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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA FACULTAD DE MEDICINA COMISIÓN DE ESTUDIOS DE POSTGRADO CURSO DE MAESTRÍA DE BIOÉTICA CENTRO NACIONAL DE BIOÉTICA ESTRATEGIA INFORMATIVA SOBRE BIOÉTICA EN DOS DIARIOS DE CIRCULACIÓN NACIONAL Y CENTROS DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICOS Trabajo de Grado que se presenta para optar al título de Magister Scientiarum en Bioética Alberto Quirós Corradi Tutor: Jesús María Aguirre Caracas, diciembre 2013 http://www.google.co.ve/imgres?imgurl=http://eresuniversitario.com/wp-content/uploads/2007/06/ucv.jpg&imgrefurl=http://eresuniversitario.com/2007/06/27/cursos-de-gerencia-y-protocolo/&h=251&w=250&sz=55&tbnid=rAZCbMxsTVpuXM::&tbnh=111&tbnw=111&prev=/images?q=LOGo+UCV&hl=es&usg=__RhD3z_BVi3MziJ2dteJr2OWYw7o=&ei=Oc-2ScKUIaGbtwfen-yyCQ&sa=X&oi=image_result&resnum=2&ct=image&� ÍNDICE DE CONTENIDO RESUMEN 1 INTRODUCCIÓN 3 MÉTODOS 48 RESULTADOS 63 DISCUSIÓN 71 REFERENCIAS 83 ANEXOS 91 ESTRATEGIA INFORMATIVA SOBRE BIOÉTICA EN DOS DIARIOS DE CIRCULACIÓN NACIONAL Y CENTROS DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICOS Alberto Quirós Corradi, C.I. 7.924.946 . Sexo: Masculino, E-mail: quiroscorradi@gmail.com. Telf: 0412-2214621/0212-3262351. Dirección: Calle La Ceiba, Las Mercedes Caracas. Curso de Maestría en Bioética. Tutor: Jesus María Aguirre, s.j, C.I. 128.920. Sexo: Masculino, E-mail: jesusmaria.aguirre@gmail.com. Telf: 0416-7025852/0212-5649803. Dirección: Centro Gumilla, Edf. Valores, Altagracia Caracas. Doctor en Ciencias Sociales. RESUMEN Objetivo: analizar la estrategia informativa sobre bioética utilizada por los diarios EL Nacional y El Universal, entre julio 2011 y junio 2012 y algunos centros de investigación científica en Venezuela. Método: estudio cualitativo, analítico. Los instrumentos de medición fueron el análisis de contenido para la estrategia informativa de los diarios y los cuestionarios para los periodistas y los científicos de los centros de investigación. La muestra estuvo constituida por: las informaciones de bioética relacionadas con células madre, derrames petroleros, eutanasia y embarazo en adolescentes (julio 2011 y junio 2012), por los periodistas que cubren la fuente científica en los dos periódicos y por los científicos de los centros seleccionados. Resultados: la palabra bioética no aparece en la muestra estudiada y los temas bioéticos analizados no fueron abordados desde la óptica de esta disciplina. Los centros de investigación y los medios de comunicación tienen poca comunicación entre ellos. Conclusiones: La bioética no es conocida por el gran público y no es tema de relevancia para los dos diarios analizados. Además, la bioética en Venezuela tiene un sesgo muy fuerte hacia la medicalización. Se recomienda incluir a la bioética como materia de estudio en escuelas y universidades y la creación de una Federación Nacional de Bioética que incluya asociaciones bioéticas nacionales de la salud, ambiental, social y legal. PALABRAS CLAVE: Estrategia informativa, bioética, periodistas, científicos. mailto:quiroscorradi@gmail.com� ABSTRACT BIOETHIC INFORMATIVE STRATEGY OF TWO DAILY´S OF NATIONAL CIRCULATION AND OF SCIENTIFIC RESEARCH CENTERS Purpose: To analyze the information strategy on bioethics of the daily´s El Nacional and El Universal, between July 2011 June 2012 and of the Scientific Research Centers of Venezuela. Method: was qualitative and analytic. The design was contemporary transactional field and questionnaires were utilized to collect facts from journalists and scientists from the Research Centers. The sample was the information on stem cells, oil spillages, euthanasia and teenagers pregnancy, published in the daily´s during July 2011-June 2012, by the journalists responsible for the scientific section of the newspapers and by the scientists of the centers. Results: The word bioethics did not appear in the sample analyzed. The information on the selected bioethics themes were not approached with the principles of that discipline in mind. The Scientific Research Centers and the media have very little communication between them. Conclusions: Bioethics is not known by the general public and is not a regular theme in the two papers analyzed. Bioethics in Venezuela has a very strong inclination towards medicalization. It is suggested that bioethics be taught in schools and universities and a National Federation of Bioethics be established to include Bioethics National Centers on health, social, environment and legal. KEY WORDS: informative strategy, bioethics, journalist, scientists. INTRODUCCIÓN El siglo XXI heredó interrogantes cruciales que podrían cambiar el concepto tradicional de la especie humana. Las revoluciones que precedieron a estos nuevos tiempos fueron la tecnológica, la genética y la neurociencia. Términos como clonación, terapia génica, genoma humano, transhumanismo, neuroplasticidad, neurogénesis, entre otros, emergieron no sólo en el campo científico sino también en la reflexión ética sobre la posibilidad de que surgiera una nueva especie humana de todas estas transformaciones en las que el hombre traspasó la barrera antigua de solo explorar para, ahora, poder modificar el curso mismo de su evolución natural. El concepto que desarrolla Francis Fukuyuma (1), para la nueva especie humana, es el transhumanismo, aquel nuevo hombre que se desarrollará a través de la ciencia y podría ser considerado como “otra especie”, dada la diferencia que tendría con la especie actual. Según Fukuyama entre las ventajas que le traería a la humanidad la aplicación de la biotecnología y la terapia genética están la erradicación de las enfermedades, hoy incurables, ayudaría a combatir los estados de ánimo negativos y hasta el desarrollo de ciertas capacidades mediante el diagnóstico prenatal. Todo esto que, en efecto, pudiera conducir a la construcción de un nuevo ser humano, ha sido cuestionado éticamente por diversos sectores de la sociedad. Fukuyama pregunta si los “transhumanistas” han verdaderamente entendido algunas de las posibles terribles consecuencias negativas que tendría la construcción de un nuevo hombre. Los recientes avances en el área de la genética, han abierto importantes dilemas éticos. Por ejemplo, el desarrollo de evaluaciones predictivas para enfermedades incurables y otras series de anomalías genéticas, podrían colocar a los pacientes que la padecen en una situación de minusvalía, al conocerse tempranamente el futuro estado de su salud. La principal cuestión ética sería cómo se protegen los derechos de privacidad del paciente, ya que este tipo de información en manos de compañías de seguros, empresas e instituciones gubernamentales, podrían afectar sus derechos ciudadanos. Por otro lado, se presenta la disyuntiva ética si este tipo de información médica predictiva pudiera afectar la calidad de vida del ciudadano que la padece, qué efectos tendrá sobre el desarrollo de su vida el conocimiento de un futuro con algunas limitaciones de salud. Ante toda esta evolución de la ciencia se requiere una nueva moral para armonizar el progreso con la ética. Así surge la bioética. Pero ¿qué es la bioética? Su partida oficial de nacimiento data de 1970 cuando el oncólogo holandés V.R. Potter (2) usó el término por primera vez en su libro “Bioética global. La ciencia de la supervivencia”. No obstante, destacados expertos han reseñado que la palabra bioética fue utilizadapor primera vez por Fritz Jahr en un editorial publicado en 1927 en la revista científica alemana “Kosmos” (3). En “Bioética Global” Potter comenta sobre las consecuencias que tendría para la humanidad el no asumir un cambio de rumbo ante los desequilibrios existentes en la relación humano-naturaleza. La ciencia de la supervivencia, subraya los dos elementos más importantes para alcanzar la nueva sabiduría que necesitamos de forma urgente: el conocimiento biológico y los valores humanos. En verdad, de lo que se trata es de intentar armonizar las relaciones del hombre con la naturaleza y de buscar un equilibrio entre los desarrollos científicos y una nueva ética que le de consistencia moral. La ética convencional que por siglos fue la conciencia universal del hombre quedó relegada ante la velocidad del cambio y los nuevos retos de la ciencia. La bioética es una disciplina multidisciplinaria y desde esta perspectiva ha desarrollado una bioética de las ciencias de la salud, una bioética social, una bioética de la educación, una bioética legal y una bioética ambiental, la que le da una nueva armonía a las relaciones del hombre con la naturaleza. Dado el alcance que podría tener el nuevo conocimiento científico en la calidad de vida de la población y en la mejora de muchas enfermedades, hasta ahora consideradas como incurables, es importante evaluar la divulgación que se produce de este tipo de conocimiento al público y en este espacio los medios de comunicación son el canal privilegiado por la población. Planteamiento y delimitación del problema La velocidad con la que acontecen los nuevos descubrimientos en el campo de la ciencia presenta un constante reto en el área de la comunicación para transmitir a la población los alcances de las mismas. Ya no se trata sólo de informar a los ciudadanos de estos cambios sino, más importante aún, cuál es el tipo de información que se transmite, quiénes podrían beneficiarse, quiénes producen la información y qué intereses económicos se podrían generar alrededor de las expectativas de la población ante la oferta de los nuevos avances científicos. Las investigaciones en el campo de la