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TITULO IV
LA DURINA EN ESPAÑA
Es la Durina una de las enfermedades
que hasta el presente siglo no habí;^ sido
conocida de los Veterinarios españoles. Es
lo ^ierto, que casi en la segunda m^itaa del
siglo x^x, o sea, a partir del año ^ 8^ i, en
que Valentin, de Berna, descúbricí en los
peces el Tyi^a^n.osoma, es cuando investiga-
dores distintos se ocuparon de estudiar esta
clace de parásitos, y q;ie más t ir^'c, hasta
:8gg, G1uge, de Bruselas; Mayo^, ^fe Bonn;
(^ru'oy, de Áarís; Chaussat, Lewis, Evans,
Uanilewsky, Bruce, Rabinowitsch y liemp-
rer, Schneider y Buffard y Laveran. dan-
do a conocer este último el estudio citoló-
gico de los Tripanosomas patógenos, fueron
lus que principalmente trabajarun e inves-
-91-
t:^aron acerca de las enfermedad,a produ-
cidas por Ios Tri}^anosomas^, y sobre éstos
cc.no causa cie enfermedací y c^.n;^ parási-
tr;^ nc: patr;^nenos.
L,a rarón de que en 1-:spaña nt, ^e cono-
ciera la enfermedad, _v de que los Veterina-
rios españoles no la hubieran dian^^ostica-
do, ni hablado siyuiera de Tripanosomiasis,
siendo así que por Gruby, en ► S^t3, se aió el
nombre de Tripanosoma al agente causal
de esta enfermedades, y Rouget, en ^8y.^,
vió el Tr. Equiperdum en la san^re de un
caballo semental en Argelia (Africa). ia.di-,
ca, a nuestro juicib, en el modo y mar^era
cómo se estudiaba y ejercía la Veterinari•a,
precisarYtente en los cincuenta años últimos
del pasado siglo.^Una ojeada retrospQc,tiva.
y por Io tanto rápida, de cómo se estudia-
ba y ejercía la Veterinaria en España, de-
mostrará el porqué, ni de las Tripanoso-
miasís, ni de Ia Durina en particular se ocu-
paron los Veterinarios, La forma y mánera
de clarse la enseñanza en nue.slras Fscuelas
de Veterinaria, en donde por 1a fal•ta de
profesorado, carencia de material de er^se-
ñanza, ausencia• de prácticas clínicas, p^a-
-93-
bres Bibliotecas, sin obras de consulta y de
escasísima bibliografía, sin revistas de
ninguna clase; salían los profesionales sin
la preparación adecuada, y por lo tanto sin
las conocimientos necesarius para enfren-
tarse en la práctica clínica con los proble-
mas que ya planteaban al profesional las
enfermedades contagiosas y parasitarias.
Este estado de cosas, aunque muy despacio,
comenzó a modificarse, y ya en los últimos
cinco años del pasado siglo, cu^ndo nos-
otros fuimas estudiantes de Veterinaria, ya
pudimos ver un microscopio en la Escuela
de Veterinaria de Zaragoza, y támbién con-
sultar alguna obra de Veterinaria, de a,uto-
res extranjeros, principalmente de france-
ses e italiános.
Con el principio del siglo xx, a partir de
los años i9oo y rgo^, fué cambiando la faz
verdaderamente raquítica de cuanto sé re-
lacionaba con la Veterinaria, y la mejot
preparación del eŝ tudiante para ingre$ar en
las Escuelas, la existencia, de año en año,
de más libros y Bibliotecas más nutridas,
y el aumento de material de enseñanza que
se iniciaba por aquellos años; motivaron el
que Ios Veterinarios salieran algún tanto
mejor preparados y en condiciones muy di-
ferentes para el ejercicio de su difícil mi-
sión médica, y por lo tanto para conocer
las enfermedades de los animales domésti-
cos y los medíos de evitarias y curarlas.
