Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
l Señor sale a nuestro encuentro libro d l cat quista d los padr s Arquidiócesis de ahía lanca ítulo de la obra: El Señor sale a nuestro encuentro • Guía del catequista de padres • 2 ISBN ISBN 978-987-1931-25-5 SEGUNDA REIMPRESIÓN © 2012, INPAS © 2012, PPC Argentina S.A. Puede imprimirse onseñor Guillermo José Garlatti Arzobispo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca 11 de Marzo de 2013 C Cono Sur Av. Callao 410 piso 2 C1022AAR | Ciudad Autónoma de Buenos Aires • República Argentina t: +54 11 4000.0400 / f: +54 11 4000.0429 www.ppc-editorial.com.ar e-mail de contacto: ventas@ppc-editorial.com.ar Queda hecho el depósito que marca la Ley 11723. Impreso en Imprenta Nexo, abaré 2744, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina Libro de edición argentina - ade in Argentina Impreso en Argentina / Printed in Argentina No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Empresa asociada a la Cámara Argentina del Libro resentación on gran satisfacción y fuerte esperanza presento a nuestra Arquidiócesis de Bahía Blanca la implementa- ción del programa catequístico l Señor sale a nuestro encuentro. Se trata de un proyecto de catequesis fami- liar de iniciación a la vida eucarística, propuesta en dos etapas, constituida por ocho libros en total (libro de los niños, libro del catequista de niños; libro de los padres y libro del catequista de los padres, para cada etapa) y en- riquecida por una gran cantidad de recursos y contactos a través de internet e instancias formativas permanentes de distinto tipo. on ello estaremos dando un paso importante en el camino trazado por los pastores reunidos en la Vª on- ferencia General del Episcopado Latinoamericano y del aribe en Aparecida. Allí se señala que Se impone la tarea irrenunciable de ofrecer una modalidad operativa de iniciación cristiana que, además de marcar el qué, dé tam- bién elementos para el quién, el cómo y el dónde se realiza. Así, asumiremos el desafío de una nueva evangelización, a la que hemos sido reiteradamente convocados» (287). atequesis y nueva evangelización: éstos son los ejes y desafíos. Tenemos entre manos una posibilidad de evangelizar que, como respuesta a los nuevos tiem- pos y en sintonía con la enseñanza de los Pastores, se propone como objetivo general “desarrollar una Ca- tequesis de Iniciación a la Vida Eucarística en la que la familia viva un proceso de encuentro y de amistad con Jesucristo, en el que reconozca la invitación que Él nos hace a la conversión y a vivir en la Iglesia el discipu- lado y la misión” (ibd). Al respecto la Exhortación Apostólica Verbum do- mini señala que “un momento importante de la anima- ción pastoral de la Iglesia en el que se puede redescubrir adecuadamente el puesto central de la Palabra de Dios es la catequesis, que, en sus diversas formas y fases, ha de acompañar siempre al Pueblo de Dios” (74). En línea con lo propuesto en la Catechesi tradendae, “la acción catequética de la familia tiene un carácter pe- culiar y —en cierto sentido— insustituible”, algo que ha sido subrayado con razón por la Iglesia, especial- mente por el oncilio Vaticano II. “Esta educación en la fe, impartida por los padres —que debe comenzar desde la más tierna edad de los niños— se realiza ya cuando los miembros de la familia se ayudan unos a otros a crecer en la fe por medio de su testimonio de vida cristiana, a menudo silencioso, mas perseverante a lo largo de una existencia cotidiana vivida según el Evangelio” (68). La catequesis familiar, en efecto, precede, acompaña y enriquece toda otra forma de catequesis. Y no pocas ve- ces la “iglesia doméstica” es el único ámbito en donde los niños pueden recibir una auténtica catequesis. A propósito de la importancia de la “calidad” de la catequesis para la nueva evangelización y el desarrollo armónico de la vida de la fe, la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi pone de manifi esto que “el esfuer- zo de evangelización será grandemente provechoso … si los catequistas disponen de textos apropiados, puestos al día sabia y competentemente, bajo la autoridad de los obispos. Los métodos deberán ser adaptados a la edad, a la cultura, a la capacidad de las personas, tratando de fi jar siempre en la memoria, la in- teligencia y el corazón las verdades esenciales que debe- rán impregnar la vida entera” (44). 4 Afortunadamente, l Señor sale a nuestro en- cuentro constituye un proyecto catequístico muy rico y probado, vivo, potente, fundado en la experiencia de comunidades en permanente actitud crítica y renovación metodológica, sensible a los cambios socioculturales, y atenta a los signos de los tiempos. Un proyecto que cuen- ta ya con cincuenta años de historia. “Ante todo, es menester preparar buenos catequistas”, afi rma la Evangelii Nuntiandi; catequistas parroquiales, instructores y padres, deseosos de perfeccionarse en este “arte superior, indispensable y exigente que es la en- señanza religiosa” (ibd). on enorme alegría pongo en manos de los cate- quistas, padres de familia y agentes de pastoral este atecismo, dirigido principalmente a la Arquidiócesis de Bahía Blanca, pero ofrecido también como un servi- cio a quienes estén dispuestos a asumir el compromiso de hacer realidad el mandato Jesús: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia” (Mc. 16,15). + Monseñor Guillermo José Garlatti Arzobispo de Bahía Blanca 5 Nuestras primeras palabras al presentar el Segundo Año de Catequesis Familiar son de profun- da gratitud al Señor Jesucristo quien, con la fuerza del Espíritu, ha inspirado este trabajo y nos ha ben- decido en cada una de sus etapas de desarrollo. En segundo lugar queremos expresar, con el mismo afecto, nuestra gratitud a tantos cate- quistas que recibieron con cariño, responsabilidad y alegría este nuevo proyecto. Queridos amigos y amigas, el esfuerzo que dedicaron a conocer e im- plementar esta nueva propuesta catequística fue para las comunidades y para nosotros un verdadero regalo. Con la presentación del texto de segundo año, queremos dar un paso más en este camino de renovación de la Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística. En la presente introducción asumimos los fundamentos de la Catequesis Familiar ya expuestos en la Introducción al Libro de Primer Año. Queremos ahora señalar los aportes específi cos del Segundo Año, teniendo así una visión completa del proceso catequístico que estamos desarrollando. Vivir la celebración de la Eucaristía como experiencia de comunión con Jesucristo, quien, por el don de su Espíritu Santo, nos hace miembros de la Iglesia y partícipes de su vida y misión en el mundo.” Durante el segundo año queremos que las familias puedan conocer y valorar el sacramento de la Eucaristía como uno de los lugares privilegia- dos de encuentro con Cristo, de modo que, a partir del encuentro con Jesús, la vida personal, familiar, eclesial, social se vea impregnada de los valores del Evangelio. En el fondo, queremos que los miembros de las familias que participen en este proceso cate- quístico se constituyan en “cristianos eucarísticos” que celebran lo que viven y viven lo que celebran. • Desarrollo al como ocurre durante el primer año, las etapas del Catecumenado constituyen el telón de fondo del desarrollo de los objetivos y contenidos catequísticos del segundo año. Para lograr estos objetivos se han desarrollado las dos últimas etapas del Catecumenado. La tercera etapa se llama “Jesús nos invita a ser uno con Él. El isterio pascual en nuestra vida: Familias enviadas por Cristo”. La catequesis se centra aquí en el anuncio de Jesucristo que nos llama a ser uno con Él, invitándonos a compartir su vida y sumisión. De este modo las familias irán preparando el camino para que Jesús entre sacramentalmente en sus vidas a través de la comunión eucarística. Irán también asumiendo paulatinamente toda la riqueza del discipulado que se proyecta necesariamente en la dimensión misionera que Cristo entregó a todo bautizado. Esta etapa comprende nueve encuentros estructurados sobre tres grandes unidades: “Jesús nos amó hasta el extremo”, “Jesús nos invita a partici- par de su vida”, “La Iglesia vive de la Eucaristía”. Inclu- ye además tres celebraciones. La primera inaugura el segundo año. La segunda nos invita a renovar el Bautismo, recibir el Credo y ofrece, además, la posi- bilidad de bautizar a los niños que, por diferentes razones, no han recibido este sacramento. La etapa concluye con la cuarta celebración centrada en la fi gura de la Virgen María, primera tes- tigo y colaboradora de la obra de Dios. Esta celebra- ción es una incorporación original de este proceso catequístico. No está presente en el catecumenado INTRODUCCIÓN AL SEGUNDO AÑO DE LA CATEQUESIS FAMILIAR DE INICIACIÓN A LA VIDA EUCARÍSTICA “EL SEÑOR SALE A NUESTRO ENCUENTRO” 6 primitivo ni tampoco en procesos catequísticos ante- riores. Busca realizar una conclusión mariana al tema de la novena unidad: “La Iglesia vive de la Eucaristía” y de las unidades que conforman la sección. Jesús nos invita a ser uno con Él siguiendo el ejemplo de María de Nazaret. Ella es la “mujer eucarística” por excelen- cia. La que mejor vive la relación de comunión con su Hijo y quien mejor puede ayudar a las familias a llevar una vida en comunión con