Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
DEVOCIONARIO DE LOS JÓVENES por Remigio Vilariño, s. j, QUINTA EDICIÓN bilbao admón. de «El Mensajero del Corazón de Jesús» 1929 imprimí potest. Severianus Azcona, S. J. Preep. Prov. Cast. Nihil obslat. JULIANUS EOUÍA, S. J. Imprimatur. Fr. Mattiialus, Episcopus Vi 14 Novembris 1928 BNE. Denativo de: L&U<ÓCS 5*^ Fecha: f/uko ES PROPIEDAD Editorial Vasca. Banco de España, 3.—Bilbao INTRODUCCIÓN Amigo mío, fe he preparado este De¬ vocionario para la primera comunión, y para los años que siguen a fu primera comunión, a fin de que sepas cómo fe has de portar en ellos. Léelo y guarda sus avisos, y cuando seas mayor me darás gracias de haberle dicho lo que aquí te digo. Cuando hayas crecido más, tomarás otro Devocionario que se llama «El Ca¬ ballero Cristiano». Y si haces lo que te digo, verás que el ser piadoso y buen cristiano es útil para la otra vida y aun para ésta también. VIDA DE UN JOVEN CRISTIANO 1. Obedece en todo a tus padres. 2. No hagas nada a escondidas de tus padres. 3. Ama mucho a Jesús y a la Virgen. 4. Tambie'n a San José', padre legal de Jesús. 5. Acuérdate que te mira Dios. 6. Acuérdate que te ve el Angel de la Guarda. 7. No cometas pecados grandes nunca jamás. 8. Procura evitar aun los pecados veniales. 9. Confiésate siempre bien de todo. 10. Comulga con macha frecuencia si te dejan. 11. Procura hacerte amigo de los mejores. 12. No te juntes con malos o desconocidos. 13. No vayas con amigos a sitios escondidos. 14. No hagas mal ni molestes a nadie. 15. Con alegría procura dar gusto a todos. 16. Haz bien todo lo que haces: estudiar, ju¬ gar, etc. 17. Cuando dudes si es buena o no alguna cosa, pregúntalo a tu madre o al confesor. 18. Entra en alguna Congregación de la Virgen. 19. Nunca te acuestes sin rezar tres Ave Marías. Al levantarse ORACIONES AL LEVANTARSE Ave María Purísima, sin pecado concebida. Tomarás agua bendita y te santiguarás. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros ene¬ migos líbranos, señor, Dios nuestro. En el nom¬ bre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Oh, Dios mío! te doy gracias porque me das y me conservas la vida. Dios mío, creo en vos, espero en vos, os amo con todo mi corazón. Consagración al Corazón de Jesús.—¡Oh Corazón divino de Jesús! Por medio del Cora¬ zón inmaculado de María Santísima, os ofrezco las oraciones, obras y sufrimientos de este día para reparar las ofensas que se os hacen y por las demás intenciones por las cuales Vos os in¬ moláis continuamente en el altar. Os las ofrezco en especial por las intenciones del Apostolado de la Oración en este mes. Padre nuestro.—Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea el tu nombre; venga a nos el ty reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y per¬ dónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación; mas líbranos de mal. Amén. ¡Oh Jesús mío!,v tú eres mi Salvador, dame gracia para que sea buen cristiano en este día. Consagración a María Santísima. — ¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me entrego del todo a Vos. V en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi len¬ gua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, ¡oh Madre de piedad! guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Tres Ave Marías. 6 Al acostarse Ave María.—Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nos¬ otros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. A San José.—¡Oh glorioso Patriarca San José! haz que yo viva bien en este día, como quiere tu hijo mi Señor Jesucristo. Al Angel de la Guarda. —¡Angel de Dios, ángel de mi guarda!, pues la bondad divina me ha encomendado a tu custodia, ilumíname, guár¬ dame, rígeme, gobiérname. Amén. Credo.—Creo en Dios Padre, Todopoderoso, criador del Cielo y de la fierra, y en Jesucristo, su único Hijo nuestro Señor, que fué concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, y nació de la Virgen María, padeció debajo del poder de Pon- cio Pílalo; fué crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercero día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopodero so; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los San¬ tos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén. Corazón de Jesús, en vos confío. Jesucristo, Hijo de Dios vivo, luz del mundo, yo te adoro, para ti vivo y para ti muero. ORACIONES AL ACOSTARSE ¡Oh Dios mío! yo os pido perdón por todas las faltas que he cometido durante el día. Acto de Contrición.—Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, a mí me pesa de todo co- Al acostarse 7 razón de haberos ofendido; propongo firmemen¬ te de nunca más pecar, de confesarme, de cum¬ plir la penitencia que me fuere impuesta, de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos; ofrézcoos mi vida, obras y trabajos, en satisfac¬ ción de todos mis pecados, y confío en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdona¬ réis por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén. ¡Oh Virgen Santísima! dadme vuestra protec¬ ción. Oración de San Bernardo.—Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro haya sido desamparado. Yo pecador, animado con tal confianza, acudo a Vos, oh Madre Virgen de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos me presento gimiendo. No queráis, oh Madre del Verbo, despreciar mis palabras; antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Amén. Tres Ave Marías. AI tiempo de acostarse.—Te suplicamos, Señor, que visites esta habitación y apartes lejos de ella todas las asechanzas del enemigo; habi¬ ten en ella tus santos Angeles que me guarden en paz, y tu bendición permanezca siempre en nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. A Jesús, María y José.—Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. —Jesús, José y María, asisiidme en mi última agonía.—Jesús, Jo¬ sé y María, con vos descanse en paz el alma mía. Toma agua bendita y santigúate. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espí¬ ritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida. Duerme bien. 8 Misa BENDICIÓN DE LA MESA El padre en algunas casas o el niño más pequeño que sepa hablar dice, y responden los demás: Bendícenos, Señor, a nosotros y bendice es¬ tos dones, que dados por tu bondad vamos a tomar. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria. El Rey de la gloria eterna nos haga partícipes de la mesa celestial. ACCIÓN DE GRACIAS Te damos gracias por todos tus beneficios, Omnipotente Dios, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Padre nuestro, Ave María y Gloria. El Señor nos dé su paz. Y la vida eterna. Amén. MISA La misa es el acto principal de nuestra Santa Religión. La mejor devoción que puede tener un cris¬ tiano . La que más agrada a Dios. La que más gracias obtiene del cielo. La que más aprovecha a las ánimas del pur¬ gatorio. En la misa baja Jesucristo a la hostia del altar en la consagración. Procura estar en ella con mucho respeto, por¬ que te ve Dios, y los ángeles que están alrede¬ dor de Dios. Reza con devoción las oraciones del libro. De rodillas Al introito.—Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos iíbranos, Señor, Dios Misa 9 nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Ame'n. ¡Oh Señor!, aquí estoy cerca de tu altar, para asistir al Sanio sacrificio de la misa, en el cual lú bajas del cielo por mí; dame gracias para que oigabien la misa. Yo pecador, me confieso a Dios todopodero¬ so, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bien¬ aventurado San Juan Bautista, a los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los Santos, y a vos Padre, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa. Por tanto ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bien¬ aventurado San Juan Bautista, a los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los Santos, y a vos, Padre, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Al subir el sacerdote al altar.—Perdóname, Dios mío, mis pecados, para que asista con alma pura a este sacrificio. Dios es digno de ser amado sobre todas las cosas. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Mejor es morir que pecar, y mejor es perder todas las cosas que perder a Dios y el cielo. A los kiries.—¡Oh Dios Padre! ten piedad de nosotros.—¡Oh Jesucristo Hijo de Dios! ten pie¬ dad de nosotros.—¡Oh Espíritu Santo Dios! ten piedad de nosotros. AI Gloria.—Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Oh, Señor mío, te bendecimos, te glorificamos, te damos gracias por tu bondad. Oye nuestras oraciones y danos la paz. 10 Misa A la oración. -Te rogamos, Señor, que nos concedas las gracias que para lodos nosoíros está pidiendo el sacerdote. Te lo pedimos .por los méritos de nuestro Señor Jesucristo, y por la intercesión de la Virgen nuestra Señora. Amén. A la epístola;—No hay gloria mayor que el ser buen cristiano. No hay virtud mejor que amar a Dios sobre todas las cosas y a los demás como a nosoíros mismos.—Nunca cometas un pecado. — Nunca hagas mal a nadie.—Tus padres te enseñarán esto: obedéceles. ¡Oh Señor! yo quiero amarte a ti sobre todas las cosas, y amar a los demás como a mí mismo. De pie AI Evangelio.—Jesucristo es Hijo de Dios. Vivía en el cielo desde toda la eternidad, y era Dios como su Padre. Para redimirnos se hizo hombre por nosotros, naciendo en Belén. Vivió obedeciendo a sus padres, María y José, hasta los treinta años, y luego salió a predicar tres años por el mundo. Los hombres le crucificaron; pero él resucitó, y fundó la Iglesia que durará para siempre. En ella puso al Papa por superior. Ahora Jesús está en el cielo; pero también en el sagrario y en la hostia consagrada. Gracias a Dios. AI credo.