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2023 S E C R E TA R Í A D E E D U C AC I Ó N INSTITUTO DE ESTUDIOS DE POSGRADO CONSEJO ESTATAL PARA LAS CULTURAS Y LAS ARTES Rutilio Escandón Cadenas GOBERNADOR DEL ESTADO DE CHIAPAS Rosa Aidé Domínguez Ochoa SECRETARIA DE EDUCACIÓN Paola Coello Caballero DIRECTORA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS DE POSGRADO Diseño editorial Rafael Ranulfo Flores Román Primera edición: 2023 © A los autores de los textos ISBN: 978-607-8771-59-2 La foto de la portada fue proporcionada por la Secretaría de Educación estatal D.R. © 2023 Instituto de Estudios de Posgrado, Avenida Jainá núm. 238, esquina con calle Tikal, colonia Maya, C.P. 29010, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas Todos los textos que aparecen en esta obra fueron dictaminados Presentación ......................................................................................................... 7 Prólogo .................................................................................................................... 9 Construcción de redes glocales, un caso particular en la escuela José Felipe Flores ..............................................................................21 Gabriela del Rocío Villafuerte Robles Resolviendo operaciones algebraicas: una perspectiva lógica y crítica .....................................................................................................39 Jhoan Givanny Méndez Gómez Razones para comer barro. La espontaneidad fruitiva como ruta posible para activar la mejora continua de la educación artística ......................................................................................61 Irael Antonio Martínez Ruiz Imaginación creadora de la cultura regional de Chiapas .................95 René Correa Enríquez La perspectiva de género en la Universidad Autónoma de Chiapas. Una experiencia docente ..........................................................129 Carmen Guadalupe Marín Levario La mejora continua de la educación en Chiapas: la transición de los siglos XIX al XX ...................................................................................167 Óscar Janiere Martínez Ruiz Índice Presentación Me complace presentar a ustedes el más reciente material bi-reclamaba su pronta edición desde principios del presen- publicar un nuevo libro basado en la mejora continua de la educa- ción. No solo por su alta relevancia como tópico de investigación, nuevos mecanismos impulsados por las instituciones rectoras de - seguimiento a la educación. Por esta razón, decidimos abrir un espacio a todos nuestros estu- diantes, docentes e investigadores, interesados en socializar sus - mente fue todo esto lo que dotó de contenido y sentido a las ideas que hoy aparecen escritas como verdaderas claves de lectura para poner en marcha reinterpretaciones educativas, tal como se anun- Con la publicación de este libro estoy convencida de que el Institu- to de Estudios de Posgrado ha contribuido con la cimentación de una base sobre la cual habrán de colocarse nuevas investigaciones, - nes que ayuden a responder ¿qué es la Mejora Continua? y ¿cómo - académico siga presente no solo como parte de las prácticas forma- tivas impulsadas desde el Instituto, sino como un aliciente para el mejoramiento de las acciones asociadas con la administración, eva- - - cia un mejor conocimiento de nuestra realidad y las prácticas que en ella se realizan para mejora de la educación; en cuya circunstan- cia el papel de las instituciones profesionalizantes se torna siempre indispensable para fomentar la investigación educativa. Por eso, la creación de espacios de difusión académica seguirá siendo una de las principales prioridades en el Instituto de Estudios de Posgrado. Mientras tanto, espero que el sentido de la mejora continua se encuentran en este valioso libro. En ese sentido, deseo que su para mejorar continuamente en cualquier espacio donde esté invo- lucrada la formación educativa. Mtra. Paola Coello Caballero Directora del Instituto de Estudios de Posgrado 8 9 Prólogo H continua de la educación. Y es que en los últimos años, después del surgimiento del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educa- ción en México, posteriormente (Mejoredu), el interés por funda- mentar su existencia se incrementó notablemente entre los actores educativos. Diversas preguntas fueron formuladas en torno a la idea de mejora, ocasionando una oleada con respuestas desde ámbitos Como problema de estudio, sea cual sea el punto de análi- sis, ha convocado al establecimiento de un diálogo entre los actores la mejora continua debe entenderse como una práctica inherente a la labor educativa. Desde cualquiera de estas dos aristas lo cier- to es que dio paso a la conformación de un concepto vertebrador acuerdo generalizado, la mejora continua, desde hace algunos años, quizás donde los docentes o investigadores se reúnen para debatir, - guos enfoques tradicionalistas sobre la gestión de la educación han los ponen en evidencia por su sentido paradigmático, mientras los conceptos: equidad, calidad, inclusión y pertinencia, se tensionan en un mundo cambiante. Recordemos que poco antes de promulgada la reforma educativa en 2013, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, se difundió la idea de un sistema educativo nacional desmejorado e docente y directivo. Básicamente cinco aspectos que no se consi- gestión escolar, Formación y capacitación docente, Estándares de educación, Inclusión, equidad, transparencia y rendición de cuen- tas. Esto motivó la idea de mejora en la educación, trastocando nue- - - y enfoques en la mejora del sistema educativo. Y es precisamente - La mejora continua en Chiapas: nuevas claves para la reinterpretación educativa revela, también, cierta preocupación por hallar nuevas rutas de conocimiento en torno a la exploración recorriendo la mirada hacia el pasado, acaso como un punto de encuentro para vislumbrar miradas sobre la mejora con- tinua y sus posibilidades de interpretación. - ción tácita o que delate precipitadamente acuerdos conceptuales en torno a la mejora continua de la educación; por lo contrario, es las miradas incipientes de otros investigadores. Por eso el contenido de la obra cobra un doble sentido para los interesados en los temas educativos, pues se realiza a partir de 10 11 un contexto como el de Chiapas, tan particular como simbólico, porque desde hace mucho tiempo en la entidad, en el ámbito edu- cativo, se ha cuestionado fuertemente la idea del trabajo colabora- tivo, mediante el cual los diferentes actores de la educación pueden o deben dar vida a los procesos de mejora educativa. El plantea- miento hipotético de varios investigadores locales, nacionales, do- centes, algunos grupos técnicos, cuerpos colegiados o subcomisio- nes educativas; coincide con el planteamiento general de la obra al evidenciarse la necesidad de indagar más en torno a las lógicas de construcción participativa y de mejora continua dentro del sistema educativo chiapaneco. Esta necesidad no es exclusiva del espacio administrativo, donde muchos individuos realizan sus funciones para hacer funcio- nar la maquinaria que sostiene a la educación pública en Chiapas, sino que se extiende hacia otras áreas vitales como lo son la gestión, la formación educativa, la experiencia docente, la investigación y la enseñanza. Todas ellas se abordaron en el texto cuando los autores indagaron acerca de la mejora continua de la educación; aunque entre las ideas más importantes para su comprensión se encuentra - tivos a lo largo de toda la obra es que sin el trabajo participativo no - vas. Lo anterior tiene relación con las advertencias realizadas por el CONEVAL durante 2015, cuando una evaluación diagnóstica tienen un efecto determinante en el aprendizaje de los estudiantes. Si a esto contraponemos que muchas prácticas docentes o directi- sentido de una construcción participativa prácticamente es inci- piente en el contexto chiapaneco.12 En ese sentido el alcance del libro lleva a pensar sobre las constantes exigencias de los organismos internacionales o naciona- a la hora de preguntar por ¿cuál es la práctica ideal del educador chiapaneco?, cuestionamiento que no solo plantea la necesidad de lleve a la participación constructiva para dar una respuesta clara del Programa de Mejora Continua y la planeación didáctica no han sido trastocadas desde hace más de dos décadas, cuya serenidad es también un aviso en torno a la escasa construcción participativa, lo que supone nuevas aristas de investigación académica. La realidad vista desde lo que se ofrece en el libro exige nuevos planteamientos en torno a las herramientas de trabajo que - vés de la cual la participación ayude a construir otros escenarios - doras a los problemas actuales de la gestión educativa. Una vez más previo entre las y los educadores y fundamentar la relación entre la educación y la experiencia-conocimiento. La mirada que ofrece de manera general esta obra de la li- teratura educativa implica la búsqueda de respuestas desde cual- dudas entretejidas con los hilos invisibles del debate pedagógico Chiapas?, ¿cómo se ha instalado