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ArguelloRonderosJuanSebastian2014

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1 
 
LOS DOS NIVELES EN EL SILMARILLION: 
LA CONFLUENCIA DE LA TRADICIÓN NÓRDICA Y CRISTIANA EN LA OBRA DE 
J.R.R.TOLKIEN 
 
 
 
 
 
 
 
JUAN SEBASTIÁN ARGÜELLO RONDEROS 
 
TRABAJO DE GRADO 
Presentado como requisito para optar por el 
Título de Profesional en Estudios Literarios 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 
Facultad de Ciencias Sociales 
Carrera de Estudios Literarios 
Bogotá, 2014 
 
2 
 
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES 
CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS 
 
 
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD 
Joaquín Emilio Sánchez García, S.J. 
 
DECANO ACADÉMICO 
Germán Rodrigo Mejía Pavony 
 
DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE LITERATURA 
Cristo Rafael Figueroa Sánchez 
 
DIRECTOR DE LA CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS 
Jaime Alejandro Rodríguez Ruiz 
 
DIRECTOR DEL TRABAJO DE GRADO 
Luis Carlos Henao de Brigard 
 
 
 
 
 
 
 
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Artículo 23 de la resolución No. 13 de julio de 1946: 
 
“La universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus 
alumnos en sus trabajos de tesis, sólo velará porque no se publique nada contrario 
al dogma y a la moral católica, y porque las tesis no contengan ataques o polémicas 
puramente personales, antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la 
justicia”. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“He read The Lord of the Rings for what I’m estimating the millionth time, one of 
his greatest loves and greatest comforts since he’d first discovered it, back when 
he was nine and lost and lonely and his favorite librarian had said, Here, try this, 
and with one suggestion changed his life”. 
 
The Brief Wondrous Life of Oscar Wao 
Junot Díaz 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
 
 
Tabla de Contenido 
 
 
 
1. Introducción………………………………………. 6. 
2. ¿Qué es el mito?…………………………………..12. 
3. El Silmarillion nórdico.………………………….. 24. 
4. Tolkien y la Biblia………………………………...41. 
5. Conclusiones………………………………………53. 
6. Bibliografía………………………………………..56. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
1. Introducción 
“Fantasy remains a human right: we make in our measure and in our derivative mode, because we 
are made: and not only made, but made in the image and likeness of a Maker”. 
On Fairy Stories, J.R.R.Tolkien 
La necesidad del hombre por explicar su origen y el del mundo que lo rodea lo ha llevado desde 
el comienzo de la humanidad a la creación de mitos que le proporcionen un sentido a su 
existencia. Como lo indica Mircea Eliade en Aspectos sobre el mito (1968), esta necesidad se 
basa en el deseo de conferirle significación y valor a la existencia por medio de una “historia 
verdadera” sagrada, ejemplar y significativa. En este orden de ideas, los mitos son la respuesta 
humana a la pregunta por el porqué de las cosas. 
Frente a esta misma necesidad, la de conferirle sentido y valor a la existencia, se enfrentó 
J.R.R.Tolkien al escribir El Silmarillion (1977), novela inconclusa en la que dota de una historia 
mítica al universo de la Tierra Media. En el trabajo a desarrollar, me propongo determinar cómo 
El Silmarillion se presenta como una suerte de texto sagrado, mítico, que se vale de la visión de 
mundo católica y la mitología nórdica, para dar un soporte conceptual y una estructura mítica a 
la historia de la Tierra Media. Es necesario aclarar que para leer El Silmarillion como un mito 
cosmogónico del universo creado por Tolkien se debe leer relacionándolo con los demás trabajos 
del autor: El Señor de los Anillos y El Hobbit, en los que narra la historia de la Tierra Media 
después de la creación del mundo y las primeras edades. 
El Silmarillion como lo indica Christopher Tolkien, hijo del autor y su albacea literario, en el 
prólogo del texto nace a partir de la necesidad de Tolkien de proporcionar un origen al universo 
de la Tierra Media, pero debe anotarse que el texto nunca fue concluido debido al esfuerzo que 
este implicaba, a pesar de que fue un trabajo que comenzó a escribir mientras estuvo en la 
primera Guerra Mundial, en sus primeras versiones fue llamado The Book of Lost Tales y tan 
solo contenía algunos relatos de lo que hoy conocemos como El Silmarillion. Es por esto, que 
Christopher Tolkien lo considera “como una compilación, una narración compuesta a partir de 
fuentes muy diversas (poemas, crónicas y cuentos orales) que habrían sobrevivido a una 
antiquísima tradición” (Tolkien, El Silmarillion 6). De igual forma, es importante tener en cuenta 
que toda la obra de Tolkien, desde El Hobbit hasta El Silmarillion, nació debido a la necesidad 
del autor de proveer de un antecedente “histórico” a las lenguas élficas que había desarrollado en 
7 
 
su juventud: Quenya y Sindarin
1
, las cuales basó en el finés y el galés respectivamente. Lo 
interesante de esto es que al ser Tolkien filólogo de profesión, las lenguas que creó tienen una 
gramática
2
 y una fonética tan compleja como la de cualquier lengua real, por lo cual no es 
motivo de sorpresa que Tolkien haya sentido la necesidad de crear un universo entero para ellas. 
Ahora bien, El Simarillion está dividido en cinco textos independientes que mantienen una 
unidad tácita ya que todos giran en torno a los eventos sucedidos antes de los narrados en El 
Hobbit y El Señor de los Anillos. Ainulindalë, donde se cuenta la canción de los Ainur y la 
creación del mundo; Valaquenta, la historia de los Valar y los Maiar según el saber de los Eldar; 
Quenta Silmarillion en el cual se narra el principio de los días, la llegada de los Elfos y los 
Hombres al mundo y la historia de los Silmaril; Akallabeth, que habla acerca de la caída de 
Númenor y le proporciona un mito de origen
3
 al linaje de Aragorn. El último texto, De los 
anillos de poder y la tercera edad, es realmente un breve resumen de lo narrado en “El Señor de 
los Anillos” que ayuda a mostrar la unidad de El Silmarillion con el resto de la obra de Tolkien, 
funcionando a la manera de un epilogo, ya que a fin de cuentas El Silmarillion nace a partir de la 
necesidad del autor por dotar de un pasado mítico-histórico al universo que nació en El Hobbit 
(1937), aunque en la cabeza del autor siempre existió como un todo. 
Es importante anotar, que debido a que El Silmarillion como novela está fragmentado y que los 
textos que lo componen no fueron escritos todos al mismo tiempo, en este se presentan algunas 
diferencias en el lenguaje utilizado y en el estilo del mismo, pero esto no afecta la lectura en 
ningún momento y no le quita sentido a los textos. Por otro lado, se debe tener en cuenta que El 
Silmarillion, fundamentalmente Ainulindalë, es en cierta medida la búsqueda de una coherencia 
narrativa con el resto de la obra de Tolkien. En palabras de Trevor Hart: 
“ “Ainulindalë” is no mere aesthetic “book-end,” and it comes first not just in order to 
keep the narrative chronology intact, but because in a profound sense it provides the clue 
for understanding all that follows thereafter—namely, Tolkien’s vast imaginative 
 
1 Quenya es la lengua desarrollado por los Eldar, elfos que siguieron al Vala Oromë hacía Valinor, el reino 
bendecido. Sindarin, es la lengua de los Avari o elfos grises, aquellos que se rehusaron a emprender el viaje hacía 
Valinor. 
2 Esta gramática se puede encontrar en los apéndices de El Silmarillion y El Señor de los Anillos. 
3 A partir de este momento se comenzará a utilizar la distinción entre mito de origen y mito cosmogónico que 
presenta Mircea Eliade en Aspectos sobre el mito. En la cual el mito cosmogónico cuenta el principio de un mundo 
y el mito de origen “prolonga y completa el mito cosmogónico”, en cuanto a que narra una nueva aparición: un 
animal, una planta, una familia real. En este orden de ideas, el mito deorigen implica la anterior existencia de un 
mundo. 
8 
 
enterprise as a whole. “Not only is [“Ainulindalë”] one of his most original and beautiful 
pieces of writing,” Ralph Wood suggests, but it “also serves as the foundation for 
everything else.” As in Tolkien’s own Christian faith, so, too, in his literary output the 
theme of “creation” is not just concerned with explaining beginnings but with making 
sense of the whole from beginning to end.” (41)
4
 
Ahora bien, el objeto de este trabajo es realizar una lectura de la novela póstuma de Tolkien 
como un texto sagrado histórico que tiene sus pilares fundamentales en la visión de mundo 
católica del autor y en su fascinación por lo mitología nórdica, piénsese en la Edda Mayor y en 
Beowulf. Al realizar un estudio de fuentes como el que trataré de desarrollar, no solo se logrará 
identificar y analizar las fuentes del autor, sino que se planteará una lectura de El Silmarillion en 
dos niveles: nórdico-germánico y cristiano. Esto es fundamental, pues constantemente los 
estudios sobre la obra de Tolkien se concentran solo en uno de estos niveles y no dan cuenta de 
cómo estos habitan en el sistema mitológico tolkieniano en una perfecta armonía. 
Estos pilares, más allá de funcionar como referentes a la hora de leer la novela, son los que le 
proporcionan su estructura, ya que la novela constantemente apela a ellos al utilizar recursos 
similares, por ejemplo la idea del bien y el mal presente en El Silmarillion es similar a la del 
pensamiento católico. Es importante anotar que la obra de Tolkien no debe ser leída como una 
alegoría del pensamiento católico o a la mitología nórdica ya que esta no es una búsqueda por 
reafirmar la fe católica o “revivir” la tradición nórdica, sino una suerte de Árbol de los Cuentos o 
las historias (Tree of Tales), usando palabras de Tolkien, en el cual la obra del autor inglés es una 
de las hojas, una hoja que ha nacido a partir de un lento proceso de crecimiento y que es el 
producto último del árbol. No sería descabellado, entonces, considerar la obra de Tolkien como 
una suerte de punto de fusión (melting pot)
5
 en el cual diferentes tradiciones se mezclan para 
crear una nueva lo cual concuerda con el deseo de Tolkien de generar un pasado mítico para 
Inglaterra, pues carece de uno ya que en un sentido puramente histórico y geográfico en esta 
 
