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¿Qué es la Semiótica? La semiótica, ciencia intrínsecamente ligada a la realidad de la comunicación, se caracteriza por un proceso en el que primero experimentamos y practicamos la comunicación para luego reflexionar sobre su sentido, estructura y funcionamiento. Su enfoque es comprender los signos y su papel en la vida social. Para algunos estudiantes, el lenguaje de la semiótica puede resultar intimidante debido a su aparente complejidad. No obstante, este temor carece de fundamento, ya que se trata simplemente de comprender las pretensiones y el enfoque de esta disciplina. En este breve capítulo, buscaremos explicar las terminologías asociadas. El estudio de los signos tiene una larga historia, remontándose prácticamente al origen de la filosofía. La terminología para designar el estudio y la teoría de los signos ha experimentado debates y cambios, especialmente en épocas recientes. Ferdinand de Saussure, desde la perspectiva lingüística, acuñó el término "semiología" para describir la ciencia que estudia la vida de los signos en la sociedad. Saussure sostenía que la semiología no era reconocida como una ciencia autónoma en su época, considerándose que la lengua era más adecuada para comprender los problemas semiológicos. Argumentaba que la lingüística era solo una parte de la ciencia general de los signos, es decir, de la semiología. Simultáneamente, el filósofo estadounidense Charles Peirce introdujo el término "semiotics" para referirse al estudio de los signos. Concibió la semiótica como un campo científico articulado en torno a reflexiones lógico- filosóficas, con un enfoque en el proceso de significación que involucra un signo, su objeto y su interpretante. Ambas tradiciones, representadas por Saussure y Peirce, llevaron a la divergencia en la terminología utilizada: "semiología" en la corriente saussuriana y "semiotics" en la tradición peirceana. Sin embargo, esta diferencia terminológica no implica necesariamente contenidos diferentes, ya que ambas perspectivas comparten el objetivo de comprender los fenómenos de la semiosis. La unificación de las posiciones se logró en 1969, cuando se instituyó la Asociación Internacional de Estudios Semióticos y se adoptó oficialmente el término "semiótica". Aunque persisten estudiosos que prefieren distinguir entre semiología y semiótica, la postura unificada asumida en La Haya prevalece, brindando una base clara y práctica a esta disciplina, que ahora está institucionalizada a nivel mundial bajo el nombre de semiótica. Motivo y finalidad de la mirada semiótica Las fronteras y objetivos de la semiótica, según la comunidad científica actual, se entrelazan con la historia de esta disciplina y evolucionan a lo largo del tiempo de manera diacrónica. a) Una primera descripción La semiótica se define como la teoría de los signos, con el propósito de estudiar los conceptos fundamentales relacionados con la problemática sígnica. Su función principal radica en verificar la estructura de los signos y su validez en las percepciones culturales, además de enfrentarse a explicaciones teóricas coherentes de los fenómenos que involucran la comunicación humana. En este sentido, la semiótica se conecta con el problema del conocimiento y busca entender cómo llegamos a él a través de los signos. Más allá de describir los signos y sus significados, la semiótica se enfoca en la semiosis, la dinámica concreta de los signos en un contexto social y cultural específico. b) Lenguaje común y lenguaje científico La semiótica no se desarrolla ajena a los lenguajes comúnmente utilizados; al contrario, existe una continuidad entre el lenguaje ordinario y el científico. Aunque la semiótica emplea un lenguaje y metodología específicos, no existe una ruptura profunda entre las teorías semióticas y el sentido común aplicado a la comunicación. Se destaca que las teorías semióticas, aunque distintas, iluminan alguna parte de la realidad comunicativa, y la discrepancia entre hipótesis y resultados se establece a posteriori, una vez verificadas las explicaciones proporcionadas. c) El punto de vista semiótico La semiótica se centra en analizar la realidad desde el ángulo de la comunicación, considerando los fenómenos culturales "sub specie communicationis". Su objetivo principal es explorar el valor y el significado que tienen los objetos, seres y hechos culturales en la semiosis social. La semiótica