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HARRISON Y FARRERAS PRIMER PARCIAL (LIBRO)

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CAPÍTULO 233 Características generales del sistema endocrino
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1925
CONCEPTO DE HORMONA
Para que un óvulo fecundado se transforme en un individuo adulto, 
para que este se desarrolle, se reproduzca, se adapte a los cambios del 
medio y sobreviva a los agresores externos, es preciso que su cuerpo 
cambie y se adapte. Esta adaptación de millones de células, ordenada 
y simultáneamente, la llevan a cabo las hormonas. Las hormonas son 
mensajeros químicos destinados a la comunicación intercelular sis-
temática y organizada. Además del sistema endocrino, el otro gran 
sistema de señalamiento es el nervioso. La misión de este es lograr 
cambios muy rápidos (milisegundos, segundos) y focalizados; puede 
lograr que un músculo dado se contraiga en milisegundos, mientras 
que el resto quedan inmóviles. El sistema endocrino produce cambios 
lentos (minutos, meses) y generalizados; el exceso de glucocorticoides 
produce una miopatía en todos los músculos.
El término endocrino significa secreción interna, es decir, secreción 
de sustancias biológicamente activas hacia el interior del cuerpo. His-
tóricamente, la Endocrinología surgió como el estudio de la secreción 
por glándulas de sustancias que, tras circular en el plasma, activan o 
inhiben otros tejidos a distancia; por esta razón, la Endocrinología 
clínica está muy basada en el estudio de las glándulas endocrinas. Sin 
embargo, hoy día sabemos que muchos otros tejidos no glandulares 
segregan hormonas; así, el tejido adiposo, los músculos, el estómago, 
el intestino y el riñón, entre otros, son capaces de segregar hormonas 
de forma ordenada. También se sabe que no todas las hormonas son 
transportadas a distancia, que algunas son segregadas para regular las 
células vecinas (secreción paracrina), que otras son capaces de actuar 
sobre la propia célula que las libera (secreción autocrina) y que algunas 
son segregadas por neuronas (secreción neuroendocrina), tanto para 
actuar cerca como a distancia de su lugar de secreción.
Estructuralmente, las hormonas suelen ser péptidos o proteínas. Se 
sintetizan en la célula como precursores y ulteriormente son reducidos 
a su forma final antes de su secreción. En el plasma pueden circular 
unidas a proteínas pero, en general, al ser hidrosolubles no necesitan 
transportador. Otra clase de hormonas son esteroideas y liposolubles, 
por lo que circulan unidas a proteínas transportadoras. Un grupo 
especial de hormonas son los análogos de los aminoácidos o las ami-
nas bioactivas que pueden ser segregadas por neuronas en el espacio 
intersináptico para regular otras neuronas (neurotransmisores) o a la 
circulación y ser consideradas neurohormonas, como la dopamina. 
Otras, como la adrenalina y la noradrenalina, son liberadas tras la 
estimulación neuronal de las glándulas que las sintetizan. En ocasiones, 
estos aminoácidos son modificados, forman parte de una proteína y 
después son liberados de esta, como ocurre con las hormonas tiroideas 
y la tiroglobulina. Algunas neuronas liberan hormonas peptídicas 
a la circulación, como ocurre en la neurohipófisis. En definitiva, el 
concepto de hormona no lo otorga la estructura del mensaje ni de la 
célula emisora, sino el modus operandi del compuesto activo.
UNIÓN HORMONA-RECEPTOR
Tras su secreción y su ulterior circulación, las hormonas tienen que 
unirse selectivamente a sus receptores localizados en las células diana. 
Estos son proteínas de membrana para las hormonas peptídicas o 
nucleares para las esteroideas y tiroideas. Lo que hace específico el 
mensaje es el hecho de que la célula que lo reciba tenga los recepto-
res adecuados. Esto hace que una membrana celular dada responda 
exclusivamente al mensaje para el cual ha sido diseñada con su dotación 
de receptores e indica también que, una vez emitido el mensaje, la 
localización de la glándula secretora es indiferente. La unión de la 
hormona al receptor debe ser altamente específica y de gran afinidad 
para mantener la eficacia del sistema.
Tras la unión de la hormona al receptor, este experimenta un 
cambio conformacional y activa una cadena de señales intracelulares 
(hormonas proteicas) o el genoma (hormonas esteroideas) para desen-
cadenar la acción biológica. Para que tenga lugar una acción hormonal 
se deben mantener en correcto funcionamiento cinco pasos: a) la 
secreción de la hormona; b) su circulación sin alteración estructural 
y sin aclaramiento; c) su unión al receptor específico molecularmente 
intacto; d) el estado intacto del sistema de señalamiento intracelular o 
de activación genómica, y e) la degradación final de la señal para evitar 
una acción mantenida en el tiempo.
REGULACIÓN POR RETROALIMENTACIÓN 
(FEEDBACK) NEGATIVA
El sistema endocrino intenta mantener estable el funcionamiento 
corporal (homeostasis). Si una hormona se segrega porque una situa-
ción ha perturbado el sistema, la secreción cesa al desaparecer la señal 
perturbadora. Sin embargo, cuando la acción hormonal debe ser man-
tenida, la célula secretora necesita conocer la eficacia de su acción. 
En estas ocasiones, la hormona secretada actúa sobre la célula que la 
ha liberado para regular su propia secreción. Si sus concentraciones 
son insuficientes, la célula aumenta la secreción hormonal, y sucede 
lo contrario si son excesivas. Este mecanismo recibe el nombre de 
feedback negativo o retroalimentación negativa. Cuando la glándula en 
consideración segrega una hormona que libera a su vez otra hormona 
distinta en un tejido periférico, esta hormona final es la encargada de 
la regulación mediante el mecanismo de retroalimentación.
CLASIFICACIÓN DE LAS ENDOCRINOPATÍAS
Clásicamente, la Endocrinología clínica ha sido una disciplina orien-
tada hacia el «nivel de la señal», es decir, hacia el estudio de la produc-
ción hormonal para conocer si esta era excesiva o insuficiente. Con el 
tiempo se ha observado que la concentración de una hormona depende 
también de otros factores como el nivel de reserva de la glándula, 
su aclaramiento metabólico en la circulación periférica y el nivel de 
respuesta del receptor y del señalamiento intracelular. Estos hechos 
deben tenerse en cuenta al elaborar la clasificación clínica de las endo-
crinopatías, que contempla los grupos siguientes: a) enfermedades por 
acción hormonal insuficiente; b) enfermedades por acción hormonal 
excesiva, y c) enfermedades por efecto de la masa glandular o secue-
las. Cabe destacar que muchas enfermedades endocrinas se deben a 
mutaciones genéticas.
Enfermedades por acción hormonal 
insuficiente
Son enfermedades generadas por una producción hormonal deficiente 
por el tejido o la glándula secretores. La situación extrema es la eli-
minación total de la glándula, pero también se pueden producir por 
la secreción insuficiente debida a la existencia de un tejido secretor 
© 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
Características generales 
del sistema endocrino
F. F. CASANUEVA FREIJO 
233
Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.booksmedicos.org
2255
H
ipopituitarism
o
CAPÍTULO 402
 CUADRO 4021 Causas de hipopituitarismo a 
Propias del desarrollo/estructurales
Defecto del factor de transcripción
Displasia/aplasia hipofisaria
Masa congénita en sistema nervioso central, encefalocele
Síndrome primario de silla vacía
Trastornos hipotalámicos congénitos (displasia septo-óptica, síndrome de 
Prader-Willi, Laurence-Moon-Biedl y Kallmann)
Traumáticas
Ablación quirúrgica
Daño por radiación 
Lesiones craneoencefálicas
Neoplásicas
Adenoma hipofisario
Masa parasillar (germinoma, ependimoma, glioma)
Quiste de Rathke
Craneofaringioma
Hamartoma hipotalámico, gangliocitomaMetástasis en hipófisis (de carcinoma de mama, pulmón o colon)
Linfoma y leucemia
Meningioma
Infiltrantes/inflamatorias
Hipofisitis linfocítica
Hemocromatosis
Sarcoidosis
Histiocitosis X
Hipofisitis granulomatosa
Anticuerpos contra el factor de transcripción
Vasculares
Apoplejía hipofisaria
Vinculadas con embarazo (infarto con diabetes; necrosis posparto)
Enfermedad drepanocítica
Arteritis
Infecciosas
Micóticas (histoplasmosis)
Parasitarias (toxoplasmosis)
Tuberculosis
Por Pneumocystis carinii
a La insuficiencia trófica hormonal es consecuencia de compresión o destrucción hipofisaria 
por lo común en forma seriada: hormona del crecimiento > hormona foliculoestimulante
> hormona luteinizante > hormona estimulante de la tiroides > hormona adrenocorticotró-
pica. Durante la niñez, el retraso del crecimiento suele ser el signo inicial, y en los adultos lo 
constituye el hipogonadismo.
Mecanismos de acción 
hormonal
J. Larry Jameson
Éste es un capítulo electrónico que se encuentra disponible en 
http://www.mhhe.com/harrison19e
CLASES DE HORMONAS
Las hormonas pueden dividirse en cinco tipos principales: 1) derivados de 
aminoácidos, como dopamina, catecolamina y hormona tiroidea; 2) neuro-
péptidos pequeños, como hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), 
hormona liberadora de tirotropina (TRH), somatostatina y vasopresina; 
3) proteínas grandes, como insulina, hormona luteinizante (LH) y hormo-
na paratiroidea (PTH); 4) hormonas esteroideas, como cortisol y estróge-
nos sintetizados a partir de precursores con base de colesterol, y 5) 
derivados de vitamina, como retinoides (vitamina A) y vitamina D. Diver-
sos factores de crecimiento peptídicos, la mayor parte de los cuales tiene 
efecto local, comparten acciones con las hormonas. Como regla, los deri-
vados de aminoácidos y las hormonas peptídicas interactúan con recepto-
res en la membrana superfi cial celular. Los esteroides, hormonas tiroideas, 
vitamina D y retinoides son liposolubles e interactúan con receptores in-
tracelulares nucleares, aunque muchos también lo hacen con receptores de 
membrana o proteínas de señalización intracelular.