Aun así y todo, no fueron Veterinarios
ĉon eje 'cio en la pobIación rural los que
diagf`ioŝYi^ on ia Durina en España por
ve^ pri^ne ; la ocasión se le presentó al
c^^ed^`^co^ e la Escuela de Veterínaria de
Z a^a, . Demetrio G^lán Jiménez, y
co el ^, o^ go5, cuando este profesor
enco Tr. Equi^erdum en preparacio-
nes hechas con sangre y serosidad de unas
placas de un animal sospechoso de padecer
Durina. ^
Después, D. José López Flores, catedrá-
tico de Círugía en la Escuela de Veterina-
ria de Zaragoza, y por los años ^ gog a t g t 2,
tuvo ocasión de estudiar la Durina no sólo
clínicamente, sino de modo experimental,
practicando por vez primera la reacción de
fijación de complemento (Bordet Gengou)
y dando a conocer en un artículo titulado
La quimioterafiia y la durina, en que a base
^ 95 --^
de comentar los estudios del dottbr ^hr-
lich, sobre su genial teoría^ie la^ cad^rcas
colaterales, hablaba tamb.ién d^l empleo
del salvarsán en el tratamierfto cíe esta en-
fermedád. $
A1 mismo tiempo, y por los mismos años,
los Veterinarios militares D. Ladislao Co-
derque, D. Ramón Pérez 13^aselga y D. Ví-
cente Sobreviela y Monleón, vieron y diag-
nosticarón casos de Durina durante la epi-
zootia habida en Zaragoz quel tiem-
po. Diversos casos de nna entados
en el Depósito de Cab ,^os ` tales de
Zárggoza, fueron recono idq^^s vados y
diagnosticados por dich^s s^ñor Veteri-
narios militares.
^ Tambiénporentonces, años fy ► oen ade-
lante, hasta el i g2o, otro Veterinario, nues-
tro amigo y compañero de Cuerpo, D. Pu-
blio F. Coderque, como Inspector provin-
cial de Higiene y Sanidad Pecuarias, de Za-
ragoza, y'Director del Laboratorio Bacte-
riológico Regional, de Zaragoza, estudió la
Durina, la diagnosticó, realizó muchas do-
cenas de veces la reacción de f i jación .^e
complemento y culminó sus trabajos prác-
ticos en su monagraf^ía f_a Duri^za y su
trata^faiento, publicado por Espasa-Cal-
pe, S. A., en el núm. 33 de su colección
Catecismos del ,^lgri^ctcltor y del Ga^uidero.
Siguieron a los trabajos de los mencia-
nados Veterinarios, otros realizados por
D. Dalmacio García Izcara, y en la abra
sobre enfermedades infecciosas, traducción
del prafesor Pietro 4restes (año ic^r2), que
publicó en colaboración con D. Gustava
Pittaluga, al tratar de esta Tripanosomia-
sis, se insertaban notas en las que se expre-
sa la opinión del señor Izcara.
Más tarde, en igz4, y con motivo de ha-
ber conocido la epizootia de Durina en la
provincia de Valencia, escribimos nosotros
un folleto tituiado La Durina en la provin-
cia de Valencia. Su estudio experimental,
microbiológico, clínico y terapéutíco, Pro-
filaxis que fué publicado por e] Consejo
Provincial de Fomento de Valencia con el
núme'ro 39 de sus pubiicaciones, siendo su
presidente D. Vicente Puchol Sarthou.
Por aquel tiempo, otro Veterinario mili-
tar, el señor Izquierdo, que prestaba sus
servicios en el Depásito de Caballos semen-
tal^s cíe Valencia, escribiá otra monografía
sobre Durina, que creemos .^continúa iné-
dita.