se adentra en el estudio de los fenómenos de semiosis como generadores de significados, analizando la comunicabilidad de sus significantes. Su espacio de estudio incluye todos los aspectos relacionados con las formas y relaciones sígnicas de las cosas, convirtiéndose en la ciencia tanto de los signos como de las significaciones. En resumen, la semiótica, entendida como la ciencia de los signos y las significaciones, utiliza modelos como marcos referenciales para analizar y estudiar los fenómenos de comunicación. Aunque algunos critican su extensividad, la semiótica, al igual que cualquier estudio de la cultura, reconoce sus límites epistemológicos y se presenta como una perspectiva entre muchas sobre la realidad, contribuyendo a la comprensión de la comunicación humana desde un enfoque único y valioso. Generaciones de la semiótica Las generaciones de la semiótica han experimentado cambios significativos a lo largo del tiempo, reflejando la evolución de los estudios científicos de las comunicaciones sociales en el siglo XX. Semiótica de primera generación (década de 1950): Iniciada con los primeros estudios de semiología, esta fase se centró principalmente en enfoques lingüísticos, influenciados por la tradición saussuriana. La atención se dirigía a la "arquitectura de un texto", descomponiendo sus elementos constitutivos para comprender su estructura fundamental. La semiótica estructural, representada por Roland Barthes, consideraba que todo lector es un decodificador y que el mensaje es una obra organizada en torno al concepto central de estructura. Semiótica de segunda generación (años 1970): Marcada por un cambio hacia posturas teóricas y metodológicas más diversas, esta fase abrazó el postestructuralismo. Se exploraron nuevas hipótesis pluralistas, y surgieron corrientes como el deconstruccionismo de Jacques Derrida, la hermenéutica de Gadamer y Ricoeur, y las teorías del lector implícito. Estas teorías se enfrentaron al desafío de comprender el funcionamiento dinámico del texto y la interacción entre autor y lector. Semiótica de tercera generación (mediados de 1980): Esta fase introdujo un enfoque más complejo, adoptando el interaccionismo como paradigma. Se abrió a disciplinas como la sociolingüística, la psicología social y la sociología cognitiva para estudiar la comunicación desde múltiples perspectivas. Se reconoció la importancia del contexto enunciativo y se exploraron nuevas formas de entender la interacción entre texto y receptor. La semiótica social también ganó relevancia al destacar la co-construcción de significados entre emisores y receptores en contextos sociales específicos. En resumen, estas generaciones reflejan la evolución de la semiótica desde un enfoque estructuralista inicial hasta aproximaciones más interactivas y contextualizadas, incorporando aspectos cognitivos y sociales en el análisis de la comunicación. Palabras claves para recordar Semiótica / Semiología: es la ciencia o el conjunto de conocimientos que analizan y explican los signos y los fenómenos comunicativos, los sentidos y las significaciones que se producen en la sociedad a través de la actividad de la semiosis. Semiosis: es la actividad misma de la comunicación. Es el proceso de interacción comunicativa que se produce entre las personas, los grupos sociales y las instituciones. Semántica: (del griego “semantikos”=lo que tiene sentido), es el estudio del sig- nificado de los signos, de los enunciados y de cualquier texto o discurso mediático, den- tro del proceso que asigna tales significados. La Pista Semiótica en Torno a los Signos Aunque en apariencia el conceptode signo pueda parecer simple, al reflexionar sobre él se revela como uno de los problemas filosóficos más complejos y desafiantes. Esta complejidad se manifestó en el capítulo anterior al narrar el esfuerzo intelectual a lo largo de la historia. Surge la interrogante: ¿Cuál es el origen de los signos? ¿Por qué sentimos la necesidad de crearlos? O de manera más directa, ¿por qué la comunicación es esencial para las personas? Realizaremos una reflexión general sobre estas cuestiones. Cuando la persona humana se enfrenta al mundo o a sí misma como parte de él, reconoce la existencia de cosas. Entre esas cosas se encuentra a sí misma, como un ser humano que percibe su entorno. La realidad se presenta como un dato normal y primordial que no podemos evitar percibir al habitar el mundo. Sin embargo, al preguntarnos "¿qué es la realidad?", la respuesta espontánea es "son todas las cosas", es decir, lo perceptible, lo experimentable y lo concebible. Profundicemos: ¿Qué implica "todas las cosas"? ¿Cuál es el horizonte común que abarca toda la realidad? Esta indagación nos lleva a la pregunta filosófica sobre el "ser", es decir, aquello por lo cual algo "es". La realidad del ser constituye el fundamento de todo lo que puede existir, hacerse presente en nuestras vidas y ser representado con signos. ¿Cómo se relaciona esto con los signos? La actividad sígnica tiene como trasfondo la realidad del ser, la base de todo lo sobre lo cual podemos hablar, pensar y representar con signos. Los signos, en última instancia, también son "seres". Para establecer un contacto significativo con la realidad, nos vemos compelidos a construir signos que nos permitan captar las cosas con algún significado. Este motivo llevó a que los signos fueran objeto de la curiosidad filosófica desde la antigüedad, antes de ser estudiados por la semiótica. Ilustremos este punto con un ejemplo: Un niño visita el zoológico y comparte con su maestra lo que observó. Utiliza palabras para seleccionar y estructurar signos lingüísticos que comunican su experiencia y expresan un significado sobre los elefantes que presenció. Naturaleza, Rasgos y Vocación de los Signos El relato simple del niño sobre su visita al zoológico nos ofrece la oportunidad de adentrarnos en la naturaleza de los signos, fenómenos intrínsecamente sociales que funcionan como herramientas de comunicación. En primer lugar, el signo desempeña la función de proporcionar información sobre la realidad representada; es un conjunto de elementos que toma el lugar de otra cosa, designándola. En el caso del niño, los datos transmitidos por el signo son principalmente la imagen mental del elefante, una "copia" con algunas características, aunque no todas, del mamífero corpulento con su larga trompa y grandes orejas. Además, el signo constituye una interpretación de la realidad representada. Cuando el niño comenta su experiencia con los elefantes, puede añadir o omitir ciertos detalles, convirtiendo así al signo en una hermenéutica, es decir, una interpretación de algún sentido de la realidad conocida. Nuestra percepción del ser, ya sea real, pensado o imaginado, inicia nuestro diálogo con las cosas, y los signos son un medio para apropiarse e interpretar el mundo. En resumen, el signo es un simulacro de la realidad que comienza en nuestra mente. Es válido afirmar que el pensamiento, la idea, es un signo, ya que ocupa el lugar de otra cosa, ya sea percibida dentro o fuera de nosotros o simplemente creada por nuestra fantasía. Otros objetos construidos con la finalidad de representar cosas, como una foto, una señal vial o un gesto para saludar, también son considerados como signos de manera convencional. La definición clásica del signo, "aliquid stat pro aliquo" (algo está en lugar de otra cosa), revela su dimensión relacional: un objeto presente se relaciona con otro ausente. Sin embargo, esta relación requiere de alguien que perciba la conexión entre los dos objetos, alguien que actualice la realidad del signo. De esta manera, cualquier cosa puede asumir una relación sígnica, siempre y cuando "esté en lugar de..." y sea destinada "para alguien". Además, la estructura del signo se ilustra mediante un ejemplo práctico. Al encender la computadora y escuchar un sonido similar a una alarma, interpretamos este sonido como un signo que advierte sobre la presencia de un virus. Esta percepción como signo se debe a tres características semióticas fundamentales: una forma física perceptible a los sentidos, referencia a algo diferente de sí mismo y el reconocimiento por parte de alguien (en este caso, el usuario). Es crucial destacar que esta explicación de la estructura del signo no abarca completamente las complejidades de la semiosis a nivel comunicativo. Frecuentemente, los signos establecen una red de significados que va más allá de simplemente "reemplazar cosas", ya que la semiosis es un fenómeno social y los signos operan en contextos de interacción comunicativa constante y compleja. Los signos no son entidades abstractas, sino elementos vitales sujetos a continuos reconocimientos, a veces caprichosos y bizarros. La realidad de los signos plantea el desafío de determinar las condiciones que permiten el reconocimiento de los signos y el mecanismo por el cual el