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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA
 DE MÉXICO
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES
ARAGÓN
“PROPUESTA DE REGULACIÓN PARA 
LA PROTECCIÓN DE LOS TOROS EN 
LOS ESPECTÁCULOS TAURINOS POR 
LA CONTRADICCIÓN DE LEYES 
ADMINISTRATIVAS EN EL DISTRITO 
FEDERAL”
 T E S I S
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE
 LICENCIADO EN DERECHO
 P R E S E N T A:
 JAVIER DE ANDA SANTIAGO
ASESORA: LIC. NORMA ESTELA ROJO PEREA
 
2
 2009 
 
LIC.
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Especial agradecimiento a esta HONORABLE UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTÓNOMA DE MÉXICO por haberme dado una segunda oportunidad para 
terminar mi carrera profesional.
Asimismo, agradezco y dedico este trabajo a todos y cada uno de quienes 
fueron MIS MAESTROS, ya que me llevo parte de sus conocimientos que me van a 
servir en mi vida profesional.
Les agradezco también a todas las personas que me han ayudado con su 
estímulo moral a lo largo de la carrera como son: ISRAEL TORRES GARFIAS Y 
FAMILIA; DIANA ESTRELLA RODRÍGUEZ CASTRO Y FAMILIA; LIRIO 
CARRIZOSA PLATA; a ENEIDA FLORES DOMÍNGUEZ Y FAMILIA; y 
especialmente a LA LICENCIADA GUADALUPE MARTÍNEZ FRANCO. 
PERO SOBRE TODO le doy gracias a mi A MI MADRE, a quien 
le quiero decir que a pesar de estar esperando su apoyo, el cual nunca 
llegó y desafortunadamente no tuve en aquellos momentos en que me 
caía y por la situación de haberme enfrentado a muchos obstáculos 
como fueron los económicos, los personales y escolares yo solo, pese a 
ello, logre levantarme y llenarme de valor, aunque debo de reconocer 
que ME HIZO MUCHA FALTA SU COMPAÑÍA Y SU APOYO, pero al 
final lo logre, logre mi objetivo.
No podían faltar los taurómacos y todas aquellas personas que se 
encuentran relacionadas con esta clase de eventos, y muy en particular los toreros, 
personajes estos por los que he realizado y dedico la presente tesis. 
Í N D I C E
INTRODUCCIÓN ………………………………………………................................V
CAPÍTULO 1
EL ORIGEN DE LA TAUROMAQUIA Y SUS ANTECEDENTES HISTÓRICOS 
EN MÉXICO
1.1 Orígenes de la Tauromaquia …………………………………...…................... 2
1.2 La Tauromaquia en México en la Época Colonial ……………………………. 6
1.3 La Tauromaquia en México en la Época Independiente …………………… 18
1.4 La Tauromaquia en México en la Época Actual …………………………….. 19
CAPÍTULO 2 
CONCEPTOS FUNDAMENTALES TAURINOS 
2.1 La tauromaquia ……………………………………………….......................... 28
2.2 El toro de lidia ………………………………………………............................ 28
2.3 Los actuantes ………………………………………………............................ 37
2.4 Los espectadores ………………………………………………...................... 42
2.5 La lidia ………………………………………………....................................... 44
CAPÍTULO 3 
MARCO LEGAL 
3.1 La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ……………….. 63
3.2 La Ley Orgánica de la Administración Pública Federal ..…………………... 73
3.3 La Ley Federal de Sanidad Animal …………………………………………... 77
IV
3.4 La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente ……. 82
3.5 La Ley General de Vida Silvestre …………………………………………….. 86
3.6 La Ley Orgánica de la Administración Pública del Distrito Federal ………. 90
3.7 La Ley Ambiental del Distrito Federal ………………………………………... 97
3.8 La Ley de Protección a los Animales del Distrito Federal ………………......99
3.9 La Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos en el Distrito Federal 
………………………………………………........................................................ 105
3.10 El Reglamento Taurino para el Distrito Federal ………………………….. 108
CAPÍTULO 4 
TOROS SÍ, ESPECTÁCULOS TAURINOS EN EL DISTRITO FEDERAL NO 
4.1 El toro es un animal que merece un trato digno y respetuoso por todas las 
personas sin distinción alguna ………………………………………………....... 113
4.2 El espectáculo taurino es considerado una tradición cultural en el Distrito 
Federal ………………………………………………........................................... 115
4.3 Contradicción de leyes que protegen el Medio Ambiente y procuran el trato 
digno y respetuoso a los toros con las que permiten que esos animales sean 
objeto de tortura, crueldad y maltrato en los espectáculos taurinos celebrados 
en el Distrito Federal ………………………..……………………………………...118
PROPUESTAS …………………………………………..................................... 130
CONCLUSIONES ……………………………………………….......................... 133
GLOSARIO ……………………………………………….................................... 138
BIBLIOGRAFÍA ……………………..………………………………………......... 141
I
I N T R O D U C C I Ó N
Como es bien sabido, en los espectáculos taurinos se ejercen actos de 
tortura, crueldad y maltrato a los toros, los cuales se encuentran regulados por 
la Ley de Protección a los Animales, la Ley para la Celebración de Espectáculos 
Públicos y el Reglamento Taurino, todas ellas para el Distrito Federal; y a 
contrario sensu, existen leyes tanto a nivel local y federal, por citar sólo algunas 
son la Constitución Federal, en su artículo 4o., párrafo cuarto, y la Ley Federal 
de Sanidad Animal, que otorgan el derecho a las personas a un Medio 
Ambiente adecuado, imparten la educación ambiental, el trato digno y 
respetuoso a los toros y procurarles su bienestar al momento de sacrificarlos 
para obtener su piel y carne, que es lo que conocemos como el 
aprovechamiento sustentable, lo cual es de Orden Público e Interés Social, en 
cambio lo señalado en primer término es de Interés Privado. 
Ante tal circunstancia, nos encontramos con un conflicto normativo, y eso 
da origen a la contradicción de normas en el sistema jurídico mexicano, 
ocasionando consigo que no haya congruencia ni consistencia entre esas 
disposiciones jurídicas, ni puedan ser cumplidas unas para dar cumplimiento a 
las que persiguen un fin opuesto. Es por ello que las propuestas que se 
plantean por el exponente son que se abrogue el Reglamento Taurino y se 
deroguen los artículos 42 al 48 de la Ley para la Celebración de Espectáculos 
Públicos y el artículo 25, último párrafo, de la Ley de Protección a los Animales, 
todas ellas para el Distrito Federal, a fin de que haya congruencia y 
consistencia en nuestro sistema jurídico mexicano, más específico en el Distrito 
Federal, y sobre todo que se respete el principio de supremacía constitucional, 
porque de acuerdo a éste, ninguna ley debe ir en contra de la Carta Magna.
II
Para llegar a esa determinación se tuvo que precisar en el capítulo 
primero de este tema, desde cuándo se han celebrado esos festejos en el 
Distrito Federal y veremos que desde que se iniciaron en nuestro país, ha 
existido oposición a los mismos; en el segundo capítulo, se detallará los 
conceptos fundamentales de la tauromaquia; en el tercer capítulo, se hablara 
del marco jurídico, tanto a nivel local y federal, de las normas del derecho que 
regulan el Medio Ambiente, el trato digno y respetuoso a los animales, tal es el 
caso de los toros, y a contrario sensu, las que permiten que a esos animales se 
les ejerza actos de tortura y crueldad en aquellos espectáculos; y en el cuarto 
capítulo, se demostrará en base a razonamientos lógico jurídicos que los 
festejos taurinos nunca fueron una costumbre para haber sido regulados en una 
ley y reglamento, ni son una tradición, sino más bien se tratan de un negocio, 
que es la verdadera causa por la que son permitidosen la Ciudad de México.
Los métodos que se emplearon en la elaboración de este proyecto de 
investigación fueron el método analítico, porque la información obtenida fue 
desarticulada para observar sus causas, naturaleza y efectos y así llegar aun 
conocimiento más profundo; el método científico, ya que se empezó de un 
planteamiento del problema y una hipótesis; el sistemático, porque se obtuvo 
información de las leyes vigentes relacionadas con el Medio Ambiente, el trato 
digno y respetuoso de los toros y de los espectáculos taurinos, así también se 
analizo la historia de la tauromaquia, la exposición de motivos de las leyes que 
contemplan esos temas para saber porque razón las corridas de toros están 
reguladas en el Sistema Jurídico Mexicano; otro método fue el histórico, debido 
a que se revisaron los antecedentes de esa clase de festejos para saber en 
que país surgieron, cómo y porqué se realizaban en épocas pasadas en nuestro 
país, como ha sido su evolución hasta llegar a ser conocidos hoy en día; el 
método inductivo, ya que se partió de la información particular a la general y 
determinar así si las corridas de toros se celebran por mera diversión, por 
costumbre, tradición o por ser un negocio; y el deductivo, porque se 
III
analizaron diversos preceptos legales de una o de diversas normas jurídicas 
que se relacionan entre si, y por ende nos conducen a una misma conclusión. 
Para finalizar, también se emplearon técnicas de investigación que fue 
un estudio de campo consistente en realizar una encuesta por parte del 
exponente a los taurómacos, esto a las afueras de la Plaza de Toros México, a 
fin de saber por qué razón asisten a esos festejos, y que es lo que les gusta 
de ellos, a fin de que se obtuviera una mayor certeza, seguridad y un resultado 
jurídico más preciso en el tema que nos ocupa.
CAPÍTULO 1
EL ORIGEN DE LA TAUROMAQUIA Y SUS 
ANTECEDENTES HISTÓRICOS EN MÉXICO
2
En este capítulo se va hablar del ancestro del toro de lidia, ya que es 
indispensable saber desde cuándo existía; cómo era ese animal; dónde habitó; 
para qué servía al hombre primitivo; la manera en que evolucionó físicamente 
hasta llegar a ser el toro que conocemos en la actualidad; qué simbolizaba y 
para qué lo utilizaban en las culturas antiguas. Asimismo, vamos a verificar 
cuáles fueron los antecedentes de los festejos taurinos; a partir de cuándo, por 
qué y en qué país surgieron; qué nombre recibían anteriormente; quiénes 
tuvieron la posible idea de torear a las reses bravas; por y para qué se llevaban 
a cabo; qué significado tiene realizarlas; porqué motivo y desde cuándo se 
implantaron en nuestro país; cómo, en dónde y de qué manera se efectuaban 
en la Ciudad de México hasta conocerlas hoy en día.
De igual forma se detalla que con el paso del tiempo, ya es considerado 
un oficio el ser torero; la tauromaquia se veía primero como una costumbre, 
después como una tradición, y en la actualidad se quiere ver como tal, aunque 
ya es un negocio. Sobre todo es que se va analizar en qué etapas de la Historia 
Taurina en México ha existido oposición a las fiestas bravas; porqué y quiénes 
eran los que se oponían; qué fue lo que hicieron para impedirlas; por cuánto 
tiempo las suspendieron; porqué y desde cuándo el Estado, pese a ello, las 
reanudó y quiénes son los que se benefician con esos espectáculos.
1.1 ORÍGENES DE LA TAUROMAQUIA
En la época neolítica, habitó en la parte oeste de Europa el bus taurus 
primigenius, uro, que los Celtas llamaron Auroch (toro salvaje), el cual fue el 
ancestro del toro de lidia, mismo que era cazado por el hombre primitivo a fin de 
servirle de sustento al utilizar su carne como alimento y la piel para 
3
vestido; se caracterizo por ser un animal agresivo que llegó a medir hasta dos 
metros de altura aproximadamente, pesaba cerca de una tonelada, tenía unos 
cuernos potentes que empleaba para poderse defender del hombre y de los 
demás animales que existieron en esa época; su pelaje era negro o castaño 
oscuro, siendo las hembras más pequeñas y su color más rojizo o parduzco. 1
Con el transcurso del tiempo, el bus taurus primigenius al ser 
domesticado o por influencias del entorno en que llegó a vivir tuvo cambios 
considerables en su aspecto físico, dando origen a muchas variedades de toros, 
ya sea dóciles o bravos, figurando en éstos últimos el que es utilizado para los
espectáculos taurinos.
En la época antigua, esos animales figuraron en las leyendas persas 
como dioses e inclusive se dice que los primeros seres humanos salieron de su 
hombro derecho, el resto de los animales del izquierdo y sus cuernos
simbolizaban la procreación, el poder y la virilidad. En la mitología, figuraron en 
las culturas babilónica y griega; en la primera de ellas, con el poema de 
“Gilgamesh y el Toro del Cielo”, a través de este cántico se aprecia el carácter 
divino y omnipotente que le fue atribuido; y en la segunda, con el famoso 
minotauro, que era un ser con cuerpo de hombre y cabeza de toro, nacido del 
amor de Pasifae, esposa de Minos, Rey de Creta, y de un toro negro enviado 
por Poseidón, Dios del Mar, muriendo esa criatura por Teseo. Algunos pueblos
primitivos tales como los Caldeos, Hititas y Judíos adoraban la imagen taurina 
por representar la virilidad y la fuerza.2
En el año 300 antes de Cristo, en el poblado de Creta, se practicaba en 
torneos la cacería de esos animales, siendo su muerte un rito religioso; 
también los jóvenes, ya sea hombres o mujeres (posiblemente sacerdotisos), 
 
