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ENEGEP1998_ART035

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IMPACTO TECNOLÓGICO 
EN LA FORMACIÓN DE INGENIEROS: 
UN EJEMPLO VIRTUAL PARA REFLEXIONAR 
 
 
 
Víctor Andrés Kowalski 
Facultad de Ingeniería, U.Na.M. Juan Manuel de Rosas 325, 3360, Oberá 
Misiones, Argentina. e-mail: vako@fiobera.unam.edu.ar 
 
Oscar Eduardo Perrone 
Facultad de Ingeniería, U.Na.M. Juan Manuel de Rosas 325, 3360, Oberá 
Misiones, Argentina. e-mail: perrone@fiobera.unam.edu.ar 
 
João Hélvio Righi de Oliveira 
Departamento de Engenharia Industrial, Centro de Tecnologia, U.F.S.M. 
Campus, Camobi, 97119-970, Santa Maria, RS, Brasil 
 
 
 
ABSTRACT 
 
When the Technology evolution provokes violent changes causing the disappearance of 
some engineering Professional Objects, or changing its essence in relation to the 
curricular approach, there is a change of rules that set up the education systems, and the 
professionals of course, in a state of ‘ tunelessness’ with reality. This piece of work takes 
for discussion a Professional Object, the Electricity Meter, and debates a series of aspects 
that revolves around Technology and Engineering, whose conclussions may be extended to 
many engineering specialities. 
 
Gestão da Tecnologia 
KEY-WORDS: engineering; technology; impact. 
 
 
 
1 INTRODUCCIÓN 
 
 La Ingeniería es un Arte que se ha desarrollado paralelamente a la humanidad, 
acompañando la variación de las necesidades humanas en torno a la cultura material. Por 
otra parte, Ciencia y Tecnología han sido, y siguen siendo, herramientas mediante las cuales 
el Arte de la Ingeniería ha creado productos, procesos y servicios que han satisfecho tanto 
las genuinas, como las superfluas, necesidades del ser humano. Sin ánimo de ser 
pretenciosos, se puede afirmar que la Ingeniería ha dado ‘vida’ a los objetos inanimados que 
nos rodean, estableciendo ciclos que se inician con la gestación, y luego de ciero tiempo, 
acaban con la muerte de los productos lanzados al mercado para su interrelación con el ser 
humano. 
 Tanto el desarrollo de la Ciencia como de la Tecnología y de la Ingeniería, han 
marcado períodos de la humanidad signados por las características intrínsecas de los objetos 
inanimados. Fuego, madera, hierro, bronce, industria, etc., han establecido marcas históricas 
 2 
identificadas con las posibilidades de su utilización y las formas de admnistrarlos, más que 
con el conocimiento propio de ellos. Obviamente que es necesario el conocimiento que 
proporciona la ciencia, pero es la ingeniería la que crea, día a día, el entorno donde se 
desenvuelve el ser humano. Los períodos históricos fueron marcados por lo que se creó y 