sujeto distingue entre "simplemente cosas" y "cosas signos". Este aspecto será explorado más detalladamente en posteriores análisis. Explicación sobre Dos Enfoques sobre el Signo En la historia de la semiótica, han surgido diversos enfoques para conceptualizar la estructura del signo. Dos corrientes notables son la postura lingüística de Ferdinand de Saussure y el modelo triádico de Charles S. Peirce. a) La Postura Lingüística de Ferdinand de Saussure: Según Saussure, el signo es una unidad lingüística que consta de dos caras: el significante (la forma física del término, como los sonidos de las palabras o las letras) y el significado (el concepto evocado en la mente). El signo hace referencia a la realidad representada, denominada realidad referencial. Saussure argumenta que la relación entre el significante y el significado es arbitraria y basada en el consenso social. Además, enfatiza que el referente no forma parte de la estructura del signo y que este posee solo una semejanza diádica. b) El Modelo Triádico de Charles S. Peirce: Peirce, influido por el pragmatismo filosófico, introduce la noción de un signo triádico. Para Peirce, el signo consta de tres elementos: el representamen (la cosa que funciona como signo), el interpretante (la idea del representamen en la mente del observador), y el objeto (aquello a lo que alude el representamen). Peirce organiza la realidad en tres categorías fundamentales: la primeridad, la secundidad y la terceridad, cada una asociada con aspectos específicos del signo. En resumen, mientras Saussure se centra en la relación arbitraria entre el significante y el significado en el ámbito lingüístico, Peirce propone un modelo triádico que destaca la relación dinámica entre el representamen, el interpretante y el objeto, abordando no solo la lingüística sino también la filosofía pragmática. Ambos enfoques han influido significativamente en la semiótica contemporánea, proporcionando bases para comprender la naturaleza de los signos y su papel en la comunicación. Lo cubierto y lo manifiesto de los signos en la Semiología El concepto de "Lo cubierto y lo manifiesto de los signos" aborda la dualidad intrínseca del signo en relación con la presencia y ausencia. Los signos, fundamentados en el binomio "presencia-ausencia", refieren a algo no presente. Ejemplos incluyen el uso de signos verbales para mencionar a personas ausentes, como Carlos, o la observación de una foto representando una montaña escalada en el pasado verano, donde la imagen presente actúa como un sustituto de la montaña ausente. El proceso mental al leer un signo implica la aprehensión simultánea de sus elementos, estableciendo una relación que da origen a la significación. La esencia del signo radica en existir comoentidad diferente de lo que representa, siendo una simulación perceptible en el significante. Todo acto de significación se construye sobre alguna simulación utilizada como instrumento. En el ámbito de los significantes, la simulación funciona como un modelo interpretativo de la realidad para otorgarle significado. Los significantes de los signos buscan referirse a algo más allá de sí mismos. Es crucial destacar que el signo se presenta como una "mentira semiótica", ocupando el lugar de otra cosa y siendo tanto significante como la ausencia que necesita ser reemplazada. Respecto a las entidades culturales, se subraya que el signo es siempre institucional y dirigido a un grupo específico de usuarios. La producción de signos es una expresión programada por un grupo social para comunicar aspectos de su vida. Estos signos se generan en campos semánticos que experimentan evolución, transformando los referentes mediante la interacción entre estos campos y los procesos socio-culturales en desarrollo. En síntesis, los signos operan en la dualidad de lo cubierto y lo manifiesto, siendo simulaciones que representan lo ausente y manifestando aspectos de la cultura a través de unidades culturales en constante evolución. Las funciones de los signos Las funciones de los signos son fundamentales para la comunicación y cumplen un papel vital en la interacción social. Los signos, en su naturaleza comunitaria y social, poseen un valor social al reconocer significados y facilitar la comunicación. A lo largo de la historia, los signos lingüísticos, como las palabras, han sido los más antiguos y utilizados por la humanidad para designar y significar cosas, experiencias y establecer