4 “”Ainulindalë” no es un mero “sujetalibros” estético y no es el primer texto solamente para mantener la 
cronología narrativa intacta, sino porque en un sentido profundo provee una pista para entender todo lo que lo 
procede; considerando la vasta empresa creativa de Tolkien como un todo. “[“Ainulindale”] No solamente es uno 
de sus más bellos y originales trabajos”, sugiere Ralph Wood, sino “también sirve como el fundamento para todo lo 
demás”. Como en la propia fe cristiana de Tolkien, en su producción literaria el tema de la “creación” no tiene que 
ver solamente con explicar los comienzos, sino en otorgarle sentido al todo de principio a fin”. [La traducción es 
mía]. 
5
 El término “Melting pot” es generalmente usado para referirse a sociedad heterogéneas que están pasando por 
procesos de homogenización en los cuales diferentes elementos culturales están comenzando a fusionarse en uno 
solo. En este caso se apropia el término para ilustrar como en la obra de Tolkien diferentes tradiciones, católica y 
nórdica, se fusionan en una nueva. 
9 
 
zona no se encuentra registro de ningún tipo de sistema mitológico totalmente propio porque 
mitologías como el ciclo artúrico, que generalmente se relaciona con Inglaterra, son más 
cercanas a la tradición celta y a la región de Bretaña. Esto se da ya que lo que hoy conocemos 
con el Reino Unido se formó a través de una serie de conquistas para unificar a la isla, lo cual 
implicó que diferentes tradiciones míticas comenzaran a coexistir, pero realmente nunca se 
“mezclaron” y siempre se han reconocido como independientes. Tolkien reconoció este hecho y 
notó que el territorio inglés carece de un pasado mítico, por lo cual intenta sub-crear uno que 
agrupe diferentes tradiciones mitológicas similares para en alguna medida se cuente “una gran 
historia del Norte”. 
En este orden de ideas y teniendo en cuenta que El Silmarillion es un mito cosmogónico de la 
Tierra Media, fundamentalmente en Ainunlindalë y Valaquenta, se plantea la primera 
preocupación del trabajo ya que es necesario definir qué es un mito y ver como a partir de un 
soporte conceptual teórico, principalmente el de Mircea Eliade, es posible determinar cómo en 
una novela escrita a lo largo del siglo XX se crea un universo mítico sin un vínculo con el mundo 
real como sí se encuentra en Las crónicas de Narnia de C.S.Lewis o en el mundo onírico de 
Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, es importante anotar esto ya que en la obra 
de Tolkien “el mundo primario” es olvidado completamente pues en ningún momento se le 
menciona, es decir que el universo tolkieniano es uno totalmente independiente a diferencia de 
los antes mencionados. En palabras del autor, su universo genera una creencia secundaria 
(Secondary belief) que tiene la esencia misma de la realidad, por lo cual no depende de esta para 
existir, es decir es un universo completamente nuevo y diferente del nuestro con su propia 
mitología, producto del punto de fusión del que se habló antes. Esto debe ser matizado, pues al 
decir que el mundo secundario de Tolkien no depende del primario no pretendo implicar que su 
obra se separe completamente del mundo real, por el contrario, el sistema mitológico tolkieniano 
es una sub-creación que toma elementos variados de diferentes tradiciones para crear una nueva 
“forma” independiente, un nuevo mundo totalmente plausible. 
La pregunta por el mito es fundamental ya que es a partir de esta se entenderá cómo el mito de El 
Silmarillion está construido sobre la base de las tradiciones antes mencionadas. Es por esto que 
el trabajo procurará desarrollar una aproximación a lo que es el mito como tal. De este punto 
también surge otra pregunta: ¿cómo funciona el mito de creación, cosmogónico, en la novela? Al 
10 
 
responder esta pregunta será posible establecer las diferencias entre lo que Mircea Eliade llama 
mito de origen y mito cosmogónico, para así analizar cómo se construyó el universo de la Tierra 
Media. De igual forma, determinar cómo es construido el mito tolkieniano es necesario debido a 
que las tradiciones que confluyen en él tienen diferentes concepciones de lo que es un mito y de 
sus implicaciones para la vida, pues no se puede olvidar en ningún momento que si bien un mito 
hoy en día es leído como una creación literaria en la antigüedad esto no era así, el mito en ningún 
momento era una “forma de arte” sino el pilar de la sociedad, aquello que determinaba las 
costumbres y daba una explicación a la existencia. 
Por otro lado, el trabajo se preocupará por determinar algunos elementos de la tradición nórdico-
germánica que confluyen en El Silmarillion, esto se hará a través de una breve lectura 
comparativa de la Edda Mayor, pues en esta se encuentra el ciclo básico de creencias de esta 
tradición. Al establecer dicho elementos, se podrá determinar hasta qué punto la mitología 
nórdica influye al sistema mitológico tolkieniano y se verá como esta cohabita con la tradición 
cristiana sin generar ningún tipo de contradicción, “[…] the synthesizing and harmonizing art of 
Tolkien, which sought always to wed his diverse sides, depicted in these stories a sub-creation in 
which angels and Elves, Christ and fairy kings, meet” (Chance, 84)
6
.Con lo anterior, se puede 
sugerir que la estética literaria de Tolkien es la búsqueda por “reescribir” tradiciones mitológicas 
a través de la sub-creación de un mundo secundario que existe por sí mismo y no necesita 
ningún tipo de inclusiónnarrativa del mundo primario para existir. 
Ahora bien, la idea de leer El Silmarillion como un texto sagrado-histórico de la Tierra Media 
obedece al hecho de que es la historia de origen de un mundo, pero más allá de esto también es la 
Historia de todo lo que sucedió previo a los eventos de El Hobbit y El Señor de los Anillos, 
historia comprobable con personajes de El Silmarillion, que tienen cientos de años y vieron los 
primeros días de la Tierra Media y que posteriormente tienen un papel importante en El Señor de 
los Anillos. En este orden de ideas, en la obra de Tolkien se puede considerar al Mito y a la 
Historia como lo mismo, “History often resembles “Myth”, because they are both ultimately of 
the same stuff” (Tolkien, On Fairy Stories 55), por lo cual no sería descabellado afirmar que, en 
cierta medida, el mito de Tolkien funciona de manera similar al mito griego en cuanto a que se 
 
6
 “El arte sintético y armónico de Tolkien, que siempre buscó unificar sus fuentes diversas, representa en sus 
historias una sub-creación en la cual ángeles y elfos, Cristo y los reyes de las hadas, se encuentran”. [La traducción 
es mía] 
11 
 
cree verdadero. En Tolkien la diferencia fundamental se encuentra en que aquí el mito no se cree 
verdadero sino que lo es, en cuanto que la historia misma, la narrada en El Señor de los Anillos y 
El Hobbit, lo comprueba. 
 Finalmente, el objetivo de trabajo es determinar cómo las tradiciones antes mencionadas 
confluyen en el sistema mítico tolkieniano para crear un pasado mítico para Inglaterra y a través 
de esto, plantear una lectura de la obra de Tolkien no solamente en un nivel nórdico-germánico o 
cristiano, sino de ambos pues su obra está construida sobre la base de estas dos tradiciones (de la 
misma forma en que el Beowulf) y anular alguna de ellas implica limitar la interpretación y dejar 
elementos fundamentales por fuera de cualquier estudio de la obra. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
12 
 
2. ¿Qué es el mito? 
“Se diría que los universos mitológicos están destinados a ser pulverizados apenas 
formados, para que de sus restos nazcan nuevos universos” 
Franz Boas, introducción a James Teit, “Traditions of the Thompson River Indians of 
British Columbia”, Memoirs of the American Folklore Society, (1898), pág 18.
7
 
El Silmarillion (1977) de J.R.R. Tolkien es una novela póstuma en la que se dota de un pasado 
mítico al universo de la Tierra Media
8
. En ella nos enfrentamos a cinco escritos independientes 
que narran las primeras edades del mundo creado por Tolkien: Ainulindalë, Valaquenta, Quenta 
Silmarillion, Akallabeth y De los anillos de poder y la tercera edad. Los cinco escritos se 
presentan como una unidad en cuanto en ellos se encuentra una suerte de crónica de los “días 
antiguos” de la Tierra Media, que constituyen el marco cosmogónico del universo tolkieniano; en 
otras palabras, introducen el mito de creación para dar cuenta del origen y dotar de una tradición 
fija a los eventos que se desarrollaron en El Hobbit (1937) y El Señor de los Anillos (1954). Es 
evidente que la novela a trabajar, El Silmarillion, presenta una fuerte estructura mítica y que esta 
se ve mediada por diferentes tradiciones, por ejemplo: la visión desarrollada acerca del bien y el 
mal, que está indiscutiblemente fundamentada en la católica. 
Para comenzar cualquier análisis de la novela es necesario responder a la pregunta: ¿Qué es el 
mito? No sólo porque el textos es concebible como tal, sino porque constituye el concepto 
teórico fundamental para el desarrollo del trabajo. Es importante anotar que la “definición” que 
se comenzará a desarrollar no es más que una aproximación al mito, pues pretender definir 
totalmente lo que es el mito es casi imposible. En el presente trabajo simplemente se buscara la 
construcción de una noción del mito que sea aplicable exclusivamente a la obra de Tolkien. De 
acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el mito es una 
“Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de 
carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes 
acontecimientos de la humanidad.” La anterior es una definición simple, pero contundente. Por 
otro lado, el uso de la expresión “Narración maravillosa” le da el primer matiz problemático a 
 