Que nosotros sepamos, esto es lo sucedi-
cío en España en relación con el conoci-
miento de ]a Durina _^^ ^u estudic^; l^bor que
vamos a completar a continuación, des-
arrollando los siguientes enunciados :
a)' Morbilidad y mortalidad. ^
La estadística de enfermedades infecto-
cvntagiosas y parasitarias, que insertamos,
pone de relieve la insistencia en la presen-^
tación de casos de Durina en España. He-
cha por el Cuerpo Nacional de Inspec'tores
Veterinarios, arranca desde su fundación,
año r go8, y consignamos todos los casos
que de ésta énfermedad se han presentado
hasta nuestros días, con ŝólo un intervalo
de cinco años (desde r936 a'r94.o, ambos
inclusive), en que se suspendió la publica-
ción del Baletín Estadístico de L^pizoc.•tias,
pr. r la 5ección 3.° de "Higiene _y Sanidad
^'eterinaria" de la Dirección General de
Ganadería. ^ .
,
nYRIN• ^ .. i
La aludida estadistica^ arraja los siouien-
t,, datos ^ ^
rr^,Fr^.s ^
.A V^t15 Inay^,lone; sa ritir^nd^s
I(g7^`^ .................... .? 1 1J
1^J09 .................... 34 2^}
[yto ... ................ I^^ 47
IC)I I .,, ................ v^ .3^
[ q12 .................... II2 %G
; .....................ty[ I,36 [16,
Iy t 4 ................. . ... to^{ 66
I q15 ..................... Iqq 12É^
[ y 16 ..................... I2q ► zg
[ 9.[ 7 ......... . ........... 69 7^
Iq t 2i ............. ....... . 158 I I ^S
Iq ►q ..................... 66 9^
ig2o ..................... 192 [oó
I q2 I ..................... 29(i [14
Iq22 ..................... 136 73
tqz3 .................... 82 34
[y24 ............:........ 90 77
[ qz; .................... ^5 .^o
I ^ ....................v^ 46 z6
[q^7 ..:.................. 35 ts
Iq2^ ..................... 2^} [9
I q2q ..................... 19 9
1930 .................... z 3
[93 t .....................IO a
t93z .................... 2 [
Iy.33 ..................... 3 z
Iy34 ...................... 2 2
Ig35 . ..:................ 0 0
Iq.^l ..................... 0 O
Iy.}a ..................... 18 ó
• 1943 ..................... 50 14
1944• .................... 5 3
Su^tn ^r^^^,^ ^.gla t•487
Las diferencias que sé observan en los
Frecedentes números, se deben a oa^^ en la
Cstadística se consinnan el núm^r., de los
casós curczclvs y además el de ari^e^c^cz^i eu^er-
nzos del mes anterior. Se c^nsign^^a, en lu
e^puesto, las izivasiones }' los^^tr7i^^rios o sa-
crt^^icados.
EI promedia de los casos de Durina pre-
sentados anualm:.nte en España, d^irante
los treinta y dos años que se consi^;nan en
la anterior Estadística, es el de 7a.
Se observa también en dicha ES+a^'.ísti-
ca, que a partir del año rgaó ^el núrxic^rc de
invasiones disminuye, debido indu^!^ble-
mente a que la^ actuación sanitaria, la lu-
cha antidrtirínica, es una realidad, y las c^rs-
traciones de sementales, el ŝacrificia c^^n
indemnizaci^n ^y el tratasrrie^tto arsertrcal
bien h. echo, opone un valladar al^ contaoiti
de la Durina.
b} Epi^ootias de A^ragón, Valencia y Na-
varrá. ,
Son muy di!'erentes en la manera de pre-
sentarse y difundirse ó contagiarse las epi-
zootias de Durina a otras que, igualmente
- Ip0 .._.
contagiosas, infecciosas y parasitarias, pa-
decen los animales domésticos. Una epi-
zootia de viruela ovina, por ejemplo, de
distomatosis, de carbunco bacteridiano, et-
cétera, origina en un momento dado tantas
a más invasiones que la llurina en treinta y
dos años, como hemos visto en la Estadís-
tica anteriormente insertada. Se ve que una
epízootia de di ŝtomatosis, por ejempIo, se
presenta en miles de individuos a la ve^;
rebaños sometidos a una alimentación por
pastos de terrenos húmedos, bajos, panta--
nosos, iñfestados por el distoma en al ĝuna
fase de su evplucián, al injerirlo muchos
animaies a la vez, se infestan por centena-
res, y la epizootia alcanza una rimáxima
morbilidad. Por el contrario, en la Durina
los acontecimiento ŝ nq aparecn de esta for-
ma; la causa morbosa o patógena se en-
cuentra íatente (digámoslo así ) en un ani-
mal (semerital, garan"ón, yeg.ua) y para ,
contagiarse ha de haber' un contacto direc-
to, un coito ímpuro, que sea el punto de
partida para que eI contagio se verifique.
