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TRABAJO FIN DE GRADO GRADO EN PERIODISMO PROMOCIÓN 2016/2020 “LA ANSIEDAD EN LOS ADOLESCENTES Y CÓMO AYUDARÍA LA EDUCACIÓN EMOCIONAL” Reportaje sobre la necesidad de una visibilización de la ansiedad y las emociones Autora: Alma Cremades Martínez Tutores: María de los Ángeles Alonso González y Daniel Moya López “LA ANSIEDAD EN LOS ADOLESCENTES Y CÓMO AYUDARÍA LA EDUCACIÓN EMOCIONAL” La ansiedad es un trastorno que no produce solo nervios o alteración, como mucha de la población cree que ocurre, por lo que hay mucha desinformación sobre lo que conlleva en la vida diaria de una persona. (Ilustración de Verne) En la adolescencia este trastorno puede aflorar, iniciándose aquí un problema con el que se tendrá que convivir muchos años más, por lo que es de vital importancia prevenir este trastorno en los adolescentes, de las siguientes formas que se verán a lo largo del reportaje. 1. Conocer más la ansiedad Para entender la dimensión médica de este trastorno, se recurre al tra- bajo de M.J. Mardomingo Sanz, presidenta de la Asociación Espa- ñola de Psiquiatría Infanto - Juvenil. “Los trastornos de ansiedad son la patología psiquiátrica con tasas más altas de prevalencia en los adoles- centes, afectando al 9-21% de la po- blación general. El miedo y la ansiedad son reacciones normales de defensa ante el estrés ambiental; no obstante, cuando esa reacción es desproporcionada en intensidad y en frecuencia, limitando la actividad diaria del sujeto, se convierte en un trastorno psiquiátrico. Las reaccio- nes de miedo y ansiedad son reac- ciones fisiológicas de defensa ante males y peligros potenciales, sirven para que el individuo se ponga en estado de alerta ante posibles ame- nazas y, sin duda, han sido impres- cindibles para la supervivencia de la especie humana. La ansiedad fisio- lógica se pone en marcha ante un peligro inmediato y tiene un carácter adaptativo; su finalidad última es salvaguardar la integridad del indi- viduo. La ansiedad patológica, por el contrario, se desencadena sin que exista una circunstancia ambiental que la justifique o, existiendo esa circunstancia, su intensidad y fre- cuencia son desproporcionadas. En la vertiente motriz, la ansiedad se manifiesta en inquietud, desaso- siego, temblor e imposibilidad de permanecer sentado. Otras veces, aunque más raramente, se traduce en inhibición motriz, con dificultad del adolescente para hablar o mo- verse. Los síntomas somáticos de la ansiedad pueden afectar práctica- mente a todos los órganos y siste- mas, desde el sistema cardiovascular al respiratorio, diges- tivo, piel, endocrino y neurovegeta- tivo. La frecuencia cardíaca se acelera, disminuye el flujo sanguíneo perifé- rico, se producen modifcaciones en el electroencefalograma, y aparece sudoración, palidez y temblor. Las manifestaciones clínicas de la ansie- dad varían, además, en función de la edad y del desarrollo cognoscitivo y emocional del sujeto (Mardomingo, 1994a) (Pine y Grun, 1999). La in- quietud motriz, los trastornos del sueño, la pérdida del apetito y el llanto inmotivado, son síntomas tí- picos de los niños pequeños, a los que se añadirá más adelante la ex- presión verbal de la angustia, los miedos y temores, a medida que se desarrolle el lenguaje y la ca- pacidad para expresar emocio- nes y sentimientos.” Siguiendo con lo ya explicado, el psicólogo Óscar Pérez vuelve a mencionar que la ansiedad hay que entenderla como una res- puesta general del organismo para enfrentarnos a aquello que vemos como una amenaza. Tiene respuesta en el origen evo- lutivo, con nuestra adaptación evolutiva. En el mundo animal las dos maneras de enfrentarse a un peligro son o luchando o bien huyendo de él. Tanto para una cosa como para la otra hace falta una activación inespecífica del organismo, que los grandes gru- pos musculares se pongan en tensión, que se bombee sangre a mil por hora, taquicardias, hiper- ventilación, etc. Lo que ocurre es que muchas veces, lo que identificamos como amenaza lo gestionamos con esta reacción, que a veces nos facilita el rendir en condicio- nes y otras veces nos lo dificulta o incluso llega a convertirse en un problema. Este tipo de sinto- matología de forma descontex- tualizada puede producir una gran angustia y llegar a conver- tirse en el mismo foco de la preocupación. Al encontrarse una persona en esta situación nota que le late el corazón de- prisa, que tiene presión en el pecho o que no puede respirar bien, por lo que es la propia "an- siedad" la que se convierte en el foco de ansiedad siendo esto una pescadilla que se muerde la cola. La ansiedad o trastornos de ansie- dad, según definición de las clasi- ficaciones internacionales de patologías mentales (CIE 10 o DSM 5), tiene una alta tasa de pre- sencia en la población andaluza y española (y en el resto del mundo) y se asocia además en numerosos casos con la depresión (calficada por la OMS como la gran epidemia del siglo XXI). De hecho en Anda- lucía se abordan en un único pro- ceso asistencial llamado Ansiedad-Depresión-Somatizacio- nes. La atención de la ansiedad y de la depresión leve o moderada se lleva a cabo en la Atención Prima- ria, en los centros de salud, ya sea con intervenciones psicopedadógi- caso psicosociales de baja intensi- dad o con farmacología si es necesario. Cuando es más grave o reiterada es tratada en las Unidades 2 de Salud Mental Comunitaria por psiquiatras, psicología clínica o en- fermería especializada en salud mental. 2. Ansiedad en los adolecentes La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) ha elaborado uno de los informes más completos sobre salud mental de los jóvenes, el Barómetro juvenil de vida y salud de 2017, una encuesta a (Óscar Pérez, psicólogo) 1.200 personas de entre 15 y 29 años. El Barómetro de la FAD agrupa juntas a ansiedad, pánicos y fobias. El porcentaje de personas de entre 15 y 29 años que sufren an- siedad, pánicos o fobias, según este estudio, es el 11% del total de la po- blación en esa franja de edad. En España, 2 millones de jóvenes de 15 a 29 años (30%) han sufrido síntomas de tras- torno mental en el último año. De todos los y las jóvenes que notaron síntomas de trastorno, solo la mitad solicitó asistencia. Quienes sí la so- licitaron acudieron mayoritaria- mente al psicólogo (29%); al médico de cabecera (20.4%); o al psiquiatra (13.6%). “EN ESPAÑA, 2 MILLONES DE JÓVENES DE 15 A 29 AÑOS (30%) HAN SUFRIDO SÍNTOMAS DE TRASTORNO MENTAL EN EL ÚLTIMO AÑO.” - FUNDACIÓN DE AYUDA CONTRA LA DROGADICCIÓN (FAD) - Naciones Unidas sobre los Dere- chos del Niño y otros instrumentos de derechos humanos. Sobre las causas por las que un adolescente podría tener ansiedad, este organismo explica que “cuan- tos más sean los factores de riesgo a los que están expuestos los ado- lescentes, mayores serán los efec- tos que puedan tener para su salud mental. Algunos factores que pue- den contribuir al estrés durante la adolescencia son el deseo de una mayor autonomía, la presión para amoldarse a los compañeros, la ex- ploración de la identidad sexual y un mayor acceso y uso de la tecno- logía. La influencia de los medios de comunicación y la imposición de normas de género pueden exa- cerbar la discrepancia entre la reali- dad que vive el adolescente y sus percepciones o aspiraciones de cara al futuro. Otros determinantes im- portantes de la salud mental de los adolescentes son la calidad de su vida doméstica y las relaciones con sus compañeros. La violencia (en particular los malos tratos y la inti- midación) y los problemas socioe- conómicos constituyen riesgos reconocidos para la salud mental. Los niños y los adolescentes son especialmente vulnerables a la vio- lencia sexual, que tiene claros efec- tos perjudiciales sobre la salud mental.” Junto con esto cabe destacar el riesgo que sufrenlas personas que son estigmatizadas, “diferentes”, de una minoría o un lugar menos visi- ble. Esto hace que la posibilidad de sufrir bullying o presiones sea mayor y puede derivar a este tras- torno. Es muy importante mencio- nar que el entorno donde se encuentren es esencial, ya que para sentir la comodidad para contar cómo se sienten y explicar sus pro- blemas se tienen que sentir refugia- dos en un buen ambiente, por lo Además, según la OMS, una de cada seis personas tiene entre 10 y 19 años de edad, siendo este el ba remo del adolescente. Los trastor- nos mentales representan el 16% de la carga mundial de enfermedades y lesiones en las personas de eda- des comprendidas entre 10 y 19 años. La mitad de los trastornos mentales comienzan a los 14 años o antes, pero en la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan. Por lo que, no abordar los trastor- nos mentales de los adolescentes tiene consecuencias que se extien- den hasta la edad adulta, y que afectan tanto a la salud física como a la mental y limitan las oportuni dades de llevar una vida adulta sa- tisfactoria. Es crucial abordar las necesidades de los adolescentes que padecen trastornos de salud mental definidos. En el caso de los adolescentes es clave evitar la ins- titucionalización y la medicaliza- ción