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LA DANZA DE LOS SIGNOS-Resumen Semiología UBA XXI Verzero

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¿Qué es la Semiótica?
La semiótica, ciencia intrínsecamente ligada a la realidad de la comunicación,
se caracteriza por un proceso en el que primero experimentamos y
practicamos la comunicación para luego reflexionar sobre su sentido,
estructura y funcionamiento. Su enfoque es comprender los signos y su papel
en la vida social.
Para algunos estudiantes, el lenguaje de la semiótica puede resultar
intimidante debido a su aparente complejidad. No obstante, este temor
carece de fundamento, ya que se trata simplemente de comprender las
pretensiones y el enfoque de esta disciplina. En este breve capítulo,
buscaremos explicar las terminologías asociadas.
El estudio de los signos tiene una larga historia, remontándose prácticamente
al origen de la filosofía. La terminología para designar el estudio y la teoría de
los signos ha experimentado debates y cambios, especialmente en épocas
recientes.
Ferdinand de Saussure, desde la perspectiva lingüística, acuñó el término
"semiología" para describir la ciencia que estudia la vida de los signos en la
sociedad. Saussure sostenía que la semiología no era reconocida como una
ciencia autónoma en su época, considerándose que la lengua era más
adecuada para comprender los problemas semiológicos. Argumentaba que la
lingüística era solo una parte de la ciencia general de los signos, es decir, de
la semiología.
Simultáneamente, el filósofo estadounidense Charles Peirce introdujo el
término "semiotics" para referirse al estudio de los signos. Concibió la
semiótica como un campo científico articulado en torno a reflexiones lógico-
filosóficas, con un enfoque en el proceso de significación que involucra un
signo, su objeto y su interpretante.
Ambas tradiciones, representadas por Saussure y Peirce, llevaron a la
divergencia en la terminología utilizada: "semiología" en la corriente
saussuriana y "semiotics" en la tradición peirceana. Sin embargo, esta
diferencia terminológica no implica necesariamente contenidos diferentes, ya
que ambas perspectivas comparten el objetivo de comprender los fenómenos
de la semiosis.
La unificación de las posiciones se logró en 1969, cuando se instituyó la
Asociación Internacional de Estudios Semióticos y se adoptó oficialmente el
término "semiótica". Aunque persisten estudiosos que prefieren distinguir
entre semiología y semiótica, la postura unificada asumida en La Haya
prevalece, brindando una base clara y práctica a esta disciplina, que ahora
está institucionalizada a nivel mundial bajo el nombre de semiótica.
Motivo y finalidad de la mirada semiótica
Las fronteras y objetivos de la semiótica, según la comunidad científica actual,
se entrelazan con la historia de esta disciplina y evolucionan a lo largo del
tiempo de manera diacrónica.
a) Una primera descripción
La semiótica se define como la teoría de los signos, con el propósito de
estudiar los conceptos fundamentales relacionados con la problemática
sígnica. Su función principal radica en verificar la estructura de los signos y
su validez en las percepciones culturales, además de enfrentarse a
explicaciones teóricas coherentes de los fenómenos que involucran la
comunicación humana. En este sentido, la semiótica se conecta con el
problema del conocimiento y busca entender cómo llegamos a él a través de
los signos. Más allá de describir los signos y sus significados, la semiótica se
enfoca en la semiosis, la dinámica concreta de los signos en un contexto
social y cultural específico.
b) Lenguaje común y lenguaje científico
La semiótica no se desarrolla ajena a los lenguajes comúnmente utilizados; al
contrario, existe una continuidad entre el lenguaje ordinario y el científico.
Aunque la semiótica emplea un lenguaje y metodología específicos, no existe
una ruptura profunda entre las teorías semióticas y el sentido común aplicado
a la comunicación. Se destaca que las teorías semióticas, aunque distintas,
iluminan alguna parte de la realidad comunicativa, y la discrepancia entre
hipótesis y resultados se establece a posteriori, una vez verificadas las
explicaciones proporcionadas.
c) El punto de vista semiótico
La semiótica se centra en analizar la realidad desde el ángulo de la
comunicación, considerando los fenómenos culturales "sub specie
communicationis". Su objetivo principal es explorar el valor y el significado
que tienen los objetos, seres y hechos culturales en la semiosis social. La
semiótica se adentra en el estudio de los fenómenos de semiosis como
generadores de significados, analizando la comunicabilidad de sus
significantes. Su espacio de estudio incluye todos los aspectos relacionados
con las formas y relaciones sígnicas de las cosas, convirtiéndose en la
ciencia tanto de los signos como de las significaciones.
