Logo Studenta

el señor sale a nuestro encuentro 1

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

l Señor sale
a nuestro encuentro
 ibro de os padres
 rquidiócesis de ahía lanca
 ibro de os padres
 
 ítulo de la obra: El Señor sale a nuestro encuentro - Libro de los padres 1
ISBN 978-987-1931-20-0
Primera edición, abril de 2013 
Primera reimpresión, marzo de 2014 
Segunda reimpresión, junio de 2014 
 ercera reimpresión, enero de 2016
© 2012, INPAS
© 2012, PPC Argentina S.A.
Puede imprimirse
Monseñor Guillermo José Garlatti
Arzobispo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca
11 de Marzo de 2013
 C Cono Sur
Av. Callao 410, 2º piso
C1022AAR | Ciudad Autónoma de Buenos Aires | República Argentina
t: +54 11 4000.0400 / f: +54 11 4000.0429
www.ppc-editorial.com.ar
e-mail de contacto: ventas@ppc-editorial.com.ar
Esta tirada de 2.220 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de enero de 2016 en 
FP Compañía Impresora S.A. - Beruti 1560 - Florida (1602) - Buenos Aires - Argentina 
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
Libro de edición argentina / ade in Argentina 
Impreso en Argentina / Printed in Argentina
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, 
ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma 
o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, 
por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los 
titulares del copyright.
 mpr sa asociada a la cámara arg ntina d l libro
Instituto Pastoral Apóstol Santiago
El señor sale a nuestro encuentro : Libro de los padres 1 . - 1a ed. - 
Buenos Aires : PPC Cono Sur, 2013.
148 p. ; 19,5x27,5 cm. - (Catequesis de iniciación cristiana; 3)
ISBN 978-987-1931-20-0 
1. Catequesis Familiar. I. ítulo
CDD 268.4
 resentación
 on gran satisfacción y fuerte esperanza presento a nues-
tra Arquidiócesis de Bahía Blanca la implementación del 
programa catequístico l Señor sale a nuestro encuentro. 
Se trata de un proyecto de catequesis familiar de iniciación a 
la vida eucarística, propuesta en dos etapas, constituida por 
ocho libros en total (libro de los niños, libro del catequista de 
niños; libro de los padres y libro del catequista de los padres, 
para cada etapa) y enriquecida por una gran cantidad de re-
cursos y contactos a través de internet e instancias formativas 
permanentes de distinto tipo.
 on ello estaremos dando un paso importante en el ca-
mino trazado por los pastores reunidos en la Vª onferencia 
General del Episcopado Latinoamericano y del aribe en Apa-
recida. Allí se señala que Se impone la tarea irrenunciable de 
ofrecer una modalidad operativa de iniciación cristiana que, 
además de marcar el qué, dé también elementos para el quién, 
el cómo y el dónde se realiza. Así, asumiremos el desafío de una 
nueva evangelización, a la que hemos sido reiteradamente con-
vocados» (287).
 atequesis y nueva evangelización: éstos son los ejes y 
desafíos. Tenemos entre manos una posibilidad de evange-
lizar que, como respuesta a los nuevos tiempos y en sintonía 
con la enseñanza de los Pastores, se propone como objetivo 
general “desarrollar una Catequesis de Iniciación a la Vida 
Eucarística en la que la familia viva un proceso de en-
cuentro y de amistad con Jesucristo, en el que reconozca 
la invitación que Él nos hace a la conversión y a vivir en la 
Iglesia el discipulado y la misión” (ibd).
Al respecto la Exhortación Apostólica Verbum domini se-
ñala que “un momento importante de la animación pastoral 
de la Iglesia en el que se puede redescubrir adecuadamente 
el puesto central de la Palabra de Dios es la catequesis, que, 
en sus diversas formas y fases, ha de acompañar siempre al 
Pueblo de Dios” (74).
En línea con lo propuesto en la Catechesi tradendae, “la 
acción catequética de la familia tiene un carácter peculiar y —
en cierto sentido— insustituible”, algo que ha sido subrayado 
con razón por la Iglesia, especialmente por el oncilio Vatica-
no II. “Esta educación en la fe, impartida por los padres —que 
debe comenzar desde la más tierna edad de los niños— se 
realiza ya cuando los miembros de la familia se ayudan unos a 
otros a crecer en la fe por medio de su testimonio de vida cris-
tiana, a menudo silencioso, mas perseverante a lo largo de una 
existencia cotidiana vivida según el Evangelio” (68). 
La catequesis familiar, en efecto, precede, acompaña y 
enriquece toda otra forma de catequesis. Y no pocas veces 
la “iglesia doméstica” es el único ámbito en donde los niños 
pueden recibir una auténtica catequesis. 
A propósito de la importancia de la “calidad” de la cate-
quesis para la nueva evangelización y el desarrollo armó-
nico de la vida de la fe, la Exhortación Apostólica Evangelii 
Nuntiandi pone de manifi esto que “el esfuerzo de evangeli-
zación será grandemente provechoso … si los catequistas 
disponen de textos apropiados, puestos al día sabia y 
competentemente, bajo la autoridad de los obispos. Los 
métodos deberán ser adaptados a la edad, a la cultura, a la 
capacidad de las personas, tratando de fi jar siempre en la me-
moria, la inteligencia y el corazón las verdades esenciales que 
deberán impregnar la vida entera” (44). 
Afortunadamente, l Señor sale a nuestro encuentro 
constituye un proyecto catequístico muy rico y probado, vivo, 
potente, fundado en la experiencia de comunidades en per-
manente actitud crítica y renovación metodológica, sensible 
a los cambios socioculturales, y atenta a los signos de los 
tiempos. Un proyecto que cuenta ya con cincuenta años de 
historia. 
“Ante todo, es menester preparar buenos catequistas”, 
afi rma la Evangelii Nuntiandi; catequistas parroquiales, ins-
tructores y padres, deseosos de perfeccionarse en este “arte 
superior, indispensable y exigente que es la enseñanza religio-
sa” (ibd). 
 on enorme alegría pongo en manos de los catequistas, 
padres de familia y agentes de pastoral este atecismo, diri-
gido principalmente a la Arquidiócesis de Bahía Blanca, pero 
ofrecido también como un servicio a quienes estén dispues-
tos a asumir el compromiso de hacer realidad el mandato 
Jesús: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia” 
(Mc. 16,15).
+ Monseñor Guillermo José Garlatti
Arzobispo de Bahía Blanca
 ELEBRA IÓN DE BIENVENIDA Y A OGIDA
SALUDO
Guía:
Buenas tardes (o Buenos días/ noches, según la hora), hermanos y hermanas. 
Bienvenidos al primer encuentro de catequesis, que hacemos en este lugar de 
oración y de celebración de la fe. Por favor, tomen su hoja y cantemos para co-
menzar el canto «Juntos como hermanos».
Se canta el canto de la Hoja. El guía está atento para motivar a cantar con más 
fuerza si las voces fuesen muy débiles.
Sacerdote:
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. 
R: Amén.
Gracias, papás y mamás, por haber aceptado la invitación a 
realizar junto con sus hijos e hijas este camino de catequesis. 
¡Bienvenidos a esta comunidad que los acoge con afecto!
Hoy es un día como tantos, pero lo que estamos iniciando puede 
ser también el comienzo de una nueva etapa en la fe de ustedes 
como familias.
Ustedes, papás y mamás, se comprometieron, hace años, cuan-
do bautizaron a sus hijos, a educarlos en la fe. Hoy inician un 
proceso decisivo para cumplir ese compromiso.
Nuestro Dios, que es bueno y misericordioso, nos está siempre in-
vitando a reconocerlo como Señor de nuestra vida, y a trabajar 
por ese mundo bueno que hay en su corazón. Y su Espíritu Santo 
nos acompaña cada día de nuestra vida y nos regala fuerza y 
alegría. Por eso comenzamos este camino con una celebración.
Si vamos a caminar juntos, tenemos que conocernos. Por eso 
ahora nos vamos a presentar. Yo soy el Padre N. (se presenta).
Que cada familia presente a su hijo o hija, diciendo primero el nombre del papá y la 
mamá, y luego el del niño o niña. Luego lo harán los catequistas.
 ada papá y mamá dice su nombre (el guía está atento a pedirles que hablen de 
modo que todos escuchen bien los nombres), y presentan a su hijo o hija. Luego 
lo hacen los/as catequistas.
Guía: 
El cirio que hay en esta mesa es un símbolode Jesucristo. Él es la luz 
del mundo y de todos los seres humanos. Mientras encendemos el cirio, 
cantemos y acompañemos el canto con nuestras palmas.
Un papá o una mamá enciende el cirio grande mientras se canta «Esta es la luz de 
 risto, yo la haré brillar» (u otro canto adecuado al signo de la luz).
 ALABRA DE DIOS
Guía: 
La Palabra de Dios nos va a acompañar durante todo el camino de la a-
tequesis Familiar. Desde hoy queremos escucharla siempre con atención. 
Dios se dirige a cada uno de nosotros, como personas y como familias, 
para iluminar nuestra vida con su Palabra.
Lector/a: Del Evangelio de san Mateo (Mt 18, 19-20): 
«Dijo Jesús a sus discípulos: Si dos de ustedes se ponen de 
acuerdo en la tierra para pedir cualquier cosa, mi Padre del 
cielo se la concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en 
mi nombre, yo estoy allí, en medio de ellos».
Esta es la Palabra del Señor.
Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego, el párroco o quien preside la celebración puede hacer un muy breve co-
mentario del texto. Puede explicar que «dos o tres» no hay que entenderlo estric-
tamente, sino que signifi ca: donde hay un grupo, aunque sea pequeño, reunido 
en el nombre de Jesucristo, allí está Él, presente en medio de ellos. Al terminar 
dice:
Sacerdote: 
Vamos a agradecer a Jesús porque Él está aquí, en medio de nosotros, 
y quiere acompañarnos a lo largo del camino de la catequesis familiar. 
Digamos juntos: «Gracias, Señor Jesús, porque estás aquí y quieres que-
darte con nosotros.»