Hipófisis anterior: fisiología 
de las hormonas hipofisarias
Shlomo Melmed, J. Larry Jameson
Éste es un capítulo electrónico que se encuentra disponible en 
http://www.mhhe.com/harrison19e
La adenohipófi sis también es conocida con frecuencia como “glándula 
matriz ” pues es, junto con el hipotálamo, la que organiza la compleja fun-
ción reguladora de muchas otras glándulas endocrinas. La adenohipófi sis 
produce seis hormonas importantes: 1) prolactina (PRL, prolactin), 2) 
hormona del crecimiento (GH, growth hormone), 3) hormona adrenocor-
ticotrópica (ACTH, adrenocorticotropic hormone), 4) hormona luteinizan-
te (LH, luteinizing hormone), 5) hormona foliculoestimulante (FSH, 
follicle-stimulating hormone) y 6) hormona estimulante de la tiroides (TSH, 
thyroid-stimulating hormone). La secreción de las hormonas hipofi sarias 
es pulsátil y refl eja el estímulo ejercido por un conjunto de factores libera-
dores hipotalámicos específi cos. Cada una de estas hormonas hipofi sarias 
provoca respuestas específi cas en otros tejidos glandulares periféricos. A 
su vez, las hormonas secretadas por estas glándulas periféricas regulan la 
función de la hipófi sis por retroalimentación a nivel del hipotálamo y de 
la misma hipófi sis. Los tumores hipofi sarios causan síndromes que se ca-
racterizan por exceso en la producción de hormonas. La defi ciencia hor-
monal puede ser hereditaria o adquirida y afortunadamente, existen 
tratamientos efi caces para los distintos síndromes tanto por exceso como 
por defi ciencia de las hormonas hipofi sarias. Sin embargo, el diagnóstico 
de estos síndromes suele ser difícil, por lo que hay que resaltar la impor-
tancia de reconocer las manifestaciones clínicas sutiles y así llevar a cabo 
los estudios de laboratorio correspondientes. En el capítulo 404 se descri-
ben los trastornos de la hipófi sis posterior o neurohipófi sis. 
Hipopituitarismo
Shlomo Melmed, J. Larry Jameson
La producción inadecuada de hormonas de la adenohipófi sis origina los 
signos y síntomas del hipopituitarismo. La disminución de la producción 
de una o más de las hormonas trófi cas de la adenohipófi sis es consecuencia 
de trastornos hereditarios; más a menudo el hipopituitarismo del adulto es 
adquirido y refl eja los efectos compresivos de tumores o las consecuen-
cias de traumatismos locales, infl amaciones o daños vasculares en la hipó-
fi sis o el hipotálamo. Dichos trastornos también pueden disminuir o 
anular la síntesis o la secreción de hormonas hipotalámicas; como resulta-
do surge insufi ciencia hipofi saria (cuadro 402-1).
CAUSAS PROPIAS DEL DESARROLLO Y GENÉTICAS DEL HIPOPITUITARISMO
Displasia hipofi saria Este trastorno puede originar aplasia, hipoplasia o 
desarrollo ectópico de la hipófi sis. El desarrollo hipofi sario sigue la migra-
ción de células en la línea media desde la bolsa de Rathke nasofaríngea, 
razón por la cual los trastornos en la línea media de cráneo y cara pueden 
401e
400e 402
2256
Endocrinología y m
etabolism
o
PARTE 16
acompañarse de displasia hipofi saria. La insufi ciencia hipofi saria adquiri-
da en el recién nacido también puede provenir de traumatismo obstétrico 
que incluye hemorragia craneal, asfi xia y parto en posición de nalgas.
DISPLASIA SEPTOÓPTICA La disfunción hipotalámica y el hipopituitarismo 
pueden ser consecuencia de disgenesia de la membrana pelúcida o del cuer-
po calloso. Los niños afectados presentan mutaciones en el gen HESX1 que 
participa en el desarrollo inicial del prosencéfalo ventral. Los pequeños 
con tales problemas presentan combinaciones variables de paladar hendi-
do, sindactilia, deformidades de los oídos, hipertelorismo, hipoplasia del 
nervio óptico, microfalo y anosmia. La disfunción hipofi saria origina dia-
betes insípida, defi ciencia de hormona del crecimiento (GH) y talla baja y, 
en ocasiones, defi ciencia de la hormona estimulante de la tiroides (TSH, 
thyroid stimulating hormone).
Mutaciones del factor histoespecífi co Algunos factores de transcripción 
histoespecífi cos hipofi sarios, como Pit-1 y Prop-1, son indispensables para 
que acaezca el desarrollo y la función comprometidas de líneas celulares 
de la adenohipófi sis diferenciadas. Las mutaciones de Pit-1 dominantes 
autosómicas o recesivas originan defi ciencias combinadas de GH, prolac-
tina (PRL, prolactin) y TSH. El cuadro inicial por lo común incluye defi -
ciencia del crecimiento y grados variables de hipotiroidismo. La hipófi sis 
tiene aspecto hipoplásico en las imágenes de resonancia magnética (MRI, 
magnetic resonance imaging).
Prop-1 es expresado en los comienzos del desarrollo hipofi sario y al 
parecer es necesario para la función de Pit-1. Las mutaciones del gen 
PROP-1 de tipo familiar y esporádico originan defi ciencia combinada de 
GH, PRL, TSH y gonadotropina. Más de 80% de los pacientes con dichas 
anomalías presentan retraso del crecimiento; en la vida adulta todos 
muestran defi ciencias de TSH y gonadotropinas, y un pequeño número 
más adelante termina por mostrar defi ciencia de hormona adrenocortico-
trópica (ACTH, adrenocorticotropic hormone). A causa de la defi ciencia de 
gonadotropina, los pacientes no inician la pubertad de manera espontá-
nea. En algunos casos, la hipófi sis parece agrandada en las MRI. Las muta-
ciones del gen TPIT originan defi ciencia de ACTH que se acompaña de 
hipocortisolismo.
Disfunción hipotalámica que afecta el desarrollo  SÍNDROME DE KALLMANN El 
síndrome de Kallmann es consecuencia de defi ciencias en la síntesis de 
hormona liberadora de gonadotropina en el hipotálamo (GnRH, gonado-
tropin-releasing hormone) y se acompaña de anosmia o hiposmia por age-
nesia o hipoplasia del bulbo olfativo (cap. 411). De forma clásica, el 
síndrome también puede incluir acromatopsia, atrofi a del nervio óptico, 
ceguera nerviosa, paladar hendido, irregularidades de riñones, criptorqui-dia y trastornos neurológicos, como los movimientos en espejo. La prime-
ra causa genética se identifi có en el gen KAL ligada a X, cuyas mutaciones 
impiden la migración embrionaria de las neuronas GnRH desde la placoda 
olfativa hipotalámica hasta el hipotálamo. Con base en estudios ulteriores, 
se han identifi cado como mínimo una docena de otras alteraciones genéti-
cas además de las mutaciones de KAL, que causan defi ciencia aislada de 
GnRH. Se han descrito mecanismos recesivos autosómicos (p. ej., GPR54, 
KISS1) y dominantes (p. ej., FGFR1) y hay una lista cada vez mayor de ge-
nes que originan defi ciencia de GnRH (GNRH1, PROK2, PROKR2, CH7, 
PCSK1, FGF8, NELF, WDR11, TAC3 y TACR3). Algunos pacientes presen-
tan mutaciones digénicas. Los signos clínicos acompañantes además de la 
defi ciencia de GnRH varían con base en la causa genética. La defi ciencia de 
GnRH impide la evolución y culminación en la pubertad. El cuadro inicial 
en varones es el de retraso de la pubertad y signos hipogonadales notables 
que incluyen microfalo, tal vez como consecuencia de bajas concentracio-
nes de testosterona durante la lactancia. En las mujeres, el cuadro inicial es 
amenorrea primaria e insufi ciencia del desarrollo sexual secundario.
El síndrome de Kallman y otras causas de defi ciencia congénita de 
GnRH se caracterizan por niveles bajos de hormona luteinizante (LH, lutei-
nizing hormone) y hormona foliculoestimulante (FSH, follicle-stimulating 
hormone), además de concentraciones pequeñas de esteroides sexuales 
(testosterona o estradiol). En casos esporádicos de defi ciencia de gonado-
tropina aislada, el diagnóstico se torna una situación de exclusión, después 
de eliminar otras causas identifi cadas de disfunción hipotalámica-hipofi sa-
ria. La administración repetitiva de GnRH restaura las respuestas hipofi sa-
rias normales de gonadotropina, lo cual orienta hacia la posibilidad de un 
defecto hipotalámico en tales pacientes.
El tratamiento a largo plazo de varones con gonadotropina coriónica 
humana (hCG, human chorionic gonadotropin) o testosterona restaura el 
desarrollo puberal y el surgimiento de características sexuales secunda-
rias; las mujeres pueden tratarse de forma típica con estrógenos y proges-
tágenos. También es posible recuperar la fecundidad con la administración 
de gonadotropinas o por el uso de una bomba de goteo portátil para intro-
ducir de forma pulsátil GnRH en plano subcutáneo.
SÍNDROME DE BARDETBIEDL Se trata de un trastorno heterogéneo genético 
muy raro que se caracteriza por retraso psíquico, alteraciones renales, obe-
sidad y hexadactilia, braquidactilia o sindactilia. La diabetes insípida cen-
tral puede ser parte del trastorno o no. En 75% de los varones y 50% de las 
mujeres afectadas se advierte defi ciencia de GnRH. La degeneración reti-
niana comienza en los inicios de la niñez y casi todos los pacientes termi-
nan por mostrar ceguera a los 30 años. Se han identifi cado numerosos 
subtipos de este síndrome (BBS, Bardet-Biedl syndrome), y cuando menos 
en nueve loci diferentes hay ligamiento genético. Algunos de los loci codi-
fi can genes que intervienen en la función basal de cilios corporales, y ello 
pudiera explicar las diversas manifestaciones clínicas.
MUTACIONES DE LEPTINA Y SU RECEPTOR La defi ciencia de leptina o su receptor 
originan una amplia gama de anomalías hipotalámicas que incluyen hi-
perfagia, obesidad e hipogonadismo central (cap. 415e). La disminución 
de la producción de GnRH en estos pacientes origina síntesis y liberación 
disminuidas de FSH y LH hipofi sarias.
SÍNDROME DE PRADERWILLI Se trata de un síndrome en un gen vecino que es 
consecuencia de deleción de las copias del gen SNRPN con sellado, el gen 
NECDIN y posiblemente otros genes en el cromosoma 15q. El síndrome 
de Prader-Willi comprende entre sus componentes, el hipogonadismo hi-
pogonadotrópico, la hiperfagia-obesidad, la hipotonía muscular crónica, 
el retraso mental y la diabetes mellitus del adulto (cap. 83e). Múltiples 
defectos somáticos también pueden afectar el cráneo, los ojos, los oídos y 
los pies. Se han señalado casos de disminución de vasopresina y oxitocina 
por parte de los núcleos productores de ambas hormonas, del hipotálamo. 
La defi ciencia de la síntesis de GnRN la sugiere la observación de que el 
tratamiento con GnRH por tiempo prolongado permite que se recupere la 
liberación de LH y FSH de la hipófi sis.
