Logo Studenta

Devocionario de los jóvenes

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

DEVOCIONARIO
DE LOS JÓVENES
por
Remigio Vilariño, s. j,
QUINTA EDICIÓN
bilbao
admón. de «El Mensajero del Corazón de Jesús»
1929
imprimí potest. Severianus Azcona, S. J.
Preep. Prov. Cast.
Nihil obslat.
JULIANUS EOUÍA, S. J.
Imprimatur.
Fr. Mattiialus, Episcopus Vi
14 Novembris 1928
BNE. Denativo de:
L&U<ÓCS 5*^
Fecha: f/uko
ES PROPIEDAD
Editorial Vasca. Banco de España, 3.—Bilbao
INTRODUCCIÓN
Amigo mío, fe he preparado este De¬
vocionario para la primera comunión, y
para los años que siguen a fu primera
comunión, a fin de que sepas cómo fe
has de portar en ellos.
Léelo y guarda sus avisos, y cuando
seas mayor me darás gracias de haberle
dicho lo que aquí te digo.
Cuando hayas crecido más, tomarás
otro Devocionario que se llama «El Ca¬
ballero Cristiano».
Y si haces lo que te digo, verás que el
ser piadoso y buen cristiano es útil para
la otra vida y aun para ésta también.
VIDA DE UN JOVEN CRISTIANO
1. Obedece en todo a tus padres.
2. No hagas nada a escondidas de tus padres.
3. Ama mucho a Jesús y a la Virgen.
4. Tambie'n a San José', padre legal de Jesús.
5. Acuérdate que te mira Dios.
6. Acuérdate que te ve el Angel de la Guarda.
7. No cometas pecados grandes nunca jamás.
8. Procura evitar aun los pecados veniales.
9. Confiésate siempre bien de todo.
10. Comulga con macha frecuencia si te dejan.
11. Procura hacerte amigo de los mejores.
12. No te juntes con malos o desconocidos.
13. No vayas con amigos a sitios escondidos.
14. No hagas mal ni molestes a nadie.
15. Con alegría procura dar gusto a todos.
16. Haz bien todo lo que haces: estudiar, ju¬
gar, etc.
17. Cuando dudes si es buena o no alguna
cosa, pregúntalo a tu madre o al confesor.
18. Entra en alguna Congregación de la Virgen.
19. Nunca te acuestes sin rezar tres Ave Marías.
Al levantarse
ORACIONES AL LEVANTARSE
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Tomarás agua bendita y te santiguarás.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros ene¬
migos líbranos, señor, Dios nuestro. En el nom¬
bre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¡Oh, Dios mío! te doy gracias porque me das
y me conservas la vida.
Dios mío, creo en vos, espero en vos, os amo
con todo mi corazón.
Consagración al Corazón de Jesús.—¡Oh
Corazón divino de Jesús! Por medio del Cora¬
zón inmaculado de María Santísima, os ofrezco
las oraciones, obras y sufrimientos de este día
para reparar las ofensas que se os hacen y por
las demás intenciones por las cuales Vos os in¬
moláis continuamente en el altar. Os las ofrezco
en especial por las intenciones del Apostolado
de la Oración en este mes.
Padre nuestro.—Padre nuestro, que estás en
los cielos, santificado sea el tu nombre; venga a
nos el ty reino, hágase tu voluntad así en la
tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y per¬
dónanos nuestras deudas, así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes
caer en la tentación; mas líbranos de mal. Amén.
¡Oh Jesús mío!,v tú eres mi Salvador, dame
gracia para que sea buen cristiano en este día.
Consagración a María Santísima. — ¡Oh
Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me entrego del
todo a Vos. V en prueba de mi filial afecto, os
consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi len¬
gua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya
que soy todo vuestro, ¡oh Madre de piedad!
guardadme y defendedme como cosa y posesión
vuestra.
Tres Ave Marías.
6 Al acostarse
Ave María.—Dios te salve, María, llena eres
de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de
tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nos¬
otros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
A San José.—¡Oh glorioso Patriarca San
José! haz que yo viva bien en este día, como
quiere tu hijo mi Señor Jesucristo.
Al Angel de la Guarda. —¡Angel de Dios,
ángel de mi guarda!, pues la bondad divina me
ha encomendado a tu custodia, ilumíname, guár¬
dame, rígeme, gobiérname. Amén.
Credo.—Creo en Dios Padre, Todopoderoso,
criador del Cielo y de la fierra, y en Jesucristo, su
único Hijo nuestro Señor, que fué concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo, y nació de la
Virgen María, padeció debajo del poder de Pon-
cio Pílalo; fué crucificado, muerto y sepultado;
descendió a los infiernos; al tercero día resucitó
de entre los muertos; subió a los cielos y está
sentado a la diestra de Dios Padre Todopodero
so; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y
a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la
Santa Iglesia Católica, la Comunión de los San¬
tos, el perdón de los pecados, la resurrección de
la carne y la vida perdurable. Amén.
Corazón de Jesús, en vos confío.
Jesucristo, Hijo de Dios vivo, luz del mundo,
yo te adoro, para ti vivo y para ti muero.
ORACIONES AL ACOSTARSE
¡Oh Dios mío! yo os pido perdón por todas
las faltas que he cometido durante el día.
Acto de Contrición.—Señor mío Jesucristo,
Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor
mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo
sobre todas las cosas, a mí me pesa de todo co-
Al acostarse 7
razón de haberos ofendido; propongo firmemen¬
te de nunca más pecar, de confesarme, de cum¬
plir la penitencia que me fuere impuesta, de
apartarme de todas las ocasiones de ofenderos;
ofrézcoos mi vida, obras y trabajos, en satisfac¬
ción de todos mis pecados, y confío en vuestra
bondad y misericordia infinita me los perdona¬
réis por los méritos de vuestra preciosísima
sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para
enmendarme y para perseverar en vuestro santo
servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
¡Oh Virgen Santísima! dadme vuestra protec¬
ción.
Oración de San Bernardo.—Acordaos, oh
piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído
decir que uno solo de cuantos han acudido a
vuestra protección e implorado vuestro socorro
haya sido desamparado. Yo pecador, animado
con tal confianza, acudo a Vos, oh Madre Virgen
de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos
me presento gimiendo. No queráis, oh Madre
del Verbo, despreciar mis palabras; antes bien,
oídlas benignamente y cumplidlas. Amén.
Tres Ave Marías.
AI tiempo de acostarse.—Te suplicamos,
Señor, que visites esta habitación y apartes lejos
de ella todas las asechanzas del enemigo; habi¬
ten en ella tus santos Angeles que me guarden
en paz, y tu bendición permanezca siempre en
nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
A Jesús, María y José.—Jesús, José y María,
os doy el corazón y el alma mía. —Jesús, José y
María, asisiidme en mi última agonía.—Jesús, Jo¬
sé y María, con vos descanse en paz el alma mía.
Toma agua bendita y santigúate.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espí¬
ritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Duerme bien.
8 Misa
BENDICIÓN DE LA MESA
El padre en algunas casas o el niño más pequeño que
sepa hablar dice, y responden los demás:
Bendícenos, Señor, a nosotros y bendice es¬
tos dones, que dados por tu bondad vamos a
tomar. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
El Rey de la gloria eterna nos haga partícipes
de la mesa celestial.
ACCIÓN DE GRACIAS
Te damos gracias por todos tus beneficios,
Omnipotente Dios, que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
El Señor nos dé su paz. Y la vida eterna. Amén.
MISA
La misa es el acto principal de nuestra Santa
Religión.
La mejor devoción que puede tener un cris¬
tiano .
La que más agrada a Dios.
La que más gracias obtiene del cielo.
La que más aprovecha a las ánimas del pur¬
gatorio.
En la misa baja Jesucristo a la hostia del altar
en la consagración.
Procura estar en ella con mucho respeto, por¬
que te ve Dios, y los ángeles que están alrede¬
dor de Dios.
Reza con devoción las oraciones del libro.
De rodillas
Al introito.—Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos iíbranos, Señor, Dios
Misa 9
nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo. Ame'n.
¡Oh Señor!, aquí estoy cerca de tu altar, para
asistir al Sanio sacrificio de la misa, en el cual
lú bajas del cielo por mí; dame gracias para que
oigabien la misa.
Yo pecador, me confieso a Dios todopodero¬
so, a la bienaventurada siempre Virgen María,
al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bien¬
aventurado San Juan Bautista, a los santos
Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los
Santos, y a vos Padre, que pequé gravemente
con el pensamiento, palabra y obra, por mi culpa,
por mi culpa, por mi grandísima culpa. Por tanto
ruego a la bienaventurada siempre Virgen María,
al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bien¬
aventurado San Juan Bautista, a los santos
Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los
Santos, y a vos, Padre, que roguéis por mí a
Dios nuestro Señor.
Al subir el sacerdote al altar.—Perdóname,
Dios mío, mis pecados, para que asista con alma
pura a este sacrificio.
Dios es digno de ser amado sobre todas las
cosas.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre y por
los siglos de los siglos. Amén.
Mejor es morir que pecar, y mejor es perder
todas las cosas que perder a Dios y el cielo.
A los kiries.—¡Oh Dios Padre! ten piedad de
nosotros.—¡Oh Jesucristo Hijo de Dios! ten pie¬
dad de nosotros.—¡Oh Espíritu Santo Dios! ten
piedad de nosotros.
AI Gloria.—Gloria a Dios en las alturas, y
paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Oh, Señor mío, te bendecimos, te glorificamos,
te damos gracias por tu bondad. Oye nuestras
oraciones y danos la paz.
10 Misa
A la oración. -Te rogamos, Señor, que nos
concedas las gracias que para lodos nosoíros
está pidiendo el sacerdote. Te lo pedimos .por los
méritos de nuestro Señor Jesucristo, y por la
intercesión de la Virgen nuestra Señora. Amén.
A la epístola;—No hay gloria mayor que el
ser buen cristiano.
No hay virtud mejor que amar a Dios sobre
todas las cosas y a los demás como a nosoíros
mismos.—Nunca cometas un pecado. — Nunca
hagas mal a nadie.—Tus padres te enseñarán
esto: obedéceles.
¡Oh Señor! yo quiero amarte a ti sobre todas
las cosas, y amar a los demás como a mí mismo.
De pie
AI Evangelio.—Jesucristo es Hijo de Dios.
Vivía en el cielo desde toda la eternidad, y era
Dios como su Padre. Para redimirnos se hizo
hombre por nosotros, naciendo en Belén. Vivió
obedeciendo a sus padres, María y José, hasta
los treinta años, y luego salió a predicar tres
años por el mundo. Los hombres le crucificaron;
pero él resucitó, y fundó la Iglesia que durará
para siempre. En ella puso al Papa por superior.
Ahora Jesús está en el cielo; pero también en el
sagrario y en la hostia consagrada. Gracias a
Dios.