Todos: Gracias, Señor Jesús, porque estás aquí y quieres quedarte con nosotros.
SIGNO DE LOS LIBROS
Guía: 
En la mesa está el cirio y los Libros que vamos a usar. Así como el cirio, 
que simboliza a risto, ilumina y alegra nuestra vida, así también estos 
Libros, que ahora van a recibir cada familia, serán como una luz que guía 
el proceso para llegar bien a la meta. Dentro del Libro de los Padres hay 
algo muy importante. Estará colocado en todas las casas de ustedes en 
un lugar visible. Es un Altar Familiar con la imagen de María, José y el 
Niño Jesús. Es la Sagrada Familia, que nos acompañará con su presencia 
y su ejemplo en nuestro camino de catequesis.
Ahora cada familia recibirá un cirio pequeño (una vela), que encenderá 
en el cirio grande, y los Libros para el camino de catequesis con su altar 
familiar, que los papás y mamás van a abrir cuando vuelvan a sus asientos. 
El párroco o quien preside llama a las familias una a una; se acercan papá, mamá 
e hijo/a, y un catequista les entrega los Libros a los padres y el cirio pequeño al 
niño o niña, quien lo enciende en el cirio grande. Luego se van a su lugar y se 
sientan sin apagar el cirio. Los papás y mamás sacan el altar familiar del Libro, lo 
abren y lo mantienen abierto sobre sus rodillas. uando pasa la última familia se 
canta una vez más «Esta es la luz de risto» u otro canto adecuado. 
Sacerdote: 
Invito ahora a los papás y mamás a renovar su compromiso de crecer en 
su fe y de formar a sus hijos en ella. Por favor, pónganse de pie, tomen de 
la mano a sus hijos y respondan con voz clara a las preguntas que voy a 
hacer. Las tienen en su hoja.
Espera a que todos tengan la Hoja en la mano y pregunta:
 Papás y mamás, ¿quieren comprometerse hoy a educar a sus hijos según la 
ley de risto y de la Iglesia? 
Papás y Mamás: Sí, queremos.
Sacerdote: 
 ¿Quieren esforzarse en hacer crecer su propia formación cristiana, con dis-
ponibilidad y responsabilidad, durante este camino catequístico?
Papás y Mamás: Sí, queremos.
Sacerdote: 
 ¿Quieren acompañar con paciencia y cariño a sus hijos e hijas en su camino 
de preparación a la vida eucarística?
Papás y Mamás: Sí, queremos.
Guía: 
Ahora que tenemos en nuestras manos los Libros que nos van a acom-
pañar en el camino de la catequesis familiar, la Sagrada Familia y los 
cirios (velas) que iluminarán este camino, le decimos al Padre Dios con 
un corazón agradecido:
Todos: 
Padre nuestro, que estás en el cielo, 
santifi cado sea tu Nombre. 
Venga a nosotros tu Reino. 
Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día. 
Perdona nuestras ofensas, 
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. 
No nos dejes caer en la tentación, 
y líbranos del mal. 
Amén.
ENVÍO DE LOS CATEQUISTAS
Guía: 
Niños y papás, por favor, guarden sus altares familiares y apaguen las 
velas.
Los catequistas van a acompañar durante todo este tiempo a las familias 
aquí reunidas. Por eso, le vamos a pedir al pastor de nuestra comunidad, 
el Padre N., que los envíe en su misión e invoque la bendición del Señor 
sobre ellos/as. Pongámonos de pie.
El párroco va llamando a los catequistas, uno a uno, por su nombre. Ellos se sitúan 
en un semicírculo frente a la mesa del cirio.
Sacerdote: 
Queridos y queridas catequistas: También ustedes tienen una hermosa e 
importante tarea en este camino que hoy iniciamos, la de acompañar a 
estas familias para que la catequesis dé en ellas mucho fruto.
Por eso les pregunto: ¿Están dispuestos a poner todo su conocimiento 
y entusiasmo en este servicio que la Iglesia les confía, apoyando a los 
papás, mamás, niños y niñas en su camino de vida eucarística?
 atequistas: Sí, estamos dispuestos.
Sacerdote: (extendiendo sus manos sobre ellos)
Padre de bondad, Tú que enviaste a tu Hijo Jesús para realizar tu misión 
en el mundo, bendice a los hermanos y hermanas catequistas que 
hoy comienzan la misión de acompañar a estas familias en su camino 
de catequesis familiar. Que sean pacientes y generosos, alegres y 
responsables, y den buen testimonio de su condición de cristianos. 
Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo, que, junto al Espíritu Santo, 
vive y reina contigo por los siglos de los siglos. 
Todos: Amén.
BENDICIÓN (ORACIÓN) FINAL
Sacerdote: 
Al terminar este primer encuentro nos encomendamos a Ma-
ría, nuestra Madre, que supo educar a Jesús para que fuera fi el 
a la misión que Dios tenía para Él. Que también todos nosotros 
seamos fi eles a lo que hoy iniciamos. El Señor esté con ustedes.
Todos: Y con tu espíritu.
Sacerdote: 
A todos ustedes, catequistas, papás, mamás, parientes y niños, los ben-
diga Dios todopoderoso, Él que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Todos: Amén.
Sacerdote: María, Madre de las familias.
Todos: Ruega por nosotros.
Si el párroco no ha podido estar, se sustituye esta última bendición por una 
oración fi nal del diácono permanente o del catequista que preside. 
Diácono o catequista: 
 Al terminar nuestro primer encuentro, estimados hermanos y hermanas, 
invoquemos a Dios para que nos bendiga y acompañe con la luz de su Hijo 
Jesucristo y la fuerza del Espíritu Santo. 
 Pidamos también a María, nuestra Madre, para que ella nos enseñe a se-
guir a Jesús con un corazón alegre y fi el.
 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
 María, Madre de las familias.
Todos: Ruega por nosotros.
Guía: Para terminar cantemos a nuestra Madre, la Virgen.
Se canta para fi nalizar, «Santa María del camino». (Hoja).
Guía: Ahora invitamos a los papás y mamás a pasar con el párroco a la 
sala… (indica el lugar donde se reunirán) y los niños y niñas con los 
catequistas a la sala… (indica el lugar donde se reunirán). 
 nidad 1
Dios sale 
a nuestro 
encuentro en su 
Hijo Jesucristo
 Pudiste asistir? Con quién? Qué te (les) llamó la atención de 
ese primer encuentro?
Una vez que nos saludamos, nos disponemos a rea-
lizar la oración inicial del encuentro. 
 . NUESTRO CAM NO
 . ACOG DA
A. Síntesis del encuentro anterior
En este espacio haremos siempre memoria del encuentro o celebración anterior para ir recordando 
las vivencias y contenidos que nos ayudarán a crecer en este camino de iniciación a la vida eucarís-
tica. En esta ocasión queremos recordar el hermoso encuentro de bienvenida que tuvimos:
Oración inicial:
«Señor Jesús,
hoy iniciamos el camino de la Catequesis Familiar
de iniciación a la vida eucarística.
En medio de nuestrasbúsquedas, hoy salís a nuestro encuentro.
Nos ponemos en tus manos, especialmente a nuestros hijos e hijas.
Enseñanos a descubrirte presente en nuestras vidas.
¡Quedate siempre con nosotros, Señor!» 
Amén.
«JESÚS RESUCITADO SALE A NUESTRO ENCUENTRO»
«Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos… 
Tomó el an, lo bendijo, lo partió y lo dio a ellos. 
Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron.»
 Lc 24,15.30)
ENCUENTRO
1
9
B. Encuentro de Catequesis Familiar
Este será un espacio dedicado a recordar la experiencia de Ca-
tequesis Familiar, es decir, de la transmisión, y compartir la fe 
en el interior de nuestras familias.
C. Lo que hoy queremos hacer
En cada encuentro vamos a tener un Objetivo, una idea fun-
damental que nos ayude a reconocer el camino que estamos 
haciendo. Hoy queremos: «Reconocer que Jesús Resucitado 
nos encuentra en el camino de la vida y responde a nues-
tras grandes búsquedas».
1. Experiencia de vida
 Para la siguiente actividad nos vamos a ubicar 
 en parejas y el catequista nos entregará un sobre 
 que tiene en su interior una noticia. Algunas son 
 alegres y otras tristes.
 Cada pareja lee en silencio su noticia y luego representa 
al grupo «sin usar palabras», sólo con «gestos», los sentimientos 
que esa noticia les produjo. El grupo intentará adivinar de 
qué clase de noticia se trata (alegre, triste, etc.).
 . APREND ENDO A V V R EN LA FE
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
 Encontrarse con Jesús es una Buena Noticia. Algunos de nosotros(as) 
recién comenzamos a conocer a Jesús; otros ya llevan un tiempo 
caminando junto a Él. Vamos a compartir nuestras experiencias para 
crecer juntos en el camino de la fe; iremos compartiendo hechos de 
vida que quieren hablarnos al corazón. Experiencias de hombres y 
mujeres que se encontraron con Jesús y que quieren animar nuestra 
esperanza.
 Hoy la Palabra de Dios está tomada del Evangelio de San Lucas. Él 
fue un «anunciador de buenas noticias», o mejor dicho, anunciador 
de «una Buena Noticia» capaz de llenar de alegría y esperanza la 
vida de cualquier persona. Una buena noticia que tiene la fuerza 
sufi ciente para transformar la vida de quien es capaz de percibirla. 
Esta Buena Noticia es Jesús.
 Abramos el corazón y escuchemos con atención.
10
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Lucas 24,13-35
«El primer día de la semana, dos de los discípulos iban a un pequeño 
pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. 
En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.
Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió ca-
minando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él 
les dijo: “ Qué comentaban por el camino?”. Ellos se detuvieron, con el 
semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: “¡ ú eres 
el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!”
“ Qué cosa?”, les preguntó.
Ellos respondieron: “Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un pro-
feta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el 
pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entre-
garon para ser condenado a muerte y lo crucifi caron. Nosotros espe-
rábamos que fuera Él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van 
tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres 
que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de ma-
drugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron dicien-
do que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que Él 
está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron 
todo como las mujeres habían dicho. Pero a Él no lo vieron”.
