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IMPACTO TECNOLÓGICO EN LA FORMACIÓN DE INGENIEROS: UN EJEMPLO VIRTUAL PARA REFLEXIONAR Víctor Andrés Kowalski Facultad de Ingeniería, U.Na.M. Juan Manuel de Rosas 325, 3360, Oberá Misiones, Argentina. e-mail: vako@fiobera.unam.edu.ar Oscar Eduardo Perrone Facultad de Ingeniería, U.Na.M. Juan Manuel de Rosas 325, 3360, Oberá Misiones, Argentina. e-mail: perrone@fiobera.unam.edu.ar João Hélvio Righi de Oliveira Departamento de Engenharia Industrial, Centro de Tecnologia, U.F.S.M. Campus, Camobi, 97119-970, Santa Maria, RS, Brasil ABSTRACT When the Technology evolution provokes violent changes causing the disappearance of some engineering Professional Objects, or changing its essence in relation to the curricular approach, there is a change of rules that set up the education systems, and the professionals of course, in a state of ‘ tunelessness’ with reality. This piece of work takes for discussion a Professional Object, the Electricity Meter, and debates a series of aspects that revolves around Technology and Engineering, whose conclussions may be extended to many engineering specialities. Gestão da Tecnologia KEY-WORDS: engineering; technology; impact. 1 INTRODUCCIÓN La Ingeniería es un Arte que se ha desarrollado paralelamente a la humanidad, acompañando la variación de las necesidades humanas en torno a la cultura material. Por otra parte, Ciencia y Tecnología han sido, y siguen siendo, herramientas mediante las cuales el Arte de la Ingeniería ha creado productos, procesos y servicios que han satisfecho tanto las genuinas, como las superfluas, necesidades del ser humano. Sin ánimo de ser pretenciosos, se puede afirmar que la Ingeniería ha dado ‘vida’ a los objetos inanimados que nos rodean, estableciendo ciclos que se inician con la gestación, y luego de ciero tiempo, acaban con la muerte de los productos lanzados al mercado para su interrelación con el ser humano. Tanto el desarrollo de la Ciencia como de la Tecnología y de la Ingeniería, han marcado períodos de la humanidad signados por las características intrínsecas de los objetos inanimados. Fuego, madera, hierro, bronce, industria, etc., han establecido marcas históricas 2 identificadas con las posibilidades de su utilización y las formas de admnistrarlos, más que con el conocimiento propio de ellos. Obviamente que es necesario el conocimiento que proporciona la ciencia, pero es la ingeniería la que crea, día a día, el entorno donde se desenvuelve el ser humano. Los períodos históricos fueron marcados por lo que se creó y no por los conocimientos implicados, aunque éstos fueran indispensables en algunos casos. En este desarrollo histórico la Ciencia ha librado muchas batallas hasta poder separarse del poder de la Religión Occidental, y fueron muchas las víctimas de tales combates. Galileo y Copérnico son algunos ejemplos de estos tristes episodios que hoy son vistos como anécdotas difíciles de comprender en su esencia. Pero, de igual manera, hoy la Ingeniería tiene por delante durísimas batallas para librarse del poder de la Tecnología. No porque esta última haya pretendido absorber una serie de espacios de poder y adueñarse de la toma de decisiones en la elección de ciertos rumbos por seguir. Fue la Ingeniería, luego de la burocratización de los sistemas de enseñanza y de la auto-aislación de la sociedad, quien ha puesto énfasis sobre las tecnologías para el desarrollo de productos, procesos y servicios, distorsionando su objetivo principal constituido por la satisfacción de una dimensión de las necesidades humanas. Este rumbo tomado ha llevado a un punto de inflexión en su existencia, motivado por la abrumadora velocidad con que se suceden los cambios tecnológicos. La raíz principal de este problema ha sido el Enfoque Curricular con los cuales se diseñan los Planes de Estudios para la formación de ingenieros. Orientados exclusivamente hacia el Objeto Profesional del Ingeniero se establecen una serie de asignaturas a ser ‘aprendidas’ en la formación. El Objeto ‘ reclama’ el conocimiento, por parte del