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Amazonia

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CAPÍTULO 5
AMAZONIA: AGUA Y VIDA
Acechando reflejos. Arponero en el cañón de Araracuara.
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introduCCión
en la sesión anterior tratamos sobre los bosques y selvas amazónicas y vimos cómo los vientos, el océano, los bos-ques amazónicos y la cordillera andina funcionan como 
un sistema integrado que regula los ciclos del agua continental. Los vien-
tos aportan humedad desde el océano Atlántico y esa humedad en forma 
de nubes y lluvia es absorbida y evaporada varias veces por el bosque has-
ta alcanzar la cordillera andina, una barrera que la condensa y precipita, 
y la devuelve al Amazonas en caudales enriquecidos con sedimentos y 
nutrientes que van a formar los ríos amazónicos. La posición de Amazo-
nia en la zona de confluencia intertropical ocasiona ciclos de variación 
anual de la precipitación y de los niveles de los ríos. Estos pulsos de inun-
dación de los ríos han contribuido a conformar parte del paisaje amazó-
nico en la forma de várzeas y vegas aluviales y crean las condiciones para 
la reproducción de una gran riqueza de fauna acuática. Las estaciones de 
mayor y menor lluvia tienen un efecto en los periodos de fructificación 
de los árboles que a su vez inciden en la reproducción de la fauna terres-
tre, y todos ellos combinados hacen posible el modo como los humanos 
desde hace miles de años han habitado el Amazonas, regulando su vida 
material y espiritual con el pulso de este gran ser viviente que es el bioma 
amazónico. Por eso titulamos la sesión “Agua y vida”. El agua es la sangre 
de este ser viviente, y su inmensa evapotranspiración presta un servicio 
crucial en la regulación del clima planetario.
Estos procesos y fenómenos, que los científicos han investigado y do-
cumentado, son bien conocidos por los indígenas amazónicos. La gran sel-
va es como un gran ser viviente, y en la cosmología de varios pueblos esta 
cuenca inmensa se formó a partir de la caída del árbol mítico que los uitoto 
llaman Moniya amena: el árbol de la abundancia. Fueron los seres mito-
lógicos quienes derribaron el árbol, y en su caída le dio forma a la cuenca: 
del tronco se formó el gran cauce del río Amazonas y de la multitud de 
ramas y follajes tomaron forma sus afluentes y tributarios. De esta narra-
ción mítica nos comenzó a hablar el profesor Fernando Urbina en páginas 
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cátedra jorge eliécer gaitán | introducción
anteriores, y ahora recorreremos más de esa historia que nos llevará desde 
el origen del agua hasta el nacimiento del mundo de los peces y su guerra 
con los humanos. De esa guerra es de donde se originan las artes de pesca.
Así como el agua es fuente de vida, también es cuna y vehículo de 
enfermedades. El agua se contamina, muchos vectores de enfermedades 
infecciosas encuentran en el agua su medio de reproducción, y los ciclos 
estacionales del agua determinan la incidencia de enfermedades virales. 
Esto nos lleva al tema de la salud en el Amazonas, una región donde abun-
dan enfermedades como malaria, hepatitis B, tuberculosis, leishmaniasis, 
enfermedades venéreas, y son frecuentes las gripas, diarreas y enferme-
dades cutáneas. Los indígenas conocen las enfermedades que están rela-
cionadas con los cambios de tiempo, pero ese conocimiento no alcanza 
en muchos casos para combatir las enfermedades y virus que han llegado 
desde afuera. El modelo de atención en salud pública que aplican los paí-
ses amazónicos es el de la Organización Mundial de la Salud, y todavía 
son escasos los esfuerzos por adecuar esos programas a las condiciones 
ambientales, sociales y culturales de la región. En esta sección dedicamos 
la última parte al tema de la salud pública, un tema en el que todavía hay 
mucho por entender y por hacer.
Comenzaremos con Santiago Duque, quien abordará el tema del agua 
y sus múltiples y complejas relaciones desde un punto de vista biológico y 
ecológico. Luego Carlos Rodríguez nos llevará a entrar al mundo del agua 
desde la perspectiva del conocimiento y manejo de la gente amazónica. Por 
último, Pablo Montoya nos dará una visión de la situación de la salud en la 
Amazonia, su estado actual y sus alternativas hacia el futuro.
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amazonia: un mundo de aGua 
y CompleJaS relaCioneS
Santiago r. duquE1
la Amazonia es bosques y suelos, es vida, pero también es agua; el agua es parte integral de todos los ecosistemas y de todos los ambientes que participan de estos siete millones 
de km2 que representan la gran cuenca amazónica.
Las siguientes páginas versarán sobre el conocimiento que tenemos 
o hemos logrado de nuestras investigaciones en torno al tema del agua, 
en aspectos como las relaciones de la atmósfera con la hidrósfera, enten-
dida, en este pedazo de planeta, como los grandes ríos o sistemas flu-
viales ecuatoriales y sus amplísimas llanuras inundables donde hay una 
versatilidad de la vida y de la relación de esa vida acuática con el entorno 
humano y social.
Lo interesante de estas ideas es que los humanos hemos llamado a 
nuestro planeta tierra, pero realmente es un planeta de agua. Simplemente 
recordemos que la gran mayoría de la extensión de nuestro planeta es agua 
correspondiente a las masas oceánicas; otro porcentaje también no despre-
ciable está en los casquetes glaciares tanto de la zona ártica como antártica 
y otra parte en las cumbres de nuestras montañas y cordilleras; los me-
nores volúmenes estarían en los llamados acuíferos, que son reservorios 
naturales de agua en el subsuelo, y solo un mínimo porcentaje o cantidad 
de agua sería la que realmente está en estrecha relación con la vida huma-
na: 0,003%. Y este pequeñísimo volumen es todo lo que más conocemos y 
aprovechamos, mínima cantidad que se ubica en los ríos, quebradas, arro-
yos, lagos, lagunas, ciénagas, charcas o como los queramos llamar. Por ello, 
1 Profesor asociado de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Amazonia. Biólogo y 
magíster en Biología de la Universidad Nacional de Colombia. Especialista en limnología y 
director del grupo de investigación Limnología Amazónica. srduquee@unal.edu.co
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cátedra jorge eliécer gaitán | santiago r. duque
el impacto que estamos haciendo sobre esta parte de la hidrósfera es sig-
nificativamente alto, con problemas como alteración de cuencas y cauces, 
contaminación, polución, entre otros.
El asunto se agrava porque esta cantidad de agua que usamos tie-
ne una distribución diferencial por continente; Suramérica es sin duda el 
más privilegiado respecto de otros continentes, mientras que otros como 
África poseen bajo volumen de agua por superficie. En nuestro continen-
te se destaca el gran río Amazonas y su cuenca, la más importante sobre 
cualquier otra cuenca o sistema fluvial del mundo. Ningún río se acerca al 
majestuoso Amazonas.
Dividí el documento en cinco partes: 1) el efecto del clima y la at-
mósfera sobre los recursos hídricos amazónicos, 2) la huella que impone e 
imprime la geología de la cuenca, 3) cómo esta complejidad de la geología 
de la Amazonia genera varios tipos de aguas amazónicas; en este último 
aspecto hablamos de ríos y aguas de colores y de los cambios y la dinámica 
hídrica que ocurren anualmente por efecto de las lluvias, 4) los organismos 
que viven en los ríos y 5) la mirada y el conocimiento local que tienen nues-
tros pobladores amazonenses sobre sus humedales. Este aspecto de la re-
lación hombre-humedal lo desarrollo de forma general a la luz de algunos 
procesos recientes que hemos venido adelantando; aclaro que este aspecto 
es retomado y profundizado en el aporte que hace Carlos Rodríguez en 
este mismo libro.
1) El clima de la Amazonia depende de factores muy lejanos; desde 
el propio sol. Los cambios anuales que le ocurren al planeta en su órbita 
sobre el sol hacen que la energía que nos llega varíe, por tanto se generan 
las estaciones térmicas; destaco estas estaciones aunque ellas no ocurren 
en la franja ecuatorial. Sin embargo, el clima de nuestras regiones sí se ve 
afectado por procesos que se generan mucho más allá, comoen los trópicos 
de Cáncer y Capricornio. Allí “nacen” los vientos alisios, esos vientos que 
se mueven hacia el norte o el sur desplazando masas de nubes que son las 
causantes de las lluvias ecuatoriales. Los vientos alisios del noreste, que 
nacen en la línea imaginaria del trópico de Cáncer, desplazan el cinturón 
de nubes hacia el sur; este cinturón es lo que conocemos como la zona de 
convergencia intertropical (ZCIT).
En Colombia, hacia finales e inicios de cada año, la parte norte en-
tra en la época más seca, mientras que este desplazamiento de la ZCIT ha-
cia el sur genera los momentos de más lluvia en buena parte de nuestra 
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AmAzoniA: un mundo de AguA y comPlejAs relAciones
Amazonia. Seis meses después todo cambia, son los vientos alisios del sur, 
provenientes del trópico de Capricornio, los que hacen que la ZCIT se ubi-
que más al norte, generando allí las lluvias y permitiendo que en la Ama-
zonia se presenten los tiempos más secos o menos lluviosos del año. Por 
ello en nuestra Amazonia podemos hablar de estacionalidad pluvial, es 
decir, de cambios de periodos o meses con mayor lluvia a periodos con 
menores precipitaciones o quizás temporada seca.
Pero el panorama es un poco más complejo que esto; cuando nos 
acercamos a la cordillera de los Andes, los vientos ascienden y, al ha-
cerlo, la humedad que llevan se condensa, formando nubes y generando 
lluvias. Es decir que los sitios más lluviosos de nuestra Amazonia están 
en los flancos cordilleranos y no tanto en la propia llanura amazónica. 