1 Vid, LANFRANCHI SCHERRER, Heriberto, Historia del Toro Bravo Mexicano, esta edición fue 
patrocinada por la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, México, 1983, p. 16
2 Vid, GUARNER, Enrique, Historia del Toreo en México, Diana S. A., México, 1979, p. 21 y 22
4
realizaban acrobacias con ellos que consistían en citar y esperar a pie firme la 
acometida del toro para sujetarse a sus astas y aprovechando el impulso de la 
embestida saltar sobre su lomo dando una voltereta para caer al suelo por las 
ancas. En el año 228 antes de Cristo, los Celtíberos los utilizaron como 
instrumento de guerra, esto debido a su bravura, colocándoles antorchas en sus 
cuernos para dejarlos ir en contra de los invasores y de esa manera los 
pudieron vencer.
Ahora bien, desde el punto de vista histórico, no se sabe con precisión 
cuales fueron los orígenes y desde cuándo se efectuaron las corridas de toros, 
también existe el misterio acerca de cuál fue el propósito de enjaularlos y 
matarlos en medio de un ritual.3
En los primeros siglos de nuestra era, el toro fue uno de los animales 
predilectos para los deportes circenses. Por escritos del historiador Plinio, 
menciona que en Tesalia (Región de Grecia Continental) se acostumbraba a 
perseguirlos en caballo, y cuando lograban rendirlos, eran sujetados de los 
cuernos para ser derribados; en Roma, Julio César introdujo ese espectáculo a 
cargo de los caballeros tesalienses, practicando las suertes de derribo de 
bureles y los combates de diferentes especies como las cornúpetas, a los que 
bautizó con el nombre de taurilias e inclusive el propio emperador lo llegó a 
practicar afanosamente.4
“Se dice que los romanos introdujeron en España los espectáculos de la 
tauromaquia, poco después de la conquista, más que un deporte al estilo de los 
tesalienses, debió ser un trasunto de las luchas de gladiadores y fieras del
circo. Parece más probable que fueron los árabes, mejor dicho los hispano 
árabes andaluces, los primeros que aprovechando las naturales condiciones de 
 
3 Cfr, Ídem
4 Cfr, VILAR ALVÁREZ, Rafael, El Toreo, breves apuntes históricos, Jus S. A de C. V., 1997, 
México, p. 5 y 6
5
toros efectuaron juegos y torneos que empieza a ser el verdadero germen de 
nuestra fiesta taurina”.5
Los romanos a raíz de que conquistaron el pueblo español, fueron ellos 
los precursores de la fiesta taurina enEspaña, las cuales son sucesoras o 
fuente de inspiración de los combates que se practicaban en el Coliseo Romano 
entre los mismos gladiadores o contra animales feroces como los leones; en 
cambio en aquellas fiestas, es un combate entre el hombre y el toro. Por otra 
parte, los árabes (Moros) fueron los que posiblemente tuvieron la idea de poder 
torear a las reses bravas.
Una vez establecidos los festejos taurinos en España, las primeras 
referencias que se tienen de ellos datan del siglo XI, aunque no se conocían 
como tal, sino más bien era una lidia primitiva, siendo el alancear o matar toros 
con lanza la primera de las suertes conocidas. Además, el toreo en sus inicios 
fue practicado casi exclusivamente a caballo por cualquier persona del público 
que quisiera atreverse a ejecutar esa suerte, quienes desmontaban sólo para 
matar a aquel animal.6
Los primeros festejos registrados acerca de una verdadera corrida de 
toros en aquel país europeo fue celebrada en Varea (Logroño) con motivo de la 
coronación del Monarca Alfonso VII, esto en el año 1133. Otra festividad fue la 
que realizó el Emperador Carlos V al intervenir en una de ellas, esto en el año 
de 1527, en Valladolid, con el fin de celebrar el nacimiento de su hijo, el futuro 
Rey Felipe II. 
A esa clase de espectáculos acudían a presenciarlos los caballeros, 
plebeyos, mozos, viejos, quienes eran atraídos por el peligro que la fiereza de 
 
5 Cfr, Ibídem, p. 6.
6 Cfr, Ibídem, p. 7.
6
los toros representaba y la facilidad que ofrecían para esquivar sus 
embestidas con destreza, obteniendo consigo un placer omnipotente, los cuales 
se efectuaban en la plaza principal de los poblados; es decir, en plena calle, de 
ahí el nombre de plaza de toros, mismas que se improvisaban con gradas y 
palcos, teniendo que cerrarse las calles con tablas a fin de poderlas realizar; 
una vez que se acababan, se procedía nuevamente a quitarlas para dejar 
despejadas las calles.
España transmitió la costumbre de lidiar toros en algunos países 
europeos como Portugal y Francia; y de América Latina fueron Perú y México, 
principalmente éste último, debido a que tuvieron mayor aceptación y difusión 
que los otros países, y que a la fecha continúa con gran vigor.
1.2 LA TAUROMAQUIA EN MÉXICO EN LA ÉPOCA COLONIAL
Con la llegada y establecimiento de las tropas españolas comandadas 
por Hernán Cortés a territorio mexicano, esto en el año de 1519, a fin de 
conquistarlo, tal y como se lo habían encomendado los Reyes de España, se 
dio un encuentro de culturas diferentes y desconocidas entre si, ya que por una 
parte se encontraban las diversas culturas que poblaron nuestro país en la 
época prehispánica, tales como la Maya, la Mixteca, y principalmente, la Azteca 
o Mexica; y por otra parte la española. Es a partir de ese momento que se iba a 
dar un cambio radical para la historia de México, principalmente el día 13 de 
agosto del año de 1521, que fue cuando Hernán Cortés conquistó el territorio 
mexicano al haber sometido al gran Imperio Azteca, quedando así como dueño 
indiscutible del país y con ello comienza a organizar la Colonia, la cual duró 
286 años, comprendiendo del período de 1535 a 1821, surgiendo consigo la 
Nueva España en la que se implantó como forma de gobierno el Virreinato, que 
7
consistía en representar al Monarca Español en nuestro país, dejando atrás el 
sistema político-social que tuvieron aquellas culturas prehispánicas; asimismo, 
hubo una mezcla de esas culturas, surgiendo consigo el mestizaje.
Con la conquista de México por los españoles se dio un proceso de 
asimilación;7 es decir, nos transmitieron y adoptamos sus tradiciones, usos, 
costumbres, idioma, comida, vestimenta, hábitos, religión, ideología, entre otras, 
para dejar a un lado la de nuestros antepasados, ya que de tener una religión 
politeísta, siendo sus dioses representados por la naturaleza, a quienes 
veneraban con rituales religiosos consistentes en la realización de sacrificios 
humanos, a fin de que no les faltase comida, ahora es monoteísta, cuyo Dios es 
semejanza del hombre, por ende, se eliminan aquellos sacrificios; su 
alimentación que consistía principalmente en consumir vegetales y legumbres, 
ahora se consume también carne roja, toda vez que por los españoles se 
conoció el ganado bovino, porcino, equino y vacuno, mismos que trajeron para 
servir de alimento y otros fines; de hablarse diversas lenguas en cada una de 
las culturas prehispánicas existentes ahora se habla un idioma, el español; por 
cuanto hace a las costumbres que trajeron e implantaron destacan las peleas 
de gallos, juegos de cañas, la jura, la encamisada, las comedias, pero sobre 
todo y de todas ellas la que tuvo mayor realce, aceptación, gusto por el público 
y perdura en la actualidad son LAS CORRIDAS DE TOROS, de las que 
nuestros antepasados desconocían por completo y no sabían por y para qué se 
llevaban a cabo. 
En menos de 10 años de constituida la Nueva España, el espectáculo 
taurino ya formaba parte de sus nuevas costumbres, aunque existe 
discrepancia entre los autores de libros de tauromaquia acerca de cuándo se 
realizó el primero de ellos en la capital, toda vez que el autor J. Núñez 
 