AI credo.—Creo en un solo Dios, Padre to¬
dopoderoso, criador del cielo y de la tierra, de
todas las cosas visibles e invisibles. Y en un Se¬
ñor, Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, y nacido
del Padre antesde todoslos siglos.Dios de Dios,
Luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no hecho, consustancial con el Pa¬
dre: por quien todas las cosas han sido hechas;
que por nosotros los hombres, y por nuestra
salvación bajó de los cielos. (Se arrodilla). Y
TOMÓ CARNE DE LA VlRGEN MARÍA PQR OBRA DEL
Misa 11
Espíritu S^nto: Y se hizo hombre. Crucificado
también por'nosotros, padeció bajo el poder de
Poncio Püato, y fue' sepultado. Y resucitó al ter¬
cer día, según las Escrituras. Y subió al cielo:
eslá sentado a la diestra del Padre. Y otra vez ha
de venir con gloria a juzgar a los vivos y a los
muertos: y su reino no tendrá fin. Creo en el Es¬
píritu Santo, Señor y vivificador, que del Padre
y del Hijo procede. Que con el Padre y el Hijo
juntamente es adorado, y glorificado: que habló
por los profetas. Creo en la Iglesia que es una
santa, católica y apostólica. Confieso que hay
un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Y espero la resurrección de los muertos. Y la
vida del siglo venidero.
<S.—El Señor sea con vosotros.
A.—Y con tu espíritu.
Sentado o de rodillas
Al ofertorio.—¡Oh Padre eterno! junto con el
sacerdote te ofrezco el pan y el vino que e'l te
ofrece y que después se convertirán en cuerpo y
sangre de tu hijo Jesucristo, y junto con ellos te
ofrezco mi corazón, mi alma y iodo lo que soy
y tengo.
Al lavarse las manos el sacerdote.—¡Oh
Señor mío! te ruego que laves mi alma de las
faltas que tiene, y que la conserves limpia siem¬
pre de pecado hasta el fin de la vida. Apártame
de la compañía de los pecadores, que manchan
su alma de pecados.
Al orate, fratres.—Recibe, oh Señor, de ma¬
nos de tu sacerdote este sacrificio que fe ofrece,
para gloria tuya y provecho nuestro y de toda
tu Iglesia.
A la oración.—¡Oh Señor! por tu benignidad
y por la intercesión de la Santísima Virgen Ma¬
ría, haz que esta misa nos sirva de provecho para
que tengamos prosperidad y paz en esta vida y
en la otra, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
12 Misa
De pie o de rodillas
AI prefacio.—Levantemos el corazón a Dios.
—¡Oh Señor! te damos gracias por todos tus
beneficios, y por todos ellos te alabamos junta¬
mente con tus ángeles y arcángeles del cielo
diciéndote como ellos:
De rodillas
AI Sanctus.—Santo, santo, santo, Señor Dios
de los eje'rcitos. Llenos están los cielos y la tierra
de tu gloria.
Hosanna en las alturas.
Bendito sea el que viene en el nombre del
Señor a este altar a visitarnos, a sacrificarse por
nosotros.
Hosanna en las alturas.
Después del Sanctus.—Te rogamos, Señor,
humildemente que aceptes este sacrificio, y que
por e'l nos concedas paz, caridad, prosperidad,
sustento y todo lo que nos haga falta
a toda tu Santa Iglesia Católica,
a nuestro Papa, a nuestro Obispo,
a nuestro Rey y su familia,
a mis padres y hermanos queridos,
a mis parientes y amigos,
tambie'n a mis enemigos,
a los pecadores para que se conviertan,
a los enfermos para que sanen,
a los pobres para que hallen sustento,
a los tristes para que se consuelen,
a los buenos para que perseveren,
a los padres para que eduquen bien a sus hijos,
a los hijos para que obedezcan bien a sus padres.
A todos concédenos vivir en paz, morir en
gracia y entrar en tu gloria.
A la Consagración.—¡El Señor va a bajar a
la hostia por nosotros!.. Tengamos mucha re¬
verencia y amor...
AI alzar la hostia.—¡Señor mío y Dios mío!
Misa 13
Tu eres verdaderamente mi Señor; quiérote ser¬
vir. y amar. Tú eres verdaderamente mi Dios
¡quiérote amar y adorar!
AI alzar el cáliz.—Yo te adoro preciosísima
sangre de Jesucristo Hijo de Dios vivo derra¬
mada en la cruz por mí. Purifícame de mis faltas
y pecados.
Después de la consagración.—¡Oh Padre
eterno! por la preciosísima sangre de tu Hijo te
pedimos tengas misericordia de nosotros. Mira
a tu Hijo más obediente que Isaac y mira su
Sangre mucho más preciosa que la de Abel, que
pide misericordia para nosotros, y bendícenos
por el amor de tu Hijo.
Alma de Cristo, santifícame. —Cuerpo de Cris¬
to, sálvame.—Sangre de Cristo, embriágame.—
Agua del costado de Cristo, purifícame.—Pasión
de Cristo, confórtame.—¡Oh buen Jeoús! óyeme.
—Dentro de tus llagas, escóndeme.—No permi¬
tas que me aparte de ti. Del maligno enemigo,
defiéndeme. —En la hora de mi muerte, llámame.
—Y mándame ir a ti.—Para que con tus Santos te
alabe. — Por todos los siglos délos siglos. Amén.
Te ruego, Dios mío, que a todas las almas
que están en el purgatorio las envíes consuelo y
las lleves pronto a tu presencia. En particular te
encomiendo ¡as almas de mis parientes, y de
mis amigos y compañeros difuntos. Concédeles
la luz y el descanso y felicidad eterna.
AI Paternóster.—Padre nuestro, que estás en
los cielos; santificado sea el tu nombre; venga a
nos el tu reino; hágase tu voluntad así en la
tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada
día dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deu¬
dores. Y no nos dejes caer en la tentación; mas
líbranos de mal. Amén.
AI partir la hostia.—Concédenos, oh Señor,
que tu paz reine siempre entre nosotros. Amén,
14 Misa
AI Agnus Dei.—¡Oh Jesús! Cordero de Dios
que quitas los pecados del mundo, ten miseri¬
cordia de nosotros.
¡Oh Jesús! Cordero de Dios que quitas le s
pecados del mundo, ten misericordia de nos¬
otros.
¡Oh Jesús! Cordero de Dios que quitas los pe¬cados del mundo, danos la paz
Oh Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por vo¬
luntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo,
con tu muerte diste vida al mundo: por este tu sa¬
crosanto cuerpo y sangre líbrame de todos mis
pecados y de todos los demás males: y haz que
este' siempre adherido a tus mandamientos y no
permitas que me separe nunca de ti, que como
Dios vives y reinas con el mismo Dios Padre y
el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
A la comun'ón.-Señor mío Jesucristo, pan
celestial, yo deseo recibirle en mi pecho, para
alimentar mi alma.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi
casa; pero mándalo con tu palabra y mi alma
será sana.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi
casa; pero mándalo con tu palabra y mi alma
será sana.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi
casa, pero mándalo con tu palabra y mi alma
será sana.
AI comulgar el sacerdote.—El cuerpo de
nuestro Señor Jesucristo guarde mi alma para la
vida eterna. Amén.
AI tomar el cáliz el sacerdote.—La sangre
de nuestro Señor Jesucristo guarde mi alma
para la vida eterna. Amén.
Sentado o de rodillas
Después de la comunión.—¡Qué bueno es
Confesión 15
Dios y cuántos beneficios nos hace! ¡Qué bueno
es Jesucristo y cuánto nos ama! En él confío.
Dame la gracia de comu'gar frecuentemente y
de recibir antes de morir el viálico.
Te suplico, Señor mío Jesucristo, que por la
intercesión de la Virgen Sanfísima tu madre,
seamos protegidos en este día y en todos los de
nuestra vida, hasta llegar a la eterna donde vi¬
ves y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
De rodillas
A la bendiciófi.—Bendícenos juntamente con
el sacerdote ¡oh Padre eterno! ¡oh Hijo divino!
¡oh Espíritu Santo!
De pie
Al último Evangelio.—Debemos pensar y
creer que el Verbo es el hijo de Dios Padre, y
que estaba viviendo con él desde toda la eterni¬
dad. Pero por redimirnos vino al mundo y se
hizo hombre, y se llamó Jesucristo. El Verbo se
hizo hombre y habitó entre nosotros lleno de
gracia y de verdad.
Gracias a Dios.
CONFESIÓN
La confesión es un sacramento en el cual el
confesor con la autoridad que tiene de parle de
Dios, te perdona los pecados que hayas cometido.
Debes decir todos los pecados graves que ha¬
yas hecho. Como por ejemplo: si has dejado de
oír misa un domingo, por fu culpa; si has roba¬
do alguna cosa que valga mucho; y otros peca¬
dos que te parezcan grandes. No dejes de decir¬
los, no tengas miedo, porque el que no dice los
pecados grandes se condena, y el confesor es
muy bueno y no te reñirá.
Los pecados más pequeños no hay obligación
de decirlos; pero es mejor que los digas. Por
J
16 Confesión
ejemplo: son pecados pequeños las mentiras, el
desobedecer algo a los padres, el robar golosi¬
nas, el enredar, el pegar a tus hermanos o ami¬
gos, el no tener modestia en el vestirse y otros
pecados como éstos. Pero aunque sean peque¬
ños no se deben hacer, porque por ellos se va al
purgatorio, te expones a cometer pecados más
grandes, y se da disgusto a Jesús.
Cuando fe vayas a confesar has de hacer es¬
tas cinco cosas:
1.a Examen de conciencia.
2.a Dolor de haber pecado.
5.a Propósito de enmendarte.
4.a Confesión de todos los pecados.
5.a Satisfacción cumpliendo la penitencia.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espí¬
ritu Santo. Amén.
Oración para empezar. —Oh Señor Dios
mío, dame tu gracia, para que conozca lodos
los pecados y faltas que he cometido, para que
confesándolos bien todos, y enmendándome de
ellos merezca tu perdón y tu gracia en la tierra
y la entrada en la gloria del cielo. Amén.
Luego lee todo Io que sigue para ver qué faltas has
hecho.
la confesión pasada.
¿Hiciste bien la última confesión?—Dijiste lo¬
dos tus pecados?—Cumpliste la penitencia que
te dijo el confesor?
primer mandamiento. —Amar a Dios sobre todas las
cosas.
¿Has comulgado y confesado bien antes?—
Has faltado al respeto a Dios en la Iglesia?—Has
hablado contra la religión y la Iglesia?—Apren¬
des la doctrina cristiana?—Has rezada cuando
debías, y has rezado con respeto?—Has estado
hablando o enredando en la Iglesia?
Exemen 17
segundo mandamiento. — No jurar el nombre Dios
en vano.
¿Has pronunciado sin respeto el nombre de
Dios?—Has dicho insultos de Dios y de las co¬
sas buenas?—Has hablado de Dios y la religión
sin respeto?—Has dicho juramentos o palabras
irreverentes?—Has dicho maldiciones o pala¬
bras malas?
tercer mandamiento.7-Santiíicar las tiestas.
¿Has faltado a misa por tu culpa? —Has lle¬
gado tarde a misa por tu culpa?—Has estado
enredando en misa o en la iglesia?—Has estado
riendo, hablando, jugando?—Has distraído a
otros en misa o en la iglesia?—Has trabajado
en cosas materiales, sin necesidad?—Has tra¬
bajado más o menos de dos horas?
cuarto mandamiento.—Honrar padre y madre.