excesiva, priorizar los enfoques no farmacológicos y res- petar los derechos de los niños re- cogidos en la Convención de las 3 (Barómetro juvenil de vida y salud de la FAD) Un estudio de 2017 de la Royal Society of Public Health del Reino Unido y la Universidad de Cam- bridge analizó el efecto del uso ex- cesivo de redes sociales en la salud mental de personas de entre 14 y 24 años. "Los jóvenes que pasan más de dos horas al día en redes sociales como Facebook, Twitter o Ins- tagram son más propensos a sufrir problemas de salud mental, sobre todo angustia y síntomas de ansie- dad y depresión", indica el estudio. "Ser un adolescente es ya suficien- temente difícil, pero las presiones a las que se enfrentan online los jó- venes son sin duda únicas para esta generación digital. Es de vital im- portancia que intervengamos po- niendo medidas preventivas", aseguran las autoras del estudio. Lo cierto es que la incidencia y prevalencia en población infanto- juvenil va en aumento. Si se sobre- carga a los adolescentes con multitud de deberes y extraescola- res, las redes sociales cogen más peso en la sociedad, más todas las causas antes mencionadas, la con- secuencia más normal es que ten- gan ansiedad. dad. Muchas veces los jóvenes ven imágenes en redes sociales que pueden provocar comparaciones, baja autoestima y búsqueda de per- feccionismo, lo que influye negati- vamente en la salud mental. Es cierto que en ocasiones las redes sociales son escenario de conductas no deseadas como impulsividad, inmediatez, ira, agresividad o vio- lencia, entre otras. Pero podrían convertirse en una oportunidad para entrenar las propias competen- cias emocionales, previo su apren- dizaje. El profesor de la Universidad de Granada, Antonio Lozano, men- ciona a las redes sociales como otro de los factores que acrecientan la ansiedad en los jóvenes: “Antes también se exigía un modelo de be- lleza y un estatus social, pero no te- níamos una herramienta en nuestro bolsillo que nos lo recordaba a todas horas”. Eso sí, no cree que las redes sociales provoquen ansiedad, sino el mal uso de ellas: "No es un problema de las redes, pero su uso compulsivo puede generar ansie- dad". que sería más complicado para ellos. Tras ahondar más en las cau- sas que llevarían al adolescente a sufrir ansiedad, el psicólogo Óscar Pérez comenta que son las “propias de la edad” y de ese momento vital: el acoso escolar, agobio antes los exámenes, agobio ante el futuro: “¿qué voy a hacer con mi vida?”. Los adolescentes tienen muchas preocupaciones de este estilo. Tam- bién el compararse con los demás, lo que otros han alcanzado, otros tienen más éxito social, etc. Básicamente se puede resumir en un desajuste entre lo esperado/de- seado y la realidad. Un miedo a lo que viene. Expectativas altas o altas exigencias. Una disconformi- dad con lo que se es o lo que se tiene. Una situación de presión por las obligaciones estudiantiles, con- flictos intrafamiliares o con los compañeros y amigos. Conflictos afectivos. Una situación vivencial difícil. Un mundo acelerado y de comunicación frenética (TICs y redes sociales). Sobre estas últimas recae un peso en la importancia que tiene para los adolescentes, ya que pueden influir mucho en la ansie- 4 Para saber cómo viven los adoles- centes con este problema, Estela Gálvez, María Franco e Ignacio Garrido han contado su experiencia explicando cómo vivieron que este trastorno surgiese en la adolescen- cia. A lo largo del reportaje sus tes- timonios arrojarán luz a este problema ya que la mejor forma de conocer este trastorno es saber a fondo lo que se siente a través de alguien que lo vive. Estela Gálvez cuenta que co- menzó a sufrir ansiedad hace cua- tro años, cuando terminó una relación amorosa con una persona con la que llevaba dos. Apareció de forma repentina cuando los proble- mas e inseguridades llegaron a Es- tela a causa de las discusiones con su pareja. Al principio la ansiedad tenía un grado bajo, ya que solo llo- raba y sentía una tristeza terrible y pensaba que era solo tristeza. Pero se equivocó, algo que suele pasarle a muchas personas, ya que se puede confundir con un sentimiento de tristeza o agobio. A medida que se acercó el final de la relación con su pareja, el grado de ansiedad iba au- mentando hasta que un día se quedó sin respiración y no encon- traba consuelo en ningún apoyo. En ese momento, “mi madre tuvo que llevarme de urgencia al hos- pital ya que no conseguía cal- marme y allí me dieron una pastilla calmante que al momento hizo efecto. Desde ese día, mi an- siedad es descontrolada y desem- bocó en un trastorno alimenticio, obligándome a asistir desde en- tonces a un psicólogo para recibir su ayuda.” Aunque acuda al psicólogo y esto haya sido una gran ayuda para ella, tiene que convivir con este trastorno todos los días. “La gran mayoría de los días sufro an- siedad a pesar de acudir a un psi- cólogo una vez al mes. Este problema me hace tener gran di- ficultad para confiar en los demás e incluso en mí misma, llevando a mi mente a imaginar situaciones negativas que me hacen empeorar el estado de ansiedad. El psicó- logo me escucha y me ayuda a en- tender aquellas situaciones que me bloquean y a encontrar solu- ciones para todos aquellos proble- mas que van surgiendo a raíz de ello. También, en los primeros meses de tratamiento estuvo con- trolando mi trastorno alimenticio: dejé de comer porque una tristeza enorme me ahogaba y de pronto, podía comer cualquier cosa y en grandes cantidades. Gracias a su ayuda logré controlarlo, aunque he de admitir que hay veces que me resulta imposible, al igual que con- trolar mis emociones que salen dis- paradas a pesar de esta ansiedad.” Con las declaraciones de Estela se puede entender la importancia de acudir a un psicólogo y los benefi- cios que ello puede traer. Además, el no saber controlar la ansiedad puede derivar en trastornos como el que sufre ella, uno alimenticio. Por otro lado, María Franco cuenta que se lo diagnosticaron con 17 años pero que llevaba muchos años con síntomas. Los síntomas eran taquicardias, sensación de ahogo, hiperventilación que luego le producía dolor de cabeza, tem- blores, pensamientos obsesivos, in- 5 (María Franco, diagnosticada con ansiedad) somnio, ataques de pánico, sensa- ción de nerviosismo o terror o que- rer salir corriendo ante una situación estresante o nueva. Ade- más, como Estela, llegó a tener pro- blemas con la alimentación en situaciones en las que sentía que no tenía nada bajo control. “Llevaba años con estos síntomas (desdelos 12 ó 13) pero no sabía identificar- los como ansiedad, hasta que se agravaron mucho y me llevaron a una psicóloga y a una psiquiatra. Hace un año y medio que tengo el alta de la psiquiatra y dos de la psi- cóloga. Tomaba orfidal y fluoxe- tina (el diagnóstico era trastorno ansioso-depresivo). En mi día a día cuando una situación me parece “EL PSICÓLOGO ME AYUDA A ENTENDER AQUELLAS SITUACIONES QUE ME BLOQUEAN Y A ENCONTRAR SOLUCIONES PARA TODOS AQUELLOS PROBLEMAS QUE VAN SURGIENDO A RAÍZ DE ELLO.” - ESTELA GÁLVEZ - muy estresante tengo insomnio, ta- quicardias y problemas de concen- tración, lo cual me dificulta un poco seguir el ritmo de la universi- dad, pero por lo general ahora lo llevo bastante bien. Hace años con el tratamiento sentía además que estaba dormida y aturdida siempre, me sentía muy cansada y me cos- taba concentrarme mucho pero los ataques de ansiedad fueron dismi- nuyendo. Las sesiones con la psi- cóloga eran una vez por semana (era una clínica privada) y hablába- mos de mi entorno y las situaciones estresantes que me podía encontrar, y me enseñaba técnicas para poder controlar la situación antes de que la ansiedad fuese a peor.” Con el relato de María se vuelve a recalcar la figura de un psicólogo para aprender a sobrellevar el tras- torno, con métodos que ayudan a saber controlarla, unos métodos que no son fáciles de encontrar si no acudes a terapia. También se puede comprobar que es algo que te incapacita en tu día a día, no un brote puntual como suele pensar la sociedad. Para Ignacio Garrido la ansiedad tiene muchas formas de manifes- tarse y afecta de forma muy dife- rente a cada persona. En su caso, era un estado de activación, de alarma casi permanente que le pro- vocaba una inquietud general y un gran agotamiento tanto físico como mental. Ignacio ha estado en varios psicólogos y con varias terapias a lo largo de su vida. “Actualmente sigo en tratamiento con una psicó- loga que utiliza una corriente hu- manista con varias formas de actuar, cognitivo conductual y EMDR principalmente, también utiliza la meditación, técnicas de parada de pensamiento y de relaja- ción. Tomo medicación, un ansio- lítico que me rebaja un poco el nivel de activación. Estos casos dejan ver que el tras- torno de ansiedad va mucho más allá de lo que se puede llegar a pen- sar. La gran desinformación de la sociedad y la poca importancia que se le ha dado a las emociones y los trastornos mentales hacen que cuando aparece este problema, no sabes ni cómo gestionarlo o incluso explicarlo. 