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TRABAJO FIN DE GRADO 
 
GRADO EN PERIODISMO 
 
PROMOCIÓN 2016/2020
 “LA ANSIEDAD EN LOS ADOLESCENTES 
Y CÓMO AYUDARÍA LA EDUCACIÓN 
EMOCIONAL”
Reportaje sobre la necesidad de una visibilización de la ansiedad y 
las emociones
 
 
Autora: Alma Cremades Martínez 
 
Tutores: María de los Ángeles Alonso González y Daniel 
Moya López 
 
“LA ANSIEDAD EN LOS ADOLESCENTES 
Y CÓMO AYUDARÍA LA EDUCACIÓN 
EMOCIONAL”
La ansiedad es un trastorno que no produce 
solo nervios o alteración, como mucha de la 
población cree que ocurre, por lo que hay 
mucha desinformación sobre lo que conlleva 
en la vida diaria de una persona. 
(Ilustración de Verne)
En la adolescencia este trastorno 
puede aflorar, iniciándose aquí un 
problema con el que se tendrá que 
convivir muchos años más, por lo 
que es de vital importancia prevenir 
este trastorno en los adolescentes, de 
las siguientes formas que se verán a 
lo largo del reportaje. 
 
1. Conocer más la ansiedad 
 
Para entender la dimensión médica 
de este trastorno, se recurre al tra-
bajo de M.J. Mardomingo Sanz, 
presidenta de la Asociación Espa-
ñola de Psiquiatría Infanto - Juvenil. 
“Los trastornos de ansiedad son la 
patología psiquiátrica con tasas más 
altas de prevalencia en los adoles-
centes, afectando al 9-21% de la po-
blación general. El miedo y la 
ansiedad son reacciones normales 
de defensa ante el estrés ambiental; 
no obstante, cuando esa reacción es 
desproporcionada en intensidad y en 
frecuencia, limitando la actividad 
diaria del sujeto, se convierte en un 
trastorno psiquiátrico. Las reaccio-
nes de miedo y ansiedad son reac-
ciones fisiológicas de defensa ante 
males y peligros potenciales, sirven 
para que el individuo se ponga en 
estado de alerta ante posibles ame-
nazas y, sin duda, han sido impres-
cindibles para la supervivencia de la 
especie humana. La ansiedad fisio-
lógica se pone en marcha ante un 
peligro inmediato y tiene un carácter 
adaptativo; su finalidad última es 
salvaguardar la integridad del indi-
viduo. La ansiedad patológica, por 
el contrario, se desencadena sin que 
exista una circunstancia ambiental 
que la justifique o, existiendo esa 
circunstancia, su intensidad y fre-
cuencia son desproporcionadas. En 
la vertiente motriz, la ansiedad se 
manifiesta en inquietud, desaso-
siego, temblor e imposibilidad de 
permanecer sentado. Otras veces, 
aunque más raramente, se traduce 
en inhibición motriz, con dificultad 
del adolescente para hablar o mo-
verse. Los síntomas somáticos de la 
ansiedad pueden afectar práctica-
mente a todos los órganos y siste-
mas, desde el sistema 
cardiovascular al respiratorio, diges-
tivo, piel, endocrino y neurovegeta-
tivo. 
 
 La frecuencia cardíaca se acelera, 
disminuye el flujo sanguíneo perifé-
rico, se producen modifcaciones en 
el electroencefalograma, y aparece 
sudoración, palidez y temblor. Las 
manifestaciones clínicas de la ansie-
dad varían, además, en función de la 
edad y del desarrollo cognoscitivo y 
emocional del sujeto (Mardomingo, 
1994a) (Pine y Grun, 1999). La in-
quietud motriz, los trastornos del 
sueño, la pérdida del apetito y el 
llanto inmotivado, son síntomas tí-
picos de los niños pequeños, a los 
que se añadirá más adelante la ex-
presión verbal de la angustia, los 
miedos y temores, a medida que 
se desarrolle el lenguaje y la ca-
pacidad para expresar emocio-
nes y sentimientos.” 
 
 Siguiendo con lo ya explicado, 
el psicólogo Óscar Pérez vuelve 
a mencionar que la ansiedad hay 
que entenderla como una res-
puesta general del organismo 
para enfrentarnos a aquello que 
vemos como una amenaza. 
Tiene respuesta en el origen evo-
lutivo, con nuestra adaptación 
evolutiva. En el mundo animal 
las dos maneras de enfrentarse a 
un peligro son o luchando o bien 
huyendo de él. Tanto para una 
cosa como para la otra hace falta 
una activación inespecífica del 
organismo, que los grandes gru-
pos musculares se pongan en 
tensión, que se bombee sangre a 
mil por hora, taquicardias, hiper-
ventilación, etc. 
 
 Lo que ocurre es que muchas 
veces, lo que identificamos 
como amenaza lo gestionamos 
con esta reacción, que a veces 
nos facilita el rendir en condicio-
nes y otras veces nos lo dificulta 
o incluso llega a convertirse en 
un problema. Este tipo de sinto-
matología de forma descontex-
tualizada puede producir una 
gran angustia y llegar a conver-
tirse en el mismo foco de la 
preocupación. Al encontrarse 
una persona en esta situación 
nota que le late el corazón de-
prisa, que tiene presión en el 
pecho o que no puede respirar 
bien, por lo que es la propia "an-
siedad" la que se convierte en el 
foco de ansiedad siendo esto una 
pescadilla que se muerde la cola. 
 
 La ansiedad o trastornos de ansie-
dad, según definición de las clasi-
ficaciones internacionales de 
patologías mentales (CIE 10 o 
DSM 5), tiene una alta tasa de pre-
sencia en la población andaluza y 
española (y en el resto del mundo) 
y se asocia además en numerosos 
casos con la depresión (calficada 
por la OMS como la gran epidemia 
del siglo XXI). De hecho en Anda-
lucía se abordan en un único pro-
ceso asistencial llamado 
Ansiedad-Depresión-Somatizacio-
nes. La atención de la ansiedad y de 
la depresión leve o moderada se 
lleva a cabo en la Atención Prima-
ria, en los centros de salud, ya sea 
con intervenciones psicopedadógi-
caso psicosociales de baja intensi-
dad o con farmacología si es 
necesario. Cuando es más grave o 
reiterada es tratada en las Unidades 
2
de Salud Mental Comunitaria por 
psiquiatras, psicología clínica o en-
fermería especializada en salud 
mental. 
 
 
2. Ansiedad en los 
adolecentes 
 
La Fundación de Ayuda contra la 
Drogadicción (FAD) ha elaborado 
uno de los informes más completos 
sobre salud mental de los jóvenes, 
el Barómetro juvenil de vida y 
salud de 2017, una encuesta a 
(Óscar Pérez, psicólogo)
1.200 personas de entre 15 y 29 
años. El Barómetro de la FAD 
agrupa juntas a ansiedad, pánicos y 
fobias. El porcentaje de personas de 
entre 15 y 29 años que sufren an-
siedad, pánicos o fobias, según este 
estudio, es el 11% del total de la po-
blación en esa franja de edad. En 
España, 2 millones de jóvenes de 
15 a 29 años 
(30%) han sufrido síntomas de tras-
torno mental en el último año. De 
todos los y las jóvenes que notaron 
síntomas de trastorno, solo la mitad 
solicitó asistencia. Quienes sí la so-
licitaron acudieron mayoritaria-
mente al psicólogo (29%); al 
médico de cabecera (20.4%); o al 
psiquiatra (13.6%). 
 
 
 
 
 
 
“EN ESPAÑA, 2 MILLONES 
DE JÓVENES DE 15 A 29 
AÑOS (30%) HAN SUFRIDO 
SÍNTOMAS DE TRASTORNO 
MENTAL EN EL ÚLTIMO 
AÑO.” 
 
- FUNDACIÓN DE AYUDA 
CONTRA LA DROGADICCIÓN 
(FAD) -
Naciones Unidas sobre los Dere-
chos del Niño y otros instrumentos 
de derechos humanos. 
 
 Sobre las causas por las que un 
adolescente podría tener ansiedad, 
este organismo explica que “cuan-
tos más sean los factores de riesgo 
a los que están expuestos los ado-
lescentes, mayores serán los efec-
tos que puedan tener para su salud 
mental. Algunos factores que pue-
den contribuir al estrés durante la 
adolescencia son el deseo de una 
mayor autonomía, la presión para 
amoldarse a los compañeros, la ex-
ploración de la identidad sexual y 
un mayor acceso y uso de la tecno-
logía. La influencia de los medios 
de comunicación y la imposición 
de normas de género pueden exa-
cerbar la discrepancia entre la reali-
dad que vive el adolescente y sus 
percepciones o aspiraciones de cara 
al futuro. Otros determinantes im-
portantes de la salud mental de los 
adolescentes son la calidad de su 
vida doméstica y las relaciones con 
sus compañeros. La violencia (en 
particular los malos tratos y la inti-
midación) y los problemas socioe-
conómicos constituyen riesgos 
reconocidos para la salud mental. 
Los niños y los adolescentes son 
especialmente vulnerables a la vio-
lencia sexual, que tiene claros efec-
tos perjudiciales sobre la salud 
mental.” 
 