—Creo en un solo Dios, Padre to¬ dopoderoso, criador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un Se¬ ñor, Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, y nacido del Padre antesde todoslos siglos.Dios de Dios, Luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial con el Pa¬ dre: por quien todas las cosas han sido hechas; que por nosotros los hombres, y por nuestra salvación bajó de los cielos. (Se arrodilla). Y TOMÓ CARNE DE LA VlRGEN MARÍA PQR OBRA DEL Misa 11 Espíritu S^nto: Y se hizo hombre. Crucificado también por'nosotros, padeció bajo el poder de Poncio Püato, y fue' sepultado. Y resucitó al ter¬ cer día, según las Escrituras. Y subió al cielo: eslá sentado a la diestra del Padre. Y otra vez ha de venir con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos: y su reino no tendrá fin. Creo en el Es¬ píritu Santo, Señor y vivificador, que del Padre y del Hijo procede. Que con el Padre y el Hijo juntamente es adorado, y glorificado: que habló por los profetas. Creo en la Iglesia que es una santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Y espero la resurrección de los muertos. Y la vida del siglo venidero. <S.—El Señor sea con vosotros. A.—Y con tu espíritu. Sentado o de rodillas Al ofertorio.—¡Oh Padre eterno! junto con el sacerdote te ofrezco el pan y el vino que e'l te ofrece y que después se convertirán en cuerpo y sangre de tu hijo Jesucristo, y junto con ellos te ofrezco mi corazón, mi alma y iodo lo que soy y tengo. Al lavarse las manos el sacerdote.—¡Oh Señor mío! te ruego que laves mi alma de las faltas que tiene, y que la conserves limpia siem¬ pre de pecado hasta el fin de la vida. Apártame de la compañía de los pecadores, que manchan su alma de pecados. Al orate, fratres.—Recibe, oh Señor, de ma¬ nos de tu sacerdote este sacrificio que fe ofrece, para gloria tuya y provecho nuestro y de toda tu Iglesia. A la oración.—¡Oh Señor! por tu benignidad y por la intercesión de la Santísima Virgen Ma¬ ría, haz que esta misa nos sirva de provecho para que tengamos prosperidad y paz en esta vida y en la otra, por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 12 Misa De pie o de rodillas AI prefacio.—Levantemos el corazón a Dios. —¡Oh Señor! te damos gracias por todos tus beneficios, y por todos ellos te alabamos junta¬ mente con tus ángeles y arcángeles del cielo diciéndote como ellos: De rodillas AI Sanctus.—Santo, santo, santo, Señor Dios de los eje'rcitos. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. Hosanna en las alturas. Bendito sea el que viene en el nombre del Señor a este altar a visitarnos, a sacrificarse por nosotros. Hosanna en las alturas. Después del Sanctus.—Te rogamos, Señor, humildemente que aceptes este sacrificio, y que por e'l nos concedas paz, caridad, prosperidad, sustento y todo lo que nos haga falta a toda tu Santa Iglesia Católica, a nuestro Papa, a nuestro Obispo, a nuestro Rey y su familia, a mis padres y hermanos queridos, a mis parientes y amigos, tambie'n a mis enemigos, a los pecadores para que se conviertan, a los enfermos para que sanen, a los pobres para que hallen sustento, a los tristes para que se consuelen, a los buenos para que perseveren, a los padres para que eduquen bien a sus hijos, a los hijos para que obedezcan bien a sus padres. A todos concédenos vivir en paz, morir en gracia y entrar en tu gloria. A la Consagración.—¡El Señor va a bajar a la hostia por nosotros!.. Tengamos mucha re¬ verencia y amor... AI alzar la hostia.—¡Señor mío y Dios mío! Misa 13 Tu eres verdaderamente mi Señor; quiérote ser¬ vir. y amar. Tú eres verdaderamente mi Dios ¡quiérote amar y adorar! AI alzar el cáliz.—Yo te adoro preciosísima sangre de Jesucristo Hijo de Dios vivo derra¬ mada en la cruz por mí. Purifícame de mis faltas y pecados. Después de la consagración.—¡Oh Padre eterno! por la preciosísima sangre de tu Hijo te pedimos tengas misericordia de nosotros. Mira a tu Hijo más obediente que Isaac y mira su Sangre mucho más preciosa que la de Abel, que pide misericordia para nosotros, y bendícenos por el amor de tu Hijo. Alma de Cristo, santifícame. —Cuerpo de Cris¬ to, sálvame.—Sangre de Cristo, embriágame.— Agua del costado de Cristo, purifícame.—Pasión de Cristo, confórtame.—¡Oh buen Jeoús! óyeme. —Dentro de tus llagas, escóndeme.—No permi¬ tas que me aparte de ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. —En la hora de mi muerte, llámame. —Y mándame ir a ti.—Para que con tus Santos te alabe. — Por todos los siglos délos siglos. Amén. Te ruego, Dios mío, que a todas las almas que están en el purgatorio las envíes consuelo y las lleves pronto a tu presencia. En particular te encomiendo ¡as almas de mis parientes, y de mis amigos y compañeros difuntos. Concédeles la luz y el descanso y felicidad eterna. AI Paternóster.—Padre nuestro, que estás en los cielos; santificado sea el tu nombre; venga a nos el tu reino; hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deu¬ dores. Y no nos dejes caer en la tentación; mas líbranos de mal. Amén. AI partir la hostia.—Concédenos, oh Señor, que tu paz reine siempre entre nosotros. Amén, 14 Misa AI Agnus Dei.—¡Oh Jesús! Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten miseri¬ cordia de nosotros. ¡Oh Jesús! Cordero de Dios que quitas le s pecados del mundo, ten misericordia de nos¬ otros. ¡Oh Jesús! Cordero de Dios que quitas los pe¬cados del mundo, danos la paz Oh Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por vo¬ luntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, con tu muerte diste vida al mundo: por este tu sa¬ crosanto cuerpo y sangre líbrame de todos mis pecados y de todos los demás males: y haz que este' siempre adherido a tus mandamientos y no permitas que me separe nunca de ti, que como Dios vives y reinas con el mismo Dios Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. A la comun'ón.-Señor mío Jesucristo, pan celestial, yo deseo recibirle en mi pecho, para alimentar mi alma. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; pero mándalo con tu palabra y mi alma será sana. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; pero mándalo con tu palabra y mi alma será sana. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero mándalo con tu palabra y mi alma será sana. AI comulgar el sacerdote.—El cuerpo de nuestro Señor Jesucristo guarde mi alma para la vida eterna. Amén. AI tomar el cáliz el sacerdote.—La sangre de nuestro Señor Jesucristo guarde mi alma para la vida eterna. Amén. Sentado o de rodillas Después de la comunión.—¡Qué bueno es Confesión 15 Dios y cuántos beneficios nos hace! ¡Qué bueno es Jesucristo y cuánto nos ama! En él confío. Dame la gracia de comu'gar frecuentemente y de recibir antes de morir el viálico. Te suplico, Señor mío Jesucristo, que por la intercesión de la Virgen Sanfísima tu madre, seamos protegidos en este día y en todos los de nuestra vida, hasta llegar a la eterna donde vi¬ ves y reinas por los siglos de los siglos. Amén. De rodillas A la bendiciófi.—Bendícenos juntamente con el sacerdote ¡oh Padre eterno! ¡oh Hijo divino! ¡oh Espíritu Santo! De pie Al último Evangelio.—Debemos pensar y creer que el Verbo es el hijo de Dios Padre, y que estaba viviendo con él desde toda la eterni¬ dad. Pero por redimirnos vino al mundo y se hizo hombre, y se llamó Jesucristo. El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad. Gracias a Dios. CONFESIÓN La confesión es un sacramento en el cual el confesor con la autoridad que tiene de parle de Dios, te perdona los pecados que hayas cometido. Debes decir todos los pecados graves que ha¬ yas hecho. Como por ejemplo: si has dejado de oír misa un domingo, por fu culpa; si has roba¬ do alguna cosa que valga mucho; y otros peca¬ dos que te parezcan grandes. No dejes de decir¬ los, no tengas miedo, porque el que no dice los pecados grandes se condena, y el confesor es muy bueno y no te reñirá. Los pecados más pequeños no hay obligación de decirlos; pero es mejor que los digas. Por J 16 Confesión ejemplo: son pecados pequeños las mentiras, el desobedecer algo a los padres, el robar golosi¬ nas, el enredar, el pegar a tus hermanos o ami¬ gos, el no tener modestia en el vestirse y otros pecados como éstos. Pero aunque sean peque¬ ños no se deben hacer, porque por ellos se va al purgatorio, te expones a cometer pecados más grandes, y se da disgusto a Jesús. Cuando fe vayas a confesar has de hacer es¬ tas cinco cosas: 1.a Examen de conciencia. 2.a Dolor de haber pecado. 5.a Propósito de enmendarte. 4.a Confesión de todos los pecados. 5.a Satisfacción cumpliendo la penitencia. EXAMEN DE CONCIENCIA En el nombre del Padre y del Hijo y del Espí¬ ritu Santo. Amén. Oración para empezar. —Oh Señor Dios mío, dame tu gracia, para que conozca lodos los pecados y faltas que he cometido, para que confesándolos bien todos, y enmendándome de ellos merezca tu perdón y tu gracia en la tierra y la entrada en la gloria del cielo. Amén. Luego lee todo Io que sigue para ver qué faltas has hecho. la confesión pasada. ¿Hiciste bien la última confesión?—Dijiste lo¬ dos tus pecados?—Cumpliste la penitencia que te dijo el confesor? primer mandamiento. —Amar a Dios sobre todas las cosas. ¿Has comulgado y confesado bien antes?— Has faltado al respeto a Dios en la Iglesia?—Has hablado contra la religión y la Iglesia?—Apren¬ des la doctrina cristiana?—Has rezada cuando debías, y has rezado con respeto?—Has estado hablando o enredando en la Iglesia? Exemen 17 segundo mandamiento. — No jurar el nombre Dios en vano. ¿Has pronunciado sin respeto el nombre de Dios?—Has dicho insultos de Dios y de las co¬ sas buenas?—Has hablado de Dios y la religión sin respeto?—Has dicho juramentos o palabras irreverentes?—Has dicho maldiciones o pala¬ bras malas? tercer mandamiento.7-Santiíicar las tiestas. ¿Has faltado a misa por tu culpa? —Has lle¬ gado tarde a misa por tu culpa?—Has estado enredando en misa o en la iglesia?