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Exodo 1-15: ALGUNAS CLAVES LITERARIAS Y TEOLÓGICAS 
PARA ENTENDER EL PENTATEUCO
]. Severing Croatto
ISEDET
Buenos Aires
Resumen
En estos capítulos del Exodo llega a su climax la trama de la obra. Partiendo 
de ellos, con un enfoque literario y hermenéutico, se estudian varios elementos 
que son claves para comprender el Pentateuco: los itinerarios, las genealogías y 
el calendario. Como conclusión de este estudio se nos dice que "Ex 1-15 irradia 
sentido sobre todo el Pentateuco".
Summary
In these chapters of Exodus, the plot of the book comes to a climax. Taking 
them as starting point, using a literaty and hermeneutic approach, certain elements 
are studied which serve as keys for understanding the Pentateuch: itineraries, 
genealogies and the calendar. As a conclusion to this study we are told that "Ex 
1-15 irradiates meaning on the whole Pentateuch".
I. MOTIVACIÓN
Todos conocemos el grado de complejidad a que han llegado los 
estudios sobre el Pentateuco, especialmente después del giro que le impu- 
so la critica a los supuestos wellhausenianos. Todo está en revisión. Tanto 
los métodos histórico-críticos tradicionales como las nuevas aproximacio- 
nes al texto (semiótica, retórica, narrativa, socio-analítica, hermenéutica) 
tienen en el Pentateuco una cantera de exploración, fecunda por cierto.
Es positiva la tendencia, que se perfila con cierta nitidez en algunos 
estudios, a insistir en el texto como una unidad cerrada, sea en un nivel
Estudios Bfolicos 52 (1994) 167-194
ESTUDios BÍBLicos - ل. Severino Croatto168
más bien diærbnico (crftica de la redacción), sea en el nivel sincrónico 
(estructuras manifiestas 0 retóricas), pero sobre todo como obra literaria. 
En esa postura todo lo que aparece como texto es significativo, de una 
forma u otra. El sentido, no obstante, se va produciendo no sólo con 
palabras 0 conceptos, sino también por la organización del discurso, por 
la distribución de los temas y motivos dentro del todo textual y por otros 
recursos que tienen que ver con la "forma" del texto.
En esta exposición desearíamos aportar algunos elementos que el 
mismo texto del Pentateuco nos ofrece para entender su sentido y mensaje. 
Nuestro esfiierzo se centra en lo literario y hermenéutico. Lo primero es 
esencial para una lectora correcta de todo texto; lo segundo, porque un 
texto de la importancia del Pentateuco debe ser leído con las preguntas 
que la realidad urge hacer. Si la exégesis es verdaderamente científica, no 
puede ser abstracta. A mf, como latinoamericano, me importa sobremane- 
ra conocer las claves de lectora del Pentateuco. Por eso mi interés en 
considerar Ex 1-15, nUcleo de un proyecto de liberación, como un centro 
teológico y kerigmático que irradia "sentido" sobre toda la obra que ahora 
es el Pentateuco. Pero esta misma obra debe —a través de su intratextoali- 
dad- reflejar narrativamente tal carácter central de Ex 1-15. II.
II. POSICJÓN de Exodo 1-15 DENTRO DEL PENTATEUCO
Pero ¿es Ex 1-15 tan central en el Pentateuco? Caben algunas conside- 
raciones previas. Desde el punto de vista de la magnitud material del 
Pentateuco ya constitoido, la tradición sinaftica (Ex 19,1-Nrn 10,11) ocupa 
el lugar textual central, con sus 59 capítulos. Esa "parada" en el Sinai 
(con materiales de la tradición s [sacerdotal] en su mayor parte) es alta- 
mente significativa y debe tenerse en cuenta, ya que es puramente formal 
y redaccional, a la hora de discernir si la Ultima mano dada al Pentateuco 
es "deuteronomista" 0 "sacerdotal". Antes del bloque sinaftico hay 68 
capítulos (mejor 11 + 57), y 60 después. Estos dos bloques, a su vez, 
tienen algunos rasgos comunes que luego señalaremos. De ahí una ma- 
croestructora en ABA que cohesiona todo el Pentateuco, en la que la torá, 
casi sin narrativa (foera de Ex 32-34), constitoye un vértice muy visible.
Pero la tradición sinaftica está marcada, dentro del texto, por la memo- 
ria del éxodo, tanto en el prólogo del decálogo (Ex 20,2: "yo soy Yahvé, 
tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos") como 
en la introducción (D?) de 19,3b-6 ("vosotros visteis lo que hice a Egip-
169Exodo 1-15
to", v.4a). En efecto, no se concibe una ley impuesta desde e، cielo sin 
una manifestación legitimadora en la historia misma de su receptor. Tal 
es el esquema de los pactos orientales -hititas, arameos 0 asirios— que 
se han identificado. De modo que las leyes del Sinaf tienen su fiindamento 
en el acontecimiento de la liberación de Egipto. En el conjunto del Penta- 
teuco no tiene ya importancia la manida cuestión (y nunca bien fiindada) 
de si ambas tradiciones fiieron independientes en su origen. En su estruc- 
tura presente, y en muchos textos legales puntuales, el Pentateuco "dice" 
que no hay ley sin experiencia salvffica previa que genere una relación. 
Intima de Israel con Yahvé'. Si invertimos los términos, podemos consi- 
derar el Sinaf como la "respuesta" de Israel a su Dios benefactor 2. El 
"no tendrás otros dioses delante de mf" (Ex 20,2, comp. 34,14) no es 
entonces una afirmación dogmática (monoteísmo), sino una llamada a la 
coherencia en la fe.
Es visible, por otra parte, que los textos programáticos de Ex 3,1-15 
y 6,2-13 recogen temas del Génesis y anuncian el don de la tierra como 
meta que se alcanzará después de la liberación 5. Reflotan la alianza con 
los padres (6,4.8) y anuncian la del Sinaf bajo la fórmula "os tomaré para 
mi como pueblo y seré para vosotros como Dios" (6,7), que define su 
contenido ontoldgico más que legal (reservado éste a las leyes del Sinaf).
Vamos a volver sobre estos pasajes y otros de Ex 1-15. Quisiéramos 
ahora dar un rodeo por otras partes del Pentateuco para comprender su 
composición literaria y su mensaje.
III. EL MODELO DE LOS "ITINERARIOS''
Un elemento estructurante al que no se ha prestado la debida atención 
es el recurso al género de los "itinerarios". Estos son suficientemente 
conocidos en el ámbito de la asiriologfa*. Consisten en un listado de las
' el أ. s. Ctoatto, AlianzA ال experiencia salvijlca en la Biblia (Buenos Alies \%6١ 
Oss.
2 Cf. la observación de E. Blum, "Israël à la montagne de Dieu. Remarques sur 
Ex 1934-32 ־24؛ et sur le contexte littéraire et historique de sa composition", en A. de 
Pury (ed.). Le Pentateuque en question (Genève 1989) 291, n. 58.
3 1. L. Ska, "Quelques remarques sur Pg et la dernière rédaction du Pentateuque". 
en A. de Pury (ed.). Le Pentateuque en question (Genève 1989) 95125־.
4 Cf. A. Gœtze, "An Old Babylonian Itinera^": JCS 7 (1953) 51-72؛ w. w.
ESTUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto170
etapas y escalas de viajes significativos, generalmente de un rey con su 
ejército. Han sido estudiados el reconocimiento geográfico, debido a la 
secuencia de los topónimos y a la señal ación, algunas veces, del tiempo 
de viaje. De la fiiente (más que de la redacción) s del Pentateuco؛ se ha 
conservado un itinerario completo en Nm 33,5-49: "partieron los hijos de 
Israel de Ramsés y acamparon en Succot; partieron de Succot y acampa- 
ron en Etam... " Sólo pequeñas informaciones caben dentro de la enumera- 
ción de las escalas (vv. 6b: "que está al borde del desierto"; V. 9: "en 
Elim habla doce fiientes de agua y setenta palmeras"; V. 14: en Refidim 
no habla agua: V. 37: Hor de la Montaña está "en la frontera del pals de 
Edom"; vv. 44b.47b.48b). Una vez se indica el tiempo de marcha entre 
dos escalas (v. 8b). Se registran 42 localidades, con 40 marchas (se 
descuentan los puntos de partida y de llegada). El nUmero parece simbóli- 
co más que real, lo que ya es altamente significativo. En el contexto está 
en paralelo con los 40 años de marchas por el desierto.
Pero el itinerario de Nm 33 no es totalmente "limpio". En la escala de 
Hor de la Montaña se interrumpe la secuencia para intercalar el dato de 
la muerte de Aarón en ese lugar (vv. 38-39) y el de la información obteni- 
da por el rey de Arad sobre el paso de los israelitas (v. 39). La muerte de 
Aardn tiene lugar el año cuarentade la salida de Egipto (lo cual contradi- 
ce la tradición de los 40 años del desierto; ¿0 se quiere quitar el lugar de 
Moisés?), el primer día del mes quinto, lo que equivale a un viernes 
(antes del sábado) en el calendario sacerdotal ٥.
Dos detalles hay que no deben perderse. En primer lugar, el esquema 
del itinerario es tan compacto que los redactores sintieron la necesidad de 
repetir anticipadamente el punto de partida (Ramsés) para introducir 
algunos datos que les importaban (vv. 3-4), como la fecha de la salida y 
el espectáculo, activo y pasivo, de los egipcios (v. 4). Es de notar que el 
itinerario empieza antes del paso del mar, que tiene lugar durante la * 5
Hallo, "The Road to Emar": JCS 18 (19^) 57-88؟ E. Weidner, "Assyrische Itinerare": 
.21 (1966) 42-46.