Él. La cuarta etapa, “El Señor nos regala su Espíritu y nos envía. La vivencia de la fe en la isión: Familias servidoras del Reino”, corresponde a la di- mensión mistagógica, es decir, busca profundizar la experiencia que se vive con la recepción de los sacramentos. Constituye al mismo tiempo una in- troducción a la vida comunitaria de la Iglesia. El foco catequístico quiere mostrar cómo Jesucristo nos re- gala su Espíritu, para responder a nuestra vocación común a la santidad y nos envía a la misión. La etapa procura desarrollar los contenidos de la fe en forma vital impregnándolos de la vocación misionera pro- pia de la vida cristiana madura. El centro catequísti- co de esta etapa busca que las familias se vuelvan servidoras del Evangelio por la acción del Espíritu Santo, que las envía a dar testimonio de la fe en la Iglesia y en medio del mundo. Esta etapa incluye nueve encuentros, agrupados en las unidades: “El Espíritu Santo san- tifi ca a la Iglesia”, “El Espíritu Santo anima la misión de la Iglesia” y “Una Iglesia que peregrina en la espe- ranza”. Comprende, además, un Retiro de Agradeci- miento y llamado y la última celebración “Discípulos misioneros”, para expresar nuestra acción de gracias por el camino recorrido y nuestro compromiso de incorporación plena a la vida y misión de la Iglesia. Acercándose el término de la Catequesis Familiar, queremos bendecir al Padre por todos los dones y benefi cios recibidos en este proceso de iniciación a la Vida Eucarística y discernir el llamado particular que Jesús hace a cada uno de los miembros de la familia, ya como discípulos misioneros. El itinerario completo del Segundo Año que- da como se ve en el cuadro de la página siguiente. • etodología Hemos mantenido la misma estructura del desarrollo de los Encuentros que propusimos para el Primer Año: I. Acogida; II. Nuestro camino; III. Aprendiendo a vivir en la fe; IV. reparando la Catequesis Familiar (Padres) – Celebremos nues- tro encuentro con Jesús (Niños). Con todo, nos ha parecido oportuno intro- ducir algunas mejoras con el fi n de facilitar el logro de los objetivos de cada encuentro. En el Libro de Padres hemos cambiado la ubicación de las preguntas para aplicar el texto bíblico a la vida (mo- mento de la Meditación en la Lectio Divina). En el Libro del primer año se encontraban inmediatamente des- pués de las preguntas de comprensión del texto bíblico (“Para refl exionar y compartir”). En el presente texto se encuentran después del “Para profundizar”. reemos que los padres pueden lograr una mejor refl exión de su vida a la luz de la Palabra enriquecidos, no sólo por las preguntas al texto, sino también por las ideas que él mismo nos invita a profundizar. Tanto en el Libro de atequista de Padres como de Ni- ños, hemos dado un desarrollo más claro al apartado “ on la Virgen María, guardemos en el corazón”, distin- guiendo los momentos que incluye, tal como se indica a continuación: Libro del Catequista de Padres - ada uno piensa en aquello que descubrió como lo más im- portante de este encuentro. Se ayuda a los padres a refl exio- nar acerca de las situaciones personales o familiares en que necesitan amarse con especial dedicación. Invita, a quien lo desee, a compartirlo con los demás. - Se pide que anoten en su libro lo que descubrieron. - En un clima de recogimiento, presentan a María el fruto de este encuentro para que ella los ayude a guardarlo en el co- razón. 7 Segundo Año: Jesús nos invita a celebrar y vivir la Eucaristía Segundo Año: III ETAPA Jesús nos invita a ser uno con Él» (El Misterio Pascual en nues- tra vida: Familias enviadas por risto) IV ETAPA El Señor nos regala su Espíritu y nos envía» (La vivencia de la fe en la misión: Familias servidoras del Reino) La Pasión y Muerte de Jesús La Resurrección de JesúsLa Última ena: elebración de la Nueva Alianza Séptima celebración: Bautismo de niños y entrega del credo Sexta celebración: Seguimos caminando con Jesús Octava celebración: María, la primera testigo y colaboradora en la obra de Dios Retiro: Agradecimiento y llamado Novena celebración: Discípulos misioneros Octava unidad: «Jesús nos invita a participar de su vida» Séptima Unidad: «Jesús nos amó hasta el extremo» Hagan esto en memoria mía Jesús es Pan de Vida Jesús nos regala su Espíritu omunidad que da testimonio de la fe recibida Ven, Señor Jesús Iglesia que vive de la Eucaristía Un solo cuerpo y muchos carismas omunidad que celebra la fe María nos precede y acompaña Miren cómo se aman: la fraternidad El Espíritu Santo nos santifi ca omunidad que está al servicio de los demás Lo reconocemos al partir el pan El Espíritu Santo hace presente la salvación Nos hacemos uno con risto y su misión Novena Unidad: «La Iglesia vive de la ucaristía» Décima unidad: « l spíritu Santo santifi ca a la Iglesia» Undécima Unidad: « l spíritu Santo anima la misión de la Iglesia» Duodécima Unidad: «Una Iglesia que peregrina en la esperanza» Libro del Catequista de Niños - Se pregunta a los niños qué aprendieron hoy y se pide que lo compartan con los demás. - El catequista los invita a anotar en su libro lo que aprendie- ron. Si les cuesta resumirlo, ayudarlos con la siguiente idea: “Quiero poner al servicio de la comunidad los dones que el Espíritu Santo me regala”. - Los niños piden a la Virgen María, en actitud orante, que los ayude a guardar en el corazón lo que aprendieron. Nótese además, que hemos puesto un recurso para que el catequista, si es necesario, ayude a los padres o ni- ños al momento de compartir lo que descubrieron en el encuentro. Por último, destacamos el clima orante y contemplativo en el que se realiza este momento, que corresponde precisamente a esos pasos de la Lectio Di- vina. Agradecimiento y llamado El Retiro: Cercanos al fi nal del proceso de la Cate- quesis queremos que las familias puedan retirarse para mirar en el Señor el camino recorrido. Fue un camino en el que se encontraron con Jesús y lo fue- ron conociendo cada día más. Ahora saben que Él los invita a vivir en amistad, que siempre les ofrece su misericordia y perdón, que los invita a formar par- te de su comunidad de discípulos y discípulas y les regala su Espíritu para ser testigos de su Evangelio y continuadores de su misión. Fuerondescubriendo que la fe se celebra con otros por medio de la liturgia y de los sacramentos y se animaron a vivir aquello que celebran, especialmente a través del amor y la solidaridad hacia los más pobres y hacia todos cuan- tos sufren. Durante este camino, ciertamente, hay otros muchos dones y gracias recibidas. Este retiro quiere ser un momento especial para reconocer y agradecer lo que Dios ha ido haciendo en cada uno de nosotros, en nuestras familias y comunidades. El texto bíblico que ilumina este Retiro es Mateo 11,25-27: Alabanza por la revelación hecha a los sencillos. En el “Portal de Recursos para la Cate- quesis” (www.catequesis-ppc.com.ar) encontrarán una propuesta completa para realizar este Retiro. Finalmente, creemos que el gran desafío que enfrenta el segundo año de Catequesis Fami- liar está marcado por una doble dimensión. Por una parte, la incorporación activa de la familia en la vida de la Iglesia, particularmente en la celebración de la Eucaristía dominical, fuente y cumbre de toda la 8 vida del discípulo misionero de Jesucristo, y conti- nuar viviendo en su seguimiento en una pequeña comunidad cristiana. Por otra parte, surge la necesidad de seguir acompañando a los niños en su vida de fe. Por esta ra- zón invitamos a las comunidades a discernir la mejor forma de asumir esta tarea, de manera que la misma comunidad que los ayudó a participar del sacramento de la Eucaristía les ofrezca una continuidad catequís- tica que los apoye y estimule en el desarrollo de la vida cristiana durante los próximos años de su vida. Ponemos este libro de segundo año en las manos de la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, y le pedimos con humildad y cariño que Ella, que ha sido la primera y mejor catequista, inspire y acompañe el servicio generoso de muchos de sus hi- jos, para que muchas familias, a través de este medio, puedan encontrase con su Hijo Jesús, acojan la Bue- na Noticia del Amor del Padre y se dejen animar por su Espíritu para construir un mundo más feliz para todos, un mundo donde todos seamos la Familia de Dios. 9 CELEBRACIÓN: “SEGUIMOS CAMINANDO CON JESÚS” I. RE ARANDO LA CELEBRACIÓN BJETIV : Encontrarse en el Señor para iniciar el segundo año del proceso de Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística. ATERIALES: Cirio o vela grande Biblia para altar Mesa para altar Mantel Flores o planta Libros de Segundo Año para cada familia Dibujo de sandalias para cada familia Hoja con preguntas para cada persona Hoja de canto para cada persona Biblia o exto bíblico escrito para cada persona AMBIENTACIÓN: Conviene hacer esta celebración en el emplo, o en lugar amplio. El lugar se ambienta de la siguiente manera: Colocar la mesa como altar en el centro de la comunidad de la catequesis, junto a la Biblia y fl ores o planta. Si es posible, disponer las sillas en un semicírculo. El cirio o vela grande al lado del altar o sobre el altar. SUGERENCIAS MET D LÓGICAS: Se sugiere que cada persona tenga el texto bíblico con las preguntas. Como cada familia tiene una sola Biblia, es recomendable sacar copias en un papel adecuado del exto y así también motivar a las personas a que subrayen o marquen las ideas que sean importantes. La celebración es presidida por el párroco, y guiada por uno(a) de los(as) catequistas. Si no puede estar el párroco, la preside un diácono permanente, un religioso o religiosa, el coordinador de la comunidad o un catequista. II. DESARROLLO DE LA CELEBRACIÓN INICIO DE LA CELEBRACIÓN ) MOTIV CIÓN INICI L: Guía: Les damos una afectuosa bienvenida a cada uno de ustedes. Nos re-encontramos nuevamente para continuar el proceso de iniciación a la vida eucarística. Hemos vivido momentos importantes para la vida de fe, para la experiencia de ser discípulos misioneros, para encontrarnos vitalmente con Jesucristo, el Señor de la Vida. Con estos sentimientos iniciemos este encuentro cantando. 