la comunicación. a) Funciones según Roman Jakobson (1896-1982): Roman Jakobson, un lingüista ruso emigrado a Estados Unidos, propuso una clasificación de seis funciones de los signos y lenguajes. Estas funciones se ubican dentro de un modelo de comunicación que distingue entre emisor, códigos y formas, canal, mensaje, referente u objeto, y preceptor. Estas funciones son: Conativa: Busca establecer el contacto entre el emisor y el destinatario, moviendo al sujeto a actuar. Ejemplos incluyen instrucciones directas como "Presten atención". Fática: Centrada en el canal para asegurar el contacto y la relación con los demás. Los saludos y expresiones de enlace son ejemplos, buscando conectar a los interlocutores. Referencial: Sirve para designar objetos, personas, hechos, noticias, fenómenos, etc. Se utiliza en textos, noticieros, crónicas y documentales para referir y denotar. Estética: Centrada en la forma del lenguaje, desarrolla la dimensión poética o artística de los mensajes. Mensajes estéticos tienen alto contenido simbólico y son aptos para diversas interpretaciones. Emotiva: Desea provocar la reacción emotiva de los destinatarios. Incluye mensajes subjetivos que buscan emocionar o tocar los sentimientos. Metalingüística: Explica otros códigos y signos, aclarando o explicando el lenguaje mismo. Ejemplos son diccionarios y textos sobre diversos lenguajes. b) Postura de Karl Buhler (1879-1963): Buhler, un lingüista alemán, identificó tres funciones fundamentales del lenguaje basándose en la fórmula de Platón sobre el lenguaje como instrumento de comunicación. Estas son: Representativa: Transmitir mensajes y contenidos sobre algo que se relata, analiza o estudia. Se utiliza en relatos, periodismo y eventos sociales. Expresiva: Dar a conocer opiniones, sentimientos, estados de ánimo de manera subjetiva. Predomina en el lenguaje hablado en relaciones interpersonales y textos literarios. Conativa: Comunicar con los demás y mantener contactos como interlocutores. Incluye elementos apelativos y diversas formalizaciones de las relaciones interpersonales.En la práctica, estas funciones coexisten y se entrecruzan en el desarrollo de situaciones comunicativas, aunque alguna de ellas puede tener preponderancia según el tipo de comunicación. La dinámica de las funciones del lenguaje refleja el carácter cultural de los signos y lenguajes, cuyo uso y circulación están vinculados a las épocas y lugares donde funcionan. Es importante tener en cuenta la influencia de los medios de comunicación electrónica, que tienden a estandarizar las funciones sígnicas, dandoles un carácter unidimensional y enfatizando la globalización del mercado. La comprensión crítica de los medios es esencial para interpretar su conexión con el presente y no limitarse a esquemas teóricos del pasado. Clasificación de los signos La clasificación de los signos ha sido abordada desde diversos enfoques, considerando criterios como los canales de transmisión, la forma de los signos, su finalidad u objetivos, y su procedencia. En este sentido, se destacan dos perspectivas relevantes en la clasificación de los signos. a) No hay signos naturales: Una distinción común es entre signos naturales y artificiales hechos por el hombre. Sin embargo, esta distinción ha sido objeto de críticas, y se sostiene que ciertos fenómenos naturales, como el humo producido por el fuego o la huella dejada en la arena, no deben considerarse signos en sí mismos. Estos fenómenos son más bien indicios o señales utilizadas por el ser humano para desenvolverse en su entorno. La relación entre estos fenómenos y sus significados no requiere de una "convención social", sino que surge de la acumulación de experiencia y la inferencia. Esta perspectiva también se aplica a síntomas en medicina o a ciertos síntomas kinésicos que, aunque son observables, no son signos en el sentido estricto hasta que se les atribuye una finalidad semiósica mediante la convención cultural. En este sentido, los signos son productos de la actividad humana socializada, donde se crean objetos o se asumen fenómenos con el propósito de designar otras cosas ausentes. b) Signos verbales y no verbales: Desde una perspectiva pedagógica, se clasifican los signos en dos grandes grupos: Signos verbales: Son los más numerosos y ampliamente utilizados en todas las sociedades humanas. Incluyen el lenguaje hablado y escrito, siendo esenciales para describir o expresar ideas