5 Cf. G. I. Davies, "The Wilderness Itineraries and the Com۴sition of the Penta- 
teuch": ^33 (1983) 1-13.
 Ci A. Hvkt, La date de la Cène. Calendrier biblique et liturgie chrétienne ة
(Paris 1957)؟ j. c. VanderKam, "The Origin, Character, and Early History of the 3^- 
day Calendar: A Reassessment of Jaubert’s Hy۴theses”: CBQ 41 (1979) 390 ־411؟ R. 
T. Beckwith, "The Significance of the Calendar for Interpreting Essene Chronology and 
Eschatology": RQ 10 (1980) 167-202.
171Exodo 1-15
cuarta etapa, entre Migdol y Mará (V. 8, nótese que aquí el mar no tiene 
nombre). La celebración de la Pascua, y no el paso del mar, es asi el 
punto de partida de la marcha hacia la tierra de la promesa.
Por otro lado, la apertura del compacto esquema del itinerario para 
insertar la muerte de Aarón (con los datos relevantes ya vistos) nos da la 
pauta para considerar la otra expresión del itinerario en la parte narrativa 
de Ex-Nm.
El mismo lugar (Ramsés) que sirve de escenario a la opresión, a los 
episodios introductorios de la liberación (misión de Moisés, plagas) y a la 
misma celebración de la Pascua marca el inicio de las etapas del itinerario. 
En Ex 12,37 se inaugura éste con la frase: "los hijos de Israel marcharon 
de Ramsès hacia Succot".
A partir de aquf tiene lugar de manera normal lo que en Nm 33 será 
un caso Unico: la interrupción del esquema para señalar algunos episodios 
de interés. Se puede ver en cada escala cuáles son éstos, y se puede 
deducir, en el plano de la macroestructura, matices de sentido que no se 
perciben en una mirada reducida (el caso de los duplicados es elocuente 
al respecto).
Lo importante es tomar conciencia de que el esquema del itinerario es 
la columna vertebral que, en el plano literario, estructura y cohesiona el 
resto del Pentateuco. Las escalas pueden ser diferentes de las de Nm 33, 
pero su ftmción es la misma: organizar una secuencia de acontecimientos 
que quedan orientados hacia una meta Ultima.
Las etapas están marcadas en Ex 12,3714) ;13,20 ًا ,Is); 15,22.23.27; 
 .Nm 10,115; 11,35; 12,16; 20,1.22; 21,4.10.11.12.13 ؛19,2 ;17,1 ;16,1
18.19.20; 22:1. En algunos casos se recupera el modelo puramente serial 
(Nm 21,10-13.18-20); en otros el punto de llegada no es mencionado 
porque el topónimo resulta del acontecimiento mismo (Quibrot-ha-Ta’avá 
de Nm 11,5 en los w. 4ss). Hay escalas de Nm 33 (como las de los 
vv. 12-35) no registradas en la sección narrativa; el tramo final también es 
diferente (desde Hor de la Montaña hasta las estepas de Moab sólo son 
comunes los topónimos Obote Iyye-ha-Abarim, en una secuencia también 
distinta: Nm 21,10-13.18-20 con 22,1 ; 33,41-49). Aquí emergen evidente- 
mente muchos problemas de critica de las tradiciones que inciden luego 
en la de la redacción؟. Lo que importa señalar ahora es cómo los episo- 7
7 Asi G. I. Davies, "The Wilderness..", 9ss.
ESTUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto172
dios son "iriontados" sobre el esquema del itinerario y qué acontecimientos 
tienen preferencia.
Lo que antes se observó respecto de la tradición del Sinai (Ex 19 a Nm 
10,11, la tercera parte del Pentateuco) debe ser considerado también a la 
luz del itinerario, pues todo ese material aparece como revelación de Dios 
a Moisés en una sola etapa 0 parada, tan significativa que tiene fecha de 
inicio y fin (Ex 19,1 con Nm 10,lla = casi un año). Tales detalles se 
deben a una mano s, probablemente redaccional.
De ahí también que la etapa del Sinaf divida la gran caminata del 
éxodo en dos tiempos principales: desde la salida de Egipto (pero antes 
del paso del mar) hasta el Sinai, y desde éste hasta las estepas de Moab 
frente a Jericd. El primer tramo empieza el miércoles 15 del mes primero 
del año primero, al día siguiente de la Pascua paradigmática (Nm 33,3)؛ 
el segundo, el miércoles 20 del mes segundo del año segundo, después de 
la segunda Pascua (Nm 9,1-5 con 10,11)8. La siguiente Pascua que se 
mencionará, feera ya del Pentateuco, será la de Jos 5,10-12, con un 
sentido muy diferente’.
Se podrían analizar todas las escalas para observar qué acontecimientos 
tienen lugar en cada una. Pero vamos a detenernos en un solo rasgo, por 
cubrir más de una escala y por su impacto en la comprensión de todo el 
Pentateuco. Nos referimos al motivo de la "murmuración" en el desierto. 
Los episodios de queja del pueblo contra Yahvé 0 Moisés, 0 de éste 
contra Yahvé, alcanzan la docena, contando el anticipo de Ex 5,21. En el 
momento critico previo al milagro del mar hay una inculpación de Moisés 
como antiliberador (Ex 14,11-12); el pueblo murmura (lexema לון) contra 
él en las escalas de Mará (15,24), del desierto de Sin (16,2.7.8.9.12), de 
Refidim (17,28 con ריב y לון). Colocadas inmediatamente después del 
acontecimiento triunfal del paso del mar, que es el símbolo de la 
experiencia de liberación, y tras la confesión de fe de 14,31, éstas Ultimas 
murmuraciones adquieren el tono de la ingratitud más incomprensible.
Después de la etapa del Sinai (con su propio episodio de duda respecto 
del proyecto de liberación. Ex 32) siguen las "murmuraciones" en las 8
8 La distancia temporal es de un mes y seis días, pero narrativamente no hay nada 
en el medio, ya que 9,614־ contiene prescripciones sobre la Pascua y 9,15-10,10 sobre 
la partida.
 paso del rio / Pascua ؛El orden esta invertido (Pascua / paso del mar en Ex 12-14 و
en Jos 3-5), pero además la fiesta no inaugura una marcha, sino la comida de los frutos 
del pais (Jos 5,lia)؛ es 1.7 meta alcanzada, lo contrario del Pentateuco, como se verá.
173Exodo 1-15
escalas de Taberd (Nm 11,1, lexema אנן), Quibrot (vv. 48.21 con ככה 
"llorar"), Jaserot (Maria y Aardn contra Moisés, 12,15.9 כ דבר ,"hablar 
contra"), y Parán (contra Moisés, tras la exploración de la tierra de 
Canaán, 14,2 con לון).
Es importante que nos demoremos un instante en este episodio, que 
creemos de suma significación en la elaboración del Pentateuco. Aparte 
del dato inesperado de las "diez" tentaciones en el desierto (v. 22) '٥, el 
V. 30 relaciona explícitamente la murmuración con la promesa jurada de 
la tierra؛ hay un contrajuramento de no ärla a la generación que salió de 
Egipto, sino sólo a sus hijos (v. 31), asi como a Caleb y Josué (w. 
24.30b). La acumulación de episodios de queja y murmuración llega aqui 
a una expresión critica, en la que las promesas de Gn 17, afirmadas en el 
nuevo contexto de la opresión de Egipto (Ex 6,2ss), entran en una fase de 
crisis por la incomprensión de Israel. El lenguaje del V. 30a es particular- 
mente afin al de Ex 6,8 (motivo del juramento con la mano alzada, en 
relación con la concesión de la tierra)".
Las quejas no terminan aUn: en Nm 20,2 nos encontramos con una 
asamblea (lexema קהל) contra Moisés (y Aarén), en la cual "querelló 
 el pueblo con Moisés" (v. 3) por la falta de agua. El episodio es (ריב)
paralelo al s de Ex 17,1-7. Además de las diferencias por todos conoci- 
das, hay otra estructural: la murmuración de Ex 17, a poco de la expe- 
riencia del éxodo, significaba ingratitud y desconocimiento de Yahvé; la 
de Nm 20, no lejos del Sinaf, implica además alguna forma de rebeldía, 
como lo aclara la réplica de Moisés ("oldme pues, rebeldes", lexema 
.La posición de los relatosen un todo matiza su sentido .(מרה
Después de Hor de la Montaña tiene lugar una nueva queja "contra 
Dios y contra Moisés" (21,5); el tema, como sucede a menudo, es el 
hecho mismo de la salida de Egipto. Se niega el acontecimiento central de 
la liberación de la esclavitud, lo que es por demás paradójico. El relato 
introduce el episodio de las serpientes (vv. 6-9).
En 32,6-15 Moisés inculpa a los hijos de Rubén y de Gad, que querían 
quedarse en Transjordania, una actitud parecida a la de los exploradores
'٥ El targum ha sabido explotar esta información: cf. TJI a Dt 6,16 y Pirqé Abot 
5,4.
" El registro de las "diez" tentaciones (V. 22), que no coincide con la narración 
presente, y el motivo de los 40 años que falta pasar en el desierto (vv. 338) son indicios 
de que el episodio no esta en su lugar originario.
ESTUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto174
de Nm 14 (vv. 8ss, espec. 14). En el inventarío global, es un caso más 
de murmuración.
El recurso del "itinerario" es retomado por Dt en el resumen de 1-3 
(marchas del Horeb a Cades Barnea, 1,2.19; hacia el mar de Suf, 2,1 ؛ por 
la Arabá hacia Moab, V. 8; por el Zered, V. 13; por el Arndn, V. 24; 
hasta Galaad, V. 36؛ luego por Basán, 3,1, con retorno a Bet-Peor, V. 29 
con 4,45; cf. también 10,75). El esquema del itinerario está más diluido 
en Dt y parece un resumen de Ex-Nm'2. En l,26ss se vuelve con mu- 
cho énfasis a la tradición de la murmuración ocasionada por la exploración 
de la tierra (Nm 14), motivo que es relevante para las parénesis de 4-11.
