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el señor sale a nuestro encuentro 6

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l Señor sale
a nuestro encuentro
libro d l cat quista 
d los padr s
Arquidiócesis de ahía lanca
 
 ítulo de la obra: El Señor sale a nuestro encuentro • Guía del catequista de padres • 2
ISBN ISBN 978-987-1931-25-5
SEGUNDA REIMPRESIÓN
© 2012, INPAS
© 2012, PPC Argentina S.A.
Puede imprimirse
 onseñor Guillermo José Garlatti
Arzobispo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca
11 de Marzo de 2013
 C Cono Sur
Av. Callao 410 piso 2
C1022AAR | Ciudad Autónoma de Buenos Aires • República Argentina
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o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, 
por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los 
titulares del copyright.
Empresa asociada a la Cámara Argentina del Libro
 
 resentación
 on gran satisfacción y fuerte esperanza presento a 
nuestra Arquidiócesis de Bahía Blanca la implementa-
ción del programa catequístico l Señor sale a nuestro 
encuentro. Se trata de un proyecto de catequesis fami-
liar de iniciación a la vida eucarística, propuesta en dos 
etapas, constituida por ocho libros en total (libro de los 
niños, libro del catequista de niños; libro de los padres y 
libro del catequista de los padres, para cada etapa) y en-
riquecida por una gran cantidad de recursos y contactos 
a través de internet e instancias formativas permanentes 
de distinto tipo.
 on ello estaremos dando un paso importante en el 
camino trazado por los pastores reunidos en la Vª on-
ferencia General del Episcopado Latinoamericano y del 
 aribe en Aparecida. Allí se señala que Se impone la 
tarea irrenunciable de ofrecer una modalidad operativa de 
iniciación cristiana que, además de marcar el qué, dé tam-
bién elementos para el quién, el cómo y el dónde se realiza. 
Así, asumiremos el desafío de una nueva evangelización, a 
la que hemos sido reiteradamente convocados» (287).
 atequesis y nueva evangelización: éstos son los 
ejes y desafíos. Tenemos entre manos una posibilidad 
de evangelizar que, como respuesta a los nuevos tiem-
pos y en sintonía con la enseñanza de los Pastores, se 
propone como objetivo general “desarrollar una Ca-
tequesis de Iniciación a la Vida Eucarística en la que la 
familia viva un proceso de encuentro y de amistad 
con Jesucristo, en el que reconozca la invitación que Él 
nos hace a la conversión y a vivir en la Iglesia el discipu-
lado y la misión” (ibd).
Al respecto la Exhortación Apostólica Verbum do-
mini señala que “un momento importante de la anima-
ción pastoral de la Iglesia en el que se puede redescubrir 
adecuadamente el puesto central de la Palabra de Dios es 
la catequesis, que, en sus diversas formas y fases, ha de 
acompañar siempre al Pueblo de Dios” (74).
En línea con lo propuesto en la Catechesi tradendae, 
“la acción catequética de la familia tiene un carácter pe-
culiar y —en cierto sentido— insustituible”, algo que 
ha sido subrayado con razón por la Iglesia, especial-
mente por el oncilio Vaticano II. “Esta educación en la 
fe, impartida por los padres —que debe comenzar desde 
la más tierna edad de los niños— se realiza ya cuando 
los miembros de la familia se ayudan unos a otros a crecer 
en la fe por medio de su testimonio de vida cristiana, a 
menudo silencioso, mas perseverante a lo largo de una 
existencia cotidiana vivida según el Evangelio” (68). 
La catequesis familiar, en efecto, precede, acompaña 
y enriquece toda otra forma de catequesis. Y no pocas ve-
ces la “iglesia doméstica” es el único ámbito en donde los 
niños pueden recibir una auténtica catequesis. 
A propósito de la importancia de la “calidad” de la 
catequesis para la nueva evangelización y el desarrollo 
armónico de la vida de la fe, la Exhortación Apostólica 
Evangelii Nuntiandi pone de manifi esto que “el esfuer-
zo de evangelización será grandemente provechoso … 
si los catequistas disponen de textos apropiados, 
puestos al día sabia y competentemente, bajo la 
autoridad de los obispos. Los métodos deberán ser 
adaptados a la edad, a la cultura, a la capacidad de las 
personas, tratando de fi jar siempre en la memoria, la in-
teligencia y el corazón las verdades esenciales que debe-
rán impregnar la vida entera” (44). 
4
Afortunadamente, l Señor sale a nuestro en-
cuentro constituye un proyecto catequístico muy rico 
y probado, vivo, potente, fundado en la experiencia de 
comunidades en permanente actitud crítica y renovación 
metodológica, sensible a los cambios socioculturales, y 
atenta a los signos de los tiempos. Un proyecto que cuen-
ta ya con cincuenta años de historia. 
“Ante todo, es menester preparar buenos catequistas”, 
afi rma la Evangelii Nuntiandi; catequistas parroquiales, 
instructores y padres, deseosos de perfeccionarse en 
este “arte superior, indispensable y exigente que es la en-
señanza religiosa” (ibd). 
 on enorme alegría pongo en manos de los cate-
quistas, padres de familia y agentes de pastoral este 
 atecismo, dirigido principalmente a la Arquidiócesis 
de Bahía Blanca, pero ofrecido también como un servi-
cio a quienes estén dispuestos a asumir el compromiso 
de hacer realidad el mandato Jesús: “Vayan por todo el 
mundo, anuncien la Buena Noticia” (Mc. 16,15).
+ Monseñor Guillermo José Garlatti
Arzobispo de Bahía Blanca
5
 Nuestras primeras palabras al presentar el 
Segundo Año de Catequesis Familiar son de profun-
da gratitud al Señor Jesucristo quien, con la fuerza 
del Espíritu, ha inspirado este trabajo y nos ha ben-
decido en cada una de sus etapas de desarrollo.
 En segundo lugar queremos expresar, 
con el mismo afecto, nuestra gratitud a tantos cate-
quistas que recibieron con cariño, responsabilidad 
y alegría este nuevo proyecto. Queridos amigos y 
amigas, el esfuerzo que dedicaron a conocer e im-
plementar esta nueva propuesta catequística fue 
para las comunidades y para nosotros un verdadero 
regalo. 
 Con la presentación del texto de segundo 
año, queremos dar un paso más en este camino de 
renovación de la Catequesis Familiar de Iniciación a 
la Vida Eucarística.
 En la presente introducción asumimos los 
fundamentos de la Catequesis Familiar ya expuestos 
en la Introducción al Libro de Primer Año. Queremos 
ahora señalar los aportes específi cos del Segundo 
Año, teniendo así una visión completa del proceso 
catequístico que estamos desarrollando.
 Vivir la celebración de la Eucaristía como 
experiencia de comunión con Jesucristo, 
quien, por el don de su Espíritu Santo, nos 
hace miembros de la Iglesia y partícipes 
de su vida y misión en el mundo.” 
 Durante el segundo año queremos que 
las familias puedan conocer y valorar el sacramento 
de la Eucaristía como uno de los lugares privilegia-
dos de encuentro con Cristo, de modo que, a partir 
del encuentro con Jesús, la vida personal, familiar, 
eclesial, social se vea impregnada de los valores del 
Evangelio. En el fondo, queremos que los miembros 
de las familias que participen en este proceso cate-
quístico se constituyan en “cristianos eucarísticos” 
que celebran lo que viven y viven lo que celebran.
• Desarrollo
 al como ocurre durante el primer año, las 
etapas del Catecumenado constituyen el telón de 
fondo del desarrollo de los objetivos y contenidos 
catequísticos del segundo año. Para lograr estos 
objetivos se han desarrollado las dos últimas etapas 
del Catecumenado.
 La tercera etapa se llama “Jesús nos invita 
a ser uno con Él. El isterio pascual en nuestra vida: 
Familias enviadas por Cristo”. La catequesis se centra 
aquí en el anuncio de Jesucristo que nos llama a ser 
uno con Él, invitándonos a compartir su vida y sumisión. De este modo las familias irán preparando el 
camino para que Jesús entre sacramentalmente en 
sus vidas a través de la comunión eucarística. Irán 
también asumiendo paulatinamente toda la riqueza 
del discipulado que se proyecta necesariamente en 
la dimensión misionera que Cristo entregó a todo 
bautizado.
 Esta etapa comprende nueve encuentros 
estructurados sobre tres grandes unidades: “Jesús 
nos amó hasta el extremo”, “Jesús nos invita a partici-
par de su vida”, “La Iglesia vive de la Eucaristía”. Inclu-
ye además tres celebraciones. La primera inaugura 
el segundo año. La segunda nos invita a renovar el 
Bautismo, recibir el Credo y ofrece, además, la posi-
bilidad de bautizar a los niños que, por diferentes 
razones, no han recibido este sacramento. 
 La etapa concluye con la cuarta celebración 
centrada en la fi gura de la Virgen María, primera tes-
tigo y colaboradora de la obra de Dios. Esta celebra-
ción es una incorporación original de este proceso 
catequístico. No está presente en el catecumenado 
INTRODUCCIÓN AL SEGUNDO AÑO DE LA
CATEQUESIS FAMILIAR DE INICIACIÓN A LA VIDA EUCARÍSTICA
“EL SEÑOR SALE A NUESTRO ENCUENTRO”
6
primitivo ni tampoco en procesos catequísticos ante-
riores. Busca realizar una conclusión mariana al tema 
de la novena unidad: “La Iglesia vive de la Eucaristía” y 
de las unidades que conforman la sección. Jesús nos 
invita a ser uno con Él siguiendo el ejemplo de María 
de Nazaret. Ella es la “mujer eucarística” por excelen-
cia. La que mejor vive la relación de comunión con su 
Hijo y quien mejor puede ayudar a las familias a llevar 
una vida en comunión con Él. 
 La cuarta etapa, “El Señor nos regala su 
Espíritu y nos envía. La vivencia de la fe en la isión: 
Familias servidoras del Reino”, corresponde a la di-
mensión mistagógica, es decir, busca profundizar 
la experiencia que se vive con la recepción de los 
sacramentos. Constituye al mismo tiempo una in-
troducción a la vida comunitaria de la Iglesia. El foco 
catequístico quiere mostrar cómo Jesucristo nos re-
gala su Espíritu, para responder a nuestra vocación 
común a la santidad y nos envía a la misión. La etapa 
procura desarrollar los contenidos de la fe en forma 
vital impregnándolos de la vocación misionera pro-
pia de la vida cristiana madura. El centro catequísti-
co de esta etapa busca que las familias se vuelvan 
servidoras del Evangelio por la acción del Espíritu 
Santo, que las envía a dar testimonio de la fe en la 
Iglesia y en medio del mundo.