Jesús les dijo: “¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta 
creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el 
Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?” Y co-
menzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les in-
terpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él.
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán 
de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: “Quédate con nosotros, 
porque ya es tarde y el día se acaba”. Él entró y se quedó con ellos. 
Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego 
lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y 
lo reconocieron, pero Él había desaparecido de su vista. Y se decían: 
“¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino 
y nos explicaba las Escrituras?”
En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jeru-
salén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban 
con ellos, y éstos les dijeron: “Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se 
apareció a Simón!” Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasa-
do en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.»
11
Para refl exionar y compartir:
La palabra de Dios es luz para nuestro camino. Así como los discípulos de Emaús, nosotros po-
demos releer lo que acontece en nuestra vida hoy:
Para profundizar:
 En el relato que acabamos de leer en el Evangelio de Lucas se habla de unos discípulos, es decir, 
seguidores de Jesús, que van tristes por el camino. Habían compartido con Jesús sus últimos días 
en Jerusalén. Esperaban que Jesús fuera el libertador de Israel. Pero las cosas no han sucedido 
como esperaban. Jesús ha sido crucifi cado y con Él pareciera que han muerto sus esperanzas. 
Piensan que todo ha terminado. Se desaniman y se marchan como todos los demás.
 Sin embargo, el propio Jesús Resucitado salió a su encuentro en el camino de sus vidas, les explica 
de nuevo los acontecimientos a la luz de las Escrituras, los acompaña, comparte y parte para ellos 
el pan. En estos gestos, ellos son capaces de reconocerlo y de llenarse nuevamente de esperanza. 
¡Entonces rehacen el camino para compartir la «Buena Noticia» con los otros discípulos!
 al como les ocurrió a ellos, Jesús Resucitado camina siempre con nosotros, sale a nuestro 
encuentro en la vida, las personas, los acontecimientos, haciendo el camino con nosotros. 
Nunca nos abandona, aunque nosotros, como los discípulos, no nos demos cuenta 
inmediatamente de su presencia.
 Este camino que iniciamos de la Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística, nos va a 
ayudar a ir descubriendo esta presencia de Jesús Resucitado. ambién nos ayudará a descubrir 
que siempre sale a nuestro encuentro en la celebración de la Eucaristía y que en ella se nos 
hace cercano, nos acompaña, nos vuelve a explicar las Escrituras y repite constantemente el 
gesto de amistad partiendo el pan para nosotros. Jesús Resucitado, vive siempre con nosotros.
 3. La glesia actualiza la Palabra
En cada encuentro vamos a contar con este espacio en el que conoceremos la refl exión del texto 
bíblico que ha hecho algún discípulo o discípula de Jesús y que haya sido un testimonio de fe en la 
vida de la Iglesia, como por ejemplo algún Papa, un Santo(a), un Padre de la Iglesia, etc.
De la Carta Apostólica 
“Señor, quédate con 
nosotros”, del apa Juan 
 ablo II para el Año de la 
Eucaristía:
…«Quédate con nosotros, Señor, porque atardece y el día va de caída» (cf. Lucas 24,29)… En el 
camino de nuestras dudas e inquietudes, y a veces de nuestras amargas desilusiones, el divino 
Caminante sigue haciéndose nuestro compañero para introducirnos, con la interpretación de las 
Escrituras, en la comprensión de los misterios de Dios. Cuando el encuentro llega a su plenitud, a la 
luz de la Palabra se añade la que brota del «Pan de vida», con el cual Cristo cumple a la perfección 
su promesa de «estar con nosotros todos los días hasta el fi n del mundo (cf. ateo 28,20).»
1. ¿Qué ocurre en la vida de esos dos 
discípulos que caminan hacia Emaús? ¿Qué 
actitud asume Jesús con ellos cuando les sale 
al encuentro? ¿Qué pasa con ellos después dehaberse encontrado con Jesús? 
2. Al igual que los discípulos de Emaús, 
¿caminamos alguna vez desanimados, tristes, 
desorientados? ¿Quién me acompañó en esas 
circunstancias? ¿Pude reconocer de alguna 
forma la compañía amorosa de Jesús?
12
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
Este es un momento especial en el que queremos poner la mirada en la Vir-
gen María y aprender de Ella a ser verdaderos discípulos y discípulas, ya que 
Ella, mejor que nadie, supo escuchar a su Hijo, guardar sus Palabras y poner-
las por obra. A Ella le pedimos nos ayude a descubrir una frase que exprese 
aquello que consideramos más importante del tema que hemos tratado 
hoy. Aquello que, como los discípulos de Emaús, quisiéramos poder anunciar 
en nuestra vida familiar, en nuestra vida diaria. 
 V. PREPARANDO LA CATEQUES S FAM L AR
María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
Síntesis grupal
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
 Debemos defi nir qué fue lo fundamental de nuestra reunión de hoy y 
qué queremos transmitirle a nuestros hijos. 
 Ya identifi camos las ideas y experiencias que queremos transmitir. Es 
conveniente que nos preguntemos ahora ¿cómo queremos hacerlo?
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 La Catequesis Familiar es una oportunidad que Dios nos regala para 
que cada uno comprenda y se comprometa a transmitir la fe a los 
hijos, compartiendo con ellos la vivencia y los contenidos de cada 
encuentro, en este camino de iniciación a la vida eucarística.
13
Señor Jesús, 
al iniciar como familia el camino de la Catequesis Familiar 
te pedimos que nos ayudes 
a reconocer que siempre salís a nuestro encuentro,
que estás presente en nuestro caminar
y que contigo nuestra vida tiene otro sentido.
¡Quedate siempre con nosotros, Señor! 
Amén.
 Ahora vamos a conversar y a defi nir como familia qué camino nos gustaría 
recorrer, con Jesús, en este proceso de iniciación a la vida eucarística, por 
ejemplo: el camino del amor o de la alegría. Luego lo vamos a anotar en un 
papel que pondremos delante de nuestro altar familiar.
 Ubicaremos un lugar especial de nuestra casa en donde dejaremos el Altar, 
para que nos recuerde el compromiso que hemos asumido como familia.
Oración de envío:
 Puestos en la misma ubicación que al inicio, contemplamos el rostro de Jesús 
que nos acoge. 
 Contemplamos también nuestros nombres que están a su alrededor y, en 
la medida que cada uno se sienta preparado, tome su nombre y escriba al 
reverso el camino que está dispuesto a andar con Jesús.
 Finalicemos rezando la misma oración que hicimos al comenzar.
Actividad: 
 Como primer encuentro de Catequesis Familiar, queremos hacer un pequeño 
gesto que nos disponga a iniciar este camino que queremos hacer como familia.
 Vamos a poner en el lugar central de nuestra reunión el altar que recibimos como 
familia y a encender una vela junto a él.
 Vamos a decir juntos: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
Amén.
 Le vamos a pedir a Jesús que nos ayude en este camino que iniciamos como 
familia, diciendo juntos la siguiente oración:
 Proponemos para cada encuentro una actividad a realizar en caso de que no 
hayan defi nido otra con el grupo.
14
Una vez que nos hemos saludado, nos disponemos a 
realizar la oración inicial del encuentro. 
Oración inicial:
«Señor Jesús,
gracias por reunirnos nuevamente. 
Pedimos tu ayuda para hacer de este momento 
un verdadero encuentro con Vos. 
 Ayudanos a mirar nuestra vida con sinceridad y apertura,
a compartirla generosamente con nuestros hermanos,
 y a descubrirte como fiel compañero de camino.»
Amén.
A. Síntesis del encuentro anterior
Ideas fundamentales del encuentro anterior
 . ACOG DA
 . NUESTRO CAM NO
ENCUENTRO
2
«JESÚS COM ARTE NUESTRAS 
ALEGRÍAS Y TRISTEZAS»
«“La paz esté con ustedes.
¿De qué se asustan? ¿ or qué surgen dudas en su interior?”
Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras.»
 Lc 24,36.38.45)
15
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior afi rmamos que Jesús Resucitado sale a nuestro encuentro 
y camina siempre con nosotros. 
Hoy queremos dar un paso más y: «Reconocer nuestros gozos y esperanzas, 
tristezas y alegrías, y compartirlas con Jesús».
 Cómo resultó la realización de la actividad propuesta?
 Qué impresiones produjo en ustedes y en sus hijos e hijas?
B. Encuentro de Catequesis Familiar
1. Experiencia de vida
 Realizaremos la siguiente actividad con la ayuda de materiales que 
 nos proporcionará el catequista.
 . APREND ENDO A V V R EN LA FE
 Cada uno dibuja en una hoja de papel el camino de su 
vida. En este camino iremos señalando experiencias que 
han sido signifi cativas, ya sea porque fueron de mucho 
sufrimiento o de mucha alegría, anotando, además, los 
años en que ocurrieron.
 Lo importante es destacar que, en distintos momentos 
de nuestras vidas, vivimos experiencias signifi cativas 
que se nos han quedado grabadas. 
 Cada uno decide libremente cómo lo expresa y resalta 
en el papel, con un color, un dibujo, un recorte, etc. 
 enemos sólo unos minutos para realizar esta actividad.
16
A partir de la actividad, respondé ahora las siguientes preguntas para compartir 
luego entre todos:
 Fue fácil o difícil recordar experiencias signifi cativas de tu vida?
 Descubriste más experiencias dolorosas o alegres?
¡Si alguien lo desea, puede compartir su dibujo y mostrarnos cómo plasmó sus 
experiencias!
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
 Igual que en nuestro encuentro anterior, vamos a profundizar en este camino de 
acercamiento a la persona de Jesús. Él camina siempre hacia nosotros y nosotros 
lentamente queremos encaminar nuestras vidas hacia Él. 
 El texto que vamos a leer también lo relata San Lucas, evangelista, anunciador 
de la Buena Noticia de Jesús. Acojamos la Palabra del Señor, que tiene la fuerza 
para transformarnos y llenarnos de esperanza y vida nueva.
