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TEMA 1 LA COMUNICACIÓN

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TEMA 1: LA COMUNICACIÓN. LENGUAJE VERBAL Y LENGUA. EL 
ESTUDIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 
 
El lenguaje ofrece facetas muy diversas: es un instrumento para la comunicación y también un soporte 
para el pensamiento; es, a la vez, una estructura formal y un vehículo de contenidos; usa patrones 
relativamente fijos, pero nos permite crear cada día nuevas frases; transmite información y establece 
relaciones personales; es una capacidad de la mente de los individuos, pero se manifiesta fuera de ella… 
El lenguaje, por tanto, es un sistema que se define por su función fundamental, que es la 
comunicación. 
El centro de los estudios de la Lingüística se sitúa en la caracterización de los aspectos estructurales y 
constitutivos del lenguaje (como facultad humana para comunicarse, general) y las lenguas (como 
manifestaciones particulares de esa facultad), en sus diferentes planos y niveles de análisis. 
El lenguaje es una facultad universal y privativa de nuestra especie: universal, porque no hay 
sociedades humanas que no utilicen el lenguaje; y privativa, porque ninguna otra especie animal utiliza, o 
es capaz de utilizar, un sistema comparable. Efectivamente, en el mundo natural se pueden describir 
modalidades de transmisión de información perfectamente adaptados a las necesidades comunicativas 
básicas de cada especie; ninguna de ellas posee, sin embargo, el rendimiento que demuestra tener el 
lenguaje humano. 
 
 
LA FUNCIÓN COMUNICATIVA NO ES EXCLUSIVA DEL LENGUAJE VERBAL. 
 
 
Una determinada palabra emitida en distintos contextos situacionales (en un lugar y tiempo 
concretos) o verbales (en distintos enunciados) puede transmitir diferente información, es decir, 
distintos mensajes: no es lo mismo utilizar determinadas palabras o frases en un bar que en una clase, 
en la actualidad o en una etapa anterior a la lengua. No es lo mismo el significado de la palabra tía en ¡qué 
tía! que en mi tía es muy inteligente, por ejemplo. 
 
El factor intencionalidad hace que la comunicación no se limite a la mera emisión y recepción de un 
mensaje; en muchas ocasiones, a un determinado contenido informativo objetivo hay que sumar otros 
factores subjetivos: la expresión Muchas gracias no significa lo mismo si va acompañada de una sonrisa 
que si va seguida de un portazo. En el primer caso, nos han hecho un favor; en el segundo, no nos lo han 
hecho. 
Hay medios de comunicación no sistematizados, que, si bien siguen alguna regla básica, emplean 
fundamentalmente reglas individuales, no necesariamente codificadas y muchas veces ocasionales (la 
pintura, la música, los colores, los signos de afectividad…; y medios de comunicación sistematizados, 
que funcionan según reglas fijas, específicas y codificadas (señales de circulación y el lenguaje verbal 
humano). El más completo y universal de todos los sistemas de comunicación, y el más complejo, es 
sistema de comunicación verbal humano. 
 
 
 
 
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Esquema de comunicación verbal: 
 CONTEXTO 
 
 EMISOR MENSAJE RECEPTOR 
 …………………………… 
 CONTACTO 
 
 CÓDIGO 
 
El emisor envía un mensaje al receptor o destinatario. Para que sea operante, el mensaje requiere un 
contexto de referencia (o referente, es decir, de lo que se habla. La situación en la que sitien lugar el acto 
comunicativo (tiempo, lugar y circunstancias) que el destinatario pueda captar, un código compartido por 
emisor y destinatario (la lengua) y, finalmente, un contacto, un canal (vía, medio físico por el que circula el 
mensaje: el aire, en la comunicación oral, el cable telefónico, el papel en la comunicación escrita, etc.), y 
una conexión psicológica entre el emisor y el receptor que permite a ambos establecer y mantener una 
comunicación. 
 
 
El estudio de la estructura se articula, a su vez, en diferentes niveles de análisis: 
 
. La Fonología se ocupa de la estructura de los sonidos de las lenguas. El fonema es, pues, la 
unidad mínima fonológica SIN significado, pero que puede cambiar el significado de la palabra 
(función distintiva por medio de la conmutación: /péso/, /béso/, /késo/). La representación gráfica (en la 
escritura) de los fonemas se hace mediante las letras (también llamadas grafías o grafemas). 
 
