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¡El
Fútbol!

Por

Autor
desconocido





















Cuando
estaba
buscando
consejos
sobre
lo
qué
debía
hacer
en
Argentina,
mi
amiga

me
recomendó
que
fuera
a
un
partido
de
fútbol.
Pensé
<<¡Wow!
¡Me
encantaría
ir
a
un

partido
de
fútbol
en
un
país
que
la
verdad
le
importa
el
fútbol!>>

Cuando
llegué,
le
dije
a
mi
madre
adoptiva,
Inés,
que
quería
ir
a
un
partido.

Inmediamente
me
respondió,
<<¡No!
Son
sólo
para
chicos
y
son
peligrosos!>>
Tiene
razón‐‐

son
peligrosos.
Pueden
ser
brutos,
especialmente
en
El
Boca.
Es
el
equipo
más
popular
en

Argentina
y
sus
fanáticos
son
bárbaros.
Es
duro
explicar
en
palabras
cuán
locos
son;
te
doy

un
ejemplo:


 Un
día,
había
un
partido
entre
El
Boca
y
otro
equipo.
La
cancha
estaba
a
uno
o
dos

kilometros
de
mi
universidad,
pero
eso
no
era
lo
suficientemente
lejos
de
la
cancha.
Mi

profesora
recomendó
que
cambiaran
la
hora
de
clase
para
que
no
salieramos
a
la
misma

hora
que
terminó
el
partido.
Tenía
miedo
sobre
lo
que
pasaría
si
El
Boca
perdía.
Por
suerte,

El
Boca
ganó,
pero
si
no,
habríamos
tenido
problemas
graves‐
como
tiroteos
y
colectivos

volcados.
Aún
antes
del
partido,
había
un
ambiente
loco.
El
bús
en
el
camino
a
la
cancha
era

un
poco
asustador
porque
estaba
lleno
de
fanáticos
del
Boca.



 Después
de
ver
el
miedo
de
mi
profesora,
perdí
la
esperanza
de
ir
a
un
partido
de

fútbol.
Pero,
luego,
aprendí
que
habían
más
opciónes
que
El
Boca.
Hay
5
equipos
más
en

Buenos
Aires.
Huracán
es
conocido
como
el
más
tranquilo.
La
hija
de
Inés
y
su
famila

estaban
planeando
ir
a
un
partido
de
Huracán
y
me
invitaron.
Estaba
re
entusiasmada.
¡No

yo
podía
creerlo!
Había

perdido
la
esperanza
de
ir,
pero
ahora
tenía
la
oportunidad
de

hacerlo.
¡Qué
bueno!


 El
día
del
partido:


 ¡Ay!
Estoy
lista.
Tengo
mi
máquina
de
fotos
seguramente
en
mi
bolsillo,
menos
de
20

pesos,
y
nada
más.
¡Bárbaro!


 Llegamos
a
la
cancha
y
sorprendentemente,
no
tenía
su
propio
estacionamiento.

Tuvimos
que
estacionar
en
la
calle.
Estacionamos
4
cuadras
de
la
cancha
y
empezamos
a

pasar
por
seguridad
dos
cuadras
adelante.
Había
otro
sitio
de
inspeción
en
frente
de
la

cancha
y
ese
era
más
minucioso.
En
serio,
había
más
seguridad
ahí
que
en
la
reunión
para

Obama
a
donde
fuí
en
2008.



 Después
de
que
pasamos
a
través
de
seguridad,
subimos
a
los
asientos
descubiertos

para
espectadores.
Estaba
re
emocionada.
Todos
estaban
coreando
y
habían
traído

banderas
gigantes
y
matracas.
Un
gran
número
de
partidarios
del
otro
equipo
estaba
ahí

también.
Era
un
partido
importante.
Si
Huracán
perdía,
el
otro
equipo
sería
el
campeón.



 Me
pareció
un
partido
bueno.
Todos
los
jugadores
trabajaban
bien
en
conjunto.
Yo

nunca
estuve
en
peligro
porque
nos
sentábamos
en
la
parte
de
la
cancha
más
tranquila‐‐
en

los
lados
de
la
derecha
e
izquierda
de
la
cancha.
Directamente
detrás
de
los
arcos
se

enloquecen
cuando
marcan
un
gol.
La
gente
corre
a
la
valla
y
los
jugadores
hacen
lo
mismo.

Creanme
que
hay
una
razón
para
el
alambre
de
púas
arriba
de
las
vallas.


Cerca
del
final
del
partido,
se
hizo
obvio
que
Huracán
iba
a
perder.
El
otro
equipo

marcó
su
segundo
gol
cuando
quedaban
solo
pocos
minutos
de
juego.

En
ese
momento,

Celeste
dijo
algo
sobre
salir.
Pensé
que
querían
salir
para
evitar
el
tráfico.
No.
Por
supuesto

era
más
que
el
tráfico.
10
minutos
después,
la
gente
estaba
un
poco
albortadora,
y
muchos

se
apiñaban
en
la
salida.
Celeste
dijo
que
debíamos
salir
antes
de
que
se
pusiera
peor.

Todavía
pensaba
que
estábamos
saliendo
porque
el
partido
estaba
por
terminar
y
el

otro

equipo
estaba
ganando
sin
remedio.
No
entendía
por
qué
estábamos
saliendo
tan
rápido.

Bajamos
rápidamente
por
la
salida
para
emergencias.
Pensámos
que
podíamos
usar
esa

salida
porque
las
hijas
menores
de
Celeste
estaban
con
nostoros.
La
policia
no
lo
permitió,

pero
nos
dirigió
a
otra
salida
en
el
medio
de
las
escaleras.
Ahora
la
situación
estaba

intensificandose,
y
necesitábamos
salir
cuanto
antes.
Estábamos
avanzando
zigzagueando

rápidamente
entre
la
muchedumbre
y
escuché
el
marido
de
Celeste,
Alejandro,
decir:

<<No

te
preocupes,
Patti.>>
Miré
sobre
mi
hombro
para
ver
donde
estaba
Alejandro.
Entonces

empecé
a
preocuparme
de
verdad.
Vi
un
fuego
grande
y
me
di
cuenta
de
que
estábamos

elegiendo
bien
al
salir.

Muchas
personas
tenían
la
misma
idea.
No
ibamos
a
toda
carrera,

pero
tampoco
ibamos
despacio.
Había
un
sentido
de
urgencia
en
el
ambiente.


Hay
una
palabra
Argentina
que
describe
bien
esa
situación.
La
palabra
es

<<Quilombo>>
y
significa
una
situación
completemente
fuera
de
control.
Escuché
esa

palabra
muchas
veces
cuando
estábamos

saliendo
precipitadamente
de
la
cancha.


Cuando
llegamos
a
la
calle,
Alejandro
salió
corriendo
con
las
chicas.
Celeste
y
yo

seguimos
caminando
con
prisa.

Le
pregunté
<<¿Y
Huracán
es
el
equipo
tranquilo?>>
Me

respondió
sinceramente,
<<Sí,
reee
tranquilo,>>
mientras
empezamos
a
correr
para

alcanzar
a
los
demás
de
la
famila.


Para
ser
justos,
Huracán
usualmente
es
más
tranquilo.
Me
dijeron
en
el
coche
que

esto
era
seguramente
una
excepción
a
la
regla,
no
había
por
qué
disculparse.
Fue
una

experiencia
que
me
alegro
de
haberla
tenido.

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