El viento continúa y pasa la montaña y al ubicarse al otro lado, ya sin 
humedad, que ha perdido con las lluvias del piedemonte, genera paisa-
jes y climas cálidos y secos (los llamados valles transversales). Todo este 
mosaico de condiciones hace que en la Amazonia podamos tener, por 
efecto de las lluvias, la floresta más grande del planeta, la cual maneja 
su propia humedad; el sol genera que una parte del agua confinada en 
los bosques amazónicos llegue a la atmósfera en forma de vapor, al cual 
se suma la transpiración de las plantas (cerca del 60% de la humedad de 
la selva tiene este origen), generando así sus propias lluvias. Por ello, el 
conservar la selva amazónica nos permite garantizar en parte sus lluvias 
y su inmensa riqueza.
Cambios climáticos globales como los llamados fenómenos del Niño 
y la Niña, que afectan a la vez al norte de Suramérica y al otro extremo 
oriental del océano Pacífico, pueden generar cambios en la Amazonia, 
en especial el fenómeno de la Niña (provocando sequías), mientras que el 
Niño al parecer no afecta tanto a nuestra selva.
2) Sobre la geología vamos a tener una mirada muy rápida porque es 
muy compleja, y además muy antigua, y esta historia geológica ha genera-
do y sigue impactando a todos los ecosistemas acuáticos de nuestra Ama-
zonia. Iniciamos 136 millones de años atrás en el periodo cretácico donde 
parte del norte de Suramérica es aún mar. Las montañas amazónicas de 
ese entonces estaban ubicadas al oriente conformando el escudo guayanés. 
En lo que hoy es los Andes solo vemos una incipiente “cordillera Central” 
rodeada de mar que cubría buena parte de lo que hoy es la Colombia con-
tinental. Por ello, los ríos en la antigua Amazonia deberían drenar desde 
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cátedra jorge eliécer gaitán | santiago r. duque
las partes altas o sea desde el escudo guayanés hacia el Pacífico, y no al 
Atlántico como ocurre hoy día. Este río se llamó Paleoamazonas.
Más tarde, en el terciario (hace 38 millones de años), la placa de Sura-
mérica choca con la placa del Pacífico generando la aparición de los Andes; 
en ese devenir comenzó a cambiar un poco la condición de la Amazonia y 
más o menos en el terciario medio podemos hablar de una formación que 
se desarrolla por buena parte de nuestra Amazonia colombiana y peruana 
y que se conoce como la formación Pebas o Solimões del terciario, que es 
una acumulación de sedimentos nuevos y recientes más los aportados por 
la cordillera sedimentaria, los Andes, en especial del tramo oriental; el es-
cudo viene en un proceso de erosión que llega a solo algunas elevaciones 
relictuales en el holoceno llamadas Tepuyes. A la elevación de los Andes 
y la disminución del escudo, el Paleoamazonas termina y se inicia el río 
Amazonas con un drenaje opuesto de la cordillera hacia el Atlántico.
Por ello la geología puede relacionarse con dos momentos básicos: 
lo antiguo del precámbrico y paleozoico con predominio del escudo gu-
yanés y lo más reciente del terciario y cuaternario (holoceno) con la pre-
sencia de la cordillera de los Andes. Cada momento y cada sector, aún 
presentes en la Amazonia actual, generan diversos tipos de agua y por 
tanto de ambientes.
3) Pasamos al tema de la hidrología; como ya comentamos, la ZCIT 
a su paso por el Amazonas genera lluvias, por ello los caudales de los ríos 
son al final producto de esas lluvias y de los periodos de mayor o menor 
precipitación. Cuando los caudales aumentan, los ríos amazónicos y el ex-
ceso de agua son depositados en las extensas llanuras conexas, mientras 
que, al disminuir las lluvias, los ríos bajan sus niveles de manera extrema. 
Esto ocurre tanto en la Amazonia como en la mayoría de los ríos de gran 
tamaño en todo el planeta. Las aguas altas y las aguas bajas, junto a las 
transiciones hacia aguas altas y aguas bajas, generan los cuatro momentos 
hidrológicos del año. Estos ríos por tanto funcionan gracias a este proceso 
de inundación anual.
En el tramo colombiano, el río Amazonas cambia en su vertical hasta 
12 metros entre el momento de máxima inundación y el de menor caudal; 
en el plano horizontal, este cambio genera inundación de bosques y otros 
ecosistemas a cada lado; la llanura de inundación es por tanto muy extensa 
en frente de Leticia en el sector peruano, impactando incluso al río Yava-
rí (sistema fronterizo entre Brasil y Perú), pudiendo ser de hasta 15 km, 
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AmAzoniA: un mundo de AguA y comPlejAs relAciones
mientras que en el sector colombiano por la terraza de Leticia, ubicada 
muy cerca al río, la llanura aluvial es muy angosta, destacándose solo el 
sistema de lagos de Yahuarcaca cerca de la frontera con Brasil.
Hemos venido hablando del Amazonas, el gigante río y sus cambios 
en el año; a la altura de Leticia ha recorrido más de 4 000 km, y le faltan 
aún 2 800 km para llegar al mar. Por este punto de Leticia pasa aproxima-
damente el 26% del volumen total del río. En aguas bajas el caudal llega a 
ser de 16 000 m3/seg y en aguas altas supera los 60 000 m3/seg. Al llegar al 
océano Atlántico el Amazonas arroja más de 230 000 m3/seg. Para tener 
un marco de comparación podemos decir que nuestro río Magdalena en 
su desembocadura en nivel alto no pasa de 7 000 m3/seg.
En la Amazonia hay otro tipo de ambientes de aguas corrientes mu-
cho más pequeños, pero igual de importantes. Son las quebradas o arro-
yos, pequeños tributarios de ríos más grandes, los cuales forman una red 
casi interminable en toda la selva amazónica. Algunos de los que hemos 
estudiado en Colombia tienen menos de 30 km de largo, una profundidad 
nunca superior a 3 metros y un ancho de hasta 10 metros.
Como mencioné, la geología impone el tipo de agua que hay. Desde 
hace siglos, cuando Humboldt visitó regiones de Suramérica, entre ellas la 
Amazonia, habló de ríos de colores, ríos que tenían diferente coloración 
pero que no podía explicar con exactitud; hacia la mitad del siglo pasado, 
algunos investigadores alemanes que se asentaron en Manaos por muchos 
años, desarrollaron importantes investigaciones en el campo de la limno-
logía. Uno de estos investigadores, Harald Sioli habló de ríos de colores 
y los definió en tres tipos: de aguas blancas, aguas negras y aguas claras. 
Deseo aclarar que el término agua negra, que ustedes muy rutinariamente 
lo escuchan y utilizan, es un término geográfico y limnológico referido a 
unas condiciones naturales de muchos sistemas acuáticos, y que no tiene 
relación con las que debenllamarse aguas servidas, que son el producto de 
la dilución de las actividades humanas sobre estos ecosistemas.
Las aguas blancas provienen de los Andes y por tanto poseen colora-
ción amarilla, blanca, con alta carga de sedimentos y por esto son turbias. 
Los Andes están erosionándose naturalmente, los ríos al bajar en fuerte 
pendiente por los flancos cordilleranos van erosionando el suelo, van lim-
piando la roca, van llevándose esos sedimentos a la parte baja de la llanura; 
esos ríos, como el Amazonas, el Putumayo y el Caquetá, se conocen como 
ambientes de aguas blancas.
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cátedra jorge eliécer gaitán | santiago r. duque
En otros sectores geográficos del Amazonas, por ejemplo los escudos 
y la propia llanura amazónica, los ríos son de otros colores, con baja carga 
de sedimentos y alta carga orgánica, en especial de los aportes de los bos-
ques circundantes; las aguas se convierten en ambientes de aguas oscuras, 
negras, que es el segundo tipo de ecosistema visto en nuestra Amazonia. 
El tercer tipo, las aguas claras de que hablaba Sioli, al parecer no están pre-
sentes en la Amazonia colombiana, pero sí en Brasil, con grandes sistemas 
fluviales ya muy cerca de su desembocadura.
Los sistemas de aguas blancas, que son los tres ríos antes indicados, 
más sus sistemas leníticos conexos, es decir sus lagos de inundación, se 
ubican en lo que se conoce como la várzea, mientras que los ríos de aguas 
negras, sus bosques inundables y lagos se conocen como igapós. Es tal la 
diferencia entre esos dos paisajes, que la vida del hombre amazónico difie-
re; en la várzea, los pueblos son sedentarios, no requieren moverse ya que 
cada año el río anega la várzea, pudiendo así realizar actividades de agri-
cultura en cultivos cortos, mientras que en el igapó, la pobreza de las aguas 
y los suelos anegados genera movilidad constante de los pueblos durante 
todo el año.
El uso de los términos aguas blancas y negras al parecer no es tan 
sencillo, ya que, por ejemplo, en Colombia encontramos diferencias, esta-
dísticamente significativas, en la química de las aguas del río Amazonas y 
de los ríos Putumayo y Caquetá; mientras que el río Amazonas puede tener 
valores de conductividad superiores a 160 µS/cm, los otros dos ambientes 
lóticos solo superan los 20 µS/cm. Lo mismo ocurre con el pH, más básico 
en aguas blancas y con tendencia a la acidez en aguas negras. Por estas 
razones sugerimos diferenciar las aguas blancas en dos niveles, tipo I para 
el río Amazonas y sus lagos de inundación y tipo II para el Putumayo, el 
Caquetá y sus sistemas conexos en sus llanuras de inundación.
Al parecer algo similar sucede al comparar las aguas negras en sec-
tores cercanos a Leticia, con los lugares de Tarapacá (sobre el río Putuma-
yo) y La Pedrera (río Caquetá); las aguas negras del sur (Leticia) son más 
ricas en nutrientes y electrolitos, mientras que las aguas del norte son más 
pobres; por ello también realizamos una división entre aguas negras tipo 
I en el sector de Leticia y aguas negras Tipo II en Tarapacá y La Pedrera. 
La diferencia no solo afecta la química de las aguas, sino que, como hemos 
comprobado, genera mayores biomasas de organismos acuáticos como las 
algas del fitoplancton en los tipos I respecto de los tipos II; se espera que 
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AmAzoniA: un mundo de AguA y comPlejAs relAciones
también produzca diferencias en la magnitud de las pesquerías y en la ca-
pacidad de uso de este valioso recurso natural.