Dt es, en efecto, una larga exhortación a la fidelidad a Yahvé, con la 
exclusión absoluta de otros dioses, ausentes de la "memoria histórica" de 
Israel. Esta está bien expresada en 1-3 y se resume en una frase de la 
oración de Moisés: "¿qué Dios hay, en los cielos y en la tierra, que pueda 
hacer obras (מעשם) y proezas (גבורת) como las tuyas?" (3,24). Pero el 
peligro del desconocimiento de Yahvé y de la desobediencia a sus normas 
(el código de 12-26) está siempre latente en los discursos de Moisés y 
tiene un tono de grave advertencia en la larga serie de maldiciones del 
capitulo 28, y luego en la despedida de Moisés (31,16-22) y en el cántico 
del capitulo 32 (vv. 15ss).
Este tono de Dt lo acerca más de lo que se cree a Ex-Nm y puede ser 
una pista para entender su desprendimiento de la tradición historiográfica 
D para ser incluido en la torá. Las escenas de queja y murmuración que 
distinguen la enumeración de las escalas del itinerario por el desierto 
preparan para los discursos de Dt.
Pero no es sólo eso. Hay un hecho notable, marcado por el esquema 
mismo del itinerario y que nuevamente une a Ex-Nm con Dt. En Nm 22,1 
se alcanza la última escala: ".partieron los hijos de Israel y acamparon en 
las estepas de Moab, al otro lado del Jordán, a la altura de Jericd". AHI 
concluye el viaje, dentro del Pentateuco. No hay más etapas ni escalas. El 
relato, no obstante, no termina allí. Hay nuevos episodios y revelaciones 
de Yahvé, pero todo sucede en el mismo lugar, como se insiste en subra- 
yar (26,3; 31,12; 33,49.50; 35,1 y la conclusión de 36,13)'5.
'2 Por eso no convence G. I. Davies ("The Wildemess...", lis) en su intento de 
atribuir a un redactor deuteronomista la inserción de las escalas del itinerario. Este 
pertenece más bien a una composición estructurante no tan "redaccional".
 .La indicación de 25,1 parecería suponer una nueva movilización, pero no es asi د'
El "incipit" (con el verbo ישב, y no con el נשא del itinerario) es parte de la forma
175ÉX٥D٥ 1-15
Si proseguimos con Dt, nos encontramos con el mismo fenómeno. 
Desde el primer versículo se advierte que los discursos subsiguientes de 
Moisés ftieron pronunciados "al otro lado del Jordán ... en el pais de 
Moab" (Dt l,la.5 )’4. El libro se cierra con el pueblo todavía en el 
mismo lugar. El Unico desplazamiento, individual, es el de Moisés "de las 
estepas de Moab al monte Nebo" (34,1) para morir. Pero el V. 8 se cuida 
de señalar que los hijos de Israel están "en las estepas de Moab"; es la 
misma posición que en Nm 22,1.
Caben aquí algunas reflexiones sobre la redacción y la estructura del 
Pentateuco. Casi la tercera parte de esta obra tiene como referente geográ- 
fleo el pais de Moab, frente a Jericó, lo que equivale a decir a la vista de 
la tierra prometida (como la vio Moisés antes de irse, Dt 34,!b-4). La 
promesa de la tierra, tema central de Gn (a Abrahán, 12,1-3, 13,14-17; 
15,13-16.18-21; 17,8; 24,7; a Isaac, 26,2-3; a Jacob, 28,13; 35,12; 48,4; 
50,24), reflotada en las dos versiones del "proyecto de liberación" de Ex 
3 (v. 8) y 6 (vv. 4.8), y recordada en momentos críticos (Ex 33,1; Dt 
31,208), promesa que es el objetivo final de las marchas por el desierto 
(esquema del itinerario), no está cumplida cuando se cierra el Pentateuco, 
texto fimdamental y fimdacional de Israel. ¿Por qué es esto asf?
Son conocidos los intentos de buscar una prolongación de las tradicio- 
nes del Pentateuco en los libros históricos que le siguen'؛. Pero esta 
continuación puede ser el reflejo de relecturas y no necesariamente de 
"fijentes" literarias que se ftieron sumergiendo en otros textos mayores. 
De cualquier manera, esa hipótesis agudiza la pregunta por el cierre 
abrupto del Pentateuco. ¿Quién, y bajo qué condiciones, hizo la separa- 
cidn que conocemos? Otra salida es la que imagina la existencia otrora de 
un Hexateuco, que englobaba también e، libro de Josué, que narra la 
entrada en la tierra de la promesa '٥٠ Si hay alguna equivalencia entre los * 14 15
literaria anterior del relato. Que se trate del mismo lugar de 22,1 lo dicen las referen- 
cias de 26,3 (se supone que es el mismo lugar de 25,1) y sobre todo 33,49.
14 Hay problemas de critica literaria en Dt 1,1-5. Las !realizaciones de los vv. lb-2 
no tienen que ver con los vv. la y 5; el V. 4, por su parte, parece situar el discurso 
inmediatamente después de las victorias transjordanas (Nm 21,21-45). El V. 3, a su 
vez, de cubo sacerdotal, pone una fecha (el viernes día primero del mes se^mdo del 
año cuarenta) a los discursos de Moisés.
15 Cf. sobre esta cuestiOn el balance de M. Rose, "Em۴igner le Pentateuque par 
sa fin! L’investiture de Josué et la mort de Moïse", en A. de Puty (ed.). Le Pentateu- 
que en question (Genève 1989) 129-147. Cf. también la recensión de ل. Loza en RB 97 
(1990) 585s.
١٥ Cf. G. von Rad, Dasfonngeschichtliche Problem des Hexateuch (Stuttgart 1938)؛
ESTUDios BÍBLICOS - ل. Severino Croatto176
"credos" que recitan las gestas de Yahvé desde la promesa hasta el don de 
la tierra (Dt 6,20-25; 26,5-lOa) y la formación del Pentateuco, es normal 
pedir, en nombre de la coherencia, que el cumplimiento de la promesa sea 
también narré como texto. La figura del Hexateuco, entonces, seria la 
explicación del dilema. Pero nadie vio nunca un tal Hexateuco... Ninguna 
tradición antigua, ninguna versión, lo atestigua.
El argumento de los "credos", por su parte, es falaz. En un texto todo 
es "significante"; y hay que observar el lenguaje defuturo en las confesio- 
nes de fe mencionadas. Tanto los discursos de Moisés sobre la fidelidad 
a Yahvé como las leyes se refieren al filturo de la posesión de la tierra; 
asi también los "credos" (6,20: "cuando te pregunte tu hijo mañana..:; 
26:1: "cuaé entres en la tierra..."). EnDt 6,20-25, además, la secuen- 
cia de formas qatal que describen lo ya vivido (opresión, salida de Egipto, 
signos) se corta para hablar del don de la tierra como objetivo más que 
como realidad ("a fin de llevarnos, a darnos la tierra..."). Si foera del 
contexto literario presente los "credos" incluyen el don de la tierra, 
porque fiieron compuestos posteriormente, lo suponen como futuro en el 
contexto redaccional en que están colocados. Conclusión: la real coheren- 
cia está en la exclusión del don de la tierra, tal como se deduce del tenor 
textual de todo Dt y de la composición del Pentateuco. Insistimos: después 
de Nm 22,1 no se da un paso más en dirección de la tierra. Y volvemos 
ala pregunta de antes: ¿por qué es asf?
Llama la atención que, en el gran despliegue informativo sobre cuestio- 
nes del "origen" del Pentateuco, 0 sobre su conclusión literaria, poco 0 
nada se diga sobre el contexto de la producción del texto. Se olvida a 
veces lo más simple, que es la vida. Un énfasis en la lectura sociopolftica 
(0 socioanalitica) de los textos sanarla muchos aspectos de la labor exegé- 
tica. Excelentes trabajos, por ejemplo, sobre la "situación retórica" que 
genera la apocalíptica'’, deberían servir de modelo para los estudios del
 ieWkusetv, Die Composition des Hexateueh und der historischen Bücher des AT^ اآلال
(Berlin 1899). Véase A. G. Auld, Joshua, Moses, and the Land. Tetrateuch. Penta- 
teuch, Hexateueh in a Generation since 1938 (Edinburgh 1980).
 A. Y. Collins, "The Political Pers۴tive of the Revelation of John": JBL 96 ח
 D. Hellholm (ed.). Apocalypticism in the Mediterranean World and ؛241-256 (1977)
the Near East (Tübingen 1983)؛ E. Schüssler-Fiorenza, "The Followers of the Lamb: 
Visional Rhetoric and Srci^۴litical Situation": Semeia 36 (1986) 123-146؛ L. 
Thomson, "A Sociological Analysis of the Tribulation in the A^alypse of John": 
Semeia 36 (1986) 147-154.
γηExodo 1-15
Pentateuco. Una pregunta sencilla pero necesaria, en nuestro caso, es la 
siguiente: ¿qué motivé en la época persa la construcción de una obra 
formidable como el Pentateuco con ese final súbito, inesperado, que 
parece frustrar las expectativas que recorren toda la obra?