ingeniero, de las Tecnologías Aplicadas o Contenidos Profesionales Específicos, los cuales a su vez reclaman por el conocimiento de las Tecnologías Básicas o Contenidos Profesionales Esenciales, los cuales finalmente necesitan de las Ciencias o Contenidos Básicos. Cuando la evolución de la Tecnología, que surge fuera de los ámbitos académicos, provoca cambios violentos haciendo desaparecer ciertos Objetos Profesionales, o cambiándole su esencia en relación al enfoque curricular, se produce un cambio de reglas de juego que ubica a los sistemas educativos, y por supuesto a los profesionales, en un estado de falta de sintonía con la realidad. En el presente trabajo se plantean algunos interrogantes que provienen de los impactos tecnológicos, para invitar a la reflexión de aquellos que se hallan involucrados en los procesos de enseñanza-aprendizaje de las carreras de ingeniería. Para ello se toma como base de discusión un Objeto Profesional, el Medidor de Energía Eléctrica, y se debaten una serie de cuestiones generales que giran alrededor de la Tecnología y la Ingeniería, cuyas conclusiones pueden ser extensibles a varias ramas de esta profesión. 2 INGENIERÍA Y TECNOLOGÍA: UNA RELACIÓN EXTRAÑA La cultura humana abarca tres dimensiones generales caracterizadas en base a la interacción del hombre con el medio ambiente que lo rodea, conceptualizado este último en forma amplia e integral. Ideas, comportamientos y materia constituyen un cuerpo indivisible que va dejando una serie de huellas con el trancurso de la evolución de la humanidad. Bajo este enfoque, y sin ánimo de posicionarnos isaac-newtonianamente para segmentar al hombre, pueden distinguirse por lo menos tres culturas: la ideacional, la comportamental y la material, según sostiene Dolores NEWTON (1987, p. 15). Cultura material y hombre nacen y evolucionan en forma conjunta, y junto a ellos un arte que ha sido denominado Ingeniería. De acuerdo a los orígenes etimológicos, la palabra Ingeniero tiene dos fuentes: en el mundo sajón es engineer y que proviene de engine, o sea, máquina, mecanismo, motor, 3 etc., lo cual implica a un maquinista o un mecánico; mientras que en los países de origen latino se encuentra el vocablo ingenium, o sea ingenio o capacidad para inventar o resolver problemas utilizando el ingenio, la creatividad, etc. Si bien es común adjetivar con la palabra ciencia para identificar una serie de logros humanos que se ‘destacan’ de los demás, como ser naves espaciales, grandes telescopios, sofisticados sistemas informáticos, etc., es necesario resaltar que todas ellas son obras de la ingeniería, tanto como cualesquiera de los objetos que nos rodean. Los científicos han formado ‘cuerpos de conocimientos’ mediante los cuales el ingeniero creó y diseñó las naves espaciales, que a su vez utilizarán los científicos como herramienta para explorar el espacio y formar nuevos cuerpos de conocimientos. La clave de esta cuestión pasa por los objetivos y los entornos de trabajo de cada uno. Los objetivos del ingeniero están contituídos por la satisfacción de las necesidades humanas en torno a la cultura material, mientras que los del científico no necesariamente pasan por allí. Enfocando los objetivos es válido decir que la Ingeniería no puede existir si no existe una sociedad que reclama satisfacción a sus necesidades, mientras que la Ciencia sí lo puede hacer. En cambio, los entornos de trabajo otorgan trascendencia a aquella frase que sostiene: “el científico explora lo que existe y el ingeniero crea lo que nunca ha existido” (Karman apud Francisco CAÑEQUE, 1989, p. 7). Siguiendo esta dirección aún resta por clarificar qué lugar corresponde a la Tecnología. Guillermo BOIDO (1988, p. 149-150) diferencia técnica de tecnología al sostener: “La tecnología será el análisis, la creación y puesta a prueba de nuevas técnicaspor medio de la investigación consciente. ... Un tecnólogo es el creador de técnicas, o bien que reflexiona o investiga acerca de ellas con vistas a su innovación.” Prosigue con su discusión poniendo como ejemplo un caso de ingeniería: “En