no por los conocimientos implicados, aunque éstos fueran indispensables en algunos casos. 
 En este desarrollo histórico la Ciencia ha librado muchas batallas hasta poder 
separarse del poder de la Religión Occidental, y fueron muchas las víctimas de tales 
combates. Galileo y Copérnico son algunos ejemplos de estos tristes episodios que hoy son 
vistos como anécdotas difíciles de comprender en su esencia. Pero, de igual manera, hoy la 
Ingeniería tiene por delante durísimas batallas para librarse del poder de la Tecnología. No 
porque esta última haya pretendido absorber una serie de espacios de poder y adueñarse de 
la toma de decisiones en la elección de ciertos rumbos por seguir. Fue la Ingeniería, luego 
de la burocratización de los sistemas de enseñanza y de la auto-aislación de la sociedad, 
quien ha puesto énfasis sobre las tecnologías para el desarrollo de productos, procesos y 
servicios, distorsionando su objetivo principal constituido por la satisfacción de una 
dimensión de las necesidades humanas. Este rumbo tomado ha llevado a un punto de 
inflexión en su existencia, motivado por la abrumadora velocidad con que se suceden los 
cambios tecnológicos. La raíz principal de este problema ha sido el Enfoque Curricular con 
los cuales se diseñan los Planes de Estudios para la formación de ingenieros. Orientados 
exclusivamente hacia el Objeto Profesional del Ingeniero se establecen una serie de 
asignaturas a ser ‘aprendidas’ en la formación. El Objeto ‘ reclama’ el conocimiento, por 
parte del ingeniero, de las Tecnologías Aplicadas o Contenidos Profesionales Específicos, 
los cuales a su vez reclaman por el conocimiento de las Tecnologías Básicas o Contenidos 
Profesionales Esenciales, los cuales finalmente necesitan de las Ciencias o Contenidos 
Básicos. Cuando la evolución de la Tecnología, que surge fuera de los ámbitos académicos, 
provoca cambios violentos haciendo desaparecer ciertos Objetos Profesionales, o 
cambiándole su esencia en relación al enfoque curricular, se produce un cambio de reglas de 
juego que ubica a los sistemas educativos, y por supuesto a los profesionales, en un estado 
de falta de sintonía con la realidad. 
 En el presente trabajo se plantean algunos interrogantes que provienen de los 
impactos tecnológicos, para invitar a la reflexión de aquellos que se hallan involucrados en 
los procesos de enseñanza-aprendizaje de las carreras de ingeniería. Para ello se toma como 
base de discusión un Objeto Profesional, el Medidor de Energía Eléctrica, y se debaten una 
serie de cuestiones generales que giran alrededor de la Tecnología y la Ingeniería, cuyas 
conclusiones pueden ser extensibles a varias ramas de esta profesión. 
 