3. ¿Cómo ayudaría la educación emocional? Psicólogos y diversos organismos repiten una misma conclusión: la necesidad de una mayor educación emocional, tanto en las aulas como en la sociedad y en el presente de todas las personas, sufran o no an- siedad. El término de educación emocio- nal fue popularizado con el libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman publicado en 1995. Gole- man hizo una clasificación sobre la inteligencia emocional, comen- tando que se puede organizar en torno a cinco capacidades: conocer sentimientos y emociones propias (autoconciencia de las propias), gestionar y manejar estos senti- mientos y emociones (control de emociones), identificar y reconocer estos sentimientos, crear la propia motivación y ser capaces de moti- var a otros y gestionar las relacio- nes (ser capaces de ponerse en el lugar de otros, comprenderles y ac- tuar en consecuencia; tener habili- dades sociales para poder relacionarse adecuadamente con los demás). Como recoge la Guía Breve de educación emocional para padres y educadores de la asociación Elisa- beth d”Ornano, “ los valores diri- gen las acciones, establecen principios en los que apoyarse, que trascienden al individuo, lo sostie- nen y guían ante las dificultades. La falta de valores, o anomia según algunos sociólogos la denominan, produce conductas caóticas, egoís- tas, incoherentes, caprichosas, im- predecibles, pues hacen al individuo más dependiente de sus impulsos, sus miedos, sus instintos. Algunos pensadores modernos sos- tienen que la vida en las ciudades actuales, la prisa, la competitividad 6 extrema, el desconocimiento de los seres humanos que viven a nuestro lado, puede llevar a una desestruc- turación peligrosa del mundo de los valores en los seres humanos.” Según Goleman (1995), la alfabe- tización emocional desde las escue- las tendría los siguientes objetivos: 1. Detectar alumnos con necesida- des educativas especiales, inclu- yendo aquellos con carencias en el área emocional para ofrecerles un método de enseñanza-aprendizaje adaptado a estas características es- peciales. A esto sería interesante añadir la potenciación y refuerzo de estas habilidades en aquellos niños que sí tienen una base emo- cional ya trabajada en el ámbito fa- miliar o que presentan esas habilidades de forma innata, de ma- nera que puedan ser modelos y agentes para otros niños de edades similares. 2. Ayudar a los niños y adolescen- tes a identificar sus emociones y a reconocerlas en otros niños y adul- tos. Esto puede hacerse mediante juegos y actividades diseñados para tal fin, pero también pueden contri- buir los profesores en las propias interacciones cotidianas; se puede establecer la costumbre de pregun- tar por sus emociones y sentimien- tos y ayudarles a identificarlos y “poner palabras” a lo que les está pasando. 3. Ayudar a gestionar y modular las diferentes emociones que surjan. Un equipo docente preparado y sensible a esta necesidad puede ser un buen medio para ayudar a los niños y niñas a resolver los diferen- tes conflictos que sin duda existirán en el contexto educativo. Por ejem- plo, cómo reaccionar si un compa- ñero nos destroza un trabajo, si un amigo está triste porque ha perdido en un juego o si el profesor nos fe- licita por una buena tarea. Aquí po- dremos ayudar a los alumnos a identificar lo que ha pasado, qué piensan, cuáles son sus sentimien- tos, cómo saben si están tristes, en- fadados o contentos, que se fijen en detalles de su cuerpo, la expresión de las caras, los gestos y después cómo creen que pueden hacer para modificar sentimientos negativos, sentirse mejor ellos o que se sienta mejor un compañero. 4. Ayudar a los niños y adolescen- tes a tener una visión positiva del mundo, una actitud proactiva y una buena tolerancia a la frustración. Establecer actividades en el aula y programas en las escuelas que fa- vorezcan el desarrollo de la autono- mía y la gestión de los propios conflictos. 5. Enseñar a manejar los conflictos interpersonales y a prevenirlos. Esto se puede favorecer con pro- gramas que mejoren el clima esco- lar como por ejemplo la implantación y desarrollo de pro- gramas de mediación escolar. La educación emocional ayudaría al mejor conocimiento de la salud mental y fundamentalmente ayuda- ría a saber hacer una buena gestión de las emociones para poder afron- tar la frustración, para poder afron- tar la adaptación social, el amor, el desamor, y diversos temas que hacen sufrir a los adolescentes. Las relaciones afectivas tanto de pareja como de amistad, que les den de lado en un grupo y saber gestio- 7 (Daniel Goleman, psicólogo y escritor) narlo, aprender a no valorarse en función de lo que hacen los demás o de su imagen y que eso no influya en su aceptación, etc. Todo eso se podría gestionar mejor con una buena educación emocional y por lo tanto esta ayudaría para controlar la ansiedad y la salud mental, se gestionaría mejor así y se tendría mayor conciencia del valor que tiene uno consigo mismo sin tener que sentirse reforzado por el exte- rior y por lo que ya se ha visto en páginas anteriores. La ansiedad viene de todo eso. Que se impar- tiese con mayor frecuencia ayuda- ría para prevenir la ansiedad y contribuiría a la salud mental y al equilibrio. La ansiedad es una emo- cióny como tal no se puede contro- lar o eliminar, por lo que es fundamental una buena educación emocional desde la niñez. Si de niños empiezan a enseñar qué son las emociones, para qué sirven, a escucharlas en vez de ocultarlas, probablemente de adultos y adoles- centes pueda disminuir los proble- mas emocionales. Debido a todo esto, no se entiende la poca presencia de la educación emocional en las aulas, especial- mente de secundaria. En los institu- tos como en cualquier aula es fundamental el denominado “clima emocional” positivo y de con- fianza, de apreciación y de recono- cimiento al esfuerzo del alumno, por cuanto un clima favorable en emociones propiciará la consecu- ción de los objetivos educativos. Adela Verderas, del portal de di- vulgación Educación Emocional Para Ti, explica que tras seguir va- rias investigaciones científicas, igual de importante al entrena- miento en competencias emociona- les del profesorado, es el hecho de que los adolescentes inmersos en relaciones interpersonales constan- tes, sepan dar como primer paso mejorado su autoconocimiento – que implicaría desarrollar un ade- cuado autoconcepto y una sana autoestima– y aprendido a dar nombre a sus emociones, tendría mayor capacidad para su autorre- gulación emocional y mejoraría en la percepción y valoración de la in- formación contenida en las redes. La autonomía emocional de que le dotaría la educación emocional fa- cilitaría actuar con responsabilidad, un pensamiento crítico y reflexivo; además las redes sociales podrían ser un escenario para entrenar las habilidades interpersonales y en ge- neral mejorar la competencia so- cial. De ahí la gran importancia de la formación y entrenamiento en competencias emocionales en el seno de las familias. No solo serviría para una mejor educación en los institutos, sino que también podría ayudar a preve- nir o controlar la ansiedad. “Los in- vestigadores vienen trabajando los patrones de influencia de la inteli- gencia emocional sobre la salud mental, apuntando variables mode- radoras sobre ésta propias de la educación emocional como por ejemplo: mejor regulación emocio- nal y menores niveles de emocio- nes negativas, mejor manejo de los conflictos interpersonales, afronta- miento adaptativo a los retos socia- les, etc. Se trataría por tanto de formarse, practicar y entrenar estra- tegias de regulación emocional que ayudasen a canalizar adecuada- mente las emociones y prevenir los estados de ánimo disfóricos como la ansiedad. Solo quien sabe cómo se siente y por qué, puede dirigir apropiadamente su comporta- miento.” Tras hablar con COPOE (Confe- deración de Organizaciones de Psi- copedagogía y Orientación de España) explican que a pesar de la importancia hay muy pocos institu- nombre a sus emociones y a partir de ahí aprender a regularlas posibi- litando así autorregular su propio proceso de aprendizaje. Aproxima- damente el 75% de las investiga- ciones vienen probando una relación positiva entre inteligencia emocional y rendimiento acadé- mico. Emoción y aprendizaje van de la mano. Pero junto al éxito aca- démico, hay algo más importante y es preparar a las nuevas generacio- nes para los retos de la sociedad ac- tual. Como viene apuntando la investigación científica, autores como Bisquerra destacan que “la educación emocional es una forma de prevención primaria inespecí- fica, de tal forma que ayuda a la prevención de conductas inapropia- das en los adolescentes: comporta- mientos de riesgo, violencia o estados emocionales indeseados como la ansiedad, la depresión o el estrés; se fomentarían actitudes po- sitivas ante la vida, empatía, mejora de las relaciones interpersonales, habilidades sociales, etc.” La educación emocional ayudaría además a que las redes sociales se convirtieran en una oportunidad para entrenar las propias competen- cias emocionales, previo su apren- dizaje. Es decir, ante determinadas conductas