 Esta etapa incluye nueve encuentros, 
agrupados en las unidades: “El Espíritu Santo san-
tifi ca a la Iglesia”, “El Espíritu Santo anima la misión 
de la Iglesia” y “Una Iglesia que peregrina en la espe-
ranza”. Comprende, además, un Retiro de Agradeci-
miento y llamado y la última celebración “Discípulos 
misioneros”, para expresar nuestra acción de gracias 
por el camino recorrido y nuestro compromiso de 
incorporación plena a la vida y misión de la Iglesia. 
Acercándose el término de la Catequesis Familiar, 
queremos bendecir al Padre por todos los dones y 
benefi cios recibidos en este proceso de iniciación a 
la Vida Eucarística y discernir el llamado particular 
que Jesús hace a cada uno de los miembros de la 
familia, ya como discípulos misioneros.
 El itinerario completo del Segundo Año que-
da como se ve en el cuadro de la página siguiente.
• etodología
 Hemos mantenido la misma estructura 
del desarrollo de los Encuentros que propusimos 
para el Primer Año: I. Acogida; II. Nuestro camino; 
III. Aprendiendo a vivir en la fe; IV. reparando la 
Catequesis Familiar (Padres) – Celebremos nues-
tro encuentro con Jesús (Niños).
 Con todo, nos ha parecido oportuno intro-
ducir algunas mejoras con el fi n de facilitar el logro 
de los objetivos de cada encuentro.
 En el Libro de Padres hemos cambiado la ubicación de 
las preguntas para aplicar el texto bíblico a la vida (mo-
mento de la Meditación en la Lectio Divina). En el Libro 
del primer año se encontraban inmediatamente des-
pués de las preguntas de comprensión del texto bíblico 
(“Para refl exionar y compartir”). En el presente texto se 
encuentran después del “Para profundizar”. reemos 
que los padres pueden lograr una mejor refl exión de su 
vida a la luz de la Palabra enriquecidos, no sólo por las 
preguntas al texto, sino también por las ideas que él 
mismo nos invita a profundizar.
 Tanto en el Libro de atequista de Padres como de Ni-
ños, hemos dado un desarrollo más claro al apartado 
“ on la Virgen María, guardemos en el corazón”, distin-
guiendo los momentos que incluye, tal como se indica 
a continuación:
Libro del Catequista de Padres
- ada uno piensa en aquello que descubrió como lo más im-
portante de este encuentro. Se ayuda a los padres a refl exio-
nar acerca de las situaciones personales o familiares en que 
necesitan amarse con especial dedicación. Invita, a quien lo 
desee, a compartirlo con los demás.
- Se pide que anoten en su libro lo que descubrieron.
- En un clima de recogimiento, presentan a María el fruto de 
este encuentro para que ella los ayude a guardarlo en el co-
razón.
7
Segundo Año:
Jesús nos invita a 
celebrar y vivir la 
Eucaristía
Segundo Año:
III ETAPA
 Jesús nos invita 
a ser uno con Él»
(El Misterio Pascual en nues-
tra vida: Familias enviadas 
por risto)
IV ETAPA
 El Señor nos regala su 
Espíritu y nos envía»
(La vivencia de la fe en la 
misión: Familias servidoras 
del Reino)
La Pasión y Muerte de Jesús La Resurrección de JesúsLa Última ena: elebración de la Nueva Alianza
Séptima celebración: Bautismo de niños y entrega del credo
Sexta celebración: Seguimos caminando con Jesús
Octava celebración: María, la primera testigo y colaboradora en la obra de Dios
Retiro: Agradecimiento y llamado
Novena celebración: Discípulos misioneros
Octava unidad: «Jesús nos invita a participar de su vida»
Séptima Unidad: «Jesús nos amó hasta el extremo»
Hagan esto en memoria mía
Jesús es Pan de Vida
Jesús nos regala su Espíritu
 omunidad que da testimonio 
de la fe recibida
Ven, Señor Jesús
Iglesia que vive de la Eucaristía
 Un solo cuerpo y muchos carismas
 omunidad que celebra la fe
María nos precede y acompaña
Miren cómo se aman: la fraternidad
El Espíritu Santo nos santifi ca
 omunidad que está al servicio 
de los demás
 Lo reconocemos al partir el pan
El Espíritu Santo hace presente la salvación Nos hacemos uno con risto y su misión
Novena Unidad: «La Iglesia vive de la ucaristía»
Décima unidad: « l spíritu Santo santifi ca a la Iglesia»
Undécima Unidad: « l spíritu Santo anima la misión de la Iglesia»
Duodécima Unidad: «Una Iglesia que peregrina en la esperanza»
Libro del Catequista de Niños
- Se pregunta a los niños qué aprendieron hoy y se pide que lo 
compartan con los demás.
- El catequista los invita a anotar en su libro lo que aprendie-
ron. Si les cuesta resumirlo, ayudarlos con la siguiente idea: 
“Quiero poner al servicio de la comunidad los dones que el 
Espíritu Santo me regala”.
- Los niños piden a la Virgen María, en actitud orante, que los 
ayude a guardar en el corazón lo que aprendieron.
 
 Nótese además, que hemos puesto un recurso para que 
el catequista, si es necesario, ayude a los padres o ni-
ños al momento de compartir lo que descubrieron en 
el encuentro. Por último, destacamos el clima orante y 
contemplativo en el que se realiza este momento, que 
corresponde precisamente a esos pasos de la Lectio Di-
vina.
Agradecimiento y llamado
El Retiro:
 Cercanos al fi nal del proceso de la Cate-
quesis queremos que las familias puedan retirarse 
para mirar en el Señor el camino recorrido. Fue un 
camino en el que se encontraron con Jesús y lo fue-
ron conociendo cada día más. Ahora saben que Él 
los invita a vivir en amistad, que siempre les ofrece 
su misericordia y perdón, que los invita a formar par-
te de su comunidad de discípulos y discípulas y les 
regala su Espíritu para ser testigos de su Evangelio 
y continuadores de su misión. Fuerondescubriendo 
que la fe se celebra con otros por medio de la liturgia 
y de los sacramentos y se animaron a vivir aquello 
que celebran, especialmente a través del amor y la 
solidaridad hacia los más pobres y hacia todos cuan-
tos sufren. Durante este camino, ciertamente, hay 
otros muchos dones y gracias recibidas. Este retiro 
quiere ser un momento especial para reconocer y 
agradecer lo que Dios ha ido haciendo en cada uno 
de nosotros, en nuestras familias y comunidades.
 El texto bíblico que ilumina este Retiro es 
Mateo 11,25-27: Alabanza por la revelación hecha a 
los sencillos. En el “Portal de Recursos para la Cate-
quesis” (www.catequesis-ppc.com.ar) encontrarán 
una propuesta completa para realizar este Retiro.
 Finalmente, creemos que el gran desafío 
que enfrenta el segundo año de Catequesis Fami-
liar está marcado por una doble dimensión. Por una 
parte, la incorporación activa de la familia en la vida 
de la Iglesia, particularmente en la celebración de 
la Eucaristía dominical, fuente y cumbre de toda la 
8
vida del discípulo misionero de Jesucristo, y conti-
nuar viviendo en su seguimiento en una pequeña 
comunidad cristiana. 
 Por otra parte, surge la necesidad de seguir 
acompañando a los niños en su vida de fe. Por esta ra-
zón invitamos a las comunidades a discernir la mejor 
forma de asumir esta tarea, de manera que la misma 
comunidad que los ayudó a participar del sacramento 
de la Eucaristía les ofrezca una continuidad catequís-
tica que los apoye y estimule en el desarrollo de la 
vida cristiana durante los próximos años de su vida. 
 Ponemos este libro de segundo año en las 
manos de la Virgen María, Madre de Dios y Madre 
nuestra, y le pedimos con humildad y cariño que Ella, 
que ha sido la primera y mejor catequista, inspire y 
acompañe el servicio generoso de muchos de sus hi-
jos, para que muchas familias, a través de este medio, 
puedan encontrase con su Hijo Jesús, acojan la Bue-
na Noticia del Amor del Padre y se dejen animar por 
su Espíritu para construir un mundo más feliz para 
todos, un mundo donde todos seamos la Familia de 
Dios.
9
CELEBRACIÓN:
“SEGUIMOS 
CAMINANDO CON 
JESÚS”
I. RE ARANDO LA 
CELEBRACIÓN
 BJETIV :
Encontrarse en el Señor para iniciar el segundo año 
del proceso de Catequesis Familiar de Iniciación a la 
Vida Eucarística.
 ATERIALES:
 Cirio o vela grande
 Biblia para altar
 Mesa para altar
 Mantel
 Flores o planta
 Libros de Segundo Año para cada familia
 Dibujo de sandalias para cada familia
 Hoja con preguntas para cada persona
 Hoja de canto para cada persona
 Biblia o exto bíblico escrito para cada 
persona
AMBIENTACIÓN:
Conviene hacer esta celebración en el emplo, o en 
lugar amplio. El lugar se ambienta de la siguiente 
manera:
 Colocar la mesa como altar en el centro de 
la comunidad de la catequesis, junto a la 
Biblia y fl ores o planta.
 Si es posible, disponer las sillas en un 
semicírculo. 
 El cirio o vela grande al lado del altar o 
sobre el altar.
SUGERENCIAS MET D LÓGICAS:
 Se sugiere que cada persona tenga el 
texto bíblico con las preguntas. Como 
cada familia tiene una sola Biblia, es 
recomendable sacar copias en un papel 
adecuado del exto y así también motivar a 
las personas a que subrayen o marquen las 
ideas que sean importantes.
 La celebración es presidida por el párroco, 
y guiada por uno(a) de los(as) catequistas. 
Si no puede estar el párroco, la preside 
un diácono permanente, un religioso o 
religiosa, el coordinador de la comunidad o 
un catequista.
II. DESARROLLO DE LA 
CELEBRACIÓN
INICIO DE LA CELEBRACIÓN
 ) MOTIV CIÓN INICI L: 
Guía:
Les damos una afectuosa bienvenida a cada uno 
de ustedes. Nos re-encontramos nuevamente 
para continuar el proceso de iniciación a la vida 
eucarística. Hemos vivido momentos importantes 
para la vida de fe, para la experiencia de ser 
discípulos misioneros, para encontrarnos vitalmente 
con Jesucristo, el Señor de la Vida. Con estos 
sentimientos iniciemos este encuentro cantando.
10
B) S LUDO:
El que preside:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu San-
to.