4) Los organismos que habitan los ríos, arroyos y lagos amazónicos 
son el producto de múltiples factores, algunos ya comentados en este escri-
to: el clima, la geología, la hidrología y, claro está, los tipos de aguas que se 
presentan en la región. Es ahora entendible que las cadenas tróficas que se 
organizan en estos ambientes, dependerán de la riqueza de sus aguas y por 
ello el estudio de esta dinámica es uno de los nuevos espacios de trabajo 
que venimos adelantando; nos preciamos de tener una de las más altas ri-
quezas de peces del planeta, y en parte se debe a esta muy antigua historia 
geológica que ya hemos comentado.
Hoy día, con miles de especies de peces, podemos vislumbrar buena 
parte de este complejo historial, con especies que nos recuerdan los mo-
mentos de la Pangea (ya que tenemos peces vivos con parientes también vi-
vos en África y Australia, como el pez pulmonado Lepidosiren paradoxa), 
así como los momentos de influencia marina en que muchos grupos se 
quedaron en la Amazonia y hoy día viven en ríos y en especial arroyos 
(como Thalassophryne amazonica, un pez venenoso de la familia Bratra-
choiididae de origen marino).
Nuestros estudios muestran que la riqueza no solo se observa en los 
peces sino en cada eslabón de la cadena alimentaria, como las algas, el zo-
oplancton, las plantas acuáticas y los diferentes artrópodos, en especial los 
insectos. Un interesante ejemplo de la magnificencia amazónica lo vemos 
en una planta carnívora (Utricularia foliosa) que debe aprovechar fuentes 
de alimento diferente al del proceso fotosintético, por la escasez de nu-
trientes, consumiendo otros organismos.
Retomando el tema de los peces, la inmensa riqueza de nuestra Ama-
zonia, en especial en el sector de Leticia, la hemos comprobado con un 
estudio intensivo por varios años en solo 40 km2 de superficie en el río 
Amazonas a la altura de Leticia, en el sistema de lagos de Yahuarcaca con 
17 ambientes conexos y dos pequeños arroyos, las quebradas Yahuarcaca y 
La Arenosa que es afluente de esta última. En este sector hay cerca de 400 
especies de peces, siendo destacable la riqueza de los dos arroyos que supe-
ran el centenar de especies. Nuestros datos, al compararlos, se vuelven más 
maravillosos; por ejemplo, toda Europa no sobrepasa las 50 especies y el río 
Magdalena, el más importante de Colombia, llega apenas a 190 especies.
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cátedra jorge eliécer gaitán | santiago r. duque
Los peces son la más fuerte relación que tiene el hombre amazónico 
con sus humedales, además de ser rutas de movilidad y transporte. Hay 
una intensiva explotación del recurso pesquero en la Amazonia, convir-
tiendo a Leticia en un centro de acopio internacional, sobre todo de las 
especies de cuero o bagres, superándose las 16 000 toneladas de pescado 
comercializado hacia el interior de Colombia. También las especies meno-
res de escama son de importancia en el consumo local, tan importante que 
el consumo puede llegar a cerca de 24 kilos/mes por poblador, un valor de 
por sí muy alto, lo cual indica la importancia que tienen los humedales y 
el recurso pesquero, en especial para pobladores que se relacionan con los 
ríos amazónicos y sus várzeas.
5) Conocemos de la importancia de los peces cuando preguntamos a 
los pobladores que saben de estas especies; los datos que hemos recopilado 
son muy interesantes. Por ejemplo, en el sistema de lagos de Yahuarcaca 
viven cerca de 150 especies; allí los pescadores conocen perfectamente más 
de 90; claro está, las que más les interesan por tamaño y predilección de 
consumo. Cuando decimos que las conocen es que tienen una muy cerca-
na idea de su biología y de las relaciones culturales y mitos con muchas de 
ellas; por esta razón, las especies tienen nombre y significado en lengua, 
por ejemplo en los Ticuna, que es la etnia con mayor número de pobladores 
en nuestra Amazonia sur.
Desde los más pequeños peces que viven en especial en arroyos (de 
hasta 3 cm en estado adulto) hasta el gran pirarucú en los lagos de várzea, 
de más de 3 m de largo, la Amazonia y sus humedales son la fuente y el 
sustento de vida para sus pobladores.
El trabajo de un buen manejo y conservación de las pesquerías debe 
lograrse con el concurso de muchos actores: los propios pescadores y sus 
comunidades y el Estado colombiano con las entidades encargadas del am-
biente y la academia, es decir las universidades; es una tarea que ya inicia-
mos desde la Universidad, esperando logros significativos para asegurar 
vida y calidad devida para las generaciones futuras de nuestra Amazonia.
Algunos de nuestros estudios y la socialización de los mismos se han 
concentrado en los últimos años en las revistas científicas, pero no debe-
mos ignorar la importancia de que este conocimiento llegue a otros nive-
les, quizás los que al final definen y toman las decisiones, no solo en los 
círculos políticos locales sino en las propias comunidades indígenas que 
viven en la región; por ello estamos reconstruyendo la historia ambiental 
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AmAzoniA: un mundo de AguA y comPlejAs relAciones
y social de la región en un “diálogo de saberes” en torno a los humedales y 
publicando sus resultados en otros espacios como libros y cartillas donde 
los autores y coautores son nuestros coinvestigadores locales.
También hemos abierto un espacio para mostrar todo este conoci-
miento (Museo Mundo del Agua), donde se plasma parte de ese conoci-
miento científico que hemos abordado, pero, más importante, mostramos 
el extraordinario conocimiento local, como el de Robert Ahue Coelho, 
tallador indígena, que nos muestra, con perfección y detalle, la magia de 
la naturaleza que vive y convive con los humedales amazónicos, con her-
mosas tallas de algunas especies de peces y de otros animales relacionados 
con los humedales amazónicos, como los delfines, las tortugas, el manatí 
y el caimán negro.
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viSioneS y maneJo loCal del mundo 
del aGua en la amazonia Colombiana
carloS rodríguEz1
para mí, dictar esta conferencia en la Universidad Nacional es todo un privilegio, porque parte de lo que les voy a con-tar es resultado de una fuente de inspiración fundamental 
de la Universidad Nacional, el profesor Orlando Fals Borda, sobre todo 
sus desarrollos sobre investigación acción participativa. Me encanta poder 
presentar estas ideas en este escenario porque viene gente de todas las dis-
ciplinas, de todos los semestres y gente de fuera de la Universidad. El hecho 
de que la universidad se proyecte hacia el exterior es extraordinario porque 
demuestra que el conocimiento es para todos, que el conocimiento es para 
algo útil y que la interdisciplinariedad se genera solo en la práctica. Uno 
puede tener muchos debates de interdisciplinariedad, pero la interdiscipli-
nariedad se da en todos estos ejercicios; ojalá haya ingenieros, economis-
tas, sociólogos, antropólogos, biólogos. La intención de la charla es mostrar 
que no solo existe el conocimiento académico, el conocimiento académico 
es profundo y sofisticado, pero también hay saberes locales profundos y 
sofisticados. Por lo tanto, entre saberes profundos y sofisticados es posible 
dialogar. Espero que con lo que les voy a mostrar se logre probar que no es 
un tema complicado y que metodológicamente es muy fácil.
La charla al principio se llamaba Visiones indígenas pero al final deci-
dí llamarla Visiones locales porque no es solo el conocimiento tradicional 
indígena sino el conocimiento que se tiene en las comunidades locales en 
general. Entonces voy a mostrar al principio algo de los mitos del origen 
de los peces, del agua y del mundo de los peces; después vamos a ver cómo 
1 Director de Tropenbos Internacional Colombia. Biólogo de la Universidad de los Andes, 
máster en Planificación del Desarrollo Regional y Urbano del Cider y doctor en Ciencias 
Naturales de la Universidad de Ámsterdam. carlosrodrigueztbi@gmail.com
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cátedra jorge eliécer gaitán | carlos rodríguez
desde el conocimiento local se aborda ese mundo y cómo eso es pertinente 
para lo que nosotros llamamos manejo sostenible y desarrollo sostenible.
el árbol, el agua y la anaconda
Vamos a comenzar con el origen y con la mitología de origen del 
mundo del agua. Ya el profesor Fernando Urbina se los ha mostrado y Juan 
Álvaro, en su presentación de hoy, hablaba del gran árbol río pues este es 
un mito panamazónico, en todas partes se habla del gran árbol río cuando 
aún no existía el agua. Los seres creadores se fueron a buscar el agua; el 
agua era mezquinada por el mundo femenino, por una tía que sí conocía 
dónde estaba el agua y la tenía escondida en un árbol. Esa agua escondida 
en un árbol es fundamental en la simbología de la Amazonia. Los sobrinos 
buscaban dónde era que la tía tenía el agua, y ella decía que la cogía de las 
hojas y que tan solo podía cocinar un poquito. Los sobrinos se volvieron 
murciélagos y siguieron a la tía de noche para ver de dónde sacaba el agua.
Ella iba a un árbol que tenía un huequito y de ahí sacaba el agua, sa-
caba los peces y con eso ofrecía comida, con eso cocinaban. Entonces uno 
de ellos, el menor, lo vio y le dijo al hermano: “Vamos a tumbar el árbol de 
la tía”. La tía, como las mujeres siempre saben, dijo: “Estos me van a hacer 
algo, yo los voy a llevar al árbol equivocado”. Entonces los seres creadores 
fueron y tumbaron el árbol que señaló la tía, pero ese árbol cayó y siguió 
para el mundo de abajo. Estos jóvenes siguieron buscando de dónde saca-
ba, hasta que por fin tumbaron un árbol en el que había agua; el árbol que 
se fue para el mundo de abajo tenía solamente los peces buenos y los seres 
buenos, y el árbol que quedaba tenía todo tipo de peces, buenos y malos, y 
con eso se refieren a los que producen enfermedad, a los que tienen dien-
tes, a los que hacen descargas eléctricas, etc. Cuando empiezan a tumbar 
el árbol se originan los peces. De la corteza se originan unos, de las astillas 
se originan otros cuando estaban con el hacha pegándole, de sus raíces se 
originan otros peces y ahí se da todo el origen mítico de los seres del agua. 