—Has estado riendo, hablando, jugando?—Has distraído a otros en misa o en la iglesia?—Has trabajado en cosas materiales, sin necesidad?—Has tra¬ bajado más o menos de dos horas? cuarto mandamiento.—Honrar padre y madre. ¿Has desobedecido a los padres?—Les has faltado al respeto?—Has desobedecido a los maestros o encargados de ti?—Les has insulta¬ do o faltado al respeto?—Has tratado mal a tus hermanos o hermanas?—Te has burlado de tus padres o profesores?—Has estado con respeto y orden en clase?—Has estudiado como te man¬ daban?—Has faltado al respeto a los criados? —Has sido terco?—Has fumado sin permiso? —Has ido a sitios que te prohiben tus padres? — Andas con chicos que le prohiben tus padres? —Te retiras pronto como lo quieren tus padres? quinto mandamiento.—No matar. ¿Has pegado o hecho mal a otros?—Has in¬ sultado o molestado a oíros?—Les has echado maldiciones a otros, como diciendo ¡ojalá te mueras?—Has escandalizado a otros enseñán¬ doles a hacer mal o incitándoles a pecar?— Eres envidioso?—Eres vengativo?—Rabias o haces rabiara otros?—Eres pesado y molesto en tus juegos?—Maltraías a los animales y a los 18 Confesión árboles?—Juegas a juegos peligrosos y mo¬ lestos? sexto mandamiento y noveno.—No fornicar. ¿Has faltado a la modestia tú solo?—Has fal¬ tado a la modestia delante de otros?—Has dicho palabras feas?—Has hecho cosas feas tú solo o con otros? —Has tenido juegos feos o gestos indecentes?—Has visto estampas o revistas feas?—Has leído cuentos o chistes indecentes? — Has dicho chistes o cuentos feos?—Has es¬ cuchado conversaciones feas?—Has ido a fun¬ ciones, cines, teatros feos?—Has mirado o has tocado cosas feas?—Has deseado hacer cosas feas?—Andas con malos amigos y acaso a es¬ condidas? de'jalos pronto. séptimo mandamiento y décimo.—No hurtar. No desear los bienes ajenos. —¿Has quitado algo en casa o fuera de casa? — Has guardado para ti lo que no es tuyo?— Has roto o destrozado lo que no es tuyo?— Has hecho trampas para ganar lo ajeno?—Has destrozado lo que te dan tus padres o maestros? — Has enredado en relojes, máquinas o cosas de oíros para romperlas? octavo mandamiento.—No mentir. ¿Has dicho mentiras?—Has acusado falsa¬ mente a otros?—Les has acusado sin necesidad? (Acusar con necesidad, o para hacer bien, a tus hermanos o amigos, a quien se debe, por ejem¬ plo a tus padres o directores, es muy bueno y es hacerles bien)—Te has puesto a escuchar a otros?—Has anclado con chismes y cuentos sin necesidad? — Has exagerado los defectos de otros? mandamientos db la iglesia ¿Oyes misa bien? (procura oírla con el lib^o). —Te confiesas bien de todos los pecados gra¬ ves?—Comulgas con respeto y sin pecado y en Consideraciones 19 ayunas? — Cuando es día de vigilia ¿comes carne? ^ CONSIDERACIONES Mira que todo pecado es una ofensa de Dios, tu padre, y de Jesús que tanto te quiere. Por e! pecado si es grande se al infierno. Por el pecado si es pequeño y venial se va al purgatorio. Por nuestros pecados padeció Jesús pasión y muerte. Por nuestros pecados feos le azotaron. Por nuestras soberbias y rabias le coronaron de espinas. Por nuestras desobediencias le cargaron con la cruz a cuestas. Por todos nuestros pecados le crucificaron, metiéndole dos clavos en los pies, dos clavos en las manos y una lanzada en el corazón. Si quieres ver lo que es el pecado, recorre estas tres estaciones: Primera estación. El infierno.—Por el pe¬ cado mortal se merece el infierno eterno. Y si el pecadoes venial se merece el purgatorio y se expone al infierno. Segunda estación. Ei cielo.—Por el pecado mortal se pierde el cielo. Y si es venial se retra¬ sa la entrada en él. Tercera estación. Ei calvario.—Mira a tu buen Jesús en la Cruz. Está crucificado por nues¬ tros pecados, para que se nos perdonen.—¡Oh buen Jesús que en la cruz estás por mí, perdó¬ name mis pecados; me pesa de haberte ofendido! Pídele perdón a tu Dios y a tu Jesús, y promé¬ tele que en adelante has de ser mejor. Y ten pre¬ sente, que estos pecaditos que ahora tienes, aun¬ que sean pocos y pequeños, si no te enmiendas ahora, luego serán muchos y grandes y te harán vicioso y te llevarán al infierno. En cambio, si 20 Confesión cada vez que te confiesas procuras enmendarte, te conservarás bueno y llegarás a ser un buen caballero cristiano. Pídele perdón con estas oraciones. ORACIONES ANTES DE CONFESAR ¡Oh Señor naío y Dios mío Jesucristo! ya sé que aborreces todos los pecados, y que no de¬ jas entrar en el cielo a los pecadores, yo te pido humildemente perdón de todos los que he co¬ metido. Yo prometo no volverlos a cometer; dame gracia para enmendarme y no me cierres la puerta del cielo. ¡Oh Señor mío Jesucristo^ ya sé que por el pecado mortal se merece al infierno, y por el pe¬ cado venial el purgatorio, pero yo te pido per¬ dón de todos mis pecados, para que no me con¬ denes y me libres del purgatorio. ¡Oh Señor mío Jesucristo! ya sé que por los pecados te crucificaron y dieron muerte; ya sé que por los pecados le azotaron, te coronaron de espinas, te llevaron con la cruz a cuestas, te clavaron ¡os pies y las manos y con una lanza te abrieron el Corazón; perdóname los pecados que yo he cometido. Ya me enmendaré para otra confesión ¡Oh Señor mío Jesucristo! ya sé que no quie¬ res ser amigo de los que pecan; pero yo quiero que tú seas mi padre y mi amigo. Perdóname los pecados que ahora he cometido, y dame gra¬ cia para que me enmiende en adelante. Yo te prometo hacer lo que pueda para no pecar. MODO DE CONFESARSE Mientras el sacerdote está confesando a otro, dirás el Yo pecador. Luego te irás al confesor y de pie le dirás: —Ave María Purísima. En seguida le dirás. Comunión 21 —Hace tanto tiempo que me confesé. Cumplí la penitencia. Desdeentonces cometíesíos pecados. Y dirás los que te acuerdes. Y si te pregunta algo el confesor, le responderás a lo que te pre¬ gunte. No tengas miedo de decirle todo. Porque ya te tratará bien, y no dirá ni puede decir a nadie lo que tú le digas; ni a tus padres les puede decir nada, aunque le maten. Si no sabes cómo decir algún pecado, le dirás así: -Tengo un pecado que no sé cómo decirlo. —Ya te dirá él lo demás. Después de la confesión, te arrodillarás. Dirás el Señor mío Jesucristo. Besarás la mano al confesor. Te irás a tu puesto en la iglesia. Cumplirás la penitencia rezando lo que te ha mandado-el confesor. Después rezarás las oraciones que siguen. ORACIONES PARA DESPUÉS DE CONFESAR Oración a Jesucristo.—Señor mío Jesucris¬ to, gracias te doy porque me has perdonado mis pecados, y te pido que me protejas para que no los vuelva a cometer. Dame gracia para ser muy obediente, para ser muy casto, para ser muy aplicado y bueno. Oración a la Santísima Virgen.—¡Oh Vir¬ gen Madre mía! pídele a tu Hijo Jesús por mí, que me conserve sin pecado mortal, y que antes que ofenderle muera, para salvarme, y que si alguna vez por desgracia pecase me dé tiempo para confesarme antes de morir en pecado. COMUNIÓN Comunión es el Sacramento en que recibimos el Cuerpo y Sangre de Cristo en la hostia con¬ sagrada. 22 Comunión Comulgar es recibir a Jesucristo, que mila¬ grosamente está en la hostia por nosotros, bajo la forma de pan para que le comamos. La comunión es uno de los mejores beneficios de Dios, uno de los mejores medios para que te conserves bueno y te hagas mejor. En una hostia pequeñita se pone Jesucristo tu Señor y tu Dios, reducido a la humillación, a la pequenez, a la pobreza y todo por ti, oh joven, lo mismo que por cada uno de los hombres. En esa hostia se ha hecho pan, para que tú lo recibas en tu pecho, y eso vas a hacer en la co¬ munión, recibir a Jesús, que se une contigo para hacerte santo como él, y así como el fuego hace ardiente al hierro frío, así Jesús con su santidad te hará santo a ti, si le recibes bien. Hay obligación de comulgar una vez al año por pascua. Pero Jesús quiere que comulguemos muchas veces y mejor todos los días; aun desde niños. La mejor devoción que puedes tener es oír misa y comulgar en ella. Para comulgar no debes tener ningún pecado mortal. Si lo tienes debes confesarte antes. Si tienes pecados veniales ya puedes comul¬ gar. Los pecados veniales se quitan en la co¬ munión. Hay que ir en ayunas a comulgar, sin haber comido ni bebido nada desde las doce de la noche. Comer es tomar alguna cosa de las que se co¬ men, y de fuera de la boca. Porque si no es co¬ mida (una piedrecita por ejemplo), o si es de la boca (por ejemplo, sangre de las encías, o de la nariz pasada por dentro, o algo que quedó entre los dientes), esto no impide comulgar. Antes de comulgar conviene ejercitarse en ac¬ tos de fe, esperanza y amor de Dios, para lo cual reza con devoción las oraciones de este librito. Antes de Comulgar 23 La mejor preparación es oír misa antes de comulgar. Cuando no puedas oír misa antes de comulgar conviene que te prepares durante algunos minu¬ tos diciendo algunas oraciones que están en seguida en este libro. Para comulgar te acercarás con modestia y buena compostura; te arrodillarás en el comul¬ gatorio; cuando llegue el sacerdote levantarás un poco la cabeza, cerrarás los ojos, abrirás un poco la boca, sacarás moderadamente y plana la lengua, y después que te dé la hostia retirarás la lengua despacio, te levantarás con modestia, harás una genuflexión con la rodilla derecha y volverás a tu puesto; allí, con el devocionario, darás gracias diciendo las oraciones del libro, y otras que sepas, y encomendando a Dios a tus padres, parientes, amigos y a todos. Pídele también por ti, especialmente para que no te deje caer en pecado, y te salves. Sin necesidad no escupas hasta que pasen diez minutos. ANTES DE COMULGAR Considera que el que vas a recibir es tu Dios, que le crió, tu Redentor que murió por tus peca¬ dos en la cruz, el Niño Jesús que nació por ti, Rey y Padre, y Maestro y Amo, luyo y de tus padres y de todos los hombres. Actos de varias virtudes. Fe.