divulgación sobre biotecnología indican que los ciudadanos saben y entienden poco sobre estas áreas (4). Respecto al conocimiento científico en general por parte del público algunos estudios muestran que el mismo es limitado (5). Un factor determinante para evaluar el impacto que tiene la publicación de la información científica en la ciudadanía es el papel que juegan los medios de comunicación. Según Tapia (6), la difusión y la enseñanza del conocimiento científico por parte de los científicos, inmersos en el sistema educativo, en las instituciones culturales, en los medios de comunicación y en las organizaciones políticas, establecen una unión indispensable entre los investigadores y la sociedad. La revolución tecnológica le ha permitido a la ciudadanía un mayor acceso a las fuentes del conocimiento, en general, y le ha facilitado a los medios de comunicación, formales e informales, en particular, obtener de manera casi inmediata, la información que se produce en todos los campos del saber humano. La generación de nuevo conocimiento científico ha tenido un gran impacto en las expectativas de vida de los seres humanos. Sin embargo, habría que indagar cuánto de esa información está sustentada en evidencias verificables y qué tipo de información científica le llega a la población en general. La referencia a la bioética, la disciplina que se ocupa de los dilemas éticos que presentan los avances científicos, es una de las grandes herramientas imprescindibles para orientar la difusión que llega a la población a través de los medios de comunicación. La conexión necesaria entre la bioética y los medios de comunicación abre una serie de aspectos fundamentales que deberían sustentarla. Entre ellos están el conocimiento formal e institucional que deberían tener los medios de comunicación de la bioética. Las instituciones académicas y científicas que deberían proveer este tipo de información. Los canales que existen para diseminar y actualizar a la bioética en los medios de comunicación y, si existe, una institución nacional que tenga como función divulgar todo lo relacionado sobre la bioética que incluya, entre otros, a los sectores salud, educación, ciencia y tecnología, medio ambiente y derecho. Es necesario destacar que una de las características más importantes de la bioética es su carácter interdisciplinario, tal como lo definió Potter (2), en su libro sobre bioética global, en la que el autor alertaba sobre la apropiación unilateral que las ciencias biomédicas habían realizado del concepto de bioética. Para Potter una bioética global debía estar conformada por diversas y múltiples disciplinas. Un área que a la bioética se le presentará con grandes desafíos será influir en el impacto que tendrán los grandes avances de la ciencia en la opinión pública que ya ocupan grandes espacios en los medios de comunicación formales (radio, prensa, televisión) y en nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (NTIC) que sustentan las redes sociales. En este sentido, Santos (7) refiere que el bioeticista no debe rehuir enfrentarse a los foros sociales de la prensa, de la radio y la televisión como parte de su responsabilidad como intelectual público para colaborar en el proceso de entender, aclarar y modificar las percepciones de hechos y de valores éticos ocultos o implícitos en los debates de la sociedad civil. Dentro de este marco se planteó la presente investigación, orientada a explorar con cuánta frecuencia aparecen en dos diarios nacionales noticias sobre bioética, cuáles son las fuentes de indagación más frecuentes usadas por estos medios de comunicación, qué relación tiene el conocimiento que ellos transmiten con la bioética y si existe un canal de comunicación formal entre los bioeticistas y los comunicadores sociales. Con base en lo expuesto anteriormente, este estudio analizó cuál es la estrategia informativa sobre bioética utilizada por dos periódicos de circulación nacional (EL Nacional y El Universal) en Venezuela entre julio 2011-junio 2012 y por los centros de investigación científica: Centro Nacional de Bioética (CENABI), Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Ministerio del Poder Popular para la Salud y el Instituto de Teología (ITER) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Justificación e Importancia Ante la velocidad a la cual se desarrolla el nuevo conocimiento científico, la destrucción del equilibrio ecológico, la necesidad de lograr una mayor felicidad del hombre en su interacción con la biosfera, la sociedad tiene urgencia de contar como base de apoyo espiritual, con una nueva ética que trascienda los restrictivos códigos de las diferentes profesiones. Ante estas inquietudes surge entonces la bioética. La justificación para este trabajo de investigación es la presunción que se tiene sobre una falta de información confiable en la prensa escrita sobre el rol de la bioética en la sociedad moderna. Por ello la necesidad de asegurar la calidad y frecuencia de la información científica y bioética a través de los medios de comunicación escritos para evitar la especulación, la falsa información o su distorsión, fruto del desconocimiento que resulta en ofertas engañosas en las que se atenta contra la salud pública y las economías individuales. La principal motivación al realizar el presente estudio fue indagar si esta falta de información pudiera originarse, también, en una ausencia de políticas comunicacionales de los diferentes grupos de bioética que existen en el país y por la inexistencia de un gran centro nacional donde converjan todas las corrientes de bioética del país. Por último, se presumeque en Venezuela existe escasa investigación sobre la importancia de las comunicaciones para la divulgación de los principios de la bioética. Este estudio sirvió como metodología para este tipo de análisis y un punto de partida para los interesados en indagar sobre otros aspectos de la problemática de las complejas relaciones entre el conocimiento científico y la percepción que de este conocimiento podría tener el ciudadano común. Antecedentes Pellechia (8) en 1997 realizó una investigación titulada “Tendencias en la cobertura de la ciencia: un análisis de contenido de tres periódicos en Estados Unidos”. El objetivo de la investigación fue analizar, a través de la metodología de análisis de contenido, las noticias científicas reportadas en los tres principales periódicos de circulación nacional de los Estados Unidos: New York Times, Chicago Tribune y Washington Post durante las últimas tres décadas precedentes a 1997. El tipo de investigación fue documental, retrospectivo. Los resultados arrojaron que aunque los artículos sobre ciencia representaban sólo un pequeño porcentaje respecto al total publicado, la cantidad de estos artículos había aumentado significativamente en el período evaluado. Un hallazgo significativo fue que los artículos frecuentemente omitían información sobre la metodología y sobre el contexto en que ésta se producía, un rasgo que según el autor es crítico para un completo reporte periodístico sobre la ciencia. Roman y Pujol (9) en el 2001, en Barcelona, España, dirigieron la investigación “Percepciones en Cataluña de las repercusiones bioéticas de la Ingeniería Genética (IG)”. El propósito del estudio fue describir el campo discursivo público de las repercusiones bioéticas de la Ingeniería Genética y sus aplicaciones en la prensa de divulgación y en el público, en actores sociales minoritariamente representados y estudiantes universitarios. La metodología utilizada fue un análisis del discurso desde la perspectiva de los repertorios interpretativos que evalúan los discursos desplegados en la prensa de divulgación (n: 107 artículos), en entrevistas en profundidad individuales y grupales (n: 43) y una interpretación de los resultados de un cuestionario aplicado a una muestra de estudiantes universitarios (n: 185). Los resultados evidenciaron que existen diferencias discursivas destacadas para la reflexión bioética entre el corpus de la prensa y el compuesto mediante las entrevistas. La prensa tiende a darle un tratamiento favorable hacia la Ingeniería Genética y sus aplicaciones, vinculando automáticamente innovación tecnológica y bienestar social. Por otro lado, los discursos de las entrevistas presentan una inclinación crítica y relacionan las complejas redes de intereses “por las que atraviesa la aparición de una nueva tecnología para transformarse en un beneficio social”. Los resultados de los cuestionarios muestran una marcada sintonía hacia los discursos críticos observados en las entrevistas. Bucchi y Mazzolini (10), en la misma línea de investigación de Pellechia (8), realizaron un estudio en 2003 “Ciencia grande, pequeñas noticias: cobertura de la ciencia en la prensa italiana, 1946-1997”. El tipo de investigación fue documental, retrospectivo. El estudio tuvo como propósito realizar un análisis de contenido sobre las noticias científicas producidas por el diario italiano Il Corriere della Sera durante un período de cincuenta años. Los resultados reportaron una expansión de la cobertura de este tipo de noticias y que la típica noticia científica puede ser descrita como de asuntos biomédicos, referida a contextos geográficos externos a Italia, sustentada en experticia científica indiscutible y que presenta las consecuencias de la actividad científica de una manera positiva. También, en el estudio se sugiere la presencia de un marcado dualismo entre dos géneros periodísticos: (1) “La popularización de la ciencia”, característica de secciones especiales, “abrumadoramente dominado por los tópicos