Todos: Amén..
El que preside:
Queremos seguir caminando con Jesús, deseamos 
profundizar en el seguimiento del Señor. A la 
luz de este encuentro quisiera preguntarles: 
¿qué acontecimientos vivieron en este último 
tiempo?, ¿cómo estuvieron las vacaciones?, los 
niños ¿crecieron en estatura?, ¿durante el verano 
experimentaron la presencia de Jesús en sus vidas?, 
¿extrañaron algo de la catequesis?, ¿participaron de 
la Eucaristía, de la vida de oración?
(Se pueden agregar otras preguntas o privilegiar 
sólo una de ellas. Se deja el espacio sufi ciente para 
que las personas que lo deseen compartan sus 
ideas).
C) OR CIÓN:
El que preside: (Acogiendo sus intervenciones) 
Oremos: 
Señor, 
caminamos por la vida 
como los discípulos de Emaús:
queremos reconocerte al partir el pan,
concédenos amar y conocer tu Palabra,
para hacer de nuestras vidas 
una ofrenda agradable a i
y puesta al servicio de nuestros hermanos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén..
LITURGIA DE LA PALABRA
Guía:
Permanecemos de pie y nos disponemos a escuchar 
la Palabra de Dios, que nos vivifi ca y nos anima a 
mirar nuestra vida a la luz del Señor. Lo hacemos 
con un corazón atento, y dispuesto. Acogemos esta 
Palabra cantando.
El que preside:
Les anuncio el Evangelio de nuestro Señor Jesu-
cristo según San Lucas (24,13-35: Los discípulos de 
Emaús).
Todos: Gloria a Vos, Señor.
Guía:
 omen asiento. Dejemos unos minutos de silencio 
para que la Palabra de Dios penetre en nuestro ser. 
 e invitamos a leer el texto una vez más, en forma 
personal y pausada. Marcá las frases que te llaman 
la atención, encerrá en un círculo los personajes y en 
un rectángulo los verbos.
COMPARTIR EN FAMILIA
Guía:
Los invitamos a encontrarse de a dos familias, para 
compartir lo que la Palabra suscitó en cada uno. 
Les proponemos las siguientes preguntas para pro-
fundizar, en especial les pedimos tener presentes las 
preguntas 2 y 3:
1.- ¿Qué frases me llamaron más la atención?
2.- ¿Qué hizo el Señor en mi vida durante el primer 
año de la Catequesis?
3.- ¿Por qué le doy gracias al Señor?
Como fruto del diálogo, se elaboran oraciones 
de acción de gracias que serán compartidas en el 
momento siguiente de la celebración.
 anto: “PEREGRINOS DE EMAÚS” (estribillo).
FRUTOS DE LA CELEBRACIÓN
Guía:
Luego de este compartir, los invitamos a recoger los 
frutos de la celebración.
El que preside: 
a) Somos asamblea, comunidad reunida hoy para 
continuar el camino a la vida eucarística; por eso, en 
forma espontánea y libre, los invito a que podamos 
decir en voz alta: ¿Qué hizo el Señor en mi vida du-
rante el primer año de la Catequesis?
11
Se escuchan las respuestas de los asistentes a la cele-
bración.
b) Y ¿por qué queremos dar gracias?
Se escuchan los ecos de los asistentes a la celebración.
c) Queremos presentarle al Señor nuestras oracio-
nes:
Se leen las oraciones elaboradas por las familias.
SIGNO: 
Entrega de los libros de Catequesis de Segundo año 
y un par de sandalias.
Guía: 
Para sellar este momento, invitamos a los Catequistas 
a traer los libros de Catequesis de Segundo año “El 
Señor sale a nuestro encuentro” y la bandeja con 
sandalias.
Les pedimos ahora que se acerquen los padres 
junto a sus hijos para recibirlos. Se acompaña este 
momento con las siguientes palabras u otras que se 
elijan:
 Les entregamos estas sandalias para hacer presente que es JE-
SU RISTO, el Señor de la Vida, el Señor que se ofrece en la Euca-
ristía, el que camina junto a ustedes.
 Para hacer presente, también, que son sus FAMILIAS, núcleo de 
encuentro, de diálogo, de amor, de esperanza, parte importante 
en este peregrinar.
 Para hacer presente que la OMUNIDAD acompaña sus pasos en 
la formación a la iniciación de la vida eucarística.
(Mientas se entregan los textos y las sandalias, se 
cantan algunos estribillos de canciones).
El que preside: 
Con los librosy las sandalias en sus manos, los invi-
tamos a hacer juntos la siguiente oración.
Quédate con nosotros, Señor…. para que no se apa-
gue nuestra fe, ni se oculte tu rostro.
Quédate con nosotros, Señor… en los momentos de 
difi cultad, para que no nos falte ilusión, fortaleza en el 
dolor y luz en los momentos de confusión.
Quédate con nosotros, Señor… para que nuestro cora-
zón arda al calor del tuyo.
Quédate con nosotros, Señor… para que nuestro amor 
se manifi este, nuestra entrega se afi ance y podamos 
acogerte en cada hermano.
Quédate con nosotros, Señor… para que vivamos con 
esperanza.
Quédate con nosotros, Señor… en Tu palabra y en 
estos libros de catequesis, para que sigamos profundi-
zando en la fe.
 anto: “ALABARÉ, ALABARÉ…”.
El que preside: 
Somos hijos de un mismo Padre; por eso decimos 
juntos: Padre nuestro…
BENDICIÓN FINAL
El que preside: 
Felices de re-encontrarnos, de haber vivido esta 
celebración como miembros de un solo cuerpo y de 
la alegría de tener junto a nosotros a Jesucristo, los 
invito a dar testimonio de lo que hemos celebrado, 
a participar con entusiasmo en los próximos 
encuentros y a dejar que el Señor transforme 
nuestras vidas en su amor.
El Señor esté con ustedes.
Todos: Y con tu espíritu.
El que preside: 
El Padre que es bueno y misericordioso, nos acom-
pañe como familia en este encuentro con el Señor 
de la Vida en este segundo año de catequesis y que 
Él nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del 
Espíritu Santo.
Todos: Amén..
Guía: 
Finalizamos nuestra celebración cantando a nuestra 
madre:
 anto: “SANTA MARÍA DEL AMINO”.
 nidad 7
Jesús nos amó 
hasta el extremo
14
Notas catequísticas
OBJETIVO DEL EN UENTRO: 
Descubrir en la Última Cena el signo que anticipa, prepara y da 
sentido al acontecimiento de la muerte y Resurrección de Jesús.
MATERIALES:
• Biblia, cirio e imagen de Jesús ubicadas en el centro.
• Cintas o tiras de diferentes colores. Una por cada miembro del 
grupo.
• Lápices, goma de pegar.
• Para profundizar, puedes leer este tema en:
- Catecismo de la Iglesia Católica: números 422; 426-429;
606-612.
- extos bíblicos complementarios: Lc 1,68; 12,50; 22,15-20;
Mt 16,21-23; 1 Cor 11,25.
• odos estos materiales escritos se pueden encontrar en
www.catequesis-ppc.com.ar
enc entro
 9
«LA ÚLTIMA CENA: CELEBRACIÓN 
DE LA NUEVA ALIANZA»
«He deseado ardientemente comer esta 
 ascua con ustedes antes de mi asión.»
 Lc 22,15)
15
I. Acogida
Con gozo nos reencontramos y retomamos 
nuestro proceso de crecimiento en la fe y 
encuentro con Jesucristo, con este itinerario 
de la Catequesis Familiar. Retomamos también 
nuestro ritmo semanal de reuniones. Pidamos 
al Señor nos siga acompañando en este camino.
Oración inicial
• Comencemos nuestro encuentro diciendo 
“Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre por 
los siglos de los siglos”. Amén.
• Invoquemos la presencia y compañía del 
Espíritu de Jesús con el canto “Espíritu santo, 
ven aquí”:
Espíritu Santo, ven aquí
Espíritu Santo, ven a mí.
Quiero vivir, quiero ser feliz
con tu poder dentro de mí.
(2 veces)
• Agradezcamos al Señor que nos brinda 
nuevamente esta posibilidad de reencon-
trarnos y construir comunidad. Es mucho lo 
que nos regaló hasta aquí en este itinerario 
de la catequesis eucarística. Pensemos, en 
el silencio de nuestro corazón, en algo que 
queramos agradecer a Jesús de este proceso 
que estamos viviendo como familia. Una vez 
que lo hemos pensado, lo anotamos en una 
de las cintas o tiras de colores.
• Expresemos en voz alta nuestros agrade-
cimientos. Al hacerlo, vamos anudando o 
pegando nuestras cintas de tal manera de 
llegar a formar con ellas una especie de 
círculo. Cuando quede cerrado, lo ubicamos 
en torno a la Biblia.
• Recemos juntos un extracto del Salmo 137, 
con el que el Pueblo de Israel oraba dando 
gracias al Señor. La mitad del grupo proclama 
en voz alta una estrofa y la otra mitad otra.
 ALMO 137
“Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tocaré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre.
Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acrecentaste el valor en mi alma.
Cuando camino entre peligros
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi 
enemigo,
y tu derecha me salva”.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
16
III. Aprendiendo a vivir en la fe
II. Nuestro camino
A. Síntesis del encuentro 
anterior
Repasar brevemente las impresiones que les dejó 
la celebración “Seguimos caminando con Jesús, 
con la que se inició este segundo año.
 uvimos la semana pasada una hermosa celebra-
ción con la que iniciamos este segundo año. Los 
invito para que cada uno pueda compartir bre-
vemente aquello que le resultó más significativo.
B. Encuentro con la familia
Ha transcurrido largo tiempo desde nuestro 
último encuentro como comunidad. Ahora, al 
reencontrarnos, sería hermoso e importante 
compartir algo de lo que significó este camino 
de la catequesis para nosotros y nuestras familias. 
¿Qué fue lo más importante de este proceso? 
¿Cómo vivimos en familia durante las vacaciones 
lo que hemos ido descubriendo en la catequesis? 
¿Qué enseñanza de Jesús nos ayudó a caminar 
como familia? ¿Cómo integramos la Eucaristía 
en nuestra vida familiar?
C. Lo que hoy queremos hacer
Compartir la idea fundamental del encuentro.
En la celebración de la semana pasada, nos 
reencontramos para iniciar el segundo año del 
proceso de catequesis familiar a la vida eucarísti-
ca y agradecer la posibilidad de ir profundizando 
la Buena Noticia de Jesús.
Hoy queremos descubrir en la Última Cena el 
signo que anticipa, prepara y da sentido al 
acontecimiento de la muerte y Resurrección 
de Jesús.