Cuando el árbol iba a caer quedó colgado de los bejucos, y nadie podía 
cortar el árbol arriba. Entonces acudieron a los animales que tienen dien-
tes para que tumbaran ese bejuco, y empiezan a morder la madera pero a 
todos los animales les daba miedo porque entonces se iban a caer o iban a 
quedar aplastados.
La única que tenía la velocidad suficiente para cortar el bejuco y ba-
jar era la ardilla −los indígenas la clasifican junto a los micos−, que subió 
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visiones y mAnejo locAl del mundo 
del AguA en lA AmAzoniA colombiAnA
a cortar el bejuco. Lo interesante de este mito es que el árbol, cuando 
quedó colgado, primero estaba en una dirección y después sí dio la vuelta, 
y si uno quisiera hacer asociaciones, sería una mención a lo que acaba de 
nombrar el profesor Santiago Duque del Paleoamazonas que antes iba 
para un lado y después giró y quedó para el otro lado. El árbol, el agua, 
el río siempre se asocian con la anaconda, la anaconda se asocia también 
con el mundo del agua, también con el árbol original y además, cuando 
fluye, cuando se mueve, forma la parte de los ríos con esas curvas que 
mostró también el profesor Santiago. Entonces, árbol, agua y anaconda 
son de un mismo mundo. Cuando cayó el árbol se generó entonces el gran 
río Amazonas. Sus raíces quedaron en la parte más fuerte, en la forma-
ción Guyana, y su boca en la parte más liviana, y ahí ya se formó la gran 
anaconda con todos sus peces y con todos los seres del agua de la cual ella 
es dueña. La anaconda entonces es esa relación con el mundo del agua y 
de hecho Imani, como se llama el instituto amazónico de investigaciones 
de la Universidad Nacional, toma el nombre de la anaconda-agua. La ana-
conda del agua es diferente a la boa de tierra, la anaconda tiene círculos, 
la boa de tierra tiene hexágonos, y son dos mundos diferentes. Quienes 
han ido al Amazonas y han visto cuando se tumba el terreno para hacer 
un campo de cultivo, una chagra, sabrán que siempre van a encontrar 
cuatro o cinco árboles que, una vez se empieza a meter el hacha, salen las 
astillas y botanuna cantidad de agua hasta por 5 o 10 minutos con una 
presión impresionante. Eso es lo que también ha hecho que los indígenas 
asocien los árboles con el mundo del agua.
La anaconda fue subiendo desde la bocana; la anaconda llevaba a la 
gente en su propio cuerpo, a los antiguos pobladores a quienes fue dejando 
a través de esas ventanitas que estánallí, que posteriormente se convierten 
en los bancos de pensar. Entonces desde la bocana hasta la cabecera fue 
subiendo el poblamiento y fue subiendo el conocimiento; por eso dicen que 
la gente del noroccidente amazónico son los más sabios porque fueron acu-
mulando todo el conocimiento de la anaconda mientras iba subiendo. Esta 
gran anaconda a la vez se reproduce en las mitologías locales del río Ca-
quetá, del río Apaporis y en muchos pequeños afluentes. En el Pirá-Paraná, 
por ejemplo, que está lleno de chorros, entre chorro y chorro existe una 
anaconda y eso a su vez da las pautas de poblamiento y de intercambio ma-
trimonial porque hay gente de cabeza de anaconda, de centro de anacon-
da y de cola de anaconda, y de ahí salen los intercambios matrimoniales: 
 174 | 
cátedra jorge eliécer gaitán | carlos rodríguez
cabeza con centro, centro con cola y cabeza con cola, en intercambios ya 
ritualizados y definidos por los creadores, dicen ellos.
la gran inundación
Además del mito de la creación del agua y de la anaconda, existen 
muchos mitos asociados con la creación de los seres acuáticos; hay uno 
muy interesante sobre la gran inundación. El diluvio universal no apare-
ce únicamente en la mitología de la religión católica; la gran inundación 
se da en todas partes. En la mitología amazónica se habla de varios tipos 
de inundaciones y este que les voy a presentar es el mito de la inundación 
cuando el agua se puso caliente. Igual que en el mito de Noé, los huma-
nos empezaron a mandar a los animales para ver si el agua ya estaba fría, 
así como se mandó a la paloma para que volviera con la hojita a ver si 
había tierra.
Mandaron a diferentes animales, entre ellos a los micos. Cuando los 
mandaron, los micos llegaron a la orilla, metieron sus manos y les queda-
ron blancas. Del quemón se untó el pecho y por eso quedaron maniblancos 
y pechiblancos.
Después mandaron a la chucha y la chucha dice: “No, si este mico se 
quemó así, ¿yo qué hago? Yo no voy a meter las manos, yo voy a meter la 
cola”; metió la cola y le salió chamuscada, y así es como explican también 
toda una serie de sistemas clasificatorios de los animales. Los seres huma-
nos que estaban en ese momento y que quedaron tapados por el agua se 
convirtieron en el mundo de los peces y por eso hay tanta variedad, porque 
quedaron de todos los grupos y de todas las edades, quedaron peces peque-
ños, medianos, grandes, de colores, etc. Los grandes se convirtieron en los 
bagres, que ya oyeron en la exposición de Santiago, y esos grandes bagres 
se convirtieron a su vez en brujos. Hay un pez pequeñito, el pintadillo ti-
gre, que se convirtió en el gran brujo porque cogió las manchas del tigre de 
tierra, las metió en su cuerpo y desde allí podía operar como gran brujo en 
el mundo del agua.
la guerra con el mundo de los peces
Hay otro mito muy bonito en el que hay una guerra del mundo de los 
peces con la gente. La gente tenía su maloca y la maloca quedaba en la te-
rraza alta, un poquito alejada de la orilla. Estaban en guerra con el mundo 
 | 175 
visiones y mAnejo locAl del mundo 
del AguA en lA AmAzoniA colombiAnA
de los peces, y los peces querían atacar la maloca, y como no podían llegar 
a ella, lo que hicieron fue llamar al agua para que subiera el nivel y así po-
der llegar a la maloca y atacarla, y empezaron a atacar la maloca, y la gente, 
como iba perdiendo, llamó a sus aliados para que acabaran con el mundo 
de los peces, y llamaron a todos los que son depredadores de peces: las gar-
zas, los patos, el ibis, el martín pescador, el pato aguja, los chulos, el águila 
pescadora, el gavilán pescador.
Cuando empezaron a llegar los depredadores al mundo de los peces, 
los peces decían: va a llegar el que nos aplasta, va a llegar el que nos flecha, 
va a llegar el que nos atraviesa −haciendo mención a las armas que tienen 
estos con el pico o las garras−. Además de las aves pescadoras, llamaron a 
animales que comen pescados: el tigre come pescado, el borugo −que todos 
creemos que solamente come frutas y hojas− también come pescado, el 
lobo come pescado, el perro de monte, el puerco y el cerrillo también son 
comedores de pescado. Ahí es donde está el detalle del conocimiento indí-
gena, de ahí salen las relaciones ecológicas, las dietas y el nicho que ocupa 
cada animal en las relaciones presa-predador.
En la mitología se nombra cada uno de los peces que come el águila 
pescadora. En alguna ocasión, discutiendo con los biólogos, decían: sí, so-
bretodo un águila pescadora se va a zambullir para coger una cucha, y un 
indígena que estaba presente dijo: ¿Es que acaso el agua nunca se seca? ¿Por 
qué se va a tener que zambullir si la cucha está en la superficie? La mitolo-
gía es todo un corpus de conocimiento muy bien integrado.
Aun así, con todos sus aliados, la gente estaba perdiendo la pelea con 
los peces y decían: ¿Qué hacemos para ganarles a estos?, y como la gente es 
maldadosa, acudió a la guerra química, acudió al barbasco. El barbasco es 
el arma química más fuerte para acabar con el mundo de los peces, es un 
ictiotóxico impresionante. La gente empezó a preparar el barbasco, hicie-
ron un cerco con hojas de palma, recogieron todos los palos y escogieron 
un sitio de la quebrada para machacar el barbasco.
Todo esto lo oían en el mundo de los peces, en el mundo de los peces 
oían tun, tun, tun y oían a la gente andando, y decían: nos van a acabar, ya 
sabían que les iban a echar veneno; nos van a intoxicar, vámonos yendo, 
y en ese momento empiezan a salir los peces de sus sitios y empiezan a 
irse río abajo a esconderse. Pero lógicamente no todos salieron a tiempo, 
no todos se lograron liberar. Cuando pusieron el cerco intentaban brincar 
para pasarse antes de que el barbasco les hiciera efecto. Aquí sale también 
un conocimiento de cuáles son los primeros peces que llegan, hasta dónde 
 176 | 
cátedra jorge eliécer gaitán | carlos rodríguez
brincan y cuáles son los que más brincan. Uno de esos empezaba a coger 
impulso y se iba bien lejos para ver si alcanzaba a pasar y cada vez se iba 
más arriba de la quebrada para coger impulso y brincar. Uno de los que 
alcanzaron a brincar fue una sardina; esa sardina era un cíclido, era una 
mojarrita y como premio por avisarles a los de abajo que el barbasco les iba 
a llegar le dejaron la piel muy bien pintada y a esa la llaman una mojarra de 
chontaduro que tiene una pinta muy bonita.
El conocimiento del entorno se expresa en todos los momentos del re-
lato. Adicionalmente se empiezan a dictar las normas de comportamiento. 
Los indígenas echan el barbasco con el canasto para que su efecto no llegue 
muy lejos y remueven el lodo del fondo porque el lodo le corta la acción al 
barbasco. Con esto también se está viendo la sofisticación de una técnica 
de captura que es tremendamente profunda en el conocimiento y en el 
manejo. Por otro lado, esto es para que todos coman, esto es para comer 
en grupo y no es para comer solito. En el mito están los sistemas clasifica-
torios, se muestra la forma de conocer los peces a través de sus relaciones.