 Junto con esto cabe destacar el 
riesgo que sufrenlas personas que 
son estigmatizadas, “diferentes”, de 
una minoría o un lugar menos visi-
ble. Esto hace que la posibilidad de 
sufrir bullying o presiones sea 
mayor y puede derivar a este tras-
torno. Es muy importante mencio-
nar que el entorno donde se 
encuentren es esencial, ya que para 
sentir la comodidad para contar 
cómo se sienten y explicar sus pro-
blemas se tienen que sentir refugia-
dos en un buen ambiente, por lo 
 
 Además, según la OMS, una de 
cada seis personas tiene entre 10 y 
19 años de edad, siendo este el ba 
remo del adolescente. Los trastor-
nos mentales representan el 16% de 
la carga mundial de enfermedades 
y lesiones en las personas de eda-
des comprendidas entre 10 y 19 
años. La mitad de los trastornos 
mentales comienzan a los 14 años 
o antes, pero en la mayoría de los 
casos no se detectan ni se tratan. 
Por lo que, no abordar los trastor-
nos mentales de los adolescentes 
tiene consecuencias que se extien-
den hasta la edad adulta, y que 
afectan tanto a la salud física como 
a la mental y limitan las oportuni 
dades de llevar una vida adulta sa-
tisfactoria. Es crucial abordar las 
necesidades de los adolescentes 
que padecen trastornos de salud 
mental definidos. En el caso de los 
adolescentes es clave evitar la ins-
titucionalización y la medicaliza-
ción excesiva, priorizar los 
enfoques no farmacológicos y res-
petar los derechos de los niños re-
cogidos en la Convención de las 
3
(Barómetro juvenil de vida y salud de la FAD)
 Un estudio de 2017 de la Royal 
Society of Public Health del Reino 
Unido y la Universidad de Cam-
bridge analizó el efecto del uso ex-
cesivo de redes sociales en la salud 
mental de personas de entre 14 y 24 
años. "Los jóvenes que pasan más 
de dos horas al día en redes sociales 
como Facebook, Twitter o Ins-
tagram son más propensos a sufrir 
problemas de salud mental, sobre 
todo angustia y síntomas de ansie-
dad y depresión", indica el estudio. 
"Ser un adolescente es ya suficien-
temente difícil, pero las presiones a 
las que se enfrentan online los jó-
venes son sin duda únicas para esta 
generación digital. Es de vital im-
portancia que intervengamos po-
niendo medidas preventivas", 
aseguran las autoras del estudio. 
 
 Lo cierto es que la incidencia y 
prevalencia en población infanto-
juvenil va en aumento. Si se sobre-
carga a los adolescentes con 
multitud de deberes y extraescola-
res, las redes sociales cogen más 
peso en la sociedad, más todas las 
causas antes mencionadas, la con-
secuencia más normal es que ten-
gan ansiedad. 
dad. Muchas veces los jóvenes ven 
imágenes en redes sociales que 
pueden provocar comparaciones, 
baja autoestima y búsqueda de per-
feccionismo, lo que influye negati-
vamente en la salud mental. Es 
cierto que en ocasiones las redes 
sociales son escenario de conductas 
no deseadas como impulsividad, 
inmediatez, ira, agresividad o vio-
lencia, entre otras. Pero podrían 
convertirse en una oportunidad 
para entrenar las propias competen-
cias emocionales, previo su apren-
dizaje. 
 
 El profesor de la Universidad de 
Granada, Antonio Lozano, men-
ciona a las redes sociales como otro 
de los factores que acrecientan la 
ansiedad en los jóvenes: “Antes 
también se exigía un modelo de be-
lleza y un estatus social, pero no te-
níamos una herramienta en nuestro 
bolsillo que nos lo recordaba a 
todas horas”. Eso sí, no cree que las 
redes sociales provoquen ansiedad, 
sino el mal uso de ellas: "No es un 
problema de las redes, pero su uso 
compulsivo puede generar ansie-
dad". 
 
que sería más complicado para 
ellos. Tras ahondar más en las cau-
sas que llevarían al adolescente a 
sufrir ansiedad, el psicólogo Óscar 
Pérez comenta que son las “propias 
de la edad” y de ese momento vital: 
el acoso escolar, agobio antes los 
exámenes, agobio ante el futuro: 
“¿qué voy a hacer con mi vida?”. 
Los adolescentes tienen muchas 
preocupaciones de este estilo. Tam-
bién el compararse con los demás, 
lo que otros han alcanzado, otros 
tienen más éxito social, etc. 
 
 Básicamente se puede resumir en 
un desajuste entre lo esperado/de-
seado y la realidad. Un miedo a lo 
que viene. Expectativas altas o 
altas exigencias. Una disconformi-
dad con lo que se es o lo que se 
tiene. Una situación de presión por 
las obligaciones estudiantiles, con-
flictos intrafamiliares o con los 
compañeros y amigos. Conflictos 
afectivos. Una situación vivencial 
difícil. Un mundo acelerado y de 
comunicación frenética (TICs y 
redes sociales). Sobre estas últimas 
recae un peso en la importancia que 
tiene para los adolescentes, ya que 
pueden influir mucho en la ansie-
4
 Para saber cómo viven los adoles-
centes con este problema, Estela 
Gálvez, María Franco e Ignacio 
Garrido han contado su experiencia 
explicando cómo vivieron que este 
trastorno surgiese en la adolescen-
cia. A lo largo del reportaje sus tes-
timonios arrojarán luz a este 
problema ya que la mejor forma de 
conocer este trastorno es saber a 
fondo lo que se siente a través de 
alguien que lo vive. 
 
 Estela Gálvez cuenta que co-
menzó a sufrir ansiedad hace cua-
tro años, cuando terminó una 
relación amorosa con una persona 
con la que llevaba dos. Apareció de 
forma repentina cuando los proble-
mas e inseguridades llegaron a Es-
tela a causa de las discusiones con 
su pareja. Al principio la ansiedad 
tenía un grado bajo, ya que solo llo-
raba y sentía una tristeza terrible y 
pensaba que era solo tristeza. Pero 
se equivocó, algo que suele pasarle 
a muchas personas, ya que se puede 
confundir con un sentimiento de 
tristeza o agobio. A medida que se 
acercó el final de la relación con su 
pareja, el grado de ansiedad iba au-
mentando hasta que un día se 
quedó sin respiración y no encon-
traba consuelo en ningún apoyo. 
En ese momento, “mi madre tuvo 
que llevarme de urgencia al hos-
pital ya que no conseguía cal-
marme y allí me dieron una 
pastilla calmante que al momento 
hizo efecto. Desde ese día, mi an-
siedad es descontrolada y desem-
bocó en un trastorno alimenticio, 
obligándome a asistir desde en-
tonces a un psicólogo para recibir 
su ayuda.” 
 
 Aunque acuda al psicólogo y 
esto haya sido una gran ayuda 
para ella, tiene que convivir con 
este trastorno todos los días. “La 
gran mayoría de los días sufro an-
siedad a pesar de acudir a un psi-
cólogo una vez al mes. Este 
problema me hace tener gran di-
ficultad para confiar en los demás 
e incluso en mí misma, llevando 
a mi mente a imaginar situaciones 
negativas que me hacen empeorar 
el estado de ansiedad. El psicó-
logo me escucha y me ayuda a en-
tender aquellas situaciones que 
me bloquean y a encontrar solu-
ciones para todos aquellos proble-
mas que van surgiendo a raíz de 
ello. También, en los primeros 
meses de tratamiento estuvo con-
trolando mi trastorno alimenticio: 
dejé de comer porque una tristeza 
enorme me ahogaba y de pronto, 
podía comer cualquier cosa y en 
grandes cantidades. Gracias a su 
ayuda logré controlarlo, aunque he 
de admitir que hay veces que me 
resulta imposible, al igual que con-
trolar mis emociones que salen dis-
paradas a pesar de esta ansiedad.” 
 
 Con las declaraciones de Estela se 
puede entender la importancia de 
acudir a un psicólogo y los benefi-
cios que ello puede traer. Además, 
el no saber controlar la ansiedad 
puede derivar en trastornos como el 
que sufre ella, uno alimenticio. 
 
 Por otro lado, María Franco 
cuenta que se lo diagnosticaron con 
17 años pero que llevaba muchos 
años con síntomas. Los síntomas 
eran taquicardias, sensación de 
ahogo, hiperventilación que luego 
le producía dolor de cabeza, tem-
blores, pensamientos obsesivos, in-
5
(María Franco, diagnosticada con ansiedad)
somnio, ataques de pánico, sensa-
ción de nerviosismo o terror o que-
rer salir corriendo ante una 
situación estresante o nueva. Ade-
más, como Estela, llegó a tener pro-
blemas con la alimentación en 
situaciones en las que sentía que no 
tenía nada bajo control. “Llevaba 
años con estos síntomas (desdelos 
12 ó 13) pero no sabía identificar-
los como ansiedad, hasta que se 
agravaron mucho y me llevaron a 
una psicóloga y a una psiquiatra. 
Hace un año y medio que tengo el 
alta de la psiquiatra y dos de la psi-
cóloga. Tomaba orfidal y fluoxe-
tina (el diagnóstico era trastorno 
ansioso-depresivo). En mi día a día 
cuando una situación me parece 
 
 
 
 
“EL PSICÓLOGO ME 
AYUDA A ENTENDER 
AQUELLAS SITUACIONES 
QUE ME BLOQUEAN Y A 
ENCONTRAR SOLUCIONES 
PARA TODOS AQUELLOS 
PROBLEMAS QUE VAN 
SURGIENDO A RAÍZ DE 
ELLO.” 
 
- ESTELA GÁLVEZ -
muy estresante tengo insomnio, ta-
quicardias y problemas de concen-
tración, lo cual me dificulta un 
poco seguir el ritmo de la universi-
dad, pero por lo general ahora lo 
llevo bastante bien. Hace años con 
el tratamiento sentía además que 
estaba dormida y aturdida siempre, 
me sentía muy cansada y me cos-
taba concentrarme mucho pero los 
ataques de ansiedad fueron dismi-
nuyendo. Las sesiones con la psi-
cóloga eran una vez por semana 
(era una clínica privada) y hablába-
mos de mi entorno y las situaciones 
estresantes que me podía encontrar, 
y me enseñaba técnicas para poder 
controlar la situación antes de que 
la ansiedad fuese a peor.” 
 
 Con el relato de María se vuelve a 
recalcar la figura de un psicólogo 
para aprender a sobrellevar el tras-
torno, con métodos que ayudan a 
saber controlarla, unos métodos 
que no son fáciles de encontrar si 
no acudes a terapia. También se 
puede comprobar que es algo que 
te incapacita en tu día a día, no un 
brote puntual como suele pensar la 
sociedad. 
 
 
 Para Ignacio Garrido la ansiedad 
tiene muchas formas de manifes-
tarse y afecta de forma muy dife-
rente a cada persona. En su caso, 
era un estado de activación, de 
alarma casi permanente que le pro-
vocaba una inquietud general y un 
gran agotamiento tanto físico como 
mental. Ignacio ha estado en varios 
psicólogos y con varias terapias a 
lo largo de su vida. “Actualmente 
sigo en tratamiento con una psicó-
loga que utiliza una corriente hu-
manista con varias formas de 
actuar, cognitivo conductual y 
EMDR principalmente, también 
utiliza la meditación, técnicas de 
parada de pensamiento y de relaja-
ción. Tomo medicación, un ansio-
lítico que me rebaja un poco el 
nivel de activación. 
 