¿Has desobedecido a los padres?—Les has
faltado al respeto?—Has desobedecido a los
maestros o encargados de ti?—Les has insulta¬
do o faltado al respeto?—Has tratado mal a tus
hermanos o hermanas?—Te has burlado de tus
padres o profesores?—Has estado con respeto
y orden en clase?—Has estudiado como te man¬
daban?—Has faltado al respeto a los criados?
—Has sido terco?—Has fumado sin permiso?
—Has ido a sitios que te prohiben tus padres?
— Andas con chicos que le prohiben tus padres?
—Te retiras pronto como lo quieren tus padres?
quinto mandamiento.—No matar.
¿Has pegado o hecho mal a otros?—Has in¬
sultado o molestado a oíros?—Les has echado
maldiciones a otros, como diciendo ¡ojalá te
mueras?—Has escandalizado a otros enseñán¬
doles a hacer mal o incitándoles a pecar?—
Eres envidioso?—Eres vengativo?—Rabias o
haces rabiara otros?—Eres pesado y molesto en
tus juegos?—Maltraías a los animales y a los
18 Confesión
árboles?—Juegas a juegos peligrosos y mo¬
lestos?
sexto mandamiento y noveno.—No fornicar.
¿Has faltado a la modestia tú solo?—Has fal¬
tado a la modestia delante de otros?—Has dicho
palabras feas?—Has hecho cosas feas tú solo o
con otros? —Has tenido juegos feos o gestos
indecentes?—Has visto estampas o revistas
feas?—Has leído cuentos o chistes indecentes?
— Has dicho chistes o cuentos feos?—Has es¬
cuchado conversaciones feas?—Has ido a fun¬
ciones, cines, teatros feos?—Has mirado o has
tocado cosas feas?—Has deseado hacer cosas
feas?—Andas con malos amigos y acaso a es¬
condidas? de'jalos pronto.
séptimo mandamiento y décimo.—No hurtar. No desear
los bienes ajenos.
—¿Has quitado algo en casa o fuera de casa?
— Has guardado para ti lo que no es tuyo?—
Has roto o destrozado lo que no es tuyo?—
Has hecho trampas para ganar lo ajeno?—Has
destrozado lo que te dan tus padres o maestros?
— Has enredado en relojes, máquinas o cosas
de oíros para romperlas?
octavo mandamiento.—No mentir.
¿Has dicho mentiras?—Has acusado falsa¬
mente a otros?—Les has acusado sin necesidad?
(Acusar con necesidad, o para hacer bien, a tus
hermanos o amigos, a quien se debe, por ejem¬
plo a tus padres o directores, es muy bueno y
es hacerles bien)—Te has puesto a escuchar a
otros?—Has anclado con chismes y cuentos sin
necesidad? — Has exagerado los defectos de
otros?
mandamientos db la iglesia
¿Oyes misa bien? (procura oírla con el lib^o).
—Te confiesas bien de todos los pecados gra¬
ves?—Comulgas con respeto y sin pecado y en
Consideraciones 19
ayunas? — Cuando es día de vigilia ¿comes
carne?
^ CONSIDERACIONES
Mira que todo pecado es una ofensa de Dios,
tu padre, y de Jesús que tanto te quiere.
Por e! pecado si es grande se al infierno.
Por el pecado si es pequeño y venial se va al
purgatorio.
Por nuestros pecados padeció Jesús pasión y
muerte.
Por nuestros pecados feos le azotaron.
Por nuestras soberbias y rabias le coronaron
de espinas.
Por nuestras desobediencias le cargaron con
la cruz a cuestas.
Por todos nuestros pecados le crucificaron,
metiéndole dos clavos en los pies, dos clavos
en las manos y una lanzada en el corazón.
Si quieres ver lo que es el pecado, recorre
estas tres estaciones:
Primera estación. El infierno.—Por el pe¬
cado mortal se merece el infierno eterno. Y si el
pecadoes venial se merece el purgatorio y se
expone al infierno.
Segunda estación. Ei cielo.—Por el pecado
mortal se pierde el cielo. Y si es venial se retra¬
sa la entrada en él.
Tercera estación. Ei calvario.—Mira a tu
buen Jesús en la Cruz. Está crucificado por nues¬
tros pecados, para que se nos perdonen.—¡Oh
buen Jesús que en la cruz estás por mí, perdó¬
name mis pecados; me pesa de haberte ofendido!
Pídele perdón a tu Dios y a tu Jesús, y promé¬
tele que en adelante has de ser mejor. Y ten pre¬
sente, que estos pecaditos que ahora tienes, aun¬
que sean pocos y pequeños, si no te enmiendas
ahora, luego serán muchos y grandes y te harán
vicioso y te llevarán al infierno. En cambio, si
20 Confesión
cada vez que te confiesas procuras enmendarte,
te conservarás bueno y llegarás a ser un buen
caballero cristiano.
Pídele perdón con estas oraciones.
ORACIONES ANTES DE CONFESAR
¡Oh Señor naío y Dios mío Jesucristo! ya sé
que aborreces todos los pecados, y que no de¬
jas entrar en el cielo a los pecadores, yo te pido
humildemente perdón de todos los que he co¬
metido. Yo prometo no volverlos a cometer;
dame gracia para enmendarme y no me cierres
la puerta del cielo.
¡Oh Señor mío Jesucristo^ ya sé que por el
pecado mortal se merece al infierno, y por el pe¬
cado venial el purgatorio, pero yo te pido per¬
dón de todos mis pecados, para que no me con¬
denes y me libres del purgatorio.
¡Oh Señor mío Jesucristo! ya sé que por los
pecados te crucificaron y dieron muerte; ya sé
que por los pecados le azotaron, te coronaron
de espinas, te llevaron con la cruz a cuestas, te
clavaron ¡os pies y las manos y con una lanza
te abrieron el Corazón; perdóname los pecados
que yo he cometido. Ya me enmendaré para otra
confesión
¡Oh Señor mío Jesucristo! ya sé que no quie¬
res ser amigo de los que pecan; pero yo quiero
que tú seas mi padre y mi amigo. Perdóname
los pecados que ahora he cometido, y dame gra¬
cia para que me enmiende en adelante. Yo te
prometo hacer lo que pueda para no pecar.
MODO DE CONFESARSE
Mientras el sacerdote está confesando a otro,
dirás el Yo pecador.
Luego te irás al confesor y de pie le dirás:
—Ave María Purísima.
En seguida le dirás.
Comunión 21
—Hace tanto tiempo que me confesé. Cumplí la
penitencia. Desdeentonces cometíesíos pecados.
Y dirás los que te acuerdes. Y si te pregunta
algo el confesor, le responderás a lo que te pre¬
gunte.
No tengas miedo de decirle todo. Porque ya te
tratará bien, y no dirá ni puede decir a nadie lo
que tú le digas; ni a tus padres les puede decir
nada, aunque le maten.
Si no sabes cómo decir algún pecado, le dirás
así: -Tengo un pecado que no sé cómo decirlo.
—Ya te dirá él lo demás.
Después de la confesión, te arrodillarás.
Dirás el Señor mío Jesucristo.
Besarás la mano al confesor.
Te irás a tu puesto en la iglesia.
Cumplirás la penitencia rezando lo que te ha
mandado-el confesor.
Después rezarás las oraciones que siguen.
ORACIONES PARA DESPUÉS DE CONFESAR
Oración a Jesucristo.—Señor mío Jesucris¬
to, gracias te doy porque me has perdonado mis
pecados, y te pido que me protejas para que no
los vuelva a cometer. Dame gracia para ser muy
obediente, para ser muy casto, para ser muy
aplicado y bueno.
Oración a la Santísima Virgen.—¡Oh Vir¬
gen Madre mía! pídele a tu Hijo Jesús por mí,
que me conserve sin pecado mortal, y que antes
que ofenderle muera, para salvarme, y que si
alguna vez por desgracia pecase me dé tiempo
para confesarme antes de morir en pecado.
COMUNIÓN
Comunión es el Sacramento en que recibimos
el Cuerpo y Sangre de Cristo en la hostia con¬
sagrada.
22 Comunión
Comulgar es recibir a Jesucristo, que mila¬
grosamente está en la hostia por nosotros, bajo
la forma de pan para que le comamos.
La comunión es uno de los mejores beneficios
de Dios, uno de los mejores medios para que te
conserves bueno y te hagas mejor.
En una hostia pequeñita se pone Jesucristo tu
Señor y tu Dios, reducido a la humillación, a la
pequenez, a la pobreza y todo por ti, oh joven,
lo mismo que por cada uno de los hombres.
En esa hostia se ha hecho pan, para que tú lo
recibas en tu pecho, y eso vas a hacer en la co¬
munión, recibir a Jesús, que se une contigo para
hacerte santo como él, y así como el fuego hace
ardiente al hierro frío, así Jesús con su santidad
te hará santo a ti, si le recibes bien.
Hay obligación de comulgar una vez al año
por pascua.
Pero Jesús quiere que comulguemos muchas
veces y mejor todos los días; aun desde niños.
La mejor devoción que puedes tener es oír
misa y comulgar en ella.
Para comulgar no debes tener ningún pecado
mortal. Si lo tienes debes confesarte antes.
Si tienes pecados veniales ya puedes comul¬
gar. Los pecados veniales se quitan en la co¬
munión.
Hay que ir en ayunas a comulgar, sin haber
comido ni bebido nada desde las doce de la
noche.
Comer es tomar alguna cosa de las que se co¬
men, y de fuera de la boca. Porque si no es co¬
mida (una piedrecita por ejemplo), o si es de la
boca (por ejemplo, sangre de las encías, o de la
nariz pasada por dentro, o algo que quedó entre
los dientes), esto no impide comulgar.
Antes de comulgar conviene ejercitarse en ac¬
tos de fe, esperanza y amor de Dios, para lo cual
reza con devoción las oraciones de este librito.
Antes de Comulgar 23
La mejor preparación es oír misa antes de
comulgar.
Cuando no puedas oír misa antes de comulgar
conviene que te prepares durante algunos minu¬
tos diciendo algunas oraciones que están en
seguida en este libro.
Para comulgar te acercarás con modestia y
buena compostura; te arrodillarás en el comul¬
gatorio; cuando llegue el sacerdote levantarás
un poco la cabeza, cerrarás los ojos, abrirás un
poco la boca, sacarás moderadamente y plana la
lengua, y después que te dé la hostia retirarás
la lengua despacio, te levantarás con modestia,
harás una genuflexión con la rodilla derecha y
volverás a tu puesto; allí, con el devocionario,
darás gracias diciendo las oraciones del libro,
y otras que sepas, y encomendando a Dios a tus
padres, parientes, amigos y a todos.
Pídele también por ti, especialmente para que
no te deje caer en pecado, y te salves.
Sin necesidad no escupas hasta que pasen
diez minutos.
ANTES DE COMULGAR
Considera que el que vas a recibir es tu Dios,
que le crió, tu Redentor que murió por tus peca¬
dos en la cruz, el Niño Jesús que nació por ti,
Rey y Padre, y Maestro y Amo, luyo y de tus
padres y de todos los hombres.