1. Experiencia de vida
• Quizás, a lo largo de nuestras vidas hemos 
experimentado situaciones que nos ago-
biaron, que nos entristecieron, o que por 
alguna razón nos limitaron en nuestras 
posibilidades. ambién hemos vivido el gozo 
de vernos libres de esas situaciones.
• Los invito a cada uno a recordar una situación 
de su vida personal en la que experimentó 
fuertemente el agobio, la tristeza o la falta 
de libertad y oportunidades.
• Invitar a los papás a compartir con los de-
más la palabra que eligieron para resumir 
la situación vivida.
EXPRESÁ CON UNA SOLA PALABRA LO QUE SIGNIFICÓ SUPERAR AQUELLA SI UACIÓN.
¿Qué sentimientos o actitudes experimenté 
mientras atravesaba por esa situación concreta?
¿Qué sentimientos o actitudes experimenté al 
superar esa situación?
17
2. Dios nos habla por 
medio de su alabra
Escuchemos ahora la Palabra de Jesús que, como 
siempre, viene a iluminar nuestros encuentros 
y a dar sentido a nuestras vidas.
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Lucas 22,7-20:
«Llegó el día de los Áci-
mos, en el que se debía 
inmolar la víctima pas-
cual. Jesús envió a Pedro 
y a Juan, diciéndoles: 
“Vayan a prepararnos lo 
necesario para la comida 
pascual”. Ellos le pregun-
taron: “¿Dónde quieres que la preparemos?” 
Jesús les respondió: “Al entrar en la ciudad 
encontrarán a un hombre que lleva un cántaro 
de agua. Síganlo hasta la casa donde entre, y 
digan a su dueño: El maestro manda pregun-
tarte: “¿Dónde está la sala en que podré comer 
la Pascua con mis discípulos?” Él les mostrará en 
el piso alto una pieza grande, arreglada con 
almohadones: preparen allí lo necesario”. Los 
discípulos partieron, encontraron todo como 
Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los 
Apóstoles y les dijo: “He deseado ardientemente 
comer esta Pascua con ustedes antes de mi 
Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré 
más hasta que llegue a su pleno cumplimiento 
en el reino de Dios”.
Y tomando una copa, dio gracias y dijo: “ o-
men y compártanla entre ustedes. Porqueles aseguro que desde ahora no beberé más 
del fruto de la vid hasta que llegue el Reino 
de Dios”.
Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y 
lo dio a sus discípulos, diciendo: “Esto es mi 
Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan 
esto en memoria mía”. Después de la cena hizo 
lo mismo con la copa, diciendo: “Esta copa es 
la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que 
se derrama por ustedes.»
PARA REFLEXIONAR Y OMPARTIR:
A partir de la lectura del texto pregunta:
1) El texto habla de una Nueva Alianza: ¿Cuál 
era la Antigua? ¿Qué signifi caba?
2) ¿Qué quería celebrar Jesús con sus discípu-
los?
3) ¿Qué gestos y palabras de Jesús en el texto 
son signo de su entrega por nosotros?
4) ¿Cuál es la Nueva Alianza que Jesús sella 
con su Cuerpo y con su Sangre?
5) ¿Cuál es el signo de esta Nueva Alianza?
PARA PROFUNDIZAR:
 El acontecimiento de la Alianza quedó gra-
bado a fuego en el corazón y en la mente de 
los israelitas. Cada año con la Cena Pascual, 
celebraban el “paso” (Pascua) de la esclavitud 
a la libertad. La experiencia de opresión, de 
esclavitud, de abandono que vivieron en 
Egipto, se transforma en experiencia de libe-
ración para todo un pueblo. Esta liberación 
es signo vivo del compromiso de Dios con 
ellos.
 Jesús envía a sus discípulos a preparar el 
lugar para celebrar con ellos la cena pascual. 
Se sienta entre amigos y en este contexto 
de amistad, celebra una Última Cena como 
signo que anticipa la realización de la nueva y 
eterna Alianza que acontecerá en su muerte 
y Resurrección.
 En la nueva Pascua, Jesús pasa de la muer-
te a la vida, abriendo el camino a nuestro 
“paso” defi nitivo del pecado que esclaviza 
a la libertad del amor pleno. Su Pascua dará 
sentido para siempre a todas nuestras pas-
cuas. Nada que nos agobie, nos entristezca o 
nos esclavice tendrá la última palabra sobre 
nuestras vidas.
 El camino de la catequesis familiar es un 
itinerario que nos ayuda a descubrir que en 
cada Eucaristía damos gracias a Dios por este 
acontecimiento de salvación. Jesús anticipa 
18
y da sentido a su muerte como entrega de 
su vida al Padre y a nosotros y nos invita a 
celebrar esto en cada Eucaristía. Con ayuda 
del Espíritu hacemos presente, actualizamos, 
esta salvación en nuestras vidas comprome-
tiéndonos a una entrega alegre y generosa 
en el servicio de todos nuestros hermanos, 
especialmente los que viven algún tipo de 
esclavitud y amargura.
Preguntas:
1) ¿En qué hechos de mi vida he experimentado 
el amor y la entrega de Cristo por nosotros?
2) ¿En qué situaciones soy signo de amor y 
entrega para los demás?
3. La Iglesia actualiza la alabra
Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 3.
“Del misterio pascual nace la Iglesia. Precisamente 
por eso la Eucaristía, que es el sacramento por 
excelencia del misterio pascual, está en el centro 
de la vida eclesial. La institución de la Eucaristía, en 
efecto, anticipaba sacramentalmente los aconteci-
mientos que tendrían lugar poco más tarde, a partir 
de la agonía en Getsemaní. La sangre, que poco 
antes había entregado a la Iglesia como bebida de 
salvación en el Sacramento eucarístico, comenzó a 
ser derramada; su efusión se completaría después 
en el Gólgota, convirtiéndose en instrumento de 
nuestra redención.”
IV. reparando la Catequesis Familiar
A. Con la Virgen María, 
guardemos en el corazón
A ti Virgen María, que fuiste testigo de la entrega 
de tu Hijo, te pedimos, que al igual que tú lo 
hiciste, nos enseñes a acompañarlo siempre en 
el servicio generoso a los hermanos.
• Cada uno piensa en aquello que descubrió 
como lo más importante de este encuentro. 
Invitar a quien lo desee a compartirlo con los 
demás.
• Pedir que anoten en su libro lo que descubrieron.
• En un clima de recogimiento, presentar a aría 
el fruto de este encuentro para que ella nos 
ayude a guardarlo en el corazón.
B. ¿Cómo transmitirlo a 
nuestros hijos e hijas?
Ya identificamos las ideas más significativas 
en este encuentro. Definamos ahora cómo las 
transmitiremos a nuestros hijos en el encuentro 
de catequesis familiar que realizaremos en el 
hogar.
Si el grupo no llega a definir una actividad, se le 
ofrece la siguiente propuesta.
C. ropuesta de 
Catequesis Familiar
• Como familia, nos reunimos en torno al 
Altar familiar. Comenzar el encuentro en el 
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu 
Santo.
• Confeccionar entre todos una línea o camino 
que contemple los dos años de preparación 
de la Catequesis Familiar. En una parte del 
camino, marcar acciones, acontecimientos, 
recuerdos que han sido importantes de lo 
vivido hasta aquí.
19
• El/la catequista explica: Uno (o más) de los 
integrantes de nuestra familia está cada vez 
más cerca de celebrar la cena pascual con 
Jesús, la misma en la que el Señor anticipó 
su entrega por amor a todos nosotros. 
Nuestro hijo(a) recibirá a Jesús por primera 
vez a través de la comunión de su Cuerpo y 
Sangre. ¿Cómo podemos expresar nuestro 
amor y entrega hacia los demás, tal como 
lo hizo Jesús? Conversemos brevemente. 
Después que cada uno comparte, podemos 
rezar: “Jesús, cuando hago el bien a los demás, 
renuevo mi amor contigo”.
 Marquemos ahora, en otra parte de nuestro 
camino, lo que nos comprometemos a vivir 
para que la Primera Comunión de ………… 
sea un acontecimiento realmente importante 
y signifi cativo para nuestra familia.
• Mirando nuestro camino, recemos juntos al 
Padre de todos diciendo: Padre nuestro…
 Mientras lo hacemos, un integrante de nues-
tra familia coloca el cirio o la vela encendida 
en medio del camino.
• Para fi nalizar, recemos juntos por nuestra 
catequesis familiar:
Dios y Padre nuestro,
concédenos como familia,
saber escuchar tus enseñanzas,
alimentarnos de tu Eucaristía,
y permanecer siempre unidos en tu amor. 
Amén.
Oración de envío
• Dispongámonos a agradecer al Señor su entrega sin límites por cada uno de nosotros, por 
cada hombre y mujer de nuestra tierra.
• Fijemos nuestra atención en la imagen de Jesús, pensemos en su entrega sin límites, en la 
Alianza que sella para nosotros en su muerte y Resurrección.
• Agradezcamos su amor, respondiendo a cada frase: Bendito seas por siempre Señor.
Por llamarnos a ser tu pueblo elegido… 
Por sellar tu Alianza con nosotros… 
Por amarnos hasta el extremo… 
Por enseñarnos a darnos a los otros como tú lo hiciste… 
Por esperarnos en cada Eucaristía… 
Por estar en nuestras vidas y en nuestros hogares… 
 Para fi nalizar, recemos juntos un cántico de alabanza:
“Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro Padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
Tú eres rey y soberano de todo.
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso”.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
20
Notas catequísticas
OBJETIVO DEL EN UENTRO: 
Descubrir el amor de Jesús llevado hasta el extremo, en fi delidad a 
la misión recibida del Padre.
MATERIALES:
• Biblia. Cirio. Crucifi jo. Lápices.
• Para profundizar, puedes leer este tema en:
- Catecismo de la Iglesia Católica: números 613; 616; 618.
- extos Bíblicos complementarios: Jn 10,17-18; Jn 15,13; Jn 13,1.
• odos estos materiales escritos se pueden encontrar en
www.catequesis-ppc.com.ar
«LA ASIÓN Y MUERTE DE JESÚS»
«Dijo Jesús: “Todo se ha cumplido”. E inclinando 
la cabeza, entregó su espíritu.»
 Jn 19,30)
enc entro
20
21
I. Acogida
Nos reunimos nuevamente como comunidad que 
ora y celebra. Comenzamos nuestro encuentro 
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu 
Santo. Amén.
Unimos nuestras voces cantando.