 Estos casos dejan ver que el tras-
torno de ansiedad va mucho más 
allá de lo que se puede llegar a pen-
sar. La gran desinformación de la 
sociedad y la poca importancia que 
se le ha dado a las emociones y los 
trastornos mentales hacen que 
cuando aparece este problema, no 
sabes ni cómo gestionarlo o incluso 
explicarlo. 
 
3. ¿Cómo ayudaría la 
educación emocional? 
 
Psicólogos y diversos organismos 
repiten una misma conclusión: la 
necesidad de una mayor educación 
emocional, tanto en las aulas como 
en la sociedad y en el presente de 
todas las personas, sufran o no an-
siedad. 
 
 El término de educación emocio-
nal fue popularizado con el libro 
Inteligencia Emocional de Daniel 
Goleman publicado en 1995. Gole-
man hizo una clasificación sobre la 
inteligencia emocional, comen-
tando que se puede organizar en 
torno a cinco capacidades: conocer 
sentimientos y emociones propias 
(autoconciencia de las propias), 
gestionar y manejar estos senti-
mientos y emociones (control de 
emociones), identificar y reconocer 
estos sentimientos, crear la propia 
motivación y ser capaces de moti-
var a otros y gestionar las relacio-
nes (ser capaces de ponerse en el 
lugar de otros, comprenderles y ac-
tuar en consecuencia; tener habili-
dades sociales para poder 
relacionarse adecuadamente con 
los demás). 
 
 Como recoge la Guía Breve de 
educación emocional para padres y 
educadores de la asociación Elisa-
beth d”Ornano, “ los valores diri-
gen las acciones, establecen 
principios en los que apoyarse, que 
trascienden al individuo, lo sostie-
nen y guían ante las dificultades. 
La falta de valores, o anomia según 
algunos sociólogos la denominan, 
produce conductas caóticas, egoís-
tas, incoherentes, caprichosas, im-
predecibles, pues hacen al 
individuo más dependiente de sus 
impulsos, sus miedos, sus instintos. 
Algunos pensadores modernos sos-
tienen que la vida en las ciudades 
actuales, la prisa, la competitividad 
6
extrema, el desconocimiento de los 
seres humanos que viven a nuestro 
lado, puede llevar a una desestruc-
turación peligrosa del mundo de los 
valores en los seres humanos.” 
 
 Según Goleman (1995), la alfabe-
tización emocional desde las escue-
las tendría los siguientes objetivos: 
 
1. Detectar alumnos con necesida-
des educativas especiales, inclu-
yendo aquellos con carencias en el 
área emocional para ofrecerles un 
método de enseñanza-aprendizaje 
adaptado a estas características es-
peciales. A esto sería interesante 
añadir la potenciación y refuerzo 
de estas habilidades en aquellos 
niños que sí tienen una base emo-
cional ya trabajada en el ámbito fa-
miliar o que presentan esas 
habilidades de forma innata, de ma-
nera que puedan ser modelos y 
agentes para otros niños de edades 
similares. 
 
2. Ayudar a los niños y adolescen-
tes a identificar sus emociones y a 
reconocerlas en otros niños y adul-
tos. Esto puede hacerse mediante 
juegos y actividades diseñados para 
tal fin, pero también pueden contri-
buir los profesores en las propias 
interacciones cotidianas; se puede 
establecer la costumbre de pregun-
tar por sus emociones y sentimien-
tos y ayudarles a identificarlos y 
“poner palabras” a lo que les está 
pasando. 
 
3. Ayudar a gestionar y modular las 
diferentes emociones que surjan. 
Un equipo docente preparado y 
sensible a esta necesidad puede ser 
un buen medio para ayudar a los 
niños y niñas a resolver los diferen-
tes conflictos que sin duda existirán 
en el contexto educativo. Por ejem-
plo, cómo reaccionar si un compa-
ñero nos destroza un trabajo, si un 
amigo está triste porque ha perdido 
en un juego o si el profesor nos fe-
licita por una buena tarea. Aquí po-
dremos ayudar a los alumnos a 
identificar lo que ha pasado, qué 
piensan, cuáles son sus sentimien-
tos, cómo saben si están tristes, en-
fadados o contentos, que se fijen en 
detalles de su cuerpo, la expresión 
de las caras, los gestos y después 
cómo creen que pueden hacer para 
modificar sentimientos negativos, 
sentirse mejor ellos o que se sienta 
mejor un compañero. 
 
4. Ayudar a los niños y adolescen-
tes a tener una visión positiva del 
mundo, una actitud proactiva y una 
buena tolerancia a la frustración. 
Establecer actividades en el aula y 
programas en las escuelas que fa-
vorezcan el desarrollo de la autono-
mía y la gestión de los propios 
conflictos. 
 
5. Enseñar a manejar los conflictos 
interpersonales y a prevenirlos. 
Esto se puede favorecer con pro-
gramas que mejoren el clima esco-
lar como por ejemplo la 
implantación y desarrollo de pro-
gramas de mediación escolar. 
 
 La educación emocional ayudaría 
al mejor conocimiento de la salud 
mental y fundamentalmente ayuda-
ría a saber hacer una buena gestión 
de las emociones para poder afron-
tar la frustración, para poder afron-
tar la adaptación social, el amor, el 
desamor, y diversos temas que 
hacen sufrir a los adolescentes. Las 
relaciones afectivas tanto de pareja 
como de amistad, que les den de 
lado en un grupo y saber gestio-
7
(Daniel Goleman, psicólogo y escritor)
narlo, aprender a no valorarse en 
función de lo que hacen los demás 
o de su imagen y que eso no influya 
en su aceptación, etc. Todo eso se 
podría gestionar mejor con una 
buena educación emocional y por 
lo tanto esta ayudaría para controlar 
la ansiedad y la salud mental, se 
gestionaría mejor así y se tendría 
mayor conciencia del valor que 
tiene uno consigo mismo sin tener 
que sentirse reforzado por el exte-
rior y por lo que ya se ha visto en 
páginas anteriores. La ansiedad 
viene de todo eso. Que se impar-
tiese con mayor frecuencia ayuda-
ría para prevenir la ansiedad y 
contribuiría a la salud mental y al 
equilibrio. La ansiedad es una emo-
cióny como tal no se puede contro-
lar o eliminar, por lo que es 
fundamental una buena educación 
emocional desde la niñez. Si de 
niños empiezan a enseñar qué son 
las emociones, para qué sirven, a 
escucharlas en vez de ocultarlas, 
probablemente de adultos y adoles-
centes pueda disminuir los proble-
mas emocionales. 
 
 Debido a todo esto, no se entiende 
la poca presencia de la educación 
emocional en las aulas, especial-
mente de secundaria. En los institu-
tos como en cualquier aula es 
fundamental el denominado “clima 
emocional” positivo y de con-
fianza, de apreciación y de recono-
cimiento al esfuerzo del alumno, 
por cuanto un clima favorable en 
emociones propiciará la consecu-
ción de los objetivos educativos. 
 
 Adela Verderas, del portal de di-
vulgación Educación Emocional 
Para Ti, explica que tras seguir va-
rias investigaciones científicas, 
igual de importante al entrena-
miento en competencias emociona-
les del profesorado, es el hecho de 
que los adolescentes inmersos en 
relaciones interpersonales constan-
tes, sepan dar como primer paso 
mejorado su autoconocimiento –
que implicaría desarrollar un ade-
cuado autoconcepto y una sana 
autoestima– y aprendido a dar 
nombre a sus emociones, tendría 
mayor capacidad para su autorre-
gulación emocional y mejoraría en 
la percepción y valoración de la in-
formación contenida en las redes. 
La autonomía emocional de que le 
dotaría la educación emocional fa-
cilitaría actuar con responsabilidad, 
un pensamiento crítico y reflexivo; 
además las redes sociales podrían 
ser un escenario para entrenar las 
habilidades interpersonales y en ge-
neral mejorar la competencia so-
cial. De ahí la gran importancia de 
la formación y entrenamiento en 
competencias emocionales en el 
seno de las familias. 
 
 No solo serviría para una mejor 
educación en los institutos, sino 
que también podría ayudar a preve-
nir o controlar la ansiedad. “Los in-
vestigadores vienen trabajando los 
patrones de influencia de la inteli-
gencia emocional sobre la salud 
mental, apuntando variables mode-
radoras sobre ésta propias de la 
educación emocional como por 
ejemplo: mejor regulación emocio-
nal y menores niveles de emocio-
nes negativas, mejor manejo de los 
conflictos interpersonales, afronta-
miento adaptativo a los retos socia-
les, etc. Se trataría por tanto de 
formarse, practicar y entrenar estra-
tegias de regulación emocional que 
ayudasen a canalizar adecuada-
mente las emociones y prevenir los 
estados de ánimo disfóricos como 
la ansiedad. Solo quien sabe cómo 
se siente y por qué, puede dirigir 
apropiadamente su comporta-
miento.” 
 
 Tras hablar con COPOE (Confe-
deración de Organizaciones de Psi-
copedagogía y Orientación de 
España) explican que a pesar de la 
importancia hay muy pocos institu-
nombre a sus emociones y a partir 
de ahí aprender a regularlas posibi-
litando así autorregular su propio 
proceso de aprendizaje. Aproxima-
damente el 75% de las investiga-
ciones vienen probando una 
relación positiva entre inteligencia 
emocional y rendimiento acadé-
mico. Emoción y aprendizaje van 
de la mano. Pero junto al éxito aca-
démico, hay algo más importante y 
es preparar a las nuevas generacio-
nes para los retos de la sociedad ac-
tual. Como viene apuntando la 
investigación científica, autores 
como Bisquerra destacan que “la 
educación emocional es una forma 
de prevención primaria inespecí-
fica, de tal forma que ayuda a la 
prevención de conductas inapropia-
das en los adolescentes: comporta-
mientos de riesgo, violencia o 
estados emocionales indeseados 
como la ansiedad, la depresión o el 
estrés; se fomentarían actitudes po-
sitivas ante la vida, empatía, mejora 
de las relaciones interpersonales, 
habilidades sociales, etc.” 
 