Hay muchos otros relatos del mundo del agua. En toda la mitología 
amazónica se habla de sirenas, no exactamente de sirenas pero sí de la mu-
jer pescado. La mujer pescado ocupa la bocana del Amazonas y la llaman la 
mamá de las aguas y ese mito panamazónico se repite en todos los grupos 
y también da normas de manejo. Si todos los restos que uno bota llegan a 
la bocana y van a ser recibidos por la mamá, pues es obvio que ninguna 
mamá quiere recibir a sus hijos heridos, maltrechos, desmembrados. Otras 
dueñas de pescado están en diferentes zonas; hay una recitación impre-
sionante donde van nombrando cuáles son los dueños de los pescados y 
cuáles son las especies que hay entre la bocana del río Amazonas hasta el 
río Mirití, que son más de 3 500 km.
Conocimiento local
Eso es conocimiento de biogeografía y es conocimiento profundo del 
comportamiento y ecología de los peces. Los peces tienen susvenenos y 
por eso es que se establecen dietas y restricciones alimentarias; la gente 
come pescado sin saber qué está comiendo. Los peces producen todo tipo 
de enfermedades; si uno los come sin dieta pueden producir carate −que es 
una enfermedad cutánea caracterizada por la aparición de manchas de co-
lor blanco−, o taparlo del estómago o del pensamiento, le puede dar dolor 
en el espinazo, se les sale el ombligo; los pescados también pueden producir 
 | 177 
visiones y mAnejo locAl del mundo 
del AguA en lA AmAzoniA colombiAnA
alteraciones en el comportamiento, pueden producir vejez o desánimo, en-
tre otros.
Este sistema clasificatorio de las enfermedades se usa también para 
poder curarlas, y ¿qué se cura? Por ejemplo, se cura un parto para que el 
niño sea fuerte y sano pero que salga pequeñito y así la mujer pueda tener 
un parto mucho más suave. Los blancos estamos muy llevados a que la mu-
jer tenga una muy buena dieta, que el niño nazca grande, que sea sano, los 
indígenas dicen que sea sano sí pero que sea grande no. La mujer entonces 
se debe alimentar con peces de cabecera, para que se facilite el parto.
Los indígenas también definen sus sistemas clasificatorios con ca-
racterísticas taxonómicas, pero no muertas, como entre nosotros, con 
ejemplares en formol, sino sobre características dinámicas, sobre seres 
vivos y sus interacciones; entonces hay clasificaciones para los peces de 
la cabecera, las sardinitas, hay grupos de mojarras que son equivalentes 
a cuando nosotros hablamos de cíclidos. Hay muchas equivalencias en 
el mundo indígena pero no todas las equivalencias se hacen uno a uno. 
Hay clasificaciones detalladas también del grupo de los misingos, de los 
picalones, de los dormilones, de los caloches, que son los de la familia que 
genera electricidad.
En un estudio que realizamos con los andoque ellos hicieron un afi-
che con el ciclo anual de pesca para el año (ver gráfica 1). Dividieron el 
calendario en periodos, detallando las fases de floración, fructificación y 
oferta de los frutos que comen los peces y que explican las migraciones 
estacionales. Durante esta época se pesca en las orillas, donde están los 
peces. Las migraciones alimentarias y reproductivas son perfectamente 
conocidas por los indígenas. Un niño de 14 años dibujaba más de ochenta 
tipos de peces y sesenta árboles en cada uno de los periodos. Esto lo que 
demuestra es la existencia de un conocimiento local tremendamente sofis-
ticado. Cuando uno pide que dibujen un ecosistema, generalmente van a 
dibujar una época, con los peces presentes en ese periodo de tiempo.
Nuestra idea era profundizar en estos saberes, por lo que les pedimos 
dibujar un hábitat en 4 tiempos: en aguas altas, descendentes, aguas ba-
jas y aguas ascendentes. En cada periodo se generan relaciones ecológicas 
distintas; en una época no hay casi peces porque todos están dispersos, en 
otra están todos concentrados y las relaciones ecológicas que se generan 
allí son tremendamente puntuales y detalladas; en cada temporada cam-
bian los colores y tonos de la selva.
 178 | 
cátedra jorge eliécer gaitán | carlos rodríguez
GráfiCa 1. Calendario anual de los andoque (Tropenbos-Colombia).
Uno no tiene la posibilidad de tener ese conocimiento tan cerca ni de 
expresarlo de una manera artística tan detallada; por eso al definir planes 
de manejo y pautas sostenibles del uso de los recursos por las comunidades 
 | 179 
visiones y mAnejo locAl del mundo 
del AguA en lA AmAzoniA colombiAnA
locales y por el comercio necesitamos involucrar los conocimientos loca-
les a nuestras metodologías, y así definir nuestros propios modelos. Cuan-
do hablamos de sostenibilidad copiamos los modelos gringos y europeos, 
cuando aquí tenemos toda una serie de oportunidades que es lo que estoy 
mostrando; cuando hay un problema interdisciplinario, siempre el acer-
camiento debe ser interdisciplinario, pero no nos acostumbramos a eso. 
Hay que transformar esa visión para no buscar soluciones solamente desde 
la academia, cuando comunidades locales pueden aportar tanto a la solu-
ción. Por ejemplo, proponemos sistemas de cultivos de tilapia y especies 
foráneas, sin explorar primero las especies que tenemos y las diversas y 
sofisticadas técnicas de captura con conocimientos específicos sobre las di-
ferentes áreas para la pesca según la especie y la época del año. Cada punto 
de pesca tiene toponimia y es manejado.
Antes de proponer, necesitamos generar información pertinente que 
empieza con datos que toman los pescadores locales: la fecha, el nombre 
del pescador, el nombre de la especie, los tamaños, los pesos, el sexo de los 
animales, el lugar de captura, la técnica de captura, la carnada, los conteni-
dos estomacales para ver las relaciones, la hora de salida, la hora de llegada 
y las formas de distribución, si fue para consumo, venta, regalo, ritual. Es-
tos registros los lleva cualquier indígena, cualquier pescador en cualquier 
momento, no son del otro mundo, lo único que se necesita es papel, lápiz 
y ganas, no más.
En un trabajo de cartografía local realizado por los pescadores del 
chorro de Araracuara, dibujaban el río en aguas altas donde apenas se ven 
unas rocas, en aguas descendentes donde se ven más, en aguas casi bajas 
donde se ven más y en aguas bajas donde ya el río está en su menor nivel. 
(Ver gráfica 2). Cada puntico, cada saliente tiene nombre, y esos nombres y 
esa ubicación se hace con lo que hemos llamado el IPS. Ahora todo el mun-
do quiere tener un GPS, pero este es el IPS que es el “Indigenous Positional 
System”, con ese nadie se pierde y con ese nadie se equivoca, y además da la 
posibilidad de pasar del plano a las tres dimensiones. El sistema de infor-
mación local permite hacer equivalencias con la cartografía formal. Es un 
diálogo posible porque esta sofisticación le permite ver a uno, por ejemplo, 
la dirección de todas las corrientes y las rutas migratorias de cada una de 
las especies en cada una de las épocas y hasta saber cuáles se quedan esta-
cionadas en los pocitos cuando el agua baja.
Se ve cuál es la relación entre la orilla, las zonas inundables y la dieta 
de los peces, mes por mes, semana por semana, día por día. La definición 
 180 | 
cátedra jorge eliécer gaitán | carlos rodríguez
de los sexos se hace cuando abren los peces para consumirlos. Cuando se 
evisceran, también se ven los contenidos estomacales y se ve hasta el color 
de la grasa, y ellos saben de qué producto de la selva viene, y ahí tenemos 
nosotros un aporte a todas las discusiones que hay sobre dinámicas de po-
blaciones que es un tema complicado desde la ecología tropical, porque 
estamos hablando de la complejidad, aquí estamos hablando de cientos de 
presas, de decenas de depredadores y de miles de relaciones como lo vemos 
aquí; esto es la ecología tropical desde la complejidad y desde la visión lo-
cal. Esto no se trabaja fácil con modelos matemáticos donde la complejidad 
lo aplasta; la complejidad solo se puede abordar desde la complejidad mis-
ma y no desde modelos que la simplifiquen lo suficiente.
Lo quiero ejemplificar con un caso que muestra qué pasa cuando uno 
estudia con sus métodos y qué pasa cuando tiene en cuenta el conocimien-
to local y las potencialidades locales. En un estudio de 10 años en Brasil 
sobre la relación presa-predador se concluyó que una especie de bagre con-
sume 39 presas, otro 38, otro 7, otro 25 y otro 17; con los estudios que hici-
mos con los pobladores locales nos brincaron respectivamente de 39 a 54, 
de 38 a 63, de 7 a 25, de 25 a 64 y de 17 a 67; la primera conclusión en estos 
casos es que estas son especies especialistas, pero la conclusión de nuestros 
GráfiCa 2. El chorro de Araracuara en diferentes niveles (Tropenbos-Colombia).
 | 181 
visiones y mAnejo locAl del mundo 
del AguA en lA AmAzoniA colombiAnA
estudios participativos es que no solo son generalistas sino que además 
son oportunistas, comen lo que se les atraviese. Además nos dimos cuentaque un estudio que se hace en el medio Amazonas no se puede extrapolar 
al alto Amazonas. Cómo nos aproximamos y cómo usamos el saber local 
puede definir el éxito de nuestras soluciones. Nosotros hablamos mucho 
de biodiversidad pero no la abordamos bien y no la manejamos bien; con 
estos métodos de registros, sumados a la cartografía social, llegamos a mé-
todos sencillos que pueden establecer diálogos ahí sí con los sistemas de in-
formación geográfica, con la cartografía georreferenciada, con las normas 
y técnicas de cartografía formal. Los productos de este diálogo de saberes 
son un conjunto de herramientas para que los pobladores locales tomen 
decisiones y puedan controlar ellos mismos sus recursos.