biomédicos y con una visión de la ciencia consensuada y que le trae mejoras a la vida de las personas” y (2) “La ciencia como noticia”, relacionada más frecuentemente con otros campos tales como la ciencia física y poniendo mayor atención en la controversia y en las consecuencias perjudiciales de la empresa científica. En el trabajo de grado para optar a la licenciatura en periodismo impreso, de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, Berroterán y Pérez (11) en el 2003 realizaron una investigación titulada “Diagnóstico de la situación actual de la información sobre ciencia en la prensa venezolana de circulación nacional: análisis morfológico y de contenido de cinco diarios nacionales entre el lapso comprendido entre los meses de enero y noviembre 2002”. El objetivo del estudio fue diagnosticar el contenido de información sobre ciencia en los medios impresos venezolanos de circulación nacional durante el año 2002. El tipo de investigación fue exploratoria y transeccional. La metodología utilizada fue análisis de contenido y morfológico. Los resultados mostraron que, tras analizar la distribución espacial, los textos de tratamiento informativo no tienen una difusión homogénea de la ciencia, en la muestra evaluada. De igual forma, se reconoció que el tratamiento de tipo informativo es el más utilizado para procesar el conocimiento científico y se registraron seis categorías que se usaron para presentar al lector venezolano el saber generado por la ciencia: Información noticiosa, explicación deficiente, seudociencia, anticiencia, publicidad redaccional y orientación al público. Un dato relevante que arrojó el estudio fue que los científicos no participaron en la emisión de las informaciones sobre ciencia que fueron revisadas en la muestra. En Latinoamérica se encuentra un destacado estudio realizado por Massarani et al (12) efectuado en el 2005, titulado “La ciencia en la prensa de América Latina: un caso de estudio en nueve países en la región”. El objetivo del estudio fue evaluar la cobertura periodística de temas de ciencia y tecnología en América Latina y el Caribe, teniendo como fuente la sección de ciencia de 12 periódicos diarios de un impacto de amplio espectro en la región, involucrando nueve países. Los periódicos analizados fueron: Clarín y La Nación, Argentina; Folha de São Paulo y O Globo, Brasil; El Mercurio, Chile; El Tiempo, Colombia; La Nación, Costa Rica; El Comercio, Ecuador; Reforma y La Jornada, México; El Nuevo Día, Puerto Rico; El Nacional, Venezuela. Se analizaron los textos publicados en la sección de ciencia en el período de enero a junio de 2006, los cuales fueron evaluados con base en la metodología de semana construida y utilizando herramientas cuantitativas. La muestra seleccionada fue de 969 textos. Los resultados demostraron una presencia destacada de tópicos relacionados con la medicina en los artículos periodísticos. Los descubrimientos científicos producidos en los países desarrollados tuvieron mayor cobertura que los generados por la ciencia nacional. “En los textos, se destacaron los beneficios de la ciencia, y se encontró un nivel muy bajo con respecto a la presencia de controversias y de riesgos de la ciencia. Los científicos fueron las fuentes de información principales para los periodistas.” Aunque, en la revisión realizada de los antecedentes de investigación del presente estudio, se encuentran pocas referencias en el campo de la bioética y medios de comunicación, se evaluaron aquellas relacionadas con ciencia y tecnología como son las de Pellechia (8) y Bucchi y Mazzolini (10), por ambas representar hitos importantes que han orientado posteriores investigaciones. El estudio de Massarani (12) es un referente de reciente data de la prensa latinoamericana e incluye dentro de la muestra evaluada uno de los diariosmás antiguos de Venezuela como es El Nacional, el cual forma parte de la muestra de la presente investigación. El trabajo de Roman y Pujol (9) relaciona directamente bioética y prensa y destaca que haya sido realizado en el mundo de habla hispana. El aporte de Berroterán y Pérez (11) es importante en la caracterización que realiza sobre prensa y ciencia en Venezuela, y porque incluye dentro de las categorías de análisis seleccionadas a la bioética. Marco teórico Ética y ciencia La agenda del saber humano en los comienzos del siglo XXI ha estado determinada, fundamental y protagónicamente, por los avances que ha producido la ciencia. Estos, han sido de tal magnitud que, para algunos autores (1, 13), pudieran desarrollar un ser humano diferente al actual que podría hasta considerarse como “otra especie”. El concepto que ha desarrollado Fukuyama (1) para definirlo es el transhumanismo. Según este autor, entre las ventajas que le traería a la humanidad la aplicación de la biotecnología y la terapia genética estarían la erradicación de algunas enfermedades, hoy incurables, y hasta el desarrollo de ciertas aptitudes mediante el diagnóstico genético prenatal. Todo esto, que en efecto, pareciera llevar al desarrollo de “otra especie” ha sido cuestionado éticamente. Fukuyama se pregunta si los “transhumanistas” han verdaderamente entendido algunas de las terribles consecuencias negativas que traería esto para el curso de la humanidad. Lo anterior coloca en el centro del debate la evaluación del papel de la ciencia y la ética en la sociedad. Para ello, se hace necesario revisar los conceptos básicos de algunos autores sobre esta temática. Según Tapia (6) la ciencia es una actividad humana creativa cuyo fin es la generación de conocimientos sobre todos los aspectos de la naturaleza y sus mecanismos, incluyendo al hombre mismo, como individuo y como sociedad, mediante la observación y la experimentación, para lograr un análisis objetivo de la realidad. Por su parte, Rozenbaum (14) define ciencia como conocimiento cierto, es decir, relacionado con la certeza o conocimiento seguro, aunque no necesariamente con la verdad, sistemático, ordenado que busca las causas y los efectos, y forma una doctrina que constituye parte del saber. Su característica fundamental es la autocorregibilidad. Respecto al concepto de ética Castillo Valery (15) argumenta que la ética ha pasado a ser la ciencia de la moral, el análisis teórico, la investigación o explicación de un tipo de comportamiento humano: el de la moral; analizándolo en sentido global y desde puntos de vista diferentes y que la moral, según Sánchez (referido por Castillo), está conformada por un conjunto de normas, aceptadas libre y conscientemente, que regulan la conducta individual y social de los hombres. Para establecer la relación que existe entre la ciencia y la ética se recurrirá a Jonas(16) quien afirma que la primera es un producto del poder humano y como toda acción realizada por el hombre está sujeta a un examen moral. Se enumerarán a continuación algunas de las características de esta relación: 1. Ambivalencia de los efectos. Toda competencia es buena por definición y lo que pudiera convertirla en mala es el abuso de la misma. La dificultad es no sólo cuando se abusa de la técnica con mala voluntad, es decir para malos fines, sino, incluso cuando se emplea de buena voluntad para sus fines propios altamente legítimos, tiene un lado amenazador que podría tener la última palabra a largo plazo. Según Jonas bajo la premisa de la neutralidad ética se enfatizan los resultados, en el bien que se produce y no en el riesgo de la demasía. (En este aspecto se puede observar como el desarrollo de “otra especie”, a través de la clonación, puede resultar en la coexistencia de dos especies humanoides, una biológicamente inferior consecuencia de la ausencia de recursos de un sector de la sociedad que no podrá aprovechar el avance científico). 2. Automaticidad de la aplicación. La formación de nuevas capacidades se convierte rápidamente en parte de la acción colectiva de la que es difícil separarse por estar influido por la carga ética original. 3. Dimensiones globales del espacio y el tiempo. Toda aplicación de una capacidad técnica por parte de la sociedad tiene un efecto de “gran escala” y sus consecuencias afectarán a las futuras generaciones. 4. Ruptura del antropocentrismo. Las decisiones técnicas no sólo afectarán al hombre sino que también tendrán un impacto sobre su entorno, el ambiente y la biosfera. Para Abel (17) es necesario un diálogo entre la ciencia y la ética, y ellas no deberían ser antagónicas, ya que la ciencia tiene como propósito determinar los hechos y la ética debe aportar los criterios de valor que orientarán a la producción del conocimiento a través de la ciencia. Este autor explica que el poder tecnológico está sustentado en dos tradiciones (y aquí se encuentra una coincidencia con el enfoque de Jonas sobre la ambivalencia de los efectos), una que se sustenta en la “neutralidad axiológica” de la ciencia en la que el fin último son los resultados y esto de por si es bueno, sin importar las consecuencias que tenga sobre el quehacer humano. La otra tradición refiere al principio de la conducta profesional correcta de responsabilidad social (Jonas (18) asume este término como la responsabilidad intergeneracional). Por eso la emergencia de la bioética como el puente necesario entre la ciencia y la ética. Merton (19) define el ethos de la ciencia como un complejo de valores y formas como imperativos para el hombre de ciencia. Los principios que sustentarían este ethos serían: (1) El compromiso con la objetividad. (2) La disposición a compartir el conocimiento (3) el desinterés, y (4) el escepticismo organizado. Según Bunge (20), la ciencia como conocimiento es neutral con respecto a la acción y, por tanto, moralmente inocente; sólo las acciones de la ciencia aplicada o la tecnología son susceptibles de juicio ético, siendo así capaces de culpabilidad moral. Esta última, está relacionada con las conductas antiéticas como cuando algunos investigadores han cometido mala praxis profesional. Casos como el fraude ocurrido en el 2005 cuando un grupo de científicos de la Universidad de Seul, Corea del Sur, publicaron falsos resultados, en prestigiosas revistas del área, en las cuales pretendieron demostrar que habían producido blastocitos humanos por medio de la clonación. Para Hottois (21) aunque la ciencia teórica pudiera describirse como inocente, la tecnociencia al representar una actividad productora y modificadora del mundo, no lo es y la praxis es éticamente problemática. Según G. Ropohl (referido por Hottois) la pregunta kantiana de ¿qué puedo hacer?, remite, necesariamente, a la relación entre el saber y el hacer. Hottois propone tres vías para establecer puentes entre la ética y la tecnociencia: 1) Hacer todo lo que es posible hacer. 