 
2 INGENIERÍA Y TECNOLOGÍA: UNA RELACIÓN EXTRAÑA 
 
 La cultura humana abarca tres dimensiones generales caracterizadas en base a la 
interacción del hombre con el medio ambiente que lo rodea, conceptualizado este último en 
forma amplia e integral. Ideas, comportamientos y materia constituyen un cuerpo indivisible 
que va dejando una serie de huellas con el trancurso de la evolución de la humanidad. Bajo 
este enfoque, y sin ánimo de posicionarnos isaac-newtonianamente para segmentar al 
hombre, pueden distinguirse por lo menos tres culturas: la ideacional, la comportamental y 
la material, según sostiene Dolores NEWTON (1987, p. 15). Cultura material y hombre 
nacen y evolucionan en forma conjunta, y junto a ellos un arte que ha sido denominado 
Ingeniería. 
 De acuerdo a los orígenes etimológicos, la palabra Ingeniero tiene dos fuentes: en el 
mundo sajón es engineer y que proviene de engine, o sea, máquina, mecanismo, motor, 
 3 
etc., lo cual implica a un maquinista o un mecánico; mientras que en los países de origen 
latino se encuentra el vocablo ingenium, o sea ingenio o capacidad para inventar o resolver 
problemas utilizando el ingenio, la creatividad, etc. Si bien es común adjetivar con la palabra 
ciencia para identificar una serie de logros humanos que se ‘destacan’ de los demás, como 
ser naves espaciales, grandes telescopios, sofisticados sistemas informáticos, etc., es 
necesario resaltar que todas ellas son obras de la ingeniería, tanto como cualesquiera de los 
objetos que nos rodean. Los científicos han formado ‘cuerpos de conocimientos’ mediante 
los cuales el ingeniero creó y diseñó las naves espaciales, que a su vez utilizarán los 
científicos como herramienta para explorar el espacio y formar nuevos cuerpos de 
conocimientos. La clave de esta cuestión pasa por los objetivos y los entornos de trabajo de 
cada uno. Los objetivos del ingeniero están contituídos por la satisfacción de las 
necesidades humanas en torno a la cultura material, mientras que los del científico no 
necesariamente pasan por allí. Enfocando los objetivos es válido decir que la Ingeniería no 
puede existir si no existe una sociedad que reclama satisfacción a sus necesidades, mientras 
que la Ciencia sí lo puede hacer. En cambio, los entornos de trabajo otorgan trascendencia a 
aquella frase que sostiene: “el científico explora lo que existe y el ingeniero crea lo que 
nunca ha existido” (Karman apud Francisco CAÑEQUE, 1989, p. 7). 
 Siguiendo esta dirección aún resta por clarificar qué lugar corresponde a la 
Tecnología. Guillermo BOIDO (1988, p. 149-150) diferencia técnica de tecnología al 
sostener: “La tecnología será el análisis, la creación y puesta a prueba de nuevas técnicaspor medio de la investigación consciente. ... Un tecnólogo es el creador de técnicas, o bien 
que reflexiona o investiga acerca de ellas con vistas a su innovación.” Prosigue con su 
discusión poniendo como ejemplo un caso de ingeniería: “En este sentido, un ingeniero 
electrónico puede ser a veces un técnico o bien un tecnólogo, según aplique procedimientos 
ya conocidos o los innove, respectivamente (ibidem).” Es decir, técnicas nuevas o viejas, el 
ingeniero simplemente hace uso de ellas con un cierto propósito que está por encima de esta 
discusión. Sin embargo, los tiempos actuales reconocen otra dimensión de la Tecnología en 
función de su relación con los poderes político y económico. Siguiendo esta dirección 
Henryk SKOLIMOWSKI (1981) sostiene que la tecnología es una parte de la ‘piel cultural’ 
del individuo, junto a la ciencia, los valores y los mitos, y “Hemos llegado a darnos cuenta 
de que la tecnología occidental, es decir, la tecnología centralizada, ultrapoderosa no está 
libre de valores, sino íntimamente ligada a un cierto sistema socioeconómico, el cual es 
penetrado por sus valores específicos (p. 72)” . Es decir, más allá de las eventuales 
confusiones que pueda haber con la ciencia y la ingeniería, a la tecnología se le asocia muy 
estrechamente con una ideología al servicio de los poderosos. Convergentemente con esta 
idea podemos rescatar las palabras de Pedro DEMO (1995, p. 24): “A tecnologia - por 
vezes a demostração de extrema inventividade humana - se descola dos conteúdos 
históricos, o que tem levado a progressos inauditos em fins perversos, como a guerra, a 
destruição ecológica, a comunicação manipuladora, e assim por diante. Sería neutra a 
tecnologia?” Este aspecto social que aleja a la Tecnología de la simple y fría Técnica es 
quizás la clave que la relaciona con la Ingeniería. Sin embargo, nuevamente el problema de 
los objetivos es quien certeramente marca la diferencia fundamental. Más allá que pueda 
interpretarse como un resabio de los antiguos romanticismos, la acción del ingeniero se halla 
signada por un fin social de satisfacción a las necesidades humanas, aunque esto no quite 
que pueda asumir la posición de un tecnólogo. 
 Para cerrar esta discusión se puede decir que Ingeniería es una ‘causa’, es verbo, es 
accción, no existe independientemente de su objetivo; mientras que Tecnología es 
‘herramienta’ , es sustantivo, y su valoración o juzgamiento solamente depende de quién y 
cómo la utiliza. 
 
 4 
 
3 ¿OBJETO PROFESIONAL O SATISFACCIÓN HUMANA? 
 