7
 Citado por Claude Levi-Strauss en Antropología Estructural. Pág. 186. 
8
 Lo anterior lo han señalado grandes críticos de Tolkien como Tom Shippey, Nicholas Birns, Randel Helms y Jason 
Fisher. 
13 
 
esta definición, ya que en el lenguaje común el uso del adjetivo “maravilloso” inmediatamente 
invoca la palabra “falso”. 
En este orden de ideas, para la RAE el mito es una ficción, y como tal, pierde cualquier tipo de 
validez en el mundo real, se instala en el marco de lo imaginario y termina siendo reducido a una 
“fábula” o una “invención”, a aquello que no tiene lugar en la realidad. Si bien esta definición 
puede aceptarse en muchas situaciones, se debe tener en cuenta que el mito, más allá de ser una 
historia “falsa”, en el contexto de sociedades arcaicas o primitivas debe ser entendido como una 
“historia verdadera”, ya que un mito, en estas circunstancias, es una historia sagrada que busca 
dotar de sentido al mundo. Es inevitable pensar El Silmarillion de esta forma, ya que la novela de 
Tolkien es en último término una explicación de los orígenes de la Tierra Media, no solo una 
necesidad narrativa de presentar una historia coherente de principio a fin. 
Por otro lado, es necesario establecer que el mito también puede entenderse como “tentativas de 
explicación de fenómenos difícilmente comprensibles: astronómicos, meteorológicos, etcétera” 
(Levi-Strauss, 187). Sin embargo, hay que tener en cuenta que con esta definición sucede lo 
mismo que con la de la RAE, pues obvia por completo el hecho de que el mito en las sociedades 
primitivas constituye la base cultural, social y religiosa. De igual forma, es imposible aplicar esta 
definición de mito a “El Silmarillion”, fundamentalmente porque esta no es una novela que 
pretenda dar una nueva versión de la creación del mundo; por el contrario, es la intención de 
crear un nuevo mundo, un universo completo e independiente que existe por sí mismo y para sí 
mismo. Esto se debe a que, como se indicó en la introducción, el universo tolkieniano es la 
creación total de un cosmos que presenta sus propias reglas, incluso su propio lenguaje, y que al 
ser así permite que en cierta medida se analice el mito ya no como una ficción más o una 
alegoría a determinada tradición, sino como el fundamento social y cultural del mundo que lo 
contiene. Ahora bien, Tolkien
9
 consideraba que su obra se desarrollaba en el mundo real, pero 
que el periodo histórico era imaginario. Es claro que se debe tener en cuenta la perspectiva del 
 
9
 “I am historically minded. Middle-earth is not an imaginary world; rather, it is the objectively real world,… 
specifically opposed to imaginary world (as Fairyland) or unseen worlds (as Heaven or Hell). The theatre of my tale 
is this earth, the one in which we now live, but the historical period is imaginary. […]” ( Citado por Fisher, en 
Tolkien and the Study of his Sources: Critical Essays). “Soy de mentalidad histórica. La Tierra Media no es un 
mundo imaginario; más bien, es el mundo real de manera objetiva,… específicamente opuesto al mundo 
imaginario (como el país de las Hadas) o al mundo invisible (como el Cielo o el Infierno). El teatro de mi historia es 
este mundo, en el que vivimos en este momento, pero el periodo histórico es imaginario. […]” [La traducción es 
mía]. 
14 
 
autor al respecto, de igual manera se debe contrastaresta al decir que su obra trasciende su deseo 
de crear un “periodo histórico imaginario” y lo que logra es la creación total de un universo, 
después de todo, la concepción de mundo “[…] difiere de un tipo de cultura a otro; existe, por 
consiguiente, un número considerable de “mundos” ” (Eliade, “Aspectos sobre el mito” 45). Lo 
anterior, si bien se refiere a culturas primitivas, también puede ser aplicado a la literatura en 
cuanto a que una novela genera la creación de un mundo. En el caso de Tolkien el mundo creado 
sobrepasa la realidad para crear una propia y se ubica dentro del “número considerable de 
mundos” que crea una determinada cultura o en este caso la literatura. 
Es a partir de esta premisa que la novela es leída como el mito fundacional de la Tierra Media, 
casi como el “texto sagrado” de la misma, pero esto se desarrollará más adelante, ya que 
atreverse a categorizar la novela como un “texto sagrado” tiene varias implicaciones que serán 
analizadas después. No sobra mencionar que si bien el universo tolkieniano es cerrado (redondo), 
lo que se busca con este trabajo es descubrir las fuentes que lo conformaron y tienen en mayor o 
menor medida una influencia en las reglas que propone. 
Siguiendo este orden de ideas, es necesario aclarar que el mito es una historia verdadera que 
narra cómo una realidad ha venido a la existencia, según lo indica Mircea Eliade en Aspectos 
sobre el mito. Ahora bien, esta historia se cree que tuvo lugar en algún punto del tiempo 
histórico, es decir, se tiene la certeza de que lo narrado realmente sucedió, por lo cual es posible 
afirmar que “el mito se define por un sistema temporal […] se refiere siempre a acontecimientos 
pasados: “antes de la creación del mundo” o “durante las primeras edades”” (Levi-Strauss, 189). 
A partir de lo anterior, se comprende por qué el mito, más allá de ser considerado verdadero, se 
presenta como una expresión absoluta de la verdad, de ahí que no haya espacio en él para una 
historia falsa, ya que, como lo indicó Mircea Eliade, el mito está vivo. 
Esto se debe a que si se entiende el mito según lo entienden las sociedades primitivas, es decir, 
como pilar fundamental de la sociedad y la religión, se logra dominio sobre las cosas, ya que el 
mito cuenta una historia absolutamente verdadera acerca del origen, bien sea del cosmos o de 
algo, una planta, un animal, etc. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el hecho de que el mito 
esté “vivo” se debe a que se reactualiza a través de los diferentes rituales religiosos que las 
sociedades primitivas realizan. En el caso de Tolkien, puede ser contradictorio afirmar que el 
mito está vivo, que sea una experiencia ritual, ya que estamos hablando de un mito puramente 
15 
 
literario, pero sí se podría afirmar que el mito en el universo tolkieniano está vivo en cuanto a 
que es recordado por los personajes de la novela. A través de la memoria, o se toma consciencia 
de lo que se es o se encuentra el sentido de los sucesos del pasado. Aunque hay una ausencia de 
cualquier tipo de institución religiosa o ritual dentro de la novela (en ella no se menciona ningún 
tipo de costumbre religiosa; ni siquiera de adoración a los dioses)
10
, el mito, sin embargo, se vive 
históricamente, lo cual se desarrollará más adelante. 
Por ejemplo, en Quenta Silmarillion se narra como Fëanor, príncipe de los Noldor, forjó tres 
joyas llamadas los Silmarils y cómo estos fueron robados por Morgoth; acto seguido, Fëanor y su 
estirpe hicieron un juramento de recuperarlos a cualquier precio. Eventualmente, este juramento 
lo conduce a él y a cientos de Noldor a la muerte sin lograr su objetivo. Mucho tiempo después, 
cuando uno de los Silmarils es recuperado por Beren, los descendientes de Fëanor exigen que les 
sea entregado, ya que el juramento que hicieron nunca fue olvidado. Es claro, entonces, que en 
este caso el mito (el juramento de Fëanor y los Noldor) está vivo, ya que en la narración este se 
reactualiza no en un sentido ritual, sino por medio de la memoria; al ser recordado, no se permite 
que caiga en el olvido y muera para convertirse en “una historia más”. 
Con relación a El Silmarillion y al hecho de categorizarlo como un mito, no hace falta sino leer 
el principio de Ainulindalë: “En el principio estaba Erü, el Único, que en Arda es llamado 
Ilúvatar […]” (Tolkien, “El Silmarillion” 11). Es inevitable leer el anterior fragmento sin pensar 
en el principio del génesis bíblico
11
 y ver que utilizan en cierta medida el mismo sistema 
temporal. Lo mismo sucede con el título del primer capítulo de Quenta Silmarillion: “En el 
principio de los días”. Por otro lado, es claro que la novela, al instalarse en este sistema mítico y 
al ser leída junto con El Hobbit y El Señor de los Anillos, manifiesta que el mito es, en esta, una 
historia verdadera. Piénsese en personajes como Elrond o Galadriel, que aparecen por primera 
vez en los eventos narrados en El Silmarillion y de nuevo en El Señor de los Anillos, los cuales, 
 