En resumen, la semiótica, entendida como la ciencia de los signos y las
significaciones, utiliza modelos como marcos referenciales para analizar y
estudiar los fenómenos de comunicación. Aunque algunos critican su
extensividad, la semiótica, al igual que cualquier estudio de la cultura,
reconoce sus límites epistemológicos y se presenta como una perspectiva
entre muchas sobre la realidad, contribuyendo a la comprensión de la
comunicación humana desde un enfoque único y valioso.
Generaciones de la semiótica
Las generaciones de la semiótica han experimentado cambios significativos a
lo largo del tiempo, reflejando la evolución de los estudios científicos de las
comunicaciones sociales en el siglo XX.
Semiótica de primera generación (década de 1950): Iniciada con los primeros
estudios de semiología, esta fase se centró principalmente en enfoques
lingüísticos, influenciados por la tradición saussuriana. La atención se dirigía
a la "arquitectura de un texto", descomponiendo sus elementos constitutivos
para comprender su estructura fundamental. La semiótica estructural,
representada por Roland Barthes, consideraba que todo lector es un
decodificador y que el mensaje es una obra organizada en torno al concepto
central de estructura.
Semiótica de segunda generación (años 1970): Marcada por un cambio hacia
posturas teóricas y metodológicas más diversas, esta fase abrazó el
postestructuralismo. Se exploraron nuevas hipótesis pluralistas, y surgieron
corrientes como el deconstruccionismo de Jacques Derrida, la hermenéutica
de Gadamer y Ricoeur, y las teorías del lector implícito. Estas teorías se
enfrentaron al desafío de comprender el funcionamiento dinámico del texto y
la interacción entre autor y lector.
Semiótica de tercera generación (mediados de 1980): Esta fase introdujo un
enfoque más complejo, adoptando el interaccionismo como paradigma. Se
abrió a disciplinas como la sociolingüística, la psicología social y la sociología
cognitiva para estudiar la comunicación desde múltiples perspectivas. Se
reconoció la importancia del contexto enunciativo y se exploraron nuevas
formas de entender la interacción entre texto y receptor. La semiótica social
también ganó relevancia al destacar la co-construcción de significados entre
emisores y receptores en contextos sociales específicos.
En resumen, estas generaciones reflejan la evolución de la semiótica desde
un enfoque estructuralista inicial hasta aproximaciones más interactivas y
contextualizadas, incorporando aspectos cognitivos y sociales en el análisis
de la comunicación.
Palabras claves para recordar
Semiótica / Semiología: es la ciencia o el conjunto de conocimientos que
analizan
y explican los signos y los fenómenos comunicativos, los sentidos y las
significaciones
que se producen en la sociedad a través de la actividad de la semiosis.
Semiosis: es la actividad misma de la comunicación. Es el proceso de
interacción
comunicativa que se produce entre las personas, los grupos sociales y las
instituciones.
Semántica: (del griego “semantikos”=lo que tiene sentido), es el estudio del
sig-
nificado de los signos, de los enunciados y de cualquier texto o discurso
mediático, den-
tro del proceso que asigna tales significados.
La Pista Semiótica en Torno a los Signos
Aunque en apariencia el conceptode signo pueda parecer simple, al
reflexionar sobre él se revela como uno de los problemas filosóficos más
complejos y desafiantes. Esta complejidad se manifestó en el capítulo
anterior al narrar el esfuerzo intelectual a lo largo de la historia. Surge la
interrogante: ¿Cuál es el origen de los signos? ¿Por qué sentimos la
necesidad de crearlos? O de manera más directa, ¿por qué la comunicación
es esencial para las personas?
Realizaremos una reflexión general sobre estas cuestiones. Cuando la
persona humana se enfrenta al mundo o a sí misma como parte de él,
reconoce la existencia de cosas. Entre esas cosas se encuentra a sí misma,
como un ser humano que percibe su entorno. La realidad se presenta como
un dato normal y primordial que no podemos evitar percibir al habitar el
mundo. Sin embargo, al preguntarnos "¿qué es la realidad?", la respuesta
espontánea es "son todas las cosas", es decir, lo perceptible, lo
experimentable y lo concebible.