7 Vid, AZUARA PÉREZ, Leandro, Sociología, Décimo segunda edición, Porrúa, México, 1992, p. 135, 
140-143.
8
Domínguez, en su obra titulada “Historia y Tauromaquia Mexicana” menciona 
que fue el 24 de junio de 1526, día de San Juan, para festejar el regreso de 
Cortés de su expedición de las Hibueras, la cual fue la primer noticia de 
haberse realizado dicho espectáculo; en cambio el autor Nicolás Rangel en su 
libro llamado “Historia del Toreo en México”, menciona fecha diversa a la 
anterior, que es el día 13 de agosto de 1529, con motivo de la fiesta de San 
Hipólito en cuyo día se ganó la ciudad, siendo ésta la primera en quedar 
registrada oficialmente en un documento y año con año se celebrarían hasta la 
consumación de la independencia en nuestro país.8 (con excepción de los 
períodos en que hubo Virreyes antitaurómacos que los llegaron a suspender).
El toreo en la Nueva España siguió caminos parecidos que en España, 
ya que fue costumbre realizar corrida de toros con el fin de festejar a los 
Virreyes que la iban a gobernar, personajes que le dieron gran estímulo a estos 
varoniles festejos hasta llegar a ser adoptados como un espectáculo de 
diversión y entretenimiento; también se realizaban con motivo del día de San 
Hipólito, al que se le veneraba por habernos conquistado los españoles en el 
año de 1521; por la canonización de algún santo; la jura de un nuevo monarca; 
el nacimiento de los hijos tanto de los Reyes como de los Virreyes; la boda de 
éstos; el día de su onomástico; un tratado de paz o la noticia de haber llegado 
sin novedad la flota española. Es por ello que en esa época a las corridas de 
toros, tanto en España como en la Nueva España, se les conocía también con 
el nombre de fiestas reales, donde los hombres demostraban ante los demás su 
valor, destreza, pujanza, virilidad y habilidad al enfrentar a esos animales y 
lucirse ante las damas. 9
En el siglo XVI, se llegaron a lidiar novillos encohetados a los que les 
ponían en sus cuernos otros postizos, formados con velas muy grandes e hilo 
 
8 Cfr, VILAR ALVAREZ, Rafael, op. cit., p. 23 y 24.
9 Cfr, RANGEL, Nicolás, Historia del Toreo en México, Cosmos, 1980, México, p. 5 y 6.
9
de hierro embetunado con pez, estopa, resina, bolas de alquitrán a manera que 
hiciera mucha llama; en algunos otros casos, les ponían también cohetes, 
causando admiración al público asistente ver ese acto, y es de suponer que por 
uso de la lógica, un gran temor a esos animales. Los toros que fueron lidiados 
en ese tiempo, previamente les aserraban los cuernos; es decir, eran 
despuntados, a fin de no causar lesiones a las personas que intervenían en 
ellas.
 Se desconoce la procedencia de los toros quefueron lidiados durante 
los dos primeros siglos coloniales, ya que eran proporcionados por los 
carniceros, quienes estaban obligados a ello por órdenes del Virrey que en esos 
momentos estuviera al cargo, toda vez que aún no existían ganaderías que se
dedicaran exclusivamente al negocio de criarlos para esos fines; una vez que 
eran lidiados esos animales, su carne se destinaba a los hospitales y 
monasterios de la capital.
No se tienen datos concretos acerca del lugar en que tuvo verificativo la 
primera función taurina en la Nueva España, aunque se supone fue en la 
antigua Plaza del Marqués, que estaba ubicada en lo que ahora es el Monte de 
Piedad y la Catedral, en el Centro Histórico; posteriormente se realizaron en 
otras plazas, tales como la del Volador, la cual empezó a funcionar a partir del 
año de 1586, en la que se efectuaban sólo para celebrar fiestas reales o por 
disposición expresa del monarca, funcionando hasta principios del siglo XIX; por 
citar otras más estaban la de la Santísima y Chapultepec. Cabe hacer hincapié 
que aún no había una plaza de toros permanente en esa época, todas se tenían 
que montar con tablones en plena calle cada vez que se realizaban las fiestas 
bravas; una vez que se acababan, se procedía a desmontarlas nuevamente,
resultando muy laborioso y costoso ese procedimiento.10
 
10 Cfr, VILAR ALVAREZ, Rafael, op. cit., p. 24.
10
A esta clase de festividades concurrían Virreyes, Arzobispos, 
Universitarios, personal del Ayuntamiento (Tribunal de la Santa Inquisición), 
Licenciados, Frailes, a éstos últimos se les llegó a prohibir en un momento 
determinado que acudieran a verlas. Todos estos personajes con su presencia 
daban realce y solemnidad al evento, acostumbrándose en aquel entonces a 
contratar personal para tocar trompetas y chirimías al inicio de cada corrida, 
significando que el espectáculo estaba por comenzar. Por lo regular, los palcos 
de las autoridades, la nobleza y del clérigo eran de lujo, se adornaban con 
tapices flamencos y de damasco, con estandartes de plumería y adornos 
realizados por los indígenas. 
“En aquellas remotas épocas- como dice muy bien un escritor taurino- no 
había ciertamente lidiadores de profesión ni el arte de matar se había delineado 
siquiera en sus fundamentales principios técnicos y estéticos.”11
En los inicios de la tauromaquia en la Nueva España, aún no existía de 
lleno el oficio de torero, y cualquier persona del público que quería atreverse a 
lidiar toros lo podía hacer sin recibir remuneración alguna, salvo el que 
ejecutara la mejor lanzada se le premiaba dándole dinero; por lo tanto, no había 
arte en aquellas faenas que realizaban por ser improvisadas y sin preparación o 
capacitación alguna. 
En el año de 1550, con la llegada del excelentísimo señor Virrey Don 
Luis de Velasco, impulsó en el país la cría del ganado equino. En el año de 
1560, derivado del incremento de las reses bravas que hubo en la capital, se 
extendió la costumbre de los festejos taurinos a otros Estados de la República 
Mexicana, tal es el caso de Yucatán, Guanajuato, Tlaxcala, Veracruz, Durango, 
por citar sólo algunos, donde se cultivo ese deporte. En agosto del año 1601, se 
realizan fiestas taurinas con motivo de celebrar el día de San Hipólito, como se 
 
11 RANGEL, Nicolás, op. cit., p. 6.
11
recordará, ese día se le veneraba por habernos conquistado los españoles en 
ese mes, pero de 1521.
A partir del año de 1602, se empezó a cobrar al público asistente los 
lugares para ver lidiar al ganado bravo, con excepción de las autoridades, y la 
ganancia obtenida se destino en cubrir los gastos de organización y premios 
otorgados a las personas que intervenían en la lidia. 12 Por lo tanto, el giro de 
dichas festividades se empieza a ver no sólo como entretenimiento y 
costumbre, también como un negocio.
Al año siguiente, esto en 1603, se llevaron a cabo esas solemnidades 
con motivo de la canonización de San Raimundo en las que se empezó a pagar 
por primera vez una cantidad determinada de dinero, que era de cien pesos, a 
los hombres que hacían las mejores lanzadas a las reses bravas, con lo cual se 
empieza establecer más claramente el oficio de torero. 
En el año de 1610, se menciona por primera vez a los toreadores de pié, 
siendo ésta una nueva modalidad en las fiestas taurinas, convirtiéndose en el 
personaje principal de esos festejos y pasando a segundo término el toreo a 
caballo, ya que ésta era practicada en un inicio de esa manera. 13
En fecha 16 de agosto de 1614, con motivo del día de San Hipólito, se 
efectuaron fiestas reales en las que en el acta del cabildo nombra a los 
ganaderos que estaban obligados a proporcionar a los toros que se iban a 
lidiar.
En este siglo hubo unos cuantos virreyes que se opusieron a los 
espectáculos taurinos, como es el caso del Virrey Don Diego Carrillo Mendoza y 
 
12 Cfr, Ibídem, p. 36.
13 Cfr, Ibídem, p. 40.
12
Pimentel, quien gobernó a partir de septiembre del año 1612, durando en el 
cargo 3 años, personaje que mandó a suspenderlos debido a que no era 
aficionado a ellos por la crueldad propiciada hacia los toros; lo mismo opinaban 
Don Juan de Palafox y Mendoza, quien gobernó en el año de 1642; y el 
Marqués de Mancera, que gobernó la Nueva España en el año de 1669, mejor 
era aficionado a las tertulias, saraos y comedias en Palacio; por lo tanto, desde 
esa época ya existía oposición a esos espectáculos.
Para el año de 1680, ya había cuadrilla de Toreros; es decir, el conjunto 
de diestros de a pié para lidiar reses bravas bajo las órdenes del matador. 
Como bien se recordará, las primeras corridas de toros efectuadas en el país se 
practicaban a base de lanzadas, mantazos, cuchilladas, y es a partir de este 
año que esas cuadrillas comienzan a lidiarlas con perfección y maestría hasta 
llegar a ser considerada “un arte“; asimismo, ya se menciona a los toreros 
como tal, cuando antes eso no sucedía, y por ende, ya es considerado un oficio. 
En ese mismo año, el filántropo queretano, y uno de los sujetos más 
acaudalados de la Nueva España, Don Juan Caballero y Osio, ordenó que 
algunos de los toros muertos en la lidia se abandonaran en las calles de la 
ciudad como bienes mostrencos, y el primero que los encontrase, pasaba a ser 
de su propiedad; en otras ocasiones, mandó a que se repartieran en los 
conventos religiosos, hospitales, cárceles o para los pobres.14
A principios del siglo XVIII, el primer revistero taurino, el Padre Fray José 
Gil Ramírez, menciona en sus crónicas taurinas que en esos espectáculos se 
introdujeron por vez primera diversiones intermedias como lo fueron las 
carreras de galgos y liebres, que consistían en que éstas últimas eran presa de 
cacería de esos canes, resultando divertido para los espectadores ver MUCHA 
SANGRE Y CRUELDAD; otras más fueron la pelea de gallos, entretenimiento 
cruel en el cual ninguno se da por vencido ni triunfa si no ve matar al 
 