10 En la novela se encuentra una “jerarquía sobrenatural” de los dioses de la Tierra Media. Primero, se encuentra 
Erú, “el único” o padre de todo, en seguida se encuentran los Valar, dioses menores subordinados a Erú que están 
relacionados con la naturaleza y las tareas fundamentales como la caza o la herrería, y finalmente los Maiar que 
están al servicio de los Valar. 
11
 Se debe anotar que “El Silmarillion” no pretender ser en ningún momento una alegoría al cristianismo, leerlo 
como tal sería un completo error pues se obviaría su valor literario y se volvería al problema de asumir que un mito 
es la interpretación de un fenómeno natural inexplicable. 
16 
 
en este último, recuerdan las grandes historias que se desarrollaron en El Silmarillion. Estos 
personajes son testigos del gran pasado mítico de la Tierra Media. 
Por otro lado, se debe anotar que en Tolkien el mito es de carácter histórico en cuanto a que al 
presentar personajes “testigos” logra la creación de un mito totalmente verdadero, no en el 
sentido de las culturas primitivas al crear un sistema de creencias, sino al demostrar la 
verosimilitud del mito por medio de una suerte de historiografía de la Tierra Media. Si bien El 
Silmarillion es un mito, también es una “crónica de los días antiguos”, es decir, que el mito 
tolkieniano funciona de manera similar a la historia para el hombre moderno
12
: como una 
sucesión de eventos que lo han conducido a pensar y actuar como lo hace hoy en día. En Tolkien, 
mito e historia se confunden en cuanto a que la historia sigue un sistema mítico “History often 
resembles “Myth,” because they are both ultimately of the same stuff” (Tolkien, “On Fairy 
Stories” 55 )
13
, lo cual nos lleva a afirmar que el mito tolkieniano es verdadero en cuanto a que 
es histórico. 
Sin embargo, se debe contrastar el mito histórico tolkieniano con el cristianismo, pues El 
Silmarillion utiliza un sistema temporal y mítico similar. Para los cristianos, Jesucristo es un 
personaje histórico, esto es así porque más allá de cualquier milagro “maravilloso” que haya 
realizado, fue un hombre de su tiempo, es decir, mantuvo las costumbres culturales, sociales y 
religiosas del momento en el que existió. En ningún momento de su historia conocida se presentó 
en un “antes del tiempo; nació, vivió y murió en un periodo histórico determinado. Ahora bien, 
hay que tener en cuenta que el cristianismo rechaza la categoría mítica, ya que está basado en el 
misterio de Cristo, pero el hecho de que sea una religión basada en un “misterio no implica que 
este no sea mítico, ya que “[…]el mito en el cristianismo es el gran drama de la salvación del 
mundo por Cristo[…]”(Rahner, 47), es decir, que en el cristianismo sí se encuentra presente un 
mito y cuando se piensa este con relación a Tolkien, se ve que el mito histórico de la Tierra 
Mediasigue la misma estructura del cristianismo en cuanto a que es la historicidad lo que les 
otorga su verosimilitud. 
 
12
 De acuerdo con Mircea Eliade, el hombre moderno está constituido por la historia de la misma forma en que el 
hombre de las sociedades primitivas por el mito (Eliade, “Aspectos sobre el mito” 22). 
13
 “La Historia a menudo se asemeja al Mito, porque en última instancia ambos tienen la misma esencia” [La 
traducción es mía]. 
17 
 
Si se tiene claro que el mito tolkieniano maneja el mismo sistema mítico del cristianismo, surge 
la pregunta: ¿por qué Tolkien “desacraliza” el mito cristiano y utiliza su estructura para su 
novela? Como se señaló antes, el autor no está alegorizando el cristianismo; fundamentalmente, 
porque considera que su obra se sitúa en un mundo pre-judeocristiano (un “periodo histórico 
imaginario”), pero se debe pensar que este préstamo de la estructura mítica es el cristianismo 
mismo, que se presenta como uno de los pilares de su obra y la complementa; en otras palabras, 
Tolkien no está desacralizando el mito cristiano, sino apoyándose en él para que su universo 
tenga un sustento mítico verdadero. Entonces, Tolkien está creando a partir del cristianismo; 
usando sus propias palabras, está “sub-creando”, lo cual es un aspecto de la mitología que 
consideraba esencial. Después de todo, el cristianismo, como una religión establecida con una 
institución organizada de más de dos mil años de antigüedad es, a fin de cuentas, una mitología, 
en cuanto a que por medio de la fe en un misterio, el de la Pasión, busca darle sentido a la 
existencia. 
En este punto, se debe explicar el concepto “sub-creación” que Tolkien desarrolla en su ensayo 
“On fairy stories” pues nos apoyaremos constantemente en este, esto sin olvidar que críticos 
como Trevor Hart, Tom Shippey y Kirstin Johnson consideran que en este ensayo Tolkien 
presenta las ideas sobre literatura y el mito que expone permanentemente en su obra. En primer 
lugar, Tolkien establece una clara diferencia entre la mitología, el mito, y la alegoría al establecer 
que el primero, más allá de ser una interpretación de fenómenos naturales, tiene un carácter “sub-
creador”, lo cual implica que este tiene su raíz en la realidad, pero que crea una “realidad 
secundaria”. En otras palabras, en Tolkien el mito no es una alegoría en cuanto a que fomenta el 
desarrollo de una nueva realidad, de un “secondary world”, que tiene la misma consistencia del 
mundo real, es decir, que es creíble, pues es una creencia secundaria. Por otro lado, un mito deja 
de ser una alegoría o una “symbolic interpretation of the beauties and terrors of the world” 
(Tolkien, “On Fairy Stories 49)
14
 en el momento en el que se le imprime personalidad y 
características humanas; piénsese, por ejemplo, en Manwë, regente de los Valar y una deidad 
aérea que en último término es el epítome del bien, de lo correcto, que en últimas son caracteres 
humanos. 
 
14“Interpretación simbólica de las bellezas y los terrores del mundo” [La traducción es mía]. 
18 
 
“Personality can only be derived from a person. The gods may derive their colour and 
beauty from the high splendours of nature, but it was Man who obtained these for them, 
abstracted them from sun and moon and cloud; their personality they get direct from him; 
the shadow or flicker of divinity that is upon them they receive through him from the 
invisible world, the Supernatural” [Tolkien, On Fairy Stories 50]
15
 
Es claro entonces que el mito, según Tolkien, es una “sub-creación” en cuanto a que parte de una 
realidad (el sol, la luna, los fenómenos naturales, etc.) y por medio de ella le da a los sucesos 
Sobrenaturales que narra lo que el autor llama un “inner consistency of reality”, es decir que es a 
partir de un mundo primario que el autor británico logra crear un mundo secundario, un mito, en 
el cual se puedan desarrollar todo tipo de hechos fantásticos o sobrenaturales y además 
plausibles. Esto se debe a que el “inner consistency of reality” del mito tolkieniano produce en el 
lector una suerte de creencia literaria que opera de la misma manera que el mito para las 
sociedades primitivas: dentro de la creencia literaria, todo lo narrado es verdadero. En palabras 
de Tolkien: “Inside it, what it´s related is “true”: it accords with the laws of that world. You 
therefore believe it, while you are, as it were, inside” (On Fairy Stories 60)
16
. Con lo anterior, 
reafirmamos que el mito tolkieniano funciona de manera histórica para ser “verdadero” dentro de 
la novela, pero en el momento en que se le ve desde fuera, entendemos que la historia ayuda a 
generar la creencia literaria que como lectores nos permite ingresar en el mundo secundario, en 
el mito, y considerarlo real. 
Ahora bien, el mito en Tolkien al ser una “sub-creación” da lugar a que todo tipo de sucesos 
fantásticos o maravillosos puedan desarrollarse lo que implicaría que “la sucesión de los 
acontecimientos no está subordinada a ninguna regla de lógica o de continuidad. Todo sujeto 
puede tener cualquier predicado; toda relación concebible es posible” (Levi-Strauss, 188). Pero 
más allá de lo “maravilloso” o sobrenatural del mito, se debe anotar que en Tolkien este carácter 
se debe definir como Fantástico, ya que siguiendo al autor, la Fantasía es la facultad del lenguaje 
de generar, por medio de la “sub-creación” y creación de imágenes, un mundo secundario 
creíble. No se puede olvidar que para Tolkien la Fantasía si bien es “representada” por medio de 
sucesos “maravillosos” (dragones con voz, anillos de poder, árboles que irradian la luz del 
 
15 “La personalidad solo puede ser derivada de una persona. Los dioses pueden derivar su color y belleza del gran 
esplendor de la naturaleza, pero fue el Hombre el que se los atribuyo, los abstrajo del sol, la luna y las nubes; su 
personalidad la reciben directamente del Hombre; la sombra o el parpadeo de la divinidad que reciben por medio 
de él a través del mundo invisible, de lo Sobrenatural” [La traducción es mía]. 
16
 “Dentro de ella, lo narrado es “verdadero”: esta es acorde con las leyes de ese mundo. Por lo tanto se cree 
mientras se esté dentro de él” [La traducción es mía]. 
19 
 
mundo, etc.) no son estos los que la definen, ya que en realidad la naturalización de estos 
elementos en un mundo secundario es lo que la define, en otras palabras que este mundo siga 
las reglas que propone. Es natural pensar que los elementos “maravillosos” de la Fantasía sean 
leídos como alegorías del mundo primario, lo cual no es un error si lo que se está buscando es 
encontrar la influencia directa de una fuente en la obra, pero es problemático en el momento en 
que se comienza a considerar cualquier referencia como la intención de imponer un dogma 
religioso a través de la obra. 
“Anyone inheriting the fantastic device of human language can say the green sun. Many 
can then imagine or picture it. But that is not enough- though it may already be a more 
potent thing than many a “thumbnail sketch” or “transcript of life” that receives literary 
praise. To make a Secondary World inside which the green sun will be credible, 
commanding Secondary belief, will probably require labour and thought, and will 
certainly demand a special skill, a kind of elvish craft.”(Tolkien, On Fairy Stories 70)
17
. 
En este orden de ideas, es posible afirmar que esta “special skill” que le permite al autor crear un 
mundo secundario plausible es consecuencia directa del carácter mítico de su obra, es decir, que 
Tolkien apela al mito como un recurso literario que hace posible la creencia literaria y por 
defecto que todo lo narrado sea “verdadero” para el lector y los personajes, porque, como se 
mencionó antes, en el mitono hay lugar para una historia falsa. Lo anterior no es más que una 
prueba de que el comportamiento mítico (Eliade) es una constante en la literatura; el mito, si bien 
ya no cumple el papel que tenía en la antigüedad y hoy en día en algunas sociedades primitivas, 
continúa influenciando diferentes estadios de la sociedad, en este caso a la literatura. Después de 
todo, “las pruebas que debe vencer un personaje de novela tienen su modelo en las aventuras del 
Héroe mítico” (Eliade, Mitos, sueños y misterios 32). Si se continúa en esta línea de pensamiento 
es posible afirmar que la literatura, la obra de Tolkien en este caso, sigue el sistema mítico ya 
que al ser un ejercicio del lenguaje está constantemente re-creando una realidad, es decir, que 
está reactualizando el lenguaje de la misma manera en que una sociedad primitiva realiza un 
ritual para reactualizar, revivir, un mito. En palabras de Mircea Eliade: 
“No se puede decir que el mundo moderno haya abolido completamente el 
comportamiento mítico: sólo ha trastocado el campo de acción: el mito ya no domina en 
 