Actos de varias virtudes. Fe.—Creo en
Vos, Dios mío, porque sois la sutna Verdad,
que no puede ni engañarse ni engañar.
Esperanza.—Espero en Vos,Dios mío, porque
sois poderoso, misericordioso y queréis salvar¬
me y santificarme, si yo quiero, con vuestra
gracia.
Caridad.—Os amo, Dios mío, porque sois
bueno sobre todas las cosas y habéis sido muy
bueno conmigo, siempre sin yo merecerlo.
24 Comunión
Adoración.—Os adoro, Dios mío, porque sois
excelentísimo, santo, Dios y Señor de todas las
cosas.
Humildad.—Me humillo ante Vos porque soy
una pobre criatura que sin Vos nada puedo,
porque no os he servido como debo y os he
ofendido mucho.
Contrición.—Os pido perdón, Dios mío, demis
pecados y me arrepiento de haberos ofendido por
ser Vos tan bueno; estoy dispuesto a satisfacer
por mis culpas y a enmendarme de todas ellas.
Acción de gracias.—Os doy gracias por los
muchos beneficios que me habéis hecho siempre,
y especialmente al querer hoy que yo os reciba.
Ofrecimiento.—Os ofrezco todo cuanto soy y
tengo para serviros siempre con ello en lo que
queráis.
Conformidad con la voluntad de Dios. — Me
resigno en todo a vuestra divina voluntad y
acepto con alegría lo que me queráis dar o lo que
queráis permitir acerca de mí, fuera del pecado.
Perdón.—Perdono por vuestro amor a todos
los que me han ofendido, para que Vos me per¬
donéis.
Oración.— Os ruego por vuestra pasión santí¬
sima que al entrar en mi alma os compadezcáis
de mí, me deis las gracias que más necesite, no
me dejéis hasta el fin de mi vida y al salir mi
alma del cuerpo la llevéis fortalecida con todos
los sacramentos a la vida eterna.AI ir a comulgar.—Yo pecador, me confieso
a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siem¬
pre Virgen María, al bienaventurado San Miguel
Arcángel, al bienaventurado San luán Bautista,
a los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo,
a todos los Santos, y a Vos, Padre, que pequé
gravemente con el pensamiento, palabra y obra,
por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima
culpa. Por tanto ruego a la bienaventurada siem-
Después de comulgar 25
pre Virgen María, al bienaventurado San Miguel
Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista,
a los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo,
a todos los Santos, y a Vos, Padre, que roguéis
por mí a Dios nuestro Señor.
Cuando toquen la campanilla.—Señor mío,
yo no soy digno de que entréis en mi morada;
mas decid una sola palabra y mi alma quedará
sana.
Señor mío, yo no soy digno de que entréis en
mi morada; mas decid una sola palabra y mi
alma quedará sana.
Señor mío, yo no soy digno de que entréis en
mi morada; mas decid una sola palabra y mi
alma quedará sana.
El Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo guarde
mi alma para la vida eterna. Amén.
Oración a la Virgen.—¡Oh Virgen Santísi¬
ma! tú recibiste al Niño Jesús en tus brazos y en
tu corazón con mucha reverencia y mucha pure¬
za y santidad. Haz que yo también le reciba con
mucho amor, con mucho respeto, y con mucho
provecho.
DESPUÉS DE COMULGAR
¡Oh Señor mío Jesucristo! bien venido seas a
mi corazón. Creo en ti, te amo, Jesús mío, con
todo mi corazón, y deseo ser siempre muy buen
cristiano.
Alma de Cristo, santifícame.—Cwerpode Cris¬
to, sálvame.—Sangre de Cristo, embriágame.—
Agua del costado de Cristo, purifícame.—Pasión
de Cristo, confórtame.—¡Oh buen Jesús! óyeme.
—Dentro de tus llagas, escóndeme.—No permi¬
tas que me aparte de ti.—Del maligno enemigo,
defiéndeme.—En la hora de mi muerte llámame.
—Y mándame ir a ti.—Para que con tus Santos
te alabe.—Por los siglos de los siglos. Amén.
26 Comunión
Consagración de sí mismo, a Jesús.—To¬
mad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi me¬
moria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo
mi haber y mi poseer. Vos me lo disteis, a Vos,
Señor, lo torno; todo es vuestro; disponed a toda
vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia,
que esto me basta.
Oración para ganar indulgencia plenaria.
Delante de un Crucifijo.—Miradme, ¡oh mi ama¬
do y buen Jesús! postrado en vuestra santísima
presencia; os ruego con el mayor fervor impri¬
máis en mi corazón vivos sentimientos de fe,
esperanza y caridad, verdadero dolor de mis
pecados y propósito firmísimo de enmendarme,
mientras que yo, con todo el amor y con toda la
compasión de mi alma, voy considerando vues¬
tras cinco llagas, teniendo presente aquello que
dijo de Vos, ¡oh buen Jesús!, el Santo Profeta
David: Han taladrado mis manos y mis pies, y
se pueden contar mis huesos.
(Rezarás algo por las intenciones del Papa, por ejem¬
plo, un Padrenuestro.)
A la Virgen Santísima.—¡Oh Virgen Santí¬
sima, Madre de Jesús y Madre mía! acabo de re¬
cibir en mi pecho a Jesús, tu hijo, al que tantas
veces tuviste en tus brazos viviendo y hablando
con él continuamente. Dame gracia para que yo
le ame siempre con todo mi corazón, pará que
le reciba muchas veces, y especialmente en la
hora de mi muerte, para que con él y contigo
vaya al cielo para siempre. Amén.
Consagración a María.—¡Oh Señora mía!
¡oh Madre mía! yo me entrego del todo a Vos.
Y en prueba de mi filial afecto, os consagro en
este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi co¬
razón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy
todo vuestro, ¡oh Madre de piedad! guardadme
y defendedme como cosa y posesión vuestra.
Tres Ave Marías.
La primera comunión 27
Oración por varios.—¡Oh buen Jesús mío!
yo te ruego en primer lugar por mis padres. Pá¬
gales iodo lo que hacen por mí. Dales gracia
para que me eduquen bien y me hagan un buen
cristiano. Conserva su vida y su salud iodo ei
tiempo que sea conveniente. Dales la riqueza
necesaria para que todos podamos vivir bien.
Y cuando mueran, a ellos y a nosotros llévanos
coniigo al cielo.
Además te ruego por mis parientes y herma¬
nos para que todos estemos muy unidos, sea¬
mos buenos cristianos, tengamos salud y bas¬
tante riqueza para vivir.
También te ruego por mis amigos; haz que
nuestra amistad sea alegre y buena, sin pecado;
para que seamos mejores cada día.
LA PRIMERA COMUNIÓN
La primera comunión es el día mejor de la
vida. En él recibe el pecho Cándido del niño por
primera vez al niño Jesús, su Dios, su Padre, su
Criador, su Hermano y Amigo divino.
¡Oh niño! prepara tu alma con mucha alegría
y con mucho fervor a recibir a Jesús en tu pecho.
Procura desde ahora ser más obediente, más
piadoso, más aplicado, más bueno con tus pa¬
dres, más bueno con tus hermanos, más bueno
con tus maestros, más bueno con tus amigos, y
más bueno con tus criados. Desde hoy procura
hacer bien a todos, y no hacer mal a nadie.
Desde que te dicen que vas a hacer la primera
Comunión, conviene que todos los días reces a
la Virgen tres Ave Marías, para que te dé la gra¬
cia de prepararte bien.
Toma desde el principio este devocionario y
examínalo, para que lo conozcas para el día de
la comunión.
Y fíjate bien en todos estos avisos, y en las
oraciones señaladas para la comunión.
28 La primera comunión
NOVENA DE PREPARACIÓN
Cuando falten nueve días harás una novenita
rezando estas oraciones a Jesús, a la Virgen, a
San José, y al Angel de la Guarda.
Oración a Jesús —¡Oh dulce Jesús mío! yo
deseo recibirte en mi corazón. Me estoy prepa¬
rando para recibirte por primera vez. Desde aho¬
ra te adoro, y te suplico que, aunque yo no soy
digno de recibirte, te dignes concederme este
favor, y para entonces me prepares por medio
de tu gracia y omnipotencia.
Padre nuestro.
Oración a la Virgen.—¡Oh Virgen Santísi¬
ma! yo me estoy preparando para recibir la pri¬
mera comunión, y tomar en ella a tu Hijo Jesús
en mi pecho; dame la gracia de prepararme bien,
siendo más bueno, más aplicado, más devoto.
Tres A ve Marías.
Oración a San José.—¡Oh bondadoso Padre
de Jesús! aquel a quien tantas veces tuviste en
tus brazos y continuamente en tu casa, va a ve¬
nir pronto en la comunión a mi pecho; te ruego
me alcances mucha devoción y humildad, para
que le reciba bien.
AI Santo Angel de la guarda.—¡Oh Santo
Angel de mi Guarda! ya sabes que me estoy pre¬
parando para mi primera comunión. Aunque yo
fuese tan puro y santo como tú y los oíros ánge¬
les tus compañeros, no sería digno de recibir al
Niño Jesús mi Dios; encomiéndame a nuestro
Señor, y alcánzame la gracia de prepararme bien
para un día tan santo y tan hermoso. Amén.
DIA DE LA PRIMERA COMUNIÓN
Avisos.—No pienses demasiado en el vestido
ni en los regalos. Porque eso no vale nada en
comparación de la misma Comunión, que vale
más que todos los regalos del mundo.
Desde la tarde anterior has de guardar reco-
>
Día de la primera comunión 29
gimiento y piedad, para prepararte bien a la
Comunión. Ten cuidado de no comer nada, por
descuido, mañana anles de comulgar.
A la mañana, en cuanto caigas en la cuenta
dirás:—Hoy voy a recibir a Dios en mi pecho.
¡Gracias a Dios!
Rezarás por última vez las oraciones de la no¬
vena que has estado haciendo en preparación. Y
si no has hecho la novena, las rezarás por lo me¬
nos una vez la víspera de la primera comunión.
Al vestirte el vestido pensarás que en el alma
tienes que llevar el vestido de la pureza y del
amor de Dios, y para ello procura tener piedad
y recogimiento.
Toma tu devocionario para leerlo.
Al ir a la iglesia procurarás ir con formalidad,
y al llegar te pondrás con modestia en tu puesto,
sin mirar mucho a los lados, sino al altar, al
devocionario, y si te habla algún sacerdote al
sacerdote.
Reza bien las oraciones de la Misa y las de la
Comunión que están en el devocionario, y haz
lo que allí se dice, o lo que te digan tus padres,
o tus hermanos, o el sacerdote.
Después de la Comunión harás la renovación
de las promesas del bautismo, o con el sacerdote
si éste te enseña, o con tu padre, o con tu ma¬
dre, a la mañana o a la tarde, de la maneraque
sigue luego o de otra que te digan tus padres o
directores.
Procura pasar el día de la primera comunión
sin pecados. Y si puedes haz alguna caridad a
los niños pobres, y aun convídalos, con permiso
de tus padres, a comer o merendar.