—Creo en Vos, Dios mío, porque sois la sutna Verdad, que no puede ni engañarse ni engañar. Esperanza.—Espero en Vos,Dios mío, porque sois poderoso, misericordioso y queréis salvar¬ me y santificarme, si yo quiero, con vuestra gracia. Caridad.—Os amo, Dios mío, porque sois bueno sobre todas las cosas y habéis sido muy bueno conmigo, siempre sin yo merecerlo. 24 Comunión Adoración.—Os adoro, Dios mío, porque sois excelentísimo, santo, Dios y Señor de todas las cosas. Humildad.—Me humillo ante Vos porque soy una pobre criatura que sin Vos nada puedo, porque no os he servido como debo y os he ofendido mucho. Contrición.—Os pido perdón, Dios mío, demis pecados y me arrepiento de haberos ofendido por ser Vos tan bueno; estoy dispuesto a satisfacer por mis culpas y a enmendarme de todas ellas. Acción de gracias.—Os doy gracias por los muchos beneficios que me habéis hecho siempre, y especialmente al querer hoy que yo os reciba. Ofrecimiento.—Os ofrezco todo cuanto soy y tengo para serviros siempre con ello en lo que queráis. Conformidad con la voluntad de Dios. — Me resigno en todo a vuestra divina voluntad y acepto con alegría lo que me queráis dar o lo que queráis permitir acerca de mí, fuera del pecado. Perdón.—Perdono por vuestro amor a todos los que me han ofendido, para que Vos me per¬ donéis. Oración.— Os ruego por vuestra pasión santí¬ sima que al entrar en mi alma os compadezcáis de mí, me deis las gracias que más necesite, no me dejéis hasta el fin de mi vida y al salir mi alma del cuerpo la llevéis fortalecida con todos los sacramentos a la vida eterna.AI ir a comulgar.—Yo pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siem¬ pre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San luán Bautista, a los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los Santos, y a Vos, Padre, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa. Por tanto ruego a la bienaventurada siem- Después de comulgar 25 pre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los Santos, y a Vos, Padre, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Cuando toquen la campanilla.—Señor mío, yo no soy digno de que entréis en mi morada; mas decid una sola palabra y mi alma quedará sana. Señor mío, yo no soy digno de que entréis en mi morada; mas decid una sola palabra y mi alma quedará sana. Señor mío, yo no soy digno de que entréis en mi morada; mas decid una sola palabra y mi alma quedará sana. El Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo guarde mi alma para la vida eterna. Amén. Oración a la Virgen.—¡Oh Virgen Santísi¬ ma! tú recibiste al Niño Jesús en tus brazos y en tu corazón con mucha reverencia y mucha pure¬ za y santidad. Haz que yo también le reciba con mucho amor, con mucho respeto, y con mucho provecho. DESPUÉS DE COMULGAR ¡Oh Señor mío Jesucristo! bien venido seas a mi corazón. Creo en ti, te amo, Jesús mío, con todo mi corazón, y deseo ser siempre muy buen cristiano. Alma de Cristo, santifícame.—Cwerpode Cris¬ to, sálvame.—Sangre de Cristo, embriágame.— Agua del costado de Cristo, purifícame.—Pasión de Cristo, confórtame.—¡Oh buen Jesús! óyeme. —Dentro de tus llagas, escóndeme.—No permi¬ tas que me aparte de ti.—Del maligno enemigo, defiéndeme.—En la hora de mi muerte llámame. —Y mándame ir a ti.—Para que con tus Santos te alabe.—Por los siglos de los siglos. Amén. 26 Comunión Consagración de sí mismo, a Jesús.—To¬ mad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi me¬ moria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro; disponed a toda vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia, que esto me basta. Oración para ganar indulgencia plenaria. Delante de un Crucifijo.—Miradme, ¡oh mi ama¬ do y buen Jesús! postrado en vuestra santísima presencia; os ruego con el mayor fervor impri¬ máis en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de enmendarme, mientras que yo, con todo el amor y con toda la compasión de mi alma, voy considerando vues¬ tras cinco llagas, teniendo presente aquello que dijo de Vos, ¡oh buen Jesús!, el Santo Profeta David: Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar mis huesos. (Rezarás algo por las intenciones del Papa, por ejem¬ plo, un Padrenuestro.) A la Virgen Santísima.—¡Oh Virgen Santí¬ sima, Madre de Jesús y Madre mía! acabo de re¬ cibir en mi pecho a Jesús, tu hijo, al que tantas veces tuviste en tus brazos viviendo y hablando con él continuamente. Dame gracia para que yo le ame siempre con todo mi corazón, pará que le reciba muchas veces, y especialmente en la hora de mi muerte, para que con él y contigo vaya al cielo para siempre. Amén. Consagración a María.—¡Oh Señora mía! ¡oh Madre mía! yo me entrego del todo a Vos. Y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi co¬ razón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, ¡oh Madre de piedad! guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Tres Ave Marías. La primera comunión 27 Oración por varios.—¡Oh buen Jesús mío! yo te ruego en primer lugar por mis padres. Pᬠgales iodo lo que hacen por mí. Dales gracia para que me eduquen bien y me hagan un buen cristiano. Conserva su vida y su salud iodo ei tiempo que sea conveniente. Dales la riqueza necesaria para que todos podamos vivir bien. Y cuando mueran, a ellos y a nosotros llévanos coniigo al cielo. Además te ruego por mis parientes y herma¬ nos para que todos estemos muy unidos, sea¬ mos buenos cristianos, tengamos salud y bas¬ tante riqueza para vivir. También te ruego por mis amigos; haz que nuestra amistad sea alegre y buena, sin pecado; para que seamos mejores cada día. LA PRIMERA COMUNIÓN La primera comunión es el día mejor de la vida. En él recibe el pecho Cándido del niño por primera vez al niño Jesús, su Dios, su Padre, su Criador, su Hermano y Amigo divino. ¡Oh niño! prepara tu alma con mucha alegría y con mucho fervor a recibir a Jesús en tu pecho. Procura desde ahora ser más obediente, más piadoso, más aplicado, más bueno con tus pa¬ dres, más bueno con tus hermanos, más bueno con tus maestros, más bueno con tus amigos, y más bueno con tus criados. Desde hoy procura hacer bien a todos, y no hacer mal a nadie. Desde que te dicen que vas a hacer la primera Comunión, conviene que todos los días reces a la Virgen tres Ave Marías, para que te dé la gra¬ cia de prepararte bien. Toma desde el principio este devocionario y examínalo, para que lo conozcas para el día de la comunión. Y fíjate bien en todos estos avisos, y en las oraciones señaladas para la comunión. 28 La primera comunión NOVENA DE PREPARACIÓN Cuando falten nueve días harás una novenita rezando estas oraciones a Jesús, a la Virgen, a San José, y al Angel de la Guarda. Oración a Jesús —¡Oh dulce Jesús mío! yo deseo recibirte en mi corazón. Me estoy prepa¬ rando para recibirte por primera vez. Desde aho¬ ra te adoro, y te suplico que, aunque yo no soy digno de recibirte, te dignes concederme este favor, y para entonces me prepares por medio de tu gracia y omnipotencia. Padre nuestro. Oración a la Virgen.—¡Oh Virgen Santísi¬ ma! yo me estoy preparando para recibir la pri¬ mera comunión, y tomar en ella a tu Hijo Jesús en mi pecho; dame la gracia de prepararme bien, siendo más bueno, más aplicado, más devoto. Tres A ve Marías. Oración a San José.—¡Oh bondadoso Padre de Jesús! aquel a quien tantas veces tuviste en tus brazos y continuamente en tu casa, va a ve¬ nir pronto en la comunión a mi pecho; te ruego me alcances mucha devoción y humildad, para que le reciba bien. AI Santo Angel de la guarda.—¡Oh Santo Angel de mi Guarda! ya sabes que me estoy pre¬ parando para mi primera comunión. Aunque yo fuese tan puro y santo como tú y los oíros ánge¬ les tus compañeros, no sería digno de recibir al Niño Jesús mi Dios; encomiéndame a nuestro Señor, y alcánzame la gracia de prepararme bien para un día tan santo y tan hermoso. Amén. DIA DE LA PRIMERA COMUNIÓN Avisos.—No pienses demasiado en el vestido ni en los regalos. Porque eso no vale nada en comparación de la misma Comunión, que vale más que todos los regalos del mundo. Desde la tarde anterior has de guardar reco- > Día de la primera comunión 29 gimiento y piedad, para prepararte bien a la Comunión. Ten cuidado de no comer nada, por descuido, mañana anles de comulgar. A la mañana, en cuanto caigas en la cuenta dirás:—Hoy voy a recibir a Dios en mi pecho. ¡Gracias a Dios! Rezarás por última vez las oraciones de la no¬ vena que has estado haciendo en preparación. Y si no has hecho la novena, las rezarás por lo me¬ nos una vez la víspera de la primera comunión. Al vestirte el vestido pensarás que en el alma tienes que llevar el vestido de la pureza y del amor de Dios, y para ello procura tener piedad y recogimiento. Toma tu devocionario para leerlo. Al ir a la iglesia procurarás ir con formalidad, y al llegar te pondrás con modestia en tu puesto, sin mirar mucho a los lados, sino al altar, al devocionario, y si te habla algún sacerdote al sacerdote. Reza bien las oraciones de la Misa y las de la Comunión que están en el devocionario, y haz lo que allí se dice, o lo que te digan tus padres, o tus hermanos, o el sacerdote. Después de la Comunión harás la renovación de las promesas del bautismo, o con el sacerdote si éste te enseña, o con tu padre, o con tu ma¬ dre, a la mañana o a la tarde, de la maneraque sigue luego o de otra que te digan tus padres o directores. Procura pasar el día de la primera comunión sin pecados. Y si puedes haz alguna caridad a los niños pobres, y aun convídalos, con permiso de tus padres, a comer o merendar. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO Advertencia.