históricamente en el hacer educa- tivo? o ¿es una realidad posible de alcanzar?, son tan solo algunas de las interrogantes imbricadas como marañas de enigmas, que 13 Es en este punto cuando la estela de luz que dejaron las plu- que cuestionan las propias certezas del lector. El hilo conductor de su narrativa nos conduce a través de las paradojas y tensiones in- herentes a la búsqueda incesante de la mejora continua, recordán- perspectivas. Respecto a las premisas más importantes en este libro, la primera, es que el estudio de la mejora continua es un llamado a la la mejora continua no hay punto de llegada, sino un sendero inter- minable de aprendizaje y transformación. Porque si algo hay que precisar de este libro, es la necesidad de concebir a la educación como un proceso dinámico y en constante evolución, con el cual la mejora continua se convierte en un objetivo esencial; sin promover - cio para la práctica educativa que debe ser buscado o construido de manera permanente. En México, como en Chiapas, el estudio de la mejora con- tinua en la educación reclama más investigaciones acerca de la in- - incluyen en esta obra como una muestra de lo que se está pensando en Chiapas; sin embargo, la aproximación recuerda también que, en el futuro inmediato, será necesario contar con más trabajos de investigación acerca de los enfoques como el basado en estándares, la evaluación educativa, la participación comunitaria y la equidad educativa, siempre en el marco de la mejora continua. Perspectivas 14 Por todo esto hago hincapié en cómo la lectura de este im- portante libro revela también el papel de la investigación educativa - podemos comprender mejor las dinámicas del aprendizaje, iden- y diseñar estrategias efectivas para superarlas; por eso el pensa- miento educativo conlleva expectativas y aspiraciones que buscan transformar positivamente el sistema educativo en México. Estas - cación es un derecho fundamental de todas las personas y que su calidad y equidad son indispensables para construir una sociedad más justa y próspera. - tre al paso de su lectura, porque tras la diversidad de posiciones y distintos abordajes teórico-metodológicos hallados en este libro, queda claro que el entendimiento de la mejora continua de la edu- - - sas que intervinieron en los procesos de mejora planteados entre las páginas. Cada contexto educativo tiene particularidades y de- efectivas de mejora en el presente. - vantes para el contexto chiapaneco, también permite considerar a la comprensión del ser humano y el sentido de la acción, como as- pectos pendientes de entendimiento ante la mejora continua de la - 15 explorar nuevas formas de entender la educación, incorporando Una mención importante merecen las pequeñas recupera- - que, fungiendo como una extensión de la experiencia docente, ayuda a confrontar sus efectos en el campo disciplinar. Las redes glocales, los sistemas de enseñanza, la transformación de la prác- tica, los entornos educativos, etcétera, son tan solo algunos de los conceptos que se desarrollan en estos relatos de experiencias como verdaderas obras del conocimiento in situ que se produce al colocar la experiencia práctica fue para que, la práctica humana, que es alcanzada por la mejora continua, no solo que irremediablemente implica al Ser. Gracias al análisis desde la - efectivas para un presente que no puede desdeñar su historia. Pero aludiendo a la historia, vale advertir cómo se consti- tuye en una constante en este libro, tal como se hizo al colocar el estudio del género y la igualdad en el marco de la mejor continua. Con esto se ofreció un recuento histórico por los principales acuer- - Desde este análisis se ahondó en los compromisos internacionales partir de las cuales plantea la necesidad de mejora continua para evaluar todo lo logrado hasta ahora en el empoderamiento del gé- nero. 16 Los datos que presenta al hablar de la mejora continua de- - vilización ciudadana como medida de presión para transitar hacia - nero. Dos preocupaciones son compartidas en este recorrido histó- la perspectiva de género; y la segunda radica en la incorporación de estudios feministas en las instituciones de educación superior. La experiencia recuperada respecto al caso de la Facultad de Humanidades resulta esclarecedora para mostrar las áreas de oportunidad que aún se viven al incorporar la perspectiva de géne- ro en los planes y programas de estudio; donde las desigualdades - guen presentes con el agravante de que la orientación teórica-disci- La evaluación y la mejora del género y la igualdad pasan a constituir un recuento histórico que revela los compromisos con- - turales, a partir de las cuales se plantea la necesidad de mejora continua para evaluar todo lo logrado hasta ahora con el empodera- miento del género. Los acontecimientos que se presentan a lo largo del texto denuncian las condiciones de la mujer, lo cual llevó pronto a la movilización ciudadana como medida de presión para transitar género. Por otro lado, existe otro momento dentro del escrito cuan- do también se recurre a la situación histórica para establecer una posicionamiento contrario a la idea de que antes de 1994 no exis- educativa entre los actores educativos. La fundamentación histó- - 17 ción decimonónica de las prácticas suscitadas entre los profesores cuenta de prácticas de mejora adelantadas para el tiempo. Una clave que me parece relevante en el trabajo es la pre- sencia de la complejidad como un indicio de la mejora continua. Esto es lo que invita a situar etapas de evolución de la mejora conti- nua a través de la conformación de grupos colegiados, procesos de Acciones que revelan el origen inmediato de la mejora continua en Chiapas. Además, el lector tiene la ventaja de sumergirse en los re- ferentes históricos rescatados de la prensa chiapaneca de princi- pios de siglo XX, los cuales son fuentes que ilustran una época no tan distinta de la actual, cuando el surgimiento de los procesos de evaluación y formación continua, fueron tan parecidos como los de De la visión histórica hay que agradecer la advertencia de tendencias y cambios en la forma de pensar la mejora continua de la educación. Esto se percibe con la reconstrucción en momentos claves de la historia chiapaneca, como la transición del siglo XIX al XX, que permitió examinar la evolución de la educación y cómo se implementaron diferentes enfoques de mejora. Por esta razón es que el lector puede visibilizar las tendencias educativas pasadas, Entre los aspectos más destacables se halla el desarrollo prematuro de prácticas educativas avanzadas para la época, todas impulsadas por el gremio de docentes en el marco de una perma- nente mejora; sin embargo, fue la complejidadla que aparece como de que la mejora continua ya se consumaba como práctica. Las reu- niones colegiadas, la organización de academias y las planeaciones 18 estructuradas con esquemas evaluativos, se muestran como proce- sos de mejora que fueron impulsadas por el gobierno, pero también por el propio gremio de docentes. Como era de esperarse en este texto otras visiones resultan - ción con la mejora continua?, es algo que resuelve a partir del estu- esteticidio es el que se coloca para tratar de consolidar una especie que la mejora continua alcance ya las evaluaciones de lo estético y que pueda ofrecer conceptos más creativos a partir de los cuales se visualice la creatividad de los pueblos y su imaginación creadora en un contrasentido de la lógica occidental. Un análisis también interesante es el que se advierte a tra- vés de la exploración de uno de los principales y desdeñados acto- hace parte de la educación básica. Su intención se avizora desde de las condiciones educativas, por las cuales se denuncia una crisis que le ha llevado a perder su espontaneidad y curiosidad. La mejo- ra continua entonces asoma como un pretexto para presentar una revisión de las habilidades del sujeto corpóreo que ejerce la función En el texto se expone la tendencia en la que se ha trata- do de colocar a la mejora continua, como un mecanismo peligro- so para mejorar el aprovechamiento académico basándose en los contenidos. La mejora continua en el ámbito de la educación ar- ligadas a alguna disciplina, y eso es precisamente lo que se pone a 19 discusión tras la tensión que arrastra hacia la forma de construir criterios de belleza, de percibir el entorno, de vivir los rituales de zones para comer barro. Descubrir estos elementos parece exigir la capacidad de asombro, la curiosidad del docente. - perar estas privaciones desde lo que se ha llamado espontaneidad fruitiva, que aglutina habilidades y rutas posibles para guiar la me- jora de su práctica docente, sin renunciar a su dimensión de sujeto real y corpóreo, ni al discurso del otro. La subjetividad como capa- cidad de emoción sensible o áisthesis como facultad subjetiva, sir- - de la vida. Por eso dos preguntas son las que se abordan de manera incesante a través de diversos referentes teóricos, experienciales e históricos: ¿cómo se expresa la creatividad de los alumnos? y ¿cómo - como proceso permanente. Dos preocupaciones son compartidas en este recorrido his- la perspectiva de género y la segunda radica en la