RENOVACIÓN
DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO
Advertencia.—Reunidos los niños que hayan hecho la
primera comunión, alrededor del sacerdote, cerca del altar,
30 Primera comunión
o si es uno solo, puesto el niño que ha comulgado ante el
sacerdote, puede éste hacerle la breve exhortación que en
seguida se pone, sea con las mismas palabras,sea con otras
que él prefiera; asimismo, puede ordenar la ceremonia el
sacerdote como le guste y mejor le parezca, según las cir¬
cunstancias.
MODO DE HA.CER LA RENOVACIÓN
Oh niño, cuando tú eras muy pequeñito y re¬
cién nacido, te bautizaron para que fueses cris¬
tiano e hijo de Dios cuanto antes.
Cómo entonces tú no podías hablar, el sacer¬
dote que te baulizó pidió a tus padrinos el con¬
sentimiento y les preguntó a ver si tú querías
ser cristiano y recibir la fe y, mediante ella, ir a
la vida eterna, al cielo. Y, naturalmente, ellos
respondieron, de tu parte, que sí, que querías la
fe y querías la vida eterna.
Después, como condición para darte el bautis¬
mo, la fe y la vida eterna, les preguntó si, en tu
nombre, renunciaban a Satanás, a las obras de
Satanás y a sus pompas y vanidades. Y ellos,
de tu parte, respondieron que sí. Renunciar a
Satanás, a sus obras y a sus pompas, es no
querer seguir sus consejos, no querer hacer las
obras que él quiere que hagamos, que son los
pecados, y en fin, no querer usar de sus orgu¬
llos, de las pompas, lujo, ostentación, vanidad
y soberbia que él y el mundo, que es de Satanás,
usan. Sino por ei contrario, amar a Cristo y su
humildad y las obras buenas que aconseja la
Iglesia y el Evangelio.
Os preguntaba también a vosotros si creíais
en la fe católica, en Dios Padre, en Jesucristo
Hijo de Dios y en e! Espíritu Santo y en la Santa
Iglesia. Y vuestrus padrinos respondían, en
nombre vuestro, que creían.
Y entonces os preguntaban, por fin. ¿Quieres
ser bautizado? y respondían vuestros padrinos
por vosotros: Quiero.
Renovación 31
Ahora ya sois mayores; ya entendéis estas-,
preguntas: sabéis responder a ellas. Y hoy, que
habéis hecho la primera comunión y entráis,
como quien dice, en nueva vida cristiana, es.
conveniente que renovéis aquellas promesas y
que, así como entonces vuestros padrinos res¬
pondieron por vosotros, así ahora vosotros,,
ante vuestros padres, padrinos y ariiigos res¬
pondáis por vosotros mismos.
—¿Queréis renovar conmigo, ante nuestro
Señor Jesucristo, las promesas que entonces
hicisteis?
—Síqueremos.
—¿Queréis creer todo lo que cree la Santa
Madre Iglesia?
—Sí queremos.
—¿Y por qué queréis tener esa fe de la Santa
Iglesia?
Para alcanzar la vida eterna.
¿Renunciáis a Satanás, el demonio, que OS;
quiere apartar de Jesucristo?
—Sí renunciamos.
—¿Renunciáis a sus obras, es decir, a todos-,
los pecados que él quiere que cometáis?
—Sí renunciamos.
—¿Renunciáis a todas sus pompas y vanida¬
des, es decir, a las seducciones, diversiones y
vanidades pecaminosas con que el mundo arras¬
tra a los hombres al mal?
—Sí renunciamos.
—Muy bien hacéis. Ojalá que nunca el demo¬
nio logre engañaros, y que nunca el mundo os
seduzca con sus placeres, diversiones e ilusio¬
nes, a dejar a Cristo por los vicios.
Ahora vais a hacer profesión de vuestra fe.
—¿Verdad que creéis en Dios Padre, Todopo¬
deroso, criador del cielo y de la tierra?
—Sí creemos.
—¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro
32 Primera comunión
Señor, que nació de la Virgen y padeció por
nosotros?
—Si creemos.
—¿Creéis en el Espíritu Santo, en la Santa
Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos,
en el perdón-de los pecados, en la resurrección
de la carne y en la vida perdurable?
—Sí creemos.
—Decid, pues, todos a una:
(Digan iodos a coro y a compás el Credo).
Credo.—Creo en Dios Padre, Todopoderoso,
Criador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo
su único Hijo, nuestro Señor, que fué concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de
la Virgen María; padeció debajo del poder de
Poncio Pilato; fué crucificado, muerto y sepul¬
tado; descendió a los infiernos,'al tercero día
resucitó de entre los muertos, subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre Todo¬
poderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los
vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu San¬
to, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de
los santos, el perdón de los pecados, la resu¬
rrección de la carne y la vida perdurable. Amén.
—Así, pues, ¿estáis contentos de haber sido
bautizados en la Iglesia Católica?
— ízstamos muy contentos.
—Estáis contentds del glorioso nombre de
cristianos?
—Queremos vivir y morir como cristianos
en ei amor de nuestro SeñorJesucristo.
—Pues yo os bendigo en el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.
—Amén.
—Conservad la inocencia que recibisteis en el
bautismo, para que, con ella inmaculada, os
presentéis ante el tribunal de nuestro Señor
Jesucristo, para que El os dé la vida eterna.
Conservad encendida la luz de la gracia que
Renovación
recibisteis en el bautismo y guardad los manda¬
mientos, para que, cuando el Señor venga a las
fiestas eternas, podáis salirle al encuentro, con
todos los Santos, en el palacio celestial y viváis
por los siglos de los siglos.
Y ahora, para mayor seguridad de vuestros
buenos propósitos y deseos, consagraos a Jesu¬
cristo, vuestro Señor, y a la Virgen vuestra
Madre, diciendo todos:
Consagración a Jesucristo.—Señor nuestro
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero: como cris¬
tianos que somos, te reconocemos por Rey y
Señor nuestro, confesamos ser tuyos y pertene-
certe del todo a ti, que nos criaste con tu omni¬
potencia, nos redimiste con tu sangre y nos
amas con tu divino Corazón. A ti, pues, te con¬
sagramos todas nuestras personas, nuestras
almas y nuestros cuerpos y todos nuestios bie¬
nes presentes y futuros. Y te rogamos que no
permitas que jamás perdamos nuestra fe, sino
que nos concedas que vivamos una vida verda¬
deramente cristiana, amándote de veras en este
mundo y viéndote cara a cara en el otro, donde
tú reinas, con el Padre y el Espíritu Santo, por
los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro.
Consagración a la Virgen.—Oh Virgen
Santísima, madre de Dios y Madre nuestra: en
este día, en que por primera vez hemos recibido
a tu Hijo Jesús en nuestros pechos, nos consa¬
gramos a ti y nos ponemos en tus manos. Te
rogamos, oh Virgen Santísima, que nos recibas
bajo tu manto y~proíección, que nos tengas por
hijos tuyos, que nos defiendas de todas las ten¬
taciones y peligros de pecar y nos conserves en
la fe cristiana y en el amor de Jesucristo, tu Hijo, ■
con el cual reinas en el cielo y miras por nos¬
otros. Amén.
Tres Ave Marías.
34 Consejos
Y, para recuerdo de esta renovación, tomad
esta imagen de Jesucristo crucificado por vos¬
otros, que conservaréis durante toda vuestra
vida hasta la muerte, muriendo con ella; tomad
esta insignia santa del corazón de Jesús; tomad
esta medalla de la Santísima Virgen María, que
llevaréis con vosotros toda vuestra vida.
Nota.—Bueno sería que en este día se regalase a los que
hacen la primera comunión un crucifijo bastante grande,
que les sirva para la cabecera de la cama y para la hora de
la muerte. Lo menos había de ser de diez a quince centí¬
metros. Juntamente, una insignia o medalla del Corazón de
Jesús y otra medalla de la Santísima Virgen para ponerla
al cuello. También se les podrían poner, si no los tienen,
el escapulario del Carmen y el escapulario azul.
Además ningún tiempo mejor que éste para que los niños
comiencen la novena de la «Gran Promesa» del Corazón de
Jesús. Aconséjeseles con todo empeño y explíqueseles con
todo cuidado en qué consiste esta promesa y la devoción al
Corazón de Jesús, y repártaseles la hojita Rayo de Sol nú¬
mero 91, u otra conveniente.
CONSEJOS PARA CADA DÍA DEL MES
/. No desobedezcas.—Una de las virtudes
más necesarias al niño es la obediencia.Como todavía no tienes experiencia ni discer¬
nimiento, es necesario que en lodo te guíes por
lo que te dicen tus padres.
Ellos no buscan tu disgusto, sino tu bien. Si
en todo te dieran gusto, harían mal.
No te arrepentirás cuando viejo de haber obe¬
decido.
Además es virtud que da mucha paz a la fa¬
milia y mucho agrado a Dios. Los padres y su¬
periores son representantes de Dios. Quien les
obedece, obedece a Dios; quien les desobedece,
desobedece a Dios.
2. No peques.—Ten presente, amigo mío,
que el pecado es el peor de los males, mucho
peor que la pobreza, que la enfermedad y que la
muerte.
del mes 56
A los pobres, a los enfermos, a los que mue¬
ren si no tienen pecado, los quiere Jesús; pero al
que comete un pecado no le quiere, sino que le
aborrece, y si muere le echa al infierno para
siempre.
Nunca cometas pecado. Y si alguna vez pecas,
haz un acto de contrición y confiésate pronto.
¿Sabes quién es malo? No es malo el que está
enfermo, ni el que es pobre, ni el que es desgra¬
ciado. Pero todo el que peca es malo. Y está en
enemistad con Dios.
3. No te hagas peor según crezcas. Hay
muchos tontos que les parece que según van
creciendo pueden ser peores, y que se figuran
que son tanto más hombres cuanto peores sean,
cuanto más insolentes, más atrevidos, más des¬
honestos, más soberbios y más irreligiosos.
Al contrario, cuanto más crezcas más bueno
debes ser, y más cristiano, más piadoso, más
formal y más cortés y educado.
No hay tipo más repugnante que un joven pre¬
coz y procaz, arrogante e insolente, ignorante y
presuntuoso, inútil y soberbio, vicioso e impío.
No seas tú así. Sino imita a Jesús, que confor¬
me iba creciendo en años, crecía en robusted, en
sabiduría y en gracia. Tú también crece al mis¬
mo tiempo en robusted, en ciencia y en virtud
cristiana :
4. No tengas cobardía para el bien.—El que
obra bien no debe temer a nadie. Si alguno te
burla por obrar bien, no te avergliences; ríete
del que se ríe de ti, y verás cómo le vences.
Cuando alguno se ría de ti, por ser bueno,.y
vea que aunque él se ríe, tú sigues haciendo tu
deber, sin cuidarte de sus risas, ya verás cómo
se avergüenza y se cansa de burlarte. Tú no ten¬
gas ni jactancia ni miedo. Ni jactancia de hacer
el bien, ni miedo de los que te quieran burlar
porque obras bien. El que obra bien es bueno, y
36 Consejos
el que se ríe de él es un tonto. Y después de todo,
si agradas a Dios, ¿qué te importa lo demás?