 La respuesta a esta pregunta establece una clara diferenciación entre dos modelos de 
formación de ingenieros y además aporta una serie de aspectos que más que separar a la 
Ingeniería de la Tecnología las posicionan a ambas en los lugares que le corresponde. No 
obstante resulte claro que la ingeniería nace con la humanidad, dentro de la historia 
académica de la ingeniería es necesario remontarse al siglo XVIII, cuando fue instituído el 
primer título oficial de ingeniero (BAZZO & PEREIRA, 1993, p. 187). A partir de allí la 
academia fue evolucionando junto a la ciencia y la tecnología, apoyándose cada vez más 
sobre ellas, para construir andamiajes teórico-prácticos mediante los cuales se desarrollaron 
los procesos de ‘ transferencia de conocimientos’ . Los rumbos se van distorsionando, y el 
foco de atención, constituido por la satisfacción de necesidades humanas, se desplaza hacia 
el propio Objeto Profesional del ingeniero. 
 Los modelos de planes de estudio que se estructuran según el Objeto Profesional 
acostumbran a clasificar las asignaturas de formación como: Tecnologías Aplicadas o 
Contenidos Profesionales Específicos, Tecnologías Básicas o Contenidos Profesionales 
Esenciales, y Ciencias o Contenidos Básicos, establecidas en orden decreciente a partir de 
las necesidades del Objeto de ser comprendido. En este enfoque, y debido al incremento de 
volumen de los cuerpos científico y tecnológico, resulta inevitable la multiplicación de 
ramas de la ingeniería: civil, mecánica, eléctrica, química, etc. Sin embargo, antiguamente 
los períodos de duración de las tecnologías y de los diferentes paradigmas científicos 
seguían siendo mayores que los tiempos requeridos para formar un ingeniero, lo cual en 
principio no acarreaba mayores inconvenientes desde el punto de vista operativo, aunque sí 
conceptual. Pero la actualidad muestra una realidad substancialmente diferente, sobre todo 
en algunas ramas ingenieriles muy dependientes de la tecnología. Cuando el período de vida 
de una tecnología resulta inferior a los planes de estudio, la estructura curricular comienza a 
tener serios inconvenientes. Si la tecnología afecta al objeto profesional produciendo 
modificaciones de maquillaje, pero sin alterar su estructuración, este efecto puede ser 
salvado con pequeñas modificaciones en las asignaturas terminales de una carrera de 
ingeniería. Pero los inconvenientes se ven drásticamente potenciados cuando el impacto 
tecnológico altera la estructura y funcionalidad de cada una de las partes constituyentes del 
objeto profesional. La ‘cadena de transmisión’ de conocimientos no solamente se vuelve 
ineficiente, sino sobre todo inapropiada. La Tecnología plantea entonces un punto de 
inflexión que no puede ser resuelto con sutiles modificaciones a un plan de estudios. 
Tampoco un cambio total del Plan podría resolver la situación, ya que nada garantiza un 
período vida de la nueva tecnología que sea justificativo suficiente para tal modificación. 
Entonces resulta imprescindible una modificación del paradigma que guía al Plan de 
Estudios. Retornando a la definición original de la ingeniería, se debe comprender que ella 
es la que debe administrar y gerenciar a la ciencia y la tecnología para servir a la sociedad. 
El nuevo paradigma se transforma en un retorno al paradigma inicial: orientar el foco de 
atención hacia la satisfacción de las necesidades humanas. 
 
