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TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO DEL 
SÍNDROME DE OVARIO POLIQUÍSTICO 
Non-pharmacological treatment of Polycystic Ovary Syndrome 
Revisión narrativa 
Grado de Enfermería – Trabajo Fin de Grado 
 
Universidad Autónoma de Madrid 
Facultad de Medicina 
Grado de enfermería. Curso académico 2021-2022 
Autora: Carmen Estébanez Sala 
Tutora: Paloma Madrid Prieto 
0 
 
1 
 
ÍNDICE 
RESUMEN ............................................................................................................................... 2 
ABSTRACT ............................................................................................................................. 3 
LISTADO DE ABREVIATURAS ............................................................................................ 4 
1- INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 5 
2- METODOLOGÍA ........................................................................................................... 24 
3- RESULTADOS............................................................................................................... 27 
4- CONCLUSIONES .......................................................................................................... 39 
5- CONSIDERACIONES FINALES ................................................................................... 44 
6- BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 45 
7- ANEXOS ........................................................................................................................ 46 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
file:///C:/CARMEN/UNIVERSIDAD/4º/TFG/TFG%20TRATAMIENTO%20NO%20FARMACOLÓGICO%20DEL%20SOP-%20CARMEN%20ESTÉBANEZ%20final.rtf%23_Toc102492230
2 
 
RESUMEN 
Objetivo: conocer el manejo terapéutico no farmacológico del Síndrome de ovario 
poliquístico, sus efectos sobre la enfermedad y el impacto en la calidad de vida de las 
mujeres. 
Material y método: Se llevó a cabo una búsqueda bibliográfica en las bases de datos 
PubMed, Cinhal, Cuiden, Cochrane Library, Scielo, Scopus y Dialnet en inglés y 
español, mediante una estrategia de búsqueda en lenguaje libre y controlado (MesH) 
que contemplaba las palabras clave: “Síndrome de ovario poliquístico”, “dietoterapia”, 
“ejercicio físico”, “estilos de vida”, “Polycystic Ovary Syndrome”, “diet therapy”, 
“exercise”, “life style changes”, “non-pharmacological therapy”, “behavioral therapy”; 
combinándolas mediante los operadores booleanos AND, OR y NOT. Los límites 
temporales se situaron entre 2017 y 2022. 
Resultados: Se seleccionaron 19 documentos, estableciéndose 4 unidades de análisis: 
efectividad de intervenciones nutricionales en el manejo del SOP, efectividad del 
ejercicio físico en el manejo del SOP, beneficios de los cambios en el estilo de vida y de 
las terapias cognitivo-conductuales en la calidad de vida de las mujeres con SOP y 
terapias alternativas para el manejo del SOP. 
Conclusiones: El tratamiento no farmacológico del Síndrome de ovario poliquístico, ha 
resultado efectivo en la mejora de índices antropométricos, metabólicos y 
cardiovasculares, asociados a comorbilidades patológicas. Además, aporta múltiples 
beneficios a nivel psicosocial, lo que conlleva a una mejora en la calidad de vida de las 
mujeres con SOP. A pesar de también presentar beneficios a nivel de salud hormonal, 
sexual e infertilidad, los resultados han sido limitados; por ello es necesaria la 
realización de investigaciones más concluyentes en este ámbito, y la aplicación de este 
manejo terapéutico no farmacológico de manera más extendida y como terapia de 
primera elección. 
Palabras clave: Síndrome de Ovario Poliquístico, dietoterapia, ejercicio físico, estilos 
de vida, tratamiento no farmacológico, terapia cognitivo-conductual. 
 
3 
 
ABSTRACT 
Objective: the aim of this narrative overview is to know the non-pharmacological 
therapeutic management of polycystic ovary syndrome, its effects on the disease and the 
impact on the quality of life of women. 
Methodology: A bibliographic search was carried out in the PubMed, Cinhal, Cuiden, 
Cochrane Library, Scielo, Scopus and Dialnet databases in English and Spanish, using a 
free and controlled language (MesH) strategy that contemplated the keywords: 
“Síndrome de ovario poliquístico”, “dietoterapia”, “ejercicio físico”, “estilos de vida”, 
“Polycystic Ovary Syndrome”, “diet therapy”, “exercise”, “life style changes”, “non-
pharmacological therapy”, “behavioral therapy”; combining them using the Boolean 
operators AND, OR and NOT. The time limits were established between 2017 and 
2022. 
Main results: 19 documents were selected, establishing 4 analysis units: effectiveness 
of nutritional interventions in the management of PCOS, effectiveness of physical 
exercise in the management of PCOS, benefits of lifestyle changes and cognitive-
behavioral therapies in the quality of life of women with PCOS and alternative therapies 
for the management of PCOS 
Conclusions: The non-pharmacological treatment of polycystic ovary syndrome has 
been effective improving anthropometric, metabolic, and cardiovascular health 
associated with pathological comorbidities. In addition, it provides multiple 
psychosocial benefits, which lead into an improvement in the quality of life of women 
with PCOS. Despite being beneficial at hormonal, sexual and infertility health, the 
results have been limited. Therefore, more investigations in this area are needed as well 
as the application of this non-pharmacological therapeutic management in a more 
widespread way. 
Keywords: Polycystic Ovary Syndrome, diet therapy, exercise, lifestyle changes, non-
pharmacological therapy, behavioral therapy. 
4 
 
LISTADO DE ABREVIATURAS 
AES: Sociedad de Exceso de Andrógenos. 
AMH: hormona Anti-Mülleriana. 
CH: carbohidratos. 
CVRS: calidad de vida relacionada con la salud. 
DHEA: deshidroepiandrosterona. 
DMII: diabetes mellitus tipo II. 
FSH: hormona folículoestimulante. 
HA: hiperandrogenismo 
IG: intolerancia a la glucosa 
IMC: índice de masa corporal 
LH: hormona luteinizante 
MPO: morfología poliquística ovárica 
NIH: National Institutes of Health 
PCOSQ: Health-Related Quality of Life Questionnaire for women with Polycystic 
Ovary Syndrome 
RI: resistencia a la insulina 
SHBG: globulina transportadora de hormonas sexuales 
SOP: síndrome de ovario poliquístico. 
 
 
5 
 
1- INTRODUCCIÓN 
El Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), también conocido como hiperandrogenismo 
ovárico funcional o anovulación crónica hiperandrogénica, es la alteración endocrino-
metabólica crónica, de etiología compleja y multifactorial, más frecuente en mujeres en 
edad fértil, con una prevalencia de entre un 6 y un 15% de la población mundial 
femenina dependiendo de los criterios diagnósticos aplicados (1). 
1- Fisiopatología 
La etiología del SOP no está totalmente esclarecida y se postulan tres teorías al respecto 
(2,3): 
1. Que la causa primaria sea como consecuencia de una alteración en el eje 
hipotálamo-hipófisis. Esto explicaría la alteración en el cociente LH/FSH (exceso de 
liberación de LH con FSH normal o disminuida). 
2. Que la causa primaria sea de origen suprarrenal, con una hipersecreción de 
andrógenos por parte de la corteza suprarrenal. 
3. Que la causa primaria sea de origen ovárico, con un mal funcionamiento de la 
enzima P450c17, que alteraría la síntesis ovárica de estrógenos y favorecería la 
predominancia de andrógenos (estado HA). 
Independientemente de cuál sea la causa primaria una vez se pone en marcha el proceso, 
se establece un círculo vicioso, a modo cascada, donde todas las alteraciones favorecen 
y se potencian las unas a las otras (2,3). 
Las bases fisiopatológicas del SOP, a pesar de ser todavía objeto de estudio, se asientan 
en cuatro alteracionesrelacionadas y potenciadas entre sí: 
 Disfunción de la esteroidogénesis (2,3): 
- De origen ovárico: De manera normal en el ovario se producen estrógenos, 
sobre todo estradiol, en las células de la granulosa, estimuladas por la hormona 
foliculoestimulante (FSH). Además, se producen andrógenos, en concreto 
androstenediona, producidos en las células de la teca interna, por la estimulación 
de la hormona luteinizante (LH). 
6 
 
En mujeres con SOP se produce un mal funcionamiento de la enzima P450c17, 
lo cual da lugar a una alteración en la síntesis ovárica de estrógenos. Esta 
alteración en la síntesis ovárica de estrógenos favorece la predominancia de 
andrógenos, produciéndose un estado hiperandrogénico (HA) en mujeres con 
SOP. 
- Origen suprarrenal: De manera normal en la corteza suprarrenal se produce la 
secreción deshidroepiandrosterona (DHEA) y de estrógenos. En las mujeres con 
SOP y, al igual que en el ovario, se produce un estado hiperandrogénico por el 
mal funcionamiento de la enzima citocromo P450c17 (lo cual produce una 
alteración en la síntesis adrenal de estrógenos). 
- Tejido adiposo disfuncional: en la grasa periférica disfuncional no se produce 
aromatización de androstenediona en estrona, favoreciendo así el HA. 
 Disfunción metabólica: 
En mujeres con SOP puede aparecen una RI de origen idiopático (no hay alteración 
en los receptores de insulina). Dicha RI no se presenta en todas las mujeres con 
SOP, teniendo una frecuencia de aparición del 20-30% de los casos (y siendo más 
frecuente en mujeres obesas). En caso de que se presente la RI, esta da lugar a una 
hiperinsulinemia secundaria, que fomenta a su vez a un estado hiperandrogénico (ya 
que la unión de la insulina a receptores IGF tipo 1 aumenta la síntesis de andrógenos 
a nivel ovárico, en las células de la teca) (2,3,4,5). 
 Disfunción neuroendocrina: 
Como consecuencia de la elevación de LH, y su influencia sobre las células de la 
teca ováricas, se da lugar a un estado hiperandrogénico. Entre los andrógenos 
producidos, el incremento de testosterona inhibe la síntesis hepática de la globulina 
transportadora de hormonas sexuales (SHBG), provocando un aumento de estradiol 
libre. 
Esto, por activación de feedback positivo sobre el eje hipotálamo-adenohipófisis, da 
lugar a una perpetuación de la hipersecreción de la hormona luteinizante (LH), con 
efecto androgénico, con una secreción normal o disminuida de la hormona 
foliculoestimulante (FSH) (4). Todo ello favorece un cociente LH/FSH aumentado 
(2,3). 
 