Para la sostenibilidad, hay unos modelos muy sencillos donde se van 
definiendo diferentes fases con los pescadores locales que funcionan mejor 
que los decretos institucionales que por ejemplo dicen: se prohíbe el uso 
de las mallas, cuando todo el mundo usa mallas y cuando los locales usan 
mallas. La sostenibilidad es un debate muy grande que nosotros tenemos y 
que tenemos que abordarlo. Con todos estos registros que llevan los pesca-
dores mismos uno puede ir definiendo la sostenibilidad y las medidas que 
se deben tomar; en el ejemplo anterior era para los grandes bagres.
Siempre estamos hablando del manejo de la biodiversidad pero nun-
ca damos en el cómo manejarla. En el Magdalena se bajó de 70 000 to-
neladas de pescado hace 30 años, a menos de 2 000 hoy, y eso es cuando 
hay subiendas grandes; en el Caquetá se pasó de 150 toneladas a 15 hoy. 
Entonces, si no tenemos nosotros la información, el conocimiento local 
y del plano institucional que aporte ese conocimiento local, pues sim-
plemente nosotros no vamos a poder hablar ni de biodiversidad ni de 
manejo sostenible ni de nada por el estilo. Por lo tanto, la conclusión es 
que solo teniéndose en cuenta el saber local y promoviendo las acciones 
desde los mismos usuarios de los recursos podemos generar la informa-
ción pertinente y definir las pautas de manejo que nos lleven a nuestros 
propios modelos de uso sostenible.
 | 183 
SituaCión de Salud en la amazonia: 
dónde eStamoS y alternativaS 
para avanzar
PaBlo Montoya1
las conferencias anteriores hablaron del ambiente y del efec-to de los humanos en este. Ahora me referiré más a la situa-ción de la población. Les voy a hablar sobre el contexto de 
la salud en la Amazonia: el manejo de la salud por las comunidades indí-
genas, del sistema de salud institucional, el que es proveído por el gobierno 
y por las instituciones privadas, y algunos de los factores determinantes 
para los problemas de salud, la situación epidemiológica y la necesidad de 
encontrar alternativas para superar muchos de los problemas que les voy 
a mostrar.
Como ya se ha mencionado en sesiones previas de esta cátedra, los 
primeros habitantes de la Amazonia llegaron hace más de 12 000 años a la 
región. Diferentes autores estiman que la población amazónica superó los 
10 millones de habitantes en el momento de la conquista europea y que fue 
diezmada a una vigésima o quincuagésima parte después del contacto de-
bido a la introducción de enfermedades infecciosas, la esclavitud y las gue-
rras intertribales. Algunos autores mencionan la ocurrencia de epidemias 
de viruela devastadoras. Una de ellas inició en 1621 en el bajo Amazonas 
y llegó al alto Amazonas en 1651. Otra ocurrió en el alto Amazonas entre 
1671 y 1680, y contribuyó con la disminución de la población. Además de 
esta catástrofe demográfica causada por el contacto con los europeos, en el 
siglo XX hubo otra oleada de colonización siguiendo diferentes olas de bo-
nanzas: la cauchera, la explotación del subsuelo (oro, diamantes, petróleo, 
1 Médico de la Universidad Nacional de Colombia y magíster en Salud Pública de la Universi-
dad de Washington. Vinculado con Health Alliance International en Mozambique. pabmon-
toyach@gmail.com
 184 | 
cátedra jorge eliécer gaitán | Pablo montoya
etc.), la maderera, la de pieles, la construcción de megaproyectos (represas, 
carreteras), la expansión de la frontera agrícola, la bonanza coquera y otras 
que han causado efectos demográficos similares a los descritos con una 
destrucción ambiental sin precedentes. Muchas etnias se han extinguido, 
otras han crecido y algunas han sido absorbidas por otras. En un docu-
mento, Ribeiro reporta que entre 1900 y 1957 se extinguieron 87 de 230 
grupos étnicos en Brasil y que actualmente la población indígena brasileña 
corresponde a aproximadamente el 5% de la población indígena que habi-
taba la región en el siglo XVI. Estos decrecimientos poblacionales trajeron 
consecuencias catastróficas, incluyendo la pérdida de importantes tradi-
ciones y conocimientos culturales. Con la expansión desbordada de las ac-
tividades de extracción y del conflicto armado en la región, esta situación 
se mantiene hasta hoy.
La extensión de la Amazonia colombiana corresponde aproximada-
mente a 42% de la superficie nacional y comprende los departamentos de 
Caquetá, Putumayo, Amazonas, Vaupés, Guainía y Guaviare y parte de 
los departamentos de Meta, Vichada, Cauca y Nariño. Esta región tiene 
las mayores fronteras con los países vecinos; no me voy a detener en estos 
puntos que ya han sido abordados por otros conferencistas.
La población de estos departamentos para 2010 es de aproximada-
mente 1 029 000 habitantes según las proyecciones del DANE. Existen dife-
rencias demográficas importantes entre la región amazónica y el resto del 
país. La proporción de población menor de 19 años corresponde aproxi-
madamente a 48% en la región amazónica, en el resto del país es de 38%, 
lo que significa que la población es mucho más joven. Mientras que en el 
nivel nacional la población rural es del 25,6%, en la región amazónica es 
de 51,8% y en varios departamentos supera el 60%. Una de las diferen-
cias más significativas es la densidad poblacional, que en Colombia es de 
40 hab/km2 y en la región amazónica de 2,6 hab/km2. Los departamentos 
más poblados de la región son Caquetá y Putumayo con 73% de los habi-
tantes. Las ciudades más pobladas son Florencia (121  898), San José del 
Guaviare (34 863), San Vicente del Caguán (31 011), Puerto Asís (27 609), 
Mocoa (25 753) y Leticia (23 811). El crecimiento poblacional de la región 
ha dependido de migraciones que han llegado del interior del país a raíz 
de las bonanzas mencionadas arriba y los desplazamientos causados por 
la violencia. En muchos lugares, con la decadencia de dichas bonanzas, la 
población ha tendido a permanecer en su estado inicial o a decaer.
 | 185 
situAción de sAlud en lA AmAzoniA: 
dónde estAmos y AlternAtivAs PArA AvAnzAr
El Estado reconoce la diversidad étnica y cultural del territorio por 
medio de convenios internacionales, la Constitución Política y su norma-
tividad reglamentaria (convenio 169 de la OIT ratificado por la Ley 21 de 
1991 y artículo 7 de la Constitución Política). La legislación colombiana 
de los años noventa convierte al país en uno de los más progresistas en lo 
que a política indígena se refiere, reconociendo una amplia gama de dere-
chos territoriales, políticos, lingüísticos y culturales. Los resguardos in-
dígenas, propiedad colectiva inalienable e inembargable, son reconocidos 
como divisiones político-administrativas del Estado que pueden funcio-
nar como entidades territoriales indígenas (ETI). Las autoridades indígenas 
son consideradas autoridades públicas de carácter especial, corresponsa-
bles de garantizar el cumplimiento de los fines del Estado y la prestación 
de los servicios públicos esenciales en estos territorios de acuerdo con 
sus tradiciones culturales (“usos y costumbres”) en articulación con las 
demás entidades competentes (administraciones departamentales y mu-
nicipales o corregimentales) para coordinar y complementar las acciones 
de los diferentes sectores. Este es un momento coyuntural en la Amazo-
nia colombiana, en el cual muchas organizacionesindígenas están dando 
muestras importantes de autonomía al generar sus propias propuestas de 
ordenamiento territorial, proyectando hacia el futuro los sistemas de co-
nocimiento indígena y construyendo el camino para consolidar las ETI. El 
ordenamiento territorial indígena se está desarrollando en la mayor parte 
de la región a partir de educación, salud, ambiente, desarrollo socioeconó-
mico y gobierno propio.
Cerca del 75% de la Amazonia colombiana hace parte de resguardos 
indígenas, parques naturales o reservas forestales. Los parques y reservas 
naturales son administrados por la Unidad Administrativa Especial del 
Sistema de Parques Nacionales Naturales (Uaespnn). Esta sobreposición 
territorial de administraciones, competencias y recursos supone impor-
tantes procesos de coordinación y cooperación interinstitucional para ga-
rantizar la prestación efectiva de los diferentes servicios y el respeto a la 
autonomía de las Asociaciones de Autoridades Tradicionales Indígenas del 
Amazonas (AATI).
En la Amazonia colombiana hay 62 pueblos indígenas diferenciados 
que constituyen el 74% del total de los pueblos indígenas a nivel nacio-
nal. Estos grupos representan aproximadamente el 13,3% de la población 
regional, aunque en departamentos como Vaupés y Guainía representan 
más del 60%. Cada grupo tiene una lengua y características culturales 
 186 | 
cátedra jorge eliécer gaitán | Pablo montoya
particulares. Estos pueblos tienen rasgos culturales que los unen, identi-
fican y definen su orden social y que están registrados en las narraciones 
de los mitos.
Salud en las comunidades indígenas
Dentro de la cosmovisión indígena, cada grupo étnico recibió un te-
rritorio de los dioses desde su origen. El origen se concibe como un con-
junto de mitos y narraciones que explican la naturaleza humana y trazan el 
destino del hombre desde su nacimiento e infancia. Es una auténtica guía 
para la supervivencia, por cuanto fijan reglas de conducta no solo para las 
ocasiones rituales sino para la vida cotidiana. También hacen referencia 
a todos los lugares sagrados, al momento en el que nacieron los hombres, 
repartieron el conocimiento, los utensilios, las plantas, los animales y el 
territorio, entre otras cosas. Hace parte fundamental del conocimiento que 
se transmite oralmente. El territorio, además de los recursos hídricos, mi-
nerales, faunísticos y vegetales que observamos, contiene lugares sagrados 
de gran importancia simbólica para el grupo, que requieren del cuidado 
permanente de un chamán y del respeto de todos los vivientes. Su adecua-
do cuidado asegurará salud y alimentos para la población. Estos lugares 
marcan los límites del territorio para ellos y por lo general no coinciden 
con la división político-administrativa anotada previamente, sobrepasan-
do límites municipales, corregimentales, departamentales y nacionales. 