 La educación emocional ayudaría 
además a que las redes sociales se 
convirtieran en una oportunidad 
para entrenar las propias competen-
cias emocionales, previo su apren-
dizaje. Es decir, ante determinadas 
conductas que pueden generarse en 
las redes, el adolescente entrenado 
en educación emocional, al haber 
8
 
”ES IMPORTANTE EL 
HECHO DE QUE LOS 
ADOLESCENTES 
INMERSOS EN 
RELACIONES 
I N T E R P E R S O N A L E S 
CONSTANTES, SEPAN DAR 
COMO PRIMER PASO 
NOMBRE A SUS 
EMOCIONES.” 
 
- ADELA VERDERAS - 
(Logo del COPOE)
tos que ofrezcan las asignaturas re-
lacionadas con educación emocio-
nal debido a que hay poco margen 
en el horario oficial para hacer 
asignaturas optativas y se les da 
prioridad a otros asuntos. Para la 
confederación hay muchísima invi-
sibilización de este tipo de educa-
ción ya que se ve como accesorio, 
se le dice incluso las competencias 
blandas a las competencias emo-
cionales (competencias duras se 
suponen que son las profesionales, 
las de la cualificación académica y 
profesional). 
 
 Con la situación actual del confi-
namiento y estar encerrados en 
casa, “ahora precisamente en un 
momento como el que estamos vi-
viendo se pone a prueba la pacien-
cia, el autocuidado, el saber estar 
consigo mismo, el saber convivir. 
Fíjate ahora es cuando nos estamos 
dando cuenta de qué valor tiene 
esto, y creo que de un momento 
como el que estamos viviendo 
vamos a sacar una enseñanza im-
portante y que sirva para informar 
más a la población”, cuenta el 
COPOE. 
 
 Siguiendo con la importancia de 
la inclusión de la educación emo-
cional en la sociedad y sobre todo 
en el ámbito educativo, se ha con-
tado con la ayuda para este repor-
taje de Asedem: Asociación 
Española de Educación Emocional. 
Esta asociación quiere dar un im-
pulso en España para dar cabida a 
la educación emocional y privile-
giar su importancia como algo bá-
sico y necesario para una evolución 
y un aprendizaje integral al 100% 
de la persona. Por ello, se apartan 
un poco de la visión tradicional de 
la escuela tal cual se conoce y cam-
bian hacia una escuela donde se fo-
mente el trabajo de la persona y a 
partir de ahí capacitarla y hacerla 
una escuela más inclusiva.Para 
ellos esta educación es fundamen-
tal y básica para los institutos, y se 
debería de estudiar al igual que las 
matemáticas o la historia. Tendría 
que ser algo que estuviese inser-
tado de forma natural en la escuela. 
 
 La asociación desconoce y no se 
explica que haya tan pocos institu-
tos que oferten alguna asignatura 
relacionada con educación emocio-
nal. A los adolescentes les ayudaría 
muchísimo, ya que los capacitaría 
de verdad a un aprendizaje compe-
tencial. Posibilitaría el desarrollo 
de su talento, la apertura hacia la 
transcendencia e ir un poco más 
allá de lo que realmente pueden 
tener delante. Aprenderían el “¿qué 
soy yo? ¿qué quiero hacer? ¿qué 
quiero conmigo?” y a partir de ahí 
hacer frente a sus emociones, “¿por 
qué me pasa esto? ¿por qué siento 
esto? ¿qué percibo en mi en-
torno?”. 
 
 La asociación cuenta que ya son 
muchos los estudios y los investi-
gadores que hablan de la necesidad 
de la inclusión de esta educación en 
el ámbito académico para frenar lo 
que se prevé para el 2030, un alto 
porcentaje de personas con proble-
mas de salud mental.“Esa necesi-
dad de más, de necesidad de 
producción llevaría hacia esto. Por 
lo que la educación emocional ayu-
daría a parar y pensar, y respirar, 
por lo que gestionar la ansiedad 
vendría de sobremanera a partir de 
esto. Los profesionales tendrían 
que estar dispuestos a ser sensibles 
y empáticos con los demás, mi-
rando a los adolescentes con equi-
dad y con apertura. Una persona 
compasiva. Hay necesidades a cu-
brir mucho más importantes que la 
transmisión de contenidos.Todo el 
mundo tiene y convive con las 
emociones, no son invisibles. Pero 
hay que ser consciente de ellas y 
pararse a reflexionar, por lo que 
puede apresar el miedo si no tene-
mos este tipo de educación. No nos 
cuestionamos lo que sentimos. Hay 
que generar una sociedad más coo-
perativa. Hay una invisibilización 
posible, por lo que hay que fomen-
tarla, participar, que los profesiona-
les tomen conciencia de la 
necesidad de estaeducación emo-
cional en el aula. Las instituciones 
también tienen que darse cuenta de 
ello como parte de la sociedad. No 
es una cuestión de moda, y muchos 
centros se han formado en educa-
ción emocional pero no de la ma-
nera adecuada, sino como una 
metodología. No es cuestión de 
esto para hacer "más grande la ola" 
sino dándose cuenta de la realidad 
9
de las aulas, de esta generación que 
se va a enfrentar a una sociedad que 
se está dejando. Los adolescentes 
van a adoptar una sociedad que 
hace goteras por muchos sitios y 
que los hábitos y tendencias hacen 
que esto se magnifique. Es necesa-
rio el impulso y el trabajo por la 
educación emocional.” 
 No solo desde estas organizacio-
nes se pide una educación emocio-
nal, ya que los propios 
diagnosticados con ansiedad, al 
preguntarle sobre este tipo de ense-
ñanzas han mostrado su total 
acuerdo. Por su parte ponen de ma-
nifiesto la poca atención que se le 
dio en sus institutos a estos proble-
mas, y ponen como medida aparte 
de la educación emocional, profe-
sores instruidos en esta y un psicó-
 
 
 
“PIENSO QUE ES 
PRIMORDIAL QUE UN 
PSICÓLOGO ACUDA A LAS 
AULAS A DAR VISIBILIDAD 
A ESTE TEMA, INFORME A 
LOS ALUMNOS, LES 
ACONSEJE Y LES AYUDE.” 
 
- ESTELA GÁLVEZ -
logo en los institutos. “La principal 
solución y prevención es la educa-
ción de valores. Enseñar a los jóve-
nes a mostrar sus sentimientos y 
que puede remediarse el tener an-
siedad mediante la ayuda psicoló-
gica debería estar a la orden del día. 
Pienso que es primordial que un 
psicólogo acuda a las aulas a dar vi-
sibilidad a este tema, informe a los 
alumnos y alumnas, les aconseje y 
les ayude y que, por supuesto, se 
ofrezca a ayudar de manera indivi-
dualizada. Aunque los centros edu-
cativos cuentan con orientadores y 
psicólogos, no conocen ni la mitad 
de las situaciones que sufren los es-
tudiantes ya que no muestran el in-
terés suficiente hacia ellos y, por 
experiencia propia, solo escuchan 
y ayudan cuando el caso comienza 
a ser grave como fue el bullying 
que recibí por mi aspecto físico por 
parte de tres compañeros.” (Estela 
Gálvez, 2020). 
 
 “En mi instituto no se trató el tema 
de la ansiedad ni la salud mental, y 
creo que es fundamental, porque la 
vida estudiantil puede producir 
mucha ansiedad, sobre todo a per-
sonas que ya la padecen en su día a 
día, lo cual puede acabar perjudi-
cando también su rendimiento aca-
démico. Un psicólogo en las aulas 
podría mejorar mucho el afronta-
miento de la ansiedad en los estu-
diantes.” (María Franco, 2020). 
 
 “Me parece tan o más importante 
incluso que el resto de materias que 
se imparten en las escuelas, el en-
señar desde pequeño a conocerse a 
sí mismo, a convivir y respetar a 
los demás, a saber cómo afrontar 
las diferentes situaciones que nos 
va a plantear la vida y cómo poder 
conseguir un equilibrio emocio-
nal.” (Ignacio Garrido, 2020). 
 
 Tras conocer las opiniones de las 
personas con ansiedad sobre la fi-
gura del psicólogo en las aulas y la 
formación de los profesores, se 
quiso ahondar y hacer estas pre-
guntas a las diferentes organizacio-
nes y psicólogos que se habían 
entrevistado. Como psicólogo, 
Óscar Pérez cree que es fundamen-
tal la figura de un psicólogo en las 
aulas. “De hecho sí que existen en 
los colegios la figura del orienta-
dor, otra cosa es hasta dónde pueda 
llegar el orientador, no tiene una 
formación en clínica pero sí puede 
servir como filtro para detectar sín-
tomas, como herramienta de detec-
ción de casos en los que pudiera ser 
necesario un tratamiento ambulato-
rio o con más intensidad. Es funda-
mental que alguien les ayude sobre 
cómo manejar las dinámicas dentro 
de lo que es el entorno escolar y 
usarlo como herramienta de detec-
ción para casos como pueda ser de 
acoso escolar o identificar proble-
máticas en los estudiantes que pu-
dieran derivarse a un psicólogo 
clínico”. 
 
Además de la figura del orientador 
o psicólogo también se abre un de-
bate sobre la formación en educa-
ción emocional. No está aún 
extendida como sería deseable la fi-
gura del docente formado en este 
tipo de educación. Ya sea de ma-
nera curricular o de forma transver-
sal en las asignaturas, la formación 
del alumnado en competencias 
emocionales exige la previa forma-
ción del profesorado, por cuanto la 
educación emocional tiene que ver 
con las competencias emocionales 
como adulto: “si quiero algo mejor 
en los alumnos lo tengo que traba-
jar primero en mí”, exactamente 
igual que ocurre en las familias, ya 
que los niños aprenden por imita-
ción. 
 