5. No te condenes.—Mira, amigo mío, que
todos los hombres nos podemos condenar, y
nos condenaremos si morimosen pecado mortal.
Y fe advierto que los que pecan de niños mu¬
cho, después tienen mucha dificultad en dejar de
pecar, y fácilmente son aborrecidos de Dios
porque le ofenden mucho, y fácilmente se con¬
denan. Tú no seas de éstos; porque si te con¬
denas, estás condenado para siempre. Para toda
la eternidad. Y ya no irás al cielo nunca, nun¬
ca, nunca. ¡Qué pena tan horrible! ¡Perder a
Dios para siempre!
6. No hagas mal a nadie.—Dime: ¿te gus¬
taría a ti que te hiciesen mal los otros? Segura-
mentequeno. Puestampocohagas tú mal a otros.
Acuérdate bien de esta gran máxima de la vida:
Lo que no quieras para ti no quieras para otro.
Para ti ¿no quieres que te molesten? no mo¬
lestes tú tampoco a otros.
Para ti ¿no quieres que fe insulten? no insul¬
tes tú tampoco a otros.
Para ti ¿no quieres que se rían de ti? no le
rías tampoco tú de otros.
Para ti ¿no quieres que te acusen en falso?
no acuses en falso tú a otros.
Para ti ¿no quisieras que te echasen piedras?
no eches tú piedras a otros.
Para ti ¿no quisieras que le rompiesen tus co¬
sas? no rompas tú las cosas de los demás.
Para ti ¿no quisieras que te quitasen lo tuyo?
no quites tú lo de otros.
En fin, ninguna cosa hagas a los demás que
no quisieras te la hiciesen a ti.
Mira que Dios quiere que ames al prójimo y le
medirá con la medida que tú uses con el prójimo.
7. No escandalices a nadie.—¿Sabes lo que
es escandalizar? Escandalizar es incitar a otros
del mes 37
a pecar, o decirles que no hagan alguna cosa
buena.
No hagas esto, porque es un pecado de los
más grandes; y Dios lo castiga más que otros.
Si escandalizas pecas tú dos pecados; el que tú
haces y el que haces hacer a otro. ¿Y si el otro
peca por ti? ¿Y si se condena por tu culpa? ¿qué
castigo te dará Dios a ti por tan gran maldad?
Escandalizan los que ensenan a otros a pecar,
los que los llevan a sitios malos, los que les
enseñan figuras malas y lecturas malas, los que
les hablan conversaciones deshonestas, y los
que gustan de esconderse y no ser vistos.
8. No destroces ni maltrates.—¿Te parece
que es una gracia destrozar las cosas y maltra¬
tar a los árboles y a los animales? ¿No ves que
eso es una barbarie, una ridiculez, una sober¬
bia? Al contrario; gózate en conservar bien todo;
en respetar a las personas, a las cosas, a los
árboles y a los animales. Es incultura, barbarie,
falta de educación y crueldad el empeñarse en
destruir y maltratar las cosas, y sobre todo los
árboles y los animales. Y lo que es peor, eso
forma caracteres aviesos, crueles, indómitos y
malos. Ten en todas las cosas prudencia, mo¬
deración, bondad.
Dios hizo las cosas para que nos sirviésemos
de ellas, no para que las destrozásemos.
9. No tengas malos amigos.—Tu corazón es
bueno, pero si tienes amigos malos se hará malo.
El amigo malo es peor que un demonio. El de¬
monio se vale de los amigos malos para echar
a perder a los buenos. Si tu vieras al demonio
como es, escaparías. Pero el demonio se mete en
un amigo malo, y tú no le conoces y te engaña.
Créeme; uno de los mejores consejos para ti es
éste: no tengas malos amigos.
Jesucristo no quiere a los malos, ni los malos
quieren a Jesucristo; ¿y tú vas a andar con los
38 Consejos
que no quiere Jesucristo, ni ellos quieren a Je¬
sucristo?
10. No tengas malas conversaciones.—Una
de las cosas que inducen más al pecado y al vi¬
cio, son las malas conversaciones.
Cuando tengas algún amigo que tenga malas
conversaciones, más vale que le dejes, o riñas
con él, o le digas ¡eeehhh! hablemos de otras
cosas. Y díselo francamente, o ponte a jugar y
divertirte para que deje la mala conversación.
Los que viven como animales, hablan como
animales, quieren que oíros piensen y obren
como ellos. Pero si ellos quieren ser animales,
¿por qué vas tú también a ser animal y hablar
de animaladas?
¡Piensa que Dios y tu ángel oyen vuestra con¬
versación!
11. No vayas a cines mucho—No vayas a
estos espectáculos sino pocas veces, ni te aficio¬
nes demasiado a diversiones quietas y en sitios
cerrados. Muchas veces son malas, muchísimas
veces son poco higiénicas, sobre todo para los
niños y jóvenes que necesitáis aire puro y libre.
Y sobre todo son peligrosas para la pureza del
alma, por las cosas que se ven y se oyen. En fin,
frecuentando los cines y diversiones demasiado,
se acostumbra uno a no trabajar, a no estudiar,
a no hacer nada.
Mucho mejores son las diversiones o en casa
o en el campo; mucho mejores son las diversio¬
nes de movimiento, de sport y de agilidad y
fuerza moderada.
Si supieras cuánto pecan algunos en los ci¬
nes no irías muchas veces.
12. No leas sin consejo.—Las lecturas son
muy peligrosas, y por eso antes de leer un libro
debes preguntar a tus padres, a tu confesor, a
alguna persona docta.
Las lecturas que hoy andan están empapadas
del mes ¿59
de indecencia, de errores, de sofismas y enga¬
ños. Y no teniendo tú ni el entendimiento bien
formado, ni la voluntad bien firme, corres mu¬
cho peligro de recibir daño en tu alma y en tu
corazón.
¡Ah! tu alma y tu corazón valen mucho. No los
eches a perder ni con lecturas ni con nada. Hay
mucho que puedas leer sin daño. Ni te aficiones
a novelas y cuentos y chistes: eso es de vagos.
Tú aficiónate a libros de religión, de instrucción,
de estudio, de utilidad y de sano recreo.
13. No fumes, ni bebas, ni juegues.— Hay
algunos chicos que antes de ser hombres se
ponen a fumar, y a beber, y a jugar dinero.
Fumar no es pecado de suyo, sino inobedien¬
cia a los padres, si no dan permiso; peroes no¬
civo a los muy jóvenes, y además hace desver¬
gonzados a los niños.
El beber fuera de la mesa yló que no conven¬
ga, es peligroso; es una vergüenza que ahora
los jovencitos se precien del vicio de la bebida,
que es un vicio tan sucio.
El jugar dinero es vicio de gente vil, y casi
siempre lleva a muchas desgracias. Juega en di¬
versiones, pero no de barajas, ni dinero, ni jue¬
gos prohibidos.
14. No te retires tarde a casa.— Después de
anochecido, no estés en la calle, ni fuera de casa,
sino en tu casa o en algún sitio de confianza,
con permiso de tus padres y con buenos amigos.
Los que están de noche mucho fuera de casa,
de ordinario son malos; y si no lo son, acaban
por hacerse malos.
Mucho mejor estarás con tu familia recogido,
estudiando, hablando con ella, divertiéndote con
tus padres, hermanos, amigos de casa.Tampoco
seas muy aficionado a funciones de noche que
suelen tener muchos inconvenientes. Lo mejor
es, después de cenar, rezar el rosario, acostarte
40 Consejos
a buena hora, y levantarte también a buena
hora. Y así podrás también ir a misa.
15. No seas deshonesto.—El pecado de ha¬
cer acciones impuras, feas, deshonestas, es el
pecado más deshonroso, y que causa más daños
a las almas y a los cuerpos.
¡Oh niño! ¡si supieras cuántas desgracias vie¬
nen después a los que se dejan llevar de este
vicio! temblarías de ser deshonesto.
Ten mucho cuidado en no hablar de cosas
feas, en no tener malos pensamientos, en no
recrearte en malos dibujos, en no entretenerte en
chistes groseros, en no ser inmodesto en el ves¬
tir, en el tocarte, en el tratar a otros.
Y si tienes amigos que sean aficionados a chis¬
tes y bromas y diversiones feas, n í alos como
animales, desprécialos y huye de elW s como de
la podredumbre. Encomiéndale mucho a ia Vir¬
gen y háblale de esto al confesor.
16. No seas envidioso.—Es bueno querer
ser tan excelente y sobresaliente como los de¬
más; pero no es bueno tener envidia y pe^ar de
que los demás sobresalgan y sean estimados.
Alégrate del bien ajeno, de las cosas buenas
que ha dado Dios a otros y de que los demás
reciban alabanzas y premios; y tú, alegrándote
de esto, procura imitarlos y merecer lo mismo.
Pero si no llegas a los demás no tengas envidia,
sino humildad.
Además también a ti te ha dado Dios algunas
cosas buenas, así como a otros les ha dado
otras. Alégrate de lo bueno que tienes tú y de lo
bueno que tienen los otros. La envidia es un
vicio feo, inútil, triste...
Dios mira por todos sus hijos con amor. El
prójimo es tu hermano.
17. No seas payaso.—¿Pues qué? ¿te parece
que Dios te ha dado tu persona para que te ha¬
gas ridículo?
del mes 41
¿Te parece que Dios te ha dado el entendi¬
miento para pensar y forjar disparates?
¿Te parece que Dios te ha dado la dignidad
de hombre y de cristiano para que la degrades
y hagas imbecilidades?
Bien está que seas bromista, que tengas inge¬
nio, que hagas reír y aun que payasees un poco,
con sobriedad, con delicadeza, con ingenio y sin
molestar a nadie.
Pero los que se dedican habitualmente al ofi¬
cio de payasos sin medida ni prudencia se re¬
bajan mucho.
Y sobre todo los que se ríen de lo bueno.
Nunca ridiculices la virtud con payasadas, que
en ese caso, casi son sacrilegios. No te burles
de Dios, ni de sus cosas, como Herodes.
18. No seas mentiroso.—La mentira, aunque
solo es pecado venial, es un vicio muy feo y,
además, de ordinario, se dice para ocultar tram¬
pas, engaños y vicios, y suele ser compañera
de muchos pecados.
La mentira es un comienzo de la vida vi¬
ciosa.
No mientas a los padres; no mientas a los pro¬
fesores; no mientas a los amigos; no mientas a
nadie.
Pero sobre todo no mientas al confesor.
Aunque sea contra ti no mientas jamás.
¡Qué despreciable es el mentiroso!
Dios es la suma Verdad. Imítale.
19. No seas ladrón.— No robes nada, ni go¬
losinas, ni juguetes, ni cosillas pequeñas, ni
caprichos, nada, nada, nada, nada.
Porque si fe acostumbras a robar ahora pe¬
queñas cositas, después robarás grandes cosas,
y serás aborrecido por todos, y acaso pararás
en una cárcel o presidio, y por lo menos en la
ignominia y en el desprecio de las gentes.
Respeta siempre lo ajeno y alégrate de que
42 Consejos
cada cual tenga lo suyo; ni para obtenerlo hagas
trampas ni fraudes, ni violencias.