Esta pregunta se desdobla en una segunda: ¿es el Pentateuco una obra 
histórica (y legal), archivable, una memoria del pasado? ¿0 es un kerigm 
proclamado con intensidad existencia! en un momento de crisis, pero 
también de confianza, en el Dios de las promesas? Sólo lo segundo tiene 
sentido. Ahora bien, ¿cómo podían los escribas armar una obra tan básica 
incluyendo la posesión de la tierra, que en ese momento se hallaba bajo 
el dominio persa, y cuando buena parte del pueblo estaba en la diáspora, 
alejado de su propia tierra?
Lo que destaca en todo el recorrido del Pentateuco, h promesa de la 
tierra, es precisamente el kerigma que se proclama en el plano literario. 
La tierra sigue sieá una promesa. La obra, asi compuesta para que asi 
sea leída (sin Hexateuco ni Eneateuco), busca generar esperanza y motivar 
para un proceso nuevo de liberación. Es la misma perspectiva que la de 
la composición de libro de Isafas La provincia de Judá, extremada- 
mente reducida en sus limites'؟, y un pueblo desintegrado y disperso 
por todos los pafses, señalaban a gritos, en un nivel puramente histórico, 
que las promesas habfan tenido una realización transitoria en el pasado, 
pero que habfan terminado en una frustración؛ la historia las desmentía 
descaradamente.
Ahora bien, un recurso para activarlas como germen de esperanza era 
precisamente mostrar que aún no estaban cumpUs. Asf, la utopia —al 
menos la utopfa— podfa alimentar un proyecto de liberación filtura.
Si nos fijamos bien, el mismo código geográfico es un componente 
significativo en la narrativa de Gn. Las migraciones y dispersiones carac- 
terizan tanto a los primeros grupos humanos (4,1611,1.9 ؛ 10,32؛ ) como 
a los patriarcas (11,3133,178 ؛ 12,4-9؛ 13,1.18؛ 20,1؛ 26,1؛ 28,10؛ 29,1؛ ; 
؛ 37,1؛ 35,1.16.21.2746 ,lss47,27 ؛). La condición de 21,23 גרים )20,1؛ ; 
؛ 26,3؛ 23,435,27 , cf. Ex 6,4) indica muy bien esa residencia provisional 
e inestable en el pafs de Canaán. El mismo lexema se usa para el estable-
'8 Cf. j. s. Crotto, Isaías f-وو (Buenos Aires 1989) 23ss; í٥., Isaías 40-55 (Quito
1993).
Cf. F. Criisemann, "Le Pentateuque, une tora. Prolégomènes à ,'interprétation 
de sa forme finale", en A. de Pury (ed.). Le Penteuque en question (Genève 1989) 339-
ESTUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto178
cimiento transitorio en otros países, especialmente en Egipto (Gn 47,4; Ex 
22,20; 23,9; L٧ 19,34; Dt 10,19, etc.). Esa es nuevamente la condición 
de los hijos de Israel durante el exilio y más aUn después, cuando están 
dispersos por todos los países. Puede ser también que el exilio del primer 
hombre (Gn 3,235) sea una parábola del exilio de Israel y de Judá "al 
este" (v. 24a). Sólo que el retorno impedido (v. 24b) se invierte en un 
designio salvifico a partir de la promesa (Gn 12,1-3), que sigue abierta 
como una invitación actual para el destinatario del texto presente.
Por eso el Pentateuco, nueva sinfonía literaria "inconclusa", es porta- 
dor de un mensaje vital justamente por ser inconcluso. Querer "concluir- 
lo" con un Hexateuco imaginario es perder un mensaje clave de esta obra 
literaria. Es más coherente, en todo caso, la hipótesis de un Tetrateuco 
(Gn-Nm) anterior, cuya perspectiva kerigmática no se cambia con la 
adición de Dt (perspectiva que si queda desdibujada en el caso de un 
Eneateuco).
De ahí también que, en Ex 1-15, tengan tanta relevancia los temas de 
la tierra y del pueblo, como elementos esenciales del proyecto de libera- 
cidn enunciado claramente en dos circunstancias (históricas y literarias), 
mejor que en dos ftientes 0 tradiciones (3 y 6).
IV. LA PERIODIZACIÓN de la historia 
Hemos acentuado el motivo/tema de la tierra más que el del pueblo de 
Israel. El "itinerario" y la composición final (sin final) del Pentateuco nos 
llevaban por ese sendero. Vamos a tomar ahora otro hilo conductor de la 
obra global para converger con el panorama anterior, pero en referencia 
más especifica a la promesa de la descendencia. La misma obertura de Ex 
1,1-7 nos marca una orientación. En una lectura parcial y focalizada de 
ese texto da la impresión de que se quiere mostrar el cumplimiento de las 
promesas patriarcales de la descendencia, del "pueblo grande", ya durante 
la estancia en Egipto. Más aUn, la misma bendición originaria de Gn 1,28 
daría allí sus frutos más conspicuos 2°. Pero Ex 1,1-7 no es un final (que 
ya está en Gn 47,27, cf. 50,20b), sino un prólogo que tiene la fonción 
retórica precisa de encuadrar el conflicto con que se pone en marcha un 20
20 B. Renaud, "Les généalogies et la structure de !’histoire sacerdotale dans le livre 
de la Genèse": RB 97 (1990) 5-30, es^. 14.
179Exodo 1-15
nuevo relato (vv. 8-10) y que más bien pone en peligro el cumplimiento 
de la bendición y de la promesa de una descendencia numerosa.
Ex 1,1-7 es entonces una bisagra que refleja el libro del Gn, pero que 
sobre todo genera un suspenso desde la primera unidad literaria que le 
sigue. Es la aproximación al centro literario, teológico y kerigmático (Ex 
1-15), donde la trama de la obra llega a su climax (máxima crisis de las 
promesas / proyecto de liberación total / su puesta en marcha inicial).
¿Qué pasa, pues, con el tema del pueblo de Israel en la construcción 
total del Pentateuco? Daremos un segundo rodeo, tomando esta vez el 
esquema de la periodización de la historia. De ahí volveremos a Ex 1-15.
Está reconocido que las genealogías tienen una !Unción literaria y 
teológica de primer orden en el libro del Génesis (1-11 y 12-50) y en todo 
el Pentateuco 2'. Narraciones y genealogías alternan a lo largo de toda 
la obra:
NARRACION GENEALOGIA
Orígenes Gn 1-4 (mundo, hombre) 5-(Adán)
6-9 (diluvio) 10 (pueblos)
11,1-9 (ciudad/torre) 11,10-32 (semitas)
CanÉ 12,1-25,11 (Abrahán) 25,12-18 (Ismael)
25,19-35,29 flsaac) 36,1-37,1 (EsaU)
37,2-46,7 (Jacob) 46,8-27 (descendientes)
Egipto 48,28-£*6,13 (en Egipto) 6,14-27 (Lev!)
 (...éxodo) ״. 6,282,24
3,5-36,13 (desierto)
3,1-3 (AarOn)
Las genealogías señalan, por un lado, la continuidad de la "bendición" 
0 simplemente del designio divino en la historia; por otro, las "seleccio- 
nes" de lo particular dentro de lo universal: cada genealogía reduce el 
campo visual de la narración subsiguiente. Por ejemplo, de la tabla 
universal de los pueblos (Gn 10) se pasa a un caso particular (11,1-9). La 
próxima genealogía se concentra en los hijos de Sem, para entroncar con 
la historia de Téraj/Abrahán. Las genealogías de Ismael y de EsaU ahorran 
relatar hechos especiales de ambospersonajes, para extenderse la narra- 
cidn sobre los tres patriarcas (Abrahán, Isaac, Jacob). Cuando la familia
2' Cf. R. B. Robinson, "Litera^ Functions of the Genealogies of Genesis": CBQ 
 B. Renaud, "Les généalogies...", 6, con criticas a Weimar y ؛595-608 (1986) 48
TengstrOm.
ESTUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto180
de Jacob está en Egipto, las largas narraciones (columna de la izquierda) 
se ven interrumpidas por genealogías de Levl y de Aardn (figuras sobresa- 
lientes, no Unicas). ¿Por qué es esto asf?
Las dos Ultimas genealogías merecen una atención particular, pues 
parecen ir aseguraá el papel de la clase sacerdotal: en Ex 6,14-27 la 
descendencia de Levl desemboca en Aardn y Moisés por Amrán (v. 20), 
pero también en Eleazar e Itamar (v. 23), los coreltas (v. 24) y Pinjás (v. 
25, que prepara Nm 25,6-13 con la promesa de un "sacerdocio eterno" 
para él y su descendencia). El episodio de Nm 25, por lo tanto, gravita 
enormemente en la estructura del Pentateuco. Por eso, la ubicación de la 
genealogía en Ex 6 es estratégica, pues sigue inmediatamente a la presen- 
tacidn teofánica del proyecto de liberación de Israel 22. Es evidente, 
además, que su final (vv. 26s, con un lenguaje iterativo) hace un esfiierzo 
por asociar a Aarón con Moisés en la misma gesta de sacar a los hijos de 
Israel de Egipto, tarea que estaba encomendada a Moisés en 3,10ss y 
6,10ss (el V. 13 hace la misma asociación).
