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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/270589865 “Mario Bunge y la Etnografía” Chapter · January 2014 CITATIONS 0 READS 6,356 1 author: Marta Crivos Universidad Nacional de La Plata 72 PUBLICATIONS 299 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Marta Crivos on 17 January 2015. The user has requested enhancement of the downloaded file. https://www.researchgate.net/publication/270589865_Mario_Bunge_y_la_Etnografia?enrichId=rgreq-4b8760b2a7d7b1b740978d337a30c90f-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3MDU4OTg2NTtBUzoxODY2ODgxODE2NDUzMTJAMTQyMTUyMTMzOTE2Ng%3D%3D&el=1_x_2&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/publication/270589865_Mario_Bunge_y_la_Etnografia?enrichId=rgreq-4b8760b2a7d7b1b740978d337a30c90f-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3MDU4OTg2NTtBUzoxODY2ODgxODE2NDUzMTJAMTQyMTUyMTMzOTE2Ng%3D%3D&el=1_x_3&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/?enrichId=rgreq-4b8760b2a7d7b1b740978d337a30c90f-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3MDU4OTg2NTtBUzoxODY2ODgxODE2NDUzMTJAMTQyMTUyMTMzOTE2Ng%3D%3D&el=1_x_1&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Marta-Crivos?enrichId=rgreq-4b8760b2a7d7b1b740978d337a30c90f-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3MDU4OTg2NTtBUzoxODY2ODgxODE2NDUzMTJAMTQyMTUyMTMzOTE2Ng%3D%3D&el=1_x_4&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Marta-Crivos?enrichId=rgreq-4b8760b2a7d7b1b740978d337a30c90f-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3MDU4OTg2NTtBUzoxODY2ODgxODE2NDUzMTJAMTQyMTUyMTMzOTE2Ng%3D%3D&el=1_x_5&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/institution/Universidad_Nacional_de_La_Plata?enrichId=rgreq-4b8760b2a7d7b1b740978d337a30c90f-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3MDU4OTg2NTtBUzoxODY2ODgxODE2NDUzMTJAMTQyMTUyMTMzOTE2Ng%3D%3D&el=1_x_6&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Marta-Crivos?enrichId=rgreq-4b8760b2a7d7b1b740978d337a30c90f-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3MDU4OTg2NTtBUzoxODY2ODgxODE2NDUzMTJAMTQyMTUyMTMzOTE2Ng%3D%3D&el=1_x_7&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Marta-Crivos?enrichId=rgreq-4b8760b2a7d7b1b740978d337a30c90f-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3MDU4OTg2NTtBUzoxODY2ODgxODE2NDUzMTJAMTQyMTUyMTMzOTE2Ng%3D%3D&el=1_x_10&_esc=publicationCoverPdf homenaje Homenaje a Bunge.indd 1 04/09/2014 13:44:28 Homenaje a Bunge.indd 2 03/09/2014 18:04:02 Elogio de la Sabiduría Ensayos en Homenaje a Mario Bunge en su 95° Aniversario Guillermo M. Denegri Compilador Homenaje a Bunge.indd 3 04/09/2014 13:12:02 Eudeba Universidad de Buenos Aires Primera edición: septiembre de 2014 © 2014 Editorial Universitaria de Buenos Aires Sociedad de Economía Mixta Av. Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos Aires Tel.: 4383-8025 / Fax: 4383-2202 www.eudeba.com.ar Diseño de colección: Mariana Piuma Diagramación y corrección general: Eudeba Impreso en la Argentina Hecho el depósito que establece la ley 11.723 No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico, mecánico, fotocopias u otros métodos, sin el permiso previo del editor. Elogio de la sabiduría : Ensayos en homenaje a Mario Bunge en su 95° aniversario / José Luis Pardos Pérez ... [et.al.] ; compilado por Guillermo M. Denegri. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Eudeba, 2014. 390 p. ; 24x17 cm. - (Homenajes) ISBN 978-950-23-2339-8 1. Epistemología. I. Pardos Pérez, José Luis II. Denegri, Guillermo M., comp. CDD 121 Homenaje a Bunge.indd 4 03/09/2014 18:04:02 Índice Prólogo ................................................................................................................7 Pardos Pérez, José Luis Mario Bunge o el elogio de la sabiduría (y la longevidad) .............................15 Denegri, Guillermo M. La filosofía de la ciencia como introducción a la sabiduría ............................27 Agazzi, Evandro El Sistemismo como una alternativa de investigación posible a la problemática del delito .............................................................................39 Amado Yannarella, Ana María Prospectiva científica y tecnológica: una aproximación no-hegemónica .......73 Bosch, Marcelo El derecho societario argentino y la filosofía de Mario Bunge ......................99 Botteri, José David y Coste, Diego Naturaleza y dignidad humana ....................................................................121 Cela Conde, Camilo J.; Fernández Neto, Atahualpa; Fernández, Marly; Fernández, Manuella María y Burges, Lucrecia Mario Bunge y la etnografía ..........................................................................143 Crivos, Marta Fiat scientia nec pereat mundus ...................................................................149 Domenech, Antoni y Bertomeu, María Julia Homenaje a Bunge.indd 5 03/09/2014 18:04:02 Mario Bunge y el mito de la interpretación de Copenhague .......................161 Gómez, Ricardo Dos enfoques mecanísmicos de la explicación en ecología ...........................185 González del Solar, Rafael, Marone, Luis y López de Casenave, Javier Médicos y pacientes, la evolución de la relación ..........................................209 Laborda Molteni, Jorge La ontología y la filosofía de la mente de Mario Bunge ...............................221 Mahner, Martín La ontología de Mario Bunge ........................................................................235 Mosterín, Jesús Algunos retos filosóficos de la política científica ...........................................251 Quintanilla Fisac, Miguel Ángel Propuestas epistemológicas de Mario Bunge para comprender la tecnología: reglas, fines, acciones racionales, diseños ..............................269 Scarano, Eduardo Nota histórica sobre la noción de causa ........................................................291 Torretti, Roberto ¿Partículas u ondas? Problemas ontológicos en la mecánica cuántica ........309 Vucetich, Héctor Breves consideraciones sobre parasitismo animal .......................................323 Yannarella, Francisco Gerardo Profesor Mario Bunge. Curriculum Vitae ....................................................337 Sobre los autores ...........................................................................................383 Homenaje a Bunge.indd 6 04/09/2014 13:12:28 7 Prólogo José Luis Pardos Pérez Es especial que el Profesor y Maestro Mario Bunge no solo cumpla 95 años sino que en torno a su persona, a su obra y a sus enseñanzas nos juntemos un grupo de amigos, discípulos y fervientes admiradores, así como decididos defensores de su pensamiento, su manera de actuar y sus formas de enseñar. Pero aquí estamos, y yo tengo el gran honor y distinción de poner las primeras líneas que anticipan los textos de un conjunto de personas sabias que queremos hagan y hablen en este Elo- gio de la Sabiduría, del Profesor y Maestro Mario Bunge. Permítanme que al inicio de este Prólogo cite dos valiosísimas de- dicatorias de don Mario al libro Ciencia y Desarrollo que para mí fue no solo el descubrimiento del bungismo/sistemismo, sino que me convirtió a él, hace ya más de treinta largos años. Permítanme, a su vez, que lo relate brevemente y que refiera cómo se sucedieron los acontecimientos. En la España de los años ochenta, bien entrado el gobierno so- cialista, se tuvo por el poder, a la sazón en La Moncloa, la feliz idea de traer a España a muchos de aquellos intelectuales latinoamericanos, que no habían estado aquí durante los largos y complejos años del Franquismo. Dicho y hecho. Yo a la sazón estaba con el Ministro de Asuntos Exteriores Fer- nando Morán, como Director General de Cooperación Técnica Inter- nacional y me cupo la honrosa labor de organizar tal encuentro. Fue para mí una de las más gratas misiones diplomáticas que he debidohacer en mi vida. Pensé el lugar, Toledo; pensé en el sitio aquel en el que El Greco había pintado la ciudad, en el Parador Nacional, y me dispuse a llevar a cabo la convocatoria. Homenaje a Bunge.indd 7 04/09/2014 13:12:28 8 Prólogo De ella, y aparte del propio don Mario cuyo encuentro ya referi- ré más tarde, recuerdo a personajes bien conocidos tales como Raúl Prebisch. Felipe Herrera era otro de los más asiduos, más distinguidos, y de los más empeñados en participar en el encuentro de Toledo. De hecho don Felipe asistía siempre acompañado por unas muletas en las que apoyaba su cuerpo, tras un percance cardiovascular que no le impedía ni asistir ni participar, con todo empeño, tesón e ilusión. Aprendimos mucho de él y de unos cuantos más, que durante unos tres días dedicamos nuestro “encuentro” a pensar cuál era y debía ser el papel de España en las Indias que habían adquirido su merecida in- dependencia, hacía menos de un siglo en el caso de Cuba o de Puerto Rico y algo más en las diversas Repúblicas latinoamericanas. En todo caso mantuvimos, alertados y aleccionados grandemente por don Raúl Prebisch, quien con frecuencia me empujaba a que fue- ra más animoso y a que planteara con más realismo los términos de las relaciones bilaterales y multilaterales con Latinoamérica, en los procesos que vivíamos en los años ochenta: “Dele Ud. bien y duro... y no nos deje perder el tiempo”, recuerdo que me decía con permanente insistencia. Hubo muchos participantes españoles como Xavier Ruber de Ventos y Rafael Correra que aportaron sus sabidurías, su buen hacer y sobre todo su experiencia en el mundo bilateral hispanoamericano. El “encuentro” se clausuró con la asistencia y participación del Ministro Fernando Morán, y así como quien no lo quiere, uno de sus participantes, enjuto y decidido al pasar junto a mí, me dijo: “Tome ese libro mío para que lo lea en cuanto tenga un hueco”. Era un librito de unas 160 páginas, llamativamente editado en color amarillo y