este sentido, un ingeniero electrónico puede ser a veces un técnico o bien un tecnólogo, según aplique procedimientos ya conocidos o los innove, respectivamente (ibidem).” Es decir, técnicas nuevas o viejas, el ingeniero simplemente hace uso de ellas con un cierto propósito que está por encima de esta discusión. Sin embargo, los tiempos actuales reconocen otra dimensión de la Tecnología en función de su relación con los poderes político y económico. Siguiendo esta dirección Henryk SKOLIMOWSKI (1981) sostiene que la tecnología es una parte de la ‘piel cultural’ del individuo, junto a la ciencia, los valores y los mitos, y “Hemos llegado a darnos cuenta de que la tecnología occidental, es decir, la tecnología centralizada, ultrapoderosa no está libre de valores, sino íntimamente ligada a un cierto sistema socioeconómico, el cual es penetrado por sus valores específicos (p. 72)” . Es decir, más allá de las eventuales confusiones que pueda haber con la ciencia y la ingeniería, a la tecnología se le asocia muy estrechamente con una ideología al servicio de los poderosos. Convergentemente con esta idea podemos rescatar las palabras de Pedro DEMO (1995, p. 24): “A tecnologia - por vezes a demostração de extrema inventividade humana - se descola dos conteúdos históricos, o que tem levado a progressos inauditos em fins perversos, como a guerra, a destruição ecológica, a comunicação manipuladora, e assim por diante. Sería neutra a tecnologia?” Este aspecto social que aleja a la Tecnología de la simple y fría Técnica es quizás la clave que la relaciona con la Ingeniería. Sin embargo, nuevamente el problema de los objetivos es quien certeramente marca la diferencia fundamental. Más allá que pueda interpretarse como un resabio de los antiguos romanticismos, la acción del ingeniero se halla signada por un fin social de satisfacción a las necesidades humanas, aunque esto no quite que pueda asumir la posición de un tecnólogo. Para cerrar esta discusión se puede decir que Ingeniería es una ‘causa’, es verbo, es accción, no existe independientemente de su objetivo; mientras que Tecnología es ‘herramienta’ , es sustantivo, y su valoración o juzgamiento solamente depende de quién y cómo la utiliza. 4 3 ¿OBJETO PROFESIONAL O SATISFACCIÓN HUMANA? La respuesta a esta pregunta establece una clara diferenciación entre dos modelos de formación de ingenieros y además aporta una serie de aspectos que más que separar a la Ingeniería de la Tecnología las posicionan a ambas en los lugares que le corresponde. No obstante resulte claro que la ingeniería nace con la humanidad, dentro de la historia académica de la ingeniería es necesario remontarse al siglo XVIII, cuando fue instituído el primer título oficial de ingeniero (BAZZO & PEREIRA, 1993, p. 187). A partir de allí la academia fue evolucionando junto a la ciencia y la tecnología, apoyándose cada vez más sobre ellas, para construir andamiajes teórico-prácticos mediante los cuales se desarrollaron los procesos de ‘ transferencia de conocimientos’ . Los rumbos se van distorsionando, y el foco de atención, constituido por la satisfacción de necesidades humanas, se desplaza hacia el propio Objeto Profesional del ingeniero. Los modelos de planes de estudio que se estructuran según el Objeto Profesional acostumbran a clasificar las asignaturas de formación como: Tecnologías Aplicadas o Contenidos Profesionales Específicos, Tecnologías Básicas o Contenidos Profesionales Esenciales, y Ciencias o Contenidos Básicos, establecidas en orden decreciente a partir de las necesidades del Objeto de ser comprendido. En este enfoque, y debido al incremento de volumen de los cuerpos científico y tecnológico, resulta inevitable la multiplicación de ramas de la ingeniería: civil, mecánica, eléctrica, química, etc. Sin embargo, antiguamente los períodos de duración de las tecnologías y de los diferentes paradigmas científicos seguían siendo mayores que los tiempos requeridos para formar un ingeniero, lo cual en principio no acarreaba mayores inconvenientes desde el punto de vista operativo, aunque sí