17 “Cualquiera que herede la capacidad fantástica del lenguaje puede decir el sol verde. Entonces, muchos pueden 
verlo o imaginarlo, pero eso no es suficiente- aunque puede ser una cosa más potente que muchos “bosquejos” o 
“reflejos de la realidad” que reciben alabanza literaria. Para hacer un mundo secundario dentro del cual el sol verde 
sea creíble, exigiendo una creencia secundaria, probablemente se necesite de mucho trabajo y ciertamente 
demanda de una habilidad especial, una suerte de arte elfico” [La traducción es mía]. 
20 
 
los sectores esenciales de la vida, ha sido rechazado, ya en las zonas oscuras de la psiquis 
como en las actividades secundarias o aun irresponsables de la sociedad” (Mitos, sueños 
y misterios 35). 
Esto nos lleva a afirmar que Tolkien opta por el comportamiento mítico para dar “inner 
consistency of reality” a su mundo secundario de la misma manera en que la literatura lo adopta, 
es decir, que no es descabellado afirmar que el autor británico simplemente fue consciente de una 
constante de la literatura y decidió aprovecharse de ella para que su obra recuperara o reviviera el 
carácter mítico. En otras palaras, su obra podría considerarse como una reactualización del mito 
en el siglo XX, lo cual concuerda con su idea de proporcionar un pasado mítico para Inglaterra a 
través de su obra
18
. Por otro lado, lo anterior ayuda a entender por qué definiciones como la de la 
RAE catalogan al mito como un mero cuento de hadas, ya que en el curso de la historia fue 
relegado a esa categoría. 
Ahora bien, para entender las implicaciones sociales, religiosas y culturales de un mito, se debe 
en primer lugar dividir al mito en dos tipos fundamentales: mito cosmogónico, en el cual se narra 
el principio de un mundo, en otras palabras, un mito de creación de cualquier cultura primitiva o 
religión; y mito de origen, en el cual se da cuenta de cómo una planta, un animal o una familia 
real comenzó a existir. Es claro que el mito de origen depende obligatoriamente del mito 
cosmogónico en cuanto a que lo “prolonga y lo completa” (Eliade, “Aspectos sobre el mito 29)
19
. 
Partiendo del hecho de que un mito de origen nace de un mito cosmogónico se entiende que la 
cosmogonía es el modelo ejemplar de toda la creación. Marcar una diferencia entre estos dos 
“tipos” de mito es esencial, ya que es a partir de esa diferencia que se podrán identificar los 
mitos que se encuentran en El Silmarillion y así ver cómo en ellos confluyen diversos mitos o 
estructuras míticas de diferentes tradiciones
20
, lo cual es el objetivo principal de este trabajo. 
 
18
 Como ya ha sido señalado por críticos como Tom Shippey y Jane Chance en su libro “Tolkien’s Art: A mythology 
for England” 
19 La distinción presentada arriba la desarrolla Mircea Eliade en su libro Aspectos sobre el mito, que usaré como 
soporte conceptual en este trabajo. 
20
 Las tradiciones a trabajar son la católica y la Nórdica ya que son evidentes en la obra de Tolkien, puesto que 
fueron sus dos más grandes pasiones debido a su fé católica y a su amor por la literatura nórdica medieval. Es 
posible que en el transcurso del trabajo se encuentren otras tradiciones que influyen en su trabajo y sean 
evidentes en él, pero estas serán desarrolladas a medida que se vayan encontrando. 
21 
 
Teniendo en cuenta que la cosmogonía es el modelo ejemplar de toda creación, como lo señaló 
Mircea Eliade, en el mito tolkieniano se encuentra un elemento muy curioso, ya que Arda
21
es 
creada a partir del pensamiento de Eru, pero este delega la creación del mundo a los Valar, que 
crean la Tierra Media y todo aquello que en ella habita, a excepción de los Elfos y los Hombres, 
de acuerdo con lo que el pensamiento de Eru les permite, es decir, que en Tolkien nos 
encontramos con un dios omnipresente que concibe el cosmos, pero este es creado por seres que 
son “vástagos de su pensamiento” (Tolkien, El Silmarillion 11) y que simplemente repiten el 
gesto arquetípico del dios creador, de la misma manera en que un mito de origen lo hace con uno 
cosmogónico. El ejemplo perfecto de lo anterior se encuentra en el capítulo 10 de El 
Silmarillion: “Del Sol y la Luna y el ocultamiento de Valinor”, en el cual se narra cómo los 
Valar después de que la luz de los árboles
22
 se extinguiera crearon el Sol y la Luna. En ese 
fragmento, es evidente cómo los Valar repiten el gesto creador de Eru. Esto plantea una dinámica 
interesante en El Silmarillion, ya que el mito cosmogónico que desarrolla en Ainulindalë, 
implicaría que este pudiera ser considerado como una fusión de los dos antes mencionados que 
da cuenta de la armonía de la creación de su universo al mostrar a los Valar creando en la misma 
medida en que fueron creados; lo cual es indudablemente un guiño a la visión de mundo católica 
de Tolkien cuando se recuerda el Génesis y la creación del hombre concebido a imagen y 
semejanza de su creador. 
Continuando con la influencia del cristianismo en la concepción del mito tolkieniano, se 
encuentra un punto de quiebre con la concepción del mito de las sociedades arcaicas o primitivas 
que consideran al cosmos como un ciclo que se repite, un eterno retorno
23
.“[…] El 
judeocristianismo presenta una innovación capital. El fin del mundo será único, así como la 
cosmogonía será única […]” (Eliade, Aspectos sobre el mito 63). El distanciamiento se presenta 
en la medida en que Tolkien sigue la tendencia del judeocristianismo; en otras palabras, el 
cristianismo y el mito tolkieniano rompen con el ciclo de renovación del mito y lo instalan en un 
tiempo lineal, es decir, histórico, lo que nos lleva de nuevo a ver que El Silmarillion desarrolla 
 
21 El nombre que Tolkien da al mundo como unidad, dentro de él se encuentran Beleriand, Valinor el reino 
bendecido y la Tierra Media. 
22
 Telperion y Laurelin son los dos árboles de Valinor que reemplazaron a las primeras luces concebidas por Eru, 
Illuin y Ormal dos pilares sobre los que reposaban las lámparas que daban luz al mundo hasta que Melkor las 
destruyó. 
23 Lo cual explica el afán de estas sociedades por reactualizar, revivir, el mito a través de rituales religiosos. 
22 
 
un mito histórico, ya no solo como un recurso para ser verosímil, sino por la necesidad de seguir 
una estructura mítica, en este caso la del cristianismo. De igual forma, no se puede dejar a un 
lado que en la novela, y en general en su obra completa, no se encuentra en ningún momento una 
“profecía” del fin del mundo. Es cierto que en la serie de libros “The History of Middle Earth”, 
específicamente en “Morgoth’s ring”, publicados por Christopher Tolkien se menciona la Dagor 
Dagorath,la batalla final, una profecía dictada por Mandos
24
 durante una de las batallas más 
grandes que tienen lugar en la novela y en la que se decreta el fin del mundo, pero esto no son 
más que borradores del autor y teorías que desarrolló su hijo mientras recopilaba los textos que 
conformaron El Silmarillion, por lo cual no se tendrá en cuenta. 
 Por otro lado, como lo señala Mircea Eliade en “Aspectos sobre el mito”, existen muchas 
culturas primitivas que reconocen la existencia de un Ser Supremo, que no tiene ningún papel en 
la vida religiosa, ritual. “Este Ser Supremo es considerado como el creador del mundo y del 
hombre, pero abandonó muy pronto sus creaciones y se retiró al cielo. A veces ni siquiera acabó 
la creación, y es otro Ser divino, su “Hijo” o su representante el que se encarga del trabajo” 
(Eliade, Aspectos sobre el mito 86). Es imposible no ver la similitud de este comportamiento 
mítico primitivo con El Silmarillion. Si bien los Valar crean de acuerdo con el pensamiento de 
Eru, este no es quien realiza el acto creador como tal: 
“Y sucedió que Ilúvatar convocó a todos los Ainur, y les comunicó un tema poderoso, 
descubriendo para ellos cosas todavía más grandes y más maravillosas que las reveladas 
hasta entonces; y la gloria del principio y el esplendor del final asombraron a los Ainur, 
de modo que se inclinaron ante Ilúvatar y guardaron silencio. 
Entonces les dijo Ilúvatar: -Del tema que os he comunicado, quiero ahora que hagáis 
juntos y en armonía, una Gran Música. Y como os he inflamado con la Llama 
Imperecedera, mostraréis vuestros poderes en el adorno de este tema mismo, cada cual 
con sus propios pensamientos y recursos, si así le place. Pero yo me sentaré y escucharé, 
y será de mi agrado que por medio de vosotros una gran belleza despierte en canción. 
 Entonces las voces de los Ainur, como de arpas y laúdes, pífanos y trompetas, violas y 
órganos, y como de coros incontables que cantan con palabras, empezaron a convertir el 
tema de Ilúvatar en una gran música; y un sonido se elevó de innumerables melodías 
alternadas, entretejidas en una armonía que iba más allá del oído hasta las profundidades 
y las alturas rebosando los espacios de la morada de Ilúvatar; y al fin la música y el eco 
de la música desbordaron volcándose en el Vacío, y ya no hubo vacío”. (Tolkien, El 
Silmarillion 11-12) 
 