bajo un gran título que decía: Mario Bunge, Ciencia y Desarrollo, de la editorial Siglo Veinte. Pasaron varios días, quizás creo recordar que hasta una sema- na desde que terminamos el “encuentro” en Toledo, cuando inicié su lectura. Me ocurrió algo que nunca me ha sucedido... y es que no podía parar de leerlo, de reflexionarlo y sobre todo de ir recibiendo unos efectos tan positivos, y un impacto tan importante y decidido que, cuando al fin y apresuradamente lo terminé, sucedió algo que nunca me había pasado antes: Mario Bunge y su libro sobre Ciencia y Desarrollo iba cambiando sencillamente mi forma de pensar. Su lectura me había impactado a fondo, tan a fondo que desde el día en el que lo leí, posiblemente en torno a fines de febrero de 1983, mi manera de reflexionar, de pensar y hasta de actuar eran senci- llamente distintas. Homenaje a Bunge.indd 8 03/09/2014 18:04:03 9 José Luis Pardos Pérez Creo firmemente que con la primera lectura del libro del Profe- sor y Maestro Bunge me estaba adentrando en la Filosofía Sistémi- ca, sin ni siquiera saberlo. Especialmente en el modo de concebir el mundo y hasta el universo como un conjunto de sistemas, cuando el Profesor y Maestro Bunge afirma en la página 19 de su fundamental librito que “hay cinco concepciones principales del desarrollo de una sociedad humana: la biológica, la económica, la política, la cultural y la integral”. Y recuerden ustedes que a la sazón yo era, modesta pero intensamente, Director General de Cooperación Técnica Internacional y el “desarrollo” era mi tema central y preferido. No había pues terreno más apropiado para que esa sencilla, aquellas sencillas, claras, densas e intensas afirmaciones y concepciones del Profesor y Maestro Mario Bunge cayeran en un terreno más apropiado y más dispuesto a que germinaran, crecieran y se propagaran con toda la fuerza con la que “la Sabiduría” del Profesor y Maestro Mario Bunge; lo ha hecho en mi vida, en mi pensamiento y en mi manera de hacer, de gestionar y de desarrollar mi actividad intelectual, humana y de todo orden. A él se lo debo, y voy a tratar de describirlo un poco más en este modesto Prólogo en retribución a sus años de enseñanza, a su manera de relacionarse humanamente y a su gestión sabia, directa y llena de savoir faire de su trato con las personas y de la eminencia del Profesor y Maestro Mario Bunge “felizmente reinante” (sic) en el mundo de la enseñanza, de la sabiduría y de las prácticas humanas y de las científicas. Pero hay algo que debo decir, muy firmemente, en el inicio de estas líneas o Prólogo a Elogio de la Sabiduría. Ensayos en Homenaje a Mario Bunge en su 95º Aniversario y es lo siguiente. El citado librito (por decirlo modestamente) del grandioso Profesor y Maestro Mario Bunge, el que me obsequiaron en el Parador Nacional de Toledo, en 1983.02.20 –como siempre fecha don Mario todos sus escritos, y un día me lo dijo abiertamente: “mirá, JoLu, lo que te interesa saber en primer lugar es el año en el que vivís, luego el mes y finalmente el día”– no me ha abandonado nunca, nunca, nunca. Quiero reafirmar, este librito debidamente subrayado en azul, luego en rojo, negro, verde, naranja y/o amarillo, nunca me ha abandonado o nunca yo me he alejado de él, porque siempre ha sido para mí fuente de Sabiduría, compendio de Ciencia, y conjunto de bienes que –repito– siempre me han sido, no solo útiles sino extremadamente benéficos, para todas mis andanzas por el mundo, que han sido muchas, y para todos mis quehaceres, que igualmente han sido muy variados también. Mi Maestro y permanente Profesor Mario Bunge me ha acompaña- do a lo largo de toda mi vida, y ya pasan más de treinta años desde que Homenaje a Bunge.indd 9 03/09/2014 18:04:04 10 Prólogo tuve la fortuna de conocerle y tratarle en Toledo, más de tres décadas en las que su Ciencia y Desarrollo me ha acompañado, por supuesto en mi Dirección General de Cooperación Técnica Internacional, en Ma- drid, en el Ministerio, y por esos mundos de Latinoamérica, por Santo Domingo, cuando en Los Altos del Chavón hicimos varios cursillos sobre la descontaminación de los Océanos; o en Canadá, en mi Emba- jada en Ottawa, cuando don Mario fue recibido en la Real Academia de las Ciencias; o en mis mismas tierras de Murcia y Cieza, cuando en el 2008 nos visitó en la Fundación Los Álamos y en la Universidad de Murcia. Siempre, siempre, su libro no solo me ha acompañado sino instruido, aleccionado y, sobre todo, me ha impulsado a seguir adelante en esta sabia senda que el Profesor y Maestro Mario Bunge inició en su Argentina natal allá por el 1919. Permítanme ustedes que cite una modesta pero para mí muy importante anécdota. La familia Bunge, con Marta, Eric, Mimí y sus hijos, nos invitaron a pasar varios días con ellos en su deliciosa casa en Taormina, en Sicilia a orillas del Mediterráneo, y yo pensé que nada mejor, después de tantos años, no solo de volver a viajar con su primer libro de Ciencia y Desarrollo, sino rogarle que muchos años después me lo volviera a dedicar y he aquí el resultado: en la primera dedica- toria cuando yo descubrí al gran Profesor y Maestro Mario Bunge, en Toledo 1983.02.20, me decía escuetamente “A Don José Luis Pardos cordialmente, Mario Bunge” pero en la segunda dedicatoria, en un libro ya añejo pero nuevo, viejo pero permanentemente vivo, desmadejado pero perfectamente integrado, lleno de notas y de subrayados, me es- cribió este párrafo, para mí de un valor inestimable: “A mi queridísimo amigo JoLu, con quien he tenido incontables discusiones interesantes y racionales. Con mi afecto. Mario Bunge. 2012.07.06 Taormina”. Es imposible que una persona, un científico, un sabio, haya po- dido hacer y tener mayor impacto intelectual y humano en mi propia vida, baste el modo como la casi totalidad de la familia Bunge me llama JoLu (apócope de José Luis) salvo Eric que realmente hace el apócope total, JoLuPaPe (José Luis Pardos Pérez).Esto es la vida, la obra y el espíritu que ha permeado a la Ciencia y al Desarrollo del Profesor y Maestro Mario Bunge en mi vida. Pero hay más, mucho más, que modestamente quiero dejar constancia en estas primeras líneas del Elogio de la Sabiduria del Profesor y Maestro Mario Bunge. Se trata de los siguientes extremos que hacen referen- cia a la Filosofía y a la Política, quizás dos de los extremos de los que la humanidad anda más necesitada de fundamentos, de teorías y de concepciones. Helas brevemente aquí: Homenaje a Bunge.indd 10 03/09/2014 18:04:04 11 José Luis Pardos Pérez 1º) El Profesor y Maestro Mario Bunge ha producido un importan- tísimo Tratado de Filosofía Sistémica Básica, que se ha distin- guido especialmente en el ámbito de la filosofía profesional en el extenso Treatise on Basic Philosophy del que deseamos extraer solo lo que la Wikipedia dice de esa magna y monumental obra. Se trata de un esfuerzo por construir un sistema que abarque to- dos los campos de la filosofía contemporánea, enfocados especial- mente en los problemas que suscita el conocimiento científico. La semántica (de la ciencia) está tratada en los primeros dos tomos (Semantics 1. Sense and Reference y Semantics 2. Interpretation and Truth) y la ontología en los siguientes dos (Ontology 1. The Furniture of the World y Ontology 2. A World of Systems). La noseología ocupa los tres volúmenes posteriores (Epistemo- logy and Methodology 1. Exploring the World, Epistemology and Methodology 2. Explaining the World y Epistemology and Methodology 3. Philosophy of Science and Technology). Final- mente, el volumen 8 del Tratado se ocupa de la ética (Ethics. The Good and the Right). 2º) El Profesor y Maestro Mario Bunge ha tratado exhaustivamen- te, y como viene relacionado en los trabajos que se presentan a continuación de estas modestas líneas a modo de Prólogo, de materias tan importantes como la Filosofía Política, pero bajo el importante encabezamiento de FACT, Fiction and VISION. No creo que el lector necesite más. Es un volumen en el que se recogen ampliamente los Hechos de la Filosofía Política, las Fic- ciones y especialmente la Visiones. Se trata de un libro –como tantos de los otros casi más de cincuenta que ha producido el Profesor y Maestro Mario Bunge– que analiza la teoría política, la filosofía política y especialmente la política en sí, cuando termina con su coherente Visión de la Democracia Integral. 3º) En España y con el patrocinio de varias entidades entre las que me cuento y mi FLAdJLP (www.fundacionlosalamos.es) se están publicando, y en algunos casos reeditando, lo que llamamos la BB (Biblioteca Bunge) que a modo muy asequible pone al alcance del público las obras más importantes del Pro- fesor y Maestro Mario Bunge. Las edita una selecta editorial, Laetoli de Pamplona. A continuación y como complemento a este modesto Prólogo tengo el gusto de presentar estas cinco ideas de Serafín Senosiaín, el Director de la Editorial Laetoli: Homenaje a Bunge.indd 11 03/09/2014 18:04:04 12 Prólogo a) Razón. Bunge utiliza la razón. No le interesa la filosofía como mera palabrería, cuanto más oscura mejor. No cree que cuanta más oscuridad y menos sentido hay más profundidad. Detesta a Hegel, a Husserl, a Heidegger y a toda la manada posmoderna. Él es un nuevo ilustrado y se siente heredero de los ilustrados franceses del siglo XVIII, y particularmente de los ilustrados radicales como Holbach, Diderot, Helvétius y otros. La mayor parte de la filosofía posterior, especialmente la alemana, ha sido una filosofía de la contrailustración; un “olvido de la razón”, como dice el título del filósofo argentino Sebreli. Debemos olvidar a quienes han olvidado la razón y retomar la modernidad y el proyecto ilustrado. b) Materia. Bunge es materialista, naturalista. No cree en seres sobrenaturales, ni en fantasmas, ni en espíritus, ni en dioses. Somos materia evolucionada, materia pensante. Por tanto, es ateo. La