conceptual. Pero la actualidad muestra una realidad substancialmente diferente, sobre todo en algunas ramas ingenieriles muy dependientes de la tecnología. Cuando el período de vida de una tecnología resulta inferior a los planes de estudio, la estructura curricular comienza a tener serios inconvenientes. Si la tecnología afecta al objeto profesional produciendo modificaciones de maquillaje, pero sin alterar su estructuración, este efecto puede ser salvado con pequeñas modificaciones en las asignaturas terminales de una carrera de ingeniería. Pero los inconvenientes se ven drásticamente potenciados cuando el impacto tecnológico altera la estructura y funcionalidad de cada una de las partes constituyentes del objeto profesional. La ‘cadena de transmisión’ de conocimientos no solamente se vuelve ineficiente, sino sobre todo inapropiada. La Tecnología plantea entonces un punto de inflexión que no puede ser resuelto con sutiles modificaciones a un plan de estudios. Tampoco un cambio total del Plan podría resolver la situación, ya que nada garantiza un período vida de la nueva tecnología que sea justificativo suficiente para tal modificación. Entonces resulta imprescindible una modificación del paradigma que guía al Plan de Estudios. Retornando a la definición original de la ingeniería, se debe comprender que ella es la que debe administrar y gerenciar a la ciencia y la tecnología para servir a la sociedad. El nuevo paradigma se transforma en un retorno al paradigma inicial: orientar el foco de atención hacia la satisfacción de las necesidades humanas. 4 EL MEDIDOR DE ENERGÍA: UN CASO VIRTUAL PARA REFLEXIONAR Las discusiones precedentes en torno a las relaciones entre la Ingeniería y la Tecnología, así como los impactos de esta última sobre los planes de estudio de estructura curricular pueden ser cristalizadas a través de un caso concreto, tomando como referencia el Medidor de Energía Eléctrica. Este objeto profesional, en el enfoque curricular, es 5 ‘patrimonio’ de la rama Ingeniería Eléctrica y Electromecánica. La transferencia de los conocimientos relativos a él corrientemente se hallan enmarcados en asignaturas denominadas Mediciones Eléctricas, o variantes semejantes. Si bien el conocimiento de este objeto sirve de base de apoyo para otras asignaturas (Transmisión y Distribución de la Energía Eléctrica, Instalaciones Eléctricas, etc.) puede afirmarse que también se constituye un punto terminal en la escalera curricular. La energía eléctrica se ha convertido, en los últimos tiempos del desarrollo de la humanidad, en un bien de uso tan importante como el agua y el aire. Resulta difícil concebir comunidades, industrias, y bienestar humano sin el fluído eléctrico. Decía el escritor español Don José Ortega y Gasset que el hombre es ‘el ser para el cual lo superfluo es necesario’ , y así vemos que la realidad nos impide pensar en una existencia sin energía eléctrica. Pero este ‘objeto’ no es gratuito como el aire, sino que involucra el manejo de grandes sumas de dinero en torno a su administración y explotación. Para medir el consumo las empresas distribuidoras de energía eléctrica suministran a sus clientes, por un período determinado, un instrumento denominado ‘medidor de energía eléctrica’ . Simbólicamente entonces puede ser caracterizado como el principal elemento físico que vincula al usuario con el proveedor, con un objetivo claramente definido: la facturación y control del consumo de energía eléctrica de una instalación domiciliaria. Industrialmente se incorporan algunos datos adicionales que deben ser conocidos y que a su vez denotanlos medidores de energía reactiva, los de doble o triple tarifa, y los de demanda máxima. Al margen de los detalles involucrados, y que no vienen al caso en la dirección del presente trabajo, este ‘objeto’ se ha transformado en uno de los tantos focos de atención en la formación de ingenieros eléctricos y electromecánicos, de acuerdo a la importancia que implica. Durante mucho tiempo la industria ha provisto de un único tipo de medidor de energía eléctrica cuya tecnología no había sufrido