10 B) S LUDO: El que preside: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu San- to. Todos: Amén.. El que preside: Queremos seguir caminando con Jesús, deseamos profundizar en el seguimiento del Señor. A la luz de este encuentro quisiera preguntarles: ¿qué acontecimientos vivieron en este último tiempo?, ¿cómo estuvieron las vacaciones?, los niños ¿crecieron en estatura?, ¿durante el verano experimentaron la presencia de Jesús en sus vidas?, ¿extrañaron algo de la catequesis?, ¿participaron de la Eucaristía, de la vida de oración? (Se pueden agregar otras preguntas o privilegiar sólo una de ellas. Se deja el espacio sufi ciente para que las personas que lo deseen compartan sus ideas). C) OR CIÓN: El que preside: (Acogiendo sus intervenciones) Oremos: Señor, caminamos por la vida como los discípulos de Emaús: queremos reconocerte al partir el pan, concédenos amar y conocer tu Palabra, para hacer de nuestras vidas una ofrenda agradable a i y puesta al servicio de nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.. LITURGIA DE LA PALABRA Guía: Permanecemos de pie y nos disponemos a escuchar la Palabra de Dios, que nos vivifi ca y nos anima a mirar nuestra vida a la luz del Señor. Lo hacemos con un corazón atento, y dispuesto. Acogemos esta Palabra cantando. El que preside: Les anuncio el Evangelio de nuestro Señor Jesu- cristo según San Lucas (24,13-35: Los discípulos de Emaús). Todos: Gloria a Vos, Señor. Guía: omen asiento. Dejemos unos minutos de silencio para que la Palabra de Dios penetre en nuestro ser. e invitamos a leer el texto una vez más, en forma personal y pausada. Marcá las frases que te llaman la atención, encerrá en un círculo los personajes y en un rectángulo los verbos. COMPARTIR EN FAMILIA Guía: Los invitamos a encontrarse de a dos familias, para compartir lo que la Palabra suscitó en cada uno. Les proponemos las siguientes preguntas para pro- fundizar, en especial les pedimos tener presentes las preguntas 2 y 3: 1.- ¿Qué frases me llamaron más la atención? 2.- ¿Qué hizo el Señor en mi vida durante el primer año de la Catequesis? 3.- ¿Por qué le doy gracias al Señor? Como fruto del diálogo, se elaboran oraciones de acción de gracias que serán compartidas en el momento siguiente de la celebración. anto: “PEREGRINOS DE EMAÚS” (estribillo). FRUTOS DE LA CELEBRACIÓN Guía: Luego de este compartir, los invitamos a recoger los frutos de la celebración. El que preside: a) Somos asamblea, comunidad reunida hoy para continuar el camino a la vida eucarística; por eso, en forma espontánea y libre, los invito a que podamos decir en voz alta: ¿Qué hizo el Señor en mi vida du- rante el primer año de la Catequesis? 11 Se escuchan las respuestas de los asistentes a la cele- bración. b) Y ¿por qué queremos dar gracias? Se escuchan los ecos de los asistentes a la celebración. c) Queremos presentarle al Señor nuestras oracio- nes: Se leen las oraciones elaboradas por las familias. SIGNO: Entrega de los libros de Catequesis de Segundo año y un par de sandalias. Guía: Para sellar este momento, invitamos a los Catequistas a traer los libros de Catequesis de Segundo año “El Señor sale a nuestro encuentro” y la bandeja con sandalias. Les pedimos ahora que se acerquen los padres junto a sus hijos para recibirlos. Se acompaña este momento con las siguientes palabras u otras que se elijan: Les entregamos estas sandalias para hacer presente que es JE- SU RISTO, el Señor de la Vida, el Señor que se ofrece en la Euca- ristía, el que camina junto a ustedes. Para hacer presente, también, que son sus FAMILIAS, núcleo de encuentro, de diálogo, de amor, de esperanza, parte importante en este peregrinar. Para hacer presente que la OMUNIDAD acompaña sus pasos en la formación a la iniciación de la vida eucarística. (Mientas se entregan los textos y las sandalias, se cantan algunos estribillos de canciones). El que preside: Con los librosy las sandalias en sus manos, los invi- tamos a hacer juntos la siguiente oración. Quédate con nosotros, Señor…. para que no se apa- gue nuestra fe, ni se oculte tu rostro. Quédate con nosotros, Señor… en los momentos de difi cultad, para que no nos falte ilusión, fortaleza en el dolor y luz en los momentos de confusión. Quédate con nosotros, Señor… para que nuestro cora- zón arda al calor del tuyo. Quédate con nosotros, Señor… para que nuestro amor se manifi este, nuestra entrega se afi ance y podamos acogerte en cada hermano. Quédate con nosotros, Señor… para que vivamos con esperanza. Quédate con nosotros, Señor… en Tu palabra y en estos libros de catequesis, para que sigamos profundi- zando en la fe. anto: “ALABARÉ, ALABARÉ…”. El que preside: Somos hijos de un mismo Padre; por eso decimos juntos: Padre nuestro… BENDICIÓN FINAL El que preside: Felices de re-encontrarnos, de haber vivido esta celebración como miembros de un solo cuerpo y de la alegría de tener junto a nosotros a Jesucristo, los invito a dar testimonio de lo que hemos celebrado, a participar con entusiasmo en los próximos encuentros y a dejar que el Señor transforme nuestras vidas en su amor. El Señor esté con ustedes. Todos: Y con tu espíritu. El que preside: El Padre que es bueno y misericordioso, nos acom- pañe como familia en este encuentro con el Señor de la Vida en este segundo año de catequesis y que Él nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Todos: Amén.. Guía: Finalizamos nuestra celebración cantando a nuestra madre: anto: “SANTA MARÍA DEL AMINO”. nidad 7 Jesús nos amó hasta el extremo 14 Notas catequísticas OBJETIVO DEL EN UENTRO: Descubrir en la Última Cena el signo que anticipa, prepara y da sentido al acontecimiento de la muerte y Resurrección de Jesús. MATERIALES: • Biblia, cirio e imagen de Jesús ubicadas en el centro. • Cintas o tiras de diferentes colores. Una por cada miembro del grupo. • Lápices, goma de pegar. • Para profundizar, puedes leer este tema en: - Catecismo de la Iglesia Católica: números 422; 426-429; 606-612. - extos bíblicos complementarios: Lc 1,68; 12,50; 22,15-20; Mt 16,21-23; 1 Cor 11,25. • odos estos materiales escritos se pueden encontrar en www.catequesis-ppc.com.ar enc entro 9 «LA ÚLTIMA CENA: CELEBRACIÓN DE LA NUEVA ALIANZA» «He deseado ardientemente comer esta ascua con ustedes antes de mi asión.» Lc 22,15) 15 I. Acogida Con gozo nos reencontramos y retomamos nuestro proceso de crecimiento en la fe y encuentro con Jesucristo, con este itinerario de la Catequesis Familiar. Retomamos también nuestro ritmo semanal de reuniones. Pidamos al Señor nos siga acompañando en este camino. Oración inicial • Comencemos nuestro encuentro diciendo “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos”. Amén. • Invoquemos la presencia y compañía del Espíritu de Jesús con el canto “Espíritu santo, ven aquí”: Espíritu Santo, ven aquí Espíritu Santo, ven a mí. Quiero vivir, quiero ser feliz con tu poder dentro de mí. (2 veces) • Agradezcamos al Señor que nos brinda nuevamente esta posibilidad de reencon- trarnos y construir comunidad. Es mucho lo que nos regaló hasta aquí en este itinerario de la catequesis eucarística. Pensemos, en el silencio de nuestro corazón, en algo que queramos agradecer a Jesús de este proceso que estamos viviendo como familia. Una vez que lo hemos pensado, lo anotamos en una de las cintas o tiras de colores. • Expresemos en voz alta nuestros agrade- cimientos. Al hacerlo, vamos anudando o pegando nuestras cintas de tal manera de llegar a formar con ellas una especie de círculo. Cuando quede cerrado, lo ubicamos en torno a la Biblia. • Recemos juntos un extracto del Salmo 137, con el que el Pueblo de Israel oraba dando gracias al Señor. La mitad del grupo proclama en voz alta una estrofa y la otra mitad otra. ALMO 137 “Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tocaré para ti, me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre. Por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera tu fama; cuando te invoqué, me escuchaste, acrecentaste el valor en mi alma. Cuando camino entre peligros me conservas la vida; extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo, y tu derecha me salva”. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 16 III. Aprendiendo a vivir en la fe II. Nuestro camino A. Síntesis del encuentro anterior Repasar brevemente las impresiones que les dejó la celebración “Seguimos caminando con Jesús, con la que se inició este segundo año. uvimos la semana pasada una hermosa celebra- ción con la que iniciamos este segundo año. Los invito para que cada uno pueda compartir bre- vemente aquello que le resultó más significativo. B. Encuentro con la familia Ha transcurrido largo tiempo desde nuestro último encuentro como comunidad. Ahora, al reencontrarnos, sería hermoso e importante compartir algo de lo que significó este camino de la catequesis para nosotros y nuestras familias. ¿Qué fue lo más importante de este proceso? ¿Cómo vivimos en familia durante las vacaciones lo que hemos ido descubriendo en la catequesis? ¿Qué enseñanza de Jesús nos ayudó a caminar como familia? ¿Cómo integramos la Eucaristía en nuestra vida familiar? C. Lo que hoy queremos hacer Compartir la idea fundamental del encuentro. En la celebración de la semana pasada, nos reencontramos para iniciar el segundo año del proceso de catequesis familiar a la vida eucarísti- ca y agradecer la posibilidad de ir profundizando la Buena Noticia de Jesús. Hoy queremos descubrir en la Última Cena el signo que anticipa, prepara y da sentido al acontecimiento de la muerte y Resurrección de Jesús. 1. Experiencia de vida • Quizás, a lo largo de nuestras vidas hemos experimentado situaciones que nos ago- biaron, que nos entristecieron, o que por alguna razón nos limitaron en nuestras posibilidades. ambién hemos vivido el gozo de vernos libres de esas situaciones. • Los invito a cada uno a recordar una situación de su vida personal en la que experimentó fuertemente el agobio, la tristeza o la falta de libertad y oportunidades. • Invitar a los papás a compartir con los de- más la palabra que eligieron para resumir la situación vivida. EXPRESÁ CON UNA SOLA PALABRA LO QUE SIGNIFICÓ SUPERAR AQUELLA SI UACIÓN. ¿Qué sentimientos o actitudes experimenté mientras atravesaba por esa situación concreta? ¿Qué sentimientos o actitudes experimenté al superar esa situación? 17 2. Dios nos habla por medio de su alabra Escuchemos ahora la Palabra de Jesús que, como siempre, viene a iluminar nuestros encuentros y a dar sentido a nuestras vidas. † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 22,7-20: «Llegó el día de los Áci- mos, en el que se debía inmolar la víctima pas- cual. Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: “Vayan a prepararnos lo necesario para la comida pascual”. Ellos le pregun- taron: “¿Dónde quieres que la preparemos?” Jesús les respondió: “Al entrar en la ciudad encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre, y digan a su dueño: El maestro manda pregun- tarte: “¿Dónde está la sala en que podré comer la Pascua con mis discípulos?” Él les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones: preparen allí lo necesario”. Los discípulos partieron, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua. Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo: “He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el reino de Dios”. Y tomando una copa, dio gracias y dijo: “ o- men y compártanla entre ustedes. Porqueles aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios”. Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes.» PARA REFLEXIONAR Y OMPARTIR: A partir de la lectura del texto pregunta: 1) El texto habla de una Nueva Alianza: ¿Cuál era la Antigua? ¿Qué signifi caba? 2) ¿Qué quería celebrar Jesús con sus discípu- los? 3) ¿Qué gestos y palabras de Jesús en el texto son signo de su entrega por nosotros? 4) ¿Cuál es la Nueva Alianza que Jesús sella con su Cuerpo y con su Sangre? 5) ¿Cuál es el signo de esta Nueva Alianza? PARA PROFUNDIZAR: El acontecimiento de la Alianza quedó gra- bado a fuego en el corazón y en la mente de los israelitas. Cada año con la Cena Pascual, celebraban el “paso” (Pascua) de la esclavitud a la libertad. La experiencia de opresión, de esclavitud, de abandono que vivieron en Egipto, se transforma en experiencia de libe- ración para todo un pueblo. Esta liberación es signo vivo del compromiso de Dios con ellos. Jesús envía a sus discípulos a preparar el lugar para celebrar con ellos la cena pascual. Se sienta entre amigos y en este contexto de amistad, celebra una Última Cena como signo que anticipa la realización de la nueva y eterna Alianza que acontecerá en su muerte y Resurrección. En la nueva Pascua, Jesús pasa de la muer- te a la vida, abriendo el camino a nuestro “paso” defi nitivo del pecado que esclaviza a la libertad del amor pleno. Su Pascua dará sentido para siempre a todas nuestras pas- cuas. Nada que nos agobie, nos entristezca o nos esclavice tendrá la última palabra sobre nuestras vidas. El camino de la catequesis familiar es un itinerario que nos ayuda a descubrir que en cada Eucaristía damos gracias a Dios por este acontecimiento de salvación. Jesús anticipa 18 y da sentido a su muerte como entrega de su vida al Padre y a nosotros y nos invita a celebrar esto en cada Eucaristía. Con ayuda del Espíritu hacemos presente, actualizamos, esta salvación en nuestras vidas comprome- tiéndonos a una entrega alegre y generosa en el servicio de todos nuestros hermanos, especialmente los que viven algún tipo de esclavitud y amargura. Preguntas: 1) ¿En qué hechos de mi vida he experimentado el amor y la entrega de Cristo por nosotros? 2) ¿En qué situaciones soy signo de amor y entrega para los demás? 3. La Iglesia actualiza la alabra Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 3. “Del misterio pascual nace la Iglesia. Precisamente por eso la Eucaristía, que es el sacramento por excelencia del misterio pascual, está en el centro de la vida eclesial. La institución de la Eucaristía, en efecto, anticipaba sacramentalmente los aconteci- mientos que tendrían lugar poco más tarde, a partir de la agonía en Getsemaní. La sangre, que poco antes había entregado a la Iglesia como bebida de salvación en el Sacramento eucarístico, comenzó a ser derramada; su efusión se completaría después en el Gólgota, convirtiéndose en instrumento de nuestra redención.” IV. reparando la Catequesis Familiar A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón A ti Virgen María, que fuiste testigo de la entrega de tu Hijo, te pedimos, que al igual que tú lo hiciste, nos enseñes a acompañarlo siempre en el servicio generoso a los hermanos. • Cada uno piensa en aquello que descubrió como lo más importante de este encuentro. Invitar a quien lo desee a compartirlo con los demás. • Pedir que anoten en su libro lo que descubrieron. • En un clima de recogimiento, presentar a aría el fruto de este encuentro para que ella nos ayude a guardarlo en el corazón. B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas? Ya identificamos las ideas más significativas en este encuentro. Definamos ahora cómo las transmitiremos a nuestros hijos en el encuentro de catequesis familiar que realizaremos en el hogar. Si el grupo no llega a definir una actividad, se le ofrece la siguiente propuesta. C. ropuesta de Catequesis Familiar • Como familia, nos reunimos en torno al Altar familiar. Comenzar el encuentro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. • Confeccionar entre todos una línea o camino que contemple los dos años de preparación de la Catequesis Familiar. En una parte del camino, marcar acciones, acontecimientos, recuerdos que han sido importantes de lo vivido hasta aquí. 19 • El/la catequista explica: Uno (o más) de los integrantes de nuestra familia está cada vez más cerca de celebrar la cena pascual con Jesús, la misma en la que el Señor anticipó su entrega por amor a todos nosotros. Nuestro hijo(a) recibirá a Jesús por primera vez a través de la comunión de su Cuerpo y Sangre. ¿Cómo podemos expresar nuestro amor y entrega hacia los demás, tal como lo hizo Jesús? Conversemos brevemente. Después que cada uno comparte, podemos rezar: “Jesús, cuando hago el bien a los demás, renuevo mi amor contigo”. Marquemos ahora, en otra parte de nuestro camino, lo que nos comprometemos a vivir para que la Primera Comunión de ………… sea un acontecimiento realmente importante y signifi cativo para nuestra familia. • Mirando nuestro camino, recemos juntos al Padre de todos diciendo: Padre nuestro… Mientras lo hacemos, un integrante de nues- tra familia coloca el cirio o la vela encendida en medio del camino. • Para fi nalizar, recemos juntos por nuestra catequesis familiar: Dios y Padre nuestro, concédenos como familia, saber escuchar tus enseñanzas, alimentarnos de tu Eucaristía, y permanecer siempre unidos en tu amor. Amén. Oración de envío • Dispongámonos a agradecer al Señor su entrega sin límites por cada uno de nosotros, por cada hombre y mujer de nuestra tierra. • Fijemos nuestra atención en la imagen de Jesús, pensemos en su entrega sin límites, en la Alianza que sella para nosotros en su muerte y Resurrección. • Agradezcamos su amor, respondiendo a cada frase: Bendito seas por siempre Señor. Por llamarnos a ser tu pueblo elegido… Por sellar tu Alianza con nosotros… Por amarnos hasta el extremo… Por enseñarnos a darnos a los otros como tú lo hiciste… Por esperarnos en cada Eucaristía… Por estar en nuestras vidas y en nuestros hogares… Para fi nalizar, recemos juntos un cántico de alabanza: “Bendito eres, Señor, Dios de nuestro Padre Israel, por los siglos de los siglos. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra, Tú eres rey y soberano de todo. Por eso, Dios nuestro, nosotros te damos gracias, alabando tu nombre glorioso”. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 20 Notas catequísticas OBJETIVO DEL EN UENTRO: Descubrir el amor de Jesús llevado hasta el extremo, en fi delidad a la misión recibida del Padre. MATERIALES: • Biblia. Cirio. Crucifi jo. Lápices. • Para profundizar, puedes leer este tema en: - Catecismo de la Iglesia Católica: números 613; 616; 618. - extos Bíblicos complementarios: Jn 10,17-18; Jn 15,13; Jn 13,1. • odos estos materiales escritos se pueden encontrar en www.catequesis-ppc.com.ar «LA ASIÓN Y MUERTE DE JESÚS» «Dijo Jesús: “Todo se ha cumplido”. E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.» Jn 19,30) enc entro 20 21 I. Acogida Nos reunimos nuevamente como comunidad que ora y celebra. Comenzamos nuestro encuentro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Unimos nuestras voces cantando. Oración inicial • Pongamos nuestra mirada en Jesús crucifi - cado que nos preside en este día. • Pensemos que cuelga de la cruz por amor a nosotros, a cada uno, a la humanidad entera. • Contemplemos a Jesús en la cruz y medite- mos con gran respeto el himno quetenemos en nuestro Libro. N STA TARD , CRISTO D L CALVARIO 1 En esta tarde, Cristo del Calvario, vine a rogarte por mi carne enferma; pero al verte, mis ojos van y vienen de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza. ¿Cómo quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados? ¿Cómo mostrarte mis manos vacías, cuando las tuyas están llenas de heridas? ¿Cómo explicarte a ti mi soledad, cuando en la cruz alzado y solo estás? ¿Cómo explicarte que no tengo amor, cuando tienes rasgado el corazón? Ahora ya no me acuerdo de nada, huyeron de mí todas mis dolencias. El ímpetu del ruego que traía se me ahoga en la boca pedigüeña. Y sólo pido no pedirte nada, estar aquí, junto a tu imagen muerta, ir aprendiendo que el dolor es sólo la llave santa de tu santa puerta. Amén. • De la oración que acabamos de rezar, ¿qué frase me ha quedado resonando? Hacer un momento de silencio e invitar a que cada uno pueda decir en voz alta la frase que eligió. • Para fi nalizar nuestra oración de contem- plación, digamos juntos: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 1. Oración tomada de la “Liturgia de las horas”. Calvario o Gólgota es el nombre dado al monte en las afueras de Jerusalén donde Jesús fue crucifi cado. 22 II. Nuestro camino III. Aprendiendo a vivir en la fe A. Síntesis del encuentro anterior Recordemos las ideas fundamentales del encuentro anterior, aquello que queríamos que la Virgen María nos ayudara a guardar en el corazón. Puede ayudarlos leer aquello que anotaron en la sección “Con la Virgen aría, guardemos en el corazón”. B. Encuentro con la familia Junto con recordar lo fundamental del encuentro anterior, compartamos también la experiencia del Encuentro de Catequesis Familiar en el hogar. ¿Qué descubrimos como familia al compartir acerca del amor y la entrega de Jesús por nosotros? ¿Cómo expresamos como familia nuestro amor y entrega a los demás, tal como lo hizo Jesús? ¿Cuáles fueron nuestros principales logros y dificultades al compartir con nuestros hijos lo que aprendimos en el Encuentro anterior? C. Lo que hoy queremos hacer En el encuentro anterior aprendimos que la Última Cena es el signo que anticipa, prepara y da sentido al acontecimiento de la muerte y Resurrección de Jesús. Hoy queremos descubrir el amor de Jesús llevado hasta el extremo, en fidelidad a la misión recibida del Padre. 1. Experiencia de vida José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba. Se lo conoce como “el Cura Gaucho”, un sacerdote ejemplar, porque su vida entera estuvo consagrada a servir a sus hermanos más necesitados, y a trabajar por la promo- ción espiritual y humana de su pueblo. Fue ordenado sacerdote con 26 años, y al poco tiem- po socorrió a los enfermos y moribundos de una gra- ve epidemia de cólera confirmando plenamente cuál sería el tono de su apostolado. Construyó numerosos iglesias, una Casa de Ejercicios Espirituales y el llama- do Camino de las altas cumbres con el consurso de sus vecinos y proclamó el Evangelio, no solo de casa en casa al lomo de una inconfundible mula sino en los únicos medios de prensa de su época, con famo- sas cartas y artículos escritos con el lenguaje popular que lo caracterizaba. Ya anciano, enfermó de lepra y quedó sordo y ciego, pero nunca lo estuvo al llamado de Dios que lo llevó a su presencia en la misma tierra donde había nacido en el año 1914. La Iglesia lo ha beatificado el 14 de septiembre de 2013. “Para llorar como hombre, como puedo llorar yo... Para sufrir persecuciones como hombre, como puede sufrirlas cualquiera de ustedes... Para padecer hambre, sed, tristeza... Para experimentar los desprecios de la vanidad, la indiferencia del orgullo, las burlas de la impiedad... Para beber la hiel de la calumnia... Para apurar las heces de la maledicencia... Para sufrir en su persona... todo cuanto debía padecer el hombre, a fin de que el hombre experimentase las riquezas de su misericordia y las dulzuras de su amor, apareció entre nosotros el Hijo de Dios, hecho hombre para asimilarse perfectamente al hombre, a fin de que el hombre se hiciese Dios y pudiese participar de su infinito amor.” (Cura Brochero) “No somos cristianos por una idea o una decisión ética sino por encontrarnos con Jesucristo.” (Cura Brochero) El/la catequista los invita a leer en pareja los textos referidos al Cura Brochero y compartir lo que transmiten sobre la entrega de Jesucristo. 2 2. Dios nos habla por medio de su alabra † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 19, 17-30: «Jesús, cargando so- bre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar lla- mado “Gólgota”. Allí lo crucifi caron; y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio. Pilato redactó una inscripción que decía: “Jesús el Nazareno, rey de los judíos”, y la hizo poner sobre la cruz. Muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucifi cado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: “No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Yo soy el rey de los judíos”. Pilato respondió: “Lo escrito, escrito está”. Después que los soldados crucifi caron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. omaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí: “No la rom- pamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca”. Así se cumplió la escritura que dice: Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica. Esto fue lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumpli- do, y para que la Escritura se cumpliera hasta el fi nal, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empa- paron en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: “ odo se ha cumplido”. E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.» PARA REFLEXIONAR Y OMPARTIR: A partir de la lectura del texto pregunta: 1) ¿Cómo se expresa en el texto el amor de Jesús hasta el extremo? 2) ¿Qué signifi ca en el texto la frase de Jesús: “ odo se ha cumplido… y entregó su Espí- ritu”? 3) ¿Por qué Jesús acepta morir en la cruz? PARA PROFUNDIZAR: Jesús pasó haciendo el bien. En su predica- ción y en su práctica, privilegió siempre a los más pobres y desposeídos llamándolos bienaventurados. Se preocupó de aliviar las cruces y las cargas de la vida de los demás. Entregó su vida al proyecto de su Padre: el Reino de los cielos. Su muerte en la cruz es consecuencia de su vida y de su práctica. Es consecuencia de la fi delidad a su misión de pasar haciendo el bien. Jesús es fi el a sí mismo, a sus opciones; es fi el a su Padre Dios, al Reino que anunciaba 24 “Por amor a Jesús, queremos amar a los demás.” y a las personas en las que suscitó esperanzas radicales. Las palabras «tenía que morir», era «necesario que padeciese» son expresión de su fi delidad radical. Anunció la buena nueva de la Vida y del Amor. Se entregó por ella. El mundo se cerró a Él, y lo levantó en el madero de la cruz. Como anticipaba en la Última Cena, Jesús da su vida voluntariamente. Convierte el dolor y la condenación a muerte, en un acto de libertad y de amor que se entrega a sí mis- mo, en un camino de encuentro con Dios y su proyecto; en un encuentro con aquellos que lorechazaban, a través del perdón. Vivió el perdón dolorosamente como expresión del amor hasta el extremo. Se entrega confiadamente, descentrándose de sí mismo para centrarse en el Padre, en su amor y en su Reino. Por su entrega alcanza sentido verdadero su muerte en la cruz. Vivir y ser crucifi cado así, por causa de la justicia y por causa de Dios, es vivir. Eso se nos manifestará plenamente en la realidad de su Resurrección. En cada Celebración Eucarística se revive el sacrifi cio de Cristo en la Cruz. Él se ofrece amorosamente por nosotros al Padre y nos regala su Cuerpo y su Sangre como comida y bebida para nuestro caminar. Preguntas: 1) ¿Qué signifi ca para mí que Cristo se haya entregado por todos nosotros? 2) ¿En qué debería crecer para llegar a ‘amar hasta el extremo’ como lo hizo Jesús? 