7 
 
 Disfunción de la foliculogénesis: Se debe a la disminución de la producción de la 
FSH por la adenohipófisis. Los folículos crecen hasta su morfología preantral y 
antral pero no llegan a convertirse en un folículo maduro o de Graff (16-22 mm) (4). 
De esta manera se observan numerosos folículos en crecimiento no maduros, 
visualizados ecográficamente como quistes ováricos múltiples de 2 a 10 mm. 
Además, su capa de células de la teca es hiperplásica por el aumento de la LH, lo 
que perpetua la situación hiperandrogénica de origen ovárico. Por el contrario, las 
células de la granulosa están disminuidas por la reducción de la FSH (2,3). 
Este estado hiperandrogénico ovárico favorece la atresia prematura de los folículos 
(no maduros), lo cual explica la situación de anovulación crónica/ oligomenorrea 
que se da en la mujer con SOP. 
Investigaciones recientes señalan a la Hormona Antimülleriana (AMH) como un 
marcador sérico de la reserva folicular que se produce en las células de la granulosa en 
ovarios. La producción de la AMH en pacientes con SOP se estima que podría estar 
aumentada hasta 18 veces debido a la multiplicidad de folículos preantrales y antrales 
(6). 
Ya que todas las alteraciones están relacionadas entre sí, y las unas perpetúan a las 
otras, puede resultar compleja la explicación por apartados. Se produce realmente una 
cascada de alteraciones que giran en torno al estado hiperandrogénico y a la disfunción 
ovárica (anovulación) (Anexo 1. Imagen 1). 
2- Etiología. 
El SOP es un trastorno heterogéneo y complejo, y a pesar de que su etiología es 
desconocida, diversas investigaciones avalan la influencia de factores genéticos y 
ambientales. A través de estudios de asociación del genoma completo, se ha podido 
afirmar la relevancia de ciertos genes en la aparición de la enfermedad (6). Además, 
existen enzimas implicadas en el metabolismo de los hidratos de carbono y en los 
mecanismos de inflamación sistémica, dando lugar todo ello a un posible genotipo 
predisponente para la enfermedad (1). 
Dicha etiología poligénica compleja se puede observar en la agregación familiar; el 
parentesco de primer grado tiende a una mayor predisposición al SOP. Así lo demuestra 
un estudio de mujeres con SOP, en el cual el 22% de las hermanas, con criterios 
8 
 
diagnósticos, presentaban mayores niveles de testosterona (T) en comparación con un 
grupo control de mujeres sanas (6). 
Además, investigaciones recientes realizadas en animales de laboratorio confirman que 
el hiperandrogenismo (HA) materno, así como un soporte nutricional intraútero 
insuficiente, podrían causar cambios fisiológicos en el feto, en un fenómeno conocido 
como “programación fetal”, pudiendo desencadenar SOP en la vida adulta; teniendo un 
riesgo especial aquellos niños pequeños para la edad gestacional y con bajo peso al 
nacer (6,7). 
Teresa Sir Petermann ratifica esta teoría en un estudio, realizado durante diferentes 
etapas del desarrollo, a hijos e hijas de mujeres con SOP durante el embarazo, para 
conocer las consecuencias metabólicas y reproductivas a largo plazo de la exposición al 
HA intrauterino; concluyendo que: los hijos e hijas de madre con SOP tienen elevadas 
concentraciones de hormona antimulleriana (AMH). Esto supone en las niñas un 
desarrollo folicular alterado (la elevación de AMH indica excesivos folículos 
preantrales y antrales), alteraciones metabólicas (aumento de la insulina y los 
triglicéridos) que preceden al HA y perfiles bioquímicos relacionados con el SOP que 
aparecen en el estadío Tanner IV. Por otro lado, los niños son más propensos a presentar 
sobrepeso en la infancia e insulinorresistencia a medida que van siendo adultos (6). 
Todo ello confirma que los hijos e hijas de mujeres con SOP son población de riesgo 
para el desarrollo de enfermedades metabólicas en la edad adulta, y es por ello que 
surge la necesidad de brindar un manejo y cuidados específicos a la mujer embarazada 
con SOP para la prevención de dichas complicaciones. Además, deja ver que a los 
varones también les afecta de manera indirecta este trastorno (4). 
Como se ha comentado anteriormente, los factores ambientales, así como la transmisión 
de estilos de vida no saludables desde la vida intrauterina y especialmente en las 
primeras etapas del desarrollo, juegan un papel fundamental en la etiología del SOP. 
Estos pueden desencadenar desajustes del metabolismo, resistencia a la insulina (RI) y 
tejido adiposo disfuncional; produciendo hiperandrogenismo (HA) y por lo tanto 
aumentando significativamente la posibilidad de padecer SOP en la vida adulta (1). Por 
último, en relación con dichos factores ambientales, cabe destacar la posible influencia 
de disruptores endocrinos, como son productos de aseo y cuidado personal (protectores 
9 
 
solares, colonias, tintes…), además de la exposición a químicos de forma accidental en 
la aparición del SOP (5). 
3- Etiqueta diagnóstica 
El estudio hormonal femenino, y los conocimientos sobre el ciclo menstrual y la 
función ovárica comenzaron a consolidarse en el siglo XX, momento en el que se 
produjeron varios hitos que contribuyeron a la salud femenina. En el año 1928 Ascheim 
y Zondek descubren la gran carga estrogénica de la orina de las gestantes de manera 
casual, en 1929 Doisy aisló la estrona y Papa Nicolau demostró la fluctuación hormonal 
duranteel ciclo ovárico mediante las citologías. En 1930 Corner y Allen descubren la 
progesterona y en el año 1935 se aisló el 17 beta estradiol, fue entonces cuando 
comenzó a utilizarse la terapia hormonal sustitutiva en medicina (8). 
 
Los primeros en investigar el trastorno que hoy conocemos como SOP fueron Stein y 
Leventhal, dos ginecólogos que presentaron a la Asociación Central de Obstetricia y 
Ginecología en Nueva Orleans el estudio de siete mujeres con amenorrea, obesidad, 
hirsutismo e infertilidad. Los ovarios de dichas mujeres estaban agrandados entre 2 y 4 
veces y contenían de 20 a 100 quistes foliculares de 1 a 1,5 mm cerca de la superficie 
ovárica. Dicha investigación fue el primer trabajo bien estructurado del tema con una 
población de estudio; sin embargo, a lo largo de la historia se han dado diferentes 
estudios basados en casos clínicos. Comenzando en el año 1721 con el científico 
italiano Vallisneri, quien describió una mujer infértil con “ovarios brillantes de 
superficie blanca con quistes con forma de huevo de paloma”. Más tarde, en 1844 
Chereau y Rokitansky estudiaron casos de quistes en folículos ováricos hidrópicos (8). 
 
Tras las pioneras investigaciones de Stein y Leventhal se produjeron diferentes 
consensos para el diagnóstico de la identidad que hoy denominamos como SOP. La 
primera definición útil del SOP se elaboró en el año 1990 por el National Institutes of 
Health (NIH) de los Estados Unidos de América, incluyendo en el diagnóstico del 
síndrome la presencia de: 
 HA: clínico y/o bioquímico. 
 Disfunción ovárica: oligomenorrea o anovulación crónica. 
Además, enfatizaron que se debería hacer un diagnóstico diferencial con otras 
patologías confusoras que cursaran con dichos criterios (4,6). 
10 
 
Posteriormente, la Sociedad Europea de Reproducción Humana y la Sociedad 
Americana de Medicina Reproductiva en el año 2003, con el objetivo de realizar un 
diagnóstico más inclusivo, añadieron el criterio ecográfico de morfología poliquística 
ovárica (MPO), de manera que el espectro de mujeres afectadas por la enfermedad se 
amplió. Todo ello, dio lugar a los conocidos criterios de Rotterdam, de manera que para 
el diagnóstico diferencial del SOP, se deben cumplir al menos dos de los tres siguientes 
(1): 
 HA: clínico y/o bioquímico. 
 Disfunción ovárica: oligomenorrea y/o anovulación crónica. 
 MPO: por ecografía transvaginal (o en su defecto rectal). Ovario poliquístico, 
definido por la presencia de > 12 folículos (en discusión en las últimas 
revisiones y aumentado a > de 20 folículos) de diámetro de 2 a 9 mm y/o 
volumen ovárico > 10mm (9) 
Más recientemente, en el año 2006 la Sociedad de Exceso de Andrógenos (AES) expuso 
que el hiperandrogenismo debería ser imprescindible para poder realizar un diagnóstico 
de SOP (5). 
La existencia de tres consensos generó ciertas diferencias y dificultades para determinar 
la enfermedad y como solución 29 científicos se reunieron en el año 2012 y reafirmaron 
que los Criterios de Rotterdam eran los más adecuados para el diagnóstico (6). Dichos 
criterios establecen 4 fenotipos relevantes en los que se engloba la patología del SOP 
(11): 
 Fenotipo A o franco: hiperandrogenismo, anovulación y ovario poliquístico con 
ecodiagnóstico. Representa entre el 40 y el 70% de los casos. 
 Fenotipo B o clásico sin criterios ecográficos: hiperandrogenismo y anovulación, 
que se corresponde con los criterios esenciales del NIH (7 al 40%). 
 Fenotipo C u ovulatorio: hiperandrogenismo y ovario poliquístico con diagnóstico 
ecográfico (7-18%). 
 Fenotipo D o SOP sin hiperandrogenismo: anovulación y ovario poliquístico con 
diagnóstico por ecografía (7-16%). 
 
 
 
11 
 
Imagen 2: Fenotipos de presentación del SOP. 
Fuente: Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. Estudio y tratamiento de la 
anovulación en el síndrome de ovarios poliquísticos (2017). Prog Obstet Ginecol 
[Internet] 2016 [consultado 12 de febrero 2022]; 59:505-516. Disponible en: 
https://sego.es/documentos/progresos/v60- 
 
La severidad del hiperandrogenismo disminuye en los fenotipos sucesivos, de esta 
manera nos encontramos con fenotipos A y B de mayor gravedad ya que combinan HA 
y anovulación, mientras que el D es el más leve. De mismo modo, se da una 
disminución en los sucesivos fenotipos de la resistencia a la insulina, la obesidad y la 
elevación de la LH (5). 
 
