Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Anestesia en Mamíferos Marinos Patricia Rojas Solis. Manuel San Andrés. La anestesia en mamíferos marinos tiene algunas diferencias y riesgos respecto a la anestesia en mamíferos terrestres, las más importantes se refieren a las características morfológicas que han ido adquiriendo a lo largo de la evolución para adaptarse al medio acuático. Nos vamos a centrar en las que más nos interesan para la anestesia. Para empezar, el volumen de los cetáceos es siempre muy grande con respecto al del resto de los mamíferos. Su densi- dad no es muy diferente de la del agua del mar, en cambio, en la mayor parte de las especies la densidad es ligeramente superior a la del agua marina, lo que comporta la necesidad de na- dar para flotar. Poseen gran cantidad de grasa , el espesor, siempre importante, varía según la especie y la estación en la que nos encontremos; Es importante tenerlo en cuenta a la hora de administrar agentes anestésicos ya que se pueden acumular en dicho tejido graso y adquirir así unas características farmacocinéticas particulares. Además, la caja torácica no es rígida, sino que es colapsable, lo que se corresponde con la necesidad de evitar fracturas e impedir someterlos a elevadas presiones que puedan provocar una parada respiratoria. La frecuencia respiratoria es más baja que en mamíferos terrestres, no obstante aumenta con- siderablemente la necesidad del oxígeno inspirado gracias al alto poder de oxigenación de la hemoglobina de la sangre y de las mioglobinas de los tejidos musculares. Por último, los centros nerviosos medulares son poco sensibles a la acumulación de CO2 en la sangre, lo cual entraña un grave riesgo cuando la frecuencia respiratoria disminuye y va au- mentando dicho gas en la sangre, sin que el organismo reaccione como cabe esperar aumen- tando la frecuencia respiratoria de manera compensatoria. Muchas de estas adaptaciones pueden complicar la anestesia y dar lugar a muertes durante la misma. Además hay otra serie de adaptaciones sufridas en los aparatos y sistemas, que pueden tener repercusión en los procedimientos anestésicos. El aparato respiratorio presenta varias particu- laridades, además de las mencionadas anteriormente, como por ejemplo su conformación, muy peculiar para la adaptación a las inmersiones prolongadas. La desembocadura externa está constituida por el respiradero o espiráculo que, excepto en el cachalote, se abre en la par- te superior y plano medio de la cabeza. Los conductos nasales óseos continúan con la nasofa- ringe, que es atravesada por una larga laringe y está provista de cartílagos. En diversos secto- res de las vías respiratorias existen sistemas de regulación del flujo de aire: dos válvulas más altas y un esfínter. Estas válvulas ofrecen la posibilidad de formar compartimentos cerrados en las ramificaciones bronquiales pre-alveolares. Los pulmones son particularmente ricos en tejido elástico, no son lobulados; los alvéolos son muy amplios y el grosor de los septos y de la pleura es notable. Son muy alargados debido a la posición muy oblicua del diafragma, que es muy potente y está bien desarrollado. Respecto al aparato circulatorio, lo más destacable es que existen ciertos dispositivos que con- tribuyen a la ralentización de la circulación sanguínea de retorno al corazón, lo que permite un mejor aprovechamiento del oxígeno sanguíneo por los tejidos, que a su vez repercute en una mayor permanencia del fármaco en el sistema. Por otra parte, la irrigación preferencial del cerebro está asegurada por una estructura vascular muy compleja llamada “retia mirabilia”, se trata de un plexo arterial situado en la pared costal, bajo la pleura y entre las costillas, a cada lado de la espina dorsal. Estos vasos pe- netran en el canal raquídeo llegando hasta el cráneo a través del orificio occipital. La función se desconoce, pero podría ser la de amortiguar los cambios de presión sanguínea a nivel cerebral y asegurar la perfusión de éste órgano vital, también podría actuar formando reservas de sangre aptas para ser movilizadas en caso de necesidad, en vista de la distribución del oxígeno en las inmersiones largas y pro- fundas, así como dar lugar a un mecanismo de intercambio de calor a contracorriente, limi- tando la dispersión en las regiones más superficiales del cuerpo. Otra característica