que pueden generarse en las redes, el adolescente entrenado en educación emocional, al haber 8 ”ES IMPORTANTE EL HECHO DE QUE LOS ADOLESCENTES INMERSOS EN RELACIONES I N T E R P E R S O N A L E S CONSTANTES, SEPAN DAR COMO PRIMER PASO NOMBRE A SUS EMOCIONES.” - ADELA VERDERAS - (Logo del COPOE) tos que ofrezcan las asignaturas re- lacionadas con educación emocio- nal debido a que hay poco margen en el horario oficial para hacer asignaturas optativas y se les da prioridad a otros asuntos. Para la confederación hay muchísima invi- sibilización de este tipo de educa- ción ya que se ve como accesorio, se le dice incluso las competencias blandas a las competencias emo- cionales (competencias duras se suponen que son las profesionales, las de la cualificación académica y profesional). Con la situación actual del confi- namiento y estar encerrados en casa, “ahora precisamente en un momento como el que estamos vi- viendo se pone a prueba la pacien- cia, el autocuidado, el saber estar consigo mismo, el saber convivir. Fíjate ahora es cuando nos estamos dando cuenta de qué valor tiene esto, y creo que de un momento como el que estamos viviendo vamos a sacar una enseñanza im- portante y que sirva para informar más a la población”, cuenta el COPOE. Siguiendo con la importancia de la inclusión de la educación emo- cional en la sociedad y sobre todo en el ámbito educativo, se ha con- tado con la ayuda para este repor- taje de Asedem: Asociación Española de Educación Emocional. Esta asociación quiere dar un im- pulso en España para dar cabida a la educación emocional y privile- giar su importancia como algo bá- sico y necesario para una evolución y un aprendizaje integral al 100% de la persona. Por ello, se apartan un poco de la visión tradicional de la escuela tal cual se conoce y cam- bian hacia una escuela donde se fo- mente el trabajo de la persona y a partir de ahí capacitarla y hacerla una escuela más inclusiva.Para ellos esta educación es fundamen- tal y básica para los institutos, y se debería de estudiar al igual que las matemáticas o la historia. Tendría que ser algo que estuviese inser- tado de forma natural en la escuela. La asociación desconoce y no se explica que haya tan pocos institu- tos que oferten alguna asignatura relacionada con educación emocio- nal. A los adolescentes les ayudaría muchísimo, ya que los capacitaría de verdad a un aprendizaje compe- tencial. Posibilitaría el desarrollo de su talento, la apertura hacia la transcendencia e ir un poco más allá de lo que realmente pueden tener delante. Aprenderían el “¿qué soy yo? ¿qué quiero hacer? ¿qué quiero conmigo?” y a partir de ahí hacer frente a sus emociones, “¿por qué me pasa esto? ¿por qué siento esto? ¿qué percibo en mi en- torno?”. La asociación cuenta que ya son muchos los estudios y los investi- gadores que hablan de la necesidad de la inclusión de esta educación en el ámbito académico para frenar lo que se prevé para el 2030, un alto porcentaje de personas con proble- mas de salud mental.“Esa necesi- dad de más, de necesidad de producción llevaría hacia esto. Por lo que la educación emocional ayu- daría a parar y pensar, y respirar, por lo que gestionar la ansiedad vendría de sobremanera a partir de esto. Los profesionales tendrían que estar dispuestos a ser sensibles y empáticos con los demás, mi- rando a los adolescentes con equi- dad y con apertura. Una persona compasiva. Hay necesidades a cu- brir mucho más importantes que la transmisión de contenidos.Todo el mundo tiene y convive con las emociones, no son invisibles. Pero hay que ser consciente de ellas y pararse a reflexionar, por lo que puede apresar el miedo si no tene- mos este tipo de educación. No nos cuestionamos lo que sentimos. Hay que generar una sociedad más coo- perativa. Hay una invisibilización posible, por lo que hay que fomen- tarla, participar, que los profesiona- les tomen conciencia de la necesidad de estaeducación emo- cional en el aula. Las instituciones también tienen que darse cuenta de ello como parte de la sociedad. No es una cuestión de moda, y muchos centros se han formado en educa- ción emocional pero no de la ma- nera adecuada, sino como una metodología. No es cuestión de esto para hacer "más grande la ola" sino dándose cuenta de la realidad 9 de las aulas, de esta generación que se va a enfrentar a una sociedad que se está dejando. Los adolescentes van a adoptar una sociedad que hace goteras por muchos sitios y que los hábitos y tendencias hacen que esto se magnifique. Es necesa- rio el impulso y el trabajo por la educación emocional.” No solo desde estas organizacio- nes se pide una educación emocio- nal, ya que los propios diagnosticados con ansiedad, al preguntarle sobre este tipo de ense- ñanzas han mostrado su total acuerdo. Por su parte ponen de ma- nifiesto la poca atención que se le dio en sus institutos a estos proble- mas, y ponen como medida aparte de la educación emocional, profe- sores instruidos en esta y un psicó- “PIENSO QUE ES PRIMORDIAL QUE UN PSICÓLOGO ACUDA A LAS AULAS A DAR VISIBILIDAD A ESTE TEMA, INFORME A LOS ALUMNOS, LES ACONSEJE Y LES AYUDE.” - ESTELA GÁLVEZ - logo en los institutos. “La principal solución y prevención es la educa- ción de valores. Enseñar a los jóve- nes a mostrar sus sentimientos y que puede remediarse el tener an- siedad mediante la ayuda psicoló- gica debería estar a la orden del día. Pienso que es primordial que un psicólogo acuda a las aulas a dar vi- sibilidad a este tema, informe a los alumnos y alumnas, les aconseje y les ayude y que, por supuesto, se ofrezca a ayudar de manera indivi- dualizada. Aunque los centros edu- cativos cuentan con orientadores y psicólogos, no conocen ni la mitad de las situaciones que sufren los es- tudiantes ya que no muestran el in- terés suficiente hacia ellos y, por experiencia propia, solo escuchan y ayudan cuando el caso comienza a ser grave como fue el bullying que recibí por mi aspecto físico por parte de tres compañeros.” (Estela Gálvez, 2020). “En mi instituto no se trató el tema de la ansiedad ni la salud mental, y creo que es fundamental, porque la vida estudiantil puede producir mucha ansiedad, sobre todo a per- sonas que ya la padecen en su día a día, lo cual puede acabar perjudi- cando también su rendimiento aca- démico. Un psicólogo en las aulas podría mejorar mucho el afronta- miento de la ansiedad en los estu- diantes.” (María Franco, 2020). “Me parece tan o más importante incluso que el resto de materias que se imparten en las escuelas, el en- señar desde pequeño a conocerse a sí mismo, a convivir y respetar a los demás, a saber cómo afrontar las diferentes situaciones que nos va a plantear la vida y cómo poder conseguir un equilibrio emocio- nal.” (Ignacio Garrido, 2020). Tras conocer las opiniones de las personas con ansiedad sobre la fi- gura del psicólogo en las aulas y la formación de los profesores, se quiso ahondar y hacer estas pre- guntas a las diferentes organizacio- nes y psicólogos que se habían entrevistado. Como psicólogo, Óscar Pérez cree que es fundamen- tal la figura de un psicólogo en las aulas. “De hecho sí que existen en los colegios la figura del orienta- dor, otra cosa es hasta dónde pueda llegar el orientador, no tiene una formación en clínica pero sí puede servir como filtro para detectar sín- tomas, como herramienta de detec- ción de casos en los que pudiera ser necesario un tratamiento ambulato- rio o con más intensidad. Es funda- mental que alguien les ayude sobre cómo manejar las dinámicas dentro de lo que es el entorno escolar y usarlo como herramienta de detec- ción para casos como pueda ser de acoso escolar o identificar proble- máticas en los estudiantes que pu- dieran derivarse a un psicólogo clínico”. Además de la figura del orientador o psicólogo también se abre un de- bate sobre la formación en educa- ción emocional. No está aún extendida como sería deseable la fi- gura del docente formado en este tipo de educación. Ya sea de ma- nera curricular o de forma transver- sal en las asignaturas, la formación del alumnado en competencias emocionales exige la previa forma- ción del profesorado, por cuanto la educación emocional tiene que ver con las competencias emocionales como adulto: “si quiero algo mejor en los alumnos lo tengo que traba- jar primero en mí”, exactamente igual que ocurre en las familias, ya que los niños aprenden por imita- ción. La formación del profesorado en educación emocional se hace im- prescindible por cuanto los adultos son modelo de comportamiento de los niños y adolescentes, asimismo va a posibilitarle al docente la ad- quisición de los suficientes recur- sos que faciliten el mejor desarrollo de las relaciones interpersonales en el aula y que favorecerá el clima positivo y de confianza necesario para el óptimo aprendizaje. “En cualquier caso el aprendizaje de la educación emocional no termina con la formación teórica por cuanto se hace necesaria una pedagogía activa incorporando metodologías 10 vivenciales, participativas, una práctica y entrenamiento constante de las competencias emocionales, hace falta tiempo, dedicación y vo- luntad, resultando un