Profundicemos: ¿Qué implica "todas las cosas"? ¿Cuál es el horizonte común
que abarca toda la realidad? Esta indagación nos lleva a la pregunta filosófica
sobre el "ser", es decir, aquello por lo cual algo "es". La realidad del ser
constituye el fundamento de todo lo que puede existir, hacerse presente en
nuestras vidas y ser representado con signos.
¿Cómo se relaciona esto con los signos? La actividad sígnica tiene como
trasfondo la realidad del ser, la base de todo lo sobre lo cual podemos hablar,
pensar y representar con signos. Los signos, en última instancia, también son
"seres". Para establecer un contacto significativo con la realidad, nos vemos
compelidos a construir signos que nos permitan captar las cosas con algún
significado. Este motivo llevó a que los signos fueran objeto de la curiosidad
filosófica desde la antigüedad, antes de ser estudiados por la semiótica.
Ilustremos este punto con un ejemplo: Un niño visita el zoológico y comparte
con su maestra lo que observó. Utiliza palabras para seleccionar y estructurar
signos lingüísticos que comunican su experiencia y expresan un significado
sobre los elefantes que presenció.
Naturaleza, Rasgos y Vocación de los Signos
El relato simple del niño sobre su visita al zoológico nos ofrece la oportunidad
de adentrarnos en la naturaleza de los signos, fenómenos intrínsecamente
sociales que funcionan como herramientas de comunicación.
En primer lugar, el signo desempeña la función de proporcionar información
sobre la realidad representada; es un conjunto de elementos que toma el
lugar de otra cosa, designándola. En el caso del niño, los datos transmitidos
por el signo son principalmente la imagen mental del elefante, una "copia"
con algunas características, aunque no todas, del mamífero corpulento con
su larga trompa y grandes orejas.
Además, el signo constituye una interpretación de la realidad representada.
Cuando el niño comenta su experiencia con los elefantes, puede añadir o
omitir ciertos detalles, convirtiendo así al signo en una hermenéutica, es decir,
una interpretación de algún sentido de la realidad conocida. Nuestra
percepción del ser, ya sea real, pensado o imaginado, inicia nuestro diálogo
con las cosas, y los signos son un medio para apropiarse e interpretar el
mundo.
En resumen, el signo es un simulacro de la realidad que comienza en nuestra
mente. Es válido afirmar que el pensamiento, la idea, es un signo, ya que
ocupa el lugar de otra cosa, ya sea percibida dentro o fuera de nosotros o
simplemente creada por nuestra fantasía. Otros objetos construidos con la
finalidad de representar cosas, como una foto, una señal vial o un gesto para
saludar, también son considerados como signos de manera convencional.
La definición clásica del signo, "aliquid stat pro aliquo" (algo está en lugar de
otra cosa), revela su dimensión relacional: un objeto presente se relaciona
con otro ausente. Sin embargo, esta relación requiere de alguien que perciba
la conexión entre los dos objetos, alguien que actualice la realidad del signo.
De esta manera, cualquier cosa puede asumir una relación sígnica, siempre y
cuando "esté en lugar de..." y sea destinada "para alguien".
Además, la estructura del signo se ilustra mediante un ejemplo práctico. Al
encender la computadora y escuchar un sonido similar a una alarma,
interpretamos este sonido como un signo que advierte sobre la presencia de
un virus. Esta percepción como signo se debe a tres características
semióticas fundamentales: una forma física perceptible a los sentidos,
referencia a algo diferente de sí mismo y el reconocimiento por parte de
alguien (en este caso, el usuario).
Es crucial destacar que esta explicación de la estructura del signo no abarca
completamente las complejidades de la semiosis a nivel comunicativo.
Frecuentemente, los signos establecen una red de significados que va más
allá de simplemente "reemplazar cosas", ya que la semiosis es un fenómeno
social y los signos operan en contextos de interacción comunicativa
constante y compleja. Los signos no son entidades abstractas, sino
elementos vitales sujetos a continuos reconocimientos, a veces caprichosos y
bizarros.