A algunos fonemas le corresponden varias grafías/letras: 
 
/b/ beso, vaso, Wenceslao: b, v, w 
 
/z/ - /θ/ zapato, cerilla, cocina, cazo, zueco: z, c+e, i 
 
/x/ gitano, jinete, gente, jerez, jota, jamón, conjugar: g, j 
 
/g/ gato, guerra, guiso, guante, gorro: g, gu 
 
/k/ casa, saco, kilo, quitar, querer: c+a, o,u, k, qu 
 
 
La grafía x se transcribe con dos fonemas: /eksámen/ 
 
La grafía o letra es la representación del fonema en la escritura. Por ejemplo, el fonema /x/ se representa 
por las grafías g + e, i: gente, gitano, o j + a, e, i, o, u: caja, mujer, jibia, joven, jugo. El español tiene 27 
letras (y 5 dígrafos - agrupación de dos consonantes-: chico, llamar, queso, guiso, correr). 
Se llama Ortografía al conjunto de normas de regulan la escritura de una lengua. Los criterios normativos 
se fundamentan en el empleo que hacen los escritores cualificados, en su utilización por parte de 
personas cultas y en las disposiciones armonizadoras de la Real Academia Española (RAE). 
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La Norma es el conjunto de preferencias vigentes en una comunidad de hablantes. 
 
 
. La Morfología estudia la estructura interna de las palabras y los principios que rigen la configuración 
de dicha estructura. La unidad es el morfema (unidad mínima CON significado): segmento de la 
palabra que aporta el valor gramatical (singular/plural, masculino/femenino, presente/futuro…). 
 
. La Sintaxis se ocupa de las reglas que rigen en la combinación de las palabras para formar unidades 
mayores. La Sintaxis tiene como unidad mínima de análisis la palabra y como unidad máxima, la 
oración. El sintagma es una unidad sintáctica (compuesta por una o varias palabras que desempeña una 
función sintáctica en la oración) intermedia entre la palabra y la oración. Constituye el marco del análisis 
lingüístico. 
 
. La Semántica es el estudio del significado de las unidades léxicas y de sus combinaciones. 
 
A los niveles estructurales y constitutivos propiamente dichos se añaden otras dos disciplinas que se 
sitúan en la zona de contacto entre el sistema lingüístico y otros sistemas: 
 
. La Fonética es una disciplina auxiliar de la Lingüística que estudia los sonidos como realidad física, 
tanto en lo que concierne a su génesis (articulación), como a su transmisión (acústica) y a su 
descodificación (percepción). Por lo tanto, SE OCUPA DE LAS VARIANTES DE LOS FONEMAS. 
 
. La Pragmática es una perspectiva de análisis que se ocupa de la interacción entre los significados 
codificados (lo lingüístico) y los diferentes aspectos del contexto (lo extralingüístico: la situación, la 
sociedad, el entorno…). 
 
 
El conjunto de palabras que integran una lengua se denomina léxico. La disciplina que se ocupa de las 
formas en que se organizan los significados lingüísticos de las palabras es la Lexicología. 
La disciplina que se ocupa de la confección de los diccionarios y otros repertorios léxicos es la 
Lexicografía. La Lexicología constituye uno de los apoyos de la Lexicografía. 
 
El signo lingüístico 
 
 
La asociación de una señal con lo que quiere decir se denomina signo. 
 
Señal: realidad física que “quiere decir algo”, es decir, que puede transmitir una información. Es una cosa 
sensible (perceptible por los sentidos)–objeto, dibujo, gesto, sonido, movimiento- que tiene por fin indicar 
algo. 
 
 
 
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En el signo lingüístico, que es la unidad de expresión de la lengua, estas dos partes corresponden a la 
imagen acústica (significante) y al concepto con ella asociado (significado).1 Según Ferdinand de 
Saussure, las principales propiedades del signo lingüístico son cuatro: 
 
1. Arbitrariedad: la relación entre el significante y el significado es convencional. 
2. Linealidad del significante: al ser de naturaleza auditiva, el significante se despliega en el tiempo; 
como resultado, los significantes deben aparecer necesariamente uno tras otro, en secuencia 
lineal, esto es, formando una cadena. 
3. Inmutabilidad: la conexión entre significante y significado está establecida por cada comunidad 
lingüística, de modo que ningún usuario puede, a título individual, modificar caprichosamente tal 
conexión. 
4. Mutabilidad: los signos lingüísticos pueden verse afectados por el paso del tiempo y la evolución, 
que afecta tanto a la materialidad del significante como al significado. 
 