religión puede ser un consuelo en algunos momentos, pero poco más. Con las debidas excepciones, las religiones no han hecho gran cosa por mejorar la suerte ni el conocimiento de los hombres. Todo lo conseguido en los últimos siglos se ha hecho contra ellas. c) Ciencia. La ciencia es nuestro mejor camino para conocer el mundo. Podemos aproximarnos a él gracias al arte, la literatura y otros medios (Bunge es un gran conocedor de la literatura contemporánea) pero la ciencia es nuestro método por exce- lencia. Un método, además, racional, no dogmático, universal (no hay ciencia nacional o nacionalista). En contrapartida, las pseudociencias, esos supuestos conocimientos, las supercherías y falsedades, llenan los medios de comunicación. Es vital ha- cerles frente y desenmascararlas. d) Sistema. La filosofía de Bunge se organiza de forma lógica en un sistema, como queda reflejada en su Tratado. Hay en él una ambición de sistema, de totalidad, de omni-comprensión del mundo. Esa ambición es apabullante y sorprende que no tenga mayor influencia. Está claro que Bunge no es un filósofo a la moda, como Žižek o el sobrevalorado Foucault. Pero eso significa que algo grave sucede en la filosofía contemporánea. e) Política. Los hombres vivimos en sociedad y nuestro deber es hacer el mundo más habitable para todos. Siguen vigentes más que nunca los valores de la Revolución Francesa: libertad, igualdad, fraternidad. Hay que acabar con las dictaduras y con cualquier sistema opresivo y luchar por sistemas democráticos Homenaje a Bunge.indd 12 03/09/2014 18:04:04 13 José Luis Pardos Pérez reales. Hay que reformar profundamente un sistema económico que parece favorecer solo al 0,01% de la población y dejar a gran parte de ella a su suerte. Hay que promover redes de solidari- dad, como las cooperativas, que fomenten valores solidarios y sean el principio de reformas económicas profundas. Una última reflexión, para ir terminando esta modesta introduc- ción a una obra tan gigantesca como la del Profesor y Maestro Mario Bunge: hay actuaciones muy concretas en el marco de la política ge- neral, que se substraen y amplían en los sectores político, económico y cultural, como aquellos tres subsistemas a los que nos hemos referido al inicio. El Profesor y Maestro Mario Bunge creó en la década de los ochenta una Fundación Euro-Latinoamericana de cooperación inter- nacional, cuyos miembros más destacados, incluyendo a la ex Primer Ministra de Portugal, Maria Lourdes Pintasilgo, se reunieron con SM la Reina en la Universidad Complutense de Alcalá de Henares, y redactaron un proyecto de Declaración de Alcalá sobre la Coopera- ción internacional, que fue la base de mis trabajos durante muchos años. Pero, a su vez, el Profesor y Maestro Mario Bunge ha hecho una fulgurante aparición por Madrid, hace unos meses, en el mes de mayo, primero en el Colegio de Registradores de la capital, en donde estuvo interviniendo, sin un solo papel, en relación a la función de la propiedad y su afianzamiento en materia registral. Al día siguiente, en el paraninfo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense, hasta la bandera, pronunció una Conferencia de tres cuartos de hora, en la que mantuvo un lúcido diálogo con muchos de los concurrentes. Yo no sé si descansó o no, pero por la tarde de ese mismo día, y en la Facultad de Derecho de la UNED, pronunció otra muy lúcida disertación, en la que hubo un amplio coloquio y un buen intercambio de ideas. Don Mario, a sus 94 y bien cumplidos años, tuvo tiempo para que el diario El País, el día viernes 2 de mayo, en su completa página 23 y bajo las siglas de Cultura y con el fascinante título de “Hoy en día, la ciencia asusta tanto a la izquierda como a la derecha”, mantuvo una entrevista con Antonio Calvo Roy que me ha parecido tan importante, interesante y lúcida que la he reproducido por completo en este blog,1 al día siguiente de publicarse. Creo que dicha entrevista, de hacesolo un par de meses, es el mejor colofón que puedo poner a estas líneas 1. El autor se refiere a su blog: https://joseluispardosperez.blogspot.com Homenaje a Bunge.indd 13 03/09/2014 18:04:04 14 Prólogo del prólogo al Elogio de la Sabiduría. Ensayos en Homenaje a Mario Bunge en su 95º Aniversario, rescatando dos citas de la actualidad y vigencia del pensamiento bungiano, contenidas en la entrevista citada anteriormente: ¿Aprendemos algo de esta crisis? “Los golpes no enseñan nada, no creo que aprendamos de esta crisis, sobre todo si los gobiernos siguen pidiendo consejo a los economistas que contribuyeron a crearla, a los partidarios de políticas sin regulación”. ¿Qué les diría a quienes consideran que la historia, la sociología o la psicología no son ciencias? “La historia es mucho más científica que la cosmología. El buen histo- riador busca y da evidencia de prueba, a diferencia de los cosmólogos fantasistas, como Hawking. La historia es la más científica de las cien- cias sociales”. Y una afirmación final sobre la Educación: “Se enseñan ideas, pero no a discutirlas; la enseñanza sigue siendo dogmática”. Amen alleluia don Mario et ¡¡¡Laus sapientia et senectute!!!. Homenaje a Bunge.indd 14 03/09/2014 18:04:04 15 Mario Bunge o el elogio de la sabiduría (y de la longevidad) Guillermo M. Denegri No sé por qué desde pequeño siempre he tenido una especial predi- lección (afecto) por las personas que sabían mucho y además estaban entradas en años. Claro está que para mis años adolescentes donde la muerte era algo demasiado lejano y casi inconcebible (excepto si se ha tenido una desgracia familiar como perder un hermano casi mellizo como fue en mi caso) la dimensión de los años es muy diferente. Tengo grabado a fuego el día que leí en los diarios de la época la muerte del Prof. Bertrand Russell (1872-1970) que había fallecido casi centenario y enterarme de las dimensiones intelectuales y sus contribuciones al pensamiento contemporáneo. Para un adolescente de solo quince años que estaba en una búsqueda constante de identidad y queriendo identificarme (quizás parecerme algún día) con algún personaje de la cultura, este primer contacto con un pensador de la trascendencia de Russell fue el inicio de una constante fascinación por la sabiduría y por querer conocer los pormenores de las vidas de esos personajes que para mí eran inaccesibles y que vistos desde la perspectiva de un jovencito viviendo en un pueblo de cinco mil habitantes en la pampa argentina (Puan, provincia de Buenos Aires), imaginaba que nunca podría llegar a conocer a uno de ellos y debía solo conformarme con leer sus biografías y admirar sus contribuciones. Debo reconocer que un compañero de la escuela secundaria fue quién me motivó e incentivó a la lectura de todo lo que caía en manos, sus excelentes comentarios Homenaje a Bunge.indd 15 03/09/2014 18:04:04 16 Mario Bunge o el elogio de la sabiduría (y de la longevidad) de libros de ciencia ficción y mi deseo de imitarlo sobre todo porque lo consideraba que “sabía un montón” hicieron de mi desde ese momento un lector empedernido y debo reconocer que la lectura me ayudó y me ayuda a vivir. Es por eso que hace un tiempo hice mías las palabras de Adolfo Bioy Casares “parte de mi amor a la vida se la debo a mi amor a los libros”, me las apropié rápidamente y me dije: “es tal cual lo que me pasa”. No me imagino una vida sin libros, sin lectura y creo que no tenerlos y disfrutarlos seria no encontrarle “sentido a la vida”. Por lo tanto la tríada sabiduría-longevidad-libros es la perfecta conjunción que quiero rescatar para homenajear a este fenómeno del saber (y su larga vida) que es Mario Bunge. Estoy convencido que la figura de Mario se agiganta con el paso de los años y sus jóvenes 95 años es la muestra elocuente que el paso del tiempo vivido con intensidad es la prueba irrefutable que vale la pena vivir dedicado al conocimiento y a entrenar constantemente a nuestras neuronas. Cuando hablo de Bunge me viene rápidamente a la mente per- sonajes que como él han influido de manera decisiva en mi vida y que sin conocerlos personalmente (solo unos pocos) he admirado de una manera casi religiosa. Me estoy refiriendo a Florentino Ameghino, José Ingenieros, Bertrand Russell, Albert Schweitzer: Albert Einstein, Louis Pasteur, Marie Curie, Jorge Luis Borges, Rita Levi-Montalcini. Eugenia Sacerdote de Lustig, Miguel Eduardo Jörg, Karl Popper, entre otros. Varios de ellos pasaron la barrera de los noventa años y Rita Levi-Montalcini y su prima Eugenia Sacerdote de Lustig los cien años. Ahora ¿por qué esta fascinación y obstinación casi existencial en mi por la sabiduría y la longevidad? ¿porque me llevo tan bien con esta pareja que me hace vibrar en lo más profundo y necesito encontrar argumentos racionales que me expliquen que ambas pueden ir de la mano tan juntas y unidas? Una de las razones seguramente tiene que ver con mi familia paterna que ha sido muy longeva. Mi padre tenía diez hermanos y todos superaron los ochenta años y dos los noventa (uno de ellos, mi padre); pero quizás esto no sea lo más relevante sino lo que me contaba mi padre de uno de sus bisabuelos que superó los 110 años y en mi casa siempre se repetían las anécdotas de su lon- gevidad e increíble lucidez. Lo que siempre me llamo la atención era que este señor (es decir uno de mis tatarabuelos) desayunaba con vino tinto, panceta y huevos fritos…, y cómo se llevaba con el colesterol, el ácido úrico, los triglicéridos… y demás parámetros hemáticos…¡bien gracias! porque vivió hasta los 116 años con una lucidez… decía mi padre… envidiable para cualquier joven de veinte años. Íntimamente debo confesar que me gustaría llegar a esa edad y creo que vivo con Homenaje a Bunge.indd 16 03/09/2014 18:04:04 17 Guillermo M. Denegri ese impulso natural a la longevidad (y a la perfección diría Lamarck, que para mí es la sabiduría). Estoy firmemente convencido en un impulso natural a que el conocimiento y el entrenamiento constante de nuestras neuronas pre- anuncian una vida más larga y rica (claro está en términos de calidad de vida). Un ejemplo de ello es la prolífica vida de la ya cita Rita Levi- Montalcini (Italiana, Premio Nobel de Medicina 1986 por el descubri- miento del Factor de Crecimiento de las Células Nerviosas -NGF-) que murió a los 103 años (1909-2012) demostrando que es posible mejorar cada día de nuestra vida la potencialidad creativa de nuestro cerebro, fomentando nuevas y novedosas conexiones nerviosas que permiten un mejor conocimiento del mundo y una vida plena. En un reportaje que le hicieron a Rita Levi próxima a cumplir los 100 años le preguntaron si no se jubilaba a lo que respondió: “¡Jamás! La jubilación está destruyendo cerebros. Mucha gente se jubila y se abandona. Y eso mata su cerebro. Y se enferma”.1 ¿Cómo anda su cerebro?: “¡Igual que a mis 20 años! No noto diferencia en ilusiones ni en capacidad. Mañana vuelo a un congreso médico…..”; ¿Pero algún límite genético habrá?, le pregunta el periodista, a lo que Rita contesta: “No. Mi cerebro pronto tendrá un siglo… pero no conoce la senilidad. El cuerpo se me arruga, es inevi- table, ¡pero no el cerebro!”