proceso de aprendizaje que dura toda la vida, no existe una receta mágica.”, pro- fundiza Adela Verderas. Sería muy importante por lo tanto que los profesores estuvieran muy formados en educación emocional para poder estar alerta del alum- nado que puede estar pasando por situaciones complicadas para hacer trabajo de prevención y de esta ges- tión emocional que es tan impor- tante. “En el sistema educativo se enseñan cosas que a lo mejor no van a tener ninguna relevancia den- tro de 10 años ni siquiera, ni para la vida personal ni para la vida pro- fesional de los alumnos y de los es- tudiantes. Sin embargo no se enseñan este tipo de cosas que sí van a ser claves en el bienestar de las personas, tanto en la vida pro- fesional pero especialmente en la personal, por lo que sería impres- cindible trabajar mucho más esto. Creo que una persona que sepa mu- chísimo de una materia pero que luego sea un analfabeto emocional y que no sepa reconocer las emo- ciones de los demás y las propias, significa no estar yendo un buen camino si le damos prioridad a los conocimientos que están demos- trando que no nos sirven para el mundo actual y menos para el fu- turo”, informa el COPOE. Unos educadores que entiendan el valor de la educación emocional sería algo óptimo para el mejor de- sarrollo de las emociones de los adolescentes, y en derivación, de la ansiedad. “El papel de los tutores y del profesorado es fundamental para favorecer un modelo educa- tivo de equilibrio y buen manejo emocional y social. Los educadores han de ser capaces de transmitir va- lores positivos y ser modelos ade- cuados que permitan a los alumnos el aprendizaje mediante imitación de habilidades sociales y emocio- nales positivas. También tienen la responsabilidad de ayudar a los niños a marcarse objetivos realistas y, en función de una adecuada eva- luación de los talentos y capacida- des de los alumnos, ofrecer un método adaptado a éstos para favo- recer un aprendizaje eficaz y cons- tructivo. Los centros educativos deberían favorecer un clima escolar y social que permita el desarrollo y gestión adecuada de la expresión emocional. Así desde la cotidianei- dad se pueden ir trabajando y favo- reciendo las diferentes capacidades socio-emocionales con un equipo docente informado, motivado, pre- parado y con conciencia sobre la relevancia de la incorporación de estos contenidos en el currículo académico. También resulta funda- mental la cooperación y comunica- ción adecuada entre la familia y la escuela, ya que son los dos entor- nos principales para que el niño ad- quiera una adecuada seguridad y autoestima, así como las habilida-des sociales y de competencia emo- cional que van a convertirle en un adulto autónomo, socialmente ha- bilidoso y equilibrado”, aconsejan desde la Asociación Elisabeth d’Ornano. Para los alumnos también es muy importante la figura de un profesor empático, que se preocupe por ellos personalmente más allá de las cali- ficaciones. Los adolescentes no de- berían ser un nombre o número en la lista de clase, sino una persona que puede tener problemas perso- nales o que necesita ayuda, y en los institutos también se debería de tra- tar esto. Según un artículo de Jo- sefa Estela Campillo Ranea: “Generalmente, cuando tenemos que recordar a nuestros mejores profesores, es decir, aquellos que más nos aportaron sobre todo bene- teros: consideran que han tenido mucho que ver competencias so- cioemocionales tales como la fuerza de voluntad, la perseveran- cia, la fortaleza mental o la capaci- dad de superar obstáculos. Podemos por tanto llegar a la con- clusión de que los aspectos socio emocionales están bien presentes en el proceso educativo, pero tam- bién en cualquier faceta personal o profesional que se emprenda. Para poder desarrollar en otros sus com- petencias socio-emocionales, hay que empezar por uno mismo. El ficios, el 90% de las cualidades que les solemos atribuir son de carácter socio-emocional: cercanía, con- fianza, credibilidad, capacidad para motivar, respeto, disponibilidad… Sólo un 10% de cualidades tienen carácter cognitivo-académico (ex- plicaba muy bien, sabía mucho, era muy culta…). Esto puede indicar- nos la importancia que estos aspec- tos tienen para los alumnos presentes y pretéritos. También cuando se pregunta a profesionales de éxito en diferentes campos (de- portistas, científicos, artistas…) a qué atribuyen el mismo, las res- puestas van por los mismos derro- “LOS CENTROS EDUCATIVOS DEBERÍAN FAVORECER UN CLIMA ESCOLAR Y SOCIAL QUE PERMITA EL DESARROLLO Y GESTIÓN ADECUADA DE LA EXPRESIÓN EMOCIONAL..“ - ASOCIACIÓN ELISABETH D’ORNANO - 11 (Informe de Educación Emocional de la Fundación Botín) cación Emocional y Social. Análi- sis Internacional 2015» de la Fun- dación Botín, con el cual esta fundación quiere visibilizar la im- portancia de esta educación y los cambios que se consiguen. “La ins- titución santanderina asegura que la educación emocional y social en el aula mejora de forma drástica la co- municación y convivencia en los centros escolares a partir del tra- bajo conjunto de docentes, alum- nado y familias. De hecho los beneficios en estos colegios, ex- plica Fátima Sánchez, responsable de Educación, Proyectos y Acción Social de esta institución, «se notan desde los primeros días», en cuanto se empiezan a trabajar las habilida- des sociales del pequeño: «Ayuda a los alumnos a conocerse y confiar en sí mismos, a comprender a sus compañeros, a reconocer y expre- sar emociones e ideas, a desarrollar el autocontrol, a aprender a tomar decisiones responsables, o a valorar y cuidar su salud a la larga». Así lo han recogido en su informe «Educación Emocional y Social. Análisis Internacional 2015», donde muestran cómo los centros que apoyan este tipo de formación en habilidades sociales han obte- nido consecuencias probadas muy importantes relacionadas con algu- nos de los problemas graves y difí- ciles de resolver de nuestro sistema educativo: «Son colegios que han mejorado la convivencia y la rela- ción entre profesores y alumnos y, por ende, disminuido los niveles de violencia y de consumo de drogas. Incluso han reducido síntomas aso- profesor debe atender a una doble faceta debido a que se encuentra en la situación de líder socio-emocio- nal en el aula: por un lado, debe formar a los alumnos en competen- cias socioemocionales y por otro lado, debe autoformarse él/ella: para cumplir con creces su misión; para sentirse mejor y para educar a sus alumnos; para que éstos se sientan mejor. Solo un profesor emocionalmente competente podrá ayudar a desarrollar en sus alumnos las competencias socioemocionales necesarias para que se genere un clima de trabajo efectivo y de plena convivencia. Las competencias socio-emocionales son el factor fundamental que caracteriza a los profesores eficaces, emocional- mente saludables y benéficamente influyentes sobre el alumnado.” En los centros educativos tiene que haber un profesorado sensible a los temas de salud mental, ya que aquello que no tiene una una evi- dencia “física” cuesta más trabajo identificar. Nadie cuestiona que haya que atender a un alumno con síndrome de down o a una alumna que vaya en silla de ruedas. Eso se comprende ya que existe esa diver- sidad, pero en la salud mental esto no suele pasar. Se cree que un niño con TDH, es un niño maleducado que se comporta así porque sus pa- dres no lo han educado o porque es por capricho, y la ansiedad se con- funde con nervios, con inseguridad. Además existe aún un estigma con la salud mental, una valoración ne- gativa y una falta de sensibilidad y de comprensión ante este tipo de fenómenos, por eso se necesita sen- sibilizar mucho más a las personas y desde luego a los profesores que traten con esto en las aulas. Además de todo esto, el periódico ABC ha recogido varios testimo- nios y datos sobre el informe «Edu- 12 ciados a la depresión infantil y ju- venil», asegura Fátima Sánchez. Por otro lado, el periódico El País recoge también resultados de cen- tros escolares donde se ha aplicado la educación que la Fundación Botín propone: “el programa im- pacta en cuatro de las ocho varia- bles estudiadas por los profesores: agresividad (un 23% menos), ma- nejo de estrés (un 20% más), crea- tividad (+15%) y estado de ánimo (+6%). En los mayores de 12 hay un 19,8% menos de retraimiento, son más resistentes al estrés y con- trolan mejor sus impulsos (+3%) y desarrollan su inteligencia emocio- nal (+11,65%) mediante un proceso de identificación y comprensión de emociones. En un 13,5% de las competencias evaluadas en los niños, los que participaron en el programa aventajaron al grupo de control. Las investigadoras asegu- ran que el resultado es "robusto", porque permanecen en el tiempo.” Para conocer experiencias más cercanas de institutos que insisten en un modelo educativo con más peso en la educación emocional, el IES Guadalquivir de Córdoba, un instituto de difícil desempeño, cuenta las mejoras que ha obtenido al insistir en las emociones. “Este instituto es un centro de difícil de- sempeño. Se trabaja la educación emocional en las aulas y los hábitos de vida saludable. No