Manifestaciones diagnósticas 
 
Tras la exposición de los criterios del SOP, es relevante delimitar cuáles son las 
manifestaciones clínicas del mismo ya que serán imprescindibles para realizar un 
diagnóstico adecuado: 
 Hiperandrogenismo: 
- HA bioquímico: se estima que está presente en el 60-70% de las mujeres con SOP. 
La determinación sérica debe realizarse en la fase folicular del ciclo menstrual 
(preferiblemente entre los días 2-5 del inicio de este). Todavía no hay descrito un 
método sólido ni una opinión unánime de cómo se debe valorar, aunque 
generalmente se suele medir con el marcador de la testosterona total (5). 
 
12 
 
- HA clínico: 
o El signo físico más frecuente del HA es el hirsutismo, definido como el exceso de 
pelo terminal en zonas androgenodependientes (como labio superior, mejillas, y 
zona torácica, abdomen y dorso), llegando a afectar a dos tercios de las mujeres con 
SOP (1,4,5). Para su valoración se utiliza la escala Ferriman Gallwey (Anexo 2. 
Imagen 3.), siendo diferente la puntuación según valores étnicos; el valor normativo 
para la mayoría de las poblaciones es igual o mayor que 8. Sin embargo, hay 
excepciones, en España una puntuación positiva se consideraría a partir del 10, 
mientras que en Extremo Oriente es igual o mayor que 2 (1). 
o El acné: inflamación del folículo piloso y glándula sebácea, que puede afectar hasta 
un tercio de las mujeres con SOP, se considera de carácter severo la presencia de 
más de 10 lesiones faciales y no tiene una escala validada para su categorización; 
por lo que su valor predictivo es dudoso. 
o La alopecia androgénica: caída progresiva del cabello, tiene una predisposición 
familiar y HA muy elevado, provoca gran carga emocional pero la prevalencia es 
menor. Se puede categorizar mediante la Escala visual de Ludwig (9,11,12). 
También es de interés analizar manifestaciones como la desfeminización o 
virilización (clitoromegalia, hipoplasia mamaria, cambios en la voz), sin embargo, 
son muy poco frecuentes y, ante su presencia, deberían descartarse otras patologías 
como un tumor secretor de andrógenos o hiperplasia renal congénita (4,6). 
 
 Disfunción ovárica: se puede presentar como: 
- Oligomenorrea: ciclos menstruales de más de 35 días en al menos 6 ciclos, o en un 
año no más de 8 ciclos menstruales en total. 
- Amenorrea: ausencia de sangrado menstrual durante al menos 90 días. 
- Es menos frecuente, pero se podría dar una polimenorrea, es decir ciclos 
menstruales de menos de 21 días (1). 
 
 Morfología poliquística ovárica (MPO) 
El término SOP, puede dar lugar a confusión por su nombre, sin embargo, la imagen 
ecográfica de quistes es simplemente un criterio más, pero como se puede comprobar 
con los fenotipos su existencia no es imprescindible para el diagnóstico del síndrome 
(un 30% de las mujeres con SOP pueden tener valores de volumen ovárico en rango 
13 
 
normal). Así mismo presentar MPO no es significado de sufrir el trastorno si no se 
cumplen criterios de HA y/o disfunción ovárica (13). 
Una imagen poliquística del ovario incluiría el recuento de folículos antrales de 2-9 mm 
de diámetro y debe haber al menos 20 quistes en uno o dos ovarios; en su defecto se 
utilizaría el volumen ovárico, que debe ser mayor a 10 ml en al menos uno de los 
ovarios (1,5, 9). 
 
 Acantosis nigricans 
Otro signo clínico relevante es la acantosis nigricans, que consiste en afectación de la 
piel con machas gruesas y con tono oscurecido, afectando principalmente en zonascomo cara, cuello, axilas y muslos. Cuando está presente indica en el 90% de los casos 
una RI de base (4,11). 
 
Como se ha comentado anteriormente, el diagnóstico del SOP debe ser de exclusión, 
esto quiere decir que se deben descartar previamente ciertas patologías que pueden dar 
lugar a error diagnóstico, entre las más destacadas se encuentran: hiperplasia suprarrenal 
congénita, síndrome de Cushing (valoración niveles de cortisol), hipogonadismo 
hipogonadotropo, hiperprolactinemia, hipotiroidismo primario, acromegalia, fallo 
ovárico prematuro, obesidad simple, tumores productores de andrógenos, e hirsutismo 
idiopático. Además, se debe valorar la previa utilización de fármacos que pudieran 
originar signos y síntomas sugestivos de SOP como los corticoides, andrógenos, 
esteroides, anabolizantes, ácido valproico, danazol, ciclosporina etc. Por último, se 
deben tener en cuenta los cambios fisiológicos propios de la edad como elementos a 
tener en cuenta en el diagnóstico diferencial (5,14). 
 
En las adolescentes se debe tener en cuenta las irregularidades menstruales fisiológicas 
durante los dos primeros años tras la menarquia; el 85% de los ciclos son anovulatorios 
durante el primer año, disminuyendo hasta el 25% en el sexto año, todo ello repercute 
en el incremento de la LH. Por ello se consideraría una amenorrea primaria o bien a los 
15 años o de 2 a 3 años posteriores a la telarquia, o bien al presentar ciclos mayores de 
90 días en cualquier momento postmenárquico. Se deben considerar irregularidades en 
el ciclo (menores de 21 días o mayores de 35) tras los dos años consecuentes a la 
menarquia. 
14 
 
También hay que tener en cuenta que hasta el 40% de las adolescentes pueden mostrar 
ovarios poliquísticos ecográficamente, es por ello que el criterio ecográfico no debería 
ser considerado hasta los 8 años posteriores a la menarquia (5,6,9,12). 
 
Acercándose a la edad de la menopausia el hiperandrogenismo de los ovarios disminuye 
por lo que se puede dar una regularización de la menstruación, un descenso del número 
de folículos y, además se produce un aumento de FSH y secreción de estradiol. Por todo 
ello el diagnóstico debe ser retrospectivo, basándose en oligomenorrea e HA en edad 
fértil, además la probabilidad de encontrar poliquistosis ováricas a nivel ecográfico se 
ve muy reducida (6,13). 
 
4- Prevalencia 
La prevalencia del SOP es variable, guardando relación directa con los criterios 
diagnósticos aplicados. Aplicando Consenso NIH la prevalencia a nivel mundial se 
estima entre un 4-8%; según los criterios AES, teniendo en cuenta el HA como un 
criterio esencial para el diagnóstico, aumenta hasta el 10-15%; mientras que, con los 
criterios de Rotterdam, usados actualmente en la práctica clínica, esta puede alcanzar 
valores de hasta el 21%, lo que confirma que dichos criterios son los más amplios y 
heterogéneos abarcando todos los fenotipos existentes (5,6). 
A lo largo de las últimas décadas varios autores han estudiado la prevalencia del SOP en 
mujeres de diferentes poblaciones, obteniéndose resultados que podrían indicar 
diferencias étnicas en la prevalencia, lo que consecuentemente, supondría un factor de 
riesgo para el trastorno. Todo esto lo demuestra Azziz et. al. en una investigación 
realizada con 400 mujeres con criterios NIH, obtuvo prevalencia media de 6,6%, 
descendiendo a un 4,8% en mujeres blancas, y aumentando hasta el 8% en mujeres 
negras y 12,8% en méxico-americanas (12). 
La prevalencia del SOP también varía en función de los diferentes fenotipos. El estudio 
con la muestra más grande hasta la fecha (15924 mujeres) de Li et al., realizado en 
China muestra una prevalencia total del 5,6%; siendo el fenotipo C el más común con 
un 37% y por el contrario el fenotipo D que representa el 15% (10). 
 
En España, se debe destacar el estudio de Asunción et al. del año 2000, puesto como 
ejemplo de prevalencia de SOP en mujeres caucásicas en diversas investigaciones; 
obteniendo resultados de 6,5% de prevalencia tras estudio realizado en 154 mujeres en 
15 
 
edad reproductiva entre 18 y 40 años (12). En un estudio más reciente de Obed, del año 
2015, en población española con una muestra de 242 mujeres, se estima una prevalencia 
del 29,3% mediante criterios Rotterdam (15). 
 
5- Morbilidad 
El SOP es un trastorno multifactorial y su comorbilidad es muy amplia. Las mujeres 
afectadas de SOP tienen mayor asociación de complicaciones, sobre todo 
cardiometabólicas, siendo la más común la intolerancia a la glucosa (IG) y la 
resistencia a la insulina (RI). Por tanto, tras el diagnóstico del SOP y posteriormente 
cada dos años, si no existen antecedentes como prediabetes o diabetes gestacional, se 
recomienda realizar las pruebas de sobrecarga oral de glucosa, con 75 gr, y de la 
resistencia a la insulina. De esta manera se mantiene un control de las mujeres y se 
realizan labores de prevención de la Diabetes Mellitus tipo II (DMII), que resultan 
imprescindibles puesto que el riesgo es de 5 a 10 veces mayor que el de una mujer sana 
(1,2,13). También estaría recomendada la determinación de la hemoglobina glicosilada 
(Hb1AC) (14). 
 
La RI, está directamente relacionada con la obesidad, especialmente con distribución 
abdominal, ya que la acumulación de tejido adiposo en esta zona aumenta los 
andrógenos y el hiperinsulinismo. Se estima una prevalencia entre el 30-60% de 
obesidad en pacientes con SOP, diversos estudios han demostrado que la obesidad 
aumenta el Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño y las mujeres con SOP tienen 30 
veces más de riesgo de sufrirlo (12,14). 
Adicionalmente, este exceso de peso aumenta el riesgo de sufrir dislipemia, 
aumentando los niveles de triglicéridos y colesterol LDL y disminuyendo el HDL. 
Aproximadamente el 70% de las afectadas tienen alterado al menos un factor lipídico 
(4,14,16). 
La evidencia confirma que estas alteraciones, además de aumentar la incidencia de 
hipertensión arterial (HTA), favorecen la calcificación de las arterias coronarias y el 
aumento de las capas vasculares íntima y media de la arteria carotidea; elevando así el 
riesgo de enfermedad cardiovascular. Estos procesos ateroescleróticos también pueden 
ocurrir a nivel cerebrovascular (6). 
Todos los problemas de salud mencionados anteriormente son factores de riesgo para el 
Síndrome Metabólico, por lo que la prevalencia de este se encuentra muy aumentada en 
16 
 
mujeres con SOP, entre 18-29%. Destacando sobre todo los fenotipos con HA ya que 
tienen peores estados metabólicos (16). 
 