No es posíbie, por Io tanto, que una epizóo-
tia de Durina aicance las proporciones, en
- IOI -
cuanto a su morbilidad, como otra cual-
quiera de las mencionadas. Pero zes que
podemos, siquiera, que por esta razón,
por atacar a menor número de animales
en determinado momento, la Durina debe
considerarse como enfermecíad, como epi-
zootia benigna? Nada más lejos de la
realidad; esta TripanosQmiasis no asusta
por el número de invasiones que origina;
sin embargo, son graves los perjuicios que
ocasiona a la ganadería en su faceta de la
producción equina.
Es por ello, pór lo que, al ocuparnos de
las epizootias de Durina h^abidas en Espa-
'ña, en lo que va de siglo, de^glosamos del
cómputo total de invasiones en los tre,inta
y dos años que pres^ntamos, los que ver-
daderamente constituyeron el grueso de las
epizootias de Aragón, Valencia y reciente
de Navarra. Aparte de eŝ tos conglomera-
dos de easos de invasión de^Durina, lo^ de-
más lo fueron casos aisiados en regiones
distintas, y q^e al no poderlos agrupar no
dieron 'motivo a calificarlos de epizootia.
Ademáŝ, y como particularidad altamente
significatíva (pues diçe tnuçho sobre el ori-
- ^oz --
gen de la I^urina cn España), las verdade-
ras epiioc^tias sc han presentado y presen-
tan en regiones donde la producción equi-
na lo es de artitr^^d de tiro. l,a importación
dE caballos sementales, barañones deI Poi-
tú, especialmente, y hasta de yeguas, cree-
mos, y n^otivos tenemos para ello, que en
la ma^^or parte cíe los casos es caus^ deI
desarrollo de la Durina.
, La epi^oatia de ^Iragó^z, que como dice
Coderque en su fotleto La Durina y su tra-
tamiento, tenía alarmados a los producto-
res, no se dia^nosticó, rii se la consideró
coMo tal epizootia, hasta el año ^c^, io, cuan-
do ya los cátedráticos D. Demetrio Galán
y D.- José Lópei Flores, ambos de 1a Es-
cuela de Veterinaria de 7.aragoza, no ŝólo
habían evidenciado el Tr. lqui^erdum,
sino que la hahían estudiádo clínicamente,
y ensay^ado su tratamientci, con los arseni-
cales y empleado como medio de diagnósti-
có la yeacción de f ijacirin ^de corra^lemento.
La Estadísticd oficial, d^ce también el
señor Coderque, consignaba en el rnes de
febrero, del año r c^ ^ o, i 8 casoŝ de Durina
et# los s^m^ntales del,^stada.
La epizóotia d:.̂ Durina en Aragón (espe-
cialmente en la provincía de 7,aragc ►za ), y
desde el año i ĉ̂ ^o hasta el ^q^o, amhos in-
clusive, alcanr.ó la cifra de iz7 atacados,
de los cuales murieron o fueron ŝacrifica-
dos ^c^.