incorporación de estudios feministas en las instituciones de educación superior. La experiencia recuperada respecto al caso de la Facultad de Humani- dades resulta esclarecedora para mostrar las áreas de oportunidad que aún se viven al incorporar la perspectiva de género en los pla- nes y programas de estudio; donde las desigualdades y divisiones con el agravante de que la orientación teórica-disciplinaria termine 20 el surgimiento de la mejora continua, sino que es empleada para ofrecer posibilidades de análisis de las tendencias y cambios im- portantes, entre ellos los de la transición del siglo XIX al XX. El des- plazamiento por la historia no solo orienta hacia la evolución de la educación, sino que hizo ver los primeros enfoques de mejora en contextos diversos cuando existieron factores sociales, culturales y explicaciones sobre el origen de la mejora continua en Chiapas, a través de un recorrido por las prácticas docentes y directivas, con las cuales se dio cuenta de su progresión en el tiempo. De la lectura de este valioso libro se podrán rescatar innu- conceptual y experiencial. Cuya importancia para la comunidad aca- démica reside en su intención por comprender la mejora continua causando el diálogo “sin diálogo previo”, entre actores educativos. Cualquiera que se interne en la lectura de las próximas páginas, le espera un camino fascinante a través de múltiples formas de en- porque la mejora continua de la educación necesita de nuevas cla- ves para su reinterpretación, más aún, en un contexto donde puede resultar un objetivo esencial para potenciar mejores prácticas edu- cativas. Biol. Rafael Ranulfo Flores Román Junio de 2023 61 Razones para comer barro. La espontaneidad fruitiva como ruta posible para activar la mejora continua de la educación artística Irael Antonio Martínez Ruiz De la cerámica a la multidimensionalidad del barro En el año 2016 fui con mi hija a una exposición artística titu-lada Cerámica contemporánea en Chiapas, que presentaba la producción creativa de 24 artistas chiapanecos. Mientras ca- minábamos por la sala ella miró una pequeña escultura de varias Pablo Millán ( ); grosso modo puedo describirla como una pila de - zadas, como si estuvieran luchando por subir a lo más alto. En la cúspide, por encima de todos los cuerpecillos, estaba una persona con la mano alzada y sosteniendo una especie de hueso que Millán decidió destacar al pintarla de un color dorado. Frente a ella, mi hija me pidió que le explicara por qué se le consideraba artística si se trataba de barro como las palomas o las mariposas que teníamos en casa; aquellas que compramos en Ama- tenango de la Frontera y en Ocuilapa, respectivamente. Entonces Irael Antonio Martínez Ruiz 62 Oliva Mendoza (2007), es arte porque se trata de “[…] una técnica alcanza el arte” (p. 1). O lo es quizá, porque cumple con ciertos prin- cipios de relevancia: pretende la experiencia estética, tiene inten- cionalidad, unicidad, carece de dogma y está desprovista al máximo de sentido utilitario, tal y como lo piensa Josu Landa (2015). Por su puesto hay muchas más narrativas posibles que buscan explicar etcétera. Finalmente le contesté con algo que le escuché al ceramis- ta Gustavo Pérez en una de sus tantas entrevistas: el barro tiene la capacidad de ser únicamente estético, solamente utilitario, o la mezcla de ambos. El barro y sobre todo la curiosidad sobre él, se vuelve en- tonces un pretexto para poder hablar de la mejora continua. Per- mítanme, por favor, exponer más para establecer mi punto. Dentro del cuento Benzulul (1997) de Eraclio Zepeda, hay un pasaje na- rrado durante el cual, cuando el protagonista se desplaza hacia su pueblo, en cada paso que daba por las veredas, en sus huellas, una parte de su cuerpo se iba quedando. Tal vez la frase no esté exenta de razón pues, los tsotsiles y los tseltales conciben al mundo como un todo. Lo llaman vinajel-balamil o "cielo-tierra" (Arias, 1991). El barro entonces es solo un préstamo del yahval b’alamil o "dueño de la tierra" al que hay que pedirle permiso para estar en él, para alejar el mal que provoca el susto o para que la tierra pueda subsumir a esto que, desde la cosmopercepción maya, el barro no es solo tierra, parece que también puede ser subjetividad; y en cuanto tal, puede ser expresiva. Sigamos planteando el asunto. Hace un par de años, Sidd- hartha, un amigo con el que estudié, confesó en una clase de cerá- mica que se le antojaba darle “una enorme mordida al barro”. En 63 primera instancia me pareció graciosa la propuesta, sin embargo, recordé que cuando tenía cuatro o cinco años fui a San Juan de los Lagos, un pueblo en el estado de Jalisco que alberga una iglesia muy concurrida y cuya advocación es la Inmaculada Concepción. A esta virgen se le conoce como la Virgen de San Juan de los Lagos y le atribuyen el cumplimiento de milagros, pero también la reconocen como sanadora de las dolencias del cuerpo. Para ser favorecido con uno de estos milagros, había que - nedor. Por supuesto, mi madre, me hizo comer una de estas tablillas de barro. La primera mordida fue seca, insípida, las gotas de sali- va se desecan inmediatamente. Luego solo tierra, después lodo… Mientras daba mordidas al trozo, una anciana le repetía a mi madre - dición! Yo estaba atento a lo que sucedía en mi boca, los susurros de la octogenaria se diluían con los gruñidos de las piedras y mis dientes. Es un intentode subsumir a la virgen y con ella la magia y su santidad. Con todo este recorrido anecdótico quiero decir que el ba- casa, es olla, vaso, carne de los muertos, es madre y estómago que deglute difuntos. Acaso quiere ser conexión con los dioses y comida santa. Pero también es cuchara y rubor de las ancianas o se vuelve máscara de los danzantes, a veces jaguar, luego paloma y mariposa en un mismo tiempo, o una madre que sentiente. El punto es que, visto así y con independencia de cómo se nombre aquel amasijo de barro: arte, artesanía, objeto utilitario, ornamento, vehículo religio- so, objeto creativo, cosa estética, etcétera, valdría la pena que el do- cente pudiera curiosearlo, experienciarlo desde puntos de partida Irael Antonio Martínez Ruiz 64 percibir y expresar el mundo1. O buscando su fundamento, menos en la profundidad intelectiva y más en la experiencia concienciable. Dicho de otro modo: re-pensándonos como sujetos perceptivos. La academia ha puesto sus propuestas. Subjetividad con ca- pacidad de emoción sensible, le llama Dussel (2017), áisthesis como facultad subjetiva desde la cual constituimos a la cosa real desde el Sentimiento estético, dice Xavier Zubiri (1994), el descubrimiento estético de todo sentimiento: frui- ción y disgusto. O podemos llamarlo prendamiento estético, este- sis; el momento biológico-perceptivo que posibilita la semiosis y el como lo piensa Katya Mandoki (2013). No obstante, la intención de este escrito no pretende abogar por suscribirse a una u otra postu- ra, lo que propongo es mirar menos el mapa y más el territorio. Re- visar las habilidades del sujeto real y corpóreo que ejerce la función de docente de educación artística. Es en este marco donde quiero colocar la discusión en torno - - continua en el ámbito de la educación artística apunta al perfec- cionamiento de habilidades o técnicas ligadas a alguna disciplina, o saber pintar usando la acuarela, por ejemplo. Aunque también atiende el diseño de estrategias y de experiencias de aprendizaje de Basta revisar un par de planes de mejora en las escuelas chiapane- cas. 1. Por supuesto, no se niega la posibilidad de una zooestética o protoestética animal, pero interesa para este planteamiento demostrar esa capacidad humana. 65 En contraste, poco se explora ¿cómo se expresa la creativi- dad de los alumnos?, ¿cómo se construyen ellos mismos sus propias a la ejercida en la educación básica, se desinteresa de cosas aparen- temente irrelevantes como los apodos, el uso del ciberlenguaje en también las expresiones del erotismo, de las obscenidades; es decir, pierde de vista los modos más espontáneos de la expresión creati- va. Porque es ahí en donde entran en tensión las formas en que ellos construyen sus criterios de belleza, la percepción del entorno, los personalidad, entre muchos otros. Descubrir estos elementos pare- ce exigir la capacidad de asombro, la curiosidad del docente. Puede ser, como lo acusa Katia Mandoki (2013), que la na- rrativa hegemónica ha reducido la estética para privilegiar la con- templación de lo bello y del arte; una abrumadora ideología estética que no deja respuestas espontáneas. Recordemos que, en Chiapas, con la aparición de los primeros colegios dominicos en la Capitanía - zó la enseñanza de teología y bellas artes. Al paso del tiempo la edu- cación terminó por secularizarse, pero las artes parecen mantener ese aire de sacralidad que le sigue otorgando la institución arte2. La escuela desde entonces se mantiene impulsando la educación disciplinar: el teatro, la música académica, la danza, la pintura, la literatura, pero ¿cómo sería una educación artística que busque de- sarrollar la habilidad de leer el viento o las hormigas? ¿Una educa- ción artística que pueda mirar la belleza de comer barro santo? La premisa entonces es que ya no nos sorprenden las hormigas, ni el aire, ni el barro… 2 vanguardia, donde las instituciones controlan tanto la producción y distribución de lo que sea el arte, pero también las ideas que la regulan. En este sentido la Escuela hace parte de este sistema institucionalizante. 