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Lucas 24,35-48
«Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, 
contaron lo que les había pasado en el camino y cómo 
habían reconocido a Jesús al partir el pan.
 odavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apare-
ció en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”.
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús 
les preguntó: “¿Por qué están turbados y se les presentan 
esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. ó-
quenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como 
ven que yo tengo”.
17
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. 
Era tal la alegría y la admiración de los discí-
pulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les 
preguntó: “¿ ienen aquí algo para comer?” 
Ellos le presentaron un trozo de pescado 
asado; Él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: “Cuando todavía estaba con ustedes, 
yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí 
en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”.
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las 
Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar 
de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su 
nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el per-
dón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto.”» 
Para refl exionar y compartir:
 1. ¿Qué hay en los corazones de 
los discípulos cuando Jesús 
aparece? ¿Qué les ofrece el 
Señor? ¿Qué provoca la alegría 
de los discípulos? 
 2. En la actividad anterior cada uno identifi có experiencias 
dolorosas o alegres de su vida: ¿Las compartí, las comparto, 
las compartiría con Jesús? ¿Por qué? Jesús regala la paz a 
sus discípulos. ¿ enés paz en tu vida personal y familiar? 
¿Qué te quita la paz? ¿Qué te entrega paz?
Para profundizar:
 En este texto de San Lucas, Jesús aparece deimproviso saludándolos y anunciando 
la paz. Un saludo que será siempre el que distinga su llegada y el encuentro con sus 
seguidores después de su resurrección. Ellos sienten temor. Aún no conciben que la 
vida pueda vencer a la muerte.
 Jesús se hace, una vez más, cercano a su realidad. Ahora se pone en medio de ellos 
para que lo toquen, para que reconozcan sus manos y sus pies, los mismos que fueron 
traspasados en la cruz. En esto los discípulos verán que es el mismo, el crucifi cado y el 
resucitado. Reconocerlo llena a los discípulos de alegría y les regala la Paz.
 Y una vez más Jesús les muestra su cercanía con uno de los gestos de amistad más 
propios: come con ellos, comparte el alimento, comparte la vida misma y lo que en 
ella hay de tristezas y desilusiones, pero también de esperanzas y alegrías. Les regala 
una nueva esperanza, una nueva manera de mirar y comprender la vida y el deseo de 
anunciar esta realidad a quienes no la conocen.
 Este mismo regalo nos lo ofrece cada semana en la celebración dominical de la 
Eucaristía. Como amigo, nos regala su amistad, acoge nuestra vida, se nos ofrece 
como alimento y nos renueva la esperanza.
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. 
Era tal la alegría y la admiración de los discí-
pulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les 
preguntó: “¿ ienen aquí algo para comer?” 
Ellos le presentaron un trozo de pescado 
asado; Él lo tomó y lo comió delante de todos.
18
3. La glesia actualiza la Palabra
Concilio Vaticano II - 
Constitución audium 
et Spes («Los gozos 
y las esperanzas»)
«Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, 
sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angus-
tias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su 
corazón... La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su 
historia» (GS 1).
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
Como haremos en cada encuentro, ahora queremos mirar a la Virgen Ma-
ría y aprender de ella a ser verdaderos discípulos y discípulas. Descubrimos 
una frase, una idea que exprese aquello que consideramos más importan-
te del tema que hemos tratado hoy. Lo anotamos en el recuadro y pedi-
mos a la Virgen que nos ayude a guardar esta Buena Noticia en el corazón.
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
 Qué creés que fue lo fundamental 
de nuestra reunión de hoy para transmitir a nuestros hijos? 
Identifi cadas las ideas y experiencias que queremos transmitir, 
es conveniente que nos preguntemos ahora cómo queremos hacerlo
y dialoguemos para defi nir una actividad común.
María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
 V. PREPARANDO LA CATEQUES S FAM L AR
19
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 La Catequesis Familiar es una oportunidad que Dios nos regala para 
que cada uno comprenda y se comprometa a transmitir la fe a los 
hijos (nietos, sobrinos, etc.). 
 Proponemos para cada encuentro una actividad a realizar, en caso 
de que no hayan defi nido otra con su grupo.
Gracias, Señor Jesús,
porque nos reunís como familia.
Porque siempre caminás a nuestro lado
y conocés cada uno de nuestros pasos.
Gracias, Señor Jesús, por la confianza que nos da
experimentar tu cercanía y tu Amor.
Ayudanos a estar siempre junto a Vos. 
Amén.
Actividad: 
 La familia se reúne en torno al altar familiar.
 Los miembros de la familia reconocen juntos algunos momentos de alegría y 
tristeza, encuentro y desencuentro que hayan vivido. 
 Al recordarlos, los va anotando en un papel haciendo pequeños carteles. 
 Dialogan luego en torno a la siguiente pregunta: ¿Estuvo presente Jesús en las 
situaciones que hemos reconocido como familia? ¿En cuáles? ¿Cómo? 
 Colocan los carteles en torno al altar familiar, presentando a Jesús Resucitado sus 
gozos y esperanzas, tristezas y alegrías familiares.
 Finalizan este momento invitando a rezar juntos la siguiente oración:
 Oración de envío: 
 Ubicados en torno a la imagen de Jesús, hacemos silencio para ser más 
conscientes de su presencia.
 Démosle gracias por lo que nos ha regalado hoy, por experimentar 
que Él nos conoce y nos acompaña siempre.
 Digamos en voz alta: GRACIAS, JESÚS, POR ES AR EN MEDIO DE 
NUES RA FAMILIA.
 Finalicemos rezando juntos la misma oración que pronunciamos al 
comenzar el encuentro.
20
Una vez que nos saludamos, nos disponemos a realizar 
la oración inicial del encuentro.
 . ACOG DA
 . NUESTRO CAM NO
ENCUENTRO
3
«JESÚS NOS CONOCE Y ESTÁ CON NOSOTROS»
«Ellos la echaron y la red se llenó 
de tal cantidad de peces que no podían moverla.
Entonces el discípulo a quien Jesús tanto amaba le dijo a edro: “¡Es el Señor!”
Jesús les dijo: “Vengan a comer algo.”»
 Juan 21,6b-7)
En tu nombre, Señor Jesús, nos reunimos.
Enseñanos a formar comunidad,
Que seamos una familia cristiana
que viva el amor y la unidad.
Queremos ser tus discípulos,
y recibir el don de tu amistad.
Amén.
Oración inicial:
A. Síntesis del encuentro anterior
Ideas fundamentales del encuentro anterior
21
B. Encuentro de Catequesis Familiar
 . APREND ENDO A V V R EN LA FE
 Cómo resultó la realización de la actividad propuesta?
 Qué impresiones produjo en ustedes y en sus hijos?
C. Lo que hoy queremos hacer
En los encuentros anteriores refl exionamos particularmente en la realidad de que 
Jesús camina con nosotros y comparte toda nuestra vida. El objetivo del encuen-
tro de hoy es: «Agradecer a Jesús su amor por cada uno de nosotros».
1. Experiencia de vida
Vamos a completar, según la experiencia de cada uno, este cuadro. En una columna, 
anotaremos actitudes que manifi estan que otras personas me aman o me quieren. 
En la otra, actitudes con las que yo manifi esto a otros que los amo, que los quiero.
Actitudes que manifi estan que otros me aman Actitudes con las que manifi esto que amo
1. 1.
2. 2.
3. 3.
4. 4.
5. 5.
22
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
 Hoy, vamos a escuchar un texto de San Juan. Es la primera vez 
que en nuestros encuentros leemos algo suyo. Él también es un 
evangelista, es decir, un anunciador de la Buena Noticia de Jesús.
 En este Evangelio es donde más se habla del Padre, de su proyecto 
de amor para la humanidad y de la relación de su Hijo Jesús con Él.
 Escuchemos con atención este relato, que, al ser Palabra de Dios 
dirigida a cada uno de nosotros y nosotras, requiere nuestra 
disposición y apertura para que Dios pueda actuar en nuestras vidas. 
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Juan 21,4-13
 «Al amanecer, se presentó Jesús en la orilla del lago, pero los 
discípulos no lo reconocieron. Entonces Él les preguntó: “Muchachos 
¿tienen algo para comer?” 
“No”, respondieron ellos.
Entonces Jesús les dijo: “Echen la red al 
lado derecho de la barca y encontrarán 
peces.”
Ellos la echaron y la red se llenó de 
tal cantidad de peces que no podían 
moverla. 
Entonces el discípulo a quien Jesús tan-
to amaba le dijo a Pedro: “¡Es el Señor!”
Al oír Simón Pedro que era el Señor, se puso 
la túnica y se lanzó al agua. Los otros discípulos 
llegaron a la orilla en la barca, arrastrando la red llena 
de peces. Al bajar a tierra, vieron que había fuego preparado, un pesca-
do sobre las brasas y pan. 
“ raigan ahora alguno de los peces que acaban de pescar” —les dijo. 
Simón Pedro subió a la barca y bajó a tierra la red llena de peces; en total 
eran 153 peces grandes. Y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.
“Vengan a comer” —los llamó por fi n.
Ninguno de los discípulos le dijo: “¿Quién eres?” Porque sabían muy bien 
que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y los peces en sus manos 
y los repartió.»
Entonces Jesús les dijo: “Echen la red al 
Al oír Simón Pedro que era el Señor, se puso 
la túnica y se lanzó al agua. Los otrosdiscípulos 
llegaron a la orilla en la barca, arrastrando la red llena 
23
 Para profundizar:
 Jesús Resucitado se hace presente en la actividad cotidiana de sus discípulos. Se 
dirige a ellos con afecto, los llama «muchachos» y manifi esta su deseo de compartir el 
alimento con ellos.
 Como amigo cercano, que los conoce y los ama, Jesús Resucitado los espera con el 
calor de las brasas y con el pan de la amistad.
 Jesús está siempre presente en medio de la comunidad y esto se hace manifi esto de 
una manera particular en la Eucaristía. En ella Él reparte y Se reparte a sí mismo. Así la 
Eucaristía es don de Jesús para la humanidad y nos invita a ser don para los demás.