Estos límites territoriales se deben tener en cuenta para diseñar e imple-
mentar las políticas públicas. Para los indígenas, con su visión integral del 
cosmos, salud, cultura, ambiente, gobierno propio, educación, van de la 
mano y son inseparables.
Los chamanes reciben diferentes grados, enfoques y “poderes” duran-
te su formación. El chamán es el protector y administrador de los recur-
sos naturales y representa la directriz del mantenimiento de las relaciones 
sociales. La mayoría de las tribus utiliza las “curaciones” o “rezos” como 
instrumento de preservación de la salud y mantenimiento del equilibrio 
ecológico, porque así fue dispuesto desde su origen. Las curaciones −y la 
vida en general− están enmarcadas en el calendario ecológico tradicional, 
elemento fundamental de la cosmovisión indígena que marca diferentes 
épocas, definidas por las variaciones de los ciclos estelares, lluvias, niveles 
de los ríos, ciclos lunares, desplazamientos anuales de la vertical del sol, 
cosechas y abundancias.
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situAción de sAlud en lA AmAzoniA: 
dónde estAmos y AlternAtivAs PArA AvAnzAr
Este sistema de salud utiliza las actividades preventivas como pilar 
fundamental; estas se basan en la comunicación de los chamanes con “los 
dueños de la naturaleza” por medio de “curaciones”, invocaciones, sueños 
y conjuros que tienen el fin de pedir los permisos y hacer los pagos nece-
sarios para restablecer el equilibrio energético del ecosistema y por con-
siguiente el bienestar colectivo e individual. Las curaciones y los rituales 
deben realizarse en cada época del año que definen según su calendario 
ecológico y en todas las etapas de la vida; inician con los controles pre-
natales y son cruciales en los momentos del nacimiento y de la pubertad, 
cuando ocurren los rituales de iniciación. Para que las curaciones surtan 
efecto, la sociedad y los individuos deben cumplir las recomendaciones de 
los curadores (restricciones dietarias, sexuales y el mantenimiento de rela-
ciones armónicas con el ambiente −especialmente con los sitios sagrados, 
considerados reservorios genéticos− y con otras personas de la comuni-
dad). La importancia de este sistema de salud es crucial no solamente para 
promover y preservar la salud y los sistemas ecológicos, sino también para 
afianzar la identidad cultural y favorecer la autonomía de estos pueblos. 
Es esencial reconocer institucionalmente este conocimiento y trabajar en 
conjunto para hacer más sólida la red de salud.
La enfermedad para estos grupos tiene causas externas al cuerpo: 1) 
la venganza por parte de los animales de caza; 2) la animadversión de otra 
gente; 3) la malevolencia de seres sobrenaturales. Los tratamientos de los 
chamanes actúan sobre las partes del ecosistema que han sido perturbadas; 
curan disfunciones sociales. Para evitar la enfermedad deben guardarse 
ciertas reglas culturales en ciertos momentos del ciclo ecológico y del ciclo 
vital, como se mencionó anteriormente. En los diferentes momentos del 
ciclo biológico del individuo deben realizarse algunas actividades de pre-
vención tradicionales.
Tradicionalmente los grupos indígenas de la Amazonia lograron ma-
nejar su ambiente, su estructura social y sus principales problemas de salud 
gracias al conocimiento tradicional manejado por el chamán y los viejos; 
especialmente, gracias al respeto que se tenía por sus figuras y al concepto 
que se tenía de dicho conocimiento. En varias zonas del territorio la red 
de salud tradicional es reconocida, fuerte e importante y sigue siendo la 
principal fuente de cuidados de salud.
En la cosmovisión de los indígenas de la región, la salud es la base 
fundamental de la vida. El conocimiento tradicional indígena, la protec-
ción que ejercen los curadores, el equilibrio ambiental, el equilibrio social, 
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cátedra jorge eliécer gaitán | Pablo montoya
la familia y la ausencia de enfermedad hacen parte integral del concepto 
de salud y son absolutamente interdependientes. Para muchas personas es 
importante también la articulación entre la medicina tradicional indígena 
y la alopática.
Tradicionalmente la población se ha asentado a lo largo de los caños 
y ríos, hasta hace algunos años, en malocas multifamiliares que cambia-
ban de lugar periódicamente para permitir la recuperación del ambiente y 
mantener así relaciones armónicas con el ecosistema, asegurando la soste-
nibilidad del ambiente y su subsistencia como grupo. Con la colonización 
se ha modificado el patrón de asentamiento, se han creado las comunida-
des, agrupaciones de familias en viviendas unifamiliares sedentarias. En 
general y por múltiples razones muchas comunidades están sufriendo un 
proceso de pérdida del conocimiento tradicional, que acarrea el debilita-
miento de su identidad cultural. El proceso se originó hace varias décadas 
con la colonización y con el ingreso de los misioneros y las industrias ex-
tractoras a la región. Los viejos de hoy recuerdan vívidamente los atrope-
llos sufridos y su cronología. El sector salud no ha sido ajeno a este proceso 
y ha contribuido con la transformación a través de la imposiciónde dife-
rentes conductas clínicas, la indiferencia que ha tenido frente a los sistemas 
de salud tradicionales y la creación de numerosas necesidades por asumir 
actitudes paternalistas, acciones que se deben evitar en la actualidad.
Sistema de salud institucional
No pretendo hacer una revisión detallada de las normas vigentes con 
respecto a la atención de salud en Colombia, pero es importante mencio-
nar algunas de ellas para resaltar aspectos relevantes de los compromisos 
que tiene el Estado frente a la salud de la población en general y de los pue-
blos indígenas, y posibilidades de fortalecer el sistema.
En la Constitución Política de 1991 (artículos 48, 49 y 366), el Estado 
garantiza el acceso a los servicios de salud y dispone que estos sean or-
ganizados en forma descentralizada, por niveles de atención y con parti-
cipación de la comunidad, creando mecanismos de concertación, control 
y vigilancia de la gestión pública. En lo referente a la salud de los pueblos 
indígenas queda establecido que debe ser un servicio eficiente, con partici-
pación indígena, de carácter comunitario y con la vinculación progresiva 
del personal local a la prestación de los servicios.
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situAción de sAlud en lA AmAzoniA: 
dónde estAmos y AlternAtivAs PArA AvAnzAr
En 1990 se expidió el Decreto reglamentario 1811 referente a la pres-
tación de salud para comunidades indígenas, en el que se requiere asegurar 
la participación efectiva, consciente y suficiente de las comunidades; crear 
las instancias responsables de coordinar la interacción con las comunida-
des indígenas y adaptar los programas a sus necesidades; comprometer a 
las escuelas de ciencias de la salud en el apoyo a los programas que se pro-
yecten o estén ejecutando con indígenas; la prestación gratuita del servicio; 
y la selección, formación y control de promotores indígenas.
En 1993, con la Ley 100, Sistema General de Seguridad Social en Salud 
(SGSSS), se estableció que al Estado le corresponde garantizar el conjunto 
de beneficios que constituyen el servicio público esencial de salud en forma 
directa o a través de terceros. Se pretendía desarrollar un uso más racional 
de los recursos del Estado y un avanzado grado de descentralización. Di-
chos beneficios se agrupan en planes: el plan de atención básica en salud 
(ahora plan de intervenciones colectivas, PIC), planes obligatorios de salud 
(POS) de los regímenes contributivo y subsidiado −que se deben unificar 
según concepto de la Corte Constitucional, y es parte de lo que pretende el 
gobierno con los decretos de emergencia social−, atención en accidentes de 
tránsito y eventos catastróficos (ECAT) y atención inicial de urgencias, a los 
cuales se accede dependiendo de la forma de afiliación al sistema.
En 2001 se expide la Ley 691 que reglamenta la participación de los 
grupos étnicos en el SGSSS en Colombia, garantizando el derecho de acce-
so en condiciones dignas a los servicios de salud y observando el debido 
respeto y protección a la diversidad étnica, social y cultural de la nación. 
Reconoce a las autoridades tradicionales de los diversos pueblos indíge-
nas en sus territorios. Reglamenta la unificación de los POS contributivo y 
subsidiado según las particularidades socioculturales y geográficas y sobre 
los planes de salud colectiva que podrán ser formulados por los pueblos 
indígenas en sus planes de vida y desarrollo. Igualmente señala que se po-
drá aumentar el valor que el Estado paga por persona (llamado unidad 
per cápita, UPC) hasta en 50% por encima del valor normal según la dis-
persión geográfica, dificultad de acceso, perfiles epidemiológicos, traslados 
de personal y adecuación sociocultural de los servicios de salud. Refiere 
que los planes y programas de servicios de salud aplicables a los pueblos 
indígenas tendrán en consideración el saber y las prácticas indígenas, con 
base en los criterios del pluralismo médico, complementariedad terapéuti-
ca e interculturalidad, incluyendo actividades y procedimientos en medi-
cina tradicional indígena en procura del fortalecimiento de la integridad 
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cátedra jorge eliécer gaitán | Pablo montoya
cultural de los pueblos indígenas. Anota que el gobierno reglamentará la 
prestación de servicios de salud en las regiones de la Amazonia, Orinoquia 
y costa Pacífica, para lo cual implementará y financiará un modelo opera-
tivo de atención.
En 2007 se definió el Plan Nacional de Salud Pública 2007-2010 (De-
creto 3039 de 2007) en el que se determina que el Ministerio de la Pro-
tección Social (MPS) deberá desarrollar, adoptar o ajustar los documentos 
técnicos y expedir los actos administrativos necesarios para facilitar su 
implementación atendiendo las diferencias regionales, étnicas y culturales.
El panorama legal en general tiene aspectos positivos respecto a la 
atención a las comunidades indígenas, pero, como en muchos campos, 
existe una dicotomía entre lo que estipulan las normas y lo que ocurre en la 
realidad. En la mayor parte del territorio amazónico la red sanitaria es in-
suficiente. Los servicios de salud son de difícil acceso, no se prestan en los 
momentos en que se requieren y su calidad es deficiente. El enfoque de los 
servicios es principalmente asistencial, los programas no están adaptados 
a las necesidades locales, no están articulados con la medicina tradicional, 
son discontinuos en el tiempo y atienden necesidades puntuales del mo-
mento, pero no necesariamente las requeridas por las comunidades. Los 
profesionales que llegan a trabajar a estos territorios generalmente carecen 
de experiencia y conocimientos para trabajar articuladamente con estas 
comunidades y manejar correctamente los problemas de salud locales. 