14 Cfr, Ibídem, p. 97.
13
contrincante; la maroma, diversión que prevaleció hasta mediados del siglo 
pasado, sobre todo en los pueblos pequeños de la República Mexicana; las 
regatas de canoa; danzarines; música; comedias con loas; sainetes; 
entremeses; el payaso loco de los toros, que consistía en vestirse un torero con 
un traje que usaban los dementes en los hospitales provocando a la fiera y 
después se metía en una pipa vacía a fin de protegerse de sus embestidas; 
también hubo las suertes del toreo ejecutadas en burros o la lucha de los toros 
contra los perros de presa, siendo muchos de éstos animales muertos en esos 
espectáculos. Esos intermedios ya no tienen verificativo hoy en día, con 
excepción de las peleas de gallos que son adoptadas para los palenques como 
un espectáculo independiente al de los toros, debido a las apuestas y 
ganancias obtenidas por ese combate.15
En ese siglo se tienen datos acerca de las primeras becerradas, que 
consistíanen lidiar toros de entre uno a tres años de edad, siendo lidiados por 
los jóvenes de aquella época.
En noviembre del año de 1769, estando en el cargo el señor Don 
Francisco de Croix, Marqués de Croix, dispuso realizar corrida de toros, pero no 
con motivo de celebrar fiestas reales, sino para obtener dinero destinado a 
mejoras materiales y obras de seguridad de la Nueva España consistentes en el 
empedrado de las calles, la construcción de la alameda, entre otras más. 
Asimismo publica un reglamento, que es el primero que se encuentra impreso, 
en el que destaca la prohibición de cualquier persona, con excepción de los 
toreros, de lidiar a los cornúpetas; de picarlos desde sus asientos con espadas, 
garrochas, púas o jaretas; de hacer ruido, esto a fin de no quitarles la 
concentración a los toreros; tampoco podían tirar cosas al ruedo, por correr el 
riesgo de que esos personajes se resbalaran y sean corneados por el ganado 
bravo. En caso de incumplimiento a este reglamento por parte de los Nobles, se 
 
15 Cfr, Ibídem, p. 114, 118-119.
14
iban a ser acreedores a una pena de destierro; de cien azotes, a los de color 
quebrado; y dos meses de cárcel a los españoles. 16
Visto lo anterior se desprende que, después de dos siglos de realizarse 
esos eventos en la Nueva España, ya existe un reglamento para los 
espectadores a fin de conservar el orden al momento de presenciarlos, por que 
anteriormente cualquier persona podía lidiar y picar a los cornúpetas; gritaban; y 
aventaban cosas al ruedo, lo cual ya no era posible efectuar.
Para tener una idea del gran negocio de celebrar las fiestas taurinas, en 
ese mismo año, es decir en 1769, se celebraron doce corridas, obteniéndose 
un monto total de treinta y cinco mil cuatrocientos veintisiete pesos con cinco y 
medio reales; de gastos fue de diez mil ciento diecinueve pesos con tres reales, 
que comprendían pagos de salarios de los personajes que intervenían en el 
evento, la compra de los toros, herramientas tales como las banderillas y 
lanzas, etcétera, quedando como ganancia a favor de los empresarios la 
cantidad de veinticinco mil trescientos ocho pesos con dos y medio reales.
Este siglo se caracterizó porque se habla de las figuras jurídicas de 
remate, postores, subastas y de los empresarios; por ende, la fiesta brava ya no 
se veía como una tradición o costumbre de celebrar fiestas reales, sino más 
bien como un negocio, ya que en ese tiempo fue común que los empresarios 
que quisieran realizar una temporada taurina tenían que ser postores o 
licitantes (pujar), comprar el ganado, contratar a los diestros, armar y desarmar 
la plaza donde celebrarlas, todo esto con el fin de obtener un lucro; 17 aunque 
en un principio, no era mucha la ganancia que se obtenía debido a los 
cuantiosos gastos que implicaba poderlas llevar a cabo; en consecuencia, en 
vez de que ganaran, salían perdiendo, cosa distinta sucede hoy en día, 
 
16 Cfr, Ibídem, p. 146.
17 Cfr, Ibídem, p. 263.
15
principalmente porque ya no tiene que armarse y desarmarse la plaza de toros.
Durante la época colonial, cada temporada taurina iniciaba desde la 
mañana y terminaba hasta la tarde, llamándoseles corridas enteras, matándose 
al día alrededor de diez toros por la mañana y de diez a quince por la tarde, 
siendo muchos los animales sacrificados. Fue a finales de esa época en que 
dejan de realizarse todo el día, debido a que entre todos los toreros en activo, 
apenas hay alguno que dé interés a esas prolongadas funciones y por eso se 
empiezan a celebrar por las tardes, recibiendo el nombre de medias corridas.
“Las primeras series de corridas de toros como espectáculo ordinario, 
independientemente de celebraciones y conmemoraciones más o menos 
propicias, empiezan a organizarse a fines del siglo XVIII.” 18
Es de observar de manera importante que a finales del siglo XVIII, las 
corridas de toros eran uno de los pocos o si no es que el único espectáculo que 
había en la Nueva España para entretenerse, por tal motivo tuvieron mucho 
auge en esa época, y la gente se volvió muy aficionada a ellos, a tal grado que 
ya no esperaban a que se celebraran por costumbre o tradición de conmemorar 
fiestas reales, convirtiéndose de esa manera en espectáculos de carácter 
ordinario; además el Estado los permitía con el fin de obtener ingresos, 
derivado de los impuestos que le cobraban a los empresarios que estaban a 
cargo de efectuarlos, para destinarlos al mantenimiento o necesidades de la 
Nueva España. En consecuencia, los espectáculos taurinos al ser ahora de 
carácter ordinario, se realizan por fines económicos y de entretenimiento, y 
dejan de ser una tradición o costumbre en el país. 
Con el paso del tiempo, surgen otros actuantes que intervienen en esas 
festividades como son los picadores y banderilleros, antes eran solamente los 
 
18 VILAR ALVAREZ, Rafael, op. cit., p. 27.
16
rejoneadores y los toreros de a pie; cabe destacar que éstos últimos personajes 
desde antaño han tenido la costumbre que antes de salir al ruedo se 
encomiendan a los santos para ejecutar las suertes con profesión y salir ilesos 
del combate suscitado en la lidia.
A comienzos del siglo XIX, estuvo a cargo de la Nueva España el Virrey 
Marqués de Marquina, era antitaurómaco y fue el único en declararse enemigo 
de las fiestas bravas al quererlas suprimir, en cambio con los otros virreyes que
también fueron antitaurómacos, sólo las suspendían sin llegar a estos extremos; 
para ello, negó de plano que en lo sucesivo tuvieran verificativo tales festejos 
sin su permiso, no obstante que desde siglos anteriores se realizaban sin tal 
requisito, el cual nunca otorgó. Además, con tal de evitar que se realizaran, 
mandó a sacrificar gran cantidad de ganado bravo, ya que a su pensar esos 
espectáculos ocasionaban daños en la moral y lo político, aunque 
desafortunadamente no pudo lograr su objetivo porque en el año de 1803 entra 
al mando el Virrey Don José de Iturrigaray, sucesor de Marquina, quien sí era 
taurómaco; y por ende, restableció nuevamente la costumbre de practicarlos, 
previo a ello, efectuaban ensayos que venían a ser casi corridas formales.19
En el año de 1813, el señor Francisco Aspetia adquirió por postura el 
arrendamiento de la Plaza de Jamaica para efectuar doce corridas con el fin de 
alejar las ideas de independencia de los habitantes de la Nueva España, con 
esto se deja en claro una vez más que no son una tradición o costumbre al ya 
no realizarse con motivo de celebrar fiestas reales, sino por mero 
entretenimiento y obtener ganancias.
El pensador mexicano, Don Joaquín Fernández de Lizardi, escribió y 
público un artículo titulado “La Conferencia entre un Toro y un Caballo” en el 
que manifestaba que las banderillas que se ocuparon en la época colonial las 
 
19 Cfr, RANGEL, Nicolás, op. cit., p. 331 y 332.
17
había de lujo, de fuego, de vejigas infladas y algunas con gatos vivos que eran 
cubiertos con papel, que al ser desgarrado, quedaban libres y corrían para 
buscar refugio por lo espantado que estaban, lo cual los espectadores 
disfrutaban y reían en demasía.20
Durante el período colonial, “SIEMPRE fueron, y siguen siendo las 
Corridas de Toros, recurso seguro para obtener rendimientos pecuniarios con 
que atender a obras de beneficencia pública y privada, mejoras materiales o 
para otras erogaciones de índole diversa.” 21
De lo anterior se desprende, y es más que evidente, que el mismo 
Estado permitía las corridas de toros en la Nueva España, no por ser una 
tradición o costumbre, sino porque se beneficiaba de los impuestos que obtenía 
de los empresarios que estaban a cargo de efectuarlas, destinándolo en aquel 
entonces para construir edificios religiosos y civiles como iglesias, parques, 
edificios gubernamentales; también acudir en auxilio de las casas de 
beneficencia, como la Casa de Niños Expósitos; ayudar a las cárceles y 
hospitales; parala Real Hacienda y el mantenimiento en general de la Nueva 
España.
A finales de la época colonial se siguen celebrando esas festividades sin 
ningún inconveniente y novedad alguna, cerrándose así este período para dar 
inicio a la época independiente.
 