cambios substanciales: el Ferraris. Si bien han ocurrido perfeccionamientos de materiales y técnicas que permitieron incrementar su seguridad y confiabilidad en el funcionamiento, así como la reducción de costos, el paradigma tecnológico ha tenido un período de duración considerablemente extenso. Debido a ello, los planes de estudio de las ramas ingenieriles vinculadas lo han incorporado otorgándole un lugar importante. Para poder ‘conocerlo profundamente’ a través de la Tecnologías Aplicadas se necesita como base una fracción de las Tecnologías Básicas (Electrotecnia y Mecánica), que a su vez utilizan las Ciencias Básicas (Matemática y Física Electromagnética y Mecánica). Los objetivos de la enseñanza se concentraron en: describir los componentes del instrumento y su principio de funcionamiento, identificar sus principales características, identificar las curvas de errores usuales del instrumento, efectuar su verificación y contraste según las normas vigentes en la materia, representar los esquemas de conexión en mediciones directas e indirectas, entre otros. Como la tecnología y el enfoque cartesiano lo permitían, el estudiante de ingeniería se podía sumergir dentro del medidor y cada una de sus partes constituyentes, logrando mostrar a los demás su arrogante sapiencia. Pero simultáneamente existían otros objetivos, tal vez no tan representables por complejos ecuacionamientos físico-matemáticos, como: describir el comportamiento del instrumento ante una serie de variables que lo influyen, diseñar un sistema de medición adecuado a las características de la instalación eléctrica de cada uno de los usuarios, analizar los aspectos económicos relacionados con la medición y facturación de la energía eléctrica, detectar las anomalías más usuales en un sistema de medición de energía, identificar las condiciones de seguridad impuestas reglamentariamente, identificar los aspectos legales fundamentales relacionados con la medición y facturación de la energía eléctrica, etc. El excesivo énfasis en lo científico y lo tecnológico permitió que estos últimos objetivos hayan pasado a transformarse en secundarios frente a los primeros. 6 En los últimos años la tecnología ha introducido en el mercado, casi violentamente, otro tipo de medidor de energía. Para no ingresar en la cuestión de las marcas comerciales nos referiremos a él en adelante como Medidor de Energía X. La principal diferencia con respecto al Ferraris, de tipo electromecánico, es que el X es de tipo estático, funcionando casi exclusivamente en base a componentes electrónicos. ¿Cuáles conocimentos precisa el alumno traer incorporados de los ciclos anteriores para entender su funcionamiento? Muy difícil resulta la respuesta a esta pregunta, ya que prácticamente todo el instrumento se halla constituído por una plaqueta electrónica a la cual no se puede acceder físicamente. Mayor dificultad aún cuando la formación del ingeniero es eléctrica o electromecánica. Dejemos esta discusión para un párrafo posterior cuando se incorporen otros elementos. En un intento de realizar una comparación técnico-económica de ventajas y desventajas de ambos productos se puede rescatar lo siguiente: El Ferraris tiene como ventajas: costo bajo, robustez, funcionamiento comprobado, soportar sobretensiones, fácil puesta en servicio, posibilidad de reparación, mantenimiento relativamente bajo, las cuales pueden ser resumidas en la siguiente frase: costo inicial bajo y funcionamiento comprobado; mientras que entre sus desventajas se conocen: alto error, regulación complicada, influencia de condiciones climáticas, deterioro progresivo, medición única, que también pueden ser resumidas como: facturación poco confiable (generando desconfianza tanto en el usuario como en el proveedor). Por otra parte, el medidor X cuenta entre sus ventajas: bajo error, alta confiabilidad, costo de mantenimiento bajo, ausencia de partes móviles, vida útil elevada, versatilidad, conocimiento de otros datos que inclusive pueden ser teletransmitidos o incorporados directamente a un sistema informático, pudiendo