2) La conservación del hombre-naturaleza (“somos los gestores de la biosfera pero no sus propietarios”) 3) La vía intermedia (en la que las alternativas tecnocientíficas se generen a partir de unos criterios a determinar). Respecto a la conexión entre el saber, el hacer, la ciencia y la ética, Maldonado(22) propone evaluar la relación entre bioética y sociedad del conocimiento. Definida esta última como la que aborda los problemas y temas que directamente tienen que ver con los contenidos, planes y acciones de investigación y desarrollo, y los estudios culturales sobre ciencia y tecnología. Para este autor, en la actualidad la vida está, inevitablemente, condicionada por el conocimiento y la bioética sería producto de éste. Igualmente, argumenta que la bioética posee dos cargas: una ética, y otra científica. Sólo que tradicionalmente se ha visto tan sólo la primerafaceta en desmedro total de la segunda. Esta imagen deformada de la bioética ha conducido a verla como una especie de vigía moral sobre la ciencia, distinta e independiente de ella. Maldonado urge a establecer una nueva relación entre los estudios culturales sobre ciencia, tecnología y sociedad y de bioética, en la cual todas “tienen y pueden tener numerosos puntos en común y vías de cruce, que sin embargo, no han sido hasta ahora claramente percibidos o tematizados”. De los diferentes enfoques sobre ética y ciencia que se han señalado anteriormente podría derivarse una conclusión común a todos: en el mundo moderno ciencia y ética constituyen un quantum indivisible producto del ser humano donde ambas fuerzas buscan un difícil equilibrio sin el cual los avances de la ciencia no serían moralmente compatibles con la conducta social del hombre. Bioética Orígenes de la Bioética Indiscutiblemente la partida oficial de nacimiento de la bioética data de 1970 y su fundador es el oncólogo holandés Van Rensselaer Potter (2). No obstante, destacados bioeticistas han reseñado que la palabra bioética fue reseñada por primera vez por Fritz Jahr en un editorial publicado en 1927 en la revista científica alemana “Kosmos” (3). También, en esta materia, en una interesante indagación sobre los antecedentes de esta reciente disciplina Ciccone (23) refiere que la bioética no emerge de cero. Para este autor los valores morales, la vida, la salud y la medicina eran tópicos de interés de larga data, en especial era terreno casi exclusivo de la teología moral de la Iglesia católica y también de otras disciplinas como la deontología médica y la medicina legal. De igual forma, Ciccone expone que la intervención del Magisterio Pontificio, debido a Pío XII, abordó sistemáticamente y ante auditorios científicos calificados, muchos de los temas de estudio de la futura bioética, cuestión que él no duda en calificar como la prehistoria de esta disciplina. Bajo la misma línea argumental del destacado rol de la Iglesia católica en los cimientos de la bioética, Llano (24) realiza un recuento histórico de las personalidades e instituciones de esta iglesia que han tenido influencia en lo que él denomina un movimiento internacional a favor de la humanización de la medicina. Entre las figuras e instituciones más importantes se encuentran: • El jesuista francés Teilhard de Chardin (quien inspiró en muchas de sus ideas a Potter) • El teólogo católico Daniel Callahan (quien creó el centro de bioética “Hastings Center” (1969) • El pionero Kennedy Institute of Ethics (1971) (creado por los jesuitas en la Universidad de Georgetown de Washington) • El Centro de Bioética del Instituto de Investigaciones Clínicas de Montreal, Canadá (creado por la Universidad católica de Laval en 1979) • El Centro de Bioética de Europa (Barcelona, España) (fundado en 1976 por el jesuita Francisco Abel) • Los trabajos publicados por la Pontificia Comisión para la Pastoral de los Profesionales de la salud (dirigida por el Cardenal Fiorenzo Angelini) • El Congreso Internacional sobre Bioética organizado por la Santa Sede en 1987. Como otros antecedentes de la bioética se encuentran una serie de eventos históricos que tuvieron una influencia determinante en el curso de los primeros pasos de esta nueva disciplina. Entre los más destacados están: El Código de Nuremberg (25) y la experimentación con humanos (1946). Surge a consecuencia de los hechos violatorios a la dignidad humana cometidos por los científicos nazis que fueron develados en los Juicios de Nuremberg. Entre los puntos más resaltantes aprobados están que (1) la participación de los individuos en experimentos debe ser con consentimiento voluntario, (2) realizados para beneficio de la sociedad, (3) evitar todo sufrimiento físico y mental innecesario y todo daño, (4) proteger al individuo en todo momento de cualquier posibilidad de muerte o incapacitación, (5) no debe vulnerar a la condición humana, (6) debe ser realizado por personal científico calificado y (7) la persona tiene el derecho de retirarse de la investigación si así lo desea. La Declaración de Ginebra (1948) (26), producida en la Asamblea de la Asociación Médica Mundial, denominada también “Juramento de Fidelidad Profesional” y cuyo propósito fue la revitalización de la ética del juramento hipocrático. La Declaración de los Derechos Universales del Hombre en la Asamblea General de las Naciones Unidas (1948) (27) que destaca en sus fundamentos principales el respeto a la dignidad del ser humano, la prohibición de no ser sometidos a torturas, el derecho a la igualdad de todos sin distinción, el derecho a la salud y el bienestar, el reconocimiento de la personalidad jurídica de todo ser humano, entre otros. Esta declaración se enmarca como un hito de los derechos humanos que habían sido vulnerados e ignorados en el período de la segunda guerra mundial. La Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial (1964) (28) en la que se da un gran paso para cimentar los principios éticos que deben regir las investigaciones médicas en seres humanos. Entre los principios más importantes que se proclaman en esta declaración se encuentra el respeto por el individuo, el derecho a la autodeterminación de los seres humanos y el derecho a optar por decisiones informadas. Este último será crucial para la bioética y es el denominado consentimiento informado. El Informe Belmont (29) (1979). Principios éticos y pautas para la protección de los seres humanos en la investigación (Departamento de salud, educación y bienestar de los Estados Unidos). Entre los principios que recomienda este informe están el respeto a las personas, derecho a la autonomía de todos y cuando esta condición este disminuida, el individuo debe ser protegido. Beneficencia, no causar ningún daño, la maximización de los beneficios posibles y la disminución de los daños al participar en experimentos. Justicia, la distribución justa de cargas y beneficios, basadas en (1) a cada persona una parte igual, (2) a cada persona según su necesidad igual, (3) a cada persona según su propio esfuerzo, (4) a cada persona según su contribución a la sociedad, y (5) a cada persona según su mérito. Para Drane (30) el Informe Belmont significó un gran respaldo a la incipiente bioética y le dio un marco metodológico basado en unos principios propios (autonomía, beneficencia y justicia). Otro importante hito para el impulso de la bioética fue la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos (31) promulgada por la Unesco en 2005. El surgimiento de la bioética en los Estados Unidos: La bioética médica Entre las décadas de los sesenta y setenta ocurren una serie de eventos relacionados con el campo biomédico que sentarían las bases para que los Estados Unidos se convirtiera en el principal país promotor a nivel mundial de la bioética para la época. En 1962 se crea el “Kidney Center´s Admission and Policy” en Seatlle cuyos trabajos se convierten en una referencia importante en la discusión sobre la forma de asignación de recursos sanitarios en los casos de hemodiálisis renal y en la que se introdujo la solicitud de opiniones a entes no médicos. En una revisión realizada por el New England Journal of Medicine en el año 1966 y coordinada por Henry Beecher (32) se estudiaron 22 casos que reflejaban una serie de violaciones éticas en el campo de la investigación médica. En 1969 Daniel Callahan (33) creó un programa con evidente orientación a, lo que sería en el futuro cercano, la bioética como disciplina y estableció los cimientos para fundar el mundialmente reconocido “Hastings Center” que afirmaba que los problemas