 
4 EL MEDIDOR DE ENERGÍA: UN CASO VIRTUAL PARA REFLEXIONAR 
 
 Las discusiones precedentes en torno a las relaciones entre la Ingeniería y la 
Tecnología, así como los impactos de esta última sobre los planes de estudio de estructura 
curricular pueden ser cristalizadas a través de un caso concreto, tomando como referencia el 
Medidor de Energía Eléctrica. Este objeto profesional, en el enfoque curricular, es 
 5 
‘patrimonio’ de la rama Ingeniería Eléctrica y Electromecánica. La transferencia de los 
conocimientos relativos a él corrientemente se hallan enmarcados en asignaturas 
denominadas Mediciones Eléctricas, o variantes semejantes. Si bien el conocimiento de este 
objeto sirve de base de apoyo para otras asignaturas (Transmisión y Distribución de la 
Energía Eléctrica, Instalaciones Eléctricas, etc.) puede afirmarse que también se constituye 
un punto terminal en la escalera curricular. 
 La energía eléctrica se ha convertido, en los últimos tiempos del desarrollo de la 
humanidad, en un bien de uso tan importante como el agua y el aire. Resulta difícil concebir 
comunidades, industrias, y bienestar humano sin el fluído eléctrico. Decía el escritor español 
Don José Ortega y Gasset que el hombre es ‘el ser para el cual lo superfluo es necesario’ , y 
así vemos que la realidad nos impide pensar en una existencia sin energía eléctrica. Pero este 
‘objeto’ no es gratuito como el aire, sino que involucra el manejo de grandes sumas de 
dinero en torno a su administración y explotación. Para medir el consumo las empresas 
distribuidoras de energía eléctrica suministran a sus clientes, por un período determinado, 
un instrumento denominado ‘medidor de energía eléctrica’ . Simbólicamente entonces puede 
ser caracterizado como el principal elemento físico que vincula al usuario con el proveedor, 
con un objetivo claramente definido: la facturación y control del consumo de energía 
eléctrica de una instalación domiciliaria. Industrialmente se incorporan algunos datos 
adicionales que deben ser conocidos y que a su vez denotanlos medidores de energía 
reactiva, los de doble o triple tarifa, y los de demanda máxima. Al margen de los detalles 
involucrados, y que no vienen al caso en la dirección del presente trabajo, este ‘objeto’ se ha 
transformado en uno de los tantos focos de atención en la formación de ingenieros 
eléctricos y electromecánicos, de acuerdo a la importancia que implica. 
 Durante mucho tiempo la industria ha provisto de un único tipo de medidor de 
energía eléctrica cuya tecnología no había sufrido cambios substanciales: el Ferraris. Si bien 
han ocurrido perfeccionamientos de materiales y técnicas que permitieron incrementar su 
seguridad y confiabilidad en el funcionamiento, así como la reducción de costos, el 
paradigma tecnológico ha tenido un período de duración considerablemente extenso. 
Debido a ello, los planes de estudio de las ramas ingenieriles vinculadas lo han incorporado 
otorgándole un lugar importante. Para poder ‘conocerlo profundamente’ a través de la 
Tecnologías Aplicadas se necesita como base una fracción de las Tecnologías Básicas 
(Electrotecnia y Mecánica), que a su vez utilizan las Ciencias Básicas (Matemática y Física 
Electromagnética y Mecánica). Los objetivos de la enseñanza se concentraron en: 
describir los componentes del instrumento y su principio de funcionamiento, identificar sus 
principales características, identificar las curvas de errores usuales del instrumento, efectuar 
su verificación y contraste según las normas vigentes en la materia, representar los 
esquemas de conexión en mediciones directas e indirectas, entre otros. Como la tecnología 
y el enfoque cartesiano lo permitían, el estudiante de ingeniería se podía sumergir dentro del 
medidor y cada una de sus partes constituyentes, logrando mostrar a los demás su arrogante 
sapiencia. 
 Pero simultáneamente existían otros objetivos, tal vez no tan representables por 
complejos ecuacionamientos físico-matemáticos, como: describir el comportamiento del 
instrumento ante una serie de variables que lo influyen, diseñar un sistema de medición 
adecuado a las características de la instalación eléctrica de cada uno de los usuarios, 
analizar los aspectos económicos relacionados con la medición y facturación de la energía 
eléctrica, detectar las anomalías más usuales en un sistema de medición de energía, 
identificar las condiciones de seguridad impuestas reglamentariamente, identificar los 
aspectos legales fundamentales relacionados con la medición y facturación de la energía 
eléctrica, etc. El excesivo énfasis en lo científico y lo tecnológico permitió que estos últimos 
objetivos hayan pasado a transformarse en secundarios frente a los primeros. 
 6 
 En los últimos años la tecnología ha introducido en el mercado, casi violentamente, 
otro tipo de medidor de energía. Para no ingresar en la cuestión de las marcas comerciales 