Dios nos manda respetarlo de cada uno, para
que vivamos en paz; y al que roba lo ajeno le
castiga si no lo restituye.
20. No seas insolente.—Una de- las cosas
más estimables en los hombres es la buena edu¬
cación, la finura en los modales, la gracia en el
trato. Algunos chicos creen que siendo insolen¬
tes valen más, como si con eso fueran superio¬
res, o hombres, o valientes.
La insolencia no es valentía, ni superioridad,
ni virilidad, sino simpleza, tontería, estupidez,
grosería.
Ten siempre mucha urbanidad, mucha finura,
mucho respeto a todos.
Jesucristo, aunque era superior a todos, como
Dios, sin embargo, servía y atendía a todos con
mucha finura y suavidad.
21. No seas egoísta.—Hay algunos que todo
lo quieren para sí, todos han de hacer lo que él
quiera, todos le han de dar gusto en todas las
cosas. Aunque los demás tengan que sacrificar¬
se y padecer, con tal que ellos hagan su gusto
no les importa.
Esto es egoísmo: vicio feo, repugnante y malo.
No seas egoísta, ni quieras que los demás se
molesten por ti, sino al revés, procura sacrificar-
fe por los demás, trabajar por otros, evitar a to¬
dos las molestias y el trabajo. Haz esto con tus
padres, con tus criados, con tus amigos, con
todos.
Jesucristo, lejos de ser egoísta, se sacrificó
por nosotros, y se dió todo por nosotros, hasta
morir por nosotros.
22. No seas vago.—Piensa que si ahora
eres vago, no aprenderás nada, y luego, cuando
seas grande, no sabrás nada, ni te podrás ganar
la vida, ni delante de tus compañeros valdrás
del mes 43
nada. Y mieníras ellos subirán, y serán eslima¬
dos, y se podrán ganar la vida y aumenlar sus
riquezas y bienestar, lú serás un hombre des¬
preciable y ridículo.
Además, el que no sabe no puede gozar de la
vida.
El que no se aplica o es un vago, nunca llega
a saber nada, ni a valer nada.
En fin, el ocio es origen de todos los vicios y
el vago no puede ser bueno.
Jesús, aunque no tenía necesidad, trabajó mu¬
cho en toda su vida. Y tambie'n José y María
siempre trabajaron.
23. No seas rabioso.—Qué vicio tan ridículo
es el ser rabioso y enfadarse por las cosas. Hay
algunos que por cualquier cosa que les disgus¬
te, se ponen a rabiar, a patalear, a llorar, a gru¬
ñir, a chillar. Estos son unos verdaderos chiqui¬
llos, y menos que chiquillos, chiquillas! ¡Qué
cosa más ridicula! No seas rabioso, ni iracundo,
ni rencoroso, ni vengativo. Aprende a sufrir las
contradicciones desde ahora, para después.
Jesús fué muy suave y manso de corazón con
todos, aun con sus enemigos, aun con Judas. Y
decía: Aprended de mí, porque soy manso y hu¬
milde de corazón.
24. No te olvides de que eres cristiano. —
Este título es el más glorioso que tienes. Obra
siempre como cristiano. Ser cristiano es mejor
que ser noble, mejor que ser sabio, mejor que
ser rico, mejor que todo lo demás. ¡Hombre de
Cristo! ¡Hijo de Cristo! ¡Hermano de Cristo!
Cristianos fueron los Apóstoles, los mártires,
las vírgenes,'todos los Santos. Cristianos han
sido todos los mejores hombres del mundo..
Yo soy cristiano. Yo quiero vivir como cris¬
tiano. Yo quiero morir como cristiano. Yo quie¬
ro perder todas las cosas antes que dejar de ser
cristiano.
44 Consejos
Pero si eres cristiano... ¡vive como cristiano!
25. No te perdones.—Te aconsejo que te
examines muchas veces acerca de lo que haces
y dices y aun piensas. Y si ves que has tenido
malas obras, o malas conversaciones, o malos
pensamientos y deseos, no te perdones.
Confiésate a ti mismo que has hecho mal, que
has cometido una bajeza, o una tontería, o lo
que sea.
Y aun ponte alguna penitencia antes de acos¬
tarte, como el dejar alguna golosina innecesaria,
o rezar algo en cruz, o besar el suelo, o dar de
tu dinero algo a algún pobre, o alguna otra cosa
que te cuesteun poco, no mucho, si no es gran¬
de la falta. Así te irás formando el carácter muy
bien. Hay algunos que todo lo suyo Id quieren
excusar y defender. Es noble, cuando uno obra
mal, confesarlo.
26. No te acuestes en pecado.—Yo quisiera
que nunca cometieses un pecado mortal. Pero si
alguna vez tienes esa desgracia, yo te aconsejo
que no te acuestes sin antes librarte del pecado.
¿Quién sabe si despertarás?...
Pues ¿qué has de hacer? Lo mejor sería con¬
fesarte, si fácilmente puedes. Pero si no puedes
confesarte, antes de acostarte reza con mucha
verdad un acto de contrición, diciendo con fer¬
vor él Señor mío Jesucristo... o haz un acto de
amor de Dios, diciendo: Dios mío. aunque he
tenido la desgracia de ofenderos, perdonadme;
porque yo os amo con todo mi corazón,
por ser vos tan bueno como sois. Y así puedes
ir tranquilo a dormir en pazcón Dios, que es tan
bueno que perdona los pecados sólo con esto.
27. No calles pecados.—Si alguna vez co¬
metes algún pecado que te dé vergüenza el con¬
fesarlo, no seas tonto, no dejes de confesarlo a
tu confesor. Así lo manda Jesucristo.
No temas, porque te tratará bien el confesor.
del mes 45
Confiésale todo porque él te aconsejará y te ani¬
mará, y te librará del peligro.
Los jóvenes tenéis una mala costumbre y es
dejar al confesor cuando empezáis a cometer pe¬
cados que os dan vergüenza. Pero ¡atended!
precisamente entonces es cuando más falta os
hace eíconfesor, y cuando más conviene que
seáis francos con él; porque así él con mucho
cariño os sostendrá, os librará del peligro y os
educará. Si tuvieseis un confesor fijo desde los
diez hasta los veinte años, os libraríais de ser
inalos. Atended mucho a este consejo. Es muy
bueno.
28. No dejes de comulgar cada semana.
Yo quisiera que comulgases cada día. La mejor
devoción que puedes tener y la mejor costumbre
de toda tu vida sería oír misa y comulgar cada
día. Pero si no lo haces cada día, le pido con
todo mi corazón que no dejes de comulgar cada
semana por lo menos.
La comunión es el mejor medio de librarte del
pecado y de ser un buen cristiano. La comunión
nos hace amigos de Jesucristo y semejantes a
El, y dignos de más gloria, y es una prenda de
predestinación.
Jesús se ha hecho pan por ti, y desea que le re¬
cibas frecuentemente ¿Y tú serás el que no quie¬
ras recibirle? ¡Qué ingrato y qué necio serías!
29. Amale a Dios sobre todas las cosas.—
Amigo mío, el primer mandamiento es amar a
Dios sobre todas las cosas. Sí, amale a Dios.
¡Qué bueno es Dios para ti!
Te ha dado todo lo que eres y todo lo que tie¬
nes: tu cuerpo y tu alma, tus potencias y sen¬
tidos.
Te ha dado todo cuanto fe rodea: tu familia,
tus padres, tus parientes, amigos, casa, mue¬
bles, y todas las cosas.
Te ha dado toda la creación: alimento, vesti-
46 Consejos
do, aire, luz, agua, campos, mar, cielos, salud,
alegría, iodo...
Te ha hecho crisiiano y te quiere llevar a la
gloria, y para ello se hizo hombre y murió por ti.
¡Qué bueno es Dios! Amale sobre todas las
cosas y no le ofendas jamás.
30. Ama a la Virgen como a tu madre.—
Jesucristo, hijo de María, quiso que su madre
fuese también madre nuestra.
María es la más santa de todas las Santas y
de todos los Santos. Es la más buena de todas
las madres. Después de Dios no hay nadie me¬
jor que la Virgen, ni nadie que nos quiera más
y nos haga más bien que la Virgen.
Ella puede en el cielo conseguir lo que quiere.
El mejor medio para hacerse santo es amar
mucho a la Virgen.
El mejor medio para salir de los pecados es
amar mucho a la Virgen.
El mejor medio para ir al cielo es amar mucho
a la Virgen.
Nunca dejes de llevar alguna medalla o esca¬
pulario de la Virgen. Sé congregante de la Vir¬
gen, sé muy devoto de la Virgen, y ámala como
a tu mejor madre.
31. Ten mucha devoción al Corazón de
Jesús.—Esta devoción es muy buena, y Jesucris¬
to, apareciéndose a Santa Margarita, le dijo
que quería que los cristianos de estos últimos
tiempos tuviesen esta devoción, y que a los que
la tuviesen él les amaría mucho y les concede¬
ría muchas gracias.
Mira al Corazón de Jesús; con ese Corazón te
amó y te ama Jesús muchísimo.
Pero los hombres malos ofenden mucho al
divino Corazón tan bueno.
Tú le debes amar: por ti, por lo mucho que te
amó. y por los demás, por lo mucho que le
ofenden.
Al Corazón de Jesús 47
PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS
A SUS DEVOTOS
Para animarnos a esta devoción el Corazón
de Jesús hizo a Santa María Margarita estas
promesas:
1. A las almas consagradas a mi Corazón
les daré las gracias necesarias para su estado.
2. Daré paz a sus familias.
3. Las consolaré en todas sus aflicciones.
4. Seré su amparo y refugio seguro durante
la vida y principalmente en la hora déla muerte.
5. Derramaré bendiciones abundantes sobre
sus empresas.
6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la
fuente y el océano infinito de la misericordia.
7. Las almas tibias se harán fervorosas.
8. Las almas fervorosas se elevarán rápida¬
mente a gran perfección.
9. Bendeciré las casas en que la imagen de
mi Sagrado Corazón se exponga y sea honrada.
10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover
los corazones empedernidos.
11. Las personas que propaguen esta devo¬
ción tendrán escrito su nombre en mi Corazón
y jamás será borrado de él.
12. A Iodos los que comulgen nueve prime¬
ros viernes de mes continuos, el amor omnipo¬
tente de mi Corazón les concederá la gracia de
la perseverancia final.
DEVOCIONES AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Consagración al Corazón de Jesús (ante
una imagen del Corazón divino).—¡Oh amabi¬
lísimo Jesús! en testimonio de mi agradecimiento
y en reparación de mis muchas infidelidades, yo
os ofrezco mi corazón, me consagro completa-
48 Devociones
mente a Vos y p ropongo con vuestra gracia
nunca jamás ofenderos.