HIPOPITUITARISMO ADQUIRIDO
El hipopituitarismo puede producirse por traumatismo accidental o neu-
roquirúrgico; problemas vasculares como apoplejía; neoplasias hipofi sa-
rias o hipotalámicas, craneofaringiomas, linfomas o metástasis de tumores; 
enfermedades infl amatorias como la hipofi sitis linfocítica; trastornos infi l-
trantes como la sarcoidosis, la hemocromatosis (cap. 428) y la tuberculosis 
o la radiación.
Un número cada vez mayor de pruebas sugiere que las personas con 
lesión encefálica que incluye traumatismos por deportes de contacto, he-
morragia subaracnoidea y radiación, presentan hipopituitarismo transito-
rio y necesitan vigilancia endocrinológica a largo plazo intermitente, 
porque en 25 a 40% de ellos se presentará en algún momento disfunción 
hipotalámica o hipofi saria permanente.
Trastornos infi ltrantes hipotalámicos Los trastornos en cuestión, que inclu-
yen sarcoidosis, histiocitosis X, amiloidosis y hemocromatosis, con fre-
cuencia afectan fascículos neuronales y neuroquímicos, hipotalámicos e 
hipofi sarios. Como consecuencia, la diabetes insípida se manifi esta en la 
mitad de los pacientes con esos trastornos. Surge retraso del crecimiento si 
antes de la pubertad hay disminución de la secreción de GH. También son 
comunes el hipogonadismo hipogonadotrópico y la hiperprolactinemia.
Lesiones infl amatorias Se observa a veces daño hipofi sario y disfunción 
ulterior en la secreción de dicho órgano, con infecciones locales crónicas 
como tuberculosis y micosis por oportunistas vinculados al sida, y en la 
sífi lis terciaria. Otros cuadros infl amatorios como los granulomas y las 
sarcoidosis pueden generan las manifestaciones de un adenoma hipofi sa-
rio. Las lesiones de este tipo pueden originar daño extenso de hipotálamo 
e hipófi sis, que culmina en defi ciencia de hormonas trófi cas.
Radiación craneal La radiación del cráneo puede originar a la larga dis-
funciones de hipotálamo e hipófi sis en particular en niños y adolescentes, 
porque son más susceptibles a mostrar lesión después de radiación tera-
péutica total del encéfalo, la cabeza y el cuello. El desarrollo de alteraciones 
hormonales guarda relación neta con las dosis de radiación y el intervalo 
cronológico después de terminar la radioterapia. Se sabe que 33% de los 
pacientes termina por presentar insufi ciencia hormonal después de una 
mediana de dosis de 50 Gy (5 000 rads) dirigidos a la base del cráneo. El 
hipopituitarismo se desarrolla en un lapso de cinco a 15 años, y suele refl e-
jar el daño hipotalámico y no la destrucción primaria de células hipofi sa-
rias. En esos casos, es variable el perfi l de pérdidas hormonales, pero la 
más común es la defi ciencia de GH, a la que le sigue en frecuencia la de 
gonadotropina y ACTH. Cuando se corrobora la defi ciencia de una o más 
2257
H
ipopituitarism
o
CAPÍTULO 402
hormonas, es probable que haya disminución de la reserva de otras más. 
Sobre tal base, hay que valorar de forma continua la función de la adeno-
hipófi sis a largo plazo en personas que han recibido radiación, y empren-
der medidas de reposición si se juzgan apropiadas (véase adelante).
Hipofi sitis linfocítica La hipofi sitis linfocítica se presenta más a menudo en 
puérperas y su cuadro inicial incluye hiperprolactinemia con signos de una 
masa notable en hipófi sis en la MRI, que suele provocar un adenoma con 
incremento mínimo de las concentraciones de PRL. La insufi ciencia hipofi -
saria causada por la infi ltración linfocítica difusa puede ser transitoria o per-
manente, pero obliga a la valoración y al tratamientoinmediatos. En contados 
casos, se han descrito defi ciencias aisladas de hormonas hipofi sarias, lo cual 
sugiere un proceso autoinmunitario selectivo orientado a tipos específi cos 
celulares. Muchos de los pacientes manifi estan síntomas de efectos expansi-
vos y progresivos con cefalea y perturbaciones de la vista. Suele haber acele-
ración de la velocidad de eritrosedimentación. La MRI puede ser idéntica a 
la de un adenoma hipofi sario, razón por la cual hay que pensar en la posibi-
lidad de hipofi sitis en una puérpera con diagnóstico reciente de una masa 
hipofi saria, antes de emprender alguna intervención quirúrgica innecesaria. 
El proceso infl amatorio por lo común muestra resolución después de varios 
meses de tratamiento con glucocorticoides y es posible restaurar la función 
hipofi saria, con base en la magnitud del daño.
Apoplejía hipofi saria Los problemas hemorrágicos intrahipofi sarios origi-
nan daño notable de la hipófi sis y estructuras sillares vecinas. La apoplejía 
hipofi saria surge a veces de manera espontánea en caso de un adenoma pre-
existente; en la fase puerperal o posparto (síndrome de Sheehan) o junto con 
diabetes, hipertensión, anemia drepanocítica o choque agudo. La hiperpla-
sia de la hipófi sis que se manifi esta por lo general en el embarazo, agrava el 
riesgo de hemorragia e infarto. La apoplejía es una situación de urgencia 
endocrinológica que puede originar un cuadro grave de hipoglucemia, 
hipotensión y choque, hemorragia del sistema nervioso central (SNC) y la 
muerte. Entre los síntomas agudos pueden estar cefalea intensa con signos 
de irritación meníngea, cambios en ambos ojos, oft almoplejía y, en casos 
graves, colapso cardiovascular e inconsciencia. En la CT o MRI de la hipófi -
sis pueden identifi carse signos de hemorragia intratumoral o sillar con des-
viación del infundíbulo hipofi sario y compresión del tejido de la hipófi sis.
Los pacientes sin pérdida manifi esta de la vista ni defi ciencia de la con-
ciencia se pueden observar y tratar con medidas conservadoras que inclu-
yan dosis elevadas de glucocorticoides; los que muestran pérdida visual, 
parálisis de pares craneales o inconsciencia, todas ellas signifi cativas o 
progresivas, necesitan descompresión quirúrgica urgente. La recuperación 
de la vista después de cirugía en la silla turca guarda relación inversa con 
el tiempo que ha transcurrido después del problema agudo. Por tanto, la 
oft almoplejía grave o las defi ciencias visuales son indicaciones para la ci-
rugía inmediata. El hipopituitarismo es común después de la apoplejía.
Síndrome de silla vacía El síndrome de silla vacía parcial o aparentemente 
total, suele detectarse de manera accidental en MRI y a veces se acompaña 
de hipertensión intracraneal. Los pacientes por lo común muestran fun-
ción hipofi saria normal, lo cual denota que la franja vecina de tejido fun-
ciona totalmente. No obstante, el hipopituitarismo puede surgir en forma 
insidiosa. Las masas en la hipófi sis pueden presentar infarto asintomático e 
involución con presencia de síndrome total o parcial de silla vacía, en que 
el líquido cefalorraquídeo (LCR) llena la hernia dural. En contadas ocasio-
nes surgen adenomas hipofi sarios pequeños pero funcionales dentro de la 
franja de tejido hipofi sario normal y no siempre son identifi cables en MRI.
CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO
Las manifestaciones clínicas del hipopituitarismo dependen de la defi cien-
cia hormonal y la magnitud de la escasez hormonal. La defi ciencia de GH 
origina trastornos del crecimiento en los niños y originará una composi-
ción corporal irregular en los adultos (véase adelante). La defi ciencia de 
gonadotropina origina trastornos menstruales e infecundidad en mujeres, 
y en varones disminución de la función sexual, infecundidad y desapari-
ción de las características sexuales secundarias. La defi ciencia de THS y 
ACTH suele presentarse en etapa ulterior en la evolución de la insufi ciencia 
hipofi saria. La defi ciencia de TSH ocasiona retraso del crecimiento en ni-
ños y signos de hipotiroidismo en niños y en adultos. La forma secundaria 
de la insufi ciencia suprarrenal causada por escasez de ACTH origina hipo-
cortisolismo con conservación relativa de la producción de mineralocorti-
coides. La defi ciencia de PRL origina insufi ciencia de la lactancia. Si las 
lesiones afectan la neurohipófi sis, la poliuria y la polidipsia refl ejan la pér-
dida de la secreción de vasopresina. En personas con daño hipofi sario de 
vieja fecha, los estudios epidemiológicos corroboran el incremento de la 
cifra de mortalidad, más bien por un aumento en la frecuencia de enferme-
dades cardiovasculares y cerebrovasculares. La radiación de la cabeza o el 
cuello hecha con anterioridad es un factor determinante de las mayores ci-
fras de mortalidad en sujetos con hipopituitarismo, en particular enferme-
dad cerebrovascular.
ESTUDIOS DE LABORATORIO
El diagnóstico bioquímico de insufi ciencia hipofi saria se hace al demos-
trar concentraciones pequeñas de las hormonas hipofi sarias trófi cas res-
pectivas en el marco de niveles bajos de las hormonas liberadoras. Por 
ejemplo, las cantidades pequeñas de tiroxina libre en el marco de un nivel 
bajo o inapropiadamente normal de TSH sugieren hipotiroidismo secun-
dario. De forma similar, la baja concentración de testosterona sin incre-
mento de las gonadotropinas sugiere hipogonadismo hipogonadotrópico. 
Se necesitan a veces pruebas de estimulación para valorar la reserva hipo-
fi saria (cuadro 402-2). Cabe recurrir a las respuestas de GH a la hipoglu-
cemia inducida por insulina, l-dopa, hormona liberadora de hormona del 
crecimiento (GHRH, growth hormone releasing hormone) o péptidos libe-
radores de hormona del crecimiento (GHRP, growth hormone-releasing 
peptide) para valorar la reserva de GH. La administración de hormona li-
beradora de corticotropina (CRH, corticotropin-releasing hormone) induce 
la liberación de ACTH y la administración de ACTH sintética (cosintropi-
na [tetracosactida]) induce la liberación de cortisol por suprarrenales 
como indicador indirecto de la reserva de ACTH hipofi saria (cap. 406). La 
reserva de ACTH se valora con mayor certeza al medir las concentracio-
nes de ACTH y cortisol durante la hipoglucemia inducida por insulina. 
Sin embargo, es necesario realizar con gran cautela dicha prueba en pa-
cientes en quienes se sospeche insufi ciencia suprarrenal porque tienen 
mayor susceptibilidad a la hipoglucemia y la hipotensión. Está contraindi-
cada la administración de insulina para inducir hipoglucemia en personas 
con arteriopatía coronaria activa o cuadros convulsivos diagnosticados.