20 Cfr, Ibídem, p. 353.
21 Cfr, Ibídem, p. 361.
18
1.3 LA TAUROMAQUIA EN MÉXICO EN LA ÉPOCA 
INDEPENDIENTE
Durante la independencia de México, iniciada en el año de 1810, en el 
pueblo de Dolores Hidalgo, Guanajuato, por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, se 
siguieron celebrando las fiestas taurinas en el país por mera diversión o para 
recabar fondos en ayuda de las campañas que estaban en combate; así la 
forma de gobierno del Virreinato se termina para que le siguiera el Imperialismo 
y posteriormente la República apreciándose de esta manera que esas fiestas no 
son una tradición, porque al ya no existir Virreyes ya no hay un motivo común 
para que se siguieran efectuando en el país.
Cabe hacer mención que los héroes de la independencia fueron muy 
aficionados a los toros como el cura Miguel Hidalgo y Costilla, personaje que 
tuvo amigos lidiadores, y no sólo eso, también poseyó haciendas con ganado 
bravo; otro más fue Ignacio Allende, quien gustaba de cazarlos, colearlos y 
derribarlos e inclusive llegó a torearlos; y José María Morelos y Pavón, 
personaje que cuidaba este tipo de ganado, llegando a ser un auténtico 
vaquero.22
En fecha 27 de septiembre del año de 1821, el ejército Trigarante entra a 
la capital del país consumándose de esa manera la independencia de México, 
siendo el ídolo del pueblo y del ejército, el General Agustín de Iturbide, por tal 
motivo se iniciaron numerosos festejos, sin faltar las corridas de toros, en donde 
los soldados se hacían pasar por toreros, resultando de mucho agrado a los 
aficionados, pero no así de los viejos militares que lo veían como un acto 
ridículo e indigno del ejército, esta costumbre duró hasta la terminación del 
 
22 Cfr, GUARNER, Enrique, op. cit., p 42.
19
primer tercio del siglo XIX.23
En esta época no hay datos de que haya oposición a esas fiestas, quizá 
por ser un período relativamente corto y porque los periódicos y gacetillas de 
aquel tiempo les prestaban escasa atención, pero en los años venideros hasta 
el día de hoy sí la hay, tal y como se señalará en el siguiente subtítulo.
1.4 LA TAUROMAQUIA EN MÉXICO EN LA ÉPOCA ACTUAL 
A principios del siglo XIX, en casi todas las plazas de toros los diestros 
eran tratados por igual; es decir, no había jerarquías, debido a que no existía 
rivalidad entre ellos acerca de quien hacía mejor el arte de torear, tampoco 
ganaban más emolumentos que los demás por realizar sus destrezas, sólo se 
conformaban con tener fama, demostrar su valentía ante los espectadores y los 
otros toreros. Posteriormente, ya empiezan a figurar y destacar algunos de 
ellos, siendo los primeros Ignacio Gadea, Ponciano Díaz y Arcadio Reyes.
En fecha 28 de noviembre del año de 1867, siendo Presidente de la 
República Mexicana, el Licenciado Benito Juárez, publicó un decreto en el que 
prohíbe las corridas de toros, teniendo su fundamento en el artículo 87 de la 
Ley para la Dotación de Fondos Municipales, expedida en el Distrito Federal, la 
cual estuvo vigente hasta el 9 de diciembre de 1886, en la que se especificaba 
que el Municipio tenía la facultad de obtener dinero derivado de la concesión de 
permisos de cualquier clase de espectáculos como las peleas de gallos, las 
carreras de caballos realizadas en el Hipódromo de la Condesa, entre otras, 
excepto la tauromaquia por considerarla inmoral. Esta prohibición se debía a 
que tenía descontento con los españoles; pese a ello, su esposa, la Señora 
 
23 Cfr, RANGEL, Nicolás, op. cit., p. 372 y 373.
20
Margarita Maza de Juárez, llegó a preparar espectáculos taurinos en la capital. 
24
Una vez que Benito Juárez deja el cargo como Presidente de la 
República Mexicana, en noviembre de 1886 se envía una solicitud al Honorable 
Ayuntamiento de la Ciudad de México a efecto de que se reanudaran las 
corridas de toros, dicha solicitud fue conocida por la Honorable Cámara de 
Diputados, quienes emitieron un dictamen favorable, con ello quedaba 
autorizada la libertad de construir una plaza de toros y así tuvieran verificativo 
nuevamente, con la condición de que los empresarios encargados de 
efectuarlas se veían en la imperiosa necesidad de pagar un quince por ciento 
del total del producto obtenido.25
De lo anterior se deduce que los Diputados al haberlas admitido es para 
que hicieran de manifiesto que se trataba de una tradición o costumbre, pero 
no, sino que las autorizaron por las ganancias que obtendría tanto el Estado, y 
el empresario que estaba a cargo de realizarlas, aún así de que vayan en 
contra de los derechos de aquellos animales.
En este siglo se llegaron a edificar en el Distrito Federal plazas de toros 
de manera permanente, tales como la del Paseo, Colón, Bucareli, las cuales ya 
no existen. Posteriormente se creó la Plaza de Toros México, siendo edificada 
por una compañía norteamericana, estando a cargo de llevar el evento los 
toreros Ramón López y Diego Prieto “Cuatro dedos”, tenía una capacidad, en 
aquel entonces, de diez mil espectadores; la primera corrida efectuada en ese 
recinto fue el día 17 de diciembre de 1899 26, es la única que se encuentra 
vigente y ha perdurado hasta la fecha. 
 
24 Cfr, GUARNER, Enrique, op. cit., p. 63.
25 Cfr, Ídem.
26 Cfr, Ibídem, p. 77.
21
Ya en el siglo XX, esto en fecha 20 de noviembre de 1905, se realizaron 
espectáculos taurinos, acudiendo a presenciarlos el Presidente de la República 
Mexicana, el General Porfirio Díaz, quien gustaba de ellos. Para ese entonces 
esos espectáculos en México, principalmente en el Distrito Federal, quedan 
establecidos formalmente, los cuales empezaban desde que el público acudía a 
los corrales de la plaza de toros para presenciar el encierro de esos animales. 
También se empieza a conceder a los artistas como premio las orejas de las 
reses lidiadas; asimismo, se da por primera vez un mano a mano entre los 
toreros de la época que fueron Gaona y Belmonte, que consiste en ver quien 
hace las mejores suertes ante los toros, lo cual se lleva a cabo hasta la fecha; y 
los salarios que obtenían antes no eran tan remunerados como los de ahora.
En el período comprendido de 1914 a 1920, el Presidente de la 
República Mexicana, el Militar Venustiano Carranza, publicó un decreto en el 
que suspendía las fiestas taurinas y decía lo siguiente: 
“Se está procurando cumplir en México, por medio de establecimientos 
educativos en los que no solo se dé instrucción, sino también educación física, 
moral y estética, que prepare suficientemente al individuo para todas las 
funciones sociales; pero tal obra quedará truncada y como incompleta, no 
producirá el efecto si, a la vez, se dejasen subsistir hábitos inveterados que son 
una de las causas principales para producir el estancamiento en los países en 
que han arraigado profundamente”.
“Entre esos hábitos figura en primer término el de la diversión de los 
toros, en los que a la vez se pone en peligro sin la menor necesidad la vida del 
hombre, se causan torturas igualmente sin objeto a seres vivientes que la moral 
incluye dentro de su esfera, y a los que hay que extender la protección de la 
ley”. “Además de todo esto, la diversión de los toros provoca sentimientos
sanguinarios que por desgracia han sido un baldón de nuestras razas a través 
22
de la historia y, en los actuales momentos, incentivos para las malas pasiones y 
causa que agrava la miseria de las familias pobres, las que por proporcionarse 
el placer malsano de un momento se quedan sin lo necesario para el sustento 
de varios días”.
Después de ese período, las corridas de toros se reanudaron 
nuevamente por JoséDel Rivero, al ser abolido el decreto publicado por 
Venustiano Carranza que las prohibía; y de igual manera que sucedió cuando 
se autorizaron después de que Benito Juárez las prohibiera, fue con la 
condición de que se le pagara al Estado impuestos derivado de las ganancias 
obtenidas con las mismas, surgiendo consigo una controversia entre la 
Secretaría de Hacienda y el Ayuntamiento capitalino en relación a cuál de éstas 
dos autoridades los cobraría, siendo al final éste último quien estaba a cargo de 
tal situación.27
Entre los años de 1921 y 1922, ya empieza a ver toreros de primera fila, 
que eran los que cobraban más por desempeñar su oficio; los de segunda, 
cobraban una cantidad menor a aquellos y; los de tercera, cobraban menos que 
los anteriores.28 Por esos años, también se les empezó a otorgar los rabos de 
las reses que lidiaban. 
En fecha 16 de noviembre de 1924, los Presidentes saliente y entrante 
Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, asisten a un festejo taurino celebrado 
en honor de ambos.
El día 21 de enero de 1934, el entonces Presidente de la República 
Mexicana, Lázaro Cárdenas, en compañía del gabinete en pleno y el cuerpo 
diplomático debidamente acreditado en México, presenciaron un espectáculo 
 