. En otra parte del reportaje se le pregunta: ¿Cuál es hoy su gran sueño?: “Que un día logremos utilizar al máximo la capacidad cognitiva de nuestros cerebros”; y ¿Qué ha sido lo mejor de su vida?: “Ayudar a los demás”; ¿Qué haría hoy si tuviese 20 años?: “¡Pero si estoy haciéndolo!”. La verdad que no deja de fascinarme cada vez que leo y releo este reportaje y claro que lo remito y digo: “esto es lo que diría y suscribiría plenamente Mario Bunge”. De hecho la vida de Mario ha sido así y sigue siendo, sin dejar de trabajar un solo día, apostando al conocimiento, al trabajo duro de aprender y no dejarse engañar por falsos profetas travestidos de luminarias intelectuales y por sobre todo generandonuevos conocimientos y reflexiones trasmi- tidas en un lenguaje claro y preciso. Como decimos en la Argentina que “Gardel cada día canta mejor”, podemos decir sin lugar a dudas que “Bunge cada día piensa mejor y aún más, cada día escribe mejor”. Con motivo de la celebración de sus 95 años y trabajando para este libro homenaje estuve en permanente contacto con Marta Bunge, la esposa de Mario, exquisita y cultivada mujer que no dejó de contes- tar rápidamente un solo mail que le envié. Estando ambos en Génova 1. Levi-Montalcini (2013:87-89). Homenaje a Bunge.indd 17 03/09/2014 18:04:04 18 Mario Bunge o el elogio de la sabiduría (y de la longevidad) durante los meses de mayo y junio de este año, en uno de los mensajes les deseaba que pasaran unas buenas vacaciones, a lo que Marta res- pondió: “No estamos de vacaciones. Ayer mismo di un seminario en la Universidad de Génova y estuve trabajando diez horas por día desde que llegamos, ídem Mario. Hay una playa magnifica debajo de nuestro departamento y el mar Mediterráneo es una maravilla pero aunque sea difícil de creer no he bajado las escaleras a nadar ni una vez…”. Recuerden que estamos hablando de Mario de 95 y de su mujer de 76 años… ¡¡¡no es admirable, reconfortante y sobre todo ejemplar cuando con muchísimos años menos nos flaquean las fuerzas y creemos que ya no tenemos nada más por hacer y producir en nuestras vidas!!! La producción escrita de Mario es abrumadora en cantidad y calidad. El primer trabajo publicado data de 1939 con apenas veinte años y se titula: Introducción al estudio de los grandes pensadores. Conferencias (Buenos Aires) III: l05-109, 124-126; su último trabajo es del 2013 (Nº 532) se titula Bruce Trigger and the philosophical ma- trix of scientific research. In S. Chrisomalis and A, Costopoulos (eds.), Human Expeditions Inspired by Bruce Trigger, pp. 143-159. Toronto: University of Toronto Press, 2013, más cinco publicaciones aceptadas durante el 2014 que dan la friolera cifra de una producción de 537 trabajos publicados en muchísimas revista de prestigio internacional en las áreas más disímiles (Nature, Philosophy & Phenomen. Res., Brit. J. Phi. Sc., Am. J. Physics, Rev. Metaphysics, Phil. of Sc., Mind, J. Philosophy, Technology & Culture, Rev. Mod. Physics, Synthese, Revue Internat. de philosophie, Internat. J. Theoretical Physics, Gen. Systems, J. Philos. Logic, Theory and Decision, Rev. Latinoam. de Filosofía, Social Indicators Res., Crítica, Teorema, Diánoia, The Monist, Intern. J. of Quantum Chem., Behav. & Brain Sc., Appl. Mathem. Modelling, Tech. in Society, Neuroscience, J. Social & Biol. Struct., Nature and System, Erkenntnis, Current Anthropology, Annals of Theor. Psych., Médecine psychosomatique, Annals New York Acad. of Sc., Phil. Soc. Sc., J. of Socio-Economics, Science & Education, J. Physiol., Internat. Rev. Victimology, Internat. J. of Health Serv., Foundations of Science, entre otras). Lo que llama poderosamente la atención es la diversidad de te- mas estudiados y la solvencia y seriedad intelectual con la que están abordados. No estamos contando los libros, cuya producción supera los ciento cuarenta con traducciones a muchísimas lenguas y reimpresiones permanentes. Es decir que don Mario Bunge ha publicado ininterrum- pidamente durante setenta y cinco años (y lo sigue haciendo) de una hermosísima y larga vida de 95 años cuyo cumpleaños se celebra el 21 Homenaje a Bunge.indd 18 03/09/2014 18:04:04 19 Guillermo M. Denegri de septiembre de 2014. Pero hay un dato que quiero resaltar especial- mente para dimensionar aún más la obra de Mario y es que del total de 537 trabajos publicados solo 12 artículos son en co-autoria (2,23%) lo que significa que el 98% de sus papers han sido escritos por él sólo. Y qué decir de los libros: ha publicado 73 libros y hay uno en prensa, que con traducciones a diversas lenguas (portugués, italiano, inglés, francés, alemán, japonés, chino, entre otras) y reediciones suman 148. Aquí nuevamente aparece esa característica que apunté en los artículos científicos y es que solo tres libros de los 74 están escritos con un solo co-autor (4%). Estos datos no son menores si analizamos la producción actual de trabajos científicos y filosóficos que se publican donde figuran muchos (a veces muchísimos) autores sin saber claramente el nivel de compromiso tanto intelectual como de escritura que cada uno asume en la publicación. La actual ”industria del conocimiento” como bien lo analiza el Prof. Quintanilla en este mismo volumen, creo que está desvirtuando peligrosamente la generación de conocimiento original y provocativo ya que las valoraciones bibliométricas apuntan directa- mente a priorizar la cantidad (papermania) y los factores de impacto (impactolatría) en detrimento de la calidad. En Bunge no solo llama la atención la producción cuantitativamente hablando sino la calidad y la influencia que tienen sus trabajos y la senda que ha trazado en la constitución y armado de un novedoso y creativo enfoque de la filosofía como es la filosofía científica, materialista en lo ontológico y realista en lo epistemológico, sin desconocer su sistemismo y emergentismo, como características sobresalientes de esta nueva corriente filosófica, que sin lugar a dudas se recordará y en el futuro se estudiará como la Filosofía Científica de Mario Bunge. No es casual que su autobiografía a publicarse próximamente se titule: Dos Mundos: memorias de un filósofo científico. Buenos Aires: EUDEBA; Barcelona: Gedisa. (2014). Cuando en el año 2000 publicamos junto a la Prof. Gladys Mar- tínez el libro homenaje a Mario conmemorando sus 80 años2 insistí y ahora también lo hago, en la necesidad de incluir su Curriculum Vitae completo para valorar, dimensionar y tener disponible para las generaciones futuras toda la producción del último intelectual y filó- sofo sistemático viviente que todavía tenemos el inmenso privilegio de seguir escuchando, disfrutando de su inteligente humor y fina ironía y por sobre todo que sigue teniendo esa fuerza titánica de continuar la batalla inclaudicable contra los (psico)macaneadores, posmodernos y 2. Denegri y Martínez (2000). Homenaje a Bunge.indd 19 03/09/2014 18:04:04 20 Mario Bunge o el elogio de la sabiduría (y de la longevidad) oscurantistas intelectuales que nos han querido vender gato por liebre. Claro que hemos tenido la infinita fortuna de contar con este gladiador lúcido e inteligente para defendernos y por sobre todo enseñarnos que el “alimento es más provechoso que la basura”. Y como un obsesivo de la longevidad (y a la que siempre vuelvo) quiero recordar un acontecimiento que para mí fue uno de los más vívi- dos y emocionante que he tenido la suerte de disfrutar. En oportunidad de la visita de Mario a Mar del Plata (año 2000) para dictar un curso de “Sociologia de la Ciencia” en el marco del Seminario Permanente de Biofilosofía en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMdP, entre las múltiples actividades que desarrolló en su estadía de una semana (reportajes en radio y televisión, charla para chicos de escuela municipales, etc.) una sobresalió por los protagonistas en cuestión y fue la charla que compartió con mi entrañable y queridísimo amigo, ya desaparecido, Dr. Miguel Eduardo Jörg3 (1909-2002) des- tacadísimo científico argentino en salud pública del siglo XX, último de los discípulos vivientes del Dr. Salvador Mazza, co-descubridor de la Enfermedad de Chagas. Bunge y Jörg no se conocían así que nos reunimos en un bar céntrico de Mar del Plata para hacer la presenta- ción formal e intercambiaran opiniones, anécdotas, historias y de paso organizar una charla conjunta con tema a definir. Don Miguel tenía en ese momento 90 años y Mario 80, rápidamente hicieron “buenas migas” y en un momento notamos que estaban simpáticamente hablando en alemán… y riéndose a carcajadas de lo que nosotros no podíamos sa- ber ya que no teníamos ideadel idioma… Se acordó rápidamente una conferencia conjunta a realizarse en la Biblioteca Municipal Osvaldo Soriano (MPGP), definimos los detalles y la difusión y a sala repleta con gente sentada en el piso se desarrolló uno de los eventos quizás más importantes entre estos dos “monstruos intelectuales”, donde la lucidez, la simpatía, el conocimiento y el don de ubicación fueron los ejes de una tarde-noche que los que tuvimos el privilegio de compartir nunca olvidaremos y por sobre todas las cosas nos dejaron una clara enseñanza como es que el cultivo del conocimiento y del saber nos hace cada día mejores personas, plenas y libres y que el paso de los años no es una desventaja, todo lo contrario el cerebro funciona cada día mejor si lo hemos usado, trabajado, exigido y desarrollado. Don Miguel Jörg murió unos años después con casi 94 años con una lucidez y memoria intacta. 