abstractas, estados emocionales y conceptos abstractos. Aunque las palabras no agotan todos los signos, están presentes en casi todas las formas de comunicación, desde noticieros televisivos hasta mensajes metalingüísticos en comunicaciones científicas. Signos no verbales: Engloban todos los demás signos generados en las sociedades humanas, como imágenes, símbolos, gestos, señales fónicas, entre otros. Los medios de comunicación social a menudo combinan el lenguaje verbal con imágenes para reforzar el mensaje. Estos signos no verbales son efectivos para transmitir información que las palabras por sí solas podrían no captar completamente. Es crucial reconocer que los signos verbales y no verbales no son entidades contrapuestas; más bien, coexisten en una simbiosis continua, enriqueciendo la comunicación conjunta. c) Creación y movilidad de los signos: Todos los signos, ya sean verbales o no verbales, son resultado de la actividad humana. Son creados por individuos e instituciones que buscan comunicarse, organizar la sociedad, expresar pensamientos y compartir visiones del mundo. El lenguaje y los signos no son el mundo en sí mismos, pero se entrelazan mutuamente. Los signos estructuran nuestra comprensión del mundo, y a su vez, el mundo influye en la creación y evolución de los signos. Los signos tienen una vida dinámica y cambiante. Algunos perduran debido a su universalidad y función operativa, mientras que otros son efímeros y desaparecen con el tiempo. La cultura humana actúa como una fábrica continua de signos, pero también como un cementerio donde el tiempo sepulta aquellos que ya no se utilizan y están destinados a desaparecer. La pregunta crítica se plantea sobre qué signos son pedagógicamente atractivos y cómo podemos generar aquellos que expresen los aspectos más positivos del ser humano, eliminando los signos y símbolos de destructividad. La movilidadde los signos refleja la constante interacción entre el lenguaje, los signos y el mundo, una relación que exige una comprensión crítica para desentrañar el significado profundo de la comunicación humana. Las dinámicas combinatorias de los signos en la Semiología El concepto de "Las dinámicas combinatorias de los signos" en la Semiología destaca la interrelación funcional de elementos en el sistema de signos, especialmente evidente en las lenguas. Ferdinand de Saussure introdujo el modelo binario para diferenciar y fusionar los planos de los significantes y significados. Además, señaló la presencia de otros elementos combinatorios binarios, introduciendo los conceptos de sintagma y paradigma, diacronía y sincronía. a) El despliegue temporal del signo: su sincronía y diacronía La sincronía se refiere a la contemporaneidad, estudiando los signos como un sistema organizado en un espacio dado. En cambio, la diacronía indica sucesión temporal. Ambos conceptos, aplicables a diversas situaciones comunicativas, ilustran la relación asimétrica entre la actualidad y la historia, siendo funciones complementarias en el estudio semiótico. b) Las coordenadas del sintagma y el paradigma La identidad de los signos lingüísticos se establece a través de un sistema de relaciones y oposiciones, dependiendo del funcionamiento de una estructura de signos. Los ejes de sintagma y paradigma son fundamentales en este proceso. El sintagma implica la combinación de signos en una cadena lineal, reflejando la relación de presencia en una estructura dada. Por otro lado, el paradigma se refiere a un modelo o estructura teórica que conecta elementos con algo en común, operando en relación de ausencia respecto al plano sintagmático. La relación entre sintagma y paradigma La relación entre estos ejes es estrecha y constante, con cada aspecto dependiendo del otro. Los sintagmas constituyen el eje horizontal de una estructura, mientras que los paradigmas se erigen como el eje vertical que orienta los sentidos de dicha estructura. Ambos interactúan en la construcción de significados, siendo esenciales para el análisis semiótico en diversos contextos comunicativos y sociales. Este enfoque semiótico se aplica a diversos campos, desde el análisis de programas de televisión hasta la comprensión de fenómenos sociales, demostrando la versatilidad y aplicabilidad de los conceptos de sintagma y paradigma en la interpretación de la cultura y la comunicación. Explicación sobre Dos Enfoques sobre el Signo
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