destacable que merece la pena mencionar es que, los cetáceos nunca duer- men profundamente y no parecen tener pautas de sueño regulares asociadas a la noche y el día. Controlan conscientemente la respiración, por lo que tienen que estar despiertos para po- der respirar regularmente. Si cayeran en el sueño profun- do, que es un estado natural de inconsciencia, se ahoga- rían. En vez de dormir pro- fundamente durante mucho tiempo seguido, su solución consiste en nadar muy des- pacio o flotar justo por de- bajo de la superficie, haciendo breves “cabezadas”. Se cree que entran en un estado de semi- inconsciencia, desconectando una mitad del cerebro cada vez y cambiando de lado para ase- gurarse de que ambas mitades descansan completamente. ANESTESIA CASOS EN LOS QUE ANESTESIAR: Dado que la anestesia es un procedimiento arriesgado, se tratará de evitar siempre y cuando sea factible. Por ello es necesario someter a un buen entrenamiento al animal para que nos permita manipularle sin necesidad de someterle a ese estado de tranquilización o inconscien- cia. No obstante hay ocasiones en las que se hace inevitable, bien por que no ha habido posi- bilidad de entrenar a ese animal previamente o por que se vaya a realizar un procedimiento que pueda comprometer la seguridad del animal o del personal, o bien por ser un procedi- miento doloroso para el animal, o lo necesidad de una inmovilización para la realización de radiografías que eviten los movimientos etc.. Los problemas más frecuentes que se dan en mamíferos marinos en cautividad y por los cua- les es necesario anestesiar son, sobre todo, heridas traumáticas causadas comúnmente por peleas entre machos, durante la época reproductiva. Normalmente son pequeñas heridas, pero a veces es necesario anestesiar para resolver el problema. Por otra parte, y también muy comunes, son las fracturas de dientes, que suelen requerir su extracción. Además, en este tipo de casos es necesario un riguroso control, ya que es muy probable que aparezcan infecciones bacterianas en los espacios que dejan los dientes extraí- dos, pudiendo llegar en casos graves a la aparición de osteomielitis. La ingestión de cuerpos extraños, en algunos casos, requiere una intervención quirúrgica con anestesia. El pronóstico en estos casos es muy variable, sobre todo en función de la espe- cie. Problemas oculares. Algunas especies en cautividad desarrollan opacidades en la córnea que suelen degenerar en cataratas. Ésta patología puede deberse a diferentes causas, ya sea la di- eta, genética del animal, radiación ultravioleta, etc. Por último, también son relativamente comunes los problemas de neoplasias, como carcino- mas urogenitales, adenocarcinomas, fibrosarcomas, linfosarcomas y melanomas por nombrar algunos. PROTOCOLO DE ANESTESIA: Antes de decidirse por un protocolo anestésico o incluso si se realiza o no este procedimiento, es necesario llevar a cabo un examen preanestésico del paciente, para conocer el estado actual del mismo y las condiciones en las que se va a someter al proceso. Es necesario observar su comportamiento o conducta, tomar nota de su historial anestésico previo si lo hubiera, notifi- car cualquier medicamento que haya tomado o esté tomando, realizar un examen físico lo más completo posible, obtener y revisar datos clínicos del laboratorio y por último evaluar los po- sibles riesgos/beneficios que entrañará la anestesia a realizar. Una vez hecho el examen preanestésico, y si la decisión es la realizar la anestesia, viene uno de los pasos más importantes, que es elegir el protocolo que vamos a seguir y que sea el más adecuado a la intervenciónen ese animal concreto. Para ello plantearemos una serie de cues- tiones como, si existen procedimientos alternativos más seguros tanto para el animal como para el personal, si el procedimiento puede causar algún tipo de daño al animal, cuál es la pro- fundidad de narcosis que deseamos alcanzar, a qué región anatómica nos queremos limitar, qué condiciones preanetésicas existen en el animal, si es posible una atención y observación constante hasta la total recuperación del animal tras el proceso, si hay disponibles instalacio- nes, equipo y personal, y las complicaciones que puedan surgir durante la intervención. Lo que está claro es que la anestesia en mamíferos marinos requiere una muy buena organiza- ción debido a los problemas