3. Denegri y Sardella (2000). Homenaje a Bunge.indd 20 03/09/2014 18:04:05 21 Guillermo M. Denegri Para los que “hemos dejado atrás el soborno del cielo” en pala- bras de Bernard Shaw, una vida plena en la tierra apostando por el conocimiento es una de la alternativas que pueden hacer que tengamos instantes (momentos… como diría Borges) de felicidad plena y por sobre todo potenciar ese mecanismo extraordinario que es nuestro cerebro que cada día que pasa sin tener en cuenta los años, puede generar nuevas y creativas conexiones nerviosas que no tengo duda influyen decididamente sobre otras funciones orgánicas mejorándolas. Para que esto suceda es necesario educar a nuestros niños en un ambiente de estímulo intelectual permanente y con la firme convicción de que solo el trabajo duro y constante puede llevarnos a buen puerto. Es frecuente ver en nuestros días un relativismo pedagógico influido muchas veces por pseudocorrientes posmodernistas que desconocen algo elemental como es inculcar en los educandos el esfuerzo permanente o, como decía con su fino humor Don Miguel Jörg, “síndrome ísqueo-púbico (es decir “glúteos en la silla” o en términos del barrio: “c… en la silla”). Nuestro primer Premio Nobel en Ciencias (Medicina y Fisiología, 1947) Bernardo Houssay en su libro La investigación científica decía algo así: “frecuentemente escucho a muchos padres que dicen… ‘mi hijo es muy inteligente, lástima que es un haragán’… yo les digo: si fueran inteligentes se darían cuenta que para llegar a algo hay que trabajar mucho y bien”. Y esto que es tan cierto en Mario Bunge se ejemplifica no solo analizando su rica trayectoria intelectual como filósofo científico sino en su constante y a veces solitaria lucha contra la pseudo-ciencia y las posturas posmodernistas que desprecian y acusan a la ciencia de (casi) todos los males. Estudiar ciencias es un camino duro y sinuoso, que requiere un esfuerzo constante y a veces sacrificado, con más derrotas que triunfos y que no todos están dispuestos a enfrentarlo. Los macaneadores de turno han visto a Mario Bunge como el ene- migo cientificista a derrotar, denostándolo con argumentos falaces y discursos oscuros y nada entendibles. Y vaya… si Bunge ha hecho de la claridad conceptual su arma de lucha permanente con argumentos sólidos y contundentes recibiendo como respuesta supuestos insultos (tales como cientificista, materialista, realista, etc., etc…) que estos fabuladores le han proferido creyendo que confundirían y desalentarían al contrincante. Y esto a Mario lo ha hecho más fuerte y su coherencia intelectual le ha granjeado el respecto y la admiración de miles de se- guidores que leen sus artículos y libros en todo el mundo. Al respecto recuerdo que hace muchos años (1989) cuando estábamos terminando la carrera de filosofía en la Universidad Nacional de La Plata con mi gran amiga Marta Crivos (autora de una de las contribuciones de este libro) Homenaje a Bunge.indd 21 03/09/2014 18:04:05 22 Mario Bunge o el elogio de la sabiduría (y de la longevidad) le enviamos a Mario un trabajo monográfico que habíamos elaborado para la asignatura Lógica II que trataba de analizar las implicancias de la tesis Duhem-Quine para la lógica. Al poco tiempo recibimos una carta amabilísima pero demoledora del trabajo, leímos atentamente las lapidarias críticas de Mario y los consejos recibidos… pero uno de ellos fue esclarecedor y nos serviría para el futuro, remataba la carta con una última frase que decía: “Creo que ustedes están siguiendo la moda. Recuerden que, en filosofía, la moda rara vez concuerda con la verdad”. El nombre de Mario Bunge es para mí familiar desde la escuela secundaria en el Instituto Secundario Almafuerte de mi querido pue- blo (1970-1974). Creo recordar que uno de mis excelentes profesores lo mencionó en una sus clases y tuve acceso rápidamente a un libro que me sigue acompañando y utilizo frecuentemente en mis clases de Introducción a la Biología de la licenciatura y profesorado en Bio- logía y en los cursos de doctorado en ciencias de la FCEyN-UNMdP. Me estoy refiriendo a La Ciencia. Su Método y su filosofía que tiene tanta vigencia como cuando se publicó hace más de medio siglo, y su contenido, al releerlo, me sigue subyugando y moviendo a la reflexión. El genial Jorge Luis Borges decía: “la mejor lectura es la relectura”, y si le sumamos a que “Los mejores libros no son los que más dan sino los que más exigen: los que le fuerzan a uno a trabajar más y mejor” (Bunge, 1980), tenemos el combo completo. Precisamente en la reedición del libro Epistemología, diecisiete años después de la primera edición, y que Mario me obsequió con una cálida dedicatoria (“Para Guillermo, científico y filósofo, con amistad y agradecimiento. MB”) en el prefacio dice: “En esta edición he intro- ducido algunos agregados y correcciones, casi todos ellos menores, a la primera edición de 1980. Desde entonces he aprendido mucho, pero sigo siendo un realista, cientificista, materialista y sistemista convicto y confeso. No me ha hecho mella la contra-revolución anticientificista iniciada por Tomas S. Kuhn y Paul K. Feyerabend” (Bunge, 1997) (ne- grita y cursiva mía). Esto demuestra las convicciones íntimas de Bunge y la argumentación que sostiene a lo largo de los años de una posición filosófica que lo ha tenido como precursor, sostenedor y exponente a nivel mundial, enfrentando valiente y claramente a todos aquellas posiciones que defienden el sociologismo-constructivismo-relativismo de la actividad científica. Y una de las razones que expone Bunge (y que comparto plenamente) de porque muchos intelectuales defienden y propagandizan (y dogmatizan a sus alumnos en las Facultades de Humanidades… y a veces en las de Ciencias) las bondades de estas Homenaje a Bunge.indd 22 03/09/2014 18:04:05 23 Guillermo M. Denegri ideas, es una ignorancia supina de alguna ciencia, o porque nunca la han estudiado y menos aun mínimamente practicado. Quiero reafir- mar siguiendo a Bunge algunos conceptos que expresé precisamente en el anterior libro homenaje por sus 80 años: “…De la misma manera para opinar sobre ciencia hay que haberla practicado (No se opina con fundamento sino lo que se hace y quién no investiga no puede opinar y analizar el proceso de investigación y menos aún normativizar la actividad). Y en eso voy a sostener y defender una tesis que segura- mente me ganará más de una enemistad entre mis amigos filósofos que hacen filosofía de la ciencia. Pero también seré crítico de mis colegas científicos cuando se quieren adentrar sin competencia filosófica en los intrincados laberintos de la filosofía de la ciencia. Es posible que mi objetivo sea demasiado ambicioso, pero si queremos crear algo intere- sante en ciencia como en filosofía debemos inexorablemente conocer y practicar ambas actividades. En esto Bunge nos ha enseñado mucho y machacado durante varias décadas con su incisiva pluma sobre qué es la ciencia, cómo practicarla y cómo reflexionar en filosofía cientí- ficamente. ¿Será esta la causade la persistente furia antibungeana entre algunos filósofos de dudosa identidad?” (Denegri, 2000:79-80). El último aspecto que quiero resaltar en la personalidad de Ma- rio Bunge es su actitud ética ante la vida y su enorme generosidad. Lo definiría como una persona buena y como digno representante del socialismo democrático que heredó de su padre Augusto Bunge (médico sanitarista, sociólogo, legislador, profesor, periodista y poeta), siempre ha estado dispuesto a ayudar a los demás, feliz coincidencia con Rita Levi-Moltalcini, con la mano extendida para brindar el consejo fraterno y solidario. Sus enseñanzas en la academia y en la vida han forjado el espíritu y el talento de muchísimas generaciones de hombres y mujeres que seguramente han sido mejores después de recibir y aprender las lecciones de este MAESTRO INIGUALABLE. Perdón por ser autorre- ferencial al momento de querer rememorar anécdotas con Mario, pero esta lo pinta de cuerpo entero preocupado y ocupado POR EL OTRO. Hace unos años cuando estaba en una conflictiva situación personal y me estaba divorciando, con discusiones tremendas con mi única hija Laura que llegaron a cortar la relación por espacio de casi un año, los atinados consejos y recomendaciones de Mario me ayudaron a sobre- llevar una tristísima etapa de mi vida y a recomponer nuevamente ese acontecimiento doloroso como es recibir el desprecio y menosprecio de un hijo, pensando que al tomar una decisión que involucra a los padres estamos sin querer (obviamente) afectando los sentimientos más profundos de los hijos y que cuesta mucho explicarles que uno Homenaje a Bunge.indd 23 03/09/2014 18:04:05 24 Mario Bunge o el elogio de la sabiduría (y de la longevidad) se separa (en este caso) de la madre y no de ellos. Mario aportó con sus palabras desde la distancia ese bálsamo que uno necesita para no decaer y me ayudó (¡vaya si me ayudó!) a aclarar las ideas y mejorar las cosas. Tal cual me lo había dicho Mario, el paso del tiempo fue el que aportó