resumirse de la siguiente manera: facturación de alta confiabilidad; mientras que las desventajas son: alto costo, necesidad de protecciones eléctricas adicionales, utilización de software no estandarizados, calificación de operarios, casi imposibilidad de reparación, desprotección total de la empresa ante la variación de su tecnología monopólica, en definitiva desventajas que pueden ser resumidas como instrumento delicado y totalmente monopolizado por el fabricante. Aún podemos plantear otro enfoque para la comparación: aquel relacionado con la función de cada uno de los componentes que constituyen los medidores de energía eléctrica, y que a su vez es el corrientemente utilizado para estudiar y comprender su principio de funcionamiento en las carreras de ingeniería. Siguiendo esta dirección, los medidores Ferraris se dividían en: un sistema motor, un sistema de freno, y un sistema numerador- integrador. En cambio, los medidores X pueden segmentarse en: tapa, conjunto plaqueta electrónica y conjunto chasis. Hay que resaltar que la elección en cada caso no es caprichosa, sino que tiene suficientes argumentos en relación a las funciones de cada parte. Vemos entonces que el cambio tecnológico, sin alterar el fin último del instrumento y más allá del incremento de posibilidades en la medición, produce un cambio radical en la forma de abordar el objeto para su estudio. Por ejemplo, la ‘ tapa’ del medidor, que en el tipo Ferraris cumplía únicamente la función casi accesoria de preservar, proteger y almacenar en su interior a todo el instrumento; en el caso del medidor X contiene una serie de elementos óptico-electrónicos que agregan a las funciones del otro medidor una dimensión en absoluto accesoria. Este efecto de la tecnología desarticula completamente la ‘escalera de conocimentos’ construida en el modelo curricular. Que el estudiante pueda ‘conocer profundamente’ el nuevo medidor se transforma en una tarea ‘ titánica’ y ‘sin sentido’ . ‘Titánica’ por todo lo que acarrea la electrónica del estado sólido en una carrera de ingeniería eléctrica, y ‘sin sentido’ porque aunque llegue a alcanzar el objetivo no podrá interferir sobre el medidor en absoluto. Ahora bien, anteriormente se han enumerado y resumido una serie de ventajas y desventajas de cada uno de los medidores, pero no para calificar o juzgar su importancia. 7 Esta cuestión seguramente la resolverán las fuerzas del mercado que se hallen involucradas. Interesa muy firmemente aquí el papel que le toca desempeñar a los sistemas de formación de ingenieros ante este punto de inflexión en la tecnología. Para ello ampliaremos el significado de la palabra ‘virtual’ contenida en el título del trabajo. Supongamos por un instante, y sin estar muy lejos de la realidad, que las fuerzas del mercado imponen repentina y violentamente al Medidor X, y el Ferraris pasa a formar un componente más de la historia de la ingeniería eléctrica. Esta situación inevitablemente conduce a una serie de interrogantes que sirven para reflexionar sobre los impactos de la tecnología en los Sistemas de Formación de Ingenieros: 1. ¿los objetivos sobre la enseñanza del medidor de energía planteados previamente, y que aún en la actualidad se siguen persiguiendo, se corresponden realmente con los objetivos de una carrera de ingeniería? 2. ¿debe cambiar de ‘dueño’ el medidorde energía, en virtud de la nueva tecnología, pasando de las manos del ingeniero eléctrico a las del electrónico, por ejemplo? 3. ¿cuáles son las consecuencias en la ‘escalera de conocimientos’ construida previamente para soportar el modelo? 4. ¿dónde realmente puede interferir ahora el profesional de ingeniería sobre su objeto de trabajo? 5. ¿se trata de una simple reducción de categoría del ingeniero, donde la nueva tecnología lo obliga a transformarse en un técnico superior? 