TRATAMIENTO HIPOPITUITARISMO
La administración de hormonas como procedimiento de reposición, 
entre otras, glucocorticoides, hormona tiroidea, esteroides sexuales, 
hormona de crecimiento y vasopresina, por lo común es inocua y sin 
complicaciones. Los regímenes terapéuticos que remedan la produc-
ción fisiológica de hormonas permiten que se conserve la homeostasis 
clínica satisfactoria. En el cuadro 402-3 se incluyen esquemas posoló-
gicos eficaces. Las personas que necesitan glucocorticoides de reposi-
ción requieren ajustes cuidadosos de dosis durante situaciones de 
estrés, como serían enfermedades agudas, métodos odontológicos, 
traumatismos y hospitalización aguda.
TRASTORNOS DEL CRECIMIENTO Y DEL DESARROLLO
Maduración del esqueleto y crecimiento somático La lámina epifi saria, para 
su maduración, depende de diversos estímulos hormonales que incluyen 
GH, factor de crecimiento similar a la insulina (IGF, insuline-like-growth 
factor), esteroides sexuales, hormona tiroidea, factores de crecimiento 
paracrinos y citocinas. El proceso que induce el crecimiento también nece-
sita de otros factores como energía calórica, aminoácidos, vitaminas y oli-
gominerales, y consumo de cerca de 10% de la porción energética normal. 
La desnutrición entorpece la actividad de condrocitos e intensifi ca la resis-
tencia a GH y aminora las concentracionescirculantes de IGF-1 e IGFBP3.
La rapidez de crecimiento lineal de huesos es muy grande en la lactan-
cia y depende de la hipófi sis. La velocidad media de crecimiento se acerca 
a 6 cm/año en etapas ulteriores de la niñez y por lo común permanece 
dentro de límites particulares de un esquema de percentiles estandariza-
dos. A mitad de la pubertad se producen cifras máximas de crecimiento 
cuando la edad ósea es de 12 años (niñas) o 13 años (varones). El desarro-
llo sexual secundario se acompaña de incremento de nivel de esteroides 
sexuales que ocasiona cierre progresivo de la lámina epifi saria. La edad 
ósea se retrasa en individuos con todas las formas de defi ciencia verdadera 
de GH y defectos del receptor de GH, lo cual ocasiona disminución de la 
acción de dicha hormona. 
La talla baja puede observarse como consecuencia de defectos consti-
tutivos intrínsecos del crecimiento o por factores extrínsecos adquiridos 
que lo imposibilitan. En términos generales, el retraso de la edad ósea en 
un niño con talla baja sugiere algún trastorno hormonal o sistémico, en 
tanto que la edad ósea normal en un niño de talla baja muy probablemen-
te proviene de displasia genética del cartílago o un trastorno de la lámina 
epifi saria (cap. 427).
2258
Endocrinología y m
etabolism
o
PARTE 16
 CUADRO 4022 Pruebas para valorar suficiencia hipofisaria 
Hormona Prueba Muestras de sangre Interpretación
Hormona de 
crecimiento 
(GH)
Prueba de tolerancia a la insulina: insulina 
simple (0.05-0.15 U/kg/IV)
Prueba de GHRH: 1 μg/kg IV
Prueba de L-arginina: 30 g/IV durante 30 min
Prueba de L-dopa: 500 mg VO
–30, 0, 30, 60, 120 min para medición 
de glucosa y GH
0, 15, 30, 45, 60, 120 min para estu-
dio de GH
0, 30, 60, 120 min para estudio de GH
0, 30, 60, 120 min para estudio de GH
Glucosa <40 mg/100 mL; GH debe ser >3 μg/L
Respuesta normal, GH >3 μg/L
Respuesta normal, GH >3 μg/L
Respuesta normal, GH >3 μg/L
Prolactina Prueba de TRH: 200-500 μg/IV 0, 20 y 60 min para estudio de TSH y 
PRL
Prolactina normal, >2 μg/L en incremento >200% de la 
cifra inicial
ACTH Prueba de tolerancia a la insulina: insulina 
simple (0.05-0.15 U/kg IV)
–30, 0, 30, 60, 90 min para estudio de 
glucosa y cortisol
Glucosa <40 mg/100 mL
En el cortisol el aumento debe ser >7 μg/100 mL o >20 
μg/100 mL
Prueba de CRH: 1 μg/kg de CRH ovina IV a las 
8:00 horas
0, 15, 30, 60, 90, 120 min para 
estudio de ACTH y cortisol
Incrementos de ACTH basal dos a cuatro veces y puntos 
máximos a 20-100 pg/mL
Concentraciones de cortisol >20-25 μg/100 mL
Prueba de metirapona: metirapona (30 mg/
kg) a la medianoche
11-desoxicortisol y cortisol plasmáti-
cos a las 8:00 horas; también se 
puede medir ACTH
Cortisol plasmático, <4 g/100 mL para asegurar una res-
puesta adecuada
La respuesta normal en lo que toca a 11-desoxicortisol es 
>7.5 μg/100 mL o ACTH >75 pg/mL
Prueba de estimulación estándar con ACTH: 
ACTH 1-24 (tetracosactida), 0.25 mg IM o IV
0, 30, 60 min para estudio de cortisol 
y aldosterona
Respuesta normal correspondiente a cortisol >21 g/100 
mL respuesta de aldosterona >4 ng/100 mL por arriba 
de la cifra inicial
Prueba con dosis bajas de ACTH: ACTH 1-24 
(tetracosactida), 1 μg IV
0, 30, 60 min para estudio del corti-
sol
El cortisol debe ser >21 g/100 mL
La prueba de estimulación con ACTH durante 
tres días consiste en la administración IV de 
0.25 mg de ACTH 1-24 durante 8 h cada día
Cortisol >21 g/100 mL
TSH Pruebas de función basal de tiroides: T4, T3, TSH
Prueba de TRH: 200-500 μg IV
Mediciones basales
0, 20, 60 min para estudio de TSH y 
PRLa
Las concentraciones bajas de hormona tiroidea libre en el 
marco de niveles de TSH que no aumentaron de forma 
adecuada denotan insuficiencia hipofisaria
TSH debe aumentar >5 mU/L salvo que hayan aumen-
tado las concentraciones de hormona tiroidea
LH, FSH LH, FSH, testosterona, estrógenos
Prueba de GnRH: GnRH (100 μg/IV)
Mediciones iniciales
0, 30, 60 min para estudio de LH y 
FSH
Las cifras basales de LH y FSH deben aumentar en las 
posmenopáusicas
Las concentraciones bajas de testosterona en el marco de 
LH y FSH bajos denotan insuficiencia hipofisaria
En casi todos los adultos la LH debe aumentar 10 UI/L y la 
FSH, 2 UI/L
Las respuestas normales son variables
Múltiples
hormonas
Prueba combinada de adenohipófisis GHRH 
(1 g/kg), CRH (1 μg/kg), GnRH (100 g), TRH 
(200 μg) IV 
–30, 0, 15, 30, 60, 90, 120 min para 
estudio de GH, ACTH, cortisol, LH, 
FSH y TSH
Las respuestas de hormonas liberadoras individuales o en 
combinación deben aumentar en el contexto de cifras 
basales de la hormona de la glándula en estudio y tal 
vez no sean siempre diagnósticas (consúltese el texto)
a La respuesta de PRL provocada denota integridad de células lactotrópicas.
Abreviaturas: T3, triyodotironina; T4, tiroxina; TRH, hormona liberadora de tirotropina. Respecto a otras abreviaturas, consúltese el texto.
Defi ciencia de GH en niños  DEFICIENCIA DE GH La defi ciencia aislada de GH 
se caracteriza por talla baja, microfalo, mayor cantidad de grasa, voz de 
tono agudo y propensión a la hipoglucemia por una acción relativamente 
no antagonizada de insulina. Se observan mecanismos familiares de he-
rencia cuando menos en 33% de estas personas y pudieran ser dominantes 
autosómicos, recesivos o ligados a X. Alrededor de 10% de los niños con 
defi ciencia de GH posee mutaciones en el gen GH-N que incluyen delecio-
nes y muy diversas mutaciones puntuales. Las mutaciones en los factores 
de transcripción Pit-1 y Prop-1 que controlan el desarrollo de células so-
matotropas originan defi ciencia de GH en combinación con otras defi -
ciencias de hormonas hipofi sarias y que se manifi estan únicamente en la 
vida adulta. Debe plantearse el diagnóstico de defi ciencia idiopática de GH 
(IGHD, idiopatic GH defi ciency), sólo después de haber descartado riguro-
samente defectos moleculares identifi cados.
MUTACIONES DEL RECEPTOR DE GHRH Las mutaciones recesivas en el gen del 
receptor de GHRH en personas con enanismo profundo y proporcionado, 
se acompañan de niveles basales bajos de GH en quienes es imposible es-
timular por la administración exógena de GHRH, GHRP o hipoglucemia 
inducida por insulina y también hipoplasia adenohipofi saria. El síndrome 
ejemplifi ca la importancia del receptor de GHRH en la proliferación de 
células somatotropas y reactividad hormonal.
INSENSIBILIDAD A GH Este trastorno se origina por defectos de la estructura 
o la señalización del receptor de GH. Las mutaciones homocigotas o hete-
rocigotas del receptor mencionado se acompañan de insensibilidad parcial 
o completa de GH e insufi ciencia del crecimiento (síndrome de Laron). El 
diagnóstico se basa en las concentraciones normales o altas (GH) con dis-
minución en los niveles circulantes de proteína de unión a la GH (GHBP, 
GH-binding protein) y bajos de IGF-I. En contadas ocasiones también se 
identifi can defi ciencias de IGF-I, del receptor de IGF-I o de las señales de 
la misma hormona. Las mutaciones en el gen STAT5B culminan en inmu-
nodefi ciencia y también anulación de las señales de GH, lo cual ocasiona 
talla baja y concentraciones normales o mayores de GH y menores de IGF-I. 
En contadas ocasiones, los anticuerpos circulantes contra el receptor de 
GH originan insensibilidad periférica a dicha hormona.
TALLA BAJA NUTRICIONAL La privación calórica y la desnutrición, la diabetes 
no controlada y la insufi ciencia renal crónica representan causas secunda-
rias de la anulación de la función del receptor de GH. Las alteraciones en 
cuestión también estimulan la producción de citocinas proinfl amatorias 
que exacerban el bloqueo de la transcripción de señales mediadas por GH. 
Los niños con estos trastornos de manera típica presentan signos de talla 
baja adquirida y concentraciones normales o altas de GH y bajos de IGF-I.
TALLA BAJA PSICOSOCIAL La privación emocional y social ocasiona retraso 
del crecimiento que se acompaña de adquisición tardía del habla, hiperfa-
giadiscordante y una respuesta menor a GH administrada. El entorno 
propicio permite que se recuperen los índices de crecimiento.
CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO
En la práctica clínica, a menudo el médico atiende casos de talla baja; la deci-
sión de valorar a estos niños obliga a contar con juicio clínico y también datos 
2259
H
ipopituitarism
o
CAPÍTULO 402
 CUADRO 4024 Características de la deficiencia de hormona 
de crecimiento en el adulto 
Clínicas
Deficiente calidad de vida
Disminución de la energía e impulso
Concentración deficiente
Autoestima baja
Aislamiento social
Cambios de la composición corporal
Mayor masa de grasa corporal
Depósito central de grasa
Incremento de la proporción y circunferencia abdominal/circunferencia 
coxofemoral
Disminución de la masa magra corporal
Menor capacidad de ejercicio
Menor captación máxima de O2
Deficiente función cardiaca
Disminución de la masa muscular
Factores cardiovasculares de riesgo
Estructura y función deficientes del corazón
Perfil irregular de lípidos
Disminución de la actividad fibrinolítica
Aterosclerosis
Obesidad abdominal
Estudios de imagen
Hipófisis: masa o daño estructural
Huesos: menor densidad mineral ósea
Abdomen: adiposidad abdominal en exceso
Estudios de laboratorio
GH provocado <3 ng/mL
IGF-I e IGFBP3 bajos o normales
Incremento de colesterol de LDL
Pueden surgir al mismo tiempo deficiencias de la reserva de gonadotro-
pina, TSH, ACTH o estas dos últimas
Abreviaturas: LDL, lipoproteína de baja densidad. Respecto a otras abreviaturas, consúltese 
el texto
 CUADRO 4023 Hormonoterapia de remplazo en hipopituitarismo 
de adultos a 
Deficiencia de 
hormona trófica Remplazo hormonal
ACTH Hidrocortisona (10-20 mg antes del mediodía; 5-10 mg des-
pués del mediodía)
Acetato de cortisona (25 mg antes del mediodía; 12.5 mg 
después del mediodía)
Prednisona (5 mg antes del mediodía)
TSH L-Tiroxina (0.075-0.15 mg al día)
FSH/LH Varones
Gel de testosterona (5-10 g/día)
Parche cutáneo de testosterona (5 mg/día) 
Enantato de testosterona (200 mg/IM cada dos semanas)
Mujeres
Estrógeno conjugado (0.65-1.25 mg cada día durante 25 días)
Progesterona (5-10 mg cada día) los días 16 a 25
Parche cutáneo de estradiol (0.025-0.1 mg cada semana); 
agregar progesterona los días 16-25 si el útero está intacto
En caso de fecundidad: gonadotropinas de menopáusi-
cas, gonadotropina coriónica humana
GH Adultos: somatotropina (0.1-1.25 mg/SC cada día)
Niños: somatotropina (0.02-0.05 mg/kg al día)
Vasopresina Desmopresina intranasal (5-20 g dos veces al día)
Vía oral: 300-600 μg cada día
a Es necesario individualizar todas la dosis para pacientes particulares y deben valorarse de 
nuevo durante lapsos de estrés, cirugía y embarazo. Las necesidades de varones y mujeres en 
cuanto a fecundidad deben tratarse de acuerdo con lo expuesto en los capítulos 411 y 412.
Nota: Para otras abreviaturas, véase el texto.
y antecedentes familiares. Es importante la valoración integral de la talla baja 
si la altura del paciente >3 desviaciones estándar (SD) por debajo de la media 
correspondiente a edad y si hubo desaceleración de la rapidez de crecimiento. 
La maduración del esqueleto se valora mejor al medir la edad ósea radiológi-
ca que se basa más bien en el grado de fusión de la lámina epifi saria de los 
huesos del carpo. La talla fi nal se puede anticipar con el uso de escalas estan-
darizadas (Bayley-Pinneau o Tanner-Whitehouse), o se calcula al agregar 6.5 
cm (niños) o restar 6.5 (cm) niñas de la talla media de los padres.
ESTUDIOS DE LABORATORIO
La secreción de GH es pulsátil y la defi ciencia de la hormona se valora 
mejor al explorar la respuesta a estímulos provocadores que incluyen ejer-
cicio, hipoglucemia inducida por insulina y otros métodos farmacológicos 
que incrementan por lo general la concentración de la hormona a >7 μg/L 
en niños. Las mediciones de GH aleatorias no permiten diferenciar a los 
niños sanos de aquéllos con defi ciencia verdadera de GH. Antes de em-
prender pruebas, hay que asegurar que la reposición de hormonas supra-
rrenales y tiroideas sea la adecuada. Las concentraciones de IGF-I respecto 
a edad y sexo no son lo sufi cientemente sensibles y específi cas para confi r-
mar el diagnóstico, pero a veces son útiles para confi rmar la defi ciencia de 
GH. Por medio de MRI de hipófi sis, se pueden identifi car lesiones com-
presivas hipofi sarias o defectos estructurales. Es necesario emprender 
análisis moleculares en busca de mutaciones identifi cadas, por ejemplo, 
cuando permanece indetectable la causa de la talla baja o cuando signos 
clínicos adicionales sugieren un origen genético.
TRATAMIENTO TRASTORNOS DEL CRECIMIENTO 
Y DEL DESARROLLO
La administración de GH obtenida por bioingeniería (0.02 a 0.05 mg/kg 
al día por vía subcutánea [SC]), como técnica de reposición, permite 
recuperar la velocidad de crecimiento en niños con deficiencia de hor-
mona de crecimiento, a razón de 10 cm/año, aproximadamente. Si se 
corrobora la presencia de insuficiencia hipofisaria habrá que corregir 
las deficiencias hormonales acompañantes, y en particular los de este-
roides suprarrenales. La administración de GH muestra eficacia mode-
rada para acelerar el crecimiento en niños con el síndrome de Turner e 
insuficiencia renal crónica.
En pacientes con insensibilidad a GH y retraso de crecimiento por 
mutaciones en el receptor de dicha hormona, el tratamiento con IGF-I 
deriva al receptor disfuncional de GH.
DEFICIENCIA DE GH EN EL ADULTO AGHD
El trastorno en cuestión suele producirse por daño adquirido de células 
somatotropas de hipófi sis o células hipotalámicas. La defi ciencia adquiri-
da de hormonas hipofi sarias sigue un perfi l típico en el cual la pérdida de 
la reserva adecuada de GH permite anticipar defi ciencias hormonales ul-
teriores. El orden seriado de pérdida de hormonas es: GH → FSH/LH → 
TSH → ACTH. Es importante repetir en la vida adulta las pruebas en pa-
cientes en quienes se hizo el diagnóstico de defi ciencia de GH de comien-
zo en la niñez, para corroborar el diagnóstico.
CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO
Los signos clínicos de AGHD incluyen cambios en la composición corpo-
ral, metabolismo de lípidos y calidad de vida, así como disfunción cardio-
vascular (cuadro 402-4). Los cambios de la composición corporal son 
frecuentes e incluyen menor masa corporal magra, mayor cantidad de 
grasa con depósitos selectivos en vísceras intraabdominales, y mayor pro-
porción cintura/cadera. También se identifi can a veces hiperlipidemia, 
disfunción de ventrículo izquierdo, hipertensión y mayores concentracio-
nes de fi brinógeno en plasma. Aminora el contenido de minerales en hue-
sos y como consecuencia aumenta las cifras en fracturas. Las personas 
pueden presentar aislamiento social, depresión y difi cultad para conservar 
empleos provechosos. El hipopituitarismo del adulto se acompaña de un 
incremento de tres veces en las cifras de mortalidad cardiovascular en 
comparación con testigos de edad y sexo iguales, situación que puede de-
pender de defi ciencia de GH, porque los pacientes de los estudios en cues-
tión recibieron hormonas hipofi sarias para remplazar las defi cientes.
ESTUDIOS DE LABORATORIO
La AGHD es un cuadro raro y a la luz de la naturaleza inespecífi ca de los 
síntomas clínicos que presenta, hay que escoger con gran cuidado a indi-
viduos que son adecuados para estudios, con base y criterio perfectamente 
defi nidos. Con escasas excepciones, la práctica de estudios se limitará a 
pacientes con los siguientes factores predisponentes: 1) cirugía de hipófi -
2260
Endocrinología y m
etabolism
o
PARTE 16
Antecedentes de alteraciones hipofisarias
Presencia de signos clínicos
GH provocada <3 μg/L
Tratar con GH
 0.1-0.3 mg/día
Descartar contraindicaciones
Ajustar las dosis de GH en sentido
ascendente hasta 1.25 mg/día
Cuantificar IGF-I después de 1 mes 
Sin
respuesta Respuesta
6 meses
Interrumpir Rx Medir en forma seriada
los niveles de IGF-I
TRATAMIENTODE LA DEFICIENCIA DE GH DEL ADULTO
sis; 2) tumor o granuloma hipofi sario o hipotalámico; 3) antecedentes de 
radiación del cráneo; 4) signos radiológicos de una lesión en la hipófi sis; 5) 
niños que necesitan remplazo de GH, y en contadas ocasiones, 6) concen-
traciones bajas e inexplicadas de IGF-I en niños de edad y sexo igualados. 
La transición de la adolescencia con defi ciencia de GH a la vida adulta 
obliga repetir las pruebas para corroborar la defi ciencia posterior de la 
hormona en la etapa adulta. Incluso 20% de los pacientes que habían sido 
tratados por defi ciencia de GH infantil, al repetir los estudios ya como 
adultos, presentó insufi ciencia relacionada con GH.
Una proporción signifi cativa (cerca de 25%) de adultos que presentan de-
fi ciencia verdadera de GH tiene concentraciones de IGF-I más bajas de lo 
normal. De este modo, como ocurre en la valoración de la defi ciencia de GH 
en niños, las mediciones válidas de IGF-I igualadas en cuanto a edad y sexo 
permiten contar con un índice útil de respuestas terapéuticas, aunque no son 
lo sufi cientemente sensibles para fi nalidades diagnósticas. El estudio más 
validado para diferenciar a los pacientes con sufi ciencia hipofi saria, de aque-
llos con AGHD es la hipoglucemia inducida por insulina (0.05 a 0.1 U/kg). 