La lengua como estructura 
Cuando hablamos de una lengua, nos estamos refiriendo a un sistema de signos (sistema: conjunto de 
elementos relacionados entre sí), a un código de comunicación que está al servicio de una comunidad. Pero al 
hacerlo así omitimos conscientemente la diferencia que existe entre el sistema en sí y su utilización concreta 
en cada momento por cada individuo de la comunidad. 
La lengua es un conjunto de posibilidades, de las que cada uno de los hablantes aprovecha unas pocas 
en cada acto de comunicación. 
Se trata de la distinción que Saussure nos enseñó entre la lengua (langue) y el habla (parole). 
“La lengua es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que, por sí solo, no puede crearla ni 
modificarla. No existe más que en virtud de un contrato de los miembros de la comunidad.” 
“El estudio del lenguaje comporta dos partes: la una, esencial, tiene por objeto la lengua, que es social en su 
esencia e independiente del individuo; la otra, secundaria, tiene por objeto la parte individual del lenguaje (…)” 
(SAUSSURE) 
El lenguaje es la capacidad de la especie humana para comunicarse por medio de un sistema de 
signos que constituye la lengua. 
Saussure establece la oposición lengua/habla. Considera la lengua como un producto social, mientras que 
el habla es un producto individual del lenguaje: 
- La lengua es una institución social en tanto que el individuo la recibe y la interioriza de forma pasiva y 
no puede ni crearla ni modificarla, puesto que consiste en un conjunto de impresiones depositado en la 
conciencia de todos los miembros de una comunidad hablante. Constituye un código común a todos los 
hablantes de una lengua. Se trata de un sistema de signos cuyos elementos toman valor precisamente por las 
relaciones que los vinculan entre sí. En la lengua, cada elemento adquiere su valor por oposición a los demás. 
La lengua es un objeto de naturaleza abstracta. 
 
- El habla, al contrario que la lengua, es un acto creativo; la manera personal de utilizar ese código que 
es la lengua. Como opuesta al acto pasivo de recepción y asimilación que constituye la lengua, el habla es el 
dominio de la libertad creadora individual. El habla es una realidad concreta. 
 
LA ESPECIFICIDAD DEL LENGUAJE HUMANO 
 
1 Saussure había enseñado a distinguir claramente entre el referente del signo (el conjunto de objetos del mundo al 
que remite el signo) y su significado (la entidad lingüística relacionada con su significante). 
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Si se comparan las propiedades de los medios de que se sirven muchas especies de animales con las del 
lenguaje humano, se podrá comprobar que, junto a algunas semejanzas, existen también diferencias muy 
significativas. 
 
PROPIEDADES EXCLUSIVAS DEL LENGUAJE HUMANO: 
1. Doble articulación (o dualidad de estructuración): Las señales más complejas (frases y 
oraciones) pueden analizarse en unidades simples con significado (morfemas y palabras); y estas, 
a su vez, pueden analizarse en unidades mínimas sin significado (fonemas). El conjunto 
potencialmente infinito de expresiones que se pueden producir en una lengua está formado a partir 
de un inventario limitado de unidades sonoras discretas. Por tanto, la doble articulación se refiere 
a la utilización de dos niveles de unidades discretas (unidades concretas y reutilizables). 
 
Economía del sistema: número indefinido de mensajes estructurados sobre la doble articulación. 
Los fonemas son los que poseen carácter discreto: constituyen un pequeño número en cada 
lengua y se combinan entre sí de acuerdo con unas reglas fijas que dan lugar a unidades 
asociadas con significado (monemas). Los monemas (2ª articulación) se componen de unidades 
discretas del nivel fonológico y cuyo resultado son unidades con significado. 
 
 
Doble articulación: 
 
1ª. NIVEL MORFOLÓGICO 
 
MONEMAS (SIGNIFICADO + SIGNIFICANTE): 
 
• LEXEMAS (SGDO CONCEPTUAL) 
• MORFEMAS (SGDO GRAMATICAL) 
 
Niñ -o 
 Lex. Morf. 
 