3. La Iglesia actualiza la alabra Santa eresa de Los Andes, Carta 121. “Amemos locamente a Dios, ya que Él en su eternidad nos amó. Sin necesidad de nosotros, nos creó. oda la obra de su poder fue dirigida para el hombre. odo lo puso a disposición de nosotros. Continuamente nos sos- tiene y alimenta. Y para no separarse de nosotros en la eternidad, nos dio a su Hijo único. Dios se hizo criatura. Padeció y murió por nosotros. Dios se hizo alimento de sus criaturas. ¿Has profun- dizado alguna vez esta locura infi nita de amor?” 25 IV. reparando la Catequesis Familiar A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón A la Virgen María, fiel discípula al pie de la cruz, le pedimos que nos ayude a descubrir el amor de su Hijo llevado hasta el extremo y a comprometernos con Él en el amor a los hermanos. • Cada uno piensa en aquello que descubrió como lo más importante de este encuentro. Pueden ayudarlos reflexionando acerca de las situaciones personales o familiares en que necesitamos amarnos con especial dedicación. Invita a quien lo desee, a compartirlo con los demás. • Piden que anoten en su libro lo que descubrie- ron en este encuentro. • En un clima de recogimiento, presentar a aría el fruto de este encuentro para que ella nos ayude a guardarlo en el corazón. B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas? Ya identificamos las ideas que nos resultaron más significativas en este encuentro. Definamos ahora cómo las transmitiremos a nuestros hijos en el encuentro de catequesis familiar que realizaremos en el hogar. Si el grupo no llega a definir una actividad, se le presenta la siguiente propuesta. C. ropuesta de Catequesis Familiar • Para este encuentro, conseguir algunos dia- rios o revistas. ambién un pliego de papel de envolver o cartulina para hacer una cruz grande que estará en el lugar central del encuentro familiar. • Comienza este momento de oración: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. • ambién se puede iniciar con un canto. • Invitar a los miembros de la familia a buscar en las revistas y diarios, imágenes o artícu- los que hablen de situaciones de dolor y sufrimiento de las personas, que atenten contra su bienestar, su dignidad, su felicidad. Se recortan y se pegan en la cruz de papel. Anotar también situaciones de la propia familia • El/la catequista reflexiona: Jesús pasó por este mundo haciendo el bien. Se preocupó siempre de aliviar las cruces y las cargas de la vida de los demás. Hoy sigue siendo crucificado en todas las situaciones de dolor, de pobreza, de indignidad y muerte que vivimos o que viven muchos hermanos nuestros en el mundo entero. Pero también Jesús sigue hoy redimiendo y sanando a través de nosotros, sus testigos. ¿Qué podemos hacer concretamente para aliviar el sufrimiento de alguien que conozcamos, que está cerca, que necesita apoyo? ¿En qué situaciones podemos colocarnos en el lugar del otro para ayudarlo, acompañarlo, amarlo? Asumamos estas acciones como una misión que Jesús encomienda a nuestra familia para vivir en la semana. 26 • Finalizar haciéndose la señal de la cruz unos a otros, mientras se dice: “La cruz de Jesús sea para vos fuente de vida”. Oración de envío • Contemplemos nuevamente a Jesús Cruci- fi cado y dejemos que broten sentimientos de gratitud en nuestro interior. • Libremente expresemos en voz alta aquello que queremos decir o agradecer al Señor. Después que un miembro del grupo exprese su oración, decimos todos: “Gracias, Jesús, por amarnos hasta el extremo”. • Para finalizar recemos juntos la oración “ALMA DE CRISTO”: “Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del enemigo malo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame, y mándame ir a Vos, para que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos”. Amén. • Expresando el amor de Cristo que se entrega por nosotros, despidámonos haciendo la señal de la cruz en la frente unos a otros mientras decimos: “La pasión y muerte de Jesucristo nos ha salvado”. 27 Notas catequísticas OBJETIVO DEL EN UENTRO: Comprender que, en Jesús Resucitado, Dios ha vencido toda muerte y nos abre a la esperanza de una vida plena. MATERIALES: • Biblia. Cirio. Crucifi jo adornado con fl ores. Lápices. • Velas para cada persona, adornadas con la frase ¡Cristo ha resuci- tado! • Para profundizar, puedes leer este tema en: - Catecismo de la Iglesia Católica: números 638-642; 644-645; 647-65. - Papa Juan Pablo II, Catequesis sobre la Resurrección de Cristo: “La Resurrección, culmen de la Revelación”, 8 de marzo, 1989. • odos estos materiales escritos se pueden encontrar en www.catequesis-ppc.com.ar «LA RESURRECCIÓN DE JESÚS» «¿ or qué buscan entre los muertos al que está vivo?» Lc 24,5b) enc entro 2 28 I. Acogida Oración inicial • Comenzamos nuestro encuentro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. • Nos reunimos nuevamente como comunidad que ora y celebra. Hoy nuestro encuentro es una celebración llena de alegría, en la que nos unimos al canto de esperanza que se escucha por todos los siglos cuando conocemos la noticia: ¡Cristo ha resucitado! Cantemos con alegría “RESUCI Ó”: Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya. Aleluya, aleluya, aleluya, resucitó. La muerte, ¿dónde está la muerte? ¿Dónde está mi muerte? ¿Donde su victoria? Alegría, alegría hermanos, que si hoy nos queremos es que resucitó. • Leamos en silencio el Salmo 117. Una ala- banza que la Iglesia canta jubilosa el día que celebra la Resurrección del Señor. “Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Que lo diga la casa de Israel, es eterna su misericordia. Que lo diga la casa de Aarón, es eterna su misericordia. Que lo digan los fieles del Señor, es eterna su misericordia. Escuchen hay cantos de victoria, en la tienda de los justos. La diestra del Señor es poderosa, es eterna la diestra del Señor. Abran las puertas del triunfo y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor, los vencedores entrarán por ella. Yo no he de morir, yo viviré para cantar las hazañas del Señor”. • Recémoslo ahora en voz alta. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. II. Nuestro camino A. Síntesis del encuentro anterior Recordemos del encuentro anterior aquello que queríamos que la Virgen María nos ayudara a guardar en el corazón. Puede ayudarlos leer aquello que anotaron en la sección “Con la Virgen aría, guardemos en el corazón”. B. Encuentro con la familia Junto con recordar lo fundamental del encuentro anterior, compartamos también la experiencia del Encuentro de Catequesis Familiar en el hogar. • ¿Qué situaciones de dolor o sufrimiento reconocimos? ¿Qué nos propusimoshacer como familia para aliviar el dolor de quienes sufren? ¿Cómo nos resultó compartir con nuestros hijos lo que descubrimos en el encuentro? C. Lo que hoy queremos hacer Compartir la idea fundamental del encuentro. En el encuentro anterior reflexionamos acerca del amor de Jesús llevado hasta el extremo de la cruz, en fidelidad a la misión recibida del Padre. Hoy queremos comprender que, en Jesús Resucitado, Dios ha vencido toda muerte y nos abre a la esperanza de una vida plena. 29 III. Aprendiendo a vivir en la fe 1. Experiencia de vida • Hoy, como si fuéramos cantantes o poetas, vamos a proclamar nuestro convencimiento de que la vida es bella, que merece la pena vivirla, que tenemos tantas cosas por las que dar gracias. 2. Dios nos habla por medio de su alabra • Formamos tres grupos. Cada uno de ellos preparará una presentación que hable de la vida y la esperanza. De acuerdo al sorteo, cada grupo prepara una canción, una noticia, un sketch o representación de hecho de vida. enemos 10 minutos para nuestra tarea. • Presentamos nuestras creaciones que cantan a la vida y a la esperanza. les preguntaron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en Galilea: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucifi cado y que resucite al tercer día”. Y las mujeres recordaron sus palabras. Cuando regresaron del sepulcro, refi rieron esto a los Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron. Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.» † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 24,1-12: «El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos PARA REFLEXIONAR Y OMPARTIR: 1) ¿Por qué las mujeres están llenas de temor? 2) Qué signifi ca en el texto la frase: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” 3) ¿Qué palabras de Jesús recuerdan las mujeres? 4) ¿Qué hacen las mujeres cuando se dan cuenta de que Jesús está vivo? 0 PARA PROFUNDIZAR: Las mujeres van al sepulcro llevando los perfumes que no han podido ofrecer al Señor en su sepultura. Pero se encuentran con el sepulcro vacío y se llenan de temor. Buscaban a Jesús entre los muertos. Pero no está allí. Se les anuncia entonces que está vivo. Recordaron entonces las promesas de Jesús, comprendieron que había resucitado tal como les había dicho y, llenas de alegría, fueron a contárselo a los demás discípulos. El anuncio de la Resurrección se convierte en himno de esperanza para la humanidad. El Padre, que aceptó la ofrenda de su Hijo Jesús en la cruz, no lo abandonó en ella. Él mismo lo ha resucitado de entre los muertos. El poder de la muerte y de las tinieblas ha sido vencido para siempre por el designio de vida y plenitud que Dios regala a toda la humanidad en su Hijo Jesucristo. Esta realidad de la vida nueva nos llena de alegría. Eso es lo que tenemos que comunicar a otros como lo hacen las mujeres: ¡Cristo ha Resucitado!, está vivo para siempre y nos llama a ser testigos de la vida y la esperanza. En cada Eucaristía celebramos la presencia de Jesús vivo en medio nuestro. Cada do- mingo, celebramos el día del Señor, el primer IV. reparando la Catequesis Familiar A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón A la Virgen María, primera en participar en el gozo de la Resurrección, le pedimos que nos ayude a gozar de la vida plena que su Hijo Jesús nos regaló. • Cada uno piensa en aquello que descubrió como lo más importante de este encuentro. Pueden ayudarlos reflexionando acerca de los signos de la presencia de Jesús vivo que cada uno ve en su familia. Invitar a quien lo desee a compartir con los demás lo que descubrió. • Piden que anoten en su libro lo que descubrieron. • En un clima de recogimiento, presentar a aría el fruto de este encuentro para que ella nos ayude a guardarlo en el corazón. día de la semana en que Cristo resucitó. En cada Eucaristía recibimos nueva vida ali- mentándonos de su Palabra, de su Cuerpo y de su Sangre. Compartimos la noticia que resonó por todos los rincones de la tierra: ¡CRIS O HA RESUCI ADO, LA MUER E HA SIDO VENCIDA PARA SIEMPRE! Preguntas: 1) ¿En qué situaciones o hechos de mi vida descubro que Cristo ha resucitado, que está vivo? 2) ¿De qué modo comunico a otros que Cristo vive? 3) ¿Cómo promuevo la vida en cualquiera de sus formas? 