Con frecuencia los únicos servicios de salud institucionales se prestan so-
lamente en las cabeceras de municipios o corregimientos con gran disper-
sión poblacional, habiendo múltiples comunidades que en más de dos años 
no han recibido visitas de prestadores de servicios de salud institucionales. 
El sistema de aseguramiento de cierta manera incentiva que no se presten 
servicios de salud dado que en la medida en que no haya gastos se generan 
mayores ganancias.
El SGSSS no ha funcionado en el territorio y desde hace muchos años 
se viene profundizando la crisis del sector salud en los departamentos 
amazónicos. El sistema de salud está fraccionado en muchos aspectos. Para 
señalar algunos: las acciones de salud pública colectivas y las de atención 
individual están a cargo de entidades diferentes y muchas veces, aunque 
los mismos operadores sean contratados para implementar los dos tipos de 
acciones (en general solo existe un prestador público en estos territorios), 
no tienen suficiente coordinación o capacidad resolutiva para implementar 
los servicios contratados. Diferentes empresas promotoras de salud (EPS) 
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situAción de sAlud en lA AmAzoniA: 
dónde estAmos y AlternAtivAs PArA AvAnzAr
pueden tener afiliados en diferentes comunidades y, dependiendo de los 
contratos que las EPS tengan con los prestadores de servicios y del balance 
de cuentas entre las instituciones, ocurre que solo sean atendidos los afilia-
dos de una determinada EPS y no la totalidad de la comunidad.
Las características socioculturales y la dispersión demográfica obli-
gan a adaptar los programas nacionales y desarrollar estrategias de tra-
bajo diferentes a las empleadas en el interior del país, lo que genera altos 
costos en la prestación de servicios y un desequilibrio económico perma-
nente en el sistema. En un análisis de costos desarrollado en el Vaupés en 
2001 se argumentaba que la UPC promedio para el departamento debía 
ser superior a 314 000 pesos para la atención del primer nivel, garantizan-
do la calidad, cuando en el momento se estaban recibiendo 103 000 pesos 
por ese concepto.
La superposición, mencionada arriba, de entes territoriales lleva a 
una superposición de responsabilidades que genera conflictos por intere-
ses políticos o por evasiónde las mismas. En gran medida estos conflictos 
de intereses han impedido el desarrollo de las organizaciones indígenas y 
por consiguiente de alternativas políticas regionales viables, adaptadas a 
las necesidades de la población.
Finalmente, es importante anotar que en general no hay acuerdos in-
terdepartamentales e internacionales para la prestación de servicios públi-
cos esenciales en las fronteras, que son los puntos de entrada y circulación 
de muchas de las patologías infectocontagiosas que afectan periódicamen-
te a la población de este territorio.
algunos factores determinantes de los problemas de salud
La región enfrenta serios problemas de viabilidad en el modelo eco-
nómico actual del país, puesto que no cuenta con procesos productivos que 
generen las fuentes de ingresos necesarias para asegurar su autonomía. Del 
modelo de subsistencia se ha pasado al extraccionista de productos lícitos 
o ilícitos. Este cambio de modelo ha contribuido con el deterioro del orden 
social y el equilibrio ambiental, generando condiciones socioeconómicas 
desfavorables, violencia, niveles críticos de dependencia comercial frente 
a la “sociedad mayor”, y ha cambiado los patrones de alimentación por in-
corporación de productos industrializados a la dieta. También ha generado 
procesos de migración hacia las zonas de producción y hacia las ciudades 
del interior del país; a estas últimas, especialmente de las mujeres. Estos 
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cátedra jorge eliécer gaitán | Pablo montoya
factores facilitan la expansión y dificultan el control de infecciones como 
malaria, leishmaniasis, infecciones de transmisión sexual (ITS) y virus de 
la inmunodeficiencia humana (VIH), entre otras. Es esencial la búsqueda 
de estrategias que permitan el desarrollo socioeconómico a través del uso 
sostenible de los recursos y que estén adecuadas a las características de los 
ecosistemas amazónicos y a la diversidad cultural de sus habitantes.
A partir del contacto con la “sociedad mayor”, los pueblos indígenas 
de la región han incorporado grandes cambios en los patrones culturales 
y la estructura social, que han afectado su autonomía e identidad, ocasio-
nando la ruptura de la cadena de transmisión de conocimiento y valores 
tradicionales, el desprestigio de la figura de los chamanes y del conoci-
miento ancestral, conflictos entre las figuras de poder tradicionales y las 
recientemente creadas, la pérdida de la práctica de los factores protecto-
res de la salud tradicionales, el debilitamiento de la trama de soporte y 
protección social y el consiguiente desequilibrio en la salud ambiental, 
social e individual.
Como se mencionó anteriormente, se ha modificado el patrón de 
asentamiento. Actualmente la población indígena habita en comunidades 
que son agrupaciones de familias que habitan viviendas unifamiliares, 
sedentarias, donde aumentan progresivamente la población y los conflic-
tos con el ambiente (saneamiento básico deficiente, hacinamiento, menor 
disponibilidad de alimentos, distanciamiento de los terrenos aptos para 
los cultivos), incrementándose paralelamente una serie de problemas sa-
nitarios como los estados diarreicos agudos, las infecciones respiratorias 
agudas y crónicas, las parasitosis externas e internas, las enfermedades 
de la piel, las enfermedades transmitidas por vectores y las deficiencias 
nutricionales.
Las características climáticas y geográficas aunadas a la gran bio-
diversidad favorecen la reproducción de agentes potencialmente nocivos 
para la salud humana (parásitos, insectos, virus, hongos, etc.), que actúan 
directamente o como vectores de diferentes enfermedades. Estos factores, 
asociados con el hecho de que la mayor parte de la población en la región 
carece de acceso a agua potable o a sistemas de alcantarillado o disposición 
de excretas y residuos sólidos adecuados, favorecen la manifestación de 
muchas de las enfermedades ya mencionadas. Las deficiencias en el sa-
neamiento básico e higiene se asocian además con enfermedades como las 
otitis externas, las infecciones de los ojos, de la piel y del tejido celular 
subcutáneo y enfermedades transmitidas por vectores. Estos problemas de 
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situAción de sAlud en lA AmAzoniA: 
dónde estAmos y AlternAtivAs PArA AvAnzAr
salud constituyen por lo menos 5 de las 10 principales causas de consulta 
en el territorio.
Igualmente, las condiciones de hacinamiento, la falta de ventilación 
e iluminación, el alto porcentaje de viviendas con fogones de leña dentro 
de las habitaciones y la presencia de animales domésticos en el interior 
de estas constituyen también factores de riesgo asociados a las principales 
patologías del perfil epidemiológico.
La relativa pobreza de la composición de los suelos y del conteni-
do de material orgánico de los ríos negros, asociados a su acidez, el in-
adecuado manejo del ambiente y la modificación paulatina del sistema 
económico en épocas recientes han disminuido la disponibilidad de ali-
mentos, causando desnutrición.
Ciertas actividades laborales cotidianas relacionadas con la produc-
ción de alimentos en la chagra y su procesamiento o la consecución de 
alimentos proteicos (pesca prolongada) constituyen un factor de riesgo de 
enfermedades osteomusculares degenerativas y compresiones de nervios 
periféricos en los miembros superiores.
En algunas zonas hay explotación aurífera desarrollada sin ninguna 
planificación. Los mineros utilizan técnicas rudimentarias e inadecuadas 
para su extracción, empleando mercurio y cianuro a campo abierto, sin 
ninguna protección individual ni ambiental, lo que potencialmente genera 
la aparición de problemas neurológicos, especialmente en los niños.
Situación epidemiológica
Como consecuencia del contexto anotado, el perfil epidemiológico de 
estos territorios es muy preocupante, especialmente en los departamentos 
en los que predomina la población indígena, donde los indicadores de sa-
lud se encuentran sistemáticamente entre los peores del país. Es de resaltar 
que estos indicadores oficiales solo toman en cuenta los casos que se re-
portan oficialmente y a través de los canales oficiales, por lo que en general 
subestiman la problemática que viven las comunidades.
Los departamentos amazónicos tienen las mayores tasas de morta-
lidad infantil (menores de 1 y 5 años) y materna con cifras que con fre-
cuencia superan por más del doble el promedio nacional. Estos territorios 
también presentan las mayores incidencias de tuberculosis y, si no se le 
presta la atención requerida, probablemente también de VIH-sida, como se 
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observa en algunos estudios realizados en comunidades amazónicas re-
motas en Perú.
Las regiones de Orinoquia y Amazonia son las que tienen mayor pre-
valencia de obesidad e hiperglicemia en adultos a nivel nacional, lo que 
hace prever que tendrán aumentos paulatinos en los problemas crónicos de 
salud. Estas regiones ocupan el segundo lugar en el país, después de la zona 
Pacífica, respecto a la prevalencia de discapacidades.
Los departamentos amazónicos también presentan un nivel muy alto 
de patologías sociales. Registran los mayores niveles de alcoholismo y vio-
lencia intrafamiliar y también hay departamentos de la región entre los de 
mayores tasas de suicidios, homicidios, delitos sexuales, lesiones externas 
y muertes accidentales.
La cobertura de servicios de salud en estos departamentos es la más 
baja en el país. Las coberturas de vacunación no alcanzan niveles útiles 
(superiores al 95% para garantizar la inmunidad de las comunidades). El 
número de consultas externas, hospitalizaciones y atenciones de urgencias 
por cada 1 000 habitantes es frecuentemente inferior a la mitad del prome-
dio nacional.
Es importante anotar que, en general, la información disponible no 
permite comparar indicadores entre grupos étnicos, lo que evidenciaría 
diferencias aun mayores en el estado de salud nacional y de las comunida-
des indígenas.
Finalmente, quiero

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