2ª. NIVEL FONOLÓGICO: 
 
• FONEMAS (SIGNIFICANTE SIN SIGNIFICADO. CARÁCTER DISTINTIVO): 
/n/+/í/+/ñ/+/o/ 
 
 
2. Productividad: El lenguaje permite producir e interpretar mensajes que no se han producido e 
interpretado con anterioridad. Las pautas de combinación gramatical de cada lengua permiten a 
sus hablantes construir un conjunto potencialmente ilimitado de estructuras lingüísticas de longitud 
y complejidad variables (también en nuestra capacidad de derivar y construir nuevas palabras). 
 
3. Desplazamiento: El lenguaje nos permite hacer referencia a entidades y acontecimientos 
distantes, no presentes, en el espacio (hablar de Marte) y en el tiempo (presente, pasado), e 
incluso que no tienen existencia en la realidad (hadas, ogros). 
 
 
 
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EL ESTUDIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA 
 
El español, lengua universal 
 
A finales del siglo XV, los Reyes Católicos elevan a España al rango de gran potencia. Con Carlos V, el 
castellano, que comienza a llamarse español o lengua española, se propaga por Flandes, Italia y 
Francia. Al mismo tiempo, diccionarios y gramáticas españoles (primera gramática del español: Gramática 
de la lengua castellana, de Antonio de Nebrija, 1492) aparecían en el extranjero, así como las traducciones 
de La Celestina, el Amadís o la Cárcel de Amor a otras lenguas. 
 
Tras el descubrimiento de América, el español se extiende por el continente americano, y, de este modo, 
el español se convertía en lengua universal. 
 
El español en la actualidad 
Variedades de español actual. Español de España y español de América 
Los dos grandes bloques del español hoy día los constituyen el español de España y el español de 
América. 
 
Las distintas variedades dialectales del español de España son los llamados dialectos históricos 
(dialectos del latín que no han alcanzado la categoría de lenguas): el astur-leonés y el navarro-aragonés, 
los dialectos modernos (derivados del castellano): extremeño, murciano (dialecto de transición), andaluz, 
canario (dialectos meridionales). 
 
En España, junto al español –lengua oficial- coexisten –y son cooficiales en sus respectivas Comunidades 
Autónomas- el gallego, el vasco y el catalán (esta última es lengua cooficial, junto con el francés, en 
Andorra). 
 
El español se extendió en América por la colonización. En las variedades del español de América hay que 
tener en cuenta la cronología en el proceso de colonización, la procedencia de los colonizadores y la 
acción de las lenguas indígenas (que se conservaron entre la población nativa). A pesar de todo, la unidad 
de la lengua española es incuestionable. 
 
Otras variedades del español 
 
No pueden ser olvidadas las variedades de la lengua española –americanas, africanas, europeas yoceánicas-, los dialectos judeo-españoles o las hablas criollas2 de base hispánica: 
. En Guinea Ecuatorial el español es lengua oficial, junto con el francés y el portugués, y actualmente es 
hablado en los ámbitos docente, religioso y administrativo. 
 
2 Una lengua criolla, llamada también criollo, es una lengua que nace habitualmente en una comunidad compuesta de personas 
de orígenes diversos que no comparten previamente ninguna lengua, que tienen necesidad de comunicarse, y por ello se ven 
forzados a valerse de un idioma que no es el de ninguno de ellos. En la mayoría de los casos ha surgido a base de la lengua 
pidgin (mezcla de alguna lengua colonial con otra indígena), pero se ha convertido en la lengua principal de la comunidad 
respectiva; tiene una gramática desarrollada y cumple todas las funciones de la lengua nacional. Ejemplo: el francés criollo de las 
Antillas. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Lengua_materna
7 
 
. El español de Filipinas está en retroceso desde 1950, aunque no ha desaparecido totalmente (entre un 
dos y un ocho por ciento de la población lo mantiene vivo). Hoy son lenguas oficiales el inglés y el tagalo 
(este último se impuso como lengua nacional, dejando de serlo el español). Un gran número de filipinos 
hablan también una lengua criolla: el chabacano, de base fonológica y léxica esencialmente española. 
. El judeoespañol (o sefardí) constituye un dialecto excepcional, testimonio de conservadurismo a 
ultranza, que refleja, casi sin variación, el estado de la lengua española del siglo XV (fue el que se llevaron 
los judíos tras su expulsión en 1492). Hoy está escindido en tres grupos: el ladino (Macedonia, Salónica y 
Bosnia) es el español empleado en traducciones religiosas, el balcánico (Rumanía, Bulgaria y Turquía) y el 
marroquí (hakitía) (Marruecos). También hay grupos de sefardíes en Nueva York, aunque las nuevas 
generaciones van olvidando la lengua tradicional. 
. En Oceanía solo queda un resto de español en las Islas Marianas, concretamente en Guam. Desde 
1974, la lengua oficial es el inglés, junto con el chamorro, de la familia malayo-polinesia, en el que perviven 
buena cantidad de topónimos y antropónimos españoles. 
 