Para refl exionar y compartir:
 1. ¿Qué nos llamó la atención del relato? 
¿En qué circunstancias se hace presente 
Jesús? ¿Cómo acoge Jesús a los 
discípulos al llegar a la orilla? ¿Cómo 
reconocen los discípulos que es el 
Señor?
3. La glesia actualiza la Palabra
Homilía del apa 
Juan ablo II durante 
el rezo de las Vísperas 
del Sagrado Corazón, 
en su visita a olonia. 
Junio de 1999.
«Dios es amor» (1 Jn 4, 16). Es preciso transmitir nuevamente al mundo esta alegre e impresionante 
noticia sobre un Dios que ama. Dios es una realidad que supera nuestra capacidad de compren-
sión. Pero este Dios, inalcanzable con su esencia, se acercó al hombre mediante su amor paterno. 
La verdad sobre Dios que es amor constituye casi una síntesis y a la vez el culmen de todo lo que 
Dios ha revelado de sí mismo, de lo que nos ha dicho por medio de los profetas y por medio de 
Cristo sobre lo que Él es.
Dios ha revelado este amor de muchas maneras. Primero, en el misterio de la creación, Dios ama al 
mundo que ha creado y, dentro del mundo, ama sobre todo al hombre. Dios reveló del modo más 
perfecto y defi nitivo su amor en Cristo, en su cruz y en su resurrección». 
 2. Cristo nos ha mostrado de muchas formas 
su cercanía y amor. ¿Pude yo experimentar 
esta realidad? ¿Cuándo? ¿Interpuse algún 
obstáculo? ¿Experimenté, como los discípulos, 
el gozo de la celebración.
24
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
Miremos ahora a la discípula por excelencia, a la Virgen María, y des-
cubramos con Ella la Buena Noticia de Jesús que queremos guardar 
en el corazón.
 V. PREPARANDO LA CATEQUES S FAM L AR
 María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
 Qué vamos a transmitir a nuestros hijos? 
 Cómo vamos a hacerlo?
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 Actividad:
 Reunidos como familia, comenzamos recordando el encuentro anterior y los momentos 
de alegría y tristeza vividos. ambién los deseos y esperanzas que cada integrante tenía 
para su familia. Sería bueno tener a la vista los carteles que recordaban estos momentos 
y sueños. 
 Diálogo: Jesús conoce y ama a sus discípulos (Juan 21, 4-13) ¿Creemos que conoce y ama 
a nuestra familia? ¿Cómo experimentamos que se hace presente en medio de ella? 
25
 Volvamos nuestra mirada nuevamente hacia la imagen de Jesús.
 Cantemos, mientras un miembro del grupo ingresa con una vela encendida 
y lo coloca junto a la imagen.
 Repitamos juntos la oración que rezamos al inicio de nuestro encuentro.
Oración de envío:
En tu nombre, Señor Jesús, nos reunimos.
Enseñanos a formar comunidad,
que seamos una familia cristiana
que vive el amor y la unidad.
Hacenos discípulos tuyos;
regalanos el don de tu amistad.
Amén.
 Aunque muchas veces no nos demos cuenta, Jesús está siempre presente en medio 
de nuestras familias. Como signo de esa presencia, vamos a pedir a uno de los hijos 
que coloque un cirio encendido que permanecerá junto al altar familiar. Con este 
cirio, que representa a Jesús, vamos a simbolizar que Él nos acompaña siempre, que 
conoce todas nuestras situaciones de dolor, de alegría, deseos y esperanzas, y que 
con su luz siempre ilumina estas situaciones.
 Nos vamos a tomar de la mano alrededor de nuestro altar y a rezar juntos la siguiente 
oración:
Padre Dios, 
quisiste que tu Hijo naciera y creciera en una familia
y nos diste un modelo de vida en la Familia de Nazaret. 
Queremos que nuestra familia se parezca a la tuya. ¡Ayudanos!
Ayudanos a permanecer unidos en la oración 
en los momentos de gozo y de dolor.
Enseñanos a ver a Jesús en los miembros de nuestra familia y
a descubrirlo presente en todos los momentos que vivimos.
Que todas las familias sean verdaderas comunidades 
de fe y de amor, como tu Familia de Nazaret,
y que todos nos sintamos hijos tuyos 
y hermanos de todos los hombres. 
Amén.
26
 nidad 2
Jesucristo 
comparte 
nuestro camino
Señor Jesús,
enseñanos a encontrarte en lo cotidiano de nuestra existencia.
Ayudanos a escucharte en el trajín de cada día.
A reconocerte presente en nuestra familia.
Jesús, se Vos el Señor de nuestras vidas.
Amén.
 . ACOG DA
 . NUESTRO CAM NO
A. Síntesis del encuentro anterior
ENCUENTRO
4
«JESÚS NOS INVITA A CAMINAR CON ÉL»
«Una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
María, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra...
“Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por muchas cosas,
cuando en realidad una sola es necesaria.”»
 Lc 10,38-39.41-42)
Oración inicial:
B. Encuentro de Catequesis Familiar
Ideas fundamentales del encuentro anterior
 Pudieron realizar la actividad defi nida o sugerida?
29
 rabajo.
Jugar con los hijos.
Aseo – Cocina.
Compras.
Conversar con los miembros 
de la familia.
Descansar-leer-escuchar música.
Ayudar a los hijos con las tareas.
Compartir con amigos.
Internet – elevisión.
Otras actividades fuera de casa.
Estar con la familia.
Orar – rezar.
Dormir.
Actividad Horas Día Horas Semana Horas Mes Nota
 . APREND ENDO A V V R EN LA FE
1. Experiencia de vida
En el siguiente cuadro encontrarás un listado de actividades, que general-
mente realizás, o que sería conveniente realizar constantemente. En las co-
lumnas laterales escribí la cantidad de horas que dedicás en el día a esa acti-
vidad, después en la semana y luego en el mes. 
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior agradecimos a Jesús su amor por cada uno de noso-
tros. Hoy queremos acoger la invitación que Jesús nos hace a compartir 
la fe en familia.
Si realizaron la actividad sugerida por el catequista, descubrieron algo 
como familia? Qué?
30
 Existe relación entre las horas dedicadas a cada actividad y el orden de 
importancia asignadas a cada una? Por qué sí? Por qué no?
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Lucas 10,38-42
Lector 1: «Jesús entró en un pueblo, y una mujer 
que se llamaba Marta lo recibió en su 
casa. Tenía una hermana llamada Ma-
ría, que sentada a los pies del Señor, es-
cuchaba su palabra. Marta, que estaba 
muy ocupada con los quehaceres de la 
casa, dijo a Jesús:
Lector 2 (Marta): «Señor, ¿no te importa que mi hermana 
me deje sola con todo el trabajo? Dile 
que me ayude.»
Lector 1: Pero el Señor le respondió:
Lector 3 (Jesús): «Marta, Marta, te inquietas y te agitas 
por muchas cosas, y sin embargo, una 
sola cosa es necesaria. María eligió la 
mejor parte, que no le será quitada.»
 Vamos a acercarnos, como en cada encuentro, a la Palabra que Dios 
pronuncia para nosotros. Vamos a poner el corazón en esta escucha para 
que Él ilumine lo que estamos dialogando de nuestras vidas. 
Para refl exionar y compartir:
 1. ¿Qué nos llama la atención del 
encuentro de Jesús con Marta y 
María? ¿Cómo acoge cada una a 
Jesús? ¿Por qué Jesús dice que María 
ha escogido la mejor parte?
 2. Si pensamos en las actividades que realizamos 
generalmente como familia, ¿disponemos de 
tiempo para el Señor Jesús? ¿Compartimos nuestra 
fe en familia? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Participamos 
en la Eucaristía dominical o estamos “demasiado 
ocupados”?
31
 Para profundizar:
 
 Jesús visita a Marta y Maríapara anunciarles su Buena Noticia, para entrar en diálogo con ellas.
 Ante esta iniciativa del Señor, el texto de San Lucas nos muestra cómo Marta acoge a Jesús, 
pero le cuesta darse un tiempo tranquilo para aprender de Él. María lo escucha como a un 
Maestro, poniéndose a sus pies. 
 Marta reclama a su hermana María y corre el riesgo de no escuchar el mensaje de Jesús, por 
estar tan ocupada en las labores cotidianas. María, en cambio, comprende lo importante que 
es estar al lado de Jesús y escuchar sus enseñanzas. Sin restar importancia a las tareas que 
hace Marta, comprende qué es lo más importante.
 Cada uno de nosotros está llamado a acoger al Señor, a darse tiempo en nuestra familia para 
escucharlo y servirlo. De tal manera que las múltiples actividades no ahoguen lo fundamental 
y para que juntos pongamos por obra su mensaje.
 En cada Eucaristía, Jesús nos habla por su Palabra y nosotros tenemos la posibilidad de 
«escuchar» atentamente su mensaje de vida y esperanza.
 3. La glesia actualiza la Palabra
 apa Juan ablo II, 
“Ángelus” del 22 de 
julio de 2001.
«El Evangelio de hoy nos propone el episodio de la visita de Jesús a Betania, a la casa de arta y 
 aría, hermanas de Lázaro. arta andaba atareada en muchos quehaceres, mientras que aría 
se hallaba sentada tranquilamente a los pies del aestro para escucharlo. A arta, que se queja-
ba porque su hermana no le ayudaba, Jesús le responde: " aría ha elegido la mejor parte, que no 
le será quitada" (Lc 10, 42).
Este episodio del Evangelio nos recuerda la primacía de la vida espiritual, la necesidad de alimen-
tarnos con la palabra de Dios para iluminar y dar sabor a las ocupaciones diarias. Es necesario 
recuperar el equilibrio entre el activismo y la contemplación, entre la prisa y los ritmos más natura-
les, y entre los numerosos ruidos y el silencio que fomenta la paz.»
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
A partir de lo que hemos compartido, defi namos aquello que queremos que 
la Virgen María nos ayude a guardar en el corazón. Aquello que estamos in-
vitados a vivir en nuestro hogar.