Caben todavía dos observaciones sobre esta genealogía: 1) las mencio- 
nes de Rubén y Simeón (vv. 14-15), los primeros de la lista, indican sim- 
plemente que se ha "cortado" la serie con Levl, que es el tercero (los 
otros hijos de Jacob no interesan en este caso, donde importa Levl para 
llegar a Aardn y Moisés). Los vv. 14-I6a equivalen a Gn 46,8b-ll (del 
registro de los que entraron en Egipto)2 ؛) el final (Ex 6,26-27) usa un 
triple quiasmo para "encerrar" apretadamente a Aarón junto con Moisés:
:y Moisés Φ) a quienes habló Yahvé (٥) Estos son Aarón لر
B sacad a los hijos de Israel (á ٦ جه\ة tierra de Egipto (؟>)
segUn sus escuadrones;
5' ellos, los que hablaron al faraón rey de Egipto (ß’) para
sacar a los hijos de Israel (a’) de Egipto;
A’ ellos, Moisés (b) y Aarón (al■
La breve genealogía de Nm 3,1-3 introduce los derechos sacerdotales 
de Eleazar e Itamar (vv. 3-4.10) y los de los levitas (vv. 6-13), y los 
censos de éstos por familias (3,14-4,49). La genealogía separa el censo de
٥ l Israel am Sinai. Analysen und Interpretationen lu Exodus 17-34
(Altenberge 1985) 26, señala la conexión de esta genealogía con 1,1-5 (inclusión que 
permite crear una gran unidad de 1,1 a 6,27), pero desde el punto de vista teológico 
y kerigmático es también im۴rtante la contigüidad de la genealogía de Aarón con el 
programa salvifico de 6,2-13.
181ÉXODO 1-15
los israelitas (1,2-2,34) del de los levitas en particular (3,14-4,49). Estos 
son consagrados para el servicio de la tienda del encuentro (8,5-22), 
elemento esencial en las marchas por el desierto. El dato revela una vez 
más el factor "sacerdotal" en la construcción del Pentateuco como obra 
literaria y teológica. La genealogía de Nm 3,1-3, sin embargo, es digna 
de atención por su propio inicio: "éstas son las toledot de Aarón y Moi- 
sés, en el día en que habló Yahvé con Moisés en el monte Sinai" (v. 1). 
Volveremos sobre este texto, pero ya nos invita a considerar la ftmciôn 
literaria de las toledot no sólo en Gn, como es comUn tratar ٥, sino en 
todo el Pentateuco.
La fórmula תולדות אלה aparece diez veces en el libro del Gn, seguida 
de un nombre que define el contenido de lo que se describe como "histo- 
ria/generaciones". Tal vez de propósito, hay cinco תולדות en Gn 1-11 y 
otras tantas en 12-50, lo que.es un indicador literario que impide separar 
la historia de los orígenes de la de los patriarcas.
Cabe señalar -cosa que no ha sido observada— que dicha fórmula, 
seguida de la figura nombrada, no se superpone al esquema de "narra- 
ción/genealogfa" ya mencionado, sino que lo atraviesa indistintamente. Se 
pensaría en un trabajo redaccional posterior, pero puede ser sólo una 
impresión. Es importante visualizar el nuevo esquema resultante:
NARRACION GENEALOGIA
Orígenes Gn 2,4 (cielos/tierra)
6,9 (Noé)
5.1 (Adán)
10.1 (hijos de Noé) 
11,10 (Sem)
Caàn 11,27 (Téraj-Abram)
25,19 (Isaac)
37,2 (Jacob)
25,12 (Ismael) 
36,1.9 (EsaU)
Egipto
3,1 (AarOn/MoisCs)
Este gráfico muestra que la fórmula תולדות אלה , a pesar de su referen- 
cia a la generación (lexema ילד), se reparte equitativamente entre las 
narraciones y las genealogías؛ asi en el Gn, quedando Nm 3,1 en la Ultima
...Por ejemplo, B. Renaud, "Les généalogies ال
ESTUDios BÍBLicos - ل. Severino Croatto182
genealogía. El hecho de que el esquema genealógico esté metido también 
en las narraciones sugiere que éstas están montadas en realidad sobre 
aquél, a veces en forma residual (Gn 2,4), otras con elementos dispersos 
en el relato (6,9 se continua en 6,109,28.29 ؛ 7,6؛ , y asi con los otros 
casos). Por otro lado, lo que antes aparecía como un contenido bastante 
dispar (v. gr., Gn 1-4), ahora es delimitado por un tema ("cielos y tierra") 
0 un personaje (Noé, etc.). ¿Por qué? Los compositores del Pentateuco 
han querido en realidad periodizar la historia del mundo en tramos carac- 
teristicos.
Dentro de Gn los periodos son diez, desde el comienzo del mundo 
hasta la entrada de los hijos de Israel en Egipto. ¿Por qué precisamente 
diez? Hay que recordar que en Gn 5 hay también un esquema equivalente 
de diez figuras antediluvianas (Adán / Set / Enós / Quendn / Mahalalel / 
Yéred / Heme / Matusalén / Lámec / Noé), que tal vez se inspira -como 
recurso anticultural de resistencia en la instancia ideológica— en la lista 
mesopotámica de diez reyes anteriores al diluvioEn una lectura 
sociopolftica del Pentateuco, esta "confrontación" ideológica con las 
tradiciones del imperio aparece como una afirmación de la propia identi- 
dad de los exiliados 0 emigrantes en un contexto adverso.
Una mirada atenta a la formula introductoria de los periodos de la 
historia resulta muy instructiva:
1. Suele suponerse que la formula תולדות אלה introduce una genealo- 
gía. Pero eso crea un problema con respecto a Gn 2,43, que parece 
referirse a la cosmogonía del cap. 1. Se puede constatar que las genealo- 
gias propiamente tales, largas 0 cortas, enumerativas (Gn 1018-25,12 ؛, 
36,9-14) 0 narrativas (Gn 5؛ ll,10ss25(32-11,27 ؛, la formula sirve 
lógicamente de encabezamiento. Tal debe de ser el origen de la misma: 
presentar al personaje que inicia la lista con un énfasis en su(s) hijo(s) 
principal(es). Se observa, sin embargo, un uso redaccional diferente en el 
Pentateuco: a) las genealogías no están puestas en cualquier lugar, sino 
que introducen periodos significativos de la historia, en los que se combi- 
nan materiales de distintos estratos, no sólo "sacerdotales" ؛ b) ese periodo 
lleva la marca de la primera figura mencionada (Adán, Noé, hijos de Noé, 
Sem, Téraj, etc.); c) cá vez que la formula aparece y nombra al perso- 24 25
24 ANET (1969) 2653; para otros asuetos, cf. R. s. Hess, "The Genealogies of 
Genesis 1-11 and Comparative Literature": Bib 70 (1989) 241-254, espec. 244ss.
25 En el esquema de B. Renaud, "Les généalogies...", 7-10
183Exodo 1-15
naje principal, éste ya está presenté en el texto anterior (véase el 
recuadro siguiente). Este fenómeno no ha sido suficientemente observado. 
Y no significa sólo la continuidad, por este trabajo de ensamble, dentro 
de la historia, sino que la redacción diferencia entre los antecedentes de 
una figura y su historia principal, que se dispone a contar:
I (2,4) Cielos y tierra 1 2-4
II (5,1) Adán 4 5,1-28
III (6,9) Noé 5,29 9,28
IV (10,1) Hijos de Noé 6,10 11,9
V (11,10) Sem 6,10 11,26
VI (11,27) Téraj 11,24 25,11
VII (25,12) Ismael 16,1 25,18
VIII (25,19) Isaac 21,1 35,29
IX (36,1.9) EsaU 25,25 37,1
X (37,2) Jacob 25,26 50,26 (Ex 1)
XI (Nm3,l) AarOn y Moisés Ex 2,1 Dt 34,12
Lo primero que salta a la vista esla posición de la fórmula: en la 
fiiente/tradición s sirve para introducir a talo cual personaje con su linea 
genealógica, pero en el texto actual del Gn (4־ Nm 3) queda en el medio: 
el personaje, a esa altura, ya es conocido. Quien se queda en el nivel s 
no está leyendo el Gn como "texto", sino como fragmentos arqueológicos 
que de hecho sólo tienen sentido (conocido) en el contexto literario pre- 
sente. En éste, además, se incorporan informaciones provenientes de otras 
foentes/tradiciones, 0 relecturas, como sucede en casi todos los casos. 
Prueba de que se trata de una creación redaccional distinta de la "sacerdo- 
tal" de las genealogías separadas. Que ese trabajo final y composicional 
sea también "sacerdotal", para nosotros es un hecho evidente, que ya se 
ha señalado.
2. Es probable a su vez que la formula, originaria en las genealogías 
propiamente tales (II, IV, V, VII, IX), sea sólo una prolongación 0 
imitación en las secciones narrativas de I, III, VI, VIII, X. Por eso los 
elementos "genealógicos" están dispersos 0 son inexistentes (Gn 
2,4ss). La fimción literaria de la formula תולדות אלה , por lo tanto, es más 
que nada la de introducir los distintos periodos de la historia segUn el 
esquema del compositor final, y la de servir de guia para montar los 
acontecimientos.
Cf. B. Renaud, "Les généalogies...", 12s.
ESTUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto184
La relacióft entre las genealogías compactas y las dispersas en las 
narraciones es equi٧alente a la del "itinerario" de Nm 33 respecto del 
otro, que "orienta" los sucesos desde Ex 12,37 hasta Nm 22,1.
3. Las ٧ariaciones del esquema genealógico son más significantes que 
el modelo rlgido. El nacimiento del hijo que es tema del periodo siguiente 
es el hecho central de las תולדות principales, y es el que separa entre un 
"antes" y un "después", a veces resumido en la sola cantidad de años (asi 
en II = Gn 5); otras veces la cifra está despistada en medio de la narra- 
cidn (Gn 16,16 para Ismael21,5 ؛ para Isaac). Pero en III (תולדות de Noé: 
6,9-9,29), lo que divide la edad de Noé entre "antes" y "después" no es 
el nacimiento de sus tres hijos (6,10) sino el suceso del diluvio (7,6.11 = 
300 años)؛ los otros 350 años son medidos nuevamente por el diluvio en 
9,28.