—Reunidos los niños que hayan hecho la primera comunión, alrededor del sacerdote, cerca del altar, 30 Primera comunión o si es uno solo, puesto el niño que ha comulgado ante el sacerdote, puede éste hacerle la breve exhortación que en seguida se pone, sea con las mismas palabras,sea con otras que él prefiera; asimismo, puede ordenar la ceremonia el sacerdote como le guste y mejor le parezca, según las cir¬ cunstancias. MODO DE HA.CER LA RENOVACIÓN Oh niño, cuando tú eras muy pequeñito y re¬ cién nacido, te bautizaron para que fueses cris¬ tiano e hijo de Dios cuanto antes. Cómo entonces tú no podías hablar, el sacer¬ dote que te baulizó pidió a tus padrinos el con¬ sentimiento y les preguntó a ver si tú querías ser cristiano y recibir la fe y, mediante ella, ir a la vida eterna, al cielo. Y, naturalmente, ellos respondieron, de tu parte, que sí, que querías la fe y querías la vida eterna. Después, como condición para darte el bautis¬ mo, la fe y la vida eterna, les preguntó si, en tu nombre, renunciaban a Satanás, a las obras de Satanás y a sus pompas y vanidades. Y ellos, de tu parte, respondieron que sí. Renunciar a Satanás, a sus obras y a sus pompas, es no querer seguir sus consejos, no querer hacer las obras que él quiere que hagamos, que son los pecados, y en fin, no querer usar de sus orgu¬ llos, de las pompas, lujo, ostentación, vanidad y soberbia que él y el mundo, que es de Satanás, usan. Sino por ei contrario, amar a Cristo y su humildad y las obras buenas que aconseja la Iglesia y el Evangelio. Os preguntaba también a vosotros si creíais en la fe católica, en Dios Padre, en Jesucristo Hijo de Dios y en e! Espíritu Santo y en la Santa Iglesia. Y vuestrus padrinos respondían, en nombre vuestro, que creían. Y entonces os preguntaban, por fin. ¿Quieres ser bautizado? y respondían vuestros padrinos por vosotros: Quiero. Renovación 31 Ahora ya sois mayores; ya entendéis estas-, preguntas: sabéis responder a ellas. Y hoy, que habéis hecho la primera comunión y entráis, como quien dice, en nueva vida cristiana, es. conveniente que renovéis aquellas promesas y que, así como entonces vuestros padrinos res¬ pondieron por vosotros, así ahora vosotros,, ante vuestros padres, padrinos y ariiigos res¬ pondáis por vosotros mismos. —¿Queréis renovar conmigo, ante nuestro Señor Jesucristo, las promesas que entonces hicisteis? —Síqueremos. —¿Queréis creer todo lo que cree la Santa Madre Iglesia? —Sí queremos. —¿Y por qué queréis tener esa fe de la Santa Iglesia? Para alcanzar la vida eterna. ¿Renunciáis a Satanás, el demonio, que OS; quiere apartar de Jesucristo? —Sí renunciamos. —¿Renunciáis a sus obras, es decir, a todos-, los pecados que él quiere que cometáis? —Sí renunciamos. —¿Renunciáis a todas sus pompas y vanida¬ des, es decir, a las seducciones, diversiones y vanidades pecaminosas con que el mundo arras¬ tra a los hombres al mal? —Sí renunciamos. —Muy bien hacéis. Ojalá que nunca el demo¬ nio logre engañaros, y que nunca el mundo os seduzca con sus placeres, diversiones e ilusio¬ nes, a dejar a Cristo por los vicios. Ahora vais a hacer profesión de vuestra fe. —¿Verdad que creéis en Dios Padre, Todopo¬ deroso, criador del cielo y de la tierra? —Sí creemos. —¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro 32 Primera comunión Señor, que nació de la Virgen y padeció por nosotros? —Si creemos. —¿Creéis en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos, en el perdón-de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida perdurable? —Sí creemos. —Decid, pues, todos a una: (Digan iodos a coro y a compás el Credo). Credo.—Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Criador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor, que fué concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de la Virgen María; padeció debajo del poder de Poncio Pilato; fué crucificado, muerto y sepul¬ tado; descendió a los infiernos,'al tercero día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todo¬ poderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu San¬ to, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resu¬ rrección de la carne y la vida perdurable. Amén. —Así, pues, ¿estáis contentos de haber sido bautizados en la Iglesia Católica? — ízstamos muy contentos. —Estáis contentds del glorioso nombre de cristianos? —Queremos vivir y morir como cristianos en ei amor de nuestro SeñorJesucristo. —Pues yo os bendigo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. —Amén. —Conservad la inocencia que recibisteis en el bautismo, para que, con ella inmaculada, os presentéis ante el tribunal de nuestro Señor Jesucristo, para que El os dé la vida eterna. Conservad encendida la luz de la gracia que Renovación recibisteis en el bautismo y guardad los manda¬ mientos, para que, cuando el Señor venga a las fiestas eternas, podáis salirle al encuentro, con todos los Santos, en el palacio celestial y viváis por los siglos de los siglos. Y ahora, para mayor seguridad de vuestros buenos propósitos y deseos, consagraos a Jesu¬ cristo, vuestro Señor, y a la Virgen vuestra Madre, diciendo todos: Consagración a Jesucristo.—Señor nuestro Jesucristo, Dios y Hombre verdadero: como cris¬ tianos que somos, te reconocemos por Rey y Señor nuestro, confesamos ser tuyos y pertene- certe del todo a ti, que nos criaste con tu omni¬ potencia, nos redimiste con tu sangre y nos amas con tu divino Corazón. A ti, pues, te con¬ sagramos todas nuestras personas, nuestras almas y nuestros cuerpos y todos nuestios bie¬ nes presentes y futuros. Y te rogamos que no permitas que jamás perdamos nuestra fe, sino que nos concedas que vivamos una vida verda¬ deramente cristiana, amándote de veras en este mundo y viéndote cara a cara en el otro, donde tú reinas, con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. Padre nuestro. Consagración a la Virgen.—Oh Virgen Santísima, madre de Dios y Madre nuestra: en este día, en que por primera vez hemos recibido a tu Hijo Jesús en nuestros pechos, nos consa¬ gramos a ti y nos ponemos en tus manos. Te rogamos, oh Virgen Santísima, que nos recibas bajo tu manto y~proíección, que nos tengas por hijos tuyos, que nos defiendas de todas las ten¬ taciones y peligros de pecar y nos conserves en la fe cristiana y en el amor de Jesucristo, tu Hijo, ■ con el cual reinas en el cielo y miras por nos¬ otros. Amén. Tres Ave Marías. 34 Consejos Y, para recuerdo de esta renovación, tomad esta imagen de Jesucristo crucificado por vos¬ otros, que conservaréis durante toda vuestra vida hasta la muerte, muriendo con ella; tomad esta insignia santa del corazón de Jesús; tomad esta medalla de la Santísima Virgen María, que llevaréis con vosotros toda vuestra vida. Nota.—Bueno sería que en este día se regalase a los que hacen la primera comunión un crucifijo bastante grande, que les sirva para la cabecera de la cama y para la hora de la muerte. Lo menos había de ser de diez a quince centí¬ metros. Juntamente, una insignia o medalla del Corazón de Jesús y otra medalla de la Santísima Virgen para ponerla al cuello. También se les podrían poner, si no los tienen, el escapulario del Carmen y el escapulario azul. Además ningún tiempo mejor que éste para que los niños comiencen la novena de la «Gran Promesa» del Corazón de Jesús. Aconséjeseles con todo empeño y explíqueseles con todo cuidado en qué consiste esta promesa y la devoción al Corazón de Jesús, y repártaseles la hojita Rayo de Sol nú¬ mero 91, u otra conveniente. CONSEJOS PARA CADA DÍA DEL MES /. No desobedezcas.—Una de las virtudes más necesarias al niño es la obediencia.Como todavía no tienes experiencia ni discer¬ nimiento, es necesario que en lodo te guíes por lo que te dicen tus padres. Ellos no buscan tu disgusto, sino tu bien. Si en todo te dieran gusto, harían mal. No te arrepentirás cuando viejo de haber obe¬ decido. Además es virtud que da mucha paz a la fa¬ milia y mucho agrado a Dios. Los padres y su¬ periores son representantes de Dios. Quien les obedece, obedece a Dios; quien les desobedece, desobedece a Dios. 2. No peques.—Ten presente, amigo mío, que el pecado es el peor de los males, mucho peor que la pobreza, que la enfermedad y que la muerte. del mes 56 A los pobres, a los enfermos, a los que mue¬ ren si no tienen pecado, los quiere Jesús; pero al que comete un pecado no le quiere, sino que le aborrece, y si muere le echa al infierno para siempre. Nunca cometas pecado. Y si alguna vez pecas, haz un acto de contrición y confiésate pronto. ¿Sabes quién es malo? No es malo el que está enfermo, ni el que es pobre, ni el que es desgra¬ ciado. Pero todo el que peca es malo. Y está en enemistad con Dios. 3. No te hagas peor según crezcas. Hay muchos tontos que les parece que según van creciendo pueden ser peores, y que se figuran que son tanto más hombres cuanto peores sean, cuanto más insolentes, más atrevidos, más des¬ honestos, más soberbios y más irreligiosos. Al contrario, cuanto más crezcas más bueno debes ser, y más cristiano, más piadoso, más formal y más cortés y educado. No hay tipo más repugnante que un joven pre¬ coz y procaz, arrogante e insolente, ignorante y presuntuoso, inútil y soberbio, vicioso e impío. No seas tú así. Sino imita a Jesús, que confor¬ me iba creciendo en años, crecía en robusted, en sabiduría y en gracia. Tú también crece al mis¬ mo tiempo en robusted, en ciencia y en virtud cristiana : 4. No tengas cobardía para el bien.—El que obra bien no debe temer a nadie. Si alguno te burla por obrar bien, no te avergliences; ríete del que se ríe de ti, y verás cómo le vences. Cuando alguno se ría de ti, por ser bueno,.y vea que aunque él se ríe, tú sigues haciendo tu deber, sin cuidarte de sus risas, ya verás cómo se avergüenza y se cansa de burlarte. Tú no ten¬ gas ni jactancia ni miedo. Ni jactancia de hacer el bien, ni miedo de los que te quieran burlar porque obras bien. El que obra bien es bueno, y 36 Consejos el que se ríe de él es un tonto. Y después de todo, si agradas a Dios, ¿qué te importa lo demás? 