Oración inicial
• Pongamos nuestra mirada en Jesús crucifi -
cado que nos preside en este día.
• Pensemos que cuelga de la cruz por amor a 
nosotros, a cada uno, a la humanidad entera.
• Contemplemos a Jesús en la cruz y medite-
mos con gran respeto el himno quetenemos 
en nuestro Libro.
 N STA TARD , CRISTO D L CALVARIO 1
En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.
Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor
es sólo la llave santa de tu santa puerta. 
Amén.
• De la oración que acabamos de rezar, ¿qué 
frase me ha quedado resonando? Hacer un 
momento de silencio e invitar a que cada uno 
pueda decir en voz alta la frase que eligió.
• Para fi nalizar nuestra oración de contem-
plación, digamos juntos:
Gloria al Padre,
al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
1. Oración tomada de la “Liturgia de las horas”. Calvario 
o Gólgota es el nombre dado al monte en las afueras de 
Jerusalén donde Jesús fue crucifi cado.
22
II. Nuestro camino
III. Aprendiendo a vivir en la fe
A. Síntesis del encuentro 
anterior
Recordemos las ideas fundamentales del 
encuentro anterior, aquello que queríamos 
que la Virgen María nos ayudara a guardar en 
el corazón. Puede ayudarlos leer aquello que 
anotaron en la sección “Con la Virgen aría, 
guardemos en el corazón”.
B. Encuentro con la familia
Junto con recordar lo fundamental del encuentro 
anterior, compartamos también la experiencia 
del Encuentro de Catequesis Familiar en el hogar. 
¿Qué descubrimos como familia al compartir 
acerca del amor y la entrega de Jesús por 
nosotros? ¿Cómo expresamos como familia 
nuestro amor y entrega a los demás, tal 
como lo hizo Jesús? ¿Cuáles fueron nuestros 
principales logros y dificultades al compartir 
con nuestros hijos lo que aprendimos en el 
Encuentro anterior?
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior aprendimos que la 
Última Cena es el signo que anticipa, prepara 
y da sentido al acontecimiento de la muerte 
y Resurrección de Jesús. Hoy queremos 
descubrir el amor de Jesús llevado hasta el 
extremo, en fidelidad a la misión recibida 
del Padre.
1. Experiencia de vida
José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo 
de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba. Se lo 
conoce como “el Cura Gaucho”, un sacerdote ejemplar, 
porque su vida entera estuvo consagrada a servir a sus 
hermanos más necesitados, y a trabajar por la promo-
ción espiritual y humana de su pueblo.
Fue ordenado sacerdote con 26 años, y al poco tiem-
po socorrió a los enfermos y moribundos de una gra-
ve epidemia de cólera confirmando plenamente cuál 
sería el tono de su apostolado. Construyó numerosos 
iglesias, una Casa de Ejercicios Espirituales y el llama-
do Camino de las altas cumbres con el consurso de 
sus vecinos y proclamó el Evangelio, no solo de casa 
en casa al lomo de una inconfundible mula sino en 
los únicos medios de prensa de su época, con famo-
sas cartas y artículos escritos con el lenguaje popular 
que lo caracterizaba. Ya anciano, enfermó de lepra y 
quedó sordo y ciego, pero nunca lo estuvo al llamado 
de Dios que lo llevó a su presencia en la misma tierra 
donde había nacido en el año 1914.
La Iglesia lo ha beatificado el 14 de septiembre de 2013.
“Para llorar como hombre, como puedo llorar yo... 
Para sufrir persecuciones como hombre, como puede 
sufrirlas cualquiera de ustedes... Para padecer hambre, 
sed, tristeza... Para experimentar los desprecios de la 
vanidad, la indiferencia del orgullo, las burlas de la 
impiedad... Para beber la hiel de la calumnia... Para 
apurar las heces de la maledicencia... Para sufrir en 
su persona... todo cuanto debía padecer el hombre, 
a fin de que el hombre experimentase las riquezas de 
su misericordia y las dulzuras de su amor, apareció 
entre nosotros el Hijo de Dios, hecho hombre para 
asimilarse perfectamente al hombre, a fin de que el 
hombre se hiciese Dios y pudiese participar de su 
infinito amor.”
(Cura Brochero)
“No somos cristianos por una idea o una decisión 
ética sino por encontrarnos con Jesucristo.”
(Cura Brochero)
El/la catequista los invita a leer en pareja los 
textos referidos al Cura Brochero y compartir lo 
que transmiten sobre la entrega de Jesucristo.
2 
2. Dios nos habla por 
medio de su alabra
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Juan 19, 17-30:
«Jesús, cargando so-
bre sí la cruz, salió 
de la ciudad para 
dirigirse al lugar lla-
mado “Gólgota”. Allí 
lo crucifi caron; y con 
Él a otros dos, uno a 
cada lado y Jesús en 
el medio.
Pilato redactó una inscripción que decía: “Jesús 
el Nazareno, rey de los judíos”, y la hizo poner 
sobre la cruz. Muchos judíos leyeron esta 
inscripción, porque el lugar donde Jesús fue 
crucifi cado quedaba cerca de la ciudad y la 
inscripción estaba en hebreo, latín y griego. 
Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a 
Pilato: “No escribas: “El rey de los judíos”, sino: 
“Éste ha dicho: Yo soy el rey de los judíos”. Pilato 
respondió: “Lo escrito, escrito está”.
Después que los soldados crucifi caron a Jesús, 
tomaron sus vestiduras y las dividieron en 
cuatro partes, una para cada uno. omaron 
también la túnica, y como no tenía costura, 
porque estaba hecha de una sola pieza de 
arriba abajo, se dijeron entre sí: “No la rom-
pamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le 
toca”. Así se cumplió la escritura que dice: Se 
repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica. 
Esto fue lo que hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la 
hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, 
y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca 
de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le 
dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo 
al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde 
aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después, sabiendo que ya todo estaba cumpli-
do, y para que la Escritura se cumpliera hasta 
el fi nal, Jesús dijo: Tengo sed.
Había allí un recipiente lleno de vinagre; empa-
paron en él una esponja, la ataron a una rama 
de hisopo y se la acercaron a la boca. Después 
de beber el vinagre, dijo Jesús: “ odo se ha 
cumplido”. E inclinando la cabeza, entregó 
su espíritu.»
PARA REFLEXIONAR Y OMPARTIR:
A partir de la lectura del texto pregunta:
1) ¿Cómo se expresa en el texto el amor de 
Jesús hasta el extremo?
2) ¿Qué signifi ca en el texto la frase de Jesús: 
“ odo se ha cumplido… y entregó su Espí-
ritu”?
3) ¿Por qué Jesús acepta morir en la cruz?
PARA PROFUNDIZAR:
 Jesús pasó haciendo el bien. En su predica-
ción y en su práctica, privilegió siempre a 
los más pobres y desposeídos llamándolos 
bienaventurados. Se preocupó de aliviar las 
cruces y las cargas de la vida de los demás. 
Entregó su vida al proyecto de su Padre: el 
Reino de los cielos.
 Su muerte en la cruz es consecuencia de su 
vida y de su práctica. Es consecuencia de la 
fi delidad a su misión de pasar haciendo el 
bien. Jesús es fi el a sí mismo, a sus opciones; 
es fi el a su Padre Dios, al Reino que anunciaba 
24
“Por amor a 
Jesús, queremos 
amar a los 
demás.” 
y a las personas en las que suscitó esperanzas 
radicales. Las palabras «tenía que morir», era 
«necesario que padeciese» son expresión 
de su fi delidad radical. Anunció la buena 
nueva de la Vida y del Amor. Se entregó por 
ella. El mundo se cerró a Él, y lo levantó en 
el madero de la cruz.
 Como anticipaba en la Última Cena, Jesús da 
su vida voluntariamente. Convierte el dolor 
y la condenación a muerte, en un acto de 
libertad y de amor que se entrega a sí mis-
mo, en un camino de encuentro con 
Dios y su proyecto; en un encuentro 
con aquellos que lorechazaban, a 
través del perdón. Vivió el perdón 
dolorosamente como expresión del 
amor hasta el extremo. Se entrega 
confiadamente, descentrándose 
de sí mismo para centrarse en el 
Padre, en su amor y en su Reino. Por 
su entrega alcanza sentido verdadero su 
muerte en la cruz. Vivir y ser crucifi cado así, 
por causa de la justicia y por causa de Dios, 
es vivir. Eso se nos manifestará plenamente 
en la realidad de su Resurrección.
 En cada Celebración Eucarística se revive el 
sacrifi cio de Cristo en la Cruz. Él se ofrece 
amorosamente por nosotros al Padre y nos 
regala su Cuerpo y su Sangre como comida 
y bebida para nuestro caminar.
Preguntas:
1) ¿Qué signifi ca para mí que Cristo se haya 
entregado por todos nosotros?
2) ¿En qué debería crecer para llegar a ‘amar 
hasta el extremo’ como lo hizo Jesús?
3. La Iglesia actualiza 
la alabra
Santa eresa de Los Andes, Carta 
121.
“Amemos locamente a Dios, ya 
que Él en su eternidad nos amó. 
Sin necesidad de nosotros, nos 
creó. oda la obra de su poder fue 
dirigida para el hombre. odo lo puso a 
disposición de nosotros. Continuamente nos sos-
tiene y alimenta. Y para no separarse de nosotros 
en la eternidad, nos dio a su Hijo único. Dios se 
hizo criatura. Padeció y murió por nosotros. Dios 
se hizo alimento de sus criaturas. ¿Has profun-
dizado alguna vez esta locura infi nita de amor?”
25
IV. reparando la Catequesis Familiar
A. Con la Virgen María, 
guardemos en el corazón
A la Virgen María, fiel discípula al pie de la 
cruz, le pedimos que nos ayude a descubrir 
el amor de su Hijo llevado hasta el extremo 
y a comprometernos con Él en el amor a los 
hermanos.
• Cada uno piensa en aquello que descubrió 
como lo más importante de este encuentro. 
Pueden ayudarlos reflexionando acerca de 
las situaciones personales o familiares en que 
necesitamos amarnos con especial dedicación. 
Invita a quien lo desee, a compartirlo con los 
demás.
• Piden que anoten en su libro lo que descubrie-
ron en este encuentro.
• En un clima de recogimiento, presentar a aría 
el fruto de este encuentro para que ella nos 
ayude a guardarlo en el corazón.
B. ¿Cómo transmitirlo a 
nuestros hijos e hijas?
Ya identificamos las ideas que nos resultaron 
más significativas en este encuentro. Definamos 
ahora cómo las transmitiremos a nuestros hijos 
en el encuentro de catequesis familiar que 
realizaremos en el hogar.