La realidad de los signos plantea el desafío de determinar las condiciones
que permiten el reconocimiento de los signos y el mecanismo por el cual el
sujeto distingue entre "simplemente cosas" y "cosas signos". Este aspecto
será explorado más detalladamente en posteriores análisis.
Explicación sobre Dos Enfoques sobre el Signo
En la historia de la semiótica, han surgido diversos enfoques para
conceptualizar la estructura del signo. Dos corrientes notables son la postura
lingüística de Ferdinand de Saussure y el modelo triádico de Charles S.
Peirce.
a) La Postura Lingüística de Ferdinand de Saussure: Según Saussure, el
signo es una unidad lingüística que consta de dos caras: el significante (la
forma física del término, como los sonidos de las palabras o las letras) y el
significado (el concepto evocado en la mente). El signo hace referencia a la
realidad representada, denominada realidad referencial. Saussure
argumenta que la relación entre el significante y el significado es arbitraria y
basada en el consenso social. Además, enfatiza que el referente no forma
parte de la estructura del signo y que este posee solo una semejanza diádica.
b) El Modelo Triádico de Charles S. Peirce: Peirce, influido por el
pragmatismo filosófico, introduce la noción de un signo triádico. Para Peirce,
el signo consta de tres elementos: el representamen (la cosa que funciona
como signo), el interpretante (la idea del representamen en la mente del
observador), y el objeto (aquello a lo que alude el representamen). Peirce
organiza la realidad en tres categorías fundamentales: la primeridad, la
secundidad y la terceridad, cada una asociada con aspectos específicos del
signo.
En resumen, mientras Saussure se centra en la relación arbitraria entre el
significante y el significado en el ámbito lingüístico, Peirce propone un modelo
triádico que destaca la relación dinámica entre el representamen, el
interpretante y el objeto, abordando no solo la lingüística sino también la
filosofía pragmática. Ambos enfoques han influido significativamente en la
semiótica contemporánea, proporcionando bases para comprender la
naturaleza de los signos y su papel en la comunicación.
Lo cubierto y lo manifiesto de los signos en la Semiología
El concepto de "Lo cubierto y lo manifiesto de los signos" aborda la dualidad
intrínseca del signo en relación con la presencia y ausencia. Los signos,
fundamentados en el binomio "presencia-ausencia", refieren a algo no
presente. Ejemplos incluyen el uso de signos verbales para mencionar a
personas ausentes, como Carlos, o la observación de una foto representando
una montaña escalada en el pasado verano, donde la imagen presente actúa
como un sustituto de la montaña ausente.
El proceso mental al leer un signo implica la aprehensión simultánea de sus
elementos, estableciendo una relación que da origen a la significación. La
esencia del signo radica en existir comoentidad diferente de lo que
representa, siendo una simulación perceptible en el significante. Todo acto de
significación se construye sobre alguna simulación utilizada como
instrumento.
En el ámbito de los significantes, la simulación funciona como un modelo
interpretativo de la realidad para otorgarle significado. Los significantes de los
signos buscan referirse a algo más allá de sí mismos. Es crucial destacar que
el signo se presenta como una "mentira semiótica", ocupando el lugar de otra
cosa y siendo tanto significante como la ausencia que necesita ser
reemplazada.
Respecto a las entidades culturales, se subraya que el signo es siempre
institucional y dirigido a un grupo específico de usuarios. La producción de
signos es una expresión programada por un grupo social para comunicar
aspectos de su vida. Estos signos se generan en campos semánticos que
experimentan evolución, transformando los referentes mediante la interacción
entre estos campos y los procesos socio-culturales en desarrollo.
En síntesis, los signos operan en la dualidad de lo cubierto y lo manifiesto,
siendo simulaciones que representan lo ausente y manifestando aspectos de
la cultura a través de unidades culturales en constante evolución.
Las funciones de los signos
Las funciones de los signos son fundamentales para la comunicación y
cumplen un papel vital en la interacción social. Los signos, en su naturaleza
comunitaria y social, poseen un valor social al reconocer significados y
facilitar la comunicación. A lo largo de la historia, los signos lingüísticos, como
las palabras, han sido los más antiguos y utilizados por la humanidad para
designar y significar cosas, experiencias y establecer la comunicación.
a) Funciones según Roman Jakobson (1896-1982): Roman Jakobson, un
lingüista ruso emigrado a Estados Unidos, propuso una clasificación de seis
funciones de los signos y lenguajes. Estas funciones se ubican dentro de un
modelo de comunicación que distingue entre emisor, códigos y formas, canal,
mensaje, referente u objeto, y preceptor. Estas funciones son:
Conativa: Busca establecer el contacto entre el emisor y el destinatario,
moviendo al sujeto a actuar. Ejemplos incluyen instrucciones directas como
"Presten atención".