Imagen 4: Criterios diagnósticos del síndrome metabólico. 
Fuente: Zarnowski Gutiérrez A, Salazar Santizo A. Síndrome de ovario poliquístico. 
Rev.méd.sinerg. [Internet] 2022 [consultado 12 de febrero de 2022];7(1):e748. 
Disponible en: https://revistamedicasinergia.com/index.php/rms/article/view/748 
Por otro lado, se ha sugerido que el SOP está relacionado con la aparición de hígado 
graso no alcohólico con una prevalencia de entre el 15 y el 60% aunque no hay 
cribados específicos desarrollados (12). 
El riesgo de sufrir cáncer endometrial, asociado a una hiperplasia endometrial, aumenta 
hasta 3,5 veces. Esto se debe a que las mujeres con SOP tienen muchos factores de 
riesgo asociados con el desarrollo de esta enfermedad (12). 
 
Como se ha descrito anteriormente, el HA tiene manifestaciones clínicas como puede 
ser el hirsutismo (puede llegar a afectar al 75% de las mujeres), el acné y la alopecia 
androgénica; teniendo un gran impacto negativo emocional (12). 
 
Uno de los mayores impactos del SOP se da a nivel de salud reproductiva de las 
mujeres, representando hasta el 80% de los casos de infertilidad. Hay estimaciones de 
oligovulación o anovulación en el 70% de las mujeres con SOP. En la mayoría de los 
casos se requieren tratamientos de la infertilidad para ello, y además tienen menos hijos 
y a edades más avanzadasque dichas mujeres (5,12). Cabe añadir que, las 
complicaciones como diabetes gestacional, parto prematuro, restricción crecimiento 
fetal intrauterino y preeclampsia son más frecuentes en mujeres con SOP (10,16). 
https://revistamedicasinergia.com/index.php/rms/article/view/748
17 
 
En mujeres con historia menstrual regulada que presentan ciclos anovulatorios, para 
poder aumentar la probabilidad de tener un embarazo se puede recurrir a la inducción de 
la ovulación. Existen investigaciones de cohorte que indican que a partir de los 35 años 
la función ovulatoria se puede regular, muy probablemente por los cambios endocrinos, 
con disminución de la producción de andrógenos asociados a la edad (14). 
Si las técnicas de inducción no son favorables, se opta por la reproducción asistida, 
siendo requerida hasta 10 veces más por mujeres con SOP (17). 
 
Por último, el SOP afecta directamente a la calidad de vida relacionada con la salud 
(CVRS), que es un concepto multifactorial que no solo engloba problemas físicos sino 
también psicológicos, sociales y espirituales. El estudio de este factor es muy 
transcendente en el SOP ya que ayuda a los profesionales a darle un enfoque holístico, 
además de ser conscientes de la importancia del cribado de patologías psiquiátricas, así 
como la prevención de problemas de autoimagen y autoestima. 
Para la medición de CVRS, diversos autores recomiendan Encuesta de calidad de vida 
relacionada con salud para mujeres con síndrome de ovario poliquístico (Health-Related 
Quality of Life Questionnaire for women with Polycystic Ovary Syndrome (PCOSQ) 
(Anexo 3. Imagen 5). En ella se recogen los aspectos que más preocupan y condicionan 
a estas mujeres, estos son: de las emociones, el vello corporal, el peso, las alteraciones 
menstruales y la fertilidad (18). 
 
Con respecto al hirsutismo, el 90% de las mujeres con SOP se sienten afligidas por su 
aparición, lo que deriva en una salud psicosocial negativa, con datos estremecedores 
como que el 51% rechaza encuentros sociales. Además, la sexualidad de las mujeres 
SOP se puede ver muy afectada, las relaciones sexuales son menos satisfactorias, 
especialmente por los signos externos más visuales como el vello. También supone una 
gran cantidad de tiempo y esfuerzo invertidos en ocultarlo (18). 
 
La obesidad, junto con el hirsutismo, es otra de las mayores causas de malestar 
psicológico. La disminución de peso en mujeres con SOP resulta más compleja lo que 
conlleva a una gran frustración, conduciendo a una pérdida importante de autoestima y 
consecuentemente del autoconcepto y la imagen corporal (18). 
 
18 
 
Por otro lado, encontramos los ciclos menstruales irregulares y derivado de ello la 
infertilidad. Para muchas mujeres, la no consecución de un embarazo, puede causar una 
angustia conocida como “estrés de infertilidad”. Además, dicha infertilidad puede estar 
desencadenada por condiciones de estrés, depresión, y ansiedad asociadas al SOP (19). 
 
Como se ha comentado, todos estos marcadores de calidad de vida afectan a la salud 
mental de las pacientes con SOP. La incidencia de depresión y ansiedad se estima entre 
un 28 y 64%. Además, se ha visto un aumento en la prevalencia de los trastornos de la 
conducta alimentaria de las mujeres con SOP. Solo el 55% de las mujeres buscan ayuda 
psicológica (20,21). 
Las más jóvenes, viven su día a día con grandes dosis de estrés. Esto potencia el 
aumento de la testosterona y compromete la regularidad del ciclo menstrual y la 
ovulación. Dicho estrés fomenta la anhedonia, movimientos retardados, trastornos 
alimenticios, insomnio; aumentando consecuentemente la vulnerabilidad ante la 
depresión (20). 
Finalmente, un aspecto que influye en la calidad de vida y en la salud mental de las 
mujeres con SOP es la espera prolongada del diagnóstico. El tiempo es clave para poder 
comenzar con un tratamiento adecuado. Además, la comprensión de la enfermedad, no 
solo por parte de la mujer sino también de su familia y círculo más cercano quienes 
estarán presentes en el transcurso de la enfermedad, es de vital importancia para el 
bienestar emocional (21). 
 
6- Manejo del SOP 
El tratamiento del SOP debe ser individualizado atendiendo a las necesidades y la 
voluntad de cada paciente; teniendo en cuenta su deseo o no de embarazo. La curación 
del SOP es dudosa por lo que los tratamientos suelen ser prolongados en el tiempo (1,4). 
 
Uno de los principales impactos emocionales negativos en estas mujeres deriva de los 
problemas asociados al HA, como el hirsutismo, el acné y la alopecia androgénica. El 
objetivo del tratamiento es inhibir la esteroidogénesis, aumentar la SHBG y evitar la 
acción de los andrógenos. Para ello el principal tratamiento utilizado es la 
anticoncepción hormonal combinada. Son de suma importancia en aquellas mujeres 
con disfunción ovárica, puesto que provocan una descamación endometrial que previene 
la hiperplasia y en consecuencia un cáncer de endometrio. El progestágeno debe tener 
19 
 
efecto antiandrogénico (los más utilizados son: acetato de ciproterona, drosperidona, 
dienogest…), de lo contrario se podría exacerbar el HA (4). 
 
Además, mejoran el acné a partir del tercer mes de tratamiento, pudiéndose combinar 
con el uso de retinoides y antibióticos. A partir del sexto mes se pueden ver cambios 
favorables en el hirsutismo pudiendo realizarse un tratamiento conjunto con la 
depilación definitiva. En cuanto a la alopecia androgénica, se recomienda el tratamiento 
coadyuvante con minoxidil (1, 5). 
 
La anticoncepción hormonal puede dar una falsa sensación de “curación” a las mujeres, 
sin embargo, sus efectos duran mientras el tratamiento permanece. Cabe añadir que 
pueden tener algunos efectos contraproducentes con el SOP, como el deterioro de la RI 
y la síntesis hepática de triglicéridos (4). 
 
Por otro lado, encontramos los fármacos insulinosensibilizantes, el más comúnmente 
usado es la Metformina. Se ha evidenciado que su uso está recomendado únicamente 
para aquellas pacientes con una marcada IG o con DMII (11). 
 
Tratamiento de la infertilidad 
Como se ha comentado anteriormente, hay que tener en cuenta las expectativas de 
maternidad de las mujeres con SOP para realizar un tratamiento individualizado de cada 
caso. En aquellas mujeres que desean un embarazo, es muy probable que necesiten 
tratamiento de la infertilidad por la irregularidad de los ciclos y la anovulación crónica 
(5). 
La primera opción terapéutica es la inducción a la ovulación, utilizando como 
tratamiento de elección los fármacos antiestrogénicos, con los que se consiguen tasas de 
embarazo de entre 30-40% (11). 
Cuando esta terapia no es suficiente, se utiliza como tratamiento de segunda elección las 
gonadotropinas, se tiende a utilizar preparados con actividad FSH. Consiguen tasas de 
ovulación del 70-75%, sin embargo, puede producir síndrome de hiperestimulación 
ovárica. 
La fecundación in vitro es una alternativa cuando los inductores de la ovulación no han 
resultado exitosos (11). 
 
20 
 
Tratamiento no farmacológico 
La anticoncepción hormonal, en la mayoría de las ocasiones, es la primera y única 
alternativa que se ofrece a las mujeres en consultas de ginecología. Esto supone una 
sobremedicalización del cuerpo de la mujer y unos efectos secundarios a largo plazo 
que no están suficientemente estudiados (22). 
 
La principal razón que lleva a las mujeres a acudir a los especialistas en ginecología son 
las irregularidades de sus ciclos menstruales y los anticonceptivos hormonales 
simplemente actúan como “parche”, enmascarando este problema, al producir un 
sangrado por deprivación, aumentando los niveles hormonales de estrógenos y 
progesterona en sangre y consecuentemente inhibiendo el eje hipotálamo-
adenohipofisiario. 
 