 V. PREPARANDO LA CATEQUES S FAM L AR
 María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
32
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
 Qué fue lo más importante del encuentro de hoy para transmitir a los hijos? 
 Cómo vamos a transmitirselo?
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 Actividad: 
 Confecciona con tus hijos un Horario Familia en el que se vayan anotando las distintas 
actividades que realizan los miembros de la familia. Luego, destaquen con algún color los 
momentos en que la familia está reunida y las actividades que realizan juntos.
 Una vez confeccionado el horario familiar, dialoguen en torno a las siguientes preguntas:
 ¿Qué nos muestra este horario? ¿qué es lo que más nos gusta de él? ¿por qué?
 ¿Qué diría Jesús de nuestro horario familiar?
 A partir de lo dialogado, pónganse de acuerdo en alguna actividad conjunta que se proponen 
realizar de aquí en adelante para acoger mejor la presencia de Jesús.
 Finalicen rezando todos juntos en voz alta la Oración a la Sagrada Familia del Papa Pablo VI:
Oración a la Sagrada Familia
Sagrada Familia de Nazareth: enseñanos el recogimiento, la interioridad. 
Danos la disposición de escuchar las buenas inspiraciones 
y las palabras de los verdaderos maestros; 
enseñanos la necesidad del trabajo, de la preparación, del estudio, 
de la vida interior personal, de la oración, que sólo Dios ve en lo secreto.
Enseñanos lo que es la Familia, su comunión de amor, 
su belleza simple y austera, su carácter sagrado e inviolable. 
Amén.
33
 Oración de envío:
 En nuestro encuentro, hemos experimentado la necesidad de acoger 
como familia a Jesús. Hemos experimentado la necesidad de aprender a 
escucharlo. Contemplemos el rostro de Jesús y hagamos silencio…
 Escuchemos nuevamente el texto de San Lucas. Escojamos una frase o una 
palabra de él y hagamos el ejercicio de repetir mentalmente y muchas veces 
esta frase o palabra (por ejemplo: «escuchar sus palabras»). 
 Finalicemos rezando en voz alta la Oración a la Sagrada Familia del Papa 
Pablo VI.
 Oración de envío:
34
Padre nuestro, que estás en el cielo.
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.
A. Síntesis del encuentro anterior
ENCUENTRO
5
 «JESÚS NOS INVITA A RECONOCERLO 
EN LA VIDA DE NUESTRA FAMILIA»
«Celebraban unas bodas…María dijo a Jesús: “No tienen vino” 
“Hagan todo lo que Él les diga...” “Llenen las tinajas de agua...“
 robó el agua convertida en vino. Todos creyeron en Él.»
 Jn 2,1.3.5.7-8.11)
 . ACOG DA
 . NUESTRO CAM NO
Oración inicial:
Ideas fundamentales del encuentro anterior
35
1. Experiencia de vida
Historia tomada de un libro del sacerdote y escritor español José Luis Martín Descalzo.
B. Encuentro de Catequesis Familiar
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior, acogimos la invitación del Señor Jesús a compartir 
la fe en familia. Hoy queremos descubrir la presencia amorosa y activa de 
Dios, que nos constituye como familia cristiana.
 Cómo resultó la actividad en familia?
Si realizaron la actividad sugerida por el catequista: 
 Cómo resultó la confección del Horario Familiar? 
 Descubrieron algo como familia?
 . APREND ENDO A V V R EN LA FE
«Un misionero solía contar una historia emocionante: visitando una leprosería en una isla del Pacífi co se sorpren-
dió de que, entre tantos rostros, muertos y apagados, hubiera alguien que había conservado unos ojos claros y 
luminosos que aún sabían sonreír y que se iluminaban con un «gracias» cuando le ofrecían algo. Entre tantos 
cadáveres ambulantes, sólo aquel hombre se conservaba humano. Cuando preguntó qué era lo que mantenía 
a este pobre leproso tan unido a la vida, alguien le dijo que observara su conducta por las mañanas. Y vio que, 
apenas amanecía, aquel hombre acudía al patio que rodeaba la leprosería y se sentaba enfrente del alto muro de 
cemento que la rodeaba. Y aparecía durante unos cuantos segundos otro rostro, una cara de mujer, vieja y arru-
gadita, que sonreía. Entonces el hombre comulgaba con esa sonrisa y sonreía también. Luego el rostro de la mujer 
desaparecía y el hombre, iluminado, tenía ya alimento para seguir soportando una nueva jornada y para esperar 
a que mañana regresara el rostro sonriente. Era -le explicaría después el leproso- su mujer. Cuando le arrancaron 
de su pueblo y le trasladaron a la leprosería, la mujer le siguió hasta el poblado más cercano. Y acudía cada ma-
ñana para continuar expresándole su amor. Al verla cada día, comentaba el leproso, sé que todavía vivo.»
36
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Juan 2,1-12
 Qué nos llama la atención de la lectura que acabamos de escuchar?
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
 Hoy, vamos a escuchar un hecho que nos relata el Evangelista San 
Juan. Recordemos que San Juan tiene mucho interés en mostrarnos 
a Dios como Padre, y darnos a conocer su proyecto de amor para la 
humanidad.
 Como siempre, los textos de la Sagrada Escritura requieren de nosotros 
una actitud de apertura a Dios, que quiere hablarnos a través de su 
Palabra y de los acontecimientos en la vida.
Lector 1: «Se celebraron unas bodas en aná de 
Galilea y la madre de Jesús estaba allí. 
 Jesús también fue invitado con sus 
discípulos. omo faltaba vino, la 
madre de Jesús le dijo:
Lector 2 - María: “No tienen vino”. 
Lector 1: Jesús le respondió:
Lector 3 - Jesús: “Mujer, ¿qué tenemos que ver 
nosotros? Mi hora no ha llegado 
todavía”.
Lector 1: Pero su madre dijo a los sirvientes.
Lector 2 - María: “Hagan todo lo que Él les diga”.Lector 1: Había allí seis tinajas de piedra 
destinadas a los ritos de purifi cación 
de los judíos, que contenían unos 
cien litros cada una. Jesús dijo a los 
sirvientes.
Lector 3 - Jesús: “Llenen de agua estas tinajas”.
Lector 1: Jesús les pide.
Lector 3 - Jesús: “Saquen ahora y lleven un poco 
al encargado del banquete”.
Lector 1: Así lo hicieron. El encargado 
probó el agua cambiada en vino 
y, como ignoraba su origen, 
aunque lo sabían los sirvientes 
que habían sacado el agua, 
llamó al esposo y le dijo:
Lector 4 - Encargado: “Siempre se sirve primero el 
buen vino y, cuando todos 
han bebido bien, se trae el de 
calidad inferior. Tú, en cambio, 
has guardado el buen vino 
hasta este momento”.
Lector 1: Éste fue el primero de los signos 
de Jesús, y lo hizo en aná de 
Galilea. Así manifestó su gloria, y 
sus discípulos creyeron en Él.»
37
Para refl exionar y compartir:
 1. ¿Qué nos llama la atención del relato? ¿En qué 
situación de la vida se produce el milagro? 
¿Cuál es la actitud de María y de Jesús ante 
la difi cultad que se produce? ¿Qué gestos de 
amor descubrimos en el relato del Evangelio?
 2. ¿Qué hay de agua en tu vida familiar 
que debe ser transformado en vino por 
Jesús? ¿Qué gestos de amor de Jesús 
descubrimos en nuestra vida?
 Para profundizar:
 En Caná de Galilea, se celebra una boda. Jesús y su madre participan de ella, 
acompañan a los novios, con su presencia y preocupación. Comparten su 
alegría y el gozo de la fi esta. María se da cuenta de que se ha acabado el vino y 
discretamente acude a su hijo Jesús para manifestarle esta situación. 
 Jesús atiende esta necesidad y convierte el agua en vino, para que no se detenga 
la fi esta, pero sobre todo, para manifestarnos simbólicamente que en la nueva 
Alianza que Él inaugura con la humanidad, nunca faltará el vino porque se nos 
regalará el vino del Espíritu. El vino que es símbolo del amor, de la alegría. El vino 
que es el mismo Jesús que se entrega por la humanidad, que derrama su sangre, 
que entrega su vida por ella.
 Dios, que es amor infi nito, y que nos amó primero, está siempre pendiente de 
nuestras vidas, de nuestras situaciones, de nuestras familias. Sus gestos de amor 
para con nosotros, nos rodean por todos lados. Es necesario agudizar el oído, la 
visión, el corazón para descubrirlos, admirarnos y vivir agradecidos.
 La familia cristiana es la escuela en donde aprendemos a reconocer y vivir la 
presencia de Jesús, los gestos de su amor, su invitación constante a cambiar el 
agua en vino, a descubrir nuestras realidades, con sus luces y sus sombras, y a 
transformarlas en el vino de su amor. 
 En la Eucaristía reconocemos el gesto de amor por excelencia. Jesús se nos regala 
por completo. En su Cuerpo y Sangre, en el Pan y el Vino consagrados, se hace 
comida y bebida para nuestra salvación.
3. La glesia actualiza La Palabra
 apa Juan ablo II, 
Exhortación Apostólica 
Pastores regis (16 de 
octubre de 2003).
«Contemplemos, pues, a Jesús en este gesto que parece darnos la clave para comprender su pro-
pio ser y su misión, su vida y su muerte. Contemplemos además el amor de Jesús, que se traduce 
en acción, en gestos concretos. El gesto de Jesús indica un amor completo, en el contexto de la 
institución de la Eucaristía y en la clara perspectiva de su pasión y muerte. Un gesto que revela 
el sentido de la Encarnación y, más aún, de la esencia misma de Dios. Dios es amor y por eso ha 
asumido la condición de siervo: Dios se pone al servicio del hombre para llevar al hombre a la 
plena comunión con Él.»
38
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
El relato del Evangelio nos habla de gestos y de opción de amor. A partir de 
ello ¿qué queremos que la Virgen María nos ayude a guardar en el corazón?