En X (Gn 37,2-50,26) se da también una variación. El nacimiento de 
los hijos de Jacob ya está relatado en el marco de la historia de Isaac (VIII 
= 21,1-35,29), pues el hecho más destacado de la de Jacob es su migra- 
dón a Egipto, que marca un "antes" (130 años segUn 47,9) y un "des- 
pués" (17 afios en Egipto: 47,28a, con el total de 147 en el V. 28b). Pero 
el periodo no se cierra con la llegada a Egipto, ni (literariamente) con Gn 
50,26, sino que se prolonga hasta el próximo mojón (la fórmula אלה 
 que encontraremos en Nm 3,1. Lo que indica, en el plano ,(תולדות
literario, que la estancia en Egipto es asumida como formando parte de la 
historia de Jacob con sus hijos (por eso es importante la genealogía- 
registro de 46,8-27).
4. Con respecto a Gn 2,43, desconcierta que la formula remita hacia 
atrás, como si foera un resumen de !,1-2,3. Pero no es asi27. Su posi- 
cidn consistente entre lo ya dicho y lo más importante por decir permite 
deducir que el V. 4 retoma lo ya relatado sobre los cielos y la tierra e 
introduce al mismo tiempo los episodios que van hasta la siguiente recu- 
rrencia (5,1). La expresión "los cielos y la tierra" es totalizadora y abarca 
también la historia de los liombres, como lo indica su complemento 
quiástico en 4b ("el dla en que hizo Yahvé Dios la tierra y los delos"), 
con que empiezan la antropogonla y otros sucesos originarios. En rigor.
2’ La solución que progne TengstOm, Die Toledotfonnel und die literarische 
Struktur des priesterlichen Eweiterungschicht iw Pentateuch ا١عهة؟؟ل iv١ 5 ه.5€ةا.5ةי 
de referir Gn 2,4 sólo a lo que sigue, parece desesperada.
185ÉXOD٥ 1-15
ni 4a es totalmente coherente con lo que antecede (que trata también del 
hombre), ni 4b con lo que le sigue (¿qué se dice all؛ de "los cielos"?).
Se deben invalidar las discusiones sobre la pertenencia del V. 4 a dos 
tradiciones (4a = s [sacerdotal]4 ؛b = Y [yahvista]). Su estructura hace 
del versículo una unidad literaria redaccional bien pensada:
4a "ésta es la historia de los cielos y de la tierra al ser creados;
4b el d؛a en que hizo Yahvé-Dios la tierra y los cielos".
Al quiasmo "cielos / tierra // tierra / cielos" se superpone otro, en esta 
forma:
A cielos (a) - tierra (b) // al ser creados
B al hacer // tierra ΦΊ - cielos (aי
Todo el V. 4 retoma el lenguaje del cap.1 (especialmente los dos 
verbos fondatnentales ברא y עשה), pero 4b mira hacia la narración si- 
guiente. Señal de que el V. 4 no es ni s ni Y, sino del autor del Pentateu- 
co, que es quien compone la obra con la estrtictura central que conoce- 
mos. Es probable además que todo el V. 4 esté señalando, por su posición 
intermedia entre dos relatos, que la obra del cap. 1 está incompleta por la 
ausencia del hombre trabajador de la tierra (la continuación del V. 4b en 
5 lo sugiere foertemente).
5. Llama la atención que la figura de Abrahán, importante como es, 
sea inscrita en la historia (תולדות) de Téraj. Pero es segUn el esquema 
normal: el relato sobre Téraj está centrado en el nacimiento de su hijo 
Abram, que pasa a ser tema fondamental; la historia de Abrahán, por otra 
parte, empieza en Ur de los Caldeos, lo que es muy relevante en la 
producción del mensaje del Pentateuco. La razón esencial para empezar 
con Téraj, sin embargo, es la inclusión de la linea de Harán y su hijo Lot, 
linea lateral en el texto pero no menos significativa a nivel de la narrativa 
(Gn 13; 19, sobre todo los vv. 30-38).
6. En este esquema historiográfico, no hay historia de José. El inicio 
de 37,2 es taxativo: "esta es la historia (אלהתולדות) de Jacob". Los 
episodios de la vida de José, importantes como son (cualquiera que sea su 
procedencia), ahora forman parte de la historia de Jacob, cuya migración 
a Egipto preparan. Los Ultimos dias de Jacob tienen una relevancia mucho 
mayor (desde 47,28 hasta 50,14) que la muerte de José (50,24-26). 
Dentro de la coherencia del relato, el Jacob de los capítulos 27ss pertene- 
ce a la "historia de Isaac" (cf. 27,1; 28,1; 35,27-29). En cambio, su
ESTUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto186
propio periodo está marcado por los acontecimientos providenciales que 
lo llevan a Egipto, donde se hace un pueblo numeroso (47,27 ب Ex 
1,7.98), aunque^gra de la tierra de lapromesa. Este detalle es importan- 
te, más aún por ser el final del libro del Gn.
V. SENTIDO DE LA PERIODIZACIÓN de la historia
Cabe en este momento preguntarse sobre la intención teológica que 
motiva la división de la historia en diez periodos. El paralelo parece ser 
la misma tradición mesopotámica sobre los diez reyes antediluvianos, que 
gobernaron destacadas ciudades (Eridu ... Suruppak) durante larguísimos 
espacios de tiempo (hasta 36.000 años). Se la conoce como "Lista real", 
compuesta en los inicios de la III dinastía de Ur, no lejos del 2100, pero 
muy difimdida, pues aparece en tabletas que van desde la época sumeria 
hasta la seléucida. Los judaltas exiliados en el imperio caldeo en el siglo 
VI debieron de conocerla, ya que crearon por su parte una contratradición 
paralela, ahora incorporada en Gn 5, la lista/perlodo de Adán hasta Noó, 
el héroe del diluvio (el relato que sigue). Esta tradición ayudaba a los 
cautivos a mantener su propia identidad cultural, sin necesidad de asimi- 
larse al medio ambiente.
De la misma manera, pero en una dimensión "macro", el compositor 
del Pentateuco dividió la historia de la humanidad en diez periodos, sólo 
que esta vez, en lugar de terminar en el diluvio (como en Mesopotamia 
y en Gn 5), termina con la residencia de los hijos de Jacob en Egipto. Si 
bien el diluvio es un "corte" significativo en la vida del mundo, no lo es 
como "fin de la historia". Lo principal, para la "Lista real" sumeria, como 
para sus relecturas israelitas,es el "después del diluvio" (expresión 
marcada en Gn 9,2811,10 ًا 10,1.32ًا ). En efecto, después del diluvio "la 
realeza file bajada (nuevamente) del cielo" a la ciudad de Ki؛, luego a 
Umk y más tarde a Ur, etc. La lista no se queda en la prehistoria, sino 
en la historia política de las ciudades-estado sumerias.
De ahl la sospecha de que la transposición del esquema en la historio- 
grafía bfolica no se reduzca a Gn. Los diez periodos alll registrados (cinco 
antes del diluvio y cinco después) deben ser sólo el anverso de la historia. 
El reverso es el "después". En Ex 1-15 se da efectivamente una vuelta de 
la historia. Las promesas hechas a los patriarcas, refrendadas del uno al 
otro, han tenido sus riesgos (Abrahán y Jacob tuvieron que salir 
temporalmente de la tierra de Canaán, e Isaac se vio en problemas con los
187Exodo 1-15
filisteos). Jacob sale por segunda vez cuando va a Egipto, sin retornar en 
vida. Sus hijos, que allí se multiplican, sufren la opresión y, luego de su 
liberación de Egipto, inician una nueva bUsqueda de la tierra prometida 
a través del desierto. Como si la historia comenzara de nuevo, a partir de 
la liberación 2؟.
Ahora bien, si la periodización de la historia estaba marcada en el Gn 
por genealogías iniciadas con la fórmula תולדות אלה , habría que pregun- 
tarse si ésta no aparece alguna otra vez como para indicar el periodo que 
introduce la historia nueva y definitiva. Y asi es, efectivamente. El regis- 
tro está en Nm 3,1-4, cuyo texto empieza de esta manera sorprendente: 
" תולדות אלה (esta es la historia) de Aarón y Moisés el día en que habló 
Yahvé con Moisés en el monte Sinai” (v. 1).
Lo que sigue en los w. 2-4 es la genealogía de Aarón; la de Moisés 
realmente no interesa, pues se trata de subrayar, mediante este recurso 
genealógico, la continuación del sacerdocio de Aarón en Eleazar e Itamar, 
antes de la afirmación de los derechos de los levitas (3,5-4,49). ¿Por qué 
entonces Moisés es introducido, junto a Aarón, en esta recurrencia de la 
fórmula? Creemos que la explicación es muy simple. Después de Egipto 
(equivalente al "después del diluvio") comienza la historia presente, 
signada por las instituciones s؛naiticas basadas en la palabra de Yahvé a 
Moisés en la montaña del Sinai. Aarón es asociado a Moisés por el 
esquema genealógico y para legitimar el sumo sacerdocio de su linea, pero 
es Moisés la figura del Sinaf, como la frase del V. Ib lo dice expresamen- 
te, con exclusión de Aarón.
No es cierto, por lo tanto, que haya sólo diez menciones de la fórmula 
תולדות אלה , circunscritas a Gn”, ni que con este libro desaparezca el 
sistema genealógico. Las genealogías de Ex 6,14-27 y Nm 3,1-4 tienen la 
misma importancia: la primera porque inscribe el sacerdocio aaronftico en 
el núcleo del proyecto de liberación (cf. supra); la segunda porque la 
reinscribe en la revelación sinaftica y además (0 sobre todo) porque pone 
a Moisés como cabecera de la Ultima etapa histórica, la que está marcada 
por la revelación de la ley en el Sinai. El esquema resulta asi completo y 
hasta asombroso.