24 Vala asociado con la justicia, también llamado Námo el Juez. 
23 
 
El anterior es solo un ejemplo de Eru presentándose cómo lo que Mircea Eliade llama un Deus 
Otiosus, un Ser Supremo que si bien es el gran creador del cosmos, se aleja de su creación y la 
mira desde fuera. En cierta medida podría decirse que es una entidad que pierde actualidad 
religiosa, o en el caso de Tolkien, reconocimiento. Esto se ve en la novela constantemente ya que 
tanto Elfos como Hombres no reconocen la existencia de Eru dado su claro deseo de sentarse a 
contemplar su creación. Incluso hay momentos en los que llegan al punto de no reconocer a los 
Valar mismos, con los que sí están en contacto constante en gran parte de la novela. Entender 
esto es fundamental, ya que permite ver que el mito tolkieniano está en constante diálogo con los 
sistemas míticos de las sociedades primitivas y del cristianismo. Por ende, este es un mito que 
está en un juego constante de referentes, lo cual hace que analizarlo en una sola clave, sea esta 
cristiana o nórdica, es un error. 
En suma, el mito tolkieniano se debe entender como un “melting pot” de sistemas míticos que 
también está en contacto con la historia. Tolkien, al igual que los antiguos
25
, no reconoce 
diferencia entre mito e historia en cuanto a que ambos son “reales”, lo que le permite como autor 
triunfar como “sub-creador” y desarrollar un mundo secundario creíble en el que cualquier 
elemento “maravilloso” sea posible. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
25
 “En la Antigüedad, nos existía hiato entre la mitología y la historia: los personajes históricos esforzábanse en 
imitar a sus arquetipos, los dioses y los héroes míticos” (Eliade, Mitos, sueños y misterios 29). 
24 
 
3. El Silmarillion Nórdico 
Desde el primer momento en el que se comienza a leer la obra de Tolkien, no es difícil ver que 
su universo tiene una base cristiana y nórdica, pues en él se encuentran innumerables referencias 
a estas dos tradiciones, siendo la más obvia los nombres de la compañía de enanos de El Hobbit, 
que vienen de la Edda Mayor, específicamente del poema La visión de la adivina. Teniendo en 
cuenta lo desarrollado en el capítulo anterior, es claro que Tolkien juega con el lector en cuanto a 
que constantemente se mueve entre diferentes planos de referencia, en dos niveles: histórico y 
primitivo, cristiano y nórdico respectivamente. 
Ahora bien, es necesario determinar por qué Tolkien fundamenta su obra en el plano nórdico-
germánico específicamente, ya que sus motivos trascienden el amor que este sentía por dicha 
literatura. En primer lugar, se debe tener en cuenta que fue profesor de anglosajón en la 
universidad de Oxford durante gran parte de su vida, y su pasión por esta lengua y literatura, 
Beowulf, lo condujo a ser un experto en ella, al punto de que su ensayo “Beowulf: The Monsters 
And The Critics” (1936) es considerado fundamental para cualquier estudio acerca del poema. Es 
claro, entonces, que más allá de ser un gusto personal, Tolkien dedicó buena parte de su vida al 
estudio riguroso de esta literatura, lo cual evidentemente influyó en la concepción de su mundo 
secundario. Por otro lado, Tolkien no solo se dedicó al estudio crítico de la tradición nórdica, 
sino que incursionó en diferentes traducciones de la misma recientemente publicadas.
26
 De igual 
forma, Tolkien consideraba que la gran historia del norte debía ser para los ingleses el 
equivalente de lo que los poemas homéricos son para el pueblo griego: su gran pasado mítico. 
Lo anterior va de la mano con la idea del autor de crear, sub-crear, a través de su obra, una 
mitología para Inglaterra. Tolkien, consciente de la falta de unidad de los relatos míticos 
nórdicos (“The local legends and the local myths were modified, but they remained 
Scandinavian, and they could not if we had them, and still less can be tattered fragments of later 
disjointed memories of them […] Related they were, but they were different” [Tolkien, The 
 
26
 Beowulf: A Verse Translation y The Legend of Sigurd and Gudrum, que más allá de ser una traducción, 
constituye, según Christopher Tolkien, una nueva versión del poema, al ser el intento de J.R.R.Tolkien de organizar 
y unificar la mitología nórdica. 
25 
 
Legend of Sigurd and Gudrum 19])
27
, busca, por medio de su mundo secundario, unificar, 
completar y liberar de contradicciones temáticas la tradición nórdico-germánica. Críticos como 
Tom Shippey afirman que Tolkien logra esto al calcar
28
 diferentes estructuras o figuras míticas 
-piénsese en la evidente similitud de Gandalf con el dios nórdico Odín- y aplicarlas a su obra. 
“Tolkien’s triumph in this last but first work, then, lies not only in its creation of a whole 
history (and in a sense morality) for Middle-earth, providing thereby a context for The 
Hobbit and The Lord of the Rings. For, when Christopher Tolkien in the foreword claims 
that this “compendious narrative” of mythological tales was “made long afterward from 
sources of great diversity (poems and annals, and oral tales) that had survived in a long 
tradition,” one is not sure whether he is describing the literary output of one man or of 
one nation. Perhaps he merely means to agree that, in Tolkien’s fantasy mythology for 
Middle-earth, his father had indeed finally written that “mythology for 
England.””(Chance, 200)
29
 
Con esto se entiendeque el autor construye el universo de la Tierra Media a partir, entre otras, 
de la tradición nórdica como base, dada la necesidad de que su obra se presente como un trabajo 
puramente mitológico que dé cuenta de la gran historia del norte y tome el lugar que le 
corresponde como una verdadera mitología para Inglaterra. 
Por otro lado, si bien Tolkien “calca” modelos míticos de diferentes tradiciones, esto no implica 
que el autor esté buscando una concordancia perfecta entre la fuente y su obra. En otras palabras: 
es realmente un juego literario, ya que simplemente está sugiriendo determinado modelo para 
que el lector sea capaz de reconocer el referente. Por esto, el término “calcar” utilizado por Tom 
Shippey no parece ser el más ajustado, ya que sugiere que el autor británico solo busca alegorizar 
alguna tradición cuando realmente lo que hace es presentar determinados “temas” míticos 
recurrentes -un guiño al lector para que encuentre la estructura tácita de la obra (no la que se 
refiere a la historia de la Tierra Media, que vendría siendo la primaria) y vea la unidad de todos 
 
27
 “Los mitos y leyendas locales habían sido modificados, pero se mantenían escandinavas y aun podrían 
considerarse como harapos de recuerdos de memorias sin conexión […] Tenían cierta relación, pero eran 
diferentes los unos de los otros.” [La traducción es mía] 
28 “(i.e., takes the shape of and adapts to a different, substitutive context)” (Fisher, Tolkien and the Study of His 
Sources: Critical Essays) 
29 “El triunfo de Tolkien en su primer, pero último trabajo (El Silmarillion) radica en la creación de toda una historia 
(y de una moral, en cierta medida) para la Tierra Media, dándole un contexto a El Hobbit y El señor de los anillos. 
Entonces, cuando Christopher Tolkien, en el prólogo de “El Silmarillion”, afirma que esta “compilación” de 
narraciones mitológicas fue “compuesta a partir de fuentes muy diversas (poemas, crónicas y cuentos orales) que 
habrían sobrevivido en una antiquísima tradición”, uno no puede tener la certeza de si está describiendo el logro 
literario de un hombre o de una nación. Tal vez, simplemente quiere decir que en la fantasía mitológica de Tolkien 
para la Tierra Media, su padre realmente había escrito esa “mitología para Inglaterra”. [La traducción es mía]. 
26 
 
los mitos que la constituyen-, ya que como Tolkien mismo dijo: “Related they were, but they 
were different”. 
A partir de lo anterior, sea hace necesario determinar cuál o cuáles obras de la tradición nórdico-
germánica se trabajaran, para determinar cómo confluyen en el mito tolkieniano. En primer 
lugar, se encuentra la Edda Mayor, una colección de poemas escandinavos que contiene 
diferentes relatos mitológicos acerca de los dioses y el origen del mundo. “El corpus de 
escogidos cantos que llamamos Edda Mayor procede básicamente de un manuscrito, hoy 
denominado Codex Regius, que fue descubierto en Islandia en 1643” (Edda Mayor,11). El 
problema principal de la Edda Mayor radica en el hecho de que es una compilación de diferentes 
cantos o poemas que, si bien presentan temas comunes, no ofrece una estructura narrativa 
determinada, como sí ocurre en otros relatos mitológicos de la misma índole. Piénsese en los 
poemas homéricos, que sí tienen coherencia narrativa de principio a fin. Esto se dio porque la 
poesía eddica no se desarrolló en grandes cortes, sino que partió de relatos populares orales que 
empezaron a presentar una suerte de “unidad” alrededor del año 700, durante la llamada Era 
Vikinga, cuando en el norte de Europa, específicamente en la península escandinava y Germania, 
se comenzaron a asentar grandes reyes y cortes que permitieron el desarrollo de la poesía formal 
a través del verso escáldico. Teniendo esto en cuenta, se entiende por qué Tolkien afirma que la 
tradición nórdica carece de una unidad real. 
Entrando en materia, el primer punto de contacto de la Edda Mayor con El Silmarillion tiene que 
ver con la división cosmogónica de los nueve mundos que expone la mitología nórdica. La visión 
nórdica de mundo plantea que el universo está sostenido por un árbol mítico llamado Yggdrassil. 
En este, a manera de frutos, existen nueve mundos: Asgard, el hogar de los dioses; Alf-heim, 
hogar de los elfos de la luz; Niflheim, el reino del frío; Jotunheim, hogar de los gigantes; 
Mídgard, hogar de los hombres; Vanaheim, hogar de los Vanir; Muspellheim, el reino del calor; 
Svartalfheim, hogar de los elfos oscuros; y Helheim, hogar de los muertos. En la novela se 
encuentran muchas coincidencias con este sistema cosmogónico. El mundo de Tolkien presenta 
una geografía compleja, que, según algunos críticos,
30
 se corresponde con el mapa de Europa, un 
mundo que se divide ya no en mundos sino en “zonas” o “reinos” para determinados elementos. 
 