La difusión que alcanzó esta epizootia
y su constancia, }^cies se desarrollaría en
unas quince años, motivá el que los Veteri-
narios de la regián vieran muclly,os casos, y
can la divulgación que hicieroñ los señor^es
Coderque y López Flares, se consiguió dar-
la a conocer, y comó resu,^tado de esta ac-
tuacicín se obtuvo el que la Durina ya no es
desconocida en la clínica veterinaria. . De
entonces acá; la lucl^a antidurinica es la
causa de que no haya aparecido en muchos
años como epizóotia, pues al diagnosticar-
la a tiempo, se adoptan las necesarias me-
didas para evitarla. •
No conocíamos la Durina como eriferme-
dad contagiosa de los animales domésticós.
más que por Haberla estudiado en los li-
bros; na habíamos visto ni un solo casc,
ĉlinico. La ocasián de presentarse en gana-
do Caballar de la ^rovincia . de Valencia.
donde nos hallábamos desempeñando el
cargo de (nspe,aor provincial de f-lígiene y
Sanidad pecuarias, desde el año i ĉ̂ i o, mo-
tivó et que, no scílo la diagnosticáramos, si
que también ía estudiáramos clínicamente,
realizando algíin estudio experimental en
el Lahoratorio bacteriológico regianal que
eí Servicio poseía y del que éramos Direc-
tor; y, además, que, por último, pudiéra-
mos ensayar el tratamientá curativo de la
Durina á base de preparados arsenic^les.
• Za e^i^oatia de Durina en la provirieia
de Valencia comenzó`en octubre del año
i ĉi^ i, y diagnosticábamos el primer caso en
una yegua propiedad del vecino de Buñol
(Valencia), D. Vicente Masmano Orti2.
Corría el año i926, cuando se dió por ter-
minada> habiendo persistido por lo tanto
cinco años, en cuyo tiempo fueron ^ataĉa-
dos setenta y siete animales, entre yeguas,
cabalios sementales y gar^ñones.
Cuaiado llevábamos vistos e interveni-
dos, por lo tanto, 5 r casos, y esto sucedía
en el año i gzq., es cuando escribimos el fo-^
lleto titulado La Durirca en lu provincia de
Valencia, que fué publicado por el Conse-
- io5 -
jo Provincial de I~omento. En este" fofileto
c;imos a conocer cuanto habí^tmos ^prendi-
do en la Clínica y en el Labdratorip s,^re...
ei,fermedad tan poco conocida y estudiací^
en Lspaña, efecto de lo cual formamos un
criterio sobre el particular, que en la epi-
zootia actual en ganado de la provincia de
Navarra, hemos consolidado y hasta am-
pliada en algún detalle.
La Durina, como epizootia, en la provin-
eia de Valencia, tuvo tres focos príncipa-
les: el primero, en el Distrito de Chiva, en
el pueblo de Buñol; el segundo, en el de
Sueca, y en esta localidad principalment^;
y el tercera, en Valencia, capital", y pue-
blos de la huerta que la circundan. En es-
tos tres sitios había paradas de caballos
sementales del Esta^ío y particulares, y en
ellos, igualmente, exístían y existen mu-
chas yeguas de vientre, pues son zonas en
que lá producción equina se encuentra más
pujante. VirrYas casos, fuera de estas zonas,
hasta en Monteverner, distrito de Albaida;
pero fueron los menós; el grueso de Ya epi- -
zootia lo^constituyeron los casos de los dis=
tritos de Chiva, Sue^a y Valencia. X
,
Con re,pectu a zcúmo apareció el pri-
mer caso de Durina en la provincia de Va-
lencia?, dijimos en aquel momento lo si-
guiente: "Lógicamente pen^ando _ysegún
se desprende de los datos recoñidos sobre
el terreno, no pudo tener más que dos orí-
gene; : o bien ia importó de Navarra (Pam-
plona) alguna yegua de las que en crecido
número traen los valencianos, y ésta con-
tagió a algún semental de la parada par-
ticular o del Estado, de Buñol; o uno de
estos sementales, de reciente importación;
la llevaba consigo y ia contagió a las ye-
guas. Nosotros creemos fué lo primero,
pues entonces 'también en Navarra había
álgunos casos de Durina.