Después de la disminución de la glucosa a 40 mg/100 mL casi todas las per-
sonas presentan manifestaciones neuroglucopénicas (cap. 420); en término 
de 40 min se produce la liberación máxima de GH y persiste alta incluso 
hasta 2 h. Alrededor de 90% de los adultos sanos presenta respuestas de GH 
>5 μg/L; la AGHD se defi ne por una respuesta máxima de GH a la hipoglu-
cemia <3 μg/L. A pesar de que la hipoglucemia inducida por insulina es 
inocua si se realiza bajo supervisión apropiada, no está indicada en sujetos 
con diabetes, cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular, epilepsia 
o en ancianos. Otros estudios con estimulación comprenden la administra-
ción intravenosa (IV) de arginina (30 g), GHRH (1 μg/kg), GHRP-6 (90 μg) 
y glucagón (1 mg). Con las combinaciones de estas técnicas, se puede indu-
cir la secreción de GH en personas que no reaccionan a una sola prueba.
TRATAMIENTO DEFICIENCIA DE GH DEL ADULTO
Una vez que se corrobora de forma inequívoca el diagnóstico de AGHD 
puede estar indicada la reposición de la hormona de crecimiento. Entre 
las contraindicaciones a tal medida están la presencia de una neoplasia 
activa, hipertensión intracraneal y diabetes no controlada, con retino-
patía. La dosis inicial de 0.1 a 0.2 mg/día debe ajustarse a la alza (hasta 
un máximo de 1.25 mg/día) para conservar las concentraciones de IGF-I 
en límites intermedios de lo normal correspondiente a testigos de igual 
edad y sexo (fig. 402-1). Las mujeres necesitan dosis mayores que los 
varones, y los ancianos, dosis menores de GH. Las medidas de sostén 
con GH a largo plazo conservan los niveles normales de IGF-I y se acom-
pañan de cambios persistentes en la composición corporal (por ejem-
plo incrementos de la masa magra corporal y menor grasa del cuerpo). 
Aumenta el colesterol de lipoproteínas de alta densidad, pero es posible 
que el colesterol total y las concentraciones de insulina no cambien de 
forma importante. La densidad de minerales de la columna lumbar au-
menta, pero tal respuesta es gradual (>1 año). Muchos individuos se 
percatan de una mejoría notable de la calidad de vida cuando se valo-
ran con cuestionarios estandarizados. El efecto de reposición de GH en 
las cifras de mortalidad en personas con deficiencia de tal hormona es 
tema de investigaciones prospectivas a largo plazo.
En promedio, 30% de los pacientes presenta un cuadro reversible, que 
depende de las dosis, e incluye retención de líquidos, artralgias y síndro-
me de túnel carpiano e incluso 40% muestra mialgias y parestesias. Los 
individuos que reciben insulina necesitan vigilarse con gran cuidado de 
forma seriada en cuanto a ajustes de dosis, dado que la GH es una poten-
te hormona contrarreguladora de la acción de la insulina. Los individuos 
con diabetes mellitus tipo 2 presentan en un inicio mayor resistencia a la 
insulina. Sin embargo, el control glucémico suele mejorar con la pérdida 
sostenida de grasa abdominal, vinculada con el remplazo de GH a largo 
plazo. Rara vez se producen cefalea, hipertensión intracraneal, hiperten-
sión y acúfenos. Están en fase de valoración en programas de vigilancia a 
largo plazo la reaparición del tumor hipofisario y la progresión de lesio-
nes cutáneas y de otros tumores. Hasta la fecha al parecer no es conside-
rable el desarrollo de estos posibles efectos secundarios. 
DEFICIENCIA DE ACTH
CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO
La insufi ciencia suprarrenal secundaria es consecuencia de la concentra-
ción defi ciente de ACTH de la hipófi sis. Se caracteriza por fatiga, debili-
dad, anorexia, náusea, vómito y en ocasiones hipoglucemia. A diferencia 
de la insufi ciencia suprarrenal primaria, el hipocortisolismo que acompa-
ña a la defi ciencia hipofi saria por lo regular no surge de manera simultá-
nea con hiperpigmentación ni con defi ciencia de mineralocorticoides.
La defi ciencia de ACTH por lo regular proviene de la abstinencia de 
glucorticoides después de la supresión del eje hipotálamo-hipófi sis-supra-
rrenal (HPA, hypothalamic-pituitary-adrenal axis) después del tratamiento. 
La defi ciencia aislada de ACTH se presenta a veces después de ablación 
quirúrgica de un adenoma hipofi sario que secreta ACTH que suprimió el 
eje HPA; el fenómeno en cuestión de hecho sugiere una curación quirúr-
gica. El efecto compresivo de otros adenomas hipofi sarios o lesiones silla-
res puede ocasionar defi ciencia de ACTH, por lo común en combinación 
con defi ciencias de otras hormonas de la hipófi sis. La defi ciencia parcial de 
ACTH puede afl orar en presencia de alguna enfermedad médica o quirúr-
gica aguda, en que el hipocortisolismo de importancia clínica refl eja dis-
minución de la reserva de ACTH. En contadas ocasiones, las mutaciones 
en los genes TPIT o POMC originan defi ciencia primaria de ACTH.
DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
Las concentraciones inadecuadamente bajas de ACTH en el marco de ni-
veles de cortisol pequeños son un signo característico de la disminución 
de la reserva de ACTH. Las concentraciones basales bajas del cortisol séri-
co se acompañan de menores respuestas de cortisol a la estimulación de 
ACTH y deterioro de la respuesta de cortisol a la hipoglucemia inducida 
por insulina o a la prueba con metirapona o CRH. Para una descripción 
de estudios sugestivos de ACTH consúltese el capítulo 406.
TRATAMIENTO DEFICIENCIA DE ACTH
La reposición de glucocorticoides mejora casi todos los signos de la 
deficiencia de ACTH. La dosis diaria total de hidrocortisona como forma 
de remplazo no debe exceder 25 mg al día en dos o tres fracciones. La 
prednisona (5 mg todas las mañanas) tiene acción más prolongada y 
menos efectos mineralocorticoides que la hidrocortisona. Algunos ex-
pertos recomiendan usar dosis de mantenimiento menores en un inten-
to de impedir los efectos cushingoides adversos. Habrá que aumentar 
varias veces la dosis durante periodos de enfermedad aguda o estrés.
DEFICIENCIA DE GONADOTROPINA
El hipogonadismo es el signo inicial más común del hipopituitarismo de 
adultos, incluso si también hay defi ciencia de otras hormonas de la hipófi -
sis. Suele anticipar la presencia de lesiones hipotalámicas e hipofi sarias 
que disminuyen la producción o la llegada de GnRH a través del infundí-
bulo. Como se señala adelante, el hipogonadismo hipogonadotrópico es 
un signo inicial común de hiperprolactinemia.
El hipogonadismo hipogonadotrópico aislado (IHH, isolated hypogona-
dotropic hypogonadism) forma parte de diversos trastornos hipofi sarios 
congénitos o adquiridos (cap. 411). Entre los defectos hipotalámicos que 
se acompañan de defi ciencia de GnRH están el síndrome de Kallmann y 
mutaciones en más de una docena de genes que regulan la migración, el 
FIGURA 4021.Tratamiento de la deficiencia de la hormona del crecimiento 
del adulto (GH). IGF, factor de crecimiento similar a la insulina; Rx, tratamiento.
2261
CAPÍTULO 403
Síndrom
es de tum
ores adenohipofisarios
 CUADRO 4031 Manifestaciones de las tumoraciones anormales 
de la silla turca a 
Estructura afectada Impacto clínico
Hipófisis Hipogonadismo
Hipotiroidismo
Deficiencia del crecimiento e hiposomatotropismo del 
adulto
Hipoadrenalismo
Quiasma óptico Pérdida de la percepción del rojo
Hemianopsia bitemporal
Defecto campimétrico superior o bitemporal
Escotoma
Ceguera
Hipotálamo Regulación anómala de la temperatura
Trastornos del apetito y de la sed
Obesidad
Diabetes insípida
Trastornos del sueño
Disfunción conductual
Disfunción autonómica
Seno cavernoso Oftalmoplejía con ptosis o diplopía o sin ellas
Insensibilidad de la cara
Lóbulo frontal Trastorno de la personalidad
Anosmia
Cerebro Cefalea
Hidrocefalia
Psicosis
Demencia
Convulsiones hilarantes
a Conforme se expande la tumoración intrasillar, en primer lugar comprime el tejido hipofisa-
rio del interior de la silla para después invadir en sentido dorsal a través de la duramadre y 
elevar el quiasma óptico o desplazarlo en sentido lateral hacia el seno cavernoso. Las erosio-
nes óseas son raras, al igual que la compresión directa del encéfalo. Los microadenomas 
presentan cefalea como manifestación inicial.
desarrollo y la función de GnRH (véase antes). Las mutaciones en GPR54, 
DAX1, kisspeptina y el receptor de GnRH y los genes de las subunidades 
LHβ o FSHβ también originan defi ciencias de gonadotropinas hipofi sa-
rias. Las formas adquiridas de defi ciencia de GnRH que originan hipogo-
nadismo surgen en relación con anorexia nerviosa, estrés, inanición, 
ejercicio extremo, pero también pueden ser idiopáticos. El hipogonadismo 
hipogonadotrópico como parte de tales trastornos puede revertirse cuan-
do se elimina el estímulo agresor o hay reposición calórica.
CUADRO INICIAL Y DIAGNÓSTICO
En premenopáusicas, el hipogonadismo hipogonadotrópico se presenta al 
inicio en la forma de disminución de la función ovárica que origina oligo-
menorrea o amenorrea, infecundidad, disminución de las secreciones vagi-
nales, menor libido y atrofi a de mamas. En varones adultos hipogonadales 
la insufi ciencia testicular secundaria se acompaña de disminución de la li-
bido y de la potencia, infecundidad, menor masa muscular y debilidad, re-
ducción de la proliferación de cabello en la barba y vello corporal, testículos 
blandos y en forma característica, arrugas faciales fi nas. En las mujeres y en 
los varones hipogonadales sin tratamiento se desarrolla osteoporosis.
ESTUDIOS DE LABORATORIO
El hipogonadismo se acompaña de niveles de gonadotropina sérica bajos o 
inapropiadamente normales en el marco de concentraciones bajas de hor-
monas sexuales (testosterona en varones y estradiol en mujeres). La secre-
ción de gonadotropina es pulsátil y, por ello, para que las valoraciones sean 
válidas, se necesita repetir las mediciones o utilizar muestras séricas de va-
rios donantes. Los varones tienen un menor recuento de espermatozoides.
La administración de 100 μg de GnRH estimula a las células gonado-
trópicas para secretar LH (cuyo punto máximo se logra en término de 30 
min) y FSH (cuya etapa estable se produce en los 60 min siguientes). Las 
respuestas normales varían con las fases del ciclo menstrual, la edad, y el 
género del paciente. En términos generales, aumentan unas tres veces las 
concentraciones de LH, en tanto que son menos intensas las respuestas de 
FSH. En el marco de la defi ciencia de gonadotropina, la respuesta normal 
de ella a GnRH denota que la función de células gonadotrópicas de hipó-
fi sis está intacta y sugiere una alteración hipotalámica. Sin embargo, en 
caso de no haber respuesta, no es posible diferenciar con certeza las causas 
hipofi sarias, de las hipotalámicas del hipogonadismo. Por tanto, los méto-
dos de valoración de GnRH agregan poco a la información obtenida de la 
valoración inicial del eje hipotálamo-hipogonadotrópicas en casos de de-
fi ciencia aislada de GnRH (como el síndrome de Kallmann).