30
 Nicolas Birns, en su ensayo The Stones and the Book: Tolkien, Mesopotamia, and Biblical Mythopoeia. Disponible 
en Tolkien and the Study of his Sources: Critical Essays. Editado por Jason Fisher. 
27 
 
Por ejemplo, es evidente la similitud de Valinor, el reino bendecido y hogar de los Valar, con 
Asgard, ya que ambos se presentan como lugares “sagrados” reservados para los dioses. De 
igual forma, es en ellos que tanto Valar como Ases
31
 se reúnen en alto consejo para discutir 
cualquier tipo de problema. La imagen de un “consejo de los dioses” es esencial, ya que no solo 
sugiere una jerarquía divina o un punto de contacto con El Silmarillion, sino que plantea el hecho 
de que esta figura mítica, al igual que la mayoría, es un arquetipo fundamental de la conciencia 
humana, es decir, que es recurrente en diversas culturas, sin que ello implique ningún tipo de 
relación. Cuando se considera esto en relación con lo dicho en el capítulo anterior, se entiende, 
entonces, que los mitos como creaciones literarias están determinados por la sociedad misma. 
Siguiendo este razonamiento, si un dios deriva su carácter de la humanidad, una figura como la 
del “consejo de los dioses” proviene evidentemente de un sistema de gobierno “primitivo”. 
Ahora bien, en la novela, la influencia de la organización cosmológica de la tradición nórdica se 
presenta también con Mídgard, que se traduce como Tierra Media, dado que es el mundo que se 
encuentra en el centro de todos. Es esencial entender que el concepto de la Tierra Media 
tolkieniana va más allá de un simple préstamo del término nórdico, ya que es en este espacio 
geográfico donde se desarrollan la mayoría de las historias y conflictos narrados en el ciclo 
mítico de Tolkien. De igual manera, en El Silmarillion se plantea un asunto bastante interesante, 
ya que la Tierra Media, por ser el lugar de nacimiento tanto de Elfos como de Hombres, es un 
espacio al que la raza de los hombres está relegada, pues a diferencia de los Elfos, estos nunca 
son conducidos por los Valar hacia Valinor. Esto tiene fuertes implicaciones en el desarrollo de 
la novela, pues se puede interpretar como que los hombres fueron “olvidados” por los dioses y 
abandonados a merced del mal que representa Melkor. 
“Ningún Vala fue a Hildórien para guiar a los Hombres o llamarlos a Valinor; y los 
Hombres les han tenido siempre a los Valar más miedo que afecto, y no han comprendido 
los propósitos de los Poderes, pues les parecen ajenos y contrarios a la naturaleza del 
mundo.” (Tolkien, El Silmarillion 117) 
A partir de esto se entiende el distanciamiento de la estructura religiosa de la que se habló en el 
primer capítulo, por lo cual podría plantearse la pregunta: ¿por qué los Hombres no son llamados 
a Valinor? Si esto se analiza desde un punto de vista cristiano, se hablaría de un “pecado 
original” que causó el abandono de los Hombres por parte de los dioses, lo cual desarrollaré más31 Denominación de una de la casta de dioses nórdicos a la que Odín, Thor y Balder pertenecen. 
28 
 
adelante, pero desde una perspectiva nórdica y siguiendo el curso de la novela, basta con decir 
que este hecho se debe a la voluntad de Eru y de su “plan” para los segundos en nacer, los 
Hombres. En otras palabras, es un suceso que tiene que desarrollarse de esta manera para que la 
novela tenga coherencia narrativa. 
Por otro lado, determinar los puntos de contacto específicos de El Silmarillion con la tradición 
nórdica es necesario para definir las raíces de las influencias de Tolkien,. y de esta manera ver 
que el autor construye su obra en dos niveles que reconcilian valores nórdico-germánicos y 
cristianos. Volviendo a la influencia del Mídgard nórdico en la Tierra Media de Tolkien, es 
posible plantear un paralelo entre ambos en cuanto al mito cosmogónico como tal, ya que en la 
mitología nórdica, el cosmos es creado por los Ases a partir de los restos del cadáver del gigante 
Ýmir, el ser primigenio. 
“Con la carne de Ýmir se hizo la tierra, 
con su sangre la mar, 
con sus huesos las peñas, 
con sus pelos los árboles, 
con su cráneo el cielo. 
Con sus pestañas los benignos dioses 
a los hombres el Mídgard hicieron; 
con sus sesos ellos todas crearon 
las malas nubes del cielo.” (Edda Mayor, Los dichos de Grímnir 83) 
De manera similar, en El Silmarillion Arda es creada por los Valar a partir del pensamiento de 
Eru. Es interesante ver que en la novela, antes de que el acto creador se realice como tal, el dios 
originario da a los “dioses menores” una imagen de lo que va a ser el mundo que creará. En otras 
palabras, presenta a los Valar, a través de la Gran Música, un “esbozo” del cosmos. Ahora bien, 
se debe tener en cuenta que esta “visión” de lo que será el mundo es limitada, ya que 
constantemente los Valar refieren cómo los elementos creados, o el desarrollo de algún suceso, 
están condicionados por lo que el pensamiento de Erú permite. 
“Pero al principio, cuando los Valar entraron en Eä, se sintieron desconcertados y 
perdidos, pues les pareció que nada de lo que habían visto estaba hecho todavía, y que 
todo estaba punto de empezar y aún informe y a oscuras. Porque la Gran Música no había 
sido sino el desarrollo y la floración del pensamiento en los Palacios Intemporales, y lo 
que habían visto, solo una prefiguración; pero ahora habían entrado en el principio del 
Tiempo, y advertían que el Mundo había sido solo precantado y predicho, y que ellos 
tenían que completarlo. De modo que empezaron sus grandes trabajos en desiertos 
inconmensurables e inexplorados, y en edades incontables y olvidadas, hasta que en los 
29 
 
Abismos del Tiempo y en medio de las vastas estancias de Eä, hubo una hora y un lugar 
en los que fue hecha la habitación de los Hijos de Ilúvatar” (Tolkien, El Silmarillion 17) 
Es claro que ambos mitos plantean la figura de un ser supremo originario que relega la creación 
del mundo a sus sucesores. Evidentemente, se encuentran diferencias capitales, como el simple 
hecho de que los Ases nórdicos no responden al gesto creador de un ser superior, como sí lo 
hacen los Valar con Eru, pero es inevitable no pensar que Tolkien imita el modelo nórdico al 
presentar a un “gran dios” fundacional. En este orden de ideas, el autor británico sub-crea el 
mundo secundario de la Tierra Media a partir de un elemento del mundo primario -la mitología 
nórdica-, para crear un mundo completamente novedoso y distinto. En otras palabras, Tolkien 
toma diferentes elementos mitológicos de varias tradiciones para que su mundo secundario tenga 
“inner consistency of reality”, y le proporciona así al lector un referente mitológico real que le 
otorga sustento a una creencia secundaria, una creencia literaria. 
Por otro lado, de acuerdo con la mitología nórdico-germánica, la raza de los Hombres es creada 
por el dios Odín (padre de todo) a partir de dos árboles a los que les da vida: Ask y Embla. Esto 
implica un comportamiento mítico recurrente en otras culturas: la creación de los Hombres no es 
producto del “ser primordial” sino de sus descendientes. En la mitología tolkieniana, esto es un 
punto de distanciamiento fundamental, pues de acuerdo con lo narrado en El Silmarillion, Elfos y 
Hombres no son creados por los Valar, sino por Ilúvatar
32
 mismo, lo cual posiciona al mito 
cosmogónico tolkieniano más cerca de la tradición cristiana, más aún cuando se tiene en cuenta 
que Ainulindalë presenta un manejo del lenguaje muy similar al bíblico. 
Sin embargo, en la novela no se da cuenta en ningún momento de la creación de Elfos y 
Hombres como tal. En el capítulo 3 de Quenta Silmarillion, los elfos son presentados en la 
historia, pero en ningún momento se narra cómo Ilúvatar los creó. De igual forma, en el capítulo 
12 de Quenta Silmarillion se cuenta la aparición de los Hombres, a diferencia de la mitología 
nórdica y la cristiana que sí dan cuenta del mito de origen de los Hombres. Esto plantea una 
dinámica muy interesante en el ciclo mítico tolkieniano, ya que no hay registro de cómo los 
hijos de Ilúvatar
33
 vinieron a la existencia, simplemente se habla del despertar de ambas razas. 
Se debe tener en cuenta que no es posible hablar de este despertar como un equivalente al mito 
 