Si el grupo no llega a definir una actividad, se le 
presenta la siguiente propuesta.
C. ropuesta de 
Catequesis Familiar
• Para este encuentro, conseguir algunos dia-
rios o revistas. ambién un pliego de papel 
de envolver o cartulina para hacer una cruz 
grande que estará en el lugar central del 
encuentro familiar.
• Comienza este momento de oración: En el 
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre por 
los siglos de los siglos. Amén.
• ambién se puede iniciar con un canto.
• Invitar a los miembros de la familia a buscar 
en las revistas y diarios, imágenes o artícu-
los que hablen de situaciones de dolor y 
sufrimiento de las personas, que atenten 
contra su bienestar, su dignidad, su felicidad. 
Se recortan y se pegan en la cruz de papel. 
Anotar también situaciones de la propia 
familia
• El/la catequista reflexiona: Jesús pasó por 
este mundo haciendo el bien. Se preocupó 
siempre de aliviar las cruces y las cargas de 
la vida de los demás.
 Hoy sigue siendo crucificado en todas 
las situaciones de dolor, de pobreza, de 
indignidad y muerte que vivimos o que 
viven muchos hermanos nuestros en el 
mundo entero. Pero también Jesús sigue 
hoy redimiendo y sanando a través de 
nosotros, sus testigos. ¿Qué podemos hacer 
concretamente para aliviar el sufrimiento de 
alguien que conozcamos, que está cerca, 
que necesita apoyo? ¿En qué situaciones 
podemos colocarnos en el lugar del otro 
para ayudarlo, acompañarlo, amarlo?
 Asumamos estas acciones como una misión 
que Jesús encomienda a nuestra familia para 
vivir en la semana.
26
• Finalizar haciéndose la señal de la cruz unos 
a otros, mientras se dice: “La cruz de Jesús sea 
para vos fuente de vida”.
Oración de envío
• Contemplemos nuevamente a Jesús Cruci-
fi cado y dejemos que broten sentimientos 
de gratitud en nuestro interior.
• Libremente expresemos en voz alta aquello 
que queremos decir o agradecer al Señor. 
Después que un miembro del grupo exprese 
su oración, decimos todos: “Gracias, Jesús, 
por amarnos hasta el extremo”.
• Para finalizar recemos juntos la oración 
“ALMA DE CRISTO”:
“Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo malo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame,
y mándame ir a Vos,
para que con tus santos te alabe,
por los siglos de los siglos”.
Amén.
• Expresando el amor de Cristo que se entrega 
por nosotros, despidámonos haciendo la 
señal de la cruz en la frente unos a otros 
mientras decimos: “La pasión y muerte de 
Jesucristo nos ha salvado”.
27
Notas catequísticas
OBJETIVO DEL EN UENTRO: 
Comprender que, en Jesús Resucitado, Dios ha vencido toda muerte 
y nos abre a la esperanza de una vida plena.
MATERIALES:
• Biblia. Cirio. Crucifi jo adornado con fl ores. Lápices.
• Velas para cada persona, adornadas con la frase ¡Cristo ha resuci-
tado!
• Para profundizar, puedes leer este tema en:
- Catecismo de la Iglesia Católica: números 638-642; 644-645;
647-65.
- Papa Juan Pablo II, Catequesis sobre la Resurrección de Cristo: 
“La Resurrección, culmen de la Revelación”, 8 de marzo, 1989.
• odos estos materiales escritos se pueden encontrar en
www.catequesis-ppc.com.ar
«LA RESURRECCIÓN DE JESÚS»
«¿ or qué buscan entre los muertos al que está vivo?»
 Lc 24,5b)
enc entro
2 
28
I. Acogida
Oración inicial
• Comenzamos nuestro encuentro en el 
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu 
Santo.
• Nos reunimos nuevamente como comunidad 
que ora y celebra. Hoy nuestro encuentro 
es una celebración llena de alegría, en la 
que nos unimos al canto de esperanza que 
se escucha por todos los siglos cuando 
conocemos la noticia: ¡Cristo ha resucitado! 
Cantemos con alegría “RESUCI Ó”:
Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, resucitó.
La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿Dónde está mi muerte?
¿Donde su victoria?
Alegría, alegría hermanos,
que si hoy nos queremos
es que resucitó.
• Leamos en silencio el Salmo 117. Una ala-
banza que la Iglesia canta jubilosa el día que 
celebra la Resurrección del Señor.
“Este es el día en que actuó el Señor,
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Den gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Que lo diga la casa de Israel,
es eterna su misericordia.
Que lo diga la casa de Aarón,
es eterna su misericordia.
Que lo digan los fieles del Señor,
es eterna su misericordia.
Escuchen hay cantos de victoria,
en la tienda de los justos.
La diestra del Señor es poderosa,
es eterna la diestra del Señor.
Abran las puertas del triunfo
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor,
los vencedores entrarán por ella.
Yo no he de morir, yo viviré
para cantar las hazañas del Señor”.
• Recémoslo ahora en voz alta.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo,
como era en el principio,
ahora y siempre
por los siglos de los siglos.
Amén.
II. Nuestro camino
A. Síntesis del encuentro 
anterior
Recordemos del encuentro anterior aquello 
que queríamos que la Virgen María nos ayudara 
a guardar en el corazón. Puede ayudarlos leer 
aquello que anotaron en la sección “Con la Virgen 
 aría, guardemos en el corazón”.
B. Encuentro con la familia
Junto con recordar lo fundamental del encuentro 
anterior, compartamos también la experiencia 
del Encuentro de Catequesis Familiar en el hogar.
• ¿Qué situaciones de dolor o sufrimiento 
reconocimos? ¿Qué nos propusimoshacer 
como familia para aliviar el dolor de quienes 
sufren? ¿Cómo nos resultó compartir con 
nuestros hijos lo que descubrimos en el 
encuentro?
C. Lo que hoy queremos hacer
Compartir la idea fundamental del encuentro.
En el encuentro anterior reflexionamos acerca 
del amor de Jesús llevado hasta el extremo de 
la cruz, en fidelidad a la misión recibida del 
Padre. Hoy queremos comprender que, en Jesús 
Resucitado, Dios ha vencido toda muerte y nos 
abre a la esperanza de una vida plena.
29
III. Aprendiendo a vivir en la fe
1. Experiencia de vida
• Hoy, como si fuéramos cantantes o poetas, 
vamos a proclamar nuestro convencimiento 
de que la vida es bella, que merece la pena 
vivirla, que tenemos tantas cosas por las 
que dar gracias.
2. Dios nos habla por medio de su alabra
• Formamos tres grupos. Cada uno de ellos 
preparará una presentación que hable de 
la vida y la esperanza. De acuerdo al sorteo, 
cada grupo prepara una canción, una noticia, 
un sketch o representación de hecho de vida. 
 enemos 10 minutos para nuestra tarea.
• Presentamos nuestras creaciones que cantan 
a la vida y a la esperanza.
les preguntaron: “¿Por qué buscan entre 
los muertos al que está vivo? No está aquí, 
ha resucitado. Recuerden lo que Él les decía 
cuando aún estaba en Galilea: Es necesario 
que el Hijo del hombre sea entregado en 
manos de los pecadores, que sea crucifi cado 
y que resucite al tercer día”. Y las mujeres 
recordaron sus palabras.
Cuando regresaron del sepulcro, refi rieron 
esto a los Once y a todos los demás. Eran 
María Magdalena, Juana y María, la madre 
de Santiago, y las demás mujeres que las 
acompañaban. Ellas contaron todo a los 
Apóstoles, pero a ellos les pareció que 
deliraban y no les creyeron.
Pedro, sin embargo, se levantó y corrió 
hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más 
que las sábanas. Entonces regresó lleno de 
admiración por lo que había sucedido.»
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según 
San Lucas 24,1-12:
«El primer día de la semana, al amanecer, las 
mujeres fueron al sepulcro con los perfumes 
que habían preparado. Ellas encontraron 
removida la piedra del sepulcro y entraron, 
pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Mientras estaban desconcertadas a causa 
de esto, se les aparecieron dos hombres 
con vestiduras deslumbrantes.
Como las mujeres, llenas de temor, no se 
atrevían a levantar la vista del suelo, ellos 
PARA REFLEXIONAR Y OMPARTIR:
1) ¿Por qué las mujeres están llenas de temor?
2) Qué signifi ca en el texto la frase: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?”
3) ¿Qué palabras de Jesús recuerdan las mujeres?
4) ¿Qué hacen las mujeres cuando se dan cuenta de que Jesús está vivo?
 0
PARA PROFUNDIZAR:
 Las mujeres van al sepulcro llevando los 
perfumes que no han podido ofrecer al 
Señor en su sepultura. Pero se encuentran 
con el sepulcro vacío y se llenan de temor. 
Buscaban a Jesús entre los muertos. Pero no 
está allí. Se les anuncia entonces que está 
vivo. Recordaron entonces las promesas de 
Jesús, comprendieron que había resucitado 
tal como les había dicho y, llenas de alegría, 
fueron a contárselo a los demás discípulos.
 El anuncio de la Resurrección se convierte 
en himno de esperanza para la humanidad. 
El Padre, que aceptó la ofrenda de su Hijo 
Jesús en la cruz, no lo abandonó en ella. Él 
mismo lo ha resucitado de entre los muertos. 
El poder de la muerte y de las tinieblas ha 
sido vencido para siempre por el designio 
de vida y plenitud que Dios regala a toda la 
humanidad en su Hijo Jesucristo.
 Esta realidad de la vida nueva nos llena de 
alegría. Eso es lo que tenemos que comunicar 
a otros como lo hacen las mujeres: ¡Cristo 
ha Resucitado!, está vivo para siempre y nos 
llama a ser testigos de la vida y la esperanza.
 En cada Eucaristía celebramos la presencia 
de Jesús vivo en medio nuestro. Cada do-
mingo, celebramos el día del Señor, el primer 
IV. reparando la Catequesis Familiar
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
A la Virgen María, primera en participar en el gozo de la Resurrección, le 
pedimos que nos ayude a gozar de la vida plena que su Hijo Jesús nos regaló.
• Cada uno piensa en aquello que descubrió como lo más importante de 
este encuentro. Pueden ayudarlos reflexionando acerca de los signos de 
la presencia de Jesús vivo que cada uno ve en su familia. Invitar a quien 
lo desee a compartir con los demás lo que descubrió.
• Piden que anoten en su libro lo que descubrieron.