3. La Iglesia actualiza la alabra Papa Juan Pablo II, ensaje de Pascua para el nuevo milenio. «Hoy el cielo y la tierra cantan “el nombre” inefable y sublime del crucificado resucitado. odo parece como antes, pero, en realidad, nada es ya como antes. Él, la Vida que no muere, ha redimido y vuelto a abrir a la esperanza a toda existencia humana. “Pasó lo viejo, todo es nuevo” (2 Cor 5, 17). odo proyecto y designio del ser humano, esta noble y frágil creatura, tiene hoy un nuevo “nombre” en Cristo Resucitado de entre los muertos, porque “en Él hemos resucitado todos.”» 1 Miramos la luz de este cirio que representa a Cristo Resucitado y compartimos lo que cada uno piensa o siente acerca de lo que signifi ca esta luz en medio de la oscuridad. Escuchémonos con atención. En una noche que la Iglesia denomina “santa”, los cristianos celebramos la Resurrección de Jesús: el triunfo de la vida sobre la muerte. En esa noche se bendice el Cirio Pascual representando a Jesús, luz que vence a las tinieblas y derrota para siempre a la muerte tal como nos relata el pregón que se procla- ma en la Vigilia Pascual. • Invitamos a un miembro de cada una de las familias visitantes a encender un cirio usando el que está ya encendido, para compartir la luz de Jesús Resucitado. • Recordemos y escuchemos parte del Pregón Pascual. Los niños de cada familia hacen a coro la lectura: “Esta es la noche, en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al hijo! ¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos. ¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino!” B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas? Ya identifi camos las ideas que nos resultaron más signifi cativas en este encuentro. Defi namos ahora cómo las transmitiremos a nuestros hijos en el encuentro de Catequesis Familiar que realizaremos en el hogar. Si el grupo no llega a defi nir una actividad, se le presenta la siguiente propuesta. C. ropuesta de Catequesis Familiar Esta actividad está pensada para ser vivida al menos por dos o tres familias en conjunto. Como Catequista, debes ayudar a formar estos grupos procurando reunir a las familias que menos se conocen. Cuidar que ninguna se sienta excluida. • Con anticipación a la actividad, la familia que acoge en su hogar prepara lo necesario. • Después de saludar y acoger a las familias visitantes, invita a comenzar el encuentro en torno al Altar familiar. • Nos reunimos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: Hoy nos convoca Jesús Resucitado. Por eso una de las familias que visitan este hogar va a encender el cirio mientras apagamos las otras luces, para quedariluminados sólo con la luz que representa a Jesús. 2 • Recemos todos juntos el Credo, confesando que creemos en un Cristo Vivo que ha muerto y resucitado por amor a nosotros. Credo Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa aría Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilatos; fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la Resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. • Finalicemos nuestro encuentro con el canto: “VIVE DIOS” u otro. • Si es posible, sería bueno terminar com- partiendo algún alimento para celebrar la Resurrección del Señor. Oración de envío • Ubiquémonos en torno a la cruz y al Cirio encendido, que es signo de Jesucristo vivo y resucitado. • Cantemos nuevamente y con mayor fuerza el canto con el que iniciamos nuestro en- cuentro de hoy. Mientras cantamos, vamos encendiendo nuestras velas. • Ahora que somos portadores de la misma luz de Jesús, proclamemos con mucha fuerza aquello que creemos, diciendo en voz alta la oración que la Iglesia conoce como “Credo”. • Vayamos a nuestros hogares y a todas nuestras realidades con el compromiso de compartir esta alegre noticia: ¡Cristo ha resucitado, vive en medio nuestro! Lleva- mos las velas como testimonio de nuestro encuentro. CELEBRACIÓN: “RENOVACIÓN DEL BAUTISMO, ENTREGA DEL CREDO Y BAUTISMO DE NIÑOS” La celebración que presentamos a continuación está pensada para la Renovación del Bautismo y la entrega del Credo. Si se va a realizar, además, el Bautismo de niños, se tiene que celebrar en una Eucaristía, siguiendo el Ritual para el Bautismo de niños catecúmenos, que contiene todas las indicaciones necesarias para celebrar este sacramento en el caso de los niños en edad catequística. I. PREPARANDO LA CELEBRACIÓN OBJETIVO: Renovar el Bautismo, entregar el Credo y ofre- cer la posibilidad a los niños que no hayan celebrado el sacramento del Bautismo de que puedan recibirlo en el camino a la recepción del sacramento de la Eucaristía. M TERI LES: • Recuerdos del Bautismo pedidos en el encuentro anterior: Fotos, fecha del sacramento, nombre del sacerdote que lo bautizó, nombre de los padrinos, etc. • Cirio Pascual. • Fuentes con agua o Pila Bautismal. • Varias mesas para colocar las fuentes. • La cruz. • El aceite. • Vestidura o manta blanca. • Biblia en lugar destacado. • Oración del Credo para cada familia. • Hoja de canto. MBIENT CIÓN: Conviene hacer esta celebración en el emplo, o en lugar amplio. El lugar se ambienta de la si- guiente manera: • Colocar la mesa como altar al centro de la comunidad de la catequesis, junto a la Biblia y fl ores o planta. • Si es posible, disponer las sillas en un semicírculo. • El Cirio Pascual se coloca en un lugar visible en lo posible al lado del altar. II. DESARROLLO DE LA CELEBRACIÓN INICIO DE LA CELEBRACIÓN M TIVACIÓN INICIAL: Guía: Hemos caminado con Jesús en la experiencia más radical de su vida: amarnos hasta el ex- 4 tremo en fi delidad a la misión recibida del Pa- dre. En Jesús Resucitado, Dios ha vencido toda muerte y nos abre a la esperanza de una vida plena. Por eso tenemos en medio de esta cele- bración el cirio Pascual, signo de esta presencia de Cristo Resucitado. SALUDO Y SEÑAL DE LA CRUZ El que preside: Alegres de esta experiencia compartida los in- vito a iniciar esta celebración con la Señal de la Cruz. Les pedimos a los padres realizar la Señal de la Cruz a sus hijos, y éstos a sus Padres di- ciendo: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Guía: Acompañamos este signo con un canto. Oración: Señor, todo lo hemos recibido de tu amor, ú nos entregas el don de la fe y nos incorporas a tu pueblo. Gracias por las personas que nos han ayudado en nuestro caminar de fe, por los Sacerdotes, Religiosas, Diáconos, por nuestros Abuelos, Padres, Hermanos, Hi- jos. Gracias, Señor, porque somos tus hijos por el sacramento del Bautismo, porque nos invitas a ser hombres nuevos, que caminan en la esperanza de una vida plena. Por nuestro Señor Jesucristo. Todos: Amén.. DESDE LA VIDA Experiencia del Bautismo El que preside: Los invito a recordar los acontecimientos que marcaron el sacramento del Bautismo recibi- do. Han traído a esta celebración algunos re- cuerdos de este sacramento. Seguramente tie- nen junto a ustedes fotos, recuerdos, los invito a que los saquen y los vuelvan a mirar. ¿Qué les contaron sus padres sobre su bau- tismo?, ¿dónde fueron bautizados?, ¿qué re- cuerdos tienen de sus padrinos?, ¿aún viven?, ¿cuáles son sus nombres?, ¿qué sentimientos les provoca este recuerdo? Los invito a compartir en forma espontánea y libre lo que estos recuerdos suscitan en su co- razón. A partir de estos hermosos testimonios, demos gracias al Señor por las maravillas que obra en cada uno de nosotros a través del sacramento del Bautismo. Cantemos. LITURGIA DE LA ALABRA Guía: omen asiento. La Palabra de Dios es Palabra viva. Siempre actúa si le abrimos el corazón. Escuchemos lo que el Señor nos dice con una actitud de acogida a lo que Él quiere hacer en nosotros. Lector: Lectura de la carta de san Pablo a los Efesios 4,17- 24. Guía: Disponemos todo nuestro ser, especialmente nuestros oídos y nuestro corazón, para acoger la Palabra de Dios tomada del Evangelio de Mateo. Lo hacemos cantando. El que preside: Les anuncio el Evangelio de nuestro Señor Je- sucristo según san Mateo (Mt 19,13-15: “Dejen que los niños se acerquen a mí”). Todos: Gloria a Ti, Señor. Sugerencias para una breve homilía: El texto de los efesios destaca el dinamismo de dejar al hombre viejo, que