5. No te condenes.—Mira, amigo mío, que todos los hombres nos podemos condenar, y nos condenaremos si morimosen pecado mortal. Y fe advierto que los que pecan de niños mu¬ cho, después tienen mucha dificultad en dejar de pecar, y fácilmente son aborrecidos de Dios porque le ofenden mucho, y fácilmente se con¬ denan. Tú no seas de éstos; porque si te con¬ denas, estás condenado para siempre. Para toda la eternidad. Y ya no irás al cielo nunca, nun¬ ca, nunca. ¡Qué pena tan horrible! ¡Perder a Dios para siempre! 6. No hagas mal a nadie.—Dime: ¿te gus¬ taría a ti que te hiciesen mal los otros? Segura- mentequeno. Puestampocohagas tú mal a otros. Acuérdate bien de esta gran máxima de la vida: Lo que no quieras para ti no quieras para otro. Para ti ¿no quieres que te molesten? no mo¬ lestes tú tampoco a otros. Para ti ¿no quieres que fe insulten? no insul¬ tes tú tampoco a otros. Para ti ¿no quieres que se rían de ti? no le rías tampoco tú de otros. Para ti ¿no quieres que te acusen en falso? no acuses en falso tú a otros. Para ti ¿no quisieras que te echasen piedras? no eches tú piedras a otros. Para ti ¿no quisieras que le rompiesen tus co¬ sas? no rompas tú las cosas de los demás. Para ti ¿no quisieras que te quitasen lo tuyo? no quites tú lo de otros. En fin, ninguna cosa hagas a los demás que no quisieras te la hiciesen a ti. Mira que Dios quiere que ames al prójimo y le medirá con la medida que tú uses con el prójimo. 7. No escandalices a nadie.—¿Sabes lo que es escandalizar? Escandalizar es incitar a otros del mes 37 a pecar, o decirles que no hagan alguna cosa buena. No hagas esto, porque es un pecado de los más grandes; y Dios lo castiga más que otros. Si escandalizas pecas tú dos pecados; el que tú haces y el que haces hacer a otro. ¿Y si el otro peca por ti? ¿Y si se condena por tu culpa? ¿qué castigo te dará Dios a ti por tan gran maldad? Escandalizan los que ensenan a otros a pecar, los que los llevan a sitios malos, los que les enseñan figuras malas y lecturas malas, los que les hablan conversaciones deshonestas, y los que gustan de esconderse y no ser vistos. 8. No destroces ni maltrates.—¿Te parece que es una gracia destrozar las cosas y maltra¬ tar a los árboles y a los animales? ¿No ves que eso es una barbarie, una ridiculez, una sober¬ bia? Al contrario; gózate en conservar bien todo; en respetar a las personas, a las cosas, a los árboles y a los animales. Es incultura, barbarie, falta de educación y crueldad el empeñarse en destruir y maltratar las cosas, y sobre todo los árboles y los animales. Y lo que es peor, eso forma caracteres aviesos, crueles, indómitos y malos. Ten en todas las cosas prudencia, mo¬ deración, bondad. Dios hizo las cosas para que nos sirviésemos de ellas, no para que las destrozásemos. 9. No tengas malos amigos.—Tu corazón es bueno, pero si tienes amigos malos se hará malo. El amigo malo es peor que un demonio. El de¬ monio se vale de los amigos malos para echar a perder a los buenos. Si tu vieras al demonio como es, escaparías. Pero el demonio se mete en un amigo malo, y tú no le conoces y te engaña. Créeme; uno de los mejores consejos para ti es éste: no tengas malos amigos. Jesucristo no quiere a los malos, ni los malos quieren a Jesucristo; ¿y tú vas a andar con los 38 Consejos que no quiere Jesucristo, ni ellos quieren a Je¬ sucristo? 10. No tengas malas conversaciones.—Una de las cosas que inducen más al pecado y al vi¬ cio, son las malas conversaciones. Cuando tengas algún amigo que tenga malas conversaciones, más vale que le dejes, o riñas con él, o le digas ¡eeehhh! hablemos de otras cosas. Y díselo francamente, o ponte a jugar y divertirte para que deje la mala conversación. Los que viven como animales, hablan como animales, quieren que oíros piensen y obren como ellos. Pero si ellos quieren ser animales, ¿por qué vas tú también a ser animal y hablar de animaladas? ¡Piensa que Dios y tu ángel oyen vuestra con¬ versación! 11. No vayas a cines mucho—No vayas a estos espectáculos sino pocas veces, ni te aficio¬ nes demasiado a diversiones quietas y en sitios cerrados. Muchas veces son malas, muchísimas veces son poco higiénicas, sobre todo para los niños y jóvenes que necesitáis aire puro y libre. Y sobre todo son peligrosas para la pureza del alma, por las cosas que se ven y se oyen. En fin, frecuentando los cines y diversiones demasiado, se acostumbra uno a no trabajar, a no estudiar, a no hacer nada. Mucho mejores son las diversiones o en casa o en el campo; mucho mejores son las diversio¬ nes de movimiento, de sport y de agilidad y fuerza moderada. Si supieras cuánto pecan algunos en los ci¬ nes no irías muchas veces. 12. No leas sin consejo.—Las lecturas son muy peligrosas, y por eso antes de leer un libro debes preguntar a tus padres, a tu confesor, a alguna persona docta. Las lecturas que hoy andan están empapadas del mes ¿59 de indecencia, de errores, de sofismas y enga¬ ños. Y no teniendo tú ni el entendimiento bien formado, ni la voluntad bien firme, corres mu¬ cho peligro de recibir daño en tu alma y en tu corazón. ¡Ah! tu alma y tu corazón valen mucho. No los eches a perder ni con lecturas ni con nada. Hay mucho que puedas leer sin daño. Ni te aficiones a novelas y cuentos y chistes: eso es de vagos. Tú aficiónate a libros de religión, de instrucción, de estudio, de utilidad y de sano recreo. 13. No fumes, ni bebas, ni juegues.— Hay algunos chicos que antes de ser hombres se ponen a fumar, y a beber, y a jugar dinero. Fumar no es pecado de suyo, sino inobedien¬ cia a los padres, si no dan permiso; peroes no¬ civo a los muy jóvenes, y además hace desver¬ gonzados a los niños. El beber fuera de la mesa yló que no conven¬ ga, es peligroso; es una vergüenza que ahora los jovencitos se precien del vicio de la bebida, que es un vicio tan sucio. El jugar dinero es vicio de gente vil, y casi siempre lleva a muchas desgracias. Juega en di¬ versiones, pero no de barajas, ni dinero, ni jue¬ gos prohibidos. 14. No te retires tarde a casa.— Después de anochecido, no estés en la calle, ni fuera de casa, sino en tu casa o en algún sitio de confianza, con permiso de tus padres y con buenos amigos. Los que están de noche mucho fuera de casa, de ordinario son malos; y si no lo son, acaban por hacerse malos. Mucho mejor estarás con tu familia recogido, estudiando, hablando con ella, divertiéndote con tus padres, hermanos, amigos de casa.Tampoco seas muy aficionado a funciones de noche que suelen tener muchos inconvenientes. Lo mejor es, después de cenar, rezar el rosario, acostarte 40 Consejos a buena hora, y levantarte también a buena hora. Y así podrás también ir a misa. 15. No seas deshonesto.—El pecado de ha¬ cer acciones impuras, feas, deshonestas, es el pecado más deshonroso, y que causa más daños a las almas y a los cuerpos. ¡Oh niño! ¡si supieras cuántas desgracias vie¬ nen después a los que se dejan llevar de este vicio! temblarías de ser deshonesto. Ten mucho cuidado en no hablar de cosas feas, en no tener malos pensamientos, en no recrearte en malos dibujos, en no entretenerte en chistes groseros, en no ser inmodesto en el ves¬ tir, en el tocarte, en el tratar a otros. Y si tienes amigos que sean aficionados a chis¬ tes y bromas y diversiones feas, n í alos como animales, desprécialos y huye de elW s como de la podredumbre. Encomiéndale mucho a ia Vir¬ gen y háblale de esto al confesor. 16. No seas envidioso.—Es bueno querer ser tan excelente y sobresaliente como los de¬ más; pero no es bueno tener envidia y pe^ar de que los demás sobresalgan y sean estimados. Alégrate del bien ajeno, de las cosas buenas que ha dado Dios a otros y de que los demás reciban alabanzas y premios; y tú, alegrándote de esto, procura imitarlos y merecer lo mismo. Pero si no llegas a los demás no tengas envidia, sino humildad. Además también a ti te ha dado Dios algunas cosas buenas, así como a otros les ha dado otras. Alégrate de lo bueno que tienes tú y de lo bueno que tienen los otros. La envidia es un vicio feo, inútil, triste... Dios mira por todos sus hijos con amor. El prójimo es tu hermano. 17. No seas payaso.—¿Pues qué? ¿te parece que Dios te ha dado tu persona para que te ha¬ gas ridículo? del mes 41 ¿Te parece que Dios te ha dado el entendi¬ miento para pensar y forjar disparates? ¿Te parece que Dios te ha dado la dignidad de hombre y de cristiano para que la degrades y hagas imbecilidades? Bien está que seas bromista, que tengas inge¬ nio, que hagas reír y aun que payasees un poco, con sobriedad, con delicadeza, con ingenio y sin molestar a nadie. Pero los que se dedican habitualmente al ofi¬ cio de payasos sin medida ni prudencia se re¬ bajan mucho. Y sobre todo los que se ríen de lo bueno. Nunca ridiculices la virtud con payasadas, que en ese caso, casi son sacrilegios. No te burles de Dios, ni de sus cosas, como Herodes. 18. No seas mentiroso.—La mentira, aunque solo es pecado venial, es un vicio muy feo y, además, de ordinario, se dice para ocultar tram¬ pas, engaños y vicios, y suele ser compañera de muchos pecados. La mentira es un comienzo de la vida vi¬ ciosa. No mientas a los padres; no mientas a los pro¬ fesores; no mientas a los amigos; no mientas a nadie. Pero sobre todo no mientas al confesor. Aunque sea contra ti no mientas jamás. ¡Qué despreciable es el mentiroso! Dios es la suma Verdad. Imítale. 19. No seas ladrón.— No robes nada, ni go¬ losinas, ni juguetes, ni cosillas pequeñas, ni caprichos, nada, nada, nada, nada. Porque si fe acostumbras a robar ahora pe¬ queñas cositas, después robarás grandes cosas, y serás aborrecido por todos, y acaso pararás en una cárcel o presidio, y por lo menos en la ignominia y en el desprecio de las gentes. Respeta siempre lo ajeno y alégrate de que 42 Consejos cada cual tenga lo suyo; ni para obtenerlo hagas trampas ni fraudes, ni violencias. Dios nos manda respetarlo de cada uno, para que vivamos en paz; y al que roba lo ajeno le castiga si no lo restituye. 