32
 Ilúvatar es el nombre que los Elfos dan a Eru. El cambio de nombre depende de la sección de la novela en la que 
es mencionado. 
33 Elfos y Hombres. Los elfos son llamados los primeros en nacer. 
30 
 
de origen, pues la novela sí presenta el mito de origen de los Enanos, que son creados en secreto 
por el Vala Aulë, lo cual sugiere la siguiente pregunta: ¿por qué Tolkien no proporciona el mito 
de origen de Elfos y Hombres, que son los protagonistas principales de su novela? 
Fundamentalmente, considero que la ausencia de estos mitos de origen, si bien puede ser 
explicada por el hecho de que la novela es un trabajo inconcluso, se debe a una clara intención 
del autor de permitirle al lector que especule al respecto o que busque el complemente 
mitológico más adecuado. En otras palabras, Tolkien no pretende tomar todos y cada uno de los 
elementos míticos de las tradiciones en las que basa su obra, sino, por el contrario, sugerirlos y 
dejar que el lector llene estos “vacíos” aparentes con otros elementos mitológicos que puedan ser 
adecuados. Por otro lado, el hecho de que el mito de origen de los Enanos sí sea narrado 
responde a la necesidad narrativa de caracterizar a Eru, pues como se dijo antes, este tiende a 
presentarse como una fuerza invisible distante de su creación; y pequeñas escenas como esta son 
las que permiten que el “dios original” sea caracterizado, lo cual es bastante curioso, ya que el 
carácter de este es muy similar al del Dios cristiano, lo cual se desarrollará más adelante. 
Ahora bien, en el sistema mitológico tolkieniano sobresale una figura por encima de las demás. 
Me refiero, por supuesto, a la raza de los Elfos, los primeros en nacer. Lo interesante de esta 
raza es queen las fuentes mitológicas de Tolkien casi no es mencionada. En la poesía eddica se 
pueden encontrar varios pasajes en los que se habla de ellos, pero nunca se encuentra una 
descripción clara de los mismos y de su relación con los Hombres. Con esto se plantea una 
problemática bastante interesante, ya que cuando se analiza la imagen que plantea el autor de 
estas figuras mitológicas, no se encuentra un punto de referencia aparente con el de la mitología 
nórdico-germánica, debido a la falta de información que se tiene sobre la misma. Esta ausencia 
de información acerca de esta figura mitológica responde al hecho de que en el folklore europeo 
estos son seres sobrenaturales típicamente representados como pequeños, de naturaleza delicada 
y elusiva, generalmente personajes de los cuentos de hadas, que en su mayoría son, en último 
término, mitos y leyendas populares de la tradición nórdico-germánica. 
Según esto, la imagen general que se tiene de los elfos es totalmente distinta a la que plantea 
Tolkien en toda su obra, ya que como lo indica en su ensayo “On fairy stories” al tratar de definir 
los cuentos de hadas, dice: “[…] Stories that are actually concerned primarily with “fairies”, that 
31 
 
is with creatures that might also in modern English be called “elves”” (38)
34
. Es decir, que los 
elfos de la tradición nórdico-germánica poco se parecen a los de Tolkien, y no solo en relación 
con su carácter y descripción, sino en que probablemente sean seres sobrenaturales 
completamente distintos, ya que cuando se busca la palabra “Elf” en cualquier diccionario inglés, 
se encuentra que esta tiende a ser un sinónimo de “Fairy” ,“Sprite”; incluso se relaciona con la 
palabra “Goblin” (una figura mitológica que en Tolkien poco tiene que ver con los Elfos); 
“[…]the word “fairy” entered English in medieval times and generally replaced “elf” in common 
usage, while among poets and other literary writers it became a matter of personal preference 
which term they used, or, if they used both, what distinction they made between them.” 
(Simpson, 80)
35
. De acuerdo con las representaciones populares de estas criaturas (piénsese en 
las diferentes ilustraciones que se pueden encontrar de los cuentos de los hermanos Grimm) no 
existe ningún tipo de correspondencia con la imagen que plantea Tolkien de los Elfos en su 
mitología. 
En El Silmarillion, los Elfos son caracterizados como seres inmortales,
36
 de gran sabiduría, que 
a pesar de haber despertado en la Tierra Media, su verdadero hogar, se encuentran en Valinor, el 
reino bendecido, ya que Ilúvatar mismo los creó con una naturaleza similar a la de los Valar. Si 
analizamos esto desde un punto de vista cristiano, es evidente encontrar una similitud con la 
figura mitológica de los ángeles, pues los Elfos llegan al punto de ser presentados como seres 
perfectos, libres de “pecado”. Es importante tener en cuenta que aplicar una noción de “pecado” 
en la novela no solo implica una fuerte influencia de la visión de mundo cristiana, sino que 
plantea una clara concepción del bien y del mal que se desarrolla a través de uno de los temas 
fundamentales de El Silmarillion: la caída tanto de Elfos como de Hombres, lo cual será 
desarrollado con mayor detenimiento más adelante. 
 
34 “Historias que principalmente tienen que ver con “hadas”, es decir, con criaturas que en el inglés moderno 
pueden ser llamadas “Elfos”” [La traducción es mía] 
35
 “[…] La palabra “hada” fue introducida al inglés durante la edad media y generalmente reemplazó a la palabra 
“elfo” en el uso popular, mientras que entre poetas y otros escritores literarios se convirtió en una simple 
preferencia personal de cual término usar y en caso de usar ambas, sobre qué tipo de distinción hacían sobre 
ellas.” [La traducción es mía] 
36
 “Los Elfos eran inmortales, y de una sabiduría que medraba con los años, y no había enfermedad ni pestilencia 
que les diera muerte. Tenían, por cierto, cuerpos hechos de la materia de la Tierra y podían ser destruidos; y en 
aquellos días se asemejaban más a los Hombres, pues aún no habían habitado mucho tiempo el fuego del espíritu, 
que los consume desde dentro con el paso de los años” (Tolkien, El Silmarillion 119) 
32 
 
En este orden de ideas, la imagen de los Elfos tolkienianos no encuentra un referente en la 
tradición nórdico-germánica, pero si nos fijamos en algunos aspectos más específicos, es posible 
encontrar algunas coincidencias de “comportamiento” que sugieren un leve parentesco. En 
primer lugar, los “elfos nórdicos”, y en general los que se pueden encontrar en diferentes cuentos 
de hadas, tienen poco contacto con los Hombres y su mundo. Si revisamos diferentes textos 
mitológicos o épicos nórdicos como la Edda Mayor o Beowulf se puede ver que en ningún 
momento se encuentran pasajes en los que los elfos tengan contacto con los Hombres o algún 
tipo de papel en la narración. Generalmente, se limitan a ser un adjetivo o simplemente una 
mención: “De Caín descienden ogros, elfos, gigantes y toda clase de seres deformes que por 
siglos se opusieron a Dios, pero recibieron su merecido” (Beowulf, 18)
37
. De forma similar, los 
Elfos tolkienianos, al pertenecer a lo que se podría llamar una casta superior, tienden a evitar en 
un principio el contacto con los hombres y en muchos casos a rechazarlos. En la novela, esto se 
justifica con el hecho de que los Elfos consideran que los Hombres son similares en naturaleza a 
Melkor más que a cualquier otro Vala. Si bien es cierto que a medida que se desarrolla la novela 
Elfos y Hombres forman alianzas para combatir el mal de Melkor, también es cierto que los 
conflictos que se desarrollan entre estos pueden tener su raíz en la naturaleza mítica elusiva de 
los “elfos nórdicos”. 
Por otro lado, al ver que Tolkien no se basa completamente en el modelo nórdico de los elfos, 
vemos que su sistema mitológico es una búsqueda constante por la conciliación de 
comportamientos mitológicos distintos. La figura de los Elfos es el ejemplo perfecto, ya que 
toma una criatura nórdico-germánica y la reviste de su visión de mundo cristiana. En este punto, 
no se puede olvidar que la tradición nórdico-germánica, por ser tan diversa y fragmentada, fue 
influenciada por la expansión del cristianismo a través de toda Europa, expansión que se 
fortaleció cuando el Imperio Romano la declaró su religión oficial (en al año 380 d.C). Por esto, 
en los textos paganos nórdicos se pueden encontrar elementos cristianos. Esto implica que, en 
cierta medida, la influencia nórdica en Tolkien ya había sido permeada por el cristianismo, por 
lo cual se entiende por qué una figura mitológica como la de los elfos puede vincularse a la 
tradición cristiana. Con esto, el autor no solo logra que su sistema mitológico sea una tarea 
 
37
 Dadas las diferentes traducciones que se encuentran del poema existen muchas variaciones entre estos versos 
(111-114). En algunas traducciones inglesas no se hace ningún tipo de mención a Caín en este fragmento en 
particular, pero las criaturas mitológicas por lo general son las mismas. En la versión de Burton Raffel de Signet 
Classics, la palabra “elf” es cambiada por “goblin”, pero como se vio antes estas son equivalentes. 
33 
 
“recopilatoria” de la mitología nórdica al estilo de los cuentos de los hermanos Grimm o El 
Kalevala de Elias Lönnrot, sino que, como se sugirió antes, plantea la idea de que los mitos, más 
allá de pertenecer a una tradición u otra, son arquetipos fundamentales de la conciencia humana. 
Volviendo a la influencia de la Edda Mayor en el sistema mítico tolkieniano, se encuentra el 
tema de la primera guerra que consume al mundo. En el poema La visión de la adivina, que hace 
un amplio recorrido de todo el ciclo básico de creencias nórdicas, se cuenta

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