nos referiremos a él en adelante como Medidor de Energía X. La principal diferencia con 
respecto al Ferraris, de tipo electromecánico, es que el X es de tipo estático, funcionando 
casi exclusivamente en base a componentes electrónicos. ¿Cuáles conocimentos precisa el 
alumno traer incorporados de los ciclos anteriores para entender su funcionamiento? Muy 
difícil resulta la respuesta a esta pregunta, ya que prácticamente todo el instrumento se halla 
constituído por una plaqueta electrónica a la cual no se puede acceder físicamente. Mayor 
dificultad aún cuando la formación del ingeniero es eléctrica o electromecánica. Dejemos 
esta discusión para un párrafo posterior cuando se incorporen otros elementos. 
 En un intento de realizar una comparación técnico-económica de ventajas y 
desventajas de ambos productos se puede rescatar lo siguiente: El Ferraris tiene como 
ventajas: costo bajo, robustez, funcionamiento comprobado, soportar sobretensiones, fácil 
puesta en servicio, posibilidad de reparación, mantenimiento relativamente bajo, las cuales 
pueden ser resumidas en la siguiente frase: costo inicial bajo y funcionamiento 
comprobado; mientras que entre sus desventajas se conocen: alto error, regulación 
complicada, influencia de condiciones climáticas, deterioro progresivo, medición única, que 
también pueden ser resumidas como: facturación poco confiable (generando desconfianza 
tanto en el usuario como en el proveedor). Por otra parte, el medidor X cuenta entre sus 
ventajas: bajo error, alta confiabilidad, costo de mantenimiento bajo, ausencia de partes 
móviles, vida útil elevada, versatilidad, conocimiento de otros datos que inclusive pueden 
ser teletransmitidos o incorporados directamente a un sistema informático, pudiendo 
resumirse de la siguiente manera: facturación de alta confiabilidad; mientras que las 
desventajas son: alto costo, necesidad de protecciones eléctricas adicionales, utilización de 
software no estandarizados, calificación de operarios, casi imposibilidad de reparación, 
desprotección total de la empresa ante la variación de su tecnología monopólica, en 
definitiva desventajas que pueden ser resumidas como instrumento delicado y totalmente 
monopolizado por el fabricante. 
 Aún podemos plantear otro enfoque para la comparación: aquel relacionado con la 
función de cada uno de los componentes que constituyen los medidores de energía eléctrica, 
y que a su vez es el corrientemente utilizado para estudiar y comprender su principio de 
funcionamiento en las carreras de ingeniería. Siguiendo esta dirección, los medidores 
Ferraris se dividían en: un sistema motor, un sistema de freno, y un sistema numerador-
integrador. En cambio, los medidores X pueden segmentarse en: tapa, conjunto plaqueta 
electrónica y conjunto chasis. Hay que resaltar que la elección en cada caso no es 
caprichosa, sino que tiene suficientes argumentos en relación a las funciones de cada parte. 
Vemos entonces que el cambio tecnológico, sin alterar el fin último del instrumento y más 
allá del incremento de posibilidades en la medición, produce un cambio radical en la forma 
de abordar el objeto para su estudio. Por ejemplo, la ‘ tapa’ del medidor, que en el tipo 
Ferraris cumplía únicamente la función casi accesoria de preservar, proteger y almacenar en 
su interior a todo el instrumento; en el caso del medidor X contiene una serie de elementos 
óptico-electrónicos que agregan a las funciones del otro medidor una dimensión en absoluto 
accesoria. Este efecto de la tecnología desarticula completamente la ‘escalera de 
conocimentos’ construida en el modelo curricular. Que el estudiante pueda ‘conocer 
profundamente’ el nuevo medidor se transforma en una tarea ‘ titánica’ y ‘sin sentido’ . 
‘Titánica’ por todo lo que acarrea la electrónica del estado sólido en una carrera de 
ingeniería eléctrica, y ‘sin sentido’ porque aunque llegue a alcanzar el objetivo no podrá 
interferir sobre el medidor en absoluto. 
 Ahora bien, anteriormente se han enumerado y resumido una serie de ventajas y 
desventajas de cada uno de los medidores, pero no para calificar o juzgar su importancia. 
 7 
Esta cuestión seguramente la resolverán las fuerzas del mercado que se hallen involucradas. 
Interesa muy firmemente aquí el papel que le toca desempeñar a los sistemas de formación 
de ingenieros ante este punto de inflexión en la tecnología. Para ello ampliaremos el 
significado de la palabra ‘virtual’ contenida en el título del trabajo. Supongamos por un 
instante, y sin estar muy lejos de la realidad, que las fuerzas del mercado imponen repentina 
y violentamente al Medidor X, y el Ferraris pasa a formar un componente más de la historia 
de la ingeniería eléctrica. Esta situación inevitablemente conduce a una serie de 
interrogantes que sirven para reflexionar sobre los impactos de la tecnología en los 
Sistemas de Formación de Ingenieros: 
 