La exploración por medio de MRI de la región sillar y el estudio de 
otras funciones hipofi sarias están indicados por lo común en individuos 
con hipogonadismo central corroborado.
TRATAMIENTO DEFICIENCIA DE GONADOTROPINA
En los varones, se necesita la reposición de testosterona para lograr y 
conservar el crecimiento y el desarrollo normales de los genitales ex-
ternos, de las características sexuales secundarias, del comportamiento 
sexual masculino y de efectos anabólicos androgénicos que incluyen 
conservación de la función muscular y de la masa ósea. La testosterona se 
puede administrar por inyecciones intramusculares (IM) cada una a cua-
tro semanas o por medio de parches cutáneos que se sustituyen todos los 
días (cap. 411). También se cuenta con genes de testosterona. Las inyec-
ciones de gonadotropina (hCG o gonadotropina menopáusica humana 
[hMG]) en un lapso de dos a 18 meses se utiliza para recuperar la fecundi-
dad. También es eficaz la administración pulsátil de GnRH (25 a 150 ng/kg 
cada 2 h) por medio de una bomba de goteo subcutáneo en el tratamien-
to de hipogonadismo hipotalámico, si se intenta recuperar la fecundidad.
En premenopáusicas, la reposición cíclica de estrógeno y progeste-
rona conserva las características sexuales secundarias y la integridad 
de la mucosa de las vías genitourinarias e impide la osteoporosis pre-
matura (cap. 412). La aplicación de gonadotropina se utiliza para indu-
cir la ovulación. El crecimiento y la maduración folicular se inician por 
el uso de hMG o FSH obtenidas por bioingeniería; más adelante se in-
yectan hCG u hormona luteinizante humana (hLH, human luteinizing 
hormone) para inducir la ovulación. Al igual que ocurre en varones, 
cabe recurrir a la administración pulsátil de GnRH para tratar las causas 
hipotalámicas de deficiencia de gonadotropina.
DIABETES INSÍPIDA
Véase el capítulo 404 para el diagnóstico y tratamiento de la diabetes 
insípida.
Síndromes de tumores 
adenohipofisarios
Shlomo Melmed, J. Larry Jameson
TUMORACIONES EN HIPOTÁLAMO, HIPÓFISIS Y OTROS SITIOS 
DE LA SILLA TURCA
VALORACIÓN INICIAL DE LAS TUMORACIONES SILLARES
Efectos locales compresivos Las manifestaciones clínicas de las lesiones 
sillares varían de acuerdo con el sitio anatómico de la tumoración y la 
dirección de su extensión (cuadro 403-1). El diafragma dorsal de la silla 
turca es el sitio que opone la mínima resistencia a la expansión de tejidos 
blandos al interior de dicho sitio; como consecuencia, los adenomas hipo-
fi sarios suelen extenderse en dirección suprasillar. También puede haber 
invasión ósea.
Las cefaleas son las manifestaciones frecuentes de los tumores intrasi-
llares pequeños, incluso si no tienen extensión demostrable en el plano 
suprasillar. La disposición confi nada de la hipófi sis hace que pequeños 
cambios de la presión en el interior de la silla turca distiendan la lámina 
dural; sin embargo, la intensidad de la cefalea casi no guarda relación con 
el tamaño o la extensión del adenoma.
La extensión suprasillar origina pérdida de la vista por diversos mecanis-
mos, y de ellos, el más frecuente es la compresión del quiasma óptico, pero 
en contadas ocasiones se produce por invasión directa de los nervios ópticos 
o por obstrucción del fl ujo de líquido cefalorraquídeo (LCR), lo cual origina 
perturbaciones secundarias de la vista. La compresión del infundíbulo hipo-
fi sario por una tumoración hormonalmente activa o inactiva en el interior 
de la silla turca puede comprimir los vasos porta, y con ello interrumpir el 
transporte de hormonas hipotalámicas y dopamina a la hipófi sis, situación 
que origina hiperprolactinemia temprana y más adelante pérdida simultá-
nea de otras hormonas hipofi sarias. Este fenómeno del “corte infundibular” 
también puede producirse por traumatismo, esguince cervical con compre-
sión del infundíbulopor la apófi sis clinoides posterior o fractura de la base 
del cráneo. La invasión lateral puede comprimir el seno cavernoso y también 
403
2262
Endocrinología y m
etabolism
o
PARTE 16
 CUADRO 4032 Métodos de detección inicial de adenomas hipofisarios 
funcionales 
Prueba Comentarios
Acromegalia Medición de IGF-I en 
suero
Prueba de tolerancia 
oral a la glucosa, y 
medición de GH a los 
0, 30 y 60 min
Interpretar lo referente a IGF-I 
en relación con testigos de 
igual edad y sexo
Los sujetos sanos deben supri-
mir la hormona del creci-
miento a <1 g/L
Prolactinoma PRL sérica Descartar fármacos
Conviene practicar MRI de la silla 
turca si hay incremento de las 
concentraciones de PRL
Enfermedad de 
Cushing
Cortisol libre en orina 
de 24 h
Dexametasona (1 mg) a 
las 23:00 horas y 
medición del cortisol 
plasmático con 
sujeto en ayunas a las 
8:00 horas 
Análisis de ACTH
Asegurar que es total y precisa 
la reunión de orina
En sujetos sanos, la supresión se 
manifiesta con <5 g/100 mL
Permite diferenciar el adenoma 
suprarrenal (supresión de 
ACTH) de ACTH ectópico o 
enfermedad de Cushing 
(concentración normal o 
mayor de ACTH)
Abreviaturas: ACTH, hormona adrenocorticotrópica; GH, hormona de crecimiento; IGF-I, fac-
tor de crecimiento similar a insulina 1; MRI, imágenes por resonancia magnética; PRL, prolactina.
su contenido nervioso, lo cual originará parálisis de los pares craneales III, 
IV y VI, además de efectos en las ramas oft álmicas y maxilares superiores del 
V par craneal (trigémino) (cap. 455). El cuadro inicial puede incluir diplo-
pia, ptosis, oft almoplejía e hipoestesia en zonas de la cara, según la magnitud 
del daño nervioso. La extensión al seno esfenoidal denota que la tumoración 
hipofi saria erosionó el suelo de la silla. Los tumores muy activos rara vez 
invaden el techo del paladar y originan obstrucción, infección nasofaríngea 
o fuga de LCR. En contadas ocasiones, la afectación del lóbulo temporal y 
frontal ocasiona convulsiones nacidas del hipocampo, trastornos de la per-
sonalidad y anosmia. La compresión directa del hipotálamo por una tumo-
ración invasora hipofi saria puede originar notables secuelas metabólicas 
que incluyen pubertad prematura o hipogonadismo, diabetes insípida, per-
turbaciones del sueño, distermia y trastornos del apetito. 
Imágenes por resonancia magnética Mediante el empleo de MRI con pon-
deración en TI de tipo sagital y coronal antes de administrar gadolinio y 
después de hacerlo, se logra la visualización precisa de la hipófi sis con defi -
nición clara del hipotálamo, el infundíbulo, el tejido hipofi sario y las cis-
ternas vecinas suprasillares, el seno cavernoso, los esfenoidales y el quiasma 
óptico. En sentido vertical, la hipófi sis mide 6 mm en niños y 8 mm en 
adultos; durante el embarazo y la pubertad puede medir de 10 a 12 mm. La 
cara superior de la hipófi sis del adulto está aplanada o levemente cóncava, 
pero en adolescentes y embarazadas tal superfi cie puede ser convexa y 
refl eja el agrandamiento fi siológico de la glándula. El infundíbulo debe 
estar en la línea media y ser vertical. La CT se reserva sólo para defi nir la 
magnitud de la erosión ósea o la presencia de calcifi caciones.
La consistencia blanda de la adenohipófi sis es levemente heterogénea 
en la MRI y la intensidad de la señal recuerda la del parénquima cerebral en 
la MRI con ponderación en T1 (fi g. 403-1). La densidad del adenoma por 
lo común es menor que la del tejido normal vecino, en la MRI con pondera-
ción en T1, y la intensidad de la señal aumenta con la MRI con ponderación 
en T2. El elevado contenido de fosfolípidos de la neurohipófi sis hace que 
surja una “zona brillante en la hipófi sis”.
Las tumoraciones sillares se presentan más bien como signos acciden-
tales en MRI y muchas son adenomas hipofi sarios (“incidentalomas”). En 
caso de no haber hipersecreción hormonal, estas pequeñas lesiones intra-
sillares se pueden vigilar de manera inocua con MRI, que se realiza cada 
año y después con menor frecuencia si no hay manifestaciones de mayor 
proliferación. Se debe considerar la ablación en el caso de macroadenomas 
identifi cados de forma accidental y de mayor tamaño porque, en prome-
dio, 33% de esas tumoraciones adquiere carácter invasivo o causan efectos 
compresivos locales. Si la hipersecreción hormonal es patente, están indi-
cados los tratamientos específi cos que se describen adelante. Si las tumo-
raciones rebasan 1 cm de tamaño, habrá que diferenciarlas de las lesiones 
no adenomatosas. Los meningiomas a menudo se acompañan de hiperos-
tosis ósea; los craneofaringiomas pueden estar calcifi cados y por lo regular 
son hipodensos, en tanto que los gliomas son hiperdensos en la MRI con 
ponderación en T2.
Valoración oftalmológica Las vías ópticas pueden estar contiguas a una 
tumoración hipofi saria en expansión, razón por la cual hay que realizar una 
cuantifi cación campimétrica duplicable, y para ello utilizar técnicas peri-
metrales en todos los pacientes con tumoraciones sillares que compriman 
el quiasma óptico (cap. 39). De forma clásica, se observa hemianopsia 
bitemporal, más intensa en sentido superior. Se produce porque las fi bras 
de neuronas ganglionares del lado nasal que cruzan en el quiasma óptico 
son especialmente vulnerables a la compresión de dicho entrecruzamiento 
ventral. En ocasiones surge hemianopsia homónima por compresión pos-
quiasmática o pérdida monocular del campo temporal por compresión 
prequiasmática. La invasión de seno cavernoso originará diplopía por pará-
lisis del motor ocular común. El diagnóstico oportuno aminora el riesgo de 
atrofi a óptica, pérdida de la vista y alineación defectuosa de los ojos.