vive en el pe- cado, por el hombre nuevo, el que bajo la 5 acción del Espíritu Santo adopta una nueva manera de pensar y de actuar. El Evangelio nos muestra las actitudes propias de los niños, quienes aparecen necesitados de ayuda, donde no hay méritos de los cuales enorgullecerse; ellos aparecen con la transparencia y apertura propia de quien vive con un corazón limpio. Por eso, el ser como niños constituye el estado ideal de un discípulo, ya que se dispone de la máxima apertura para acoger la acción novedosa del Reino —que hace desarrollar la vida en la dirección del proyecto para la que fue creada— de manera total y como un don. El Bautismo nos hace hijos de Dios, y nos in- vita a transformar nuestra vida en el proyec- to que Dios tiene para cada uno. Guía: Después de profundizar en la Palabra de Dios, cantemos a Dios como un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo, para prepararnos al si- guiente momento. SIGNO DEL AGUA Guía: Luego de haber re-vivido nuestra experiencia del Bautismo, de haber escuchado la Palabra de Dios, los invitamos a poner atención a los signos propios del bautismo. Están presentes en el altar, tenemos: La cruz. El aceite. El agua. Vestidura o manta blanca. Vela. odos estos elementos son los signos que se utilizan en el sacramento del Bautismo. Sugerencia: en los lugares que cuenten con pila bautismal, les proponemos que esté cerca del lugar de la celebración adornada de manera festiva, al igual que un portacirio. El que preside: Fijemos la mirada en el agua. Ella es signo de purifi cación, signo que nos invita a dejar el hombre viejo para revestirnos del hombre nuevo, nos invita a renacer por acción del Es- píritu Santo. Hay dispuestas varias fuentes con agua, los invitamos a acercarse, por familia, hacia algu- na de las fuentes y les proponemos que cada integrante sumerja las manos en la fuente y al hacer este gestomencionar: ¿A qué quieres morir? y ¿A qué deseas renacer? Guía: Mientras las familias se acercan, invocamos al Espíritu de Jesús cantando. ENTREGA DEL CREDO Guía: A la luz de este signo —el agua, que nos re- nueva en las implicancias que tiene el bautis- mo para cada uno— queremos hacer entrega del Credo, la oración que contiene las verdades de nuestra fe. Les invitamos a pasar por fami- lia a recibir el Credo y, al momento de hacer- lo, encender la vela que recibieron, mientras cantamos “Un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo”. El que preside: El bautismo es el sacramento de aquella fe por la que los hombres, iluminados por la gracia del Espíritu Santo, responden al Evangelio de Cristo y que provoca la adhesión al mismo Cris- to. Por eso hoy, en sintonía con lo que hemos celebrado, es que entregaremos el Credo, que profesa la fe que nos hace discípulos misione- ros del Señor. Los invitamos a rezar juntos el Credo. El que preside: Esta es nuestra fe en Cristo Jesús, el que vive y reina por los siglos de los siglos. Todos: Amén.. 6 BENDICIÓN FINAL El que preside: Padre de Bondad, que hiciste nacer en estos ni- ños y en sus padres el deseo de llegar a ser cris- tianos perfectos, concédeles que, avanzando siempre en su camino hacia ti por la fe, experi- menten que sus deseos y nuestras súplicas han sido escuchados. Por Jesucristo, nuestro Señor. Recemos juntos la oración que nos hace hijos de un mismo Padre y hermanos: Padre nues- tro… Guía: Finalizamos nuestra celebración cantando a nuestra Madre. nidad 8 Jesús nos invita a participar de su vida 8 Notas catequísticas OBJETIVO DEL EN UENTRO: «HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA» «Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido.» 1 Cor 11,23) Agradecer la invitación de Jesús a vivir la Eucaristía como actualización de su entrega en favor de toda la humanidad. MATERIALES: • Biblia. Cirio. Imagen de Jesús. Lápices. • Para profundizar, leer este tema en: - Catecismo de la Iglesia Católica: números 1074; 1089. - exto Bíblico complementario: Mt 18,20. - Juan Pablo II, Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistía: Misterio de Fe, Capítulo I, números 11-14. • odos estos materiales escritos se pueden encontrar en www.catequesis-ppc.com.ar enc entro 22 9 Oración inicial • Comenzamos nuestro encuentro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. • Nos reunimos como Iglesia, como comunidad que cree y celebra la presencia de Jesús en medio de ella. Nos reconocemos y sentimos pueblo peregrino que camina hacia la casa del Padre, pueblo de hermanos que tienen un destino común de eternidad. Eso queremos expresar con el canto con que iniciamos nuestro encuentro. IGLE IA PEREGRINA Todos unidos, formando un solo Cuerpo, un pueblo que en la Pascua nació, miembros de Cristo en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu que el Hijo desde el Padre envió. Él nos impulsa, nos guía y alimenta; Iglesia peregrina de Dios. omos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor; paz para las guerras y luz entre las sombras, Iglesia peregrina de Dios. Rugen tormentas y a veces nuestra barca parece que ha perdido del timón, miras con miedo, no tienes confianza. Iglesia peregrina de Dios. Una esperanza nos llega de alegría, presencia que el Señor prometió. Vamos cantando… Él viene con nosotros. Iglesia peregrina de Dios. Todos nacidos en un solo Bautismo, unidos en la misma comunión; todos viviendo en una misma casa, Iglesia peregrina de Dios. I. Acogida Todos prendidos en una misma suerte, ligados a una misma salvación, somos un Cuerpo y Cristo la cabeza. Iglesia peregrina de Dios. • Contemplemos la imagen de Jesús y pense- mos en el camino que tenemos que recorrer para salir a su encuentro. • Uno de nosotros, en nombre de todos, invoca al Señor y todos contestamos: Ayudanos, Señor Jesús. 1. Ayudanos a reconocernos como pueblo que camina al encuentro con el Padre. 2. Ayudanos a buscar tu Palabra, como luz que guíe nuestros pasos. 3. Ayudanos a vivir la alegría de tu presen- cia y compañía. • Volvamos a cantar el estribillo del canto. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 40 III. Aprendiendo a vivir en la fe II. Nuestro camino 1. Experiencia de vida Los invito a leer el siguiente Salmo: almo 88: “El amor del Señor por siempre cantaré, su fidelidad proclamaré de siglo en siglo; yo digo: tu favor es eterno, al hacer el cielo, pusiste en él tu fidelidad. Una alianza hiciste con tu preferido, le juraste a David, tu servidor: ‘Establecí tu linaje para siempre, asenté tu trono de siglo en siglo’. Señor, los cielos celebran tus maravillas, y tu fidelidad, la asamblea de los santos”. • Así como el pueblo de Israel recordaba las acciones de Dios en su historia, queremos invitarlos a recordar, a “hacer memoria” de la propia vida y del paso de Dios por ella. • En el dibujo de la línea de tiempo, anoten momentos especiales en que hayan experimentado la presencia de Dios en sus vidas. Para algunos pueden ser momentos de dolor, para otros de alegría. Una vez que los hayan anotado, contemplen su vida y hablen de ella con Dios. 2. Dios nos habla por medio de su alabra Se invita a profundizar la experiencia escuchando la Palabra de Dios. A. Síntesis del encuentro anterior Recordemos del encuentro anterior aquello que queríamos que la Virgen María nos ayudara a guardar en el corazón. Puede ayudarnos leer lo que anotamos al fi nalizar el encuentro en la sección “Con María guardemos en el corazón”. B. Encuentro con la familia • ¿Qué fue lo más signifi cativo de la Catequesis Familiar? ¿Acudieron al encuentro las familias invitadas? ¿Cómo resultó nuestro encuentro? C. Lo que hoy queremos hacer En el encuentro anterior comprendimos que, en Jesús Resucitado, Dios ha vencido toda muerte y nos abre a la esperanza de una vida plena. Hoy queremos agradecer la invitación de Jesús a vivir la Eucaristía como actualización de su entrega en favor de toda la humanidad. Nací el: 41 † De la primera carta de San Pablo a los Corintios 11,23-25: «Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía.”» PARA REFLEXIONAR Y OMPARTIR: 1) ¿Qué es lo que transmite San Pablo como recibido del Señor? 2) ¿Qué signifi ca la frase: “Hagan esto en me- moria mía”? ¿Quiénes deben hacerlo? 3) ¿Qué hace Jesús antes de partir el pan? PARA PROFUNDIZAR: Hacer memoria no es un mero recordar el pasado. Celebrar la Eucaristía en memoria de Jesús, es celebrar el misterio que anuncia y actualiza su muerte y Resurrección. Es revivir su fuerza y efi cacia. La invitación de Jesús es una llamada a revivir su entrega hasta el extremo. Es su vida entregada, resumida en el gesto de darnos su Cuerpo y su Sangre, lo que Jesús quiere que nosotros revivamos. Hacer memoria de su entrega signifi ca hacerlo presente a través de la propia existencia amando como Jesús lo hizo. Las palabras de Cristo, son dirigidas a toda la Iglesia. odos celebramos la Eucaristía como acción de gracias. Los sacerdotes, como continuadores del ministerio de los apóstoles, presiden a la asamblea que celebra. A ellos, Jesús encarga la acción, que acaba de realizar, de transformar el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre, la acción con la que Él mismo se nos manifestó como sacerdote y víctima. Celebrar juntos la Eucaristía como memorial requiere nuestra gratitud y el deseo de comprometernos a actualizar la entrega de Jesús. Su donación se convierte en nuestra
Compartir