• En un clima de recogimiento, presentar a aría el fruto de este encuentro 
para que ella nos ayude a guardarlo en el corazón.
día de la semana en que Cristo resucitó. En 
cada Eucaristía recibimos nueva vida ali-
mentándonos de su Palabra, de su Cuerpo 
y de su Sangre. Compartimos la noticia que 
resonó por todos los rincones de la tierra: 
¡CRIS O HA RESUCI ADO, LA MUER E HA 
SIDO VENCIDA PARA SIEMPRE!
Preguntas:
1) ¿En qué situaciones o hechos de mi vida 
descubro que Cristo ha resucitado, que está 
vivo?
2) ¿De qué modo comunico a otros que Cristo 
vive?
3) ¿Cómo promuevo la vida en cualquiera de 
sus formas?
3. La Iglesia actualiza la alabra
Papa Juan Pablo II, ensaje de Pascua para el 
nuevo milenio.
«Hoy el cielo y la tierra cantan “el nombre” inefable 
y sublime del crucificado resucitado. odo parece 
como antes, pero, en realidad, nada es ya como 
antes. Él, la Vida que no muere, ha redimido y 
vuelto a abrir a la esperanza a toda existencia 
humana. “Pasó lo viejo, todo es nuevo” (2 Cor 5, 
17). odo proyecto y designio del ser humano, 
esta noble y frágil creatura, tiene hoy un nuevo 
“nombre” en Cristo Resucitado de entre los 
muertos, porque “en Él hemos resucitado todos.”»
 1
 Miramos la luz de este cirio que representa 
a Cristo Resucitado y compartimos lo que 
cada uno piensa o siente acerca de lo que 
signifi ca esta luz en medio de la oscuridad. 
Escuchémonos con atención.
 En una noche que la Iglesia denomina “santa”, 
los cristianos celebramos la Resurrección de 
Jesús: el triunfo de la vida sobre la muerte. 
En esa noche se bendice el Cirio Pascual 
representando a Jesús, luz que vence a las 
tinieblas y derrota para siempre a la muerte 
tal como nos relata el pregón que se procla-
ma en la Vigilia Pascual.
• Invitamos a un miembro de cada una de las 
familias visitantes a encender un cirio usando 
el que está ya encendido, para compartir la 
luz de Jesús Resucitado.
• Recordemos y escuchemos parte del Pregón 
Pascual. Los niños de cada familia hacen a 
coro la lectura:
“Esta es la noche, en que,
rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por 
nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo entregaste al hijo!
¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.
¡Qué noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!”
B. ¿Cómo transmitirlo a 
nuestros hijos e hijas?
Ya identifi camos las ideas que nos resultaron 
más signifi cativas en este encuentro. Defi namos 
ahora cómo las transmitiremos a nuestros hijos 
en el encuentro de Catequesis Familiar que 
realizaremos en el hogar.
Si el grupo no llega a defi nir una actividad, se le 
presenta la siguiente propuesta.
C. ropuesta de 
Catequesis Familiar
Esta actividad está pensada para ser vivida al 
menos por dos o tres familias en conjunto. Como 
Catequista, debes ayudar a formar estos grupos 
procurando reunir a las familias que menos se 
conocen. Cuidar que ninguna se sienta excluida.
• Con anticipación a la actividad, la familia 
que acoge en su hogar prepara lo necesario.
• Después de saludar y acoger a las familias 
visitantes, invita a comenzar el encuentro 
en torno al Altar familiar.
• Nos reunimos en el nombre del Padre y del 
Hijo y del Espíritu Santo:
 Hoy nos convoca Jesús Resucitado. Por eso 
una de las familias que visitan este hogar va 
a encender el cirio mientras apagamos las 
otras luces, para quedariluminados sólo 
con la luz que representa a Jesús.
 2
• Recemos todos juntos el Credo, confesando 
que creemos en un Cristo Vivo que ha muerto 
y resucitado por amor a nosotros.
Credo
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo.
Nació de Santa aría Virgen;
padeció bajo el poder de Poncio Pilatos;
fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos
y está sentado a la derecha
de Dios Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar
a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia Católica,
la comunión de los Santos,
el perdón de los pecados,
la Resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
• Finalicemos nuestro encuentro con el canto: 
“VIVE DIOS” u otro.
• Si es posible, sería bueno terminar com-
partiendo algún alimento para celebrar la 
Resurrección del Señor.
Oración de envío
• Ubiquémonos en torno a la cruz y al Cirio 
encendido, que es signo de Jesucristo vivo 
y resucitado.
• Cantemos nuevamente y con mayor fuerza 
el canto con el que iniciamos nuestro en-
cuentro de hoy. Mientras cantamos, vamos 
encendiendo nuestras velas.
• Ahora que somos portadores de la misma 
luz de Jesús, proclamemos con mucha fuerza 
aquello que creemos, diciendo en voz alta la 
oración que la Iglesia conoce como “Credo”.
• Vayamos a nuestros hogares y a todas 
nuestras realidades con el compromiso 
de compartir esta alegre noticia: ¡Cristo ha 
resucitado, vive en medio nuestro! Lleva-
mos las velas como testimonio de nuestro 
encuentro.
 
CELEBRACIÓN:
“RENOVACIÓN DEL 
BAUTISMO, 
ENTREGA DEL CREDO 
Y BAUTISMO DE NIÑOS”
La celebración que presentamos a continuación 
está pensada para la Renovación del Bautismo y 
la entrega del Credo. Si se va a realizar, además, 
el Bautismo de niños, se tiene que celebrar 
en una Eucaristía, siguiendo el Ritual para el 
Bautismo de niños catecúmenos, que contiene 
todas las indicaciones necesarias para celebrar 
este sacramento en el caso de los niños en edad 
catequística.
I. PREPARANDO LA CELEBRACIÓN
OBJETIVO:
Renovar el Bautismo, entregar el Credo y ofre-
cer la posibilidad a los niños que no hayan 
celebrado el sacramento del Bautismo de que 
puedan recibirlo en el camino a la recepción 
del sacramento de la Eucaristía.
M TERI LES:
• Recuerdos del Bautismo pedidos en 
el encuentro anterior: Fotos, fecha del 
sacramento, nombre del sacerdote que lo 
bautizó, nombre de los padrinos, etc.
• Cirio Pascual.
• Fuentes con agua o Pila Bautismal.
• Varias mesas para colocar las fuentes.
• La cruz.
• El aceite.
• Vestidura o manta blanca.
• Biblia en lugar destacado.
• Oración del Credo para cada familia.
• Hoja de canto.
 MBIENT CIÓN:
Conviene hacer esta celebración en el emplo, 
o en lugar amplio. El lugar se ambienta de la si-
guiente manera:
• Colocar la mesa como altar al centro de 
la comunidad de la catequesis, junto a la 
Biblia y fl ores o planta.
• Si es posible, disponer las sillas en un 
semicírculo. 
• El Cirio Pascual se coloca en un lugar visible 
en lo posible al lado del altar.
II. DESARROLLO DE LA CELEBRACIÓN
INICIO DE LA CELEBRACIÓN
M TIVACIÓN INICIAL: 
Guía: 
Hemos caminado con Jesús en la experiencia 
más radical de su vida: amarnos hasta el ex-
 4
tremo en fi delidad a la misión recibida del Pa-
dre. En Jesús Resucitado, Dios ha vencido toda 
muerte y nos abre a la esperanza de una vida 
plena. Por eso tenemos en medio de esta cele-
bración el cirio Pascual, signo de esta presencia 
de Cristo Resucitado. 
SALUDO Y SEÑAL DE LA CRUZ
El que preside: 
Alegres de esta experiencia compartida los in-
vito a iniciar esta celebración con la Señal de la 
Cruz. Les pedimos a los padres realizar la Señal 
de la Cruz a sus hijos, y éstos a sus Padres di-
ciendo: En el nombre del Padre y del Hijo y del 
Espíritu Santo.
Guía: 
Acompañamos este signo con un canto.
Oración:
Señor,
todo lo hemos recibido de tu amor,
 ú nos entregas el don de la fe
y nos incorporas a tu pueblo.
Gracias por las personas que nos han ayudado
en nuestro caminar de fe,
por los Sacerdotes, Religiosas, Diáconos,
por nuestros Abuelos, Padres, Hermanos, Hi-
jos.
Gracias, Señor, porque somos tus hijos
por el sacramento del Bautismo,
porque nos invitas a ser hombres nuevos,
que caminan en la esperanza de una vida 
plena.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Todos: Amén..
DESDE LA VIDA
Experiencia del Bautismo
El que preside: 
Los invito a recordar los acontecimientos que 
marcaron el sacramento del Bautismo recibi-
do. Han traído a esta celebración algunos re-
cuerdos de este sacramento. Seguramente tie-
nen junto a ustedes fotos, recuerdos, los invito 
a que los saquen y los vuelvan a mirar.
¿Qué les contaron sus padres sobre su bau-
tismo?, ¿dónde fueron bautizados?, ¿qué re-
cuerdos tienen de sus padrinos?, ¿aún viven?, 
¿cuáles son sus nombres?, ¿qué sentimientos 
les provoca este recuerdo?
Los invito a compartir en forma espontánea y 
libre lo que estos recuerdos suscitan en su co-
razón.
A partir de estos hermosos testimonios, demos 
gracias al Señor por las maravillas que obra en 
cada uno de nosotros a través del sacramento 
del Bautismo. Cantemos.
LITURGIA DE LA ALABRA
Guía: 
 omen asiento. La Palabra de Dios es Palabra 
viva. Siempre actúa si le abrimos el corazón. 
Escuchemos lo que el Señor nos dice con una 
actitud de acogida a lo que Él quiere hacer en 
nosotros.
Lector: 
Lectura de la carta de san Pablo a los Efesios 4,17-
24.
Guía: 
Disponemos todo nuestro ser, especialmente 
nuestros oídos y nuestro corazón, para acoger 
la Palabra de Dios tomada del Evangelio de 
Mateo. Lo hacemos cantando.
El que preside: 
Les anuncio el Evangelio de nuestro Señor Je-
sucristo según san Mateo (Mt 19,13-15: “Dejen 
que los niños se acerquen a mí”).
Todos: Gloria a Ti, Señor.
Sugerencias para una breve homilía:
 El texto de los efesios destaca el dinamismo 
de dejar al hombre viejo, que vive en el pe-
cado, por el hombre nuevo, el que bajo la 
 5
acción del Espíritu Santo adopta una nueva 
manera de pensar y de actuar.