éticos de las modernas biotecnologías necesitan, para poder ser solucionadas, un esfuerzo disciplinario sin precedentes y una clara voluntad dereunir ciencias experimentales y ciencias humanas. En 1971 André Hellegers, quien en un principio se disputó con Potter la autoría de la palabra bioética, quedando luego demostrado que fue este último el verdadero padre de la bioética (34) fundó el primer instituto de bioética “The Joseph and Rose Kennedy Institute fo the study of human reproduction and bioethics” en la Universidad de Georgetown. En 1978 el teólogo Warren Reich (Kennedy Institute) publica la primera “Encyclopedia of Bioethics” (35), una obra de destacada relevancia para la bioética. Karen Teel propuso en 1975 la creación del primer comité hospitalario de ética, referencia que fue tomada en cuenta por el juez que estuvo a cargo del famoso juicio de Karen Quinlan, caso emblemático en los orígenes de la bioética, debido al debate que generó en la opinión pública la práctica del encarnecimiento terapéutico y la consecuente reflexión sobre la deshumanización de la medicina. El cardiólogo Christian Bernard realiza en 1967 el primer trasplante cardíaco, este tipo de operación quirúrgica, revolucionaria para la época, introdujo el debate sobre las cuestiones éticas implicadas en la donación de órganos, tales como el consentimiento del donante y las condiciones por las cuales se declaraba su muerte. En 1968 el Harvard Medical School, publicó un artículo donde se expone una nueva orientación en el caso de diagnóstico de muertes cerebrales. Otros de los hitos históricos para la bioética, que emergió de los Estados Unidos fue la creación de la Carta de los Derechos de los Enfermos (1972) (36) y que se convirtió en un importante referente a nivel mundial. En este documento se fundamentan derechos cruciales para los enfermos tales como el derecho a la vida, a la asistencia sanitaria, a la información y a una muerte digna. A raíz de la denuncia realizada por el senador Edward Kennedy (1972) sobre el caso Tuskegee, Alabama, basado en hallazgos encontrados por una investigación periodística, en la cual se les impidió a pacientes de raza negra recibir tratamiento con antibióticos para curarles la sífilis, porque los investigadores querían evaluar el desarrollo de esta enfermedad, el gobierno de Estados Unidos promovió la creación de instituciones que impidieran que, estos hechos que vulneraban derechos humanos de toda índole, ocurrieran de nuevo. El Servicio de Salud Pública, una agencia que luego se convertiría en el Departamento de Salud y Servicios Humanos, recibió la responsabilidad de proteger los derechos y el bienestar de los sujetos de investigación y estableció criterios éticos para la realización de investigaciones en seres humanos. También se creó la Comisión Nacional para la Protección de los Sujetos Humanos en la Investigación Biomédica y Conductual, cuyo trabajo dio origen a 125 recomendaciones que posteriormente fueron el fundamento del Informe Belmont. Según Drane (37), mediante el apoyo financiero a la realización de proyectos de investigación médicos, el gobierno de Estados Unidos se convirtió en una fuente de directrices y reglas bioéticas. El gobierno de Estados Unidos desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de la bioética moderna. Al analizar los eventos históricos que sustentaron el origen de la bioética en Estados Unidos, se puede evaluar una clara tendencia hacia lo biomédico. Dos autores, anteriormente mencionados, influyen en este curso: Daniel Callahan y Andre Hellegers. A diferencia de Potter (cuya concepción sobre la bioética se evaluará a continuación) Hellegers (Referido por Cicconne (23)) postulaba que la bioética no era una nueva disciplina sino que “forma parte de una antigua materia, pues es una rama de la ética aplicada clásica”. Cuando define el propósito de la bioética la circunscribe, exclusivamente, a la medicina, al referir que su objetivo es “resolver problemas morales en el campo biomédico a través de la aplicación válida de principios éticos ya existentes y universales”. Bioética Global: El puente hacia el futuro de Potter En la actualidad en bioética hay dos tendencias, una como se ha demostrado equipara bioética con ética médica, lo cual pudiera parecer una visión reduccionista. La otra, la bioética global de Potter, que se ocupa de los grandes temas relacionados con el hombre y la biodiversidad. Este enfoque es importante porque: 1. Provee a la ecología de un marco filosófico moral (38). 2. Pone el énfasis en mejorar la calidad de vida y 3. Pregona la responsabilidad intergeneracional del hombre de hoy (su responsabilidad por el bienestar de las generaciones futuras) (18) La bioética representa la emergencia de una nueva moral que cuestiona las razones por las cuales el hombre ha depredado a la naturaleza. Debe además influir en un cambio del paradigma antropocéntrico, el de la visión utilitarista de la naturaleza. La nueva filosofía busca fundamentalmente una mejor calidad de vida. Pero no para ciertos grupos sino repartida por igual entre todos los hombres, un nuevo respeto por la naturaleza y el reconocimiento de que tanto hombre como medio ambiente influye el uno sobre el otro. En palabras de Leopold (39), muchos eventos históricos hasta ahora explicados solamente por el esfuerzo del hombre, fueron en realidad interacciones bioéticas entre la gente y la tierra. Leopold agrega que la tierra es una comunidad y el hombre es un simple ciudadano de ella. La bioética le da una nueva dimensión a la relación hombre naturaleza y le da prioridad a la conservación de la biosfera sobre el supuesto costo material que tiene este esfuerzo. Lamentablemente como se desprende de éxitos relativos (¿fracasos?) como la Cumbre del Calentamiento de la Tierra celebrada en Kyoto (40), la humanidad todavía está lejos de tener una visión compartida de la necesidad de anteponer la defensa del medio ambiente a un desarrollo acelerado e irresponsable. Cuando en 1970 Potter (2) escribió “Bioética, la ciencia de la supervivencia”, alertaba sobre las consecuencias que tendría para la supervivencia de la humanidad el no asumir un cambio de rumbo ante los desequilibrios existentes en las relaciones humano-naturaleza. Para Potter el género humano necesita urgentemente de una sabiduría como guía para la acción, un saber cómo utilizar el conocimiento para el bien y el futuro de la condición humana, de una ciencia de la supervivencia, la bioética, que tiene el requisito fundamental de promover la calidad de vida. La ciencia de la supervivencia subraya los dos ingredientes más importantes para alcanzar la nueva sabiduría que necesitamos tan desesperadamente: el conocimiento biológico y los valores humanos. Bajo esta premisa básica nace la bioética y su creador, desde el comienzo de esta disciplina, propuso como uno de los grandes objetivos la relación armoniosa del hombre con la naturaleza. Que la supervivencia y la mejora de la calidad de vida significaban necesariamente una nueva visión de respeto por la naturaleza en la que el hombre debía reflexionar sobre su rol en la interacción con la misma. Para Potter la naturaleza no podría seguir representando para el hombre la fuente inagotable de recursos, de la que este se aprovechaba unilateralmente sino que el hombre debía reconocerse como parte constituyente de esta comunidad. Potter aseguraba que la existencia de la especie humana estaba profundamente amenazada y se necesitaba de nuevos valores que superaran la visión del hombre como exterminador de la naturaleza. Es entonces cuando años después de haber promovido a la bioética como una disciplina científica que se ocuparía de los aspectos éticos de la vida y la salud, que describe un concepto más amplio: la bioética global, que en palabras de su creador es una bioética en la que la calidad de la vida física esté coordinada con la calidad de la vida ambiental y ecológica. Desde el anteriorenfoque la bioética rompe con el paradigma antropocéntrico, aquel que establece una visión utilitarista de la naturaleza, en la que el hombre se sirve de ella para su supervivencia. La posición antropocéntrica ha promovido una falta de conciencia del hombre sobre las consecuencias que tiene su actuar sobre el medio ambiente (41). Según Tealdi (42) en la problemática ambiental las relaciones entre el hombre y la naturaleza ha estado caracterizada por tres tipos de opciones: 1. El hombre como administrador de la naturaleza 2. El hombre como dueño de la naturaleza. 