 V. PREPARANDO LA CATEQUES S FAM L AR
 María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
 Qué vamos a transmitir a nuestros hijos del encuentro de hoy?
 Cómo lo haremos?
C. Propuesta de Catequesis Familiar 
 Actividad: 
 Los integrantes de la familia recortan en papel fi guras de la silueta humana. Una 
por cada integrante de la familia y una extra. Poner el nombre en cada fi gura.
 Cada uno va colocando una fi gura en el centro y todos los demás miembros de 
la familia van expresando en voz alta gestos o actitudes en que ellos perciben 
que esa persona manifi esta su amor y preocupación por ellos. Estos gestos se van 
anotando en la silueta. 
39
 Oración de envío:
 Hoy, hemos re-descubierto los infi nitos gestos de amor que Dios y 
nuestra familia nos regalan a diario. 
 antos gestos de amor requieren, de nuestra parte, que nos esmeremos 
en hacer lo mismo para quienes nos aman, para quienes se acercan a 
nosotros y particularmente para Dios, que nos ama más que nadie.
 Contemplemos su rostro. Fijemos la mirada en Él. Hagamos silencio…
 omemos el corazón en el que pusimos los nombres de nuestra familia 
y escribamos al reverso: ¡GRACIAS, SEÑOR, POR MI FAMILIA!
 Encomendamos a la Virgen María a cada uno de los nuestros. Ella 
nos presenta siempre a Jesús, como una Madre siempre atenta a las 
necesidades de sus hijos.
 Digamos juntos: «DIOS E SALVE MARÍA…».
 Se va dejando la silueta en el centro: luego se coloca otra y se va repitiendo lo 
mismo. Se ubican las siluetas una junto a la otra para que, al fi nalizar, podamos 
observar la unión de gestos de cariño y amor que cada uno aporta a la vida 
familiar.
 Una vez que se han completado las siluetas, se leen en voz alta todos los gestos de 
amor de la familia.
 Luego, entre todos rellenan la silueta extra, en la que se anota el nombre de Jesús. 
 odos pueden ir aportando gestos de amor de Jesús para cada uno y para la 
familia, por ejemplo: nos regala la salud, amor, etc.
 Esta actividad resalta el Gesto de Amor por excelencia, la entrega total de Jesús 
por amor a la humanidad que se actualiza en cada Eucaristía, en donde se vuelve 
a ofrecer al Padre por amor a cada uno de nosotros. 
 Cuando lo han completado, se toman de las manos y a rezan la oración de la familia 
cristiana: PADRE NUES RO…
 Pueden fi nalizar dándose un abrazo y un beso cada uno.
 Hoy, hemos re-descubierto los infi nitos gestos de amor que Dios y 
 antos gestos de amor requieren, de nuestra parte, que nos esmeremos 
en hacer lo mismo para quienes nos aman, para quienes se acercan a 
 Contemplemos su rostro. Fijemos la mirada en Él. Hagamos silencio…
 omemos el corazón en el que pusimos los nombres de nuestra familia 
y escribamos al reverso: ¡GRACIAS, SEÑOR, POR MI FAMILIA!
 Encomendamos a la Virgen María a cada uno de los nuestros. Ella 
40
«Salmo de los Padres»
«Padre Bueno, Padre de toda la humanidad, 
ayudanos a entender que nuestra paternidad es una extensión de la tuya; 
que podamos verte como un Padre amoroso y comprensivo.
Ayudanos a estar cercanos a nuestros hijos, a saberlos escuchar 
y sobre todo a decirles las palabras justas que necesiten conforme a su edad y situación, 
para que ellos se construyan a sí mismos en las personas que querés que sean.
Ayudanos a entender a nuestros hijos, a amarlos como Vos los amás. 
Enseñanos a conducirlos por el camino de la verdad, la justicia y el amor.
Te pedimos que tu amor de Padre esté en nuestro corazón, 
para que podamos amar a nuestros hijos como querés que sean amados.
Danos valor para enfrentar las dificultades que la vida nos presenta 
y la fortaleza para sostener a nuestros hijos.
Que nuestros hijos, Señor, conozcan a tu Hijo y que a través de Él, 
puedan crecer en sabiduría y sobre todo hacerse hombres y mujeres de bien.
Te lo pedimos por medio de tu Hijo Jesús y por las manos de aría nuestra adre, 
que Ella nos cubra con su manto y nos enseñe a ser padres y madres conforme 
a tu corazón de Padre.»
Amén.
ENCUENTRO
6
«JESÚS NOS INVITA A COM ARTIR LA FE 
CON NUESTROS HIJOS»
«“Dejen quelos niños vengan a mí, no lo impidan,
porque de los que son como ellos es el Reino de Dios.”
Entonces Jesús los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.»
 Mc 10,13.16)
 . ACOG DA
Oración inicial:
41
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior hablamos de la importancia de reconocer la presencia de Je-
sús y sus gestos de amor en nuestras familias. Hoy queremos reconocer el amor pre-
ferencial de Jesús por los niños y reavivar nuestra misión de educarlos en la fe.
A. Síntesis del encuentro anterior
 . NUESTRO CAM NO
Ideas fundamentales del encuentro anterior
B. Encuentro de Catequesis Familiar
 Pudieron realizar la actividad sugerida?
Si realizaron la sugerida por el catequista: Descubrieron los gestos de amor 
que vive la familia?
 Qué les llamó la atención de la actividad?
42
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Marcos 10,13-16
1. Experiencia de vida
Canción de José Luis Perales:
 . APREND ENDO A V V R EN LA FE
QUE CANTEN LOS NIÑOS 
Que canten los niños, que alcen la voz
que hagan al mundo escuchar;
que unan sus voces y lleguen al sol,
en ellos está la verdad.
Que canten los niños que viven en paz
y aquellos que sufren dolor;
que canten por esos que no cantarán,
porque han apagado su voz.
Yo canto para que me dejen vivir,
yo canto para que sonría mamá;
yo canto porque sea el cielo azul,
y yo para que no me ensucien el mar.
Yo canto para los que no tiene pan,
yo canto para que respeten la flor;
yo canto porque el mundo sea feliz,
y yo canto para no escuchar el cañón.
Que canten los niños que alcen la voz…
Que canten los niños que viven en paz…
Yo canto porque sea verde el jardín,
y yo para que no me apaguen el sol;
yo canto por el que no sabe escribir,
y yo por el que escribe versos de amor.
Yo canto para que se escuche mi voz,
y yo para ver si les hago pensar;
yo canto porque quiero un mundo feliz,
y yo por si alguien me quiere escuchar.
Que canten los niños que alcen la voz…
Que canten los niños que viven en paz… 
 Cada uno defi na en una sola idea el mensaje de la canción. 
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
Lector 1: Le trajeron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los 
discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo:
Lector 2 – Jesús: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, 
porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les 
aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño no 
entrará en él».
Lector 1: Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
 Vamos a escuchar ahora una Buena Noticia 
dirigida a nuestras vidas. Esta vez nos la cuenta 
San Marcos, el más antiguo de los cuatro 
Evangelios y en el cual apreciamos un 
gran interés por mostrarnos quién es 
realmente Jesús.
43
Para refl exionar y compartir:
 Jesús mismo nos dice que aprendamos de los niños. Anotemos en el 
siguiente recuadro una característica positiva de cada uno de nuestros hijos.
 1. ¿Qué nos llama la atención del relato? 
¿Cuál es la actitud de los discípulos 
con los niños? ¿Qué hace y qué dice 
Jesús? ¿Por qué?
Para profundizar:
 En el texto que acabamos de escuchar, los discípulos se enojan con los niños y Jesús 
se enoja con los discípulos. Les da una enseñanza de lo que deben aprender de ellos. 
Los niños son merecedores de respeto y de cariño; tienen libre acceso a Jesús; nadie 
lo puede impedir. Además, para San Marcos, los niños son ejemplo de cómo acoger 
el Reinado de Dios, quizás por la sencillez sin prejuicios, o por el abandono confi ado, 
o bien por el espíritu fi lial (de hijos) que se revela en ellos.
 Cada uno de nosotros debe acoger a los hijos (nietos, sobrinos, etc.) como un Don de 
Dios y asumir amorosa y responsablemente la misión de educarlos en la fe, siendo 
mediadores en el encuentro con Jesús.
 Los niños se manifi estan como los predilectos de Jesús, pide que los dejen acercarse 
a Él. Ayudarlos a conocer y amar a Jesús es asumir un compromiso por su felicidad, 
por su crecimiento. Es asumir una misión que el Señor nos regala.
 En este camino de la catequesis familiar, la celebración de la Eucaristía es el momento 
donde Jesús se nos da como regalo. Él espera nuestra acogida, quiere bendecir 
nuestras vidas.
 2. ¿Cómo ayudamos a nuestros hijos a encontrarse 
con Jesús? ¿Qué obstáculos ponemos, a veces, 
para que ellos se acerquen a Jesús? ¿Por qué 
hemos querido que los niños se acerquen a Jesús 
en la Catequesis? ¿Cómo nos invitan los niños a 
vivir la fe?
3. La glesia actualiza la Palabra
 apa Juan ablo II, 
Exhortación Apostólica 
Familiaris Consortio, sobre la 
Misión de la Familia Cristiana 
en el mundo actual, 22 de 
noviembre de 1981.
«En virtud del ministerio de la educación los padres, mediante el testimonio de su vida, son 
los primeros mensajeros del Evangelio ante los hijos. Es más, rezando con los hijos, dedi-
cándose con ellos a la lectura de la Palabra de Dios e introduciéndolos en la intimidad del 
Cuerpo -eucarístico y eclesial- de Cristo mediante la iniciación cristiana, llegan a ser plena-
mente padres, es decir, engendradores no sólo de la vida corporal, sino también de aquella 
que, mediante la renovación del Espíritu, brota de la Cruz y Resurrección de Cristo.»
44
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
Ya sabemos que, mirando a María, aprendemos a ser discípulos de su Hijo Je-
sús. Ella, que supo escuchar a su Hijo en todo momento, nos ayude a guardar 
sus enseñanzas en nuestros corazones. 