 La formación del profesorado en 
educación emocional se hace im-
prescindible por cuanto los adultos 
son modelo de comportamiento de 
los niños y adolescentes, asimismo 
va a posibilitarle al docente la ad-
quisición de los suficientes recur-
sos que faciliten el mejor desarrollo 
de las relaciones interpersonales en 
el aula y que favorecerá el clima 
positivo y de confianza necesario 
para el óptimo aprendizaje. “En 
cualquier caso el aprendizaje de la 
educación emocional no termina 
con la formación teórica por cuanto 
se hace necesaria una pedagogía 
activa incorporando metodologías 
10 
vivenciales, participativas, una 
práctica y entrenamiento constante 
de las competencias emocionales, 
hace falta tiempo, dedicación y vo-
luntad, resultando un proceso de 
aprendizaje que dura toda la vida, 
no existe una receta mágica.”, pro-
fundiza Adela Verderas. 
 
 Sería muy importante por lo tanto 
que los profesores estuvieran muy 
formados en educación emocional 
para poder estar alerta del alum-
nado que puede estar pasando por 
situaciones complicadas para hacer 
trabajo de prevención y de esta ges-
tión emocional que es tan impor-
tante. “En el sistema educativo se 
enseñan cosas que a lo mejor no 
van a tener ninguna relevancia den-
tro de 10 años ni siquiera, ni para 
la vida personal ni para la vida pro-
fesional de los alumnos y de los es-
tudiantes. Sin embargo no se 
enseñan este tipo de cosas que sí 
van a ser claves en el bienestar de 
las personas, tanto en la vida pro-
fesional pero especialmente en la 
personal, por lo que sería impres-
cindible trabajar mucho más esto. 
Creo que una persona que sepa mu-
chísimo de una materia pero que 
luego sea un analfabeto emocional 
y que no sepa reconocer las emo-
ciones de los demás y las propias, 
significa no estar yendo un buen 
camino si le damos prioridad a los 
conocimientos que están demos-
trando que no nos sirven para el 
mundo actual y menos para el fu-
turo”, informa el COPOE. 
 Unos educadores que entiendan el 
valor de la educación emocional 
sería algo óptimo para el mejor de-
sarrollo de las emociones de los 
adolescentes, y en derivación, de la 
ansiedad. “El papel de los tutores y 
del profesorado es fundamental 
para favorecer un modelo educa-
tivo de equilibrio y buen manejo 
emocional y social. Los educadores 
han de ser capaces de transmitir va-
lores positivos y ser modelos ade-
cuados que permitan a los alumnos 
el aprendizaje mediante imitación 
de habilidades sociales y emocio-
nales positivas. También tienen la 
responsabilidad de ayudar a los 
niños a marcarse objetivos realistas 
y, en función de una adecuada eva-
luación de los talentos y capacida-
des de los alumnos, ofrecer un 
método adaptado a éstos para favo-
recer un aprendizaje eficaz y cons-
tructivo. Los centros educativos 
deberían favorecer un clima escolar 
y social que permita el desarrollo y 
gestión adecuada de la expresión 
emocional. Así desde la cotidianei-
dad se pueden ir trabajando y favo-
reciendo las diferentes capacidades 
socio-emocionales con un equipo 
docente informado, motivado, pre-
parado y con conciencia sobre la 
relevancia de la incorporación de 
estos contenidos en el currículo 
académico. También resulta funda-
mental la cooperación y comunica-
ción adecuada entre la familia y la 
escuela, ya que son los dos entor-
nos principales para que el niño ad-
quiera una adecuada seguridad y 
autoestima, así como las habilida-des sociales y de competencia emo-
cional que van a convertirle en un 
adulto autónomo, socialmente ha-
bilidoso y equilibrado”, aconsejan 
desde la Asociación Elisabeth 
d’Ornano. 
 
 Para los alumnos también es muy 
importante la figura de un profesor 
empático, que se preocupe por ellos 
personalmente más allá de las cali-
ficaciones. Los adolescentes no de-
berían ser un nombre o número en 
la lista de clase, sino una persona 
que puede tener problemas perso-
nales o que necesita ayuda, y en los 
institutos también se debería de tra-
tar esto. Según un artículo de Jo-
sefa Estela Campillo Ranea: 
“Generalmente, cuando tenemos 
que recordar a nuestros mejores 
profesores, es decir, aquellos que 
más nos aportaron sobre todo bene-
teros: consideran que han tenido 
mucho que ver competencias so-
cioemocionales tales como la 
fuerza de voluntad, la perseveran-
cia, la fortaleza mental o la capaci-
dad de superar obstáculos. 
Podemos por tanto llegar a la con-
clusión de que los aspectos socio 
emocionales están bien presentes 
en el proceso educativo, pero tam-
bién en cualquier faceta personal o 
profesional que se emprenda. Para 
poder desarrollar en otros sus com-
petencias socio-emocionales, hay 
que empezar por uno mismo. El 
ficios, el 90% de las cualidades que 
les solemos atribuir son de carácter 
socio-emocional: cercanía, con-
fianza, credibilidad, capacidad para 
motivar, respeto, disponibilidad… 
Sólo un 10% de cualidades tienen 
carácter cognitivo-académico (ex-
plicaba muy bien, sabía mucho, era 
muy culta…). Esto puede indicar-
nos la importancia que estos aspec-
tos tienen para los alumnos 
presentes y pretéritos. También 
cuando se pregunta a profesionales 
de éxito en diferentes campos (de-
portistas, científicos, artistas…) a 
qué atribuyen el mismo, las res-
puestas van por los mismos derro-
 
 
 
“LOS CENTROS 
EDUCATIVOS DEBERÍAN 
FAVORECER UN CLIMA 
ESCOLAR Y SOCIAL QUE 
PERMITA EL DESARROLLO 
Y GESTIÓN ADECUADA DE 
LA EXPRESIÓN 
EMOCIONAL..“ 
 
- ASOCIACIÓN ELISABETH 
D’ORNANO - 
11
(Informe de Educación Emocional de la Fundación Botín)
cación Emocional y Social. Análi-
sis Internacional 2015» de la Fun-
dación Botín, con el cual esta 
fundación quiere visibilizar la im-
portancia de esta educación y los 
cambios que se consiguen. “La ins-
titución santanderina asegura que la 
educación emocional y social en el 
aula mejora de forma drástica la co-
municación y convivencia en los 
centros escolares a partir del tra-
bajo conjunto de docentes, alum-
nado y familias. De hecho los 
beneficios en estos colegios, ex-
plica Fátima Sánchez, responsable 
de Educación, Proyectos y Acción 
Social de esta institución, «se notan 
desde los primeros días», en cuanto 
se empiezan a trabajar las habilida-
des sociales del pequeño: «Ayuda a 
los alumnos a conocerse y confiar 
en sí mismos, a comprender a sus 
compañeros, a reconocer y expre-
sar emociones e ideas, a desarrollar 
el autocontrol, a aprender a tomar 
decisiones responsables, o a valorar 
y cuidar su salud a la larga». 
 
 Así lo han recogido en su informe 
«Educación Emocional y Social. 
Análisis Internacional 2015», 
donde muestran cómo los centros 
que apoyan este tipo de formación 
en habilidades sociales han obte-
nido consecuencias probadas muy 
importantes relacionadas con algu-
nos de los problemas graves y difí-
ciles de resolver de nuestro sistema 
educativo: «Son colegios que han 
mejorado la convivencia y la rela-
ción entre profesores y alumnos y, 
por ende, disminuido los niveles de 
violencia y de consumo de drogas. 
Incluso han reducido síntomas aso-
profesor debe atender a una doble 
faceta debido a que se encuentra en 
la situación de líder socio-emocio-
nal en el aula: por un lado, debe 
formar a los alumnos en competen-
cias socioemocionales y por otro 
lado, debe autoformarse él/ella: 
para cumplir con creces su misión; 
para sentirse mejor y para educar a 
sus alumnos; para que éstos se 
sientan mejor. Solo un profesor 
emocionalmente competente podrá 
ayudar a desarrollar en sus alumnos 
las competencias socioemocionales 
necesarias para que se genere un 
clima de trabajo efectivo y de plena 
convivencia. Las competencias 
socio-emocionales son el factor 
fundamental que caracteriza a los 
profesores eficaces, emocional-
mente saludables y benéficamente 
influyentes sobre el alumnado.” 
 
 En los centros educativos tiene 
que haber un profesorado sensible 
a los temas de salud mental, ya que 
aquello que no tiene una una evi-
dencia “física” cuesta más trabajo 
identificar. Nadie cuestiona que 
haya que atender a un alumno con 
síndrome de down o a una alumna 
que vaya en silla de ruedas. Eso se 
comprende ya que existe esa diver-
sidad, pero en la salud mental esto 
no suele pasar. Se cree que un niño 
con TDH, es un niño maleducado 
que se comporta así porque sus pa-
dres no lo han educado o porque es 
por capricho, y la ansiedad se con-
funde con nervios, con inseguridad. 
 
Además existe aún un estigma con 
la salud mental, una valoración ne-
gativa y una falta de sensibilidad y 
de comprensión ante este tipo de 
fenómenos, por eso se necesita sen-
sibilizar mucho más a las personas 
y desde luego a los profesores que 
traten con esto en las aulas. 
 
 Además de todo esto, el periódico 
ABC ha recogido varios testimo-
nios y datos sobre el informe «Edu-
12
ciados a la depresión infantil y ju-
venil», asegura Fátima Sánchez. 
 
 Por otro lado, el periódico El País 
recoge también resultados de cen-
tros escolares donde se ha aplicado 
la educación que la Fundación 
Botín propone: “el programa im-
pacta en cuatro de las ocho varia-
bles estudiadas por los profesores: 
agresividad (un 23% menos), ma-
nejo de estrés (un 20% más), crea-
tividad (+15%) y estado de ánimo 
(+6%). En los mayores de 12 hay 
un 19,8% menos de retraimiento, 
son más resistentes al estrés y con-
trolan mejor sus impulsos (+3%) y 
desarrollan su inteligencia emocio-
nal (+11,65%) mediante un proceso 
de identificación y comprensión de 
emociones. En un 13,5% de las 
competencias evaluadas en los 
niños, los que participaron en el 
programa aventajaron al grupo de 
control. Las investigadoras asegu-
ran que el resultado es "robusto", 
porque permanecen en el tiempo.” 
 