3. El hombre como parte de la naturaleza, en la que existe un balance entre ambas partes. La bioética promovería una nueva filosofía de las relaciones hombre-naturaleza. Una ética que revierta la concepción del hombre contra la naturaleza hacia una ética ambiental del hombre en la naturaleza. Dentro de este marco se propone el “desarrollo sustentable”, que distingue la diferencia que hay entre modificar la naturaleza y destruirla. Tal como lo destaca Pérez de Nucci (43) éste es un concepto a la vez filosófico y natural, un camino ético hacia la calidad de vida, en el que la manipulación de la estructura y función de los ecosistemas no entra en colisión con ellos, minimizando el conflicto de intereses y maximizando los beneficios a obtener. Es decir un adecuado balance de la ecuación coste-beneficio, tan cara a la reflexión ética en los problemas del ambiente y el hombre. Otro gran aporte en la búsqueda de una nueva eticidad de las relaciones hombre-naturaleza fue la obra del ecologista Aldo Leopold, de quien Potter se inspira y hace público reconocimiento de los aportes de este autor en la creación de una ética de la naturaleza. La obra de Leopold está sustentada en los siguientes fundamentos: el concepto básico de la ecología es que la tierra es una comunidad y que el ser humano es miembro de una comunidad de partes independientes. La tierra no es meramente el suelo, es una fuente de energía que fluye a través de un circuito de tierra, agua, plantas y animales y que regresa a la tierra. Una ética de la naturaleza cambia el rol del Homo sapiens de conquistador a la de un simple miembro y ciudadano de la comunidad tierra. Una ética de la tierra refleja la existencia de una consciencia ecológica y ello implica un respeto de los humanos por sus congéneres y por todos los miembros de una comunidad como tal. Como consecuencia de lo anterior para Leopold la supervivencia humana depende de la promoción de ecosistemas saludables y para ello definió lo correcto y lo equivocado, en relación a la sobrevivencia humana y la preservación de la biosfera. La otra razón por la que el estudio de las relaciones hombre-naturaleza es primordial para la bioética es lo definido por Jonas Hans (18) como el principio de responsabilidad intergeneracional. Los organismos internacionales especializados (44) en esta problemática han definido como problemas centrales para la supervivencia humana las siguientes áreas: 1. Población y recursos (el desbalance se ha acentuado en las últimas décadas) 2. Seguridad alimentaria 3. Diversidad biológica de las especies y ecosistemas 4. Energía 5. Industria 6. Desafío urbano. Las preocupaciones de Potter y Leopold por la supervivencia humana siguen hoy más vigentes que nunca. Los expertos lo habían venido señalando y cada vez con mayor alerta. Los recursos no son infinitos y la acción del hombre sobre la biosfera de forma irresponsable e inconsciente le está robando el futuro a las próximas generaciones. Bioética social En los países desarrollados la bioética se ha relacionado casi exclusivamente con las ciencias de la salud y con los problemas asociados al medio ambiente. En América Latina y en otras regiones subdesarrolladas la presencia de graves problemas sociales como la pobreza, la exclusión social, el desempleo, la violación de los derechos humanos, el autoritarismo, la calidad de vida, la inseguridad y la educación colocan al estudio de la bioética en un campo más amplio. Dada su naturaleza interdisciplinaria se ha desarrollado el concepto de bioética social como una orientación hacia la transformación social en la búsqueda de soluciones y determinaciones que modifiquen el orden dado (45). La bioética social para León (46) es un instrumento de promoción de los derechos humanos con énfasis particular en el derecho a la vida y el de la salud, amén de un enfoque sobre la práctica de la justicia en la sociedad latinoamericana. En este sentido, León destaca la necesidad de pasar de una ética clínica a una social bajo la cual se analicen conceptos tales como la ética de la gerencia de las instituciones de salud, la justicia en la distribución de recursos y las condiciones bajo las cuales laboran los profesionales de la salud. Este autor, pasa de lo específico a lo general al plantear la necesidad de un debate plural sobre el rol de la ética en las sociedades democráticas. Según Schmidt (47) la bioética social es una interdisciplina y transdisciplina del saber humano, que se basa en la reflexión sobre la humanización de las posibles acciones de la persona-ciudadana en un Estado de Derecho determinado, para lograr por su parte y, mediante las relaciones que establece con otras personas, la felicidad, la armoniosa convivencia y su autorrealización. Acción que propicia con el gobierno de un Estado con el fin de lograr la justicia, la autonomía, el uso adecuado del bien común y la paz. Por su parte, Abel (17) define a la bioética como el estudio interdisciplinar (transdisciplinar) orientado a la toma de decisiones éticas ante los problemas planteados a los diferentes sistemas éticos, por los progresos médicos y biológicos, en el ámbito microsocial y macrosocial, micro y macro económico y su repercusión en la sociedad y su sistema de valores, tanto en el momento presente como en el futuro. En resumen, como ya se ha evaluado, existen varios enfoques sobre la bioética. Es un concepto en construcción sobre cuyos alcances no existe un acuerdo unánime, dado lo reciente de esta disciplina y la complejidad de la temática que aborda. Sin embargo, la tendencia moderna de la bioética apunta a un concepto más amplio que el muy restringido vinculado a las ciencias de la salud que prevaleció por años, sobre todo en los Estados Unidos. Los vertiginosos cambios de la modernidad afectan a todas las disciplinas del conocimiento y de la cultura y con el tiempo es de esperar que la bioética complemente y le de una nueva dimensión a la ética convencional que por siglos produjo un equilibrio entre la velocidad del cambio de los desarrollos científicos y los valores que le daban sustento moral. Bioética en Venezuela De la ética médica a la bioética en Venezuela Castillo Valery (48) evalúa la ética médica en Venezuela a través de cuatro etapas (la palabra bioética no existía pero los principios que más tarde le darían sustento a la nueva disciplina se remontan a lejanos orígenes). La primera etapa va del año 1498 (fecha del descubrimiento de nuestro territorio) hasta 1827 cuando el Libertador, mediante decreto, crea la Facultad de Medicina de Caracas. Esta etapa tiene como protagonista al Dr. Lorenzo Campins y Ballester, médico español, nacido en Palma de Mallorca en 1726. Viene a Caracas en 1785 y fue el fundador de la enseñanza médica en Venezuela. Fue el primer catedrático de la escuela prima de la universidad de Caracas, luego que el Rey Carlos Tercero, mediante cédula real, lo nombrara catedrático en propiedad y protomédico interino de Venezuela y de la ciudad de Caracas (49). Ejerció la cátedra por 20 años y batalló incesantemente contra el curanderismo reinante de la época, contribuyendo al adecentamiento de la profesión médica. La segunda etapa (48) es desde 1827 hasta el 10 de mayo de 1902 cuando medianteley creada por el Congreso se funda el Colegio de Médicos de Venezuela, que se convertiría después en la Academia Nacional de Medicina. Esta etapa coincide con el inicio de la república y su protagonista estelar fue el Dr. José María Vargas. Nacido en la Guaira en 1786 y fallecido en New York en 1854. Médico, cirujano, catedrático y rector de la Universidad Central de Caracas. Fue además, escritor y político, primer presidente civil de Venezuela, encargado de la presidencia el 09 de febrero de 1835 (49). El 08 de junio fue depuesto por la llamada Revolución de la Reforma. Fue restituido en el cargo poco tiempo después luego que el General José Antonio Páez derrotara a los rebeldes. Vargas siguió como presidente hasta abril de 1836 cuando renunció irrevocablemente al cargo. A partir de esa fecha Vargas se dedicó a la docencia. Ejerció la presidencia de la Dirección General de Instrucción Pública (1839-1852). Profesor de anatomía y cirugía. Fundador de la cátedra de química. Fue además un investigador insigne en el área de la botánica. Fundador de la Sociedad Médica de Caracas. La tercera etapa (48) se extiende desde mayo 1902 hasta el 25 de febrero de 1936, fecha en la cual se establece el Ministerio de Salud y Asistencia Social. En ese período se elaboró el proyecto de moral médica redactado por el Dr. Luis Razetti, secretario de la Academia. Nacido en Caracas el 10 de septiembre de 1862 y fallecido en la misma ciudad el 14 de mayo de 1932. Médico, con especialización en cirugía y obstetricia en Paris. La obra de Luis Razetti fue muy fructífera y tuvo un profundo impacto en la historia de la medicina venezolana: Fundó la Asociación de Médicos Cirujanos de Caracas (1893), la enseñanza clínica de la Universidad Central, el Código Médico de Venezuela (1902). La Academia Nacional de Medicina (1904) El Congreso Venezolano de Medicina (1911) y el Instituto Anatómico (1911) (49) Como médico social inició campaña contra el alcoholismo, la tuberculosis, las enfermedades venéreas, la mortalidad infantil y el cáncer. La cuarta etapa (48) se extiende entre el período 1936 hasta el año 2009. Durante esta etapa se fundaron los colegios médicos de los diferentes estados. La federación médica venezolana (1946). El gran protagonista de esa etapa fue el Dr. Augusto León Cechini, nacido en Aroa en 1920, murió en Caracas en julio de 2010. Es autor de numerosos textos relacionados con la ética médica, entre ellos “Ética en medicina”. “El enfermo y sus derechos”. “Eutanasia”. “La muerte y el morir” y múltiples ensayos sobre ética y profesión médica. En 1996 fue designado presidente honorario vitalicio del Centro Nacional de Bioética (CENABI). La quinta etapa es analizada por Ludwig Schmidt (50) y comienza en los años 80, a partir del libro de Augusto León y un grupo de investigadores entre los cuales están Alfredo Castillo Valery, Isis Nezer de Landaeta, Gabriel D’Empaire, todos pertenecientes a la Universidad Central de Venezuela (UCV). Durante los 90 se incorporan otros docentes: Daniel Oliva, Ximena Páez y Elexier Urdaneta de la Universidad de los Andes (ULA). Jacinto Robles y Jhoni Sosa, Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL-Maturin). Eva Briceño de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONACIT), actualmente, FONACIT. Rafael Apitz del Instituto Venezolano de Investigación Científica (IVIC) y Rafael Bernard, Rafael Muñiz y Ludwig Schmidt de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Según Schmidt (50), los medios de comunicación