Fática: Centrada en el canal para asegurar el contacto y la relación con los
demás. Los saludos y expresiones de enlace son ejemplos, buscando
conectar a los interlocutores.
Referencial: Sirve para designar objetos, personas, hechos, noticias,
fenómenos, etc. Se utiliza en textos, noticieros, crónicas y documentales para
referir y denotar.
Estética: Centrada en la forma del lenguaje, desarrolla la dimensión poética
o artística de los mensajes. Mensajes estéticos tienen alto contenido
simbólico y son aptos para diversas interpretaciones.
Emotiva: Desea provocar la reacción emotiva de los destinatarios. Incluye
mensajes subjetivos que buscan emocionar o tocar los sentimientos.
Metalingüística: Explica otros códigos y signos, aclarando o explicando el
lenguaje mismo. Ejemplos son diccionarios y textos sobre diversos lenguajes.
b) Postura de Karl Buhler (1879-1963): Buhler, un lingüista alemán,
identificó tres funciones fundamentales del lenguaje basándose en la fórmula
de Platón sobre el lenguaje como instrumento de comunicación. Estas son:
Representativa: Transmitir mensajes y contenidos sobre algo que se relata,
analiza o estudia. Se utiliza en relatos, periodismo y eventos sociales.
Expresiva: Dar a conocer opiniones, sentimientos, estados de ánimo de
manera subjetiva. Predomina en el lenguaje hablado en relaciones
interpersonales y textos literarios.
Conativa: Comunicar con los demás y mantener contactos como
interlocutores. Incluye elementos apelativos y diversas formalizaciones de las
relaciones interpersonales.En la práctica, estas funciones coexisten y se
entrecruzan en el desarrollo de situaciones comunicativas, aunque alguna de
ellas puede tener preponderancia según el tipo de comunicación. La dinámica
de las funciones del lenguaje refleja el carácter cultural de los signos y
lenguajes, cuyo uso y circulación están vinculados a las épocas y lugares
donde funcionan. Es importante tener en cuenta la influencia de los medios
de comunicación electrónica, que tienden a estandarizar las funciones
sígnicas, dandoles un carácter unidimensional y enfatizando la globalización
del mercado. La comprensión crítica de los medios es esencial para
interpretar su conexión con el presente y no limitarse a esquemas teóricos del
pasado.
Clasificación de los signos
La clasificación de los signos ha sido abordada desde diversos enfoques,
considerando criterios como los canales de transmisión, la forma de los
signos, su finalidad u objetivos, y su procedencia. En este sentido, se
destacan dos perspectivas relevantes en la clasificación de los signos.
a) No hay signos naturales: Una distinción común es entre signos naturales
y artificiales hechos por el hombre. Sin embargo, esta distinción ha sido
objeto de críticas, y se sostiene que ciertos fenómenos naturales, como el
humo producido por el fuego o la huella dejada en la arena, no deben
considerarse signos en sí mismos. Estos fenómenos son más bien indicios o
señales utilizadas por el ser humano para desenvolverse en su entorno. La
relación entre estos fenómenos y sus significados no requiere de una
"convención social", sino que surge de la acumulación de experiencia y la
inferencia.
Esta perspectiva también se aplica a síntomas en medicina o a ciertos
síntomas kinésicos que, aunque son observables, no son signos en el sentido
estricto hasta que se les atribuye una finalidad semiósica mediante la
convención cultural. En este sentido, los signos son productos de la actividad
humana socializada, donde se crean objetos o se asumen fenómenos con el
propósito de designar otras cosas ausentes.
b) Signos verbales y no verbales: Desde una perspectiva pedagógica, se
clasifican los signos en dos grandes grupos:
 Signos verbales: Son los más numerosos y ampliamente utilizados en
todas las sociedades humanas. Incluyen el lenguaje hablado y escrito,
siendo esenciales para describir o expresar ideas abstractas, estados
emocionales y conceptos abstractos. Aunque las palabras no agotan
todos los signos, están presentes en casi todas las formas de
comunicación, desde noticieros televisivos hasta mensajes
metalingüísticos en comunicaciones científicas.