 Para conocer experiencias más 
cercanas de institutos que insisten 
en un modelo educativo con más 
peso en la educación emocional, el 
IES Guadalquivir de Córdoba, un 
instituto de difícil desempeño, 
cuenta las mejoras que ha obtenido 
al insistir en las emociones. “Este 
instituto es un centro de difícil de-
sempeño. Se trabaja la educación 
emocional en las aulas y los hábitos 
de vida saludable. No tenemos 
asignaturas, como tales, de salud 
mental, pero se trabajan emociones 
desde el departamento de orienta-
ción y con diversos talleres de en-
tidades colaboradoras. Los hábitos 
de vida saludable también trabajan 
temas relacionados con emociones, 
ya que influyen para mejorar el 
comportamiento, controlar las 
emociones y los impulsos. Tene-
mos dos materias de salud que se 
imparten en libre disposición, una 
es huerto y otra es magic words, 
que trabaja la salud y el deporte. 
También estamos en contacto con 
personal sanitario del centro de 
salud que colabora en cualquier 
tema médico que surja. Considera-
mos estas materias importantes, 
para educar en buenos hábitos y 
comportamientos”, comenta la di-
rectora del instituto. 
 
 Además, al querer contactar con 
un orientador que sí que le diese 
importancia a sus alumnos y tu-
viese un sistema de prevención de 
problemas mentales aplicable al 
instituto, Ismael Carrera, del IES 
Antonio De Ulloa en La Rinconada 
(Sevilla), contó cómo trabajaba 
dándole peso a la educación emo-
cional en cada uno de sus alumnos. 
Explica que los orientadores no tra-
tan la ansiedad como patología, 
pero sí que la abordan como mani-
festación de las emociones tanto en 
el desarrollo del Plan de Orienta-
ción y Acción Tutorial (POAT) 
como en materias como Educación 
Emocional.Cuando tienen sospe-
cha de patología lo derivan a los 
Servicios Sanitarios a través de su 
familia. 
 
 En el IES donde trabaja Ismael, 
los profesores que han querido han 
participado en un taller de Forma-
ción en Centro organizada por su 
 
 
“LOS CENTROS QUE 
APOYAN ESTE TIPO DE 
FORMACIÓN HAN 
MEJORADO LA 
CONVIVENCIA Y 
LA RELACIÓN ENTRE 
PROFESORES Y 
ALUMNOS.” 
 
- FÁTIMA SÁNCHEZ - 
 
Departamento de Orientación y el 
CEP de Sevilla. Además su forma-
ción es la de maestro, licenciado en 
pedagogía y licenciado en psicolo-
gía, por lo que conoce el valor que 
tiene para los alumnos trabajar de 
esta manera. En su rol como orien-
tador intenta intervenir con el 
alumnado, profesorado, equipo di-
rectivo y las familias. Va desde el 
ámbito preventivo (formación, ac-
ción tutorial, detección de situacio-
nes generadoras de alteraciones 
emocionales, etc) hasta el ámbito 
de diagnóstico y coordinación-de-
rivación con Servicios Especializa-
dos de Salud, UTS… Ismael 
también se reúne con el profeso-
rado tutor para planificar, desarro-
llar y evaluar e incluso con el 
Coordinador de Convivencia, res-
ponsable de Salud en el Programa 
Forma Joven. 
 
 
 Desde su IES estos problemas se 
abordan en función de los recursos 
que tienen, tanto del profesorado 
como de ayudas externas. Eviden-
temente explica que se podría me-
jorar incorporando la educación 
emocional como asignatura obliga-
toria para todos, formando a todo el 
profesorado, tanto en su formación 
inicial como continua, como a tra-
vés de la reducción de ratio y dis-
posición de espacios adecuados 
para realizar técnicas grupales, ya 
que con grupos de 25 ó 30 alumnos 
y en una clase con mesas y sillas, 
no se puede desarrollar con efica-
cia. 
 Después de todo este recorrido 
por la educación emocional se han 
podido comprobar los beneficios 
que aportaría a una mejor educa-
ción para los adolescentes, una 
mejor gestión de las emociones y 
así una mayor prevención de tras-
tornos como la ansiedad. Aparte de 
estos ejemplos, se quieren dar indi-
caciones, soluciones o medidas con 
las que se podría ir incluyendo 
13
estas dinámicas en los institutos. 
Vivian García, profesional en Nas-
cia (centro de bienestar), considera 
que “si nos referimos a niños y 
adolescentes, deberíamos tener una 
materia como en muchos países tie-
nen actualmente llamada SALUD. 
En muchos currículos la incluyen 
en la asignatura de Educación Fí-
sica (PHE= Educación Física y 
Salud, yo actualmente la estoy im-
partiendo aquí en Vietnam), en 
otros como parte de la asignatura 
de Ciencia o Biología. Si nos cen-
tramos más en adultos, ofrecer cur-
sos de formación a los empleados 
y directivos para que tengan con-
ciencia de ello sería lo ideal. En 
muchos países ofrecer cursos de 
formación a los empleados en este 
tema es obligatorio, en España to-
davía por desgracia estamos a años 
luz de eso y no se da la importancia 
que realmente tiene, por ello de que 
nuestro país tenga ese número tan 
elevado de bajas, y un porcentaje 
de ausentismo laboral enorme.” 
 
 Frente al nuevo gobierno y las 
medidas que podrían tomar frente 
a la educación el COPOE da su vi-
sión sobre lo que se podría hacer. 
“Pensamos que con la nueva ley de 
educación se le va a dar mucho más 
peso a la emocional, pero aun así 
queda muchísimo trabajo por hacer. 
Una de las reivindicaciones de 
COPOE es que no hay un espacio 
de tutoría lectiva para las etapas de 
educación primaria, ni para la FP, 
ni para el bachillerato, por lo que 
entonces lo que no tiene espacio en 
el horario, no se va a trabajar. Si no 
hay un espacio dedicado y un 
tiempo dedicado a trabajar este tipo 
de temas, la práctica no se va a 
hacer, así que es necesario que haya 
una tutoría. Sería ideal una hora de 
tutoría a la semana en bachillerato, 
en educación primaria y secundaria 
y en formación profesional, espe-
cialmente de grado medio, porque 
es imprescindible que se trabaje en 
estos temas y tiene que haber un es-
pacio en tiempo a la semana para 
que se dediquen estas cuestiones en 
exclusiva.” 
 
 Adela Verderas explica que ya sea 
de manera curricular o transversal, 
las instituciones educativas podrían 
apoyar la implantación de progra-
mas de educación emocional. Para 
ello son muy valiosas las actuacio-
nes legislativas con este fin, como 
el caso de la Comunidad Canaria 
que mediante el Decreto 89/2014 
incorpora la asignatura “Educación 
emocional y creatividad” o el caso 
de Castilla-La Mancha, que me-
diante el Decreto 88/2009, intro-
dujo la competencia emocional en 
las primeras etapas educativas. 
“Grandes referentes en educación 
emocional vienen refiriéndose a 
que “la familia es la primera es-
cuela de las emociones”. Por tanto 
es prioritaria la formación de los 
adultos en competencias emociona-
les, principalmente de las figuras 
de apego, ya que los niños apren-
den por imitación, como dice la 
gran experta Mar Romera: “los 
niños no aprenden lo que les deci-
mos, nos aprenden a nosotros”. Las 
familias, a través de las AMPAS u 
otras asociaciones de familia, reca-
barían información sobre cursos, 
talleres, formación en general en 
este tipo de competencias. Los 
adultos somos modelo de compor-
tamiento de los niños y adolescen-
tes.” 
 
 La educación sobre las emociones 
y la cognición, sobre cómo fun-
ciona la mente y el sistema ner-
vioso, su continuidad con el 
cuerpo... debería ser materia obli-
(Fachada del IES Antonio de Ulloa)
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gatoria en el currículum escolar. 
Una precoz formación en quiénes 
somos y cómo podemos regular-
nos, relacionarnos con los demás y 
el mundo, adaptarnos, transformar 
o aceptar las realidades cambiantes 
de la vida y a nosotros mismos re-
dundaría en una mejor salud mental 
en el futuro y un mayor bienestar 
psicológico. Como se ha explicado, 
sigue dándose más importancia a la 
formación cognitiva, aunque cada 
vez se extiende más la implanta-
ción de programas de educación 
emocional en los centros educati-
vos que complementan la forma-
ción académica, siendo ambos 
desarrollos, emocional y cognitivo, 
esenciales al objeto de desarrollar 
la personalidad integral del indivi-
duo. Es necesario que las institu-
ciones públicas tengan una 
implicación efectiva en la difusión 
de programas de educación emo-
cional dirigidas a los centros edu-
cativos, previa la necesaria 
formación del profesorado. 
 
4. Cabida de la ansiedad 
en la sanidad pública 
 
No solo hay una invisibilización de 
la ansiedad de los adolescentes en 
la sociedad y en las escuelas, sino 
que este trastorno no tiene la sufi-
ciente cobertura en la sanidad pú-
blica española. A lo largo de todas 
las entrevistas este ha sido un tema 
tratado, llegando todas a la conclu-
sión de que no hay suficientes re-
cursos para tratar la ansiedad y que 
no se le da tanta importancia como 
a una urgencia física. Los tratados 
con ansiedad coinciden en la falta 
de personal o el “pasotismo” ante 
este trastorno. 
 
 María Franco cree que no hay re-
cursos suficientes, y que muchas 
veces se opta por la medicación de 
forma muy precipitada sin evaluar 
lo suficiente el efecto que puede 
tener una terapia psicológica efec-
tiva. El problema es que para que 
estas terapias sean efectivas debe 
haber más profesionales que las lle-
ven a cabo en la sanidad pública, ya 
que muchas veces al haber escasez 
de personal las citas para terapia 
están muy distanciadas en el 
tiempo y son menos efectivas, por 
lo que quizás la solución sería más 
personal en este sector, ya que unas 
terapias tan distantes no suelen 
acompañar a una evolución eficaz 
del trastorno. Así lo expresa tam-
bién Ignacio Garrido, que al pre-
guntarle sobre este tema opina que 
“la sanidad pública es una parte 
muy minoritaria y con muy poca 
presencia, no digo que mala, pero 
con muy pocos recursos con lo cual 
al final hay que acudir a lo privado, 
que no es barato precisamente, para 
poder tener una buena atención y 
resultados.” 
 