65 ciberlenguaje asombro, la curiosidad ideología estética vanguardia, donde las instituciones controlan tanto la producción y distribución de lo que sea el arte, pero también las ideas que la regulan. En este sentido la Escuela hace parte de este sistema institucionalizante. 65 ciberlenguaje asombro, la curiosidad ideología estética este sistema institucionalizante. Irael Antonio Martínez Ruiz 66 El viento negro y otros malos augurios Desde la década de 1970 Ivan Ilich postulaba ya que la educación escolarizada y obligatoria era un ente enajenante y normalizador; un vehículo para posibilitar “[…] el rito de iniciación que condu- ce a una sociedad orientada al consumo progresivo” (1977, p. 15). Propuso entonces la desaparición de la escuela porque bus- caba normar de manera subrepticia el conocimiento, lo adaptaba a la economía del mercado, institucionalizaba la imaginación y le establecía normas de valor. Esta crisis de la escuela dice Ilich, también es una crisis del docente. Me interesa resaltar esto últi- mo, pues en el planteamiento del pensador austriaco, esta se ma- tensión entre lo que es y lo que se espera de él; ejecuta cuando - namiento y tomar decisiones; cree que está condenado a aceptar cree que no puede cambiar la realidad; se siente amenazado por los graduados más recientes y tiene que tolerar todo lo anterior porque lo obliga así la sociedad que cede, junto con él, ante el siste- ma político-económico. Por supuesto no pierdo de vista que este diagnóstico obedece a un docente del siglo pasado; sin embargo, he tenido la oportunidad de participar y charlar con estudiantes de maestría y doctorado en distintos seminarios ofertados por el Centro Regio- nal de Formación Docente e Investigación Educativa (CRESUR). En 3 abiertos para que los maes- 3. Se trata es espacios de pensamiento y de escucha con la mediación grupal. En este espacio entran en juego las formas conductuales, las expresiones del lenguaje y las emociones. Todos ellos se tensionan, se consensan en metalenguajes. Se busca en él, no solo la exploración, sino Nueva Escuela Chiapaneca, no obstante, con variaciones de aplicación y tratamiento metodo- lógico. 67 tros analicen críticamente su práctica docente. Los resultados, si bien tienen variaciones, son semejantes a los planteados por Ilich, síntomas de crisis a veces son asumidos de manera espontánea, otras más son adjudicados luego través de la información que van donando al círculo. Hay que preci- concienciación del sí mismo, - jando pautas a la subjetividad? y en consecuencia tomar posiciona- miento político, construir proyecto. Óscar Cruz y Martín de Jesús Ovalle (2009), por otro lado, generadoras del malestar docente. Ambos investigadores apuntan a un desequilibrio entre las demandas y exigencias de su profesión, más las capacidades y recursos que tienen para responder a ellas. Algunas de las condiciones generales de este malestar se exteriori- zan a través de lo que llamaron facilismo pedagógico, que los hace limitarse a la mera transmisión de contenidos. Una expectativa dis- cordante o la lucha entre lo que se espera de su nivel de estudios y relaciones de fractura, la fetichi- zación de la relación tanto con los padres como con las autoridades. proceso de enseñanza aprendizaje; destaco algunas: la incomodi- dad de atender a los niños con necesidades educativas especiales, el tedio por la sobreacumulación de fuentes de información y la obligación de incorporar las nuevas técnicas pedagógicas, así como la actualización permanente y casi obligada en el uso de nuevas tec- nologías. Ante estos malestares los docentes se convierten poco a poco, según concluyen, en “[…] un ser defensivo, bloqueado, impro- ductivo e insatisfecho” (2009, p. 116) y por eso se obligan a cons- truir defensas propias. Irael Antonio MartínezRuiz 68 Por otro lado, un estudio sobre el síndrome de Burnout4 en México revela que entre los grupos que presentan mayor estrés la- boral se encuentran los médicos, las enfermeras y por supuesto, los docentes (Juárez-García, Idrovo, Camacho-Ávila, & Placencia-Reyes, - minan cómo afecta este síndrome a los maestros mexicanos, pero solo hay un par de trabajos que revisan al docente chiapaneco. En ellos se analizó cómo impacta este síndrome, pero lo hicieron solo en catedráticos del nivel superior; se trata de los estudios de Óscar Cruz Pérez et al. (2013) y de Martín de J. Ovalle (2005) que termi- nan por reforzar mucho de lo ya dicho. Si puede caracterizarse al docente chiapaneco a partir de la revisión de los trabajos anteriores y con base en sus tensiones psíquicas, diríamos que: se trata de un sujeto que está permanen- - senta un agotamiento excesivo, irritabilidad, agresión y está inmer- todo esto, hay que sumarle los problemas que supone, por ejemplo, los desplazamientos continuos obligados por la cadena de cambio: - ra. ¿Cómo exigir entonces curiosidad y espontaneidad en este esce- nario de fatalidad? Voy a tensionar aún más el problema, pero desde la parti- cularidad de la educación artística. Chiapas tiene 19 escuelas nor- males, entre estatales y federales distribuidas en todo el estado. En las mallas curriculares, sobre todo para aquellas licenciaturas que forman docentes para la educación básica, no aparecen materias 4. Si bien no hay una traducción literal, puede entenderse como el síndrome que busca visibi- lizar el agotamiento emocional, la despersonalización y la inmovilidad o realización personal en el trabajo. 69 de forma exógena a sus contenidos pedagógicos, más cercanos a la difusión cultural; es decir, no son del ámbito formativo docente. Luego entonces la educación artística es asumida por otros profe- sionales formados en áreas disciplinares: músicos, licenciados en danza, en artes visuales, gestores culturales y de las artes, literatos. Pero también hay técnicos docentes formados a través de cursos y diplomados organizados por entidades como: el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas o el Centro Estatal de Lenguas Arte y Literatura Indígena. La estadística estatal es otro indicador que puede servir para ca- racterizar las tensiones de la educación artística. Existen datos in- teresantes publicados en los Indicadores estatales de la mejora con- tinua de la educación en Chiapas (MEJOREDU, 2021) que surgen del análisis de la información recopilada a través del Formato 911 que aplica la Secretaría de Educación Pública (SEP). En el documento del Mejoredu los maestros de artes se agrupan en la categoría de "docentes de especialidades", que comparten con los de educación que se ocupan del resto de los contenidos y de la mayor parte de la jornada escolar. Veamos un poco de su distribución por cada nivel educativo. Tabla1. Distribución de docentes de artes por nivel escolar y tipo de organización (2018-2019) Nivel escolar Total de grupos de especiali- dades General pública Organización escolar Indígena pública Organización escolar Priva- da Completa Multigrado Completa Multigrado Preescolar 2,171 273 173 0 0 267 Irael Antonio Martínez Ruiz 70 Primaria 2,719 54 3 0 0 223 Secundaria 3,284 223 194 325 Fuente: Construcción personal con base en la información de los Indicadores estatales de la mejora continua de la educación. Chiapas. Información del ciclo escolar 2018-2019. concentra en el espacio urbano, semiurbano y mestizo. No los hay para la educación indígena pública en ninguna de sus modalidades. La estadística dice que, es el prescolar el nivel donde están princi- palmente concentrados estos maestros especializados, seguido de al ciclo 2018-2019; no pretendo pasarla por concluyente, pero para el planteamiento que busco me permite mostrar dónde es posible mirar las carencias de la educación artística. Voy a concentrarme principalmente en la educación primaria multigrado y en la escuela indígena por ser las más desatendidas. - blación, las escuelas multigrado se ubican en comunidades rurales unitaria, bidocente o tridocente según la cantidad de alumnos que capten. Este tipo de escuelas arrastran por sí mismas una com- plejidad importante y muchos estereotipos que el mismo Estado reconoce; destaco algunos. En primera instancia, no existe un mo- Los docentes también cumplen funciones de dirección y absorben toda la carga administrativa. Su operación depende del entorno y las condiciones locales. Muchas veces en el imaginario general se - muestra su valor (CEFC, 2021). Esto es importante para el argumento porque la mayoría de las escuelas de Chiapas es de tipo multigrado; 7 de cada 10 pri- 71 marias lo son (CEFC, 2021). Esto hace suponer, sobre todo en este tipo de organización, que poco incorpora a estos docentes especia- lizados y cómo aquellos contenidos relacionados con la educación enterarse de estas complejidades, sabrá que las preocupaciones del docente multigrado están puestas en atender metodológicamente la enseñanza y en resistir el embate del trabajo