social, prensa, radio y televisión fueron grandes agentes de difusión de la bioética en el país a través de entrevistas y coberturas periodísticas, de seminarios, foros y jornadas de bioética. Temas como el genoma humano, el aborto, la eutanasia, células troncales, la fármacogenética, el efecto invernadero y la diversidad biológica encontraron en la curiosidad reporteril un importante aliado. En la Constitución Bolivariana de Venezuela (51) de 1999, se reconoce expresamente a la bioética; en su Art. 122 al referirse al derecho de los pueblos indígenas expresa que: “los pueblos indígenas tienen derecho a una salud integral que considere sus prácticas y culturas. El estado reconocerá su medicina tradicional y las terapias complementarias, con sujeción a principios bioéticos” y en el Art. 127 establece que: “es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el ambiente en beneficio de sí misma y del mundo futuro. Toda persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado. El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica. El genoma de los seres vivos no podrá ser patentado y la ley que se refiere a los principios bioéticos regulará la materia”. En el 2001 se promulga la Ley Orgánica de Ciencia y Tecnología e Innovación (52) (LOCTI) que entre otros principios establece en su Artículo 7: “el ejecutivo nacional, mediante los organismos competentes, velará por el adecuado cumplimiento de los principios bioéticos y ambientales en el desarrollo de la investigación científica y tecnológica, de conformidad con las disposiciones de carácter nacional y los acuerdos internacionales suscritos por la república”. En el 2010, se creó mediante decreto 7666 (53) la Comisión Nacional de Bioética y Bioseguridad en Salud “un órgano adscrito al Ministerio Popular para la Salud, que tiene por objeto normar, regular y supervisar lo relacionado con los aspectos éticos y de bioseguridad de la acción científica y en todas las practicas relacionadas a salud y la vida humana constituyendo a su vez un espacio de reflexión y liberación en la evaluación, asesoramiento y consulta sobre los aspectos referidos”. En materia internacional se ha establecido contacto con comités nacionales de bioética de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Haití, Jamaica, México y República Dominicana, entre otros. Landaeta (54) realiza una revisión de los centros de bioética más destacados en Venezuela, tales como la fundación del Centro Nacional de Bioética (CENABI) en 1996 y que tiene su sede en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela. El CENABI ha extendido su labor, a través de cursos de ampliación, a la Facultad de Odontología (UCV) y las distintas escuelas de la Facultad de Medicina (UCV), la Universidad de Carabobo, la Universidad Francisco de Miranda, la Universidad Rómulo Gallegos, la Universidad del Zulia y en la Universidad Experimental del Táchira. Según esta autora, “el carácter interdisciplinario de la bioética se pone de manifiesto con la participación de grupos de diferentes disciplinas, abogados, ingenieros, sacerdotes, filósofos, psicólogos, agrónomos, biólogos, odontólogos, farmacéuticos, investigadores…Para muchos la bioética ha pasado de ser una disciplina a convertirse en un movimiento nacional y mundial”. Actualmente, el CENABI ofrece la maestría de Bioética en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela y ha publicado numerosos textos académicos que son referencia tanto en Venezuela como en el extranjero. Comunicación y bioética Como se ha analizado, en las otras secciones del presente estudio, la ciencia y la tecnología tienen un profundo impacto en todas las áreas del devenir humano y para algunos expertos (55) es indispensable que se evalúe de qué manera la sociedad percibe estos cambios. Cuán informada está la ciudadanía de los beneficios y riesgos asociados con el desarrollo de ciertas tecnologías. Qué confianza tiene la ciudadanía en la información científica que se le presenta a través de los medios de comunicación y qué credibilidadse le otorga a las fuentes científicas y a los especialistas, entre otras interrogantes. Por ello requiere como primera etapa diagnosticar y analizar la oferta que se produce y difunde sistemática o erráticamente a través de los diversos dispositivos de comunicación (“newsmaking” o proceso de producción informativa). La emergencia de los nuevos descubrimientos científicos y los respectivos dilemas éticos que estos pudieran generar necesitan de canales de comunicación especializados que les provean a los ciudadanos los instrumentos que les permitan evaluar el alcance de estos hallazgos en sus vidas y en las generaciones futuras. De allí, la relevancia del papel que juega el periodismo científico dentro del campo de la bioética. Según Calvo (56) el periodismo científico es “una especialización informativa que consiste en divulgar la ciencia y la tecnología a través de los medios de comunicación de masas”. De acuerdo a este autor, también se puede definir como una actividad que selecciona, reorienta, adapta, refunda un conocimiento específico, producido en el contexto particular de ciertas comunidades científicas, con el fin de que tal conocimiento, así transformado, pueda ser apropiado dentro de un contexto distinto y con propósitos diferentes por una determinada comunidad cultural. Costa (referido por Avogrado) (57) define al periodismo científico como un proceso social que se articula a partir de la relación entre organizaciones formales (editoras, emisoras) y la colectiva (público, receptores) a través de canales de difusión (diario, revista, radio, televisión, cine) que aseguran la trasmisión de informaciones (actividades) de naturaleza científica y tecnológica en función de intereses y expectativas (universos culturales e ideológicos). Por su parte, Voght (55) argumenta que, en general, existen pocas investigaciones en América Latina que indaguen qué magnitud y frecuencia de publicación tienen en los medios de comunicación los temas sobre ciencia y tecnología. En este sentido, el referido autor realizó un estudio que caracterizó y cuantificó la cobertura periodística sobre investigación y desarrollo en salud en un grupo de ocho diarios provenientes de Argentina, Brasil, Colombia y Costa Rica. Como parte de los resultados, se encontró un predominio acentuado de los géneros informativos por sobre los interpretativos; el manejo en términos proporcionales de pocas fuentes de información y, por consiguiente, la baja capacidad para el contraste informativo; o una narrativa que al enfatizar la descripción tiene, por otra parte, poca capacidad para introducir enfoques alternativos, conflictos de intereses, luchas por prioridades, controversias, implicaciones éticas de la investigación, etcétera. El periodismo especializado en la divulgación científica sería uno de los canales que tiene el público para acceder al conocimiento generado por la ciencia. Al respecto Massarani et al (12) argumenta cómo las investigaciones en este campo han encontrado que los medios de comunicación tienen una presencia activa en la divulgación de la información científica. Se encuentra que en Estados Unidos la televisión es el medio que se ubica en el primer lugar en el ranking de fuentes de informaciones en ciencia y tecnología, en el segundo lugar estarían los periódicos, según lo reporta el National Science Foundation. Los estudios en Europa, China y Australia indican la misma relación. En Latinoamérica dos investigaciones realizadas en Brasil sugieren resultados parecidos al nivel mundial (58). En un estudio realizado en Venezuela (59), sobre biotecnología y medios que utiliza el público para tener acceso a esta información, los resultados mostraron que los principales medios de comunicación que utiliza el consumidor para informarse son como medio principal la televisión, seguida por los periódicos y la radio. De igual forma se destaca que los encuestados más jóvenes (15-25 años) y principalmente los estudiantes mencionaron que un medio de información importante para ellos es el internet. En el área específica de la bioética y medios de comunicación el jurista y profesor de filosofía del derecho en la Universidad de Valencia, España, Bellver Capella realiza un agudo análisis en su libro “Por una bioética razonable. Medios de comunicación, comités de ética y derecho” (60). En este estudio el autor caracteriza cómo es tratada la información biomédica, de acuerdo a la línea ideológica que orienta a los periódicos. Específicamente aborda los titulares sobre la noticia de clonación de embriones humanos realizada por científicos coreanos, publicados por los diarios “El País” y “ABC”, ambos de España. (Posteriormente, se develó que este descubrimiento era falso y se convirtió en uno de los grandes casos de fraude científico recientes). Para él la forma diferente cómo fueron redactados los titulares de esta noticia expresó como la línea editorial influyó en las mismas. También refiere Bellver que la selección de expertos, el tratamiento de las opiniones consultadas y los artículos de opinión presentaron sesgos informativos al no consultar posiciones opuestas o cautelosas que presentaran al lector un panorama informativo más amplio al publicado. En cuanto al contenido y orientación de las informaciones, el estudio anterior, reporta que los diarios contrarios a la clonación experimental de embriones humanos no presentaron mayor información sobre los alcances terapéuticos de las células madre embrionarias, en cambio hicieron mayor énfasis en los riesgos que éstas generan. La línea editorial favorable a la clonación