Hemos de recordar aquí; para seguir
aconsejando a nuestros compañeros, que
para diagnosticar la Durina busquen el
Tr. Equiperdum en el moco uretral a vagi-
na1 por su análisis micrográfico, que la pri-
mera vez que tuvimos la satiŝfacc^ón de
encontrarlo, por este procedimiento, fué e,n
Sueca, en un caballo sementál del paradista
^D. Mánuel Alberola. Vierot^ aquellas pre-
paraciones et^ fresGo, ^os compañeros Vete-
rinarios de Sueca, señores Muñoz, Gonzá-
lez y Cucarella, el dueño del semental y
. muchos labradores y dueños de Yeguas. A
partir de este momento, pusimos en prácti-
ca este medio de diagnóstico en 5 t casqs,
de los cuales en 3 r casos vimos el Tr. Eqaci-
^erdum. En estos primeros 5 r casos de la
epizootia lo fueron 44 en yeguas y ^ en
caballos. Todo este desarrQllo de la Durina
en la próvincia de Valencia tuvQ lugar des-
de el año rga r en que empezó, hastá el año
j924, en febrero, en que escribimos nuestro
folleto. Durante los años rg25 y rg26, se
dieron veintiséis casos más, llegando con
éstos a sumar los ^^ que, como hemos ano-
tado, formaron esta epizo^otia de Durina.
Los. procedirnientos empjeados por nos-
otros para acabar con ]a epizootia, fueron :
çastración, sacrificio con indemnización y
trat^amiento con el Neosalvarsán Meister
Lucius, de sementales y yeguas. Constan-
cia en la actuación e intervencián directa
en todos los casos, acabaron con esta epi-
zootia de Durina.
La epi^ootia de Durinu de Naz,arra, t^r-.
çer^ de las que durat^te este siglo ŝe ha
-- io8 -
podido registrar como tal en España, co-
menzó a fines del áño ^ 942, siguió durante
los años i ĉ̂ 43 y t q44, y actualmente, en
este n̂o ^qa5, estimamos podrá darse por
^^erii^in`ada.
Dur2E té este tiempo, en dos ocasiones
vistit^am. s oficialmente las zonas en que se
et^cent ban los casos de Durina, y acom-
or los compañeros D,,Tomás Rota
ascuai Luna, .jefe y subjefe, respec-
tivámente, del Servicio Provincial de Ga-
nadería de Navarra, y por los señores Do- -
nezar y$eperet, jefes de 1os Servicios Ve-
terinarios de la Fxcma., Diputación Aro-
vincial de Navarra y de los Veterinarios
,municipales, de Pamplona diagnosticamos
la Durina en el pueblo de Zudaire (Amés-
coas), por el análísís mícroscópíco del
moco uretral de un cabalio semental, y los .
mencionados compañeros, más el Ve^teri-
riario municipal señor pornaleteche, vie-
ron el Tr. Equiperdum, agente causal de.la
Durina.
En el pueblo de Urroz, tratamos las pri-
meras yeguas enfermas de Durína con in-
yección intravénosa de Neo-Faes, y de1
juicio que de este tratamiento far
ñor Rota, jefe cíel Servicio. Pro
destacan las siguientes palabras
tener presente que las yeguas qc^i= h^Sid'p
_tratadas conforme a las instrucá,iones c^^
das par el señar Orensanz, inyeĉt^nd
i 2 y hasta t q. gramos de Neo-Faes, han cu-
rado todas ellas, habiendo, en carribio, fra-
casado el tratamienta en las enfermas a
quienes al principio (hasta que el señor
Orensanz se personá en Navarra), se ad,
ministraba .sólo 4 ó 5 gramos del citado
medicameñto".
Esta epizootia de Durina en Navarra, ha
tenido tres principales centrós 'señálados
por 1a situación d^e las paradas particula-
res de sementáles; de Liberri, en el valle
de Longuidá; de las Amescoas, y la parada
de H^arte.
En el ganado abastecido eñ la parada de
^Libérri, comenzó la Durina en junio de
tgq.2 y se cástraron dos cáballos sementa-
IFS, "Romero" de ocho años, de raza breto-
na, y"Lucero" de tres años, mestizo de
bretón. '
Fueron sacri f icadas, previo expediente
de indemnizacibn, t ^ yeguas.