administrativo. Pa- radójicamente, es con este tipo de organización como la capacidad de asombro, curiosidad y creatividad del docente están más pre- sentes; la circunstancia les obliga a adaptar, crear y recrear sus re- cursos didácticos para atender los ritmos diversos de aprendizaje de los alumnos. En lo que respecta a la educación indígena, como hemos visto, esta no tiene docentes especializados que atiendan la edu- cación artística en ninguna de sus modalidades. No es cosa menor porque según datos del MEJOREDU (2021), en el nivel primaria, 33.7% de las escuelas en la entidad son indígenas y 22.7% son comunitarias. Se trata de un porcentaje importante de centros educativos desatendidos. Más allá de enredos estadísticos quie- ro recuperar el fundamento de la educación indígena, pues tiene la encomienda de valorar la diversidad cultural y lingüística más los modos expresivos comunitarios como: las artesanías, la tradi- ción oral, las ceremonias y celebraciones tradicionales, entre otras manifestaciones lúdicas y festivas para que sean incorporados a los contenidos de las asignaturas. Y esta particularidad es la que - tes dentro de la educación indígena. En cierto sentido y puestos en la episteme institucional, no se requieren; basta con que estos docentes conozcan las expresiones creativas de su contexto. Ahora bien, para ir cerrando este paseo sobre los malos augurios, recuperaré brevemente cómo estos docentes especializa- dos de la educación artística se actualizan, se forman o se capacitan Irael Antonio Martínez Ruiz 72 en áreas particulares. En este sentido, la Coordinación Estatal de Formación Continua de Maestros en Servicio [CEFC] (2021) de la entidad informó que, durante el año 2021, logró capacitar un total - que la información no desglosa los asistentes por curso de capa- citación, sabemos que entre ellos se implementó el de Didáctica de las artes en la Educación Básica, y promovió otro más de carácter virtual sobre Arte, educación y emociones, de oferta nacional. La CEFC publicó además que en la encuesta para la explo- ración de necesidades de formación 2022, participaron 18 técnicos “[…] 29% seleccionaron como prioritarios los ámbitos [formati- vos]: pedagógico didáctico y dominio de las tecnologías de infor- mación y comunicación. Seguido por el ámbito de asesoría, apoyo y acompañamiento [con] 18%.” (2021, p. 32). Esto parece natural, pues como se ha visto, estas áreas son atendidas por maestros co- nocedores de su disciplina, pero carentes de herramientas que les permitan hacer una planeación didáctica o de habilidades de dise- ño curricular. Exigencias que, con la entrada en vigor del Plan de estudios para la educación preescolar, primaria y secundaria 2022 se volvieron centrales. Tampoco resulta raro que, enla Evaluación Diagnóstica y ormativa para la Mejora del Aprendizaje de los Estudiantes de Edu- cación Básica realizado en el ciclo 2021-2022, se diagnosticaran áreas como: el lenguaje y la comunicación; pensamiento matemá- tico; exploración y comprensión del mundo natural y social (CEFC, docente sobre el contenido programado, pero dejó fuera del diag- nóstico, por ejemplo, las manifestaciones expresivas más espon- táneas de los niños y las niñas, que implica transitar más allá de examinar la formalidad del lenguaje e ir hacia la recuperación de narraciones extraordinarias. Esta formalidad institucionalizante de 73 los contenidos, niega las respuestas espontáneas. No tiene cabida que el maíz rojo sea bueno para la sangre; igual que el maíz negro, para el pelo, o que el maíz blanco sea bueno para los huesos, dien- tes y uñas, como bellamente lo escribió el poeta q’anjob’al Daniel Caño5. Siguiendo las actividades de formación y de acuerdo con el programó a través del PRODEP6 la realización del taller formativo: Las artes como estrategia para niñas y niños con aptitudes sobre- salientes, dirigido a los docentes, técnicos docentes, personal con funciones de dirección, supervisión y asesoría técnico-pedagógica, que participan en la educación básica. Adicionalmente impulsó el taller Arte, educación y emociones que se brindó nuevamente en el ámbito nacional a través de un modelo de aprendizaje autogestivo y virtual. Lo que podemos sacar de esto último es que existe una rup- tura entre las necesidades del diagnóstico y los talleres de mejora. En lo que respecta a la educación artística en los núcleos urbanos o semiurbanos, siguen dominando las clases disciplinares: la enseñanza de la música, dibujo, danza y teatro; a veces se com- plementa con la elaboración de manualidades o la danza folclórica. Pese a parecer una actividad que puede ser implementada fuera de la integración curricular y realizada con cierta independencia, aun así, no deja de tener problemas. La Asociación Mexicana de Do- centes de Artes (AMDA) A. C., creada en el año 2021, acusó que el trabajo del docente en artes se limitó por mucho tiempo a la or- ganización de actividades lúdicas y que los maestros de educación reconocidos como constructores del aprendizaje, pero también que sus materias se redujeron de "asignaturas" a "campos formativos" haciéndolas prescindibles, optativas. 5. Se trata de una recuperación del poema Enseñanzas de mi abuela. El pensamiento de Caño proviene del maya q’anjob’al de Guatemala, de donde es originario. 6. Programa para el Desarrollo Profesional Docente Irael Antonio Martínez Ruiz 74 Otro de sus malestares es la disparidad en la percepción sa- larial7 existente entre un "docente de artes" y el "académico". No es casual entonces que entre sus propósitos insistan “[…] que se consideren a los docentes de artes en los programas de promoción en igualdad de condiciones, establecidas por la ley, por la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (USICAMM)” (Asociación Mexicana de Docentes de Artes, A.C, 2022, p. 7). La per- cepción salarial contribuye al desinterés por ocupar estas plazas, sobre todo en las zonas no urbanas donde se les requiere. Este vistazo general o "los vientos negros y otros malos au- gurios" por donde transita la educación artística muestran un pano- rama poco favorable, fatalista incluso, que ponen en predicamento no solo la mejora continua de la educación artística, sino la propia era pertinente caracterizarla, porque son esas las condiciones de operación en las que se inserta la educación artística. Sabemos aho- ra que hay varios factores que limitan la creatividad y la curiosidad docente: las muchas tensiones psicosociales que carga, la presión por mantenerse dentro de la ideología estética dominante, la orga- nización y distribución escolar, el Estado que los prescinde, la per- cepción salarial y la propia competencia interna, entre varios otros factores que no hemos abordado aquí. Sin embargo, hay resquicios esperanzadores que no pode- mos perder de vista, como el que ofrece la educación multigrado y el preescolar, que hacen uso de las capacidades más creativas del docente. A la par de la educación indígena que no deja de curiosear y asombrarse dentro de su propio contexto. 7. Revise el catálogo de sueldos 2022 en http://transparencia.educacionchiapas.gob.mx/ art74/federal/2022/fracc8B/4toTrimestre/catálogo de sueldos 2022_incluye tabulador bienestar.pdf 75 Solo el que carga el cajón, sabe lo que pesa el muerto En el refrán con el que abrimos este apartado, aquel que siente experiencia y hacerla consciente, tiene la posibilidad de ponerla en cuestionamiento. Puede reconocer qué es lo que se muestra al mundo y lo que encubre y así integrarla a su mundo y al plexo de esta frase, porque están dispuestos en ella algunos componentes sobre los cuales podemos ir superando el fatalismo anterior y en- sayando lo que llamaré espontaneidad fruitiva. Estos componentes capacidad estético-intelectiva del ser humano, la experiencia y el reconocimiento del sí mismo y de los otros. Voy a atender teóricamente cada una de ellas para trazar los fundamentos de la propuesta. Veamos. - sico, biológico, pues le permite tomar impresiones de la realidad y actualizarla atemperadamente. Pero también es psíquico, intelec- tivo, porque no solo se trata de realidad simplemente presente en la impresión, es intelección impresiva y no meramente compren- siva. Zubiri llamó a este estadio inicial de la intelección-sentiente: aprehensión primordial de realidad. Podemos entenderla, por ejem- plo, cuando un bebé se enfrenta por primera vez a los colores del mundo, a los sonidos, al frío, al calor, etc. (Fowler, 1998); es decir, cuando captan los estímulos afectantes y los hace suyos a través de la intelección. No se puede sentir aquello que no se intelige y no se puede inteligir, aquello que no se siente. Husserl también consi- deró que “[…] sentir e inteligir serían dos actos que componen el acto de conciencia, el acto de ‘darme-cuenta-de’ un mismo objeto” (como se cita en Zubiri, 1966, p. IV § 4). Irael Antonio Martínez Ruiz 76 No obstante, el ser humano es más que pura aprehensión primordial de la realidad, por eso escala y madura su intelec- ción-sensible. No se mantiene solo captando un barullo de estí- mulos desordenados, hay un estadio más complejo, el del logos. Y nos permite distinguir los entes del mundo unos de otros