Situación actual del español en el mundo: países, millones de hablantes 
El español abarca parte de Norteamérica, Centroamérica y toda Sudamérica (excepto Brasil y las 
Guayanas). Es hoy lengua oficial y de cultura de más de 474 millones de personas. Tres de cada cuatro 
hispanohablantes hablan una variedad americana. 
El español es lengua oficial en México, España, Colombia, Argentina, Perú (estos cinco son los países 
con mayor número de hablantes), Venezuela, Bolivia, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, 
Guatemala, Guinea Ecuatorial, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, República 
Dominicana, Sáhara Occidental y Uruguay. 
En otros países, donde el español no es lengua oficial, hay, sin embargo, un gran número de hablantes de 
nuestra lengua (Estados Unidos, por ejemplo, cuenta con unos cuarenta y cinco millones de 
hispanohablantes; Filipinas, más de tres millones…). La suma total de hablantes de español en el mundo 
pasa hoy los 474 millones. 
La permanencia del español en el mundo es debida, fundamentalmente, a sus características de 
homogeneidad, compacidad y cercanía en la distribución geográfica, siendo, al mismo tiempo, vehículo de 
cultura y lengua de prestigio. Es una lengua de expansión constante, que ocupa el segundo lugar en el 
mundo después del inglés como lengua de comunicación internacional, triplicando al francés en el número 
de hablantes y en las proyecciones demolingüísticas. 
 
Diacronía y sincronía 
El sistema lingüístico de una lengua puede estudiarse desde dos enfoques o perspectivas: 
Perspectiva sincrónica: se estudia la lengua en un momento cronológicamente acotado, ya sea la de 
nuestros días, la de Cervantes o la del Siglo de Oro. 
Perspectiva diacrónica: se estudian las transformaciones que ha experimentado el sistema de la lengua 
o, simplemente, un fenómeno lingüístico concreto a lo largo del tiempo. 
 
 
 
 
 