6. ¿este caso, sumado a otros semejantes, puede conducir a la determinación drástica de eliminar la rama eléctrica en las ingenierías? Tanto la serie de preguntas precedentes, como las diversas comparaciones entre los dos medidores y otras tantas preguntas que pueden surgir de la discusión, pueden ser respondidas en dos aspectos que se pretende resaltar en el presente trabajo, y que se hallan relacionados al impacto de la tecnología: • impacto negativo: si se sigue sosteniendo el enfoque curricular que pone un exagerado énfasis sobre el objeto profesional del ingeniero, las preguntas anteriores se multiplican exponencialmente generando un mar de dudas que harían naufragar a cualquier mortal de esta tierra; • impacto positivo: aquellos objetivos planteados anteriormente como secundarios o accesorios cobran tal importancia que hacen recobrar a la ingeniería su verdadero rol social, de administradora y gerenciadora de la ciencia y la tecnología. Al ingeniero debe importarle mucho más lo que debe hacer con y sobre el instrumento, que pretender ser la ‘autoridad máxima’ sobre el ‘conocimiento profundo’ del mismo. 5 CONCLUSIONES Frente a tanto interrogante establecido se incrementa enormemente la necesidad de respuestas urgentes. Pero, hay que dejar en claro, que tanto las ideas como los conceptos vertidos precedentemente pretenden, por sobre todas las cosas, invitar a la reflexión a todos aquellos actores que están involucrados en la formación de profesionales de ingeniería, tanto en las instituciones educativas, como en la sociedad, y el mundo empresarial e industrial. La solución no pasará por una o dos personas, sino que debe ser el abordaje integral de cada comunidad universitaria, ubicada en un contexto geográfico, político, industrial, y fundamentalmente social. Cada comunidad y cada contexto, muy 8 probablemente, generarán soluciones diferentes que estarán relacionadas a las necesidades de cada caso en particular. En el dinamismo permanente con que evoluciona la humanidad, y más allá de la globalización que no es ‘masificación’ , deberán buscarse las alternativas correspondientes, e incluso evaluar situaciones en que el cambio de tecnología tenga un período de transición relativamente largo, que sumado a las características particulares de la región de actuación de los ingenieros, obliguen a la consideración simultánea de los diferentes objetos profesionales. No obstante, debe quedar claro que el enfoque curricular resulta excesivamente vulnerable ante la velocidad de los cambios tecnológicos que se suceden actualmente, sobre todo en algunas ramas de la ingeniería, como el caso de la ‘eléctrica’ . Pero esto no debe verse como un impacto negativo, sino como un ‘ temblor’ que aporta su impacto positivo: cambiar el paradigma de formación de ingenieros, haciéndolo retornar a su original concepción, de un arte al servicio de la sociedad. Existen alternativas para modificar o cambiar el paradigma educativo, pero, sean cuales fueren, deben reorientar los objetivos alejándolos del enfocamiento en el objeto profesional. Las Disciplinas Principales Integradoras en cada ciclo que proponen algunos modelos educativos, u otras variantes, serán la consecuencia de la convergencia de todos los factores implicados en el contexto físico y temporal que surjan de un análisis que escapa al presente trabajo. Lo trascendental aquí es reconocer que la situación planteada necesita ser considerada, y que ya no puede ser obviada. BIBLIOGRAFÍA BAZZO, Walter Antonio, VALE PEREIRA, Luiz Teixeira do. Introdução à Engenharia. 3. ed. rev. amp. Florianópolis: Editora da UFSC, 1993. BOIDO, Guillermo et al. Pensamiento Científico. Tomo I. CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Buenos Aires: 1988. CAÑEQUE, Francisco et al. Formación del ingeniero. Separata de: Necesidades insatisfechas sobre la infraestructura del país y soluciones propuestas. Buenos Aires, p. 1-17, 1989. DEMO, Pedro. Metodologia científica em ciências sociais. 3. ed. rev. amp. São Paulo: Atlas, 1995. 293 p. NEWTON, Dolores. Cultura material e historia cultural. In RIBEIRO, Darcy (Ed.) Suma etnológica brasileira. 2. ed. Petrópolis: Vozes, 1987. p 15-25. SKOLIMOWSKI, Henryk. El nuevo fuego prometeico. Revista Mutantia, Buenos Aires, n. 7, p. 70-77, jul./ago. 1981.
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