27 Cfr, Ibídem, p. 163.
28 Vid, Ibídem, p. 170.
23
taurino, cuyos fondos obtenidos estaban destinados a terminar el Monumento a 
la Revolución.29
En los años cuarenta, los diestros acostumbraron al público a que 
siempre podrían salir victoriosos ante los toros y hacerles grandes faenas; para 
eso, las ganaderías que estaban a cargo de criarlos, los enviaban a las plazas 
sin tener la edad requerida, mansos o débiles, y al llegar al último tercio ya no 
aguantaban o rehuían; por lo tanto, el diestro se lucia ante el animal y el público 
asistente; cabe resaltar que en los inicios de la fiesta taurina, los diestros se 
enfrentaban a bureles más peligrosos y corpulentos dando así mayor esplendor 
a esos festejos.30
En fecha 20 de noviembre del año de 1967, día de la Revolución 
Mexicana, se realizaron espectáculos taurinos proviniendo los toros de la 
ganadería del actor mexicano Mario Moreno “Cantinflas”, quien por cierto, 
aparte de ser actor de cine, era empresario y aficionado a esos espectáculos.
Desde que Venustiano Carranza estuvo a cargo del Poder Ejecutivo de 
la Federación, como Presidente de la República Mexicana, y suspendió las 
fiestas bravas en México, ha sido el último presidente y la última vez que eso 
llegó a suceder; actualmente, se han realizado esos festejos sin ningún 
inconveniente, pese a que ha existido oposición a ellos, pero ahora ya no por 
parte de las autoridades del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, sea a nivel 
local o federal, sino por la gran mayoría de la sociedad capitalina, debido al 
trato cruel que se la da a los toros, aunque el Estado, a sabiendas de esto, los 
permite con el argumento de que son una tradición en el Distrito Federal, siendo 
en realidad que es por que adquiere impuestos de los empresarios que los 
realizan, quienes obtienen un lucro; y los actuantes por su parte, obtienen fama 
 
29 Cfr, RAMOS ABSALÓN, Octavio, Tauridia, Derechos Reservados conforme a la ley por la 
Universidad Veracruzana, México, 1991, p. 219.
30 Cfr, GUARNER, Enrique, op. cit., p. 439.
24
y fortuna en estar torturando a esos animales frente al público asistente que 
paga por presenciarlos.
Como hemos visto en este capítulo, las fiestas taurinas tuvieron como 
antecedente la lucha de gladiadores efectuadas por los romanos en contra de 
animales feroces como son los leones; teniendo como diferencia que aquellas 
es un combate entre un hombre y un toro. 
Por otra parte, esos festejos iniciaron en el país Ibérico, siendo los 
españoles los que transmitieron esas costumbres en México cuando nos 
conquistaron, a partir de ese momento hasta la fecha, han tenido verificativo en 
nuestro país por más de cuatrocientos cincuenta años, obviamente que no de 
manera continua, ya que desde la época colonial se llegaron a suspender por 
ordenes de unos cuantos Virreyes que fueron antitaurómacos; de igual forma en 
el siglo XIX, cuando fue Presidente de la República Mexicana, el Licenciado 
Benito Juárez; y en el siglo XX, por el también presidente y militar Venustiano 
Carranza, se llegaron a suspender, siendo ésta la última vez que eso sucedió.
También se pudo apreciar que a la fecha existe oposición a los festejos 
taurinos, ya no por parte de las autoridades como en los siglos anteriores, pero 
sí de la gran mayoría de la sociedad capitalina, debido al trato cruel que se le 
da a los toros. Además, esos festejos tuvieron mucho auge en épocas 
anteriores porque eran de los pocos espectáculos que habían como medio de 
entretenimiento, también porque el Estado los permitía con el fin de obtener 
ganancias de los mismos. En cambio hoy en día, hay gran variedad de 
espectáculos que han llamado más la atención de las personas, sobre todo es 
que no hay maltrato a esos animales, por citar algunos y los más populares en 
el Distrito Federal son, principalmente, el fútbol y los conciertos masivos.
25
Para finalizar este capítulo, se llega a determinar y a demostrar que a lo 
largo de la historia taurina en México las corridas de toros no son una tradición 
al no celebrarse en un día específico ni con un motivo que amerite tal 
celebración; más sin en cambio son un negocio, donde los únicos beneficiados 
son el Estado, porque obtiene impuestos por llevarse a cabo esos festejos; los 
Empresarios que los realizan, un lucro; los actuantes que intervienen en ellos, 
fama y fortuna; el público taurómaco, satisfacción sádica. Y los afectados son, 
principalmente los toros, y el resto de la sociedad al ver transgredido su 
derecho a un Medio Ambiente adecuado que otorga y reconoce la Constitución 
Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes reglamentarias a ésta.
CAPÍTULO 2 
CONCEPTOS FUNDAMENTALES TAURINOS
27
En este capítulo veremos el significado de la tauromaquia; cuál es el 
estado físico y emocional que presentan los cornúpetas al momento de lidiarlos; 
cómo es su anatomía; la forma de criarlos; que características deben tener para 
ser lidiados; qué nombres reciben en sus diferentes edades; cómo se lleva a 
cabo su selección y eliminación para intervenir en los espectáculos taurinos; en 
qué consiste su alimentación; cómo es la manera de tratarlos en la Plaza de 
Toros al llegar a ese recinto; dónde los ponen; en qué condiciones se 
encuentran; cuánto tiempo permanecen en ese lugar hasta que llega el 
momento de ser lidiados; qué partes de su cuerpo son lastimadas al celebrarse 
la lidia y qué órganos les daña el estoque. 
De igual forma se detallará cuántos personajes y qué función 
desempeñan cada uno de ellos ante el toro; cómo es la vestimenta que usan; 
cuáles son y qué características deben tener las herramientas que utilizan para 
torturar a esos indefensos animales; cómo es su estado emocional; y cuáles 
son las técnicas que emplean en la lidia. 
Asimismo, se precisará el estado psicológico de los espectadores; qué 
tipo de personas son las que acuden a los espectáculos taurinos; a qué clase 
social pertenecen; porqué razón asisten a esos festejos y qué es lo que sienten 
al presenciarlos. También se hablará del significado de la lidia; cómo esta 
integrada; dónde se realiza; cuál es el motivo o razón para torturar y 
provocarles la muerte a los toros durante la lidia; qué es lo que quiere 
demostrar el hombre al enfrentarlos ante el público asistente; cómo es y cuánto 
tiempo dura la tortura de esos animales; quién está a cargo de matarlos y 
cuáles son los trofeos que se otorgan en esos espectáculos.
28
2.1 LA TAUROMAQUIA
Desde el punto de vista etimológico, la palabra tauromaquia proviene 
del vocablo ••••••, que significa toro, táuros de los griegos, que se convirtió en 
el taurus de los romanos. Y •••••••, quesignifica lucha o combate cuerpo a 
cuerpo entre un hombre y un animal, dos animales o dos hombres entre si. Por 
lo tanto, la tauromaquia es la lucha del hombre contra el toro.31
Por otro lado, la definición de tauromaquia es la técnica y arte de lidiar 
toros. Entiéndase por técnica taurina, las diferentes actividades, 
procedimientos, y métodos que realizan los actuantes a los toros, a través de su 
habilidad y destreza con la suerte de capote, banderillas, muleta o estoque. Y el 
arte de lidiar toros, es el conjunto de técnicas taurinas que expresan, transmiten 
ideas y sentimientos, buscando consigo la belleza estética al momento de estar 
lidiando a ese animal.
En este combate se da lo que llamamos torear, que es mandar, dominar 
a los toros, forzarlos en hacer lo que el torero ordena, imponiéndoles un ritmo a 
sus embestidas sin quedar a merced de éstas.
2.2 EL TORO DE LIDIA
El toro constituye la figura principal de la fiesta taurina; es un ser 
irracional que siente dolor, al igual que los hombres, pero no lo puede 
manifestar como nosotros; pertenece al ganado vacuno; su cabeza es gruesa, 
 
31 http://www.elalmanaque.com/lexico/tauromaquia.htm. 25 de Marzo de 2008. A las 02:00 P. M.
29
de regular tamaño, cornamenta proporcionada a aquella; su piel es dura; tiene 
extremidades finas; cola larga y sedosa; ancho el lomo con el morrillo 
prominente; pelo corto, lustroso y suave; el color de su pelaje o sus manchas, 
ya sea en la cabeza o en el cuerpo, se le conoce como pinta, la cual sirve para 
definir sus rasgos peculiares, sin tener influencia alguna sobre su bravura; tiene 
el instinto de acometer a la más mínima provocación para defender su vida 
usando sus cuernos. Se piensa por parte de los taurómacos, que este animal 
nace como fin lógico y normal para el que fue criado, ser lidiado a muerte.
El toro bravo recibe distintos nombres según la edad que tenga y a 
continuación se precisan: Ternero o choto, cuando tiene menos de un año de 
nacido; en España lo nombran recental si está en período de lactancia. Becerro, 
hasta los dos años de nacido; con un año de edad, se le llama Añojo; y con dos 
años, Erales. Novillo o Utreros, al cumplir los tres años. Toro, cuando ha 
cumplido cuatro años de edad, también se le llama cuatreño; y al cumplir los 
cinco años, puede ser llamado cinqueño. Después de esa edad ya no tiene 
ningún nombre en específico.32
 
32 Cfr, LANFRANCHI SCHERRER, Heriberto, op. cit. 37.
30
La vida del toro comienza al nacer en las ganaderías, las cuales están a 
cargo de criarlos, darles alimento sano y nutritivo, bañarlos, herrarlos, tentarlos, 
curarlos, vigilarlos en todo momento para que no sufran en su aspecto físico, ni 
llegaran a lastimarse o enfermarse a fin de que se encuentren en óptimas 
condiciones hasta el último tercio de la lidia.
Desde que nace va pasando por diferentes etapas para ver si es apto o 
no en ser lidiado, siendo la primer etapa la de Lactancia y Destete, consistiendo 
la primera de las mencionadas, en ser amamantado el ternero por su madre en 
un lapso aproximado de nueve meses, alternando su alimentación con algo de 
pasto. A los diez meses es destetado; es decir, lo separan de su madre para 
ser puesto con otros becerros de ambos sexos en un potrero particular; 
posteriormente, el herradero los separa de uno en uno para ponerles en los 
costillares, con un hierro al rojo vivo, un número que les fue asignado, siendo 
ésta la única manera en la que se puede dejar huellas en su piel a fin de 
poderlos identificar de los demás; asimismo, les ponen una marca de la 
ganadería de la que proceden en una de sus ancas y con un cuchillo les suelen 
hacer otras señales en las orejas o la papada. 33
Las ganaderías que están a cargo de criarlos, deben tenerlos inscritos en 
el libro denominado “Registro Obligatorio de Edades de los Astados”, 
perteneciente a la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, cuya 
función es tener un estricto control del día, mes y año en que hayan nacido; el 
número con que se herró a cada animal; su pinta al nacer, muescas y señas 
particulares. Además para que los toros de una ganadería participen en la fiesta 
brava, es requisito indispensable que pertenezcan a esa Asociación. 
La segunda etapa es la de selección y eliminación por medio de la tienta 
y la retienta. Esta etapa consiste en que los machos y las hembras, 
 