Oración al Corazón de Jesús.—¡Oh buen
Jesús! padre, amador y bienhechor de los hom¬
bres; yo adoro tu Sacratísimo Corazón, templo
de caridad infinita, te doy gracias por lo mucho
que tu corazón nos ama, te pido perdón por los
agravios con que todos los hombres te hemos
ofendido, y por las ingratitudes con que hemos
correspondido a tu amor; y te suplico que no re¬
tires jamás de nosotros tu airor y tu gracia,
para que te amemos más y más cada día, y viva¬
mos en tu Sagrado Corazón y muramos en e'l,
para verte y amarte de veras en la tierra y en el
cielo. Amén
Comunión de los nueve primeros viernes
de mes.—El Corazón de Jesús desea que sus
devotos comulgen los primeros viernes de mes.
y a los que comulgen nueve veces seguidas el
primer viernes les ha prometido que les conce¬
derá una buena muerte. No dejes de hacer algu¬
na vez este obsequio al Corazón de Jesús. Y
cuando comulgues dirás esta oración.
Oración de los primeros viernes.—Jesús
mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísi¬
ma misericordia prometisteis la gracia de la per¬
severancia final a los que comulgaren en honra
de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros
viernes seguidos; acordaos de esta promesa, y
a mí, indigno siervo vuestro, que acabo de reci¬
biros sacramentado con este fin e intención,
concededme que muera detestando todos mis pe¬
cados, creyendo en vos con fe viva, esperando
en vuestra inefable misericordia y amando la
bondad de vuestro amaníísimo y amabilísimo
Corazón. Amén.
Corazón de Jesús, casa de Dios y Puerta del
Cielo, tened piedad de nosotros.—Corazón de
Jesús, rico con todos los que os invocan, tened
a la Santísima Virgen 49
piedad de nosoiros.—Corazón de Jesús, espe¬
ranza de los que mueren en vos, tened piedad
de nosotros.
Corazón de Jesús, en vos confío.
300 días de indulgencia.
DEVOCIONES A LA VIRGEN SANTÍSIMA
La Virgen María es la Madre de Dios y además
es tu madre y de todos los hombres. Si supieses
los innumerables beneficios que hace a los hom¬
bres mucho la amarías, y mucha devoción la
tendrías.
La devoción a la Virgen es señal de predesti¬
nación. Ningún devoto de la Virgen se condena¬
rá. La devoción a la Virgen es uno de los más
eficaces medios de santificarse. Todos los san¬
tos han sido devotos de la Virgen. La devoción
a la Virgen es uno delos mejores medios para
no ser deshonesto y guardar la pureza. La devo¬
ción a la Virgen es uno de los mejores consuelos
que tenemos a la hora de la muerte. La devoción
a la Virgen, sobre todo de! Carmen, es el mejor
medio para no tener mucho purgatorio.
Una de las mejores devociones a la Virgen es
rezarle todos los días tres Ave Marías. Muchos
tienen esta práctica como uno de los medios
seguros para asegurar la salvación. '
Oración de San Bernardo.—Acordaos, oh
piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído
decir que uno solo de cuanto^ han acudido a
vuestra protección, e implorado vuestro socorro,
haya sido desamparado. Yo pecador, animado
con tal confianza, acudo a vos, oh Madre, Virgen
de las vírgenes, a vos vengo, delante de vos me
presento gimiendo. No queráis, oh Madre del
Verbo, despreciar mis palabras; antes bien,
oídlas benignamente y cumplidlas. Ame'n.
300 días cada vez, plenaria al mes.
Oración eficaz.—¡Oh Señora mía! ¡Oh Ma-
50 Devociones
dre mía! Yo me entrego del iodo a vos, y en
prueba de mi filial afecto, os consagro en este
día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón;
en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo
vuestro, oh Madre de piedad, guardadme y de-
fendedme como cosa y posesión vuestra.
Tres Ave Marías.
100 días una vez al día, rezándola mañana y tarde;
plenaría a1 mes.
A la Santísima Virgen.—¡Oh Señora mía,
Santa María! yo encomiendo mi alma y mi cuer¬
po a tu bendito patrocinio y singular protección,
y en el seno de tu misericordia la deposito ahora
y siempre y en la hora de mi muerte. En tus ma¬
nos pongo toda mi esperanza y consolación,
todas mis angustias y miserias, mi vida y el fin
de ella, para que por tu santísima intercesión y
méritos, todas mis obras reciban y lleven impre¬
so el sello de tu beneplácito y el de tu divino
Hijo. Amén.
200 días, una vez al día.
Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea,
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
Te ofrezco desde este día
Alma, vida y corazón;
Mírame con compasión,
No me dejes, Madre mía.
A la Santísima Virgen para obtener bue¬
na muerte.—¡Oh María concebida sin pecado!
ruega por nosotros que acudimos a ti. ¡Oh refu¬
gio de los pecadores, madre de los moribundos!
no nos abandones en la hora de nuestra muerte;
sino alcánzanos perfecto dolor, sincera contri¬
ción y perdón de nuestros pecados; que reciba-
Santo Rosario 51
mos dignamente el Viático y nos robustezcamos
con el sacramento de la Extremaunción, para
que nos podamos presentar seguros ante el
trono del justo, pero también misericordioso
Juez, Dios y Redentor Nuestro. Amén.
100 días, una vez al día.
MODO DE REZAR ÉL SANTO ROSARIO
Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.
Domine, labia mea aperies.—Eí os meum an-
nuritiavit laudem fuam.
Deus, in ediutorium meum inlende.—Dominé
ad adiuvandum me festina (1).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre y por
los siglos de los siglos. Amén.
María Madre de gracia, Madre de misericor¬
dia, defiéndenos del enemigo, y ampáranos aho¬
ra y en la hora de la muerte.
LUNES Y JUEVES (MISTERIOS QOZOSOS)
1 .er misterio: La Encarnación del Hijo de Dios,
Padre nuestro y diez A ve Marías y Gloria.
María Madre de gracia, etc.
(Y así en todos los misterios).
2.° misterio: La Visitación de nuestra Señora.
5.er misterio: El Nacimiento del Hijo de Dios.
4.° misterio: La Purificación de N'tra. Señora.
5.° misterio: El Niño perdido y hallado en el
Templo.
María Madre de gracia, etc.
Estos misterios se variarán en otros días de este modo:
(1) Señor, abre mis labios.—Y mi boca pronunciará tus
alabanzas. —Dios mío, acude en mi auxilio.—Señor, acude a
ayudarnos.
52 Devociones
martes y viernes (misterios dolorosos)
1.cr mislerio: La Oración del Huerto.
Padre nuestro y diez A ve Marías y Gloria.
María Madre de gracia, etc.
(Y así en todos los misterios).
2.° misterio: La Flagelación de nuestro Señor
Jesucristo.
5.er misterio: La Corona de Espinas.
4.° misterio: La Cruz a cuestas.
5.° misterio: La Crucifixión y muerte del Hijo
de Dios.
MIÉRCOLES, SÁBADO Y DOMINGO
(misterios gloriosos)
1 .er misterio: La Resurrección del Hijo de Dios.
Padre nuestro y diez A ve Marías y Gloria.
María Madre de gracia, etc.
(Y así en todos los misterios).
2.° misterio: La Ascensión del Hijo de D¡os.
5.er misterio: La venida del Espíritu Santo.
4.° misterio: La Asunción de nuestra Señora.
5.° misterio: La Coronación de Ntra. Señora.
9
DESPUÉS DE LOS MISTERIOS
Padre nuestro...
Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, llena
eres de gracia, etc.
Santa María, etc.
Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, llena
eres de gracia, etc.
Santa María, etc.
Dios te salve, María. Esposa de Dios Espíritu
Santo, llena eres de gracia, etc.
Santa María, etc.
Dios te salve, María, Templo y Sagrario de la
Santísima Trinidad. Gloria al Padre, etc.
Sanio Posario
LETANIA DE NUESTRA SEÑORA
Kyrie, eleison.
Chrisíe, eleison.
Kyrie, eleison.
Chrisíe, audi nos.
Chrisíe, exaudi nos.
Paíer de coelis, Deus, Miserere nobis.
Fili Redemptor mundi, Deus, Miserere nobis.
Spiritus Sánete, Deus, Miserere nobis.
Sancta Triniías, unus Deus, Miserere nobis.
Sancta Maria,
Sancta Dei Genitrix,
Sancta Virgo Virginum,
Mater Chrisli,
Mater divinae gratiae,
Mater purissima,
Maler castissima,
Mater inviolata,
Mater intemerata,
Mater immacu'ata,
Mater amabilis.
Mater admirabilis,
Mater Boni Consilii,
Mater Creaioris,
Mater Salvatoris.
Virgo prudentissima,
Virgo veneranda.
Virgo prcedicanda,
Virgo potens,
Virgo clemens,
Virgo fidelis,
Speculum justiíiee,
Sedes sapienliae;
Causa nostrae lsetííiae,
Vas spirituale,
Vas honorabile,
Vas insigne devotionis,
Rosa Mysíica,
54 Devociones
Turris davidica,
Turris ebúrnea,
Domus aurea,
Foederis arca,
Janua coe'i;
Sfella matulina,
Salus infirmorum,
Refugiurn peccatorum,
Consolatrix aflicíorum,
Auxilium christianorum,
Regina Angelorum
Regina Patriarcharum,
Regina Prophelarum,
Regina Apostolorum,
Regina Marlyrum,
Regina Confessorum,
Regina Virginum, »
Regina Sanctorum omnium,
Regina sine labe originad concepta,
Regina sacratissimi Rosarii,
Regina pacis,
Agnus Dei, qui tollis peccaía mundi,
Parce nobis, Domine.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
Exaudí nos, Domine.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
Miserere nobis.
Sub tuum preesidium confugimus, Sancía Dei
Genitrix, riostras deprecationes ne despidas in
necessitatibus sed a periculis cunctis libera nos
semper, Virgo gloriosa eí benedicta.
y. Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix.
$. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
Oremus. Gratiam tuam quaesumus, Domine,
mentibus nostris infunde, ut qui Angelo nuntian-
te, Christi Filii tui incarnationem cognovimus,
per passionem ejus et crucem ad resurrecíionis
gloriam perducamur, Per eumdem Chrisíum Do-
minurn noslrum. Amen.
t
GÉ
O
AI patriarca San José 55
(En castellano).
y. Ruega por nos, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de Jesucristo.
Oración. Te rogamos, Señor, que infundas
en nuestros corazones tu gracia, para que así
como por el anuncio del Angel conocimos la
encarnación de Jesucristo tu Hijo, así por su pa¬
sión y cruz seamos conducidos a la gloria de
su resurrección. Por el mismo Jesucristo nues¬
tro Señor. Amén.
Credo y Salve a los Sagrados Corazones de
Jesús y María.
Ave María Purísima.—Sin pecado concebida.
congregación mariana
La Congregación Mariana es una Congrega¬
ción de jóvenes que se reúnen para honrar a la
Santísima Virgen, y mediante su protección y su
ejemplo animarse más y más para conservarse
sin pecado, librarse de peligros, practicar una
vida fervorosa y cristiana y hacer algunas obras
buenas de caridad y celo.
La Congregación Mariana, donde la hay, es
un medio muy bueno para conservarse bien los
jóvenes, y una de las mejores maneras de prac¬
ticar la devoción a la Virgen. Si hay Congrega¬
ción en tu pueblo entra en ella y procura ser
buen Congregante.
devociones al patriarca san josé
San José es el Padre de jesús, el Esposo de la
Virgen

Continuar navegando