Estudios de laboratorio Las manifestaciones iniciales de los adenomas 
hipofi sarios funcionales (como acromegalia, prolactinomas o síndrome de 
Cushing), orientarán en la selección de estudios de laboratorio (cuadro 
403-2). Sin embargo, en el caso de una tumoración sillar sin manifestacio-
nes clínicas netas de exceso hormonal, las investigaciones de este tipo giran 
alrededor de la identifi cación de la naturaleza del tumor y valoración de la 
posible presencia de hipopituitarismo. Si con base en los datos de MRI se 
sospecha la presencia de un adenoma hipofi sario, la valoración hormonal 
inicial por lo regular incluirá los siguientes estudios: 1) prolactina basal 
(PRL, prolactin); 2) factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF, insu-
lin-like growth factor 1); 3) cortisol libre en orina de 24 h (UFC, urinary free 
cortisol), la prueba de supresión nocturna con dexametasona oral (1 mg) o 
ambos métodos; 4) la subunidad α de la hormona foliculoestimulante 
(FSH, follicle-stimulating hormone) y la hormona luteinizante (LH, luteini-
zing hormone), y 5) pruebas de función tiroidea. Pueden estar indicadas 
valoraciones hormonales adicionales con base en los resultados del conjun-
to de pruebas mencionado. Mientras llegan datos de las valoraciones más 
detalladas de hipopituitarismo, la anamnesis de la función del aparato 
reproductor femenino, las mediciones de testosterona y las concentracio-
nes de cortisol a las 8:00 horas y las pruebas de función tiroidea permitirán 
identifi car a personas con defi ciencias de hormonas hipofi sarias que nece-
sitan hormonoterapia de sustitución, antes de más estudios o cirugías.
Valoración histológica Los datos de la tinción inmunohistoquímica de 
muestras tumorales hipofi sarias obtenidas por vía transesfenoidal confi r-
man los estudios clínicos y de laboratorio y permiten el planteamiento del 
diagnóstico histológico si los resultados de estudios hormonales son equí-
vocos y en el caso de tumores clínicamente no funcionales. En ocasiones 
se necesita la valoración ultraestructural por medio de microscopia elec-
trónica para el diagnóstico.
FIGURA 4031. Adenoma hipofisario. En la MRI (después de administrar medio 
de contraste), con ponderación en T1 y de corte coronal se advierte una tumora-
ción con contrastehomogéneo (puntas de flecha) en la silla turca y la región 
suprasillar compatible con un adenoma hipofisario; las flechas pequeñas defi-
nen las arterias carótidas.
2263
Síndrom
es de tum
ores adenohipofisarios
CAPÍTULO 403
Quiasma óptico
Tumor hipofisiario
Plexo
venoso del
seno cavernoso
Esfenoides
Seno
esfenoidal
Legra quirúrgica
Tabique nasal
III par
craneal
IV par
craneal
Arteria carótida 
interna
Tumor
hipofisario
Seno
esfenoidal
V par
craneal
TRATAMIENTO TUMORACIONES HIPOTALÁMICAS, 
HIPOFISARIAS Y SILLARES DE OTRO TIPO
GENERALIDADES El tratamiento adecuado de las tumoraciones en la silla 
turca obliga a plantear diagnósticos precisos, así como seleccionar mo-
dalidades terapéuticas óptimas. Muchos de los tumores de la hipófisis 
son benignos y de crecimiento lento. Los signos clínicos son consecuen-
cia de los efectos compresivos locales y de los síndromes de secreción 
excesiva o deficiente de hormonas causados directamente por el adeno-
ma o que acaecen como consecuencia del tratamiento. Por lo expuesto, 
estos pacientes necesitan el tratamiento y la vigilancia permanentes.
La MRI con gadolinio como medio de contraste para visualizar la hipó-
fisis, progresos en la cirugía transesfenoidal y radioterapia estereotáctica 
(que incluye radioterapia con bisturí de rayo gamma) y nuevos fármacos, 
han mejorado el tratamiento de tumores hipofisarios. Los objetivos de 
dichos tratamientos incluyen normalización del exceso de secreción hi-
pofisaria; mejoría de síntomas y signos de los síndromes de hipersecre-
ción hormonal y disminución de volumen o ablación de grandes masas 
tumorales con alivio de la compresión a estructuras vecinas. Es impor-
tante conservar durante el tratamiento la función residual de la adenohi-
pófisis, y a veces se restaura al extirpar la masa tumoral. En circunstancias 
óptimas hay que evitar la reaparición del adenoma.
CIRUGÍA TRANSESFENOIDAL La vía de acceso quirúrgica indicada para la 
extirpación de tumores hipofisarios es la transesfenoidal y no la trans-
frontal, excepto en las tumoraciones suprasillares invasoras ocasiona-
les que rodean las fosas frontal o media o los nervios ópticos, o que 
invaden en sentido retrógrado por detrás de la lámina perpendicular 
del esfenoides. La microscopia transoperatoria facilita la diferenciación 
visual entre el tejido adenomatoso y el hipofisario normal y también 
logra la microdisección de tumores pequeños que tal vez no se puedan 
identificar con MRI (fig. 403-2). Con la cirugía transesfenoidal también 
se evita la invasión craneal y la manipulación de tejido encefálico que 
es necesaria en las vías quirúrgicas subfrontales. Las técnicas endoscó-
picas con localización tridimensional transoperatoria también han 
mejorado la visualización del acceso al tejido tumoral. La experiencia 
quirúrgica individual es el factor determinante de la eficacia de los re-
sultados con las técnicas mencionadas.
Además de la corrección de la hipersecreción hormonal, la cirugía 
hipofisaria está indicada en tumoraciones patológicas que compriman 
estructuras vecinas. Se necesitan descompresión y ablación quirúrgicas 
en el caso de una tumoración en expansión que ocasione cefalea persis-
tente, defectos campimétricos visuales progresivos, parálisis de pares 
craneales, hidrocefalia y a veces hemorragia y apoplejía intrahipofisaria. 
En ocasiones se usan los métodos quirúrgicos transesfenoidales para 
obtener tejido hipofisario de biopsia y corroborar el diagnóstico histo-
lógico. En la medida de lo posible hay que extirpar de manera selectiva 
la tumoración hipofisaria y manipular o eliminar el tejido normal sólo si 
son decisivos para una disección eficaz de la lesión. A veces están indi-
cadas la hemihipofisectomía no selectiva o la hipofisectomía total si 
claramente no se identifica alguna masa hipersecretoria, se desarrollan 
lesiones multifocales o el tejido indemne restante obviamente es necró-
tico. Sin embargo, la estrategia anterior incrementa la posibilidad de 
hipopituitarismo y la necesidad de sustitución hormonal permanente.
La cirugía puede revertir los efectos expansivos en el preoperatorio, 
que incluyen los campimétricos de la vista y el deterioro de la función 
hipofisaria, particularmente si ellos no son de larga duración. En el caso 
de tumores grandes invasores es necesario llegar al equilibrio óptimo 
entre la ablación máxima de la masa tumoral y la conservación de la 
función adenohipofisaria, en particular para conservar el crecimiento y 
la función reproductora en pacientes jóvenes. De forma similar, la inva-
sión tumoral que rebasa los confines de la silla turca muy pocas veces 
se puede curar con cirugía y el cirujano debe valorar la proporción de 
riesgo/beneficio de la ablación tumoral extensa.
Efectos secundarios El tamaño del tumor, el grado de invasión y la expe-
riencia del cirujano son los factores que rigen en gran medida la inci-
dencia de complicaciones quirúrgicas. La cifra de mortalidad quirúrgica 
se acerca a 1%. En 20% de los pacientes incluso hay diabetes insípida 
transitoria e hipopituitarismo. En ocasiones se produce diabetes insípi-
da permanente, daño de pares craneales, perforación del tabique nasal 
o alteraciones de la vista incluso en 10% de los pacientes. En 4% de los 
individuos se advierten fugas de LCR. Entre las complicaciones menos 
frecuentes están lesión de la arteria carótida, amaurosis, daño hipota-
lámico y meningitis. Los efectos secundarios permanentes son raros 
después de cirugías de microadenomas.
RADIACIÓN
La radiación se utiliza como modalidad primaria para tratar tumoracio-
nes hipofisarias o suprasillares, o más a menudo como complemento de 
la cirugía o el tratamiento médico. La radiación enfocada con megavol-
tajes se logra por medio de la localización precisa con MRI; dicha técnica 
se utiliza con un acelerador lineal de alto voltaje y arcos rotatorios iso-
céntricos precisos. Un factor determinante para la radiación muy exacta 
es reproducir la posición de la cabeza del sujeto durante múltiples visi-
tas y conservar dicha zona en inmovilidad absoluta. Se aplica un total 
<50 Gy (5 000 rads) en fracciones de 180 -cGy (180 -rads) en un lapso de 
seis semanas. Con la radiocirugía estereotáctica se aplica una sola dosis 
grande de energía alta de una fuente de cobalto 60 (bisturí de rayos 
gamma), acelerador lineal o ciclotrón. No hay certeza de los efectos del 
uso del bisturí de rayos gamma a largo plazo, pero al parecer son simi-
lares a los que se obtienen con la radiación corriente. En algunos cen-
tros se dispone del método de haz de protones y con él se aplican dosis 
concentradas de radiación dentro de una zona localizada.
La utilidad de la radioterapia en el tratamiento de tumores hipofisa-
rios depende de múltiples factores, entre ellos, la naturaleza del tumor, 
la edad del paciente y la experiencia quirúrgica y radiológica del espe-
cialista. Ante el comienzo relativamente lento de acción, la radioterapia 
por lo común se reserva para intervenciones posoperatorias. Como 
complemento de la cirugía, se utiliza la radiación para eliminar el tu-
mor residual en un intento de impedir la reaparición de la neoplasia. La 
radiación constituye la única técnica para eliminar posiblemente tejido 
tumoral residual y no funcional después de la operación. A diferencia 
de ello, el tumor secretor de PRL y hormona de crecimiento (GH) puede 
ser susceptible de eliminación con tratamiento médico.
Efectos secundarios A corto plazo, la radiación puede ocasionar náusea y 
debilidad transitorias. La alopecia, la disgeusia y la anosmia pueden durar 
FIGURA 4032. Ablación transesfenoidal de una tumoración hipofisaria por 
la vía de acceso endonasal. (Adaptado con autorización de R Fahlbusch: 
Endocrinol Metab Clin 21:669, 1992.)
2264
Endocrinología y m
etabolism
o
PARTE 16
más tiempo. La incapacidad de sintetizar hormonas hipofisarias es fre-
cuente en individuos en quienes se aplicó radiación dirigida a la hipófisis, 
a la cabeza o el cuello.

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