tenemos asignaturas, como tales, de salud mental, pero se trabajan emociones desde el departamento de orienta- ción y con diversos talleres de en- tidades colaboradoras. Los hábitos de vida saludable también trabajan temas relacionados con emociones, ya que influyen para mejorar el comportamiento, controlar las emociones y los impulsos. Tene- mos dos materias de salud que se imparten en libre disposición, una es huerto y otra es magic words, que trabaja la salud y el deporte. También estamos en contacto con personal sanitario del centro de salud que colabora en cualquier tema médico que surja. Considera- mos estas materias importantes, para educar en buenos hábitos y comportamientos”, comenta la di- rectora del instituto. Además, al querer contactar con un orientador que sí que le diese importancia a sus alumnos y tu- viese un sistema de prevención de problemas mentales aplicable al instituto, Ismael Carrera, del IES Antonio De Ulloa en La Rinconada (Sevilla), contó cómo trabajaba dándole peso a la educación emo- cional en cada uno de sus alumnos. Explica que los orientadores no tra- tan la ansiedad como patología, pero sí que la abordan como mani- festación de las emociones tanto en el desarrollo del Plan de Orienta- ción y Acción Tutorial (POAT) como en materias como Educación Emocional.Cuando tienen sospe- cha de patología lo derivan a los Servicios Sanitarios a través de su familia. En el IES donde trabaja Ismael, los profesores que han querido han participado en un taller de Forma- ción en Centro organizada por su “LOS CENTROS QUE APOYAN ESTE TIPO DE FORMACIÓN HAN MEJORADO LA CONVIVENCIA Y LA RELACIÓN ENTRE PROFESORES Y ALUMNOS.” - FÁTIMA SÁNCHEZ - Departamento de Orientación y el CEP de Sevilla. Además su forma- ción es la de maestro, licenciado en pedagogía y licenciado en psicolo- gía, por lo que conoce el valor que tiene para los alumnos trabajar de esta manera. En su rol como orien- tador intenta intervenir con el alumnado, profesorado, equipo di- rectivo y las familias. Va desde el ámbito preventivo (formación, ac- ción tutorial, detección de situacio- nes generadoras de alteraciones emocionales, etc) hasta el ámbito de diagnóstico y coordinación-de- rivación con Servicios Especializa- dos de Salud, UTS… Ismael también se reúne con el profeso- rado tutor para planificar, desarro- llar y evaluar e incluso con el Coordinador de Convivencia, res- ponsable de Salud en el Programa Forma Joven. Desde su IES estos problemas se abordan en función de los recursos que tienen, tanto del profesorado como de ayudas externas. Eviden- temente explica que se podría me- jorar incorporando la educación emocional como asignatura obliga- toria para todos, formando a todo el profesorado, tanto en su formación inicial como continua, como a tra- vés de la reducción de ratio y dis- posición de espacios adecuados para realizar técnicas grupales, ya que con grupos de 25 ó 30 alumnos y en una clase con mesas y sillas, no se puede desarrollar con efica- cia. Después de todo este recorrido por la educación emocional se han podido comprobar los beneficios que aportaría a una mejor educa- ción para los adolescentes, una mejor gestión de las emociones y así una mayor prevención de tras- tornos como la ansiedad. Aparte de estos ejemplos, se quieren dar indi- caciones, soluciones o medidas con las que se podría ir incluyendo 13 estas dinámicas en los institutos. Vivian García, profesional en Nas- cia (centro de bienestar), considera que “si nos referimos a niños y adolescentes, deberíamos tener una materia como en muchos países tie- nen actualmente llamada SALUD. En muchos currículos la incluyen en la asignatura de Educación Fí- sica (PHE= Educación Física y Salud, yo actualmente la estoy im- partiendo aquí en Vietnam), en otros como parte de la asignatura de Ciencia o Biología. Si nos cen- tramos más en adultos, ofrecer cur- sos de formación a los empleados y directivos para que tengan con- ciencia de ello sería lo ideal. En muchos países ofrecer cursos de formación a los empleados en este tema es obligatorio, en España to- davía por desgracia estamos a años luz de eso y no se da la importancia que realmente tiene, por ello de que nuestro país tenga ese número tan elevado de bajas, y un porcentaje de ausentismo laboral enorme.” Frente al nuevo gobierno y las medidas que podrían tomar frente a la educación el COPOE da su vi- sión sobre lo que se podría hacer. “Pensamos que con la nueva ley de educación se le va a dar mucho más peso a la emocional, pero aun así queda muchísimo trabajo por hacer. Una de las reivindicaciones de COPOE es que no hay un espacio de tutoría lectiva para las etapas de educación primaria, ni para la FP, ni para el bachillerato, por lo que entonces lo que no tiene espacio en el horario, no se va a trabajar. Si no hay un espacio dedicado y un tiempo dedicado a trabajar este tipo de temas, la práctica no se va a hacer, así que es necesario que haya una tutoría. Sería ideal una hora de tutoría a la semana en bachillerato, en educación primaria y secundaria y en formación profesional, espe- cialmente de grado medio, porque es imprescindible que se trabaje en estos temas y tiene que haber un es- pacio en tiempo a la semana para que se dediquen estas cuestiones en exclusiva.” Adela Verderas explica que ya sea de manera curricular o transversal, las instituciones educativas podrían apoyar la implantación de progra- mas de educación emocional. Para ello son muy valiosas las actuacio- nes legislativas con este fin, como el caso de la Comunidad Canaria que mediante el Decreto 89/2014 incorpora la asignatura “Educación emocional y creatividad” o el caso de Castilla-La Mancha, que me- diante el Decreto 88/2009, intro- dujo la competencia emocional en las primeras etapas educativas. “Grandes referentes en educación emocional vienen refiriéndose a que “la familia es la primera es- cuela de las emociones”. Por tanto es prioritaria la formación de los adultos en competencias emociona- les, principalmente de las figuras de apego, ya que los niños apren- den por imitación, como dice la gran experta Mar Romera: “los niños no aprenden lo que les deci- mos, nos aprenden a nosotros”. Las familias, a través de las AMPAS u otras asociaciones de familia, reca- barían información sobre cursos, talleres, formación en general en este tipo de competencias. Los adultos somos modelo de compor- tamiento de los niños y adolescen- tes.” La educación sobre las emociones y la cognición, sobre cómo fun- ciona la mente y el sistema ner- vioso, su continuidad con el cuerpo... debería ser materia obli- (Fachada del IES Antonio de Ulloa) 14 gatoria en el currículum escolar. Una precoz formación en quiénes somos y cómo podemos regular- nos, relacionarnos con los demás y el mundo, adaptarnos, transformar o aceptar las realidades cambiantes de la vida y a nosotros mismos re- dundaría en una mejor salud mental en el futuro y un mayor bienestar psicológico. Como se ha explicado, sigue dándose más importancia a la formación cognitiva, aunque cada vez se extiende más la implanta- ción de programas de educación emocional en los centros educati- vos que complementan la forma- ción académica, siendo ambos desarrollos, emocional y cognitivo, esenciales al objeto de desarrollar la personalidad integral del indivi- duo. Es necesario que las institu- ciones públicas tengan una implicación efectiva en la difusión de programas de educación emo- cional dirigidas a los centros edu- cativos, previa la necesaria formación del profesorado. 4. Cabida de la ansiedad en la sanidad pública No solo hay una invisibilización de la ansiedad de los adolescentes en la sociedad y en las escuelas, sino que este trastorno no tiene la sufi- ciente cobertura en la sanidad pú- blica española. A lo largo de todas las entrevistas este ha sido un tema tratado, llegando todas a la conclu- sión de que no hay suficientes re- cursos para tratar la ansiedad y que no se le da tanta importancia como a una urgencia física. Los tratados con ansiedad coinciden en la falta de personal o el “pasotismo” ante este trastorno. María Franco cree que no hay re- cursos suficientes, y que muchas veces se opta por la medicación de forma muy precipitada sin evaluar lo suficiente el efecto que puede tener una terapia psicológica efec- tiva. El problema es que para que estas terapias sean efectivas debe haber más profesionales que las lle- ven a cabo en la sanidad pública, ya que muchas veces al haber escasez de personal las citas para terapia están muy distanciadas en el tiempo y son menos efectivas, por lo que quizás la solución sería más personal en este sector, ya que unas terapias tan distantes no suelen acompañar a una evolución eficaz del trastorno. Así lo expresa tam- bién Ignacio Garrido, que al pre- guntarle sobre este tema opina que “la sanidad pública es una parte muy minoritaria y con muy poca presencia, no digo que mala, pero con muy pocos recursos con lo cual al final hay que acudir a lo privado, que no es barato precisamente, para poder tener una buena atención y resultados.” El Consejo Oficial de Psicología lanzó un comunicadopara poner de