 El Consejo Oficial de Psicología 
lanzó un comunicadopara poner de 
manifiesto la necesidad de psicólo-
gos en la sanidad pública española. 
“La atención primaria soporta más 
del 50% de la carga asistencial que 
suponen los trastornos mentales 
para el sistema sanitario. De entre 
estos, los trastornos de ansiedad, 
las depresiones y las somatizacio-
nes son los trastornos más preva-
lentes, con un 49,2% de probables 
trastornos de ansiedad, depresión o 
somatizaciones detectados y un 
31,2% de trastornos mentales diag-
nosticados en el último año en las 
consultas de AP. Dos de cada tres 
pacientes con trastornos de ansie-
dad o depresión son tratados por su 
médico de Atención Primaria, esen-
cialmente con fármacos, con una 
baja tasa de remisión y frecuentes 
recaídas. Por su alta prevalencia, 
generan los mayores costes y carga 
entre los trastornos mentales (el 
50% del total). Su naturaleza biop-
sicosocial, permite entenderlos y 
tratarlos desde un enfoque emocio-
nal, con técnicas psicológicas cog-
nitivo-conductuales que han de-
mostrado ser eficaces, como se ha 
visto en la iniciativa británica “Me-
jora del Acceso al Tratamiento Psi-
cológico” (IAPT), que ha llevado 
con éxito este tratamiento a grandes 
capas de la población a través de 
Atención Primaria, lo que supone 
una mejora del sistema y un ahorro 
de costes. Sin embargo, en nuestro 
país, dichos trastornos son tratados 
en su gran mayoría con psicofár-
macos, a pesar de la evidencia, oca-
sionan un gran impacto a nivel 
clínico, debido a la cronicidad y co-
morbilidad del proceso y la disca-
pacidad asociada, así como al alto 
coste económico que todo ello ge-
nera (2,2% del PIB).” 
 
 
 
“DOS DE CADA TRES 
PACIENTES CON 
TRASTORNOS DE ANSIEDAD O 
DEPRESIÓN SON TRATADOS 
POR SU MÉDICO DE 
ATENCIÓN PRIMARIA, 
ESENCIALMENTE CON 
FÁRMACOS, CON UNA BAJA 
TASA DE REMISIÓN Y 
FRECUENTES RECAÍDAS.” 
 
- CONSEJO OFICIAL DE 
PSICOLOGÍA -
 El COP lo explica de forma clara, 
“esto es debido, fundamental-
mente, a la ausencia de la aplica-
ción de los tratamientos basados en 
la evidencia, recomendados para 
estos trastornos por las guías de 
práctica clínica en el nivel asisten-
cial donde con más frecuencia son 
detectados, la AP. Si el tratamiento 
habitual de AP genera una baja tasa 
de remisión de los trastornos men-
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tales comunes, -que están aumen-
tando en todo el mundo, y suponen 
ya una carga importante para las 
economías occidentales, que está 
aumentando a lo largo del tiempo-, 
la OMS insiste en la necesidad de 
cambiar el modelo de tratamiento 
de los trastornos de ansiedad y la 
depresión (primera causa de años 
vividos con discapacidad ya en el 
año 2015 y fuertemente asociada 
con el suicidio), además de favore-
cer su accesibilidad.” 
 
 Por todo ello, el COP propone la 
inclusión de la figura del psicólogo 
clínico en AP en todas las Comuni-
dades Autónomas, con el objetivo 
de tratar los trastornos mentales co-
munes con las técnicas que son más 
eficaces y además presenten las 
mejores relaciones de coste-efica-
cia y coste-utilidad. Es una cues-
tión de equidad, uno de los 
principios básicos de nuestra sani-
dad pública. Además, este cambio 
supondrá una mejora del sistema de 
Atención Primaria que es el que so-
porta la mayor parte de esta carga, 
reduciendo la hiperfrecuentación 
de estos pacientes, y una mejora de 
la relación coste-eficacia y coste-
utilidad en el tratamiento de estos 
problemas. 
 
 Con este comunicado se intenta 
demostrar los beneficios de tener a 
psicólogos en atención primaria, 
además de los beneficios económi-
cos, los trastornos mentales serían 
mucho mejor tratados, ya que la 
simple terapia a base de medica-
mentos, no es lo más efectivo. Qui-
zás ahí reside el problema, en que 
la sanidad pública funciona con lo 
que se tiene y se vale, es decir, el 
primer filtro que se tiene es la sani-
dad pública, al primer personal que 
se acude generalmente es al médico 
de cabecera y el médico cabecera 
funciona con lo que tiene a su al-
cance. Tiene la potestad de dictar 
un ansiolítico o un antidepresivo y 
le hablo en consulta pues, ¿por qué 
no vamos a recurrir a una ayuda? 
Pero que se esté abordando direc-
tamente con pastillas es problemá-
tico, porque estamos 
conceptualizando mal el problema 
y estamos trasladando una mala 
conceptualización del problema al 
paciente. Estamos haciendo ver que 
lo que le pasa es una enfermedad y 
que se trata tomando pastillas, no 
estamos explicando qué es la ansie-
dad, no estamos explicando que es 
algo que se puede amortiguar con 
en muchas ocasiones lo que ocurre, 
es que al final la gente se limita al 
tratamiento, a la faceta estricta-
mente farmacológica que es en 
todo caso un recurso con el que no 
se trata de prescindir de él, ya que 
es algo que puede ser muy útil lle-
gado el caso, pero que sea el trata-
miento de elección al principio sí 
es problemático. 
 
 Al hilo de esto, el psicólogo Óscar 
Pérez apunta que “esto es algo que 
sí que puede ser recomendado por 
un psicólogo, o sea si yo estoy de-
lante de una persona que veo que 
no es capaz ni siquiera de poner en 
práctica las pautas que yo le doy en 
consulta porque tiene un nivel 
basal de activación tan alto que es 
que ni siquiera me entiende cuando 
 
 
“NO SE TRATA DE DAR UN 
BÁLSAMO PARA QUE ESO 
SE ALIVIE, DE LO QUE SE 
TRATA ES DE PREVENIR 
CUÁLES SON LOS LOS 
DESENCADENANTES DE 
ESA ANSIEDAD Y AHÍ ES 
DONDE TRABAJA EL 
PSICÓLOGO.” 
 
- ÓSCAR PÉREZ - 
técnicas del control de la activa-
ción. No se trata de dar un bálsamo 
para que eso se alivie, de lo que se 
trata es de prevenir cuáles son los 
los desencadenantes de esa ansie-
dad y ahí es donde trabaja el psicó-
logo. Puede ser que haya un estilo 
de pensamiento que esté afectando 
a que se den esos ataques, puede 
ser que haya un nivel de actividad 
en la persona que sea lo que esté fa-
cilitando que se de la ansiedad, al-
guna persona que tiene una 
exigencia laboral muy alta.” 
 
 Después de las declaraciones de 
este psicólogo, se puede apreciar 
que en la sanidad no hay la sufi-
ciente presencia de psicólogos. Sí 
que existen psiquiatras pero al final 
lo que abordan es más bien el tra-
tamiento ya que es el especialista 
en el tratamiento farmacológico. 
Esta es una función que están cum-
pliendo los médicos, ocurriendo 
muy a menudo, ya que por unas 
cuestiones logísticas, son los médi-
cos de cabecera los que están ya 
prescribiendo estos fármacos y no 
derivan a psiquiatras, salvo en 
casos que vean muy crudos. Y con 
los psicólogos la oferta y la de-
manda es desmesurada, por lo que 
está bastante desatendida la aten-
ción psicológica. 
 
 Por otro lado, bastantes son las in-
vestigaciones donde la cabida de la 
inteligencia emocional ayudaría a 
una mejor relación y desarrollo de 
la sanidad pública. “Parece que una 
vez un periodista entrevistando a 
Gregorio Marañón, a la pregunta de 
-“¿cuál sería el aparato que más ha 
hecho evolucionar la Medicina?” -
contestó: “la silla”. Pues bien, es-
cucha activa, empatía, 
comunicación verbal y no verbal 
apropiada, forman parte de la edu-
cación emocional, de ahí que se 
propugne su mayor difusión e im-
plantación. Investigadores como 
Fernández Berrocal apuntan los 
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campos de la Medicina en los cua-
les podría ser útil la inteligencia 
emocional, como son la relación 
médico-paciente y el nivel de im-
plicación y satisfacción del propio 
profesional. Para ello, Adela Verde-
ras explica que sería necesario, al 
igual que ocurre con el profesorado 
en su ámbito, replantear los requi-
sitos y competencias exigibles a 
estos profesionales e inevitable-
mente que la adquisición, práctica 
y entrenamiento de las competen-
cias emocionales sea previo a la in-
corporación al mundo laboral. De 
esta forma los beneficios de la 
práctica de las competencias emo-
cionales podrían estar presentes en 
el ámbito sanitario, con doble be-
neficio: para el paciente y para el 
profesional sanitario.” 
 
 En conclusión, no hay una cober-
tura en la sanidad pública para la 
ansiedad porque nose ha tenido la 
suficiente implicación con estos 
problemas mentales, para la impor-
tancia de ellos no se da en la prác-
tica una cobertura y medidas 
suficientes. No se ha contado como 
si fuera un tema importante, ni si-
quiera la salud mental ya que siem-
pre lo físico ha tenido una 
preponderación sobre lo psíquico. 
 
5. Invisibilización y medi-
das para informar sobre 
la ansiedad 
 
La salud mental siempre ha sido y 
sigue siendo un tema tabú, y no 
mucha gente conoce realmente los 
síntomas de la ansiedad y cómo se 
puede sentir la persona que los 
sufre, especialmente pasa con los 
jóvenes, quienes cuando sufren an-
siedad no se les toma muy en serio 
y es muy habitual el discurso de 
que son "cosas de la edad". Si hu-
biese una mayor conciencia sobre 
lo que sufre realmente una persona 
con ansiedad no se trataría el tema 
tan a la ligera y habría más recursos 
para ayudar a personas que lo pa-
decen. Ha avanzado mucho la 
"aceptación" por parte de la socie-
dad de la ansiedad, así como de 
todo lo relativo a la salud mental, 
pero todavía sigue existiendo este 
tabú, al no poder medir físicamente 
estas "enfermedades" no físicas y 
por lo tanto no creer que sean reales 
sino inventadas para conseguir un 
beneficio personal. 
 