28 Cf. en E. Zenger, "Le thème de la ‘sortie d’Egypte’ et la naissance du 
Pentateuque", en A. de Fury (ed.), L· Pentateuque en quesHon (Genève 1989) 31 Iss, 
algunos asuetos literarios que construyen el drama de la liberación en Ex 116־ (más 
que 1-15).
29 Cf. B. Renaud, "Les généalogies...", 7.
ESTUDOS BÍBLICOS - ل. Severino Croatto188
Se ha observado, y es claro a simple vista, que la inclusión de Moisés 
en Nm 3,1 es advenediza (no se registra su descendencia). Se la ha 
calificado de "menos significativa"” 0 de "secundaria"". Desde el 
punto de vista crftico-literario se superpone al modelo genealógico (sobre 
Aarón), pero eso mismo es la prueba de su mayor importancia en la cons- 
truccidn de la obra. El compositor está llamando la atención precisamente 
sobre Moisés como coiniciador (con Aarón) de la Ultima etapa de la 
historia de Israel, regulada por las normas del Sinai. La expresión "el día 
en que habló Yahvé con Moisés en el monte Sinai", extraña como es, no 
es menos sugestiva como generadora de cronología. Su parecido con la de 
Gn 2,4b y 5,2 es llamativo:
 de los cielos y de la tierra al ser creados, el día תולדות éstas son las" ־
en que hizo YahvéOios la tierra y el cielo";
- "éste es el libro de las תולדות de Adán, el día en que creó Dios a 
Adán";
- "éstas son las תולדות de Aarón y de Moisés, el día en que habló 
Yahvé con Moisés en el monte Sinai".
En los tres casos la construcción es con un infinitivo constructo, y la 
frase parece retrospectiva, como para enlazar lo que sigue con lo ya 
narrado (cf. supra, I). En Nm 3,1 la etapa histórica caracterizada por el 
predominio sacerdotal (Aarón) y la tord Moisés) tiene su punto de arran- 
que en la revelación sinaftica, en la etapa más larga y significativa del 
"itinerario" en busca de la tierra.
Cabe preguntarse por qué una sola vez, y tan lejos de las otras, aparece 
la fórmula תולדות אלה fiiera de Gn. Hay que recordar que después de la 
salida de Egipto hay sólo dos hechos globales de gran significación: la 
marclia por el desierto, signada por las "murmuraciones" y que no tiene 
final (Ex 16-18; Nm 11-36 (+ Dt 1-11 y 27-34), y la revelación sinaftica 
que cubre la mayor parte del material literario desde Ex 19 hasta Nm 10 
(+ Dt 4,9-20; 5; 9,7-21; 10,1-11; 12-26). Como "periodo" histórico, la 
marcha desde Egipto hacia la tierra de la promesa es uno solo, todavía no 
concluido para el que lee "bien" el Pentateuco. Pero como el autor conoce 
(sin consignarlo en su obra) lo que realmente pasó en esa tierra una vez
5٥ Cf. p. Weimar, "Auftau und Struktur der priesterschriftlichen Jakobsge- 
Schichtsdarstellung״: ZAW 86 (1974) 174-203, espec. 1878.
5' Cf. s. TengstrOm, Die Toledotfonnel..., 55.
189Exodo 1-15
poseída, tiene que subrayar la importancia de la ley del Sinai como 
garantía de permanencia en la fiitura posesión de la misma, ahora en 
perspectiva. De la misma manera debe leerse Dt (y la obra D) en su 
forma editorial exflica 0 postexflica, no en la anterior, josiánica“. El 
Pentateuco destaca el papel de Moisés en la transmisión de las leyes. El 
compositor de obra tan fimdamental designa el periodo que comienza 
después de Egipto y que tiene su epicentro en la revelación del Sinai como 
" תולדות אלה de Aarón y de Moisés" : la historia dirigida por las institucio- 
nes sacerdotales y levfticas, pero sostenida por las leyes transmitidas por 
medio de Moisés. Este proyecto cabe coherentemente en el postexilio, con 
la afirmación tanto de la torá como del sacerdocio y del templo.
VI. OTRA VEZ Exodo 1-15
La divisoria de las aguas está en Ex 1-15. La historia tiene un "antes 
de Egipto" (como tuvo un "antes del diluvio") y un "después de Egipto". 
Ex 1-15 equivale, por tanto, al periodo del diluvio, con la misma dualidad 
de sentido (destrucción y salvación) y con la equiparación entre Noé y 
Moisés como protagonistas en uno y otro. Con el recurso de la imbrica- 
ción de un periodo en el anterior, la etapa de Aarón-Moísés (XI) se 
entronca con la de Jacob (X) a través de "los hijos de Jacob/Israel" (Ex 
1-15 sobreabunda en acciones de ambas figuras).
Que los acontecimientos "en Egipto / Sinai" constituyan una vuelta en 
la historia lo confirma una consideración (somera por ahora) del calenda- 
rio. Ya hemos aludido al mismo. En Ex 12,1 se liga la celebración de la 
Pascua, una fiesta que será "memorial" para siempre (v. 14 y cf. 24ss. 
42), con la estancia "en el pals de Egipto" y con el comienzo del año. 
Hay, por tanto, un nuevo orden cronológico. El mes de la Pascua será el 
primer mes del año (v. 2). Todo el ordenamiento litúrgico girará sobre ese 
eje. Y el día de la Pascua (la noche, en realidad) es el día preciso de la 
salida de Egipto, como señala taxativamente el V. 51. Ya vimos que el 
"itinerario" empieza esa noche y en Ramsès (v. 37).
32 Sobre esta doble redacción, véase R. D. Nelson, I Double Refaction of the 
Deuteronornistic History (Sheffield1981)؟ A. D. H. Mayes, I Story oflsrael between 
Settlement and Exile; p. DutchenWalls, "The Social Lation of the Deutemomists: 
A Sroiological Study of Factional Politics in Late Pre־exilic Juda": JSOT52 (1991) 77-
ESTUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto190
El calendario semanal, junto con el mensual, recorre los grandes 
momentos (instancia temporal) y etapas (instancia espacial) de la historia. 
Cuando la ftiente/tradicidn s indica el día y el mes de algUn suceso, tiene 
una intención teológica definida. El sábado es un punto de referencia؛ otro 
es el miércoles 0 cuarto día de la semana, el de la creación de los astros 
(Gn 1,14-19), que ponen en movimiento el universo y regulan las fies- 
tas 35. En la estructura del Pentateuco ya no interesa la ftiente/tradicidn 
s, sino la obra como tal en la que está inmersa, aunque con posición 
generalmente privilegiada.
Las fechas anotadas en el relato del diluvio (suponemos el calendario 
fijo antes aludido) son indicativas آل: un miércoles (dfa creacional) aso- 
man las montañas (Gn 8,5 = dfa primero del décimo mes), se secan las 
aguas (v. 13 = dfa primero del primer mes) y aparece la nueva tierra (v. 
14 = dfa 27 del segundo mes). El dfa 17 del segundo mes, un domingo 
(después del sábado), empieza el diluvio (7,11); el dfa 17 del séptimo 
mes, un viernes (antes del sábado) "descansa" el arca sobre las montañas 
de Ararat (8,4). La Pascua se celebra en la noche que inicia el miércoles 
(Ex 12,6.8 = dfa 15 del primer mes). En ese mismo dfa se inicia el éxodo 
y la marclia inconclusa por el desierto (v. 51, ya citado). El éxodo es 
realmente una nueva creación, como file la aparición de la tierra después 
del diluvio. Un miércoles (el dfa primero del primer mes) es erigido el 
santuario por orden de Yahvé (Ex 40,1.17) y es consagrado por su gloria/ 
energfa que será la señal de las marchas (w. 34-38). Más adelante, Aarón 
muere el dfa primero del quinto mes, un viernes, antes del sábado (Nm 
33,38).
Los periodos históricos del diluvio y de "Egipto" (éxodo y Sinafi 
aparecen asf como dos "divisorias de las aguas" principales. Hay que 
tenerlo en cuenta como componente redaccional del Pentateuco.
El proceso de liberación, por otra parte, está dramatizado, en forma 
casi cíclica por la repetición del esquema "proyecto en marcha / realiza- 
cidn demorada" en cada una de las unidades de Ex 1-15 (1,1-6,27 !1,8- 
؛ 2,23-5,5؛ 5,6-6,13؛[ 6,28-11,10؛ 2,221635-12 . Tal dramatización es
33 Cf. j. s. Coatto, El hodre en el mué I: Creación y designio (Buenos Aires 
1974) 33s, 1498.
34 Cf. j. s. Croatto, "La interpretación sacerdotal de la teofania del Sinai. Análisis 
literario y teológico de Ex 24,15b-40,38”: RBibl 45 n. 10 (1984) 131-145, espec. 1418.
35 SegUn E. Zenger, "Le thème...", 311-315;.id., Israel am Sinai, 22-43.
191Exodo 1-15
generadora de sentido a nivel del kerigma global del Pentateuco. En la 
perspectiva postexflica, lo que sucede narrativamente en Ex 1-15 es muy 
significativo. Israel está fiiera de su tierra, está oprimido por un imperio 
extranjero, pero Yahvd manifiesta su proyecto liberador, que se inicia con 
la salida de Egipto y la caminata por el desierto. La salida es una mostra- 
cidn de que es posible ser liberado, pero las dificultades y los "miedos" 
muestran los riesgos del proceso, mientras que la marcha inconclusa 
señala el "todavía no" de las promesas, que, si son tales, deben cumplirse 
ahora. Como texto abierto que es el Pentateuco, en ese "ahora" nos 
ponemos también nosotros.