manifiesto la necesidad de psicólo- gos en la sanidad pública española. “La atención primaria soporta más del 50% de la carga asistencial que suponen los trastornos mentales para el sistema sanitario. De entre estos, los trastornos de ansiedad, las depresiones y las somatizacio- nes son los trastornos más preva- lentes, con un 49,2% de probables trastornos de ansiedad, depresión o somatizaciones detectados y un 31,2% de trastornos mentales diag- nosticados en el último año en las consultas de AP. Dos de cada tres pacientes con trastornos de ansie- dad o depresión son tratados por su médico de Atención Primaria, esen- cialmente con fármacos, con una baja tasa de remisión y frecuentes recaídas. Por su alta prevalencia, generan los mayores costes y carga entre los trastornos mentales (el 50% del total). Su naturaleza biop- sicosocial, permite entenderlos y tratarlos desde un enfoque emocio- nal, con técnicas psicológicas cog- nitivo-conductuales que han de- mostrado ser eficaces, como se ha visto en la iniciativa británica “Me- jora del Acceso al Tratamiento Psi- cológico” (IAPT), que ha llevado con éxito este tratamiento a grandes capas de la población a través de Atención Primaria, lo que supone una mejora del sistema y un ahorro de costes. Sin embargo, en nuestro país, dichos trastornos son tratados en su gran mayoría con psicofár- macos, a pesar de la evidencia, oca- sionan un gran impacto a nivel clínico, debido a la cronicidad y co- morbilidad del proceso y la disca- pacidad asociada, así como al alto coste económico que todo ello ge- nera (2,2% del PIB).” “DOS DE CADA TRES PACIENTES CON TRASTORNOS DE ANSIEDAD O DEPRESIÓN SON TRATADOS POR SU MÉDICO DE ATENCIÓN PRIMARIA, ESENCIALMENTE CON FÁRMACOS, CON UNA BAJA TASA DE REMISIÓN Y FRECUENTES RECAÍDAS.” - CONSEJO OFICIAL DE PSICOLOGÍA - El COP lo explica de forma clara, “esto es debido, fundamental- mente, a la ausencia de la aplica- ción de los tratamientos basados en la evidencia, recomendados para estos trastornos por las guías de práctica clínica en el nivel asisten- cial donde con más frecuencia son detectados, la AP. Si el tratamiento habitual de AP genera una baja tasa de remisión de los trastornos men- 15 tales comunes, -que están aumen- tando en todo el mundo, y suponen ya una carga importante para las economías occidentales, que está aumentando a lo largo del tiempo-, la OMS insiste en la necesidad de cambiar el modelo de tratamiento de los trastornos de ansiedad y la depresión (primera causa de años vividos con discapacidad ya en el año 2015 y fuertemente asociada con el suicidio), además de favore- cer su accesibilidad.” Por todo ello, el COP propone la inclusión de la figura del psicólogo clínico en AP en todas las Comuni- dades Autónomas, con el objetivo de tratar los trastornos mentales co- munes con las técnicas que son más eficaces y además presenten las mejores relaciones de coste-efica- cia y coste-utilidad. Es una cues- tión de equidad, uno de los principios básicos de nuestra sani- dad pública. Además, este cambio supondrá una mejora del sistema de Atención Primaria que es el que so- porta la mayor parte de esta carga, reduciendo la hiperfrecuentación de estos pacientes, y una mejora de la relación coste-eficacia y coste- utilidad en el tratamiento de estos problemas. Con este comunicado se intenta demostrar los beneficios de tener a psicólogos en atención primaria, además de los beneficios económi- cos, los trastornos mentales serían mucho mejor tratados, ya que la simple terapia a base de medica- mentos, no es lo más efectivo. Qui- zás ahí reside el problema, en que la sanidad pública funciona con lo que se tiene y se vale, es decir, el primer filtro que se tiene es la sani- dad pública, al primer personal que se acude generalmente es al médico de cabecera y el médico cabecera funciona con lo que tiene a su al- cance. Tiene la potestad de dictar un ansiolítico o un antidepresivo y le hablo en consulta pues, ¿por qué no vamos a recurrir a una ayuda? Pero que se esté abordando direc- tamente con pastillas es problemá- tico, porque estamos conceptualizando mal el problema y estamos trasladando una mala conceptualización del problema al paciente. Estamos haciendo ver que lo que le pasa es una enfermedad y que se trata tomando pastillas, no estamos explicando qué es la ansie- dad, no estamos explicando que es algo que se puede amortiguar con en muchas ocasiones lo que ocurre, es que al final la gente se limita al tratamiento, a la faceta estricta- mente farmacológica que es en todo caso un recurso con el que no se trata de prescindir de él, ya que es algo que puede ser muy útil lle- gado el caso, pero que sea el trata- miento de elección al principio sí es problemático. Al hilo de esto, el psicólogo Óscar Pérez apunta que “esto es algo que sí que puede ser recomendado por un psicólogo, o sea si yo estoy de- lante de una persona que veo que no es capaz ni siquiera de poner en práctica las pautas que yo le doy en consulta porque tiene un nivel basal de activación tan alto que es que ni siquiera me entiende cuando “NO SE TRATA DE DAR UN BÁLSAMO PARA QUE ESO SE ALIVIE, DE LO QUE SE TRATA ES DE PREVENIR CUÁLES SON LOS LOS DESENCADENANTES DE ESA ANSIEDAD Y AHÍ ES DONDE TRABAJA EL PSICÓLOGO.” - ÓSCAR PÉREZ - técnicas del control de la activa- ción. No se trata de dar un bálsamo para que eso se alivie, de lo que se trata es de prevenir cuáles son los los desencadenantes de esa ansie- dad y ahí es donde trabaja el psicó- logo. Puede ser que haya un estilo de pensamiento que esté afectando a que se den esos ataques, puede ser que haya un nivel de actividad en la persona que sea lo que esté fa- cilitando que se de la ansiedad, al- guna persona que tiene una exigencia laboral muy alta.” Después de las declaraciones de este psicólogo, se puede apreciar que en la sanidad no hay la sufi- ciente presencia de psicólogos. Sí que existen psiquiatras pero al final lo que abordan es más bien el tra- tamiento ya que es el especialista en el tratamiento farmacológico. Esta es una función que están cum- pliendo los médicos, ocurriendo muy a menudo, ya que por unas cuestiones logísticas, son los médi- cos de cabecera los que están ya prescribiendo estos fármacos y no derivan a psiquiatras, salvo en casos que vean muy crudos. Y con los psicólogos la oferta y la de- manda es desmesurada, por lo que está bastante desatendida la aten- ción psicológica. Por otro lado, bastantes son las in- vestigaciones donde la cabida de la inteligencia emocional ayudaría a una mejor relación y desarrollo de la sanidad pública. “Parece que una vez un periodista entrevistando a Gregorio Marañón, a la pregunta de -“¿cuál sería el aparato que más ha hecho evolucionar la Medicina?” - contestó: “la silla”. Pues bien, es- cucha activa, empatía, comunicación verbal y no verbal apropiada, forman parte de la edu- cación emocional, de ahí que se propugne su mayor difusión e im- plantación. Investigadores como Fernández Berrocal apuntan los 16 campos de la Medicina en los cua- les podría ser útil la inteligencia emocional, como son la relación médico-paciente y el nivel de im- plicación y satisfacción del propio profesional. Para ello, Adela Verde- ras explica que sería necesario, al igual que ocurre con el profesorado en su ámbito, replantear los requi- sitos y competencias exigibles a estos profesionales e inevitable- mente que la adquisición, práctica y entrenamiento de las competen- cias emocionales sea previo a la in- corporación al mundo laboral. De esta forma los beneficios de la práctica de las competencias emo- cionales podrían estar presentes en el ámbito sanitario, con doble be- neficio: para el paciente y para el profesional sanitario.” En conclusión, no hay una cober- tura en la sanidad pública para la ansiedad porque nose ha tenido la suficiente implicación con estos problemas mentales, para la impor- tancia de ellos no se da en la prác- tica una cobertura y medidas suficientes. No se ha contado como si fuera un tema importante, ni si- quiera la salud mental ya que siem- pre lo físico ha tenido una preponderación sobre lo psíquico. 