33 Cfr, Ibídem, p. 46.
31
principalmente éstas, deben ser tentados; es decir, poner en prueba su trapío 
para ver la gallardía que se aprecia en su aspecto y estampa que está 
condicionada por su anatomía, destacando su fortaleza muscular, el vigor y las 
cualidades de bravura que poseen para una mejor lidia, que es lo primordial que 
se busca de un toro. Es en base a ello si son seleccionados para intervenir en la 
fiesta brava, o en su caso, ser llevados al matadero.34
La manera de efectuar la tienta puede ser de dos maneras: la primera es 
en la plaza de tientas, ubicada en los potros de las ganaderías; y la segunda, a 
campo abierto, aunque hoy en día en México sólo se emplea la primera de las 
mencionadas, en donde son agrupados, de acuerdo a su sexo, en un corral; 
después los hacen salir de uno en uno a la plaza donde los espera un picador, 
el tentador, quien está colocado a contra querencia para ver como responde al 
ser picado con unas varas de hierro. Si tarda en acometer, será puesto en 
suerte; si es hembra, con el capote; si son machos, a cuerpo limpio con una 
vara o dando de gritos para llamar su atención, a fin de echarlo a pelear con el 
jinete para ver la forma de su embestida y si tiene trapío, siendo castigado con 
una puya de menor tamaño que las usadas en la plaza de toros. 
Las vaquillas si pueden ser toreadas, generalmente de muleta, para ver 
la manera de embestir; en cambio los machos, nunca deben ser toreados antes 
de ser lidiados ni ver el capote o muleta, esto a fin de que no resabien y lleguen 
a la plaza de toros sin conocimiento alguno de estas suertes, porque tienen muy 
buena memoria y aprenden pronto, resultando peligroso para los actuantes el 
acometerlo, ya que saben distinguir el engaño y el hombre.
Una vez terminada la tienta, son devueltos a un corral para curarlos; por 
su parte, el ganadero anota en un libro el destino que tendrá cada uno de ellos 
de acuerdo al grado de bravura que hayan presentado, si va a ser preparado 
 
34 Cfr., Ibídem, p. 48.
32
para la lidia pública, ser castrado o terminar en el matadero, tratándose de un 
macho; si es hembra, puede ser destinada a la reproducción, vaca de vientre o 
ser mandada al rastro. La retienta por su parte, consiste en que la res es 
nuevamente tentada para verificar si en efecto es apta para la lidia o no.35
Cuando han cumplido tres años de edad, han sido tentados y 
seleccionados para ser lidiados, se les llama Utreros. Los que no llegasen a 
tener buena nota de tienta o estén defectuosos, se les llama “Desecho de 
cerrado” y serán enviados a novilladas, festivales o corridas de poca 
importancia; en cambio los mejores, van a parar a las plazas de mayor 
importancia.
Una tercer etapa es la de formar lotes de utreros para ser enviados a 
potreros más pequeños, que reciben el nombre de cebaderos; ahí permanecen 
unos cuantos meses antes de ser lidiados, donde serán “graneados”, es decir, 
alimentados con raciones de granos y alimentos concentrados consistentes en 
hierbas de pastizal, nopales y magueyes machacados, a los que previamente 
queman las espinas; también les dan de comer gramíneas (maíz, sorgo, trigo, 
entre otros); subproductos de la industria del aceite y de la molienda; y 
concentraciones especiales en forma de harina balanceada, que sirve para 
sobrealimentarlos y alcancen el peso requerido.36
El toro desde que nace o poco tiempo después es vacunado contra 
diversas enfermedades. Cuando tienen más edad, frecuentemente les eliminan 
los parásitos externos,principalmente las garrapatas, bañándolos y poniéndoles 
medicamento; si tienen alguna herida que se hayan causado entre ellos mismos 
o por raspones, son introducidos en un cajón de curas, a fin de que sean 
revisados por los veterinarios para que los curen. 
 
35 Cfr, Ibídem, p. 48 y 49.
36 Cfr, Ibídem, p. 50 y 52.
33
Los requisitos que deben tener los cornúpetas para ser lidiados están 
señalados en los artículos 36 al 38, en sus diversas fracciones, del Reglamento 
Taurino para el Distrito Federal y son los siguientes: si se trata de corridas de 
toros, deben tener entre cuatro y seis años de edad; pesar como mínimo 
cuatrocientos cincuenta kilos en pie a su llegada a la plaza, si ésta es de 
primera categoría; si son de segunda o tercera, deben pesar cuatrocientos kilos 
en pie a su llegada a la plaza; tener sus astas integras y reunir las condiciones 
de sanidad necesarias; no ostentar defectos de encornadura que les reste 
peligro o trapío y proceder de una ganadería que pertenezca a la Asociación 
Nacional de Criadores de Toros de Lidia. Para novilladas con picadores, deben 
tener tres años de edad y no llegar a cinco, encontrarse inscritos en el Registro 
Obligatorio de Edades de los Astados, pesar como mínimo trescientos 
cincuenta kilos en pie a su llegada a la plaza, si ésta es de primera; si son de 
segunda y tercera, trescientos kilos en pie a su llegada; tener las condiciones 
de trapío que tradicionalmente se consideran en el Novillo. 
En plazas de segunda y tercera categoría se podrán lidiar novillos que 
presenten defectos de encornadura, siempre que éstos no provengan de 
manipulaciones artificiales y el Juez de Plaza así lo autorice. En festivales, 
becerradas y los utilizados para el rejoneo se permite serrar las astas de las 
reses. Estos animales deben cumplir con las condiciones básicas que establece 
el Reglamento antes citado y no se permitirá que se jueguen aquellos que no lo 
garantice por su edad, poco o falta de trapío. 
Una vez que se cumplan con esos requisitos, son preparados para 
dirigirlos al embarcadero, de uno en uno irán pasando por corrales hasta ser 
encerrados en un cajón de madera que está en un camión y posteriormente 
trasladarlos a la plaza de toros, donde serán lidiados a muerte, “como fin lógico 
y normal para el que fueron criados”. Al salir de la ganadería, serán dados de 
baja en sus libros de registro, en donde se especificará, cuando hayan muerto 
34
en la lidia, los juegos que realizaron para ver si valió la pena el haberlos criado, 
le den prestigio y reconocimiento a esa ganadería.
Al llegar a la Plaza de Toros; si es de primera categoría, deberán estar 
en los corrales del coso cuando menos cuatro días antes del espectáculo. En el 
caso de fiestas o festejos sucesivos, previa autorización, podrá reducirse la 
estancia a un mínimo de dos días, en este caso, serán reseñadas 
anticipadamente en la ganadería de donde proceden, lo anterior en términos del 
artículo 39 del Reglamento en cita.
Inmediatamente después son revisados por los médicos veterinarios y el 
Juez de Plaza para examinar su peso, reconocerlos, comprobar que tengan los 
requisitos de ley; posteriormente, se va a presenciar el sorteo y 
enchiqueramiento, consistiendo el primero de los mencionados en ver que toros 
serán asignados a los actuantes que participarán en la fiesta brava y saber el 
orden en que serán lidiados; el segundo consiste, en irlos apartando para 
dejarlos aislados en el toril correspondiente, mismo que se encuentra cerca del 
ruedo. 37
El toro cuando permanece en el toril esta sin comer y a oscuras, y antes 
de salir a su única lucha a muerte con el hombre, es preparado con el siguiente 
tratamiento: le untan vaselina en los ojos para nublarle la visión; le ponen 
pedazos de algodón o estopa en su nariz y garganta para dificultarle su 
respiración; le dejan caer unos tablones en los riñones y lo golpean con sacos 
de arena para agotarlo; también le untan en sus patas aguarrás a modo que le 
ardan tanto que no se esté quieto o se eche.38 Una vez hecho lo anterior y llega 
el momento de salir al ruedo para ser lidiado, es cuando ve la luz de nueva 
cuenta y al sentirse encerrado en la plaza, con la presencia del público y en un 
 
37 Cfr. Ibídem, p. 54.
38 Vid, DEL RÍO, Eduardo, Toros Sí, Toreros No, Grijalbo, S. A de C. V., segunda edición, México, 
1990, p. 37 y 38.
35
hábitat ajeno al suyo, sufre cambios psicológicos, reaccionando cada uno de 
ellos de diferentes formas, y a continuación se señalan: 
Abanto: Debido al miedo y exaltación que tiene le da por correr 
alrededor del ruedo sin darle mayor importancia a los actuantes; conforme 
pasan los minutos se transforma y casi siempre termina por embestir a la menor 
provocación. Si el toro sigue rehuyendo, entonces es manso.
Alegre: Es aquel toro que embiste inmediatamente en el terreno sin 
rehuir a la pelea, arremetiendo con codicia y franqueza.
Bravo: Tiene un instinto defensivo bien desarrollado; es decir, ataca con 
fiereza, sin miedo alguno contra los caballos o el diestro.
Bravucón: Aparenta ser bravo, se engaña y empieza a bufar 
ruidosamente con el fin de espantar a los actuantes.
Buríciego: Presenta un defecto visual, se divide en tres grupos; el 
primero, es el que ve bien de cerca y poco o nada de lejos; el segundo, es el 
que ve poco de cerca, bien de lejos y; el tercero, son los que no ven con 
claridad de cerca ni de lejos. (esto es debido a que les untan vaselina en los 
ojos, precisamente para que no vean).
Cobarde: Es aquel que al verse castigado y por el dolor que siente 
rehúye quedando en las orillas de las barreras, tratando de buscar una salida o 
donde esconderse.
De sentido (de cuidado): Aprende muy rápido en seguir la suerte de los 
diestros, no hace caso del engaño y busca el cuerpo de aquellos para 
cornearlos.
36
Dócil (suave o manejable): No hace el instinto de cornear y sí todo lo 
que el torero desea hacerle.
Gazapón: Deja de embestir decididamente en el transcurso de la lidia.
Manso: Carece de bravura, no embiste, debido a que tiene miedo. Un 
ejemplo de este tipo es el toro que brincó por las barreras de la plaza de toros 
México hacia los asientos del público, de nombre pajarito.
Majarro: Acomete al actuante debido a que ya ha sido toreado con 
antelación, quizá en la ganadería, representando mucho peligro para ese 
personaje.
Quedado: No rehúye a la pelea, mira de frente al torero, no se decide a 
embestir y permanece inmóvil.
Reservón: Es el que antes de acudir al cite, rasca primero la arena con 
sus patas delanteras, poniéndose a la defensiva y no se decide a embestir. 39
Ahora señalaremos los cambios físicos que padecen y recienten los toros 
en su condición fisonómica, mientras son lidiados debido a su continúo 
acometer impetuoso y el castigo recibido por los actuantes, lo cual disminuye su 
vigor inicial y la potencia de sus embestidas, que es precisamente lo que se 
quiere lograr para que al llegar el último tercio, sean más fácil de poderlos 
matar. Esos cambios reciben el nombre de estados, y son tres: 
El primer estado se llama levantado: Es cuando el toro acaba de salir al 
ruedo, tiene la cabeza en alto, observa todos los objetos a su alrededor sin 
fijarse, por lo regular, en nada ni en nadie; corre con gran velocidad por todo el 
 