experimental de embriones humanos llegó a los extremos de titular de forma propagandística, encabezados tales como: “clonar para curar”, “clonación curativa” y “clonación terapéutica”, reflejan el pronunciado sesgo a favor de esta opción. Un estudio realizado en Venezuela por Rozembaum (14) titulado “Ciencia, seudociencia y anticiencia” tuvo como objetivo describir las características de la divulgación científica y otras formas de difusión directa o indirecta de conocimientos pretendidamente científicos, que se realiza a través de algunos medios de comunicación de Caracas. En la investigación se evalúa si la información transmitida promueve la seudociencia y la anticiencia. Rozembaum define a la seudociencia como “simulación de ciencia, generalmente con el uso de parasitismo semántico (empleo espurio, ambiguo y descontextualizado de la terminología científica)” y a la anticiencia como la pretensión de negar la validez de la ciencia como ideal epistémico. Los resultados demostraron que los medios analizados colaboraron con la desinformación del público al generar temática seudocientífica y anticientífica. También se demostró que la presencia de este tipo de información no se debe a una política deliberada de los diarios estudiados, sino a la actitud de los periodistas. Un importante y valioso aporte son las recomendaciones de este estudio: 1. La ciencia debe ocupar un lugar relevante en los medios y deben otorgárselo a través de secciones fijas bien identificables. El camino ineludible es apuntar a un periodismo especializado; y más importante aún que divulgar los descubrimientos es difundir la filosofía de la ciencia, sobretodo la implícita capacidad autocorrectiva que es su mayor fuerza. 2. Los medios deben aplicar estándares superiores de rigor a todos sus contenidos. Por otra parte, al mezclar en forma sincrética a la ciencia con lo que no lo es, se hace un flaco servicio a la sociedad: la superstición recibe un sitial que no merece, y se degrada el conocimiento científico, duramente conseguido por nuestra especie a lo largo de muchos siglos. Así como la globalización ha transformado a la sociedad del conocimiento también ha producido cambios de paradigmas para el periodista científico,que según Castelfranchi (61), no debe conformarse con ser un experto simplificador de conceptos o un traductor de términos al lenguaje común. Para este autor, el periodista científico no solo debe saber mostrar, indagar, comentar, sobre las ideas científicas, sino también sobre los métodos y procesos de la ciencia. Igualmente, propone que se debe convertir en un guardián de la sociedad, capaz de denunciar las prácticas incorrectas y abusos, para ser un catalizador de un debate informado sobre las implicaciones éticas generadas por las prácticas científicas o los procesos tecnológicos. La opinión de Vara (62) refuerza lo anterior al afirmar que en Latinoamérica el periodismo puede ser el último recurso para denunciar y señalar a los intereses políticos y económicos que pretenden influir sobre la opinión pública. Para ello, es sumamente importante que la comunicación y su mensaje se adecuen a las audiencias diferentes a las que están dirigidas. El periodista debe tener especial cuidado en cómo estructura su mensaje. Claro y atractivo. Cuidar el impacto. El grado de las modificaciones en la actitud hacia la ciencia y la tecnología que su mensaje puede producir en el público lector. La integración de aspectos tales como la calidad inequívoca del contenido, su presentación y coherencia. La identificación con el mensaje y el seguimiento del mismo (63). Según Portillo (64), para lograr lo anterior es imprescindible que periodistas e instituciones científicas trabajen de manera coordinada en una búsqueda para superar sus potenciales desconfianzas mutuas mediante la presencia de un periodista especializado en las instituciones científicas que sirva de vaso comunicante con los medios de comunicación. Este especialista debe ser capaz de hacer accesible al gran público la información científica y asesorar a los científicos para que aprendan a transmitir apropiadamente sus informaciones a la prensa para que esta pueda captar su intención y contenido. Resumiendo, se requiere por una parte científicos “comunicadores” que entiendan el rol del periodista y las necesidades informativas del público y por otra parte, periodistas con una solida formación profesional que puedan reflejar un análisis científico en un lenguaje fácilmente comprensible por públicos de poca instrucción científica. Esta simbiosis le dará respuesta adecuada al viejo dilema presente en algunas instituciones científicas sobre si vale o no la pena mantener a la ciudanía informada sobre temas cuya complejidad no domina. La respuesta, avalada por los estudios aquí referidos, es que la comunicación es insustituible como instrumento de divulgación del moderno conocimiento y de los nuevos y viejos valores que le dan sustento ético. Más aún, muchos estudiosos (56) sostienen que no existe ciencia sin su divulgación y su comunicación al público. Objetivo general Analizar la estrategia informativa sobre bioética utilizada por dos diarios de circulación nacional (EL Nacional y El Universal), entre julio 2011 y junio 2012 y los centros de investigación científica: Centro Nacional de Bioética (CENABI), Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Ministerio del Poder Popular para la Salud, Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología, La Red de Sociedades Científicas Médicas de Venezuela y el Instituto de Bioética (ITER) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Objetivos específicos 1. Examinar la estrategia informativa sobre bioética utilizada por EL Nacional y El Universal, entre julio 2011 y junio 2012. 2. Identificar la estrategia informativa sobre bioética que utilizan los periodistas especializados en la fuente científica de El Nacional y El Universal. 3. Describir la estrategia informativa sobre bioética que utilizan los científicos de los centros de investigación: Centro Nacional de Bioética (CENABI), Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Ministerio del Poder Popular para la Salud y el Instituto de Bioética (ITER) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Aspectos éticos En la presente investigación se respetó a los cuatros principios bioéticos fundamentales como lo son la autonomía, la beneficencia, la no maleficencia y la justicia. El principio de la autonomía está basado en el derecho que tienen los periodistas especializados en la fuente científica, que laboran en dos diarios de circulación nacional (EL Nacional y El Universal), y los científicos que laboran en los centros de investigación, ambos grupos pertenecientes a la muestra seleccionada, de decidir de forma voluntaria y autónoma su participación al responder a los cuestionarios diseñados para abordar los objetivos del presente estudio. El principio de beneficencia se garantizó al presuponer que los datos que arrojen la presente investigación podrían ayudar a fomentar políticas informativas adecuadas para la difusión de la bioética. El principio de no maleficencia está sustentado en que los resultados que arroje el presente estudio son veraces, útiles y confiables y sus consecuencias no produjeron daño a ningún sector de la sociedad. El principio de justicia está fundamentado en la equidad con la cual se trató a todos los participantes en el presente estudio. Marco legal Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) (51) La palabra bioética aparece dos veces en la Constitución vigente: Art. 122 al referirse al derecho de los pueblos indígenas “…el Estado reconocerá su medicina tradicional y las terapias complementarias con sujeción a principios bioéticos”. Art. 127 “..el genoma de los seres vivos no podrá ser patentado y la ley que se refiere a los principios bioéticos regirá la materia”. El Artículo 2 se define en la Constitución de Venezuela como un país democrático en el que se ampara la libertad y el respeto de los derechos humanos. Artículo 2. “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”. Específicamente en cuanto a legislación correspondiente a la comunicación se encuentran en la Constitución los siguientes artículos: Artículo 48. Se garantiza el secreto e inviolabilidad de las comunicaciones privadas en todas sus formas. No podrán ser interferidas sino por orden de un tribunal competente, con el cumplimiento de las disposiciones legales y preservándose el secreto de lo privado que no guarde relación con el correspondiente proceso. Artículo 58. La comunicación es libre y plural y comporta los deberes y responsabilidades que indique la ley. Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo con los principios de esta Constitución, así como a la réplica y rectificación cuando se vea afectada directamente por informaciones inexactas o agraviantes. Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir información adecuada para su desarrollo integral. Artículo 60. Toda persona tiene derecho a la protección de su honor, vida privada, intimidad, propia imagen, confidencialidad y reputación. La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y ciudadanas y el pleno ejercicio de sus derechos. Artículo 61. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y a manifestarla, salvo que su práctica afecte su personalidad o constituya delito. La objeción de conciencia no puede invocarse para eludir el cumplimiento de la ley o impedir a otros su cumplimiento o el ejercicio de sus derechos. Artículo 108. Los medios de comunicación
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