su granito de arena para recomponer mi relación con mi querida hija y reconstruir lo que seguramente de ambas partes nunca estuvo en duda pero los acontecimientos impredecibles e imprevisibles pueden seriamente dañar. En su momento le agradecí a Mario sus consejos pero ahora quiero hacerlo explícito en este libro homenaje en su cumpleaños número 95, como muestra de mi profunda admiración y respeto y decirle que su AMISTAD es uno de los privilegios más preciados que tengo. Cuanto desearía que Mario superara en años a mi tatarabuelo de 116 (no desayunando precisamente huevos fritos, panceta y vino sino brindándonos sus siempre sabios y creativos conocimientos, es- critos y libros) para corroborar plenamente que esta amistad con él de muchos años y mi admiración permanente encontrara finalmente esa explicación existencial (que lleva años inquietándome) de porque mi devoción y la intimísima convicción que la sabiduría, la longevidad y los libros seguirán entendiéndose para contar y disfrutar de una vida tan rica y maravillosa como la del queridísimo y apreciado Maestro y Profesor Mario Bunge. Un último comentario a modo de sugerencia: el Profesor Bunge debiera estar propuesto y recibir el Premio Nobel de Literatura; qui- zás entre algunas de las razones por las cuales debiera ser premiado es “en reconocimiento de sus variados y significativos escritos en los que defiende ideales humanitarios y la libertad de pensamiento”, justificación textual al otorgamiento del Premio Nobel de Literatura de 1950 a Bertrand Russell, eminente matemático, filósofo, escritor, entre otras cosas. Algunos de los párrafos de la Academia Sueca en alusión a Russell son extrapolables claramente a Mario Bunge, cito: “La Academia Sueca considera que actúa en el espíritu de la intención de Nobel cuando, con motivo del quincuagésimo aniversario de la Fun- dación, quiere honrar a Bertrand Russell como uno de los brillantes portavoces de nuestro tiempo de la racionalidad y de la humanidad, como un intrépido defensor de la libre expresión y el libre pensamien- to en Occidente”. En el banquete en honor a todos los Premios Nobel de 1950, Robin Fahraeus, miembro de la Real Academia de Ciencias, hizo el siguiente comentario: “Querido Profesor Bertrand Russell: le saludamos como uno de los más grandes e influyentes pensadores de nuestro tiempo, dotado de esas cuatro características que en otra Homenaje a Bunge.indd 24 03/09/2014 18:04:05 25 Guillermo M. Denegri ocasión usted ha considerado como los criterios a tener en cuenta de los hombres prominentes; a saber, la vitalidad, el coraje, la receptivi- dad y la inteligencia”. Sobran las palabras: Mario Bunge es uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo y por eso merece ser reconocido por la Academia Sueca. Esperemos ver concretado este anhelo… Referencias Bibliográficas Bunge, Mario: Epistemologia. Curso de Actualización, Barcelona, Ariel, 1980. Bunge, Mario: Epistemologia. Curso de Actualización, México D.F., Siglo Veintiuno Editores, 1997. Denegri, Guillermo: “Hacia un entendimiento fructífero entre científi- cos y filósofos de la ciencia: un acuerdo civilizado sin exabruptos”, en Denegri, Guillermo y Martínez, Gladys (comps.), Tópicos ac- tuales en filosofía de la ciencia. Homenaje a Mario Bunge en su 80º aniversario, Editorial Martin-UNMdP, 2000. Denegri, Guillermo y Martínez, Gladys (comps.): Tópicos actuales en filosofía de la ciencia. Homenaje a Mario Bunge en su 80º aniver- sario. Editorial Martin-UNMdP, 2000. Denegri, Guillermo y Sardella, N.: Elogio de la Integridad. Conversa- ciones con Miguel Eduardo Jörg, Editorial Martin, 2000. Levi-Montalcini, Rita: “El cerebro no debe jubilarse nunca”, en Atrévete a saber, Barcelona, Crítica, 2013. Homenaje a Bunge.indd 25 03/09/2014 18:04:05 Homenaje a Bunge.indd 26 03/09/2014 18:04:05 27 La filosofía de la ciencia como introducción a la sabiduría Evandro Agazzi La filosofía de la ciencia ha ocupado un gran espacio en la filosofía del siglo XX, ya que, después de haber caracterizado la filosofía del Circulo de Viena, ha inspirado y alimentado la parte tal vez más influyente de la filosofía de los Estados Unidos, es decir la filosofía analítica, y no es exagerado afirmar que la mayoría de los filósofos más importantes de aquel país o han sido especialistas de la filosofía de la ciencia, o por lo menos tuvieron familiaridad con ella. Hay razones de este hecho y no residen principalmente en el gran prestigio social del cual vino más y más gozando la ciencia, acompañada por los grandes avances de la tec- nología. Más importante resultó el impacto de la profunda crisis de las ciencias exactas (matemática y física) que sacudió el mundo científico entre finales del siglo XIX e inicio del siglo XX. Y esto porque las crisis obligan a pensar, a aplicar el espíritu crítico, a revisar convicciones que parecían intocables. La ciencia y el espíritu crítico Es opinión común que la ciencia es de por sí misma una escuela y un ejercicio continuo del espíritu crítico. Pero se trata de una visión Homenaje a Bunge.indd 27 03/09/2014 18:04:05 28 La filosofía de la ciencia como introducción a la sabiduría demasiado idealizada, así como lo es la de Popper quien (después de haber indicado en la “falsificación” el criterio de demarcación entre ciencia y no-ciencia) pretendía a veces que los científicos auténticos de- diquen sus esfuerzos a intentar falsificar sus propias “conjeturas”. No es así: la tarea principal del científico de calidad es la de proponer nuevas ideas que resulten capaces de solucionar ciertos problemas abiertos y, si piensa haber encontrado la “idea justa”, intenta “corroborarla” a través de observaciones o experimentos oportunos, aunque quede abierto a consi- derar las críticas y tomarlas en serio. Pero estas críticas son típicamente la obra de sus estimados colegas y no de él. Pasando de lo idealizado alo concreto, cada uno de nosotros probablemente encontró entre los científicos algunas de las personas más dogmáticas e intolerantes, a veces respecto a cuestiones internas a la misma ciencia, y más a menudo acerca de cues- tiones no científicas (por ejemplo éticas, ideológicas, políticas). Todo esto no sorprende si pensamos en la manera según la cual se transmite la ciencia en nuestras culturas “avanzadas”, es decir en la educación escolar de todos los niveles. La educación científica se imparte dividida en ciertas disciplinas cuyos contenidos tienen que ser “aprendidos” por los alumnos así como están presentados en los libros de texto, los manuales, los cursos. Se da por descontado que estos contenidos “son lo que son” y, aunque a veces uno no se atreve a decir que son “verdaderos”, así se piensa. El viejo dicho “En matemática no hay opiniones” se generaliza prácticamente a todas las materias de la enseñanza científica y si un alumno tiene una duda, o si le parece que algo que se encuentra en su libro o que le ha dicho su maestro no es correcto, el diagnóstico inmediato es que él no ha sido capaz de entender, que el límite (o la “culpa”) es suya. Sólo con mucha dificultad y después de muchas dudas y perplejidades se podrá algunas veces llegar a reconocer que una afirmación impresa en un libro de texto es errónea. Por consiguiente, las disciplinas en las cuales los alumnos están más acostumbrados a la discusión, a la comparación de puntos de vista diferentes, de interpretaciones a veces opuestas, pertenecen al campo de las humanidades que por tanto brindan las posibilidades y oportunidades más favorables para el desarrollo del espíritu crítico (siempre bajo la condición que sus maestros aprovechen estas posibi- lidades y oportunidades). ¿Por qué todo esto? Porque nuestra cultura queda todavía bajo la influencia del positivismo, que ha elevado la ciencia al nivel de la forma más perfecta del saber (o como mínimo la más “segura”, si uno está dispuesto a tomar en cuenta las concepciones menos ambiciosas de la ciencia actual). Es la postura que a menudo se llama “cientificismo”. Homenaje a Bunge.indd 28 03/09/2014 18:04:05 29 Evandro Agazzi La crisis de las ciencias exactas Fue precisamente la crisis de las ciencias exactas que ya hemos mencionado el hecho histórico que en un cierto sentido “despertó del sueño dogmático” a los científicos, haciendo manifiesto que, no obstante los resultados impresionantes que se habían alcanzado en la geometría, en el análisis infinitesimal, en la teoría de conjuntos, nuevos problemas se presentaban que obligaban a repensar los planteamientos funda- mentales de las disciplinas matemáticas, y en particular la relación entre intuición matemática y coherencia lógica. Algo parecido pasaba en el campo de la física, en el cual la mecánica “clásica” había alcanza- do una unificación poderosa de los diferentes sectores de la física y se presentaba como una clave de lectura idónea para el conjunto de todos los fenómenos naturales. Pero los fenómenos cuánticos y la teoría de la relatividad presentaban datos empíricos incontestables y argumentos teóricos perfectamente coherentes que sin embargo no se enmarcaban dentro de las teorías clásicas y hasta resultaban incompatibles con ellas. En ambos casos estos problemas no preocupaban mucho a los científicos “al trabajo” quienes (salvo algunas excepciones) seguían investigando y produciendo “resultados” en los campos que se habían vuelto problemáticos, sin prestarle atención a cuestiones que nunca tocaban directamente a los aspectos técnicos de su trabajo y podían a la mejor considerarse como digresiones “filosóficas” inocentes. Sin embargo la situación que podía dejar tranquilos a los “especia- listas” que cultivaban su pequeño huerto no podía dejar indiferentes a los mejores ingenios, que veían amenazada la imagen de la ciencia que (bajo formas diferentes) había constituido el patrón del conocimiento para toda la civilización de Occidente y, al final de la