y ade- más nombrarlos. Siguiendo con la analogía sobre el bebé, en este estadio, el neonato puede hacer una distinción entre la madre y el padre, entre lo fruitivo y lo que le disgusta y eventualmente pueda expresarlo; comunicarlo (Fowler, 1998). Aparecen en este estadio las cualidades de lo bello y lo horrendo que se distinguen por su oposición. Hay un tercer momento de la intelección-sentiente que es más profundo. Este deviene cuando nos abrimos a todas las mane- ras de comprender nuestro alrededor; sucede que es más complejo que solo asociar una palabra. Para Zubiri esto es la razón. Thomas B. Fowler (1998), por su parte, distingue de ella tres características que vale la pena revisar: la profundidad, la medida, y su carácter provisional. Esto quiere decir que los razonamientos tienen profun- didades distintas, y estos a su vez, presentan medidas diferentes: asumen dinámicas y direcciones cambiantes. La razón, indepen- dientemente de las dos características anteriores, siempre tendrá un carácter provisional, pues el ser humano “[…] no puede conquis- tar todo de la realidad o todo de cualquier cosa” (p. 1 § 9), la reali- cosas. Primero, que el sujeto real y corpóreo que ejerce la función de "docente especialista", como cualquier otro ser humano, puede captar el mundo desde la aprehensión primordial de la realidad, afectarse tónicamente y sentir fruición o disgusto de una forma más primigenia. Este sujeto real y corpóreo con funciones docentes tiene la capacidadde captar el mundo y disfrutar de cosas simples si no desecha este momento originario que le permite aprehender 77 la belleza de la realidad como: comer barro, hablar con el viento, animal muerto; pero también disfrutar de los corazones de Lucy Ovilla8, del sonido del pito y tambor de los costumbres zoques Luis Hernández y Cirilo Meza9, o regocijarse en el rostro de un bebé, sus hijos quizá, que se abren al mundo. azona- miento en profundidad de la producción creativa y sus distintos len- concentrado sus esfuerzos en construir una educación formalista de las artes e históricamente se ha pensado desde los lenguajes es- tructurados y validados por la institución arte, que los suponen por encima de otros lenguajes creativos. Hasta 2017, por ejemplo, se habló en la educación básica de trabajar el cuerpo, espacio, tiempo, movimiento, sonido, forma y color, desde un enfoque pedagógico que procuraba el desarrollo de la sensibilidad estética, la creatividad, el pensamiento crítico, la interdisciplina (SEP, 2017). Hasta ahí no hay nada que resulta raro, no obstante, es el Estado el que determinaba qué lenguaje creati- que debían tomar estos lenguajes. En la educación secundaria, por ejemplo, se pedía ir “[…] profundizando […] en los elementos y ca- racterísticas propias de una de las cuatro artes (artes visuales, dan- za, música o teatro)” (2017, p. 470). Desde esta perspectiva, se trata de la imposición de un lenguaje que toma el carácter de estructu- rante y desequilibrado. 8. Artista visual del estado de Chiapas. 9. Costumbristas originarios de Copainalá, Chiapas. Luis Hernández es músico y danzante zoque, fue nombrado Tesoro Humano Vivo de Chiapas en el año 2022 y Cirilo Meza Gómez, rezador, danzante y ensalmador, Premio Chiapas 1992. Irael Antonio Martínez Ruiz 78 Pongamos un ejemplo aparentemente burdo de este des- equilibrio. Luis Flores Romero10 conocido en redes sociales con el heterónimo Lu loro Panadero, hizo un análisis de la canción popular La chona, interpretada por el grupo musical Los Tucanes de Tijua- de catorce sílabas: [conocidos como] alejandrino (la suma de dos versos de siete sílabas), y otro que ni siquiera al mismísimo Góngo- ra se le hubiera ocurrido, el tetradecasílabo trocaico” (2019, p. 1). El asunto es que, pese a tener estructuras poéticas similares a los de Antonio Machado o Rubén Darío, es muy poco probable que La Chona se enseñe en las clases de literatura. Menos aún, circularán las letras del freestyler Mauricio Hernández González, Aczino, cuya construcción musical es completamente espontánea y es posible que ni siquiera se permita equipararla con la poesía. a su espontaneidad, las letras de Aczino, al igual que los muchos memes creativos que inundan las redes sociales, por citar un par de ejemplos, no pierden la cualidad de ser productos de la razón, indistintamente de la formalidad técnica con la que puedan hacer- este planteamiento, si bien es una cualidad de la intelección, no es sino porque busca constantemente “[…] saber lo real de una mane- ra exploratoria y perspicaz” (Fowler, 1998, p. 9). Hablemos ahora de la experiencia. La experiencia es algo 11, sin embargo, en la vida cotidiana no solo se habla de experiencia sino de vivencias. Para Dilthey, la vida en general es una estructura dada, pero la vida humana es una conexión estructural que se vive a través de las ca- 10. Escritor con formación en Letras Hispánicas por la UNAM. 11. Desde Aristóteles hasta Nietzsche, Husserl, Heidegger, Ponty, Waehlens, Waelhens, Ri- coeur, por citar algunos. 79 con continuidad (Pelegrina, 2002). La realidad, como lo expresa Martín Huete (2011), no nos aparece muda y desnuda, sino media- da, interpretada; es una realidad simbólica. Lo que me interesa dis- cutir está muy bien sintetizado en la propuesta de Héctor Pelegrina y las distinciones que hizo entre experiencia y vivencia. Vamos a recuperar algunos de sus planteamientos. En concreto, este psiquiatra español buscó dar claridad ex- positiva a estos términos que de pronto se utilizan como sinónimos. A mí me sirve su discusión porque me permite proponer un camino para transitar de la curiosidad y espontaneidad hacia el acto ple- no de consciencia que estoy tratando de postular. Para Pelegrina la vida es automanifestante, por cuanto es sensibilidad perceptible, pero la vida humana es automanifestación e-vidente, pues hay una - - taciones de esta autoevidencia de vida y son: la experiencia inme- diata, la vivencia y la experiencia racional. La primera, la experiencia inmediata, se circunscribe a lo meramente vivido. Lo inmediato entre lo que soy y la realidad ex- terna espontánea con la que estoy interactuando. Aquí están ubi- cados todos los detonantes del asombro. En esta experiencia inme- diata, apareció ese trozo de barro que desató el asombro y el deseo sin-sentido de Siddhartha por darle una enorme mordida. Aquí miro de pronto la luz del atardecer y me quedo contemplando su cielo rojo. La vivencia, en cambio, se produce gracias al trabajo del lo- gos. En la vivencia aparecen los objetos con-sentido que me afectan, lo vivido surge vivenciado como algo que afecta a mi vida. Me inte- resa esto porque aquí opera lo que Pelegrina llama logos imaginan- te creador. Entonces los objetos vivenciales se vuelven posibilida- des para la vida, posibilidades genéricas: distingo conscientemente Irael Antonio Martínez Ruiz 80 lo que me-gusta, me-disgusta, lo que me-asusta o me-tranquiliza. Nombro el sentido particular de mi vivencia y la incorporo al ám- bito psíquico, junto con el sentido que le doy para mi vida; por eso, en tanto que es posibilidad, la vivencia es intencionada. No hace mucho el conductor de televisión, conocido como Facundo, se tatuó el brazo un encino y un petirrojo rojo; su argumento fue: “[…] en muchos momentos de mi vida que he sentido felicidad y tranquili- dad, me encuentro con un petirrush […] ese pajarillo rojo para mí representa la felicidad, la tranquilidad y ese estado de estar pleno viviendo” (Gómez, 2023). El asunto es que la vivencia de ver al pe- el paso de la afectación a la incorporación psíquica de lo que puede Finalmente podemos pasar a la experiencia racional que implica la búsqueda activa y crítica de la realidad en el mundo; es decir, se trata de la realidad explorada con la razón sentiente. En este espacio es donde el sujeto real y corpóreo construye sus obje- tos vivenciales. La experiencia racional aparece ante nosotros, pero no de forma muda y desnuda, sino se hace presente en la medida en que se la construye y para hacerlo requiero de la atenta mirada de los diversos modos en que los entes de la realidad pueden apa- recer. El sujeto-docente decide entonces hacia dónde mirar; hacia dónde colocar su querer fruitivo de la realidad y toma posiciona- miento. Ahora está en la posibilidad de construir su mirada desde los parámetros de la institución arte; desde la esfera estética de lo cotidiano12; desde la expresividad festiva o lúdica; o quizá desde el encuentro con otras epistemologías. Esto es relevante para la mejo- ra continua de la educación artística porque, a partir de esta toma de consciencia, el docente resuelve cómo y desde qué ángulo decide construir su mirada y el camino para mejorar su práctica docente. 12. En lo prosaico, en términos de Katya Mandoki. 