Murieron por la enfermedad dos yeguas.
Se tratarost: por el señor Urensanz, cir^-
co yeguas; por el señor Lorente, Veterina-
rio de Aoiz, tres yeguas, y por el señor
Lchevarr,n, Veterinario de ^Urroz, i5 ye-
guas.
• En resumen: los casos de Durina habi-
dos como consecúencia de la cubrición efec-
tuada en la parada de Liberri, fueron 38>
de ]os que 36 lo fueron en yeguas.
. En septiembre de tc^4a fué declarada la
Durína en las A^nescoas. Se castraron cua-
tro caballos sementales.
Fueron sacrificadas, previo expediente
de indemnización, tres yeguas.
Se trataron: por el Veterinario de Zu-
daire, señor pornaleteche, acho yeguas. ^
En resumen ^ los^ casos de Durina^ habí-
dos como consecuencia de la cubrieión efec-
tuada en las Arraescoas, fueroñ ^ 5, de 1os
qúe ► c fueron en yegúas. ^
En él ganado abastecido en la parada dé
fluarte, se declaró la Durina en septiembre
de i^,^3. Se castraro^z aos caballos semen-
tales,
I~ueron sacrificadas, previo e^pecíiente
de indemnizaciún; d^s yebuas.
Ycguas tratadas en Urroz (Navarra) por el Veterinariu
^• E.chevarren, en febrero de 194-1• Su estado en abril
de ^y.^^•
Murió de Durina una yegua.
Se trataron nueve yeguas.
Ln resumen : los casos de Durina habidos
como consecuencia de ]a cuhrición efect^!a-
Y^gná tratada en Urroz (Navarra) cn fcbrern de t9^^•
La misma yegua, en abril de Yc^qs• ,
Ili
da en la parada de Hrcarte, fueron : ^4, de
los que i2 lo fueron en yeguas.
En la parada de sementales del Concejc,
de Le^aú^7, se castrú un semental.
I_.a actual epizc^otia c!e I^urina en Nava-
l;arañún "Biárriiz", dr la Yarada particudar ^íe \uaiu
(:^`avarra). Durinado ^cgún resu.Cado ^te la "Reaecióri
de fijación de complcmento"•
rra la han integrado 64 casvs, de los que
59 se {^an dado e^z ye^a^as.
Como caso dignu de ser mencionado ce^n-
signamc» el "^iguiente : el garañcín " I3ia-
rritz", de la para^la particular de Noaín,
ouuitin ^
fué diagno5ti,.ad^, de Durina por la reac-
crórl ^le %ij^rt^<<^í^i de currtplentetato; hahí4t cu-
birY-t^^ v^lria^ ve^ua^, entre ell<l, las que
Ycguas cubicrtas hace un ai^o por cl garaŭún "Biárríti'.
Las tres de ia ^1^ retha; h,trieron tata primavera, norn^al-
tvente• • La c1e la izquicr^la se I^a11;^La a punto de parir•
L:i esta^io general de estas cuatro yeguas era exceleute•
aparecen en el fc^tugrabado. A^imismo, la •
foto que representa dicho garañón, de-
muestra que aparentemente está sano, y
que I^ estaba cuando cubrió las y^guaá en
ia primavera dcl año i^44, lo demuestran
igualmente el estado en que se en^uentran;
^.
una de ellas, la de la izquierda del grahado,
estaba a punto de parir el día que la retra-
tam«s, la^ otras tre^ l^abían ^^arido.
En estos momentos se está a punto de
dar por terminada ofi;:ial^^^ente esta epi-
zoutia de llur;na.
c) A^tualidad sanítaria y econó^rnica gtie
répresenta la Dr^ri^a^ e^t la pr^oducción
^ equina.