Muchas mujeres aceptan estos tratamientos recomendados por ginecología, y en el 58% 
de los casoslas mujeres no se plantean ninguna alternativa más allá de las 
recomendaciones farmacológicas, principalmente, debido a que los profesionales no 
suelen mencionar alternativas no farmacológicas en el abordaje del SOP. Lo que 
desenmascara la pérdida de un enfoque holístico en las mujeres con SOP. 
Sin embargo, diversos estudios concluyen que el 49,5% de las pacientes abandonan los 
anticonceptivos hormonales en el primer año de inicio del tratamiento y la principal 
causa son los efectos secundarios (22,23). 
 
En España, durante los últimos años, ha incrementado el uso de la terapia hormonal 
anticonceptiva, sin embargo, el 32% de las usuarias se muestran muy preocupadas por 
los posibles efectos nocivos para su salud. El incremento de peso es la principal 
preocupación, y hay que tener en cuenta que muchas mujeres con SOP tienen sobrepeso 
de base que podría empeorar. Por otro lado, el 19% muestran reticencias por el posible 
aumento de riesgo de padecer cáncer, en especial de mama (23). 
Si bien es cierto que para algunas usuarias es necesario dicho tratamiento, y así ellas lo 
demandan por la gravedad de sus síntomas y signos clínicos; este no debería ser la única 
opción terapéutica, y debería de ir acompañado de tratamiento no farmacológico 
coadyuvante. 
Además, las mujeres más reticentes a estos fármacos desean un abordaje no 
farmacológico y se podrían beneficiar tanto en el manejo de la enfermedad como 
21 
 
obteniendo recursos para mantener un estilo de vida saludable en su día a día. Lo cual 
ayuda a fomentar el autocuidado y la percepción y manejo de la salud. 
 
Por todo lo anteriormente descrito, es necesario que se analicen diferentes alternativas 
para las mujeres, desde un enfoque holístico y multidisciplinar. El tratamiento no 
farmacológico, debería acompañar al farmacológico y plantearse como una alternativa 
para aquellas mujeres que rechacen la anticoncepción hormonal. 
 
Para alcanzar estos objetivos, se establecen diferentes abordajes: el nutricional, que 
incluye una dieta equilibrada, específicamente con bajo índice glicémico, con una 
reducción calórica, evitando dietas hipocalóricas de menos de 1200 kcal/día. Además, 
durante los últimos años se están estudiando diferentes suplementos alimenticios que 
pueden resultar útiles en el manejo del SOP (11). 
Por otro lado, encontramos el abordaje deportivo, con una actividad física de entre 30-
45 minutos unos 3-5 días a la semana según recomendaciones de la OMS (11). 
También cobra especial relevancia la terapia cognitivo-conductual, y el manejo del 
estrés, para alcanzar un bienestar psicológico y social y mejorar la percepción de la 
calidad de vida. 
 
Papel de la enfermería en el manejo del SOP 
Cabe destacar, que la información que tienen las usuarias acerca de tratamientos no 
farmacológicos alternativos es muy escasa y solo se le ofrece a una minoría de ellas. Es 
una realidad muy preocupante, ya que la mayoría de las mujeres con SOP se encuentran 
sobremedicalizadas y, además, la evidencia científica avala que el manejo no 
farmacológico debería ser la primera opción. 
Es en este contexto, donde se reafirma la importancia del papel de la enfermería siendo 
clave en la promoción de la salud de las mujeres con SOP. La enfermería actúa como 
educadora para la salud con autonomía para la modificación de los estilos de vida 
mediante intervenciones enfermeras. 
Además, es imprescindible en la prevención de la enfermedad o retraso de esta, 
identificando posibles factores de riesgos. De esta manera se pueden evitar 
complicaciones y comorbilidades asociadas al trastorno. 
 
22 
 
Enfermería aporta una visión global del manejo del SOP, dando unos cuidados de 
manera prolongada y trata a la mujer de manera holística, ayudando a disminuir el 
impacto emocional de la enfermedad con una perspectiva biopsicosocial. Tiene un papel 
fundamental la relación terapéutica, y proponer objetivos realistas y alcanzables, para 
que las pacientes se adhieran de manera correcta al tratamiento y este perdure en el 
tiempo, fomentando así su autocuidado (4,11). 
 
Todo esto, se realiza con total autonomía a través de las intervenciones enfermeras 
derivadas de diagnósticos enfermeros. Según la clasificación de Marjory Gordon, y en 
relación con las consecuencias físicas, psicológicas, emocionales y espirituales de las 
pacientes con SOP; se puede concluir que estas mujeres presentan diversos patrones de 
salud de manera disfuncional (24,25): 
 Patrón 1 Percepción-manejo de la salud: las mujeres con SOP perciben un estado 
de salud deficiente y una pérdida de bienestar, lo cual se refleja en una pérdida de 
calidad de vida. Además, la información que tienen acerca del SOP muchas veces es 
escasa lo que interfiere en su afrontamiento, la etiqueta diagnóstica NANDA [00069] 
Afrontamiento ineficaz, recoge esta situación. 
 Patrón 2 Nutricional-metabólico: Como se ha comentado a lo largo de la 
introducción, muchas mujeres con SOP muestran NANDA [0232] Obesidad o 
NANDA [0233] Sobrepeso. 
 Patrón 4 Actividad-ejercicio: Puede existir cierta tendencia al estilo de vida 
sedentario, en la mayoría de los casos esto se relaciona con el problema nutricional. 
Además, el ocio y las actividades recreativas de estas mujeres pueden estar limitadas 
por su trastorno de imagen, afectando negativamente a la calidad de vida. NANDA 
[00097] Disminución en la implicación de actividades recreativas. 
 Patrón 7 Autopercepción-autoconcepto: NANDA [00118] Trastorno de la imagen 
corporal, esta puede verse distorsionada debido a los signos clínicos de la 
enfermedad. Lo que puede repercutir psicológicamente causando NANDA [00119] 
Baja autoestima crónica. 
 Patrón 8 Rol-relaciones: En muchas mujeres se puede observar NANDA [00053] 
Aislamiento social, derivado de los signos clínicos y consecuentemente por el 
disconfort con la imagen personal. 
23 
 
 Patrón 9 Sexualidad-reproducción: Las mujeres presentan irregularidades en sus 
ciclos menstruales, infertilidad y muchas de ellas refieren problemas asociados a su 
sexualidad. NANDA [00065] Patrón de sexualidad ineficaz. 
 Patrón 10 Adaptación y tolerancia al estrés: 
Falta de habilidad para afrontar esta realidad lo que puede llevar a problemas 
mayores como enfermedad psiquiátrica y NANDA [00146] Ansiedad por no tener 
buena adaptación a los cambios que esta supone. 
 
JUSTIFICACIÓN 
Como se ha comentado a lo largo de la introducción, el SOP afecta a un alto porcentaje 
de mujeres. Además, no solo repercute físicamente sino también a nivel psicológico y 
social. 
Por otro lado, cabe destacar la situación actual en la que se encuentran las pacientes con 
respecto al tratamiento. En la mayoría de los casos, solo se ofrecen tratamientos 
farmacológicos con carácter hormonal, y muchas mujeres son reticentes debido a los 
efectos que estos pueden tener en su salud. 
Es en este contexto, donde toma gran relevancia el papel de la enfermería como 
educadora de salud y hábitos de vida saludable, que han demostrado un gran progreso 
como tratamiento para el SOP. 
Por todo lo anteriormente descrito, y con el fin de conocer el estado actual de los 
conocimientos, se propone la realización de una revisión narrativa con el objetivo de 
conocer el manejo terapéutico no farmacológico del síndrome del ovario poliquístico, 
sus efectos sobre la enfermedad y el impacto en la calidad de vida de las mujeres. 
 
 
 
 
 
 
 
24 
 
2- METODOLOGÍA 
Para la realización de la presente revisión narrativa, se ha llevado a cabo una búsqueda 
bibliográfica en las siguientes bases de datos, nacionales e internacionales: PubMed, 
Cinhal, Cuiden, Cochrane Library, Scielo, Scopus y Dialnet. 
La estrategia de búsqueda ha incluido tanto términos en lenguaje controlado (usando los 
tesauros Mesh para la base de datos PubMed, los encabezamientos para Cinahl y Decs 
para el resto de bases) como términos en lenguajelibre. 
En la búsqueda bibliográfica se han utilizado los siguientes términos: 
Tabla 1: Términos utilizados en la búsqueda bibliográfica. 
 Lenguaje controlado Lenguaje libre 
Español Dietoterapia 
Ejercicio físico 
Psicoterapia 
Estilos de vida 
Síndrome de Ovario 
Poliquístico 
Tratamiento farmacológico 
 
Inglés 
Polycystic Ovary Syndrome 
Diet Therapy 
Exercise 
Life Style changes 
Contraceptive Agents 
Nutrition 
Non-pharmacological therapy 
Lifestyle Modification 
Behavioral Therapy 
Fuente: elaboración propia. 
Para unir los diferentes términos se han utilizado los operadores booleanos AND, NOT 
y OR. De esta manera se construye un algoritmo concreto para la búsqueda de literatura 
científica. También se han utilizado límites para acotar la búsqueda y evitar el “ruido 
documental”, como pueden ser: fecha de publicación (limitándonos a los artículos 
publicados en los últimos 5 años, entre 2017 y 2022), el idioma inglés y español, y otros 
filtros como “humans” para excluir artículos de otras especies y “female”. En Cinahl se 
empleó el filtro “excluir registros de Medline” para evitar al máximo las duplicidades. 
En cuanto a la selección de artículos a incluir en nuestra revisión narrativa, se 
establecieron los siguientes criterios de inclusión y exclusión: 
25 
 
- Criterios de inclusión: 
 Artículos que trabajen con la especie humana. 
 Trabajos que estudien a mujeres con SOP en edad fértil. 
 Artículos que aborden las consecuencias clínicas y psicosociales del manejo no 
farmacológico del SOP. 
 Documentos a texto completo. 
- Criterios de exclusión: 
 Artículos que aborden el manejo no farmacológico del SOP como intervención 
complementaria. 
 Trabajos que aborden otras patologías que puedan causar mismos signos que el 
SOP, entre las más destacadas: hiperplasia suprarrenal congénita, síndrome de 
Cushing, hipogonodismo hipogonadotropo, hiperprolactinemia, hipotiroidismo 
primario, acromegalia, fallo ovárico prematuro, obesidad simple, tumores 
productores de andrógenos, e hirsutismo idiopático. 
 Artículos que se limiten a aspectos genéticos, fisipatológicos o bioquímicos del 
SOP. 
 Literatura gris. 
Se obtuvieron un total de 282 artículos y tras una primera lectura de título y resumen 
para comprobar su adaptación a los criterios establecidos y su adecuación al objetivo del 
trabajo, se seleccionaron 19 artículos. Con dichos documentos, se realizó una lectura 
completa y reflexiva, para así conocer los conceptos más relevantes de los artículos y 
poder incluirlos en la revisión narrativa 
Por último, se han conformado 4 unidades de análisis que se describen detalladamente 
en el siguiente apartado de Resultados. 
En la siguiente Tabla 2 se exponen las diferentes estrategias de búsqueda bibliográfica 
empleadas, así como los artículos encontrados y los seleccionados finalmente. 
 