5. Invisibilización y medi- das para informar sobre la ansiedad La salud mental siempre ha sido y sigue siendo un tema tabú, y no mucha gente conoce realmente los síntomas de la ansiedad y cómo se puede sentir la persona que los sufre, especialmente pasa con los jóvenes, quienes cuando sufren an- siedad no se les toma muy en serio y es muy habitual el discurso de que son "cosas de la edad". Si hu- biese una mayor conciencia sobre lo que sufre realmente una persona con ansiedad no se trataría el tema tan a la ligera y habría más recursos para ayudar a personas que lo pa- decen. Ha avanzado mucho la "aceptación" por parte de la socie- dad de la ansiedad, así como de todo lo relativo a la salud mental, pero todavía sigue existiendo este tabú, al no poder medir físicamente estas "enfermedades" no físicas y por lo tanto no creer que sean reales sino inventadas para conseguir un beneficio personal. Como se lleva diciendo a lo largo del reportaje, no se da la visibilidad que este problema mental merece, sobre todo por parte de aquella po- blación con una edad más avanzada a la adolescencia que piensan que “son problemas de adolescentes que todo el mundo ha vivido en algún momento”, sin entender que en muchas ocasiones, no se queda en un problema juvenil y que re- quiere ayuda psicológica como pueden ser los casos de bullying, trastornos alimenticios… Aunque como ya se ha comentado varias veces, la principal solución y pre- vención es la educación de valores. La prevalencia de este trastorno en la adolescencia es especialmente preocupante puesto que es todavía un periodo en el que el sistema ner- vioso está en formación y la vulne- rabilidad es mayor. Quizás podría ocurrir que se ha enseñado al ado- lescente a ocultar sentimientos, emociones o problemas a los adul- tos, ya sea a familia, profesores o médicos. En todo caso, el trastorno mental en general adolece aún de problemas de estigmatización en la sociedad y en todas las edades, por lo que mucha gente aquejada de ellos los disimula o minimiza. Es- pecialmente grave es la elevada tasa de suicidios en esta franja de edad, relacionada en muchos casos con ansiedad y depresión, que hace que sea el suicidio la segunda causa de muerte en jóvenes. Como medidas para conocer más la ansiedad lo primero sería la for- mación en escuelas. Al respecto, el psicólogo Oscar Pérez hace una comparación bastante interesante: “por ejemplo, cuando hay un cán- cer, da exactamente igual el cono- cimiento que tenga esa persona sobre lo que es una metástasis, sobre lo que es una célula tumoral, etcétera, mientras se ponga en las manos adecuadas. El caso que te puedo poner más ilustrativo de esto es un niño, en las plantas de onco- logía infantil los casos salen ade- lante independientemente de que los niños tengan idea de qué es lo que les está pasando, porque están en manos de un profesional que al final nos puede dar el tratamiento pertinente. Pero cuando hablamos de ansiedad hablamos de otra cosa, se está hablando de algo que para empezar no es una enfermedad pro- piamente dicha, sí que es algo que puede convertirse en un trastorno incapacitante pero no es lo mismo, y la información al respecto sí que es determinante. Si a mí lo que me está ocurriendo es que me está la- tiendo el corazón a mil por hora, no sé lo que puedo llegar a pensar. Puedo pensar que me está dando un infarto, puedo llegar a pensar que esto va acabar con mi vida, por lo que es muy necesaria la informa- ción. Yo creo que esto en concreto, por la particularidad que tiene la ansiedad, sí que sería necesario dar información al respecto.” Mejorar la psicoeducación en los distintos niveles educativos y me- jorar la atención ante los primeros síntomas con más recursos en la atención primaria y la psicología clínica serían las claves para cono- cer lo mejor posible la ansiedad y darle el peso que tiene. Hay que trabajar la educación emocional y hay que hacer sensible a toda la po- blación de que tan importante 17 cómo saber tener un título acadé- mico es tener la gestión de las emo- ciones de tu propia vida para sentirte bien y hacer sentir bien a lo que te rodean, ya que es clave para el bie- nestar y para la felicidad del ser hu- mano. Otra buena forma de dar visibilidad a este problema es creando programas de televisión, ca- nales de Youtube de manera profe- sional… Y dándoles la visibilidad que merecen para que se hagan vira- les entre los jóvenes para que conoz- can y se informen, de manera correcta y en manos de profesiona- les, la importancia que esta enferme- dad tiene. Por otro lado, las instituciones sa- nitarias podrían crear grupos cerca- nos que traten e informen de manera directa a esta población mediante reuniones y consejos. Así consegui- rían mostrar a los jóvenes la impor- tancia de ponerse en manos de un profesional cuando este problema llega a sus vidas para no agravarlo, la importancia de recibir una buena educación en valores y la importan- cia de aprender a escuchar, a saber controlar las emociones y saber ex- presarse mejor en todo momento. Se haría una gran labor con campañas en redes sociales, en centros de salud, en colegios e institutos, en asociaciones, en prensa y televisión, guías gratuitas sobre psicoeducación para que las personas las puedan descargar y leer o incluso impresas. Se podría crear un equipo específico para todo esto dentro del ministerio de Sanidad, por ejemplo. Pero sin duda una de las bases es mejorar los recursos asistenciales del Sistema Nacional de Salud mediante el au- mento de las plazas de Psicólogo In- terno Residente (PIR) a nivel nacional. Cabe mencionar que el papel de los amigos y familia, es decir, el en- torno, es algo crucial para el desarro- llo de las emociones. La comprensión de estos es clave para crear un clima cómodo para visibi- lizar y naturalizar este problema. La familia y amigos tienen que tener comprensión y empatía. Algo a lo que se enfrentan las personas que pasan por ansiedad que lo agrava todavía más es el que ni si- quiera se entienda lo que les está pasando o que se considere una tontería. Aunque se hable de que no es una enfermedad, no se está di- ciendo que no sea grave ya que puede llegar a ser muy incapaci- tante. Hay que enseñar que hay problemas de ansiedad y en este sentido el entorno debe apoyar y escuchar, aunque no deben tam- poco asumir el rol de un psicólogo, por lo que deberían de tratar de ayudar pero si ven que esa ayuda no es efectiva, llega el momento de ponerlo en manos de un profesio- nal. Aquí reside otro de los problemas, acudir a un psicólogo. Por suerte cada vez es más común y se norma- liza más, pero sigue habiendo tabús respecto a la figura de este profe- sional, como cuenta el psicólogo David Gómez: “Afortunadamente la concepción que tiene la sociedad sobre la psicología y los psicólogos ha evolucionado favorablemente hacia la comprensión de qué es lo que hacemos y todo lo que pode- mos aportarle al ser humano. Es cierto que actualmente está bas- tante normalizado el acudir al psi- cólogo, si bien su aceptación no es total. Me sigo encontrando casos de personas que tienen que venir obli- gadas a consulta, de verbalizacio- nes tipo “pero si no estoy loco” y una muy común, que es venir a consulta como último recurso, cuando ya no puedo más o cuando solo me queda quemar el último cartucho. Y esto ocurre tanto de manera individual como en terapia de pareja. Pero como digo, y me gustaría recalcarlo, la tendencia está cambiando cada vez más de- prisa. Esto sucede porque nuestro desempeñoes cada vez más visible, las redes sociales están contribu- yendo a ello pues son un escaparate (David Gómez, psicólogo) 18 donde podemos divulgar nuestro trabajo para hacerlo llegar a la po- blación general y están surgiendo voces de personas famosas que lle- gan a millones de personas donde expresan que tienen un psicólogo de cabecera.” Ante esto, es necesa- rio normalizar la figura del psicó- logo, hacer algo natural que se acuda a terapia cuando se tiene algún problema, al igual que se va al médico de cabecera si se tiene un dolor físico o un resfriado. Los medios de comunicación tam- bién juegan un papel fundamental para hacer esto posible, ya que no informan suficiente pero justa- mente en estos días se está viendo la importancia que tiene que los que hablen en los medios de comu- nicación sean expertos y no perso- nas que aprovechan cualquier cosa en cualquier medio para hablar con desconocimiento, pues lo mismo pasaría con la ansiedad o los pro- blemas mentales. Cabría pregun- tarse en qué medida los medios de comunicación están contribuyendo a favorecer una sociedad más inte- ligente emocionalmente. Si las pa- labras activan emociones y éstas generan comportamientos, sería de- seable que este proceso, que se ini- cia desde los medios, contribuyera en mayor medida a crear un clima emocional más propicio al desarro- llo integral del individuo, ya que quizá en la actual sociedad de la in- formación predominen ciertas emociones negativas sobre las po- sitivas. Una forma en que los me- dios de comunicación podrían participar y colaborar en la difusión y aprendizaje de la educación emo- cional sería poniendo a disposición de la sociedad más recursos infor- mativos y educativos, mediante programas televisivos, entrevistas a expertos, vídeos en las redes so- ciales e incluso dedicando espacios para el desarrollo de programas de educación emocional dirigido a las familias y profesorado. En conclusión, todavía no hay una concienciación ni sensibilización de la sociedad con este tema, que a pesar de ser de gravedad para los adolescentes y otras edades, no se tiene como algo importante. Por lo que también hay una desatención psicológica en la sanidad pública, no hay recursos suficientes, y mu- chas veces se opta por la medica- ción de forma muy precipitada sin evaluar lo suficiente el efecto que puede tener una terapia psicológica efectiva. Como solución, se necesitan me- didas por parte de las instituciones y campañas de sensibilización, ade- más de una sociedad que quite el estigma a los problemas mentales. 19 (Ilustración de Verne)
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