81 Permítanme avanzar en los fundamentos. Pasemos pues a la exploración de un ángulo distinto, porque hasta ahora he habla- do de condiciones todas que dependen del sujeto-docente, de su debe olvidarse que en la segunda parte de este texto estacioné al sujeto y su función de educador artístico en la fatalidad, en la crisis, pero instalado en un entorno social. En primera instancia valdría la pena cuestionar ¿quién de- crisis de la escuela cooptada por la economía del mercado que ter- mina por institucionalizar la imaginación; al dibujo de un docente defensivo, bloqueado, improductivo e insatisfecho. Pues así comola - tema, y se preguntó para entenderlo algo muy simple: ¿por qué se habla de crisis? Si revisamos la historia de la educación, esta crisis parece ser permanente; casi insuperable. Según Naranjo, se dicen muchas cosas como: “Estamos en crisis porque la juventud ya no se interesa como antes en sus estudios", "los jóvenes ya no son tan serios como en otros tiempos", "los jóvenes toman drogas y por eso no son capaces de escuchar a la gente seria que quiere traer estas materias tan importantes al aula” (2007, p. 177); sin embargo, para comprendida. Lo interesante de esto consiste en que, quien la diag- nostica es la misma institución. Ella termina por encontrar sus cul- pables: la pobreza, el desinterés de las juventudes, el docente, etc. No obstante, si se puede hablar de crisis, según Naranjo, es por la ignorancia. Pero no lo dice porque el docente o el alumno deje de acumular conocimientos, sino porque lo que se pierde, es la inten Irael Antonio Martínez Ruiz 82 ción de entender lo que nos pasa y lo que ocurre a alrededor de nosotros. Una especie de des-curioseo. - camos superarla. La propia crisis encubre ella misma su potencial reparador pues, etimológicamente, deviene de la palabra griega krisis se utilizó para emitir juicios en virtud de analizar su estado. Naran- jo, reconociendo esta dualidad, colocó la posibilidad de superar la crisis educativa en armonizar y equilibrar: intelectualidad, emocio- nalidad e instinto. Examinando esto, no resulta extraño que allá por el año 2014, un grupo de maestros en la entidad impulsara la iniciativa conocida como la Nueva Escuela Chiapaneca (NECH)13, que busca- ba del docente chiapaneco la colocación al centro de “[…] la recons- trucción emocional de su historia de vida personal, que los ha lleva- y construir sentido y proyecto, desde sí mismos” (Ramos Treviño, López Ordoñez, y López Flores, 2017, p. 18). Esta movilización y exploración basada en las emociones y sentimientos, obligaba a los docentes afectados a establecer una re- lación distinta con los otros: alumnos, padres, docentes y directivos, además de construir sus propios procesos formativos autogestivos y autónomos. El proyecto avanzó instalado sobre la encomienda de realizar cuatro diplomados con diferentes módulos y complejida- des progresivas. No obstante, desde mi apreciación, fue el primero quizá por la carga emocional que suponía la autoexploración. El di 13. El nombre del proyecto formal fue: Proceso de Intervención para la Mejora de la Calidad Educativa de la Educación Básica a partir del Fortalecimiento de los Consejos Técnicos Esco- lares (CTE) en el estado de Chiapas. . 83 experiencia individual y social. Traigo a cuenta este ejercicio, primero, porque parece que estos talleres sirvieron como una especie de válvula de esca- pe para aligerar la carga psíquica de los docentes, ávidos de escu- cha, pero también, porque fueron interpelados por el llamado a la mejora. Alrededor de 300 maestros participaron en al menos tres módulos del diplomado, aunque Armando Rojas Hernández, coor- dinador de la estrategia, estimó una participación de más de mil docentes (Abosaid, 2018). Segundo, porque me permite superar el fatalismo docente - pone que el docente chiapaneco está determinado por la crisis y el malestar que le son atribuidos. Si no hago esto, los despojaría de capacidad de movimiento, de autodeterminación. Algo han hecho los docentes para no permanecer en un estado permanente de cri- sis. La Nueva Escuela Chiapaneca utilizó la narrativa autobio- - yectos. Y quiero también recuperar esto, porque no se trató de un mero ejercicio de llamado del recuerdo, en el sentido de recopilar acontecimientos, sino de historización. La importancia del ejercicio está más allá del hecho narrativo, pues como lo advierte Lacan, “[…] que el sujeto reviva, rememore, en el sentido intuitivo de la palabra, los acontecimientos formadores de su existencia, no es en sí tan im- portante. Lo que cuenta es lo que reconstruye de ellos” (como se cita en Casoetto, 2019, p. 4). Veamos más al respecto. En las conferencias sobre el psicoanálisis de Freud (1991), - char un par de ellas, no por el método en sí mismo, sino porque comparte algunos elementos necesarios para que la historización Irael Antonio Martínez Ruiz 84 suspensión de la hostilidad instintiva que supone el pensamiento para acceder a la comprensión del otro es el acto narrativo y para escucharlo necesita asumirlo como válido, no negarlo. Algo simi- lar a la epojé de Husserl, aunque volveremos a ella más adelante. La segunda es la revisión del sí mismo. El psicoanálisis se apren- de primero en uno mismo, exige el estudio de la personalidad pro- pia; la observación de sí, la revisión de los fenómenos anímicos del mundo. Además de lo anterior, quiero colocar dos dimensiones o caminos de la revisión del sí mismo por vía de la historización. La primera es a la que acudió la Nueva Escuela Chiapaneca bajo la idea de develar la conciencia histórica del sujeto-docente. Se trata, dicen, de “[…] remar tiempo atrás para recuperar la memoria y la experiencia, para, desde ello, construir conciencia de la determina- ción, de la sujeción, conciencia de cómo hemos llegado a ser lo que estamos siendo” (Ramos Treviño, López Ordoñez, y López Flores, desde el "yo consciente", que revisa lo instituido y lo instituyente - cial en el sí mismo, pero no examinadas de forma pasiva, sino en la capacidad activa, potencial, de colocarse como sujeto de su propia último, la consciencia histórica es "el yo en consciencia" frente a sus circunstancias, si bien, al mismo tiempo, sea un yo potencial. Por otro lado, esta revisión del sí mismo no solo es un asun- to de la consciencia, sino también del inconsciente. Veamos, para Lacan, el acto de recordar y hablar nunca llega a la verdad suprema, se queda en el límite con lo real. Pero lo que sí produce esta histori- zación es “[…] reordenar las contingencias pasadas dándoles el sen- 85 tido de las necesidades por venir” (Lacan, 1952). Desde este punto de vista, historizarse, se trata de un sesgo práctico que le hace saber al sujeto-docente que se siente mejor en la medida en que rememo- ra. Sergio Daniel Casoetto (2019) nos da más pistas. El dispositivo narrativo y de rememoración crean la ilusión de que, cuando el pa- ciente habla, es su "yo autónomo" el que organiza el discurso; sin embargo, lo que el sujeto dice está permeado por las formaciones del inconsciente que emergen a través de este falso discurso del yo. La materia prima de esta historización entonces es el discurso, la narratividad. En eso consiste para Lacan el acto de historizarse, en construir una verdad más allá del saber consciente. Ahora, lo interesante del planteamiento de Casoetto y que nos sirve para la propuesta que intentamos construir, es que el psi- coanálisis a partir de esta historización no implica "conocerse a sí mismo", sino captar los límites que el mismo sujeto le pone a ese "conocerse a sí mismo". El argentino, concluye desde Lacan, que “[…] no se cura uno porque rememora uno. Rememora uno porque se cura” (como se citó en Casoetto, 2019, p. 190). Dicho esto, recu- rrir a la vivencia y a la experiencia, es también un acto de liberación, de superación de la crisis. Por otro lado, decíamos antes que, para que el sujeto pueda histori- zarse, necesita entonces detener el pensamiento que por razón de la naturaleza humana intenta negar el discurso del otro. La epojé propone algo similar, una puesta entre paréntesis, pero en ella, no solo se pone en suspensión el sí mismo sino el mundo mundano. Es decir, una especie de desconexión del mundo y de sus reglas para construir un espacio posible donde se puedan colocar otras realidades, otras narraciones. La epojé se trata de “[…] una nueva ‘actitud’, dejando en suspenso las convicciones, prejuicios y valora- de ir a las cosas mismas” (Aguirre, 2014, p. 82). Ya veremos cómo se incorpora esto a laestructura del planteamiento; quedémonos por Irael Antonio Martínez Ruiz 86 lo pronto con que esta suspensión se hace necesaria, no solo para la mejora continua sino para el cumplimiento de la actividad docente. Más aún, desde la exigencia del Plan de Estudios para la educación preescolar, primaria y secundaria 2022. La espontaneidad fruitiva como camino hacia la mejora continua que he llamado espontaneidad fruitiva para la mejora continua de la educación artística. Y quiero ir desglosando sus componentes. En primera instancia y visto desde lo estético-perceptivo, dije que el ser humano tiene la capacidad para hacer aprehensiones primor- diales de realidad. La capacidad de captar los estímulos que vienen de la realidad y hacerlos suyos intelectivamente; estímulos que to- davía se registran espontáneos, sin-sentido. Entonces la esponta- neidad fruitiva requiere que el sujeto-docente se abra a percibir el mundo por la vía de la espontaneidad, antes que la razón. No olvidemos que la intelección-sentiente en el logos, per- mite nombrar lo fruitivo o lo repulsivo. Al