 
26 
 
Base 
Bibliográfica 
Estrategia de búsqueda Límites de 
búsqueda 
Artículos 
encontrados 
Artículos 
seleccionados 
Pubmed - ("Polycystic Ovary Syndrome"[Mesh]) AND 
(("Diet Therapy"[Mesh] OR "Exercise"[Mesh] 
OR "Cognitive Behavioral Therapy"[Mesh]) 
NOT ("Contraceptive Agents"[Mesh])) 
 
- ("Polycystic Ovary Syndrome"[Mesh]) AND 
(("Life Style"[Mesh] OR "non-pharmacological 
therap*") NOT ("Contraceptive 
Agents"[Mesh])) 
 
Año de publicación 
(2017-2022) 
Idioma: inglés y 
español 
Humans 
Female 
 
112 
 
 
101 
(34 duplicados) 
 
7 
 
 
4 
Cinahl 
- (MH "Polycystic Ovary Syndrome") AND 
((MH "Life Style Changes") NOT (MH 
"Contraceptive Agents, Hormonal+")) 
Año de publicación 
(2017-2022) 
Idioma: inglés 
Excluir registros de 
Medline 
 
56 
(10 duplicados) 
 
1 
Cuiden - ("Síndrome de ovario poliquístico") AND 
([cla=Estilos de vida]) 
- ("Síndrome de ovario poliquístico") AND 
(([cla=Dietoterapia]) OR ([cla=Ejercicio físico]) 
OR ([cla=Psicoterapia])) 
- “Síndrome de ovario poliquístico” 
 
 
- 
0 
 
0 
 
6 
0 
 
0 
 
0 
Cochrane 
Library 
- ("Polycystic ovary syndrome") AND 
(("lifestyle change" OR "non-pharmacological") 
NOT (“hormonal therap*”)) 
Año de publicación 
(2017-2022) 
18 
(4 duplicados) 
 
2 
Scielo - (* Síndrome de ovario poliquístico) AND 
((estilo de vida) AND NOT (tratamiento 
farmacológico)) 
- (Polycystic ovary syndrome) AND ((Life 
style) AND NOT (pharmacological treatment)) 
- (Polycystic ovary syndrome) AND (Nutrition 
OR Exercise OR Behavioral therapy) 
 
Año de publicación 
(2017-2022) 
Idioma: inglés y 
español 
 
0 
 
0 
 
4 
0 
 
0 
 
1 
 
Scopus 
 
 
- ("Polycystic Ovary Syndrome") AND 
(“Lifestyle Modification”) 
 
Año de publicación 
(2017-2022) 
Idioma: inglés y 
español 
Female 
 
58 
(29 duplicados) 
 
4 
 
Dialnet 
 
- (“Síndrome de Ovario Poliquístico”) AND 
((“Nutrición” OR “Dieta”) OR (“Ejercicio” OR 
“Deporte”) OR (“Psicoterapia”)) 
Año de publicación 
(2017-2022) 
Idioma: inglés y 
español 
 
4 
 
0 
Tabla 2: Estrategia de búsqueda 
Fuente: Elaboración propia 
27 
 
3- RESULTADOS 
De los documentos seleccionados para la revisión narrativa 18 están escritos en inglés y 
uno en español. Según su tipología se han incluido: 12 ensayos clínicos controlados 
aleatorizados, 2 protocolos de ensayos clínicos, 2 actualizaciones de ensayos clínicos, 1 
meta-análisis, 1 estudio observacional analítico de casos y controles y 1 revisión 
bibliográfica. 
Todos ellos abordan el tratamiento no farmacológico del SOP y sus consecuencias en la 
esfera física, psicológica y social de las mujeres. 
Sus principales características y hallazgos se detallan en la Tabla 3 del Anexo 4. 
Con el fin de indagar sobre el objetivo general expresado en la Introducción, se 
establecen las siguientes unidades de análisis: 
1) Efectividad de intervenciones nutricionales en el manejo del SOP. 
2) Efectividad del ejercicio físico en el manejo del SOP. 
3) Beneficios de los cambios en el estilo de vida y de las terapias cognitivo-
conductuales en la calidad de vida de las mujeres con SOP. 
4) Terapias alternativas para el manejo del SOP. 
1. Efectividad de intervenciones nutricionales en el manejo del SOP. 
Atendiendo al manejo no farmacológico del SOP desde un enfoque nutricional, nos 
encontramos dos intervenciones principales relacionadas entre sí: la dietoterapia y la 
suplementación nutricional. 
El principal objetivo de las dietas específicas para SOP es la reducción de peso, por las 
comorbilidades metabólicas que este supone (26). Diversos estudios indican que una 
reducción de entre un 5-10% de peso mejora la función ovulatoria, las tasas de 
embarazo y además reduce los niveles de insulina y testosterona libre en sangre; por ello 
este tipo de intervenciones deberían ser de primera línea en la práctica clínica (27). 
Paoli et al. en su ensayo clínico realizado en 24 mujeres en edad fértil con SOP y 
sobrepeso en la región del Véneto (Italia), propone el seguimiento durante 12 semanas 
28 
 
de una dieta mediterránea keto o cetogénica. Caracterizada por la disminución del 
consumo de alimentos ricos en carbohidratos (CH). Estos se deben reducir al 5% del 
consumo diario de energía o 30 gr al día en su defecto, en favor de las proteínas que se 
aumentan no solo con la dieta sino también con suplementos alimenticios. Además, en 
el estudio se aportaron diferentes extractos líquidos de plantas, a base de Durvillaea 
antárctica (cochahuasca), Equisetum arvense (cola de caballo), Eleuthero (ginseng rojo) 
y Linum usitatissimum (lino), para combatir posibles efectos secundarios, leves y a 
corto plazo, asociados a esta dieta como las cefaleas, halitosis o resfriados (27). 
Para comprobar la buena implantación de dicha dieta se debe medir diariamente la 
cantidad de cuerpos cetónicos durante las 6 primeras jornadas y posteriormente, cada 6 
días. Estos cuerpos cetónicos son capaces de reducir la inflamación sistémica leve, que 
retroalimenta elHA y la RI (27). 
Tras el seguimiento de las pautas alimenticias comentadas anteriormente; y después de 
haber realizado mediciones antropométricas y extracciones sanguíneas para 
comprobación pre y postintervención, se obtuvieron los siguientes resultados: en cuanto 
a los valores antropométricos, se dio una reducción media de 9,43 kg de peso corporal 
con una reducción significativa de la circunferencia abdominal y consecuentemente una 
mejora en la distribución y composición corporal. Por otro lado, lo marcadores 
metabólicos indicaron una reducción significativa en la glucosa mejorando su 
homeostasis, así como una reducción de la insulina libre y el aumento de la sensibilidad 
a la misma. También se consiguió una reducción de triglicéridos y colesterol. Los 
niveles hormonales ratio LH/FSH y testosterona también se vieron reducidos 
significativamente, y por el contrario los estrógenos y SHBG aumentaron. Como 
limitación del estudio encontramos una muestra muy pequeña de pacientes y aunque no 
se han evidenciado efectos secundarios a corto plazo se desconoce los efectos que esta 
dieta podría tener en una prolongación de tiempo (27). 
Siguiendo la misma línea de tratamiento, con una dieta sin restricción calórica ni 
energética encontramos el estudio realizado en 61 mujeres con SOP de Kazemi et al. En 
este, se implementó una dieta con índice glicémico bajo basada en el consumo diario de 
legumbres en dos comidas principales, además se acompañó de un programa de 
educación para la salud previo al estudio y la realización de ejercicio aeróbico de bajo 
impacto (28). 
29 
 
Cabe destacar que para el 58.2% de las participantes el primer diagnóstico de SOP lo 
obtuvieron en este estudio. Además, los resultados fueron muy favorables: se obtuvo 
una reducción significativa del peso, de los niveles de glucemia y a nivel hormonal se 
dio una mejora significativa en el índice LH/FSH (28). 
Todo esto supuso mejor percepción de la calidad de vida de las mujeres y mejora la 
salud mental. Además, se evidencia que la no restricción calórica ni energética es válida 
en la reducción de peso y se facilita así la adherencia al tratamiento (28). 
Desde un enfoque totalmente opuesto, encontramos las dietas hipocalóricas, indicadas 
especialmente para mujeres con sobrepeso u obesidad y SOP, consistentes en una pauta 
de alimentación con una reducción de al menos 600 kcal y el consumo diario de CH de 
al menos 55-60%, grasas 25-30% y proteínas 10-15%. Estas han sido más ampliamente 
estudiadas y han obtenido buenos resultados en el tratamiento del SOP en los últimos 
años (26). 
Así lo demuestra Nybacka et al. quien tras realizar un ensayo aleatorizado obtuvo que 
en las mujeres que realizaron dicha dieta se redujo el consumo de grasas saturadas y 
trans. Relacionándose de manera directa con reducción del índice insulogénico, así 
como la glucosa en sangre. Por el contrario, el consumo de fibra aumentó y ha resultado 
ser el predictor más fuerte para la reducción del Índice de masa corporal (IMC) (26). 
Cabe destacar también la disminución significativa de los valores de tensión arterial 
sistólica y de los triglicéridos. Y, por último, la reducción de la testosterona con una 
mejora de los ciclos menstruales (26). 
En múltiples estudios se han comparado estos beneficiosos resultados, obtenidos 
mediante la instauración de dietas (hipocalóricas, cetogénicas, con alto consumo de 
proteínas o de ácidos grasos omega-3) con el tratamiento farmacológico con metformina 
por su implicación en la disminución de RI en pacientes con DMII. Tras diversas 
investigaciones se ha concluido que su uso en mujeres con SOP es superfluo si no existe 
dicha comorbilidad (29). 
El 78% de los estudios de un metaanálisis de García-Hernández et al. evidencian de 
manera significativa, que el uso de este medicamento en mujeres con SOP no aporta 
beneficios extra en comparación con la implementación de intervenciones nutricionales 
30 
 