 Signos no verbales: Engloban todos los demás signos generados en las
sociedades humanas, como imágenes, símbolos, gestos, señales fónicas,
entre otros. Los medios de comunicación social a menudo combinan el
lenguaje verbal con imágenes para reforzar el mensaje. Estos signos no
verbales son efectivos para transmitir información que las palabras por sí
solas podrían no captar completamente.
Es crucial reconocer que los signos verbales y no verbales no son entidades
contrapuestas; más bien, coexisten en una simbiosis continua, enriqueciendo
la comunicación conjunta.
c) Creación y movilidad de los signos: Todos los signos, ya sean verbales
o no verbales, son resultado de la actividad humana. Son creados por
individuos e instituciones que buscan comunicarse, organizar la sociedad,
expresar pensamientos y compartir visiones del mundo. El lenguaje y los
signos no son el mundo en sí mismos, pero se entrelazan mutuamente. Los
signos estructuran nuestra comprensión del mundo, y a su vez, el mundo
influye en la creación y evolución de los signos.
Los signos tienen una vida dinámica y cambiante. Algunos perduran debido a
su universalidad y función operativa, mientras que otros son efímeros y
desaparecen con el tiempo. La cultura humana actúa como una fábrica
continua de signos, pero también como un cementerio donde el tiempo
sepulta aquellos que ya no se utilizan y están destinados a desaparecer. La
pregunta crítica se plantea sobre qué signos son pedagógicamente atractivos
y cómo podemos generar aquellos que expresen los aspectos más positivos
del ser humano, eliminando los signos y símbolos de destructividad. La
movilidadde los signos refleja la constante interacción entre el lenguaje, los
signos y el mundo, una relación que exige una comprensión crítica para
desentrañar el significado profundo de la comunicación humana.
Las dinámicas combinatorias de los signos en la Semiología
El concepto de "Las dinámicas combinatorias de los signos" en la Semiología
destaca la interrelación funcional de elementos en el sistema de signos,
especialmente evidente en las lenguas. Ferdinand de Saussure introdujo el
modelo binario para diferenciar y fusionar los planos de los significantes y
significados. Además, señaló la presencia de otros elementos combinatorios
binarios, introduciendo los conceptos de sintagma y paradigma, diacronía y
sincronía.
a) El despliegue temporal del signo: su sincronía y diacronía
La sincronía se refiere a la contemporaneidad, estudiando los signos como
un sistema organizado en un espacio dado. En cambio, la diacronía indica
sucesión temporal. Ambos conceptos, aplicables a diversas situaciones
comunicativas, ilustran la relación asimétrica entre la actualidad y la historia,
siendo funciones complementarias en el estudio semiótico.
b) Las coordenadas del sintagma y el paradigma
La identidad de los signos lingüísticos se establece a través de un sistema de
relaciones y oposiciones, dependiendo del funcionamiento de una estructura
de signos. Los ejes de sintagma y paradigma son fundamentales en este
proceso. El sintagma implica la combinación de signos en una cadena lineal,
reflejando la relación de presencia en una estructura dada. Por otro lado, el
paradigma se refiere a un modelo o estructura teórica que conecta elementos
con algo en común, operando en relación de ausencia respecto al plano
sintagmático.
La relación entre sintagma y paradigma
La relación entre estos ejes es estrecha y constante, con cada aspecto
dependiendo del otro. Los sintagmas constituyen el eje horizontal de una
estructura, mientras que los paradigmas se erigen como el eje vertical que
orienta los sentidos de dicha estructura. Ambos interactúan en la
construcción de significados, siendo esenciales para el análisis semiótico en
diversos contextos comunicativos y sociales.
Este enfoque semiótico se aplica a diversos campos, desde el análisis de
programas de televisión hasta la comprensión de fenómenos sociales,
demostrando la versatilidad y aplicabilidad de los conceptos de sintagma y
paradigma en la interpretación de la cultura y la comunicación.
	Explicación sobre Dos Enfoques sobre el Signo

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