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Variedades de la lengua española 
Una variedad o variante lingüística es una forma específica de lengua natural, caracterizada por un 
conjunto de rasgos lingüísticos usados por una determinada comunidad de hablantes vinculados entre sí 
por relaciones sociales o geográficas. 
Las variedades lingüísticas son distintas formas que adquiere una misma lengua de acuerdo al lugar en 
que vive el hablante (esta variedad se denomina dialecto), a su edad (esta variedad se llama cronolecto) y 
a su grupo social donde también influye el nivel de educación (sociolecto). Las diferencias pueden estar 
relacionadas con el vocabulario, la entonación, la pronunciación o la confección de expresiones; y en 
general se manifiestan más claramente en la oralidad que en la escritura. De esta forma, cuando 
escuchamos hablar a alguien, podremos suponer en qué región reside (si en la zona Metropolitana o la 
zona rural, por ejemplo), de qué grupo etario forma parte (es un niño, un adolescente, un adulto, un 
anciano) y qué nivel educativo tiene. 
Existen diversos factores de variación posible asociados a la geografía, los factores sociolingüísticos o el 
registro lingüístico. 
• Variedades geográficas. Los cambios de este tipo pertenecen a la variación diatópica y consisten en 
que existen variantes en la forma de hablar una misma lengua debido a la distancia geográfica que separa 
a los hablantes.1 Así, por ejemplo, en España le dicen cerillas al objeto que en América se denomina 
fósforos. 
A estos cambios de tipo geográfico se les llama dialectos (o más propiamente geolectos) y, a su estudio, 
dialectología. Es importante aclarar que este término no tiene ningún sentido negativo, pues, ha sido 
común llamar dialecto a lenguas que supuestamente son “simples” o “primitivas”. Hay que tener presente, 
ante todo, que todas las lenguas del mundo, desde el punto de vista gramatical, se encuentran en igualdad 
de condiciones y ninguna es más evolucionada que otra. Por eso, es ilógico afirmar que una lengua es 
mejor que otra. 
Los dialectos son, entonces, la forma particular con la que una comunidad habla una determinada lengua. 
Desde este punto de vista se suele hablar del inglés británico, del inglés australiano, etc. Sin embargo, hay 
que tener presente que los dialectos no presentan límites geográficos precisos, sino que, al contrario, se 
ha visto que estos son borrosos y graduales. En lo que respecta al español, tradicionalmente se ha 
considerado que existen dos variedades generales: el español de España y el español de América. 
• Variedades sociales o diastráticas. Este tipo de variaciones comprenden todos los cambios del lenguaje 
producidos por el ambiente en que se desenvuelve el hablante.2 Dentro de este ámbito, interesa sobre 
todo el estudio de los sociolectos, los cuales se deben a factores como la clase social, la educación, la 
profesión, la edad, la procedencia étnica, etc. En ciertos países donde existe una jerarquía social muy 
clara, el sociolecto de la persona es lo que define a qué clase social pertenece. Ello supone, por supuesto, 
una barrera para la integración social. 
• Variedades situacionales (registros de habla). Conocidas también como variaciones diafásicas, este 
tipo de variantes involucra cambios en el lenguaje a partir de la situación en que se encuentra el hablante. 
Como se sabe, no hablamos igual en una fiesta de amigos que en una actividad religiosa. Desde este 
punto de vista, lo que provoca el cambio es el grado de formalidad de las circunstancias. El grado de 
formalidad se entiende como la estricta observancia de las reglas, normas y costumbres en la 
comunicación lingüística. 
Tomando en consideración este factor, los especialistas hablan de la existencia de diversos registros o 
estilos. De este modo, los enunciados “Alos que estaban allí les entró risa cuando oyeron lo que les dijo el 
que hablaba” y “Las palabras emitidas por el conferenciante suscitaron la hilaridad del auditorio” difieren en 
su registro. Los hablantes, al momento de expresarse, deben elegir un registro adecuado a la 
circunstancia en que se encuentra. 
No existe acuerdo en cuanto a cuántos y cuáles tipos de registros existen. Por lo general, se distinguen 
los siguientes: solemne, culto o formal, estándar, profesional, coloquial, vulgar y jergal. 
 
https://es.wikipedia.org/wiki/Lengua_natural
https://es.wikipedia.org/wiki/Registro_ling%C3%BC%C3%ADstico
https://es.wikipedia.org/wiki/Variedad_ling%C3%BC%C3%ADstica#cite_note-1
https://es.wikipedia.org/wiki/Dialecto
https://es.wikipedia.org/wiki/Geolecto
https://es.wikipedia.org/wiki/Dialectolog%C3%ADa
https://es.wikipedia.org/wiki/Espa%C3%B1ol_de_Espa%C3%B1a
https://es.wikipedia.org/wiki/Espa%C3%B1ol_de_Am%C3%A9rica
https://es.wikipedia.org/wiki/Variedad_ling%C3%BC%C3%ADstica#cite_note-2
https://es.wikipedia.org/wiki/Sociolecto
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En muchas regiones de América, el uso de los pronombres vos y usted se encuentra dentro de este tipo 
de variación, pues el primero se utiliza en contextos informales, mientras que el segundo se usa en 
situaciones formales. Así, todos somos susceptibles de ser interpelados con vos o con usted dependiendo 
del evento en que nos encontremos. 
 
 
A los lenguajes especializados (textos jurídicos, administrativos, científicos, 
periodísticos, literarios, técnicos…) NO se les puede considerar variedades de lengua. 
 