20. No seas insolente.—Una de- las cosas más estimables en los hombres es la buena edu¬ cación, la finura en los modales, la gracia en el trato. Algunos chicos creen que siendo insolen¬ tes valen más, como si con eso fueran superio¬ res, o hombres, o valientes. La insolencia no es valentía, ni superioridad, ni virilidad, sino simpleza, tontería, estupidez, grosería. Ten siempre mucha urbanidad, mucha finura, mucho respeto a todos. Jesucristo, aunque era superior a todos, como Dios, sin embargo, servía y atendía a todos con mucha finura y suavidad. 21. No seas egoísta.—Hay algunos que todo lo quieren para sí, todos han de hacer lo que él quiera, todos le han de dar gusto en todas las cosas. Aunque los demás tengan que sacrificar¬ se y padecer, con tal que ellos hagan su gusto no les importa. Esto es egoísmo: vicio feo, repugnante y malo. No seas egoísta, ni quieras que los demás se molesten por ti, sino al revés, procura sacrificar- fe por los demás, trabajar por otros, evitar a to¬ dos las molestias y el trabajo. Haz esto con tus padres, con tus criados, con tus amigos, con todos. Jesucristo, lejos de ser egoísta, se sacrificó por nosotros, y se dió todo por nosotros, hasta morir por nosotros. 22. No seas vago.—Piensa que si ahora eres vago, no aprenderás nada, y luego, cuando seas grande, no sabrás nada, ni te podrás ganar la vida, ni delante de tus compañeros valdrás del mes 43 nada. Y mieníras ellos subirán, y serán eslima¬ dos, y se podrán ganar la vida y aumenlar sus riquezas y bienestar, lú serás un hombre des¬ preciable y ridículo. Además, el que no sabe no puede gozar de la vida. El que no se aplica o es un vago, nunca llega a saber nada, ni a valer nada. En fin, el ocio es origen de todos los vicios y el vago no puede ser bueno. Jesús, aunque no tenía necesidad, trabajó mu¬ cho en toda su vida. Y tambie'n José y María siempre trabajaron. 23. No seas rabioso.—Qué vicio tan ridículo es el ser rabioso y enfadarse por las cosas. Hay algunos que por cualquier cosa que les disgus¬ te, se ponen a rabiar, a patalear, a llorar, a gru¬ ñir, a chillar. Estos son unos verdaderos chiqui¬ llos, y menos que chiquillos, chiquillas! ¡Qué cosa más ridicula! No seas rabioso, ni iracundo, ni rencoroso, ni vengativo. Aprende a sufrir las contradicciones desde ahora, para después. Jesús fué muy suave y manso de corazón con todos, aun con sus enemigos, aun con Judas. Y decía: Aprended de mí, porque soy manso y hu¬ milde de corazón. 24. No te olvides de que eres cristiano. — Este título es el más glorioso que tienes. Obra siempre como cristiano. Ser cristiano es mejor que ser noble, mejor que ser sabio, mejor que ser rico, mejor que todo lo demás. ¡Hombre de Cristo! ¡Hijo de Cristo! ¡Hermano de Cristo! Cristianos fueron los Apóstoles, los mártires, las vírgenes,'todos los Santos. Cristianos han sido todos los mejores hombres del mundo.. Yo soy cristiano. Yo quiero vivir como cris¬ tiano. Yo quiero morir como cristiano. Yo quie¬ ro perder todas las cosas antes que dejar de ser cristiano. 44 Consejos Pero si eres cristiano... ¡vive como cristiano! 25. No te perdones.—Te aconsejo que te examines muchas veces acerca de lo que haces y dices y aun piensas. Y si ves que has tenido malas obras, o malas conversaciones, o malos pensamientos y deseos, no te perdones. Confiésate a ti mismo que has hecho mal, que has cometido una bajeza, o una tontería, o lo que sea. Y aun ponte alguna penitencia antes de acos¬ tarte, como el dejar alguna golosina innecesaria, o rezar algo en cruz, o besar el suelo, o dar de tu dinero algo a algún pobre, o alguna otra cosa que te cuesteun poco, no mucho, si no es gran¬ de la falta. Así te irás formando el carácter muy bien. Hay algunos que todo lo suyo Id quieren excusar y defender. Es noble, cuando uno obra mal, confesarlo. 26. No te acuestes en pecado.—Yo quisiera que nunca cometieses un pecado mortal. Pero si alguna vez tienes esa desgracia, yo te aconsejo que no te acuestes sin antes librarte del pecado. ¿Quién sabe si despertarás?... Pues ¿qué has de hacer? Lo mejor sería con¬ fesarte, si fácilmente puedes. Pero si no puedes confesarte, antes de acostarte reza con mucha verdad un acto de contrición, diciendo con fer¬ vor él Señor mío Jesucristo... o haz un acto de amor de Dios, diciendo: Dios mío. aunque he tenido la desgracia de ofenderos, perdonadme; porque yo os amo con todo mi corazón, por ser vos tan bueno como sois. Y así puedes ir tranquilo a dormir en pazcón Dios, que es tan bueno que perdona los pecados sólo con esto. 27. No calles pecados.—Si alguna vez co¬ metes algún pecado que te dé vergüenza el con¬ fesarlo, no seas tonto, no dejes de confesarlo a tu confesor. Así lo manda Jesucristo. No temas, porque te tratará bien el confesor. del mes 45 Confiésale todo porque él te aconsejará y te ani¬ mará, y te librará del peligro. Los jóvenes tenéis una mala costumbre y es dejar al confesor cuando empezáis a cometer pe¬ cados que os dan vergüenza. Pero ¡atended! precisamente entonces es cuando más falta os hace eíconfesor, y cuando más conviene que seáis francos con él; porque así él con mucho cariño os sostendrá, os librará del peligro y os educará. Si tuvieseis un confesor fijo desde los diez hasta los veinte años, os libraríais de ser inalos. Atended mucho a este consejo. Es muy bueno. 28. No dejes de comulgar cada semana. Yo quisiera que comulgases cada día. La mejor devoción que puedes tener y la mejor costumbre de toda tu vida sería oír misa y comulgar cada día. Pero si no lo haces cada día, le pido con todo mi corazón que no dejes de comulgar cada semana por lo menos. La comunión es el mejor medio de librarte del pecado y de ser un buen cristiano. La comunión nos hace amigos de Jesucristo y semejantes a El, y dignos de más gloria, y es una prenda de predestinación. Jesús se ha hecho pan por ti, y desea que le re¬ cibas frecuentemente ¿Y tú serás el que no quie¬ ras recibirle? ¡Qué ingrato y qué necio serías! 29. Amale a Dios sobre todas las cosas.— Amigo mío, el primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas. Sí, amale a Dios. ¡Qué bueno es Dios para ti! Te ha dado todo lo que eres y todo lo que tie¬ nes: tu cuerpo y tu alma, tus potencias y sen¬ tidos. Te ha dado todo cuanto fe rodea: tu familia, tus padres, tus parientes, amigos, casa, mue¬ bles, y todas las cosas. Te ha dado toda la creación: alimento, vesti- 46 Consejos do, aire, luz, agua, campos, mar, cielos, salud, alegría, iodo... Te ha hecho crisiiano y te quiere llevar a la gloria, y para ello se hizo hombre y murió por ti. ¡Qué bueno es Dios! Amale sobre todas las cosas y no le ofendas jamás. 30. Ama a la Virgen como a tu madre.— Jesucristo, hijo de María, quiso que su madre fuese también madre nuestra. María es la más santa de todas las Santas y de todos los Santos. Es la más buena de todas las madres. Después de Dios no hay nadie me¬ jor que la Virgen, ni nadie que nos quiera más y nos haga más bien que la Virgen. Ella puede en el cielo conseguir lo que quiere. El mejor medio para hacerse santo es amar mucho a la Virgen. El mejor medio para salir de los pecados es amar mucho a la Virgen. El mejor medio para ir al cielo es amar mucho a la Virgen. Nunca dejes de llevar alguna medalla o esca¬ pulario de la Virgen. Sé congregante de la Vir¬ gen, sé muy devoto de la Virgen, y ámala como a tu mejor madre. 31. Ten mucha devoción al Corazón de Jesús.—Esta devoción es muy buena, y Jesucris¬ to, apareciéndose a Santa Margarita, le dijo que quería que los cristianos de estos últimos tiempos tuviesen esta devoción, y que a los que la tuviesen él les amaría mucho y les concede¬ ría muchas gracias. Mira al Corazón de Jesús; con ese Corazón te amó y te ama Jesús muchísimo. Pero los hombres malos ofenden mucho al divino Corazón tan bueno. Tú le debes amar: por ti, por lo mucho que te amó. y por los demás, por lo mucho que le ofenden. Al Corazón de Jesús 47 PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS A SUS DEVOTOS Para animarnos a esta devoción el Corazón de Jesús hizo a Santa María Margarita estas promesas: 1. A las almas consagradas a mi Corazón les daré las gracias necesarias para su estado. 2. Daré paz a sus familias. 3. Las consolaré en todas sus aflicciones. 4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida y principalmente en la hora déla muerte. 5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas. 6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia. 7. Las almas tibias se harán fervorosas. 8. Las almas fervorosas se elevarán rápida¬ mente a gran perfección. 9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón se exponga y sea honrada. 10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos. 11. Las personas que propaguen esta devo¬ ción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él. 12. A Iodos los que comulgen nueve prime¬ ros viernes de mes continuos, el amor omnipo¬ tente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final. DEVOCIONES AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Consagración al Corazón de Jesús (ante una imagen del Corazón divino).—¡Oh amabi¬ lísimo Jesús! en testimonio de mi agradecimiento y en reparación de mis muchas infidelidades, yo os ofrezco mi corazón, me consagro completa- 48 Devociones mente a Vos y p ropongo con vuestra gracia nunca jamás ofenderos. Oración al Corazón de Jesús.