VII. OBSERVACIONES FINALES
1) Casi todo lo que narra el Pentateuco sucede^iera de Canaún; lo que 
tiene lugar dentro de este territorio, cubre apenas unos veinte capftulos de 
Gn. Al leer el Pentateuco, nos situamos normalmentede la tierra de 
la promesa. Una tercera parte de la narración total, por otro lado, tiene 
lugar "en las estepas de Moab", frente a Jericd (desde Nm 22,1 hasta Dt 
34,12), en hproximidad de la tierra de la promesa. Este recurso literario 
aumenta la expectativa y el deseo de entrar. Los discursos exhortativos de 
Moisés en ese lugar (Dt) cumplen un papel retórico bien calculado sobre 
el lector.
Esta observación, además, hace entender el Pentateuco como un 
documento dirigido casi más a la diáspora israelita que al pequeño núcleo 
de la provincia persa de Judá. Se suma a lo dicho hasta aquí la presencia, 
tal vez extraña, de expresiones como "serás (Abrahán) padre de una 
multitud de pueblos" (Gn 17,4.5), "te convertiré en naciones" (v. 6), "se 
convertirá (Sara) en pueblos: reyes de pueblos saldrán de ella" (v. 16), 
"asamblea de pueblos ( עמים קהל )" (Gn 48,4), "su descendencia (de 
Efrafn) será la plenitud de las naciones (מלא־הגוים)". ¿No serán alusiones 
a la presencia de israelitas y judaftas en todas las naciones del mundo, un 
presupuesto con el que justamente trabaja el redactor de Is 40-55? 5٥
La redacción final de los libros de los tres grandes profetas refleja la 
misma preocupación por el regreso de la diáspora (Is 11,10-126-43,5 ذ; 
49,12; Jr 16,148; 30,11; 31,8; ¿49,39?; Ez 11,17; 20,34.41; 28,25;
Cf. ل. s. Croatto, Isaías 40-55 (Quito 1993).
ESTUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto192
 Valdría la pena proftindizar en la óptica de .(؛ 37,21, 36,19.22.2438,27
estos pasajes. De la misma manera, las "familias de la tierra" que serán 
bendecidas por Abrahán promesa de Gn 12,3; retomada con otro léxico 
en 22,18؛ repetida a Jacob en 28,14) no deben ser otras que los israelitas 
dispersos por todo el mundo (es un tema para estudiar).
2) El Pentateuco es un texto abierto, generador de esperanza. Las 
caminatas de los patriarcas y de los hijos de Israel por el desierto, con sus 
crisis, sus riesgos, su sufrimiento, señalan que la tierra es una meta donde 
será posible realizarse como nación fiierte y numerosa. Pero la promesa 
aUn no cumplida tiene sus garantlas en la misma narración. En ese senti- 
do, se ha observado el énfasis puesto en la compra de Macpelá como 
tumba de los tres patriarcas (Gn 2329-35,27 ؛ 25,98؛ , sin el topónimo؛ 
47,30 ؛ 49,29-32; 50,5.128؛ no asi con José, 50,26). También la compra, 
por Jacob, de una parcela de tierra en el área de Siquén (Gn 33,19) 
prepara redaccionalmente el episodio de la matanza del cap. 34, pero en 
la perspectiva del Pentateuco como obra literaria es un aseguramiento 
territorial.
La misma fiinción cumple, a nivel del relato, la erección de altares en 
diferentes ciudades (Gn I2,7b, Abrahán en Siquén؛ I2,8b y 13,4, entre 
Betel y Ay; 13,18, en Hebrdn; 21,33, en Berseba, cf. 46,126,25 ؛, Isaac 
en Berseba33,20 ؛, Jacob en Siquén, esta vez a "El, el Dios de Israel"; 
35,7, en Betel). No hay mención de altares constrtiidos en Egipto. Los 
lugares "consagrados" por el culto, escenarios a veces de una teofania, 
están en territorio de las fe turas tribus de Efrafa y Judá, lo que también 
es programático.
3) Mucha atención merece, en la construcción del Pentateuco como 
mensaje "por cumplirse", el énfasis puesto en el valor de la palabra 
creára de Dios (cf. los ocho "dijo Dios" de Gn 1) y, sobre todo, en el 
esquema de "orden / ejecución", muy marcado en los estratos s: Gn 1 
("dijo Dios ... y asi fee") y particularmente Ex 25-31 (instrticciones; cf. 
el septuple "habló/dijo Yahvé a Moisés": 25,112-31,1 ؛ 30,11.17.22.34؛ ) 
con su correlato en 35-40 (cumplimiento exacto; cf. el septuple "como 
YahvéhablaordenadoaMoisés": 39,115.5.7.21.26.29.31); en39,32.43.44 
se resume la tarea, con seflalación de lo "hecho" de acuerdo a las órdenes 
de Yahvé. De esta manera, el final de Ex 40 recuerda aGnl.
Pero Ex 40 repite en miniatura el esquema "orden (vv. 1-15) / ejecu- 
ción" (vv. 16-33) de 25-31.35-39, con un nuevo sumario en el V. 40: "asi 
acabó Moisés la obra" (cf. Gn 2,2). En los vv. 16-33 reaparece siete
193Exodo 1-15
veces la fórmula "como Yahvé había ordenado a Moisés" (w. 19.21.23. 
25.27.29.32), sin contar el genérico V. 16.
De este modo la tradición s, pero mejor el autor del Pentateuco, 
conciencia al lector sobre la realización de todo 10 queYahvé ordena por 
؟0أ \Ai VÉU\ 0؟ m\؟i١ también lo que su palabra promete tendrá un 
cumplimiento. El metamensaje es claro. Por eso las promesas de la tierra 
y de la descendencia están distribuidas por doquier en Gn (cf. supra los 
textos), y se retoman en la doble exposición del proyecto de liberación en 
Ex 3 y 6: a partir del éxodo, la marcha hacia la tierra queda reforzada por 
la palabra de la promesa y por el acontecimiento paradigmático de la 
liberación inicial.
4) Ex 40 tiene connotaciones creacionales, por sus paralelos con el 
relato s de Gn 1 ר٠ Desde el punto de vista literario, dicha correlación 
unifica a Gn-Εχ. Sin embargo, el esquema del "itinerario" obliga a prose- 
guir hasta Nm; pero, a su vez, la "parada"-espera señalada en Nm 22,1 
hace necesaria la presencia del Dt, que añade a Nm 22-36 el tono de la 
exhortación a la fidelidad como condición para no fracasar nuevamente en 
la tierra de la promesa.
5) A partir del Sinaf, las marchas del pueblo en busca de su tierra son 
presididas por los movimientos de la gloria/energfade Yahvé, simbolizada 
a su vez por la nube y el foego (Ex 40,36-38؛ Nm 9,15-2310,118 ؛). Esa 
manifestación en el santuario del desierto es la prolongación de la que 
tenia lugar en el Sinaf (Ex 24,15b-18), pero que ya estaba anticipada en 
Ex 13,215, justo en el momento de riesgo (la llegada al mar). Hay que 
recordar, por otra parte, que la gloria/energfa de Yahvé tiene su primera 
manifestación en el suceso mismo de la liberación, como está apuntado en 
14,4.175, con esta conclusión: "sabrán los egipcios que yo soy Yahvé 
cuando muestre mi energía (gloria) contra el faraón, y sus carros con sus 
aurigas" (v. 18). Es importante señalarlo, por cuanto hay que destacar que 
el acontecimiento salvifico es la matriz de otras formas de hablar de Dios.
El "sabréis que yo soy Yahvé, vuestro Dios, el que os saca (en presen- 
te) de la esclavitud de Egipto", dirigido ahora a los oprimidos y cautivos 
(Ex 6,7), se inscribe asf en el corazón del Pentateuco como promesa que
37 Cf. M. Weinfeld, "Sabbat, Temple, and the Enthronement of the tord: The 
Problem of the Sitz im Leben of Genesis 1,1-1,3", en Mélanges bibliques et orientaux 
en l’honneur de M. Hä Gazelles (Kevelaer-Neukirchen-Vluyn 1981) 501-512, espec.
ELUDIOS BÍBLICOS - j. Severino Croatto194
alienta a retomar el itinerario hacia la tierra del descanso. Búsqueda que 
puede ser utópica; pero, lo repetimos, la utopia mantiene y recrea la 
esperanza.
6) Una Ultima consideración, referida al nombre de Yahvé. Ex 3,13-14 
no relata ninguna revelación de un nuevo nombre divino. Ni —menos 
aún— tal nombre es "Yo soy el que soy" (en todo caso, éste seria "Yo soy 
el que estoy [contigo]", de acuerdo con el contexto literario). Ex 3,13-14, 
sea cual feere su origen, es una especie de midrás del nombre, ya conoci- 
do, de "Yahvé" (asonancia con el verbo היה), que es puesto narrativamen- 
te en conexión con la experiencia de la liberación. Como la Pascua (Ex 
12), asi también toda celebración de Yahvé, suscita la "memoria del 
éxodo". Cabe notar también que Ex 6,2-9 desarrolla el mismo motivo: por 
la experiencia de la liberación "sabréis que yo soy YAHVÉ, vuestro Dios" 
(v .7)5؟. Es, por tanto, dentro de Ex 1-15 donde se formula la teología 
del nombre de Yahvé, el Dios de las promesas que, si bien aún no están 
cumplidas, tienen todas las garantías que aseguran la esperanza y mantie- 
nen la utopia.
Tal es la propuesta que el Pentateuco, como obra literaria, teológica y 
kerigmática, sigue proclamando también para nosotros.
 Cf. J. s. Croatto, "‘Sabréis que yo soy Yavé’. Análisis literario y teológico de ؛5
Ex 6, un proyecto de liberación": RB 45 (1983) 7794־.

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