 V. PREPARANDO LA CATEQUES S FAM L AR
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
 María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
 Qué queremos transmitir a nuestros hijos e hijas?
 Cómo podríamos hacerlo?
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 Actividad: 
 Recuerda que la Catequesis Familiar es una oportunidad que Dios regala para que cada 
uno comprenda y se comprometa a transmitir la fe a los hijos (nietos, sobrinos, etc.). 
 Proponemos para cada encuentro una actividad a realizar, en caso de que no hayan 
defi nido otra con tu grupo.
45
 Oración de envío:
 Contemplemos el rostro de Jesús y mentalmente vayamos imaginando el 
rostro de nuestros hijos.
 Pasemos del rostro de Jesús al de los hijos y viceversa.
 Imaginemos que Jesús los abraza y los bendice fi jándonos en cómo lo 
hace y qué les dice.
 Ubiquémonos en parejas y manifestemos el amor hecho bendición de 
Jesús.
 Cada uno bendice al otro haciendo la señal de la cruz en su frente y 
diciéndole algo que Jesús le desearía.
 Para fi nalizar, nos damos un abrazo y nos deseamos la paz en nombre de 
Jesús. 
 La familia se reúne en torno al altar familiar.
 Conversen acerca de las razones que tuvieron para iniciar este camino de catequesis 
familiar de iniciación a la vida eucarística, y lo importante que será que conozcan y 
amen a Jesús.
 Busquen entre todos algunas actividades en las que como familia, puedan crecer en el 
conocimiento y amor de Jesús.
 Practiquen como familia la hermosa costumbre de bendecir a los hijos (nietos, 
sobrinos, etc.). Bendecir es «decir bien», desear el bien en nombre de Jesús. Pueden 
hacerlo al acostarse, al salir de casa, o en un momento importante para la familia.
 Se hacen uno al otro la señal de la cruz en la frente mientras dicen:” e quiero y deseo 
que Jesús te bendiga”.
 Se disponen a recibir la bendición de Dios en la Eucaristía dominical.
46
 nidad 3
Jesucristo da 
cumplimiento a 
la obra salvadora
de Dios
 nidad 3
Jesucristo da 
cumplimiento a 
la obra salvadora
de Dios
Jesucristo da 
cumplimiento a 
la obra salvadora
de Dios
ENCUENTRO
7
«DIOS NOS CREÓ ARA LA COMUNIÓN»
«El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz 
un aliento de vida. Así el hombre se covirtió en un ser viviente. Luego el Señor 
Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: 
“¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!”»(Gn 2,7.22-23)
 . ACOG DA
Oración inicial:
 Oramos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 Disponemos el corazón para mirar el proyecto creador de Dios 
 en nuestras vidas. Es un momento para agradecer el regalo de su 
 amor que nos llama a la existencia y nos mantiene en ella. ambién 
 es ocasión para mirar con ojos agradecidos el regalo de su obra creadora.
 Oramos con un extracto del «Cántico de las criaturas» que la Iglesia entona
 con alegría todos los domingos en su liturgia.
CÁNTICO DE LAS CRIATURAS
Criaturas del Señor, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendigan al Señor;
cielos, bendigan al Señor.
Fuego y calor, bendigan al Señor;
fríos y heladas, bendigan al Señor.
Rocíos y nevadas, bendigan al Señor;
témpanos y hielos, bendigan al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
 ontes y cumbres, bendigan al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
 anantiales, bendigan al Señor;
mares y ríos bendigan el Señor.
Cetáceos y peces, bendigan al Señor;
aves del cielo, bendigan al Señor.
Hijos de los hombres, bendigan al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo.
Amén.
 Oramos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 es ocasión para mirar con ojos agradecidos el regalo de su obra creadora.
 Oramos con un extracto del «Cántico de las criaturas» que la Iglesia entona
49
 . NUESTRO CAM NO
 . APREND ENDO A V V R EN LA FE
A. Síntesis del encuentro anterior
B. Encuentro de Catequesis Familiar
Ideas fundamentales del encuentro anterior
 Cómo les fue con la actividad que realizaron en familia? 
Si realizaron la actividad propuesta por el catequista: Encontraron alguna que los 
ayude a crecer como familia? Pudieron realizar la bendición?
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior reconocimos el amor preferencial de Jesús por los niños y reavivamos 
nuestra misión de educarlos en la fe. Hoy queremos admirar la bondad de la creación de Dios y 
agradecer que Él nos haya llamado a la vida y la comunión.
1. Experiencia de vida
 Formen un grupo con otros papás y mamás y elaboren lo que sería la portada de un diario o 
revista de actualidad. Esta portada debe tener cualquier tipo de noticias acerca de: 
- La relación del hombre con la naturaleza.
- La relación de Dios con la naturaleza.
 Luego, entre todos, eligen las noticias que más les impacten o llamen la atención, comentando 
 por qué.
50
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
 El primer Libro que encontramos en la Sagrada 
Escritura es el Libro del Génesis. En él se nos 
relatan, de modo simbólico, los comienzos 
del mundo creado. La Creación es también el 
comienzo del eterno diálogo que Dios quiso 
entablar con la humanidad. La eterna amistad 
que Dios ha querido ofrecernos. Sigamos la 
lectura del texto con mucha atención.
«Cuando el Señor Dios hizo el cielo y 
la tierra, aún no había plantas ni había 
brotado la hierba, porque el Señor Dios 
todavía no había hecho llover sobre la 
tierra, ni había nadie que la trabajara. 
Sin embargo, de la tierra salía agua que 
regaba todo el terreno.
El Señor Dios modeló al hombre con 
arcilla del suelo y sopló en su nariz un 
aliento de vida. Así el hombre se convirtió 
en un ser viviente.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al 
Oriente, y puso allí al hombre que había 
formado.
El Señor Dios dijo: “No conviene que el 
hombre esté solo. Voy a hacerle una 
ayuda adecuada”.
Entonces el Señor Dios modeló con 
arcilla del suelo a todos los animales del 
campo y a todos los pájaros del cielo, 
y los presentó al hombre para ver qué 
nombre les pondría. Porque cada ser 
viviente debía tener el nombre que le 
pusiera el hombre.
† Lectura del Libro del Génesis 2,4b-8.18-23:
51
Para refl exionar y compartir:
 Para profundizar:
 El Hombre y la Mujer fueron creados a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,27). 
La imagen que utiliza el autor del texto del Génesis es la que conoce la ciencia de 
la época. Su principal interés no es científi co sino de fe. Su acento está puesto en 
mostrarnos dos principios que ejercen su acción en el relato: el aliento de Dios 
que da vida al ser humano y la invitación a vivir en comunión, creando primero 
animales, pero luego a la mujer como signo de la vinculación fraterna de todas las 
personas. 
 Por esta acción de Dios, toda la Creación es buena y bella. Es armoniosa y tiene 
su coronación en la creación de la humanidad. Hombre y Mujer aparecen como 
imagen del Creador por el señorío recibido. Aparecen como interlocutores de 
Dios, llamados desde siempre a un diálogo con Él, y a vivir en la plenitud de su 
amor. 
El hombre puso un nombre a todos los animales 
domésticos, a todas las aves del cielo y a todos 
los animales del campo; pero entre ellos no 
encontró la ayuda adecuada.
Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el 
hombre un profundo sueño, y cuando éste se 
durmió, tomó una de sus costillas y cerró con 
carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que 
había sacado del hombre, el Señor Dios formó 
una mujer y se la presentó al hombre.
El hombre exclamó:
“¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de 
mi carne!”»
 1.- ¿Qué me llama la atención del relato? 
¿Cómo Dios le da vida al hombre? 
¿Qué signifi ca la expresión: «¡Esta sí 
que es hueso de mis huesos y carne 
de mi carne!?»
 2.- ¿Qué me hace pensar que, para Dios, sea 
tan importante la compañía de las demás 
personas y la comunión entre ellas? ¿A qué 
te compromete el saber que Dios puso a las 
demás personas como compañeros y amigos? 
52
 Esta plenitud, para la cual fuimos creados, se manifi esta plenamente en la persona 
de Jesucristo. Su vida y sus enseñanzas, su muerte y resurrección, restablecerán 
para siempre la armonía original del proyecto creador de Dios Padre para el mundo 
y la humanidad.
 En Jesús y por Jesús, hombres y mujeres podemos mirar nuestra vida como 
proyecto originario de Dios. Podemos descubrir en ella los signos de Dios que nos 
revelan el querer del Padre para nosotros.
 Somos parte de esta maravillosa, armoniosa y bella obra de Dios. En la historia que 
vivimos y creamos, debemos desplegar el ser imagen y semejanza del Creador, 
señores al cuidado de la Creación. Nuestra historia puede y debe ser respuesta 
al diálogo que Dios quiso entablar con nosotros. Una respuesta a su llamado a la 
plenitud.
 Participar de la Eucaristía es participar de esta plenitud. En ella toda la Creación 
participa de la vida de Dios, vive la comunión para la que fue creada. En el pan y 
en el vino, convertidos en Cuerpo y Sangre de Jesús, todo el mundo creado y cada 
uno de nosotros, comulga con el designio de plenitud del Padre.
3. La glesia actualiza la Palabra
«La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con 
Dios. Desde su nacimiento, el hombre es invitado al diálogo con Dios. Existe pura y simplemen-
te por el amor de Dios, que lo creó, y por el amor de Dios, que lo conserva. Y sólo se puede decir 
que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se confía por en-
tero a su Creador.
El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Cristo, que es ima-
gen de Dios invisible es también el hombre perfecto.»
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
Le pedimos a la Virgen María nos ayude a llevar a plenitud el designio crea-
dor de Dios en nuestras vidas.
Concilio Vaticano II, 
Constitución astoral
 «Los gozos y las 
esperanzas» 
( audium et Spes),
 n° 19.
 María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
 V. PREPARANDO LA CATEQUES S FAM L AR
53
 Se repite para cada miembro del grupo familiar, fi nalmente se dice de la familia:
Dijo Dios, 
«Que exista la familia
y tenga las siguientes cualidades:

Continuar navegando