hablar de manifestacio- nes creativas pueden aparecer, por ejemplo, categorías como: arte, artesanía, festividades populares, etcétera, y puedo oponerlas in- cluso. Todas ellas, vistas ahora desde la razón, son modos de inte- ligir y sentir la realidad en profundidad; sin embargo, intento no estacionarme en discutir cuál tiene mayor profundidad. Porque cada una de estas formas de racionalizar lo creativo, opera con di- námicas y direcciones cambiantes según el lenguaje que construya obstante, la razón es un elemento importante en la estructura de la espontaneidad fruitiva que propongo, pero no por la profundidad del razonamiento, sino porque busca constantemente saber lo real de una manera exploratoria, perspicaz, curiosa. El sujeto-docente 87 de la educación artística tendrá que potenciar tales características: perspicacia y curiosidad. Ahora bien, dije antes que la vida humana siempre está me- diada por conexiones estructurales desde las cuales se construyen Entonces un tercer elemento de una espontaneidad fruitiva es el movimiento, eso era importante hablar de la vivencia y la experiencia, pues es necesario desvelar dónde se cruza mi propia y personal estructura Así, además de movimiento, la espontaneidad fruitiva nece- sita experienciar la realidad, aprender de ella. Demanda transitar aparición de un logos imaginante para reconocer intencionadamente la existencia de los muchos ca- minos que puede tomar de la realidad fruitiva, más allá de su auto- manifestación. Necesita ver, mirar, construirse los ojos que le hagan distinguir todos los caminos posibles para obtener fruición de la realidad. El siguiente nivel le exige pasar de la vivencia a la expe- riencia racional. A la construcción de los objetos vivenciales y eso implica tomar posicionamiento; hacerse cargo de su propia mirada. Aquí es cuando el maestro tiene que decidir qué tipo de conteni- ejemplo, desde dónde va a enseñar a mirar el barro: sea como arte, artesanía, ejercicio lúdico, como espíritu, ornamento o la mezcla de todos ellos, etcétera. Expresé además que el sujeto-docente no está exento de entrar en crisis, pues antes de cumplir la función de ser docente dentro de un sistema, es un sujeto real y corpóreo que vive, sien- te, disfruta, pero que también sufre. Para aprender de estas crisis, el camino propuesto en virtud de una espontaneidad fruitiva es la Irael Antonio Martínez Ruiz 88 historización; la búsqueda de la concienciación del sí mismo. El ejer- cicio de revisar su circunstancia, aquello que lo está determinando como sujeto, hacerse cargo y buscar reconstruirse. Pero también implica un esfuerzo para captar dónde están sus limitaciones. La historización cumple otra función, pero ahora curativa, liberadora de sus tensiones psíquicas. El acto mismo de rememorar, de experienciarse en la vivencia y en la experiencia, mejora la posi- frente a sus problemas. Sabemos al igual, que el mundo siempre está interpretado y entra en contradicción. Ese mundo donde la propia y personal es- con ellas. Por eso la espontaneidad fruitiva requiere, de pronto, de la suspensión, de la epojé, un cambio de actitud del sujeto-docen- te, que deje en suspenso las convicciones, prejuicios y valoraciones que son de suyo, para abrirse al sin-sentido del discurso del otro. Para posibilitar la construcción de un metarrelato que medie las narraciones propias y la de los demás, y para tender un puente que facilite un diálogo con mayor equilibrio. Considérese que el Plan de Estudios para la educación pre- escolar, primaria y secundaria 2022 precisa del docente el “[…] en- cuentro con otras epistemologías a partir de un diálogo de saberes para intercambiar experiencias, saberes y conocimientos desde las ciencias, las artes, la literatura, la historia y la vida cotidiana de di- ferentes culturas” (SEP, 2022, p. 99). Más aún, el apartado de Artes y experiencias estéticas del Plan, expresa: 89 Por eso la espontaneidad fruitiva requiere una actitud receptiva, que ponga en suspensión los prejuicios y valoraciones del suje- to-docente, de modo tal que le permita abrirse a la consciencia de, a la posibilidad de subsumirla con pretensión de verdad. Una actitud receptiva donde las narraciones extraordinarias de los estudiantes tengan cabida, donde sea posible la multinaturaleza de los pueblos originarios, por ejemplo. - rando algunos de los hallazgos de Johannes Neurath sobre la mul- ti-naturalidad chamánica entre los wixárika. Para este investigador, los mara’acame o los peyoteros wicholes, no realizan la ceremonia pensando en el consumo del peyote, en cambio, se preparan para cambiar su naturaleza y volverse peyote. Tienen la posibilidad de convertirse en venado, en conejo. Es decir, esta otredad como parte del propio yo de la que habla la Secretaría de Educación en su refor- ma no es cualquier cosa. Reclama aceptar esta multinaturalidad a la Implica, también, que el docente tenga que suspender- se para poder asumir, por ejemplo, que los niños danzantes chut ik´ales o chuchinas de Huitiupán, una vez que se ungen lodo en todo su cuerpo y cubren con tierra blanca, dejan de ser niños y - - Las artes y las experiencias estéticas en la escuela se plantean en el ámbito de diversidad cultural frente a comunidades escolares donde se expresan las infancias y las culturas juveniles diversas, que corresponden a territorialidades urbanas y rurales, así como a formas de las vidas de las familias. Ello plantea un nuevo concepto de diversidad que no reduzca su análisis al ‘otro’, en su dimensión étnica, sino que aborde la ‘otredad’ como parte del propio yo (p. 119). Irael Antonio Martínez Ruiz 90 de volverse tierra. La misma suspensión se requiere para no ne- gar aquellos discursos, por ejemplo, que sumen que los muertos tienen el permiso de regresar una vez al año para comer en sus casas; el de aquellos donde los chamanes pueden ver el futuro; donde las enfermedades se curan con las plantas calientes o co- miendo tablillas de barro; donde salen los hombres lobo; o los que han visto mutar a las personas en nahuales… Apuntes conclusivos Enseñar desde una espontaneidad fruitiva necesita del compromi- so. De nuevos lentes para mirar y pensar la educación artística. La intención del artículo no es ofrecer una estructura acabada, sino un camino posible. Este es el que propongo, pero puede ser otro. Por supuesto que hay muchas cosas que han quedado fuera de esta explicación, como la paradoja de plantear una "espontanei- dad" fruitiva cuya construcción es todo menos espontánea. Empe- ro, en mi defensa, creo que no hay construcción artística o educati- va posible si no le precede un acto prístino de espontaneidad que capte nuestra atención. Incluso si lo pensamos desde la naturaleza biológica de la estética. Más preguntas quiero dejar en el aire: ¿por no puedo platicar con una escultura?, ¿por qué laeducación artísti- ca no se incluye en la formación de los docentes, pero sí en la de los alumnos?, ¿por qué no soy capaz de construir un refrán o volverme - Estoy convencido de que estamos en la ruta de mirar más deber ser del docente de edu- cación artística. Hace poco leía que la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU), se deslindaba de la 91 mirada “[…] que reduce las prácticas educativas a la fabricación de un producto de calidad y que mira la actuación de quienes partici- pan en ellas sólo bajo una racionalidad instrumental” (2021, p. 12). Pero este cambio de "mirada" no será nunca un tránsito ascético, más bien requiere que el docente quiera y tenga el valor de exami- narse, con todo lo doloroso que pueda hallarse en el camino. Si se desea participar de esta lógica de transformación, cualquiera sea el lugar donde ponga su querer, tendrá que descolocarse y tomar posición. Este primer momento, considero, comenzará por la incer- - práctica educativa, pero no necesariamente desde la obligatoriedad del sistema, sino desde el sí mismo. La invitación está hecha, se ha puesto aquí para conocer la memoria de los viejos; para charlar con los venados; para escuchar la voz del viento; para pedir permiso al cerro; para encontrar la belleza de mi ciudad polvorienta; o tal vez para invitarte a mirar desde el sinsentido. Pensar en la mejora continua en este tiempo coetáneo re- sulta pertinente, ahora que se abre una posibilidad importante de recuperar lo que se había perdido en otros momentos históricos, el Plan 2022 para la educación básica. Pues le regresa al docente, incluido el de educación artística, la opción para incorporar otros discursos de lo creativo. Entonces quizá, estemos muy cerca de en- señar las razones para comer barro… Referencias • Abosaid, A. (31 de agosto de 2018). Proyecto alternativo: “La Nueva Escuela Chiapaneca”. Cuarto Poder de Chiapas [Versión en línea]. Recuperado el 25 de febrero de 2023, de https://www. Irael Antonio Martínez Ruiz 92 cuartopoder.mx/chiapas/proyecto-alternativo-la-nueva-escue- la-chiapaneca/256673 • Aguirre Torre, M. (enero-junio de 2014). La epojé como ruptura de la actitud natural: Husserl y Sartre. Versiones, 2(5), 78-87. • Arias, J. (1991). El mundo numinoso de los mayas: estructura y cambios contemporáneos. 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