cuenta, seguía siendo una especie de modelo de perfección también para ellos mis- mos, los “modernos”. Estos ingenios se encontraban entre los grandes científicos así como entre varios filósofos, pero los problemas que se planteaban eran de naturaleza filosófica, en cuanto no concernían a contenidos específicos de las disciplinas matemáticas o físicas, y no se esperaba que su solución pudiese producir avances importantes en ellas, sino que correspondían a una exigencia puramente intelectual de entender qué significado podían tener los nuevos resultados inespe- rados y a veces sorprendentes para una manera correcta de entender la naturaleza de la ciencia y su verdadera capacidad de ofrecernos conocimientos. Es esta la razón por la cual este tipo de problemas, aun cuando fueron reconocidos como “serios” por los científicos de profesión, Homenaje a Bunge.indd 29 03/09/2014 18:04:05 30 La filosofía de la ciencia como introducción a la sabiduría recibieron una calificación especial, fueron llamados problemas de los “fundamentos” (una denominación casi oficial en el campo de la mate- mática, pero adoptada a menudo también en el campo de la física y de las ciencias empíricas). Ahora bien, la investigación del fundamento se puede considerar como uno de los marcos distintivos de la filosofía, que se encuentra de forma implícita en varias otras maneras de de- finirla (por ejemplo, como búsqueda de los principios primeros, como determinación de las condiciones de posibilidad, como exigencia de criticidad radical, como explicitación total de las presuposiciones, etc.). La filosofía de la ciencia como rama especializada de la filosofía Por consiguiente es correcto reconocer que el efecto de la crisis de la que estamos hablando fue el nacimiento de la filosofía de la ciencia como rama especializada de la filosofía. Es una precisión importante, ya que no estamos afirmando que anteriormente la filosofía nunca se había ocupado de la ciencia, sería una completa tontería afirmarlo, ya que uno de los primeros problemas que se planteó la filosofía occi- dental fue precisamente el de precisar en qué consiste la ciencia (la episteme) tomando el concepto en su sentido más general, es decir cómo saber. Además, desde la antigüedad los filósofos dedicaron un examen profundizado a varias de las que nosotros llamamos hoy “ciencias” (matemáticas y naturales), empezando por Platón y Aristóteles para llegar por lo menos a Kant, el cual hasta tomó las ciencias exactas como paradigma para elaborar su teoría general del conocimiento. La novedad consiste en el hecho de que las reflexiones sobre la ciencias anteriormente eran “parte” de consideraciones generales, sobre todo acerca de la naturaleza del conocimiento, o de temáticas ontológicas, mientras que a partir del inicio del siglo XX, constituyen una rama especializada y reconocida de la enciclopedia filosófica, según el mismo proceso de (relativa) autonomización que ya había llevado a reconocer una filosofía del derecho, una filosofía del arte, una filosofía de la reli- gión, una filosofía de la historia y otros ámbitos particulares. Se trata de un fenómeno cuyas raíces se encuentran en la “profesionalización” de la filosofía casi impuesta por la estructura académica, así como del hecho de haber imitado el modelo de especialización imperante en el campo de las ciencias, a tal punto que hoy hay una cantidad enorme Homenaje a Bunge.indd 30 03/09/2014 18:04:05 31 Evandro Agazzi de “filosofías de…” y que prácticamente es suficiente tomar cualquier tema y organizar acerca de ello un debate más o menos bien argumen- tado por parte de un cierto grupo de personas que funden una sociedad y posiblemente una revista, para acuñar una nueva “filosofía de…”. No interesa a nuestro discurso examinar los aspectos positivos y negativos de este fenómeno de atomización de la filosofía, sino subra- yar que, cuando ello se presentacomo una empresa seria, tiene que satisfacer dos condiciones fundamentales, es decir basarse en un co- nocimiento suficientemente preciso del campo que se quiere investigar filosóficamente, y también en un conocimiento y un manejo adecuado de los conceptos y métodos filosóficos. En pocas palabras: no se puede hacer filosofía de lo que no se sabe, y también creer que baste conocer un determinado campo para filosofar adecuadamente sobre ello. Des- afortunadamente, en el sector de la filosofía de la ciencia hay mucha producción que no cumple con estas condiciones, es decir que falla por basarse en un conocimiento de segunda o tercera mano de los temas científicos que debate, o que cree filosofar utilizando sólo razonamientos de sentido común y vagos recuerdos del aprendizaje escolar de la filoso- fía en los años juveniles. Con eso no se pretende la perfección o la total falta de errores, lo importante es que la defensa de una determinada tesis filosófica no se base en un conocimiento erróneo o insuficiente de los contenidos científicos aportados (pensamos, por ejemplo, en cuantas tonterías “inteligentes” se han dicho basándose en una presentación distorsionada del teorema de Gödel, o a las ingenuidades filosóficas contenidas en ciertos comentarios “competentes” de teorías o resultados científicos). El caso de Mario Bunge es ejemplar a propósito de cómo hacer una buena filosofía de las ciencias, ya que en su obra siempre se percibe la competencia científica necesaria y suficiente para sustentar sus tesis y al mismo tiempo se aprecia no sólo un estilo metodológico de gran claridad de análisis y rigor de argumentación, sino también la posesión y el manejo de varios conceptos e instrumentos del vasto arsenal filosófico. Por esto en su amplísima producción destacan tanto los libros fundamentales de filosofía de la física, como el monumental Treatise on Basic Philosophy. Regresemos ahora a la crisis de las ciencias exactas de que he- mos hablado. Nos parece lícito afirmar que, dentro del amplio debate filosófico que ella suscitó, raramente se encuentra la presencia com- plementaria de las dos “competencias”, científica y filosófica. Hay que hacer una distinción entre la filosofía de la matemática y la filosofía de la física. En el caso de la primera encontramos grandes matemáticos (como Hilbert y Poincaré) que propusieron también tesis filosóficas Homenaje a Bunge.indd 31 03/09/2014 18:04:06 32 La filosofía de la ciencia como introducción a la sabiduría precisas y argumentadas, así como importantes filósofos (como Frege y Russell) que conocían adecuadamente la matemática. Con ellos se encaminó la filosofía de la matemática en sentido especializado y en esta la complementación de los dos aspectos nunca se ha perdido. Todo esto por otro lado se entiende bien si pensamos que la “exigencia del rigor” y la investigación de los “fundamentos” ya había caracterizado la matemática del siglo anterior. Pasando a la física, notamos que el horizonte filosófico de los cien- tíficos era relativamente pobre, en cuanto su ambiente cultural estaba bajo el influjo del positivismo, una filosofía muy pobre en cuanto tal, que se presentaba como paladín de la ciencia y por lo tanto gozaba de la simpatía implícita de muchos científicos. Varios de ellos (como Planck, Heisenberg, Schrödinger, Pauli, Bohr) tenían una cultura filosófica más amplia, que probablemente eran los recuerdos de una buena compo- nente de sus estudios juveniles, pero esta se percibe esporádicamente en sus escritos, mientras que la perspectiva fundamental queda del positivismo que ahora iremos a considerar. Pasando a los filósofos generales, podemos decir que, con pocas excepciones, sus reflexiones sobre la “nueva ciencia” no revelan una penetración adecuada de sus contenidos concretos. La situación cambió con la creación especializa- da de la filosofía de la ciencia y los primeros de estos representantes fueron los empiristas lógicos, también conocidos como neo-positivistas, y esto ya nos dice que, al final de la cuenta, el positivismo constituyó el marco filosófico inicial (y también de larga duración) de la filosofía de la ciencia. El marco positivista Las perspectivas fundamentales del positivismo no cambiaron mucho con respecto a las de su fundador Augusto Comte y se reducen a una oposición a la religión y a la metafísica, y a una celebración de la ciencia que es entendida de una manera particular, es decir según un planteamiento de empirismo radical. Es decir, se atribuye la capacidad de conocer únicamente a las percepciones sensibles, y se desconoce totalmente la contribución de la razón a la construcción del conocimien- to. Una ciencia “positiva” es aquella en la cual el científico se limita a registrar datos empíricos y como máximo a registrar “regularidades” entre los datos, sin añadir ni interpretaciones ni explicaciones. La Homenaje a Bunge.indd 32 03/09/2014 18:04:06 33 Evandro Agazzi razón hace su aparición en la ciencia como en la vida ordinaria. Pero sólo con funciones prácticas, es decir ordenando las percepciones bajo conceptos, leyes y teorías que sirven para ahorrarnos esfuerzos intelec- tuales y hacer ciertas previsiones útiles para que la práctica científica sea de la vida diaria, pero no dicen nada acerca de la realidad, no son ni verdaderas ni falsas, sino puras convenciones útiles que se cambian cuando no sirvan más. Esta era la filosofía de Mach, que de hecho fue el primer filósofo de la ciencia en sentido especializado ya en los últi- mos años del siglo XIX y quien, en parte debido a esta circunstancia, influyó muchísimo sobre los primeros filósofos de la ciencia oficiales, es decir los miembros del Círculo de Viena (que no por casualidad llevaba inicialmente el nombre de “Asociación Ernst Mach”). El positivismo quería presentarse como el paladín de la ciencia, pero en realidad era su parásito, ya que de hecho la concepción de la ciencia que proponía era, paradójicamente, la menos idónea para dar cuenta de la