 El Evangelio nos muestra las actitudes 
propias de los niños, quienes aparecen 
necesitados de ayuda, donde no hay méritos 
de los cuales enorgullecerse; ellos aparecen 
con la transparencia y apertura propia de 
quien vive con un corazón limpio. Por eso, el 
ser como niños constituye el estado ideal de 
un discípulo, ya que se dispone de la máxima 
apertura para acoger la acción novedosa 
del Reino —que hace desarrollar la vida en 
la dirección del proyecto para la que fue 
creada— de manera total y como un don.
 El Bautismo nos hace hijos de Dios, y nos in-
vita a transformar nuestra vida en el proyec-
to que Dios tiene para cada uno.
Guía:
Después de profundizar en la Palabra de Dios, 
cantemos a Dios como un solo Señor, una sola 
fe, un solo Bautismo, para prepararnos al si-
guiente momento.
SIGNO DEL AGUA 
Guía: 
Luego de haber re-vivido nuestra experiencia 
del Bautismo, de haber escuchado la Palabra 
de Dios, los invitamos a poner atención a los 
signos propios del bautismo. Están presentes 
en el altar, tenemos:
 La cruz.
 El aceite.
 El agua.
 Vestidura o manta blanca.
 Vela.
 odos estos elementos son los signos que se 
utilizan en el sacramento del Bautismo.
Sugerencia: en los lugares que cuenten con pila 
bautismal, les proponemos que esté cerca del lugar 
de la celebración adornada de manera festiva, al 
igual que un portacirio.
El que preside:
Fijemos la mirada en el agua. Ella es signo de 
purifi cación, signo que nos invita a dejar el 
hombre viejo para revestirnos del hombre 
nuevo, nos invita a renacer por acción del Es-
píritu Santo. 
Hay dispuestas varias fuentes con agua, los 
invitamos a acercarse, por familia, hacia algu-
na de las fuentes y les proponemos que cada 
integrante sumerja las manos en la fuente y 
al hacer este gestomencionar: ¿A qué quieres 
morir? y ¿A qué deseas renacer?
Guía: 
Mientras las familias se acercan, invocamos al 
Espíritu de Jesús cantando.
ENTREGA DEL CREDO
Guía: 
A la luz de este signo —el agua, que nos re-
nueva en las implicancias que tiene el bautis-
mo para cada uno— queremos hacer entrega 
del Credo, la oración que contiene las verdades 
de nuestra fe. Les invitamos a pasar por fami-
lia a recibir el Credo y, al momento de hacer-
lo, encender la vela que recibieron, mientras 
cantamos “Un solo Señor, una sola fe, un solo 
Bautismo”.
El que preside: 
El bautismo es el sacramento de aquella fe por 
la que los hombres, iluminados por la gracia 
del Espíritu Santo, responden al Evangelio de 
Cristo y que provoca la adhesión al mismo Cris-
to. Por eso hoy, en sintonía con lo que hemos 
celebrado, es que entregaremos el Credo, que 
profesa la fe que nos hace discípulos misione-
ros del Señor.
Los invitamos a rezar juntos el Credo.
El que preside: 
Esta es nuestra fe en Cristo Jesús, el que vive y 
reina por los siglos de los siglos. 
Todos: Amén..
 6
BENDICIÓN FINAL
El que preside: 
Padre de Bondad, que hiciste nacer en estos ni-
ños y en sus padres el deseo de llegar a ser cris-
tianos perfectos, concédeles que, avanzando 
siempre en su camino hacia ti por la fe, experi-
menten que sus deseos y nuestras súplicas han 
sido escuchados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Recemos juntos la oración que nos hace hijos 
de un mismo Padre y hermanos: Padre nues-
tro…
Guía: 
Finalizamos nuestra celebración cantando a 
nuestra Madre.
 nidad 8
Jesús nos invita a 
participar de su vida
 8
Notas catequísticas
OBJETIVO DEL EN UENTRO: 
«HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA»
«Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido.»
 1 Cor 11,23)
Agradecer la invitación de Jesús a vivir la Eucaristía como actualización 
de su entrega en favor de toda la humanidad.
MATERIALES:
• Biblia. Cirio. Imagen de Jesús. Lápices.
• Para profundizar, leer este tema en:
- Catecismo de la Iglesia Católica: números 1074; 1089.
- exto Bíblico complementario: Mt 18,20.
- Juan Pablo II, Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistía: Misterio 
de Fe, Capítulo I, números 11-14.
• odos estos materiales escritos se pueden encontrar en
www.catequesis-ppc.com.ar
enc entro
22
 9
Oración inicial
• Comenzamos nuestro encuentro en el 
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu 
Santo.
• Nos reunimos como Iglesia, como comunidad 
que cree y celebra la presencia de Jesús en 
medio de ella. Nos reconocemos y sentimos 
pueblo peregrino que camina hacia la 
casa del Padre, pueblo de hermanos que 
tienen un destino común de eternidad. Eso 
queremos expresar con el canto con que 
iniciamos nuestro encuentro.
IGLE IA PEREGRINA
Todos unidos, formando un solo Cuerpo,
un pueblo que en la Pascua nació,
miembros de Cristo en sangre redimidos,
Iglesia peregrina de Dios.
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu
que el Hijo desde el Padre envió.
Él nos impulsa, nos guía y alimenta;
Iglesia peregrina de Dios.
 omos en la tierra semilla de otro reino,
somos testimonio de amor;
paz para las guerras y luz entre las 
sombras,
Iglesia peregrina de Dios.
Rugen tormentas y a veces nuestra barca
parece que ha perdido del timón,
miras con miedo, no tienes confianza.
Iglesia peregrina de Dios.
Una esperanza nos llega de alegría,
presencia que el Señor prometió.
Vamos cantando… Él viene con nosotros.
Iglesia peregrina de Dios.
Todos nacidos en un solo Bautismo,
unidos en la misma comunión;
todos viviendo en una misma casa,
Iglesia peregrina de Dios.
I. Acogida
Todos prendidos en una misma suerte,
ligados a una misma salvación,
somos un Cuerpo y Cristo la cabeza.
Iglesia peregrina de Dios.
• Contemplemos la imagen de Jesús y pense-
mos en el camino que tenemos que recorrer 
para salir a su encuentro.
• Uno de nosotros, en nombre de todos, invoca 
al Señor y todos contestamos: Ayudanos, Señor 
Jesús.
1. Ayudanos a reconocernos como pueblo 
que camina al encuentro con el Padre.
2. Ayudanos a buscar tu Palabra, como luz 
que guíe nuestros pasos.
3. Ayudanos a vivir la alegría de tu presen-
cia y compañía.
• Volvamos a cantar el estribillo del canto.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos
de los siglos.
Amén.
40
III. Aprendiendo a vivir en la fe
II. Nuestro camino
1. Experiencia de vida
Los invito a leer el siguiente Salmo:
 almo 88:
“El amor del Señor por siempre cantaré,
su fidelidad proclamaré de siglo en siglo;
yo digo: tu favor es eterno,
al hacer el cielo, pusiste en él tu fidelidad.
Una alianza hiciste con tu preferido,
le juraste a David, tu servidor:
‘Establecí tu linaje para siempre,
asenté tu trono de siglo en siglo’.
Señor, los cielos celebran tus maravillas,
y tu fidelidad, la asamblea de los santos”.
• Así como el pueblo de Israel recordaba las 
acciones de Dios en su historia, queremos 
invitarlos a recordar, a “hacer memoria” de 
la propia vida y del paso de Dios por ella.
• En el dibujo de la línea de tiempo, anoten 
momentos especiales en que hayan 
experimentado la presencia de Dios en sus 
vidas. Para algunos pueden ser momentos 
de dolor, para otros de alegría. Una vez que 
los hayan anotado, contemplen su vida y 
hablen de ella con Dios.
2. Dios nos habla por 
medio de su alabra
Se invita a profundizar la experiencia escuchando 
la Palabra de Dios.
A. Síntesis del encuentro 
anterior
Recordemos del encuentro anterior aquello que 
queríamos que la Virgen María nos ayudara a 
guardar en el corazón. Puede ayudarnos leer 
lo que anotamos al fi nalizar el encuentro en la 
sección “Con María guardemos en el corazón”.
B. Encuentro con la familia
• ¿Qué fue lo más signifi cativo de la Catequesis 
Familiar? ¿Acudieron al encuentro las familias 
invitadas? ¿Cómo resultó nuestro encuentro?
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior comprendimos que, en 
Jesús Resucitado, Dios ha vencido toda muerte 
y nos abre a la esperanza de una vida plena. Hoy 
queremos agradecer la invitación de Jesús a 
vivir la Eucaristía como actualización de su 
entrega en favor de toda la humanidad.
Nací el:
41
† De la primera carta de San Pablo a los 
Corintios 11,23-25:
«Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he 
transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, 
la noche en que fue entregado, tomó el 
pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi 
Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan 
esto en memoria mía”. De la misma manera, 
después de cenar, tomó la copa, diciendo: 
“Esta copa es la Nueva Alianza que se sella 
con mi sangre. Siempre que la beban, 
háganlo en memoria mía.”»
PARA REFLEXIONAR Y OMPARTIR:
1) ¿Qué es lo que transmite San Pablo como 
recibido del Señor?
2) ¿Qué signifi ca la frase: “Hagan esto en me-
moria mía”? ¿Quiénes deben hacerlo?
3) ¿Qué hace Jesús antes de partir el pan?
PARA PROFUNDIZAR:
 Hacer memoria no es un mero recordar el 
pasado. Celebrar la Eucaristía en memoria 
de Jesús, es celebrar el misterio que anuncia 
y actualiza su muerte y Resurrección. Es 
revivir su fuerza y efi cacia. La invitación de 
Jesús es una llamada a revivir su entrega 
hasta el extremo. Es su vida entregada, 
resumida en el gesto de darnos su Cuerpo y 
su Sangre, lo que Jesús quiere que nosotros 
revivamos. Hacer memoria de su entrega 
signifi ca hacerlo presente a través de la 
propia existencia amando como Jesús lo 
hizo.
 Las palabras de Cristo, son dirigidas a toda 
la Iglesia. odos celebramos la Eucaristía 
como acción de gracias. Los sacerdotes, 
como continuadores del ministerio de 
los apóstoles, presiden a la asamblea que 
celebra. A ellos, Jesús encarga la acción, que 
acaba de realizar, de transformar el pan en 
su Cuerpo y el vino en su Sangre, la acción 
con la que Él mismo se nos manifestó como 
sacerdote y víctima.
 Celebrar juntos la Eucaristía como memorial 
requiere nuestra gratitud y el deseo de 
comprometernos a actualizar la entrega de 
Jesús. Su donación se convierte en nuestra

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