39 Cfr, LANFRANCHI SCHERRER, Heriberto, op. cit., p. 60, 63, 66, 69, 73 y 75.
37
ruedo; posee todo el vigor en sus patas. El segundo estado se llama parado: 
consiste en que el toro al quedar estable ha distinguido el objeto que debe 
atacar; se encuentra en óptimas condiciones; y el torero procede a darle una 
serie de lances con el capote para hacerlo correr de un lado a otro. El tercer y 
último estado es aplomado: Aquí ya se encuentra cansado, fatigado, debido al 
castigo y trato cruel que ha recibido por los actuantes, y por correr demasiado 
para un animal que pesa más de trescientos kilos;tiene poco interés por los 
objetos que están a regular distancia y nada por los que están lejos. Este 
estado recibe ese nombre debido a que el toro tiene las patas como si tuviera 
plomo; es decir, pesadas.40
Cuando una res se ha distinguido por su bravura, fuerza y nobleza a lo 
largo de la lidia, a criterio del Juez de Plaza, puede recibir cualquiera de estos 
homenajes: arrastre lento por el tiro de muletas; vuelta al ruedo a sus restos; y 
el indulto, que consiste en perdonarle la vida por tener muy buen trapío y 
distinguido en braveza, lo anterior en términos del artículo 73 del Reglamento 
Taurino para el Distrito Federal.
2.3 LOS ACTUANTES
Hay diferentes categorías de actuantes que intervienen en los 
espectáculos taurinos y son: los matadores de toros de a pie, también 
conocidos como espadas o diestros; matadores de toros a caballo o 
rejoneadores; matadores de novillos de a pie; matadores de novillos de a 
caballo o rejoneadores; picadores; banderilleros y puntilleros. Los cuatro 
primeros reciben también el nombre de lidiador o alternante. En las plazas de 
primera categoría, la cuadrilla de cada espada estará compuesta por tres 
 
40 Cfr, Ibídem, p. 56, 58 y 60.
38
picadores, dos titulares y un suplente, quien intervendrá sólo en caso de 
emergencia; tres banderilleros, excepto cuando el diestro mate una res, en cuyo 
caso serán dos picadores y dos banderilleros. Las plazas de segunda y tercera, 
estarán compuestas conforme a los usos y costumbres, esto último tiene su 
fundamento en el artículo 27, fracción XIV, del Reglamento Taurino para el 
Distrito Federal.
Los alternantes tienen varias etapas de formación y desarrollo obtenida 
por la práctica. La primer etapa, es la de novillero; y la segunda, es la de 
matador, que es cuando ha conseguido la destreza suficiente para desarrollar 
con estilo y técnica todos los tercios de la lidia para enfrentarse a los 
cornúpetas de cuatro años en adelante. Para que el novillero alcance el grado 
de matador, debe intervenir en una corrida especial denominada alternativa que 
se realiza en cualquier plaza de toros de primera categoría.
Las funciones que desempeñan los matadores en el trayecto de la lidia 
son diversas, dependiendo si es el de mayor o menor antigüedad, y son las 
siguientes: El de mayor antigüedad, matará el primer toro; el de menor 
antigüedad, el último; el que reciba la alternativa en una plaza de primera 
categoría, matará en esa ocasión el primer y último toro; el más antiguo, es el 
jefe de cuadrillas y a su cargo esta el orden y dirección de la lidia; para el caso 
de que alguno de los alternantes no pueda continuar en ella sin haber matado a 
la res, el más antiguo de los que restan lo lidiará y le dará muerte, lo anterior 
con fundamento en el artículo 27, fracción IX, incisos B) y C), y la fracción X, del 
Reglamento en cita.
Estos actuantes intervienen en el primer tercio de la lidia, efectuando las 
principales suertes del toreo en capa. En el segundo tercio, que es la suerte de 
banderillas, podrán ejercerla si así lo desean. En el tercer y último tercio, van a 
efectuar la suerte de muleta y estoque.
39
En las corridas de toros y novilladas con picadores, los espadas vestirán 
el traje de luces, que es un lujoso e impactante vestido atiborrado de seda, 
bordado con hilillos de oro y plata, siendo el toro y ese traje lo más atractivo de 
la lidia. Como bien se recordará, en un principio el toreo se practicaba a caballo 
y después el matador de a pie lo sustituyó; es a partir de ese momento, en que 
se empieza a tener cuidado por esa vestimenta. 
Anteriormente ese traje no era como se conoce en la actualidad, debido 
a que los diestros usaban bandas sobre sus vestidos que se constituían por un 
jubón de terciopelo color marrón; traían calzón corto sujetado por una correa 
ancha de gran hebilla; en las piernas se ponían medias gruesas y portaban 
zapatos resistentes de hebilla.41 A finales del siglo XVIII, empiezan a usar 
sombrero de ala ancha parecido al castoreño; tenían el cabello trenzado que 
caía en su espalda. A principios del siglo XIX, desaparece el jubón, surgiendo 
las chaquetillas adornadas con flecos, bordadas con lentejuelas de color rosa, 
blanco y azul; se emplea la faja; el corbatín deja de usarse; el cabello de los 
toreros se enfunda en una redecilla rematada y sujeta en lo alto de la cabeza. 
Con el paso del tiempo, se van adornando los trajes con muchos ornamentos;
aparecen las hombreras y las monteras; los calzones o taleguillas se ribetean 
con profusión en sus bandas; desaparecen las hebillas de las zapatillas y sobre 
su cabello adosan las castañetas.42
En el año de 1922, el rehiletero Luis Suárez “Magritas”, da un cambio 
muy importante en el terno de luces al reducir su peso a casi la mitad 
disminuyendo las muletillas, además sustituye los dibujos que se bordaban en 
el traje por otros más sencillos de cordoncillo de oro o plata y los chorrillos que 
prendían de las hombreras se acortan a sus dimensiones actuales. Por lo que 
respecta al colorido de las prendas, éstos han cambiado, hay diestros que 
 
41 Cfr, GUARNER, Enrique, Tauromaquia, Teoría y Técnicas Taurinas, Diana S. A de C. V, México, 
1981, p. 18 y 22.
42 Cfr, Ibídem, p. 22 y 23.
40
prefieren los colores claros y otros los oscuros. Desde el año de 1935 a la fecha 
ha variado poco, lo que se busca del mismo es que sea ligero. 43
Actualmente, el traje de luces se compone de las siguientes piezas: 
Montera, hombreras, corbatín, esclavinas, chaquetilla, capote de paseo, 
taleguilla (pantalón), zapatillas, medias de algodón y seda, y la camisa. 
Otros actuantes que intervienen en la fiesta brava son los picadores o 
varilargueros, herederos del arte de alancear toros, aparecen sólo en el primer 
tercio de la lidia, tienen la función de picar a esos animales; es decir, darles de 
puyazos con la garrocha a fin de castigarlos, torturarlos, restarles fuerza, vigor y 
hacerlos enojar, lo anterior tiene su fundamento en los artículos 59 y 60 del 
Reglamento Taurino para el Distrito Federal. 
Su vestimenta está compuesta por una casaca que deriva de la 
chaquetilla del torero, sólo que las mangas se encuentran guateadas; en la 
cabeza se ponen el castoreño, que tiene una moña por adorno y se hace de 
fieltro; sobre la ropa interior usan una especie de pelele relleno de guata que les 
cubre el vientre, los muslos y la pierna izquierda; en ese almohadillo 
superponen los hierros conocidos como monas, que cubren desde el tobillo 
hasta arriba de la rodilla, sirven para protegerse de las cornadas, sobre ellos 
calza el botín de gamuza ajustado; en la garganta del tobillo va la correa que 
sujeta la espuela que usan en el pie izquierdo, a fin de aguijonear el caballo y 
situarle en el terreno propicio para ejecutar la suerte de varas; también emplean 
la calzona de gamuza; la faja; la camisa; el chaleco, el corbatín y la casaquilla.
La innovación más reciente a este atuendo es el zapato metálico que cubre su 
pie derecho. 44
 
43 Cfr, Ibídem, p. 23.
44 Cfr, Ibídem, p. 25 y 26.
41
La figura de lado izquierdo muestra el traje de luces que usan los toreros; y el de la 
derecha, es el de los picadores.
 Cuando el toro ha recibido suficiente castigo por parte de los picadores, 
se procede al cambio del segundo tercio de la lidia en el que saldrán al ruedo 
otros actuantes que son los banderilleros, quienes están a cargo de seguir 
castigando, torturando y reanimando con las banderillas a los toros; también 
participan los peones de brega, que son los que auxilian al matador a fin de 
restarle fuerza y vigor a esos animales para que en el último tercio estén 
débiles, cansados y sea más fácil poderlos matar. 
Al concluir la lidia de manera satisfactoria con la estoqueada al toro, 
interviene otro personaje que es el puntillero, quien esta a cargo de rematarlo; 
de cortarle los apéndices como son las orejas o rabos, para

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