 
¿Castellano o español? 
 Esta comunidad es, ciertamente, una de las 5 mayores del mundo. Curiosamente, y como 
manifestación de una de las peculiaridades folclóricas de la gente hispánica, los miembros de esta 
poderosa comunidad no sabemos muy bien cómo se llama nuestra lengua. 
Su lengua nos une, pero su nombre nos desune. ¿Qué es lo que hablamos? ¿Castellano?, ¿español?, 
¿lengua oficial?, ¿o qué? La cuestión es antigua pero todavía no está cerrada. Hay un texto reciente que 
pretende darla por zanjada: la Constitución Española de 1978, cuyo artículo 3º, párrafo 1º dice así: “El 
castellano es la lengua española oficial del Estado”. Las Cortes Generales adoptaron el nombre de 
castellano para referirse a nuestra lengua. Pero el enunciado da indicios de que no fue “parido” sin cierta 
tensión: La estructura de la frase es desacertada, ya que con esa ordenación de sus elementos parece 
que responde a la pregunta ¿qué es el castellano? RESPUESTA: El castellano es… La verdadera 
pregunta implícita es ¿Cuál es la lengua oficial del Estado? y ello pide un enunciado así: “La lengua oficial 
del Estado es el castellano” que ya no es, como la anterior, forma de definición sino de especificación, es 
decir, la que corresponde al caso. Si en el enunciado se nos permitiese restaurar un orden de palabras 
lógico y objetivo, la forma sería: “la lengua española oficial del Estado es el castellano”. ¿No parece que 
hay un elemento superfluo? Es algo así como si la Constitución francesa dijese “la lengua románica oficial 
del Estado es el francés”. La especificación sobre el grupo lingüístico sobraría en estos. Quizá el secreto 
de esa palabra inútil, “española”, esté también en la estilística; en el deseo de poner de relieve que el 
castellano es sólo una de las lenguas españolas y la hipótesis se confirma leyendo el apartado 2º del 
mismo artículo 3º: 
“Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de 
acuerdo con sus Estatutos” 
 Esta explicación, sin embargo, no es suficiente para que retiremos nuestra opinión de que el 
adjetivo “española” en el sintagma “la lengua española oficial del Estado…” está de sobra. La pista se 
encuentra en el predicado “es el castellano”. Obviamente, el tal adjetivo, “española”, resultaría insoportable 
si en vez de “es el castellano” se hubiera dicho “es el español”: “La lengua española oficial del Estado es el 
español”. 
 El hecho de que los padres constituyentes se decidieran por “castellano” para nuestro idioma fue el 
que les indujo a escribir ese redundante “lengua española oficial” con el deseo de que sirviese de terrón de 
azúcar para los ciudadanos partidarios de la denominación de “español” para la lengua común. 
 La aprobación del texto definitivo del artículo se hizo a contrapelo de una nube de declaraciones y 
escritos en que tanto la Academia Española como lingüistas de primera fila manifestaron y razonaron la 
mayor conveniencia del nombre de “español”, aun reconociendo objetivamente la coexistencia legítima del 
uso del nombre “castellano”. Todo inútil: los políticos respondieron que la Constitución era cosa suya y no 
de los hombres cultos. 
 Esto ya ocurrió con la Constitución de 1931 cuando se debatía la Constitución de la República. 
Contra el parecer, entre otros, de Ramón Menéndez Pidal y de Miguel de Unamuno se impuso en el texto 
constitucional la denominación de castellano. 
 En ambos casos, la de 1931 y 1978, en la negación al castellano del nombre de español no sólo 
hay una reclamación, muy justa, de que tal denominación también vale para las demás lenguas de 
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España, sino un trasfondo muy explicable de motivaciones políticas, de intereses prácticos inmediatos y de 
sentimientos arraigados. 
 La historia de la contienda castellano-español ya fue contada, hace muchos años, en un libro de 
Amado Alonso, donde se señala que, desde finales del s. XV, siempre se ha alternado el uso de las 2 
denominaciones. Al principio, el nombre “español” se usó generalmente en el contraste de esta lengua con 
otras lenguas no hispánicas. Por ejemplo, en gramáticas españolas para extranjeros. En el primer 
diccionario de la lengua española de 1611 se proclama en la portada el carácter indistinto de las 2 
denominaciones: “Tesoro de la lengua castellana o española”. Un siglo después, sin embargo, cuando la 
RAE publica su primer diccionario el título es “Diccionario de la lengua castellana”. El motivo, según 
Amado Alonso, era, por un lado, la mentalidad centralista dieciochesca y, por otro, el empeño casticista 
que pone su última instancia en el origen castellano de la lengua. 
 Para Fernando Lázaro, en cambio, la explicación es mucho menos trascendental y está en la 