No es preciso esforzarnos para hacer
comprender, que siempre, pero más inten-
samente en los actuales momentos, tado
aquello que perturbe, que influencie gra-
vemente, ocasionando pérdidas imposibles
de rehacer, la producción equina, ha de te-
ner un reffejo en la economía pecuaria o
ganadera. La presentación y contagio de la
Durina, adem^ís del problema sanitario que
plantea, entraña otro tafi interesante o
más, cual es el de afectar a la producción
equina, no sólo impídiendo éŝta, sino elimi-
nando las fuentes de la misma, causando
la muerte en las yebuas y caballos semen-
tales, muy especialmente.
En España, de siempre, ha sido necesa-.
rio importar ganados caballar y mular, y
hasta garañones, y eso que en estos últimos
hemos tenido (antes, más que ahora) ver-
daderas canteras, pues las razas de Vich,
zamorana y andaluza, principalmente, sin
contar con• la escasa producción d^l gara-
ñón balear, han proporcionado en toda mo-
mento y lugar el garañón, para cubrir nues-
tras yeguas y producír Ias distintas clases
de mulas de España^ diferenciadas por su
volumen y mayor o menor finura de susremos, de su esqueleto, en una palabra. •
La importación de caballos sementales,
a partir del año ic^oo, ha ido en aumento, y
para poblar de ganado caballar de tiro las
regiones españolas que por sus caracterís-
ticas de medio eran a propósito para ello,
se han traído y siguen importándose caba-
llos sementales de Francia y Bélgica espe-
cialmente, y las razas bretona, percherona,
ardenesa y bolonesa, so^ las mejorad'oras
de nuestra producción de caballo de tiro.
Aero no es esto sóto lo sucedido; aunque en
menor escala, se han ímportado e importan
yeguas, pues la ŝ existentes han sido y son
insuficientes para producir lo que España
necesita a este respecto. Semejante pano-
rama de necesidad de importar ganado ca-
ballar de tiro (semental y yegua de vien-
tre), se agrava indiscutiblemente con la
aparición y contagio de la Durina, y de
aquí, como decíamos, el problema que
plantea semejante énfermedad.
El caballo de tíro y la mula son y serán
insustituíbles en España, y aun cuando
para el transporte y hasta para el Ejército
se vea reducido su campo de acción, siem-
pre lo tendrá efectivo en el laboreo de los
campos, en la agricultura, pues dadas las
,condiciones del terreno y su extensión su-
perficial tan distinta de los predios, el ca-
ballo de masa y la mula de idéntica apti-
tud, serán necesarios e insustituíbles.
Siendo esto cierto, no hay más remedio
que seguir nuestra producción equina, in-
tensificarla, y a este fin la lucha antidurí-
nica hay que ponerla en práctica, por aque-
lio de que no es suficiente que contemos
con caballos sementales, garañones y ye-
guas ; hay que tenerlos sanos.
La última Estadística de la Direccióñ
Geñeral de Ganader#a arroja un censo de
ganado mular de t.i+g.23 ► cábezas, de
las que hay que descontar, entre animales
de uno a tres años, crías, hijas de yeguas y
crías da burras, 2o^.i4q.,cabezas, quedando
tan s^to útites para el trabajo (transporte
y agrí^ola) c^^7.o88 cabezas, número exi-
guo ante las necesidades nacionales. Sí ac-
tualmente el déficit en ganado mular en Es-
paña se cifra en unas 50,00o yuntas, tqué
produçción no se necesita para obtener esas
too.ooo cabezas que las integran? Yeguas
y garañones en abundancia hay que pro-
porcionar. - ,
La Durina, grave amena2a para esta pro=
ducción debe ser estrechamente vigilada;
de aquí que su rápido diagnóstico y su tra-
tamiento oportuno y adecuado, los consi-
deremos como base de una lucha antidurí-
nica. Desde la Dirección General de Gana-
dería así se víene haciendo. Consultando
la Estadística que insertamos én este tra-
bajo, observaremos que, en'general, dismi-
nuyen Ias invasiones de año en añb a par-
^ tir del tgzó, lo que es una esperanza para
^ el pórvenir de la producción eqttina na-
cian^. _.^

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