(29). De hecho, la metformina no ha tenido efectividad en la reducción del peso 
corporal ni ventajas en la fertilidad, es más, tanto la calidad como el número de 
folículos pueden verse perjudicados por la misma (26,30). 
Actualmente, existen nuevos abordajes terapéuticos alternativos en forma de 
suplemento alimenticio como el inositol que está obteniendo muy buenos resultados por 
su función de mediador de acción insulínico en el medio intracelular; su deficiencia 
puede relacionarse con la RI (30). 
Así, Carmona-Ruiz et al., utilizando una dosis fisiológica 40:1 de mioinositol y D-chiro-
inositol, evidenció sus propiedades no solo metabólicas con la reducción del IMC, 
índices insulínicos y de la circunferencia abdominal; sino también hormonales (30). 
El 75.4% de las mujeres de su estudio presentaban ciclos menstruales irregulares, 
mientras que después de este se redujo hasta el 26.2%, mejorando así la función 
ovulatoria. Además, se promovió una disminución de andrógenos y regulación del 
índice LH-FSH, evidenciada mediante la escala Ferriman-Gallwey, así como reducción 
del volumen ovárico y de los folículos antrales (30). 
Por otro lado, se han estudiado otros suplementos como: 
 La vitamina D, que en un estudio ha mostrado relación directa con la recuperación 
de los ciclos menstruales del 82.35% de las mujeres con oligomenorrea y del 100% 
de las que sufrían amenorrea (31). 
 La N-acetilcisteína, con disminución del HA clínico y bioquímico y del IMC. 
 El cromo y la melatonina, que además de tener efectos en estos mismos parámetros 
también actúan en la disminución de la RI y la calidad del sueño y aumento de la 
FSH respectivamente. 
Por último, cabe destacar que estos suplementos contribuyen de manera indirecta a la 
salud mental por los beneficios que aportan a las mujeres con SOP (32). 
Finalmente, existe la teoría de que la disbiosis en la flora intestinal puede llegar a 
generar una RI y un hiperinsulinismo compensatorio, aumento del HA y como 
consecuencia un aumento de la probabilidad de sufrir SOP (33). 
31 
 
La utilización de un complejo simbiótico, combinación de prebióticos 
(fructooligosacáridos e inulina) y probióticos (Bifidobacterium lactis y diferentes tipos 
de Lactobacillus: acidophilus, paracasei, plantarum, salivarius y lactis); en conjunto con 
una dieta de entre 1400-1800 kcal, según el estudio de Chudzicka-Strugala et al. 
realizado en 61 mujeres, supuso una reducción del 8% del IMC y del 32% de media en 
los niveles de testosterona en el 90% de las mujeres, además de producir una reducción 
de la glucosa y de los triglicéridos, de la circunferencia abdominal y un aumento de la 
sensibilidad a la insulina (33). 
2. Efectividad del ejercicio físico en el manejo del SOP 
En la intervención de implementación de actividad física, como en los resultados 
comentados en la unidad de análisis anterior, también se realizaron diferentes 
mediciones para conocer índices antropométricos, composición corporal, niveles séricos 
hormonales y el perfil metabólico de las mujeres con SOP. 
Ribeiro et al. confirma que el estilo de vida sedentario favorece las características 
fenotípicas de la enfermedad y además empeora el perfil metabólico y antropométrico 
de las mismas (34). 
Es por ello que, en su ensayo clínico aleatorizado para conocer los efectos del ejercicio 
aeróbico en el SOP, dividió la muestra de mujeres en tres grupos: un primer grupo en el 
que se llevaba a cabo un ejercicio aeróbico continuo, consistente en el alcance a lo largo 
de todo el entrenamiento de intensidad moderada-vigorosa (se debe alcanzar una 
frecuencia cardíaca máxima= 220-edad de la mujer y a este resultado aplicar entre un 
64-94%, la frecuencia cardíaca obtenida será la óptima para mantener dicha intensidad 
en el ejercicio), promoviendo así la oxidación de tejido graso. Por otro lado, un segundo 
grupo de mujeres con entrenamiento aeróbico intermitente, en el cual se combinan 
periodosde mayor y menor intensidad en una misma sesión (2 minutos de carrera 
intensa seguidos de 3 minutos de recuperación), cuya hipótesis era que dicha actividad 
aumentaba la capacidad metabólica total. Y por último, un tercer grupo de mujeres que 
no realizaban ningún tipo de actividad física (34). 
Para ello se basó en diferentes publicaciones que afirmaban que este tipo de 
entrenamientos mejoraban enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus tipo II y 
32 
 
la obesidad. Lo cual es muy relevante en mujeres con SOP puesto que la RI y la 
obesidad pueden agravar el proceso. 
El ejercicio se realizó tres veces a la semana, aumentando progresivamente de 30 hasta 
50 minutos durante 16 semanas. Además, también se progresó la intensidad hasta 
moderada-vigorosa (34). 
Se consideró una no adherencia al programa a partir de la falta del 20% de sesiones de 
actividad física. Además, el ejercicio intermitente resultó ser más motivacional y resultó 
en una mayor adherencia (96.7%) en comparación con el ejercicio aeróbico continuo 
(85%) (34). Existe correlación entre el grado de adherencia al ejercicio (entrenamiento 
aeróbico de bajo impacto) con una puntuación más elevada en la PCOSQ, en concreto 
en el dominio vida activa (28). 
Los resultados muestran que en ambos grupos hubo un descenso en los niveles de 
testosterona. El ejercicio continuo resultó ser efectivo en la disminución de la 
circunferencia abdominal y de cadera, así como en el colesterol total y LDL de manera 
significativa. Mientras que en el grupo de ejercicio intermitente disminuyó el índice 
abdomen-cadera, así como la fracción libre de andrógenos. Por lo que tuvo un impacto 
positivo en la reducción tanto de índices antropométricos como del HA (34). 
En el grupo control, sin ejercicio físico, no solo no se produjo ningún beneficio; sino 
que además se observó un incremento de la grasa corporal. Además, se mostró que 12 
semanas de vida sedentaria tras la intervención resultaron en una pérdida de todos los 
beneficios obtenidos tras esta, de ahí la importancia de la adherencia (34). 
Cabe destacar que no se produjeron cambios significativos en el peso ni composición 
corporal, ni en los índices glicémicos ni insulínicos con ningún tipo de ejercicio (34). 
Esto mismo lo refleja Nybacka et al. en su estudio, comparando intervenciones 
nutricionales, actividad física (realización de ejercicio aeróbico de resistencia y 
anaeróbico de fuerza durante 16 semanas), y la combinación de ambas. El peso e IMC 
se redujeron de manera mucho más notoria en los grupos que incluían dieta. El ejercicio 
físico solo obtuvo resultados significativos en la pérdida de grasa del tren superior del 
cuerpo. En los tres grupos, se produjo un descenso general y significativo de los niveles 
de testosterona y una mejora del patrón menstrual. (26). 
33 
 
Por otro lado, Woodward et al., centra especial atención en el incremento de LDL-
oxidado como indicador de incremento de riesgo cardiovascular y aumento de 
ateroesclerosis. 
La autora propone el estudio, en dos grupos diferentes, de dos intervenciones durante 12 
semanas para el protocolo de un ensayo clínico para la reducción de dicho riesgo 
cardiovascular en mujeres con SOP (35). 
En uno de los grupos se realiza entrenamiento físico supervisado, con ejercicios 
aeróbicos como cinta de correr o bicicleta estática durante una hora. Mientras que otro 
grupo se basa en la realización de actividad física de la vida diaria (contaje de pasos) 
(35). 
A pesar de que todavía no hay resultados claros, se pretende comprobar la efectividad 
de estas intervenciones con el análisis de LDL oxidativo, el nivel de insulina, SHBG y 
testosterona libre (35). 
Por último, cabe destacar el papel de la actividad física en los resultados reproductivos, 
estudiado por Benham et al., quien comparó grupos de ejercicio aeróbico continuo, 
ejercicio de intervalos de alta intensidad y la no realización de mismo. A su vez, las 
mujeres debían realizarse test diarios mediante un kit de predicción ovulatoria; todo ello 
durante 6 meses (36). 
El 29% de las mujeres en los grupos de ejercicio tuvieron ciclos menstruales de 46.8 
días de duración en los 3 meses pre-intervención, Después del estudio el 47% de las 
mujeres tuvieron ciclos menstruales y se redujo la duración de estos a 34.3 días. Sin 
embargo, estos resultados no son estadísticamente significativos. Los investigadores 
consideran que en parte puede ser a causa de una sensibilidad y fiabilidad insuficiente 
por una baja adherencia (menor al 90% marcado en el estudio) a la realización de los 
auto test ovulatorios. Es por ello, que aún no está claro cómo puede afectar el ejercicio a 
la regulación de los ciclos y consecuentemente a la ovulación, se deberían realizar más 
investigaciones al respecto (36). 
A pesar de los resultados hormonales negativos, el estudio concluye que los valores 
antropométricos de IMC y peso, además de la glucemia se redujeron significativamente 
frente al grupo control (36). 
34 
 
3. Beneficios de los cambios en el estilo de vida y de las terapias cognitivo-
conductuales en la calidad de vida de las mujeres con SOP. 
La influencia del estilo de vida en el tratamiento del SOP es innegable, así lo muestra la 
evidencia científica más actual. Sin embargo, su función en la aparición de la 
enfermedad no ha sido tan estudiada. 
Zhang et al, para demostrar la relevancia de los disruptores endocrinos en el SOP, 
realizó un estudio en 2217 mujeres. Concluyó que estos tenían la capacidad de perturbar 
la regulación hormonal hipotalámo-ovárica. 
Para ello estudió en esta muestra de mujeres diferentes parámetros: tanto el consumo de 
tabaco activo, como la exposición pasiva a este, se asoció a una función ovulatoria y de 
la foliculogénesis alteradas y además la relación con la enfermedad era directamente 
dependiente a la dosis consumida. Por otro lado, las mujeres con SOP, presentaban con 
mayor frecuencia ronquidos, esto se debe a signos tempranos del síndrome de apnea 
obstructiva del sueño, cuya aparición puede estar relacionada con el HA. También, se 
muestra relevante el consumo aumentado de carne como riesgo de ovulación 
disfuncional, así como de la disminución de folículos primordiales. Por todo ello, cobra 
importancia los estilos de vida y de los factores ambientales no solo como tratamiento 
sino como prevención del SOP (37). 
 