adicionales que se presentan. Además es muy importante el en- trenamiento de los animales para adoptar posturas que faciliten a los veterinarios la adminis- tración de fármacos. MONITORIZACIÓN DEL PROCESO: Monitorizar los parámetros fisiológicos del animal es algo fundamental para reconocer cam- bios en el paciente bajo los efectos de la anestesia, esto permite reaccionar a tiempo y poder actuar en consecuencia antes de que los efectos ocurridos sean irreversibles, por ello es nece- sario que una persona se ocupe de ello. También es importante controlar la posición del animal durante el proceso, para evitar la is- quemia debido al elevado peso de éste, ya que al sacarlos del agua la presión se ejerce sobre un zona, que por motivos obvios de desarrollo no esta preparada para soportar esa carga, tam- bién se debe controlar los movimientos torácicos para prevenir la acidosis mediante mecanis- mos de ventilación asistida o si es necesario mediante la administración de fluidos intravascu- lares. Estos últimos, en cualquier caso, se les deberá suministrar para mantener una vía de administración inmediata para cualquier eventualidad que pueda surgir. ANESTESIA EN CETÁCEOS: Los fármacos usados varían ligeramente según la especie que vayamos a anestesiar. Nos cen- traremos en el delfín mular, aunque hay otras especies de interés en las que aplicar anestési- cos, como leones marinos, focas… . Tal y como hemos mencionado anteriormente, es muy importante contar con un buen entre- namiento de los animales, de manera que nos permitan realizar rutinariamente revisiones y diagnósticos sin necesidad de usar tranquilizantes. Debemos considerar que la utilización de ciertos tranquilizantes, solos o en combinación con otros (benzodiacepinas, meperidina) pueden provocar mas estrés, que se debe añadir a la pro- pia resistencia física ya que de por sí, estos animales se oponen a perder reflejos o control de las situaciones. Esta situación es mas frecuente cuando las dosis utilizadas son bajas y no se alcanzan rápidamente estados de tranquilización – sedación o analgesia y se agrava en inter- venciones de por sí muy estresantes como una gastroscopia o una broncoscopia. El proceso de intubación es diferente y mas complicado que en los mamíferos terrestres ya que es necesario manipular la laringe. El proceso consiste en introducir la mano en la boca del animal, coger la tráquea y extraerla. En ese momento el espiráculo se cierra y así se cons igue intubar (tubos endotraqueales de 24-30 mm de diámetro). Terminada la intervención es nece- sario volver a colocar la tráquea en su posición original. Anestesia y tranquilización: La anestesia local, con una tranquilización de mayor o menor grado según los casos, es real- mente el procedimiento de elección y el más utilizado, ya que no entraña tanto riesgo para los animales como el empleo de anestesia general. La anestesia local está indicada en muy diversos tipos de intervenciones, como extracción de dientes, para realizar biopsias y más recientemente, la lidocaína, se ha usado dando buenos resultados para ayudar a la intubación de los animales. Las dosis de lidocaína más usadas suelen ser: 10-20 ml al 2% administrada por el nervio infra alveolar usando una aguja de unos 2-3 cm, nos proporciona una insensibilización de la zona durante 10-15 minutos para realizar la extracción. Localización del nervio infra alveolar donde se administra la lidocaína para la extracción de dientes. Este tipo de anestesias debe ir acompañado de una tranquilización previa para evitar compor- tamientos indeseados de animal y reducir el nivel de estrés. Se recurre habitualmente a las benzodiacepinas, concretamente el diazepam, La dosis usada suele ser de 0,2 mg/kg vía oral, una hora antes de realizar la intervención. También es el fármaco de elección en la tranquili- zación para broncoscopias y gastroscopias. En estos casos, como norma general se acompaña la premedicación con atropina intramuscular, en dosis de 0.02 mg/kg. El objetivo es disminuir secreciones respiratorias, salivación y prevención de bradicardias. Anestésicos generales. Para conseguir una anestesia general adecuado y controlada se recurre a la anestesia inhalato- ria, por ser mas fácilmente reversible y por tanto mas segura. Los anestésicos inhalatorios que se suelen usar en pequeños cetáceos son el óxido nítrico, el halotano y el