 Como se lleva diciendo a lo largo 
del reportaje, no se da la visibilidad 
que este problema mental merece, 
sobre todo por parte de aquella po-
blación con una edad más avanzada 
a la adolescencia que piensan que 
“son problemas de adolescentes 
que todo el mundo ha vivido en 
algún momento”, sin entender que 
en muchas ocasiones, no se queda 
en un problema juvenil y que re-
quiere ayuda psicológica como 
pueden ser los casos de bullying, 
trastornos alimenticios… Aunque 
como ya se ha comentado varias 
veces, la principal solución y pre-
vención es la educación de valores. 
 
 
 La prevalencia de este trastorno en la adolescencia es especialmente 
preocupante puesto que es todavía 
un periodo en el que el sistema ner-
vioso está en formación y la vulne-
rabilidad es mayor. Quizás podría 
ocurrir que se ha enseñado al ado-
lescente a ocultar sentimientos, 
emociones o problemas a los adul-
tos, ya sea a familia, profesores o 
médicos. En todo caso, el trastorno 
mental en general adolece aún de 
problemas de estigmatización en la 
sociedad y en todas las edades, por 
lo que mucha gente aquejada de 
ellos los disimula o minimiza. Es-
pecialmente grave es la elevada 
tasa de suicidios en esta franja de 
edad, relacionada en muchos casos 
con ansiedad y depresión, que hace 
que sea el suicidio la segunda causa 
de muerte en jóvenes. 
 
 Como medidas para conocer más 
la ansiedad lo primero sería la for-
mación en escuelas. Al respecto, el 
psicólogo Oscar Pérez hace una 
comparación bastante interesante: 
“por ejemplo, cuando hay un cán-
cer, da exactamente igual el cono-
cimiento que tenga esa persona 
sobre lo que es una metástasis, 
sobre lo que es una célula tumoral, 
etcétera, mientras se ponga en las 
manos adecuadas. El caso que te 
puedo poner más ilustrativo de esto 
es un niño, en las plantas de onco-
logía infantil los casos salen ade-
lante independientemente de que 
los niños tengan idea de qué es lo 
que les está pasando, porque están 
en manos de un profesional que al 
final nos puede dar el tratamiento 
pertinente. Pero cuando hablamos 
de ansiedad hablamos de otra cosa, 
se está hablando de algo que para 
empezar no es una enfermedad pro-
piamente dicha, sí que es algo que 
puede convertirse en un trastorno 
incapacitante pero no es lo mismo, 
y la información al respecto sí que 
es determinante. Si a mí lo que me 
está ocurriendo es que me está la-
tiendo el corazón a mil por hora, no 
sé lo que puedo llegar a pensar. 
Puedo pensar que me está dando un 
infarto, puedo llegar a pensar que 
esto va acabar con mi vida, por lo 
que es muy necesaria la informa-
ción. Yo creo que esto en concreto, 
por la particularidad que tiene la 
ansiedad, sí que sería necesario dar 
información al respecto.” 
 
 Mejorar la psicoeducación en los 
distintos niveles educativos y me-
jorar la atención ante los primeros 
síntomas con más recursos en la 
atención primaria y la psicología 
clínica serían las claves para cono-
cer lo mejor posible la ansiedad y 
darle el peso que tiene. Hay que 
trabajar la educación emocional y 
hay que hacer sensible a toda la po-
blación de que tan importante 
17
cómo saber tener un título acadé-
mico es tener la gestión de las emo-
ciones de tu propia vida para sentirte 
bien y hacer sentir bien a lo que te 
rodean, ya que es clave para el bie-
nestar y para la felicidad del ser hu-
mano. Otra buena forma de dar 
visibilidad a este problema es 
creando programas de televisión, ca-
nales de Youtube de manera profe-
sional… Y dándoles la visibilidad 
que merecen para que se hagan vira-
les entre los jóvenes para que conoz-
can y se informen, de manera 
correcta y en manos de profesiona-
les, la importancia que esta enferme-
dad tiene. 
 
 Por otro lado, las instituciones sa-
nitarias podrían crear grupos cerca-
nos que traten e informen de manera 
directa a esta población mediante 
reuniones y consejos. Así consegui-
rían mostrar a los jóvenes la impor-
tancia de ponerse en manos de un 
profesional cuando este problema 
llega a sus vidas para no agravarlo, 
la importancia de recibir una buena 
educación en valores y la importan-
cia de aprender a escuchar, a saber 
controlar las emociones y saber ex-
presarse mejor en todo momento. Se 
haría una gran labor con campañas 
en redes sociales, en centros de 
salud, en colegios e institutos, en 
asociaciones, en prensa y televisión, 
guías gratuitas sobre psicoeducación 
para que las personas las puedan 
descargar y leer o incluso impresas. 
Se podría crear un equipo específico 
para todo esto dentro del ministerio 
de Sanidad, por ejemplo. Pero sin 
duda una de las bases es mejorar los 
recursos asistenciales del Sistema 
Nacional de Salud mediante el au-
mento de las plazas de Psicólogo In-
terno Residente (PIR) a nivel 
nacional. 
 
 Cabe mencionar que el papel de los 
amigos y familia, es decir, el en-
torno, es algo crucial para el desarro-
llo de las emociones. La 
comprensión de estos es clave para 
crear un clima cómodo para visibi-
lizar y naturalizar este problema. 
La familia y amigos tienen que 
tener comprensión y empatía. Algo 
a lo que se enfrentan las personas 
que pasan por ansiedad que lo 
agrava todavía más es el que ni si-
quiera se entienda lo que les está 
pasando o que se considere una 
tontería. Aunque se hable de que no 
es una enfermedad, no se está di-
ciendo que no sea grave ya que 
puede llegar a ser muy incapaci-
tante. Hay que enseñar que hay 
problemas de ansiedad y en este 
sentido el entorno debe apoyar y 
escuchar, aunque no deben tam-
poco asumir el rol de un psicólogo, 
por lo que deberían de tratar de 
ayudar pero si ven que esa ayuda 
no es efectiva, llega el momento de 
ponerlo en manos de un profesio-
nal. 
 
 Aquí reside otro de los problemas, 
acudir a un psicólogo. Por suerte 
cada vez es más común y se norma-
liza más, pero sigue habiendo tabús 
respecto a la figura de este profe-
sional, como cuenta el psicólogo 
David Gómez: “Afortunadamente 
la concepción que tiene la sociedad 
sobre la psicología y los psicólogos 
ha evolucionado favorablemente 
hacia la comprensión de qué es lo 
que hacemos y todo lo que pode-
mos aportarle al ser humano. Es 
cierto que actualmente está bas-
tante normalizado el acudir al psi-
cólogo, si bien su aceptación no es 
total. Me sigo encontrando casos de 
personas que tienen que venir obli-
gadas a consulta, de verbalizacio-
nes tipo “pero si no estoy loco” y 
una muy común, que es venir a 
consulta como último recurso, 
cuando ya no puedo más o cuando 
solo me queda quemar el último 
cartucho. Y esto ocurre tanto de 
manera individual como en terapia 
de pareja. Pero como digo, y me 
gustaría recalcarlo, la tendencia 
está cambiando cada vez más de-
prisa. Esto sucede porque nuestro 
desempeñoes cada vez más visible, 
las redes sociales están contribu-
yendo a ello pues son un escaparate 
(David Gómez, psicólogo)
18 
donde podemos divulgar nuestro 
trabajo para hacerlo llegar a la po-
blación general y están surgiendo 
voces de personas famosas que lle-
gan a millones de personas donde 
expresan que tienen un psicólogo 
de cabecera.” Ante esto, es necesa-
rio normalizar la figura del psicó-
logo, hacer algo natural que se 
acuda a terapia cuando se tiene 
algún problema, al igual que se va 
al médico de cabecera si se tiene un 
dolor físico o un resfriado. 
 
 Los medios de comunicación tam-
bién juegan un papel fundamental 
para hacer esto posible, ya que no 
informan suficiente pero justa-
mente en estos días se está viendo 
la importancia que tiene que los 
que hablen en los medios de comu-
nicación sean expertos y no perso-
nas que aprovechan cualquier cosa 
en cualquier medio para hablar con 
desconocimiento, pues lo mismo 
pasaría con la ansiedad o los pro-
blemas mentales. Cabría pregun-
tarse en qué medida los medios de 
comunicación están contribuyendo 
a favorecer una sociedad más inte-
ligente emocionalmente. Si las pa-
labras activan emociones y éstas 
generan comportamientos, sería de-
seable que este proceso, que se ini-
cia desde los medios, contribuyera 
en mayor medida a crear un clima 
emocional más propicio al desarro-
llo integral del individuo, ya que 
quizá en la actual sociedad de la in-
formación predominen ciertas 
emociones negativas sobre las po-
sitivas. Una forma en que los me-
dios de comunicación podrían 
participar y colaborar en la difusión 
y aprendizaje de la educación emo-
cional sería poniendo a disposición 
de la sociedad más recursos infor-
mativos y educativos, mediante 
programas televisivos, entrevistas 
a expertos, vídeos en las redes so-
ciales e incluso dedicando espacios 
para el desarrollo de programas de 
educación emocional dirigido a las 
familias y profesorado. 
 
 En conclusión, todavía no hay una 
concienciación ni sensibilización 
de la sociedad con este tema, que a 
pesar de ser de gravedad para los 
adolescentes y otras edades, no se 
tiene como algo importante. Por lo 
que también hay una desatención 
psicológica en la sanidad pública, 
no hay recursos suficientes, y mu-
chas veces se opta por la medica-
ción de forma muy precipitada sin 
evaluar lo suficiente el efecto que 
puede tener una terapia psicológica 
efectiva. 
 
 Como solución, se necesitan me-
didas por parte de las instituciones 
y campañas de sensibilización, ade-
más de una sociedad que quite el 
estigma a los problemas mentales. 
19
(Ilustración de Verne)

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