Como se ha comentado a lo largo del trabajo, las mujeres con dicha condición no solo 
ven su salud física en detrimento sino también su esfera psicosocial alterada. Las 
mujeres con SOP presentan un amplio rango de comorbilidades como la depresión, 
ansiedad o baja autoestima (28). 
Así, en el estudio de Kazemi et al., se vio aumentada satisfactoriamente la 
autopercepción de salud y la CVRS tras realizar cambios en el estilo de vida, 
consistentes en: la aplicación de una dieta basada en el consumo de legumbres en dos 
comidas principales del día, participación en un programa de ejercicio aeróbico de bajo 
impacto realizado al menos 5 días a la semana y 45 minutos por sesión y por último, 
una intervención de educación para la salud sobre consejos individualizados e impacto 
de los estilos de vida en el SOP. Dicha mejora se produjo en especial en los dominios 
de alimentación saludable, actividad física y conocimientos acerca del SOP; todos ellos 
relacionado con la promoción de la salud. Además, al sentirse participes de sus 
35 
 
autocuidados aumentaron los niveles de compromiso y motivación; lo cual supuso una 
mayor satisfacción por parte de las usuarias con el sistema sanitario (28). 
 
Otra de las consecuencias que más pueden afectar psicosocial y emocionalmente a las 
mujeres con SOP son los problemas reproductivos y sexuales asociados a la 
enfermedad. En un estudio realizado durante un año a mujeres con SOP e IMC mayor o 
igual a 27, se obtuvo una mejora significativa en el nivel de DHEA y laregularidad 
menstrual. El 54% de la muestra de 68 mujeres del estudio pasaron de tener 
oligomenorrea o incluso amenorrea a ciclos regulares; además se dieron tasas de 
ovulación del 43%. Produciéndose así una mejora de la fertilidad y una tasa del 38% de 
embarazos espontáneos en el primer año de intervención (38). 
Para ello, en un grupo de mujeres, se realizaron intervenciones de modificación 
comportamental, mediante tres sesiones de grupo al mes durante 12 meses. En ella se 
ofrecía educación para la salud acerca del control del peso, mediante dieta y ejercicio 
físico, terapias de “mindfulness” y otras estrategias para evitar tentaciones alimentarias 
y recompensas instantáneas. Además, se ofrecieron sesiones individuales una vez al mes 
para estudiar la evolución de las participantes. 
Por otro lado, en otro grupo, al que se realizó una denominada intervención mínima, se 
ofrecieron visitas mensuales con una matrona, en la que se realizaban mediciones 
antropométricas y, se proporcionaron a las mujeres batidos proteicos bajos en calorías 
que debían tomar antes de cada comida principal con el objetivo de reducir el hambre y 
la cantidad de ingesta (38). 
 
Con respecto a la sexualidad, Wekker et al., relaciona la obesidad y la actividad física 
insuficiente con un patrón disfuncional de la misma. También determina que se puede 
ver afectada por enfermedades cardiometabólicas y por ansiedad o depresión. Por ello, 
define una intervención de 6 meses cuyo fundamento se basa en la realización de 6 
consultas presenciales, así como seguimiento telefónico con enfermeras entrenadas en 
promoción de la salud mediante consejos dietéticos y de actividad física de la vida 
diaria (39). 
Las mujeres mejoraron significativamente su CVRS y tuvieron puntuaciones más altas 
en la satisfacción sexual y la frecuencia de las relaciones sexuales (39). 
 
36 
 
Por último, cabe mencionar la relevancia de las terapias cognitivo-conductuales en la 
mejora de la calidad de vida de las mujeres con SOP. 
Así lo muestra la realización de una intervención consistente en sesiones semanales de 
30 minutos durante 8 semanas, en las que se incluyen: componentes comportamentales 
como la planificación de actividades y tareas, además de recursos cognitivos como la 
identificación de distorsiones o pensamientos automáticos, junto con cambios en el 
estilo de vida. Obteniendo resultados de efectividad en la pérdida de peso, reducción 
significativa en las escalas de depresión (más de la mitad de las mujeres del estudio que 
presentaban signos y síntomas de enfermedad mejoraron por completo tras la 
intervención), ansiedad y mejora de la autopercepción de la imagen corporal. Por otro 
lado, dichas sesiones fomentaron la disminución del estrés tras los primeros 15 minutos 
de exposición de factores que pudieran causar esta emoción, disminuyendo también los 
niveles de cortisol. Además, esta intervención mejoró la adherencia a las metas y 
objetivos que se proponen las participantes, en concreto a aquellas relacionadas con la 
actividad física (40). 
 
Youg C, en su lugar, utiliza terapia de Mindfulness, consistente en centrar la atención en 
la experiencia personal y aceptación de los estados mentales. Observó mejoras en la 
adherencia terapéutica (mejorando la autogestión de la salud), y en los patrones de 
nutrición, sueño y actividad física (41). 
4. Terapias alternativas para el manejo del SOP. 
Las terapias alternativas, según Arentz et al., son empleadas de forma complementaria a 
los fármacos tradicionales por el 70% de las mujeres con SOP. Sin embargo, hasta el 
momento no ha habido evidencia suficiente para conocer su efectividad ni los posibles 
efectos adversos de las mismas. Además, concluye que el 99% de ellas desean 
alternativas a la anticoncepción hormonal y otros fármacos para la fertilidad. 
Es por ello que esta misma autora plantea una posible combinación de cambios en el 
estilo de vida (cambios nutricionales con una dieta con control calórico y ejercicio 
aeróbico moderado de 150 minutos a la semana) con fitoterapia como método 
alternativo al tratamiento del SOP (42). 
Para ello empleó dos combinaciones diferentes a base de plantas medicinales. La 
primera, que se debía tomar en forma de tres comprimidos, una vez al día durante todo 
37 
 
el estudio, estaba compuesta por: Glycyrrhiza glabra (regaliz), Paeonia lactiflora (peonia 
china) ambos incluidos por su potencial efecto antiandrógeno, Cinnamomum verum 
(árbol de la canela) para el aumento de la sensibilidad a la insulina y regulación 
menstrual, e Hypericum perforatum (hipérico o hierba de San Juan) para reducir la 
depresión. Para la segunda combinación, se debía tomar tres comprimidos durante 10 
días, comenzando el quinto día del ciclo menstrual para las pacientes con 
oligomenorrea, y a la semana del comienzo del estudio en mujeres con amenorrea. Estos 
comprimidos, compuestos por extractos de Tribulus terrestres (abrojo), pretendían 
potenciar los niveles de la FSH (42). 
Se concluyó que el uso de fitoterapia en combinación con los cambios en el estilo de 
vida disminuía significativamente la oligomenorrea, reduciendo en 43 días la duración 
de los ciclos menstruales, pasando de ciclos de 106 días de media a 63. Además, la 
duración normal del ciclo menstrual (21-35 días) se alcanzó en el 55% de las mujeres. 
Así mismo, aumentaron significativamente los niveles de estradiol y se redujeron los de 
LH, y las tasas de concepción eran significativamente mayores en comparación con 
aquellas mujeres que solo realizaron modificaciones en el estilo de vida. Por otro lado, 
los niveles de insulina en ayunas se redujeron; así como la presión sanguínea sistólica y 
diastólica. En cuanto a la esfera psicológica se produjo una gran reducción en las 
puntuaciones de las escalas de depresión, ansiedad y estrés y consecuentemente se vio 
favorecida la percepción de la calidad de vida (42). 
 
Otros estudios también reflejan esta idea de la utilización de fitoterapia como 
tratamiento del SOP. En concreto, con la administración de Trigonella foenum-graecum 
(Fenogreco) se han cuantificado aumentos significativos de FSH, de la regulación de los 
ciclos menstruales y de las tasas de embarazo. Además, de la reducción de los quistes 
ováricos en el 46% de los casos y de su total desaparición en el 36%; todo ello con 
perfil de seguridad para las pacientes (32). 
Por último, la suplementación con cúrcuma, que además de sus conocidos efectos 
antiinflamatorios, es capaz de reducir significativamente el peso corporal, el IMC, la RI 
y los niveles de colesterol total y LDL (32). 
 
Por otro lado, encontramos otras terapias poco estudiadas para el manejo del SOP. Cabe 
destacar la electro-acupuntura corporal o auricular (supresión de la rama auricular del 
nervio vago) como una alternativa eficaz en la reducción del IMC, de la grasa corporal y 
38 
 
de las circunferencias abdominal y de cadera. Se ha evidenciado que son un buen 
método para la supresión del apetito y para mejorar la sensibilidad de la insulina, así 
como para la modulación de la leptina. Los resultados de esta intervención pueden verse 
potenciados con la inclusión de un servicio gratuito y confidencial, basado en la 
educación para la salud, a través de llamada telefónica con nutricionistas y expertos en 
ejercicio físico; de esta manera se obtienen mejores resultados en la calidad de vida de 
mujeres con SOP y en su salud mental (43). 
Por último, en el ensayo clínico Brett et al., se utiliza como intervención la terapia de 
calor, mediante exposición repetida y pasiva. Para llevarla a cabo, se realizan repetidas 
inmersiones en agua caliente, sus efectos de elevación de la temperatura en los 
músculos abdominales, lumbares, pélvicos y glúteos son similares a los del ejercicio 
físico moderado-intenso (44). 
Esta intervención aumenta significativamente la sensibilidad a la insulina,

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