isoflurano. Éstos agentes anestésicos tienen sus ventajas y desventajas, por ello unos se utilizan más que otros. El óxido nítrico según la especie puede producir cianosis y pérdida de reflejos, pero siempre depende de la especie. El óxido nítrico se utiliza a concentraciones del 60-90% la ventaja es que presenta una mínima pérdida de reflejos. El halotano se usa en concentraciones de 0,75- 3,5%, sería una buena opción ya que se consigue una buena narcosis, para mantenimiento se usan dosis de 0,75-1%. Como ventajas tenemos una rápida inducción Sin embargo, se ha visto que puede dar lugar a toxicidad hepática si su uso es prolongado. El isoflurano por su parte es el más utilizado, se usa a concentraciones del 2%.. Cuando por alguna circunstancia no es factible usar una anestesia inhalatoria, (carencia de medios), podemos recurrir a anestésicos fijos; este tipo de fármacos también se emplea en intervenciones de corta duración de tiempo. Los más utilizados son el tiopental, usado a dosis de 26 mg/kg vía parenteral, junto con metoxital a dosis de 5mg/kg. El problema de esta com- binación es que la recuperación es extremadamente lenta, lo que conlleva una monitorización del animal por más tiempo y un mayor riesgo para el mismo, ya que tiene que estar fuera del agua por periodos más prolongados. La ketamina se suele usar a dosis de 1,1 mg/kg y en los casos en los que se necesite una tran- quilización de animales para mantenerlos inmóviles en la superficie. La meperidina a dosis de 0,11 – 0,45 mg/kg vía intramuscular, tiene su máximo efecto a los 20 minutos y tiene una duración entre 2-3 horas, la dosis depende de lo que queramos conse- guir, sedación o analgesia Otra posibilidad es la combinación de ambos tipos de anestesia, así el tiopental se usa vía in- travenosa a dosis de 10 mg/kg junto con halotano vía inhalatoria a concentraciones de 1- 3,5%. En este caso la inducción se realiza con halotano al 2% después de administrar el tio- pental, por eso las dosis de halotano cambian respecto al caso anterior. Por último, el propofol a dosis de 3,5 mg/kg intravenoso junto con isoflurano al 2% vía in- halatoria, dura más o menos 1 ,5 horas, y tiene una buena recuperación postinducción. VALORES DE REFERENCIA DE LAS CONSTANTES VITALES: Como ya dijimos anteriormente, es muy importante ir controlando durante todo el proceso las constantes del animal para evitar mayores problemas y/o una buena y rápida actuación en caso de que las cosas no lleven su curso normal o esperado. Los reflejos que nos indican la profundidad alcanzada en la narcosis o anestesia incluyen re- flejos parpebrales, de la córnea y laríngeos, la relajación de esfínteres, relajación de la lengua, etc. Pero el mayor indicador del plano de narcosis alcanzado es la perdida de movimientos de la cola. El ritmo del corazón de uncetáceo bajo los efectos del halotano, están aproximadamente en- tre los 108 – 120 latidos por minuto, es necesario estar monitorizando el ritmo para evitar bradicardia o paradas. La temperatura es controlada mediante un termómetro flexible de unos 20 cm, introducido a través del recto. Una temperatura adecuada y que se debe mantener durante la anestesia oscila entre los 36.0 – 37.5 ºC, aunque durante la recuperación de la misma se ha observado una pequeña caída de dicha temperatura a valores de 35.3ºC. Se pueden usar sueros calientes in- troducidos vía intravenosa para mantenerla entre ese intervalo de valores. Los valores a tener en cuenta medidos en sangre son la PO2, PCO2 y el pH. Los valores se deben mantener entre 95 – 120 mmHg para la PO2, 30 – 45 mmHg para la PCO2, y entre 7.2 – 7.4 para el pH. Hay que tener en cuenta que estos valores varían de unas especies a otras y también hay que tener en cuenta la característica que nombramos al principio, los cetáceos son pocos sensibles al incremento de la presión de CO2 en la sangre, por ello debemos estar controlándolo y en caso de que aumentaran mucho, intentar subir el ritmo respiratorio me- diante un respirador artificial para eliminar ese exceso de gas. MANTENER LOS NIVELES ESTABLES: La regulación y control de la temperatura es un aspecto muy importante en la sedación de cetáceos, y en ocasiones es necesario restablecerla tras la intervención controlando la Tª del agua de la piscina especial en la que hemos realizado el proceso. Algunos tranquilizantes como las