se utiliza la radiación para eliminar el tu- mor residual en un intento de impedir la reaparición de la neoplasia. La radiación constituye la única técnica para eliminar posiblemente tejido tumoral residual y no funcional después de la operación. A diferencia de ello, el tumor secretor de PRL y hormona de crecimiento (GH) puede ser susceptible de eliminación con tratamiento médico. Efectos secundarios A corto plazo, la radiación puede ocasionar náusea y debilidad transitorias. La alopecia, la disgeusia y la anosmia pueden durar FIGURA 4032. Ablación transesfenoidal de una tumoración hipofisaria por la vía de acceso endonasal. (Adaptado con autorización de R Fahlbusch: Endocrinol Metab Clin 21:669, 1992.) 2264 Endocrinología y m etabolism o PARTE 16 más tiempo. La incapacidad de sintetizar hormonas hipofisarias es fre- cuente en individuos en quienes se aplicó radiación dirigida a la hipófisis, a la cabeza o el cuello.
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