1. ¿los objetivos sobre la enseñanza del medidor de energía planteados previamente, y que 
aún en la actualidad se siguen persiguiendo, se corresponden realmente con los objetivos 
de una carrera de ingeniería? 
2. ¿debe cambiar de ‘dueño’ el medidorde energía, en virtud de la nueva tecnología, 
pasando de las manos del ingeniero eléctrico a las del electrónico, por ejemplo? 
3. ¿cuáles son las consecuencias en la ‘escalera de conocimientos’ construida previamente 
para soportar el modelo? 
4. ¿dónde realmente puede interferir ahora el profesional de ingeniería sobre su objeto de 
trabajo? 
5. ¿se trata de una simple reducción de categoría del ingeniero, donde la nueva tecnología 
lo obliga a transformarse en un técnico superior? 
6. ¿este caso, sumado a otros semejantes, puede conducir a la determinación drástica de 
eliminar la rama eléctrica en las ingenierías? 
 
 Tanto la serie de preguntas precedentes, como las diversas comparaciones entre los 
dos medidores y otras tantas preguntas que pueden surgir de la discusión, pueden ser 
respondidas en dos aspectos que se pretende resaltar en el presente trabajo, y que se hallan 
relacionados al impacto de la tecnología: 
 
• impacto negativo: si se sigue sosteniendo el enfoque curricular que pone un exagerado 
énfasis sobre el objeto profesional del ingeniero, las preguntas anteriores se multiplican 
exponencialmente generando un mar de dudas que harían naufragar a cualquier mortal de 
esta tierra; 
• impacto positivo: aquellos objetivos planteados anteriormente como secundarios o 
accesorios cobran tal importancia que hacen recobrar a la ingeniería su verdadero rol 
social, de administradora y gerenciadora de la ciencia y la tecnología. Al ingeniero debe 
importarle mucho más lo que debe hacer con y sobre el instrumento, que pretender ser la 
‘autoridad máxima’ sobre el ‘conocimiento profundo’ del mismo. 
 
 
5 CONCLUSIONES 
 
 Frente a tanto interrogante establecido se incrementa enormemente la necesidad de 
respuestas urgentes. Pero, hay que dejar en claro, que tanto las ideas como los conceptos 
vertidos precedentemente pretenden, por sobre todas las cosas, invitar a la reflexión a todos 
aquellos actores que están involucrados en la formación de profesionales de ingeniería, 
tanto en las instituciones educativas, como en la sociedad, y el mundo empresarial e 
industrial. La solución no pasará por una o dos personas, sino que debe ser el abordaje 
integral de cada comunidad universitaria, ubicada en un contexto geográfico, político, 
industrial, y fundamentalmente social. Cada comunidad y cada contexto, muy 
 8 
probablemente, generarán soluciones diferentes que estarán relacionadas a las necesidades 
de cada caso en particular. En el dinamismo permanente con que evoluciona la humanidad, 
y más allá de la globalización que no es ‘masificación’ , deberán buscarse las alternativas 
correspondientes, e incluso evaluar situaciones en que el cambio de tecnología tenga un 
período de transición relativamente largo, que sumado a las características particulares de la 
región de actuación de los ingenieros, obliguen a la consideración simultánea de los 
diferentes objetos profesionales. 
 No obstante, debe quedar claro que el enfoque curricular resulta excesivamente 
vulnerable ante la velocidad de los cambios tecnológicos que se suceden actualmente, sobre 
todo en algunas ramas de la ingeniería, como el caso de la ‘eléctrica’ . Pero esto no debe 
verse como un impacto negativo, sino como un ‘ temblor’ que aporta su impacto positivo: 
cambiar el paradigma de formación de ingenieros, haciéndolo retornar a su original 
concepción, de un arte al servicio de la sociedad. 
 Existen alternativas para modificar o cambiar el paradigma educativo, pero, sean 
cuales fueren, deben reorientar los objetivos alejándolos del enfocamiento en el objeto 
profesional. Las Disciplinas Principales Integradoras en cada ciclo que proponen algunos 
modelos educativos, u otras variantes, serán la consecuencia de la convergencia de todos 
los factores implicados en el contexto físico y temporal que surjan de un análisis que escapa 
al presente trabajo. Lo trascendental aquí es reconocer que la situación planteada necesita 
ser considerada, y que ya no puede ser obviada. 
 
 
BIBLIOGRAFÍA 
 
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