—¡Oh buen Jesús! padre, amador y bienhechor de los hom¬ bres; yo adoro tu Sacratísimo Corazón, templo de caridad infinita, te doy gracias por lo mucho que tu corazón nos ama, te pido perdón por los agravios con que todos los hombres te hemos ofendido, y por las ingratitudes con que hemos correspondido a tu amor; y te suplico que no re¬ tires jamás de nosotros tu airor y tu gracia, para que te amemos más y más cada día, y viva¬ mos en tu Sagrado Corazón y muramos en e'l, para verte y amarte de veras en la tierra y en el cielo. Amén Comunión de los nueve primeros viernes de mes.—El Corazón de Jesús desea que sus devotos comulgen los primeros viernes de mes. y a los que comulgen nueve veces seguidas el primer viernes les ha prometido que les conce¬ derá una buena muerte. No dejes de hacer algu¬ na vez este obsequio al Corazón de Jesús. Y cuando comulgues dirás esta oración. Oración de los primeros viernes.—Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísi¬ ma misericordia prometisteis la gracia de la per¬ severancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes seguidos; acordaos de esta promesa, y a mí, indigno siervo vuestro, que acabo de reci¬ biros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pe¬ cados, creyendo en vos con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amaníísimo y amabilísimo Corazón. Amén. Corazón de Jesús, casa de Dios y Puerta del Cielo, tened piedad de nosotros.—Corazón de Jesús, rico con todos los que os invocan, tened a la Santísima Virgen 49 piedad de nosoiros.—Corazón de Jesús, espe¬ ranza de los que mueren en vos, tened piedad de nosotros. Corazón de Jesús, en vos confío. 300 días de indulgencia. DEVOCIONES A LA VIRGEN SANTÍSIMA La Virgen María es la Madre de Dios y además es tu madre y de todos los hombres. Si supieses los innumerables beneficios que hace a los hom¬ bres mucho la amarías, y mucha devoción la tendrías. La devoción a la Virgen es señal de predesti¬ nación. Ningún devoto de la Virgen se condena¬ rá. La devoción a la Virgen es uno de los más eficaces medios de santificarse. Todos los san¬ tos han sido devotos de la Virgen. La devoción a la Virgen es uno delos mejores medios para no ser deshonesto y guardar la pureza. La devo¬ ción a la Virgen es uno de los mejores consuelos que tenemos a la hora de la muerte. La devoción a la Virgen, sobre todo de! Carmen, es el mejor medio para no tener mucho purgatorio. Una de las mejores devociones a la Virgen es rezarle todos los días tres Ave Marías. Muchos tienen esta práctica como uno de los medios seguros para asegurar la salvación. ' Oración de San Bernardo.—Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que uno solo de cuanto^ han acudido a vuestra protección, e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. Yo pecador, animado con tal confianza, acudo a vos, oh Madre, Virgen de las vírgenes, a vos vengo, delante de vos me presento gimiendo. No queráis, oh Madre del Verbo, despreciar mis palabras; antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Ame'n. 300 días cada vez, plenaria al mes. Oración eficaz.—¡Oh Señora mía! ¡Oh Ma- 50 Devociones dre mía! Yo me entrego del iodo a vos, y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, oh Madre de piedad, guardadme y de- fendedme como cosa y posesión vuestra. Tres Ave Marías. 100 días una vez al día, rezándola mañana y tarde; plenaría a1 mes. A la Santísima Virgen.—¡Oh Señora mía, Santa María! yo encomiendo mi alma y mi cuer¬ po a tu bendito patrocinio y singular protección, y en el seno de tu misericordia la deposito ahora y siempre y en la hora de mi muerte. En tus ma¬ nos pongo toda mi esperanza y consolación, todas mis angustias y miserias, mi vida y el fin de ella, para que por tu santísima intercesión y méritos, todas mis obras reciban y lleven impre¬ so el sello de tu beneplácito y el de tu divino Hijo. Amén. 200 días, una vez al día. Bendita sea tu pureza Y eternamente lo sea, Pues todo un Dios se recrea En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, Te ofrezco desde este día Alma, vida y corazón; Mírame con compasión, No me dejes, Madre mía. A la Santísima Virgen para obtener bue¬ na muerte.—¡Oh María concebida sin pecado! ruega por nosotros que acudimos a ti. ¡Oh refu¬ gio de los pecadores, madre de los moribundos! no nos abandones en la hora de nuestra muerte; sino alcánzanos perfecto dolor, sincera contri¬ ción y perdón de nuestros pecados; que reciba- Santo Rosario 51 mos dignamente el Viático y nos robustezcamos con el sacramento de la Extremaunción, para que nos podamos presentar seguros ante el trono del justo, pero también misericordioso Juez, Dios y Redentor Nuestro. Amén. 100 días, una vez al día. MODO DE REZAR ÉL SANTO ROSARIO Por la señal, etc. Señor mío Jesucristo, etc. Domine, labia mea aperies.—Eí os meum an- nuritiavit laudem fuam. Deus, in ediutorium meum inlende.—Dominé ad adiuvandum me festina (1). Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. María Madre de gracia, Madre de misericor¬ dia, defiéndenos del enemigo, y ampáranos aho¬ ra y en la hora de la muerte. LUNES Y JUEVES (MISTERIOS QOZOSOS) 1 .er misterio: La Encarnación del Hijo de Dios, Padre nuestro y diez A ve Marías y Gloria. María Madre de gracia, etc. (Y así en todos los misterios). 2.° misterio: La Visitación de nuestra Señora. 5.er misterio: El Nacimiento del Hijo de Dios. 4.° misterio: La Purificación de N'tra. Señora. 5.° misterio: El Niño perdido y hallado en el Templo. María Madre de gracia, etc. Estos misterios se variarán en otros días de este modo: (1) Señor, abre mis labios.—Y mi boca pronunciará tus alabanzas. —Dios mío, acude en mi auxilio.—Señor, acude a ayudarnos. 52 Devociones martes y viernes (misterios dolorosos) 1.cr mislerio: La Oración del Huerto. Padre nuestro y diez A ve Marías y Gloria. María Madre de gracia, etc. (Y así en todos los misterios). 2.° misterio: La Flagelación de nuestro Señor Jesucristo. 5.er misterio: La Corona de Espinas. 4.° misterio: La Cruz a cuestas. 5.° misterio: La Crucifixión y muerte del Hijo de Dios. MIÉRCOLES, SÁBADO Y DOMINGO (misterios gloriosos) 1 .er misterio: La Resurrección del Hijo de Dios. Padre nuestro y diez A ve Marías y Gloria. María Madre de gracia, etc. (Y así en todos los misterios). 2.° misterio: La Ascensión del Hijo de D¡os. 5.er misterio: La venida del Espíritu Santo. 4.° misterio: La Asunción de nuestra Señora. 5.° misterio: La Coronación de Ntra. Señora. 9 DESPUÉS DE LOS MISTERIOS Padre nuestro... Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, llena eres de gracia, etc. Santa María, etc. Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, llena eres de gracia, etc. Santa María, etc. Dios te salve, María. Esposa de Dios Espíritu Santo, llena eres de gracia, etc. Santa María, etc. Dios te salve, María, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad. Gloria al Padre, etc. Sanio Posario LETANIA DE NUESTRA SEÑORA Kyrie, eleison. Chrisíe, eleison. Kyrie, eleison. Chrisíe, audi nos. Chrisíe, exaudi nos. Paíer de coelis, Deus, Miserere nobis. Fili Redemptor mundi, Deus, Miserere nobis. Spiritus Sánete, Deus, Miserere nobis. Sancta Triniías, unus Deus, Miserere nobis. Sancta Maria, Sancta Dei Genitrix, Sancta Virgo Virginum, Mater Chrisli, Mater divinae gratiae, Mater purissima, Maler castissima, Mater inviolata, Mater intemerata, Mater immacu'ata, Mater amabilis. Mater admirabilis, Mater Boni Consilii, Mater Creaioris, Mater Salvatoris. Virgo prudentissima, Virgo veneranda. Virgo prcedicanda, Virgo potens, Virgo clemens, Virgo fidelis, Speculum justiíiee, Sedes sapienliae; Causa nostrae lsetííiae, Vas spirituale, Vas honorabile, Vas insigne devotionis, Rosa Mysíica, 54 Devociones Turris davidica, Turris ebúrnea, Domus aurea, Foederis arca, Janua coe'i; Sfella matulina, Salus infirmorum, Refugiurn peccatorum, Consolatrix aflicíorum, Auxilium christianorum, Regina Angelorum Regina Patriarcharum, Regina Prophelarum, Regina Apostolorum, Regina Marlyrum, Regina Confessorum, Regina Virginum, » Regina Sanctorum omnium, Regina sine labe originad concepta, Regina sacratissimi Rosarii, Regina pacis, Agnus Dei, qui tollis peccaía mundi, Parce nobis, Domine. Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, Exaudí nos, Domine. Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, Miserere nobis. Sub tuum preesidium confugimus, Sancía Dei Genitrix, riostras deprecationes ne despidas in necessitatibus sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa eí benedicta. y. Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix. $. Ut digni efficiamur promissionibus Christi. Oremus. Gratiam tuam quaesumus, Domine, mentibus nostris infunde, ut qui Angelo nuntian- te, Christi Filii tui incarnationem cognovimus, per passionem ejus et crucem ad resurrecíionis gloriam perducamur, Per eumdem Chrisíum Do- minurn noslrum. Amen. t GÉ O AI patriarca San José 55 (En castellano). y. Ruega por nos, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo. Oración. Te rogamos, Señor, que infundas en nuestros corazones tu gracia, para que así como por el anuncio del Angel conocimos la encarnación de Jesucristo tu Hijo, así por su pa¬ sión y cruz seamos conducidos a la gloria de su resurrección. Por el mismo Jesucristo nues¬ tro Señor. Amén. Credo y Salve a los Sagrados Corazones de Jesús y María. Ave María Purísima.—Sin pecado concebida. congregación mariana La Congregación Mariana es una Congrega¬ ción de jóvenes que se reúnen para honrar a la Santísima Virgen, y mediante su protección y su ejemplo animarse más y más para conservarse sin pecado, librarse de peligros, practicar una vida fervorosa y cristiana y hacer algunas obras buenas de caridad y celo. La Congregación Mariana, donde la hay, es un medio muy bueno para conservarse bien los jóvenes, y una de las mejores maneras de prac¬ ticar la devoción a la Virgen. Si hay Congrega¬ ción en tu pueblo entra en ella y procura ser buen Congregante. devociones al patriarca san josé San José es el Padre de jesús, el Esposo de la Virgen
Compartir