simple preocupación estilística de variación léxica; para no decir en un mismo contexto “lengua española” 
y “academia española” ya que, en el fondo, a los académicos les era indiferente uno u otro nombre del 
idioma.Sea cual fuere la razón, los diccionarios y las gramáticas publicados por la Academia desde su 
fundación hasta 1924 se titularon sistemáticamente “De la lengua castellana”. El hecho de que se 
produjese el cambio a “española” en 1924, en plena dictadura de Primo de Rivera, ha inducido a algunos a 
afirmar que se trató de una manifestación más del nacionalismo dictatorial. Esto es falso. La decisión de 
adoptar el nombre de “español” había sido tomada por los académicos el 5 de mayo de 1922, según 
consta en las actas de la corporación, aunque sólo llegó al conocimiento público al aparecer la edición de 
1924 de la gramática. Cuatro años antes del acuerdo académico, en 1918, Menéndez Pidal había 
manifestado su preferencia por lengua española, pues lengua castellana, decía, induce erróneamente a 
creer, dado su valor geográfico restringido, que fuera de Castilla no se haya la lengua literaria sino como 
una importación. 
 Según el punto de vista de Manuel Seco: 
- Castellano y español parecen igualmente aceptables en el uso común y, de hecho, en muchas regiones 
se usan indistintamente las 2 palabras. 
- El hecho de que en algunas zonas de España y de América se prefiera castellano se debe, ante todo, a 
una larga tradición y, en parte, al apoyo que a esa tradición dio, como hemos visto, la Academia Española 
hasta los años 20 de este siglo. 
- En América hay que unir a ello, tal vez, un recelo patriótico frente al nombre de “español”, sentido como 
una manifestaciónde colonialismo póstumo. 
- Por lo que se refiere a las regiones de España con lengua materna propia, el empleo casi exclusivo de 
castellano es explicado frecuentemente como más apropiado porque, sin duda, tan español es el catalán o 
el gallego o el vascuence como el castellano. 
Los argumentos no son demasiado consistentes: 
- Los hispanoamericanos podrían recordar que sus vecinos del norte dicen tranquilamente que hablan 
inglés sin pensar que con ello perpetúan la situación colonial con respecto a Inglaterra. 
- Los españoles que tienen lengua materna no castellana, no deben ignorar el uso universal. 
Normalmente, en cada país la lengua oficial, sea cual fuere la región en la que surgiera históricamente, ha 
tomado el nombre de toda la nación (el francés, el italiano, el alemán…) sin que ello excluya la existencia 
de idiomas importantes que no son la lengua oficial. 
- El argumento de que el castellano no es la única lengua española se basa, como advirtió Amado 
 Alonso, en un equívoco, aparentando identificar 2 sentidos o formas interiores porque se expresan 
con la misma forma exterior. Cuando se dice que el vasco, el gallego, el catalán son idiomas españoles, el 
adjetivo tiene una significación geográfico-política. Cuando se habla del “español”, la significación es 
lingüística, puesto que se refiere a un sistema de denominaciones de los idiomas nacionales como 
entidades lingüísticas así nombradas. 
 El empleo sistemático del nombre castellano con negación del nombre español implica una 
inexactitud: la de suponer que la lengua oficial de España y de todas las naciones hispanoamericanas es 
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patrimonio de una sola región. Idea falsa, pues la lengua castellana hace ya muchos siglos que no es 
propiedad de Castilla sino de todas las regiones y naciones que la tienen como medio de comunicación 
que, por el mismo hecho de utilizarla, colaboran todas en su conservación y enriquecimiento. 
 Existen, sin embargo, 2 casos en que lo adecuado es, precisamente, el empleo de castellano: 
- uno es por exigencia de exactitud histórica y científica, cuando se trata de designar la lengua que durante 
la Edad Media fue privativa del Reino de Castilla; o bien el conjunto de modalidades particulares que en 
los tiempos modernos presenta el habla de la región castellana frente a la lengua general. “El castellano es 
una lengua hecha y el español es una lengua que estamos haciendo” (UNAMUNO) 
- El otro caso es cuando en un mismo contexto aparece mencionada esa lengua general al lado de otra 
lengua de España. El contraponer en tal situación, por ejemplo, “lengua catalana” y “lengua española”, 
puede resultar equívoco e interpretarse como una actitud separatista. Semejante, aunque en sentido 
inverso, a la interpretación que se puede producir en informaciones como esta: “el presidente del gobierno 
vasco se entrevistará con el presidente del gobierno español”.

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