ciencia que estaba desarrollándose al final del siglo XIX y que podemos llamar “contemporánea” para distinguirla de la ciencia “moderna” nacida con Galileo y Newton. Esta es una ciencia de los inobservables y se ha reforzado más en el siglo XX. Por consiguiente, una filosofía de las ciencias que admite el aporte cognoscitivo única- mente de las percepciones (o, como dirán los empiristas lógicos, de las observaciones) de entrada es incapaz de dar cuenta de la ciencia contemporánea, y fatalmente se configura como una concepción instru- mentalista y anti-realista de la ciencia, como de hecho pasó con Mach, quien no aceptó la existencia de las moléculas hasta su muerte que ocurrió en 1916. Pero no nos debemos sorprender, ya que las posturas anti-realistas siguen siendo presentes en mucha de la filosofía de la ciencia analítica actual y, si uno indaga las razones, descubre que se trata de una consecuencia de la adhesión a un empirismo radical. Esta falta de reconocimiento del papel fundamental que la razón (es decir el interpretar y el explicar) tiene en la ciencia, y que impulsa la construcción de modelos y teorías, mucho más que una incapacidad de dar cuenta de la ciencia actual, significa desconocer la naturaleza profunda de la ciencia en cuanto tal, significa no poder explicar porque conocemos mucho más y mucho mejor que nuestros antepasados, y no gracias al hecho de haber observado más ,sino por haber pensado más y haber encontrado, gracias al pensamiento, caminos para descubrir la existencia de niveles de la realidad que la observación pura y simple no puede captar. El empirismo lógico daba aparentemente una gran importancia al razonamiento, y sus publicaciones ostentan el uso de instrumentos Homenaje a Bunge.indd 33 03/09/2014 18:04:06 34 La filosofía de la ciencia como introducción a la sabiduría complicados de la lógica matemática y sus aplicaciones, pero a esta lógica no se le reconoce la capacidadde proporcionar nuevos conocimien- tos, se le atribuye un papel exclusivamente analítico de rigorización metodológica, y esto, en realidad, no es arbitrario pero se convierte en un mecanismo estéril si no se atribuye también al intelecto la capa- cidad de conocer. Pero con esto se debería reconocer un cierto tipo de realidad a “algo” que no es el contenido de percepciones, y aquí resurge la postura anti-metafísica del positivismo, ya que este “algo” no cabe dentro de su ontología. Por consiguiente la filosofía de la ciencia de los neopositivistas se reduce a un análisis da la única cosa a la cual puede correctamente aplicarse la lógica así entendida, es decir al lenguaje. En esto el empirismo radical se conjuga con el “giro lingüístico”, y de toda la riqueza de la ciencia queda como objeto de la filosofía de la ciencia sólo un análisis lógico del lenguaje de las teorías científicas, además esquematizadas según un esqueleto que nunca se encuentra realizado en la ciencia concreta. Muy a menudo se inculpan algunas filosofías del siglo XX (como el existencialismo y el neo-idealismo) de haber despreciado la ciencia, pero no se toma en cuenta que aquellos filósofos pronunciaban sus juicios basándose explícitamente (como hace por ejemplo Benedetto Croce) en las declaraciones y publicaciones de los “epistemólogos” de su tiempo, quienes atribuyen a la ciencia un mero valor práctico-convencional. Y, como ya hemos dicho, si la epistemología de los positivistas limitaba el papel cognoscitivo de la ciencia al hecho de “anotar datos” excluyendo la contribución cognoscitiva de la razón, ¿cómo podrían ellos escandalizarse frente a la afirmación de Heidegger que “La ciencia no piensa”? Frente a todo esto la filosofía de la ciencia de Mario Bunge se presenta como una propuesta alternativa bien articulada. En la cual el factor empírico de la ciencia encuentra su debido lugar, pero al mismo tiempo se reconoce en pleno el papel de la razón en su función no exclu- sivamente analítica y se defiende una concepción realista de la ciencia. Bunge no ignora los instrumentos formales y simbólicos y los utiliza con frecuencia, pero nunca como aparatos para apantallar el lector y cubrir las dificultades conceptuales. Por esto creo que no sería fácil criticar a sus tesis mostrando fallas en sus planteamientos metodoló- gicos, pero él no pertenece al main stream de la filosofía de inspiración analítica, precisamente porque no es víctima de un empirismo radical y por esto puede abordar temas “clásicos” de la filosofía (por ejemplo de tipo ontológico y ético) que aquellos filósofos o ignoran, o manejan con mucha más dificultad. En particular no se puede pasar por alto el gran espesor y el grado de articulación que encuentra en Bunge el Homenaje a Bunge.indd 34 03/09/2014 18:04:06 35 Evandro Agazzi tema del realismo, que se presenta fundamentalmente como problema del realismo científico, pero se desarrolla articulándose como realismo ontológico, gnoseológico, semántico, metodológico, axiológico y moral. La segunda crisis de la ciencia moderna: una crisis de confianza Hemos visto que la filosofía de la ciencia surgió al inicio del siglo XX como reacción a una profunda crisis de la ciencia moderna, que marcó la transición a la ciencia contemporánea y que podemos calificar como crisis epistemológica. Por esto debemos reconocer que esta filosofía de la ciencia, tomada globalmente, puede considerarse como una epistemología de la ciencia, aun sin ignorar los cambios de óptica que ocurrieron. Por ejemplo, es verdad que ciertos desarrollos de la filosofía del lenguaje influyeron en la filosofía de la ciencia, cómo la tesis del holismo semántico de Quine que contribuyó a la extinción del debate acerca de la reducibilidad de los términos teóricos a los términos observacionales que rápidamente pareció implicar la tesis de la “inconmensurabilidad” de las teorías y la imposibilidad de com- pararlas. Pero, al final de la cuenta, esta conclusión se convirtió en la tesis que ni la coherencia lógica, ni el control experimental son criterios suficientes para escoger entre teorías rivales y esto significa quitarle a la ciencia cualquier alcance cognoscitivo. De la misma manera, el “giro sociológico” inaugurada por la obra de Kuhn y ampliamente desarro- llada por otros, mientras que por un lado subrayaba correctamente la contextualización social de la ciencia, por otro lado hacía depender tan radicalmente la aceptación de los problemas y de las teoría científicas de su contexto social (sea este el micro-social de la comunidad científica o el macro-social de la comunidad general) que otra vez se perdía la posibilidad de atribuirle un valor cognoscitivo auténtico a la ciencia. Por lo tanto no parece exagerado decir que el resultado final de la tra- yectoria de esta epistemología de la ciencia fue una “devaluación” de la misma que, entre otras cosas, explica la menor consideración que los científicos tienen a la filosofía de la ciencia hoy (en comparación con su fase inicial), la menor estimación pública de la misma ciencia, la facilidad con que alcanzan a calificarse como “científicas” varias formas de pseudo-ciencia, la fortuna que encuentran varias filosofía más o menos anti-científicas. Homenaje a Bunge.indd 35 03/09/2014 18:04:06 36 La filosofía de la ciencia como introducción a la sabiduría Afortunadamente, para así decirlo, una llamada a la filosofía vino de otra crisis que la ciencia moderna encontró a mediado del siglo XX y que podríamos llamar una crisis de confianza. Una vez más, se trata del fracaso de una visión central del positivismo. Como bien se sabe, todos los positivistas identificaban el progreso de la humanidad con el progreso científico y tecnológico, como si el primero fuese una conse- cuencia lógica más o menos automática del segundo. Nadie ignoraba que los resultados de la tecno-ciencia se pueden utilizar tanto para el bien como para el mal, así como un cuchillo se puede usar para cortar una rebanada de jamón o para matar a una persona, pero el uso de la bomba atómica al final de la segunda guerra mundial planteó el pro- blema de manera diferente, ya que ese había sido el resultado intencio- nalmente perseguido por un gran sistema de personas e instituciones, y en particular por un notable equipo de científicos que sabían que en aquel momento el único objetivo de su investigación era la realización de un arma de destrucción de masa destinada no a matar soldados en el campo de batalla, sino centenas de miles de civiles inermes. Como lo dijo Oppenheimer, la bomba atómica fue como el “pecado original” que hizo salir la ciencia de su ilusión de inocencia (lo que significa que despertó la conciencia moral de los científicos en cuanto tales). De hecho se discutió mucho si la decisión de realizar y usar la bomba atómica podía o no podía “justificarse” en base a varios tipos de consideración, que aquí no nos interesa examinar. Lo que sí interesa es notar que todos estos debates no fueron de carácter científico, sino ético, políti- co, jurídico y, en general, filosófico, pero no “epistemológico”. Era sólo un síntoma, pero importante: se estaba viendo que la filosofía puede ocuparse de la ciencia también fuera del plano gnoseológico y meto- dológico y, además, que esta llamada a la filosofía venía directamente de lo que la ciencia había hecho y estaba haciendo. A partir de aquel momento muchos otros hechos han impulsado esta nueva relación de ciencia, tecnología y filosofía. Cuando se pasó del uso militar al uso pacífico de la energía atómica, los desastres de las centrales como Chernobil despertaron muchos debates, pero también desastres de menor tamaño como los de Seveso y Bhopal en el sector de la industria química, o fenómenos menos localizados como el deterioro del medio ambiente, la contaminación, la destrucción de las energía no renovables y muchos otros temas que todos conocemos
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