fenotiacinas (acepromacina y trifluromepracina) pueden causar vasodilatación periférica y la consiguiente hipotermia. En algunos de estos casos, la baja temperatura interna del cuerpo desemboca en apnea y es necesario usar un respirador artificial e incrementar la temperatura mediante agua templada. La ventilación asistida es necesaria ya que muchos cetáceos pierden la capacidad de regular su respiración y entran en un estado de apnea tan pronto como pierden la consciencia. El rit- mo de respiración de estos animales es de aproximadamente unas tres respiraciones por minu- to, el respirador artificial tiene que ser capaz de oxigenar correctamente la sangre. Respirador artificial utilizado en un mamífero marino para controlar el nivel de oxigenación. El problema que se nos presenta relacionado con la respiración es que las intervenciones en las que se usan anestésicos requieren sacar al animal del agua, la estructura de su cuerpo no es capaz de soportar todo el peso por largos periodos de tiempo, por ello, la posición del mamí- fero marino elegida para la intervención debe ser la adecuada para que no interfiera o interfie- ra lo mínimo en los movimientos torácicos, en la compresión del corazón y en la función res- piratoria, además, se debe distribuir el peso de forma uniforme y elegir agentes anestésicos que permitan una rápida recuperación y rápidamente volver al agua, aunque lo normal es que las intervenciones se hagan en una piscina de cuarentena que permita un vaciado y llenado rápidos de la misma. RIESGOS DE LA ANESTESIA: Como se ha comentado previamente, la anestesia debe ser una de las últimas opciones a tomar ya que entraña una serie de riesgos superiores a los que se está acostumbrado a asumir en otro tipo de animales. Un de estos riesgos añadidos es la imposibilidad en algunas ocasiones de realizar pruebas previas a la anestesia, lo cual nos hace enfrentarnos a la anestesia de un paciente del cual no conocemos su exacto estado de salud, ya que los procedimientos diagnósticos que facilitan dicha información requieren por ellos mismos una anestesia previa. Por un comportamiento de etología básico, los animales salvajes tanto en libertad como en cautividad suelen enmasca- rar los signos clínicos de enfermedad, puesto que no se pueden mostrar débiles en un entorno en el que impera la ley del mas fuerte y como es sabido, la presencia de enfermedad puede afectar al tipo y cantidad de anestesia necesaria. La actividad y excitación antes e inmediatamente después de la administración del anestésico se suman a los riesgos propios del anestésico y podrían causar daños durante la inducción o recuperación. Un animal sobreexcitado puede necesitar dosis superiores de premedicación o de anestésico, lo que conllevar una potenciación de la depresión cardio respiratoria. La dificultad de monitorización durante las fases de inducción o recuperación es otro factor de riesgo, ya que estas fases son muy delicadas y al no estar controladas (falta de monitoriza- ción) no se puede responder con la premura necesaria a las atenciones que se requieran o a solventar las alertas que surjan. Por último, los procedimientos de emergencia son muy difíciles de aplicar en animales de gran tamaño, y más aún si son marinos, ya que su manipulación fuera del agua es complicada y muy delicada. BIOGRAFÍA: - CRC Handbook of marine mammal medicine / edited by Leslie A. Dierauf and Frances M. D. Gulland - Proceedings of the North American Veterinary Conference volume 20. January 2006. - Relationship of sleep, respiration, an anesthesia in the porpoise: a preliminary report. James G. McCormick. - Use of medetomidine-zolazepam-tiletamine with and without atipamezole reversal to immobilize captive California sea lions. Martin Haulena and Frances M.D.Gulland. - Anesthesia of polar bears using xilazine-zolazepam-tiletamine or zolazepam-tiletamine. Marc R. L. Cat- tet, Nigel A. Caulkett, and Nicholas J. Lunn. - Asymmetry and symmetry in brain waves from dolphin left and right hemispheres: some observations after anesthesia, during quiescent hanging behavior, and during visual obstruction. Ridgway SH. - Narcotization of dolphins without blocking their own respiration. Meshcherskii RM, Meniailov NV, hepeleva IS and col. - Mandibular anesthesia and tooth extraction in the bottlenosed dolphin. Ridgway SH, Green RF, Sweeney JC.
Compartir